CURSO "EVOLUCIÓN (DE UNIVERSOS, GENES Y MEMES)"

ALUMNA: FRANCESCA ROSALES

LEE SMOLIN, "LA VIDA DEL COSMOS". CAPÍTULO 5.

TEORÍA DE CUERDAS: ¿UN CALLEJÓN SIN

SALIDA?

PROBLEMA:
En las últimas décadas la física teórica ha privilegiado la matemática compleja por
sobre la reflexión conceptual. Esta falta de filosofía puede provocar que los
investigadores se "obsesionen con una idea mala".
La teoría de cuerdas es un ejemplo de cómo los teoremas matemáticos nos hacen
replantear de forma radical cómo debemos entender el mundo.

ANTECEDENTES DE LA TEORÍA DE CUERDAS:

Se rompe con la teoría newtoniana (división entre partícula y fuerza) gracias a los
desarrollos del electromagnetismo y la teoría de la relatividad (general y especial) al
demostrar que existen relaciones entre las partículas.
Pese al auge del modelo estándar, persistían sus inconsistencias (longitud de Planck y
partículas de Higgs) con el principio de gauge (propiedades de las partículas
elementales deben ser consecuencia de sus interacciones).
El desafío del siglo XX es cómo unificar la teoría de la relatividad general y la teoría
cuántica en una única teoría de la naturaleza, superando las limitaciones del modelo
estándar.
Primer intento: Gran Teoría Unificada. Se descarta en parte porque los protones no se
desintegraron en los experimentos radiactivos.
Dilema: ¿existen procesos que transformen quarks (lo que está dentro de un protón)
en electrones y neutrinos?
Chew: crítica el atomismo y la teoría unificada. Propone una "democracia nuclear".
Como todas las partículas son importantes, las leyes cuánticas y de la relatividad son
aplicables.
Nambu, Nielsen y Susskind: proponen que las partículas fundamentales se comportan
como objetos estirados, unidimensionales; una especie de "banda elástica".

TEORÍA DE CUERDAS:
Gran teoría moderna que intenta responder al conflicto entre el deseo de unificación y
la lógica del atomismo.
Modelo asume que las partículas materiales son fenómenos vibracionales de un objeto
que solo posee longitud, por ello se le llama "cuerda".
Como las partículas elementales son unidimensionales el modelo solo es consistente
con la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad si el espacio tuviera 25
dimensiones (supersimetría luego las reduce a 9). Esto hizo que cayera su popularidad.
 Pese a esto, resurge al unirse con el modelo estándar gracias al principio de gauge.
Como consecuencia, todos los fenómenos surgen del movimiento y de las vibraciones de
las cuerdas unidimensionales.
Para reducir el número de dimensiones a 3, se propone que las "sobrantes" se enrollan en
una longitud inferior a la de Planck, cuyo efecto es marginal.

CRÍTICAS:
La teoría no ha logrado una unificación de la física pero tampoco ha sido demostrada su
inconsistencia.
Tampoco ha hecho nuevas predicciones sobre las propiedades de las partículas
elementales. Es más, ahora hay un mayor número de parámetros libres (por el
enrollamiento de las dimensiones "sobrantes").
Por ende, las leyes fundamentales no parecen elegir en qué fase se encuentra el universo
y todo parece estar permitido como posibilidad.
El principal problema es que describe cuerdas que se mueven en un espacio que tiene una
geometría fija (similar a la teoría de Newton). Esto no es suficiente para realizar una
unificación completa con la relatividad de Einstein que se basa en la idea de que el
espacio y el tiempo son dinámicos.

¿CÓMO SALIR DEL CALLEJÓN?

Para la unificación de la teoría de la relatividad y cuántica se requiere empezar a mirar el
espacio y el tiempo de manera diferente: más como participantes en un mundo relacional
que como un escenario absoluto.
La dificultad de las teorías es que tratan con diferentes fases físicas. Así, se genera un
conflicto entre la búsqueda de la unificación y el imperativo de comprender por qué las
partículas y fuerzas elementales tienen propiedades tan diversas y variadas.
Para el autor, la elección de en qué fase está el universo depende de su configuración e
historia.
En efecto, propone que para un entendimiento más profundo de las leyes básicas se debe
buscar una mejor comprensión de la historia del universo. Esto, ya que no hay ninguna
razón lógica para excluir la posibilidad de que los hechos sobre las partículas elementales
sean válidas a todo el universo y que a su vez se basen en circunstancias contingentes.