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Introducción: Existe una necesidad (por Sharon Lechter)

Sus padres solían recomendarle:


“Para alcanzar un futuro brillante hay que estudiar mucho, sacar buenas notas y
encontrar un buen empleo”. 
Siguiendo ese consejo, Sharon Lechter se gradúa como contable con honores y 
extraordinarias calificaciones. Luego se casó con Michael Lechter que había seguido un
camino similar, graduado como ingeniero y también en la escuela de leyes, lo cual lo llevó
a conseguir un empleo en un estudio especializado en leyes de patentes. El futuro
económico parecía estar asegurado.

Existe una necesidad.


Con el paso del tiempo y pese al éxito académico y laboral, los resultados no eran los
esperados. Los dos tuvieron que cambiar de trabajo en varias oportunidades y sus fondos
para el retiro no se incrementaban en la forma que esperaban, a pesar de que trabajaban
mucho.

Sharon y Michael tienen tres hijos, y también gastan mucho dinero en su educación para
asegurarles un buen porvenir, pero un día en medio de una charla, Sharon entró en pánico
cuando descubrió que uno de sus hijos estaba desanimado y harto de estudiar. Él se quejaba
y respetuosamente le planteó:

“¿Por qué tengo que dedicarle tanto tiempo a estudiar  temas que nunca utilizaré en
la vida real? Mami, ponte al día, las personas más ricas no se han hecho ricas gracias
a su educación formal”, y le cita  ejemplos como el caso de Bill Gates (dueño de
Microsoft).
Sharon Lechter se da cuenta que su hijo tenía razón, La buena educación hoy en día no
es garantía de éxito, y el consejo de “obtén buenas calificaciones y consigue un buen
empleo” había sido una fórmula exitosa, pero 20 años atrás. Tenía que encontrar nuevas
formas, más actuales y modernas, de orientar la educación de ellos y la propia.
Por ese entonces, su esposo Michael conoce a Robert Kiyosaki, quien lo contactó para
patentar un juego de mesa educativo que había estado creando: Cashflow. Esto era lo que
Sharon estaba buscando, una forma más didáctica de enseñarle a sus hijos. El matrimonio
insistió en participar en la  prueba del prototipo del juego.
El tablero del juego Cashflow contaba de dos pistas, la via rápida, que representaba la
forma en que los ricos hacen negocios, y la “Carrera de la rata”, que alude a la imagen de
los roedores (ratas, hamsters) cuando están dentro de la ruedita en donde corren sin un fin,
ni una meta, siempre están en el mismo lugar sin pensar, solo corren. En nuestra vida diaria,
representa la situación en la que los gastos tienden a incrementarse al mismo ritmo que el
incremento del sueldo.
Ej: Un hombre consigue un empleo, comienza a ganar dinero y aumenta los gastos que
realiza. Se casa y junto con su mujer tienen dos ingresos. Comienzan a comprar más cosas:
una casa, un automóvil, vacaciones y luego tienen niños. Las necesidades de dinero son
cada vez más grandes, buscan ascensos, trabajan más y se endeudan entrando en un ciclo
sin fin.
Según Robert Kiyosaki: la única forma de salir de la “Carrera de la rata” es
aumentando la “inteligencia financiera”.
Sharon Lechter destaca que jugar Cashflow no solamente es divertido, sino también le da
la posibilidad de hablar con sus hijos temas que nunca antes habían discutido.
Robert Kiyosaki crea el juego Cashflow con la intención de ayudar a las personas a ser
más capaces desde el punto de vista financiero. Él considera que:
“Existen reglas sobre el dinero de acuerdo con las cuales actúan los ricos, y reglas de
acuerdo con las cuales actúa el 95 por ciento de la población”. “La educación es la
base del éxito, pero las habilidades financieras y de comunicación son tan importante
como las escolares”.
Decidida a enseñar a sus hijos una educación diferente, Sharon Lechter comparte su
esperanza de que este libro ayude, tanto a padres e hijos, a despertar la Inteligencia
Financiera que llevamos dentro.

Introducción: Padre Rico Padre Pobre (por Robert Kiyosaki)

Kiyosaki cuenta que en su niñez tuvo dos padres, uno rico y otro pobre. En ese entonces, el rico todavía no
era rico y el pobre tampoco era pobre. Ambos creían en la educación, pero le aconsejaban a Robert diferentes
estudios. 

Ya desde entonces, ambos padres sostenían puntos de vista muy distintos respecto del dinero:

Padre Rico Padre Pobre


PADRE POBRE PADRE RICO

Inteligente, universitario, tenía un doctorado. Nunca finalizó la educación secundaria.

Tuvo problemas económicos toda su vida. Se transformó en una de las personas más ricas
de Hawai.

Decía “No puedo comprarlo”.(Al hacer esta Decía “¿Cómo puedo comprarlo?”(Al hacerse
declaración su mente dejaba de trabajar). una pregunta su mente se ponía a funcionar).

Consideraba que “la casa”  es la mayor Consideraba que “la casa” es un pasivo.
inversión y el principal activo.

Pagaba sus cuentas lo antes posible. Pagaba sus cuentas lo más tarde posible

Aconsejaba a Kiyosaki a estudiar mucho, Aconsejaba a Kiyosaki a educarse para ser rico
adquirir un título universitario y un buen y para entender cómo funciona el dinero.
empleo para obtener dinero.

Prohibía dialogar sobre dinero en la cena. Alentaba a hablar sobre negocios y dinero  en
la cena.

En cuanto al dinero recomendaba En cuanto al dinero aconsejaba


“No arriesgarse, ir a lo seguro”. “Aprender a manejar el riesgo”.

Decía “Trabajo para ganar dinero” Decía “El dinero trabaja para mí”

El autor asegura que las personas crean sus vidas a partir de sus pensamientos. Su Padre Pobre no era pobre
por la cantidad de dinero que obtenía, sino por sus acciones e ideas.
Junto al Padre Rico, Kiyosaki aprendió:
“Uno de los motivos por los que los ricos se enriquecen, los pobres se empobrecen y la clase media lucha
con sus deudas, se debe a que el tema del dinero se enseña en casa, no en la escuela. Y ¿qué puede decir
un Padre Pobre a su hijo acerca del dinero?: Quédate en la escuela y estudia”.
Robert T Kiyosaki concluye este capítulo advirtiéndonos sobre un gran problema: Las escuelas se
concentran en las habilidades académicas, pero no en las financieras. Nos pone en aviso sobre el poder de
la Educación Financiera, y la importancia de obtener las claves acerca de cómo funciona el dinero.
Hacia el final y como adelanto de las páginas siguientes, se compromete a explicarnos las seis lecciones que
le enseñó su Padre Rico cuando él tenía tan solo 9 años. Estas lecciones han sido su guía para enriquecerse y
espera que ayude de igual manera a todos sus lectores.

Lección 1: Los ricos no trabajan por dinero


Robert Kiyosaki cuenta que a sus 9 años, asistió a una escuela pública a la que los ricos enviaban a sus hijos.
El mejor amigo de Robert era Mike, y ambos se consideraban los “niños pobres” de la escuela. Si bien no
eran realmente pobres, así se sentían ya que los demás tenían los mejores juguetes, bicicletas, ropa nueva y
ellos no.
Cansados de la situación, Robert y Mike decidieron entonces hacerse socios y comenzaron a pensar cómo
ganar dinero. Leyendo un libro de ciencia, a Mike se le ocurre una idea, y así comenzaron. Recolectaron
tubos de dentífricos usados, luego derretían el plomo y al verterlo en moldes de yeso fabricaban monedas de
plomo.
Al descubrir la situación, el padre de Robert (el Padre Pobre) les explicó que eso era ilegal. Frente a la
desilusión de los niños, el padre igualmente los felicitó porque  por lo menos, habían hecho algo, y los animó
a seguir trabajando en nuevas ideas,  sin rendirse. También se sinceró al decirles que él no sabía cómo hacer
dinero, pero le propuso que le consultaran al padre de Mike (El Padre Rico), quien aunque aún no era una
persona multimillonaria, estaría construyendo un gran imperio y se perfilaba como para ser una persona muy
rica en algunos años.
El padre de Mike trabajaba mucho, era dueño de almacenes, cadena de tiendas, tres restaurantes y una
compañía constructora. Ambos niños le pidieron que les enseñara a hacer dinero y éste les propuso trabajar
para él, ya que de esa forma les enseñaría rápidamente. Consideraba una pérdida de tiempo que solo
aprendieran sentados escuchando, como lo hacían en la escuela.

La oferta era trabajar tres horas cada sábado en una de sus tiendas. Les pagaría 10 centavos por hora, y
aunque los niños debían resignar sus juegos del sábado, aceptaron la propuesta.

Comenzaron a trabajar muy duro, pero a Robert le empezó a molestar su bajo sueldo. A la cuarta semana,
enojado con la situación, estaba dispuesto a renunciar. Había aceptado trabajar para aprender a hacer dinero,
pero nunca más había vuelto a hablar con el padre de Mike, al que Kiyosaki luego llamaría su Padre Rico.
Robert se sentía un esclavo trabajando por 10 centavos la hora. Incluso su verdadero padre, a
quien Robert llamó su Padre Pobre, estaba disgustado y le aconsejó que renunciara si el padre de Mike no le
daba un aumento.
Con sus 9 años, Robert fue a ver a su Padre Rico. Le dijo que era un tramposo porque no le había enseñado
nada, y protestó entre sollozos que merecía un mejor sueldo.
Luego de escucharlo, su Padre Rico respondió que había diseñado un curso parecido a la vida real. En
tan solo un mes, le había dado a probar el sabor de la vida. Le aconsejó que cambiara de opinión y
dejara de echarle culpa, porque en verdad, él mismo era el problema y debería cambiar.
Su Padre Rico explicó que la mayoría de las personas renuncian, buscan otro empleo con un sueldo más alto,
creyendo que esto resolverá sus dificultades monetarias. Otros, simplemente aceptan un salario miserable
sabiendo que pasarán problemas económicos, esperando que en algún momento les den un aumento. Más
dinero no resuelve el problema.
– Robert preguntó: ¿Entonces, cuál es la solución del problema?
– Su Padre Rico le dijo: Esto, (dándole unos suaves golpecitos en la cabeza) lo que tienes entre las
orejas.
Su Padre Rico le dio la “Lección número uno”:
“Los pobres y la clase media trabajan para ganar dinero, los ricos hacen que el dinero trabaje para
ellos.”
El Padre Rico lo felicitó por su enojo, pagarle poco era parte de la lección. Si no se hubiese enfadado, no
hubiese podido enseñarle. Le explicó también que ganar más dinero no resuelve el problema, porque la
mayoría de las personas, cuanto más dinero gana, más se endeuda. Al tocarle la cabeza, le estaba diciendo que
su propia inteligencia, era la que tenía que ponerse a trabajar, para generar ideas nuevas.
A sus 9 años, Kiyosaki comprendió que sus dos padres lo alentaban a estudiar cosas diferentes. Su Padre
Pobre le recomendaba estudiar, obtener buenas calificaciones y encontrar un trabajo seguro en una empresa
importante. Su Padre Rico también le aconsejaba realizar estudios académicos, pero además  le aconsejaba
aprender cómo funciona el dinero, para ponerlo a trabajar para sí mismo. Esto no era enseñado en la
escuelas.
A su temprana edad, Robert había experimentado lo que significaba trabajar por dinero. La desilusión que
sintió por una paga miserable, era la misma que sienten la mayoría de los empleados al recibir sus sueldos. En
general, las personas no se dan cuenta de que su falta de Educación Financiera es el verdadero problema.

Lección número uno: Los ricos no trabajan por dinero.


El Padre Rico le preguntó a Robert, si todavía tenía ganas de aprender a no trabajar por dinero, y como
contestó que sí, regresó al trabajo pero esta vez sin cobrar un sueldo, no le pagaría nada. Su hijo Mike ya
había aceptado la propuesta, asi que Robert, aunque desconcertado, también accedió.
Al cabo de tres semanas de trabajar sin cobrar nada, el Padre Rico les explicó que la mayoría de la gente no
se da cuenta que está metida en una trampa. Trabajan por poco dinero, debido a la ilusión de un empleo
seguro.
El Padre Rico decidió poner nuevamente a prueba a los niños. Les ofreció pagarles 25 centavos por la misma
hora de trabajo. Mientras ambos pensaban la propuesta sin decir nada, el Padre Rico fue por más
ofreciéndoles un dólar por hora. Aunque interiormente los niños querían aceptar, ninguno respondió.
El Padre Rico dobló la apuesta y ofreció dos dólares por hora. Los niños querían decir “SIIII”, pero se las
arreglaron para no abrir la boca. Finalmente les ofreció 5 dólares por hora. De repente la tentación se fue y
apareció la calma. La oferta era excesiva y absurda, no habían demasiados adultos que ganaran más de 5
dólares por hora en Hawai de 1956.
El Padre Rico sabía que el alma tiene un punto débil lleno de necesidad, que puede comprarse. El miedo a no
tener dinero y el deseo de comprar, establecen la rutina de la Carrera de la Rata. Las personas trabajan
para pagar sus cuentas, y si ganan más dinero, incrementan sus gastos. Pero también el alma tiene una
parte firme que nunca podría ser comprada. Él quería saber cuál de esas dos partes, era más poderosa
en los niños.
Muchas personas trabajan con la esperanza de que el dinero quitará el miedo, sin embargo esa mentira
termina dirigiendo sus vidas. El Padre Rico quería enseñarles a no caer en esa trampa. Sin embargo, también
les explicó:
“Evitar el dinero es tan negativo como sentirse atraído por la riqueza”.
Aconsejaba a los niños que aprendieran a escoger sus pensamientos, que observaran y controlaran sus
emociones, en lugar de reaccionar ante ellas. Quería que aprendieran a dominar el poder del dinero, en
lugar de tenerle miedo. Afirmó que la ignorancia acerca del dinero es la causante del miedo y de la
codicia. Les hizo notar que al ofrecerles un aumento de sueldo, su deseo fue creciendo, pero aun así,
fueron capaces de no ceder ante sus emociones, retrasar sus reacciones y pensar.

Frente al miedo de no tener suficiente dinero, las personas deberían preguntarse si un empleo será el mejor
remedio, o si en realidad sería una solución a corto plazo frente a un problema de largo plazo. Podrían
cuestionarse si trabajar más, sería la mejor solución a su problema.

El Padre de Mike aconsejó a los niños seguir trabajando gratis, olvidándose de recibir un sueldo. Les dijo:

“Si pueden trabajar sin pensar en cobrar un sueldo, les aseguro que pronto su mente les mostraría
oportunidades que otros no ven, por estar centrados únicamente en buscar dinero y seguridad.”
Así fue como al cabo de unas semanas, se les ocurrió abrir una biblioteca de revistas de comics en el sótano
de la casa de Mike. Los niños notaron que  la encargada de la tienda del Padre Rico, donde trabajaban gratis,
tiraba a la basura los números atrasados de comics. Consultaron con el distribuidor si podían quedárselos y
este aceptó con la condición de que no las revendieran. Contrataron a la hermana menor de Mike, para que en
el sótano de su casa, les cobrara 10 centavos a cada niño que quisiera leer todas las historietas que pudieran en
2 horas. Esto era un muy buen precio, ya que cada revista de comics costaba 10 centavos en las tiendas. Aquí,
en dos horas podrían leer varias.

El negocio era un éxito, pero después de tres meses, debido a una pelea dentro del sótano, entre unos niños de
otro barrio, el padre de Mike les recomendó que cerraran el negocio. Así lo hicieron y también dejaron de
trabajar en la tienda.
Los niños habían aprendido a hacer que el dinero trabajara para ellos. Al no recibir pago por trabajar en la
tienda, se vieron obligados a utilizar su imaginación para identificar una oportunidad para hacer dinero”. Su
negocio generó dinero para ellos, sin que ellos estuvieran presentes físicamente.

En lugar de pagarles con dinero, el Padre Rico les había dado mucho más, y  estaba emocionado porque
ahora tenía nuevas cosas para enseñarles.

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