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Alain CAILLÉ*
Resumen Abstract
Frente al paradigma utilitarista, en el que (001140 BEYOND EHE FCONOMY)
todo es cálculo de interés, hay que inventar otro Facing ide Utilitarian paradigm, in which
modelo de la acción económica. Es un viaje a las everything la an utilities calculation, it is
raíces primitivas de toda sociabilidad humana, neceasary te make up a difieren 1 model of
para volver a encontrar, no el intercambio, sino el economic action. It is a ¡ourney te ide original
‘4on’ — arquetipo antiguo, pero también condi- roela el the whole human aociability, te finé once
c,dn contemporánea de la supervivencia de la de- more not Mw exohange buí the gui —oíd
mecr¿lc,a. arehetype, buí alan a contemporary cendition ter
ide survival ni democracy
m¡~ posible salir de la eco- pocas horas, unos pocos minutos ga-
Jjiiiiiiinomía y aflojar la opresión nados o perdidos pueden representar
L/~de sus leyes reales o su- ganancias o déficits monetarios consi-
puestas?, ¿se puede considerar posi- derables. No parece que ningún país
ble dejar de resolverlo todo en térmi- pueda permitirse quedarse atrás en la
nos exclusivamente económicos y así carrera hacia el incremento de la pro-
no entregar siempre el debate político ducción mercantil. Unas pocas déci-
sólo a los ‘expertos”? mas o centésimas de tasa de creci-
Estas preguntas se hacen cada miento de menos representan, para
día más molestas y, sin embargo, son algunos países, un número importante
las más urgentes. En la era de la ges- de hospitales, estadios, carreteras, es-
tión de “stock cero”, de ‘iust intime”, y cuelas, que no serán construidos. Por
de a interconexión planetaria durante lo tanto, se está imponiendo la convic-
las veinticuatro horas del dia de todos ción, a escala planetaria, de que se
los mercados reales y financieros, tienen que suprimir o declarar ilegiti-
más que nunca “time is money”. Unas mas todas las actividades que no
nas? Poco importa. Baste anotar que funcionarían ni un minuto las empre-
el dominio de la economía sobre la sas si no consiguieran movilizar la ad-
realidad social es inseparable del de hesión de sus asalariados; sin ética
la “axiomática del interés” sobre los del servicio público el Estado no es
espíritus. Ésta, que identificaremos más que una cáscara vacía, y la cien-
con el utilitarismo, se organiza en “pa- cia no puede progresar más que si los
radigma”, en un modelo sintético de investigadores experimentan más o
inteligibilidad, es decir que quiere ser menos el sentimiento de participar de
a la vez explicativa y normativa. una empresa comun.
Pretende al mismo tiempo decir Que no se nos acuse ahora de
cómo es el mundo y cómo debería tener un concepto demasiado idílico
ser. La distinción que acabamos de in- de la modernidad! La lucha de intere-
troducir entre socialidad primaria y so- ses es bien real en ella, incluso dentro
cialidad secundaria permite sugerir en de la socialidad primaria, y más aún si
qué medida es suficiente el paradigma se considera que esta última no puede
“interesista” —porque todo lo juzga existir sin depender del mercado, el
desde el punto de vista de la sociali- Estado o la ciencia. Volvamos pues a
dad secundaria, y porque queda por nuestra pregunta inicial: ¿Qué es lo
integrar el punto de vista de la sociali- que puede explicar la fuerza del mer-
dad primaria— e imaginar el paso su- cado (y de la ciencia y del Estado)? La
plementario que conviene dar para respuesta evidencia lo que no existe
disponer de otro paradigma a la vez en la sociedad arcaica, completamen-
antitético y complementario del ante- te regida por la exigencia del don. Es
rior. que el don y la socialidad primaria
Este paso consiste en formular constituyen un orden del ‘entre-sí’. La
una hipótesis: la triple obligación de socialidad secundaria, por el contrario
dar, recibir y devolver constituye a la —el mercado, el Estado la ciencia—,
vez la ley y la matriz de la socialidad relaciona a unos extranjeros radicales,
primaria. Así se percibe que la exigen- que tienen que aprender a convivir, en
cia primitiva del don sobrevive hoy día teoría y en la práctica, aunque no ha-
mucho más ampliamente de lo que lo ya casi ninguna posibilidad de que lle-
habían reconocido Marcel Mauss y guen a superar su diferencia y su riva-
luego Claude Lévi-Strauss: dicho de lidad haciéndose parientes por una ley
otra manera mucho más allá de los forzada de alianza.
periodos de tiestas, por lo menos si es La fuerza del mercado se explica
verdad que no puede existir ninguna por el contrato social —donde encon-
relación entre personas más que tramos a Rousseau— que quita toda
fundamentada, de una forma u otra, la arbitrariedad de las relaciones inter-
en una relación de don y contra-don. personales al someterlas a una socia-
En cierto sentido, la generosidad lidad explícitamente secundaria o, si
obligada está en todas partes y no só- se quiere, secundarizada, es decir al
lo dentro de la socialidad primaria. No reconocer la existencia de una sociali-
dad primaria que la asienta. Son las pansión indefinida de la economía <y,
razones por las que entre otras, po- en el caso presente, a la comerciali-
demos entender que hayan caído en zación del cuerpo humano). Esto, a fa-
el totalitarismo esas sociedades que vor del sí.
pretendieron disolver el mercado o el Sin embargo no basta, ni mucho
Estado en el cuerpo social o, en otras menos, con blandir las palabras don o
palabras, reabsorber la socialidad se- generosidad para tener la solución de-
cundaria en una socialidad primaria finitiva. Aunque sea sólo porque las
evanescente, intentando crear un pue- formas de don son múltiples, y el don,
blo o unas relaciones de parentesco. por definición, casi no se puede defi-
Pero, a la inversa, valoramos hasta nir. ¿Un don que se pueda definir bien
qué punto podrían volverse inhuma- aún es un don? El don que rige las re-
nas unas sociedades que sólo se de- aciones interpersonales no es el mis-
sarrollasen en el registro de la imper- mo que el don caritativo que incita a
sonalidad mercantil o administrativa. dar a los extraños. Y este último, igual
Aqui está, en el fondo, una pri- que el primero, no carece de ambigúe-
niera conclusión normativa a nuestro dad. Cuando la ley Caillavet (1976>
nuevo paradigma en gestación. Un impone que, salvo voluntad contraria
paradigma, ya se habrá entendido, expresa, todos los franceses difuntos
que no niega la legitimidad del merca- pueden ser considerados como do-
do y de la economía, ni pretende abo- nantes voluntarios de sus órganos es-
lirIos, simplemente quiere ponerlos en tablece de hecho, so capa de don, un
su sitio exacto. impuesto sobre los cuerpos y transfor-
¿Es posible ir más allá y sacar de ma al Estado en propietario eminente
la observación del don esas conclusio- de éstos. No intentemos pues oponer
nes de moral y de política a las que al criterio ético del utilitarismo —la feli-
aspiraba Marcel Mauss? Sí y no. Las cidad del mayor número posible— otro
morales que dominan nuestra época criterio único, y limitémonos a obser-
son utilitaristas. Postulan que es justo var que si la condición para que reine
y moral lo que ayuda a la felicidad del la armonía dentro de la socialidad pri-
mayor número de personas y, concre- maria es la generosidad, la del buen
tamente, dejan para el mercado la ta- funcionamiento de la socialidad se-
rea de determinar lo que hace máxima cundaria está en el respeto necesario
la felicidad. Creen que si se hacen co- al pluralismo.
rrectamente los contratos, nada podría Admitir ese pluralismo, y por lo
prohibir, por ejemplo, la venta de un ri- tanto reconocer la pluralidad irreducti-
ñón o de un niño, ya que de esta tran- ble de los valores, no es otra cosa
sacción se beneficia tanto el compra- más que ser efectivamente demócra-
dor como el vendedor. Pero la exigen- ta. Por el grado de democracia plura-
cia de generosidad, solicitada por la lista al que acceden las sociedades
lógica del don, permite en cambio ima- modernas, se puede medir su estado
ginar que se pueda poner coto a la ex- de salud. Compuestas por relaciones
entre sujetos que son a priori indife- tividades, o de tasación de precios pa-
rentes y extraños, sólo son tolerables ra los productos más importantes para
en la medida en que éstos se toleran el consumo popular o para el índice
..
unos a otros, sin por ello llegar a igno- de precios. Modulados por considera-
rarse del todo. El mercado, el “dulce ciones administrativas y políticas es
comercio’ (según Montesquieu), incita poco frecuente que los precios de los
a la tolerancia. Pero amenaza perma- bienes y de los servicios expresen su
nentemente con dislocar los motivos real valor de mercado. Y en efecto si
por los que los miembros de una so- lo razonamos repetidamente no ve-
ciedad tienen el sentimiento de perte- mos por qué el Estado tendria que
necer a un mismo conjunto, con disol- abstenerse de financiar tal o cual acti-
ver el pluralismo en la diferencia o en vidad socialmente importante aunque
la hostilidad generalizada. no resulte rentable; por ejemplo, el ar-
memento, la cultura o la agricultura.
Pero tantas medidas repetidas no
Subordinar la economía
constituyen una doctrina coherente,
La cuestión que se tiene que susceptible de universalización; es
plantear no es tanto la de la salida de grande el riesgo, desde el momento
la economia cuanto la de su limita- en que se escoge la vía de las tasa-
ción. Como única modalidad concebi- ciones y de las subvenciones, de aca-
ble de intercambio entre extraños, mu- bar sustituyendo una arbitrariedad ad-
tuamente indiferentes, la economía de ministrativa a la arbitrariedad del mer-
mercado es plenamente legitima. Pero cado. Si realmente se desea aflojar la
sólo lo es si se subordina, por una opresión de la economía hay que ha-
parte, a la exigencia de la generosidad cerIo en nombre de principios genera-
entre personas y, por otra parte, a la les, abstractos y universalistas. Si se
del respeto hacia el pluralismo entre quiere reencajarla economía en la so-
ciudadanos. Su único sentido, su úni- ciedad y subordinaría a fines sociales,
ca razón de ser es ponerse al servicio éticos y políticos, entonces hay que
de la generosidad y de la ciudadanía. enunciar los fines incondicionales a
Estamos muy lejos de ello. los que se estima que estos medios
Percibimos no obstante la direc- económicos se tienen que subordinar.
ción que podrían tomar las sociedades Las consideraciones anteriores
modernas si llegaran a desear de ver- —en las que encontramos a Kant—
dad substraerse a la necesidad eco- nos indican los dos fines incondiciona-
nómica o limitar su influencia en la de- les a los que se podría subordinar la
más esferas de existencia. El arsenal lógica instrumental de la economía. El
clásico de los Estados que quieren primer fin incondicional es tratar a los
controlar la economía de mercado, seres humanos como fines y no como
aparte de la manipulación de las tasas medios, o en otras palabras reconocer
de interés, consiste en una serie de en ellos a priori e incondicionalmente
medidas de subvención de ciertas ac- humanidad y ciudadanía. La traduc-