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Sería estupendo estar rodeado de personas suficientemente tolerantes 

y humildes como para reconocer la


superioridad intelectual de quién la tiene. Pero la realidad suele ser bien distinta. Si hay una característica

común que define a los mediocres es su habilidad para difuminar y humillar a aquellos por los que se

sienten superados, como si así evitaran una especie de amenaza, como si humillar a las personas

inteligentes les hiciera más listos.


Por otro lado, seamos sinceros: ser inteligente en un ambiente mediocre es una desgracia como otra

cualquiera. Pero, si realmente eres tan inteligente como crees, no intentarás demostrar que estás por encima

de nadie. Es más, tu actitud ante esta circunstancia dice mucho de ti.


Más allá de lo políticamente correcto, sobrevivir a la mediocridad pasa por aceptarse a uno mismo y

comprender que no es necesario provocar a nadie para serlo. Tampoco es cuestión de hacerse el tonto

para ser aceptado por la media, aunque en algunas ocasiones pueda ser una forma eficaz de pasar
desapercibido y no sufrir la ira de quienes se sienten amenazados por ti. De hecho, si realmente eres una

persona inteligente, incluso podrás sacarles provecho de las circunstancias sin ofender ni sentirte ofendido.

Los inteligentes saben aceptar que no van a gustar a todo el mundo

Ninguna persona es un billete que agrade a todo el mundo. Ser inteligente no te convierte en agradable ni

imprescindible ni en buena gente. Las personas inteligentes no caen la trampa de pensar que ser más listo

les convierte en mejores personas o en alguien a quien los demás desean conocer.
Tus ideas, tus aspiraciones o sueños, tu conocimiento o tus valores pueden ofender a mucha

gente. Eso te convierte en una persona más competitiva y puede hacer evidente la inferioridad de los demás,

pero no por ello necesariamente tienes que cambiar.


Las personas inteligentes reconocen y aceptan que no van a gustar a todo el mundo y, en

consecuencia, no se dejan ofender ni intentan defenderse ante quienes no les comprenden. Además,

asumen que este tipo de personas a las que no les gustan no son mala gente, sino que son diferentes, y las

aceptan.

Los inteligentes ignoran o descartan a quienes no son de su agrado

Aceptar que hay personas a las que no les gustas no implica integrarlas en tu mundo. Las personas

inteligentes saben diferenciar a esas personas que no les aceptan y deciden con quién se relacionan y con

quién no. Ser inteligente no implica aguantar todo lo que te echen.


Pero, como suele decirse, “lo cortés no quita lo valiente”. Por eso, las personas inteligentes tratan con

cortesía a todo el mundo, independientemente de sus sentimientos hacia esas personas y de los

desagradables y ofensivos que puedan llegar a ser. De este modo es más fácil evitar futuros enfrentamientos.
A veces, este tratamiento cortés puede implicar tragarse algún sapo, incluso hacerse el tonto. En el

fondo esta forma de actuar es muy inteligente ocasionalmente y puede impedir situaciones desagradables que

no llevan a ninguna parte. Puede incluso ser un auténtico desafío intelectual y de control emocional.
Los inteligentes se centran en sí mismos

Para disimular la propia incompetencia o intentar parecer más inteligente de lo que se es, algunas personas

concentran sus energías en molestar y humillar a quienes destacan o han demostrado ser más inteligentes.
Esto es muy frustrante. Pero es propio de personas inteligentes aprender a manejar la frustración que

este tipo de actitud genera.

Para ello, en lugar de centrarse en lo irritantes que resultan estas personas y en defenderse de las ofensas
públicas, las personas inteligentes se centran en sí mismos, en quiénes son, en sus propios

valores. No se trata de defenderse ante los demás, sino ante uno mismo.

Además, las personas inteligentes intentan descubrir cuáles son esos factores que desencadenan la

actitud de no aceptación de los otros para no provocarlos. De esta manera es posible prever la situación

y suavizarla, incluso cambiar la reacción. Los inteligentessaben que es más fácil cambiar su percepción,

actitud y comportamiento que pedir a alguien que sea un tipo diferente de persona.

Los inteligentes se detienen y respiran profundamente ante los inconvenientes

En vez de reaccionar violentamente ante un circunstancia incómoda cuando no son aceptados, los

inteligentes son capaces de parar y respirar profundamente para no dejarse llevar por la ira o la

negatividad. De este modo, los inteligentes evitan que la actitud de los otros les haga daño.

Hacer una pausa y respirar profundamente permite controlar la subida de adrenalina que provocan

ciertas situaciones, lo que permite estar en mejores condiciones para mantener una conversación o pasar

de largo. Respirar profundamente te ayuda a evitar una reacción exagerada y continuar con la mente abierta

y una actitud positiva y ligera.

Sabio no es aquel que acumula muchos conocimientos y experiencias, sino quien sabe utilizar de forma

efectiva cada cosa aprendida y, además, es capaz de ignorar con inteligencia todo aquello que no es útil, que

no le permite crecer para avanzar como persona.


Sabio es aquel que sabe diferenciar el lastre de lo que le ofrece energía. Por que vivir es, al fin y al cabo,

economizar y saber qué es lo importante.

Ahora bien, parece que la mayoría no aplicamos esta sencilla regla. Según un estudio de Universidad de
Harvard, las personas tenemos una capacidad asombrosa de centrar la atención en cosas “que no

están sucediendo”. Nos preocupamos por aspectos que no son importantes minando nuestra capacidad de

ser felices en el “aquí y ahora”.

La primera regla de la vida nos indica que la persona más sabia es aquella que sabe ser feliz y que es capaz

de eliminar de su existencia todo aquello que le hace daño o que no es útil.


El arte de saber ignorar con inteligencia no es fácil de aplicar en nuestro día a día. Se debe a que ignorar

supone en muchos casos alejarnos de ciertas situaciones e incluso de personas. Estamos ante un acto

de auténtica valentía, que viene precedido siempre de una discriminación meditada. Te invitamos a reflexionar

sobre ello.

Ignorar con inteligencia es aprender a priorizar

Ser feliz es el arte de la elección personal. Podemos tener suerte en un momento dado, pero la mayoría
del tiempo va a depender de nosotros mismos: de las decisiones que tomemos.

Para ello, es necesario adquirir una perspectiva no solo más positiva de las cosas, sino también más

realista, ahí donde el autoconocimientoy la autoestima siempre serán fundamentales.

La vida es muy corta para alimentarnos de amarguras y frustraciones: desahoga tus lágrimas, ignora las

críticas y rodéate de quienes te importen y te aporten de verdad.

Cómo aprender a establecer prioridades

Para aprender a establecer prioridades es necesario dar a cada cosa que nos rodea su auténtico

valor. No el que puede tener de manera objetiva, sino el que puede acumular en función de nuestras

necesidades y deseos.
Para conseguirlo, debemos atender estas dimensiones.
 Si nos cuesta elegir entre lo que es importante y lo que no, es porque tenemos un conflicto
interno entre las cosas que queremos y las que sabemos que nos convienen. Además, tenemos miedo a
“quedar mal”, “hacer daño” o incluso a actuar de una forma diferente a como esperan los demás si nos
atrevemos a romper vínculos.
 A mayor nivel de estrés y ansiedad, más nos costará establecer prioridades. Así pues,
reflexiona sobre qué situaciones y qué personas tienen auténtico valor para ti en momentos de calma
personal, cuando te notes más centrado y relajado.
 Piensa en aquello que es importante para ti y no para los demás, no temas a las críticas ajenas
o lo que puedan pensar por las decisiones que quieras tomar.
 Entiende que priorizar no es únicamente ignorar con inteligencia lo que nos hace daño, es
reorganizar nuestra vida para encontrar espacios propios para ser felices.

 
Hay que dejar ir a quien nunca hizo nada para quedarse
Llega un momento en la vida en que es mejor dejar ir, soltar y descansar de esas luchas a contracorriente, de
invertir tiempo en quien ya no lo merece...

Ignorar personas también es saludable

Según un interesante trabajo publicado en la revista Livesciencie, las relaciones personales que nos

ocasionan estrés o sufrimiento afectan a nuestra salud mental. Experimentamos un aumento de cortisol
en sangre y de la presión arterial, hasta el punto de correr el riesgo de sufrir problemas cardíacos severos. No

merece la pena.

Aprender a ignorar a quienes no nos aportan nada

No se trata de  ir a malas ni de utilizar ultimatums o chantajes. Ignorar con inteligencia es un arte que
puede llevarse a cabo con elegancia y sin llegar a extremos innecesarios. Para ello, ten en cuenta estos
puntos sobre los que reflexionar.
 No te preocupes por lo que no puedes cambiar: acepta que ese familiar seguirá teniendo esa
actitud cerrada, que tu compañero de trabajo va a ser igual de entrometido. Deja de acumular emociones
negativas como rabia o frustración y limítate aceptarlos tal y como son.
 Ignora críticas ajenas mientras aumentas tu propia confianza. Es muy posible que en el
momento en que decidas poner distancia de quien no te interesa, aparezcan los reproches. Entiende que las
críticas no te definen, no eres tú. Fortalece tu autoestima y saborea cada paso que das en libertad lejos de
quien te hace daño. Es un triunfo personal.
 Cuando la ayuda es un acto interesado: es importante aprender a discriminar los actos de
supuesto altruismo. Hay quien nos repite aquello de “yo lo hago todo por ti, para mí eres lo más
importante”,cuando en realidad la balanza de esa relación se inclina siempre hacia un lado que no es el tuyo.
Nunca existe el equilibrio.
 Cuanto más ligero, mejor. En la vida merece la pena contar con “personas” y no acumular
“gente”. Así pues, prioriza y avanza ligero. Ligero de enfados, rabia, frustraciones y, sobre todo, de personas
que lejos de valer la alegría solo valen penas y distancias.

El arte de ser sabio es comprender qué vínculos es mejor dejar de alimentar sin tener ninguna carga de

conciencia por haber dicho “no” a quien jamás se preocupó en decirnos “sí”.

“La frustración es una emoción como cualquier otra, como todas las emociones una frustración bien manejada

y regulada puede ser muy beneficiosa, y una frustración mal gestionada puede ocasionar ansiedad, estrés y

que descienda nuestro rendimiento por ejemplo en un partido, justo lo contrario que queremos. Vamos a ver

cómo puedo gestionarla”, nos cuenta.

“Si yo me siento frustrado, o siento cualquier otra emoción, es beneficioso, mirar a ver qué quiere decir; todas

las emociones llevan un mensaje, en este caso me pregunto a mí mismo qué quiere decir que este frustrado

por no jugar, que respuestas me puedo dar a mí mismo”.


La suplencia de Marc Gasol

“La primera respuesta, y más adaptada, es la siguiente, "es normal que este frustrado" no debo preocuparme

por ello, soy un jugador que se esfuerza cada día en los entrenamientos y que me entrego totalmente en la

cancha, luego si no juego "es normal sentirse frustrado" aceptar la normalidad de sentir ciertas emociones

"desagradables" es la clave para que un proceso emocional, esa emoción no se desborde, al no rechazarla, ni

reprimirla, la echamos fuera y cuidado, a veces la frustración reprimida puede llevar a la ira (traducida en

agresividad jugando)”, nos cuenta el psicólogo.


“Una vez he aceptado la normalidad de sentirme así, tengo que preguntarme cuál es el mensaje que lleva

esta emoción, es difícil acertar el mensaje de alarma que la frustración le provocaba a Marc, pero vamos a

hacer una hipótesis, de cómo Marc ha podido regular esa emoción”.


Aceptar la frustración

“Primero, la aceptado y lo ha hecho público, eso no quiere decir que haya aceptado ser suplente, sino

que acepta estar frustrado, y parece que el mensaje de esa emoción es que no se siente valorado en

consecuencia con su esfuerzo, y no hay que hay olvidar que estamos en la NBA y existen estadísticas, y esto

último es un hecho objetivo del que nadie puede contradecirle, y así lo hecho constar, se ha manifestado, se

siente frustrado es normal sentirme así; pero, además el mensaje es que creo que no estoy siendo lo

suficiente valorado dado mi esfuerzos y mis estadísticas, luego es posible que se esté siendo injusto conmigo,

y así lo manifiesta, de una forma lícita, sin escándalos, sólo como se siente y por qué se siente así”, nos

explica para Deporte y Vida.

“No sé si jugara más o menos a partir de ahora, pero esa frustración está muy bien enfocada para que no

vaya a más,(quizá si se hubiera callado, el juego hubiese sido mucho más agresivo de lo que es habitual en

él, o su nivel de concentración hubiese bajado en los próximos partidos). Con independencia del resultado de

sus palabras, aceptar y liberar ese tipo de emociones hace que tengamos una buena inteligencia emocional y

que nos podamos adaptar a situaciones problemáticas. En definitiva, son estrategias de afrontamiento para

superar baches que nos vamos encontrando cada día”, nos cuenta sobre el pequeño de los Gasol.

No sabemos si Marc jugará de nuevo, aunque todo parece indicar que sí ya que los Grizzlies han despedido a

Fizdale, su entrenador hasta hace unas horas.

Tema 9: Motivación y frustración. MAPA DE CONTENIDOS MOTIVACIÓN Y FRUSTRACIÓN TEORÍAS DE


LA MOTIVACIÓN FRUSTRACIÓN Homeostática Necesidades Incentivo Psicoanalítica Cognitiva Humanística
Causas Clases Los motivos humanos Los motivos son las causas, factores o impulsos internos que mueven al
sujeto a la ejecución de una conducta. En relación con la motivación, los psicólogos distinguen tres términos:
Necesidad: Es cuando al sujeto le falta o sobra algo para alcanzar su estado adecuado, de forma físico
biológica (nutrientes, hormonas) o psicológico social (placer, éxito). Impulso: Es la tendencia que empuja a la
acción y que el sujeto siente en forma de atracción o impulso. Objetivo: Es la finalidad de la acción, lo que se
pretende conseguir con ella. El psicólogo neoyorquino Clark Leonard Hull a comienzos del siglo XX diferenció
los motivos entre primarios, innatos y asociados a necesidades biológicas de supervivencia (hambre, sed,
sueño y sexo), y los secundarios, aprendidos y determinados por las circunstancias de la vida social
(motivación de logro, autoestima, amor, lazos afectivos, diversión, conocimiento, poder,

2 posesión, etc.), la no consecución de éstos últimos no afecta a la supervivencia sino al estado emocional del
sujeto. Ambos impulsos motivacionales cesan una vez cubierta la necesidad, sin embargo, cuando los motivos
están relacionados con el interés, como en el caso de la ambición, la conducta no se contenta con la
satisfacción de la necesidad, sino que seguirá motivada para obtener mayores rendimientos, lo que puede
convertirse en un rasgo patológico, cuando el grado es desmedido. Teorías sobre la motivación Teoría
Homeostática También conocida como teoría del equilibrio, está basada en el concepto de homeostasis, o
recuperación del equilibrio, del biólogo francés del S. XIX Claude Bernard y aplicada a la conducta humana
por Clark Hull, según el cual, la necesidad biológica crea un desequilibrio orgánico, el cual origina un impulso
dirigido a un tipo de conducta cuya finalidad es la reducción del impulso y la recuperación del equilibrio. Por
tanto los motivos serían instrumentos mediante los cuales el organismo solventa sus necesidades y alcanza la
estabilidad. Teoría del equilibrio biológico de Claude Bernard Teoría de las necesidades Formulada por el
psicólogo estadounidense Henry Murray, según la cual la motivación se activa como respuesta a las
necesidades del individuo, destacando las necesidades secundarias, puesto que cada individuo jerarquiza sus
necesidades atendiendo a intereses o deseos específicos. Creó el concepto motivación de logro para
designar el impulso que muestran los humanos por vencer los obstáculos y

3 alcanzar los objetivos con eficacia. La motivación de logro puede medirse a través del test de apercepción
temática, test proyectivo presentado por Murray en 1935 que consiste en un conjunto de 31 láminas de las
que se muestran 20 para que se realice un relato sobre la lámina presentada. Las imágenes presentadas en
las láminas son dibujos, fotografías, reproducciones de cuadros o grabados. El significado de las imágenes es
ambiguo y por lo general el dibujo es difuminado. Doce de las láminas representan la figura humana
masculina o femenina sola en diferentes edades. En siete dos personas del mismo sexo; cuatro dos personas
de sexo opuesto, de edad similares y diferentes. Una lámina representa a tres personas, dos mujeres y un
hombre; otra a varios hombres juntos; dos más a un joven o una chica recordando u observando una escena
con varios personajes; tres láminas representan paisajes algo fantásticos sin figuras humanas; la número 16
es blanca: con la idea que favorezca la proyección de la imagen que la persona tiene de sí misma. Test de
apercepción temática de Murray Teorías del incentivo El incentivo es lo que desde fuera del sujeto le atrae
para la realización de la acción, siendo la conducta el medio para obtener placer o evitar el dolor, e
independiente de la necesidad biológica. Su mayor representante es el psicólogo estadounidense James
Olds. En 1953 James Olds realizó experimentos basados en implantar electrodos quirúrgicamente en el
interior del cerebro de unas ratas

4 separados apenas por unos milímetros con los cuales se daban pequeñas descargas eléctricas a varias
regiones del cerebro. Un día de otoño, Olds y el doctor Peter Milner experimentaban con una rata en la región
del encéfalo, donde se especulaba se controlaba el ciclo de sueño y vigilia. Sin embargo, en esa rata en
particular, los electrodos habían quedado implementados en una región más adelantada de la línea media
llamada septum pelucidum. La rata se colocó en una caja, y en una esquina se colocó un botón, el cual al ser
pulsado, aplicaba una descarga eléctrica breve y de poca intensidad a través de los electrodos implantados.
Después de unas cuantas descargas, la rata aprendió el mecanismo y regreso a presionar el botón hasta
quedarse dormida. Al día siguiente, la rata seguía estando más interesada en el botón, creando el hábito de
presionarlo en forma cada vez más constante. En uno de los experimentos considerados más impresionantes
de la neurociencia de la conducta: las ratas llegaron a pulsar la palanca hasta siete mil veces por hora para
estimularse el cerebro. Empezaron incluso a despreciar otras tareas, incluyendo comer o beber por días y no
hacían caso de otras ratas en celo puestas en la jaula. El experimento se hizo más complejo: para llegar a la
palanca, se colocaban rejillas electrificadas que les aplicaba descargas dolorosas en los pies. Las ratas
hembra abandonaban a su camada recién nacida para seguir pulsando la palanca. Algunas ratas llegaron a
autoestimularse hasta dos mil veces por hora durante veinticuatro horas con exclusión de cualquier otra
actividad, hasta que murieron de hambre. Experimento de James Olds. El centro del placer

5 Teorías psicoanalíticas Según el fundador del psicoanálisis, el austriaco Sigmund Freud, nuestra conducta,
pensamientos e incluso sueños se encuentran condicionados y dirigidos por pulsiones inconscientes
reprimidas (trieb). Distinguió dos tipos de pulsiones: sexuales y de autoconservación que denominó libido
(Eros), y pulsiones agresivas que denominó pulsiones e muerte (Tánatos). La estructura del psiquismo hace
que el sujeto busque la satisfacción (principio de placer) pero las imposiciones morales y de la sociedad
(principio de realidad) reprimen estas pulsiones inconscientes satisfaciéndolas a través de los sueños, de
síntomas neuróticos o a través de mecanismos de defensa. Entre estos últimos se encuentra la represión.
Teorías cognitivas Las teorías cognitivas de la motivación se basan en el concepto de desequilibrio interno o
disonancia cognitiva. Esta origina el impulso que conduce a la acción, para que el sujeto elabore hipótesis,
genere expectativas y pruebe su cumplimiento mediante ésta, conllevando aprendizajes latentes y la
culminación de las expectativas y metas que el individuo se ha propuesto. Ha sido el psicólogo neoyorquino
Leon Festinger quien en la década de los años cincuenta trabajó sobre la teoría de la disonancia cognitiva que
explicaría cómo las personas intentan mantener su consistencia interna. Sugirió que los individuos tienen una
fuerte necesidad interior que les empuja a asegurarse de que sus creencias, actitudes y su conducta son
coherentes entre sí. Cuando existe inconsistencia entre éstas, el conflicto conduce a la falta de armonía, algo
que la gente se esfuerza por evitar. Festinger diseñó un experimento para probar que si tenemos poca
motivación extrínseca para justificar un comportamiento que va en contra de nuestras actitudes o creencias,
tendemos a cambiar de opinión para racionalizar nuestras acciones. Para ello, pidieron a unos estudiantes de
la Universidad de Standford, divididos en tres grupos, que realizaran una tarea que evaluaron como muy
aburrida. Posteriormente, se le pidió a los sujetos que mintieran, pues tenían que decirle a un nuevo grupo
que iba a realizar la tarea, que ésta había sido divertida. Al grupo 1 se le dejó marchar sin decir nada al nuevo
grupo, al grupo 2 se le pagó 1 dólar antes de mentir y al grupo 3 se le pagó 20 dólares. Una semana más
tarde, Festinger llamó a los sujetos del estudio para preguntarles qué les había parecido la tarea. El grupo 1 y
6 3 respondió que la tarea había sido aburrida, mientras que el grupo 2 respondió que le había parecido
divertida. Festinger concluyó que la gente experimenta una disonancia entre las cogniciones en conflicto. Al
recibir sólo 1 dólar, los estudiantes se vieron obligados cambiar su pensamiento, porque no tenían otra
justificación (1 dólar era insuficiente y producía disonancia cognitiva). Los que habían recibido 20 dólares, sin
embargo, tenían una justificación externa para su comportamiento, y por tanto experimentaron menos
disonancia. Esto parece indicar que si no hay ninguna causa externa que justifique el comportamiento, es más
fácil cambiar de creencias o actitudes. Teorías humanistas Para este tipo de teorías los motivos vienen
determinados por las tendencias a la autorrealización personal. El representante más conocido de esta
corriente es el psicólogo estadounidense Abraham Maslow que afirmó la existencia de una predisposición
innata hacia el desarrollo de la maduración personal, jerarquizando las motivaciones en seis niveles. Pero la
presión social, y la incapacidad para comprender el sentido último de la existencia, imposibilitan la maduración
y crecimiento psicológico de todas las personas, que terminan llevando una vida insatisfecha o, al menos, no
colmada plenamente. Estos niveles son, de abajo (menos relevante) hacia arriba (más relevante):
Necesidades fisiológicas, necesidades de seguridad, necesidades de amor y afecto, necesidades cognitivas,
necesidades morales y estéticas, AUTORREALIZACIÓN.

7 La frustración. Es el resultado de la perturbación de un proceso motivacional en virtud de deficiencias,


obstáculos o conflictos, dicho de otra forma, es la insatisfacción provocada por no haber podido culminar un
deseo o impulso. Causas Puede deberse a las siguientes causas: Deficiencias internas: Cuando las
aspiraciones exceden a las propias capacidades, o al menos así lo cree el sujeto. Obstáculos externos:
Cuando el desarrollo de la acción es impedido por algún hecho o situación ajeno al sujeto, que se ve obligado
a renunciar a su propósito. Conflictos: Cuando el sujeto tiene dos impulsos contrarios, que le empujan a
acciones incompatibles entre sí. En la mayoría de casos el conflicto se resuelve eligiendo una de las
posibilidades, lo que conlleva cierto sufrimiento inevitable, no obstante, el sufrimiento es mayor cuando el
sujeto se ve incapaz de renunciar a una opción, y por tanto, a elegir. Clases de frustración Según el psicólogo
gestaltista Kurt Lewin y el cognitivista George Miller las frustraciones se pueden clasificar en: Frustración por
barrera: Cuando el sujeto no puede alcanzar su objetivo debido a un obstáculo interno o externo.

8 Frustración por conflicto: Los conflictos motivacionales pueden ser: o Atracción Atracción: Cuando ambas
posibilidades son igual de atractivas. o Atracción Evitación: Cuando cada posibilidad lleva consigo
consecuencias positivas y negativas simultáneamente. o Evitación Evitación: Cuando ambas posibilidades nos
provocan el mismo rechazo. o Múltiple Atracción Evitación: Entre varias alternativas, cada una contiene
aspectos positivos y negativos a la vez. Por último resaltar la íntima relación que existe entre frustración y
agresividad. Hay tres tipos de respuesta dadas en Psicología: o Según el Psicoanálisis: La agresividad es
consecuencia directa de la frustración, allí donde hay un deseo frustrado se genera aversión contra el
causante, así, según la teoría de la frustración agresión, donde hay frustración aparece necesariamente
agresión, y viceversa, no hay agresión sin previa frustración. o Según la Etología: Habla de un instinto de
agresión innato, siendo la frustración un desencadenante pero no un causante de ella. o Según otras
escuelas: Insisten en el origen ambiental de la agresión, por un lado, y, por otro, en la pluralidad de
respuestas posibles frente a la frustración como la agresión, las conductas inadaptadas (indefensión,
regresión) o la búsqueda de la adaptación al medio. La frustración es un hecho universal, pero hay diversas
formas de responder a ella como la agresión, el logro indirecto (cambiando la forma de obtener el mismo
objetivo), las metas alternativas, o la evasión/depresión, donde el sujeto se refugia en conductas
inmediatamente gratificantes y que no precisan esfuerzo, o se sume en un estado de gran tristeza e
inactividad. Hablamos de tolerancia a la frustración para referirnos a la capacidad que un sujeto tiene de
aceptar las frustraciones impidiendo que afecten de forma grave a sus hábitos de conducta y organización
emocional, a la vez que se propone caminos alternativos que anulan o reducen la frustración.

Algunos términos fundamentales Evasión: Liberarse de sentimientos molestos sin llegar a afrontar la realidad.
Regresión: Mecanismo de defensa propuesto por el psicoanálisis consistente en reproducir conductas típicas
de períodos anteriores del desarrollo de la personalidad. Frustración: Insatisfacción provocada por no haber
podido realizar un deseo o impulso. Disonancia cognitiva: Tensión, o discordancia interna del sistema de
ideas, creencias y emociones, que percibe una persona al mantener, al mismo tiempo, dos pensamientos que
están en conflicto, o por un comportamiento que es contrario a sus creencias. Impulso primario: Energía que
insta al sujeto a la realización de una acción determinada, correspondiente a las necesidades esenciales para
su supervivencia.

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