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El ensayo
Sin temor a equivocarnos, podríamos aseverar que expresiones como estas nos
pueden parecer familiares: “Para mañana traen elaborado un ensayo sobre…”, “El
trabajo final de esta asignatura es escribir un ensayo sobre…”, y con seguridad
más de uno se ha preguntado “¿En qué consiste escribir un ensayo? ¿Qué es un
ensayo?”. Probablemente, a todas las personas que han pasado por la educación
secundaria o universitaria alguno de sus docentes les solicitaron elaborar un
ensayo como una actividad o un trabajo académico.
En otras palabras, estamos frente a elementos que para muchos han dificultado la
definición conceptual del ensayo, mientras que para otros han sido el motivo para
disfrutar de la lectura y la escritura de estos textos que permiten la producción de
escritos desde diferentes áreas, pues se considera que cualquier tema, ciencia o
disciplina es susceptible de ser objeto para la realización de un ensayo.
Refiriéndose a la esencia del ensayo, Zaid citado por Vázquez (2004) afirma que:
De esta manera, podemos comprender mejor por qué Montaigne definió así a sus
escritos. Asimismo, lo que debe quedar claro de todo lo anterior es que un ensayo
exige la mirada crítica y argumentativa del autor, que no se trata solo de exponer
un tema y de tomar información para construir un texto. El trabajo del ensayista
consiste en asumir una postura crítica que aporte y enriquezca la información
referida y así construya las ideas y los argumentos alrededor del tema que lo
convocó a escribir. Es por lo anterior que el ensayo, en el ámbito académico, se
considera un texto expositivo-argumentativo en el que se presenta un tema y se
formulan argumentos:
El ensayo académico
Como vimos en líneas anteriores, al hablar del ensayo podemos hacer referencia
al sentido literario y científico que estos textos contienen, y es así como ha sido
empleado por famosos escritores como José Ortega y Gasset, Jorge Luis Borges,
Mario Vargas Llosa, Germán Arciniegas, José Saramago, Fernando Savater,
Alfonso Reyes, Pedro Henrique Ureña, entre otros, para construir obras literarias
reconocidas y recordadas. Sin embargo, también ha sido el género discursivo que
en nuestra época ha motivado, desde el ámbito académico, la creación de textos
con carácter científico como forma de divulgación del conocimiento o de
producción de reflexiones académicas. A diferencia de Montaigne, el inglés
Francis Bacon aportó la creencia de que los ensayos podían tener un carácter
objetivo y abogaba “por el frío sentido común, por una neutralidad que no dejara
percibir las experiencias íntimas del autor” (Vásquez, 2004, p. 35).
La tesis
Los argumentos
De acuerdo con esta idea, podemos concluir que realizar un ensayo es una tarea
compleja, que requiere de claridad conceptual, de comprensión sobre escritura,
gramática y persuasión, y, sobre todo, que la clave para lograr un buen ensayo
está en la argumentación.
Cuadro sinóptico:
Definición «tesis»:
Definición «hipótesis»:
Definición «inducir»:
Definición «deducir»:
1
Gamboa, Santiago (2014), La guerra y la paz, Bogotá: Debate.
comprensible, pues no todas las sociedades luchan de la
misma manera y por eso cada guerra es también la
expresión de una cultura. Asimismo, cada una tiene su paz,
la que le es propia y le sirve solo a ella, en particular, no a
ninguna otra.
2
Troya es una ciudad histórica donde legendaria donde se desarrolló la mítica guerra de Troya. Esta célebre guerra fue
descrita, en parte, en la Ilíada, un poema épico de la Antigua Grecia atribuido a Homero, quien lo compondría, según la
mayoría de la crítica, en el siglo VIII a. C. Homero también hace referencia a Troya en la Odisea. La leyenda fue
completada por otros autores griegos y romanos, como Virgilio en la Eneida (Wikipedia).
3
Los aqueos es uno de los nombres colectivos utilizados para el conjunto de los griegos en la Odisea y en
la Ilíada de Homero (Wikipedia).
4
La hipálage es una figura retórica que consiste en atribuir a un sustantivo una cualidad o acción propia de otro sustantivo
cercano en el mismo texto, rompiendo así con la relación lógica del sustantivo con el verbo o adjetivo (Wikipedia).
5
“Iban oscuros en la noche solitaria”. La hipálage hace que se entrecrucen los atributos: es la noche la que es oscura y
ellos los solitarios.
(estas serán tus artes), y a la paz ponerle normas,
perdonar a los sometidos y abatir a los soberbios.
6
Traducción en octava real de Miguel Antonio Caro.
7
El Mahabhárata (siglo III a. C.) es un extenso texto épico-mitológico de la India (Wikipedia).
Goliat, acaba vencido. Pero no con argumentos, sino con
astucia y una espada.
8
Escritor mexicano que, junto con Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas llosa y otros más, formó parte
de la corriente literaria llamada el Boom latinoamericano en los años 60, 70 y 80 del siglo XX.
9
Immanuel Kant (1724-1804) fue un filósofo prusiano de la Ilustración. Es el primero y más importante representante
del criticismo y precursor del idealismo alemán y está considerado como uno de los pensadores más influyentes de
la Europa moderna y de la filosofía universal (Wikipedia).
La violencia, en cambio, es una pulsión muy profunda que
conecta a ese niño con los gritos de los primeros hombres;
con el instinto defensivo, reaccionario y conservador de la
especie. Por eso es mucho más fácil ser violento que
pacífico, y por eso el llamado del odio y de la guerra, en
política, hace rugir a las masas y es bastante más redituable
que la mesura y el diálogo.
La guerra de Troya
Comentario:
Hace algunos años, cuando era diplomático ante la Unesco, le escuché decir
al delegado de Palestina la siguiente frase: “Es más fácil hacer la guerra que
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American Psychological Association.
la paz, porque al hacer la guerra uno ejerce la violencia contra el enemigo,
mientras que al construir la paz uno debe ejercerla contra sí mismo”.
Como se puede apreciar en la cita, este recurso (la anécdota) le imprime un tono
subjetivo y narrativo al ensayo, algo que no es común en un texto académico, que
favorece la voz impersonal, y ahí tenemos otro ejemplo de un ingrediente literario.
De todas formas, es importante observar que la anécdota tiene su relevancia,
pues cumple la función de presentar, de manera indirecta, el tema principal del
ensayo: la esencia de la guerra y la paz. Parece tratarse de dos temas, pero como
la guerra y la paz siempre van juntas, como el yin y el yang, podemos concebirlas
como un solo tema. Y en el título, otra vez de manera indirecta, también
encontramos una indicación del tema principal: “Troya” alude a una famosa guerra
de la época del Imperio romano.
Todo esto puede resumirse aún más en una vieja palabra: odio. El odio al
vecino o al hermano, como en las guerras civiles, o al que es diferente, al que
cree en otros dioses o vive en esa tierra que considero mía, al que tiene
privilegios que yo anhelo, al que me humilla cotidianamente, al que usa el
poder a su favor y en mi contra. Al que controla la economía y los medios.
“Los animales luchan entre sí pero no hacen la guerra”, dice Hans Magnus
Enzenberger. “El ser humano es el único primate que se dedica a matar a sus
congéneres en forma sistemática, a gran escala y con entusiasmo”. ¿Por qué
lo hace? Hay motivos históricos que pueden, grosso modo, resumirse en lo
siguiente: por territorios, por el control de lugares estratégicos, también por
ideologías, lucha de clases, creencias religiosas, o atendiendo a sentimientos
de justicia, venganza o revancha.
El diálogo con otros autores sirve para ampliar, justificar, contrastar y dinamizar la
argumentación del texto. En otras palabras, se cita a otros autores para agregar
más información, buscar apoyo para la tesis, rechazar opiniones opuestas y
facilitar el desarrollo de la argumentación. Si nos limitamos a emitir un monólogo
sobre un tema, en el que ponemos de manifiesto solo nuestras opiniones,
ignorando lo que opinan los demás, será más difícil encontrar los argumentos
esenciales sobre el tema en cuestión y convencer al lector. En el fragmento
referido arriba, se ha decidido incluir dos citas de otro autor que después se
aclaran y amplían. Las citas contienen afirmaciones sobre la naturaleza violenta
del ser humano y lo que se agrega después es una especulación sobre los
motivos que puedan explicar dicho fenómeno. Esto es clave para la dinámica de la
argumentación: problematizar lo que dicen otros autores.
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También hay intertextualidad en textos literarios, por supuesto, pero en la mayoría de los casos se distingue por ser
implícita, es decir, el autor de una novela, por ejemplo, no suele establecer un diálogo de forma explícita con otros
autores, incluyendo citas de otras novelas, sino que prefiere dejar “huellas” en su texto cuya naturaleza se puede rastrear e
identificar con otros textos.
Al ver el estado del mundo, hoy, comprendemos que la guerra de Troya no ha
terminado, y que el ánimo pacificador que exalta el poeta Virgilio sigue siendo
necesario, una y otra vez, desde hace más de dos mil años; para aplacar,
como dice él, a los soberbios y a los iracundos.
Aparte de la guerra de Troya, se hace referencia a otras guerras: las que figuran
en las escrituras sagradas de ciertas religiones (el cristianismo, el hinduismo y el
judaísmo) y en las crónicas de conquistas y batallas provenientes de la época
colonial de la América hispana, y que integran argumentos mediante ejemplos con
vistas a exponer una precisión de la tesis:
Lo que plantea Gamboa aquí alude a un dilema filosófico de larga tradición que
contrapone factores biológicos, instintivos y hereditarios a factores sociales,
culturales e históricos para tratar de explicar el comportamiento del ser humano. Y
resulta difícil determinar quién de los dos tiene razón (Gamboa o Rousseau), pues
exigiría llevar a cabo un tipo de experimento en el que insertáramos una persona
en un contexto completamente aislado con el fin de poder separar lo biológico de
lo cultural. El problema es que esto no se puede hacer en la práctica. No obstante,
si se prefiere no ser tan categórico (lo uno o lo otro), la solución es inclinarse más
por un aspecto que por otro, y es probablemente la postura de Gamboa en este
caso. En su argumentación, a lo largo de todo el ensayo, y sobre todo a propósito
de la afirmación de Rousseau, sugiere que sería ingenuo creer que el ser humano
es esencialmente bueno y que lo cierto es que todos tenemos, por lo menos, la
disposición a ser violentos y hacer la guerra. Y para demostrar esto indica una
serie de ejemplos de guerras en la historia del ser humano. Al formar parte de la
vida en sociedad, el ser humano se enfrenta con diferentes contextos y personas
que pueden activar dicha disposición estableciendo así una dialéctica entre lo
biológico y lo cultural. El último párrafo:
Desde un punto de vista epistemológico, tal vez sea incorrecto afirmar que hay
una “cultura de la violencia”. Sin embargo, la guerra sí es un hecho cultural en
el sentido de que propicia un debate, se inserta en el imaginario de una
sociedad y en su memoria y, por lo tanto, cincela las ideas que al final se
transforma en cultura. Por eso la pintura, la música y la literatura están
plagadas de guerras, crímenes, combates y muerte. Tanto el Guernica, de
Picasso, como las tradicionales alfombras afganas, que incorporan en el tejido
imágenes de helicópteros rusos y bombardeos, son prueba de ello.
Lista de control
Al finalizar la lectura de esta unidad, se debe saber:
Sugerencias didácticas
Referencias
Velásquez, R., Pardo, L., Marting, B., Joya, N. (2013). Guía para la elaboración de
trabajos escritos. Bogotá: ICONTEC.