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Hoy me siento cual niño que conversa con el día

Pidiendo que dé paso de una vez al cobijo de la noche


Y a pesar que las horas de esta espera, es una agonía
Mi cuerpo sabe que tu voz me anhela sin reproche.

¡No te asustes!, me dice sutilmente la penumbra


¡Vengo en paz!, me grita en silencio lo cual me acostumbra,
A imaginar tu semblante, que me descubre en un segundo
Y que expresarme contigo quiero en un nuevo mundo.

Enma, es tu nombre que dibuja desesperación y calma


Que me invita a volar y a caer en tu lecho de pasiones
Que me mata de seducción y revive mi desvariada alma,
Que me quita el sueño para crear cálidas ilusiones

Me pregunto, ¿Qué puedo encontrar en tu mirada?


¿Acaso será la expresión pidiendo ser mi mujer?
O, ¿Quizá la combinación de una tormenta trastornada?
Que está a punto de cruzar el cielo para poderme proteger.

Busco la respuesta a esta pícara y húmeda desesperación


Y aunque nuestras palabras salen cual miel desde el corazón,
Dejemos a nuestros cuerpos mostrar su total expresión
Y que tu nombre termine siendo mi droga en esta composición.

OSCAR DAVID.

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