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TÉCNICAS DE EVALUACIÓN
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Registros psicofisiológicos
Entre los procedimientos de registro psicofisiológico más utilizados destacan las medidas
de la secreción ácida gástrica, las técnicas manométricas, la electromiografía (EMG) y el
electrograstrograma (EGG).
La medida de la secreción ácida gástrica implica la detección y registro de los cambios en
el pH estomacal, lo que puede efectuarse tanto externamente como en el propio interior del
estómago. La determinación externa del pH conlleva la aspiración de los contenidos
estomacales por medio de un tubo. Por su parte, entre las principales medidas intragástricas
destacan la telemetría del pH y las pruebas de "titración". La telemetría del pH tiene la
ventaja de ser un procedimiento poco intrusivo. Finalmente, las pruebas de "titración"
requieren la neutralización de los contenidos estomacales mediante la administración,
generalmente de bicarbonato sódico.
Las técnicas manométricas, pueden definirse como un conjunto de procedimientos
utilizados para determinar la presión en órganos huecos. Son técnicas utilizadas para la
evaluación de la motilidad en diversos segmentos del tracto gastrointestinal. Estas técnicas
emplean globos o balones de tamaño variable. Las técnicas actualmente disponibles para su
utilización en la clínica son la manometría esofágica, la colónica y la anorrectal.
La manometría anorrectal es el procedimiento de evaluación de las respuestas
rectoesfintéricas más útil en la práctica clínica. Paralelamente, la manometría no sólo aporta
gran información sobre los mecanismos fisiológicos de la zona anorrectal, sino que además,
desde el punto de vista terapéutico es susceptible de utilización efectiva como
procedimiento de biofeedback en el tratamiento de problemas como la incontinencia fecal y
el estreñimiento crónico debido a contraccion puborrectal paradójica o disinergia
rectoesfinteriana.
La electromiografia (EMG) tiene también una utilidad potencial en gastroenterología como
procedimiento de evaluación de la actividad bioléctrica en sujetos con disfunciones anales.
Al igual que los procedimientos de manometría anorrectal, esta técnica está comenzando a
ser utilizada como procedimiento de intervención en el contexto de las técnicas de
biofeedback.
Para terminar, señalar que el electrogastrograma (EGG) es una técnica no invasiva. Sin
embargo, desgraciadamente resulta todavía difícil de interpretar, existiendo serias dudas
acerca del significado psicofisiológico de algunos de los eventos registrados.
Junto a los registros psicofisiológicos, existen un gran número de técnicas objetivas cuya
finalidad primordial es la evaluación de muy diversos aspectos relacionados con el
funcionamiento del sistema gastrointestinal. Destacan la defecografía y las medidas del
tiempo de tránsito colónico.
Enseñar al paciente una técnica para controlar sus propias reacciones a los eventos
estresantes.
Ampliar el repertorio de habilidades y destrezas del sujeto de tal suerte que pueda
hacer frente activamente a situaciones productoras de estrés.
Exponer al paciente de forma repetida y prolongada a las situaciones que elicitan o
exacerban sus síntomas.
Disminuir el reforzamiento ante las quejas somáticas y alentar al paciente a
implicarse en conductas incompatibles con la conducta anómala de la enfermedad.
Enseñar al paciente a modificar específicamente sus propias respuestas
psicofisiológicas.
Técnicas de relajación
Como en otras áreas de la intervención conductual sobre los trastornos ligados al estrés, las
técnicas de relajación han sido y son ampliamente utilizadas con el objetivo de dotar a los
individuos de una estrategia adecuada de afrontamiento a eventos estresantes. Han sido
aplicadas bien de forma aislada, o formando parte de un paquete de tratamiento junto con
otras técnicas cognitivo-conductuales de reducción de ansiedad y manejo del estrés.
El entrenamiento en relajación es uno de los procedimientos conductuales que hasta el
momento ha mostrado mayor utilidad en los trastornos psicofisiológicos del esófago.
Jacobson fue el primero en utilizar este procedimiento en trastornos gastrointestinales.
Ahora bien, lo cierto es que uno de los campos de mayor relevancia para la aplicación de
las técnicas de relajación es el control del vómito y las náuseas condicionadas en pacientes
con cáncer sometidos a tratamiento con quimioterapia.
Si bien el entrenamiento en Relajación Neuromuscular Progresiva es el procedimiento de
relajación dominante en este ámbito, en algunos trabajos han sido utilizadas otras técnicas,
especialmente el Entrenamiento Autógeno, aplicada con un éxito relativo en pacientes con
colitis ulcerosa.
Como señalábamos, el entrenamiento en relajación forma igualmente parte de algunos
programas terapéuticos útiles en el ámbito de los trastornos gastrointestinales, como es el
caso del Programa de Tratamiento Conductual Multicomponente de Albany para el
tratamiento del síndrome del intestino irritable, formado por 4 componentes: información y
educación acerca del funcionamiento intestinal normal, entrenamiento en relajación
muscular progresiva, biofeedback de temperatura y técnicas de afrontamiento cognitivo. El
60% de los pacientes tratados muestran una reducción de al menos un 50% en la
sintomatología, manteniéndose las ganancias clínicas tras períodos de seguimiento de 4
años.
Técnicas de coping
Técnicas de exposición
Técnicas operantes
En general, las técnicas operantes están indicadas en aquellos casos en los que los síntomas
gastrointestinales que presentan los sujetos están mantenidos por reforzadores sociales de
diversa índole. De hecho, desde el condicionamiento operante se han propuesto algunas
teorías para explicar la etiología y mantenimiento de diversos problemas gastrointestinales
en función de contingencias de reforzamiento específicas, destacando entre ellas la teoría
operante del síndrome de rumiación. Igualmente, estas técnicas resultan útiles de cara a la
modificación de la denominada conducta anómala de enfermedad, la cual tiene una alta
constancia de presentación en numerosos pacientes con trastornos gastrointestinales.
En el denominado síndrome de rumiación se han utilizado técnicas como el castigo
positivo, el castigo negativo (tiempo fuera) y el reforzamiento diferencial de conductas
incompatibles. El procedimiento más efectivo parece ser el tiempo fuera, aunque el castigo
positivo con shock eléctrico suprime la regurgitación más rápidamente y por ello puede ser
más conveniente en situaciones de emergencia médica. Por el contrario, el castigo con
sabores desagradables y saciación de comida no es recomendable a menos que fracasen los
otros procedimientos.
Las técnicas operantes pueden ser utilizadas de manera efectiva tanto de forma aislada,
como formando parte de los clásicos programas de entrenamiento en hábitos defecatorios.
Finalmente, y por lo que se refiere a la modificación de la conducta anómala de
enfermedad, se han utilizado diversas técnicas, destacando los contratos de contingencias.
De cara a la adecuada implementación de los contratos, las conductas del paciente y sus
consecuencias asociadas deben estar claramente definidas y especificadas, así como que el
contrato no debe imponerse al paciente, sino que ha de diseñarse con la colaboración de
todas las partes.
Técnicas de biofeedback