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ORACION.

¡Señor, concédenos la gracia de ser como Santa María Magdalena, esperanza de


los cristianos y auténtica valedora de la confianza del pecador!¡Señor, tócame con
tu misericordia; ¡hazme fiel a ti como lo fue ella, coherente con su vida después
del arrepentimiento y aceptador de su santa voluntad como lo hizo ella! ¡Espíritu
Santo, permítenos ser capaces de reconocer siempre al Señor en nuestra vida
para exclamar con fe su nombre ¡Señor mío, te pido nos concedas la gracia de ser
ejemplo para los demás, concédenos también señor, Espíritu de penitencia para
arrepentirnos de nuestros pecados y poder vivir con forme al evangelio.. amen.
HACER UNA PAUSA DE 1 MINUTO PARA QUE CADA QUIEN HABLE CON
DIOS SOBRE ESTAS GRACIAS.
Reflexión personal:
¿Realmente quiero estar abierto a lo que Dios me pida?
¿Sienten en verdad la necesidad de cambiar?
¿Creen tener el sentido del pecado en sus vidas?
Me siento con responsabilidad ante el pecado?

REFLEXIÓN
Lucas 24-13-35

 ¿Alguna vez se han encontrado con alguien mientras se dirigían a su


destino? Pudo ser en cualquier lugar: en un tren, un camión, una carretera,
en un paseo, una fila en un hospital, la entrada del dentista; y se produjo
una conversación entre ustedes. Los pacientes de la sala de espera de un
doctor, suelen contar todo tipo de detalles sobre ellos y sus hijos. Sucedió
lo mismo a estos discípulos en esta caminata dominical: en una penosa
circunstancia de sus vidas, se encuentran con un desconocido que les da
sentido a algunos aspectos de sus problemas. Jesús les dió sentido a sus
angustias, a través de su Presencia y su Palabra. Una buena conversación
puede mejorar un mal día. Una buena oración también.
 Cada Eucaristía es Emaús; cada momento en que escuchamos las
Escrituras, es el camino a Emaús. Siempre vamos por ese camino,
mientras Jesús nos habla y parte el pan de su amor. La Palabra da sentido
a nuestras vidas, así como escuchar de Jesús las Escrituras fué para los
discípulos; el partir el Pan de Vida, nos alimenta en la misma forma como
Jesús hizo en la Ultima Cena con sus discípulos. Con la Palabra y el Pan,
ellos fueron a las comunidades y al mundo, con sus relatos de cómo habían
reconocido al Señor. La lectura diaria de los Evangelios, y el pan nuestro de
cada día, pueden hacer lo mismo para nosotros.
 Las huellas de nuestros pasos a lo largo de los caminos de nuestras vidas,
son siempre acompañadas por los pasos de Jesús. Los corazones ardieron
y las lágrimas desaparecieron cuando el Señor Resucitado entró en las
vidas de sus seguidores. La oración nos entrega el tiempo para que su
Palabra entre a lo profundo de nuestros corazones, consumiendo nuestros
egoísmos y temores, dejándonos sólo con la llama del amor.
 Los descepcionados discípulos le preguntan al caminante que los
acompañan, si él es el único que no sabe "lo que ha pasado allí estos días".
De hecho, Él es el único que lo sabe verdaderamente. Pero, como un buen
consejero, les deja exponer sus sentimientos y relatar sus historias. En
oración, me invita a hacer lo mismo.
 Los discípulos estaban muy "atascados", incapaces de ver lo que había
sucedido bajo la luz de la Palabra de Dios. Jesús está presente en su
Palabra, acompañándome en las experiencias de mi vida, dando sentido a
lo que sucede. ¿Lo busco realmente? ¿ Podré reconocerlo?
 Sus corazones ardientes era el signo y la medida de su Presencia. ¿Busco
ese signo en mis actos y en mi vida, para saber si Él está conmigo?

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