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Santa María Magdalena es un ejemplo de arrepentimiento y fe para los cristianos. La oración pide la gracia de reconocer a Dios en la vida como lo hizo ella, y de vivir de acuerdo con el evangelio con un espíritu de penitencia. Se hace una pausa para orar personalmente sobre estas gracias y reflexionar sobre el arrepentimiento y el sentido de pecado.
Santa María Magdalena es un ejemplo de arrepentimiento y fe para los cristianos. La oración pide la gracia de reconocer a Dios en la vida como lo hizo ella, y de vivir de acuerdo con el evangelio con un espíritu de penitencia. Se hace una pausa para orar personalmente sobre estas gracias y reflexionar sobre el arrepentimiento y el sentido de pecado.
Santa María Magdalena es un ejemplo de arrepentimiento y fe para los cristianos. La oración pide la gracia de reconocer a Dios en la vida como lo hizo ella, y de vivir de acuerdo con el evangelio con un espíritu de penitencia. Se hace una pausa para orar personalmente sobre estas gracias y reflexionar sobre el arrepentimiento y el sentido de pecado.
¡Señor, concédenos la gracia de ser como Santa María Magdalena, esperanza de
los cristianos y auténtica valedora de la confianza del pecador!¡Señor, tócame con tu misericordia; ¡hazme fiel a ti como lo fue ella, coherente con su vida después del arrepentimiento y aceptador de su santa voluntad como lo hizo ella! ¡Espíritu Santo, permítenos ser capaces de reconocer siempre al Señor en nuestra vida para exclamar con fe su nombre ¡Señor mío, te pido nos concedas la gracia de ser ejemplo para los demás, concédenos también señor, Espíritu de penitencia para arrepentirnos de nuestros pecados y poder vivir con forme al evangelio.. amen. HACER UNA PAUSA DE 1 MINUTO PARA QUE CADA QUIEN HABLE CON DIOS SOBRE ESTAS GRACIAS. Reflexión personal: ¿Realmente quiero estar abierto a lo que Dios me pida? ¿Sienten en verdad la necesidad de cambiar? ¿Creen tener el sentido del pecado en sus vidas? Me siento con responsabilidad ante el pecado?
REFLEXIÓN Lucas 24-13-35
¿Alguna vez se han encontrado con alguien mientras se dirigían a su
destino? Pudo ser en cualquier lugar: en un tren, un camión, una carretera, en un paseo, una fila en un hospital, la entrada del dentista; y se produjo una conversación entre ustedes. Los pacientes de la sala de espera de un doctor, suelen contar todo tipo de detalles sobre ellos y sus hijos. Sucedió lo mismo a estos discípulos en esta caminata dominical: en una penosa circunstancia de sus vidas, se encuentran con un desconocido que les da sentido a algunos aspectos de sus problemas. Jesús les dió sentido a sus angustias, a través de su Presencia y su Palabra. Una buena conversación puede mejorar un mal día. Una buena oración también. Cada Eucaristía es Emaús; cada momento en que escuchamos las Escrituras, es el camino a Emaús. Siempre vamos por ese camino, mientras Jesús nos habla y parte el pan de su amor. La Palabra da sentido a nuestras vidas, así como escuchar de Jesús las Escrituras fué para los discípulos; el partir el Pan de Vida, nos alimenta en la misma forma como Jesús hizo en la Ultima Cena con sus discípulos. Con la Palabra y el Pan, ellos fueron a las comunidades y al mundo, con sus relatos de cómo habían reconocido al Señor. La lectura diaria de los Evangelios, y el pan nuestro de cada día, pueden hacer lo mismo para nosotros. Las huellas de nuestros pasos a lo largo de los caminos de nuestras vidas, son siempre acompañadas por los pasos de Jesús. Los corazones ardieron y las lágrimas desaparecieron cuando el Señor Resucitado entró en las vidas de sus seguidores. La oración nos entrega el tiempo para que su Palabra entre a lo profundo de nuestros corazones, consumiendo nuestros egoísmos y temores, dejándonos sólo con la llama del amor. Los descepcionados discípulos le preguntan al caminante que los acompañan, si él es el único que no sabe "lo que ha pasado allí estos días". De hecho, Él es el único que lo sabe verdaderamente. Pero, como un buen consejero, les deja exponer sus sentimientos y relatar sus historias. En oración, me invita a hacer lo mismo. Los discípulos estaban muy "atascados", incapaces de ver lo que había sucedido bajo la luz de la Palabra de Dios. Jesús está presente en su Palabra, acompañándome en las experiencias de mi vida, dando sentido a lo que sucede. ¿Lo busco realmente? ¿ Podré reconocerlo? Sus corazones ardientes era el signo y la medida de su Presencia. ¿Busco ese signo en mis actos y en mi vida, para saber si Él está conmigo?