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Unidad Temática III: EL PODER POLÍTICO

1. ORIGEN DEL PODER


SEGÚN RAÚL FERRERO REBAGLIATTI, de acuerdo con el citado autor: “La primera
necesidad es subsistir, lo que implica alimentarse y resistir a los vecinos. Ello no se logra sin un
mínimo de cohesión. La formación del Estado (máxima forma de concentración del poder)
obedece a una inclinación de la naturaleza humana y ha sido admitida en todo tiempo por la
razón como algo conveniente y necesario. Una fuerza organizada, ejercida por una autoridad
superior a todos y que mira el bien común, es evidentemente preferible a las fuerzas
particulares, dispersas y antagónicas, que emplearían los hombres si el Estado no existiera. El
conflicto de intereses y el contraste de apetitos y pasiones, que son la entraña misma de la vida,
hacen quimérico pensar en la conciliación espontánea. Si se ensayara la anarquía como forma
de la vida legítima, inspirada en la creencia de la bondad universal, el resultado sería la
imposición despótica de un hombre o de un grupo. El orden social que la historia de la
humanidad patentiza nos indica que la sociedad ha optado entre una sociedad de anarquía,
librada al abuso de los más fuertes, y una situación de autoridad, con imperio de la fuerza
pública que el Estado emplea para proteger a todos los asociados. La sociedad ha escogido
siempre el gobierno que asegura un orden. (...)

Lo cierto es que la necesidad del poder se confunde con la necesidad del estado, pues su
triple función de dirección, especialización y coacción es lo que determina y mantiene el hecho
Estado, que perfecciona la sociedad, la estructura conscientemente y la domina. La unidad
social previa al Estado nace por obra del poder y de la convivencia”.
SEGÚN ALBERTO MALPARTIDA MANSILLA, de acuerdo con éste autor: “El origen del poder,
se distingue entre el absoluto y el histórico. El absoluto se refiere a los motivos por el cual
existen los seres humanos que tienen autoridad y mando precisando las razones. El histórico a
las circunstancias por lo que surgió este poder sean o no legítimos, es decir legal o
constitucional y de facto o por la fuerza según sea el caso. Para Jellinek existen doctrinas
que tratan de probar la necesidad de Poder del Estado, partiendo de situaciones religiosas,
físicas, jurídicas, morales y psicológicas. Enúnciase también a la fuerza como explicación del
origen del poder. En esta clasificación tenemos entre los que más trascendencia alcanzan, al
marxismo, que indicaba que el Estado era el mecanismo que usaba una clase dominante para
explotar a las demás clases inermes constituidas por el proletariado. Hay otro grupo de
pensadores que refieren también en este tema a la fuerza, pero lo mencionan sólo como una
creadora por reacción del estímulo que mueve a la aparición del poder, que en definitiva surge
mediante otro camino. En consecuencia no es fácil encontrar expositores que funden la
legitimidad del poder tan solo en la fuerza, quizás en muchas obras aparezca ello como un
presupuesto, pero en pocas se les enuncia en forma clara y terminante. Hay doctrinas que
consideran que el poder surge como consecuencia de las necesidades de la vida o de la
naturaleza del hombre. Platón y Aristóteles, entre los antiguos. Hegel y Heller entre los más
cercanos son un buen ejemplo de estas opiniones. En alguna medida estas explicaciones se
encuentran también en muchas de las doctrinas religiosas así como en los contractualistas.

(...) El poder que interesa se manifiesta únicamente en el ámbito de la libertad humana y en la


relación del hombre con sus semejantes. Pero aún cabe otra distinción y es el que actúa no
sobre la facultad de deliberar sino sobre la decisión que es lo que diferencia el poder del
consejo. En este último caso, según se advierte no hay una energía que obre sobre la facultad
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de hacer y que ponga al destinatario en la disyuntiva de cumplirla o no, sino que lo hace en
forma tal que procura que el propio agente por si haga lo que el consejero pretende. Con lo
cual agregamos a lo que tenemos dicho precedentemente que esta energía actúa sobre el
poder de decisión del destinatario.”

2. CONCEPTUALIZACIÓN DEL PODER.


Según FELIPE ORTIZ DE ZEVALLOS M., el poder se puede definir como la capacidad para
lograr obediencia, constituye un error, que crea confusión, llamar autoritarios a los gobiernos de
fuerza, porque autoridad y fuerza no son sinónimos sino antónimos.
Para ARNOLD BRECHT, La palabra PODER designa siempre la posibilidad de imponer la
propia voluntad y anular planes contrarios a ella, pero no expresa unívocamente cuales son los
medios y los fines por los cuales se busca y utiliza esa posibilidad. Por lo que hace a sus
fuentes, el poder puede basarse en circunstancias muy diversas, o proceder de ellas, como por
ejemplo:
a. De la fuerza bruta o del efecto intimatorio de ella;
b. Del prestigio o del a autoridad, conseguidos de un modo legítimo ,
c. De los medios financieros que dan a su propietario la posibilidad o el poder de comprar en el
mercado todo lo que quiera.
d. Del atractivo personal, la personalidad fascinadora, el carisma, el amor (fenómenos que
pueden tener a su voz origen en muy diversos factores, como la hermosura, las cualidades
intelectuales, la agilidad de espíritu, la popularidad, o aquel algo indefinido al que se da el
nombre de encanto personal).

Todo esto es o da poder. Aquí es fundamental la distinción entre el poder jurídicamente


fundado y capacitado para emitir prescripciones jurídicamente válidas, y el poder de hecho que
consiste en tener influencia sobre ese poder jurídico, o poder oponerse a las normas sentadas
por dicho poder.

CARRE DE MALBERG, en su “Teoría General del Estado” al referirse al a distinción entre


poder, sus funciones y sus órganos, dice que está distinción tan sencilla está oscurecida,
desgraciadamente, por el lenguaje usado en materia de poder, lenguaje que es completamente
vicioso. En la terminología vulgar y hasta en los tratados de Derecho Público, se emplea
indistintamente la palabra poder para designar a la vez, sea el mismo poder o sus funciones o
sus órganos. Dicha terminología ilógica y equívoca es peligrosa, pues, su naturaleza suscita y
mantiene numerosos malentendidos en esta materia. Un lenguaje claro y preciso es la primera
condición de todo estudio científico.

Para ROBERTH DUBIN, el concepto de poder es usado universalmente para describir


relaciones humanas. Sin embargo, es una de las ideas menos comprendida y es un concepto
acerca del cual existe, relativamente, poco acuerdo, pero continua el mismo DUBIN ,
podríamos expresar que existe poder “ al hacer que las cosas se hagan“.

La características fundamental de la sociedad, es que ordena las relaciones entre los


individuos, entro los individuos y los grupos y entre los grupos. Los grupos y los individuos no
se internacional al azar; la interacción esta estructurada y organizada. El elemento que esta
tras estos sistemas de interacción organizada es el poder. El poder esta atrás de toda
asociación y sostiene su estructura. Sin poder no existe organización y sin poder no existe
orden.
El poder en resumen, es un fenómeno universal en las sociedad es humanas y en todas las
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relaciones sociales. Debemos dejar sentado que le poder no es una fuerza y el poder no es una
autoridad, sin embargo, está íntimamente relacionado con ambas y puede ser definido en
término de ellas.
ROBERT BIERSTEDT, propone tres definiciones y analiza sus implicaciones y son:
1. EL poder es una fuerza latente;
2. La fuerza es la manifestación del poder ; y
3. La autoridad es un poder institucionalizado.

Las dos primeras de estas proposiciones pueden ser consideradas juntas. Parecen ser,
por supuesto, definiciones circulares, y de, hecho, lo son.

Para el peruano ENRIQUE GHERSI es el poder, en último termino, el elemento que subyace
en el funcionamiento general de las sociedades, y, agrega que FABRIZZIO ONOFRI escribe
con belleza y precisión que “Solo el poder y nada más que el, determina el comportamiento de
una sociedad, porque el poder ésta en la base de todas las relaciones sociales.”

SEGÚN RAUL FERRERO REBLAGLIATTI, señala el autor que el poder es “(...) la facultad de
gobernar, de dictar reglas a la conducta ajena. Al abordar el presente estudio, comprobamos
que el poder es inherente a la naturaleza humana y que el estado, en un primer aspecto, es
institucionalización del poder. El Poder es la energía organizadora de la vida social. Hauriou
lo define como “una energía de la voluntad” que asume el gobierno gracias a su superioridad,
para asegurar el orden y crear el derecho. Ello significa que la aptitud para el mando y la
vocación de poder son cualidades naturales del espíritu, que corresponden a personas
dotadas de ascendiente. Acertadamente, Meinecke define el poder como un impulso de
intensificación de la personalidad.
Para Bourdeau, el Poder es una fuerza al servicio de una idea. “Es una fuerza nacida de la
voluntad social preponderante, destinada a conducir el grupo hacia un orden que estima
benéfico y, llegado el caso, capaz de imponer a los miembros los comportamientos que esta
búsqueda exige”. La coacción que el poder ejerce en todo grupo social, así como el derecho de
la colectividad a imponer normas, constituyen hechos evidentes y constantes, más allá de las
justificaciones que se buscan para razonarlos. La fuerza de que dispone el estado es tan
ostensible que domina por simple demostración, sin que el poder necesite recurrir a ella en la
generalidad de los casosiv. (...)”

SEGÚN ALBERTO MALPARTIDA MANSILLA, la definición de poder viene dada por


considerar a éste como: “...la facultad que tiene una persona o un grupo de personas de
obligar a otra u otras a realizar un procedimiento o conducta”. En ese sentido este poder viene
determinado por una facultad, una autorización, una previsión de posibilidad otorgada por quien
es legítimamente poseedor de él. El concepto de legitimidad se hace importante en la
conceptualización de poder de Malpartida Mansilla, ya que hace alusión a una facultad o una
permisión, una colectivización de ciertos aportes individuales o cuotas de poder.

Con respecto a la NATURALEZA DEL PODER, según RAÚL FERRERO REBAGLIATTI, el


poder comporta dos elementos: dominación y competencia. Este último determina que
normalmente el poder sea obedecido sin recurrir a la coacción. En cuanto idea, el poder
pertenece al mundo del espíritu, a diferencia de la fuerza, que pertenece al mundo físico. Tiene
el poder quien sabe ofrecer al hombre motivos eficaces del obrar; posee la fuerza quien
dispone de armas ante las que desparece toda resistencia, dice Mayer. El poder puede existir
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sin la fuerza, así como la fuerza puede carecer de poder. La Iglesia, que carece de medios de
compulsión material, ejerce un poder evidente sobre sus creyentes y sobre la sociedad en
general; inversamente, un gobierno de ocupación detenta la fuerza, pero carece de poder. El
poder precede al derecho positivo, pues establece el Estado y éste se organiza y consolida
mediante normas jurídicas.

No cabe explicarse la vida social sin analizar el impulso de poder, ya que la historia nos
prueba que la voluntad de dominio es una de las fuerzas más constantes en la dinámica
social y seguramente la de mayor expansión. Sociológicamente, el
poder es la aptitud de un individuo o de un grupo para realizar su voluntad, para exigir
colaboración de los demás individuos o grupos. La voluntad de poder, verdadera libido
dominandi, significa la ambición de un hombre, de un sector o de un pueblo. El temperamento
político aspira a ocupar el escenario, a dominar o cuando menos sobresalir, y constituye la
motivación impura de los grandes.

SEGÚN ALBERTO MALPARTIDA MANSILA, al desarrollar su idea de origen del poder,


citando a autores trascendentales aborda también su naturaleza, en los siguiente términos:
“Platón, por ejemplo, en su obra “La república” indica:”lo que da origen a la sociedad no es la
impotencia en que cada hombre se encuentra da bastarse y la necesidad de muchas cosas que
experimenta ¿Hay otra causa:...Así es que habiendo la necesidad de una cosa obligada a
un hombre a unirse a otro hombre y a otra necesidad a otro hombre , la aglomeración de estas
necesidades reúne en una misma habitación a muchos hombres con la mira de auxiliarse
mutuamente y a esta sociedad hemos dado el nombre de Estado”. De modo que las
necesidades de los hombres, por sí mismos, son los que motivan el establecimiento del poder.
Aristóteles por su parte dice en su obra La Política: “...el Estado es un hecho natural y el
hombre es un ser naturalmente sociable, que el que vive fuera de la sociedad es ciertamente o
un ser degradado o un ser superior a la especie humana” con lo que resulta aquí, que en la
propia naturaleza del hombre es donde se encuentra el origen del Estado y por consecuencia
del poder.

Hegel, piensa que la autoridad del estado no depende de un capricho, teniendo al contrario un
carácter incondicional es un fin en sí superior a todos los demás. El Estado es la realidad de la
idea ética, el espíritu en tanto voluntad sustancial. Es así que es una realidad práctica y que el
más alto deber del individuo es integrarlo. Considera Hegel al estado el sumo grado y que la
evolución dialéctica alcanza el espíritu objetivo y le atribuye el valor de realidad de la idea moral.
Concluyendo con las explicaciones psicomorales y al mismo tiempo con las doctrinas
justificatorias del poder Herman Heller indica: “la institución estatal se justifica pues por el
hecho de que en una determinada etapa de la división del trabajo y del intercambio social la
certidumbre. Del mismo modo que el aumento del tráfico y el tránsito hasta un cierto grado
reclama una regulación e incluso un reordenamiento de los servicios de policía de tránsito, así
también el desarrollo de la civilización hace preciso una organización estatal cada vez
diferenciada para el establecimiento, explicación y ejecución del Derecho. En estos casos nace
del hombre mismo ero no como consecuencia de un acto contractual sino en razón de las
propias necesidades o tendencias de aquél.”

3. FORMAS DE EXPRESIONES DEL PODER POLÍTICO.


Según J. BLANCO ANDE, en los términos, poder y política conviven mutuamente involucrados,
en tanto y en cuanto que la política no existe sin poder, y el poder se decanta prioritariamente
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como un concepto ante todo político, por ello, es ponderado reconocer, como lo dicen R.E.
Dowse y J.A. Hughes, que “La política hace referencia al poder; que hay política allí donde
existen diferencias relativas de poder o autoridad. El poder, existe en todas las sociedades, y si
hacemos equivalentes política y poder, entonces la política es también endémica a la vida
social.”.

En el contexto de la moderna politología, ¿Qué papel le corresponde la termino poder político?


Entendemos que su noción, según J. Bentham, “no es mi mas ni menos, que un hábito y una
disposición a la obediencia (hábito, cuando la referimos a actos pasados; disposición, cuando
nos referimos al futuro”. Este concepto implica:

 Conquista la conservación y el ejercicio del poder constituyen el tema y el fundamento del


“mundo de la política.
 El Poder Político es la relación entre el mando y la obediencia.
 El Poder Político como sustantivo o material requiere el uso o la amenaza del uso de la
coacción material osea la fuerza física para lograr obediencia
 El Poder Político como Poder relativo, trata de coacción que no sea simplemente física,
sino mas bien una cuestión de INFLUENCIA
 El Poder Político es la capacidad de “A” de lograr que “B” actúe de acuerdo con sus deseos
aun cuando a veces “B” no quisiera hacerlo.
 El Poder Político se relaciona íntimamente con el poder económico.
 La “Autoridad es algo que acompaña el Poder Político
 La autoridad política puede entenderse como “Legitimada”.
 Cuanto menor es la legitimidad de un régimen político(o gobernante), mayor coacción
necesitara para hacerse obedecer.
Entre las expresiones del Poder Político tenemos:

3.1. EL PODER ESTATAL


Para J. BLANCO ANDE, poder y Estado son términos interrelacionados obligados a
convivir juntos. El poder encuentra en la sociedad política el marco más adeucado para su
ejercicio y para su desarrollo. El estado necesita del pode para organizarse, para mantener
el orden y en definitiva, subsistir. El Estado sin poder se convierte en un ente inerte, vacío
de sustancia, en un no Estado, por eso el poder es el requisito “sine que non” para la
existencia de la máquina estatal, y, como dice M.FRAGA IRIBARNE,” Donde está el Estado
está el poder. Este poder es esencialmente uno, y su misión mas importante es la de
legislar. En este punto está de acuerdo Santo Tomás y Suarez. En definitiva, resulta que el
poder, es la fuente de todo el Derecho Positivo, y que a su vez esta basado en el Derecho
Natural. Y así llegamos a un auténtico concepto del poder de derecho, puente unificado del
mundo jurídico – político”.

La temática del binomio Poder y Estado tiene excepcional interés, tanto para le estudioso
de la politología, como para el simple espectador de la vida misma.
El poder en el Estado es un atributo absolutamente imprescindible para la existencia y
supervivencia de la sociedad, toda vez que esta no puede desarrollar su actividad, ni hacer
cumplir las leyes, ni sancionar los delitos, ni garantizar el orden ciudadano, ni oponerse por
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la fuerza a un presunto rival que pretende apoderarse de su territorio, si no tiene la espada
del poder. La cuestión del poder en el Estado, tiene sus precedentes en la “potestas”
romana, la regalías fuedales y los poderes del constitucionalismo decimonónico; así pues,
no nos enfrentamos con un tema abstracto, sino con uno de los resultados de la cultura
occidental en su devenir histórico.
3.2. PODER DE POLICÍA
Para CHARLES EVANS HUGHES, en su obra “La Suprema Corte de los Estados Unidos”
define el poder de la policía como el poder de velar por la salud, la seguridad, la moral y el
bienestar del pueblo. De modo general se extiende a todas las grandes necesidades
públicas.

Para BRANDAO CALVALCANTI T, el poder de policía no se puede definir de manera


rígida, y así lo reconocen los autores que más profundamente estudiaron este asunto.
Incluye todas las restricciones impuestas por el poder público a los individuos, en beneficio
de los intereses colectivos, salud, orden público, seguridad y además los intereses
económicos y sociales. En otras palabras es la disciplina de las actividades individuales
impuesta por la colectividad, cuyos derechos deben ser respetados por los individuos.

El Estado es valor axiológico, juricidad y poder, en otras palabras es la institucionalización


del poder en base a estos tres elementos. En toda acción social observamos que la
ausencia de una buena administración implica el desorden. Es pues por lo tanto
indispensable promover este orden mediante la dación de dispositivos legales que dirigen
un comportamiento adecuado a este ordenamiento legal, para el efecto es imprescindible
contar con un poder, SANTO TOMAS DE AQUINO, en la “Suma Teológica”, se preguntaba:
si la autoridad sería necesaria en una sociedad compuesta por seres perfectos, y se
respondía: “la vida en una sociedad numerosa no es posible sin un jefe que vele por el bien
común, librado a ellos mismos, hombres distintos tienden a cosas distintas”.
En consecuencia todo gobierno requiere de un poder que dirija y tome las decisiones
pertinentes y adecuadas a las necesidades de orden y seguridad en su comunidad.

Para que estas decisiones se cumplan en determinadas circunstancias deberá disponerse


su empleo compulsivo, empleándose la fuerza y coacción racional a fin de que sus
mandatos que debe ser imperativos se cumplan con la finalidad de mantener y conservar
vigente el ordenamiento jurídico del Estado que afronta esta responsabilidad con la
sociedad de conformidad a la competencia que por mandato legal y social le corresponde.
Al respecto del empleo de la fuerza coactiva, Raúl FERRERO, indica: dado el progreso
material logrado y en parte por efecto del mismo, el tipo actual de nuestra sociedad hace
cada día más necesaria la función coactiva del poder en razón de la creciente actividad
antisocial”, que en el ápice del Estado se halla el poder o sea la facultad de gobernar, de
dictar reglas a la conducta ajena... y agrega, que el poder se manifiesta como el principio
creador del orden dentro de una sociedad, es decir del derecho y dentro del cual se va a
conducir a la colectividad hacia el logro de sus aspiraciones.
BOURDEAU, precisa que el Poder de Policía “es una fuerza nacida de la voluntad social,
ponderantemente destinada a conducir el grupo hacia un orden que estima beneficioso y
llegado el caso capaz de imponer a los miembros los comportamientos que esta búsqueda
exige”.

3.3. EL PODER NACIONAL

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A. DEFINICIÓN
El Poder Nacional, es la capacidad del Estado para imponer su voluntad de lograr y/o
mantener sus objetivos y realizar sus fines, pese a los obstáculos internos y externos;
capacidad que emana de la integración de los medios tangibles e intangibles, cuálitativa
.y cuantitativamente considerados, que posee dicho Estado en un momento
determinado.
B. CARACTERÍSTICAS

1. INSTRUMENTALIDAD
El Estado busca alcanzar objetivos y fines esta búsqueda supone una voluntad que
demanda el despliegue de la acción.

Pero la voluntad por si sola es insuficiente y la acción requiere de múltiples recursos


que otorguen capacidad o poder suficiente para conseguir aquellos objetivos y fines.

Por tanto la capacidad puesta al servicio de la consecución de fines y objetivos,


asume el carácter de instrumentación para la acción.

Entre muchos instrumentos para la acción el poder tiene destacado y a veces


definitorio papel. Por ello la instrumentalidad es una de las características principales
del Poder Nacional en cuanto es el medio por excelencia para impulsar el Desarrollo y
hacer efectiva la Defensa.

2. DINAMISMO
El Poder Nacional indica una capacidad actual y al mismo tiempo transitoria, es decir
que está en movimiento. El Poder Nacional de hoy, no es el mismo de ayer, ni será
el de mañana. Los medios están en la Realidad Nacional y ésta es esencialmente
dinámica, por tanto el poder o capacidad que trasciende en los medios, como parte de
ese dinamismo.

3. VARIABILIDAD
El Poder Nacional está condicionado por los factores de tiempo y espacio. En cuanto
al tiempo. se advierte que por su característica dinámica. el valor de los medios que
otorga poder varia de una época a otra "por múltiples razones. Principalmente porque
los medios se incrementan cualitativa y cuantitativamente por un lado y otro se
desgastan caducan o parecen; y porque un medio o conjuntos de medios pudo tener
en el pasado un valor que no es el mismo en la actualidad y puede no serlo en el
futuro, en función al destino de su uso.
En cuanto al espacio la variabilidad es asimismo patente puesto que un medio o
c1asede medio en un lugar determinado son escasos tienen alto valor que no es el
mismo en un lugar donde son abundantes. Por otro lado la Realidad Nacional concreta
e virtud de su grado de desarrollo alcanzado puede requerir preferentemente una
clase determinada de medios aplicables en otra realidad de diferente desarrollo.

4. TOTALIDAD
El Poder Nacional es el resultado de la integración de las capacidades específicas de
medios de toda naturaleza que el Estado a logrado poseer en su devenir histórico. El
Poder Nacional es pues la combinación singular de un sistema de fuerzas que se
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Interrelacionan combinan y se potencian recíprocamente cuyos orígenes se
encuentran en los medios de cualidad y cantidad diversas. El Poder Nacional abarca
la totalidad de los medios existentes en la Realidad Nacional.

En virtud de su totalidad el Poder Nacional es aplicable a todo tipo de situaciones y


problemáticas que se dan tanto en el campo interno como en el externo para la
consecución de los fines fijados en el "quehacer " político.
5. RELATIVIDAD
El Poder Nacional es relativo en el sentido de que la "realidad concreta del Poder
Nacional difiere de la creencia del Poder Nacional", En un Estado puede creerse que
la situación del Poder Nacional es una, pero la realidad de esa situación puede ser
distinta si es vista desde el campo de un eventual oponente o antagonista. En el
ámbito interno del Estado puede creerse que el Poder puede surtir determinados
efectos pero su aplicación puede poner en evidencia los errores en su apreciación,
con resultados negativos.

De aquí que la apreciación y evaluación de la capacidad inherente al Poder Nacional.


No pueda efectuarse en términos absolutos si no relativos, considerando no sólo la
variabilidad de los medios, sino también el campo específico en que van a ser
aplicados.

C. LA APRECIACIÓN Y EVALUACIÓN DEL PODER NACIONAL

1.LA APRECIACIÓN.
Comprende el establecimiento del Estado o situación real en que se encuentra el Poder
Nacional en un determinado momento.

2.LA EVALUACIÓN
Consiste en la contrastación de las posibilidades del Poder Nacional, antes apreciadas
(considerando las limitaciones) con las necesidades y obstáculos previamente
determinados que Confrontan el desarrollo de la Política Nacional.

3.EXPRESIONES DEL PODER NACIONAL


Conforme a la naturaleza predominante de los medios son:
a) Medios que tienen naturaleza predominantemente política.
b) Medios que tienen naturaleza predominantemente económica.
c) Medios que tienen naturaleza predominantemente sicosocial.
d) Medios que tienen naturaleza predominantemente militar.

Todo Estado persigue fines u objetivos, por cuya razón orienta sus esfuerzos y emplea
todos los medios a su alcance encarando los obstáculos de distinto tipo que se
presentan en el interior y desde el exterior, su Realidad Nacional.
Los Estados, en razón de sus realidades, tienen capacidades diferentes, es decir Poder
Nacional diferenciados; unos son más poderosos que otros, en el sentido que unos
influyen en mayor grado en el ámbito internacional, así como influidos de distinta
medida.

Es en virtud del Poder Nacional que los Estados tienen capacidad de negociación, de
transacción, de disuasión en sus relaciones con otros Estados.
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El Poder Nacional, no solo es diferenciado en una relación de Estado a Estado, sino
que también lo es en lo que respecta a los efectos que pueden producir en su ambiente
interno, frente a sus propias necesidades y obstáculos que son inherentes a la Política
Nacional, en el camino hacia la realización de los altos fines del Estado y del logro de
sus objetivos.
El concepto de Poder se cementa a su vez en dos conceptos: "voluntad y capacidad
" de ahí que una primera aproximación a la definición del Poder, permite señalarlo
como " la capacidad para imponer una voluntad " en donde el Poder aparece como
un instrumento por excelencia, de la voluntad plasmada en acción.
Cabe hacer notar en el aspecto de la voluntad, que tanto para su determinación como
para la viabilidad, juega importante papel el sujeto (individual y colectivo) encargado de
expresarla, aquí tienen lugar la motivación y el liderazgo, la capacidad de conducción,
las habilidades y destrezas, las técnicas, los valores y en general todo aquello que
redunde en la acción efectiva y positiva en el logro de fines y objetivos.

El Poder Nacional está constituido por el conjunto de medios de toda índole que se
encuentran en posesión de la Nación y por lo tanto del Estado, en un determinado
momento de su existencia como entidad social y jurídico – política; esto significa que
para los efectos de la determinación del Poder Nacional cuenta únicamente los medios
como aptitud de aplicación inmediata o a lo sumo, en plazos breves, es decir en la
coyuntura.
Los medios que se encuentran en estado latente con aptitud de empleo posterior,
escapan a los alcances del concepto del Poder Nacional, integrando el contenido del
Potencial Nacional.
4. FACTORES DEL PODER POLÍTICO.

4.1. NECESIDAD DEL ESTADO


La primera necesidad es subsistir, lo que implica alimentarse y resistir a los vecinos. Ello no
se logra sin un mínimo de cohesión. La formación del Estado obedece a una inclinación de la
naturaleza humana y ha sido admitida en todo tiempo por la razón como algo conveniente y
necesario.

Una fuerza organizada, ejercida por una autoridad superior a todos y que mira el bien
común, es evidentemente preferible a las fuerzas particulares, dispersas y antagónicas,
que emplearían los hombres si el Estado no existiera. El conflicto de intereses y el contraste
de apetitos y pasiones, que son la entraña misma de la vida, hacen quimérico pensar en la
conciliación espontánea. Si se ensayara la anarquía como forma de vida legítima, inspirada
en la creencia de la bondad universal, el resultado sería la imposición despótica de un
hombre o de un grupo. El orden social que la historia de la humanidad patentiza, nos indica
como la sociedad ha optado entre una situación de anarquía librada al abuso de los más
fuertes, y una situación de autoridad, con imperio de la fuerza pública que el Estado emplea
para proteger a todos los asociados. La sociedad ha escogido siempre al gobierno que
asegura un orden.

Guillermo Ferrero coincide con Hobbes a explicar que la humanidad se ha organizado en


Estados porque cada hombre sabe que es más fuerte que otros, pero también que es más
débil que otros. Para liberarse del círculo de terrores, o sea para no temer a los más fuertes,
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el hombre renuncia a imponerse sobre los más débiles. El orden social radica en admitir la
autoridad porque ella organiza la defensa contra otros grupos, a la vez que impone normas
para precaver a todos contra la agresión interna. El temor al abuso, así como el temor a la
guerra, explican el acatamiento al Poder desde las sociedades más rudimentarias hasta hoy
día en que se aspira a una organización internacional o super-Estado.
Lo cierto es que la necesidad del Poder se confunde con la necesidad del Estado, pues su
triple función de dirección, especialización y coacción es lo que determina y mantiene el
hecho Estado, que perfecciona la sociedad, la estructura conscientemente y la domina. La
unidad social previa al Estado nace por obra del poder y de la convivencia.
4.2. PODER DE HECHO Y PODER DE DERECHO
Propiamente hablando, no existe sino un Poder, pero se distingue corrientemente entre el
poder de hecho y el poder de derecho. En puridad, son los gobiernos los que pueden ser
clasificados en regímenes de jure y regímenes de facto, según se posesionan del poder
conforme el ordenamiento jurídico o quebrantando sus reglas.

Los gobiernos de hecho se constituyen por revolución o por golpe de Estado, como sucedió
en los casos típicos de Cronwell y Bonaparte, respectivamente. Por lo general se consolidan
por medio de una Constitución o bien por el uso acertado de las facultades legislativas que
se arrogan. El gobierno de facto conserva casi todos los caracteres del poder legítimo y su
legislación es convalidada expresamente por el régimen legal posterior o bien subsiste por
la bondad intrínseca de las normas dictadas. Fundamentalmente, el gobierno de facto se
legítima cuando cumple el fin para el que existe el Poder. El advenimiento del General de
Gaulle al gobierno, en 1958 demuestra hasta qué punto la toma del poder es una empresa
de la voluntad.
Cualquiera que sea su origen, el Poder necesita contar con adhesión pública, siquiera sea en
su forma de asentimiento tácito, pues de lo contrario establece un régimen de fuerza que
es inestable. El grupo que ejerce el poder tiende a convertir su gobierno de hecho es un
gobierno de derecho, sea que provenga de un golpe de Estado o de una revolución.

Un gobierno puede mantenerse por la fuerza durante largos períodos, pero sólo en los
casos en que una raza más ilustrada domina a otra. En cierto grado de civilización, es
imposible que subsista un gobierno que tenga en su contra a la enorme mayoría de la
nación. La adhesión a las monarquías en gran parte pasiva e inspirada en hábitos
tradicionales, explica el poder de que gozaron los reyes. El principio de la soberanía del
pueblo reside en el fondo de todos los gobiernos y se oculta aún en las instituciones menos
libres, como observara Tocqueville. El propio emperador romano, autócrata omnipotente,
decía fundar su autoridad en la delegación de poder que había recibido del pueblo.

El poder de Derecho posee la ventaja de ser ejercido en nombre de una institución, el


Estado. Ello le permite dar respuesta a dos grandes interrogantes:
1° En virtud de qué principio tiene el Poder la facultad de mandar? 2° En un grupo
dado, a quién le corresponde el derecho de mandar?

En cuanto a lo primero, o sea como competencia del Estado, el poder tiene la facultad de
mandar porque la naturaleza social del hombre hace necesaria una autoridad. En cuanto a
determinar a qué grupo de hombres corresponde el gobierno, ello constituye un problema
debatido durante milenios y que trataremos de delucidar más adelante.

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El Poder institucionalizado es el Estado. La formación de éste no trae consigo,
aparentemente, una modificación del fenómeno político primordial, pues siempre se ve unos
hombres que mandan y otros hombres que obedecen.

Pero en esencia sí existe una transformación, pues las personas que deciden ya no llevan en
sí mismas la vocación de mando. Ahora es la voluntad social la que sustenta la existencia de
un Poder y no reconoce jefes sino simples gobernantes, habilitados en virtud de un estatuto
del poder, o sea la Constitución, obligados a ceñirse en el ejercicio de su autoridad a los fines
del Estado. Desde que el Estado adquiere forma, la investidura de los gobernantes, así
como su actividad y su sucesión, se hallan normados por el derecho.
El titular del Poder es el Estado, o sea un titular abstracto. En su nombre se exige
obediencia y se obliga a un comportamiento determinado. El Poder resulta así dividido
entre un titular, que es el Estado, y los agentes a su servicio, que son los gobernantes.
Como ilustran Kalsen y Georges Burdeau, el Estado existe porque es pensado, a la vez que
se da en la experiencia como real. Es pensado por los gobernantes, que encuentran en él
la fuente de su autoridad, y por los gobernados, que ven en él un fundamento de las reglas.

4.3. POLITICIDAD ESENCIAL DEL ESTADO: DERECHO Y POLÍTICA


Política es la relación entre gobernantes y gobernados y una búsqueda de lo que es bueno
para los gobernados. El acto político tiene una naturaleza propia, tal como se distingue un
acto moral o un acto económico. Dado que los hechos se vinculan con el pensamiento, el
conocimiento del Estado no puede desprenderse de la actividad política. Esta es la
actividad ordenadora que precede a la sociedad ordenada o Estado, así como al orden de la
sociedad o sea a la Constitución. Como anota Sánchez Agesta, la actividad política no es
una forma de conducta que realice su efecto (la ordenación) y luego se inhiba. Por el
contrario, supone una acción contínua dentro del Estado e influye sobre el orden
constitucional para remoderarlo según las ideas que predominan.

La "Razón de Estado" es la máxima del obrar político, la ley motor del Estado, a fin de
mantenerlo vigoroso. Pueden los políticos discrepar en cuanto a los medios para alcanzar
los objetivos del Estado, pues en cada momento histórico hay una línea ideal de obrar, o sea
una razón de Estado ideal. Pero, junto al valor del bien del Estado, existen otros valores
elevados que también piden para sí una vigencia incondicionada, como son la moral y la
idea del Derecho. En último término, el poder mismo puede verse amenazado por el
quebrantamiento de los valores morales y jurídicos.

Meinecke, en "La idea de la razón de Estado en la Edad Moderna", señala el vasto espacio
en la cual se entrecruzan en la acción gubernativa al utilitarismo y la motivación ética al
punto que ésta se pone de manifiesto sólo cuando coincide con el provecho del Estado. El
político respeta las fronteras del Derecho y limita su impulso de mayor poder por la presión
coincidente de razones prácticas y de móviles idealistas. El hombre "goza con deleite del
poder en sí y en lo que tiene de intensificación de la personalidad". La voluntad de poder, al
lado del hambre y del amor, dice Meinecke, es uno de los impulsos más eficaces; "sin las
bárbaras concentraciones de poder, tejidas con terror y crueldad, de déspotas y castas
primitivas, no se hubiera llegado a la fundación de Estados ni a la educación del hombre
para grandes cometidos supra-individuales". Desde luego, en la misma dirección han
obrado también los ideales, como factores para edificar y vigorizar el Estado.

Como afirma Jellinek, hay un derecho virtual, engendrado por el ansia de justicia, que
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aspira a ser derecho actual mediante su consagración por la ley. Por eso, las ideas políticas
adquieren juricidad, o sea que la política se juridiza, cuando la aspiración alcanza a triunfar
en la esfera del poder. Una visión realista del poder nos lleva a considerar la relación entre
derecho y política, ya que el objeto directo de la idea de derecho no es el hombre sino el
grupo social, el cual asume un ordenamiento según sea la ideología de quienes gobiernan.

La política tiene por fin al gobierno y dirección del Estado; para sus relaciones se sirve de
técnicos y administradores que hacen posible la ejecución de los planes concebidos por los
políticos. El estadista posee el arte de hacer posible lo que es necesario, sirviendo su ideal
con eficiencia. Se encuentra situado en la zona de interferencia de dos ámbitos: lo que
debe ser y lo que puede ser, como anota Ruíz del Castillo; orienta a la opinión pública y
procura crear el ambiente favorable a sus designios. Para el pensador, la política es un
conjunto de principios; para el estadista, es una realización que marcha a través de escollos,
transacciones e impurezas.

Cabe distinguir, pues, entre la política como ciencia de gobierno, especulación teórica, y la
política como arte de gobierno, actividad práctica.
En la realidad social tal diferencia es difícil de advertir, pues la política se vale de
instrumentos jurídicos y de medios prácticos para alcanzar finalidades señaladas por la
elaboración doctrinaria. Arnold Brecht ha puesto de relieve, con los ejemplos de Lenin y
Stalin, que el pensamiento teórico no es asunto ajeno a la vida, como sostienen algunos
políticos de oficio. La importancia de la teoría es muy grande. Basta recordar que la
ideología Marxista condujo al poder a Lenín, precisamente en el país que Marx consideró no
adecuado en razón de hallarse insuficientemente desarrollado.
La ideología, es decir la superestructura, cambió las formas de producción es decir la
infraestructura, contrariando el determinismo económico por efecto de la voluntad de poder.

Por lo que se refiere a la importancia que tiene las teorías políticas, citamos el pensamiento
de Stalin, expresado en una de sus conferencias sobre los fundamentos del leninismo: "La
teoría pierde todo objeto si no enlaza con la práctica revolucionaria, exactamente igual que
la práctica queda ciega si no elimina su camino con la teoría". La teoría puede convertirse en
otra inmensa fuerza si se desarrolla en unión con la práctica.

Más allá de toda cuestión jurídica, es indubitables que la voluntad de poder constituye una
de las grandes fuerzas de la vida individual y social.

Bertrand Rusel afirma en su obra "El Poder" que éste tiene en el mundo del espíritu la
misma importancia que la energía en el mundo de la física.
Por tanto, el Estado debe ser mirado esencialmente, como agrupación política, o sea como
un ente de poder, antes que como ordenamiento jurídico. Es la agrupación política suprema
y; como quiera que orienta su actividad con arreglo a cauces jurídicos, puede definírsele
como un ser político que se organiza jurídicamente.

Querer huir de la política es como pretender huir del Estado, dice Carl Schmit, dado que la
comunidad nacional nos envuelve y nos afecta en una totalidad en la que se entrecruzan la
administración, la economía, la moral y el poder. El fenómeno político guarda relación con el
fenómeno económico, el demográfico y otros, que pueden ser anteriores, concomitantes o
subsiguientes, pero siempre es motor de una colectividad el poder por el poder, la voluntad
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de dominio. De ahí la importancia de integrar el mando en un orden moral para evitar la
opresión.

La política está constituida por puntos de vista sobre la justicia. Los partidos y los grupos
presionan en el sentido de aquello que consideran justo, aunque no lo sea objetivamente.
La política actual se cubre de un substrato ideológico y todo obrar tiene tras de sí, más o
menos conscientemente, un pensamiento. La noción ideológica según la cual se organiza
jurídicamente la convivencia social, es llamada "fórmula política", inspirada en una
concepción capital sobre el modo de relación que deba existir entre la sociedad y los
individuos. Por eso, hablamos de sistemas políticos liberales, socialistas, comunistas, etc.
Claro está que, unas veces, son las ideas las que determinan los hechos políticos, y otras
veces son éstos los que toman tributarias a las ideas, en un proceso de interacción.
La función política es vital, figura el lado de aquellas que aseguran físicamente la
supervivencia de la especie, como la nutrición o la reproducción. Expresa la conciencia del
grupo para encontrar un eje de cohesión.

La política está profundamente inserta en lo social. Las teorías que diferencian la sociedad
natural de la sociedad política pretenden señalar el paso de la primera a la segunda, como
sucede con tal liberalismo y con el marxismo, se funda en una hipótesis no comprobada por
la historia. El carácter religioso o guerrero que tuvieron las primeras autoridades ha
ocultado el hecho esencial de que la autoridad es siempre política, no importa quien la ejerza,
ya provenga de la imposición o de la elección.

El hecho político es simultáneo al hecho social, es indispensable para evitar que la sociedad
se disuelva. La distinción entre sociedad natural y sociedad política puede hacerse
conceptualmente pero no en la realidad.

4.4. EL PODER Y LA SOCIEDAD DE MASAS


La sociedad de nuestro siglo es una sociedad de masas, caracterizada por su tamaño y su
complejidad. A las pequeñas democracias griegas, a las nacionalidades surgidas desde la
edad moderna y gobernadas por pequeñas élites, han sucedido las sociedades masivas,
sean pluralistas o totalitarias en las que la voluntad política determinante es aquella que
sabe apoyarse en la masa. El comportamiento de las masas las hace vulnerables al
totalitarismo, al engreimiento arrollador del derecho, a la manipulación mediante maniobras de
conductismo, pero es innegable que traduce la aspiración de mejores niveles de vida, a la
vez que una exigencia de mayor participación en las decisiones políticas, lograda a través
del sufragio frecuente o por la cohesión transitoria en torno a una dictadura.

El máximo problema de nuestra época radica en organizar el consentimiento, o sea la


adhesión a una forma política, bien sea por resignación o por participación activa. El
creciente número de contestatarios e impugnadores y la violencia desatada por "el poder
joven", el "poder negro" y el terrorismo urbano constituyen fisuras en el orden social, que hoy
es movimiento hacia el cambio. Nuestra sociedad respeta cada vez menos los medios
jurídicos de resistencia a la opresión, por ineficaces, y es incitada a los métodos de
violencia. La masa intuye una necesidad de transferencias de los centros de poder, problema
arduo y de manejo más difícil que el de los explosivos, pues supone el planteo de los teóricos
y la habilidad innata del hombre político, del conductor carismático que sea capaz de
equilibrar su poder personal con la subsistencia de instituciones valiosas pero necesitadas
modificación urgente. Vivimos una era de discontinuidad, tentando vías que conduzcan a
Pág. 76
nuevo pluralismo, a la reforma de todo lo viciado, a la organización de un consentimiento
sin miedo. En cada circunstancia histórica ha surgido la reinterpretación de los ideales
vigentes. Para ello, la teoría Política y la ciencia política nos brindan un rico material de
reflexión, aunque ésta sea contemporánea a la realización de hechos violentos que viene
alterando la subestructura social.

La sociedad no es una adición de individuos, sino un compuesto. Por virtud del Poder
adquiere una voluntad y sigue un comportamiento determinado. Este comportamiento es
producto de la orientación política. El ordenamiento jurídico y la estructura del Estado son
resultantes de la actividad política. Por la toma de conciencia de ésta realidad, el poder se
ha convertido hoy en el centro de la lucha social y económica. A su vez, la política es mirada
como el arte de convertir las tendencias sociales en normas jurídicas. El político hace posible
el objetivo entrevisto o anhelado.
Nuestra época es una transición del Estado Liberal al Estado Social, siendo perceptible una
mayor participación del pueblo en el poder. Se quiere pasar de la democracia gobernada a la
democracia gobernante. Las construcciones formales están cambiando su contenido, para
no quedar vacías de verdad. Tanto el pensamiento del derecho natural del Siglo XVIII como
el derecho racional de Kant, concibieron una organización estatal con raíces individualis- tas.
Pero a partir de la primera guerra mundial, se hizo patente que los partidos políticos, los
sindicatos y los grupos de presión iban operando con un dinamismo que debilitaba lo formal
del derecho. Por ello se ha acentuado notablemente desde que los sindicatos de masas, las
Iglesias, el poder militar y la tecnocracia han gravitado claramente sobre la vida del Estado.

Paralelamente a esta transformación del Estado en el interior, se ha venido produciendo la


declinación de su soberanía exterior y el surgimiento de organizaciones supranacionales
que limitan la autodeterminación. El proceso más hondo es el de una nivelación subjetiva y
acompañada de un desplaza- miento del poder, que ha pasado de las esferas parlamentarias
y gubernativa al seno de los partidos políticos. El estado ya dejó de ser neutro, por virtud de la
exigencia general de que tome posición contra determinadas formas de orden existentes.

Podemos señalar, siguiendo a Fayt, tres posiciones en pugna ideológica: la de quienes


quieren conservar el Orden existente y consideran que bastaría dulcificar la injusticia
humana; la de quienes quieren establecer la burocracia totalitaria, arrebatando al hombre la
posibilidad de decidir por sí sobre su destino, y, por último, la de quienes deseen la
transformación del orden dentro de la libertad, para obtener un ordenamiento social que
asegura la justicia económica y el pleno desarrollo de la personalidad humana. Esta tercera
posición es la única que permitirá crear una sociedad nueva en el mundo occidental.

Ello significa analizar, con frialdad de especialista, cuáles son los instrumentos que
permitirán implementar el cambio de un modo racional, progresivo, con la conciencia de
que el poder es bifásico, o sea supone percepción clara de las metas en quienes gobiernan y
motivación acertada en quienes obedecen y presionan para participar. La relación mando-
obediencia conduce, en el mundo de hoy, hacia una amplia participación popular, con lo que
la política se ennoblece en la medida en que el miedo deja de ser el sistema normal de
gobernar.

4.5. EL ORDEN, EL PODER, LA LIBERTAD


Orden social, poder y libertad son nociones llamadas a equilibrarse en la vida normal de un
estado. Maurice Hauriornu, eminente constitucionalista de la década anterior a la segunda
Pág. 78
guerra mundial, opina que la concepción de un régimen constitucional tiene por fin
establecer "un equilibrio fundamental que sea favorable a la libertad, asegurando el
desenvolvimiento regular del Estado". Este equilibrio se establece por juego de dos fuerzas
dinámicas o de movimiento, que son el poder y la libertad, y de una fuerza de resistencia, que
es el orden. Así como afirmó Freud, toda sociedad se construye sobre el renunciamiento a
las satisfacciones instintivas; por ello es represiva. Orden, poder y libertad conforman una
trilogía en torno a la cual se centra toda la problemática política. Son factores
recíprocamente imbricados, pues el poder hace un juego equilibrador a fin de compatibilizar
el orden y la libertad. Si se pone énfasis extremo en el orden, o sea si es preferida la
libertad, el poder resulta un aparato de coacción y arbitrariedad.

El equilibrio constitucional es el término medio, pues el orden hace resistencia a los cambios,
en tanto que la libertad y el poder suelen presionar para alterar lo establecido por virtud de la
dinámica política. Si la resistencia que el orden opone a los cambios reclamados por la
libertad, es excesiva, dice Haurion, el poder coloca su fuerza al lado del cambio. Por el
contrario, si las reformas le parecen exageradas o prematuras, el poder se inclina del lado
del orden. Otro tanto podemos decir de las reformas exigidas por el sentido, de justicia o de
liberación social, que Hauriou no pudo entrever.

La primacía del poder en la formación o en la vida del estado es evidente. Es él quien


mantiene la cohesión entre los componentes de una sociedad, más por situación que por
adhesión, como anota Prélot. Un mínimun de fuerza material le es indispensable, pues la
cooperación libre, espontánea, unánime, no pasa de ser una utopía; por ello afirmó Idering
que hablar de Estado sin fuerzas es "una contradicción en sí". Pero desde luego, la
autoridad no es solamente fuerza material, compulsiva; consiste sobre todo en ofrecer
motivos para ser obedecida. Si el poder residiera en la fuerza, tras de cada súbdito habría
que situar un vigilante o un policía, así como tras de éste habría que colocar otro guardián.
En el límite cabría preguntar ¿Quién custodia al guardián? El orden previene del hecho de
que cada súbdito del Estado reconoce que éste tiene derecho a ser obedecido, porque
existe una relación de dependencia respecto de la norma. De ahí que, cualquiera sea su
origen, todo gobierno invoca algún tipo de legitimidad, sea por su procedencia democrática
o afirmando que realiza el bien común. Todo poder aspira a ser obedecido con un empleo
mínimo de la fuerza y trata de ganar prestigio como condición de perdurabilidad.

Ciertamente, la importancia de la represión varía en razón inversa del grado de consenso.


En los grupos coherentes, la represión es innecesaria de modo general, pero en los grupos
de consenso débil, la represión es indispensable para evitar la disolución. Por ello, en los
países en lo que el consenso sobre los valores colectivos es grande, la influencia de la
Fuerza Armada es menor y su actividad se limita al rol específico de seguridad.

En el punto de partida de toda concepción humanista está la afirmación de la libertad


humana, que opone resistencia a los gobernantes en todo caso de arbitrariedad. Se admite
la necesidad del mando, y más ahora que se tiende a hacer del Estado el "agente creador de
una sociedad nueva", como definen muchos. El diseño de esta organización futura es
impreciso, además de que varía ciento ochenta grados de uno a otro lado del mundo. Sin
embargo, existe la convicción de que el Poder no es solamente el servidor del orden
establecido sino también el regulador de los cambios anhelados, el árbitro que puede hacer
de la democracia un movimiento más que un estado de cosas. Movimiento que conduzca a
la justicia económica sin anular la libertad.
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4.6. LA REVOLUCIÓN Y EL MOVIMIENTO
La realidad política es la de un orden en movimiento. Como dice Georges Burdeau,
llamamos estabilidad a lo que no es sino un equilibrio de fuerzas. El orden muestra siempre
un determinado grado de aptitud para integrar las fuerzas de renovación.

Cuando el proceso de cambio se cumple por medio de una contínua incorporación de


normas de justicia al orden establecido, éste no sufre convulsión.

Pero cuando el orden no muestra capacidad para introducir los cambios que la tensión
social exige, se presenta el fenómeno denominado revolución. Consiste en el cambio
brusco de estructuras, sea raíz de un simple golpe de estado o bien tras una subversión
radical, que se enfrenta a las fuerzas del Gobierno y las domina.

Las democracias representativas tienen mecanismos reguladores, principalmente la


autoridad de las ánforas libres, para que el orden, solidario de una determinada idea del
Derecho, incorpore reformas con oportunidad que evita violencias. El instrumento legislativo
es el modo normal de usar la flexibilidad si el orden tiene razonable porosidad. Pero cuando
el pluralismo de las corrientes políticas enerva la autoridad gubernativa, o bien cuando las
fuerzas conservadoras se muestran impermeables y ciegas, adviene el cambio brusco; la
revolución. Esta realiza el cambio que inspiró el desacato del orden, pero a la vez aspira a
restablecer la cohesión social, pero que el nuevo orden sea estable. Más allá del cambio de
equipo gobernante, una revolución entraña la sustitución del orden social sobre el cual se
basaba el anterior aparato político.
La revolución recoge la nueva idea del derecho y la convierte en derecho. Desde luego, la
palabra Derecho comprende todo lo legislado que esté vigente. Por tanto, no hay derecho y
viejo derecho, sino simplemente Derecho. Esto se enriquece incorporando medidas de
justicia que la convicción general reclamaba y que faciliten un orden social estable, de
acuerdo con los tiempos.

No es imposible, aunque si improbable, efectuar una revolución dentro de la libertad, o sea


mediante la ley, respetando las formas de la democracia representativa. En la esencia de la
revolución, no está la violencia, pero generalmente le acompaña, como sucedió en la
revolución francesa, la rusa, la mexicana, la china y la cubana. La experiencia de algunos
países no desarrollados es contradictoria al respecto, pues la transformación se ha
realizado de maneras diversas, inclusive sin derramamiento de sangre. A partir de la
experiencia cubana, los regímenes instaurados con el propósito de cambiar las estructuras
rápidamente se denominan "gobiernos revolucionarios", tales como los de Argelia, Perú,
Guinea e Irak.
La conquista del Poder no es un fin en sí: el Poder que tiende a oficializarse no es otra cosa
que la promesa y el símbolo del orden social futuro, nos dice Burdeau, el cual agrega: "La
revolución sanciona el desajuste entre la vitali- dad de las representaciones colectivas y la
atrofia del aparato político que hubiera cuando el Poder dicta las reglas por encadenamiento
de los sucesos, debido registrarlas". Las tensiones sociales desaparecen consolidando la
posición política obtenida.

5. EL PODER POLÍTICO

Pág. 82
1. TIPOS DE PODER.
Según (el poder en las organizaciones): hay 4 tipos principales de poder en las organizaciones
con sus fuentes:

a. Poder personal: carisma, personalidad, magnetismo personal. Surge de forma individual en


cada líder. Es la capacidad que tienen aquellos para conseguir seguidores a partir de su
personalidad. Tienen fe en los objetivos que atrae y retiene a dichos seguidores. Consiguen
que haya personas que deseen seguirle. El líder percibe las necesidades de las personas y
promete éxito para ellas. Ejemplo: Jesucristo.

b. PODER LEGITIMO: poder de posición, poder oficial. Es el que se le adjudica por una
autoridad superior. Culturalmente, las autoridades delegan el poder legitimo a otros para que
les controlen los recursos, compensen o castiguen a los demás en su nombre. Este poder es
deseado por casi todas las personas, cuya finalidad debe ser el orden de la sociedad.
Ejemplo: el juez no dicta sentencias por sus cualidades personales sino como miembros del
poder judicial que tienen la autoridad legitimada por un superior.

c. PODER EXPERTO: especializado, de los


estudios académicos o formativos. Nos lo inculcan, los conocimientos y la información que
tenga ese líder sobre una situación compleja. También, influyen la educación, la capacitación,
la experiencia. Es un poder muy importante en esta época de tecnologías nuevas. Ejemplo:
el poder que tiene un medico dentro de un hospital.

PODER POLÍTICO: apoyo de un grupo. Es muy importante la habilidad que tenga ese líder
d.
para trabajar en equipo, con otras personas y dentro de sistemas sociales cuya finalidad sea
la de conseguir sus apoyos. Este poder surge dentro de los medios técnicos y organizaciones
inciertos. Se da frecuentemente en aquellas situaciones de apoyos recíprocos. Ejemplo: el
político que pide votos a cambio de mejoras laborales.

Según French y Raven (1960) señala los siguientes tipos de poder:

PODER DE RECOMPENSA. es la capacidad para ofrecer incentivos cuando se realizan las


conductas que se desean: promoción, aumento de sueldo, etc. Generalmente, se relaciona
con el poder formal inherente a alguien que ocupa un cargo superior.

PODER COERCITIVO. es la posibilidad de castigar aquellas conductas que no son


apropiadas: despido, sanciones, etc. suele estar también relacionado con el

como el coercitivo están muy conectados y así, a veces, no resulta fácil distinguirlos. Por
ejemplo, ¿es lo mismo no dar una recompensa que castigar? O la retirada de un castigo
¿puede percibirse como una recompensa?.

PODER REFERENTE O CARISMÁTICO. Es la capacidad de cada líder para influir en sus


seguidores a partir de su magnetismo personal. Por determinadas características o forma de
ser crea un clima de confianza y provoca el que los

2. LÍMITES DEL PODER.


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La existencia de frenos que limitan la actuación del poder es, por otra parte, una categoría
diferenciadora que separa a unos regímenes de otros. Estos límites pueden ser
institucionalizados, cuando proceden de la propia Constitución; pero también el respeto a la
opinión pública y a la libre organización de los ciudadanos en asociaciones para la defensa de
sus intereses constituyen otras tantas limitaciones. Otra restricción lo constituye la coexistencia
del poder central con otros poderes locales, originados por un proceso descentralizador, o bien
por la organización federal del Estado.

a. LEGITIMIDAD DEL PODER.


La autoridad es, pues un poder legitimo que el individuo posee en virtud de su posición en
una estructura social organizada. La base de este poder es su legitimidad. La aceptación de
la autoridad se realiza a través del contrato psicológico y/o el legal. El reconocimiento de la
legitimidad no significa que haya un cumplimiento en todo momento de las órdenes.

Por ello el modelo de poder y autoridad legitima suele estar respaldado por un sistema auxiliar
de recompensas castigos. El poder esta delimitado por reglas, leyes y ello constituye a su
aceptación por los miembros de la organización. Las condiciones que facilitan su aceptación
son los siguientes:

- Un contexto social que posibilite los procesos de socialización normativa.


- Símbolos de autoridad reconocidos y apropiados.
- Claridad de las normas y requerimientos legales.
- Delimitación de penalizaciones y castigos que apoyes esa autoridad legal.
- Posibilidad de expulsión de aquellos miembros que no se conforman al sistema
b. LA ESTRUCTURA Y LAS RELACIONES DEL PODER.
El estructuralismo, corriente filosófica que es ante todo un método, comienza a ser aplicado a
la ciencia política, con el ánimo de encontrar invariantes en las relaciones de poder. Pero su
estudio del comportamiento político es todavía incipiente, por lo que no cabe hablar de
constantes.
El análisis de la estructura jerárquica permite conocer el comportamiento organizacional de
los miembros; delimitar las relaciones y el tipo de interacciones de autoridad y subordinación
entre los miembros. Además de especificar el dominio y amplitud de control de cada superior.
La podemos definir como una relación que asegura el comportamiento coordinado dentro del
grupo o la organización subordinando de los individuos a las decisiones comunicadas por
otros. La autoridad jerárquica junto con la coordinación, cumple una función de control y por
tanto impone responsabilidades del individuo ante aquellos que posen autoridad. El orden
jerárquico presenta dos características que lo definen:
- La asimetría.
- Transitividad.
La asimetría porque si la organización establece que A tiene autoridad sobre B, este no tiene
sobre A.
La transitividad porque si A tiene autoridad sobre B y B tiene sobre C y D, A tiene sobre C y
D.

Bibliografía
 ANDRADE SANCHEZ, Eduardo Ob cit Leer Cap III. MIRO QUESADA RADA, Fca Ob cit Leer
Cap III. BAZAN SALVADOR, Oscar Ob cit Leer Pag. 30 a 36.
 BOREA ODRIA, Alberto Ob cit Leer Cap IV.

Pág. 86
 CASTRO CONTRERAS J, Sociología Edit. San Marcos Lima 8va edic. 1990 Cap. VII.
 MIRO QUESADA RADA, F. Ob cit pag. 88 a 103.

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