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Colombia, una república unitaria descentralizada. En la cual uno de los debates con mayor
impacto en la gestión del talento humano de las organizaciones públicas, está relacionado
primordialmente con la efectividad de la carrera administrativa. Como lo afirma Gonzales
Rodríguez; La carrera administrativa es un sistema de administración de personal que regula
deberes y derechos, de la administración y del empleado, en el cual el ingreso y el ascenso
están determinados por la capacidad o el mérito, sin consideraciones de raza, religión, sexo,
filiación política o cualquier otra circunstancia que incida en los procesos de selección.
Sin embargo, surge el cuestionamiento si es o no eficiente la carrera administrativa,
aportando al empleo público, tal cual como en el papel se encuentra plasmado, siendo esta
un agente que promueve la satisfacción de las necesidades de la Nación.
Por otra parte, la Ley 909 de 2004, la cual regula el empleo público y la carrera
administrativa, estable que “un sistema técnico de administración de personal que tiene por
objeto garantizar la eficiencia de la administración pública y ofrecer; estabilidad e igualdad
de oportunidades para el acceso y el ascenso al servicio público”. (Ley 909, 2004, art. 27).
Destacándose de esta definición los conceptos establecidos como principios fundamentales
de la gestión Pública enmarcados en la ley en mención: igualdad, mérito, moralidad, eficacia,
economía, imparcialidad, transparencia, celeridad y publicidad cuya aplicabilidad se
transfiere así al sistema de carrera administrativa. En otras palabras, este sistema debería
caracterizarse por su eficiencia y eficacia; aportando al desarrollo de la nación, planes de
desarrollo y fines del Estado. Desde esta perspectiva el funcionario público tiene una gran
responsabilidad adquiriendo un papel primordial en el desarrollo y crecimiento del Estado
siendo quien materializa los objetivos y metas planteados en un plan de gobierno durante el
ejercicio de sus funciones mientras que representa al Estado (González Rodríguez, 2010).
Por ello podemos decir que el papel principal de los funcionarios públicos no solo está
fundamentado en el cumplimiento de las funciones administrativas designadas a su cargo,
sino, que se irradia hacia el servicio del estado y así mismo de la comunidad.
No obstante, la realidad de nuestro país es otra. Nos encontramos en una cúspide de
corrupción, en la que los principios eficacia y eficiencia de la carrera administrativa están
gravemente afectados. Por lo cual la comunidad misma está inmersa en desigualdad, pobreza
e inequidad, por el mal funcionamiento de los cargos públicos. asimismo, el país se encuentra
en un gran atraso de proyectos y estancamiento económico que se ve reflejado en la
diversidad de necesidades que tienen los ciudadanos colombianos. En este sentido se
cuestiona, el alcance de la carrera administrativa en relación con su eficiencia para contribuir
al proceso de modernización del empleo público en Colombia. Inicialmente hago énfasis en
que a la fecha existe una alta cantidad de empleos sin proveer en la carrera administrativa
que hoy se desarrollan a través de la modalidad de la provisionalidad. Además, cuestionando
de entrada que este sistema creado para eliminar de tajo la relación de conveniencia entre el
nominador y el empleado, actualmente sigue siendo un factor de debilidad pues por encima
del mérito priman los intereses políticos de los diferentes jefes de turno, lo cual sin duda
alguna entorpece la globalización y desarrollo del empleo público.
Realmente, no podemos decir que las cosas con respecto a la carrera administrativa han
mejorado, pues seguimos sumergidos en esa corrupción, la cual da paso a que las personas
cuando alcanzan el estatus de servidor público utilicen esto para su beneficio, como lo señala
Cortina: “La tentación de utilizar el cargo público en beneficio privado es tal vez la cuestión
más difícil de salvar. Habitualmente quien accede a un puesto administrativo considera que
el cargo le pertenece para su beneficio, cosa a todas luces falsas, pero al parecer raramente
superable” (Cortina,1998, p. 163).