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Investigación en Psicoanálisis: Del saber referencial a lo nuevo.

Búsqueda s y
encuentros
Ensayo

Autora
Nélida A. Magdalena

Resumen
En investigación hay dominios de búsque da, constituidos por el saber
sistemá tico y dominios de encuentros en los cuales la elaboración de lo
pesquisado da lugar a lo novedoso, al hallazgo. Es decir, transitar la vía
bibliográfica no debería agotar la búsqueda sino propiciar encuentros, por lo
que el saber referencial es condición de posibilidad para ir más allá, con una
articulación inédita de lo ya conocido, un aporte novedoso, u otras formas de
provocar un pequeño o gran avance en el saber. Freud fue un incansable
buscador de la verdad que se proclama como un pesquisidor de vestigios,
siguiendo el ejemplo de los arqueólogos que sacan a la luz los restos o marcas
de una historia. Así, construye conjeturas que se dispone a retirar si no se
confirman y establece conclusiones, compara sus hallazgos con el saber ya
adquirido y establece regularida des, reconociendo la perma nente tensión entre la
generalización de los resultados y la singularidad del caso.

Investiga r es buscar vestigios, marcas, señales, indicios o huellas que otros


imprimieron con sus producciones, para seguir esas pistas. Sin embargo, remite
también a un más allá de esas huellas, a un área inexplorada: una articulación
inédita de lo ya conocido, un aporte nuevo, u otras formas de provocar algún
avance en el saber. Es decir que la investigación no se agota en la mera búsqued a
del saber referencial, sino que se prolonga a través de ese minúsculo gran salto
que da lugar a la invención y que funciona en el límite entre lo ya sabido y lo
novedoso, en tanto hay una conclusión que se anticipa.

En investigación hay dominios de búsque das y otros que son de


encuentros, aunque no siempre donde se busca, se encuentra. Además no se
busca algo si no se hubiese encontra do ya alguna vez: en la búsqued a hay
repetición; en el encuentro, la contingencia del hallazgo .

Al respecto, J. Lacan señala: “Según una forma que incluso no es mía, que
como todos saben es picassiana, “yo no busco, encuentro” (...) Buscar (chercher),
es un término que proviene de circare (...) yo encuentr o a pesar de todo (...)
Encuentro bastante para tener que fomentar el círculo (...) encuentr o bastante
para tener que circular”. (1)

Por un lado Lacan señala que buscar significa “circular”, es decir, girar en
redon d o a repetición. No hay lugar para lo nuevo si no se sale de esa
circularida d, si no se da un paso abductivo. Afirma que él “ no fomenta el
círculo” sino que encuentra, por lo que avanza hacia lo nuevo, puede “circular”,
moverse o transitar hacia un territorio no conocido, en la experiencia del
hallazgo. Esto permite a la investigación en psicoanálisis evitar quedar atrapa da
en una búsqueda interminable que impida acceder a ciertas conclusiones
quedan do restringida a lo ya encontrado, sin la vía del hallazgo.

En éste se produce un destello que el sujeto experimenta como una certeza


que obtiene de una observación. Es el lugar de la sorpresa, luego de recorrer los
caminos de búsqueda, de indagación, pues no es sin éstos.

El salto inventivo que coloca en el ámbito de la certidumbre, se logra por la


vía cartesiana de la evidencia que requiere ideas claras y distintas. El rasgo de
la distinción nos conduce a la precisión, por lo que para investigar se debe
lograr cernir un tema, circunscribirlo. Privilegiando el detalle frente a las síntesis,
porque no podemos resumir toda la bibliografía existente, hay límites. Y es
desde un elemento seleccionado que se puede producir algo nuevo, que es más
valioso que extensas recopilaciones que repiten.

Carlo Ginzburg en el libro “Mitos, emblemas, indicios”, muestra cómo en los


finales del siglo XIX surge el reconocimiento de un saber denomina do cinegético,
que descifra la realidad a través de minúsculos detalles delatores. Declara que
en este saber , “se vislumbra el gesto tal vez más antiguo de la historia intelectual
del género humano: el del cazador que, tendido sobre el barro, escudriña los
rastros dejados por su presa.”. (2)

Este autor reseña un antiguo cuento oriental en el que tres herma nos
dialogan con un hombre que ha perdido un camello. Los jóvenes finalmente le
describen al animal sin haberlo visto nunca, porque acopian durante el diálogo
una serie de vestigios, indicios, especificidades y singularidades con los cuales
reconstituyen sus características. Inmediatame nte se los acusa de haber robado
el animal perdido, pero ellos logran demostr ar que con un minucioso examen de
detalles ínfimos pudieron arribar a esa certeza.

En esta línea la certidumbre no es una consecuencia, sino una anticipación y


la demostración sólo viene después, aunque conlleva un riesgo que se acompañ a
de cierta inquietud.

J. Lacan en el texto “El tiempo lógico y el aserto de certidu mb re


anticipada” hace referencia al sofisma de los tres prisioneros, quienes reciben
del director de la cárcel la oferta de libertad para aquél que cumpla con la
condición de determinar si el disco que éste les coloca en la espalda es negro o
blanco, aclarándoles que dispone de tres blancos y dos negros.

Planteado esto, les coloca uno blanco a cada uno, les propone que quien lo
solucione dé un paso hacia la salida y se retira. A nota que B y C tienen discos
blancos, y que si él portara uno negro podría desde el lugar de B , quien a su vez
duda de ser negro, preguntar se ¿por qué C no sale?. Aplicando la misma lógica y
poniéndose en el lugar de C, se preguntaría ¿por qué B no sale?.
Después de este tiempo de detención, el implicado concluye que es un blanco,
siendo también la conclusión a la que llegan los otros dos, y los tres salen al
mismo tiempo a toda prisa.

2
Lo que determina la certidumbre del sujeto es el detenerse de los otros dos,
que precipita su conclusión y su acto. Esta aserción sólo puede ser verificada en
la certeza porque si el sujeto dudara, no podría demostra rla, no habría nada que
demostr ar. Por ello el autor la designa certeza anticipada porque se coteja en ella
misma.

Esta certidum bre no es una consecuencia sino una anticipación con la que se
aborda lo desconocido, dando un paso hacia la salida como en el sofisma de los
prisioneros. Reconocemos que esto está muy presente a lo largo de toda la obra
freudiana.

En su artículo “Freud y la investigación”, Adriana Rubistein afirma: “Hay así


una articulación permanente entre las observaciones recogidas en su experiencia
y los conceptos e hipótesis que permiten dar cuenta de ellas. La investigación no
es para Freud un proceso lineal: está siempre atento a lo nuevo “arriesga
hipótesis y edifica construcciones auxiliares que retira si no se confirman” (3)

Esta autora enfatiza la atención a lo nuevo, a lo inesperado, para lo cual


afirma que Freud se orienta en su método hacia la elaboración de
constr ucciones auxiliares.

En su escrito “En torno de una cosmovisión”, Freud indica: “Por medio de la


observación se averigua algo nuevo ora aquí, ora allí; los fragmento s no
concuerda n al comienzo. Se lucubran conjeturas, se crean construcciones
auxiliares que uno retira cuando no se corroboran, hace falta mucha paciencia,
estar presto para todas las posibilidades...” (4)

A lo largo de su labor el creador del psicoanálisis va presenta n d o el métod o


de investigación que va desarrollando. Un método no taxativo que reconoce que
el avance del conocimiento depende de la posibilidad de abandonar posiciones
rígidas y prejuicios que tienen un valor efímero.

Afirma: “hay que estar preparados para abandonar un camino que se siguió
por un tiempo, si no parece llevar a nada bueno. Sólo los creyentes que piden a
la ciencia un sustituto del catecismo abandona do echarán en cara al investigador
que remodele o aun rehaga sus puntos de vista”. (5)

Se deja guiar permanente m en t e por los datos de su práctica clínica y


reconociendo las dificultades propias de esta área de ejercicio empren de
investigaciones parciales sobre cuestiones específicas y puntuales. Para lo cual
examina el detalle, es un cazador de vestigios. Su tránsito por el saber,
reconocido por él siempre fragmentario, no se agota en la pesquisa de estos
rastros o vestigios sino que está siempre dispuesto a las primicias.

Si tomamos la definición del vocablo “vestigio” el diccionario indica:


“Huella/ / memoria o noticia de las acciones de los antiguos que se guarda para
imitación y ejemplo / / Señal que queda de un edificio u otra construcción
antigua” .(6). En este punto es interesante destacar que Freud se reconoce a sí
mismo como un verdadero arqueólogo y se apoya en esta disciplina entre otras,
para validar su método.

3
Señala: “En vista del carácter incompleto de mis resultados analíticos , no me
queda otra opción que seguir el ejemplo de aquellos exploradores que, tras
largas excavaciones, tienen la dicha de sacar a luz los inapreciables aunque
mutilados restos de la antigüedad”(7)

En la misma línea, en otro pasaje hará una descripción muy ilustrativa de su


empeñoso viaje hacia una verdad a ser develada que lo guiaba
permanente m e n t e: “Supongan que un investigador viajero llega a una comarca
poco conocida, donde despierta su interés un yacimiento arqueológico(...)Puede
limitarse a contem plar lo exhumado e inquirir luego a los moradores de las
cercanías(...), sobre lo que su tradición les dice acerca de la historia y el
significado de esos restos de monu me nt os(...).Pero puede seguir otro
procedimiento; acaso llevó consigo palas, picos y azadas, y entonces contratará a
los lugareños para que trabajen con esos instrume nt o s, abordará con ellos el
yacimiento, removerá el cascajo y por los restos visibles descubrirá lo enterra do.
(...)“Saxa loquunt u r!”- “Las piedras hablan!” (8). Las piedras hablan, esto es
verdad. Pero no en el sentido apofántico de verdadero o falso, sino en referencia
al término griego aléetheia que significa desocultamiento.

Martín Heidegger en “La Doctrina de Platón acerca de la Verdad” toma esta


noción y analiza el sentido que tenía entre los griegos, subrayando que el
vocablo resulta de agregar a la partícula privativa, la expresión “ocultamiento” y
así se liga lo no oculto al ocultamiento . La verdad aparece en la medida en que
se devela lo velado en un mismo movimiento.

En la “Odisea” de Homero, el rey Alikinoo alberga en su palacio a Ulises, le


ofrece un banquete y ordena al Aeda celebrar la gloria de los hombres con un
canto épico: “...Ulises tomando con sus robustas manos el gran manto purp ú reo,
se lo echó por la cabeza y cubrió con él su hermoso rostro, pues tenía vergüenza
de verter lágrimas ante los faiakienos; y cuando el divino Aeda dejó de cantar, él
cesó en sus lágrimas, se quitó el manto de la cabeza y, tomando una redond a
copa, ofreció libaciones a los dioses..”(9).

Este fragmento muestra que Ulises se conmueve por esos largos años de
penosas luchas relatados en el gran poema homérico y llora ocultando su llanto
a todos. Y allí, en ese llanto está la verdad que se muestra velada, como una
“mujer con velos”, remedan do a Lacan. Es decir, que Ulises oculta su llanto y al
hacerlo se oculta él mismo con su verdad.

Esta noción de verdad concierne al psicoanálisis en tanto verdad del sujeto.


Al respecto Lacan hace referencia en el Seminario 1 a Freud investigador,
perseguidor incesante de una verdad inalcanzable: “Freud avanzaba en una
investigación que no está marcada con el mismo estilo que las otras
investigaciones científicas. Su campo es la verdad del sujeto” (10)

Al respecto, en toda investigación desde nuestra perspectiva, clínica o


teórica, siempre se tropieza con una dificultad en el saber, siendo el propio
análisis la condición de toda lectura investigadora, ya que el saber inconsciente
pone límites a dicha lectura. Son los significantes amos a los que responde cada
sujeto y que se ponen a trabajar para poder liberar. De manera tal de acceder a
un más allá del Otro de la garantía, constituido por la bibliografía que confor ma
4
el saber enciclopédico para ir más lejos, a lo no sabido y producir algo desde allí
para concluir, después de ver y de compren de r.

En relación a esta pesquisa, Freud se considera un caminante incansable


porque la verdad está siempre un paso más adelante, mueve, conmueve y no se
apresa nunca, se escurre y sólo cuenta con algunas pistas que van orientan d o su
sendero . En las Conferencias de Introducción al Psicoanálisis reflexiona en torno
a su invención declarando que jamás podría decirse que el Psicoanálisis desdeñe
pequeñeces, pues asuntos de mucha importa ncia se traslucen a través de
débiles indicios.

Son los vestigios despreciados en otros sectores del saber como datos de valor,
los que le permiten plantear conjeturas. En referencia a ello Charles S. Peirce (*)
señala que debemos conquistar la verdad mediante conjeturas o no la
conquistare mo s de ningún modo.

Adriana Abeles en su escrito “Elemental, Watson”, en el cual cita a Peirce,


hace un relato muy sugerente sobre un caso que es resuelto a través de
conjeturas que permiten formular anticipada me nt e una conclusión en forma
abductiva. Describe un episodio ocurrido a Peirce en 1.879 en torno al robo de
un reloj: después de su desembarco en la ciudad de New York advierte que
habían desaparecido su abrigo y un reloj valioso que había recibido del gobierno
y que debía devolver. Con sumo disgusto reúne a todos los empleados del barco
y les habla de temas generales a cada uno, intentan do encontrar alguna pista que
delatara al autor del delito.

Tenía que ubicar al culpable pero al señalar a un sospechoso no pudo hacer


que reconociera su responsabilidad en el hecho. Fue entonces cuando se
dispuso a contratar un detective, quien le propuso que se pusiera en contacto
con casas de empeño para ofrecer una recompens a por la recuperación del
objeto buscado. Obtiene así los datos del que empeñara el reloj, cuya descripción
coincide con el sospechoso indicado por él mismo. De esta forma se dirige al
domicilio señalado y recupera lo que le habían sustraído.

Por lo que aunque parezcan meras conjeturas, éstas son explicables


lógicamente. De modo tal, que el “contexto de descubrimiento” está sostenido
por una lógica de ese descubrimiento, por lo que no es arbitrario, ni caprichoso
aunque contenga un grado de aleatorieda d.

Cada indicio encuentra su sitio en una ensambladur a lógica que lo hace


inteligible y que apresura al sujeto a concluir con su aserto: este término - del
griego apofanei - designa una enunciación en la se afirma o niega algo y que aquí
se traduce en un acto a partir del cual es posible su confirmación.

En “ La carta robada” Edgar Allan Poe describe la desaparición de una carta y


su búsqueda infructuosa por parte de la policía de París. Posteriormente le es
encargada la misión a un experto investigador que no sólo persigue las huellas
sino que observa que hasta ese momento se habían exagerado las prácticas
habituales de rastreo sin modificar el método de búsqueda.Plantea la necesidad
de tener en cuenta en cada caso la mayor o menor astucia de los contrarios para
que la pesquisa tenga éxito, abordan do la búsqueda según el supuesto criterio
5
seguido en la ocultación. Porque todo encuentro tiene algo de contingente pero
es necesario siempre orientar la búsqueda para propiciarlo. Freud como Dupin,
el personaje de este relato, tuvo en cuenta la fuerza opositora de la resistencia
para la edificación de su método, hallando relación entre la magnitud y los
mecanismos empleados, con la importancia de lo que yacía oculto en lo anímico.

Se desprende de lo anterior que la Investigación en Psicoanálisis como lo


muestra el modelo freudiano se originó en la clínica y retornó a ella con sus
resultados a demostr ar cada vez..., por lo que hay investigaciones singulares por
su particular objeto de estudio y el plural condice con la dimensión del uno por
uno.

Lacan en el Seminario 1 señala: “Con Freud la experiencia analítica represen ta


la singularidad llevada a su límite, puesto que él estaba constr uyen d o y
verificando el análisis mismo. No podemos borrar este hecho, era la primera vez
que se hacía un análisis. Sin duda alguna el método se deduce a partir de allí,
pero sólo es método para los demás. Freud, él, no aplicaba un método”.(11)

Aparece así el término investigación coincidiendo con la aplicación del métod o


analítico. No obstante, en el texto “Consejos al médico sobre el tratamiento
psicoanalítico” cuando Freud recomienda no tomar notas sobre los dichos del
paciente, aclara que la excepción se presenta cuando se destina a material de
divulgación científica, aunque no confía en la ventaja que aportaría este
procedimiento. Indicando que mientras un trata miento no esté finalizado no
aconseja elaborarlo científicamente. Así nos muestra la investigación teórica y el
trabajo en la clínica, en canales diferenciados. Es lo que afirma Lacan en el
Seminario RSI: “es necesario que el analista sea al menos dos, el analista para
tener efectos y el analista que esos efectos, los teoriza.” (12)

Para concluir observamos que si bien el Psicoanálisis no desatiende los pasos


y procedimientos que guían la investigación en cualquier otro sector del saber,
cuenta con la referencia siempre presente del modelo que nos legó el fundado r
con su obra. Ésta plasma la serie de hallazgos que provocaron una revolución
sobre conceptos anteriores que hasta entonces parecieron inconmovibles.

Mayo 2.004

Notas :
(1) Lacan , J., Clase N°11 del 13/ 05 / 7 5, Seminario 22 inédito.
(2) Ginzbur g, C. “Mitos, Emblemas, Indicios. Morfología e historia”, Cap. “Indicios - Raíces de un
paradigma de inferencias indiciales”, Gedisa editorial, Barcelona, 1.999, p.146.
(3) Rubistein , A., “Freud y la Investigación” ,El Caldero de la Escuela, publicación de la EOL, Bs.
As. 1.997,p.20.
(4) Freud , S. “Nuevas conferencias de Introducción al psicoanálisis”, Conferencia 35 “En torno
de una cosmovisión”, Tomo XXII, editorial Amorrortu, Bs As, 1.989, p.161.
(5) Freud , S “Más allá del principio de placer” Tomo XVIII, editorial Amorrortu, Bs As, 1990,
p.62.
(6) Enciclopedia ilustrada de la Lengua Castellana, Editorial Sapiens,. Varios Autores, p.260.
(7) Freud, S, “Fragmento de análisis de un caso de histeria”, Tomo VII, editorial Amorrort u, Bs
As, 1.990, p. 11.
(8) Freud , S. , “La etiología de la histeria”, Tomo III, editorial Amorrort u, Bs As, 1.991, p.192.
(9) Homero , “Odisea”, edit Sol 90, Traducción Edimat Libros SA, Barcelona 2000, p. 98- 9.
6
(10) Lacan , J., “El Seminario” Libro N°1 “Los escritos técnicos de Freud” , ediciones Paidós, Bs As,
1.991, p. 39.
(11 )Lacan , J. , Idem anterior, p..40.
(12) Lacan , J, Clase del 10/ 1 2 / 7 4, Seminario 22, inédito.

(*) Charles S. Peirce: filósofo y físico estadouni den s e que hizo important es aportes a la lógica.
Creador del sistema filosófico que se conoció luego con el nombre de pragmatis m o, que
sostiene que ningún objeto o concepto tiene validez inherente, sino que su trascendencia
depende de su utilidad.

Bibliografía
- Abeles , Adriana,”Elemental, Watson”, Publicación Espacio de Lectura,
Impresión por La Gaceta, Buenos Aires, 2.000.
- Cancina , Pura, Coloquio “Lacan y los filósofos” Platón y la cuestión de la
Aletheia”, material de estudio de mayo de 2.003.
- Cancina ,Pura, Clases dictadas en el marco de la asignatura “Metodología de la
investigación”correspon diente al Ciclo Básico del Doctorado en Psicología, en el
período abril/junio de 2.003 en la Facultad de Psicología de la UNR.
- Ferrater Mora , José, “Diccionario de Filosofía” Nueva edición, Edit. Ariel,
Barcelona 1.999.
Idem anterior, Barcelona, 1.994.

- Freud, S, “El Moisés de Miguel Angel” Amorrortu editores O. C. T XIII, Buenos


Aires, 1.988.

- Freud , S “El método psicoanalítico de Freud”, Amorrortu editores O. C. T VII,


Buenos Aires, 1.990.
- Freud , S. “El Malestar en la Cultura”, Amorrort u editores O. C.,T. XXI, Buenos
Aires, 1.990.
- Freud , S. “Conferencias de Introducción al Psicoanálisis”, Amorrortu editores O.
C., T. XVI, Buenos Aires, 1.989.
- Freud , S. “La Interpretación de los sueños”, Amorrort u editores O. C., Buenos
Aires,1.989.
- Freud , S. “Conferencias de Introducción al Psicoanálisis”, Conferencia 15,
Amorrortu editores O. C.,T.XV., Buenos Aires, 1.989.
- Ginzburg, C. “Mitos, Emblemas, Indicios. Morfología e historia”, Cap. “Indicios -
Raíces de un paradigma de inferencias indiciales”, Gedisa editorial, Barcelona,
1.999.
- Heidegger, M. “La Doctrina de Platón acerca de la verdad”, traducción de
Norberto Silvetti, publicada por el Instituto de Filosofía de la Universidad de Bs
As., Cuadernos de Filosofía, Fascículo VII, Bs As, Año V- VI, Marzo 1952 - Sep
1952 - Octubre 1953, Números 10/12, 1953.
- Homero , “Odisea”, edit Sol 90, Traducción Edimat Libros SA, Barcelona 2000.
- Lacan, J. “El tiempo lógico y el aserto de certidum bre anticipada”, Escritos, Siglo
Veintiuno editores, SA, decimocuar ta edición, 2° reimpresión, Argentina, 1.988.
- Lacan, J., “El Seminario” Libro N°1 “Los escritos técnicos de Freud” , ediciones
Paidós, Bs As.
- Lacan, J ,Clase N°11 del 13/05 / 7 5 y del 10/12 / 7 4, Seminario 22, inédito.
- Lacan J. “Escritos 1”, ”El tiempo lógico y el aserto de certidu m bre anticipada.
Un nuevo sofisma”, siglo veintiuno editores, Argentina, 1.988.
- Lacan , J., Idem anterior, “La carta robada”

7
- Miller , J.A., Clase Inaugural del centro Descartes, Revista descartes N°11/1 2, Bs.
As., 1.992.
- Miller , J.A., Idem anterior , “El Ruiseñor de Lacan”, Conferencia de Apertura del
Instituto Clínico de Bs. As.,1998. Publicada en “Del Edipo a la Sexuación”,
Editorial Paidós, Bs. As. 2.002
- Peirce, Charles Sanders, Enciclopedia Microsoft ® Encarta ® 99, © 1993 - 1998
Micerosoft Corporation.
- Ravagnan , Luis, “Los fundame nt os de las ciencias del hombre” Centro Editor de
América Latina”, Buenos Aires, 1.992.
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XVII El instrume nt alismo de John Dewey. Edit. Herder, Barcelona, 1.995.
- Rubinstein , A. “Freud y la Investigación”, El Caldero de la Escuela, publicación
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- Varios participantes, “Rudimentos para la investigación en psicoanálisis” ,
Debate Noche del ICBA, Bs. As. 2.001.
- Varios autores , “Enciclopedia Ilustrada de la Lengua Castellana”, Editorial
Sopena Argentina, Buenos Aires,1.972.

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