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INSTITUCION EDUCATIVA GILBERTO ALZATE AVENDAÑO

2 MODULO INFORMATIVO RELIGION GRADO NOVENO


CONTINGENCIA CORONAVID 19 SEMANA
DOCENTE: EDGLY YANED GONZALEZ ZABALA

NOMBRE: SEBASTIAN VASQUEZ MARIN FECHA: 15 agosto 2020 NOVENO: F


Tema: la religió n en la Edad Media; las Cruzadas y La Inquisició n. Alquimia, Brujería y Herejía
Objetivo: Establecer la relació n entre los conceptos de las Cruzadas y La Inquisició n. Alquimia, Brujería y Herejía y
su relació n con la historia de la religió n
Metas de comprensión: La evolució n del hombre va ligada de una u otra forma con la religió n, realicemos una
mirada a su historia desde el medioevo
Competencias a desarrollar: Capacidad de aná lisis y comprensió n

LA RELIGIÓ N EN LA EDAD MEDIA : La Edad Media recibe su nombre por ser el trá nsito entre la edad Antigua y la
edad moderna. Durante este período la sociedad abrazó un orden feudal, esencialmente rural o campesino, y el
dogmatismo cristiano rigió la cultura. Sin embargo, la vida medieval estuvo lejos de ser inamovible o serena, sino
que fue escenario de numerosos desplazamientos humanos, abundantes guerras y nuevas formas políticas,
principalmente en las culturas fronterizas a la europea, como la á rabe musulmana o la cristiandad oriental;
especialmente importante fue el choque entre la civilizació n cristiana y la islá mica, con recíprocos intentos de
conquista como la expansió n musulmana del siglo VII al siglo XV o las numerosas Cruzadas cristianas.

Durante siglos, la coexistencia de las tres religiones: la cristiana, la musulmana y la judía, no siempre de forma
armoniosa ni pacífica, en un mundo que se estaba redefiniendo y reestructurando tras la disolució n del Imperio
Romano y las invasiones bá rbaras en el ambiente general, y la reconquista y las cruzadas en el particular. Dando
lugar a un enriquecimiento social, cultural y lingü ístico pleno de matices. Otro factor que dificulta una visió n
unitaria y concreta de la Religiosidad Medieval es que estamos ante una prá ctica individual y por tanto repleta de
especificidades concernientes a cada persona, así como a una cultura o sociedad determinada

Por ú ltimo, debe notarse que la Edad Media, en tanto período histó rico, no puede aplicarse del todo a otras
civilizaciones distintas a la Occidental, como la China, India o japonesa, florecientes durante ese mismo período. La
consideració n de que la historia de Europa es la historia del mundo resulta un criterio histó rico sesgado,
eurocéntrico y discriminador.

CARACTERÍSTICAS DE LA EDAD MEDIA : El Medioevo es la época de los caballeros andantes, de los reyes y reinos
cató licos, y de las largas guerras rurales por motivos de religió n. Aunque mucho de ello se muestre de manera
romá ntica en las ficciones contemporá neas, no existió nunca magia, ni especies distintas a la humana (elfos, orcos,
duendes, etc.), ni dragones. Sin embargo, esos seres sobrenaturales formaban parte del imaginario vigente en la
época, en el que se enfrentaban las tradiciones y creencias locales con la religió n cristiana dominante. En
general, imperaba la fe por sobre la razó n o el entendimiento.

Se trató de un período extenso, de transformaciones profundas pero lentas. Por ejemplo, el modo de producció n
esclavista de la Antigü edad fue reemplazado por el modo de producció n feudal.

La diversidad de lo ocurrido durante mil añ os no permite una interpretació n demasiado homogénea. Sin embargo,
en el Medioevo abundaron las epidemias masivas, las invasiones militares y la superstició n, aunque en esto ú ltimo
es posible que el cristianismo catalogara como ignorancia o superstició n a cualquier vestigio de las religiones
paganas anteriores.

ETAPAS DEL MEDIOEVO: El Medioevo se divide comú nmente en dos etapas:

Temprana o Alta Edad Media (siglos V al X). Comenzó con la caída del Imperio Romano. El cristianismo se
consolidó en Europa y se esparció a nuevos territorios, mientras que Jerusalem pasaba a manos musulmanas.
Finalizó con el comienzo propiamente dicho de las instituciones feudales, el surgimiento en Oriente de la dinastía
macedonia y la decadencia del Califato abá sida.
La religiosidad cristiana y la institució n eclesiástica: La Edad Media es una de las etapas histó ricas en la que la
iglesia cristiana de occidente tuvo un mayor desarrollo organizativo ademá s de ser el tiempo en la que se fundaron
la mayoría de sus ó rdenes, que, aunque de distintas naturalezas, pasaron a formar parte de la gran estructura que
suponía la institució n eclesiástica.

Influencia política y religiosa: Siendo la sociedad medieval profundamente religiosa, debemos suponer la
influencia que no só lo los clérigos sino también las monjas y las altas esferas eclesiásticas, tuvieron. En política, la
participació n de la Iglesia también fue clara. En Españ a, durante los primeros siglos de la Reconquista, la Iglesia
participó en la nueva organizació n social y política del territorio, conservando su estructura de la época visigoda
que será la base organizativa en la etapa medieval.

Influencia cultural: Desde el punto de vista cultural, era también el clero el má ximo exponente de la época,
estando en sus manos la producció n intelectual sobre todo gracias a las traducciones y las transcripciones de libros
(cuadernos cocidos o pegados) esenciales para que hoy en día podamos conocer aquellos siglos y la mayor parte de
la cultura clásica grecorromana que también se conservó gracias a los textos monacales. También en significativo
que dentro del clero medieval surgió la mayoría de los intelectuales de la época (no só lo en el campo de la teología
sino en el de la filosofía o la literatura) que marcaron buena parte de la evolució n cultural de Europa hasta
nuestros días.

Otro campo de acció n cultural de las instituciones eclesiásticas, especialmente de los monasterios, es que en ellos o
para ellos trabajaron los mejores maestros de talleres de construcció n, escultores, pintores, iluminadores, orfebres,
esmalteros, eborarios, entre otros

Influencia social: Dentro del campo social, las instituciones eclesiásticas fueron las má ximas protagonistas en la
labor asistencial y educativa. En el campo asistencial las ó rdenes religiosas se ocuparon de los má s desfavorecidos,
bien mediante limosnas, establecimiento de hospitales, casas de acogida, etc.

Los monjes benedictinos (cluniacenses y cistercienses) fueron especialmente desprendidos en ayudas pues San
Benito de Nursia estableció que a quienes llegaban a las puertas de un monasterio se le debía acoger con la misma
caridad que si fuese el mismísimo Jesucristo.

Tampoco hay que olvidar la aportació n de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, que, aunque fundada en
Palestina, pronto estableció una enorme red de encomiendas con hospitales por toda la Europa cristiana.

Con la Baja Edad Media, la labor educativa y asistencial fue recogida por las Ó rdenes Mendicantes (franciscanos y
dominicos) que acercaron su trabajo a la sociedad urbana a cada paso creciente. También sobresalieron en pobreza
y austeridad como forma de entender el ideal de servicio y generosidad con que actuó Cristo, además de los
sufrimientos que padeció .

Vida ascética: eremitas y cenobitas: A partir de los siglos IV y V d.C. primero en Oriente y algo más tarde en el
Occidente Cristiano comenzó un masivo movimiento ascético que también se da en otras religiones y culturas. Se
trata de personas que abandonan la sociedad para adentrarse en un proceso de perfeccionamiento espiritual a la
vez que orar a Dios para beneficio de la humanidad.

Los eremitas o ermitañ os se retiraban a vivir en soledad mientras que de manera paralela comenzaban a
constituirse lugares de vida ascética, pero en comunidad (cenobios o monasterios). La Iglesia siempre apoyó la
vida cenobítica frente a la eremítica por considerarla menos peligrosa para la salud y supervivencia de sus
miembros y porque el hombre es un ser social donde se puede practicar la caridad entre los compañ eros.

Con el tiempo, muchos lugares habitados por eremitas terminaron constituyendo monasterios. En otros casos, los
monasterios se fundaron Enovo. Todo ellos debían seguir una regla para la organizació n de la vida, oraciones y
trabajos de los monjes. Al comienzo de la Edad Media existieron numerosas reglas, aunque con el tiempo triunfaría
la escrita por San Benito de Nursia quien va a poner los pilares de un movimiento moná stico esencial para la
religiosidad, cultura y política de los largos siglos de la Alta y Plena Edad Media.

Por tanto, y con toda razó n se dice que los centros religiosos más influyentes en los primeros siglos medievales -en
una sociedad donde la població n se repartía mayoritariamente en el medio rural- fueron los monasterios,
verdaderos centros de oració n y trabajo, pero también del saber, donde las distintas ó rdenes moná sticas llevaban
-segú n los principios que les guiaban- a cabo sus quehaceres diarios, donde las actividades manuales eran tan
importantes como las espirituales. Los monasterios podían ser masculinos, femeninos o dú plices -donde ambos
desarrollaban su vida diaria en el mismo edificio, pero en zonas separadas

Aunque los primeros monasterios fueron masculinos, pronto se fundaron cenobios femeninos de manera
prá cticamente paralela. Precisamente el monacato femenino es el má s estudiado e interpretado en la actualidad
por el mundo académico. Así, la religiosidad femenina ha dado lugar a multitud de estudios entre los que destacan
recientemente aquéllos que analizan la rica producció n cultural de las mujeres en los monasterios.

CRUZADAS Y PEREGRINACIONES: Las Cruzadas fueron expediciones militares a oriente con el fin de reconquistar
Palestina, la Tierra Santa. Estos acontecimientos histó ricos se estudian específicamente en la secció n dedicada a la
Edad Media en Europa. Por su parte, las peregrinaciones supusieron un flujo de gentes que tenían como meta
alcanzar importantes santuarios de la Cristiandad. Ademá s de las ló gicas consecuencias religiosas, las
peregrinaciones aportaron a la Europa medieval la posibilidad de compartir conocimientos, técnicas,
pensamientos, costumbres, etc. entre sus diversos reinos, en un sistema de comunicació n y unificació n cultural que
no se ha repetido en Europa hasta las instituciones del siglo XX, tras los desastres de la Segunda Guerra Mundial.
Tres fueron los destinos de peregrinació n má s importantes: Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela.

Paganismo y superstició n en la religiosidad popular: Aunque la sociedad europea medieval era plenamente
cristiana, en la vida religiosa de las personas corrientes, especialmente en lugares rurales apartados y poco
comunicados, perduró durante siglos un conjunto de creencias, ritos, fiestas, etc. de origen precristiano pagano.
Todo ello combinado con una buena dosis de superstició n, magia y esoterismo que, aunque incompatible con los
dogmas cristianos, casi nunca se llegó a erradicar completamente.

La literatura de la edad media: La literatura medieval es bien conocida, especialmente en lo que respecta a los
ciclos de caballería, en los que se contaban las aventuras de los guerreros cristianos en un mundo vasto, repleto de
magia y de misterios. Eran narrados generalmente a través de símbolos y metá foras cristianos o religiosos; iban
luego acompañ ados de bestiarios, libros a menudo complementados con imá genes en los que se llevaba la cuenta
de los animales conocidos por el hombre, muchos de ellos imaginarios, e interpretados desde una moral cristiana.

Posteriormente predominó la hagiografía y la poesía religiosa como géneros principales de la Europa cristiana,


cuyas manifestaciones culturales y científicas estaban controladas por la Iglesia. Hacia el final del Medioevo cobró
importancia el amor cortés como protagonista de los relatos, siempre en un imaginario bucó lico, así como los
cantares épicos y las fá bulas.

El arte en la religió n del medioevo: El arte medieval ilustraba historias bíblicas, como la traició n de Judas.

A la hora de pensar el arte del Medioevo, debemos considerar que surgió en un momento de la historia en el que no
existía la noció n del arte como un fin en sí mismo, ni siquiera el de las bellas artes, sino de las artes mecá nicas,
vinculadas con el oficio.

Así, el arte medieval tenía una funció n clara, que podía ser:

Servir de ofrenda a Dios.

Servir de acompañ amiento pedagó gico de los ritos y saberes cristianos.

Ser una afirmació n del poder político (retratos de reyes, nobles, etc.) o religioso (escenas religiosas).

La filosofía de la edad media en la religió n: La filosofía medieval intentó , a lo largo de sus mil añ os de duració n, dar
con una síntesis entre las diversas tradiciones de pensamiento que heredó , como son la cristiana, la judía, la
islá mica (por contagio) y la proveniente de la Antigü edad Clá sica. Por la predominancia cristiana en la cultura
medieval, la mayoría de los autores fundamentales de la Antigü edad, como Plató n, Só crates o Aristó teles, fueron
inaccesibles por la censura y la prohibició n de las influencias paganas”. Iró nicamente, muchos de ellos llegaban por
traducciones musulmanas, dado que la cultura á rabe estaba más abierta a influencias del pasado.
Los temas centrales de la filosofía medieval tuvieron que ver con la fe, la razó n, la naturaleza y existencia divina, el
problema del mal, el libre albedrío humano y otros asuntos que reflexionaban sobre el modo en que el mundo
divino y el terrenal se compenetraban. Las ideas modernas de ciencia, de saber empírico y de experimento no
existían como tales en la mentalidad de la época.

EL FEUDALISMO DE LA EDAD MEDIA EN LA RELIGIÓ N

La sociedad feudal estaba formada por la aristocracia militar y el campesinado.

La sociedad feudal del Medioevo era fundamentalmente rural. En ella se distinguían dos grandes clases sociales,
que constituían el modo de producció n feudal:

La aristocracia militar, compuesta por terratenientes que administraban social, política y jurídicamente sus
territorios.

Los siervos del campesinado empobrecido, quienes trabajaban la tierra en provecho del señ or feudal, y, en segundo
lugar, del propio, recibiendo a cambio seguridad y orden.

Por otro lado, a ellos se sumaba el clero, o sea, la Iglesia Cató lica, que coronaba los reyes y administraba la
autoridad moral, espiritual y jurídica de los distintos reinos cristianos, como representantes de la ley de Dios en la
Tierra.

A menudo la adhesió n al clero (el ingreso a sus instituciones) era la ú nica vía de ascenso social de las clases pobres,
junto a la guerra, ya que la adhesió n a la nobleza o a los plebeyos estaba determinada desde el nacimiento.

LA IGLESIA EN EL MEDIOEVO: Uno de los rasgos má s conocidos del Medioevo fue la omnipresencia de la Iglesia
Cató lica, cuyas intervenciones en la política eran constantes y fundamentales. A menudo se caracteriza esta época
por sus gobiernos teocrá ticos, en los que la Iglesia coronaba reyes y los avalaba como emisarios de Dios en la
tierra.

La Iglesia controló la letra escrita, los saberes oficiales y ejerció funciones judiciales, ya que las leyes con que la
sociedad se regía eran las religiosas, má s allá de las impuestas por los señ ores feudales en sus respectivos
gobiernos locales. Las autoridades eclesiá sticas podían, incluso, enjuiciar reyes y nobles, pues la ley de Dios estaba
por encima de la de los hombres.

En ese sentido, el rol de la Santa Inquisició n de la Iglesia Cató lica fue tristemente célebre. Sus representantes
actuaban como emisarios del poder eclesiástico que sometían a cuestionamiento la fe de las personas acusadas de
brujería, pactos demoníacos o paganismo.

En estos procesos podía verse involucrada cualquier persona acusada por sus enemigos, científicos dedicados a la
investigació n, o mujeres acusadas de brujas. La sola acusació n servía para que la Inquisició n tomara el asunto en
sus propias y brutales manos, y sometiera a las personas a torturas, vejá menes y persecuciones.

LA SANTA INQUISICIÓ N: El término Inquisició n o Santa Inquisició n hace referencia a varias instituciones


dedicadas al exterminio de la herejía, mayoritariamente en el seno de la Iglesia Cató lica. La herejía en la era
medieval europea muchas veces se castigaba con la pena de muerte y de esta se derivan todas las demá s.

Sus víctimas eran seres humanos, e incluso animales, acusados de brujería o diferente a los cá nones de la
religió n; se emitió la orden de no incoar más procesos, por blasfemar, por herejía (cristianos que niegan algunos de
los dogmas instituidos por la Iglesia romana) y por acusaciones de judaizar en secreto.

Aunque en los países de mayoría protestante también hubo persecuciones, en este caso contra cató licos contra
reformadores radicales como los anabaptistas y contra supuestos practicantes de brujera, los tribunales se
constituían en el marco del poder real o local, generalmente adecuado para cada caso concreto y no constituyeron
una institució n específica. En los comienzos de la Iglesia, la pena habitual por herejía era la excomunió n. Cuando
los emperadores romanos convierten el cristianismo en religió n tolerada en el Siglo IV, los herejes empiezan a
considerarse enemigos del Estado.
En respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produce en el Siglo XII en el sur de Francia un
cambio de opinió n dirigida contra la doctrina albigense, la cual no   coincidía con los puntos de vista de la Iglesia
cató lica con relació n a la salvació n, al matrimonio y otras instituciones de la sociedad. Como reacció n, el papa
Inocencio III organizó una cruzada contra los albigenses promulgando una legislació n punitiva contra ellos. Sin
embargo, los esfuerzos iniciales destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron ineficaces

¿Pero que es la Herejía?: Es una doctrina que se opone inmediata, directa y contradictoriamente a la verdad
revelada por Dios y propuesta auténticamente como tal por la Iglesia. La palabra "herejía" proviene de la lengua
griega y encierra el concepto de error, desviació n o enseñ anzas de doctrinas que van contra un programa de fe, ya
estructurado, o bien sometido a examen y finalmente aprobado con una definició n de base inmutable. Desde el
tiempo de los apó stoles abundaron las herejías: unas negaban la divinidad de Jesucristo, otras su humanidad y
otras amalgamaban la doctrina cristiana con otras religiones, etc.

Durante toda la época de las persecuciones oficiales surgieron herejías, la mayoría provenían de los mismos
cristianos descontentos y algunas de los paganos. Tampoco faltaron los defensores de la fe verdadera y exponían, al
mismo tiempo, la doctrina bíblica enseñ ada por la Iglesia.

Apenas terminadas las persecuciones a principios del siglo IV, la Iglesia, como institució n, gozó oficialmente de
plena libertad y fue, entonces, cuando aparecieron las llamadas grandes herejías; las llamaron grandes por la
extensió n que cubrieron a lo largo y ancho del imperio romano, que paulatinamente iba cristianizá ndose, y
también por el nú mero de sus seguidores que se enrolaban en sus filas, sin excluir sacerdotes y obispos.

El acto de herejía es un juicio erró neo de la inteligencia. Si el juicio erró neo no se refiere a la regla de la fe, sino al
objeto material de la fe, no se trata de actos de herejía. Entre todos los pecados de infidelidad, la herejía es el má s
grave, porque supone un conocimiento má s completo de la regla de la fe y de las verdades que hay que creer. Esta
gravedad es probada por la palabra de Jesucristo, mandando a sus apó stoles a predicar el Evangelio: "Id por todo el
mundo y predicad el Evangelio a todas las criaturas; el que crea y sea bautizado se salvará , el que no crea será
condenado" (Marc 16,15).

El hereje ha sido definido así en el có digo del Derecho Canó nico: "Si alguien después de haber recibido el bautismo,
aun conservando el nombre de cristiano, niega con obstinació n o pone en duda algunas de las verdades de la fe
divina que hay que creer, este cató lico es hereje".

Los castigos que recaen sobre los herejes está n expuestos en el mismo Có digo:

"Todos los que apostatan la fe cristiana, todos los herejes y cismá ticos y cada uno de ellos:

1. Incurren por el hecho mismo en la excomunió n.


2. Si no se arrepienten después de una advertencia, será n privados de todos los beneficios, dignidades, pensiones,
oficios u otros cargos que tuvieran en la Iglesia. Será n declarados infames, y los clérigos, después de una segunda
amonestació n canó nica, son, por só lo este hecho, tachados de infamia, etc.; los clérigos, después de una segunda
amonestació n canó nica sin ningú n resultado, será n degradados".

La absolució n a los herejes provoca dificultades por razó n del rito. El Có digo resume brevemente las disposiciones
de la disciplina canó nica: "La absolució n de la excomunió n está reservada de una manera especial a la Sede
apostó lica...El pecador así absuelto puede después recibir el perdó n de su pecado de un confesor cualquiera. La
abjuració n está considerada como jurídicamente hecha cuando tiene lugar ante el ordinario del lugar o su delegado
y por lo menos ante dos testigos".

Grande es la diferencia entre herejía, que es una recusació n de la doctrina cató lica, y el cisma, que es una rebelió n
contra la unidad de la Iglesia. San Pedro describe ya la herejía con los caracteres que se le atribuyen hoy en día:
"Herejías de perdició n por las cuales la voz de la verdad será blasfemada y se pervertirá n muchos hombres.
Consiste en una perversió n de doctrinas; esta perversió n de la doctrina implica en el fondo la negació n de la
divinidad del Salvador. Toda doctrina opuesta a la verdadera fe constituye en sí una infidelidad, pero toda
infidelidad positiva no es una herejía. Santo Tomás explica que la herejía, siendo elecció n en la doctrina, se refiere
no al mismo fin de la fe, sino al medio propuesto para alcanzar este fin.

Clasificaciones de herejías:
1. Docetismo: Negó la humanidad de Jesú s y afirmó que Cristo tuvo só lo un cuerpo aparente no real.
2. Ebionismo: Afirmaba que Cristo no es Dios, sino un simple hombre; las corrientes má s moderadas, en cambio,
admitían también su origen divino.
3. Mandeísmo: Doctrina heterogénea en sus elementos que se vale de la fantasía en sus elaboraciones.
4. Gnosticismo: La figura de Cristo era un mito má s en su visió n del mundo.
Monoarquismo: En la creació n se revela el Dios unipersonal como Padre, en la redenció n como Hijo, y en la obra de
la santificació n como Espíritu Santo.
5.Maniqueísmo: Todo procede de dos principios contrarios: el de la luz (Ormuz) y el de las tinieblas (Ahrimá n).
6. Los Cá taros y albingenses: Se dedicaban a predicar contra la Iglesia y atacarla.
7. Montanismo: Herejía de tendencias apocalípticas y semi-místicas.
8. Arrianismo y semiarrianismo: No hay tres personas en Dios sino una sola, el Padre. Jesucristo no era Dios, sino
que había sido creado por éste de la nada como punto de apoyo para su Plan.
9. Macedonianismo: Enseñ aban que en la Trinidad existía una jerarquía de personas, en la que el Hijo sería inferior
al Padre y el Espíritu Santo sería inferior a ambos.
10. Nestorianismo; Monofisismo y Monotelismo: Herejías que atentan contra la unió n de la naturaleza y la persona
de Cristo.
11. Los Valdenses: Rechazaron la Santa Misa, las ofrendas, las oraciones por los muertos y la oració n en la Iglesia.

Una mirada a la religió n y la magia: La magia se halla en todas las religiones, en forma de milagro. La principal
diferencia entre magia y milagro es que este ú ltimo implica la ayuda de la deidad, mientras que la primera no posee
necesariamente un soporte divino. Pero lo que es magia para una persona es milagro para otra. Los cristianos
consideraban que la magia del orá culo de Delfos en Grecia era reprobable, mientras que los griegos creían que era
la voz milagrosa de Apolo. Los hechos de Moisés que cuenta el Libro del É xodo son considerados como milagros
por judíos y cristianos, pero el Corá n mahometano califica a Moisés de mago:

En las religiones primitivas, las funciones del sacerdote y las del hechicero estaban habitualmente combinadas. El
hombre rogaba a dioses y espíritus mediante plegarias y sacrificios, y al mismo tiempo el dirigente religioso
ejecutaba ceremonias y entonaba encantamientos que en sí mismos podían lograr el fin deseado. Los ritos
religiosos y los ritos má gicos se ejecutaban simultá neamente. Y así, gradualmente se fueron desarrollando los
cleros de todas las religiones, integrados por hombres y mujeres que tenían suficiente poder de persuasió n para
convencer a sus seguidores de que ellos poseían poderes para influir sobre los dioses y dominar de esa manera a
las fuerzas de la naturaleza, predecir futuros acontecimientos o, mediante ritos y encantamientos que só lo ellos
conocían, provocar acontecimientos preternaturales para beneficio de dichos seguidores.

La magia de los sacerdotes, hechiceros, videntes, adivinos, astró logos, oráculos, profetas y demá s gentes que
podían predecir acontecimientos, controlar fenó menos atmosféricos, curar enfermos o realizar otras muchas
`proezas' fue altamente respetada en todos los pueblos antiguos. La mayoría de los magos (o sacerdotes) eran má s
instruidos o más inteligentes que sus compañ eros. Eran estudiosos de las leyes de la Naturaleza. Los hacedores de
lluvia, tenidos en altísima consideració n en las primitivas culturas agrarias, con toda probabilidad tenían, a base de
mucha observació n y constatació n de que ciertos fenó menos se repetían en ciertas épocas, un conocimiento,
siquiera mínimo, de lo que mucho después llegaría a ser la ciencia denominada Meteorología. Los egipcios creían
que eran los encantamientos de los sacerdotes del Astro del Can Mayor los que provocaban las inundaciones de las
riberas del Nilo, fertilizando la tierra. Só lo los sacerdotes, con sus rudimentarios conocimientos de Astronomía,
tenían la certeza de que cuando el astro estaba en determinada posició n en el cielo venía la época de las crecidas
del Nilo, y por tanto, en esa época sus encantamientos má gicos con toda seguridad serían eficaces.

La misma palabra `magia' proviene de los magi, sacerdotes del dios Mithra y de la diosa madre Anaita en
Mesopotamia (Asiria y Babilonia), quienes adquirieron fama de sabios incluso entre los griegos. En los grados má s
altos, los magi eran sabios; en los más bajos, estaban los adivinos y los hechiceros, los que leían en los astros y los
que interpretaban los sueñ os. Los reyes persas llegaron a ser discípulos de los magi. Aunque la cristiandad rechazó
toda magia, salvo sus propios milagros, aceptaron a los magi en su representació n como Sabios de Oriente, los
Reyes Magos que siguieron a la Estrella de Belén en la historia de la Natividad de Nuestro Señ or.

Muchas cosas que hoy día son ciertas y provechosas proceden de la antigua magia; los magos y posteriormente las
brujas- que adquirieron amplios conocimientos de hierbas y drogas, contribuyeron al posterior nacimiento de la
Medicina y la Botá nica. La voz griega farmacon, de la que se deriva farmacia, antes de adquirir su significació n
actual significaba fó rmula o hechizo má gico.

La magia fue practicada por las brujas mucho antes de que la brujería se convirtiera en una religió n independiente.
Originariamente las brujas eran hechiceras respetadas, o temidas por su poder y sabiduría. La palabra latina con la
que se designaba a la adivina, saga, es la raíz de la palabra `sagaz'. La misma palabra inglesa witch (bruja) proviene
del anglosajó n wicce, que significaba wise (sabio). Las brujas empleaban, como otros magos, encantamientos y
rituales ante sus clientes, pero tras esa apariencia y tras ese aprovechamiento de los temores de la gente, había un
trasfondo de conocimientos superiores a los que tenían el resto de los comunes mortales.

Muchos hombres de ciencia, y teó logos cristianos y judíos, así como los que tomaban parte en los misterios griegos,
creían en un saber místico, oculto, secreto. Al igual que los misterios del culto, este saber no estaba escrito y só lo
podía transmitirse confidencialmente a un solo discípulo, el cual debía ser digno de confianza. El culto del saber
secreto recibió su má s alta expresió n en la cá bala hebrea. La cá bala fue originariamente una tradició n no escrita
fundada en la simbología y numerología ocultas. Era magia en cierto modo, dado que su conocimiento podía
proporcionar, si no poderes sobrenaturales, sí al menos un saber sobrenatural. Se decía que la cá bala se remontaba
a Abraham; para algunos, incluso, a Adá n.

Los cristianos también creían en un saber secreto o en palabras má gicas. Algunos dan una interpretació n literal a
las palabras iniciales del Evangelio de San Juan: «En el principio era el Verbo», en la idea de que el conocimiento de
esta palabra (el verbo) confería un poder sobrenatural. Se decía que Salomó n había adquirido el secreto de la
palabra de poder, y de este modo había logrado someter a los espíritus a su servicio. Numerosos manuscritos, la
Clave de Salomó n incluido, se escribieron con el fin de dar a conocer los supuestos ritos y palabras de poder que
utilizaba Salomó n, vendiéndose sus copias a precios elevadísimos a quienes querían adquirir este saber má gico.
Parte de esta bú squeda de la secreta sabiduría recayó en la brujería, y forma parte de la tradició n del culto en las
ideas de un saber místico y del mantenimiento en secreto de los ritos y rituales que ayudan al desarrollo del poder
sobrenatural.

Posiblemente, los sacerdotes practicaron su magia con fines benéficos, aunque puede que fueran bien pagados para
que proveyeran tales beneficios. Los servicios de los magos no-sacerdotes podían comprarse aú n para fines
censurables. Y había quienes, brujas inclusive, practicaban una magia maligna por envidia, rencor, odio o pura
maldad. En los tolerantes ambientes religiosos de Grecia y de Roma, había profesionales ajenos al clero que
practicaban determinados géneros de magia legalmente, siempre que utilizaran convenientemente sus poderes,
muchos de ellos incluso subvencionados por el estado. Hay autores romanos muy respetados que publicaron libros
de fó rmulas má gicas y catá logos de hechizos, encantamientos y «ensalmos» caseros para toda ocasió n. Y estos
escritores prevenían a los granjeros y campesinos contra los adivinos, hechiceros y mujeres a las que denominaban
sagae (brujas), extranjeras.

Quizá la principal razó n para que el vocablo magia se convirtiera en una palabra repulsiva sea la distinció n que la
Iglesia Cató lica estableció entre lo má gico y lo milagroso. Los primeros Padres de la Iglesia creían en la magia, pero
sostenían que se realizaba con la ayuda de los falsos dioses. Los ú nicos hechos sobrenaturales que aceptaba la
Iglesia como milagrosos eran los realizados en el seno de la verdadera fe, con la ayuda o sanció n de su propio dios.
Todos los demá s eran malos y, puesto que las brujas estaban fuera del seno de la Iglesia, su magia era
necesariamente malévola. Juana de Arco fue inmolada en la hoguera porque sus inquisidores no aceptaban el
origen divino de las voces que oía. Era, efectivamente, hechicera o bruja a los ojos de sus inquisidores. Veinticinco
añ os más tarde, la Iglesia cambió de opinió n y se retractó . Casi quinientos añ os después, en 1920, la Iglesia Cató lica
la canonizó .

En los albores de la era cristiana, la mayoría de las viejas religiones del Oriente Pró ximo estaban representadas en
Roma y en todo el imperio. El culto a Isis, la madre egipcia, se extendió por todas las regiones del imperio. Se han
encontrado utensilios relacionados con él en el Danubio, el Rhin y el Sena, y en Londres se ha desenterrado un
templo dedicado a ella.

Con toda probabilidad, la brujería no había comenzado aú n como culto independiente. No era necesaria; las
antiguas religiones de las que se derivó eran toleradas en Roma, no existía aú n conflicto alguno entre una iglesia
estatal y las viejas religiones que originaron la brujería. Las citas literarias verdaderamente más antiguas sobre las
brujas se encuentran en los clásicos. Horacio, Virgilio, Tíbulo y Luciano dicen de las brujas que se creía que volaban
por los aires durante la noche, componían pociones amorosas y venenos con yerbas, sacrificaban niñ os y hablaban
con los espíritus de los muertos. Sin embargo, estos autores empleaban las palabras sagae o veneficia como
sinó nimos de hechiceras, envenenadoras o magas, más que para designar a las seguidoras de una vieja religió n.

La antigua religió n de los judíos no contribuyó en nada a la evolució n de las deidades o del ritual del culto. Aunque
los primeros judíos eran politeístas y adoraban gran variedad de espíritus, animales y objetos naturales, no
poseyeron jamás una diosa madre. El principio femenino estaba relacionado con el pecado o la debilidad, má s que
con la creació n. Hubo un tiempo en que Tammuz, el amante de Istar, fue adorado tan extensamente en Judea que el
profeta Ezequiel se quejó de que los lamentos rituales por su muerte se pudieran oír en el templo… pero era a
Tammuz a quien adoraban, no a Istar.

El efecto del judaísmo sobre la brujería reside en su parentesco con las creencias cristianas y con la teología que de
él se originó . Los judíos escribieron lo que iba a convertirse en el Antiguo Testamento de la Biblia cristiana, en el
cual se basaría la persecució n de las brujas, unos dos mil añ os má s tarde… aunque muchos estudiosos de la
actualidad sostienen que no existe realmente ninguna referencia a las brujas ni a la brujería en el Antiguo
Testamento, tal como se escribió originalmente.

La principal justificació n para matar a las brujas durante la persecució n es el mandato del É xodo, XXII, 18: «No
dejará s con vida a la bruja». Pero una mejor traducció n de la palabra hebrea kaskagh, que aparece citada doce
veces en el Antiguo Testamento con diversos significados, sería la de «envenenadora». La bruja más famosa del
Antiguo Testamento es la de Endor, que evocó el espectro de Samuel por mandato de Saú l. La Vulgata latina llama a
esta mujer pitonisa, esto es, mujer que augura el porvenir por inspiració n de un espíritu familiar: La versió n griega,
llamada de los Setenta, traduce el obh hebreo por heggastramythos, ventrílocua, aduciendo la teoría de que se oyó
la voz de Samuel por este procedimiento. Puede que la mujer de Endor fuera eso también, o una médium
espiritista, pero no una bruja, al menos para los judíos. El concepto cristiano de brujería como culto en el que se
adora al Diablo habría sido imposible entre los judíos, porque carecían de una personificació n del mal a la manera
del Demonio cristiano, que es el adversario de Dios.

De una mayor significació n en la evolució n de la brujería como culto independiente en conflicto con el cristianismo,
fue la insistencia de los judíos en un monoteísmo riguroso, la baja estima en que tenían a las mujeres, y el có digo
moral, que era la esencia de su religió n. En el concepto de Yavé (una mala traducció n de Jehová ) del judaísmo final
no había lugar para una diosa madre; tuvo que buscar otro hogar, y acabó siendo la diosa del culto. La Iglesia
Cristiana la suplantó parcialmente con la Virgen María, la cual, en el cristianismo mediterrá neo, gozó de una
veneració n al menos igual a la que se le concedió a Jesú s.

El pecado era la idea central de la teología judaica. Prá cticamente todo lo que era placer en la vida se consideró
pecaminoso. Detrá s de todo pecado estaban el sexo y el saber, que en la leyenda judía comenzaba en el Jardín del
Edén, cuando Eva, influida por la serpiente, obligó a Adá n a salir del estado de inocencia y de felicidad. Esta leyenda
de la caída de un primitivo Paraíso aparece en el folklore religioso de Egipto, la India, Babilonia, Persia, Grecia y
Méjico. Pero só lo los judíos lo identificaron con el pecado original y lo atribuyeron a una mujer. El có digo judío ha
sido el intento más enérgico de la historia por regular todos los aspectos de la vida humana. Un historiador
religioso lo describe como «el vestido má s apretado con que se ha querido encorsetar jamás la vida».

Este monoteísmo que no reconocía a una diosa madre, degradaba a la mujer y mantenía un có digo de conducta que
controlaba todos los actos del hombre, fue heredado por los cristianos en su totalidad de los judíos; y todos estos
conceptos estaban en oposició n directa con las creencias má s tolerantes de las viejas religiones. Estas pasaron al
culto. Evidentemente, si una y otra parte adoptaron una postura segú n la cual só lo ellas poseían la verdadera fe, las
dos, diametralmente opuestas, tenían que acabar en conflicto

REALICEMOS UNA RETROALIMENTACION DE LO APRENDIDO.

RESPONDE DE FORMA CLARA (Recuerda bien explicado), las siguientes preguntas:

1.  ¿Qué aprendizajes o enseñ anzas obtuvo con esta guía?


2. ¿Qué dificultades encontró en el desarrollo de esta guía?
3. ¿Qué sugerencias tiene para mejorar la elaboració n de la guía, y la comprensió n y asimilació n de este
tema?
4. Elabora el glosario de las palabras desconocidas

Recuerda la bibliografía o cibergrafia que utilizaste, realiza también una portada del trabajo del trabajo, y marco
tanto el archivo en PDF como el asunto así: 9CDianaLuciaRestrepoModuloDeRepasoSociales (escribe tu nombre)

Fuentes de consulta: https://www.arteguias.com/religiosidadmedieval.htm;


https://es.slideshare.net/cartinogtz1/religin-en-la-edad-media; https://concepto.de/edad-media/;
https://concepto.de/edad-media/#ixzz6HnYzLbUG; https://es.wikipedia.org/wiki/Inquisici%C3%B3n;
https://laicismo.org/breve-historia-de-la-magia-y-su-estrecha-relacion-con-la-religion/;
http://es.catholic.net/op/articulos/19180/cat/13/-que-es-una-herejia.html#modal

DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD

1.  ¿QUÉ APRENDIZAJES O ENSEÑANZAS OBTUVO CON ESTA GUÍA?


La Edad Media fue un punto de partida para la reconstrucció n del nuevo mundo estuvo muy desordenado en
guerras y divisiones por parte de las diferencias en la religió n y se presentó la divisiones de las regiones por la
diferencia en la religió n , el asentamiento de reyes caballeros y sectas o grupos que daban su vida por las
mismas creencias , se puede decir que la eda media es la reorganizació n para la organizació n social que en este
momento disfrutamos o las mismas guerras religiosas que predominan en estos tiempos

2. ¿QUÉ DIFICULTADES ENCONTRÓ EN EL DESARROLLO DE ESTA GUÍA?

las dificultades serían las mismas fortalezas en lo complicado del texto de la historia se puede decir que son las
mismas fortalezas ya que es esencial reconocer o tomar una posició n de las verdad de las muchas creencias
existentes es decir es complejo en los puntos de vista de nuestras propias creencias religiosas pero lo que si
es la realidad es ser un espectador de la historia ya evidenciada en el texto

3. ¿QUÉ SUGERENCIAS TIENE PARA MEJORAR LA ELABORACIÓN DE LA GUÍA, Y LA COMPRENSIÓN Y


ASIMILACIÓN DE ESTE TEMA

Como lo explique en mi anterior respuesta es solamente ser espectador del texto y no entrar en ninguna clase
de polémica basado en nuestras propias creencias , y limitarnos en aprender esta riqueza histó rica del punto
inicial del desarrollo infinito de eventos que construyeron nuestro presente y comprender las reputas en el
antiguo continente

4. ELABORA EL GLOSARIO DE LAS PALABRAS DESCONOCIDAS

Feudal: Feudalismo es la denominación del sistema político predominante en Europa Occidental de los siglos centrales de
la Edad Media (entre los siglos X y XI, aunque no hay acuerdo entre los historiadores sobre su comienzo y su duración, y
esta varía según la región),1 y en la Europa Oriental durante la Edad Moderna, caracterizado por
la descentralización del poder político; al basarse en la difusión del poder desde la cúspide (donde en teoría se
encontraban el emperador o los reyes) hacia la base donde el poder local se ejercía de forma efectiva con gran autonomía
o independencia por una aristocracia, llamada nobleza, cuyos títulos derivaban de gobernadores del imperio
carolingio (duques, marqueses, condes) o tenían otro origen (barones, caballeros, etc.).

Organizativo: 1. adj. De la organización 
2. Que tiene capacidad para organizar.

Inquisición: Antiguo tribunal eclesiástico establecido para descubrir y castigar las faltas contra la fe o las doctrinas de la
Iglesia.
"en el siglo XVI, muchas personas murieron en la hoguera porque la Inquisición los condenaba por herejes"

Teología: nombre femenino


Ciencia que trata de Dios y del conocimiento que el ser humano tiene sobre él.

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