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Constituciones de Anderson

Las Constituciones de Anderson son el inicio de la moderna francmasonería especulativa. Redactadas por el
pastor James Anderson y por Jean Théophile Désaguliers, se aprobaron y se publicaron en 1723.[cita requerida]

Las Constituciones de Anderson reflejan por primera vez la condición de los masones especulativos, tras la
tradición de los masones operativos de los siglos anteriores. El nombre con el que se publicó es Constitución
de los Francmasones. El documento original se modificó posteriormente, en 1738 y en 1813.[cita requerida]

Índice
Historia
Contenido
I. Parte histórica
II. Parte de los «Deberes»
III. Parte de los «Reglamentos generales»
IV. Parte de los «Cantos»
Sentido y significado
De la conducta
En la Logia Organizada
Conducta que debe observarse cuando la Logia esté cerrada, pero estando aún reunidos
los hermanos
Reglas de conducta, cuando los hermanos se encuentran fuera de la Logia y sin la
presencia de extraños
Conducta que debe observarse delante de los que no son masones
Reglas de conducta que deben observarse por los masones en su propia casa y entre sus
vecinos
Conducta que debe observarse con un hermano extranjero
Referencias
Enlaces externos

Historia
Según los Orígenes de la masonería, de José Schlosser, en el Londres de 1717 había cuatro logias entre
muchas existentes integradas por muy pocos constructores y muchos hermanos "aceptados" (en el sentido de
'admitidos' o 'adeptos' -dentro de las logias de masones operativos- sin ser del oficio) en cuyos "talleres"
encontraban refugio lícito para comer bien, brindar mejor e intercambiar libremente y sin opresión sus ideas
liberales. John Locke, con su Ensayo sobre el entendimiento humano, publicado unos cincuenta años antes de
la fundación de la Gran Logia de Londres, había abierto las puertas a una nueva forma de considerar al ser
humano, ya no como un elemento del régimen patriarcal de la Edad Media, sino como un miembro de un
guilda o gremio necesario para autoprotegerse y ejercer un influjo constructivo y beneficioso sobre la sociedad.
[cita requerida]
Son los albores de la Ilustración y
comienza a imponerse una concepción
laica y antropocéntrica. El ser humano
vale como individuo y no como
integrante de una familia o de un gremio.
El inglés Francis Bacon había
proclamado ya la preeminencia de la
investigación científica y René Descartes
había lanzado su revolucionario "Pienso,
por lo tanto existo". Dos corrientes laicas,
el empirismo y el racionalismo,
dominaban el pensamiento filosófico.
[cita requerida]

Se unieron, pues, y formaron una Gran Constituciones de Anderson, 1723.


Logia, cuyo primer Gran Maestro fue
Anthony Sayer, que en su único año de
Veneratura solamente logró integrar otras dos logias al incipiente cuerpo. Le sucedió George Payne. Luego, en
1719, Jean Théophile Désaguliers, principal redactor de las Constituciones; en 1720, se reeligió a George
Payne; en 1721 y en 1722, a Juan, Duque de Montagú; finalmente, en 1723, a Felipe, Duque de Wharton, de
tan importante actuación en la creación de la masonería española.[cita requerida]

George Payne era un activo y emprendedor anticuario que dio a los trabajos un ritmo extraordinario, amplió el
número de miembros y se dedicó a reunir y compilar documentos y manuscritos referidos a la historia, usos y
reglamentos de la antigua masonería operativa.[cita requerida]

Cabe pensar que en la elección de James Anderson no influyeron solamente sus virtudes intelectuales y su
título de doctor en filosofía, sino también su calidad como predicador presbiteriano que le permitía un diálogo
adecuado con los masones católicos irlandeses, los anglicanos ingleses y los presbiterianos escoceses,
temerosos de las reformas que se proponían.1

Corría el año 1721, y el duque de Montagú encargó las Constituciones al pastor Anderson para que modificase
lo recopilado por Payne en los dos años anteriores (en los que además fue Gran Maestro).[cita requerida]

Al parecer, Anderson era hijo de un miembro de la logia escocesa de Aberdeen (de la que había sido
secretario). Y la base del trabajo de Anderson fueron el Poema Regius (1390) y el Manuscrito Cooke (1410),
amén de los documentos recopilados por Payne y pertenecientes a los masones de las logias de Londres.
Payne entregó a Anderson las Constituciones Góticas, el conjunto de más de un centenar de pergaminos y
libros de diversos países de Europa (Italia, Francia, Alemania, Escocia, Inglaterra), así como el mencionado
Poema Regio, de 1390, y el Manuscrito de Cooke, de 1410. Payne redactó inicialmente las treinta y nueve
Ordenanzas generales. Él fue quien le entregó a James Anderson sus notas para la revisión de sus trabajos,
con el fin de que aquellas Antiguas Ordenanzas se adecuaran a la nueva organización.[cita requerida]

Anderson terminó el trabajo en el mismo año 1721 y presentó su informe en la tenida (reunión masónica) del
equinoccio de otoño (23 de septiembre de 1721). Su trabajo lo revisó de inmediato una comisión formada por
14 miembros de la Gran Logia. Esta comisión expidió sus conclusiones en la Asamblea del equinoccio de
primavera (25 de marzo de 1722), aconsejando su aprobación con algunas pequeñas modificaciones. El
informe de la comisión lo aprobaron, por unanimidad, las 24 logias presentes en esa asamblea. Las
Constituciones definitivas se presentaron en el año 1723, y las firmaron el Gran Maestro, el duque de Wharton
y el Gran Maestre Diputado (el propio Anderson).[cita requerida]

Contenido
Las Constituciones de Anderson comprenden cuatro partes:

I. Parte histórica

Se trata de 48 párrafos o parágrafos (algunos de los cuales faltan o se doblan en el texto original) que refieren
la historia legendaria de la francmasonería hasta la creación de la Gran Logia de Londres en 1717 y la elección
de sus primeros grandes maestros.

II. Parte de los «Deberes»

La parte de los Deberes u Obligaciones (depende de la traducción) contiene unas reglas morales y de
costumbres en cuanto a la persona misma del masón, de la vida en la logia y de la sociabilidad masónica. Se
divide en seis puntos:

De Dios y la Religión
Del Magistrado civil
De las Logias
De los Venerables, Supervisores, Compañeros y Aprendices
De la dirección de los oficios durante los trabajos
De la Tenida (esto es, "reunión masónica"), es decir:
Dentro de la logia cuando constituida
Cuando la logia está cerrada y los hermanos no han partido
Cuando los hermanos se reúnen sin extraños, pero no en logia
En presencia de extraños no masones, en la casa o en la vecindad, y respecto a un
hermano desconocido.

III. Parte de los «Reglamentos generales»

En principio compilados por George Payne, estos reglamentos generales organizan en 39 artículos la primera
obediencia masónica, presidida por un gran maestro y un colega de los oficiales. También describen su función
respectiva y la naturaleza de su nombramiento en cabeza de la obediencia. Los reglamentos generales
concluyen con una «Aprobación» que hace estado del primer proceso verbal donde el Duque de Montagu es
designado «Gran maestro» por las logias inglesas y sus venerables maestros.

IV. Parte de los «Cantos»

La parte de los «Cantos» versifica la parte histórica. Se compone de cuatro cantos (uno para los maestros, otro
para los supervisores, otro para los compañeros y otro para los aprendices) y unas recomendaciones de uso.

«Adán, primero de la especie humana, / creado con la Geometría / grabada en su real


espíritu / instruyó pronto a su descendencia / Caín y Seth, que mejoran entonces / la ciencia
liberal / y arte de la Arquitectura / que ellos amaban / y comunicaron a sus hijos.» ("Canto de
los maestros")

Sentido y significado
De una forma simbólica se hace constar en las Constituciones que a partir de entonces ya no será la catedral un
templo de piedra a construir, sino que el edificio que habrá de levantarse será la catedral del Universo, es decir,
la misma Humanidad.

El trabajo sobre la piedra bruta destinada a convertirse en cúbica, es decir, apta a las exigencias constructivas,
será el hombre, quien habrá de irse puliendo en contacto con sus semejantes a través de una enseñanza en gran
parte simbólica. Cada útil o herramienta de los picapedreros recibirá un sentido simbólico: la escuadra, para
regular las acciones; el compás, para mantenerse en los límites con todos los hombres, especialmente con los
hermanos masones. El delantal, símbolo del trabajo, que con su blancura indica el candor de las costumbres y
la igualdad; los guantes blancos que recuerdan al francmasón que no debe jamás mancharse las manos con la
iniquidad, etc.

La Masonería se convertía, pues, en el lugar de encuentro de hombres de cierta cultura, con inquietudes
intelectuales, interesados por el humanismo como fraternidad, por encima de las separaciones y de las
oposiciones sectarias, que tantos sufrimientos habían acarreado a Europa: la Reforma, por una parte, y la
Contrarreforma, por otra. Les animaba un espíritu universalista y el deseo de encontrarse en una atmósfera de
tolerancia y fraternidad. El artículo fundamental de las Constituciones de 1723 lo subraya claramente al
afirmar que "Aun cuando en los tiempos antiguos los masones estaban obligados a practicar la religión que
se observaba en los países donde habitaban, hoy se ha creído más oportuno no imponerle otra religión que
aquella en que todos los hombres están de acuerdo, y dejarles completa libertad respecto a sus opiniones
personales. Esta religión consiste en ser hombres buenos y leales, es decir, hombres de honor y de probidad,
cualquiera que sea la diferencia de sus nombres o de sus convicciones."

Otro artículo precisa que cuando los trabajos están cerrados y los hermanos se hallan reunidos fuera de la
logia, pueden dedicarse a placeres inocentes evitando los excesos de todo género, y sobre todo absteniéndose
de decir y de hacer cosa alguna que pudiere herir o romper la buena armonía que entre todos debe reinar
siempre. Por esta razón, no deben llevarse a estas reuniones odios privados, ni motivo alguno de discordia y,
sobre todo, deben evitarse en absoluto las discusiones sobre religión y política, sobre nacionalidad, puesto que
los masones, como antes hemos dicho, no profesan otra religión que la universal, y que pertenecen a todos los
pueblos, a todas las lenguas, ...

Este apartado ha dado lugar a un cierto malentendido, ya que de la recomendación de Anderson que se refiere
al momento "cuando la Logia esté cerrada, pero estando aún reunidos los hermanos", algunos masones han
hecho una interpretación extensiva al momento en que la Logia está organizada, prohibiendo en ella la
discusión sobre determinados temas.

De la conducta

En la Logia Organizada

No se debe instruir comisión particular alguna, ni entablar negociación sin haber obtenido la autorización del
maestro; no debe tratarse ninguna cuestión inoportuna o inconveniente; ni interrumpir la palabra del maestro o
de los inspectores o de cualquier hermano que sostenga diálogo con el maestro. Tampoco deben emplearse
frases jocosas mientras la Logia se ocupe de asuntos serios, ni usar en caso alguno lenguaje poco honesto, y en
todas las ocasiones debe darse al maestro, a los inspectores y compañeros el término del respeto que merecen,
y que todos les deben.

Si se presenta una queja contra un hermano, el culpable debe someterse al juicio y a la decisión de la Logia,
que es el tribunal real, a menos que corresponda su conocimiento a la Gran Logia. En tales casos debe
cuidarse de que no interrumpan por estas causas los trabajos del propietario, y si llegase a ocurrir una
suspensión forzosa, debe tomarse una decisión con arreglo a las circunstancias. Tampoco debe recurrirse a los
tribunales de justicia para ventilar asuntos de la Masonería, a no ser que la Gran Logia reconozca y declare ser
de indispensable necesidad.

Conducta que debe observarse cuando la Logia esté cerrada, pero estando
aún reunidos los hermanos

Los hermanos pueden dedicarse a placeres inocentes, y regulares, según los medios de cada cual, pero
procurando evitar los excesos de todo género, sobre todo en la mesa. También deben abstenerse de decir y
hacer cosa alguna que pudiere herir o romper la buena armonía que entre todos debe reinar siempre; por esta
razón, no deben llevarse a estas reuniones odios privados ni motivo alguno de discordia y, sobre todo, deben
evitarse en absoluto las discusiones sobre religión y política, sobre nacionalidad, puesto que los masones,
como antes hemos dicho, no profesan otra religión que la universal, y que pertenecen a todos los pueblos, a
todas las lenguas, y son enemigos de toda empresa contra el gobierno constituido; la falta de observancia de
estos preceptos ha sido y será siempre funesta para la prosperidad de las Logias.

En todo tiempo, la observancia de este artículo del reglamento se ha impuesto con gran severidad, y más
especialmente después de la reforma de la Iglesia de Inglaterra, cuando el pueblo inglés se retiró y separó de la
comunidad de la Iglesia Romana.

Reglas de conducta, cuando los hermanos se encuentran fuera de la Logia


y sin la presencia de extraños

Deben saludarse amistosamente, y según está dispuesto, darse el nombre de hermanos, comunicarse
recíprocamente las noticias que puedan serles útiles, teniendo cuidado de no ser observados ni oídos; deben
evitar toda pretensión de elevarse sobre los demás, y dar a cada uno la manifestación de respeto que se
otorgarían a cualquiera que no fuese masón; porque aun cuando todos los masones en calidad de hermanos
están en la misma altura, la Masonería no despoja a nadie de los honores de que goza antes de ser masón; antes
al contrario, aumenta estos honores, principalmente cuando se ha merecido por el bien de la cofradía, que debe
honrar a aquellos que son acreedores, y anatematizar las malas costumbres.

Conducta que debe observarse delante de los que no son masones

Deben los masones ser circunspectos en las palabras y sus obras, a fin de que los extraños, aun los más
observadores, no puedan descubrir lo que no es oportuno que aprendan; algunas veces debe aprovecharse el
giro que toma la conversación, para hacer recaer ésta en la cofradía, y hacer con tal motivo su elogio.

Reglas de conducta que deben observarse por los masones en su propia


casa y entre sus vecinos

Los masones deben conducirse como conviene a un hombre prudente y moral, y no ocuparse de los asuntos de
la logia con la familia, con los vecinos, con los amigos; y no perder de vista, en ningún caso, que el honor
propio y el de la cofradía están unidos; por razones que no podemos exponer aquí, no deben descuidarse los
propios intereses, permaneciendo ausente de su casa después de las horas de la logia; evítense igualmente la
embriaguez y las malas costumbres, para que no se vean abandonadas las propias familias, ni privadas de
aquello que tienen derecho a esperar de los masones, y para que éstos no se vean imposibilitados para el
trabajo.
Conducta que debe observarse con un hermano extranjero

Toda querella, toda discordia, todo propósito calumnioso, toda maledicencia; no permitáis que en vuestra
presencia se ataque la reputación de un hermano respetable, en tal caso defenderlo para prestarle este servicio
en tanto que lo permitan vuestro honor y vuestros intereses; y si algún hermano os perjudica de cualquier
modo, debéis llevar vuestra queja a vuestra logia o a la de dicho hermano, apelando si es preciso a la Gran
Logia en la asamblea trimestral, y en último término a la asamblea anual, según la buena y antigua costumbre
observada por nuestros antepasados en todos los países. No debéis intentar proceso alguno, a menos que el
caso no pueda resolverse de otra forma, y debéis acoger con deferencia los consejos amistosos del maestro y
de vuestros compañeros, si tratan de evitaros que comparezcáis en juicio delante de extraños; en todo caso,
debéis procurar presentar todos los medios para facilitar la acción de la justicia, a fin de que podáis ocuparos
con toda tranquilidad de los asuntos de la cofradía.

En cuanto a los hermanos y compañeros que tengan entre sí algunas diferencias, los maestros y los hermanos
pedirán consejo a los hermanos que conozcan el derecho, para proponer un arreglo amistoso, que las partes en
litigio aceptarán con reconocimiento. Si estos medios produjesen resalto, se aceptará sin demora el entrar en él,
con objeto de que todos sientan la influencia bienhechora de la Masonería. De este modo han obrado siempre,
desde el principio todos los buenos y fieles masones y así obrarán los que nos sucedan en lo porvenir. Solo
debes creer en el espíritu que hay en uno mismo y en el Gran arquitecto en contra posición al imitador.

Referencias
1. Orígenes de la masonería, José Schlosser, 1996.

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Constituciones de
Anderson.
Wikisource contiene obras originales de o sobre Constituciones de Anderson.
Museo Virtual de Historia de la Masonería (http://www.uned.es/dpto-hdi/museovirtualhistoriama
soneria/3documentos_fundacionales/constituciones%20anderson%201723.pdf)
Constituciones de Anderson, 1723 y... (http://gle.org/sobre-nosotros/antiguas-constituciones).
Gran Logia de España (http://gle.org/).
Logias de la Gran Logia de España (https://web.archive.org/web/20131025001916/http://www.
gle.org/sobre-nosotros/logias).
RLS Fraternidad Universal Nº 5 (https://web.archive.org/web/20190125013511/http://fu5.es/)
(Logia regular en España dependiente de la GLE)

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Esta página se editó por última vez el 28 may 2020 a las 19:38.

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