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PRIMO CICLO
Elaborato finale
El esfuerzo de la libertad.
Las Provincias Unidas del Sud y la Diplomacia
Pontificia entre 1810 y 1823.
Direttore
Prof. Dr. Roberto Regoli
2017/2018
1
Introducción
1
J. LYNCH, Dios en el Nuevo Mundo: una historia religiosa de América Latina,
Barcelona, Crítica, 2012, 167.
3
Capítulo I
El texto del Juan Fernández de Sotomayor que acabamos de citar, nos hace
ver el entrecruzamiento de los pensamientos independentistas en la
enseñanza religiosa; el objetivo del texto era «respaldar la Independencia
declarada por Mompóx el 6 de agosto de 1810, y de paso minimizar la
influencia del clero realista que predicaba en contra de tales eventos»3. Con
esto podemos sostener la gran importancia de los discursos que tejen el
periodo de independencias, pues no se trata de un proceso puro de orden
político, gubernamental o diplomático entre la corona española y sus
colonias, sino que más bien estamos en frente a una construcción de
relaciones entre sistemas que conviven en una realidad compleja pero abierta
a los cambios producidos por las interacción de estos sistemas4.
2
J. FERNÁNDEZ DE SOTOMAYOR, Catecismo o instrucción popular, Cartagena de Indias,
1814, 7-29 en K. KOSCHORKE – F. LUDWIG – M. DELGADO (ed.), Historia del cristianismo
en sus fuentes. Asia, África, América Latina (1450-1990), Madrid, Trotta, 2012, 374-375.
3
P. CARDONA ZULUAGA, Creer en la Independencia. El catecismo o Instrucción popular
de Juan Fernández de Sotomayor, en «Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía,
Política y Humanidades» 34 (2015), 400.
4
Esta afirmación sobre una interacción de sistemas sociales que convergen para la
creación de realidad, donde «hay que satisfacer las necesidades materiales, asegurar la
producción y formular un concepto de mundo», nos viene dada por la propuesta de Niklas
Luhmann que nos orienta hacia una complejidad necesaria en cada acontecimiento. Cfr.
F. BECKER – E. REINHARDT-BECKER, Teoría de sistemas. Una introducción para las
ciencias históricas y las humanidades, México, Universidad Iberoamericana, 2016, 30-
38.
5
5
Ver el apéndice 1
6
J. LYNCH, Las Revoluciones hispanoamericanas 1808-1816, 5 ed., Barcelona, Ariel,
2014, 47.
7
Cfr. Ibid., 47-48.
8
P. GONÁLEZ BERNALDO DE QUIRÓS, El largo siglo XIX, en P. YANKELEVICH (ed.),
Historia mínima de Argentina, Madrid, El Colegio de México – Turner, 2014, 143.
9
El Documento de la declaración de Independencia de Haití puede leerse en «Historia
Caribe» 18 (2011), 189-194.
6
capital virreinal. El objetivo era ampliar los dominios comerciales del Reino
Unido, consecuencia de la expansión napoleónica que acaecía en Europa. Se
desencadena un enfrentamiento que cuenta con la estrategia de los diversos
sectores: el campo, la ciudad, los humildes y los letrados. Se destaca el
accionar del francés Santiago de Liniers que, estando al servicio de España,
organiza la población para hacer frente a la invasión. La rendición inglesa
llega el 12 de agosto, pero no será la última vez que esta bandera flamee en
costas del Virreinato, porque una revancha tendrá lugar un año después, pero
también fue reducida10.
10
Cfr. R. MANDRINI, Tiempos prehispánicos, en P. YANKELEVICH (ed.), Historia mínima
de Argentina, 137-141.
11
Para un estudio sintético y datado de este proceso referimos al estudio de G. SALE, La
ascesa al potere del Generale Bonaparte. Il colpo di Stato del 18 brumaio, en «La Civiltà
Cattolica» 3588 (1999), 570-583.
12
Cfr. P. BOUTRY, Pio VII, en Dizionario biografico degli italiani, LXXXIV, Roma,
Istituto della Enciclopedia Italiana, 2015
13
E. LORA (ed.), Enchiridion dei Concordati. Due secoli di storia dei rapporti Chiesa-
Stato, Bologna, EDB, 2003, 2-9.
7
Estas líneas del cardenal nos ponen en evidencia al menos dos cosas: el deseo
de Napoleón en la extensión de su territorio y el imaginario, que según el
religioso, tenía el Emperador sobre el Pontífice16. Es también la puerta al
evento de la noche del 8 al 9 de julio de 1809, cuando el Papa viene tomado
prisionero y llevado fuera de la Urbe. Inicia aquí un tiempo de ausencia del
14
Ibid., 2.
15
B. PACCA, Napoleone contro Pio VII, Roma, Editoriale Romana, 1944, 350-352.
16
Estas apreciaciones se sostienen en que «[Napoléon] à critiquer ouvertement la
souveraineté temporelle du pontife romain et l’inefficacité de son administration [c’est
pourquoi] en mai 1809 il déclare officiellement la fin du pouvoir temporel du pape sur
les États romains, en les annexant à l’Empire» como afirma V. GRANATA, Rome sans
Pape (1809-1814). La capitale de la catholicité contre la Ville de César, en J. O. BOUDON
– R. H. DE LACOTTE, La crise concordataire. Catholiques français et italiens entre Pie
VII et Napoléon 1808-1814, Paris, Éditions SPM, 2016, 134.
8
Obispo de Roma, que durará hasta finales de marzo de 1813 y tendrá claras
consecuencias en la administración de toda la Iglesia.
Es de notar que hacia 1809 el Pontífice no es el único prisionero noto de
Napoleón. En marzo del año anterior el recién asumido rey de España
Fernando VII se encaminó a Bayona donde, con un engaño del Emperador,
abdicó y cayó prisionero al cruzar la frontera francesa17.
Estas dos ausencias en las cabeceras europeas definen la geografía
administrativa de la Europa ya que Napoleón consolida sus ambiciones
expansionistas y gana territorios. Las repercusiones serán también
considerables ya que, a lo que nos importa en nuestro tema, las colonias en
Hispanoamérica tendrán una vía libre para su actuar; con esto resulta
menester hacer una distinción: antes las preguntas ¿quién gobierna América?
¿A quién hay que obedecer? Se puede responder que «la caída del Estado
borbónico fue una oportunidad más que la causa de esos acontecimientos»18
desencadenados en las colonias. Si esto se dice en relación a la caída de la
corona borbónica ¿qué se puede decir en relación a la Iglesia? ¿Cómo se vive
en la administración eclesiástica local la ausencia del Vicario de Cristo?
¿Cuáles son las interpretaciones religiosas que se desgranan ante los
acontecimientos revolucionarios? Para dar repuestas a estos interrogantes,
agregaremos otras piezas al engranaje.
17
Cfr. R. SÁNCHEZ MONTERO, Fernando VII, Madrid, Arlanza, 2001, 73.
18
J. LYNCH, Dios en el Nuevo Mundo: una historia religiosa de América Latina,
Barcelona, Crítica, 2012, 149.
9
19
PIO VII, Regalium principum, in Bullarii romani continuatio summorum pontificum, v.
7.1, Prati, Typographia Aldina, 1840-1856, 810-812.
20
Cfr. R. DI STEFANO – L. ZANATTA, Historia de la Iglesia argentina. De la conquista a
finales del siglo XX, Buenos Aires, Sudamericana, 2009, 199.
21
D. BRADING, Orbe indiano. De la monarquía católica a la república criolla, 1492-
1867, México D.F., Fondo de Cultura Económica, 1991, 242.
22
Ibid., 249.
10
rey de España, y seglares eran buena parte de los miembros del Consejo de
Indias»23.
Al comenzar el capítulo hicimos mención a un catecismo de tiempos
revolucionarios, y es justamente en este punto del Patronato Real donde
apoya sus criticas al sistema colonial de dominios y prácticas
evangelizadoras para subyugar a los pueblos, según leímos. Sin embargo es
de notar que este sistema de gobierno, por medio del cual la corona
usufructuaba de los bienes coloniales, trajo a las tierras hispanas algunos
beneficios, sobre todo en el ámbito eclesiásticos. El cuidado de la educación,
en universidades y escuelas, la administración de justicia y sacramentos, el
control de nacimientos y defunciones, entre otros oficios, estaban a cargo de
las instituciones religiosas y para poder ejercer su trabajo percibían un
beneficio de quien custodiaba las tierras; tomar el camino de las
independencias suponía también emprender un proceso nada fácil de gestión
y administración económica que sostuviese numerosas obras que iban desde
la construcción de una capilla al mantenimiento de un hospital, sin olvidar al
personal eclesiástico que tendrían sus dietas en peligro.
23
R. DI STEFANO, La Iglesia católica y la revolución de independencia rioplatense, entre
la historia y el mito, en J. I. SARANYANA – J. B. BOSCO, Política y religión en la
independencia de la América hispana, Madrid, BAC, 2011, 172.
24
F. B. DE RIVAROLA, Religión y fidelidad argentina, 1809 citado en R. DI STEFANO, La
Iglesia católica y la revolución de independencia rioplatense, 167.
11
Después de las invasiones inglesas de 1806 y 1807, los criollos del sur
supieron que contaban con las fuerzas necesarias para organizarse y
protegerse del enemigo; si bien sus estrategas eran defensores de la presencia
real, esto no impidió que comenzase a gestarse la idea de una administración
local para gestionar una autonomía emancipada. Las noticias de la ocupación
napoleónica en la Península llegaron en julio de 1808, y en agosto el Virrey
Liniers, héroe de la defensa contra los ingleses, pidió a los intendentes la jura
de fidelidad a Fernando VII, ausente ya en el trono. El juramento se hizo, y
de este modo el virrey recibió apoyo también a su gestión. Sin embargo esta
fidelidad no duró mucho, y por debajo corrían los rumores de una revolución
no violenta que tenía como primer paso la destitución del Virrey. Los ánimos
se caldeaban y, ante una aparente pasividad, los sectores nobles de la ciudad
de Buenos Aires inician un complot para formar una nueva España
americana para continuar con el ejercicio de dominio y poder, según como
se venía haciendo. Un golpe fallido de estas esferas de poder el 1 de enero
de 1809 y el corte de comunicaciones con España, contando además que las
fuerzas de resistencia militar peninsular era menor a la criolla (371 hombres
contra 2979, respectivamente), llevaron a que la junta central de Buenos
Aires depusiera de su cargo a Liniers y nombró en su lugar a Baltasar
Hidalgo de Cisneros. Éste arribó a tierras rioplatenses en julio de 180925.
Caben ahora algunas palabras sobre los protagonistas de este escenario
revolucionario, donde confluyen múltiples pertenencias ya que «aunque el
poder de los criollos residía en su capacidad militar, también disponían de
fuertes recursos ideológicos […] un grupo de intelectuales, graduados,
abogados, doctores, oficinistas y sacerdotes»26. En este último grupo se
cuentan nombres como Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Mariano
Moreno y los eclesiásticos Manuel Alberti y Gregorio Funes. Así también
están los opositores al movimiento revolucionario, bajo la nomina de
realistas en múltiples espacios de la sociedad.
El 13 de mayo de 1810 llegan las noticias de que las tropas de Napoleón
han ocupado Andalucía y habían entrado a Sevilla, lo que significaba que
gran parte de la península Ibérica se encontraba bajo control francés. Esto
llevó a que el jefe de Patricios, Cornelio Saavedra, hiciera petición al Virrey
Cisneros de un Cabildo Abierto, medida que fue acompañada de la prisión
domiciliaria impuesta por el primero al segundo. El 21 de mayo se convocó
un congreso general que abrió sesiones el martes 22 con la clara intención
de deponer el virrey y dar un nuevo gobierno al sur del continente. Una
25
Cfr. J. LYNCH, Las Revoluciones hispanoamericanas 1808-1816, 51-59.
26
Ibid., 53-54.
12
27
Ibid., 61.
28
Cfr. R. ZORRAQUÍN BECÚ, La doctrina jurídica de la Revolución de mayo, en «Revista
del Instituto de Historia del Derecho» 11 (1960), 47-68.
29
Lynch nos dice que las votaciones para la formación del gobierno fueron reñidas y con
diferencia dentro de los mismos bloques presentes en la asamblea. El clero, por ejemplo,
tenía al obispo y seis religiosos que votaron por la continuidad del virrey en contra de
dieciséis sacerdotes dieron su apoyo al nuevo gobierno. Cfr. J. LYNCH, Las Revoluciones
hispanoamericanas 1808-1816, 62.
13
30
Resulta oportuno dar alguna información sobre Gregorio Funes, proveniente de las
notables familias de Córdoba se educó en el colegio Monserrat, de inspiración jesuítica,
y luego en la Universidad de Alcalá. Durante el periodo previo a la revolución, la familia
Funes se identificaba con el partido jesuítico que en Córdoba era opuesto a la facción del
gobernador y luego virrey Sobremonte. Cfr. R. DI STEFANO, La Iglesia católica y la
revolución de independencia rioplatense, entre la historia y el mito, 178-179.
31
V. AYROLO, Los deberes del Obispo Orellana. Entre la pastoral y la patria, 1810-1817,
en G. VIDAL – J. BLANCO (ed.), Catolicismo y política en Córdoba, siglos XIX y XX,
Córdoba, Ferreyra Editor, 2010, 21.
32
Cfr. V. AYROLO, Una nueva lectura de los informes de la misión Muzi: la Santa Sede
y la Iglesia de las Provincias Unidas, en «Boletín del Instituto de Historia Argentina y
Americana Dr. Emilio Ravignani» 14 (1996), 34-35.
14
33
Cfr. R. DI STEFANO – L. ZANATTA, Historia de la Iglesia argentina. De la conquista a
finales del siglo XX, 205.
34
AGN, Carta de Belgrano al Doctor Luis Bernardo Echenique, Sala X, 4-7-2, Cuartel
General de Campo Santo, 26 de abril de 1812 citado por E. SÁNCHEZ PÉREZ, El obispo
Nicolás Videla y el General Belgrano, en «Historia Sacra» 133 (2014), 149.
35
R. DI STEFANO – L. ZANATTA, Historia de la Iglesia argentina. De la conquista a
finales del siglo XX, 208.
36
Cfr. R. DI STEFANO – J. ZANCA, El anticlericalismo argentino, en R. DI STEFANO – J.
ZANCA (ed.), Pasiones anticlericales. Un recorrido iberoamericano, Buenos Aires,
Universidad Nacional de Quilmes, 2013, 292-293.
15
37
R. DI STEFANO, Ovejas negras. Historia de los anticlericales argentinos, Buenos Aires,
Sudamericana, 2010, 83.
16
17
Capítulo II
38
R. DI STEFANO, De la cristiandad colonial a la Iglesia nacional. Perspectivas de
investigación en historia religiosa de los siglos XVIII y XIX, en «Andes. Antropologia e
Historia» 11 (2000), 84.
18
Es por esto entonces que este vínculo con Roma nos importa, sobre todo al
momento de presumir posibles intuiciones que motivaron las respuestas
posteriores de diplomacia eclesiástica son relación a las independencias.
poderes, y siendo fiel a Napoleón, pudiese ejercer sobre los territorios de las
nacientes autonomías41.
Dado que la liberación del sucesor de Pedro fue eminente, y que el imperio
empezaba a ver su ocaso, la misión pidiendo un reconocimiento para
América veía difícil un buen final. A oídos del pontífice, los pedidos podían
sonar a música ya oída: los concordatos con el Cónsul Bonaparte o incluso
las acciones de su tiempo cardenalicio. Los memoriales que llegan a París
no llevaban la clara intención de anoticiar los acontecimientos de las Indias,
sino que habrá que esperar para informes más detallados por lo menos seis o
siete años más, y tal puede ser el poco éxito de sus resultados. Frente a esto
los revolucionarios, sin dar brazo a torcer y ocupando sus saberes, buscan
aprobar con palabras la revolución. Para esto se valieron de un breve de Pio
VI de 179642 donde éste exhortaba a los franceses a obedecer al nuevo
gobierno que entraba en vigor ya que «si esto pudo hacerse en la Francia de
la revolución, cuánto más debe repetirse en un reino católico como el
nuestro»43.
Los pedidos de 1813 acarrean grandes compromisos canónicos para Santa
Sede, y se veían también los riesgos políticos de esta doble finalidad
religiosa, en una preocupación por la atención pastoral de los pueblos, y en
la bendición que se buscan para los movimientos revolucionarios44. Era
necesario establecer vínculos para dar validez a los caminos democráticos y
autónomos de las naciones emergentes; Leturia nos da un ejemplo con la
constitución de Cundinamarca (Colombia) del 30 de marzo de 1811:
A fin de evitar el cisma y sus funestas consecuencias, se encargará a quien
corresponda que a la mayor brevedad posible y con preferencia a cualquiera
negociación diplomática, se trate de establecer correspondencia con la Silla
41
Cfr. Ibid.
42
Los revolucionarios se apoyaron sobre todo en las líneas que rezan: «Nostri amati figli,
Noi [il papa] vi esortiamo, nel nome di Nosotro Signore Gesù Cristo, di impiegnarvi con
tutte le vostre forze a testimoniare la vostra sottomissione a coloro che vi comandono»
refiriéndose al Directorio que comenzaba su gestión en el territorio francés. La cita
completa y un comentario pueden verse en J. LEFLON, La crisi rivoluzionaria (1789 -
1815), in FLICHE, A. – MARTIN, V., Storia della Chiesa, XX/1, Torino, Editrice S.A.I.E,
1971, 202-204.
43
G. FURLONG, La Santa Sede y la emancipación hispanoamericana, 41-42.
44
Cfr. R. M. MARTÍNEZ DE CODES, La Iglesia católica en la América independiente,
Madrid, Mapfre, 1992, 42.
20
Con estos intereses podemos dar por iniciadas las tratativas diplomáticas con
la Silla Apostólica, sabiendo empero que en ambas orillas el panorama no se
presentaba con muchas facilidades.
¿Qué sucedió entonces con estas sedes que no obtuvieron nombramientos
y que estuvieron vacantes durante el largo silencio de diplomacia efectiva?
Muchas sedes continuaron vacantes, bajo la administración de los cabildos
locales o con el nombramiento de una cabeza por parte de las juntas de
gobierno. Las guerras se extendían en gran parte del continente y «la
revolución engendró más revolución, y la independencia se alimentó así
misma», como afirma Lynch46. Los protagonistas son diversos, desde
caudillos federales organizados, hasta lideres defensores de un ideal por
necesidades y urgencias como Juana Azurduy en la resistencia norteña.
Dentro del territorio rioplatense se tensan las relaciones internas por la
declarada soberanía que ostentaba Buenos Aires sobre las otras provincias,
será el periodo de lucha entre federales y unitarios que continuarán por gran
parte del siglo XIX. A la vez, los territorios que excedían a la aún inexistente
Argentina tenían sus deseos de autonomía, y es así que se llevan a cabo los
esfuerzos independentistas de Uruguay, de Paraguay y la guerra de guerrillas
en el Alto Perú.
A partir de 1814, una vez establecido el proceso de restauración en
Europa, algunas sedes episcopales comienzan a tener sus titulares, sin
excepción de conflictos porque, si bien la mayoría de los nuevos obispos son
criollos, estos confesaban una clara «adicción al rey»47. Por su parte el
monarca genera estrategias para estas tierras que el cree tener todavía sobre
sus dominios, y queriendo despejar lo que pudo ser una consecuencia de su
ausencia, adopta políticas que portasen a una «vuelta a la legitimidad
absoluta, con Inquisición inclusive, y máxima unión con la Santa Sede»48
que había sufrido al ya vencido emperador.
45
P. DE LETURIA, El ocaso del patronato real en la América española: la acción
diplomática de Bolivar ante Pio VII (1820-1823) a la luz del Archivo Vaticano, Madrid,
Razón y Fe, 1925, 41.
46
J. LYNCH, Las Revoluciones hispanoamericanas 1808-1816, 95.
47
G. FURLONG, La Santa Sede y la emancipación hispanoamericana, Buenos Aires,
Theoria, 1957, 67.
48
P. DE LETURIA, Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica, II v., Caracas,
Sociedad Bolivariana de Venezuela, 1959, 88.
21
49
Remitimos en esto a una obra de gran valor: R. DI STEFANO, El púlpito y la plaza.
Clero, sociedad y política de la monarquía católica a la república rosista, Buenos Aires,
Siglo XXI, 2004.
50
Cfr. J. LYNCH, Dios en el Nuevo Mundo: una historia religiosa de América Latina,
162.
51
R. DI STEFANO, Lecturas políticas de la Biblia en la revolución rioplatense (1810-
1835), en «Anuario de Historia de la Iglesia» 12 (2003), 209.
22
52
Cfr. A. MCFARLANE, El contexto internacional de las independencias
hispanoamericanas, en P. GONZÁLEZ BERNALDO DE QUIRÓS (ed.), Independencias
iberoamericanas. Nuevos problemas y aproximaciones, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica, 2015, 109-111.
53
E. LORA (ed.), Enchiridion dei Concordati, due secoli di storia dei rapporti Chiesa-
Stato, Bologna, EDB, 2003, 2-9.
54
Cfr. R. DI STEFANO, Ovejas negras. Historia de los anticlericales argentinos, Buenos
Aires, Sudamericana, 2010, 112-113.
55
R. DI STEFANO – L. ZANATTA, Historia de la Iglesia argentina. De la conquista a
finales del siglo XX, 220.
23
56
Cfr. J. I. SARANYANA, Debates teológicos latinoamericanos en los comienzos de la era
republicana (1810-1830), en «Anuario de Historia de la Iglesia» 17 (2008), 240-242.
57
S. BIANCHI, Historia de las religiones en la Argentina. Las minorías religiosas, Buenos
Aires, Sudamericana, 2009, 24.
24
58
Cfr. Ibid., 26.
59
En el apéndice 2 se encuentra la versión presente en los estudios de Pedro de Leturia.
60
El Cardenal Pacca fue pro-secretario de Estado hasta el retorno de Consalvi el 2 de
julio de 1815.
25
64
Pedro de Leturia hace una referencia a este descubrimiento de Amunategui en
Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica, II v., 97-98.
65
Este historiador, disonando de otras posturas, defiende que Pio VII accede «presionado
por la Santa Alianza y las instancias del embajador español en Roma» según cita de
Leturia en Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica, II v., 99.
66
Tal es el título otorgado al capítulo dedicado al proceso de independencias en Dios en
el Nuevo Mundo: una historia religiosa de América Latina, 149-175.
67
Cfr. P. DE LETURIA, Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica, II v., 120-121.
68
Ibid.121.
27
independientes del sur: el papa está más del lado monárquico que de las
emancipaciones.
Consecuencias jurídicas de esto es la epiqueya para regir un orden sobre
las jurisdicciones eclesiásticas vacantes de titular y otros negocios que
requerían la presencia de la ausente Roma.
Para finalizar este capítulo, en tiempos de Pio VII todavía no aparece en
escena lo que será un conflicto de pares, porque al no reconocer la
autonomías se supone un independencia incompleta todavía en una minoría
de edad, ocupando conceptos kantianos69; será después «cuando la situación
cambia y aquellos conatos emancipadores evolucionan en movimientos
nacionalistas, los pontífices romanos tendrán ante sí un problema de alta
política»70.
69
Cfr. I. KANT, ¿Qué es la Ilustración?, en Filosofía de la Historia, México, FCE, 1981,
25.
70
R. M. MARTÍNEZ DE CODES, La Iglesia católica en la América independiente, 50.
28
29
Capítulo III
Hasta este punto hemos explicitado lo que fue el camino para llegar a la
publicación del breve pontificio Etsi longissimo. Al finalizar el capítulo
anterior, sobre todo refiriéndonos a las Provincias Unidas del Río de la Plata,
se dijo lo poco difundido que estuvo el escrito y por ende las pocas
consecuencias prácticas que tuvo, con la sola precaución de querer enviar un
delegado para atender las necesidades de la religión en el Estado. Preocupaba
si, en el periodo posterior a la declaración de la independencia, el modo de
gobernar que adoptaría este nuevo territorio: por un lado estaban los
republicanos que veían un nuevo gesto de autonomía en esta posibilidad de
administración, y por otro corría la posibilidad de una monarquía
constitucional, que en línea con el Congreso de Viena, concedería a la
naciente nación un status de igualdad con las potencias europeas. Las
propuestas de esta última opción se ramificaron para encontrar un posible
monarca, y las posibilidades oscilaban entre alguien de nobleza europea
hasta la restauración de una dinastía inca71, según defendía Manuel
Belgrano72.
No deben aislarse otras tratativas de este nuevo gobierno, entre ellas las
relaciones diplomáticas más estables y de igualdad, razón por la cual
Bernardino Rivadavia gestiona nuevas rutas de encuentro que desembocarán
71
Cfr. P. GONZÁLEZ BERNALDO DE QUIRÓS (ed.), Independencias iberoamericanas.
Nuevos problemas y aproximaciones, 152.
72
En caso que el nombre de Manuel Belgrano suene desconocido, vale decir que fue uno
de los mayores mentores del proceso revolucionario. Formado en Europa, desarrolló su
genio intelectual y militar en tiempos de la revolución, formando parte del primer
gobierno patrio de 1810 y adquirió notoriedad con la defensa del Norte de las Provincias
Unidas contra las tropas realistas.
30
74
P. DE LETURIA, El ocaso del patronato real en la América española, 51.
75
Cfr. Ibid., 42-54.
31
76
Cfr. P. DE LETURIA, La emancipación hispanoamericana en los informes episcopales a
Pio VII: copia y extractos del Archivo Vaticano, Buenos Aires, Imprenta de la
Universidad, 1935, 9.
77
P. DE LETURIA, Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica, II v., 158. El
documento original no ha sido encontrado, se cuenta al día de hoy con una reconstrucción
hecha por Pedro de Leturia, según las respuestas que se emitieron a dicho informe.
78
Cfr. P. DE LETURIA, La emancipación hispanoamericana en los informes episcopales a
Pio VII, 28-30.
32
79
Texto original en latín y traducción castellana en P. DE LETURIA, La emancipación
hispanoamericana en los informes episcopales a Pio VII, 12-17.
33
80
Sobre este punto de los «obispos electos» sabemos que fue un tema que se fue
acentuando durante la década de 1820, y esto es porque en el fondo corrían también
algunos argumentos teológicos que ponían en juego el rol del papado en estas tierras
emancipadas. Para ampliar los fundamentos nos remitimos al estudio de J. I. SARANYANA,
Debates teológicos latinoamericanos en los comienzos de la era republicana (1810-
1830), en «Anuario de Historia de la Iglesia» 17 (2008), 240-242.
81
P. DE LETURIA, Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica, II v., 201-202.
34
seducido por las caricias ni atemorizado por los infortunios»82. Buenos Aires
y la Republica reciben con frialdad la noticia, hay algunos actos religiosos
en las catedrales, pero en un respeto que no ve en el pontífice un enemigo de
las causas revolucionarias, pero si en cambio un hombre causa del centro de
la fe y la doctrina83.
82
L. R. ALTAMIRA, El Deán Funes y el Papa Pio VII, Córdoba, Imprenta de la
Universidad, 1952, 10.
83
Cfr. Ibid., 47.
84
R. DI STEFANO – L. ZANATTA, Historia de la Iglesia argentina. De la conquista a
finales del siglo XX, 217.
85
J. C. CHIARAMONTE, La Ilustración en el Río de la Plata. Cultura eclesiástica y cultura
laica durante el Virreinato, Buenos Aires, Sudamericana, 2007, 83.
35
86
Cfr. F. URQUIZA, La Reforma Eclesiástica de Rivadavia: viejos datos y una nueva
interpretación, en «Anuario IEHS» 13 (1998), 241.
87
R. DI STEFANO – L. ZANATTA, Historia de la Iglesia argentina. De la conquista a
finales del siglo XX, 218.
88
Ibid., 219.
36
89
J. LYNCH, Las Revoluciones hispanoamericanas 1808-1816, 79.
90
Es recomendable en este caso el estudio de N. CALVO, “Cuando se trata de la
civilización del clero”. Principios y motivaciones sobre el debate de la Reforma
Eclesiastica porteña de 1822, en «Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana
Dr. Emilio Ravignani» 24 (2001), 73-103.
91
Cfr. V. AYROLO, Una nueva lectura de los informes de la misión Muzi: la Santa Sede
y la Iglesia de las Provincias Unidas.
37
Conclusión
92
Cfr. C. BRUNO, Historia Argentina, Buenos Aires, Editorial Don Bosco, 1977, 298-
307.
38
93
R. SAGREDO BAEZA, Actores políticos en los catecismos patriotas y republicanos
americanos, 1810-1827, en «Historia Mexicana» 179 (1996), 502.
94
Cfr. P. DE LETURIA, Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica, II v., 17-18.
39
Apéndices
Fuente:
P. YANKELEVICH, Historia mínima de Argentina, Madrid, El Colegio de México – Turner,
2014, 118.153.
40
A los Venerables [Hermanos], Arzobispos y Obispos y a los queridos hijos del Clero
de la América sujeta al Rey Católico de las Españas.
Fuente:
P. DE LETURIA, Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica, II v., Caracas,
Sociedad Bolivariana de Venezuela, 1959, 110-113.
41
Bibliografía
Fuentes
PACCA, B., Napoleone contro Pio VII, Roma, Editoriale Romana, 1944.
LORA, E. (ed.), Enchiridion dei Concordati. Due secoli di storia dei rapporti
Chiesa-Stato, Bologna, EDB, 2003.
Otra bibliografía
ALTAMIRA, L. R., El Deán de Córdoba: actuación del Pbro. Dr. Dn.
Gregorio Funes en la primera silla del Cabildo Eclesiástico de su
ciudad natal, Córdoba, Imprenta de la Universidad, 1949.
——————, El Deán Funes y el Papa Pio VII, Córdoba, Imprenta de la
Universidad, 1952.
AMUNATEGUI, M. L. – BARROS ARANA, D., La Iglesia frente a la
emancipación americana, Santiago de Chile, Austral Editora,
1960.
ARTAUD DE MONTOR, F., Histoire du Pape Pie VII, Louvain, Vanlithout et
Vandenzande, 1836.
AYALA BENÍTEZ, L. E., La Iglesia y la independencia política de Centro
América: “el caso de el Estado de El Salvador” (1808-1833),
Roma, PUG, 2007.
AYROLO, V. - al., Catolicismo y secularización. Argentina, primera mitad
del siglo XIX, Buenos Aires, Biblos, 2012.
——————, «Una nueva lectura de los informes de la misión Muzi: la
Santa Sede y la Iglesia de las Provincias Unidas», Boletín del
Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani
14 (1996), 31-60.
42
Índice de nombres
Índice General
Introducción ................................................................................................................. 1
Capítulo I: El despertar de una autonomía ................................................................... 3
1.1 Antecedentes de un tiempo revolucionario en América hispana........................... 4
1.2 Un Papa ausente y los movimientos en el continente ........................................... 6
1.3. La situación eclesiástica en el Río de la Plata ..................................................... 8
1.4. El difícil acompañar de la Iglesia en tiempos de revolución.............................. 10
Capítulo II: Roma y las noticias de América ............................................................... 17
2.1. Las primeras noticias ....................................................................................... 18
2.2. Algunas preocupaciones romanas sobre las independencia ............................... 21
2.3. La respuesta del Papa ....................................................................................... 24
Capítulo III: Los efectos diplomáticos hacia 1820....................................................... 29
3.1. Los informantes y sus informes. ....................................................................... 30
3.2. Una política religiosa en las Provincias Unidas ................................................ 34
Conclusión ................................................................................................................. 37
Apéndices ................................................................................................................... 39
1. Mapas del territorio............................................................................................. 39
2. Encíclica Etsi longissimo de Pio VII, 30 de enero de 1816. ................................. 40
Bibliografía ................................................................................................................ 41
Índice de nombres ...................................................................................................... 47
Índice General ............................................................................................................ 49