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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE

FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA
CÁTEDRA: METAFÍSICA
Docentes: Modenutti, Carolina. Guglielmi, Flavio.
Estudiante: Rohaly, Yamila
Fecha de entrega: 22/06/20
Temática: caracterización del “ser ahí”.
El ser ahí como existenciario en el mundo
Introducción
El planteo metafísico de Martín Heidegger implica una ruptura con los modos de
entender la ontología hasta el momento y en cuanto al camino que se toma para conocer al
ser, inaugura entonces un pensamiento metafísico así como un método novedoso. En este
marco, cobra relevancia indagar sobre sus consideraciones acerca de lo óntico y lo ontológico
a través de presentar el más peculiar de los entes, el ser ahí. Partiendo de su crítica, la
ontología como disciplina metafísica, ha abarcado tanto al ser como a los entes, y en estos
últimos no se realizaron distinciones, es decir, cualquier ente era considerado existente y
dados al ser.

Si pensamos en Spinoza, podemos decir que en su ontología no es necesaria una


distinción entre entes. Debido a la presencia de la sustancia en todo lo que existe, se establece
una unidad absoluta entre la sustancia y las cosas, de aquí que el ser es totalmente
cognoscible y no se requieren necesariamente aptitudes para acceder a este. Por otro lado,
Aristóteles por un lado considera que existen modos particularizados de existencias pero
todos estos poseen la sustancia como principio y causa de ser.
Heidegger, por su parte, nos muestra que es preciso primariamente una destrucción de
los conceptos que la metafísica ha creado hasta el momento, para luego plantear una apertura
hacia el ser, hacia la forma correcta de interrogar por él. Aquellos conceptos que se pretende
destruir, no han tenido en cuenta cuestiones que atañen al sentido del ser y a la pregunta sobre
el mismo.
Es así, que refutando el desarrollo de la metafísica, Heidegger realiza una clara y
clave distinción que, según él, ha sido confundida por los filósofos precedentes. Se trata de la

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separación entre ser y ente. Este corte le permite la claridad para diferenciar el terreno de lo
óntico y el terreno ontológico, sobre la cual de alguna manera, se erige su metafísica.

En este marco, el presente trabajo tiene por propósito una caracterización del ser ahí,
prestando atención a las particularidades que lo definen y diferencian de los demás entes. Por
empezar, nos centraremos en esbozar aclaraciones sobre la peculiaridad ser ahí y cómo
comprende a su ser, luego continuaremos por tratar las cualidades de este ente como
existenciario según la preeminencia de su existencia, para finalizar por mostrar cómo se da el
en una estructura a priori y delimitada considerada como mundo.

El ser ahí como el sitio donde se dá el ser (dasein)

Para entender al ser ahí es necesario primariamente puntualizar algunas consideraciones


que establece Heidegger sobre este ente. Por empezar se debe tener en cuenta que realiza un
corte ontológico que diferencia tajantemente al ser de los entes, lo que había sido
anteriormente confundido por los filósofos. A partir de este corte, desarrolla su teoría
metafísica.
Considera que hay diversos tipos de entes1, sin embargo solo uno que goza de superioridad
por ser al que va dirigida la pregunta por el ser y en donde se presenta la posibilidad de ser.
“Este ente que somos en cada caso nosotros mismos y que tiene entre otros rasgos la
“posibilidad de ser” del preguntar, los designamos con el término “ser ahí” (Heidegger, 2016,
p. 17). Esta distinción también posibilita la “existencia”, ya que es entendida como modo de
ser únicamente del ser ahí, no así de las cosas, las cuales “están”-se podría decir, son meros
estantes-. El fenómeno es posible debido a la existencia, producida por el corte ontológico
mencionado, sin este no podría darse como ocurrió por ejemplo en la metafísica precedente.
Ahora bien, el ser está oculto, en la oscuridad, en el ser ahí2. Sin embargo, este ente posee
una comprensión de su ser. El ser ahí que somos en cada caso, cada uno de nosotros, que nos
preguntamos y podemos respondernos, poseemos una comprensión de nuestro ser particular

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Es preciso aclarar que Heidegger distingue dos tipos de entes, a saber: “ser ahí” y “ser ante los ojos”. El
primero es el ser humano, un ente peculiar por tener la posibilidad de ser. Los segundos son todas las cosas,
pero éstas pueden modificar su modo de ser en función del sentido que el ser ahí le otorga, en dicha oportunidad
pasan a denominarse “ser a la mano”, son los útiles.
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En este sentido, la pregunta por el sentido del ser va a contribuir a la exégesis del ser, así la concepción de
verdad heideggeriana se relaciona al des-ocultamiento del ser.

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que se relaciona con la libertad que nos caracteriza para elegir o no posibilidades de ser. Pero
esta comprensión primaria del ser no es reflexiva por sí misma en cuanto al sentido del ser,
Heidegger la considera más bien pre-ontológica. Sin embargo, la pregunta por el ser se vale
de este término medio y se encaminará a interrogar por el sentido del ser en la comprensión
que determina al ser ahí. “La pregunta que interroga por el ser no es, en conclusión, nada más
que el hacer radical una “tendencia de ser” esencialmente inherente al ser del ser ahí mismo,
a saber, la comprensión preontológica del ser” (Heidegger, 2016, p. 24).
Habiendo realizando estas aclaraciones que permitirán avanzar sobre las
caracterizaciones propias del ser ahí, continuaremos mostrando cómo se da la existencia de
este ente.

Preeminencia de la existencia: ser en cada caso mío

El ser ahí presenta caracterizaciones que lo definen y lo diferencian tajantemente de los


demás entes con los que nos podemos topar ónticamente, como vimos. El ser ahí,
recordemos, es un ser peculiar y el único a quien se interroga por el sentido del ser. Esta
distinción radica en los modos en que estos entes se dan. Según esto, Heidegger establece que
se debe entender al ser ahí a partir de la existencia, y esto quiere decir, a raíz de su ser
existencial particular y abierto a diferentes posibilidades de existencias3. “La esencia de este
ente está en su “ser relativamente a”. El “qué es” (esencia) de este ente, hasta dónde puede
hablarse de él, tiene que concebirse partiendo de su ser (existencia)” (Heidegger, 2016, p.54).
El ser ahí, entonces, posee preeminencia óntica y ontológica en tanto existenciario, es
decir, en tanto existe en cada caso, en cada vez. La existencia del ser ahí posee movimiento y
transformación en cada caso, según lo determine el ser ahí, como se verá luego. Y por ello, la
noción de “esencia” entendida como algo estático y permanente sufre una resignificación en
el pensamiento heideggeriano. “La esencia del ser ahí está en su existencia” (Heidegger,
2016, p. 54). Y, la existencia de este ente se caracteriza por ser en cada caso, expresión que
se constituye como su máxima posibilidad de ser, o dicho en otros términos, que tiene una
apertura a la capacidad de transformación constante.

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Cabe mencionar que Heidegger considera a la existencia como el “campo” en el que el ser ahí se desarrolla, y
existencial a las formas de existencia que adquiere en cada caso, en cambio denomina existenciariedad al
conjunto de estructuras que forman la existencia que apunta a comprender el ser como existenciario, es decir, a
partir de las características que lo le permiten ser.

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Esta apertura que caracteriza al ser ahí se relaciona a la comprensión que, como se
mencionó, tiene este ente del ser. Cada ser ahí, en cada caso, en cada momento, tiene la
posibilidad de comprender su ser de tal o cual forma, y esta comprensión da lugar al modo de
existencia, que a su vez, tiene la posibilidad de modificarse sucesivamente. Los modos de ser
que menciona tienen que ver con la capacidad de ser por sí mismos o por otros. Distingue así,
los modos de ser propios e impropios, realizando la salvedad de que no existe una
jerarquización entre estos modos, “(...) la impropiedad del ser ahí no significa algo así como
un ser menos o un grado de ser inferior. La impropiedad puede, antes bien, determinar al ser
ahí en su plena concreción (...)” (Heidegger, 2016, p. 55).
Heidegger va a denominar término medio a estos modos de ser de la cotidianidad del ser
ahí. Esta noción involucra la comprensión preontológica y dada por supuesta del ser del
dasein, que se manifiesta ya sea en lo propio o impropio. Pero así también tiene que ver con
la “indiferenciación modal” de la cual se parte para el análisis del ser ahí4.
“(...) la cotidianidad del término medio del “ser ahí” no debe tomarse como un mero
“aspecto”. También en ella, e incluso en el modo de la impropiedad, reside a priori la
estructura de la existenciariedad. También en ella le va al “ser ahí” de determinado modo su
ser, relativamente al cual se conduce en el modo de la cotidianidad del término medio, y
aunque sólo sea en el modo de la huida ante él y del olvido de él”. (Heidegger, 2016, p. 56)
Ahora bien, el ser ahí siendo poseedor de las caracterizaciones mencionadas existe en y
dentro de ciertos límites y estructuras, las cuales se representan mediante la noción de ser en
el mundo . A continuación trataremos de pensar al ser en el mundo tal como lo presenta
Heidegger, como inherentemente constitutivo de este ente al que nos encontramos
caracterizando.

Ser en el mundo como estructura del ser ahí


La comprensión del ser propia del ser ahí no se reduce sólo al ser de este ente, sino
también al ser en el mundo. El mundo es con el ser ahí, funciona como estructura
constitutiva de este ente, de la cual no puede desprenderse. El ser ahí comprende al ser en

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La indiferenciación modal que debe tenerse en cuenta para el análisis del ser, lo plantea de la siguiente forma,
“Justamente en el punto de partida del análisis, no debe ser el ser ahí objeto de exégesis en la diferenciación de
un determinado existir, sino que debe ponérselo al descubierto en su indiferenciada modalidad “inmediata y
regular”. Esta indiferenciación de la cotidianidad del “ser ahí” no es una nada, sino un carácter fenoménico
positivo de este ente” (Heidegger, 2016, p. 55)

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tanto posee una estructura de sentidos que forma el mundo. “La comprensión del ser que es
inherente al ser ahí, concierne con “igual originalidad”, por ende, al comprender lo que se
llama “mundo” y al comprender el ser de los entes que resultan accesibles dentro del mundo”
(Heidegger, 2016, p. 23).
El ser en el mundo se constituye como una estructura constitutiva y necesaria a priori del
ser ahí, únicamente a partir de la comprensión de este como una estructura del orden de lo
esencial se podrá encaminar al conocimiento del ser. La importancia radica en que es el punto
inicial para ingresar a la estructura existenciaria del ser ahí, pero no lo único a tener en
cuenta, tal como se mostró anteriormente.
Sin embargo, interesa marcar su importancia en relación al ser ahí, ya que como se dijo, el
ser en el mundo lo constituye esencialmente. La relación que tiene con el mundo como
mundalidad existenciaria es ya inherente a su existencia. Y todo ello ocurre enmarcado en la
temporalidad, un concepto novedoso de Heidegger, que no se expondrá aquí debido a la
complejidad y extensión que requiere. Sin embargo, para finalizar, se dirá lo mínimo
indispensable. El tiempo es concebido como lo que estructura la existencia del ser ahí, pero
es en cada caso, no es objetivo sino que depende directamente de las percepciones de cada
ser ahí sobre sí mismo, que a su vez están impregnadas de la conciencia de finitud de la vida,
así la temporalidad involucra la comprensión de la muerte5. En este sentido, Heidegger
plantea,
El ser-ahí siempre se encuentra en un modo de su posible ser temporal. El ser-ahí es el
tiempo, el tiempo es temporal. El ser-ahí no es el tiempo, sino la temporalidad. Por ello, la
afirmación fundamental de que el tiempo es temporal es la definición más propia, sin
constituir ninguna tautología, pues el ser de la temporalidad significa una realidad desigual.
El ser-ahí es su haber sido, es su posibilidad en el encaminarse a este pasado. En ese
encaminarse soy propiamente el tiempo, tengo tiempo. En tanto el tiempo es en cada caso
mío, existen muchos tiempos. El tiempo carece de sentido; el tiempo es temporal. (Heidegger,
1999, p. 9)
Conclusión

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“La propia interpretación del ser-ahí , que sobrepasa a cualquier otra en certeza y propiedad, es la
interpretación de cara a su muerte, la certeza indeterminada de la más propia posibilidad
del-ser-relativamente-al-fin. ¿En qué medida concierne esto a nuestra pregunta sobre qué es el tiempo, y
especialmente a la subsiguiente pregunta de qué es el ser-ahí en el tiempo? El ser-ahí hallándose siempre entre el
rasgo respectivo de lo peculiarmente suyo, sabe de su muerte, y esto incluso cuando no quiere saber nada de
ella”(Heidegger, 1999, p. 5).

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Llegados a este punto, y a partir del arsenal de elementos conceptuales re-creados por
Heidegger para entender al ser ahí, podemos puntualizar las consideraciones principales del
presente trabajo. En primer lugar, el ser ahí es considerado un ente peculiar el cual tiene la
posibilidad de interrogarse por el sentido del ser -olvidado por la ontología precedente-. En
segundo término, este ente posee siempre una comprensión preontológica de su ser, de alguna
manera y más allá de que no se haya interrogado por ello, se mueve en una comprensión de
su propio ser. En tercer lugar, y en consecuencia de lo mencionado, el ser ahí se caracteriza
por su existencia, entendida como particular de cada ser ahí y únicamente posible en él -a
diferencia de los demás entes-. La existencia se manifiesta en cada caso, y en cada persona
está la posibilidad de ser, de elegir y de acuerdo a esto se conforma su “esencia”, la
existencia, la cual tiene la potencialidad de cambiar en tanto el ser ahí cambie la comprensión
de su ser. Por último, este ente no puede ser entendido sin el mundo que lo estructura a priori.
El mundo es considerado como una estructura de sentidos y significaciones que otorga el ser
ahí a los entes con los que se relaciona. Además, la existenciariedad del ser ahí se enmarca
en la temporalidad a través de la cual tiene conciencia de finitud.
El desarrollo de una caracterización del ser ahí en su completud, teniendo en cuenta todas
las conceptualizaciones que se despliegan en torno a este ente, queda muy acotado en el
presente trabajo. Hay ciertos elementos conceptuales que se podrían profundizar más, tales
como ser en el mundo en relación al ser ahí. Asimismo, las caracterizaciones mencionadas
pueden contribuir a pensar cómo Heidegger, proclamando una destrucción de los conceptos
esbozados a lo largo de historia de metafísica y reconociendo la crisis de la Razón, se
propone la árdua tarea de resignificar la ontología apuntando al sentido del ser.
A partir de esto, podremos continuar este trabajo a futuro, preguntándonos en qué medida
este filósofo contribuye a una “nueva” ontología que resuelve la problemática de la crisis de
la Razón. Considerando a la filosofía como una disciplina situada y comprometida con su
tiempo, que reflexiona sobre la realidad a la vez que configura nuevos modos de entenderla a
partir de elementos conceptuales que, a pesar de su abstracción, poseen un impacto; se podría
profundizar sobre lo que plantea en el ser para la muerte y las implicancias que tiene esto
para con la vida. Preguntarnos de qué manera se concibe a la vida en el pensamiento
heideggeriano y poniendo énfasis en su meta más proclamada en la ontología sobre el
“des-ocultamiento del ser”, podríamos indagar cuál es el rol de la vida en este proceder.

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Bibliografía
- Heidegger, M. (2016). El Ser y el tiempo. Trad. José Gaos, Fondo de Cultura
Económica, Bs. As. Selección: Introducción: Explicación de la pregunta que
pregunta por el sentido del ser (§1-§8); Primera parte, Primera sección: Análisis
fundamental y preparatorio del “ser ahí” (§9-§13).

- Heidegger, M. (1999). El concepto de tiempo. Conferencia pronunciada ante la


sociedad teológica de Marburgo, julio de 1924. Trad. y notas: Raúl Gabás Pallás y
Jesús Adrián Escudero, Trotta, Madrid.

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