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Coleccion: 034 - Tomo 5 - Articulo Numero 9 - Mes-Ano: 1996_

LA LEY PROCESAL DEL TRABAJO

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LA LEY PROCESAL DEL TRABAJO


(

Manuel Muro Rojo

     I.     INTRODUCCIÓN.

      En los primeros años de la presente década se dictaron una serie de Códigos y leyes, con la
finalidad de poner al día la normatividad relacionada con las distintas clases de procesos y
procedimientos. No obstante, hasta hoy, dicha reforma no había alcanzado al proceso laboral, que
continuaba bajo la regulación del D.S. Nº 03-80-TR (Ley del Procedimiento ante el Fuero Privativo
de Trabajo y Comunidades Laborales).

     Así, a título de ejemplo, podemos recordar cómo el Código Procesal Civil de 1992 vino a ocupar
el lugar del octogenario Código de Procedimientos de 1912 y cómo el Código Procesal Penal de
1991 (con vigencia parcial) reemplazará -esperemos que en breve plazo- al Código de 1939. Por su
parte, el D.L. Nº 26111 introdujo importantes reformas al D.S. Nº 006-67-SC -con el que después
se fusionó en un Texto Unico Ordenado- en lo que respecta al procedimiento administrativo;
mientras que el D.L. Nº 26116 -hoy permutado por el Dec. Leg. Nº 845 (Ley de Reestructuración
Patrimonial)- estableció las pautas para la reestructuración de las empresas, en sustitución del
antiguo juicio de quiebras regulado por la Ley Nº 7566.

     Ahora, con la promulgación de la Ley Nº 26636 (Ley Procesal del Trabajo) de 24 de junio
último, llega el turno para la reforma del proceso laboral. La vigencia de dicha ley se inicia a fines
de setiembre del año en curso, por lo que resulta oportuno dar a conocer sus principales figuras e
instituciones y, por supuesto, sus innovaciones frente al D.S. Nº 03-80-TR que llegó por fin a sus
últimos días.

     II.     ESTRUCTURA DE LA LEY PROCESAL DEL TRABAJO.

     La estructura de la Ley Nº 26636 es muy similar a la del Código Procesal Civil de 1992, el
mismo que le ha servido de modelo.

     La Ley Procesal del Trabajo -en adelante la Ley- se inicia con un Título Preliminar de tres
artículos, y luego se divide en ocho (8) secciones que regulan los siguientes temas generales:
Jurisdicción y competencia (I); Comparecencia al proceso y acumulación (II); Postulación del
proceso (III); Conclusión del proceso (IV); Medios impugnatorios (V); Proceso ordinario laboral
(VI); Procesos especiales (VII); y Solución extrajudicial de las controversias jurídicas (VIII).

     Se observa, pues, una adecuada sistemática en la Ley, según la cual cada norma de sus 104º
artículos recoge tal o cual figura o institución y la ubica en el lugar que le corresponde, a diferencia
del D.S. Nº 03-80-TR, en el que sus 72º artículos se encontraban seguidos unos de otros, sin
estructura alguna que divida la temática en secciones, títulos, capítulos o sub-capítulos.

     III.     TITULO PRELIMINAR.

     Al igual que casi todos los Códigos y leyes de carácter sustantivo y adjetivo que se han dictado
en el Perú en las últimas décadas -(Código Civil, Procesal Civil, Penal, Procesal Penal, de los Niños
y Adolescentes, del Medio Ambiente, Ley de Procedimientos Administrativos, etc.)- en la Ley
también se ha optado por incluir un Título Preliminar que recoja fundamentalmente los principios
generales que sustentan y sirven de base jurídica al proceso laboral, como no sucedió en el D.S. Nº
03-80-TR.

     Siguiendo el modelo del Código Procesal Civil, la Ley incorpora legislativamente los principios
de inmediación, concentración, celeridad, veracidad, economía y de impulso inquisitivo. Además,
agrega con acierto, un principio inherente al ordenamiento laboral, cual es el indubio pro
operarium.

     Es pertinente expresar que, en materia de principios generales, la Ley ha sido más aguda que el
Código Procesal Civil en relación al principio de economía, indicando que el Juez no sólo debe
tender a que el proceso se lleve en el menor número de actos procesales, sino que lo faculta
expresamente para reducir el número de ellos, obviamente sin afectar la obligatoriedad de los actos
que aseguren el debido proceso.

     IV.     JURISDICCIÓN Y COMPETENCIA.

     En relación a lo primero, cabe señalar que la potestad jurisdiccional en materia laboral es
ejercida por los juzgados de trabajo y salas laborales, creados por la Ley Orgánica del Poder
Judicial, desapareciendo el entonces Fuero Privativo de Trabajo y Comunidades Laborales a que
aludía el D.S. Nº 03-80-TR.

     Y respecto a lo segundo, la ley procesal anterior se limitó a remitirse a otros dispositivos legales
para efectos de determinar la competencia judicial. En cambio, la Ley es bastante específica en este
punto, no sólo porque regula las distintas clases de competencia (por territorio, función, materia,
cuantía), sino porque inclusive amplía las reglas ya establecidas en la Ley Orgánica del Poder
Judicial.

     En razón a la materia, por ejemplo, la Ley Orgánica del Poder Judicial señalaba de modo muy
genérico los conflictos jurídicos que resolvían los Juzgados de Trabajo; en cambio la Ley, con buen
tino, ha especificado tales conflictos: impugnación de despidos, cese de actos de hostilidad,
incumplimiento de normas laborales, asuntos del sistema privado de pensiones, actuación de prueba
anticipada, entre otros. Lo propio ocurre con las Salas Laborales, respecto de las cuales la Ley les
confiere atribuciones para conocer, además, la impugnación de laudos arbitrales emanados de
negociación colectiva y la homologación de las conciliaciones privadas.
     V.     COMPARECENCIA AL PROCESO.

     En este rubro creemos importante resaltar, en primer lugar, que la tutela jurisdiccional y por
tanto la posibilidad de ser parte procesal alcanza no sólo a las personas naturales y jurídicas, sino
que se extiende a cualquier órgano, institución, sociedad conyugal, sucesión indivisa, patrimonios
autónomos y, en general, a todo sujeto de derecho que tenga o haya tenido la condición de
trabajador o empleador.

     Un cambio notable se ha producido en relación a la comparecencia de los menores de edad. En


el D.S. Nº 03-80-TR se establecía que éstos debían comparecer por medio de sus representantes o
asistidos por las Oficinas de Defensa Gratuita; en la Ley se permite a los menores de edad
comparecer por sí mismos.

     Por último, en este punto, la Ley ha sido muy económica en lo que respecta a la regulación de
los poderes de representación. Se limita a permitir la actuación procesal por representación, pero
sin especificar las clases de poderes, las facultades que se pueden otorgar y menos aún la
formalidad del otorgamiento. Por lo tanto, este es uno de los aspectos en que necesariamente debe
aplicarse supletoriamente el Código Procesal Civil.

     VI.     POSTULACIÓN DEL PROCESO.

     Esta es la parte medular del proceso laboral que la Ley recoge en forma ordenada. Se inicia con
la normatividad referente a la demanda, la contestación y las excepciones. Prosigue con la actividad
procesal, es decir, los medios probatorios, sus reglas generales (finalidad, carga, valoración, etc.) y
las reglas específicas de cada uno; además de la prueba anticipada, tachas, oposiciones, entre otros
temas.

     En cuanto a la demanda la Ley impone un requisito nuevo, cual es la indicación, en todos los
casos, de la situación laboral del demandante, si es trabajador individual, tiempo de servicios,
función o cargo desempeñado y la última remuneración percibida. Y en cuanto a la contestación, se
ha previsto que el demandado debe proponer, cuando es el caso, la compensación de los créditos
exigibles al demandante.

     En materia de medios probatorios se supera el trato dispensado por el D.S. Nº 03-80-TR,
siguiéndose, como en casi todo, el modelo del Código Procesal Civil. Tal vez las normas más
importantes, dado su carácter innovativo, son las que tratan sobre la carga de la prueba, por un lado,
y por otro, las que norman las presunciones e indicios.

     Sobre lo primero, cada parte debe probar sus afirmaciones, pero en particular la carga
corresponde al trabajador en cuanto al vínculo laboral, la existencia del despido y su nulidad, y la
hostilidad de que fuera objeto. Al empleador le toca probar el cumplimiento de todas las
obligaciones laborales para con el trabajador.

     Sobre lo segundo, la Ley es más explícita que el Código Procesal Civil, pues señala
expresamente tres casos de presunciones legales relativas en que se presumirán ciertos los datos de
la demanda: 1.- Cuando no se acompaña a la contestación los documentos que exige la Ley. 2.-
Cuando no se cumple con exhibir boletas de pago o planillas. 3.- Cuando no se ha registrado en
planillas ni otorgado boletas de pago al trabajador que acredita su relación laboral.

     También se regulan los indicios como sucedáneos de los medios probatorios, en el sentido que
los actos, circunstancias o signos suficientemente acreditados a través de las pruebas, adquieren
significación en su conjunto cuando conducen al Juez a la certeza o convicción en torno a un hecho
relacionado con la controversia. En el proceso laboral los indicios pueden ser no sólo las
circunstancias en que sucedieron los hechos, sino inclusive los antecedentes de la conducta de
ambas partes.

     VII.     CONCLUSIÓN DEL PROCESO.

     De acuerdo al D.S. Nº 03-80-TR el proceso laboral concluía por conciliación, sentencia o
abandono, el cual operaba al año de haber sido notificada la última resolución y procedía
únicamente en primera instancia, siempre que la causa no estuviera expedita para ser sentenciada.

     Según la nueva Ley, el proceso laboral concluye, como es obvio, de la forma normal, es decir,
con la sentencia. Pero también puede ser objeto de conclusión anticipada cuando opera no sólo la
conciliación, sino también el desistimiento, en este caso procurando que no se vulnere el principio
de irrenunciabilidad de los derechos.

     En la Ley no se han previsto otras formas especiales de conclusión que sí existen en el proceso
civil, como es el caso del allanamiento y reconocimiento, la transacción y el abandono (que sí
existía en el D.S. Nº 03-80-TR). Es obvio que, a pesar que la Ley permite la aplicación supletoria
del Código Procesal Civil, no cabe que instituciones como la transacción y el abandono sean
aplicadas, dada la naturaleza eminentemente tuitiva del Derecho Laboral.

     VIII.     MEDIOS IMPUGNATORIOS.

     La Ley actual reconoce cuatro recursos: reposición, apelación, casación y queja, a diferencia del
D.S. Nº 03-80-TR que sólo reconocía la apelación y la queja en forma expresa, y la reposición en
forma implícita, además de la nulidad procesal (o recurso ordinario de nulidad).

     Mención especial merece la casación en el proceso laboral, que tiene un antecedente negativo en
el Derecho nacional. En efecto, la Ley Nº 23436 de 8 de junio de 1982, declaró la procedencia del
recurso de casación en todos los juicios que se tramiten ante los Fueros Privativos en los que
intervenga el Estado, con excepción del Fuero Privativo de Trabajo.

     La Ley viene a corregir esa ausencia del recurso de casación en el proceso laboral,
incorporándolo con la finalidad de obtener la correcta aplicación e interpretación del Derecho
Objetivo y de unificar la jurisprudencia nacional.

     Las causales para interponer dicho recurso no son las mismas que en el proceso civil; en el
laboral son sólo dos: 1.- Por violación, interpretación errónea o incorrecta aplicación de la ley; y 2.-
Por estar en contradicción con otros pronunciamientos emitidos por la misma u otra Sala o por la
Corte Suprema, en casos objetivamente similares. Esta última causal crea la tendencia de hacer
jurisprudencia vinculante.

     A diferencia de la casación civil, la casación laboral no procede contra todas las sentencias, sino
sólo contra aquellas recaídas en procesos de cuantía superior a 50 Unidades de Referencia Procesal
o indeterminable, o que traten sobre obligaciones con prestaciones de hacer o de no hacer.

     Finalmente, en lo que respecta al recurso de casación, la Ley Procesal del Trabajo no ha


recogido la casación por salto. Y en relación a las tasas y multas se ha dispuesto en forma distinta al
proceso civil, señalándose que es gratuito sólo para la parte trabajadora, a quien se le aplica la
multa -por inadmisibilidad o improcedencia- únicamente en caso de notoria mala fe.

     IX.     PROCESO ORDINARIO LABORAL Y PROCESOS ESPECIALES.

     A continuación, la Ley ingresa al tratamiento de los procesos en particular, tal como lo hace el
Código Procesal Civil.

     Según el D.S. Nº 03-80-TR sólo existía una única vía procedimental, sin nombre determinado,
por la cual se tramitaban todas las controversias jurídicas laborales, incluyendo la medida cautelar
del embargo.

     La nueva Ley ha optado por la creación de otras vías. En primer lugar se ubica el proceso común
al que la Ley denomina proceso ordinario laboral. Es una vía por la que se canalizan no sólo todos
los asuntos contenciosos, sino también todos los no contenciosos, que son de competencia de los
Juzgados de Trabajo.

     Tiene etapas claramente definidas: Demanda; contestación (en el plazo de 10 días); absolución
de excepciones, tachas u oposiciones, si las hubiera (en el plazo de 3 días); audiencia única (dentro
de los 15 días siguientes); y sentencia (en el plazo de 15 días de efectuada la audiencia única o de
concluída la actuación de pruebas).

     Al lado del proceso ordinario laboral se hallan los procesos especiales que no existían en el D.S.
Nº 03-80-TR. Ellos son:

     1.-     Proceso sumarísimo, para tramitar los asuntos que son de competencia de los Juzgados de
Paz Letrados.

     2.-     Procesos de ejecución, para tramitar asuntos sobre dar sumas de dinero, dar bienes
determinados, prestaciones de hacer, prestaciones de no hacer, ejecución de resoluciones, actas y
laudos.

     3.-     Proceso contencioso administrativo, que tiene por objeto la declaración de nulidad del acto
o resolución administrativa que se impugna y que haya causado estado.

     4.-     Proceso de impugnación de laudos arbitrales derivados de la negociación colectiva.

     5.-     Proceso no contencioso de consignación.

     6.-     Medidas cauteales: medidas para futura ejecución forzada (embargo en forma de
inscripción o administración), y medidas temporales sobre el fondo (asignación provisional).

     X.-     SOLUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE LAS CONTROVERSIAS JURÍDICAS.

     Por último, la Ley ha querido dar un paso de avanzada al dedicar toda una sección -(Sec. VIII)-
a un tema muy discutido en la actualidad, cual es la solución extrajudicial de controversias
jurídicas; en este caso bajo dos modalidades: la conciliación y el arbitraje.
     Sin embargo, al regular estas instituciones la Ley, en nuestra opinión, ha caído en el
contrasentido. En efecto, a lo largo de su texto hemos observado que el proceso laboral tiende a
mantener el equilibrio entre las partes a fin de garantizar los derechos de los trabajadores, quienes
resultan ser la parte más débil de la relación laboral.

     Entonces, al regular la conciliación privada y el arbitraje es muy probable que ocurra el


rompimiento del equilibrio entre las partes, puesto que frecuentemente es el empleador -en su
calidad de parte más fuerte- quien tiene a su alcance el mejor manejo de la negociación en la
conciliación y del arbitraje, siendo por tanto mayores sus posibilidades de éxito en el resultado
final.

     Tal vez no suceda lo mismo en la conciliación administrativa, dado que ésta estará a cargo del
Ministerio de Trabajo y Promoción Social, el mismo que proporcionará los medios técnicos y
profesionales para hacerla factible.

     Debe ser, pues, este último tema tratado por la Ley, motivo de reflexión y replanteamiento, con
el objeto de guardar coherencia con el espíritu del resto de la norma, cual es la conservación del
carácter tuitivo de las leyes laborales.

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