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INFORME SOBRE

PROPUPUESTAS
ALTERNATIVAS A LA
VACUNACIÓN
FRENETE A LA
PANDEMIA DE
COVID-19

6TO MEDICINA 3
INTEGRANTES: ENZO SUÁREZ
MARIA PIA TRINDADE
GUILLERMO TEIXEIRA
FELIPE SUÁREZ
MICAELA PAZ
INFORME DE ACTIVIDADES
Con el presente informe presentaremos las propuestas alternativas a la
vacunación por la pandemia de COVID-19. De tal manera abarcaremos desde el
comienzo de la pandemia hasta la actualidad con el avance clínico, farmacológico
y médico ya obtenido hasta la actualidad.
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
Tener presente las actuales alternativas a las variables vacunas contra el virus de
la nueva enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19). Ya sea por la falta de
respuesta del sistema inmunológico, (de esta manera afectando otros aparatos y
sistemas) frente a las vacunas o por simple decisión de no optar por ellas.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
 En primer lugar, conocer como comenzó la primera infección de los
primeros pacientes y como se llevó a cabo los criterios de inclusión y
similitudes genómicas para identificar el nuevo virus.
 Entender y comprender composición de bases genéticas y moleculares de
SARSCoV-2.
 Cómo funciona la defensa del organismo contra las infecciones; el Sistema
Inmunitario.
 Informar sobre el tipo de vacunas, como es su funcionamiento y sus efectos
secundarios.
 Plantear las propuestas alternativas a la vacunación que surgieron en otros
países.
 Comprender y presentar el proyecto clínico alternativo del Laboratorio de
Moléculas Bioactivas del Centro Universitario Regional Litoral Norte de la
Universidad de la República (Udelar) en Paysandú.
 Puesta en común analizando los aspectos positivos y negativos de cada
una de las propuestas alternativas a la vacunación por COVID-19.
ACTIVIDADES REALIZADAS:
 Definición de las distintas actividades que se llevaron a cabo para presentar
el presente informe y su defensa oral para el respectivo debate.
 Etapa de recolección de datos e información confiable verificada. Se realizó
análisis de los datos, su selección y descartes que no sirven a la cuestión,
su organización y compresión.
 Síntesis del producto del análisis con las con sus aspectos positivos y
negativos sobre las propuestas alternativas a la vacunación por COVID-19.
INTRODUCCIÓN
A fines de diciembre de 2019, los centros de salud locales en Wuhan, provincia
de Hubei, China. Informaban sobre grupos de pacientes que presentaban una
neumonía de etiología desconocida. Desde el principio, se advertía que estos
grupos de pacientes estaban vinculados epidemiológicamente con un mercado
mayorista de mariscos de la cuidad. Posteriormente, científicos chinos
identificaron al agente causal como un nuevo coronavirus (CoV) y su secuencia
genómica se hizo pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció
el nombre oficial de la nueva enfermedad como “enfermedad por coronavirus
2019” (COVID-19); y El Comité Internacional de Taxonomía de Virus lo nombró
SARS-CoV-2.
Se realizó búsqueda bibliográfica en Pubmed y Clinical Key donde se
seleccionaron 22 artículos de acuerdo con los criterios de inclusión. SARS-
CoV-2 pertenece al género de los Betacoronavirus y tiene similitudes
genómicas con SARS-CoV y MERS-CoV.
BASES GENÉTICAS Y MOLECULARES DE SARSCoV-2
Mediante imágenes de microscopía electrónica de transmisión, la apariencia
que tiene la partícula vírica o virión de SARS-CoV-2 es la de una corona solar
(de allí el nombre de coronavirus). Esta partícula vírica presenta una
morfología esférica de un diámetro que varía entre 60 a 140 [nm] junto con
espigas o “Spikes” de 8 a 12 [nm] de longitud aproximadamente (Jun, 2020).
La estructura del virión consiste principalmente en una nucleocápside (que
protege al material genético viral) y en una envoltura externa. En la
nucleocápside, el genoma viral está asociado con la proteína de la
nucleocápside (N), la cual, se halla fosforilada e insertada dentro de la bicapa
de fosfolípidos de la envoltura externa. En cuanto a la envoltura externa, allí se
encuentran proteínas estructurales principales denominadas proteína Spike
(S), proteína de membrana (M) y proteína de envoltura (E), además, de
proteínas accesorias, tales como, la proteína hemaglutinina esterasa (HE),
proteína 3, proteína 7a, entre otras. Entre las funciones de las proteínas
estructurales principales están: La proteína (S) facilita la unión del virus al
receptor de la célula huésped, la proteína (M) ayuda a mantener la curvatura
de la membrana y la unión con la nucleocápside, la proteína (E) juega un papel
importante en el ensamblaje y liberación del virus y la proteína (N) forma parte
de la nucleocápside al unirse al material genético viral. La proteína accesoria
(HE) se halla solo en algunos Betacoronavirus y su actividad esterasa facilita la
entrada del virus en la célula huésped, además, de ayudar en la su
propagación.
El virión de SARS-CoV-2 consta de una nucleocápside y de una envoltura
externa compuesta por proteínas estructurales principales y accesorias. Su
material genético consiste en una cadena de RNA monocatenario de polaridad
positiva, en el que, se codifican proteínas importantes para su transcripción y
replicación. El mecanismo de infección de SARS-CoV-2 comienza con la unión
del virión a un receptor (ACE2) de la célula huésped y su posterior entrada por
endocitosis. El genoma RNA viral se libera al citoplasma donde se transcriben
y se traducen las proteínas necesarias para la producción de las proteínas
estructurales y para la replicación de su material genético. Posteriormente, el
RNA replicado se asocia con la nucleocápside y se ensambla junto con las
proteínas estructurales para conformar las partículas víricas que serán
liberadas de la célula infectada. El sistema inmune hace frente a la infección
viral mediante el reconocimiento de patrones moleculares asociados a
patógenos (PAMPs) por parte de la inmunidad innata y por la acción de los
linfocitos T y B por parte de la inmunidad humoral. El conocimiento de las
bases genéticas y moleculares de SARS-CoV-2 permitió visualizar la
posibilidad de establecer tratamientos farmacológicos o desarrollo de vacunas
para controlar y disminuir los efectos patogénicos de la enfermedad.
EL SISTEMA INMUNITARIO: LA DEFENSA DEL ORGANISMO CONTRA LAS
INFECCIONES
Para entender cómo actúan las vacunas contra el COVID-19 es útil primero
saber cómo combate las enfermedades nuestro organismo. Cuando los
gérmenes, como el virus que causa el COVID-19, invaden nuestro organismo,
atacan y se multiplican. Esta invasión, llamada infección, es lo que causa la
enfermedad. Nuestro sistema inmunitario tiene diversas herramientas para
combatir las infecciones. La sangre contiene glóbulos rojos que transportan
oxígeno a los tejidos y órganos, y glóbulos blancos o inmunitarios que
combaten las infecciones. Los diferentes tipos de glóbulos blancos combaten
las infecciones de diferentes maneras:
• Los macrófagos son glóbulos blancos que absorben y digieren los
gérmenes y las células muertas o a punto de morir. Los macrófagos dejan en el
organismo los llamados “antígenos” que son partes de los gérmenes invasores.
El organismo identifica los antígenos como peligrosos y estimula los
anticuerpos para que los ataquen.
• Los linfocitos B son glóbulos blancos que actúan como defensa. Producen
anticuerpos que atacan las partes del virus que dejaron atrás los macrófagos.
• Los linfocitos T son otro tipo de glóbulo blanco. Atacan a las células del
organismo que ya están infectadas.
La primera vez que una persona se infecta con el virus que causa el COVID-
19, su cuerpo puede demorar varios días o semanas en desarrollar y usar
todas las herramientas necesarias para combatir los gérmenes y vencer la
infección. Después de la infección, el sistema inmunitario de la persona
recuerda lo que aprendió sobre cómo proteger al organismo de la enfermedad.
El organismo conserva algunos linfocitos T, conocidos como "células de
memoria", que entran en acción rápidamente si el organismo se vuelve a
encontrar con el mismo virus. Cuando se detectan los antígenos familiares, los
linfocitos B producen anticuerpos para atacarlos. Los expertos siguen
estudiando para comprender durante cuánto tiempo estas células de memoria
pueden proteger a una persona contra el virus que causa el COVID-19.
TIPOS DE VACUNAS
En la actualidad, hay tres tipos principales de vacunas contra el COVID-19 que
están autorizadas y son recomendadas, o que están en etapa de ensayos
clínicos a gran escala (fase 3) en los Estados Unidos. A continuación
describimos cómo actúa cada tipo de vacuna para hacer que nuestro
organismo reconozca el virus que causa el COVID-19 y nos proteja del mismo.
Ninguna de estas vacunas puede hacer que usted se enferme con el COVID-
19.
Las vacunas ARNm contienen material del virus que causa el COVID-19, el
cual instruye a nuestras células a crear una proteína inocua que es exclusiva
del virus. Una vez que nuestras células copian la proteína, destruyen el
material genético de la vacuna. Nuestro organismo reconoce que esa proteína
no debería estar presente y crea linfocitos T y linfocitos B que recordarán cómo
combatir el virus que causa el COVID-19 si nos infectamos en el futuro.
Las vacunas de subunidades proteicas incluyen porciones inocuas (proteínas)
del virus que causa el COVID-19, en lugar del germen completo. Una vez que
recibimos la vacuna, nuestro organismo reconoce que esa proteína no debería
estar presente y crea linfocitos T y anticuerpos que recordarán cómo combatir
el virus que causa el COVID-19 si nos infectamos en el futuro.
Las vacunas de vectores contienen una versión modificada de otro virus
diferente del virus que causa el COVID-19. Dentro de la envoltura del virus
modificado, hay material del virus que causa el COVID-19. Esto se llama
"vector viral". Una vez que el vector viral está en nuestras células, el material
genético les da instrucciones a las células para que produzcan una proteína
que es exclusiva del virus que causa el COVID-19. Con estas instrucciones,
nuestras células hacen copias de la proteína. Esto despierta en nuestro
organismo una respuesta y empieza a crear linfocitos T y linfocitos B que
recordarán cómo combatir el virus si nos llegamos a infectar en el futuro.
TIPOS DE REACCIONES ADVERSAS
Las reacciones adversas siguientes a la vacunación pueden clasificarse, en
función de su causa. La OMS las clasifica en cinco categorías, reflejadas en la
tabla 1 y en la infografía.
Tabla 1. Tipos de reacciones vacunales.
PROPUESTAS ALTERNATIVAS A LA VACUANCIÓN CONTRA COVID-19
Durante los primeros meses de la pandemia, el desconocimiento de la enfermedad
llevó a emplear diferentes tratamientos con el fin de aliviar los cuadros más graves
de la enfermedad del coronavirus. En ese tiempo, algunos fármacos como la
ivermectina, la hidroxicloroquina o la dexametasona fueron los empleados para
tratar la COVID.
Sin embargo, de estos tuvieron resultados muy variados: Por ejemplo, la
hidroxicloroquina fue ampliamente usada en el ensayo de solidaridad puesto en
marcha por la OMS. Es un principio activo antimalárico o antipalúdico, sin
embargo, la OMS decidió retirarlo del ensayo por su falta de eficacia contra la
enfermedad.
Algo parecido ocurrió con la dexametasona ya que en casos leves o graves se
vieron pequeñas mejoras en algunos pacientes, pero esto era demasiado
insignificante y la OMS decidió que es mejor dejar los reservorios del fármaco a
pacientes que lo necesitan con más urgencia en el tratamiento de otras
enfermedades y el tratamiento de Sars-cov 2 grave.; “La dexametasona se debe
reservar para los enfermos que más la necesitan. No es conveniente acumular
existencias de este fármaco.” Dijo la OMS.
Sin embargo, hay aún una opción prometedora para el tratamiento de la
enfermedad con un fármaco; Ivermectina un antiparasitario común en el
tratamiento de zika, dengue o el virus del Nilo Occidental y otros 300 virus
distintos, por lo que el doctor Carlos Chaccour investigador de Instituto de Salud
Global de Barcelona y médico de la Clínica Universidad de Navarra decidió que
podría ser una buena opción para investigar su uso en la infección por Sars-cov 2
Este realizo un ensayo con 24 pacientes positivos de Sars-cov 2, con síntomas
medios, y leves. De estos, 50% con placebo y el otro 50% utilizo una dosis única
de 400mcg/kg de Ivermectina, estos pacientes tenían una edad media de 26 años,
(de 18 a 54, mitad de estas mujeres) El grupo de ivermectina tuvo una mediana de
cargas virales más baja en los días 4 y 7 después del tratamiento, así como una
mediana de títulos de IgG más baja el día 21 después del tratamiento. La hiposmia
/ anosmia y la tos fueron menos frecuentes en el grupo de ivermectina. En
conclusión, entre los pacientes con covid leve y medio sin factores de riesgo que
recibieron una dosis única de ivermectina dentro de las 48 horas posteriores al
inicio de la fiebre o la tos, no hubo diferencia en la proporción de positivos por
PCR. Sin embargo, hubo una marcada reducción de la anosmia / hiposmia, una
reducción de la tos y una tendencia a disminuir las cargas virales y los títulos de
IgG, lo que amerita una evaluación en ensayos más grandes.
ANTICUERPOS MONOCLONALES PARA LA RESPUESTA DE SARS-CoV-2
La atención del mundo está puesta en las vacunas contra el Covid-19, lo que ha
eclipsado los tratamientos que actualmente podrían ser factibles contra la
enfermedad.
No existe un fármaco milagroso, pero sí ha habido avances en algunas terapias
que ayudan a que los síntomas sean más leves o a que las personas se recuperen
más rápido.
El tratamiento imita la reacción del sistema inmunológico a la infección,
bloqueando las proteínas del virus que le permiten adherirse a las células y entrar
en ellas. Según estudios, reducen la probabilidad de muerte.
Bamlanivimab es un anticuerpo neutralizante que actúa sobre la proteína spyke
del SARS-CoV-2 para bloquear la unión y la entrada del virus en las células
humanas y de esta forma neutralizarlo. Bamlanivimab surgió de la colaboración
entre Lilly y AbCellera para crear terapias con anticuerpos para la prevención y el
tratamiento de la COVID-19. Bamlanivimab está autorizado por la Food and Drug
Administration (FDA) de Estados Unidos para uso de emergencia como
tratamiento Covid-19 leve a moderado en pacientes con alto riesgo de progresión
a COVID-19 grave y/o de hospitalización.
VIR-7831 es un anticuerpo monoclonal de doble acción que fue seleccionado para
su desarrollo clínico por su potencial para bloquear la entrada del virus en las
células sanas y destruir las células infectadas, así como por su baja probabilidad
de generar resistencia. En los ensayos preclínicos se demostró que el anticuerpo
tenía capacidad para neutralizar el virus vivo del SARS-CoV-2 al unirse a un
epítopo del SARS-CoV-2 que también está presente en el SARS-CoV-1, lo que
indica que el epítopo se conserva en gran medida y eso puede dificultar el
desarrollo de mutaciones que confieran resistencia. Vir y GSK están estudiando
VIR-7831 como parte de su colaboración para investigar y desarrollar soluciones
para los coronavirus, incluido el SARS-CoV-2.
Durante los primeros meses de la pandemia, el desconocimiento de la enfermedad
llevó a emplear diferentes tratamientos con el fin de aliviar los cuadros más graves
de la enfermedad del coronavirus. En ese tiempo, algunos fármacos como la
ivermectina, la hidroxicloroquina o la dexametasona fueron los empleados para
tratar la COVID.
Sin embargo, de estos tuvieron resultados muy variados.
Por ejemplo, la hidroxicloroquina fue ampliamente usada en el ensayo de
solidaridad puesto en marcha por la OMS. Es un principio activo antimalárico o
antipalúdico, sin embargo, la OMS decidió retirarlo del ensayo por su falta de
eficacia contra la enfermedad.
Algo parecido ocurrió con la dexametasona ya que en casos leves o graves se
vieron pequeñas mejoras en algunos pacientes, pero esto era demasiado
insignificante y la OMS decidió que es mejor dejar los reservorios del fármaco a
pacientes que lo necesitan con más urgencia en el tratamiento de otras
enfermedades y el tratamiento de Sars-cov 2 grave.; “La dexametasona se debe
reservar para los enfermos que más la necesitan. No es conveniente acumular
existencias de este fármaco.” Dijo la OMS.
Sin embargo, hay aún una opción prometedora para el tratamiento de la
enfermedad con un fármaco; Ivermectina un antiparasitario común en el
tratamiento de zika, dengue o el virus del Nilo Occidental y otros 300 virus
distintos, por lo que el doctor Carlos Chaccour investigador de Instituto de Salud
Global de Barcelona y médico de la Clínica Universidad de Navarra decidió que
podría ser una buena opción para investigar su uso en la infección por Sars-cov 2
Este realizo un ensayo con 24 pacientes positivos de Sars-cov 2, con síntomas
medios, y leves. De estos, 50% con placebo y el otro 50% utilizo una dosis única
de 400mcg/kg de Ivermectina, estos pacientes tenían una edad media de 26 años,
(de 18 a 54, mitad de estas mujeres) El grupo de ivermectina tuvo una mediana de
cargas virales más baja en los días 4 y 7 después del tratamiento, así como una
mediana de títulos de IgG más baja el día 21 después del tratamiento. La hiposmia
/ anosmia y la tos fueron menos frecuentes en el grupo de ivermectina. En
conclusión, entre los pacientes con covid leve y medio sin factores de riesgo que
recibieron una dosis única de ivermectina dentro de las 48 horas posteriores al
inicio de la fiebre o la tos, no hubo diferencia en la proporción de positivos por
PCR. Sin embargo, hubo una marcada reducción de la anosmia / hiposmia, una
reducción de la tos y una tendencia a disminuir las cargas virales y los títulos de
IgG, lo que amerita una evaluación en ensayos más grandes.
CIENÍFICOS URUGUAYOS PROPONEN IMPLEMENTAR TERAPIA ANTIVIRAL
COMBINADA CONTRA EL SARS-COV2
El tratamiento consiste en la administración de favipiravir ‒un inhibidor de la ARN
polimerasa‒ y un medicamento de intervención celular que podría reducir y
controlar la infección en pocos días.
En el Laboratorio de Moléculas Bioactivas del Centro Universitario Regional Litoral
Norte de la Universidad de la República (Udelar) en Paysandú, una de las
principales líneas de investigación es el “descubrimiento y desarrollo de nuevos
medicamentos”, cuenta el bioquímico Guzmán Álvarez. Desde hace algunos años,
uno de los equipos de investigación dentro del laboratorio, que él mismo lidera, se
dedica específicamente al estudio de la terapia antirretroviral ‒incluido el virus de
la inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida‒, buscando nuevas
moléculas que tengan actividad sobre el virus. Pero la rutina de trabajo en el
laboratorio se vio interrumpida con la llegada de la pandemia por covid-19, como
todos los ámbitos de la vida. Toda la comunidad científica uruguaya se puso a
buscar formas de colaborar con el control de la expansión del virus y el tratamiento
de las personas infectadas desde sus lugares de trabajo, y los investigadores del
laboratorio de Paysandú no fueron la excepción.
El trabajo desarrollado con VIH/sida, un virus ARN como el SARS-CoV-2, les
proporcionó a los investigadores el background necesario y los inspiró a presentar
una propuesta sin precedentes en el tratamiento del coronavirus. Aunque estos
virus no son modelos extrapolables, aclara Álvarez de antemano, “tienen ciertas
similitudes” que permiten pensar que es posible aplicar una estrategia antiviral
para el SARS-CoV-2, como se hace con el VIH/sida. Esta terapia se lleva adelante
siempre en combinación con al menos dos medicamentos, y ha demostrado su
éxito en el tratamiento de la infección, explica el bioquímico. La propuesta de los
investigadores consiste en “combinar un medicamento inhibidor de la ARN
polimerasa y otro fármaco de intervención de factores celulares que son
indispensables para la correcta replicación del virus”, sin afectar el correcto
funcionamiento celular, explica Álvarez. Antes de entrar en profundidad, veamos el
proceso de elaboración del ensayo.
Por la experiencia en el trabajo con el virus VIH/sida, los investigadores partieron
de la idea de que la monoterapia no es exitosa para combatir un virus ARN, por
eso optaron por la terapia combinada. “Si se trata con un medicamento solo [en
monoterapia] durante mucho tiempo, a una población x en el caso de un virus
ARN, puede ocurrir que a corto plazo genere resistencia. Pero si yo tengo dos
medicamentos que están actuando en diferentes vías, eso dificulta la aparición de
variantes resistentes viables, ya que es más difícil que aparezcan variantes con
múltiples mutaciones que lleven a evadir la acción de dos medicamentos y que
además sean viables, es decir que realicen un correcto proceso de replicación
viral”
Favipiravir y remdesivir
La primera búsqueda tenía el objetivo de identificar qué medicamentos se estaban
usando en el mundo para el tratamiento de coronavirus y cuáles tenían mayor
potencial antiviral, particularmente los que estuvieran disponibles en Uruguay. En
la revisión de los estudios clínicos de reposicionamiento, los investigadores
encontraron “más de 24 ensayos clínicos relacionados con más de 20
medicamentos como inmunoglobulina humana, interferones, cloroquina/
hidroxicloroquina, arbidol, remdesivir, favipiravir, lopinavir, ritonavir, oseltamivir,
metilprednisolona, bevacizumab y medicina tradicional china”.
Luego de esa extensa revisión, surgieron dos fármacos prometedores: favipiravir y
remdesivir. Ambos fármacos se diferencian del resto de los medicamentos que se
han usado para reposicionamiento porque “tienen un mecanismo de acción
definido”, manifestó Álvarez: “Se sabe exactamente qué es lo que le hacen al
virus”. Tanto el favipiravir como el remdesivir inhiben la ARN polimerasa del virus,
lo que impide su replicación. “Cuando el virus entra a la célula lo que hace es
utilizar todo el mecanismo celular para empezar a hacer más partículas virales.
Una de las primeras cosas que hace es replicar su material genético, que es el
ARN, para que cada uno de esos ARN se integre a partículas virales nuevas. Pero
si está en presencia de uno de estos dos medicamentos ese proceso se corta,
porque la ARN polimerasa toma equivocadamente al medicamento y lo incorpora
en lo que sería el material genético nuevo del virus, lo que inhibe su formación”,
explicó el investigador.

Entre ambos medicamentos, considerando sus ventajas y posibilidad de acceso, el


equipo decidió utilizar el favipiravir para su estudio. Una vez elegido el inhibidor de
la ARN polimerasa, el equipo se encauzó en la búsqueda de un segundo fármaco,
para aplicar la terapia combinada y lograr entorpecer e inhibir la replicación del
virus con mayor seguridad. La condición que debía cumplir el segundo
medicamento era que no afectara al virus, sino que “modificara el funcionamiento
de la célula humana de tal forma que esa replicación viral sea poco favorable”.
Para replicarse exitosamente, el virus requiere algunos factores celulares en
funcionamiento: proteínas, enzimas; sus vías metabólicas. Por ese motivo, el
segundo medicamento que buscaron los investigadores debía modificar el
“metabolismo celular sin afectar la viabilidad celular”, es decir que debía afectar
las “vías metabólicas” que el virus necesita para replicarse. De esa forma,
sumando ambos medicamentos se logra una “actividad sinérgica usando los dos
medicamentos y menores dosis para lograr el mismo efecto”, de forma que el virus
tenga más dificultades para replicarse.
El segundo medicamento
Antes de elegir el segundo medicamento, los investigadores debían conocer qué
mecanismos celulares necesita el virus para replicarse y qué medicamentos
pueden entorpecer el funcionamiento de esas vías. Para entender cuáles son los
factores celulares indispensables para la correcta replicación del virus se utilizan
“estudios de transcriptómica e interactómica de las células blanco de SARS-CoV-2
en estado de infección y sanas”, dice el documento de Álvarez.
El equipo de Paysandú tiene algunos candidatos para aplicar en combinación con
el favipiravir. Álvarez sostuvo que el estudio clínico no ha empezado porque aún
están “esperando algunos resultados claves de los estudios in vitro”, pero “por
ahora el que tiene más estudio” y presenta características farmacológicas que
brindan más seguridad es la melatonina. Se trata de una hormona que por lo
general se utiliza para regular el sueño y es de uso sin receta, comentó el
investigador. Estudios de transcriptómica e interactómica sugieren que la
melatonina podría funcionar como adyuvante de la acción antiviral.
La implementación
Para implementar el estudio, los investigadores necesitaban acceso al favipiravir.
Álvarez comentó que hay proyectos nacionales de la Universidad de la República
para producir el fármaco en el país, que ya están en marcha. “La idea es lograr
probar que nosotros podemos producir localmente el fármaco. Pero los procesos
regulatorios de cada país son complejos y llevan tiempo”, sostuvo. Si los
investigadores involucrados lograran producir hoy el favipiravir, primero deberían
realizar un estudio para probar que el fármaco elaborado se comporta igual que el
favipiravir comercial (estudios de bioequivalencia). “Esto lleva varios meses de
estudio, por lo que para seguir avanzando en el ensayo clínico con terapia
combinada debe emplearse el fármaco comercial hasta contar con estos
resultados”, explicó Álvarez. Entonces, en virtud de la emergencia sanitaria actual
y para optimizar los tiempos, se decidió importar el favipiravir desde Bolivia, que
aprobó la introducción del medicamento, y tomando en cuenta que la empresa
Sigma Corp. expresó la voluntad de abastecer a toda Latinoamérica (bajo la forma
comercial aprobada para su uso del tratamiento de la covid-19 en Rusia, China,
India y Bolivia). El equipo se puso en contacto con la empresa, que se interesó en
su proyecto y aceptó brindar a los científicos el medicamento para hacer el
estudio.
El paso siguiente es ir a presentar el estudio clínico en los comités de ética de
cada centro médico donde se aplicaría el tratamiento. Explicar allí “qué
medicamento se va a usar, en qué dosis y cómo se va a seguir el efecto de ese
medicamento”. Según comentó Álvarez, ya se están coordinando las reuniones.
Luego es necesaria la aprobación del Comité de Ética Nacional, que dura entre
“dos o tres meses como mínimo”, a no ser que por la emergencia sanitaria las
autoridades de salud pública habiliten plazos especiales para su rápida aplicación.
Concretados estos pasos, el equipo estaría en condiciones de empezar el estudio
clínico.
Convencido de su proyecto, Álvarez sostuvo que la ventaja de la combinación de
medicamentos es que permitiría reducir la carga viral en pacientes infectados
entre el tercer y cuarto día de tratamiento, mientras que sin tratamiento este
proceso demora un mínimo de diez a 15 días. Esto a su vez tendría un impacto en
la capacidad hospitalaria disponible, porque las “personas se recuperarían más
rápido y se les otorgaría el alta más rápido”, sostuvo el investigador. Otro factor de
gran importancia es que, si se aplica el tratamiento en personas recién infectadas
hospitalizadas, consideradas “amarillas” en la jerga médica, se reduce la cantidad
de personas que deben pasar a CTI, donde aún no hay ningún medicamento
específico que funcione para el tratamiento de la enfermedad en los estados más
graves.

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