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Pensamiento artístico y estética de la experiencia:

repercusiones en la formación artística y cultural

Javier Gil*

* Comunicador y Filósofo, Especialista en Teoría y Crítica de Arte. Ha sido profesor de


Teoría del Arte e Historia del Arte en diversas universidades del país. Es autor de varios en-
sayos y textos sobre arte publicados en catálogos, revistas especializadas y publicaciones
universitarias. Fue Director del Área de Educación del Museo de Arte Moderno de Bogotá.
Actualmente es Asesor de Artes Visuales de la Dirección de Arte y docente de los Laboratorios
de Investigación/Creación del Ministerio de Cultura de Colombia.

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Es importante precisar desde dónde abordamos lo artístico, desde
qué premisa s y SUPuestos, porque desde una u otra opción se deri-
T también abrió la experimentación como uno de sus fundamentos, y
con ello la apertura a un cuestionamiento a todo tipo de seguridades
van posturas políticas, pedagógicas, artísticas y -naturalmente-
y verdades. La experiencia se constituye en la posibilidad de movili-
posiciones frente a la educación artística. En ese mapa de opciones,
zar, problematizar e inquietar nuestra relación con ellas.
bastante amplio en loque concierne al tema que nos ocupa, quisiera
Desde otro ángulo, la misma educación artística puede ser, y en
establecer inicialmente algunas consideraciones sobre lo artístico
muchos casos lo ha sido, una práctica normativa o estandarizado-
como experiencia Cognitiva, es decir, apostar por lo artístico como
ra. Desarrollada desde modelos poco propicios para la experimen-
pensamiento. Sin desconocer otras opciones, como la adquisición
tación, con cánones preestablecidos, certezas en torno a qué hacer
y desarrollo de destrezas, técnicas y oficios, considero prioritario
y cómo hacerla, resultados a obtener, etc., no se puede garantizar
enfocar lo artístico como experiencia y, por tanto, como un modo
que haya sido una práctica singularizadora. El sólo hablar de educa-
de crear mundo, de construir sentido y un modo de ser del pensa-
ción no asegura mucho; algunas modalidades educativas impiden el
miento. A partir.de esaaproximación, me parece importante sugerir
asombro y el vemos sorprendidos por lo desconocido y el necesario
algunas necesanas consecuencias sobre la educación artística, y, fi-
nalmente, abrir algunos posibles lugares y sentidos del pensamiento extravío que precisa la experiencia artística. Mucha educación artís-
artístico en un marco multi e intercultural. tica inscribe sus acciones en una estricta espacio-temporalidad, ho-
mogeniza, excluye y codifica el campo de lo que es posible percibir,
decir, juzgar, pensar y hacer. Sin duda esa tendencia a modelos fijos
y estáticos se ve cada vez más desafiada por unas prácticas artísticas
Experiencia, creación y conocimiento
en permanente explosión y cambio.
Hablar de experiencia parecería una banalidad pero ya varios autores La educación artística se puede inhibir reprimiéndola y también
mencionan una paradójica condición de estos tiempos, plenos de es- produciéndola. No estaría de más aproximarse a las formas como se
tímulos pero con pOcas experiencias en el sentido de vivir algo que ha regulado, develando el juego de elementos que la han definido.
nos conmociona y qUepueda marcar o redireccionar la existencia. Es decir, los discursos, instituciones, leyes, reglamentos, el origen y
Buena parte de la herencia moderna terminó por sobredimensionar funcionamiento de los enunciados que la determinan, lo dicho y lo
la teoría, los discur:os; sin embargo, la experiencia se empobreció no dicho que regulan su definición y accionar.
al verse mediada e Illterpuesta por ese cortejo de rótulos y discur- En primer lugar, me parece importante habilitar la noción de ex-
sos. Terminamos pOr consumir categorías, clasificaciones, pero periencia como lugar de la infancia, no entendida como el' ejercicio
anestesia dos para ex:perimentar. Una exagerada sobrevaloración del niño o como edad cronológica, sino como potencia, voluntad de
de certezas, absolutos, verdades cerradas, corre paralela a un gran asombro y experimentación. La infancia no es el lugar a corregir
desconocimiento de algo fundamental en las prácticas artísticas o llenar que supone una concepción del infante como carente, en
como lo es la valoración de la incertidumbre y lo desconocido, as-
espera de una verdad que lo complete. La infancia no es carente
pectos intrínsecamente ligados al asumir la vida como experiencia.
sino abundante, abierta y dispuesta a lo nuevo. El infante, o mejor
Otro tanto se puede decir de la sobre-estimulación de los medios de
lo infante, trae un mundo nuevo y allí reside su levedad; el niño
comunicación, la cual va generando una lógica perceptiva en la que
piensa lo no pensable, espera lo inesperable, es amante de la expe-
todo se iguala en su rápido desaparecer. Pero la misma modernidad
riencia. En tal sentido, la infancia no es el objeto de la educación

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sino su potenciadora. Es el tiempo de lo nuevo, del riesgo, la fiesta ejemplo, nos ha hecho entender lúcidamente la profundidad del
de las metamorfosis, el cambio del curso de las cosas. La infancia sentimiento. Éste no consiste en una simple emoción de miedo, la
es la Infancia de un mundo. cual es distinta al sentimiento de lo horrible, de lo inhumano. El
Hablar de experiencia estética o de lo estético como experiencia sentimiento no sólo revela la profundidad del objeto estético, sino
es entonces poner en juego el riesgo perceptivo, pero también un que, correlativamente, produce nuestra propia profundidad vital.
torbellino de facultades que se despliegan alrededor de lo sensible. El arte nos invita a una profundidad de existencia, a llenarme del
Ella afirma el cuerpo, los sentidos y las sensaciones, en una dimen- tiempo que soy, a ser sensible a todo lo que somos y podemos ser.
sión tan reflexiva como pre-reflexiva, encarnada, afirmadora de la Incluso a apropiarse y a movilizar hondamente aquello generado por
profundidad de la piel y de un contacto singular e inmediato con el la razón, propiciando una génesis recíproca razón-sentimiento.
mundo previo a cualquier juicio o teoría. Al poner en juego lo corpo- Quizás allí radica parte de su fuerza cognoscitiva. A veces es más
ral, singulariza la relación con el mundo evitando caer en generalida- potente el sentimiento de injusticia que el concepto de la injusti-
des no experimentadas (Barthes afirmaba que el estereotipo es el lugar cia, probablemente el primero nos conduzca a desarrollar con más
donde falta mi cuerpo). La experiencia estética es conciencia del cuer- penetración el deseo de justicia (incidir sobre el sentimiento de
po, o mejor, del cuerpo como conciencia, es una forma de hacer cuerpo lo justo e injusto otorga al arte un lugar en la configuración de un
con ... , de ser uno con el instante o de componer con el entorno nuevas sujeto político). La experiencia de una película o de un cuadro, por
relaciones. El cuerpo marca la relación del adentro con el afuera. la afección que allí se genera, puede llevamos a un concepto en el
En el fondo recogemos una concepción del cuerpo no como for- que la persona se compromete, totaliza y vincula su profundidad.
ma, cerrada sobre sí, sobre sus contornos, sino como apertura con Lo afirmado son las dimensiones no conceptuales de la expe-
el mundo y frente al mundo, capacidad de afectar y ser afectado, de riencia y el pensamiento. Lo estético tiene sus propias formas de
sentir y ser sentido. Justamente allí residen las posibilidades cogni- comprensión que no son reductibles a categorías lingüísticas, ni de
tivas de la experiencia artística: en la generación de un encuentro ningún tipo, o definiciones. Dispone sus propios modos de hacer
intensivo con lo real. Sólo experimentando produzco tanto mis sin- y entender; piénsese tan sólo en el fallido intento de explicar con-
gularidades como una intensificación de lo real, la construcción ceptualmente un movimiento, es el cuerpo el que conoce y recuer-
simultánea del sujeto y del mundo. Se podría hablar extensamen- da mediante lo que podríamos llamar un pensar sin pensar. Hay
te para ilustrar cómo el arte nos ha hecho comprender, o explicar experiencias y acciones sólo pensables corporalmente; en el mo-
comprendiendo, asuntos tan complejos como el amor, la tristeza, mento que introducimos en ellas una mediación conceptual se nos
la muerte, el dolor. y quizás los hemos comprendido solamente a escapan, haciéndose real aquello de "el que piensa pierde". Ello no
través de la experiencia de las obras de arte, o al menos los hemos quiere decir que sobre esa experiencia no se pueda categorizar o
comprendido involucrándonos de manera singular, más allá de codificar, lo peligroso es hacer de la experiencia estética un eco o
explicaciones distantes y generales. Creo que era Borges quien en reflejo de esas categorizaciones.
algún lugar afirmaba: "me puse a llorar porque comprendí". Es la propia complejidad de lo real la que precisa diversas formas
El Arte, entonces, produce un conocimiento ligado y fiel a lo de lectura, abordamiento y representación tanto lógicas como esté-
sensible; muchos aspectos de la vida no sólo requieren explicacio- ticas. El conocimiento artístico implica una comprensión y un acer-
nes, sino comprensiones sentidas, imaginadas, soñadas, es decir, camiento no alcanzables desde otras disciplinas ni desde un sujeto
la emergencia de un sujeto estético. El filósofo Mikel Dufrenne, por exclusivamente racional. Lo artístico, al desafíar un pensamiento

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mecánico, unívoco y lineal, hace justicia a una realidad múltiple y respecto vale la pena recoger la idea de autonomía estratégica suge-
plagada de planos, tensiones y contradicciones. La ruptura de códi- rida por Hal Foster, para este autor autonomía es una mala palabra,
gos y rutinas sensoriales; la liberación de la imaginación para con- pero no es una mala estrategia.
cebir lo inimaginable privilegiando concatenaciones insólitas; el Tampoco el sujeto preexiste a sus experiencias y operaciones.
poner en juego elementos inconscientes captando planos y relacio- En la experiencia estética no sólo se conoce el mundo, también se
nes insospechadas; el movilizar la intuición, la emoción, la pasión, construye el sujeto. Pensamiento artístico y constitución de sí y del
el sentimiento, el deseo y la imaginación, conducen al pensamiento mundo son correlativos. El sujeto se conoce, se desplaza, se redefine
poético a trastocar las representaciones generalizadas y los acuerdos movilizado por la experiencia. Se entiende entonces una emergencia
previos de lo que denominamos realidad. Por todo ello el arte es un de la subjetividad, referida al afianzamiento del Yo, por el conoci-
modo de conocimiento más cercano a la penumbra que a la claridad. miento de las propias emociones, sentimientos, sensaciones. Pero
Más que familiaridad nos hace ver la extrañeza, y nos hace ver cómo también se puede entender una subjetividad, o des-subjetivación,
ésta y la ambigüedad son un factor de conocimiento. "El cine está en la dirección propuesta por Deleuze, Guattari, Lyotard, más allá
hecho para pensar lo impensable", afirmaba Godard. de los límites del Yo, en aquellas zonas donde sus límites se desdibu-
La condición cognitiva y creadora de lo real por la experiencia es- jan merced a que el arte puede liberar intensidades, multiplicidades,
tética se confirma si advertimos que ese conocimiento no está antes fuerzas inconscientes y pulsionales que interrogan la unidad y cohe-
ni precede a las mismas operaciones artísticas, deviene con ellas. La rencia del sujeto, o por medio de las cuales el sujeto se ausenta de sí o
creación, las ideas, no están en la mente sino en la acción y experi- se deshace de aquellas regularidades que lo constituyen. O, dicho de
mentación, emergen con ellas. La acción piensa. El sentido deviene otra manera, se deshace de esa ficción regulativa que denominamos
como resultado de algo que nos fuerza a pensar, aun sin tener muy yo. Para estos autores la composición de un ser musical, literario o
claro qué es. Ese estado de no saber a dónde vamos y de valorizar la visual puede trascender una memoria y referencialidad alusiva a la
incertidumbre hace de lo artístico algo en donde adquiere tanto va- identidad personal, a la continuidad de un sujeto, para conjugarse
lor lo que se sabe como lo que no se sabe. No hay pensamiento si con dimensiones impersonales y no-subjetivas.
proyectamos lo ya sabido sobre todo, si se proyecta narcisistamente En cualquier caso, no existe un sujeto ya constituido que se ex-
el Yosobre las cosas. Se precisa perder el control, situarse en un lugar presa y conoce el mundo. El sujeto no está dado ni su deseo yace ya
más femenino, dejarse afectar, dejarse recibir, esperarse en otro lado, configurado, alojado pacientemente en su interioridad esperando
perder referencias y seguridades. El pensamiento artístico no ilustra exteriorizarse. No existe un sujeto fundante y fundamental que pre-
un saber ajeno a su propio acontecer, no representa ni se adecua a existe a sus acciones. Tampoco el deseo preexiste en estado puro en
verdades o ideas preexistentes, por ello se puede hablar de simulta- el que bastaría evitar las represiones para que emerja triunfante, ni
neidad de pensamiento y creación en las artes. decretar su momento de libre expresión. La represión pertenece me-
Debido a esto, la obra de arte y el quehacer artístico valen por sí nos al deseo como algo ya constituido que a la producción del mis-
mismos, es decir, tienen autonomía, entendida no como algo esen- mo, ella es ejercida sobre el deseo de expresar el propio deseo.
cial y cuyo sentido está al margen de los contextos y entramado s en La subjetividad no es identidad ya dada, sino diferencia produci-
los que se inserta. Se refiere a fundar un mundo desde sí mismo y da en los encuentros con lo real. Existe por acoplamiento, es relacio-
hacerlo desde la contención y especificidad de lo artístico, desde el nal. El sujeto estético, más que posar su identidad o su interioridad
ejercicio disciplinado y crítico del pensamiento consigo mismo. Al sobre el mundo, se deja pintar y tallar por él, se escucha entre las

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cosas, se interesa, se pone entre las cosas. No se trata de un sujeto la educación artística, de cómo conducir a alcanzar una verdad que
que controla desde sí, sino que, en tanto afectado, se ve arrastrado ya se tiene, sino en qué condiciones el pensamiento es llevado a bus-
más allá de sí mismo. Lo íntimo no es un lugar virginal en su inte- cada y creada. Quizá se trata de generar posibilidades para enfrentar
rioridad, lo íntimo es el afuera atravesándonos, la travesía mutua riesgos perceptivos, exponerse, poblarse de encuentros con perso-
del adentro y el afuera. nas, movimientos, ideas, acontecimientos. Consecuentemente, la
educación artística no es reducible a algo controlable y planificado,
ni a circunscribirla en tiempos y lugares precisos. La experiencia y el
Fragmentos de una acción incierta: pensamiento artístico suceden donde menos se los espera, no nece-
pensamiento y educación artística sariamente donde creemos que suceden, ni necesariamente ocurren
Hemos insinuado una premisa fundamental: el pensamiento se pro- por los caminos que se esperan. Incluso, no se puede afirmar que en
duce dejándose afectar, a partir de los encuentros con el mundo. la educación artística las metodologías ya están definidas, los mé-
No sabemos cuándo surge, algo de azar lo define, algo nos sacude todos también se inventan, suceden de acuerdo con la naturaleza y
desde el afuera y arrastra al pensamiento: una sensación, un suce- los derroteros de las experiencias. No hay métodos estables, porque
so, un problema, un deseo, una imagen, un sueño, un color, una no hay métodos para la sensibilidad; a veces los métodos se vuelven
imagen, un trauma, una obsesión pueden ser desencadenantes. La tiránicos, antídotos contra la experiencia. Al menos en el marco que
experiencia de cualquier elemento cotidiano es provocadora, no venimos desarrollando, es preferible hablar de preparación para que
necesariamente se trata de un suceso extraordinario. Justamente sucedan las cosas ... , y para que sucedan de maneras diversas.
alejamos de la experiencia inmediata para refugiamos en grandes Sin desconocer la actitud planificadora, parece importante hacerse
categorías marca el olvido de la experiencia, la cual yace en lo pe- a una noción de planificación blanda y abierta a lo inesperado. La
queño, ordinario, cotidiano. Un gesto nos llama, una acción peque- organización de actividades para regular las acciones de un alum-
ña re define el curso y el sentido de las cosas. Algo se encuentra en no para obtener lo ya adquirido por el maestro, más que favorecer la
nuestro vivir diario, algo inesperado y que no dirigimos nos suce- experiencia y el pensamiento, lo neutraliza, fija el movimiento y la
de, escapa a nuestro control. El artista piensa no tanto porque se le creación a lo ya sabido (por el maestro) y anestesia la vitalidad pro-
ocurran cosas, sino porque le ocurren cosas. El pensamiento artís- pia del arte. Muchas preguntas son prefabricadas, formuladas desde
tico no surge naturalmente, ni por un acto de buena conciencia o respuestas igualmente conocidas y ceñidas a temas preestablecidos,
buena voluntad, ni por un esquema metodológico o por el ejercicio y esa sobrecodificación bloquea el pensamiento. La producción de lo
disciplinado de la razón. Las ideas, más que un punto de partida, nuevo se neutraliza con una actitud cuya premisa secreta es conducir
algo que ya se tiene y simplemente se transmite, son algo a cons- y reproducir lo mismo. La experiencia estética adviene, es aventura,
truir y producir a partir de encuentros vitales. quizás el buen maestro afirma el viaje por encima de los puntos de
Se piensa sobre lo experimentado, aunque impensado, y no desde llegada. y los viajes, a menos que se trate de un viaje turístico, tienen
la adecuación del pensamiento a un objeto previamente programado, muchas direcciones y en ocasiones no tienen puntos de llegada.
un objeto dado que sólo espera su reconocimiento. El pensamiento Lo artístico tiene un primer enemigo en las certezas y absolutos,
artístico se sitúa en el afuera de la representación o del reconoci- sobre todo aquellos que las instituciones y profesores representan
miento y por ello es creador. No es fidelidad a lo ya pensado, sino a la cuando se identifican con la seguridad del saber, cuando el men-
creación de nuevas preguntas y problemas. No se trata, entonces, en saje que subyace es "hazlo como yo". En ese caso, sólo se pregunta lo

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que se puede responder y sólo se responde aquello que encaja en una pensamiento albergan? Por lo general, se trata de imágenes, lla-
pregunta, o sea que la acción y el pensar se tornan representativos mémoslas tranquilizadoras, aquellas con trazados hechos y seguros,
de lo ya sabido. Se desvirtúa el saber como construcción y aconte- con puntos de origen y de llegada donde el aprendizaje sucede sin
cimiento, se domestica el encuentro con aquello que fuerza a pen- mayores errores ni extravíos, azares y sorpresas; es decir, una figura
sar. El saber genuino es dejar trazar otras figuras en el vuelo. Uno no predominantemente arbórea, con poca disposición para la incerti-
escoge lo que da que pensar, no tenemos claridad de cómo alguien dumbre y lo desconocido. Muchas veces la construcción rígida de cu-
aprende, a través de qué encuentros, amores, pasiones, tiempos, es- rrículos, con métodos y problemas muy preestablecidos, controla la
pacios. Basta pensar en cómo ha entrado el arte en nuestras vidas, necesaria fluidez y líneas de fuga que habitan la experiencia artística.
posiblemente a través de un detalle, un momento, un fragmento. Creo que no es incompatible concebir otras figuras curriculares
Enseñar, entonces, es difícil porque es dejar aprender, incluso ayu- sin que estén exentas de rigor. Se trata de preguntarse por un rigor
dar a desaprender, facilitar las condiciones para que broten las singu- que le es propio a la investigación artística, el rigor de lo ambiguo,
laridades, ello supone propiciar espacios para pensar más allá de lo que incluso las mismas disciplinas científicas categorizan, y dar-
ya pensado, no tanto dar lecciones como sembrar una inquietud, la le curso en una configuración curricular que permita circular una
inquietud de sí. La educación artística debería asumirse como acto experiencia más discontinua, con diversas tonalidades, quiebres,
creador, como obra de arte, es decir -y para ser fiel a su objeto-, saltos; apta para cruzar realidades heterogéneas y fluctuantes. Una
sus procedimientos deberían desarrollarse como proceden los gran- configuración que escapa a territorios, cursos y temas con límites
des artistas que transcurren por territorios aún no nombrados. demarcados como propiedades privadas. Es decir, un currículo en
. No se hace un curso sobre lo que ya se sabe, sino sobre lo que se cuyo seno se escuche un ritmo no tan controlado ni controlador, no
busca, afirmaba Gilles Deleuze, quien hizo de sus clases de filoso- tan predecible ni capturable. Un currículo abierto es aquel en el que
fía un acto estético. También comentaba que le hubiese gustado dar los conceptos remiten a circunstancias y no a esencias constituidas
clases a la manera de Bob Dylan, es decir, organizarlas como una por encima de las propias circunstancias. Un currículo que no sólo
canción, con desarrollos previsibles pero donde la improvisación tolere esos movimientos y otras nociones de tiempo, sino que invite
también pudiera entonar lo suyo, en medio de una tensión entre lo a ellos. Un currículo ciertamente configurado desde la razón, pero
preparado y la apertura a lo desconocido, a trayectos insospechados, preferiblemente asistido por el susurro de la razón artística.
es decir, una educación que tiene horizontes y que sabe perderlos. Si algo puede aportar la educación no-formal a la educación ar-
tística es su no sujeción a esquemas de aprendizaje endurecidos por
una lógica administrativa recia, inmóvil y rocosa. Al no estar tan
El currículo y sus márgenes como experiencia creativa ceñida a nociones orgánicas, lineales y secuenciales, puede mos-
¿Cómo hacer para que un currículo sea acogedor de los ritmos, trar ritmos de aprendizaje y lógicas de investigación más próximas
tiempos y lógicas de la experiencia y la investigación artística; un al propio proceder artístico. También puede mostrar otras zonas de
currículo capaz de escuchar las propias prácticas artísticas, capaz encuentro pedagógico, otros contextos de interacción; la relación de
de pensarse desde la propia materia expresiva con la que trabaja y lo artístico con otros planos y problemas del vivir cotidiano de una
no desde estructuras de aprendizaje procedentes de otras discipli- comunidad, etc. Ciertas experiencias de lo no-formal son aleccio-
nas o de una estructura administrativa poco atenta a estas lógicas? nadaras en tanto se presentan más articuladas con la cotidianidad
¿Q!.té imágenes de la figura curricular tenemos y qué formas de y sin someterse a una lógica de horas, límites y parcelas, distancias y

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segmentaciones entre lo teórico y lo práctico, y un sistema de requi- al espacio del taller como si no lo atravesara todo. La producción
sitos siempre discutible e implícito en una concepción acumulativa teórica también es una operación artística y creadora, produce nue-
y lineal del saber. La creación e investigación artística está llena de vas relaciones y ensancha lo reaL
discontinuidades, cortes, resonancias no sucesivas, brincos tempo- Otro punto que exige la misma naturaleza del pensamiento artís-
rales que violentan la linealidad. tico apunta a advertir que éste, como ya lo mencionábamos, se su-
Bien vale la pena preguntarse por la figura de tiempo y espacio cede en cualquier lugar, no se produce exclusivamente a partir de lo
que subyace en la formación artística, por ejemplo, a nivel espacial, que se considera central y prioritario, ocurre también, como el pro-
si el aprendizaje tiene puntos de llegada y de salida predetermina- pio arte, en bordes, detalles y márgenes. Quisiera terminar este pun-
dos, es decir, si las relaciones están dadas de antemano y no construi- to mencionando algunas de esas zonas pedagógicas no declaradas; a
das en los trayectos. O si los tiempos están muy demarcados. Desde veces en esas zonas no-oficiales ocurren las cosas, a veces lo poético
esa cronotopología es factible preguntarse si un currículo parte de las caprichosamente elige posarse allí.
formas de investigación artística o si, por el contrario, éstas son for- Por un lado están las relaciones en el aula. La estructura de las re-
zadas a acomodarse a esquemas ajenos a su naturaleza. laciones de aprendizaje configura lo sensible independientemente
Se puede argumentar que la adquisición de oficios precisa de una de los contenidos impartidos. Si pensamos que la educación artís-
estructura más lineal y formalizada. Quizás ello es admisible si pen- tica es, en suma, una estética relacional nutrida de muchos encuen-
samos en una formación centrada en los oficios. No obstante, en una tros, es en el aula y en las relaciones que allí se contraen donde
formación más totalizante no se puede concebir las técnicas y oficios se favorecen o no dichos encuentros con el mundo, con el otro,
per se; las decisiones técnicas se supeditan a la naturaleza de la inves- consigo mismo. La experiencia sensible es siempre experiencia de
tigación. La técnica, al menos en las artes visuales contemporáneas, lo común, me pone en contacto con el otro. La manera como se
no es algo que al final espera para formalizar unas ideas. Parte de la plantean las relaciones allí proyecta un modo de construir exte-
acción creadora está en hacer hablar el material de maneras igual- rioridad, de dar nacimiento a encuentros en los que los sujetos se
mente creativas, resignificarlo, sobre todo teniendo presente que los construyen al compartir la existencia, lo sentido y lo pensado, sin
problemas piden decisiones técnicas para potenciarse; el material, que ello signifique consenso. Es común-unidad que remite a lo co-
la técnica y oficio no se piensan al margen de los problemas que se mún pero no a un centro homogéneo.
investigan. En el fondo se trata de abordar la materia y la técnica lejos Es en ese contexto donde cobra pleno sentido la noción de amis-
de su simple condición de darforma, de formalizar, más bien se trata tad. Ésta es otro recinto pedagógico, es el lugar donde el otro puede
de asumidas como potencia, materia fuerza, imaginación materiaL circular más allá de los límites marcados por la definición de roles.
La teoría tiene repercusiones en el orden de lo práctico y viceversa; Es el lugar donde se puede errar, tanto en el sentido de equivocarse
las decisiones prácticas presuponen ciertos postulados conceptuales como en el sentido de errancia. La amistad es comunidad no tirani-
y no otros. Esa escisión se extiende a la forma como se separan, en zada desde la búsqueda de una inhumana perfección. El amigo to-
cómodos pero peligrosos segmentos, las áreas teóricas y prácticas, lera, deja ser, es sensible a los signos y gestos del otro, es generoso;
lo que produce un divorcio inexistente en lo reaL Esa parcelación se entendida la generosidad como genos, generar, en el sentido de pro-
produce dentro de las asignaturas y se prolonga a la relación esta- piciar las condiciones para que el otro haga conciencia de su propia
blecida entre asignaturas de carácter práctico y teórico. También se abundancia. El con-sentimiento -implicado en la amistad- invita
advierte al considerar que lo creativo se circunscribe exclusivamente a pensar que la existencia es buena, deseable y excitante.

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Dentro de la amistad surge la charla como un espacio pedagógico un saber definitivo e inamovible, sino adentrarse en ésta como quien
marginal y poco reconocido. La charla equivale a las notas margina- asiste a un encuentro que lo va a afectar y desplazar, siendo posi-
les de un cuaderno de un alumno, allí ocurren cosas imprevistas y de ble partir de las prácticas culturales en vez de forzarlas a que se
valor artístico. Su indiferente condición a logros y premisas permite acomoden a modelos externos a ellas; en otras palabras, se trata
la improvisación, el juego, el atrevimiento y la invención. En la char- de pensar la educación con la misma lógica con la cual se piensa
la, "un discurso sin estructura ósea", como la definiera Paolo Virno, artísticamente, dejándose interrogar por los espacios y tempora-
importa menos lo que se dice que el mero poder decir. Por todo ello lidades donde se ejerce. La educación artística es un experimento
adquiere la condición de estética marginal. La aparición de un deseo de pensamiento creativo en sí mismo.
no capitalizable y el surgimiento de un flujo emotivo se facilita en Es importante no desconocer estos aspectos considerando la mo-
la no oficialidad de la charla, la cual se desmarca de lo que hay que derna tendencia a homogenizar, des-historiar y estandarizar. Los es-
mostrar, de la tarea que espera ser calificada. La educación artística tudios culturales han puesto de relieve la violencia epistémica y sim-
no tiene jerarquías ni lugares especiales para desarrollarse, su lugar bólica acoplada al colonialismo económico y político, creando un
de inscripción es la vida misma. Hay una epistemología silvestre en imaginario que no sólo sirvió para legitimar el dominio económico,
la formación artística por considerar. sino para producir los modelos simbólicos necesarios para aceitar
la situación colonial. Una construcción de representaciones donde
se inventaba al otro, y desde ese otro se configuró su pedagogización
Educación artística y cultura
agenciada por instituciones, discursos, constituciones, leyes, códi-
¿Cómo poner a dialogar la experiencia y el pensamiento artístico, es gos, planes de estudio, proyectos de investigación, gramáticas del
decir, la educación artística con el mundo pluricultural y la inter- buen decir. La colonización también fue una manera de producirse
culturalidad presente? Creo que esta relación se plantea como una a sí mismo y de producir al otro como otro de la razón occidental
interpelación mutua. La heterogeneidad cultural interroga los mo- con la consecuente descalificación de sus formas de pensar y cono-
delos únicos y con pretensión universal: las formas de asociación, cer. Así se fundamentó el lugar del colonizador y el colonizado, ese
las estrategias de organización y de encuentro, de transmisión; el otro, con sus valores y saberes, necesariamente se situó en atraso con
cómo se enseña y cómo se aprende; las relaciones entre maestro y respecto a una escala de progreso única y lineal, naturalmente enca-
alumno y las relaciones del aprendizaje con la cotidianidad y vida bezada por la cultura occidental.
de los pueblos; el cómo se experimenta y se relaciona con el mundo. Elposterior proyecto de nación se fue configurando como un cam-
La concepción de lo artístico y la inserción de éste en las prácticas po de identidades homogéneas ligado al proyecto moderno apuntan-
culturales y cosmovisiones hacen que la educación artística se en- do a un tipo de subjetividad deseable dada por la condición de varón,
cuentre plena de mediaciones, premisa s y supuestos culturales que blanco, católico, occidental, letrado, heterosexual. Los Estados no
necesariamente conducen a desarrollar pedagogías apropiadas a incorporaron las diferencias sino las subordinaron a un proyecto de
cada contexto y procesos diferenciados. No se puede enseñar desco- nación centrado en ese tipo de subjetividad. Eso necesariamente dis-
nociendo y deslegitimando los saberes tradicionales. No se educa en puso de roles culturales: de una parte, del rol occidental de dador, ge-
el vacío, hay saberes previos, premisa s y mediaciones a considerar y nerador, creador y por tanto del rol de educador y difusor de valores
en los que se juegan claves culturales que median cualquier proceso y sentidos; de otra parte, el rol contrario, de receptor pasivo desde
pedagógico. Ello implica acercarse a una comunidad o cultura sin una condición operacional. Así, se volvieron invisibles los modos de

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conocer de los saberes ligados a lo no racional, o regulados por otra rompe reglas del cliché cultural, funda un sentido distante de las
racionalidad. Desde esa mirada lineal del tiempo, aquellos saberes opiniones corrientes, del lugar común con el que algunas represen-
quedaron instalados en el pasado como momento precedente a la taciones inmovilizan la propia cultura. El pensamiento artístico
cultura racional occidental, como una reliquia sin fuerza cultural y rebasa la reducción de su quehacer como ilustración de represen-
política en el presente. Es factible identificar políticas culturales y taciones y referentes evidentes y explícitos, por ello se puede pre-
educativas recogiendo esa figura, un modelo que apunta a la trans- sentar como anticultural, transcultural, anti-identitario y ajeno a
misión de un saber ya hecho, distanciado del respeto por la diversi- identidades globales. A eso se refería Godard cuando afirmaba "la
dad y sin fomento al pensamiento creador. cultura es la regla, el arte la excepción". Se menciona esto aludien-
Entonces una primera aproximación demanda relativizar desde do a muchas prácticas artísticas que, buscando relacionarse con la
lo cultural cualquier modelo homogeneizante, sobre todo aquellos cultura, en vez de propiciar el pensamiento se limitan a ser un eco
modelos fundamentados en la transmisión de saberes que no atien- pobre de los discursos de otras disciplinas, una ilustración fácil,
den a los universos locales. Hay culturas que ni siquiera emplean la periférica, ceñida a las manifestaciones más evidentes de la propia
palabra arte como algo diferenciado del conjunto de la cultura, sus cultura. No se trata de ignorar que el arte quiera dar cuenta del con-
cosmovisiones se producen en un marco de pensamiento estético y texto, es perfectamente legítimo mientras el propio pensamiento
poético, es decir, sin la división moderna de lo sacro, lo estético y las artístico no termine adormecido y doblegado a clichés de la cultu-
formas de conocer. En ellas las prácticas culturales y estéticas son la ra. Los preconceptos que se presentan como legítimos referentes
misma cosa. Desde esa óptica, difícilmente se habla de formación a los que se debe aludir -por lo general- empobrecen la experi-
artística y se pondría en entredicho lo acá manifestado o, al menos, mentación artística y también la propia potencia de la cultura, que
lo dejaría en una relativa pertinencia. tiene dimensiones por expresar que trascienden la mirada simplis-
Sin desconocer este hecho, queremos situar lo desarrollado re- ta que a veces tenemos de ella.
firiéndonos a la actual y dominante cultura global actual definida Las relaciones de la educación artística con el contexto cultural
por una multiplicidad de referencias y una marcada tendencia ha- -quizá en la dimensión que afecta más directamente al artista-
cia la interculturalidad. Esta época más que multicultural es inter- residen también en sus preocupaciones subjetivas o en las formas
cultural, plena de contactos, negociaciones, apropiaciones, conta- como lo subjetivo se entrelaza con el mundo objetivo y de cómo
gios culturales, que se presentan irreversiblemente y que invitan este mundo se reinterpreta desde la experiencia del sujeto. A veces
a reflexiones que desbordan la idea de retornos nostálgicos y ro- pareciera un imperativo ignorar o silenciar lo subjetivo para dar
mánticos a estados culturales puros e incontaminados. En ese con- cuenta de la realidad objetiva, pero -paradójicamente- es en los
texto retomamos nuestra opción de lo artístico y de la educación terrenos más íntimos, involucrando cuerpo, emoción, pasión, sen-
artística como pensamiento, o sea, en el ámbito del conocimiento timiento, donde se logra mayor audacia epistemológica en el arte
y la creación de mundo que tiene cada cultura; siendo modo de co- y donde el artista se pone en juego alcanzando singularidades que
nocimiento y trascendiendo su frecuente utilización instrumental lo interpelan profundamente, escapando a abstracciones que no lo
como medio de entretenimiento, uso del tiempo libre o regulador afectan. Es en la subjetividad donde el contexto se escribe en las
del consenso y la convivencia. personas, basta pensar en la obra de artistas que dieron cuenta,
Cuando el artista alcanza una potencia cognitiva al dejarse afectar por como ninguna otra, del mundo que las rodeaba internándose en
los encuentros con su entorno, desafía las identidades escencializadas, sus propios universos. El arte siempre ha mostrado el contexto, sin

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proponérselo, como programa. Es factible que una aproximación las culturas también son horizonte, apertura, matriz creativa que re-
honesta a las realidades más inmediatas y subjetivas termine por basa su inmovilización en el pasado. La dinámica de las culturas pa-
señalarlo con más determinación. rece moverse entre impulsos, uno tendiente a la repetición y otro a la
El arte se encuentra con la cultura pero no porque la tenga como renovación. Elprimero se fundamenta en el pasado, con repeticiones
dirección previa, externa al propio pensamiento artístico, sino por- rítmicas propias de la fiesta, el carnaval, el ritual, y cuyas bases no
que al ser una afección intensa, una penetrante relación perceptiva son históricas sino situadas más allá del tiempo, es decir, en el mito
con el mundo, aparece con necesidad. Seguramente con un rostro y su actualización ritual.
más complejo y menos evidente. Lo no visible de una cultura se El otro impulso tiende a la creación. Difícilmente existen culturas
asoma cuando se es fundamentalmente artista. Algunas obras de esencializadas e inmovilizadas en el pasado; son dinámicas, histó-
ficción, por ejemplo, suelen revelar mejor que la literatura realis- ricas y ello replantea el concepto de tiempo y de la memoria como
ta dimensiones ocultas de la realidad. La penetran más allá de sus archivo, almacén y depósito estático de datos y representaciones. La
marcos inmediatos. La cultura se filtra más allá de las intenciones, memoria y la tradición son gérmenes creativos. Una tradición cul-
justamente porque toca planos más sutiles, ligados a ciertos ritmos, tural es fuerte porque se recrea constantemente, se modifica para
cierta voluntad de creación, ciertas lógicas perceptivas y asociativas, conservarse. Lo que se pone en juego es una concepción lineal y di-
a la sensualidad y al color, a ciertas sensaciones. cotómica en la que el pasado se deja atrás en el tiempo y el origen se
Un ejemplo de ello es nuestra experiencia dentro de unos labora- reduce a un momento fundante. El origen también es acontecimien-
torios formativos de la Dirección de Artes del Ministerio de Cultura to en el devenir, está sucediendo constantemente como novedad
en La Guajira. Allí los participantes insistían mucho en poner en es- que responde a los apremios del presente, es potencia de creación,
cena la cultura, la identidad cultural, pero lo que siempre aparecía no perdida o por encima del tiempo, sino que es trabajo del tiempo.
espontáneamente eran modelos y referencias impuestas, las expec- Tiempo haciendo tiempo. La creación como potencia de origen es
tativas exotizantes que desde fuera se vierten sobre el mundo gua- conjunción de repetición y diferencia.
jiro: La Guajira exótica y mágica representada en unos bodegones Raíz y vuelo, arraigo y apertura. Memoria que se crea y crea, viva
(género paradójicamente europeo, sólo que, en esta ocasión, en vez y dinámica, a través de la cual el pasado se reelabora simbólicamen-
de aparecer uvas o manzanas, aparecían mangos y plátanos). Sólo a te para nombrar el presente y sembrar el futuro. Esa concepción
partir de una invitación a reencontrarse con el entorno inquietando vital de la memoria desvirtúa una visión de la cultura contemporá-
sus modos de percepción, y sin la consigna previa de dar cuenta de la nea sin densidad histórica, aquietada placidamente en una visión
identidad cultural, se hizo visible una cultura no inmediata, ni evi- romántica. La memoria es dinámica, fuente de operaciones y ocu-
dente ni prestada. Es claro que el arte desmantela la mirada oficial rrencias, semilla creadora nutrida de materiales pasados. En tér-
y estereotipada de la cultura. La cultura es fuerza y deseo que desea minos de Walter Benjamín, citado por Didi Huberman, "articular
decirse, y fuerza que cambia desde los apremios del presente. Y es históricamente el pasado no significa conocerlo tal y como verda-
allí donde el arte y la educación artística ocupan un lugar. deramente ha sido. Significa adueñarse de un recuerdo tal y como
Se trata de asumir la cultura como práctica creadora y no como un relumbra en el instante de un peligro".
enunciado trascendental al cual remitirse. Sin desconocer que hay Incluso las propias culturas que rechazan su ingreso a la moder-
culturas definidas totalmente por el arraigo y que fundamentan su nidad y propugnan por formas alternas de vida desarrollan reelabo-
identidad en la repetición y conservación de valores, por lo general raciones; como sucede con la religiosidad popular, la cual presenta

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nuevas relaciones en las que lo negro, lo blanco y lo indio al crear sus referencias, tiempos, historias, lógicas y prácticas, se posibilita que
memorias relanzan sus pasados a negociar con el presente. Si esto no la cultura, en vez de enfrascarse en sí misma, se abra a lo intercultu-
se contempla, resulta poco menos que imposible 'aceptar la contem- ral, pero negociándolo simbólicamente e introduciendo la voz pro-
poraneidad y la creatividad de las culturas tradicionales, quedando pia en medio de lo ajeno, es decir, sin sucumbir ante la ciega y pasiva
condenadas a ser una referencia del pasado sin voz en el presente. aceptación de una cultura global.
Tan negativa es una contemporaneidad reducida a moda, como una Finalmente, al hablar de cultura y memoria necesariamente habla-
memoria momificada, pieza de museo. mos de comunidad, de construir subjetividad pero una subjetividad
Llegados a este punto podemos re situar el lugar de la experiencia colectiva. Naturalmente no hablamos de la comunidad constituida
y del pensamiento artístico y de la educación artística. Por un lado por decreto o por una normativa, sino desde el trabajo simbólico
hemos planteado que la memoria se construye. La memoria se crea y que supone una elaboración compleja de lo que somos y nos sucede.
se hace visible en las prácticas culturales, siendo la práctica artística Ello evidentemente trasciende la mera convivencia: es la comunidad
un lugar privilegiado para hacer visible lo no enunciable de la cultu- encontrada en el sentido y lo sentido, en la experiencia vital de re-
ra. El arte forma parte de la cultura, pero más que para represen- conocerse con el otro en el momento de la creación o en la cercanía
tada, para conocerla, creada y transformada. Lo artístico estaría del momento efímero pero pleno de duración de la experiencia de la
ubicado en el lado creador y trasgresor de la propia cultura, en su obra de arte, en el momento de la emergencia de la memoria a través
fuerza renovadora. La propia cultura se dice más allá de la palabra a de imágenes, de los sonidos, de los relatos y de los gestos que desa-
través del cuerpo, o entreverada en la producción de sonoridad, o a fían la impotencia del decir. La comunidad es por-venir, se gesta en el
través de lo narrado y lo visualizado. La experiencia artística actua- rebautizo simbólico que produce la potencia alegre de la creación.
liza esa virtualidad de la memoria y lo hace desde la singularidad de
la experiencia y del pensamiento. Esta singularidad marca una di-
ferencia frente a perspectivas homogeneizantes y generalizantes.
OBRAS CITADAS
Desde lo concreto de la experiencia y de la relación intensiva con el
entorno se contribuye a generar una auténtica y vívida diversidad.
Brigante, Ana Maria et al. El cuerpo,faorica del yo. Bogotá: Editorial Universidad
No sobra decir que la diversidad, como la memoria, o junto a ella,
[averiaría, 2005·
hay que construida, no está dada. Es construcción que se relata,
se canta, aparece en las imágenes. Las prácticas artísticas no son Deleuze, Gilles y F. Guattari. ¿Qyé es la filosofía? Barcelona: Editorial
expresivas sino constitutivas de la diversidad. Anagrama, 1993.
Por el contrario, sin ese pensamiento desde el vigor local y que -. Mil Mesetas. Valencia: Pre-textos, 1984.
desafía el rol pasivo en que usualmente nos sitúan los tiempos glo-
balizados, la diversidad no deja de ser un rótulo, o es neutralizada Didi-Huberman, Georges. Ante el tiempo. Buenos Aires: Adriana Hidalgo
en tanto se la escenifica para recuperada como mercancía o simple Editora, 2006.

incorporación superficial. La Educación artística se convierte en po-


Dufrenne, MikeL Fenomenología de la experiencia estética. Valencia: Fernando
sibilidad de inyectar infancia a la cultura como generadora de dife-
Torres Editor, 1983.
rencia y memoria. Adicionalmente, y en lo concerniente a lo inter-
cultural, al hacer posible las síntesis creativas y reflexivas de diversas Foster, Hal. Diseño y Delito. Madrid: Editorial Akal, 2004.

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