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Ética en la Escritura (Articulo)

INTRODUCCIÓN
Yo creo que todos los cristianos estarán de acuerdo en que la ética está en crisis actualmente,
no sólo en el mundo, entre los no-creyentes, sino también en la iglesia. Los no-creyentes
toman mil direcciones tratando de encontrar la diferencia entre el bien y el mal. Incluso los
cristianos bienintencionados están por todos lados cuando se trata de una vida ética y moral.
Yo me he encontrado con algunos cristianos que parecen tener muy pocas convicciones
morales, y me he encontrado con otros cristianos que parecen tener respuestas simples para
cada pregunta ética. Supongo que conforme pasan los años, estoy cada vez más convencido
de que una de nuestras más grandes necesidades hoy en día, es encontrar una manera de
entender cómo las Escrituras aplican a nuestras vidas, cómo debemos pensar, actuar y sentir;
una manera de tomar decisiones bíblicas. Esta serie sobre "Cómo Tomar Decisiones Bíblicas"
es la primera de nuestro curso sobre la ética cristiana. En esta serie, nos enfocaremos en el
proceso que la Biblia nos enseña a seguir cuando tomamos decisiones sobre toda clase de
cosas en nuestras vidas. Hemos llamado a esta primera lección "Ética en la Escritura."
Presentaremos esta serie, primero estableciendo una definición bíblica de ética cristiana;
después, examinando el criterio tripartito bíblico de las buenas obras, y finalmente sugiriendo
los contornos básicos de un proceso tripartito bíblico, para tomar decisiones éticas.
Comencemos definiendo el concepto de ética cristiana.

DEFINICIÓN
Casi todo el mundo tiene sistemas éticos. Diferentes religiones, culturas, sociedades e
individuos tienen diversas formas de determinar lo que es ético, y a menudo llegan a
conclusiones radicalmente diferentes independientemente de qué conductas e ideas deben
transmitirse y cuáles deben prohibirse. El campo de estudio que investiga estos sistemas
diferentes y sus conclusiones, generalmente se llama "ética." En términos generales, la ética
es "el estudio del bien y el mal moral, el estudio de lo que es bueno y lo que es malo." Esta
definición será suficiente como una orientación básica hacia la ética, pero en estas lecciones
no estamos tan interesados en un estudio profundo de la ética, como lo estamos
particularmente en el punto de vista cristiano o bíblico de la ética. Definiremos la ética cristiana
como:
Teología, viéndola como un medio para determinar qué personas humanas, hechos y
actitudes reciben la bendición de Dios, y cuáles no.
Para entender la importancia de nuestra perspectiva en la ética cristiana, veremos tres
aspectos de esta definición. Primero, notaremos cómo atrae la atención a Dios y sus
bendiciones. Segundo, veremos todo lo que abarca la ética cristiana. Y tercero, tomaremos
nota de cómo la ética cristiana va más allá de los simples hechos. Considere primero cómo
nuestra definición se enfoca en la ética como algo de Dios y Sus bendiciones.

Dios y Bendiciones
A diferencia de muchos otros sistemas éticos, nuestra definición se enfoca en Dios y Su
bendición, en lugar de usar términos como; "el bien y el mal" o "correcto e incorrecto".
Aquellas cosas que reciben la bendición de Dios son buenas y correctas, mientras que
aquellas cosas que no reciben su bendición, son malas y están equivocadas. ¿Pero qué nos
hace enfocarnos en Dios y Su bendición de esta manera? Al enfocarnos en Dios y su
bendición de esta manera, queremos decir dos cosas: primero, la naturaleza de Dios es la
norma de moralidad; y segundo, las acciones de Dios demuestran la norma de moralidad.
Analicemos estas dos ideas por un momento más detalladamente.
Naturaleza Divina
Primero, afirmamos que Dios es la norma definitiva del bien y el mal, de lo correcto e
incorrecto. Al decir esto, negamos que la moralidad definitiva sea una norma fuera de Dios, a
la que incluso Él debiera cumplir si fuera considerado "bueno." Por el contrario, afirmamos que
Dios no se somete a ninguna norma fuera de Él, y que todo lo que está de acuerdo con su
carácter es bueno y correcto, mientras que todo lo demás es malo e incorrecto. Considere
estas ideas a la luz de las enseñanzas de Juan en 1 de Juan capítulo 1 versículos 5 al 7:
Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas
tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y
no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión
unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. (1 Juan 1:5 – 7)
Esta metáfora de que Dios es luz, es principalmente una evaluación moral.
La oscuridad es símbolo de pecado y mentiras, y la luz de la verdad y pureza del pecado. Es
un cuadro de Dios perfectamente libre del pecado en su misma naturaleza. Y es una
descripción del pecado como aquello que está fuera de la naturaleza de Dios.
A la luz de este pasaje y otros como este, estamos obligados a ver la naturaleza de Dios como
la norma y modelo de bondad y rectitud. Y por las mismas razones, estamos obligados a
condenar como pecadoras, malas e incorrectas, aquellas cosas que se oponen a Su
naturaleza.
La segunda cosa que queremos decir al enfocarnos en Dios y Su bendición, es que las
acciones de Dios manifiestan la norma de moralidad.
Acciones Divinas
Una de las principales maneras en que Dios muestra su aprobación por lo que es correcto y
bueno, es dando bendiciones. De la misma manera, Él muestra Su aborrecimiento por lo que
es incorrecto y malo restringiendo las bendiciones y derramando maldiciones. Este principio lo
vemos en acción innumerables veces a lo largo de la Biblia.
Por ejemplo, al explicar las condiciones de su pacto con Israel en Levítico capítulo 26
versículo 3, Dios ofreció derramar enormes bendiciones sobre ellos con la condición de que:
Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra.
(Levítico 26:3)
Pero al principio del versículo 14 del mismo capítulo, los amenazó con terribles maldiciones si
ellos no obedecían su palabra. Escuche la manera en que presentó estas maldiciones en
Levítico capítulo 26 versículo14 al 16:
Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos, y si desdeñareis mis
decretos, y vuestra alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis
mandamientos, e invalidando mi pacto, yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre
vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma.
(Levítico 26:14-16)
Las maldiciones en este capítulo corren a lo largo de muchos, muchos versículos, cada una
más terrible que la anterior. Pero el punto es que Dios amenaza con estas maldiciones a
aquéllos que se niegan a obedecer sus mandamientos y desprecian su relación del pacto. En
ninguna parte de este pasaje Dios proclama que desobedecerlo es perverso, malo o
incorrecto. No obstante, ésta es la única conclusión a la que podemos llegar, basándonos en
su amenaza de los aterradores juicios para aquéllos que se vuelven contra Él.
Conforme analizamos las Escrituras sobre la manera en que Dios ha revelado las normas de
lo que es bueno y malo, encontramos tantas veces que la Biblia advierte lo bueno y lo malo,
mostrando las reacciones de Dios en lugar de etiquetar las cosas explícitamente como buenas
o malas. Cuando ponemos atención en las bendiciones y maldiciones de Dios, encontramos
que el aspecto ético de muchos textos se vuelve más claro.
Además de enfocarnos en Dios y sus bendiciones, nuestra definición de ética cristiana, resalta
la extensión del tema de ética. Cuando usamos el término, "ética" no es sólo una rama de la
teología; es un aspecto esencial de toda la teología y toda la vida cristiana.

Todo lo Que Abraca la Ética Cristiana


En el pasado, la ética se veía como una subdivisión de la teología que trataba con asuntos
morales prácticos. La ética cristiana normalmente se enseñaba como si fuera solo una de
tantas disciplinas teológicas. En este modelo pasado, mucha de la teología podía efectuarse
con poco o nada de interés en la ética. Como resultado, los maestros de ética, normalmente
casi no tocaban aspectos de la teología y la vida.
Por el contrario, nuestra definición enfatiza que la ética cristiana toca cada aspecto de la vida
cristiana. Ética es "la teología vista como un medio para determinar lo que es bueno y malo".
De una u otra manera, cada aspecto y disciplina teológica trata con las bendiciones de Dios
sobre el bien y maldiciones sobre el mal. Cada disciplina de la teología nos obliga a creer
ciertos hechos, hacer ciertas cosas y sentir ciertas emociones. Y debido a que es bueno hacer
y sentir estas cosas, e incorrecto no hacerlo, toda la teología involucra el estudio de lo
correcto y lo incorrecto. Toda la teología involucra la ética.
Ahora, más allá de esto, la ética cristiana toca cada área de la vida. La teología en sí, no se
reduce a una pequeña área de la vida. En el tercer capítulo de mi libro "La Doctrina del
Conocimiento de Dios", defino "la teología" como "la aplicación de la Palabra de Dios a todos
los aspectos de la vida." En otras palabras, la teología no es el reflejo de Dios y su Palabra.
Más bien, es el reflejo que trae consigo su aplicación. Nada está fuera de las normas morales
de Dios.
Considere este punto de vista sobre la ética y la teología a la luz de 2 de Timoteo capítulo 3
versículos 16 y 17.
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para
toda buena obra. (2 Timoteo 3:16-17)
"Enseñar", "redargüir", "corregir" e "instruir" resumen la manera en que aplicamos las
Escrituras a nuestras vidas. Podríamos interpretar este versículo como, "Toda la Escritura es
útil para la teología la cual prepara al hombre de Dios para hacer lo que es moralmente
correcto en cada parte de su vida." En pocas palabras, la ética cristiana toca cada área de la
vida.
Además de enfocarnos en todo lo que abarca el tema de la ética, nuestra definición no sólo se
refiere a la conducta, como es común en muchos sistemas éticos, sino también a las actitudes
y naturaleza de cada individuo. Nuestra definición de la ética cristiana describe cuales son las
acciones y actitudes de los seres humanos que reciben bendiciones de Dios, y cuáles no. Las
normas morales de Dios son las que nos dan responsabilidad en nuestras acciones, en los
pensamientos e inclinaciones de nuestro corazón y en nuestra misma naturaleza.

La Ética Cristiana Va Más Allá de los Hechos


Ahora podemos decir con certeza que la Biblia enfatiza en la buena conducta. Y generalmente
para la mayoría de las personas es obvio que las acciones pueden ser propiamente
consideradas buenas o malas, para no tomar mucho tiempo explicando la razón de incluir la
conducta en esta definición. Pero también debemos recordar que las Escrituras ven las
actitudes como moralmente buenas o malas. Muchos creyentes bien intencionados piensan
que nuestras actitudes y emociones son amorales, esto es que no son ni buenas ni malas.
Pero las Escrituras muestran una y otra vez que nuestros sentimientos pueden declararse
como moralmente buenos o denunciarse como moralmente malos. Puesto que la Biblia
enseña a los cristianos a conformar cada aspecto de sus vidas y de su ser a las normas
morales de Dios, la ética cristiana no sólo debe dirigirse a la conducta, sino también a las
emociones, orientaciones, predilecciones, inclinaciones, preferencias, pensamientos,
imaginaciones, creencias y a nuestra propia naturaleza. Por ejemplo, en Mateo capítulo 5
versículo 22, Jesús enseñó que:
Cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio. (Mateo 5:22)
Y en Mateo capítulo 5 versículo 28 agregó que:
Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. (Mateo
5:28)
En ambos casos, Jesús condenó como pecadoras las emociones y actitudes del corazón,
independientemente de que éstas motivaran a la persona a actuar. De hecho, él enseñó que
estas actitudes violaban los mismos mandamientos que prohíben las acciones pecaminosas.
También considere la manera en la que describe el corazón humano en Marcos capítulo 7
versículos 21 al 23:
Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios,
las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia,
la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen.
(Marcos 7:21-23)
Las actitudes malas no sólo son moralmente incorrectas en sí mismas, también son la raíz de
acciones malas.
Siguiendo las Escrituras, también hablaremos de personas moralmente buenas y malas. Y la
conducta mala fluye de un corazón malo, un corazón malo fluye de una naturaleza mala. Por
esta razón, si debemos agradar a Dios, no es suficiente que nuestras acciones y actitudes
sean moralmente buenas. También debemos ser esencialmente personas buenas; debemos
tener una buena naturaleza.
Las Escrituras se dirigen a este aspecto de nuestro ser en Romanos capítulo 8 versículos 5 al
9 donde Pablo escribió:
Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del
Espíritu, en las cosas del Espíritu…los designios de la carne son enemistad contra Dios;
porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden…Mas vosotros no vivís según la
carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. (Romanos 8:5 –
9)
Abreviando, todos los no-creyentes que "viven según la carne"; tienen una naturaleza mala y
por consiguiente sus acciones y actitudes también son malas. Pablo identificó la naturaleza
caída, como la fuente de una mente que es hostil ante Dios y que no puede ni se somete a la
ley de Dios.
A diferencia de los no-creyentes, los creyentes tenemos la presencia del Espíritu Santo. Y
cuando él escribió de aquéllos que viven de acuerdo con el Espíritu, se refirió a los creyentes
con una naturaleza nueva porque tienen la presencia del Espíritu Santo. Esto significa que los
creyentes tienen un antídoto contra la naturaleza caída, y poseen la habilidad de someterse a
las normas de ética de Dios.
Así que, cuando hablamos de ética cristiana como: "Teología, viéndola como un medio para
determinar qué personas humanas, hechos y actitudes reciben la bendición de Dios, y cuáles
no", queremos decir por lo menos tres cosas. Primero, Dios mismo es la norma de ética.
Solamente Él es la regla por la que el bien y el mal son medidos.
Segundo, toda la teología, incluso toda la vida, tiene dimensiones éticas. Tercero, las normas
morales de Dios nos mantienen en responsabilidad de nuestras acciones, pensamientos e
inclinaciones de nuestro corazón, y en nuestra misma naturaleza.
Ahora que hemos definido lo que queremos decir cuando hablamos de ética cristiana,
debemos volver nuestra atención al criterio tripartito bíblico de lo que es éticamente bueno.

CRITERIO TRIPARTITO
Una manera muy útil de analizar las enseñanzas de la Biblia sobre este tema tan complejo, es
ver la manera en la que "La Confesión de Fe de Westminster" define las buenas obras de los
no-creyentes. Ponga atención al capítulo 16 párrafo 7 donde "La Confesión de Fe de
Westminster" hace algunas distinciones importantes acerca de las buenas obras realizadas
por los no-creyentes.
Las obras hechas por hombres no regenerados…puedan ser cosas que Dios ordena, y de
utilidad tanto para ellos como para otros, sin embargo, porque proceden de un corazón no
purificado por la fe y no son hechas en la manera correcta de acuerdo con la Palabra, ni para
un fin correcto, (la gloria de Dios); por lo tanto son pecaminosas, y no pueden agradar a Dios
ni hacer a un hombre digno de recibir la gracia de parte de Dios.
Desde afuera, vemos aquí que la Confesión de Westminster admite debidamente que hay un
sentido en el que los no-creyentes hacen las cosas que Dios manda. Más aun, reconoce
también que las acciones de los no-creyentes pueden producir resultados buenos y
beneficiosos para ellos y para otros. En otras palabras, en un sentido los no-creyentes pueden
hacer cosas que parecen estar dentro de nuestra definición de una vida ética, acciones como
para traer la bendición de Dios.
En este tema, las Escrituras están de acuerdo. Por ejemplo, en Mateo capítulo 7 versículos 9
al 11, El Señor habló estas palabras:
¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un
pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que
le pidan? (Mateo 7:9-11)
Es muy común para las personas en general hacer algunas cosas que son superficialmente
buenas, como amar y mantener a sus hijos. De hecho, sería muy difícil encontrar a una
persona que nunca haya hecho algo alguna vez que superficialmente se pareciera a las obras
que Dios aprueba, o a quién nunca una vez mantuvo una actitud semejante a aquéllas que
inspiran las bendiciones de Dios. Así que, hay un sentido superficial en que incluso los no-
creyentes pueden hacer cosas que Dios ordena y beneficiarse de ellas.
No obstante, la Confesión de Fe de Westminster acertadamente no permite que este tema
permanezca en este punto. Por el contrario, señala que las acciones aparentemente virtuosas
que los no creyentes realizan no son lo que parecen ser. Note lo que la confesión dice: estas
acciones son "pecado"; ellas "no pueden agradar Dios" o hacer a alguien digno de "la gracia
de Dios."
Aunque podemos aplaudir a los no-creyentes cuando ellos atienden superficialmente a los
mandamientos de Dios, debemos recordar que no son verdaderamente honestos. Ellos no son
lo suficientemente buenos para agradar a Dios, o para ganar la bendición de la salvación.
¿Pero, por qué es esto? ¿Cómo pueden ser pecaminosas las acciones que superficialmente
se ajustan a los mandamientos de Dios?
Como veremos, la obediencia a los mandamientos de Dios debe de ser con el propósito
correcto. En segundo lugar, debe ser conforme a la norma correcta, conforme a la manera
prescrita en las Escrituras. Y en tercer lugar, debe ser con la meta correcta en mente, que es
glorificar a Dios. En pocas palabras, a menos que una obra sea hecha con el propósito
correcto, en conformidad con la norma correcta y para una meta correcta, esta no es una obra
que Dios recompensará con bendiciones. En primer lugar, echemos un vistazo más de cerca
al propósito correcto.

Propósito Correcto
A menos que una obra se haga con el propósito correcto, no es una obra que Dios
recompensará con bendiciones. Primero, debe proceder de un corazón que ha sido purificado
a través de la fe. Segundo, las acciones deben fluir del amor cristiano.
Fe
En las palabras de la Confesión de Fe de Westminster, las obras que "proceden de un
corazón no purificado por la fe…[son] pecado, y no pueden agradar a Dios". Este criterio del
propósito correcto está estrechamente asociado con la forma en que nuestra definición de
ética cristiana se enfoca en "personas" buenas con naturalezas buenas. Como ya hemos
dicho, sólo los creyentes que han sido llenos del Espíritu Santo pueden hacer obras que Dios
recompensa con bendiciones. Una razón para esto es que sólo los creyentes tienen
corazones que han sido "purificados por la fe". Aquí la Confesión está hablando de Dios-
dador, de fe salvadora que permanece y crece dentro de los creyentes. Es el medio de
purificación a través del cual los creyentes reciben nuevas y buenas naturalezas. Y motiva a
los creyentes propiamente para hacer buenas obras.
Como Santiago escribió en el capítulo 2 versículos 14 al 20:
¿De qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?…la
fe, si no tiene obras, es muerta…¿Mas quieres saber…que la fe sin obras es muerta?
(Santiago 2:14-20)
Él tipo de fe que purifica el corazón, "el tipo de fe que salva", es el tipo de fe que motiva las
buenas obras. Ésta es la fe que pertenece a los creyentes, y sólo a los creyentes.
Escuche la manera en que el autor de Hebreos marca este punto en Hebreos capítulo 11
versículo 6:
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea
que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. (Hebreos 11:6)
A menos que nuestros esfuerzos por buscar las bendiciones de Dios estén basados en la fe,
no podemos agradar a Dios, y por consiguiente no pueden ser recompensados por Él. En
otras palabras, sin la fe como uno de nuestros propósitos, nosotros no podemos hacer buenas
obras.
La afirmación de Pablo de esta doctrina es quizás la más clara y más precisa en todas las
Escrituras. En Romanos capítulo 14 versículo 23, él escribió:
Todo lo que no proviene de fe, es pecado. (Romanos 14:23)
Las acciones deben fluir de la fe salvadora si se quiere agradar a Dios con ellas como buenas
obras.
Además de la necesidad de la fe salvadora, las Escrituras enfatizan también el tema del
propósito apropiado al enfocarse tanto en el amor Cristiano.
Amor
Considere que en 1 de Corintios, capítulo 13, Pablo enseñó que nuestras obras son inútiles si
estas no son motivadas por el amor. En los versículos 1 al 3 él escribió:
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que
resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda
ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor,
nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi
cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. (1 Corintios 13:1-3)
Las obras, e incluso los dones espirituales que producen resultados benéficos, no merecen
ninguna recompensa si estos no son motivados por el amor. Y como ya hemos visto, las cosas
que no merecen ninguna recompensa no son "buenas" a los ojos de Dios.
También vemos esta preocupación en la manera en que Jesús resumió la revelación de Dios
en las Escrituras en Mateo capítulo 22 versículos 37 al 40:
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es
el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. (Mateo 22:37 – 40)
Rechazar la ley de Dios es rechazarlo a Él, que se ofrece a nosotros en una relación de pacto.
Y desobedecer su ley es pecar. Aquí Jesús nos enseña que la propia Ley, y el resto del
Antiguo Testamento también requieren, sobre todas las cosas, que amemos al Señor y a
nuestro prójimo.
El amor es un aspecto que encontramos en cada ley que Dios nos manda obedecer, así que
si no actuamos con amor, ninguna obra que hagamos puede estar dentro de su norma. Y lo
que hace aún más difícil de cumplir la norma de Dios es que nuestro amor debe ser para Dios
y nuestro prójimo. Los no-creyentes no aman a Dios. Ellos se oponen a Él. Y como resultado,
nunca pueden ser motivados por el amor de Dios. En otras palabras, ellos nunca pueden tener
el propósito correcto. Y debido a esto, nunca pueden hacer algo que Dios considere, en un
último sentido, ser bueno.
Además de señalar que las buenas obras deben fluir de los propósitos correctos, la Confesión
de Fe de Westminster también establece que las buenas obras deben satisfacer a la norma
correcta.

Norma Correcta
Escuche de nuevo las palabras del capítulo 16 párrafo 7:
Las obras hechas por hombres no regenerados…puedan ser cosas que Dios ordena, y de
utilidad tanto para ellos como para otros, sin embargo, porque…no son hechas en la manera
correcta de acuerdo con la Palabra…por lo tanto son pecaminosas.
Aquí la Confesión pone énfasis en que, para que las obras sean buenas, deben hacerse
según la norma de la Palabra de Dios, es decir, la revelación de Dios.
Para presentar nuestro análisis de la norma correcta, mencionaremos tres temas: primero, los
mandamientos de las Escrituras, segundo, todas las Escrituras, y tercero, revelación general,
la creación en sí. En primer lugar todos los mandamientos de las Escrituras están diseñados
para guiarnos.
Mandamientos
Escuche cómo Juan resumió esta idea en 1 de Juan capítulo 3 versículo 4:
Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.
(1 Juan 3:4)
Note lo que Juan no dijo: él no enseñó simplemente que todos los que cometemos
desobediencia cometemos pecado, como si la desobediencia fuera solamente uno de muchos
tipos de pecado.
En cambio él dijo que todos los que pecan son culpables de desobediencia, manifestando que
todo pecado trae consigo desobediencia. Todo pecado viola la Ley de Dios.
Aquí las palabras de Juan son categóricas y consignan la importancia de la norma apropiada
en los términos más fuertes posibles. Pero hoy debemos aceptar que incluso muchos
cristianos piensan que es posible que algunas violaciones de la ley de Dios no son pecado.
Ciertos mandamientos de Dios pueden ser ignorados. Bien, Santiago se enfocó en este tema
en el capítulo 2 versículos 9 y 10 de su carta.
Pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como
transgresores. Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se
hace culpable de todos. (Santiago 2:1-10)
Claramente algunas violaciones de la ley son pecado, como mostrar favoritismo, tal como
Santiago lo mencionó. Pero Santiago entonces siguió diciendo que violar cualquier mandato
de la Ley significaba violar todos los mandatos de la ley. Porque la ley es un todo unificado
que refleja el carácter de Dios y su naturaleza, transgredir cualquier parte de ella es, en
algunos sentidos, transgredir toda la ley, y es pecar contra Dios mismo. Por consiguiente, si
cualquier violación de la ley es pecado, todas las violaciones de la ley son pecado.
Ahora, nosotros analizaremos más profundamente este tema en lecciones futuras, pero en
principio debemos hacer aquí una firme distinción entre la ley de Dios y su aplicación. Desde
una perspectiva bíblica, cada ley está enlazada firmemente en los seguidores de Cristo. Pero
el proceso de aplicación es complejo – tan complejo que la obediencia en una situación puede
parecer muy diferente de la obediencia en otra situación.
Ahora, nosotros debemos hacer énfasis en que no estamos defendiendo el relativismo. No es
verdad que la Biblia significa cosas diferentes para diferentes personas, y que todos estos
significados son igualmente válidos. Al contrario, la Biblia significa lo que Dios dice que
significa, lo que sus autores originales quisieron que significara. La palabra de Dios es nuestra
norma obligatoria y no podemos alejarnos de ella. Por consiguiente, tenemos argumentos
para decir que todas las buenas obras deben concordar con la norma de ley bíblica.
En segundo lugar, la norma apropiada requiere sumisión a la Biblia entera. La Confesión de
Fe de Westminster no dice solamente que la ley de Dios es un criterio de todas las buenas
obras, si no que la Palabra de Dios es en su totalidad es un criterio de buenas obras.
Todas las Escrituras
Es decir, las buenas obras deben hacerse conforme a la enseñanza de toda la revelación,
sobre todo las Escrituras, incluso de acuerdo a esos segmentos que no son formalmente parte
de la Ley. Por ejemplo, considere que incluso la propia Ley recurre a otras porciones de las
Escrituras como base para sus mandamientos.
Por ejemplo, en los Diez Mandamientos, el mandamiento Sabático apela a la creación como la
base de su autoridad. En Éxodo capítulo 20 versículos 9 al 11 leemos:
Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu
Dios…Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en
ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
(Éxodo 20:9 – 11)
En este punto, los mismos Diez Mandamientos establecen su autoridad moral en las
implicaciones morales de la creación.
Jesús hizo algo similar cuando defendió la tan-llamada ruptura del Sabbat por los discípulos,
basándose en la conducta de David. Escuche la forma en la que respondió a los Fariseos en
Mateo capítulo 12 versículos 3 al 4:
¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo
entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a
él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? (Mateo 12:3 – 4)
Jesús aprobó las acciones de David y extrajo una aplicación moral de ellas. Incluso hizo esto
a pesar de que este hecho no era parte del código legal. Así que vemos que en la Biblia, no
sólo es la ley tratada como la norma para las buenas obras, también están las otras porciones.
Pero esto no debe parecernos extraño.
Después de todo, anteriormente en esta lección, leímos en 2 de Timoteo capítulo 3 versículos
16 y 17:
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para
toda buena obra. (2 Timoteo 3:16 y 17)
Pablo no limitó los aspectos morales de las Escrituras a las partes que contienen
mandamientos y códigos legales. Más bien, insistió en que todas las Escrituras eran útiles
para la instrucción ética, que todas las Escrituras ponen demandas morales en nosotros. Por
consiguiente, si nuestras acciones han de ser moralmente buenas, deben de satisfacer las
normas de todas las Escrituras.
Pero también hemos dicho que la Palabra de Dios es aun más amplia que las Escrituras. En
un sentido muy importante, la revelación de Dios en la propia creación es parte de su Palabra,
así que la revelación de Dios dada a través de la creación, que es normalmente llamada
revelación general, también es parte de la norma para las buenas obras.
Revelación General
Uno de los lugares más claros en el que nosotros encontramos esta idea en las Escrituras, es
en Romanos capítulo 1 versículo 20. Allí Pablo escribió:
Porque las cosas invisibles de él [Dios], su eterno poder y deidad, se hacen claramente
visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de
modo que no tienen excusa. (Romanos 1:20)
Pablo va entonces más allá para sostener que, a pesar de lo que los hombres sepan sobre las
normas morales de Dios por medio de la revelación general, ellos prefieren pecar.
Pero el punto es este: Las acciones de los hombres están condenadas porque violan las
normas reveladas por la revelación general de Dios. O para explicarlo en los términos que
hemos estado usando, la revelación general es parte de la Palabra de Dios, y parte del criterio
al que las buenas obras deben ajustarse. Así que, para recapitular lo que hemos dicho, las
Escrituras enseñan que las buenas obras deben ajustarse a la Palabra de Dios como se
revela en la ley, a lo largo de las Escrituras, y en la creación.
Además de necesitar la motivación correcta y ajustarse a la norma de la Palabra de Dios,
todas las buenas obras deben tener el fin o meta correctos.

Meta Correcta
Ahora, las buenas obras pueden tener un sinnúmero de metas inmediatas. Por ejemplo,
cuando los padres ganan el dinero para pagar por la comida, casa y vestido, su meta
inmediata es apoyar a ellos y sus familias. Ésta es una meta buena y admirable. Pero en
nuestro estudio de ética, estamos más interesados en la meta final de las obras que las
personas hacen.
Si nuestras obras son para agradar a Dios, las metas inmediatas, como cuidar a nuestras
familias, obedecer a nuestros padres, guardar el Sabbat y cosas así, deben de ser parte de un
cuadro más grande. Debemos hacer estas cosas porque, en esencia, nosotros queremos
glorificar a Dios viviendo en el modo en el que le agrada.
Las Escrituras nos enseñan en muy diferentes formas que la gloria de Dios es una meta
central, fundamental en nuestras vidas. Esto es, con ejemplos específicos y en principios
generales.
Uno de esos ejemplos aparece en las instrucciones de Pablo sobre comer carne vendida en el
mercado. Pablo dijo que comer y abstenerse podrían ser ambas cosas buenas, siempre y
cuando la gloria de Dios fuera respetada.
Él escribió estas palabras en 1 de Corintios capítulo 10 versículo 31:
Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. (1 Corintios
10:31)
Pablo entendió que algunas metas inmediatas podrían hacer que fuera bueno comer, mientras
que otras metas inmediatas podrían hacer que abstenerse de comer fuera bueno. Su punto
era que debe de haber otro principio que anule estas metas inmediatas, esto es: preocuparse
por la gloria de Dios, y que, a menos que esta última meta esté a la vista, ni comer ni
abstenerse podrían ser considerados buenos.
Pedro dijo algo similar cuando instruyó a sus lectores acerca del uso de dones espirituales.
Escuche sus palabras en 1 de Pedro capítulo 4 versículo 11:
Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme
al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado. (1 Pedro 4:11)
El punto inmediato de Pedro era que deben hacerse todos los dones y ministerios en la iglesia
para la meta final de la gloria de Dios. Pero el principio que Pedro estaba aplicando era que
todo en la vida cristiana debe hacerse de tal manera que honre a Dios y le dé gloria.
Otras declaraciones en las Escrituras hacen este principio general más explícito. Un lugar en
el que vemos esto bastante claro es en Romanos capítulo 11 versículo 36, donde Pablo
escribió estas palabras sobre Dios:
Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos.
(Romanos 11:36)
Aquí Pablo expresó gran alegría al hecho de que todo es "por Él y para Él", esto quiere decir,
entre otras cosas, que todo debe ser hecho para la obra de Dios y se tendrá Su gloria y honra
como meta final. Así que Pablo dio énfasis a este punto exclamando, "A él sea la gloria por los
siglos".
De hecho, este versículo sugiere que se glorifique a Dios finalmente en todo lo que existe, ya
sea creándolo, sosteniéndolo, obedeciéndolo, autorizándolo, o recibiéndolo como servicio en
su honor. No es extraño entonces, que Él apruebe las obras en las que se piensa en darle la
gloria, y condena las obras que desatienden o se oponen a Su gloria. Dios premia y aprueba
sólo esas obras que tienen Su gloria como su meta final.
Ahora que hemos establecido una definición bíblica de ética cristiana y hemos examinado el
criterio tripartito escrito para las buenas obras, debemos aplicar estas ideas poniendo el
proceso triple por el cual los cristianos deben tomar decisiones éticas.
A lo largo de estas lecciones examinaremos los pasos prácticos que debemos de seguir al
tomar decisiones éticas constantemente.
A estas alturas, sin embargo, podemos trazar los contornos básicos del análisis que
explicaremos con mayor profundidad en lecciones más adelante.

PROCESO TRIPARTITO
Para presentar nuestro análisis mencionaremos tres temas: primero, tres tendencias de
grupos cristianos diferentes, segundo, tres perspectivas para tomar decisiones éticas; y
tercero, la interdependencia de estas perspectivas. Considere primero las tendencias que los
diferentes grupos cristianos tienen cuando toman decisiones éticas.

Tendencias
Hay muchas maneras diferentes en que los creyentes intentan tomar decisiones éticas en la
vida, pero tienden a caer en tres categorías principales. Algunos dan énfasis a nuestra
conciencia cristiana y la guía del Espíritu Santo, insistiendo que las acciones son buenas si
estas están de acuerdo con sus indicadores interiores. Otros dan énfasis a las Escrituras,
insistiendo que las acciones son buenas si obedecen los decretos de las Escrituras, pero son
malas si no lo hacen. Aun otros dan énfasis al resultado de las acciones e insisten en que las
acciones son buenas si producen consecuencias buenas, pero son malas si producen
consecuencias malas.
Como hemos visto, la Biblia define las buenas obras como aquéllas que se hacen con el
propósito correcto, por la norma correcta y para la meta correcta. Y de hecho, estos tres
criterios para las buenas obras corresponden a los énfasis que nosotros acabamos de
mencionar.
Aquéllos que dan énfasis a la conciencia y a la guía del Espíritu Santo están principalmente
interesados en el propósito correcto. Podríamos decir que ellos consideran primero el hecho
de que las buenas obras sólo pueden ser hechas por personas buenas. Al tomar juicios éticos,
tienden a hacer preguntas como: ¿Cuál es mi actitud? ¿Tengo yo la madurez para tomar la
decisión correcta? ¿Tengo yo la capacidad espiritual de aplicar la Palabra de Dios a la
situación?
Después están aquéllos que toman decisiones éticas enfocando la norma correcta. Estas
personas dan énfasis a los decretos de las Escrituras. Cuando se enfrentan con un problema
ético, su primera pregunta tiende a ser: ¿Qué dice la Palabra de Dios?
Finalmente, aquéllos que piensan principalmente en las consecuencias de sus acciones, están
primordialmente interesados en la meta correcta. Ellos se enfocan en la propia situación y
hacen preguntas como: ¿Cuál es el problema? ¿Qué problemas están envueltos? ¿Cuáles
serán los resultados de las posibles soluciones a este problema?
Estas tres direcciones generales que adoptan los cristianos al tomar sus decisiones ayudarán
a comprender que estas direcciones realmente representan tres perspectivas esenciales para
toda toma de decisiones éticas.

Perspectivas
A lo largo de estas lecciones hablaremos de juicios éticos o decisiones de esta manera:
El juicio ético involucra la aplicación de la Palabra de Dios a una situación por una persona.
Esta definición entrelaza muchas cosas que ya hemos dicho. Mencionamos "la Palabra de
Dios" porque la revelación divina es la norma por la que nosotros debemos medir todos los
juicios. El término "situación" nos recuerda el problema, la meta y las consecuencias de las
soluciones que debemos considerar. Y mencionamos a una "persona" para enfatizar la
importancia de la naturaleza de una persona, propósito y conciencia al determinar cursos
correctos de acción. Así que, en efecto, nosotros estamos sugiriendo que sólo pueden
tomarse decisiones morales cuando las tres direcciones conjuntas se toman adecuadamente
en cualquier problema dado.
A menudo les parece ilógico a muchos creyentes que pongamos relativamente igual énfasis
en estos tres factores. Después de todo, en la mayoría de los círculos conservadores de
cristianos, consideramos las Escrituras como nuestra única regla infalible de fe y práctica. En
este sentido, nosotros valoramos la enseñanza de las Escrituras sobre cualquier otra
consideración que pudiéramos hacer. Es más, ayuda a ver que si somos bíblicos en nuestro
acercamiento a la ética y si seguimos las Escrituras como nuestra única regla infalible,
entonces veremos que la misma Biblia nos enseña, no sólo a considerar la Palabra de Dios, si
no también la situación y a la persona cuando vemos todo el proceso del análisis de ética.
La ética debe de analizarse por lo menos de tres maneras distintas o desde tres diferentes
perspectivas. La ética debe de analizarse desde la perspectiva de la Palabra de Dios, desde la
perspectiva de la situación y desde la perspectiva de la persona. Y bíblicamente, las visiones
de todas estas perspectivas son valiosas. Por consiguiente el mejor acercamiento es hacer
ética desde las tres perspectivas y permitir que las características de cada perspectiva
informen e influyan en las características de las otras.
Hablaremos de tres perspectivas o acercamientos hacia cada juicio ético: la perspectiva
situacional, también es llamada en esta serie de lecciones la perspectiva circunstancial, la
perspectiva normativa y la perspectiva existencial. Volveremos a estas perspectivas muchas
veces en estas lecciones, pero a estas alturas debemos mirar la idea básica de cada
perspectiva. Cuando nuestras preguntas éticas se enfocan en los problemas mismos, en las
consecuencias de las acciones o en las metas, nosotros estamos haciendo ética desde la
perspectiva circunstancial.
Circunstancial
Este acercamiento puede llamarse "teleológico" porque se enfoca en el fin o el resultado de
las acciones. Acercarse a la ética desde la perspectiva circunstancial involucra notar las
relaciones de medios afines en la economía de Dios, haciéndose preguntas como: ¿Cuáles
son los mejores métodos para lograr los propósitos de Dios? También incluye apelaciones a
una conducta moral basada en el ejemplo anterior de Dios, Jesús y otros personajes
moralmente buenos en las Escrituras.
Las Escrituras mismas frecuentemente adoptan esta perspectiva y nos animan a que
hagamos lo mismo cuando nos instruyen en temas éticos apelando a la soberanía de Dios,
mando providencial de Su creación. Esto es particularmente evidente cuando se refiriere a los
eventos de redención o al tomar a Dios, Jesús y otros, como modelos para nuestra conducta.
Por ejemplo, en Romanos capítulo 6 versículos 2 al 4, Pablo defendió que nuestra muerte al
pecado y nuestro morir con Cristo tuvo lugar para que un fin específico pudiera lograrse, a
saber, que pudiéramos vivir moralmente apartados del pecado:
Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que…
hemos sido bautizados en su muerte [de Cristo]?…a fin de que como Cristo resucitó de los
muertos…así también nosotros andemos en vida nueva. (Romanos 6:2 – 4)
Al hacer esto, él no se enfocó en los mandamientos de Dios o en la influencia del Espíritu
Santo en nuestras vidas y consciencias, sino en los hechos de la situación, incluyendo los
eventos de redención y los fines para los cuales fuimos salvados. Pablo también cerró el
capítulo 6 de Romanos con una perspectiva circunstancial en ética.
Él escribió estas palabras en Romanos capítulo 6 versículos 20 al 22:
Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. ¿Pero qué fruto
teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es
muerte. Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por
vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. (Romanos 6:20 – 22)
Pablo animó a sus lectores a que vivieran vidas santas, morales, y abstenerse de los pecados
que ellos cometieron una vez. Pablo sostuvo que viviendo vidas santas, ellos obtendrían vida
eterna. Aquí, él también argumentó en base a las consecuencias, pero esta vez, se enfocó en
el premio que se daría en respuesta a una vida santa.
Pedro también presentó argumentos circunstanciales para la conducta moral. Escuche la
manera en que razonó en 1 de Pedro capítulo 2 versículo 21:
Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas. (1 Pedro 2:21)
Aquí Pedro animó a los creyentes a que estuvieran dispuestos a sufrir por causa de la rectitud,
y no lo hizo citando las Escrituras o hablando de la guía interior del Espíritu Santo, sino
apelando a los hechos de la historia de la redención, y específicamente al ejemplo del
sufrimiento de Jesús en la cruz.
Normativa
Quizás la perspectiva más intuitiva para los cristianos es lo que llamamos la perspectiva
"normativa". "Normativa" se refiere al hecho de que la Palabra de Dios es la "norma" o
"estándar" para la ética. Estamos haciendo ética desde la perspectiva normativa cuando
consultamos la Biblia para que nos diga qué hacer.
Por ejemplo, al restaurar la adoración correcta a Israel, el Rey Josías instruyó a su pueblo
para que guardaran la Pascua. En 2 de Reyes capítulo 23 versículo 21, él les ordenó:
Haced la pascua a Jehová vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en el libro de este
pacto. (2 Reyes 23:21)
Su explicación no fue la historia de la redención, o el hecho de que su situación los limitara a
esta obligación, o que Dios interiormente los orientara a guardar la Pascua, sino que las
Escrituras mismas los dirigieron a celebrar este recordatorio. Él se basó en las palabras de la
ley que Dios había entregado a su pueblo por medio de Moisés.
El Apóstol Juan también adoptó la perspectiva normativa cuando apeló al mandamiento de
Dios como la base para la creencia y la conducta en 1de Juan capítulo 3 versículo 23:
Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos
unos a otros. (1 Juan 3:23)
De nuevo, la Palabra de Dios era la base para la conducta. Dios ordenó que las personas se
comporten y crean de cierta manera, y solo con Su autoridad mandó a todas las personas a
cumplir esta norma moral.
Después de ver las perspectivas circunstancial y normativa, ahora echemos un vistazo a la
ética desde la perspectiva de la persona, lo que llamaremos la perspectiva "existencial".
Existencial
Cuando nos acercamos a la ética haciendo preguntas que son específicas a las personas
involucradas, estamos haciendo ética desde una perspectiva existencial. Al decir "existencial",
no pretendemos asociar esta perspectiva con la filosofía particular de los "existencialistas".
Más bien, queremos decir que esta perspectiva ve la ética a través de la lente de la
experiencia de la persona individual. La perspectiva existencial se enfoca en la confrontación
e interacción de uno mismo con Dios. Cuando nos acercamos a la ética desde esta
perspectiva, no degradamos la autoridad de Dios o exaltamos nuestras propias sensibilidades
como nuestra norma final de lo que es correcto e incorrecto. Más bien, hacemos preguntas
como: ¿Cómo debo cambiar yo, si debo ser santo? Y prestamos atención a influencias como
la guía interior del Espíritu Santo y la conciencia santificada personal.
Así que vemos entonces, que las Escrituras dictan a nuestras conciencias y la guía del
Espíritu Santo como un medio válido para determinar lo que es correcto y lo que es malo.
Junto con las perspectivas circunstancial y normativa, la perspectiva existencial es una
herramienta necesaria para cuando buscamos hacer juicios éticos.
Las Escrituras contienen muchos ejemplos de este análisis de la ética, como en 1 de Juan
capítulo 3 versículo 21, en donde el apóstol escribió:
Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios. (1 Juan 3:21)
Su punto era que como personas redimidas, nuestros corazones están conectados con el
carácter de Dios, y si el amor de Dios mora dentro de nosotros, podemos intuir lo que es
correcto y lo que está equivocado. Dios se mueve dentro de Su pueblo para darles la
convicción interior de lo correcto y lo incorrecto. Y cuando reconocemos este aspecto al
aplicar la ética, estamos usando la perspectiva existencial. Encontramos el mismo tipo de
pensamiento en los escritos de Pablo. Por ejemplo, en Gálatas, capítulo 5, Pablo asoció la
"carne" con nuestra naturaleza pecaminosa, y listó muchos hechos inmorales que la carne nos
motiva a cometer. Él también explicó que el Espíritu Santo trabaja en nosotros para producir
cosas moralmente buenas, como amor, alegría y paz. En este contexto, explicó que los
creyentes pueden realizar acciones buenas obedeciendo la guía interior del Espíritu Santo.
Escuche su enseñanza en Gálatas capítulo 5 versículo 16 de acuerdo al a Nueva Versión
Internacional :
Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa. (Gálatas 5:16
[NVI])
Una manera legítima para los creyentes de hacer juicios éticos es considerar el llamado
interior del Espíritu. Y cuando hacemos esto, estamos viendo lo correcto e incorrecto desde la
perspectiva existencial.
En Romanos capítulo 14 versículos 5, 14 y 23, Pablo puso tanto énfasis en la perspectiva
existencial que insistió en que violar nuestras conciencias era pecado, aun cuando nuestras
conciencias no son perfectas.
Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente…Yo sé, y confío en el Señor
Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para
él lo es…Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe.
(Romanos 14:5, 14 y 23)
Pablo estaba hablando sobre comida sacrificada a los ídolos, y explicando que era bueno para
los cristianos comer esta comida, siempre y cuando en sus mentes ellos no pensaran en ello
como un acto de culto pagano. Pero si sus conciencias no les permitían comer de esta
manera, sería pecado para ellos comer esta comida.
Es interesante que en el contexto de este capítulo, Pablo defendió que si el tema se viera
simplemente desde las perspectivas normativa y circunstancial, la mayoría de los creyentes se
inclinarían por comer esta comida. Pero él insistió en que los creyentes también deben
considerar el punto de vista de la perspectiva existencial, y que no debieran comer a menos
de que ellos pudieran sacar las mismas conclusiones de las tres perspectivas.
Ahora que hemos presentado las perspectivas circunstancial, normativa y existencial en la
ética, debemos invertir algún tiempo para ver la manera en que estas tres perspectivas actúan
recíprocamente y dependen entre sí.

Interdependencia
Las tres perspectivas diferentes desde las que podemos analizar a la ética, no son partes
separadas. Más bien, cada perspectiva es el todo de la ética, vista de un ángulo u otro.
Debo admitir que al principio esto puede ser un poco confuso. Después de todo, parecería que
algunos de los ejemplos que ya hemos dado en esta lección sólo emplean una perspectiva en
cierto momento. Pero en realidad, todos nuestros ejemplos involucran las tres perspectivas.
Nosotros simplemente hemos escogido ejemplos donde se despliega una perspectiva en la
forma más prominente para resaltar las diferencias entre las tres. La verdad del tema es que
ninguna perspectiva debe funcionar en la vida aislada de las otras.
En primer lugar, considere lo que está implicado en la perspectiva circunstancial. La situación
trae consigo todos los hechos pertinentes de las preguntas éticas que estamos considerando,
incluso las personas involucradas en el tema y en la Palabra de Dios, que es la norma por la
que el tema deberá ser evaluado. Si no fuera por las personas, no habría nadie para hacer
preguntas éticas, y si no fuera por la revelación de Dios, nada se sabría sobre los hechos en
primer lugar. En otras palabras, incluso cuando evaluamos preguntas éticas desde la
perspectiva circunstancial, nuestras investigaciones siempre deben incluir consideraciones
personales y normativas. Es seguro decir que a menos que nosotros veamos la situación a la
luz de la Palabra de Dios, y a menos que reconozcamos cómo la situación nos afecta como
personas, no hemos entendido la situación debidamente.
Esto es cierto también cuando hablamos de la perspectiva normativa. Si no podemos aplicar
las palabras de las Escrituras a nuestras situaciones y a nosotros mismos, realmente no
hemos entendido las Escrituras. Considere al hombre que dice, "yo sé que quiere decir 'no
robarás'. Pero no sé cómo aplicarlo a mí o a los fondos que desfalqué de mi patrón". Esta
persona ciertamente no tiene un concepto adecuado de las palabras 'no robaras'. Él dice
entender los requisitos normativos, pero su fracaso para ser capaz de comprender un contexto
circunstancial al que éstos aplican, demuestra que en realidad, él apenas tiene una pequeña
idea de lo que la Biblia nos pide.
Y por supuesto, lo mismo puede decirse sobre la perspectiva existencial. No podemos
entender debidamente al ser en sí, a menos que lo veamos en el contexto de su situación y lo
interpretemos debidamente por la Palabra de Dios. Nuestras conciencias deben estar guiadas
por las Escrituras si queremos intuir correctamente. Y también debemos saber los hechos de
una situación antes de que nuestra conciencia pueda señalar nuestras responsabilidades
debidamente.
Así entonces, cada perspectiva necesita considerar a las otras. Si nosotros aplicamos
cualquier perspectiva perfectamente, nos mostrará todas las mismas características internas
que podemos obtener de las otras dos. El problema es que no somos seres humanos
perfectos, con visión perfecta de las características interiores. Por esta razón, normalmente no
vemos muy claramente problemas existenciales y circunstanciales cuando nos acercamos a
temas desde un punto de vista exclusivamente normativo. Y normalmente, no entendemos
bien problemas normativos y existenciales si sólo adoptamos la perspectiva circunstancial. Y
por supuesto, también es cierto que si sólo miramos aspectos existenciales de preguntas
éticas, raramente llegaremos a conclusiones correctas con relación a problemas normativos y
circunstanciales.
Si pudiéramos pensar correctamente sobre la ética, las tres perspectivas siempre darían
exactamente las mismas conclusiones y visiones. Pero ya que no somos perfectos, debemos
aprovecharnos de las tres perspectivas para tener toda la información posible sobre los
asuntos éticos. Usando las tres perspectivas, podemos proporcionarnos los controles y
equilibrios para las características de cualquiera de las perspectivas.

CONCLUSIÓN
En esta lección hemos presentado el tema de la ética cristiana definiéndola como el todo de la
teología, visto desde sus aspectos éticos. También hemos explicado el criterio tripartito de la
Biblia para las buenas obras. Finalmente, hemos sugerido un modelo bíblico para tomar
decisiones éticas que tomen en cuenta los beneficios de dar énfasis y equilibrar las
perspectivas normativa, circunstancial y existencial.
Tomar decisiones bíblicas en el mundo moderno es sumamente desafiante. Constantemente
nos sentimos arrastrados por una variedad de influencias, muchas de las cuales no reconocen
la autoridad de Dios y no quieren Su bondad. Pero como cristianos debemos afirmar la
bondad de Dios y debemos seguirlo en nuestras decisiones éticas. Y una manera muy útil de
hacer esto es el uso de las perspectivas normativa, circunstancial y existencial en la ética.
Cuando incorporamos estas perspectivas en nuestro pensamiento, nos preparamos para
evaluar situaciones éticas complejas y tomar sabias, decisiones bíblicas.
Caminando con Dios (Dr. Ed Roels)
Caminando con Dios 
Por Edwin D. Roels
¿Quieres vivir una vida que sea agradable a Dios? ¡Puedes! Aunque el poder del mal es muy
fuerte y personalmente puedes sentirte muy débil, la Biblia nos enseña que Dios nos dará por
gracia todo lo que necesitamos para poder vivir una vida que le agrade y le honre (2 Pedro
1:3-4).
Esto no significa, por supuesto, que nunca pecaremos ni haremos nada malo. Pero sí significa
que Dios realmente nos ayudará a vivir una vida que lo honre, lo glorifique y lo complazca, si
deseamos vivir esa vida de manera genuina y sincera, y si buscamos en oración caminar con
Él en cada momento de cada día.
Sin embargo, muchos Cristianos continúan enfatizando sus debilidades y fallas y el poder del
mal en el mundo. Lo que dicen puede ser cierto, pero al enfatizar lo negativo, a menudo
descuidan o minimizan los muchos pasajes de la Biblia que nos hablan de la gracia de Dios,
del poder de Dios y de la victoria que promete dar a aquellos que humildemente buscan
servirle y honrarle.
Si continuamos enfatizando lo negativo, probablemente no oremos con la confianza de que
Dios realmente nos ayudará a vivir una vida que le agrade. De hecho, ¡es posible que
lleguemos al punto en el que realmente esperamos fallar! Y, después de un tiempo, puede
que ni siquiera nos preocupemos más por nuestros fracasos ya que simplemente nos
resignamos a la idea de que "de todos modos, nadie puede agradar a Dios".
Por lo tanto, comencemos con un énfasis en las enseñanzas positivas de la Biblia con
respecto a la santidad y a la obediencia. Aunque solo Jesús cumplió perfectamente y siempre
la voluntad de su Padre celestial, encontraremos que hay muchas otras personas en la Biblia
que son elogiadas por sus vidas de confianza y obediencia. Y, además, descubriremos que la
Biblia nos brinda muchas promesas y un estímulo maravilloso mientras buscamos ¡Caminar
con Dios! con humildad y sinceridad.

DIOS NOS LLAMA A UNA VIDA DE SANTIDAD Y DE OBEDIENCIA


La Biblia nos llama repetidamente a vivir de la manera que Dios quiere que vivamos. Algunas
veces enfatiza cuáles serán los resultados si elegimos no confiar en Él ni obedecerlo. Pero
una y otra vez somos llamados a ser santos y obedientes porque Dios es santo y debemos ser
como él. . . o porque somos sus representantes en un mundo caído y pecaminoso y debemos
glorificarlo. . . o porque el mundo incrédulo debe entender claramente la diferencia entre vivir
en la oscuridad y vivir en la luz. . . o simplemente porque el camino de la obediencia es el
camino de bendición y de alegría. Dios no nos da leyes y mandamientos para hacer nuestras
vidas más pesadas o difíciles, sino porque Él quiere lo mejor para nosotros. Y no puede haber
placer o deleite duradero cuando elegimos caminar en nuestro propio camino en lugar de
seguir su camino. Y no puede haber mayor alegría que cuando, por gracia y por elección,
caminamos con Él en cada momento de nuestras vidas.
Referencias Bíblicas
"Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra
manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo." 1 Pedro 1:15-16
"¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" 1 Corintios
3:16.
"Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación
de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios". 2 Corintios 7:1
"Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de
luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es
agradable al Señor." Efesios 5:8-10
"Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando
bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de
cuál sea la voluntad del Señor. . . . Cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo."
Efesios 5:15-17, 19-20.
"Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo
conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el
día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y
alabanza de Dios." Filipenses 1:9-11
"Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,
enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este
siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la
manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" Tito 2:11-13
"Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser
hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz." 2 Pedro 3:14.
"Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro"
1 Juan 3:3

UN HOMBRE QUE CAMINÓ CON DIOS POR TRESCIENTOS AÑOS


Al principio del libro de Génesis (Génesis 5: 21-24) leemos sobre un hombre llamado Enoc. En
muchos sentidos, Enoc parecía haber sido un hombre "normal" que vivía como todos los
demás. Se casó, tuvo hijos y nietos, y se ocupó de sus asuntos ordinarios día tras
día. Pero también había algo muy especial acerca de él. De acuerdo con los versículos 22 y
24, Enoc "caminó con Dios". Este caminar fue tan especial que Enoc fue llevado directamente
al cielo sin tener que morir.
No sabemos exactamente lo que quiere decir la Biblia cuando dice que "Enoc caminó con
Dios", pero es obvio que estaba viviendo de tal manera que Dios estaba muy contento con él.
Hebreos 11:5 nos dice que antes de Enoc fuera llevado al cielo, "tuvo testimonio de haber
agradado a Dios". Y esto no era algo que sucedía solo de vez en cuando. Génesis 5:22 dice
que "caminó Enoc con Dios. . . trescientos años." Por lo menos, es obvio que Enoc vivió día
tras día y año tras año en una comunión estrecha y amorosa con su Dios. Él fue un ejemplo
maravilloso de alguien que no solo conocía la voluntad de Dios, sino que también hizo lo que
Dios quería que hiciera de manera fiel y consistente. Debería ser muy alentador para nosotros
saber que había alguien que diariamente vivía una vida que agradaba a Dios cuando la
mayoría de las personas a su alrededor no amaban ni servían para nada a Dios.
OTROS QUE CAMINARON CON DIOS
Si Enoc fuera la única persona en la Biblia que fue elogiada como alguien que complacía a
Dios, podríamos sentir que realmente no podríamos aprender nada de él. Pero él no es el
único. Él puede ser el más excepcional ya que nunca leemos nada negativo acerca de él, pero
ciertamente no es la única persona que agradó a Dios en su vida. Por ejemplo, considera lo
siguiente.
"Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé." Génesis 6:9
"Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante
de mí en esta generación." Génesis 7:1 
"Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de
Dios y apartado del mal." Job 1:1 Véase también Job 1:8.
Dios dice acerca de David, "He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón,
quien hará todo lo que yo quiero." Hechos 13:22 Véase también 1 Samuel 13:14 y 1 Reyes
3:6.
David escribió, "Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; me has puesto a
prueba, y nada inicuo hallaste; he resuelto que mi boca no haga transgresión. . . . Sustenta
mis pasos en tus caminos, Para que mis pies no resbalen." Salmos 17:3, 5 
"Entenderé el camino de la perfección Cuando vengas a mí. En la integridad de mi corazón
andaré en medio de mi casa. No pondré delante de mis ojos cosa injusta." Palabras de David
en Salmos 101:2, 3.
"José su marido [de María], como era justo . . . ." Mateo 1:19. 
"Herodes temía a Juan [el Bautista], sabiendo que era varón justo y santo, y le guardaba a
salvo." Marcos 6:20 
"Ambos [Zacarías e Isabel, los padres de Juan el Bautista] eran justos delante de Dios, y
andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor". Lucas 1:6
"Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso."
Lucas 2:25.
"Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios." Hechos 10:22. Véase también Hechos
10:2.
"Por la fe Abel . . . alcanzó testimonio de que era justo." Hebreos 11:4
Estos pasajes no enseñan que las personas mencionadas aquí vivieron sin pecado o sin falta.
Sólo Jesús no conoció pecado (2 Corintios 5:21; Hebreos 4:15, 7:26;1 Pedro 2:22; 1 Juan
3:5).
Sin embargo, los pasajes sí enseñan que estas personas buscaron sinceramente observar las
leyes de Dios, obedecerlo, confiar en Él, y caminar en Sus caminos. Aunque no fueron
perfectos en sus motivos y algunas veces cayeron en pecados graves (considera, por
ejemplo, los fracasos significativos de Noé y de David), y aunque no amaban a Dios con todo
su corazón, alma, mente y fuerza, buscaron complacerlo y disfrutaron de la comunión con Él
mientras caminaban con Él en sus vidas diarias.
Todas estas personas fueron conocidas por su integridad y su compromiso con el Señor. 
Buscaron honrar conscientemente a Dios y obedecerlo, haciendo coincidir sus acciones con
sus palabras. Sus vidas estaban llenas de deseos positivos y de intenciones sinceras mientras
seriamente buscaban hacer la voluntad de Dios. Y Dios los aprobó y los bendijo.
Tales personas son un gran estímulo para nosotros. Enoc y Noé y Job, así como otros,
amaron y sirvieron a Dios incluso cuando la mayoría de los demás no lo hicieron. Sus vidas
muestran claramente que es posible caminar con Dios incluso cuando otros no lo hacen. Ellos
nos ayudan a ver y a creer que Dios realmente bendice a quienes lo aman genuinamente y
confían en él. Por lo tanto, nunca deberíamos desesperarnos cuando la mayoría de las
personas que nos rodean parecen vivir sin ningún deseo de confiar u obedecer al Señor. Y
nunca debemos concluir que la santidad y la obediencia son absolutamente imposibles para
nosotros en un ambiente de incredulidad y desobediencia. Por siempre Dios es fiel a sus
promesas. Él nunca les fallará a aquellos que lo aman y lo obedecen.
ALGUNAS PROMESAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO SOBRE LA BENDICIÓN DE LOS
JUSTOS
"Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de
pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su
delicia, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de
aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará. . . .
Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá." Salmos
1:1-3, 6
Salmos 5:12 "Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; como con un escudo lo rodearás de
tu favor".
Salmos 112:1, 4: "Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se
deleita en gran manera. . . . Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos; es clemente,
misericordioso y justo".
Salmos 119:1-3 "Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová.
Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan; pues no
hacen iniquidad los que andan en sus caminos".
Salmos 128:1 "Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos".
Proverbios 11:20 "A Jehová . . . los perfectos de camino le son agradables".
Proverbios 20:7 "Camina en su integridad el justo; sus hijos son dichosos después de él".
Ezequiel 18:5, 9 ": "Y el hombre que fuere justo, e hiciere según el derecho y la justicia. . . . en
mis ordenanzas caminare, y guardare mis decretos para hacer rectamente, éste es justo; éste
vivirá, dice Jehová el Señor."

LAS ENSEÑANZAS DEL NUEVO TESTAMENTO SOBRE CAMINAR CON DIOS


Todos sabemos que la tentación es muy real y que el diablo es muy fuerte (1 Pedro
5:8). También sabemos que incluso algunos de los creyentes más fuertes a veces caen en
pecado. Sin embargo, es importante que no nos centremos principalmente en aquellos
pasajes que describen la fortaleza de nuestro enemigo o los fracasos del pueblo de Dios. Más
bien, si realmente buscamos caminar con Dios, debemos enfocarnos principalmente en
quienes somos "en Cristo".
Cuando nos enfocamos en nosotros mismos, es fácil sentirnos abrumados por una sensación
de debilidad y darnos cuenta de que somos completamente incapaces de vencer o resistir a
los poderes del mal con nuestras propias fuerzas. Sin embargo, cuando nos enfocamos en
quiénes somos en Cristo, nos damos cuenta de que tenemos mucho más poder que aquellos
que desean destruirnos o alejarnos del Salvador que amamos. Como el Apóstol Juan nos
recuerda, aunque nuestro enemigo es muy fuerte, "mayor es el que está en vosotros, que el
que está en el mundo" (1 Juan 4:4).
Debemos recordar que Cristo no solo nos salvó cuando creímos en Él por primera vez, sino
que también continúa ayudándonos a vencer el pecado y al diablo a través del Espíritu Santo
que vive en nosotros. Así como fuimos salvos mediante la fe en Cristo, debemos vivir nuestras
vidas diarias mediante la fe en Él y con fe en sus promesas para ayudarnos en nuestros
tiempos de necesidad. Y si a veces fracasamos en vivir como Dios quiere que lo hagamos,
nunca debemos desesperarnos o rendirnos, sino confesar inmediatamente nuestro pecado
ante Dios, confiar en Él para recibir perdón, y luego volver a estar en consonancia con nuestro
Señor.
Si no creyéramos verdaderamente que Dios quiere que vivamos una vida que le agrade y que
nos permite hacerlo, continuamente nos sentiríamos frustrados y desanimados cada vez que
estudiamos la Biblia. Cuanto más aprendiéramos acerca de la voluntad de Dios para nuestras
vidas, menos alegría tendríamos y mayor sería nuestro sentido de desesperanza y
desesperación. Pero cuando nos enfocamos en las promesas de Dios más que en nuestras
debilidades, podemos comenzar a vivir una vida de confianza y obediencia que nos lleve a
una mayor humildad, acción de gracias, compañerismo y alegría.
Y cuando lo hagamos vivo, agradeceremos reconocer que todo lo que logremos y cada
victoria que disfrutemos son posibles solo por su misericordia y su gracia. Y, como resultado,
toda la gloria y la alabanza serán dadas a Él y no a nosotros mismos.

Referencias Bíblicas
Jesús dijo, "Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y
yo en vosotros. . . . el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque
separados de mí nada podéis hacer" Juan 15:3-5
"Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él [Cristo], para que
el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha
muerto, ha sido justificado del pecado." Romanos 6:6-7.
"Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios
mora en vosotros" Romanos 8:9
"Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne." Gálatas 5:16.
"Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad."
Filipenses 2:13
"Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por
el Espíritu, andemos también por el Espíritu." Gálatas 5:24-25
Después de presentar una larga lista del tipo de personas que no entrarán en el Reino de Dios
debido a sus costumbres pecaminosas, Pablo escribió, "Y esto erais algunos; mas ya habéis
sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor
Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios" 1 Corintios 6:11
"Jesucristo . . . se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar
para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras." Tito 2:14
"Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos
de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y
aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador,
y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos
hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el
Espíritu Santo . . . para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas
cosas son buenas y útiles a los hombres." Tito 3:3-8
"Resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros."
Santiago 4:7b-8  
"Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su
divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por
medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas
llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay
en el mundo a causa de la concupiscencia". 2 Pedro 1:3-4
"Todo aquel que permanece en él, no peca. . . . Todo aquel que es nacido de Dios, no practica
el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido
de Dios." 1 Juan 3:6, 9
"El Dios de paz . . . os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo
él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los
siglos de los siglos. Amén." Hebreos 13:20-21
"Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su
gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio
y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén." Judas 24-25

UN RECORDATORIO IMPORTANTE
Aunque nos estamos enfocando principalmente en nuestro Caminar con Dios, es muy
importante recordar que no hay manera de que podamos ganar o merecer la salvación por
nuestra santidad u obediencia. No somos salvos de la pena y del poder del pecado por
nuestros propios méritos, sino solo a través de la misericordia y de la gracia de Dios. Nadie
está sin pecado, y nadie puede siquiera comenzar a salvarse del justo juicio de Dios. Cada
persona que viene al mundo nace bajo la maldición del pecado (Efesios 2:3) y cada persona
por naturaleza es objeto de la ira de Dios y está sujeta a la pena de la muerte eterna (Juan
3:36). La justicia eterna y perfecta solo puede ser nuestra por medio de la fe en Jesucristo,
quien misericordiosamente tomó nuestro pecado sobre sí mismo, cuya justicia perfecta nos es
imputada (Romanos 3:23-26; Romanos 5:1-2; 1 Corintios 1:30-31; 2 Corintios 5:21).
Sin embargo, cuando Cristo nos salva, no solo elimina la pena del pecado, sino que también
nos da la capacidad de luchar contra el poder del pecado y vencerlo (1 Corintios 10:13). Como
dice un viejo himno Cristiano, a través de Cristo tenemos una "doble cura". Él nos salva de la
ira y también nos hace puros.
El enfoque de este estudio no radica en acercarse a Dios para obtener salvación, sino más
bien en caminar con Dios en obediencia y gratitud después de que hayamos sido salvos. Si
aún no has dado el primer paso de confiar en Cristo para salvación, ¡entonces te será
totalmente imposible caminar con Dios! Pero si eres un verdadero creyente y deseas
sinceramente vivir para Dios en tu vida diaria, puedes esperar con confianza que Dios te
permita caminar con Él en obediencia y alegría.

PASAJES DE LA BIBLIA QUE PONEN DE RELIEVE EL PECADO Y EL FRACASO


HUMANO
Hasta este punto, hemos enfatizado la importancia y la posibilidad de caminar con Dios en
esta vida. Hemos visto que hubo varias personas en la Biblia que fueron descritas como
"justas" o "irreprensibles" o "rectas" ante el Señor. Ellos deseaban caminar con Dios
sinceramente y vivir una vida que le agradara. Estas personas no estaban completamente
libres del fracaso y del pecado, pero buscaban complacer al Señor, guardar Sus leyes, confiar
en Él y obedecerlo. Y si, a veces, caían en pecado, se arrepentían sinceramente de esos
pecados y buscaban caminar nuevamente en consonancia con el Señor.
Sin embargo, algunos pasajes de la Biblia parecen enseñar que para nosotros es imposible
caminar fiel y consistentemente con Dios en esta vida, pasajes como el Salmo 53:3; Isaías
64:6; Romanos 3:10; Romanos 7:15 y 1 Pedro 5:8. Muchas personas creen que estos otros
textos enseñan que no es posible para nosotros vivir una vida que agrade a Dios. Dado que a
menudo se hace referencia a estos otros textos cuando se habla de la vida Cristiana, los
analizaremos detenidamente antes de continuar estudiando otras enseñanzas sobre cómo
quiere Dios que vivamos. Si creemos sinceramente que para nosotros es imposible vivir
nuestras vidas de una manera que sean agradables a Dios, entonces tendría poco valor
estudiar más a fondo lo que la Biblia enseña acerca de caminar con Dios. De hecho, cuanto
más estudiáramos, ¡más desanimados y frustrados nos sentiríamos! Por lo tanto, trataremos
de entender algunos de los llamados textos "negativos" para ver lo que realmente nos
enseñan.
Texto Número Uno: Salmos 53:3.
"No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno".
Este pasaje también es citado en el Salmo 14:1 y en el Nuevo Testamento en Romanos 3:12.
Además, Romanos 3:10 dice, "No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien
busque a Dios." Y Eclesiastés 7:20 enseña que "Ciertamente no hay hombre justo en la tierra,
que haga el bien y nunca peque".
Hay varias cosas que deben tenerse en cuenta en relación con estos pasajes.
(1) Es cierto que toda persona en la tierra es pecaminosa y está inclinada a pecar por
naturaleza (Efesios 2:1-3). Eso es lo que significa la doctrina del "pecado original". Esta
verdad también se afirma en Romanos 3:23 donde leemos, "Todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios". Verdaderamente, no hay nadie que nazca sin una naturaleza
pecaminosa y nadie que viva sin pecado. Debemos reconocerlo con honestidad y
humildad. También debemos reconocer que la única manera de que caminemos con Dios y
vivamos una vida que le complazca es antes que nada recibir una nueva vida por el Espíritu
Santo. Recibir esta nueva vida se conoce como "nacer de nuevo" o "regeneración".
(2) David es mencionado como el autor de este salmo. Aunque David ciertamente estaba lejos
de estar libre de pecado en su vida, en sus otros escritos escribió claramente acerca de su
ferviente deseo de servir y agradar al Señor. Por ejemplo, en el Salmo 101:2-3 escribió que
deseaba entender el "camino de la perfección" y andar en medio de su casa "en la integridad
de. . .[su] corazón ". David no vivió sin pecado, pero vivió de tal manera que Dios lo consideró
como un hombre "conforme al corazón de Dios". Por lo tanto, ¡Es obvio que David no quiso
decir en el Salmo 53:3 que nunca nadie hace algo que complazca a Dios!
(3) Si se entiende que el Salmo 53:3 y los pasajes paralelos se refieren a cada persona sobre
la faz de la tierra, entonces significaría que realmente nada cambia en la vida de una persona
cuando nace de nuevo. Entonces no habría una diferencia significativa entre las vidas de
aquellos de quienes se dice que son "justos" o "irreprensibles" ante el Señor y de aquellos que
son descritos como impíos, pecaminosos y malvados. Y si esto fuera cierto, significaría que la
poderosa obra de Dios en la vida de un creyente (referida en pasajes tales como Filipenses
2:13, Colosenses 1:29 y Efesios 1:19-20) realmente no logra nada en cuanto concierne a la
vida Cristiana. Y esto obviamente no es verdad. Por lo tanto, el Salmo 53:3, no puede
significar que nadie en ninguna parte haga algo que se considere "bueno" y "correcto" ante el
Señor.
(4) Por lo tanto, la pregunta debe ser planteada, en cuanto a si el Salmo 53:3 describe la vida
de cada persona en la tierra, ya sea que esa persona haya nacido de nuevo o aún sea
incrédula. La respuesta obvia es que este texto no se refiere a las vidas de los creyentes que
han nacido de nuevo por el Espíritu Santo. La razón básica para esta conclusión es que hay
tantos pasajes en la Biblia que se refieren a las "buenas obras" de las personas que conocen,
confían y obedecen al Señor. Estas "buenas obras" nunca son descritas en la Biblia como
obras "pecaminosas" u " obras malas " u "obras contaminadas", sino siempre referidas como
"buenas". Vea pasajes tales como Efesios 2:10, Colosenses 1:10; 2 Tesalonicenses 2:17; 1
Timoteo 2:10; 1 Timoteo 5:10, 25; Tito 3:1, 8, 14 y muchos otros. Aunque las buenas obras de
los creyentes pueden no ser perfectas en todos los sentidos, ciertamente son muy diferentes a
las obras de los incrédulos. Y Dios mismo se refiere a ellas en las Escrituras como obras
"buenas".
Texto Número Dos: Isaías 64:6.
"Todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia".
(1) Muchas de las observaciones hechas anteriormente en relación con el Salmo 53:3 también
serían relevantes aquí. Cualquiera que no haya nacido de nuevo no puede vivir una vida que
sea agradable a Dios. Incluso los mejores esfuerzos humanos no serán aceptables para
Dios. Estos esfuerzos no están motivados por el verdadero amor a Dios, no han sido hechos
para la gloria de Dios, y no proceden de un corazón verdaderamente puro o nacido de nuevo.
(2) Sin embargo, después de que una persona nace de nuevo y recibe una vida nueva a
través del Espíritu Santo, esta persona comienza a vivir una vida que agrada a Dios. Una de
las confesiones de fe protestantes más antiguas lo dice de esta manera: Pregunta: "¿Qué es
la vuelta a la vida del nuevo yo?" Respuesta: "Es un gozo sincero en Dios por medio de Cristo
y un placer por hacer todo tipo de bien tal como Dios quiere que lo hagamos" (Catecismo de
Heidelberg, Día del Señor 33).
(3) Aunque el Salmo 53:3 e Isaías 64:6 tienen algunas cosas en común, también hay una
diferencia significativa entre los dos pasajes. El Salmo 53 comienza con una referencia al
necio que dice en su corazón que no hay Dios. En Isaías 64:6 escuchamos el clamor de las
personas que creen en Dios e incluso saben lo que Él pide de ellos. Sin embargo,
aparentemente habían sustituido la observancia externa de las leyes de Dios por una
obediencia verdadera y sincera. Estaban haciendo algunas de las cosas que Dios les había
ordenado que hicieran, pero sus motivos eran impuros y sus corazones no habían sido
cambiados. Eran como las personas descritas en Isaías 1:10-17 e Isaías 29:13 acerca de
quienes Dios dijo: "Este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero
su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres
que les ha sido enseñado". Por lo tanto, Isaías 64:6, se refiere a las personas que pueden
estar haciendo algunas cosas "correctas" pero las están haciendo por las razones
"incorrectas" y de la manera incorrecta.
(4) Las personas descritas en Isaías 64:6 definitivamente no estaban bien con Dios, y lo
sabían (véanse los versículos 5 y 7.) Las personas descritas en el versículo 6 claramente son
distintas a las personas a las que se refiere el versículo 5 quienes salieron "al encuentro del
que con alegría hacía justicia" Por lo tanto, aquí hay un contraste significativo entre aquellos
que viven para Dios y hacen su voluntad y los que no. El versículo 5 indica que es posible
hacer lo correcto y agradable ante Dios y que había personas que lo hacían.
(5) Por lo tanto, Isaías 64:6 no debe entenderse como una descripción de personas que
realmente están sirviendo al Señor con humildad y gratitud, y que están haciendo las obras
que Dios preparó para ellos (Efesios 2:10). No hay pasajes en ninguna parte del Nuevo
Testamento que nos permitan llamar a las obras preparadas por Dios, que honran a Cristo y
que son guiadas por el Espíritu, como si fueran trapos de inmundicia a Su vista. Llamarlas así
no solo es desalentador para las personas que lo hacen, sino que también deshonra al Señor
quien las hace posibles.
Texto Número Tres: Romanos 7:15
"Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso
hago".
Este pasaje es un tanto desconcertante por varias razones. Los comentaristas a menudo han
estado en desacuerdo sobre si este pasaje describe a Pablo antes o después de su
conversión. 
(1) Si Pablo se refiere aquí a su vida antes de su conversión, entonces estaría describiendo
cómo era la vida para él cuando aún vivía como un fariseo orgulloso y farisaico. Quería servir
a Dios, pero simplemente no tenía el poder espiritual para obedecerlo con motivos puros y con
un corazón limpio.
Cuando era más joven, Pablo tuvo mucho cuidado de obedecer la ley externamente. Nunca
violó ninguna de las leyes de Dios consciente o intencionalmente en lo que respecta a la
obediencia externa. En ese sentido, se consideraba "irreprensible" (Filipenses 3:4-6). Tenía
una "justicia" propia y sentía que estaba haciendo lo que la ley le exigía. En esa etapa de su
vida, él no sabía nada de la justicia perfecta que podría ser suya a través de la fe en Jesús.
Si Pablo de hecho está describiendo su "vida anterior" en Romanos 7:14-15, entonces se
refiere a la victoria espiritual que obtuvo sobre su antigua forma de vida a través de su fe en
Jesús (Romanos 7:25-26). Él continúa describiendo la maravillosa libertad del peso de la ley
que experimentó a través de la obra del Espíritu Santo en su vida (Véase Romanos 8:2-4).
(2) Si Pablo aquí (Romanos 7:14-15) está describiendo su vida después de su conversión,
entonces reconoce que todavía luchaba en contra del poder del pecado en su vida, incluso
después de convertirse en creyente. La santidad y la obediencia no eran "automáticas" para
él. La nueva vida del Espíritu Santo en su corazón tenía que lidiar con el continuo poder de su
antigua naturaleza de pecado. Y esta lucha continuó incluso después de su conversión.
Muchos creyentes que luchan con el poder del pecado y la tentación en sus vidas están
agradecidos de saber que Pablo también compartió algunas de las mismas luchas que ellos
tienen. A pesar de que desean genuina y ansiosamente agradar al Señor en sus vidas,
reconocen, a su pesar, que a veces no hacen lo que Dios quiere que hagan.
(3) Pablo también nos recuerda aquí cuán absolutamente imposible es para nosotros vivir una
vida que agrade a Dios si dependemos de nuestro propio poder y buenas intenciones. Como
escribió en Romanos 7:18 y 20, "sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien... Y si
hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí". Al escribir de esta
manera, Pablo no está poniendo excusas por cualquier cosa que pueda hacer mal. Más bien,
simplemente está reconociendo que el poder del pecado dentro de él continúa siendo muy
fuerte, incluso después de haberse convertido en creyente e incluso después de haber sido
lleno del Espíritu Santo. 
(4) Sin embargo, al mismo tiempo, él indica que es posible ganar una victoria sobre el pecado
en su vida a través del poder del Espíritu Santo que vive dentro de él. Y es esta VICTORIA la
que quiere enfatizar aquí y no el poder del pecado o la fuerza de su naturaleza humana
pecaminosa. Aunque el poder del pecado puede ser muy fuerte, el poder del Espíritu Santo es
mucho mayor. (Vea los pasajes ya mencionados en Romanos 7:25 y Romanos 8).
(5) Hay varias razones por las que podemos afirmar todo esto con confianza. En casi
cualquier otro pasaje en el que Pablo se refiere a la vida Cristiana y a la importancia de vivir
una vida Cristiana, él escribe con valentía y confianza. Incluso insta a sus lectores a imitarlo y
a seguir su ejemplo. Si él hubiera creído que no estaba viviendo una vida agradable al Señor,
él definitivamente no hubiera vuelto a instar a otros a seguir su ejemplo. Consideremos, por
ejemplo, los siguientes pasajes.
(a) "No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados.
Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo
Jesús yo os engendré por medio del evangelio. Por tanto, os ruego que me imitéis. . . .
Timoteo, que es mi hijo, . . . os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en
todas partes y en todas las iglesias" 1 Corintios 4:14-17.
(b) "Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y
sinceridad de Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos
conducido en el mundo, y mucho más con vosotros." 2 Corintios 1:12
(c) "Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos
comportamos con vosotros los creyentes" 1 Tesalonicenses 2:10
(d) "Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia . . . ." 2
Timoteo 1:3
(e) "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo." 1 Corintios 11:1.
Texto Número Cuatro: 1 Pedro 5:8
"Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar".
Muchos creyentes reconocen el poder de Satanás en el mundo y sienten que no pueden
competir en absoluto con su astucia, con su poder o con su persistencia. Si Satanás fue lo
suficientemente inteligente y lo suficientemente fuerte como para lograr que Adán y Eva sin
pecado lo escucharan (Génesis 3:1-7), ¿cómo podemos esperar ser capaces de
resistirle? Satanás también fue capaz de causar que Pedro desafiara a Jesús justo después
de que había hecho una confesión rotunda de fe en Él (Mateo 16:21-23). Más tarde, Satanás
logró que Pedro negara que conocía a Jesús, incluso en el mismo momento en que todos los
demás también lo estaban abandonando (Lucas 22:31, 54-62). Satanás también fue capaz de
conseguir que Judas, uno de los discípulos escogidos de Jesús, entregara a Jesús de una
manera que condujo a su muerte (Lucas 22:3). Y en la iglesia primitiva Satanás tentó a
Ananías y a Safira para mentirle públicamente al Espíritu Santo, trayendo vergüenza y
deshonra a los primeros creyentes (Hechos 5:3-11). 
Ya en el Antiguo Testamento Satanás también fue activo para tentar, atraer, y llevar a algunos
de los creyentes más fuertes a la falsedad, al pecado y la vergüenza (Véanse, por ejemplo, los
fracasos de David en 2 Samuel 11:1-27 y 2 Samuel 24:1-17 y los de Salomón en 1 Reyes
11:1-13.) Y cuando un mensajero angélico fue enviado por Dios ante Daniel, uno de los
ángeles caídos de Satanás fue capaz de retrasar a este mensajero por un total de 21 días
(Daniel 10:12-13).
Puesto que Satanás es tan fuerte y a menudo nosotros somos tan débiles, puede parecer que
Satanás es capaz de evitar que caminemos con el Señor o que vivamos una vida que le
agrade. Y lo que es peor, podemos sentir que no hay nada que podamos hacer al
respecto. ¡Pero esto no es absolutamente cierto!
Es cierto, por supuesto, que Satanás nos puede tentar a desobedecer o a desconfiar de
Dios. Y también es cierto que él y sus colegas demonios van a tratar de hacer que pequemos
y caigamos. Pero definitivamente no puede hacer que desobedezcamos a Dios o que vivimos
en contra de su voluntad.
Considera cuidadosamente los siguientes pasajes.
"No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os
dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la
tentación la salida, para que podáis soportar." 1 Corintios 10:13
"Todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios. . . . Hijitos,
vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el
que está en el mundo" 1 Juan 4:3-4
"Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de
toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. . . .
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo
acabado todo, estar firmes. . . . Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar
todos los dardos de fuego del maligno. . . . orando en todo tiempo con toda oración y súplica
en el Espíritu." Efesios 6:10-18
"Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su
divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por
medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas
llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay
en el mundo a causa de la concupiscencia". 2 Pedro 1:3-4
"Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios
permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios." 1 Juan 3:9
"Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue
engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca." 1 Juan 5:18
Estos pasajes no enseñan que los creyentes nunca caerán en pecado, más bien enseñan
claramente que la victoria sobre el pecado y sobre Satanás siempre es posible si
sinceramente y humildemente buscamos el poder del Señor para resistir la tentación y si
deseamos sinceramente hacer su voluntad. A satanás le gustaría hacernos creer lo contrario.
Él estaría contento si pudiera llevarnos a creer que es imposible resistirlo u obtener una
victoria sobre la tentación. Sin embargo, Dios nos ha dado razones abundantes para creer que
la victoria es posible. Y también ha prometido que caminar con Él y vivir para Él siempre nos
traerá más alegría y bendición de lo que jamás podría ofrecer cualquier pecado.
Algunas personas también pueden referirse a otros pasajes de la Biblia que en un primer
momento pueden parecer enseñar que nunca podremos resultar victoriosos sobre el pecado y
sobre el mal. Sin embargo, todos esos pasajes deben interpretarse y entenderse a la luz de
los muchos pasajes positivos que nos aseguran que Dios quiere que caminemos con Él y que
nos permite hacerlo.

APRENDIENDO LO QUE DIOS DICE QUE HAGAMOS O NO HAGAMOS


Dios, en su misericordia y gracia, nos permite vivir nuestra vida en comunión con él. Cuanto
más confiemos en él y le obedezcamos, más nos deleitaremos en conocer y en hacer su
voluntad. Él nos ayuda a caminar en la luz y a mantenernos alejados de la oscuridad. Él nos
da un corazón agradecido de manera que queramos agradar a Dios en todo lo que
hagamos. Él también nos hace capaces de amar a los demás y de servirlos en su nombre.
Sin embargo, a medida que caminamos con Dios en ocasiones habrá cosas con las que
tendremos que luchar y habrá muchas tentaciones que tendremos que superar. Incluso puede
haber momentos en los que tendremos que luchar para ser todo lo que queremos ser o todo lo
que Dios quiere que seamos. Hacer lo que es bueno y correcto no es automático--y no
siempre es fácil. Sin embargo, aunque Satanás es fuerte y las tentaciones son muchas, el que
está en nosotros es mayor que el que está en el mundo. Al ponernos toda la armadura de
Dios (Efesios 6), Dios nos permite ganar una victoria tras otra.
Para ayudarnos a caminar con el Señor con fidelidad y alegría, Dios nos ha dado muchas
advertencias en la Biblia, nos enseña a ser siempre atentos y prudentes, teniendo cuidado de
no alejarnos de él y cuidando no desagradarle o deshonrarlo. En artículos futuros, vamos a
examinar cuidadosamente algunas de esas advertencias y prohibiciones.
Sin embargo, antes de pasar a las cosas que debemos evitar, vamos a centrarnos primero en
algunas de las cosas que Dios quiere que hagamos. 
Al concentrarnos en las cosas que debemos hacer, seremos fortalecidos y alentados a
mantenernos alejados de las cosas que no debemos hacer. A través de perseguir
sinceramente lo que le agrada al Señor, tendremos menos tiempo, menos energía y menos
deseos de perseguir las cosas que no le agradan. Por supuesto, lo contrario también es
cierto. Si invertimos mucho tiempo y energía buscando las cosas que no le agradan a Dios,
tendremos menos tiempo, deseos o energía para llevar a cabo las cosas que le agradan.

El MAYOR Y EL PRIMER MANDAMIENTO


Cuando a Jesús se le preguntó cuál era el mandamiento más importante de todos, Él
respondió: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente. Este es el primero y grande mandamiento" (Mateo 22:37-38).  
Aquellos que verdaderamente aman a Dios como Él lo ordenó podrán disfrutar de un caminar
fructífero, significativo y alegre con el Señor. Aquellos que no aman a Dios de esta manera
pronto se alejarán de él y participarán en todo tipo de cosas que rompen su comunión con él.
Incluso si se alejan de algunas cosas específicas que claramente le desagradan (como mentir,
robar, matar, el adulterio), seguirán sin disfrutar de un caminar fructífero y alegre con Dios si
no lo ponen continuamente como primer lugar en sus vidas y si realmente no lo aman con
todo su corazón, su alma y su mente. 
En el Sermón del Monte, Jesús enfatizó la dicha y la importancia de poner a Dios en primer
lugar en nuestras vidas cuando dijo: "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia,
y todas estas cosas os serán añadidas." Mateo 6:33. No importa lo que podamos decidir hacer
o lo que decidamos no hacer, si no ponemos a Dios en primer lugar en nuestras vidas y no
buscamos honrarlo y agradarlo en todo lo que hacemos, nuestra vida nunca será todo lo que
podría ser o debería ser.
Jesús también enseñó que cuando vivimos una vida de santidad y de buenas obras, no sólo
agradamos a Dios directamente, sino también hacemos que otros también lo alaben. Él dijo:
"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y
glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5:16.
Y en el Antiguo Testamento, leemos acerca del gozo y el placer que los creyentes fieles le
llevan al Dios Todopoderoso cuando le aman, le sirven y le obedecen. El profeta Sofonías
escribió: "Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría,
callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos." (Sofonías 3:17)
Varios años después de que Jesús regresó con su Padre celestial, el apóstol Pablo les
escribió a los creyentes Cristianos de la ciudad de Corinto. La mayoría de los Cristianos de
Corinto habían salido de un fondo bastante pagano y pecador y, a menudo encontraban
dificultades para vivir la vida santa y de obediencia que Dios pide. Cuando Pablo les escribió,
les recordó la importancia de buscar siempre vivir para el Señor--sin importar lo que
estuvieran haciendo. Él escribió, "Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo
para la gloria de Dios.” 1 Corintios 10:31.
Más tarde, Pablo escribió a la iglesia en Colosas, "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de
hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de
él.” (Colosenses 3:17). Si deseamos caminar con el Señor sinceramente, no hay
absolutamente ningún lugar y ningún momento en el que simplemente podamos olvidarnos de
Dios y seguir nuestros propios caminos--anteponiendo nuestros deseos personales antes de
nuestro amor por Dios.
Si no elegimos deliberadamente mantener a Dios en primer lugar en nuestras vidas, será muy
difícil mantenernos en sintonía con él. Y si estamos fuera de sintonía con Dios, vamos a
perder la alegría y la bendición que podríamos tener personalmente y también vamos a
renunciar a la bendición que podríamos ser para los demás. Nada es más importante en
nuestro caminar con Dios que hacer un esfuerzo diligente y fiel por agradarlo y honrarlo en
todo lo que hacemos, decimos o pensamos (Véase 2 Pedro 1:5-11).

EL SEGUNDO GRAN MANDAMIENTO


Jesús ha unificado íntimamente nuestro amor hacia Dios con el amor que debemos tener para
los demás. Después de referirse al primer y más grande mandamiento, Él dijo: "Y el segundo
es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende
toda la ley y los profetas" Mateo 22:39-40
Cuando Jesús dijo que debíamos amar a los demás, él no se refirió a nuestros sentimientos o
emociones en relación a otras personas, sino más bien a nuestra actitud hacia ellos o a
nuestra voluntad con respecto a ellos. No siempre puede ser posible que le agrademos a todo
el mundo. Pero no importa cuales puedan ser nuestros sentimientos personales hacia los
demás, cuando realmente los amamos, siempre buscaremos lo que realmente sea mejor para
ellos, no guardaremos rencor en contra de ellos, y nunca trataremos de devolver mal por mal.
(Lee Romanos 12:9-21) El verdadero amor Cristiano por otros no es "natural", ni es algo que
podamos fabricar o desarrollar por nuestra cuenta, pero cuando el amor de Dios llena
nuestros propios corazones, dicho amor puede fluir a través de nosotros hacia otros--incluso si
ellos no son muy agradables o "amables". A lo largo de la historia ha habido muchos ejemplos
maravillosos de personas que mostraron un amor como el de Cristo a personas muy
antipáticas--todo lo cual no demuestra la bondad del hombre, sino más bien la realidad y el
poder del amor de DIOS.
Referencias Bíblicas
Jesús dijo, "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así
también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas." Mateo 7:12
Jesús dijo, "Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los
que os maldicen, y orad por los que os calumnian. . . . Amad, pues, a vuestros enemigos, y
haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis
hijos del Altísimo. . . . Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es
misericordioso" Lucas 6:27-28, 35-36
"En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros
debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve
a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en
él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad" 1 Juan 3:16-
18
"Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie
ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor
se ha perfeccionado en nosotros." 1 Juan 4:11-12
"Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios
también os perdonó a vosotros en Cristo. Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y
andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda
y sacrificio a Dios en olor fragante." Efesios 4:32, Efesios 5:1-2
"Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Gálatas 5:14.
El Punto de Vista del Antiguo Testamento
Ya en el Antiguo Testamento, Dios dejó muy claro que no le agradaban aquellos que no
tuvieran un amor genuino por él Y por los demás. Esto era cierto incluso cuando las personas
parecían ser obedientes al Señor. Hablando a través del profeta Isaías, Dios dijo: "Este
pueblo... con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí” (Isaías 29:13). Ellos
estaban diciendo las cosas correctas e incluso haciendo muchas de las cosas que Dios les
había ordenado, pero realmente no lo amaban con todo su corazón. Y ciertamente no estaban
mostrando amor a su prójimo.
En el primer capítulo de Isaías, Dios tomó nota de la obediencia formal y externa de las
personas a medida que le ofrecían sus oraciones y le presentaban sus sacrificios. Sin
embargo, se disgustó bastante con su actitud equivocada y su falta de amor verdadero por los
demás. Él dijo: "Quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer
lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al
huérfano, amparad a la viuda." (Isaías 1:16-17)
Más adelante en el libro, de nuevo leemos acerca del gran disgusto de Dios con muchos del
pueblo. Ellos estaban ofreciendo una obediencia externa a sus enseñanzas sobre el ayuno,
pero sus corazones no estaban bien y sus motivos eran erróneos. Ellos no estaban mostrando
el verdadero amor, ya sea con Dios o con su prójimo. Así que Dios respondió con estas
palabras: "¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar
las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es
que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando
veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?" Isaías 58:6-7.
Si las personas aprendieran a obedecer y a amar a Dios con todo su corazón y si amaran a
los demás como a sí mismos, entonces sus vidas serían transformadas radicalmente. En las
palabras de Isaías: "en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía.
Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y
serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan. . . . te
deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra. . . . La boca de Jehová lo
ha hablado" Isaías 58:10b-11, 14.
En un hermoso pero simple resumen de lo que significa amar a Dios y amar a los demás,
Miqueas, hablando de parte de Dios, escribió estas palabras: "Oh hombre, él te ha declarado
lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y
humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:8). Dios no quiere decir que todos sus demás
mandamientos eran insignificantes o sin importancia, sino más bien quería que su pueblo se
centrara en la actitud interior del amor, la piedad, la justicia y la humildad. Sin esto, toda
obediencia externa sería como nada delante de él.
En resumen, caminar con Dios será una fuente de gozo y de bendición para nosotros si
recordamos siempre mantener a Dios en primer lugar en cada área de nuestras vidas y si
verdaderamente buscamos amar a los demás como a nosotros mismos.

OBJETIVOS Y DIRECTRICES PARA NUESTRO CAMINAR CON DIOS


Como creyentes, nuestro objetivo principal en la vida será muy diferente a los objetivos de los
no creyentes. No trataremos en primer lugar de lograr fama personal, riqueza, honor o placer
para nosotros mismos. Más bien, el objetivo principal de nuestra vida será traer honor y gloria
a Dios.
Ciertamente, no está mal que alcancemos riqueza o fama en esta vida si lo hacemos con
honestidad, imparcialidad y de una manera que agrade a Dios. Tampoco se trata de un error
disfrutar de los muchos placeres maravillosos que Dios permite que disfrutemos. La misma
Biblia prometió que si nos deleitamos verdaderamente en el Señor, Él nos concederá los
deseos de nuestro corazón (Salmo 37:4). Sin embargo, obtener riqueza material o disfrutar de
los placeres terrenales nunca debe ser nuestro objetivo principal.
Además, la búsqueda de objetivos terrenales y temporales nos puede alejar fácilmente de
mantener una comunión estrecha y gozosa con el Señor. Por lo tanto, es muy importante, que
nos aseguremos de que nuestros deseos de bendiciones terrenales o temporales no
interfirieran de ninguna manera con nuestro deseo sincero y nuestra intención de honrar y
glorificar al Señor en todo lo que hacemos.   
Lee los siguientes pasajes de las Escrituras.
"Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado
a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis
muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se
manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria." Colosenses 3:1-4
"Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la
carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el
cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la
diestra del trono de Dios." Hebreos 12:1-2
"Cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia . . . Mas ahora que habéis
sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y
como fin, la vida eterna." Romanos 6:20, 22
"Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído
a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos
contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en
muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición" 1
Timoteo 6:6-9
"Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús." Filipenses
3:14.
"Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" 2 Timoteo 2:15
"Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no
podrán" Lucas 13:24.
"Os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros
cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más." 1 Tesalonicenses
4:1
"Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros;
pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal." Romanos 16:19.
"Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo
puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de
alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto
haced; y el Dios de paz estará con vosotros." Filipenses 4:8-9

¿POR QUÉ TODAVÍA NECESITAMOS REGLAS Y MANDAMIENTOS COMO


CREYENTES? 
La Biblia no sólo nos da algunos objetivos o directrices generales; también nos da muchos
mandamientos o enseñanzas específicas relativas a la voluntad de Dios para nuestras vidas.
Entre esos mandamientos se encuentran los diez mandamientos, dados en primer lugar al
pueblo de Dios en el Antiguo Testamento (Éxodo 20). Dios también le dio al pueblo muchas
otras leyes y mandamientos relativos a casi todas las áreas de la vida. El Nuevo Testamento
también contiene muchas prohibiciones y órdenes que los Cristianos están llamados a
obedecer. Dios no sólo quiere que nos mantengamos alejados de ciertas cosas; Él también
quiere que vivamos de una manera positiva y con gozo en cada área de nuestras vidas.
Cuando lleguemos al cielo, nosotros ya no necesitaremos reglas u órdenes de cualquier
tipo. Entonces, ya ni siquiera nos será posible pecar. Seremos totalmente libres de todo rastro
o efecto de pecado, y los poderes del mal que ahora nos tientan serán destruidos
completamente.
Sin embargo, en esta vida, todavía tenemos que lidiar con nuestra vieja naturaleza
pecaminosa. Y, como Pablo nos recuerda, no hay nada bueno en nuestra vieja naturaleza
pecaminosa (Romanos 7:18). Además, tenemos que estar en guardia constantemente contra
Satanás y contra todos los poderes del mal en el mundo que están determinados a
derrotarnos (1 Pedro 5:8). Además, continuamente estamos rodeados por los malos ejemplos,
la presión de grupo, las tradiciones pecaminosas, y por personas que tratan de alejarnos de
Dios.
Por lo tanto, es muy importante que contemos con las señales de "alerta” que Dios provee en
sus reglas y mandamientos. Estas advertencias de ninguna manera tienen la intención de
quitarle la alegría a la vida, sino más bien de ayudar a evitar aquello que nos podría llevar al
pecado y que podría romper nuestra comunión gozosa con el Señor. NECESITAMOS las
advertencias. Sin ellas, nos sería fácil irnos hacia el mal camino y caminaríamos alejados de
Dios en vez de hacerlo con Él. Realmente es una gran bendición contar con las leyes y los
mandatos de Dios. El pueblo de Israel se considera especialmente favorecido de contar con
ellos (Salmos 147:19-20 y Romanos 3:1-2). ¡Y nosotros también!

¿QUÉ PASA CON NUESTRA CONCIENCIA?


Nuestra conciencia es nuestro sentido personal o de creencias respecto a lo que está bien y lo
que está mal. A menudo nos puede servir como una guía muy útil cuando nos enfrentamos a
tomar decisiones morales. Por supuesto, ¡esto no significa que siempre es correcto obedecer
nuestra conciencia! Nuestra conciencia puede ser útil, pero no siempre está en lo "correcto".
¡Si nuestra conciencia no es formada de acuerdo a la Palabra de Dios y a su voluntad, a
menudo nos llevará en la dirección equivocada! La conciencia ni siquiera es una guía segura
para las personas que verdaderamente quieren servir al Señor en sus vidas. El apóstol Pablo,
por ejemplo, siguió cuidadosamente lo que su conciencia lo llevó a hacer (Hechos 26:4-5, 1
Corintios 4:4; 1 Timoteo 1:13), pero su vida no siempre fue agradable para el Señor (Hechos
9:1-4). 
También es posible tener lo que la Biblia llama una conciencia "cauterizada” (1 Timoteo 4:2;
véase también Tito 1:15 y Hebreos 9:14) Esa es una conciencia que ha sido influenciada a
través del tiempo de acuerdo a las normas y actividades que no se encuentran en armonía
con la Biblia. Es muy posible que una persona haga algo tan a menudo y durante tanto tiempo
que ya no lo considere malo--a pesar de que claramente sea contrario a la Palabra de Dios y a
pesar de que en algún momento reconozca por sí misma que aquello no era correcto. 
Aunque nuestra conciencia no siempre nos lleva a hacer lo que es "correcto", nadie debe
hacer nada que viole claramente su consciencia--no importa cuál sea la situación. Si alguien
realmente cree que algo es desagradable para Dios, ¡nunca lo debe hacer! Si lo hace, está
haciendo algo que él cree sinceramente que desagrada a Dios--y que es el pecado. (Romanos
14:23).
¿QUÉ LEYES DE LA BIBLIA TODAVÍA DEBEMOS RESPETAR EN LA ACTUALIDAD?
Puesto que hay muchas leyes y mandamientos en la Biblia, podemos preguntarnos si los
Cristianos están obligados a respetar cada una de esas leyes en la actualidad. Si no es así,
vamos a querer saber qué leyes fueron destinadas sólo para las personas que vivieron en el
pasado y cuáles siguen siendo válidas para nosotros actualmente.
Para responder a esta pregunta, es importante empezar por observar las leyes del Antiguo
Testamento. La mayoría de estas leyes se dividen en tres categorías generales: leyes civiles,
leyes ceremoniales y leyes morales. Las leyes civiles tenían que ver principalmente con la vida
política o nacional del pueblo de Israel. Ellas incluyen las leyes relativas a la estructura del
gobierno y el liderazgo, la organización de la sociedad, los negocios, la propiedad, la milicia, el
sistema de justicia, etc. Las leyes ceremoniales regían el culto y la vida cultual de las
personas, como las ofrendas, los sacrificios, la adoración en el templo o en el tabernáculo, los
deberes y las responsabilidades de los sacerdotes y de otros líderes espirituales, y los
asuntos relacionados. Las leyes morales cubren todos los asuntos relacionados
específicamente a la santidad personal y a la relación de las personas con Dios y entre sí. Las
leyes "morales” incluyen los Diez Mandamientos y muchas otras reglas o regulaciones con
respecto a la moral personal, a la honestidad, a la integridad, a los negocios, a la vida diaria y
a las relaciones personales.
Muchas de las leyes civiles del Antiguo Testamento estaban destinadas específicamente para
el pueblo de Israel en los tiempos del Antiguo Testamento. Los israelitas eran un pueblo único
diferente a todas las demás naciones del mundo. Tenían a Dios como su gobernante, juez y
legislador. Él era la autoridad máxima en todas las áreas y en cada situación. Aquellos que
servían como líderes entre el pueblo (ya sea como jueces, reyes, o legisladores) servían en su
nombre y como representantes suyos. Toda la autoridad pertenecía a Dios.
Puesto que los creyentes ya no viven en países donde Jehová (Yahweh) Dios es reconocido
como como Rey y Señor, no se espera o se requiere que ellos obedezcan todas las leyes
civiles del Antiguo Testamento. Al mismo tiempo, los creyentes deben reconocer la
importancia y el significado de esas leyes como directrices para su propia situación. Por
ejemplo, las leyes civiles del Antiguo Testamento requerían de justicia, de equidad, de
honestidad, de integridad y de la preocupación por los pobres y por otros que no eran capaces
de defenderse o mantenerse a sí mismos. De esta manera, a pesar de que ya no estamos
obligados a respetar todas las leyes civiles específicas del Antiguo Testamento, nunca
debemos violar los principios fundamentales que están detrás de ellas. 
Además, los Cristianos siempre deben buscar amar a Dios y a los demás en todos los ámbitos
de la vida - incluyendo la arena política. ¡Los "dos grandes mandamientos” discutidos
anteriormente en esta lección siguen siendo válidos siempre y en todas partes! La manera en
la que son observados estos mandamientos puede variar de una situación a otra, pero estos
mandamientos nunca deben ser violados.
Las leyes ceremoniales del Antiguo Testamento también fueron destinadas específicamente
para el pueblo de Israel y ya no son vinculantes para nosotros hoy en día. Dios estaba
presente en el templo de una manera muy especial y fue allí donde Él debía ser adorado y
dónde debían ser llevados los sacrificios. Hoy en día ya no hay un lugar central de culto (el
templo o tabernáculo), donde los sacrificios puedan ser ofrecidos y donde puedan ser llevadas
las ofrendas. Y, aún más importante, la mayoría de las leyes ceremoniales apuntaban hacia la
venida y hacia la obra de Jesús. Cuando Él vino a la tierra, murió por nuestros pecados, y
resucitó de los muertos, el antiguo sistema de sacrificios y el culto ya no fueron necesarios o
apropiados. (Véase, por ejemplo, el libro de Hebreos).
Las leyes morales del Antiguo Testamento también fueron dadas específicamente al pueblo
de Dios en el Antiguo Testamento, pero estas leyes generalmente no están restringidas a un
solo momento, lugar o grupo de personas. De esta manera, en el NT nuevamente se hace
hincapié en la mayoría de esas leyes, se repiten y se consideran válidas para todas las
personas en todo momento. En ocasiones, la aplicación específica de esas leyes puede diferir
de una época a otra o de un lugar a otro, pero los requisitos fundamentales de estas leyes
siguen siendo los mismos. En las próximas lecciones examinaremos con más cuidado la
aplicación de algunas de estas leyes.
La mayoría de las leyes y de los mandamientos dados en el Nuevo Testamento siguen siendo
válidos hoy para nosotros, ya que no se limitan a un tiempo o a una situación. Sin embargo, a
veces un mandamiento está dirigido a una situación muy especial o única y por lo tanto no es
necesariamente aplicable en la actualidad. (Véase, por ejemplo, Lucas 18:22.) También, a
veces Jesús daba algún mandamiento que no estaba destinado a ser interpretado
literalmente. (Véase, por ejemplo, Mateo 18:8-9.) La mayoría de las veces es muy claro si
algún mandamiento del Nuevo Testamento sigue siendo válido hoy en día, aunque hay
momentos en que los Cristianos pueden estar en un razonable desacuerdo en ciertas
cosas. Sin embargo, el problema principal que tienen los creyentes en general no radica en
saber lo que es correcto, sino en ¡hacer lo que es correcto! 

UN RECORDATORIO IMPORTANTE
Al leer o al estudiar las leyes de la Biblia, siempre es importante recordar que nadie puede
estar bien ante Dios al respetar estas leyes (Romanos 3:20). Sólo Jesús, quien guardó
perfectamente las leyes de Dios y quien hizo un sacrificio perfecto por nuestros pecados, nos
puede hacer estar bien ante Dios (Mateo 5:17; 2 Corintios 5:17-21; 1 Pedro 1:18-19). Sin
embargo, también es cierto que aquellos que desean caminar con Dios sinceramente van a
encontrar el gozo y la bendición al observar sus leyes y también serán de bendición para
otros.
Lee los siguientes pasajes de las Escrituras.
"Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por
los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en
él." Romanos 3:21-22
"Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe
que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin
de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo." Gálatas
3:23-25
"Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos
sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo
de la letra." Romanos 7:6
"Este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por
Dios, y ellos me serán a mí por pueblo." Hebreos 8:10

RESUMEN Y CONCLUSIÓN
Los creyentes ya no vivimos bajo el peso de todas las leyes del Antiguo Testamento. Sin
embargo, debido a nuestra naturaleza pecaminosa, al poder de Satanás, y al mundo de
pecado que nos rodea, todavía tenemos leyes que nos guían en nuestra vida diaria. Dios en
su gracia nos proporciona estas leyes para que podamos conocer más claramente su
voluntad, hacer lo que le agrada, y mantenernos alejados de lo que no le agrada. Nuestra
conciencia, aunque es muy importante y a menudo muy útil, no es una guía absolutamente
fiable para nosotros. Necesitamos de la Palabra escrita de Dios para agudizar nuestra
conciencia y para guiar nuestros pensamientos y acciones.
Aunque Dios nos espera y nos permite vivir de una manera que le agrada, siempre debemos
recordar que nosotros no podemos ganar la salvación o merecer el favor de Dios a través de
una vida de obediencia. La salvación siempre es un regalo de Dios por gracia.
Los dos grandes mandamientos que Dios ha dado nunca han cambiado y nunca lo
harán. Estos mandamientos son (1) amar a Dios con todo nuestro corazón, nuestra alma,
nuestra mente y nuestras fuerzas, y (2) amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. La
aplicación específica de estas leyes puede depender de las circunstancias en las que nos
encontremos, pero las leyes mismas son absolutas. En ese sentido, los estándares de
Dios nunca cambian.
Amar a Dios (Dr. Feddes)
Amar a Dios por David Feddes
Si quieres descubrir la verdad más básica acerca de ti mismo, si quieres saber quién eres
realmente y qué te hace sentir, pensar y actuar de la manera en que lo haces, no es tan
complicado. Solo necesitas que la persona adecuada te haga las preguntas correctas. Ahora,
hay muchas personas que hacen hincapié en entenderse a sí mismas y en hacer preguntas
que se supone que las ayudarán a hacer eso. Pero no cualquier persona lo hará, y no
cualquier pregunta servirá. Necesitas a la persona adecuada con las preguntas correctas.
Hace mucho tiempo, el filósofo Sócrates declaró: "Conócete a ti mismo", y se hizo famoso por
las preguntas que hizo en su esfuerzo por ayudar a las personas a conocerse a sí
mismas. Más recientemente, los psicólogos han intentado ayudar a las personas a conocerse
a sí mismas, a menudo a través de un proceso de preguntas. Elaboran perfiles de
personalidad que los ayudan a analizar lo que nos hace sentir y actuar de la manera en que lo
hacemos. Los educadores hacen algo similar. Intentan identificar a los alumnos de acuerdo a
varios tipos de aprendizaje, en función de las respuestas a ciertas preguntas clave sobre el
alumno. A veces, estos enfoques pueden revelar cosas que son interesantes, incluso útiles,
pero que pueden ser tremendamente complicadas y que aún no llegan al núcleo de quien eres
realmente.
Si quieres ir a lo básico, hay alguien que puede llevarte directamente al meollo del asunto con
tan solo tres simples preguntas. Eso puede sonar difícil de creer, pero es verdad. Esta
persona es el mejor experto del mundo sobre la naturaleza y la personalidad humana. Su
nombre es Jesús, y él puede identificar el tipo de persona que eres con solo tres preguntas.
            La primera pregunta de Jesús es: "¿Me amas?".
            La segunda pregunta de Jesús es: "¿Me amas?".
            Y la tercera pregunta es, "¿Me amas?".
Es así de simple: no hay juegos o trucos, no hay cuestionarios complicados o teorías
elegantes, sin rodeos, solo una pregunta básica. Si quieres saber lo más importante y central
acerca de ti mismo, entonces deja que Jesús te mire directamente a los ojos y te pregunte:
"¿Me amas? Honestamente ahora, ¿lo haces? ¿Tienes un vínculo personal conmigo, hacia mí
mismo?". 
La Pregunta Inevitable
Es una pregunta simple pero no es fácil. Si Jesús es un extraño para ti, si no sabes mucho
sobre él y nunca has tenido mucho que ver con la iglesia, puedes sentir extraño y molesto que
te pregunten si amas a Jesús. Tu respuesta, obviamente, es no, no lo amas, no puedes amar
a alguien que ni siquiera conoces. Pero, ¿por qué deberías responder esa pregunta en primer
lugar? Es incómodo que un desconocido te ponga en una situación difícil y te pregunte si lo
amas.
Por otra parte, incluso si Jesús no es un completo extraño, puede sentirse incómodo y
vergonzoso que te pregunten si lo amas. Puede que sepas mucho de la Biblia acerca de
Jesús y que seas miembro de la iglesia desde hace mucho tiempo, y sin embargo, la pregunta
de Jesús "¿Me amas?" aún puede hacer que te retuerzas.
Podrías decir: "¿Amarte? Bueno Jesús, creo que has vivido una buena vida y has dado un
buen ejemplo, y realmente respeto tus enseñanzas". Pero Jesús dice: "Eso no fue lo que
pregunté. Responde la pregunta: ¿Me amas?".
Podrías decir: "Creo que hiciste muchos grandes milagros, y creo que eres el Hijo de
Dios". Pero Jesús responde: "Esa no es la pregunta. La pregunta es, ¿Me amas?".
Podrías decir: "Creo que moriste por los pecados de las personas y resucitaste de entre los
muertos. Sé que eres el que gobierna sobre todas las cosas". Pero Jesús responde: "Me
alegro de que lo sepas, pero aún no has respondido a mi pregunta. ¿Me amas?".
Podrías decir, "He sido bautizado. Voy a la iglesia. Leo mi Biblia. Trato de ser una buena
persona. Incluso hago trabajo voluntario para ayudar a los pobres y a los
enfermos". Pero Jesús dice: "¡Bien por ti! Pero deja de evitar la pregunta. ¿Me amas?"
Incluso podrías decir: "Soy pastor, maestro, líder en la iglesia. Siempre estoy ocupado
hablando de Dios y trabajando por causas religiosas". Pero Jesús dice: "Por favor, responde la
pregunta. ¿Me amas? ¿Lo haces?".
Es una pregunta que ninguno de nosotros puede evitar, una pregunta que revisa todo lo
demás sobre nosotros y llega al centro de lo que somos y lo que nos motiva. Si no amas a
Jesús, entonces el hecho central de tu personalidad es que no tienes una conexión con el
Señor y Salvador del mundo, y estás en desacuerdo con el Dios que te creó. Si amas a Jesús,
entonces el hecho central de tu personalidad es que estás en sintonía con Dios en el centro
de lo que eres. Todas las demás preguntas, sin importar cuán importantes sean, son
secundarias en comparación con la simple pregunta de Jesús: "¿Me amas?".
Nadie puede evitar responder esa pregunta. Incluso Simón Pedro, el más prominente y abierto
de los discípulos de Jesús, tuvo que enfrentar a Jesús y mirarlo a los ojos y dar una respuesta
honesta cuando Jesús le preguntó tres veces: "¿Me amas?" Pedro había seguido a Jesús y
había aprendido de él durante tres años. Él había predicado acerca de Jesús. Él había hecho
milagros en el nombre de Jesús. Pero cuando llegó el momento de la crisis y Jesús fue
arrestado, Pedro negó tres veces que conociera a Jesús. Después de que Jesús resucitó de
entre los muertos, la identidad central de Pedro permaneció en duda. ¿Qué clase de hombre
era él? ¿Dios todavía tenía algún uso para él, o era inútil? ¿Él le pertenecía a Jesús,
o no? Cuando el Señor resucitado vino con Pedro, le pudo haber dicho todo tipo de cosas y le
pudo haber hecho toda clase de preguntas, pero simplemente le preguntó a Pedro: "¿Me
amas? ¿Me amas? ¿Me amas?".
Pedro se afligió profundamente cuando Jesús cuestionó su amor, especialmente la tercera
vez. Pero Pedro tuvo que dar una respuesta, y a pesar de su incomodidad y de sus
sentimientos heridos, Pedro pudo decir cada vez: "Sí, Señor, sabes que te amo". Aún y con
todo lo que fuera débil en Pedro, con lo que sea que todavía estuviera mal con él, amaba a
Jesús, y sabía que Jesús lo sabía. Jesús hizo que Pedro escudriñara su corazón y le dio a
Pedro la oportunidad de reafirmar su amor, y el Señor reafirmó a Pedro como un apóstol y lo
comisionó a preocuparse por el rebaño de Cristo.
Respondiendo a la Pregunta
¿Qué hay de ti? Tu personalidad puede no ser como la de Pedro, los detalles de tu vida
pueden ser diferentes a los de él, pero la pregunta de Jesús para ti es la misma pregunta que
le hizo a Pedro: "¿Me amas?" No se trata solo de un texto de la Biblia haciendo esa pregunta
o de un predicador citándola. Jesús mismo lo está preguntando, y él te lo está preguntando
personalmente: ¿Me amas?
Si puedes decir honestamente que sí a Jesús, ¡maravilloso! Ninguno de nosotros se atrevería
a decir que amamos a Jesús a la perfección, pero por la gracia de Dios, algunos de nosotros
podemos decir con Pedro: "Sí, Señor, sabes que te amo. Tú lo sabes todo. Tú conoces mis
pecados, mis debilidades y mis fracasos, pero también sabes que realmente te amo". Hacer
que Jesús cuestione tu amor a veces puede ser incómodo e incluso doloroso, pero puedes
terminar tranquilo, como Pedro, cuyo amor por Jesús es genuino y con quien el Señor ha
reafirmado su relación y su llamado a trabajar por él.
Pero, ¿qué pasa si la honestidad te obliga a decir: "No Jesús, no te amo"? ¿Qué pasa si no
puedes darle una respuesta positiva a la pregunta de Jesús? Bueno, incluso entonces, la
pregunta puede hacerte bien. Puede llevarte a ser realista con Jesús y contigo mismo. Puedes
descubrir un vacío espantoso en el centro de quien eres, una tremenda sequedad y muerte en
tu relación más importante, tu relación con Dios. Ese descubrimiento puede ser angustioso,
pero también puede ser el primer paso en el camino para convertirte en una nueva persona.
Cuando oyes a Jesús decir: "¿Me amas?" Es posible que tengas que responder: "No Señor,
no te amo. No me identifico contigo como una presencia personal en mi vida, y no te amo,
simplemente no lo hago. Tengo que admitirlo. Y hasta ahora no me ha molestado
demasiado. Pero ahora que me preguntas al respecto, Jesús, empiezo a ver que no puedo
seguir así. No puedo seguir pensando que soy una buena persona cuando no tengo ningún
amor por Aquel a quien debo amar sobre todo. No te amo, Señor, y eso es terriblemente
incorrecto. Lo siento. Me siento tan vacío. Algo falta en el centro de mi vida, y ese algo eres tú.
Ayúdame a conocerte a ti y a tu amor, Señor Jesús, y ayúdame a amarte en
respuesta". Enfrentar tu falta de amor puede molestarte, pero al mismo tiempo puede
despertar en ti un anhelo, y el anhelo a menudo te lleva a amar.
Jesús quiere ser amado más que nada por personas que han probado su amor. ¿Cómo
sabemos esto? Bueno, cuando Jesús volvió a comisionar al apóstol Pedro, la única pregunta
del Señor fue: "¿Me amas?" Y cuando le preguntaron a Jesús cuál era el mandamiento más
importante en las Escrituras, él respondió: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y
con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas " (Marcos 12:30).
Pero espera un minuto. La gran pregunta de Jesús dice: "¿Me Amas?" Pero el más grande
mandamiento es: "Ama al Señor tu Dios." ¿No son diferentes estos dos amores? No, Jesús
dejó en claro que el amor por él y el amor por Dios son uno y el mismo, porque como Jesús
dijo: "Yo y el Padre uno somos" (Juan 10:30). Jesús les dijo a las personas que lo rechazaron,
"Yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros " (Juan 5:42). "Si vuestro padre fuese
Dios, ciertamente me amaríais" (Juan 8:42). Amar a Dios es idéntico a amar a Jesús. Al amar
a Jesús, también amamos a su Padre y a su Espíritu Santo. Entonces, cuando Jesús dice:
"¿Me amas?", Realmente está diciendo: "¿Me amas como el Señor tu Dios? ¿Me amas con
todo tu corazón y con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas? "Por favor,
piensa en eso.
Con Todo Tu Corazón
¿Amas a Jesús con todo tu corazón? La palabra corazón aquí no se refiere al órgano que
bombea tu sangre; tu corazón es tu identidad central, tu ser más profundo. ¿Jesús es el factor
central de tu existencia? ¿Tu corazón, tu ser más profundo, se encuentra unido y ligado a
Jesús de una manera personal?
Tal vez la pregunta te desconcierta. ¿Amar a Jesús con todo tu corazón? ¿Qué podría
significar eso? Si tu madre preguntara: "¿Me amas?" tú podrías decir: "Sí, mamá, te amo con
todo mi corazón". Si tienes hijos y uno de ellos pregunta: "¿Me amas?" abrazarías a tu
pequeño y le dirías: "Te amo mucho, con todo mi corazón." Si tu cónyuge dijera: "¿Me
amas?" le respondías con un beso y con muestras cálidas de amor sincero--al menos si tu
matrimonio es saludable.
¿Pero a Jesús? ¿Cómo puedes amarlo? Si has tenido poca o ninguna conexión con la iglesia,
con la Biblia o con cualquier cosa relacionada con Jesús, ¿cómo puedes amar a un completo
extraño? E incluso si conoces un poco acerca de Jesús, si sabes que vivió hace mucho
tiempo y tal vez incluso si conoces algunas de sus enseñanzas o eventos de su vida, ¿cómo
puedes amarlo con todo tu corazón? Después de todo, sabes sobre la reina Victoria y Albert
Einstein y sobre otras figuras históricas, pero incluso si los admiras, honestamente no
puedes decir que los amas con todo tu corazón. Conocer a las figuras del pasado no es lo
mismo que amarlas. No están en la misma clase que los miembros de la familia y que otras
personas a quienes amas.
La única forma en la que tiene sentido amar a Jesús con todo tu corazón es si él es más que
una figura histórica para ti, si es una persona viva y real que está activa en tu vida en este
momento--al igual de vivo y real para ti como lo son tus propios familiares, y aún más
queridos. Jesús pregunta: "¿Soy el amor de tu corazón, el apego más elevado y más querido
de tu ser más íntimo?".
Ten cuidado de amar a alguien o a algo por encima de Jesús. La Biblia dice que en los últimos
días, en el tiempo antes de que Jesús regrese, "habrá hombres amadores de sí mismos,
avaros ... amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero
negarán la eficacia de ella" (2 Timoteo 3:2-5). Cuando te amas a ti mismo, al dinero o al placer
más de lo que amas a Jesús, aún puedes hacer algo en la debida forma de la religión, pero
solo cuentas con una forma muerta, no con el poder vivo del amor que arde en tu corazón.
En la Biblia, Jesús reprende a una iglesia de personas que son tibias hacia él. Al imaginar el
corazón como una casa, Jesús les dice a ellos y a nosotros: "He aquí, yo estoy a la puerta y
llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo"
(Apocalipsis 3:20). Jesús se rehúsa a ser una figura histórica distante que reciba un homenaje
verbal de parte de los asistentes tibios de la iglesia. Jesús es una persona viva que te
confronta aquí y ahora, llamando a la puerta de tu corazón. Si escuchas su voz y abres la
puerta, él entrará y se hará sentir como en casa contigo y será tu amigo más querido. ¿Tu
corazón es un hogar para Jesús? ¿Lo amas con todo tu corazón?
Con Toda Tu Alma
El siguiente aspecto de amar al Señor es amarlo con toda su alma. ¿Qué significa eso? A
veces la palabra alma puede referirse a la parte invisible de nosotros que continúa existiendo
entre el momento en que nuestros cuerpos mueren y el momento en que resucitan. Pero aquí
la palabra alma lo más probable es que se refiera a nuestros sentimientos y deseos, nuestras
emociones e inclinaciones, nuestras pasiones y entusiasmos. La religión sin alma, el
Cristianismo sin emociones y sentimientos profundos, es defectuoso y lúgubre, e incluso
muerto.
Algunas personas le tienen tanto miedo al emocionalismo que sofocan la emoción
genuina. Pero el Señor quiere que lo amemos con toda la emoción y el sentimiento de nuestra
alma: que lo deseemos, nos deleitemos en él, nos estremezcamos de horror cuando lo
ofendemos, temblemos de temor en su presencia, ardamos con pasión por el Señor que
amamos.
En la Biblia, Jesús se dirige a las personas de una iglesia en Éfeso y los elogia por su arduo
trabajo por servir a Dios, por su pensamiento racional al rechazar falsos maestros, por
mantenerse firmes en tiempos difíciles y por negarse a tolerar la inmoralidad. Doctrina sólida,
valentía inquebrantable, pureza moral: ¿esa iglesia no suena casi ideal? "Pero," dice Jesús
después de decir todas estas cosas positivas, "Tengo contra ti, que has dejado tu primer
amor" (Apocalipsis 2:4).
Puedes pensar con claridad, actuar moralmente y mantenerte firme por un severo sentido del
deber, pero todo eso no satisfará a Jesús si pierdes tu primer amor. ¿Amas a Jesús con una
pasión conmovedora, con deleite, con la cálida emoción y el sentimiento del primer
amor? ¿Amas a Jesús con toda tu alma?
Con Toda Tu Mente
Vamos a explorar otra dimensión del amor. ¿Amas al Señor con toda tu mente? Puedes
encontrar la pregunta un poco extraña. ¿Qué tiene que ver la mente con eso? ¿Qué tiene que
ver pensar con amar? Bien, considera esto. Supongamos que una mujer dice: "Amo a mi
esposo. Prefiero no escuchar lo que dice, prefiero no conocer sus pensamientos, prefiero no
hablar de cosas con él, no quiero que mi mente se moleste con lo que él tiene en mente, pero
lo amo". Su supuesto "amor" estaría enfermo, ¿no?
Y es aún más horrible suponer que puedes amar a Dios sin dedicarle tu mente. Jesús quiere
que lo ames con tu mente, tu intelecto, tus poderes de razón, tu imaginación, y que hagas de
cada pensamiento e idea una expresión de amor hacia él. Si llenas tu mente con libros de
mala calidad pero rara vez abres tu Biblia, si inundas tu imaginación con el sexo, la violencia y
el consumismo de la industria del entretenimiento, pero rara vez miras a un árbol o miras al
cielo y meditas en lo maravilloso que es tu Creador, Si te desplomas frente al televisor todas
las noches y raras veces te distraes leyendo un libro desafiante o pensando con esfuerzo en
alguna parte de la Biblia que te desconcierta, estás fallando en amar a Dios con toda tu
mente.
El pueblo de Dios en la Biblia habló de las palabras y pensamientos del Señor como más
dulces que la miel, más preciosas que el oro. Les encantaba enfocar sus mentes en el Señor y
meditar en su verdad. Y no rehuyeron pensar mucho sobre problemas difíciles. ¿Qué hay de
ti? ¿Amas a Dios con toda tu mente? ¿Te encanta leer la Biblia y te deleitas pensando en
algunos de los pensamientos de Dios? ¿Admiras y adoras el poder y la sabiduría de Dios al
crear y controlar el mundo? ¿Te encanta meditar en el plan de Dios para salvarte y en su plan
para la historia del mundo y para su nueva creación? Si es así, no te contentarás con algunas
ideas generales. Querrás aprender todo lo que puedas y querrás comprender todo lo que eres
capaz de hacer.
Amar a Jesús con el corazón y con el alma no debe separarse de amarlo con tu
mente. Muchos de nosotros tendemos a dividir la emoción del intelecto. Separamos la
sensación del pensamiento. Algunos Cristianos expresan fuertes emociones en la adoración,
pero parecen temerosos de ejercitar sus mentes. Otros Cristianos enfatizan el pensamiento
racional y la enseñanza sana, pero parecen temer cualquier cosa que tenga que ver con los
sentimientos. Pero amar a Jesús implica sentimientos profundos y un pensamiento sano.
Nuestras mentes deben estar en contacto con la realidad del Señor, o cualquier sentimiento
que tengamos será solo un sentimentalismo superficial. De la misma manera, nuestros
corazones y nuestras almas deben ser conmovidos por nuestro encuentro con Dios, o
nuestros pensamientos serán solo conceptos secos y muertos que se arremolinarán en
nuestro cerebro. Jesús nos llama a amarlo con toda nuestra alma y con toda
nuestra mente. Lo que Dios ha unido, no lo separemos. Amémosle con un conocimiento que
esté radiante de sentimientos, con la lógica encendida por una pasión santa.
Con Todas Tus Fuerzas.
Hay un aspecto final a considerar de amar al Señor: ¿lo amas con todas tus fuerzas, con toda
tu energía y esfuerzo, con determinación, voluntad y acción? El amor es un afecto interior
profundo, como hemos visto, pero toma una forma externa definida: derramar tu energía en
hacer lo que agrada al Señor. Cada vez que Jesús le preguntó a Pedro: "¿Me amas?" Y Pedro
dijo que sí, Jesús dijo: "Apacienta mis ovejas". En otras palabras, "¡Si me amas, ponte a
trabajar! Cumple con mis órdenes y haz el trabajo que te he asignado.
Jesús dice en la Biblia: "Si me amáis, guardad mis mandamientos. El que tiene mis
mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama" (Juan 14:15, 21). Parte de amar al Señor
con tu mente es descubrir en la Biblia cuáles son sus mandamientos y descubrir qué significan
para tu situación; y luego, una vez que sabes en tu mente lo que el Señor quiere que hagas,
demuestras tu amor por él al poner todas tus fuerzas en hacer lo que él dice. Obedeces sus
órdenes sobre rechazar ídolos, respetar su nombre y alabarlo, y también obedeces sus
órdenes acerca de amar a otras personas y tratarlas de la manera que te gustaría que ellos te
trataran. El amor verdadero por Jesús produce una acción activa y obediente. Como dijo un
Cristiano: "Cuanto más nos acercamos al corazón de nuestro Padre, más sumisos estamos
ante sus mandamientos". Eso es lo que significa amar al Señor con todas nuestras fuerzas.
Una vez más, entonces, deja que Jesús te haga la pregunta que penetra cada aspecto de
quién eres y revela la verdad más básica acerca de ti. Considera en silencio, con cuidado y en
oración su pregunta: "¿Me amas? Tu amor nunca será perfecto o completo de este lado del
cielo, pero ¿tienes un amor hacia mí que sea real y vivo, y que crece en cada parte de tu ser?
¿El amor por mí está surgiendo en tu corazón? ¿Está despertando a tu alma? ¿Está brillando
en tu mente? ¿Está dirigiendo tus fuerzas y tus acciones? ¿Me amas?".
Este mensaje fue preparado originalmente por David Feddes para los Ministerios
de Regreso a Dios. Usado con permiso.
El Hermano A Quien Ves (Dra. Feddes)
El Hermano A Quien Ves por David Feddes
Casi a todos los que conoces tienen alguna característica que no te gusta, algo que te
molesta. Si conoces a alguien lo suficiente, es seguro que hará algo que te moleste, y con
frecuencia no se trata solo de una actividad sino de un hábito, algo que hace una y otra
vez. Cuanto mejor conozcas a alguien, mejor conocerás sus fallas. En algunos casos, también
conoces cosas que te gustan que superan las fallas. Pero algunas personas no son muy
agradables, y cuanto más las conoces, menos agradables las encuentras.
Mientras tanto, Dios es perfecto. Él nunca hace nada mal. Él no tiene malos hábitos. Dios es
supremamente inteligente, perfectamente justo e increíblemente creativo. Dios es la fuente de
la belleza, el inventor del placer, la fuente de la alegría. Dios es fuerte pero tierno, aún
misericordioso, maestro de galaxias pero amigo de lo pequeño y de lo poco
importante. Cuanto mejor conoces a Dios, más rasgos admirables descubres. Dios es el ser
más adorable del universo.
Parecería mucho más fácil amar a Dios que amar a las personas que no son muy
agradables. Pero la Biblia dice en 1 Juan 4:20: "Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a
su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede
amar a Dios a quien no ha visto?". ¿Eso suena al revés? ¿No es Dios más adorable que las
personas irritantes que conocemos? ¿No es posible amar a Dios sino detestar y evitar a
ciertas personas?
El chico de mal semblante, de cejas pobladas, de barriga grande y de risa extraña, el tipo que
siempre te interrumpe antes de que puedas terminar una oración, el tipo que piensa muy poco
y bebe demasiado, el tipo que a menudo está equivocado pero nunca inseguro de sí mismo, el
tipo con creencias extrañas y comportamiento repugnante, ¿no sería fácil amar a Dios sin
amar a un tipo tan feo, irritante y testarudo?
¿O qué hay de esa mujer presumida con la voz quejumbrosa que chismorrea demasiado, que
critica con demasiada frecuencia, que discute con una voz demasiado alta, que se disculpa
muy raramente, y que también resulta ser tu esposa? Te estarás preguntando cuánto tiempo
te tomará volverte loco. ¿Qué podrías haber estado pensando cuando decidiste casarte con
ella? Si alguna vez la amaste, el amor se ha ido. ¿No puedes amar a Dios sin amar a esa
pesadilla estridente que tienes por esposa?
¿Qué hay de esa familia con adolescentes odiosos, de la horrible música sonando
terriblemente fuerte, de las personas que siempre están discutiendo contigo sobre algo, y que
resultan ser tus vecinos de al lado? ¿Qué hay de los congregantes que actúan piadosamente
los domingos pero tratan a los empleados como basura--y quiénes resultan ser tus
jefes? Tales personas no son fáciles de amar. ¿No puedes amar a Dios sin amar a los
malvados vecinos y a los codiciosos miembros de la iglesia?
Aparentemente no. Las Escrituras vinculan el amor por Dios tan estrechamente con el amor
por otras personas de manera que uno es imposible sin el otro. Si no amas al hermano a
quien ves, no puedes amar al Dios que no ves.
Buscando Subterfugios
¿Eso suena como algo demasiado difícil de aceptar? Es posible que desees buscar
lagunas. Si las personas que más te molestan son mujeres, te alegrará que la declaración
bíblica hable del hermano a quien ves y no de la hermana. Hermano significa hombre,
¿verdad? ¿Puedes salirte con la tuya detestando a las mujeres irritantes de tu vida? De
ninguna manera. La Biblia usa la palabra hermano inclusivamente, lo que significa hombre y
mujer, hermano y hermana.
Si te llevas bien con tu familia y con tus parientes, puedes estar contento de que la
declaración bíblica hable del hermano a quien ves y no de las personas que no son tus
parientes. ¿Puedes salirte con la tuya sin amar a los que no son parte de tu familia? De
ninguna manera. La palabra hermano en las Escrituras cubre mucho más que parientes de
sangre.
En este punto, otra laguna podría aparecer ante los eruditos y los pastores entrenados en la
interpretación bíblica exacta. Los exégetas expertos saben que la Biblia a menudo usa la
palabra hermanos para significar compañeros seguidores de Jesús. De hecho, eso es a lo que
se refiere 1 Juan 4:20 cuando habla del hermano a quien ves. Este versículo es parte de un
llamado a amar a los hermanos Cristianos, a los hermanos y hermanas en Cristo. No está
hablando de un amor por todas las personas en general, sino del amor que los Cristianos
tienen por otros Cristianos.
Esto es técnicamente correcto, pero ¿es una laguna no amar a algunas de las personas que
conoces? ¿Está bien no amar a quienes no son Cristianos siempre que ames a las personas
de la misma fe? De ninguna manera. La Biblia dice: "Así que, según tengamos oportunidad,
hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe" (Gálatas 6:10). Los
Cristianos tienen una obligación especial de amar a los hermanos en Cristo, pero amar a las
personas que no conocen a Cristo no es una laguna.
Ten cuidado de usar una interpretación técnicamente correcta como excusa para no amar a
ciertas clases de personas. Si dices, "¿Quién es este hermano a quien debo amar?" Suenas
como el erudito bíblico que una vez le preguntó a Jesús: "¿Quién es mi prójimo?" El erudito
planteó esta pregunta en una discusión sobre los mandamientos del Señor de amar a Dios
sobre todo y de amar a tu prójimo como a ti mismo. Este hombre sabía que había personas a
las que no amaba, pero ¿no estaría bien no amarlas mientras no contaran como prójimos?
En respuesta, Jesús contó una historia sobre un hombre que fue golpeado por una banda de
ladrones y abandonado al lado del camino. Un predicador pasó apresuradamente sin
ayudarlo. Un líder de adoración pasó corriendo sin ayudarlo. Entonces vino un extranjero
mestizo, un samaritano. Le dio primeros auxilios a la víctima, lo llevó a una posada para que
se recuperara y pagó todos los gastos. Jesús concluyó la historia preguntándole al
erudito: "¿Cuál de estos tres crees que era prójimo del hombre que cayó en manos de los
ladrones?" El erudito solo pudo responder: "El que tuvo misericordia de él".
Jesús le dio la vuelta a la pregunta. En lugar de preguntar: "¿Quién es mi prójimo?" Y buscar
lagunas, Jesús nos enseña a preguntar: "¿Cómo puedo ser un prójimo?" y buscar ayudar a los
demás.
Si eres un experto sentado en una cómoda sala de conferencias analizando la pregunta
"¿Quién es mi prójimo?", Podrías decidir que algunas personas (como los samaritanos de
poca monta) no califican como prójimos. Podrías pensar que tu vecino es la persona más
parecida a ti, la persona con la que te es más fácil encajar, tal vez un compañero de clases,
un predicador o un líder de adoración.
Pero si te han robado y golpeado, si no tienes dinero y estás perdiendo sangre y podrías morir
si nadie te ayuda, esto cambia la pregunta sobre el prójimo. Cuando buscas lagunas, estás
ansioso por descalificar a ciertas personas para que no sean tus prójimos, para que no tengas
que amarlas. Pero cuando estás desesperado en busca de ayuda, estás esperando que
alguien, cualquiera, actúe como un prójimo y como un hermano para ti.
Cuando la Biblia dice: "El que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a
Dios a quien no ha visto?", no busques lagunas. Incluso si ellos no se ajustan a la definición
exacta de hermanos de este pasaje particular de la Biblia, incluso si los consideras no como
hermanos sino como enemigos, Jesús ordena: "Amad a vuestros enemigos". No hay lagunas
para no amar. Si no amas a las personas a quienes ves, no puedes amar al Dios invisible.
El Arreglador Invisible
Pero eso nos lleva de vuelta al problema con el que comenzamos. ¿No es más fácil amar a un
Dios perfecto que a las personas imperfectas? No necesariamente. Dios merece amor más
que nadie, pero no podemos verlo. No podemos tocarlo. No podemos hacer nada para
ayudarlo porque no nos necesita. Muchos de nosotros no sabemos cómo es realmente Dios, y
podemos engañarnos pensando que lo amamos cuando en realidad solo amamos a nuestra
propia versión imaginaria de Dios.
De hecho, algunas de las cosas que hacen que Dios sea más digno de amor son algunas de
las cosas que menos nos agradan. Como pecadores, tendemos a detestar a cualquiera que
sea más santo que nosotros. Tendemos a detestar a cualquiera más inteligente, más fuerte y
más capaz que nosotros. Algunas de las personas que más nos disgustan son a las que más
envidiamos. Pero Dios es a quien más envidiamos de todos, incluso si no lo admitimos.
Deseamos que pudiéramos ser Dios. Deseamos que pudiéramos tener el poder de Dios para
hacer lo que queramos. Deseamos que pudiéramos tener la autoridad de Dios para decidir
qué está bien y qué está mal. Deseamos que pudiéramos tener la libertad de Dios para dirigir
el universo de acuerdo con nuestra propia agenda. En el fondo desearíamos poder ser
Dios. Nos molesta el hecho de que Dios es Dios y nosotros no. Este resentimiento contra el
Dios invisible se hace presente en nuestro resentimiento hacia las personas que Dios pone en
nuestras vidas.
Es fácil pensar que el amor hacia Dios radica en sentir buenas vibras hacia él, en decir
algunas palabras piadosas y quizás en cantar una canción religiosa de vez en cuando. Pero
una de las principales formas de mostrar un amor verdadero por el Dios invisible es amar a las
personas a quienes vemos. Podrías decir: "Amo a Dios. Creo que es maravilloso. Pero
deberías ver a los horribles miembros de la familia y a las personas con las que tengo que
lidiar. Puedo amar a Dios sin amar a algunos de esos tontos".
Aquí hay una pregunta noble: ¿quién te puso en esa familia en particular? ¿Quién te trajo a
ese barrio con esas personas irritantes calle abajo? ¿Quién te consiguió un trabajo con
personas que te enfurecen? ¿Quién espera que ames a personas a las que nunca hubieras
querido conocer? Fue Dios.
Dios es quien arregla tu vida. Si odias el arreglo, odias al Arreglista. Si odias a las personas
que él ha puesto en tu camino, odias al Señor por ponerlas en tu camino. Según la Biblia, Dios
arregla tu vida y tus relaciones. Establece el tiempo de tu vida y decide tu ubicación exacta,
con la intención de que puedas desearlo y encontrarlo (Hechos 17:26-27). Dios moldea todas
las cosas--incluso cada detalle de tu vida y cada relación--de acuerdo con su propósito y su
plan (Efesios 1:11). Entonces, si odias la forma en que se desarrolla tu vida, y si odias a las
personas en tu vida, lo que realmente odias es a Dios. No te mientas a ti mismo. Si no amas a
quienes ves, no puedes amar al Arreglista invisible que hizo que esas personas sean parte de
tu vida.
Icono del Dios Amoroso
Otra razón por la que no puedes amar a Dios sin amar a las personas a tu alrededor es que
cada persona sirve como un ícono de Dios para los demás. La Biblia dice que Dios creó al
hombre a su propia imagen y semejanza. Otra palabra para imagen es icono. La Escritura dice
que es ridículo alabar a Dios con la boca y luego usar esa misma boca para maldecir a los
humanos que están hechos a su imagen, quienes son sus íconos (Santiago 3:9-10). Como
Dios es invisible, una forma de mostrar amor por él es amar a sus íconos.
Algunas religiones se especializan en estatuas, en representaciones, en imágenes y en
íconos. Pero Dios nunca permitió que su pueblo hiciera ídolos o imágenes talladas para
representar a Dios o para ser objetos de devoción. Una razón para esto es que el Dios
invisible e infinito se niega a ser limitado, tergiversado o controlado por el uso de
imágenes. Otra razón es que Dios ya ha hecho íconos hacia los cuales podemos mostrar
nuestro amor y devoción por Dios. Nuestros compañeros humanos son los íconos de Dios
para nosotros, y debemos servirle al Señor sirviéndoles. Dios no quiere que nosotros besemos
imágenes de Jesús o nos inclinemos ante las estatuas que hemos hecho. Dios no quiere que
amemos ni sirvamos a ningún ícono que hayamos hecho. Él quiere que amemos y sirvamos al
ícono que él hace, la imagen de Dios en otras personas. Esas personas no son en realidad
Dios, por supuesto, más de lo que yo soy Dios, pero debo ver a cada una como un ícono de
Dios y tratarlas como quisiera tratar al Señor si estuviera en esa situación
particular. Proverbios 19:17 dice: "A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho,
se lo volverá a pagar ".
Jesús dice lo que les dirá en el fin del mundo a aquellos que son salvos que le dieron comida,
ropa, refugio, amistad y hospitalidad. Ellos preguntarán: "Señor, ¿cuándo te vimos
necesitado?" Jesús dirá: "En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños,
a mí lo hicisteis " (Mateo 25:40). Jesús entonces les dirá a los condenados que lo descuidaron
y se negaron a ayudarlo cuando lo necesitó. Ellos dirán: "Señor, ¿cuándo te vimos y no te
ayudamos?" Jesús dirá: "En cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a
mí lo hicisteis " (Mateo 25:45). La forma en que tratamos a otras personas es algo que Jesús
toma personalmente. Tu relación con el Señor se refleja en tu trato con los demás, porque
cada ser humano es ícono de Dios, creado a su imagen.
Si encuentras a algunas personas difíciles de amar, probablemente es porque su personalidad
choca con la tuya y sus objetivos se interponen en tu camino. Pero si no puedes amar a
alguien a quien ves debido a las diferencias entre ustedes, ¿cómo puedes amar al Dios
invisible, quien es mucho más diferente? Eres mucho más como tus compañeros pecadores
de lo que eres como Dios. Una parte de tu campo de entrenamiento para amar a Dios, quien
es absolutamente diferente a ti, es aprender a amar a las personas que son tan solo un poco
diferentes a ti.
Un ícono es una conexión física con algo espiritual. Las actitudes espirituales se reflejan en
acciones físicas. Otra persona es un ícono de Dios, y sus actos materiales de amor son íconos
o señales visibles de su amor por Dios. La Biblia dice,
En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros
debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve
a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en
él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad (1 Juan 3:16-
18).
Si amas al Señor y te diriges al cielo, esto se refleja en la ayuda física para el hermano a
quien ves. Si rechazas a Dios y te diriges al infierno, esto se refleja en tu descuido a las
necesidades físicas del ícono de Dios, el hermano a quien ves.
La Marca del Amor de Dios
No puedes amar al Dios invisible pero merecedor sin amar a tu hermano a quien has visto,
pero a menudo indigno. Puede parecer más fácil amar a los merecedores que a quienes no lo
merecen, pero esta es la realidad: si amas a Dios en absoluto, es solo porque él te amó
primero. Él te amó cuando no lo merecías. Jesús entregó su vida como sacrificio para pagar
por tus pecados. Jesús no murió por ti porque lo merecieras, sino porque lo necesitabas. Y si
eres salvo y el Espíritu de Cristo vive en ti, amas a los demás y te entregas a ti mismo para
ayudarlos, no porque lo merezcan sino porque lo necesitan. Si has sido amado con el amor de
Dios y has sido salvado por él, esa misma clase de amor fluirá a través de ti hacia los
demás. En 1 Juan 4, la Biblia dice,
Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha
perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues
como él es, así somos nosotros en este mundo... Nosotros le amamos a él, porque él nos amó
primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que
no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y
nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano."
(1 Juan 4:19-21).
Si no amas a los demás, no amas a Dios. Ni siquiera lo conoces. Si no defiendes a los débiles
y ayudas a los necesitados, ni siquiera conoces al Todopoderoso. La Biblia dice acerca de un
gobernante piadoso: "¿No hizo juicio y justicia, y entonces le fue bien? El juzgó la causa del
afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí? " Declara el
Señor (Jeremías 22: 15-16). Si crees que conocer a Dios es una cuestión de sentimientos o
experiencias místicas, piénsalo de nuevo. Dios dice que hacer lo correcto y ayudar a los
necesitados es conocerlo a él.
Cuando conoces a Dios, sabes que él ayuda a los indefensos porque te ayudó cuando
estabas indefenso. Cuando conoces a Dios, sabes que él perdona a los que no lo merecen
porque te perdonó cuando no lo merecías. Cuando conoces a Dios, sabes que él ama a sus
enemigos porque te amó y derramó su sangre por ti cuando aún eras su enemigo. Cuando
conoces a Dios y experimentas su amor, mostrarás ese amor hacia los demás.
Bajando por una Chimenea.
Para mostrar amor por Dios, comienza amando a los más cercanos a ti. Nuestra primera
presentación ante otras personas, y la primera prueba de amor para Dios, es la vida
familiar. Una forma de medir cuánto honras a Dios es cuánto honras a tus padres. Si no amas
y honras a tus padres puedes ver que no puedes amar al Padre celestial a quien no puedes
ver. ¿Qué tan bien te llevas con tus hermanas y hermanos? ¿Qué tanto peleas y discutes con
ellos? ¿De verdad te preocupas por tu familia ampliada? La familia es la primera prueba de
amor por Dios y por la humanidad.
Algunas personas dicen ser grandes amantes de la humanidad. Tienen amigos con ideas
afines que comparten sus intereses y cuya compañía les agrada. Tienen ideales para la
sociedad y les agradan aquellos que comparten sus ideales. Pero muchos de estos idealistas
y amantes de la humanidad no pueden soportar a sus propios familiares, y eso me hace dudar
de si son tan grandes amantes de la humanidad después de todo. No amas a la humanidad si
solo amas a algunos de tus seres humanos favoritos elegidos a mano, pero no amas a
aquellos que son parte de tu vida sin tu elección.
El escritor británico G. K. Chesterton escribió, "La mejor manera en la que un hombre podría
poner a prueba su disposición para enfrentar la variedad común de la humanidad sería
descender a cualquier casa al azar y embarcarse lo mejor posible con las personas que están
dentro. Y eso es esencialmente lo que cada uno de nosotros hicimos el día en el que
nacemos". Salir del canal de parto de tu madre fue como bajar por una chimenea hacia una
casa que no elegiste y aterrizar entre personas que no conocías. Ellas son las primeras
personas a quienes debes aprender a amar. Cualquiera que no ama a su familia, a quien ha
visto, no puede amar a la humanidad en general, a quien no ha visto y a quien realmente no
conoce. Y ciertamente no puede amar a Dios. La falta de amor y cuidado por los parientes y la
familia inmediata hace que una persona sea peor que alguien que no cree en Dios en absoluto
(1 Timoteo 5: 8).
Amar al mundo
El amor por la humanidad comienza en casa, pero no se detiene allí. Si conoces a Jesús, el
amor va más allá de la familia biológica para incluir a la familia de Dios. Sientes un afecto
especial por tus hermanos Cristianos y una obligación especial de ayudar a los seguidores de
Jesús necesitados. Incluso entonces, no has llegado al límite del amor.
Tú eres directamente más responsable de algunas personas que de otras, pero nunca eres
libre de descartar a alguien o de despedir a una clase completa de personas más allá de los
límites de tu amor. La Biblia dice que Dios amó al mundo, y nuestro amor, al igual que el de
Dios, debe ser mundial y no debe estar limitado a nuestro propio grupo o nación. Como
individuos, debemos mostrar amor, e incluso como sociedades y naciones, debemos construir
políticas para ayudar a los demás, y no simplemente aprovecharnos de ellos.
¿Qué pasaría si un funcionario de gobierno de alto rango declarara que su objetivo principal
era mantener a su nación rica a expensas de las naciones pobres? ¿Qué pasaría si un país se
autoproclamara una tierra de oportunidades, de libertad y de derechos humanos, pero dijera
que esas cosas son irrelevantes para tratar con otras naciones? Decir tales cosas
abiertamente sería una mala política para un gobierno. Pero en un memorándum confidencial
de 1948 que luego fue desclasificado, George Kennan, el jefe de personal de Planificación de
Políticas del Departamento de Estado de los EE. UU. en su momento, declaró:
Tenemos aproximadamente el 50% de la riqueza mundial, pero solo el 6.3% de su
población ... En esta situación, no podemos dejar de ser objeto de envidia y
resentimiento. Nuestra verdadera tarea en el próximo período es diseñar un patrón de
relaciones que nos permita mantener esta posición de disparidad sin un perjuicio positivo para
nuestra seguridad nacional. Para hacerlo, tendremos que prescindir de todo sentimentalismo y
de soñar despiertos; y nuestra atención tendrá que concentrarse por todos lados en nuestros
objetivos nacionales inmediatos. No necesitamos engañarnos a nosotros mismos acerca de
que hoy podemos permitirnos el lujo del altruismo y la benevolencia mundial ...   Deberíamos
dejar de ponernos en la posición de ser el guardián de nuestros hermanos y abstenernos de
ofrecer consejos morales e ideológicos. Deberíamos dejar de hablar de objetivos vagos e
irreales como los derechos humanos, el incremento de los niveles de vida y la
democratización. No está lejos el día en el que vamos a tener que lidiar con los conceptos de
poder directo. Mientras menos nos veamos obstaculizados por lemas idealistas,
mejor. (Estudio de Planificación de Políticas 23, 24 de febrero de 1948).
Alguien que quisiera expresar ese enfoque político con un simple lema diría: "Se trata de la
economía, estúpido". Si alguien hubiera acusado a los Estados Unidos de tratar de
permanecer rico manteniendo pobres a los demás o desechando los ideales que dicen
defender, los Estadounidenses hubieran podido objetar que la acusación fue injusta y que el
acusador era un radical antiamericano. Pero esa no era una acusación disidente, era un
documento de política. Estoy seguro de que no todos los líderes del gobierno se sentían de
esta manera, pero no era solo una persona de bajo nivel la que pidió usar el poder para
mantener una gran ventaja de riqueza. George Kennan tal vez fue el principal pensador de la
política exterior Estadounidense durante el último medio siglo.
Tal enfoque implica el amor al dinero y la confianza en el poder, no el amor a las personas o la
confianza en Dios. Una nación que solo se preocupa por sí misma y se aprovecha de los
demás debe arrepentirse o perecer. Un individuo que solo se preocupa por sí mismo y se
aprovecha de los demás debe arrepentirse o perecer.
En nuestros hogares, en nuestros vecindarios e iglesias, en nuestra propia nación y en las
relaciones con otras naciones, Dios nos llama a amarlo amando al hermano a quien
vemos. Ya sea haciendo actos personales de amor por un individuo o buscando justicia
pública en los asuntos de las naciones, nuestra relación con Dios se vuelve visible en la forma
en que nos relacionamos con los demás. Ama a Dios amando al hermano a quien ves.
Este mensaje fue preparado originalmente por David Feddes para los Ministerios de Regreso
a Dios. Usado con permiso.
Vida Creacionista (Dr. Feddes)
Vida Creacionista por David Feddes
Si las encuestas de opinión pública son correctas, la mayoría de nosotros estamos de acuerdo
en que Dios creó el universo. Podemos estar en desacuerdo sobre cuánto tiempo hace que el
Señor comenzó a crearlo o qué métodos usó, pero la mayoría de nosotros estamos de
acuerdo en que Dios lo creó. Incluso entre aquellos que aceptan al menos algunos aspectos
de la teoría de la evolución, la gran mayoría todavía creen que todo el proceso fue iniciado y
dirigido por Dios. Solo una pequeña minoría dice que Dios no tuvo nada que ver con eso, que
todo el universo, incluida la humanidad, es solo un accidente cósmico.
La mayoría de nosotros creemos en la creación divina. Pero ¿Y qué? ¿Qué diferencia
hace? Una forma de responder es escuchar a alguien que no cree en el Dios Creador. Francis
Crick escribió en su libro La Asombrosa Hipótesis: "La asombrosa hipótesis es que 'Tú', tus
alegrías y tristezas, tus recuerdos y ambiciones, tu sentido de identidad personal y tu libre
albedrío, de hecho, no son más que el comportamiento de un vasto conjunto de células
nerviosas y sus moléculas asociadas. "¿Suena inspirador? En respuesta a Crick, el profesor
Phillip Johnson señaló que no podríamos tomar en serio la "asombrosa hipótesis" de Crick si
Crick acabara de salir y dijera:" Yo, Francis Crick, mis opiniones y mi ciencia, e incluso los
pensamientos expresados en este libro consisten en nada más que el comportamiento de un
vasto conjunto de células nerviosas y sus moléculas asociadas". La hipótesis de Crick es auto
refutante. Si él no tuviera un ser propio, ¿por qué escucharlo? Si sus pensamientos fueran
solo nervios y moléculas que interactúan, ¿por qué prestarles atención? Negar al Creador, ya
sea como materialista que solo cree en la materia y en las moléculas, o como un budista que
acepta la doctrina del no ser--nos deja sin fundamento alguno para suponer que el
pensamiento humano y la moralidad puedan tener alguna conexión con la realidad.
¿Por qué importa creer en el Creador? Para empezar, porque la creación es la base de la
racionalidad, de la moralidad y de la dignidad humana. Entonces, si todavía no crees en el
Creador, te animo a reconsiderarlo.
Sin embargo, en este momento no quiero desafiar a aquellos que no creen en la creación
tanto como quiero desafiar a los que si creen en la creación. A veces, aquellos de nosotros
que creemos en la creación, nos enfocamos en argumentar abiertamente sobre aquellos que
no creen. Nos enfocamos en el origen y en la historia del principio del universo. Los Cristianos
intentan convencer a los ateos de que el universo existe solo porque Dios lo hizo, y también
debatimos con otros Cristianos que tienen diferentes puntos de vista sobre cómo lo hizo
Dios. Esto es importante.
Pero no vamos a centrarnos en aclarar nuestros hechos, por importante que esto sea. En
lugar de debatir sobre varias teorías, supongamos que tú y yo creemos que Dios creó el
cosmos, y lo que es más, supongamos que tenemos la teoría correcta de cómo lo hizo. ¿Y
que? Supongamos que tenemos nuestros hechos claros sobre lo que Dios hizo hace mucho
tiempo, ¿qué diferencia hace ahora?
Supongamos que creemos en el primer versículo de la Biblia: "En el principio creó Dios los
cielos y la tierra" (Génesis 1: 1). Creemos lo que Dios dice en el libro de Isaías: "Yo hice la
tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos" (Isaías
45:12). Estamos en sintonía con Hebreos 11:3: "Por la fe entendemos haber sido constituido
el universo por la palabra de Dios". Creemos la verdad de la creación. Pero, ¿cómo es vivir la
verdad de la creación?
La fe en el Creador no es solo un hecho que debe almacenarse en nuestro archivador
mental. No es solo una teoría sobre algo que Dios hizo hace mucho tiempo. No solo
necesitamos creencias creacionistas. Necesitamos una vida creacionista. Una fe viva en el
Creador afecta todo: la forma en que nos relacionamos con Dios, la forma en que nos
relacionamos las personas, y la forma en que nos relacionamos con la tierra.
Relación con Dios
Comencemos con lo que significa nuestra relación con Dios. Algo que esto significa es que
vivimos con la confianza en nuestro creador. Es bueno contar con creencias correctas sobre
lo que el Creador hizo hace mucho tiempo para dar inicio al universo, pero ¿de qué sirve si no
podemos confiar en él hoy y en el mañana? Podemos tener todas las ideas correctas sobre
los orígenes, incluso podemos criticar los defectos de las teorías de otras personas, pero a
veces nos las arreglamos para preocuparnos demasiado, como si el Creador ya no estuviera a
cargo.
Jesús nos dijo que en lugar de preocuparnos, debemos confiar en nuestro Creador. Después
de todo, Dios se asegura de que las aves tengan mucho para comer; él les da un vestido
espléndido a las flores. Si así es como él cuida a sus criaturas inferiores, puede asegurarse de
que tengas comida y ropa que usar. Así que no te preocupes por estas cosas, dice Jesús. Tu
Padre celestial sabe que los necesitas. Simplemente busca primero el reino de Dios y su
justicia, y déjale el resto a Dios (Mateo 6: 25-34).
Nuestras preocupaciones serían comprensibles si creyéramos que todo en el universo ocurre
por pura casualidad, que no hay un plan para nuestras vidas, y que nadie está a cargo. Pero si
creemos que el universo entero es creación de Dios, si realmente creemos que Dios lo hizo y
que continúa sosteniéndolo y dirigiéndolo, entonces es hora de dejar de preocuparnos y
comenzar a confiar.
            Podemos confiar en que Dios se ocupará de nuestras necesidades inmediatas, y
también podemos confiar en el futuro definitivo. Si fueras ateo, podrías tener el derecho de
sentirte triste. Si crees que cuando mueres, estás muerto, y ese es tu final, no habría mucho
lugar para la esperanza. Si estuvieras convencido de que la humanidad eventualmente se
extinguirá, que la tierra eventualmente será tragada por el sol, y que todo el sistema solar
colapsará y no dejará rastro de vida--si estuvieras convencido de que así es como va a
terminar todo, entonces no te culpo por sentirte sombrío, gruñón y triste.
            Pero si crees en el Creador, la tristeza debe desaparecer. La desesperación tiene que
dar paso a la confianza. El Señor que originalmente creó algo de la nada también puede traer
vida a la muerte; de hecho, Jesucristo, aquel por quien todas las cosas fueron creadas, ya ha
resucitado de los muertos, y a través de la fe en él, puedes tener un futuro espléndido. Lo que
es más, toda la creación se liberará de la esclavitud del pecado y de la decadencia, y
finalmente se renovará y se transformará para que sea lo que el Creador quiere que
sea. Cuando tienes confianza en todo eso, ¿por qué ser un pesimista? La muerte no es
nuestro destino final; ¡la vida lo es! El universo no está condenado a la ruina; ¡está destinado a
la renovación! ¡Así que deja de deprimirte y comienza a esperar! No digas que crees la verdad
sobre la creación; ¡Vívela!
La vida de creación implica un sentido poderoso de confianza en Dios. También involucra
una actitud de agradecimiento.
En uno de los grandes cantos de la Biblia sobre la creación, el salmo 104, el escritor dice: "El
hace producir el heno para las bestias, y la hierba para el servicio del hombre, sacando el pan
de la tierra, y el vino que alegra el corazón del hombre, el aceite que hace brillar el rostro, y el
pan que sustenta la vida del hombre" (v. 14-15). En otro lugar, la Biblia dice: "Haciendo bien,
dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros
corazones" (Hechos 14:17). La Biblia deja en claro que Dios no solo hizo que el universo
funcionara desde hace mucho tiempo. Él es quien proporciona todo lo bueno en este
momento, y eso requiere agradecimiento de nuestra parte.
Lamentablemente es posible creer en las teorías correctas sobre la creación y, sin embargo,
vivir como si hubiéramos ganado todo lo que tenemos, como si mereciéramos todo el crédito
de nuestra prosperidad y éxito. En lugar de ser agradecidos, nos volvemos arrogantes. Tal vez
tienes una mente excelente y te ha ido bien en el mundo académico. Bueno, antes de que te
vuelvas demasiado orgulloso sobre tu capacidad intelectual, no olvides de dónde
vienes. Como el Señor le preguntó a Job, "¿Quién puso la sabiduría en el corazón? ¿O quién
dio al espíritu inteligencia?" (Job 38:36).
O quizás comenzaste con muy poco, y con los años, te has vuelto exitoso y próspero. Tienes
un negocio, tienes dinero, tienes una gran casa, y puedes pensar que todo se debe a tu
astucia y trabajo duro. ¿Pero no estás olvidando algo? Como dice la Biblia, "y digas en tu
corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. Sino acuérdate de
Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas..." (Deuteronomio 8:17-18) En
otras palabras, no eres tu propio éxito. Tu no sales adelante por ti mismo. No tendrías ninguna
capacidad de producir riqueza; no tendrías la oportunidad de ganar dinero, si tu Creador no te
las hubiera dado.
Si solo crees en la supervivencia del más apto, entonces supongo que cuando lograste el
éxito, pudiste haberte felicitado por convertirte en uno de los más aptos. Pero si tú y yo
creemos en el Creador, entonces el orgullo tiene que irse. Solo hay espacio para una gratitud
humilde. Solo podemos decirle "Gracias" a nuestro Creador por darnos tantas cosas buenas.
Y eso nos lleva a una tercera forma en que la vida creacionista afecta nuestra relación con
Dios: una sensación de asombro y alabanza. La creación no es solo una teoría académica. La
creación es una realidad presente. Es un gran teatro que muestra la gloria de Dios, y que
debemos aplaudir.
El Salmo 104 es un himno maravilloso sobre la creación de Dios. Comienza diciendo: "Jehová
Dios mío, mucho te has engrandecido; Te has vestido de gloria y de magnificencia" (v. 1). El
escritor inspirado ve el esplendor de Dios en el brillo deslumbrante del sol. Oye el poder de
Dios en el rugido profundo del trueno. Él ve la creatividad de Dios y el cuidado amoroso en el
cielo y en las nubes, en los prados y en las montañas, en los burros salvajes, en las cabras
monteses, en los leones, en las aves y en los peces. El escritor está tan maravillado y
asombrado que apenas puede contenerse a sí mismo: "¡Cuán innumerables son tus obras, oh
Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tus beneficios" (v. 24). Termina
exclamando: "Sea la gloria de Jehová para siempre; alégrese Jehová en sus obras... A Jehová
cantaré en mi vida; a mi Dios cantaré salmos mientras viva" (v. 31, 33).
Entonces, no solo creas en ciertos hechos sobre la creación. Experimenta la creación en sí
misma y ofrécele al Creador la admiración y la alabanza. Al mirar el cielo en una noche clara,
repite el Salmo 19:1, "Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de
sus manos". Cuando mires una flor o mires una puesta de sol o pasees por un zoológico o
camines por un parque o por una reserva natural, escales una montaña o saborees una
naranja, es un buen momento para alabar al Creador y maravillarte de su grandeza. Dios tiene
pájaros que cantan su alabanza, leones que rugen su alabanza, elefantes que pregonan su
alabanza, brisas que susurran su alabanza, arroyos que balbucean su alabanza, truenos que
retumban su alabanza, pero también busca la alabanza tuya y mía, y a él le encanta
escucharla. Cuando tenemos una fe viva en el Creador, hacemos algo más que solo asentir
con la cabeza de acuerdo con un cierto conjunto de hechos. Prestamos atención a lo que el
Señor ha hecho, y lo alabamos por ello.
Hasta ahora, hemos visto cómo una fe viva en la creación afecta nuestra actitud hacia Dios:
inspira confianza, gratitud y alabanza. Ahora, en el tiempo que nos queda, veamos cómo
afecta nuestra relación con las personas y con el resto de la creación.
Relación con las Personas
La Biblia enseña que cada persona es creación de Dios, creada a su imagen. Si tu y yo
creemos esto y vivimos lo que creemos, esto tiene un profundo impacto en cómo nos
relacionamos con nosotros mismos y con otras personas.
Esto cambia la forma en la que piensas acerca de ti. Es posible que tengas una tendencia a
auto criticarte. Tal vez piensas que eres demasiado feo o demasiado estúpido o torpe o lo que
sea. Tal vez te sientes inútil debido a alguna discapacidad. Bueno, antes de auto criticarte
más, no olvides quién te creó.
Cuando Dios le dijo a Moisés que guiara a su pueblo, Moisés dijo: "Nunca he sido hombre de
fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe
de lengua ". ¿Y qué dijo Dios? Él dijo: "¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y
al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?" (Éxodo 4:10-11)
Cuando te degradas a ti mismo y a tus habilidades, también estás degradando a quien te
creó. La Biblia dice: "¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra!
¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces? " (Isaías 45:9). Dios no nos hizo iguales a todos,
no nos dio a todos el mismo parecer o las mismas habilidades, pero él nos hizo a cada uno de
nosotros a su imagen, y nos ha dado a cada uno de nosotros las características y habilidades
de las que espera que saquemos el máximo provecho, en lugar de quejarnos por lo que no
tenemos. ¿Realmente crees que Dios te creó a su imagen? ¡Entonces vive así!
Y recuerda, tú y yo no somos los únicos que portamos la imagen de Dios. Cada persona que
conocemos también la porta. Y eso debe darle forma a la manera en que los tratamos. Antes
de insultar o maldecir a otras personas, debemos darnos cuenta de que también estaremos
insultando a su Creador. El libro de Santiago dice: "Con ella bendecimos al Dios y Padre, y
con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma
boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así". (Santiago 3:9-
10). El Creador se toma personalmente los insultos hacia los portadores de su imagen. Tal vez
es por eso que Jesús dijo en su gran Sermón del Monte que "cualquiera que le diga: Fatuo,
quedará expuesto al infierno de fuego" (Mateo 5:22).
Supongo que si pensabas que las personas simplemente evolucionaron accidentalmente del
fango primitivo, podría tener sentido tratarlos como fango. Pero si crees que las personas
están hechas a la imagen de Dios, será mejor que las trates como realeza. Esto incluye a
personas de razas y naciones que no sean las tuyas. Conozco a personas que son muy
estrictas y correctas en sus doctrinas de cómo creó Dios a Adán y a Eva; son escrupulosos
acerca de los detalles más minuciosos de la historia bíblica y, sin embargo, tratan con
desprecio a las personas de diferentes orígenes étnicos. ¿De qué sirve saber la verdad si no
la vives? ¿De qué sirve decir que las personas están creadas a la imagen de Dios si no las
tratas de esa manera?
Si crees que algunas razas son más evolucionadas que otras y que solo las más aptas
deberían sobrevivir, puedo ver por qué puedes sentirte justificado al despreciar y degradar e
incluso destruir a personas que son diferentes, pero no si crees en la creación. Según la
Biblia, "Y de una sangre [Dios] ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre
toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación"
(Hechos 17:26). Es Dios quien nos puso en diferentes lugares; es Dios quien formó diferentes
razas a partir de los mismos padres originales. Y, en las palabras de la Biblia, "Dios no hace
acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia"
(Hechos 10:34-35). Si creemos en un Creador que no muestra favoritismo y que acepta
personas de todas las naciones, entonces también esa debería ser nuestra actitud.
Todavía hay otra manera en que nuestra fe en la creación afecta la forma en que nos
relacionamos con los demás. Implica la economía. Al leer una importante biografía de Carlos
Darwin, me llamó la atención nuevamente el hecho de que las ideas de Darwin sobre la
competencia entre diversas formas de vida y la supervivencia del más apto no se originaron
de su estudio de datos biológicos. Darwin obtuvo sus ideas al leer las teorías económicas de
Thomas Malthus. Malthus estaba a favor de la idea de que las personas siempre compiten por
la supervivencia económica. Las personas inteligentes, capaces y trabajadoras tienen éxito y
las personas pobres son inferiores. Es la supervivencia del más apto. Estas ideas económicas
son las que Darwin adaptó y usó en sus teorías biológicas.
La ironía es que algunas personas que rechazan la biología darwinista como algo anticristiano
y malvado parecen ser firmes creyentes de la supervivencia de los más aptos cuando se trata
de la economía. No están satisfechos con ganarse la vida; quieren más y más, y están
ansiosos por aplastar a cualquier competidor que puedan. Si manejan un negocio, no ven a
sus empleados como personas hechas a la imagen de Dios, sino solo como unidades en una
máquina económica en la que intentan obtener la máxima cantidad de trabajo por la menor
cantidad de dinero. Respetan a quienes son ricos y exitosos, y tratan a los pobres como seres
inferiores. Esto se hace bajo los estandartes de la "empresa libre", pero se trata de un
darwinismo social y económico.
Ahora, está bien ganarse la vida, hacer lo mejor para obtener ganancias, etc. Pero si vemos a
otras personas solo en términos de supervivencia del más apto, y no como portadores de la
imagen de Dios, nos hemos alejado mucho de la vida creacionista. No podemos medir el valor
de alguien en términos de éxito financiero.
Cuando vives la verdad de la creación, te das cuenta de que los ricos y los pobres tienen el
mismo valor ante los ojos de Dios. En Proverbios 22:2, la Biblia dice: "El rico y el pobre se
encuentran; a ambos los hizo Jehová". Tener dinero y poder no te hace mejor que aquellos
con menos. De hecho, debes tener cuidado en cómo tratas a los pobres, porque Dios se lo
toma como algo personal. En Proverbios 14:31, la Biblia dice: "El que oprime al pobre afrenta
a su Hacedor; Mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra" (Proverbios 14:31). Y
Proverbios 19:17 dice: "A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo
volverá a pagar " (Proverbios 19:17).
Así que no te conformes con solo creer en la verdad doctrinal sobre las personas hechas a la
imagen de Dios. Vive esa verdad. Respeta la imagen de Dios en ti y en los demás. Considera
a las personas de otras nacionalidades como iguales. Trata a tus empleados de manera
justa. Ten en cuenta que los competidores de tu empresa son más que simples rivales que
deben ser aplastados. Y muestra amabilidad hacia los pobres, sabiendo que Dios es el
Creador de todo. Eso es parte de la vida creacionista en relación con las personas.
Relación con la Tierra
Además de dar forma a cómo nos relacionamos con Dios y con las personas, la vida
creacionista también determina la forma en que nos relacionamos con el mundo que nos
rodea. Algunas personas hablan de la tierra como una entidad viviente y divina, como una
diosa llamada Gaia o Madre Tierra. Pero está mal adorar a la tierra si Dios la
creó. Deberíamos adorar al Creador, no a algo que él creó. Del mismo modo, es tonto confiar
en la astrología o leer horóscopos como si las estrellas controlaran nuestro destino. Dios creó
las estrellas. Dios controla nuestro destino; las estrellas no. La vida creacionista rechaza toda
forma de adoración a la naturaleza.
Aun así, aunque la creación no es una diosa o un dios, sí le pertenece a Dios, por lo que no
podemos tratarla de la forma que queramos. La Biblia dice: "De Jehová es la tierra y su
plenitud; el mundo, y los que en él habitan" (Salmo 24:1). Esta es la creación de Dios y la
propiedad de Dios, por lo que debemos tratarla con respeto. Dios valora a todos sus animales,
incluso al más pequeño, y eso significa que debemos tratar a los animales con
cuidado. Podemos comer carne o usar productos de origen animal para vivir, pero no hay
lugar para la crueldad o la destrucción innecesaria de los animales.
Cuando vivimos la verdad de la creación, trataremos a esta tierra con cuidado. La Biblia nos
enseña a pensar en la tierra como un jardín. Una clase de jardín es aquel del tipo que produce
alimentos: un jardín de frutas o verduras. Y ciertamente la tierra es un jardín en ese
sentido. Dependemos de los recursos de la tierra para sustentar nuestras vidas. No podemos
dañar el agua, el suelo y el aire sin dañarnos a nosotros mismos. Así que será mejor que
cuidemos muy bien este jardín en el que vivimos, ya que es la manera en la que Dios
satisface nuestras necesidades físicas.
La tierra también es un jardín en otro sentido. Algunas personas disfrutan tener un jardín de
flores. No comen de ello; lo mantienen simplemente por su belleza. Disfrutan de los colores
brillantes y del encantador aroma de las flores. Del mismo modo, algunas partes de la
creación no producen mucha comida o tienen mucho valor económico. Simplemente son
bellas muestras de la creatividad de Dios, hechas para su deleite y para el nuestro. Dios creó
la tierra no solo para producir alimentos, sino también para mostrar belleza.
Si tienes creencias precisas sobre cómo creó Dios el mundo, pero luego arrojas basura por la
ventana cuando conduces por el camino, ¿de qué sirven tus creencias? ¿Qué piensa el
Creador? Tú y yo no tenemos derecho a desfigurar o vandalizar la belleza de lo que él ha
creado. En la vida creacionista, cuidamos la tierra como si fuéramos jardineros. Para nuestra
propia supervivencia, tratamos de mantener la tierra productiva y
útil. Además, buscamos conservar su belleza.
Entonces, ¿qué hay de ello? Las encuestas de opinión pública dicen que la mayoría de
nosotros creemos en la creación. Pero ¿estamos viviendo la verdad sobre la creación? Sé que
me he quedado corto, y sospecho que tú también. Hemos pecado contra Dios, contra las
personas y contra el resto de la creación. Necesitamos ser perdonados, y tenemos que
cambiar. Necesitamos la sangre de Jesús para lavar nuestros pecados, y necesitamos que el
Espíritu Santo de Dios nos ayude, no simplemente a conocer la verdad sobre la creación, sino
a hacer que la vida creacionista sea una realidad en nuestras actitudes y en nuestras acciones
cotidianas.
Originalmente preparado por David Feddes para los Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
Entendiendo de la Ley de Dios
Entendiendo la Ley de Dios. 
Por David Feddes
La Ignorancia de la ética
• De 37 pastores en un curso de ética, sólo 10 se enumeraron los diez mandamientos en
orden.     
  7 más tenían todos los mandamientos, pero en orden confuso. 
  Los otros 20 pastores no pudieron enumerar todos los Diez Mandamientos.
• Menos de la mitad de los evangélicos profesantes pueden enumerar cinco de los Diez
Mandamientos.
• El 13% de los Estadounidenses en general creen que todos los Diez Mandamientos todavía
están vigentes en la actualidad.

Ética Cristiana:
Dirigida por el Espíritu, una obediencia sincera a las reglas de Jesús
• Si me amáis, guardad mis mandamientos. (Juan 14:15).
• Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. (Jeremías 31:33).
• Sois carta de Cristo... escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de
piedra, sino en tablas de carne del corazón. (2 Cor 3:3).

Tres tipos de leyes en el Antiguo Testamento

1. Ceremoniales: rituales señalando hacia Cristo que ahora son cumplidos en él. Ya no


les son necesarios a los Cristianos.
2. Civiles: casos civiles para gobernar al pueblo de Israel del antiguo pacto. Estas
proporcionan información valiosa para una sociedad justa, pero no son leyes para cada
nación de cada época.
3. Morales: la voluntad eterna de Dios por amarlo y al prójimo en todas las épocas y
lugares.

Maneras de conocer la ley moral de Dios

1. Escritura: Dios dice mandamientos claros.


2. Conciencia: Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que
es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de
la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia. (Rom 2:14-15).
3. Diseño: cómo funciona el ser humano y el mundo
4. Consecuencias: saludables o destructivas.
¿Qué puede hacer por nosotros la ley moral de Dios?
• Maestro del pecado: La ley de Dios le puede mostrar a las personas inconversas su
pecaminosidad y su necesidad desesperada de un salvador, conduciéndolos hacia Jesús.
• NO auto salvación: La ley de Dios no puede ayudarnos a ganar el favor de Dios o a
salvarnos a nosotros mismos.
• Patrón de amor: la ley de Dios les muestra a los creyentes agradecidos, salvos y llenos del
Espíritu Santo el patrón del amor hacia Dios y hacia el pueblo.

Bloqueado por la ley


La Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo
fuese dada a los creyentes. Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley,
encerrados para aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo,
para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. (Gálatas 3:22-24)

¿Qué nos encarcela?

1.  El pecado: "lo encerró todo bajo pecado".


2.  La ley: "confinados bajo la ley ".

¿La ley es mala al igual que el pecado?


 1. El crimen pone a las personas en prisión.
 2. La policía y los guardias colocan a las personas en prisión

¿La prisión salva?


• ¿Pasar tiempo en prisión realmente "paga una deuda ante la sociedad"?
• ¿La penitenciaría crea penitencia, o es solo "la prisión"?
• ¿Las "instituciones correccionales" realmente corrigen?
• Los "reformatorios" realmente reforman?

¿La prisión salva?


• El 75% de los presos cometerán otro delito después de que sean liberados.
• El 14% de aquellos que fueron disciplinados mientras se encontraban en prisión volverán a
la delincuencia.

La ley de Dios muestra el pecado


¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado
sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.
(Romanos 7:7)
Q. ¿Cómo puedes llegar a conocer tu miseria?
A. La ley de Dios me la declara.
(Preguntas y respuestas sobre el Catecismo de Heidelberg 3)

La ley de Dios agita el pecado


¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado,
para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que
por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. (Romanos 7:13).

Maestro del pecado


• La ley de Dios muestra el pecado y agita el pecado. Esto es evidencia de lo malos que
somos realmente.
• La ley fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue
hecha la promesa... De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de
que fuésemos justificados por la fe." (Gal 3:19,24).
• "Si yo no hubiera llegado a prisión, yo seguiría estando atrapado en el agujero negro de la
maldad. En realidad, la prisión me rescató de mí mismo".

¿Quién necesita un Salvador?


• C. S. Lewis: "Las personas se enfocan en los deberes de Dios hacia ellos, no en sus deberes
hacia Él".
• "El sentido del pecado es casi inexistente".
• "Los modernos se acercan a Dios como sus jueces. Quieren saber, no si pueden ser
absueltos por el pecado, sino si Él puede ser absuelto por crear tal mundo".
• "Tenemos que convencer a nuestros oyentes del diagnóstico no deseado antes de que
podamos esperar que reciban la noticia de la cura".

¿Qué puede hacer por nosotros la ley moral de Dios?


• Maestro del pecado: La ley de Dios le puede mostrar a las personas inconversas su
pecaminosidad y su necesidad desesperada de un salvador, conduciéndolos hacia Jesús.
• NO auto salvación: La ley de Dios no puede ayudarnos a ganar el favor de Dios o a
salvarnos a nosotros mismos.
• Patrón de amor: la ley de Dios les muestra a los creyentes agradecidos, salvos y llenos del
Espíritu Santo el patrón del amor hacia Dios y hacia el pueblo.

¿Cuál es el más grande mandamiento?


"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este
es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a
ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas" (Mateo 22:37-40).
P. Nadie en esta vida puede obedecer los Diez Mandamientos a la perfección; entonces, ¿por
qué quiere Dios que ellos sean predicados de manera tajante?
R. Primero, para que mientras más vivamos, más podamos llegar a conocer nuestra
pecaminosidad y con mayor anhelo miremos hacia Cristo para el perdón de los pecados y la
justicia. Segundo, para que, al orar a Dios por la gracia del Espíritu Santo, nunca dejemos de
esforzarnos por renovarnos más y más de acuerdo a la imagen de Dios, hasta que después
de esta vida alcancemos nuestra meta: la perfección. (Preguntas y respuestas sobre el
Catecismo de Heidelberg 115)

¿Qué puede hacer por nosotros la ley moral de Dios?


• Maestro del pecado: La ley de Dios le puede mostrar a las personas inconversas su
pecaminosidad y su necesidad desesperada de un salvador, conduciéndolos hacia Jesús.
• NO auto salvación: La ley de Dios no puede ayudarnos a ganar el favor de Dios o a
salvarnos a nosotros mismos.
• Patrón de amor: la ley de Dios les muestra a los creyentes agradecidos, salvos y llenos del
Espíritu Santo el patrón del amor hacia Dios y hacia el pueblo.

Ética Cristiana:
Dirigida por el Espíritu, una obediencia sincera a las reglas de Jesús
• Si me amáis, guardad mis mandamientos. (Juan 14:15).
• Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. (Jeremías 31:33).
• Sois carta de Cristo... escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de
piedra, sino en tablas de carne del corazón. (2 Cor 3:3).
El Perfil de Francis Schaeffer
CONOCIENDO Y HACIENDO
Una Enseñanza Trimestral para el Discipulado del Corazón y de la Mente             
Este artículo apareció originalmente en el otoño de 2001, como una publicación del informe
del Instituto C. S. Lewis.  
LOS PERFILES EN LA FE
Francis Schaeffer (1912-84)
Por el Dr. Art Lindsley, Académico Residente
Francis August Schaeffer nació el 30 de enero de 1912 en la pequeña ciudad de Germantown,
Pennsylvania. Su vida, sus libros y el ministerio suizo L'Abri han tenido un impacto inmenso y
de gran alcance en esta generación, tocando personalmente a muchas personas,
incluyéndome a mí. ¿Cómo fue que Francis, junto con su esposa Edith, pudieron impactar a
tanta gente? Primero, él logró que las personas pensaran sobre los grandes problemas de la
vida y sobre la realidad. Recuerdo cuando Schaeffer vino a hablar en un servicio de capilla en
la Universidad de Seattle del Pacifico donde yo era estudiante universitario. Al igual que la
mayoría de mis compañeros de clase, yo había crecido como creyente, pero nunca había
escuchado algo como lo que Schaeffer estaba discutiendo. Abordó la Trinidad, la naturaleza
de la Creación, la realidad de la Caída y la credibilidad intelectual de la fe en Cristo. En
muchos sentidos, eso estaba en mi cabeza en ese momento, e incluso puedo recordar que
me dolió la mente cuando traté de seguirlo. Sin embargo, estaba tan fascinado por lo que dijo
que, después de su charla, asistí al tiempo de preguntas y respuestas en la Unión de
Estudiantes. Esa primera exposición más tarde me llevó a leer sus libros Escape de la Razón
y El Dios que Está Allí, los cuales abrieron nuevas arenas para la exploración.
A lo largo de los años, cuando me encontraba y hablaba con otras personas que se
encontraban con Schaeffer, mi respuesta parece haber sido típica. Al igual que yo, muchos
creyentes habían sido expuestos a una perspectiva más estrecha sobre la fe y no tenían idea
sobre las implicaciones comprehensivas de esa fe o sobre cómo es que la cosmovisión bíblica
respondía preguntas de una manera única y persuasiva. En muchos sentidos, la vida es como
un llavero que contiene muchas llaves, solo una de ellas desbloquea el candado. La fe en
Cristo es esa llave según Schaeffer; ningún otro punto de vista es adecuado para explicar la
naturaleza de la realidad.
El método de Schaeffer fue empujar al no creyente a la conclusión lógica de sus falsas
suposiciones. Alternativamente, él empujaría al no creyente hacia una base equitativa para
sus más altas aspiraciones. Por ejemplo, un joven llegó a L'Abri siendo ateo, aunque
comprometido apasionadamente con la justicia social. Él fue persuadido gentilmente acerca
de que si su ateísmo fuera verdadero no existiría una base segura para ningún valor absoluto,
incluida la justicia. Él podía renunciar a su pretensión de saber lo que era justo o encontrar
una base para ello en un estándar absoluto sobre lo correcto y lo incorrecto, más
adecuadamente basado en un Dios infinitamente personal.
Schaeffer a menudo argumentaba que, cuando se trata de eso, nuestras opciones son
pocas. Nuestros orígenes surgen de: 1) Nada, 2) El Impersonal, o 3) El Personal. Schaeffer
argumentaba que solo el Dios Personal Infinito era la llave que desbloqueaba los secretos del
Cosmos.
Una segunda razón para el enorme impacto de Francis Schaeffer era su énfasis en la dignidad
y en la caída de la humanidad. En uno de sus sermones clásicos, "No Personas Pequeñas",
dice:
Aunque somos limitados y débiles en talento, en energía física y en fuerza psicológica, no
somos menos que un palo de madera. Pero, al igual que la vara de Moisés tenía que
convertirse en la vara de Dios, entonces lo que yo soy debe convertirse en el yo de
Dios. Entonces puedo ser útil en las manos de Dios. La Escritura enfatiza que mucho puede
venir de lo poco si lo poco está consagrado verdaderamente a Dios. No hay personas
pequeñas ni personas grandes en el verdadero sentido espiritual, sino solo personas
consagradas y no consagradas. El problema para cada uno de nosotros es aplicar esta verdad
a nosotros mismos. . . solo una cosa es importante: ser personas consagradas en el lugar de
Dios para nosotros, en cada momento. Aquellas que son consideradas personas pequeñas en
lugares pequeños, si están comprometidos con Cristo y viven bajo Su Señorío en la totalidad
de la vida, pueden, por la gracia de Dios, cambiar el flujo de nuestra generación.
Una forma en la que él demostró este respeto por la dignidad de las personas fue a través de
horas de escuchar y de hablarles con amor la verdad de Cristo a las personas que
conoció. De hecho, su esposa Edith sostiene que gran parte de su educación se basó en las
conversaciones con otras personas en lugar de solo libros. Edith escribe en L'Abri:
En lugar de estudiar volúmenes en una torre de marfil separada de la vida y de desarrollar una
teoría separada sobre el pensamiento y la lucha de los hombres, durante trece años Fran ha
estado hablándoles a hombres y mujeres en medio de sus luchas. ¡Ha hablado con
existencialistas, con positivistas lógicos, con Hindúes, con Budistas, con Protestantes
liberales, con Católicos Romanos liberales, con Judíos Reformados y con Judíos ateos, con
Musulmanes, con miembros de cultos ocultos... con profesores brillantes, con estudiantes
brillantes y con desertores brillantes! Ha hablado con jóvenes rebeldes, con hippies, con
drogadictos, con homosexuales y con personas psicológicamente perturbadas ... Las
respuestas han sido dadas, no por investigación académica (aunque constantemente él hace
volúmenes de lectura para mantenerse al día), sino fuera de este ámbito de conversación en
vivo. Él responde preguntas reales con respuestas cuidadosamente pensadas, las cuales son
respuestas reales....
Francis Schaeffer creía en involucrarse en la vida--en responder a las preguntas reales de las
personas reales.
En tercer lugar, la base misma de su vida era la pasión por Cristo, la cual se muestra en su
libro La verdadera Espiritualidad. En un momento dado, habiendo llegado a Europa después
de varios años como pastor de una iglesia Presbiteriana conservadora, tuvo una crisis de
fe. Durante varios meses, luchó con si su fe fuera una "verdad verdadera", no solo su propia
percepción de las cosas, sino objetivamente real. Al final de ese período, reafirmó fuertemente
su fe y su pasión de vivir confiando en Cristo. Una de las formas en que esto se demostraba
era orando por las finanzas, pero sin enviar cartas pidiendo dinero. Muchas veces Dios
contestaba sus oraciones en el momento justo dándole la cantidad necesaria exacta. La
oración era una forma de vida en L'Abri. Anky Rookmaaker escribe: "Lo que más me
impresionaba ... era que los Schaeffers creían en la oración, y que sus oraciones a menudo
eran respondidas de una manera muy directa... Esto era tan diferente de lo que a menudo es
la oración--no solo una la esperanza ciega, sino en fe, creyendo que Dios escuchaba y que Él
respondería..." Schaeffer no solo se involucraba en las vidas de personas reales, sino que
también demostraba la fe en un Dios real.
En cuarto lugar, Schaeffer manifestaba un lugar para la importancia de las artes y de los
artistas. Puedo recordar vívidamente haber escuchado a Schaeffer hablar en la Universidad
de Ginebra sobre lo que más tarde se convirtió en un libro corto, El Arte y La Biblia. Habló de
la tragedia de muchos jóvenes Cristianos apasionados por la música, la pintura, la escultura,
el cine, etc., pero que se desanimaban de esa búsqueda debido a padres bien intencionados y
a líderes de la iglesia. Ellos no podían ver una visión sobre la verdad, la bondad y la belleza
que no se centrara únicamente en temas específicamente bíblicos y redentores, sino en toda
la creación. Por ejemplo, Schaeffer señalaba que Salomón pronunció 3,000 proverbios y 1,005
cantos. Señalaba especialmente que Salomón "disertó sobre los árboles, desde el cedro del
Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo, disertó sobre los animales, sobre las
aves, sobre los reptiles y sobre los peces" (1 Reyes 4:32-33). En otras palabras, sus temas no
eran meramente "religiosos" sino que incluían a toda la creación. Por lo tanto, hay un lugar no
solo para la "música Cristiana", sino también para la música que puede glorificar a Dios.
Schaeffer también señalaba la importancia de escuchar a la cultura contemporánea (obras de
teatro, música, películas y literatura) como un acto de amor que nos permite hablarle a nuestra
generación con una mayor compasión.
En quinto lugar, Schaeffer enfatizaba la importancia de la antítesis. Él afirmaba que el punto
de vista bíblico, implica reconocer una contradicción entre los verdaderos profetas y los falsos,
entre lo correcto y lo incorrecto, entre el bien y el mal, entre la salvación y el juicio, entre el
camino amplio y el camino angosto. J.I. Packer escribe: "Para Schaeffer, lo más trágico--por
ser lo más anti humano--en la vida era el rechazo deliberado de un ser humano por enfrentar
la antítesis o más bien la serie de antítesis, con las que Dios nos confronta en las Sagradas
Escrituras, y en esta percepción, creo que él tenía razón".
Schaeffer ha recibido muchas críticas tanto por estar equivocado en detalles de filosofía como
por ser demasiado simplista en la historia del arte u otras áreas. Él era un evangelista que no
siempre se preocupaba por los matices del especialista académico. El suyo era el lugar del
"dibujante" de la cruzada, cuyos sencillos bocetos ofrecen información valiosa sobre la vida.
De nuevo, Packer escribe: "Creo que sus dibujos animados verbales y visuales, simplistas
pero brillantes como me parecen, sobrevivirán a todo lo demás. Sin embargo, estoy seguro de
que no estaré equivocado en absoluto cuando considero a Francis Schaeffer... como uno de
los grandes Cristianos verdaderos de mi época ". Aunque podía ocuparse de los detalles de la
discusión académica, el mayor regalo de Francis Schaeffer era identificar los asuntos
religiosos y personales más grandes que se encuentran detrás de las diversas pantallas de
humo intelectuales. En su enfoque sobre lo que era realmente importante y en su negativa por
dejar que sus oyentes permanecieran en el nivel de lo superficial, su legado perdurará.
Guía de Estudio: La Época Romana
LA ÉPOCA ROMANA
I. Introducción
A.            Problema: el dilema de la descomposición social y la violencia que conduce
al autoritarismo que limita la libertad.
B.            Sin embargo, no estamos desamparados. ¿Por qué?
C.            Respuesta abordada a través de la consideración del pasado.
D.            Cualquier punto de partida en la historia sería bueno; comenzamos con Roma
porque es el antepasado directo del Occidente Moderno.
 
II.  Roma: El Imperio Triunfante
A.            El tamaño y la fuerza militar del Imperio.
B.            Oscilación Imperial evocada por Aventicum (Avenches), Suiza.
 
III. Roma: Análisis Cultural
A.            Grecia y Roma: influencias culturales y paralelismos.
1.            La sociedad como el absoluto, para dar sentido a la vida.
2.            Dioses finitos como base de valores aceptados.
 
B.            Problemas derivados de la cultura Romana.
1.            No hay un punto de referencia infinito como base para los valores y la sociedad.
2.            Colapso de ideales cívicos, por lo tanto, inevitable.
 
C.            Resultados del colapso de los ideales.
1.            La dictadura de Julio César, una respuesta al desorden civil.
2.            El régimen autoritario de Augusto firmemente establecido.
 
D.            Características del régimen instauradas por Augusto.
1.            Afirman dar la paz y los frutos de la civilización.
2.            Se preocupan por mantener la fachada de la constitución republicana.
3.            Las personas está dispuestas a aceptar el poder absoluto a cambio de paz y
prosperidad.
4.            Sanción religiosa para emperadores dictadores: el emperador como Dios.
 
E.            Persecución Cristiana
1.            Tolerancia religiosa en el Imperio.
2.            Cristianos perseguidos porque sólo adorarían al Dios personal infinito y no al César
también. Ellos tenían un valor absoluto por el cual juzgar al estado Romano y sus acciones.
 
F.            Viabilidad de presuposiciones que enfrentaban tensiones sociales y políticas.
1.            Los Cristianos tenían un punto de referencia infinito en Dios y en su revelación en el
Antiguo Testamento, en la revelación a través de Cristo, y en el creciente Nuevo Testamento.
2.            Los Cristianos podían enfrentarse a la cultura Romana y conmoverse por su
debilidad interior, incluyendo el relativismo y el sincretismo.
3.            El puente Romano encorvado, al igual que la cultura Romana, sólo podía estar de
pie si no era sometido a presiones abrumadoras.
 
IV. Roma: El Eventual Descenso y La Caída 
A.            Incremento del gusto por la crueldad.
B.            Decadencia observada en la sexualidad desenfrenada y en el deseo de la violencia.
C.            Apatía general, como se observa en la disminución de la creatividad artística.
D.            Declive económico, gobierno más caro y estricta centralización.
E.            Invasiones bárbaras exitosas debido a la podredumbre interna.
 
V. Conclusión
No hay ninguna base lo suficientemente fuerte para la sociedad o para la vida individual en el
ámbito de la finitud y el comienzo del hombre sólo como autónomo.
Preguntas
1.            El Dr. Schaeffer afirma que, a través del estudio de la historia, podemos ver cómo las
presuposiciones determinan eventos. ¿Su discusión dan fe de ello y, en caso afirmativo,
¿cómo?
2.            ¿Cómo puede ser útil o responsable un estudio de historia romana de media hora?
Discutir.
3.            "La historia no se repite por sí sola." --Los paralelismos entre la historia de Roma y
el Occidente del siglo XX son muchos y evidentes." ¿Cómo podrían ser conciliadas estas
declaraciones?
 
Eventos y personas Clave
Julio César: 100-44 A.C.
César Augusto (Octavio): 63 A.C.-14 D.C.
Pontífice Máximo Declarado: 12 A.C.
Diocleciano (Emperador): 284-305 D.C.
Estudio Adicional
Aquí, como en las siguientes sugerencias para un estudio posterior, se asumirá que si deseas
dedicarle una gran cantidad de tiempo a un tema, puedes consultar una biblioteca o una
buena librería. Las sugerencias que figuran a continuación se basan en la relevancia del texto,
la legibilidad y la disponibilidad.
No todos los libros necesariamente estarán de acuerdo con la presentación del Dr. Schaeffer
en su totalidad o en todos los detalles. Pero al igual que en la conducta general de la vida,
también en cuestiones de la mente, uno debe aprender a discriminar. Si evitas leer cosas con
las que no estás de acuerdo, serás alguien ingenuo con respecto a aquello que la mayoría del
mundo piensa. Por otro lado, si lees de todo, pero sin una mente crítica, terminarás aceptando
por defecto todo lo que el mundo (y especialmente tu propio momento histórico) piensa.
J.P.V.D. Balsdon, Vida y Ocio en la Antigua Roma (1969).
E.M. Blaiklock, el Cristiano en la Sociedad Pagana (1956).
Samuel Dill, La Sociedad Romana en el Último Siglo del Imperio Occidental (1962).
E.M.B. Green, La Evangelización en la Iglesia Primitiva (1970).
Plutarco, Las Vidas de los Nobles Griegos y Romanos: Una Selección (1972).
Virgilio, la Eneida (1965).
Película: Fellini, Satyricon (1969).
La Perspectiva Normativa: Dios y Su Palabra (Articulo)
INTRODUCCIÓN
Los niños pueden ser muy graciosos, especialmente cuando intentan aprender y aplicar
nuevas ideas. Mi amigo me cuenta que el otro día, su hijita de cuatro años vino justo antes de
la cena con un caramelo en la mano y le dijo: "Papi, ¿me dejas comer este caramelo"? Ella
sabía que no podía comer dulces antes de las comidas, así que el padre le preguntó: "¿Por
qué te dejaría comer ese caramelo justo antes de la cena?"
Y ella pavoneándose le contestó: "Porque yo lo digo".
Ahora bien, es obvio que la niña tuvo que haber aprendido este tipo de respuesta de sus
padres. Por lo tanto, ella esperaba que su padre la obedeciera al escuchar la frase mágica,
"Porque yo lo digo".
Sin embargo, esta niña no había llegado a comprender un hecho fundamental acerca de la
comunicación humana. La validez de las órdenes y mandatos depende de la autoridad de
quien las da. Aunque la niña usó la misma frase que ella tenía que obedecer cuando sus
padres la dicen, no sucede lo mismo en caso contrario, cuando ella la dice.
Cuando exploramos la ética cristiana, debemos tener muy claro este hecho fundamental: la
autoridad de los principios morales se deriva de quien los ordena. ¿Por qué debemos
someternos a las instrucciones de la Escritura? ¿Por qué estamos bajo la autoridad de los
lineamientos morales de la fe cristiana? La respuesta es muy sencilla, estos mandatos tienen
autoridad porque vienen de Dios, quien tiene toda autoridad. Obedecemos porque "Él lo dice".
Esta es la segunda lección de nuestra serie "Cómo Tomar Decisiones Bíblicas". En esta serie
de lecciones, nos enfocamos en el proceso que la Biblia nos indica seguir para tomar
decisiones éticas. Hemos titulado esta lección "La Perspectiva Normativa: Dios y Su Palabra".
En esta lección empezaremos explorando el asunto de la autoridad ética, o más
precisamente, la autoridad de Dios y Su Palabra en cuanto a la ética.
En la lección anterior hemos visto que la toma de decisiones éticas por parte del cristiano
requiere que consideremos tres temas básicos: el estándar apropiado, la meta (o propósito)
apropiado y el motivo apropiado. También hemos nombrado tales consideraciones como las
perspectivas normativa, situacional y existencial, en su orden. Para tomar decisiones morales
que agradan a Dios y llevan a bendición, debemos observar las cosas desde una perspectiva
normativa, enfocándonos en estándares pertinentes o normas. También debemos observar
las cosas desde una perspectiva situacional, asegurándonos de haber evaluado los hechos y
resultados pertinentes de una situación en forma responsable.
Asimismo, debemos observar las cosas desde una perspectiva existencial, asegurando que
seguimos los propósitos y motivos adecuados.
En esta lección, echaremos una primera mirada a la perspectiva normativa, los estándares
apropiados para las decisiones éticas, concentrándonos en aquellos que son de Dios y Su
Palabra.
Esta lección se divide en dos partes principales. Primero, pondremos nuestra mirada en Dios
mismo como nuestro estándar absoluto. Y, segundo, exploraremos el cómo la Palabra de Dios
sirve como nuestra norma ética o estándar revelado. Pongamos atención primero en Dios
mismo como nuestra norma ética.

DIOS COMO ESTÁNDAR


Recordarán que en nuestra primera lección de esta serie, vimos que Dios mismo es nuestra
norma ética absoluta. Las cosas que van de acuerdo con el carácter de Dios son "buenas" y
"correctas", mientras que aquéllas que no, son "malas" e "incorrectas". Dios es la norma ética
absoluta porque Él no responde a ningún estándar que esté fuera o sobre Él. Dios posee la
absoluta autoridad moral. Nadie aparte de Él tiene el sumo derecho de determinar lo bueno y
lo malo o declarar obligatorios los juicios eternos basados en Su determinación.
Con el fin de entender estas ideas y su implicación más cabalmente, debemos observar muy
cuidadosamente tres importantes aspectos de Dios, como nuestro estándar moral. Primero
nos fijaremos en el propio carácter de Dios como la ley moral absoluta o estándar. En
segundo lugar debemos ver que Dios es el juez moral absoluto que ejercerá sus juicios
inalterables sobre cada persona. Y, tercero, exploraremos algunas de las implicaciones de
estas verdades para nuestra propia toma de decisiones. Entonces, veamos primero el propio
carácter de Dios como el estándar moral absoluto.

Carácter de Dios
Hay varios puntos que deberíamos analizar cuando pensamos en Dios como la ley moral
absoluta. Pero, para nuestro propósito, nos centraremos solamente en dos: primero,
hablaremos de la bondad como un atributo personal de Dios; y, segundo, analizaremos el
hecho de que la bondad de Dios es el sumo estándar de toda bondad.
Atributo Personal
En primer lugar, cuando hablamos de la bondad como un atributo de la Persona de Dios, nos
referimos a que Él es el estándar bajo el cual se mide toda moralidad. Aunque a veces
hablamos de manera abstracta acerca de conceptos de bondad y rectitud, y a pesar de que
podemos aplicar términos como bueno y recto a objetos inanimados o ideas, estos conceptos
derivan de algo muy básico: la bondad de la Persona de Dios. Aparte del carácter de Dios, no
puede existir ninguna bondad o rectitud. El valor ético existe sólo como un reflejo de Dios. En
el verdadero sentido de la palabra, Él no es sólo justo y recto, sino que es la bondad y rectitud
mismas.
Como ya vimos en nuestra primera lección, una forma en que la Escritura ilustra esta idea de
que los atributos de Dios son la norma moral es a través de la metáfora de la Luz. En 1 de
Juan capítulo 1 versículos 5 al 7, el Apóstol Juan enseña:
Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y
andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él
está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de
todo pecado. (1 Juan 1:5 - 7)

La metáfora de Dios como la Luz es primeramente una evaluación moral. La oscuridad se


compara con el pecado y las mentiras, y la luz es asociada con la verdad y pureza apartada
del pecado. En su esencia, este pasaje explica que Dios es perfectamente libre de pecado, al
definir al pecado como algo ajeno a la naturaleza de Dios. En otras palabras, se asume que
Dios es la norma por excelencia de la bondad y rectitud, de modo que todo lo contrario a su
naturaleza es pecado.
Jesús expresó la misma idea cuando declaró en Marcos capítulo 10 versículo 18:
Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. (Marcos 10:18)

Al expresar que solo Dios alcanzó el estándar de bondad, Jesús indicaba que estaba
hablando de bondad perfecta y total, mas no de una bondad derivada o relativa.
Después de todo, la Biblia sí llama buena a otra gente. Pero la bondad de Dios es diferente,
no como otras bondades, porque es de calidad perfecta, de sumo grado y única a las
personas de la Trinidad.
Encontramos similares afirmaciones sobre la bondad suprema de Dios en toda la escritura,
como por ejemplo en el Salmo 5 versículo 4, donde David declara:
El malo no habitará junto a [Dios]. (Salmo 5:4)

Y en Daniel capítulo 4 versículo 37 donde un rey gentil – Nabucodonosor- proclamó:


Todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos. (Daniel 4:37)

Posiblemente el texto más conciso que abarca esta idea sea Mateo capítulo 5 versículo 48,
donde Jesús declaró:
Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. (Mateo
5:48)
En todos estos pasajes se nos presenta a Dios como la ley moral absoluta en dos maneras:
uno, el Señor sobresale como la cumbre de la perfección, como un ser totalmente sin tacha; y
dos, a nosotros, los lectores de las Escrituras se nos anima a medir nuestra propia bondad
bajo el lente de las acciones y el carácter de Dios.
Con base en éstos y otros pasajes bíblicos, podemos afirmar correctamente que la bondad y
rectitud debe concebirse primero y sobre todo, como atributos eternos de las personas de la
Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La bondad, entonces, consiste en las actitudes,
valores, motivos, deseos y metas que el Dios viviente tiene en su propio corazón. Así que, con
el fin de describir la norma justa de la bondad, no debemos solamente esforzarnos en
aprender principios éticos abstractos. Sino más bien debemos esforzarnos en conocer el
corazón mismo de Dios.
En segundo lugar, cuando decimos que Dios es la ley moral absoluta, también afirmamos que
no existe un estándar más alto que la persona de Dios. La bondad de Dios es el sumo
estándar de toda bondad.
Sumo Estándar
Desafortunadamente, mucha gente tiene la falsa concepción de que hay una definición de
"bueno" con la cual el mismo Dios debe medirse, si quiere ser llamado "bueno" y "justo". Por
ejemplo, algunos piensan que Dios no puede ser bueno si juzga a los seres humanos. Otros
creen que un Dios bueno jamás permitiría el mal. Y, basados en estas suposiciones,
erróneamente concluyen que el Dios de la Biblia no puede ser verdaderamente calificado
como "bueno".
Desafortunadamente y aunque algunos cristianos rechazan esa conclusión de que Dios no es
bueno, algunos creyentes erróneamente aceptan la noción de que existe un estándar más alto
de bondad, al que incluso el mismo Dios debería sujetarse.
Ahora bien, debemos admitir que a veces los mismos escritores bíblicos parecen evaluar a
Dios bajo otros estándares ajenos a su carácter. Más comúnmente, medían a Dios por medio
de la Biblia.
Por ejemplo, en el Salmo 119 versículos 65 y 68, el salmista escribió:
Tú, Señor, trata bien a tu siervo, conforme a tu palabra. Tú eres bueno, y haces el bien;
enséñame tus decretos. (Salmo 119:65-68 [NVI]).
En el verso 65, el salmista reconoce a la Palabra de Dios como estándar de bondad, e incluso
llega a decir que las propias acciones de Dios pueden ser calificadas como "buenas", bajo
este estándar. Y en el verso 68, proclama que Dios es verdaderamente bueno, igualmente sus
acciones, implicando que es así porque Dios había actuado conforme a su palabra.
Finalmente, el salmista cierra el versículo 68 expresando su deseo de aprender los decretos
divinos, es decir, la ley de Dios, para poder ser conforme a la bondad de Dios. En resumen, en
estos versos el salmista mide a Dios bajo el estándar de su ley y descubre que las acciones
de Dios son buenas.
Sin embargo, los escritores de la Biblia también sabían que la ley no es separada de Dios,
sino su auto-expresión.
Por ejemplo tomen en cuenta que en los versículos 137 y 142 del Salmo 119, el salmista
expresa:
Justo eres tú, oh Jehová, Y rectos tus juicios. Tu justicia es justicia eterna, Y tu ley la verdad.
(Salmo 119:137, 142)

La ley de Dios es recta y buena porque viene de Dios, quien es recto y bueno. Debido a que
Él es recto, todo lo que hace y lo que expresa, incluyendo su Ley, manifiesta su bondad. De
manera que, aun cuando los escritores bíblicos comparan a Dios con el estándar de su ley, lo
que hacen es reflexionar en cómo la ley expresa el carácter de Dios.
Los escritores de la Biblia jamás intentaron enseñar que Dios estuviera sujeto a la Ley como lo
están los seres humanos. Tampoco creían posible que Dios contradijera los estándares
revelados en la ley. La Biblia en forma consistente habla de la propia bondad personal de Dios
como el estándar absoluto por el cual se debe evaluar los asuntos éticos.
A más de ser el estándar moral absoluto, también veremos que Dios es el juez moral absoluto.
Esto significa que tiene la prerrogativa final de determinar si ciertas acciones, emociones y
pensamientos cumplen o quebrantan sus requisitos morales. Dios tiene el derecho y poder
total para efectuar sus determinaciones.

Dios Como Juez


Ahora bien, es verdad que Dios ha delegado a los seres humanos ciertas responsabilidades al
establecer juicios morales. Por ejemplo, según la Palabra, los gobiernos legítimos tienen una
responsabilidad limitada para honrar el bien y castigar el mal. Sin embargo, la Biblia también
instruye que nuestros juicios humanos son correctos y válidos sólo cuando reflejan los juicios
de Dios.
Jesús mismo puso en claro que en el día final, Dios será quien juzgue a la gente por sus
acciones y entonces confirmará o condenará todos los juicios que los seres humanos hicieron
alguna vez. En ese día, él maldecirá todas las obras del mal y bendecirá las obras del bien. En
Juan capítulo 5 versículos 27 al 30 constan las palabras de Jesús sobre este asunto:
[El Padre] dio autoridad [al Hijo] de hacer juicio…todos los que están en los sepulcros oirán su
voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo,
a resurrección de condenación…mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la
voluntad del que me envió, la del Padre. (Juan 5:27 - 30)

Independientemente de las conclusiones éticas a las que lleguemos en esta vida, Dios es la
corte suprema del universo. Él es el dueño de la última palabra en cuanto a si hemos vivido
moral o inmoralmente y sus juicios serán completamente obligatorios. No existe ninguna base
para ponerse a desafiar la autoridad de Dios. Toda la autoridad y poder son de Dios, por lo
mismo su juicio es inevitable. Escuchen las palabras de Dios sobre este tema en Job capítulo
40 versículos 2 al 14:
¿Es sabiduría contender con el Omnipotente?… ¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me
condenarás a mí, para justificarte tú? ¿Tienes tú un brazo como el de Dios? ¿Y truenas con
voz como la suya? Adórnate ahora de majestad y de alteza, y vístete de honra y de
hermosura…y yo también te confesaré que podrá salvarte tu diestra. (Job 40:2 - 14)

Dios tiene el derecho de juzgar, pues es dueño de autoridad absoluta. Y sus juicios son
inevitables pues él tiene todo el poder. A pesar de que sus criaturas deseen escapar de su
autoridad y poder, les es imposible.
En el primer análisis, hay sólo dos opciones: o nos sometemos a Dios como nuestro juez y
buscamos su misericordia por medio de Cristo o lo desafiamos y sufrimos castigo eterno.
Y en caso de que seamos tentados a resentirnos de Dios y desconfiar de sus juicios, debemos
inmediatamente añadir que sus determinaciones son justas y rectas. Él no es caprichoso,
siempre juzga de acuerdo con el inmutable estándar de su carácter. Así argumenta Eliú en
Job capítulo 34 versículos 10 al 12:
Lejos esté de Dios la impiedad, Y del Omnipotente la iniquidad. Porque él pagará al hombre
según su obra, Y le retribuirá conforme a su camino. Sí, por cierto, Dios no hará injusticia, Y el
Omnipotente no pervertirá el derecho. (Job 34:10 - 12)

Como juez moral absoluto, Dios constantemente aplica su estándar moral absoluto de su
carácter en cada uno de sus juicios. Estos son perfectos y demuestran un entendimiento y
sabiduría intachable, imparcialidad inquebrantable y moralidad impecable.
Con esta comprensión básica tanto de Dios como el estándar moral absoluto y como el juez
absoluto de moralidad, pasemos a observar algunas implicaciones de estos asuntos en
nuestras vidas. Cuando hablamos de Dios como el estándar moral absoluto, nos referimos
primeramente a la existencia de Dios por sí y en sí mismo. Y cuando hablamos de Dios como
el juez de moralidad absoluta, nos enfocamos principalmente en su interacción con su
creación.
En este punto, atenderemos ahora al hecho de cómo el poder y autoridad de Dios para juzgar
obliga a sus criaturas a vivir de acuerdo con el estándar de su carácter.

Implicaciones
Recordarán, por ejemplo, que en 1 de Pedro capítulo 1 versículos 15 y 16, Pedro instruye a
sus lectores de esta forma:
Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de
vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. (1 Pedro 1:15 y 16)

En este pasaje, Pedro afirma lo dicho, esto es que el carácter de Dios es el estándar
fundamental de todo comportamiento humano. Pero además aplica esta idea al insistir en que
debido a que Dios es el estándar para todo comportamiento humano, como consecuencia la
humanidad está obligada a obedecer e imitar a Dios.
Por supuesto es importante notar que cuando hablamos de imitar a Dios, no pretendemos
borrar la diferencia entre el Creador y la criatura, Más bien, hablamos de nuestra
responsabilidad de reflejar su carácter. Por ejemplo, cuando Pedro escribe que debemos ser
santos porque Dios es santo, lo que quiere decir es que el carácter de Dios dicta lo que es la
santidad y, como Dios actúa de acuerdo con su santidad, nosotros también debemos actuar
de acuerdo con su santidad.
Encontramos una línea similar de pensamiento en el Sermón del Monte, en Mateo capítulo 5
versículos 44 al 48, allí Jesús dijo:
Amad a vuestros enemigos…orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos
de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que
hace llover sobre justos e injustos…Sed…perfectos, como vuestro Padre que está en los
cielos es perfecto. (Mateo 5:44 - 48)

Ya que la conducta de Dios es perfectamente justa y moral, constituye igualmente un estándar


moral. Por lo tanto, es la obligación de cada persona el obedecer a Dios siguiendo el estándar
de sus acciones.
Ahora, para la mayoría de nosotros, esta aplicación resulta obvia. Después de todo, si Dios es
la autoridad absoluta que nos sujeta a un estándar absoluto, entonces la consecuencia es que
estamos obligados a obedecer tal estándar. Sin embargo, en realidad mucha gente
confrontada a la autoridad soberana de Dios y a su estándar de rectitud, no toma en cuenta
los mandatos de Dios e inventa sus propias reglas de vida.
Algunos creen que aun si Dios tiene el poder de juzgarlos, no tiene el derecho de hacerlo.
Incluso pueden creer que es honroso y bueno resistir a Dios, pese a las consecuencias, tal
como si resistieran a un dictador malvado.
También podemos ver cierta forma de esta misma actitud en los círculos cristianos. Por
ejemplo, muchos en nuestras iglesias creen que porque Jesús ha muerto por nuestros
pecados, Dios ya no requiere nuestra obediencia. Confunden perdón con licencia, imaginando
erróneamente que como nuestros pecados han sido perdonados, podemos vivir como nos
plazca.
En verdad, aun los creyentes deben vivir bajo el estándar del carácter de Dios. Escuchen la
forma en que Juan lo dice en 1 de Juan capítulo 1 versículo 7:
Si andamos en luz, como él está en luz…la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo
pecado. (1 Juan 1: 7)

Al menos dos puntos de este pasaje de Juan son relevantes en nuestra argumentación.
Primero, al enseñar que todos debemos "andar en la luz, como Él está en la luz", Juan señala
que todos los creyentes están obligados a imitar a Dios.
Segundo, Juan señala que nuestra obligación de obedecer el estándar de Dios está en
relación con nuestro perdón en Cristo. Sólo en cuanto imitemos a Dios, es que la sangre de
Cristo nos limpia de pecado. No podemos tener a Jesús como Salvador sin obedecerle
también como Señor.
Habiendo mirado más de cerca la idea de que Dios es el estándar ético absoluto, podemos
ahora pasar a nuestro segundo tópico principal en este estudio de una perspectiva normativa
en la ética: la Palabra de Dios como nuestra normal ética revelada.

LA PALABRA COMO ESTÁNDAR


Hemos visto una serie de maneras en las cuales la Biblia demuestra que Dios es nuestro
estándar moral absoluto. Pero es un hecho que sólo sabemos cómo es Dios debido a su
revelación por medio de su Palabra. Sin esta revelación, su carácter sería misterioso y
desconocido, y nosotros no podríamos cumplir nuestra obligación de seguir su ejemplo.
Afortunadamente, la revelación de Dios nos enseña muchos aspectos de su carácter,
permitiendo que tomemos decisiones éticas muy bien informadas, que reflejen su estándar.
Así pues que mientras insistimos en que Dios es nuestro sumo estándar, debemos apoyarnos
en su revelación o Palabra, como nuestro estándar práctico.
Para explorar cómo la palabra de Dios es nuestro estándar ético revelado, deberemos tratar
tres asuntos: Primero, nos referiremos a las tres categorías de la revelación; segundo,
hablaremos del carácter normativo de estas tres categorías, y tercero, exploraremos la unidad
de estas tres categorías. En primer lugar, para avanzar en nuestro entendimiento de la ética
cristiana, debemos asir bien el concepto de que Dios se ha revelado en tres maneras.

Tres Categorías
Tradicionalmente, los teólogos se han referido a la revelación de Dios, principalmente en dos
categorías: la revelación especial y la general. En la primera, han colocado las
comunicaciones de tipo directo de Dios, tales como la Escritura, profecías, sueños y visiones.
La categoría de revelación general ha incluido aspectos como la historia, el universo, el clima,
las plantas, animales y seres humanos. En términos sencillos, la revelación general ha servido
como una categoría donde entra todo lo que no es considerado revelación especial.
Aunque este enfoque tradicional ayuda en cierta forma, tiene a distraer nuestra atención de
varias importantísimas dimensiones de la revelación de Dios. Por eso, en esta lección también
hablaremos de la revelación existencial: la revelación de Dios en las personas, la cual a
menudo se agrupa bajo la revelación general, pero que realmente merece ser tratada
separadamente.
Con estas tres categorías de revelación en mente, estamos ya en posición de explorar cómo
toda la revelación de Dios nos otorga normas que revelan el carácter divino y nos guían a
tomar decisiones éticas.

Carácter Normativo
Primero veremos los aspectos normativos de la Palabra de Dios en la revelación general,
segundo veremos las normas de la revelación especial, y tercero la revelación existencial
como un estándar revelado. Fijémonos ahora en la forma en que la revelación general de Dios
nos sirve de autoridad.
Revelación General
Cuando hablamos de revelación general, nos referimos a la forma en que la creación y la
historia nos manifiestan verdades acerca de Dios y sus requisitos morales hacia nosotros.
Desde luego que esta revelación general no nos puede enseñar todo.
Por ejemplo, algunos temas, como el camino de salvación por medio de Jesucristo, son
enseñados sólo a través de la revelación especial, y aun otros aspectos nos llegarán
principalmente por medio de revelación existencial. Además, la Biblia resalta el hecho de que
cuando Adán y Eva cayeron en pecado, el mundo creado también cayó, entonces la
naturaleza sufrió corrupción. Como resultado, es difícil interpretar la creación y la historia,
pues ellas no presentan una imagen perfectamente clara del carácter divino. Sin embargo, la
Biblia nos asegura que la revelación general habla lo suficientemente claro como para
enseñarnos las verdades acerca de Dios, nos revela el estándar perfecto del carácter de Dios
y, por tanto, nos sirve como una de las normas reveladas por Dios.
Trataremos de dos aspectos fundamentales de la revelación general aplicables a la ética
cristiana: su complejidad y su importancia.
Complejidad
En primer lugar, la revelación general es compleja. Usualmente, los cristianos piensan sobre
la revelación general en términos muy sencillos, como si todas sus formas fueran iguales. Sin
embargo, en realidad existen varios grados de generalidad y especialidad dentro de la
categoría de revelación general. Algunos aspectos de la revelación general competen a todos
los humanos, mientras que otros son restringidos a grupos muy limitados de gente. Varios
aspectos son más amplios en su significado, mientras otros van a lo particular. Algunos
aspectos siguen el orden natural con muy poca indicación de la participación activa y diaria de
Dios, mientras otros demuestran claramente su sobrenatural intervención.
Por ejemplo, consideren uno de los extremos del espectro, la muy ampliamente vista
revelación general del Sol. En la historia del mundo, casi todos han observado el sol y sus
efectos. Y en esto han visto la revelación divina. Este es probablemente el tipo más
imaginable de revelación general. Pero hay que considerar también que al observar el sol y
sus efectos, todos los seres humanos estarían obligados a una reacción moral. La cual Jesús
describió en Mateo capítulo 5 versículos 44 y 45:
Amad a vuestros enemigos…y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis
hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y
que hace llover sobre justos e injustos. (Mateo 5:44 y 45)

El hecho de que el sol salga para los malos, los abrigue y dé cosechas, demuestra que Dios
es paciente y bondadoso incluso con los pecadores que lo odian. Y debido a que todos los
seres humanos tienen la responsabilidad de imitar el carácter de Dios, todos somos
responsable de amar a y orar por nuestros enemigos.
En el otro extremo del espectro, algunas revelaciones generales son conocidas por tan poca
gente, que se asemejan mucho a revelaciones especiales. Por ejemplo, consideremos la
historia de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Como ya hemos dicho, la historia es
parte de la revelación general. Al ver los sucesos que Dios permite y cómo gobierna el mundo
a través del tiempo, conocemos más acerca de Él. Y la historia de la redención,
particularmente la obra de Jesucristo, nos brinda gran cantidad de información acerca de Dios,
nosotros y la salvación.
Escuchen la forma en que Pablo expone la historia de la resurrección en Hechos capítulo 17
versículos 30 y 31:
Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los
hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual
juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle
levantado de los muertos. (Hechos 17:30 y 31:)

Pablo argumentaba que el hecho histórico de la resurrección de Jesucristo fue la prueba de


que Dios ha señalado un día de juicio para el mundo entero. También argumentaba que dicho
Día del Juicio venidero obliga a todos los hombres a arrepentirse. Es decir, que la revelación
general del hecho histórico de la resurrección obliga a toda la gente.
Este tipo de revelación general es muy parecida a la revelación especial porque es rara e
inusual. No mucha gente vio a Jesús en su vida y en su muerte. Y tanto su vida como su
muerte fueron extraordinarias, no como cualquier otra vida o muerte humana, Su resurrección,
a la vez, fue innegablemente milagrosa. Sin embargo, no alcanzan el nivel de revelación
especial porque no comunican cómo debemos arrepentirnos o qué realmente implica una
dedicación total a Dios.
En segundo lugar, en la ética cristiana, debemos afirmar la importancia de la revelación
general al tomar decisiones éticas. Dios considera responsable a toda la humanidad en cuanto
a reconocer y sujetarse a los aspectos de su carácter que les son revelados por medio de la
creación y la historia.

Importancia
Al principio, puede extrañar a muchos cristianos, el que se asigne un valor tan alto a lo que
aprendemos a través de la creación y la historia. Después de todo, una de las marcas de la
teología Protestante es que nosotros insistimos sobre la superioridad de la Escritura por sobre
otros tipos de revelación. Pero la verdad es que aunque exaltamos y con razón la Escritura
como la suprema forma presente de revelación, el Protestantismo también ha afirmado
siempre la validez y autoridad de la revelación general.
Por ejemplo, la Confesión de Fe de Westminster empieza en el capítulo 1, sección 1, con
estas palabras:
La luz de la naturaleza y las obras de creación y de providencia manifiestan la bondad,
sabiduría, y poder de Dios de tal manera que los hombres quedan sin excusa, sin embargo,
no son suficientes para dar aquel conocimiento de Dios y de su voluntad que es necesario
para la salvación.

Dios ha demostrado su carácter a través de lo que ha hecho y por su continua interacción con
lo que ha hecho. Y debido a que Dios es en sí nuestra norma absoluta, estamos obligados a
obedecer su auto-revelación que nos llega por medio de la revelación general.
Pablo expresaba estas ideas en Romanos capítulo 1 versículos 18 al 20, donde escribió:
La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que
detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues
Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen
claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas
hechas, de modo que no tienen excusa. (Romanos 1:18 - 20)

La revelación general es un estándar o norma para creer en Dios que es obligatoria a toda la
gente. Y debido a que es una norma obligatoria, todo aquel que actúe en contra de lo que
Dios ha revelado es culpable de pecado.
Esta misma idea sobresale muy claramente en Romanos capítulo 1 versículo 32, donde Pablo
añade este comentario sobre aquellos que rechazan a Dios revelado en la creación:
Quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de
muerte. (Romanos 1:32)

Aquí, la revelación general es llamada "juicio". En otras versiones, se traduce como "decreto"
o "mandato". Sin embargo, la idea básica está clara: la revelación general es un estándar
revelado obvio para todos y que Dios ordena que todos obedezcan.
Ahora bien, mucha gente puede estar en desacuerdo con la evaluación de Pablo acerca de
que este estándar sea obvio para todos. No cabe duda de que algunos sintamos que no
hemos aprendido estas cosas de la creación, y que es información muy específica como para
ser obtenida de la naturaleza y la historia. Lo mismo se pensaba en la época de Pablo, por
eso el apóstol incluye una discusión del porqué mucha gente no comprende estos hechos de
la revelación general. En Romanos capítulo 1 versículo 21, Pablo explica:
A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que
se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón.
(Romanos 1:21 [NVI])

Pablo quería decir que aunque la revelación general nos habla claro, nosotros rechazamos su
significado obvio a favor de otros significados. Los incrédulos antiguos inventaron dioses
falsos. Los incrédulos modernos atribuyen la creación al azar. E incluso muchos cristianos se
han acostumbrado a mirar la creación bajo el lente de la incredulidad moderna. Sin embargo,
la revelación de Dios sigue siendo obligatoria. Sigue siendo el estándar revelado al que
debemos sujetarnos.
Probablemente, Pablo se basa en el Salmo 19, donde David escribió en el versículo 1:
Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. (Salmo
19:1)

A fin de cuentas, los cielos y el resto del mundo creado, son tal vez el aspecto más general de
la revelación general. Casi todos los que han habitado el mundo, han podido ver la vastedad
del cielo: este tipo de conocimiento es extremadamente común. Y, si aun la más general de la
revelación general es obligatoria y autoritativa, ciertamente las formas más especiales de
revelación también lo son.
Habiendo visto que la revelación general nos llega en muchas formas, y que todas estas
formas revelan las normas de Dios, deberíamos también ver la revelación especial como otra
norma revelada por Dios. Aunque no nos resulte fácil creer que la revelación general es parte
del estándar revelado por Dios para nuestras vidas, todos los cristianos deberíamos
fácilmente reconocer que la revelación especial constituye una obligación en nuestra vida.
Revelación Especial
Tal como lo hicimos con la revelación general, nos enfocaremos en lo complejo de la
revelación especial y su importancia para la ética cristiana.

Complejidad
En primer lugar, la revelación especial es compleja y nos llega en diversas formas, muchas de
ellas por medio de palabra hablada o escrita, pero todas incluyen comunicación de Dios con la
gente, en maneras que van más allá de lo normal. A medida que examinamos la Escritura,
nos encontramos con muchos y diversos ejemplos de revelación especial. En algunos casos,
Dios aparece en forma visible y audible a grupos o individuos. En otros casos, es oído pero no
visto. En otros, se comunica por medio de un intermediario como un ángel que aparece a su
gente. Usualmente, Dios también da instrucciones para que aquellos que han recibido su
revelación especial la escriban y este registro escrito constituye la Escritura, la cual es a su
vez, otra forma de revelación especial.
Ahora bien, aunque existen varios tipos de revelación especial, todos son "especiales" en el
sentido de que representan la comunicación extraordinaria y sobrenatural entre Dios y los
hombres. Implican una interrupción que Dios hace al curso natural de eventos para
comunicarse más directamente con los suyos.
Pese a estar todos vinculados, estos varios tipos de revelación pueden ser distinguidos entre
sí, porque algunos llegan más directamente de Dios, con menor mediación. Aquellos que
llegan con una mediación más distante son los menos "especiales". Podríamos considerarlos
casi en el límite a ser una revelación de tipo general. Aquellos que vienen más directamente
de Dios, a su vez, son los más "especiales".
Moisés habló con Dios directa y personalmente. Así lo leemos en Éxodo capítulo 33 versículo
11:
Hablaba el Señor con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo. (Éxodo 33:11
[NVI])

En el otro extremo del espectro de la revelación especial, hallamos cosas como los sueños. El
significado de la revelación especial de los sueños no está en el hecho de que la gente sueñe,
sino en el hecho de que Dios emplea este fenómeno natural para comunicar verdad a un
individuo.
Por ejemplo, en Génesis capítulo 41 encontramos registrado el sueño de Faraón en el que las
siete vacas flacas se comen a las siete vacas gordas. Ciertamente, Faraón supo que era un
sueño sobrenatural, de ahí que apelara a sus consejeros para que se lo interpretaran.
Pero, ¿cómo supo Faraón que su sueño era sobrenatural? Dios no se dirigió a él en forma
directa durante el sueño, ni le envió un ángel a que lo hiciera, como sí lo hizo con José de
Nazaret, según Mateo capítulo 1. Lo único especial del sueño de Faraón fue que Dios lo utilizó
para comunicarse con él. Aparte del uso que hizo Dios de este sueño, esta revelación fue
indistinguible de sueños que constituyen parte normal de la revelación general.
En resumen, algunas revelaciones especiales son asombrosas y obviamente sobrenaturales,
tales como la presencia manifiesta de Dios con Moisés. En otras ocasiones, la revelación
especial, parece parte de la vida natural y normal del ser humano.
En nuestros días, la forma más común de revelación especial y la única reconocida
universalmente es la Escritura. E incluso la Escritura tiene partes que son muy especiales,
mientras otras son de tipo más común.
Por ejemplo, de acuerdo con Éxodo capítulo 31 versículo 18, Dios directamente escribió los
Diez Mandamientos, los cuales estaban contenidos en…
Dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios. (Éxodo 31:18 [RV95])

Otros textos, sin embargo, fueron escritos originalmente por paganos, quienes interpretaban la
revelación general. Por ejemplo, en Hechos capítulo 17 versículo 28, Pablo habló así ante una
audiencia de griegos:
Como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo [de Dios]
somos. (Hechos 17:28)

Otros textos más comunes incluyen proverbios coleccionados por escritores bíblicos, otras
citas de poetas paganos y copias de cartas escritas por el rey Artajerjes de Persia a sus
siervos en la región del Eufrates, registradas en Esdras capítulo 4.
La revelación especial es compleja y nos llega en un sinnúmero de maneras. Muchas son en
forma oral o escrita, pero todas incluyen comunicación divina con el pueblo, en maneras que
trascienden lo normal de la creación.
En segundo lugar, toda la revelación especial es importante para la ética cristiana. Debido a
que toda esta revelación es normativa para nosotros, toda la revelación especial es el
estándar que debemos seguir.

Importancia
Consideremos por ejemplo que cuando Pablo cita a los poetas paganos Arato y Cleanto en
Hechos capítulo 17 versículo 28, saca una conclusión de sus palabras que es obligatoria para
toda la humanidad. Escuchen los versículos 28 al 30 de Hechos 17:
Como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.
Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o
plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. Pero Dios, habiendo pasado
por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que
se arrepientan. (Hechos 17:28-30)

Pese a los orígenes paganos de las palabras: "Linaje suyo somos", el hecho de que Pablo -
apóstol autorizado por Dios - las usara, transforma a la cita en revelación especial para la
humanidad y en estándar obligatorio, que "manda a todos los hombres en todo lugar, que se
arrepientan.".
Así que, si aun palabras de origen pagano llegan a acarrear tal poder, con más razón la
revelación que es más especial, nos obliga todavía más. De hecho vemos esta conclusión
afirmada en la Palabra misma.
Por ejemplo, escuchen lo que Dios dice a los habitantes de Jerusalén en Jeremías capítulo 25
versículos 8 y 9, luego que ellos habían rechazado repetidamente a sus profetas:
Por cuanto no habéis oído mis palabras, he aquí enviaré y tomaré a todas las tribus del norte,
dice Jehová, y a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra y
contra sus moradores, y contra todas estas naciones en derredor; y los destruiré, y los pondré
por escarnio y por burla y en desolación perpetua. (Jeremías 25:8)

Debido a que la gente había rehusado escuchar a los profetas del Señor, reciben la amenaza
de Dios de juicios extremos contra ellos, advirtiéndoles que les llevará a "desolación
perpetua", en caso de no arrepentirse. Cuando Dios revela verdades por medio de sus
representantes autorizados, como los profetas bíblicos y apóstoles, esta revelación especial
es totalmente obligatoria.
En el presente, ya no tenemos entre nosotros profetas o apóstoles autorizados, pero, tenemos
la Biblia, que es obligatoria para todas las personas en todo tiempo. Ya que la Escritura es la
forma más relevante de revelación especial en nuestros días, la discutiremos en mayor detalle
en las próximas dos lecciones.
Pero, por ahora, enfoquémonos en la revelación existencial, la cual es revelación de Dios por
medio de seres humanos.
Revelación Existencial
Aun cuando no ha sido común que los teólogos hablen acerca de la "revelación existencial", la
idea de que Dios se revela en y a través de las personas, ha sido siempre reconocida por la
teología Protestante como parte de la revelación general. En otras palabras, no estamos aquí
proponiendo un nuevo tipo de revelación, sino simplemente una forma diferente de categorizar
la misma revelación que los teólogos han aceptado durante siglos.
Por ejemplo, escuchen la Confesión de Fe de Westminster, capítulo 1, sección 10:
El Juez Supremo por el cual deben decidirse todas las controversias religiosas, todos los
decretos de los concilios, las opiniones de los hombres antiguos, las doctrinas de hombres y
de espíritus privados, y en cuya sentencia debemos descansar, no es ningún otro más que el
Espíritu Santo que habla en las Escrituras.

La Confesión sostiene que el juez supremo en toda controversia de religión es el Espíritu


Santo, y que la guía más segura hacia los juicios del Espíritu Santo es la Escritura. Pero,
tomen en cuenta que al apelar a la escritura como el máximo estándar revelado, la Confesión
no hace sencillamente de lado a todas las otras, como inútiles o inválidas. De hecho, la
Confesión asume el valor de todos los demás recursos mencionados. Dios utiliza concilios,
escritores antiguos, doctrinas humanas y espíritus privados para revelar su voluntad a su
pueblo, aun cuando sus determinaciones tengan que sujetarse a la Escritura.
Podemos denominar "revelación existencial" a estas formas de juicio humano. Ninguna es una
simple presentación de la historia o la creación, ninguna es tampoco una comunicación directa
y sobrenatural de Dios. Más bien, cada una acarrea revelación de Dios por medio de
personas, sea por las conclusiones obtenidas por grupos de gente, o por la iluminación interna
que derrama el Espíritu Santo en los creyentes.
Como lo hicimos con la revelación general y especial, hablaremos ahora de la complejidad de
la revelación existencial y luego de su importancia para la ética cristiana.

Complejidad
En primer lugar, la revelación existencial puede ser dividida en dos categorías principales: lo
que podríamos llamar factores externos y factores internos de la revelación existencial.
Los aspectos externos de la revelación existencial incluyen factores como la existencia
humana, el juicio humano, tanto individual como colectivo; y la conducta humana. Podemos
pensar en la existencia humana como una forma de revelación porque los seres humanos son
creados a imagen de Dios. Es decir, que en cierta manera cada uno de nosotros es una
réplica o reflejo de Dios. Los seres humanos somos imágenes que reflejan la dignidad y gloria
de Dios. Debido a que reflejamos su carácter, podemos aprender mucho acerca de Dios
observando a las personas.
Nuestro segundo punto, que los juicios humanos individuales o colectivos son forma de
revelación existencial, está íntimamente relacionado con el hecho de que somos creados a la
imagen de Dios.
Escuchen la forma en que Moisés registró la historia de la creación de la humanidad en
Génesis capítulo 1 versículo 26.
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y
señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en
todo animal que se arrastra sobre la tierra. (Génesis 1:26)

Aunque seamos capaces de sacar muchas inferencias del hecho de que somos creados a la
imagen de Dios, cuando vemos por primera vez esta idea en la Escritura, el significado que
asociamos es que Dios delega autoridad a los seres humanos para poder dominar sobre el
mundo. Una implicación de esto, es que cuando los seres humanos ejercemos autoridad,
estamos revelando el carácter de Dios.
Otra forma en que vemos funcionar esta dinámica es en Génesis capítulo 2 versículo 19,
donde leemos estas palabras:
Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las
trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales
vivientes, ese es su nombre. (Génesis 2:19)

Este es el primer ejemplo que encontramos en la Escritura del hombre ejerciendo la autoridad
que Dios nos delegó. Y aunque tengamos algún otro comentario sobre este ejemplo, lo
mínimo que podemos decir es que cuando Adán nombró a los animales, él pensaba y
aplicaba juicios. Entonces, es correcto decir que cuando los seres humanos pensamos y
juzgamos, en ejercicio de autoridad divinamente delegada, estamos reflejando el carácter de
Dios.
Y éste es precisamente el tipo de actividad a la que se refiere la Confesión de Fe de
Westminster cuando menciona "concilios", "escritores antiguos". "doctrinas humanas" y
"espíritus privados".
Por ejemplo, en Hechos capítulo 15 leemos que los líderes de la iglesia se reunieron en
Jerusalén para establecer juicios sobre las prácticas de los gentiles que se convirtieron al
cristianismo. El consejo formado y auspiciado por apóstoles como Pedro y Pablo, envió una
carta explicando sus determinaciones a las varias iglesias que entonces existían.
En Hechos capítulo 15 versículos 28 y 29, Lucas registra que dicha carta incluyó las
siguientes palabras:
Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que
estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y
de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. (Hechos 15:28
- 29)

Nótese que el concilio de Jerusalén declara estar hablando a su nombre y a nombre del
Espíritu Santo. Su posición es de que Dios estaba usando sus deliberaciones conjuntas para
determinar el curso de acción apropiado para la iglesia. Esto no quiere decir que los concilios
de la iglesia sean infalibles, sino meramente señala que tenemos un precedente bíblico para
creer que Dios utiliza a su colectividad reunida, para revelar verdad.
Este es también el caso cuando la iglesia se reúne en grupos más pequeños. Consideren por
ejemplo, las palabras de Jesús en Mateo capítulo 18 versículos 16 y 20:
Para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra…Porque donde están dos o tres
congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. (Mateo 18:16 y 20)

Jesús enseña en el caso de que dos o tres testigos cristianos confirmen rectamente un asunto
disciplinario de la iglesia, Jesús respalda este ejercicio de autoridad que Él ha delegado a la
iglesia. Por lo tanto, es seguro concluir que cuando los cristianos se reúnen en grupos
pequeños y establecen juicios, aunque éstos no son infalibles, podemos decir que Dios
emplea estos juicios individuales y colectivos para guiar a su pueblo a la verdad.
Aparte de la existencia y juicios humanos, Dios también emplea la conducta humana como
tipo externo de revelación existencial. Vemos esto frecuentemente en la Escritura cuando los
autores bíblicos animan a los lectores a imitar la conducta de otros.
Por ejemplo, en 1 de Tesalonicenses capítulo 1 versículos 6 y 7:
Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor…de tal manera que habéis sido
ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya. (1 Tesalonicenses 1:6-7)

Pablo alababa a los creyentes tesalónicos por seguir su ejemplo y por dar ejemplos para que
otros siguieran. A medida que la conducta de Pablo y los tesalonicenses reflejaban el carácter
de Dios, eran una forma de revelación. Como resultado, este tipo de conducta se convertía en
una norma o estándar de comportamiento ético.
A más de estos tipos externos de revelación existencial, hay otros tipos internos de revelación
existencial. Aunque podemos pensar en muchas formas en que el Espíritu Santo trabaja en el
interior de los seres humanos, nos concentraremos en dos.
Primero, exploraremos lo que los teólogos tradicionalmente han llamado "iluminación".
Segundo, investigaremos la "guía interna" del Espíritu Santo que se manifiesta en áreas como
la conciencia.
Cuando hablamos de iluminación del Espíritu Santo, nos referimos a un don divino de
entendimiento que Dios da a los creyentes, e incluso a quienes no lo son. Cuando el Espíritu
Santo ilumina la mente de una persona, le da a esa persona habilidad o conocimiento, de la
que anteriormente carecía.
Uno de los más claros ejemplos de iluminación se lo encuentra en Mateo capítulo 16
versículos 15 al 17, donde se lee la siguiente narración:
[Jesús] les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú
eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres,
Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los
cielos. (Mateo 16:15 - 17)

Simón Pedro no se dio cuenta por sí solo que Jesús era el Cristo, ni lo supo por otros. Sino
que Dios directamente reveló este conocimiento a Pedro.
Desde luego que Pedro también conocía personalmente a Jesús, y este conocimiento era
parte del proceso por el cual llegó a comprender que Jesús era el Cristo. Pero varios otros que
no llegaron a esta conclusión, también conocían a Jesús en persona. La diferencia era que el
Espíritu Santo obró al interior de Pedro para que llegara a este entendimiento.
Pablo se refirió al tema de la iluminación de los creyentes de manera muy directa en 1 de
Corintios 2 al escribir estas palabras en los versículos 11 y 12:
Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que
está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros
no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que
sepamos lo que Dios nos ha concedido. (1 Corintios 2:11-12)

El punto de Pablo es que aun cuando creyentes y no creyentes puedan estar expuestos a los
mismos sucesos, no los comprenden de la misma manera. A todos se obstaculiza la
comprensión de la revelación porque somos seres creados y limitados. Pero el Espíritu Santo
obra en el interior de los creyentes para darnos una comprensión sobrenatural del evangelio y
la verdad de Dios.
Como mínimo, todos los creyentes creen y confían en Jesús como su Salvador que viene
directamente del Espíritu Santo. Como Pablo escribiera en Filipenses capítulo 1 versículo 29:
Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo…que creáis en él…(Filipenses 1:29)

La palabra griega "concedido", significa "entregado gratuitamente". El punto de Pablo no es


que los filipenses hayan recibido la oportunidad de creer en Cristo, sino más bien que Dios les
dio la fe en Cristo como un don gratuito.
Como mínimo, todos los creyentes creen y confían en Jesús como su Salvador y esto
proviene directamente del Espíritu Santo.
Es muy interesante cómo la Biblia nos enseña que Dios ilumina también a los incrédulos. Ya
hemos visto que Dios comunica su verdad a todos los incrédulos a través de la iluminación.
Escuchen las palabras de Pablo en Romanos capítulo 2 versículos 14 y 15:
Cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley…son ley para
sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su
conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos. (Romanos 2:14-15 [RV95])

En otras palabras, Dios implanta en cada ser humano, incluyendo a los no creyentes, un
conocimiento básico de su ley. Sin importar nuestra exposición a revelación general,
instintivamente sabemos que ciertas cosas están bien o mal, y nuestra conciencia da
testimonio de esto. Más allá de todo esto, el Espíritu Santo también provee lo que se llama
"guía interna".
Contrariamente a la iluminación, que es primariamente cognitiva, la guía interna tiende a ser
más emotiva e intuitiva. Es la forma más común en que el Espíritu Santo obra dentro de los
individuos para revelar la verdad acerca del carácter de Dios. Vemos ejemplos claros de la
guía interna en nuestra conciencia individual, así como en los sentimientos indescriptibles de
que Dios nos está llevando a actuar por un determinado camino.
Pablo se refiere a esta elusiva guía interna en Filipenses capítulo 2 versículo 13:
Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
(Filipenses 2:13)

Nótese que Pablo no está aquí hablando de lo que sabemos o creemos, sino más bien de lo
que deseamos hacer o sea de lo que motiva nuestras acciones. Esta es también una forma de
revelación porque nos comunica sobre el carácter de Dios por medio de impresiones e
intuiciones. Y como sucede con todas las formas de revelación existencial que nos revelan el
carácter de Dios, constituye un estándar obligatorio al que debemos sujetarnos en obediencia.
Hemos visto las tres categorías de revelación divina, y hemos visto cómo toda esta revelación
nos otorga normas que revelan el carácter de Dios. Pero ahora exploraremos la unidad de
estas tres categorías de normas reveladas.

Unidad
Existe una relación íntima entre las revelaciones general, especial y existencial. Todas revelan
al mismo Dios y, por lo tanto, todas revelan el mismo estándar y todas son obligatorias y
autoritativas. Pero ¿qué significa esto en nuestra toma de decisiones bíblicas? Como
recordarán, nuestro modelo bíblico en la toma de decisiones es:
El juicio ético involucra la aplicación de la Palabra de Dios a una situación por una persona.

A luz de este modelo, la unidad de la revelación de Dios general, especial o existencial, nos
indica que debemos basar todos nuestros juicios éticos en toda la revelación que tenemos a
disposición.
Desde luego que la Escritura es enteramente suficiente para instruirnos en cuanto a ética
cristiana. La revelación general y existencial no nos da nueva información acerca del carácter
de Dios que no conste en la Escritura. Sin embargo, podemos comprender mejor la Escritura
cuando la comparamos con todo el resto de la revelación divina.
De hecho, sin la revelación general del lenguaje verbal y escrito, ni siquiera tendríamos
acceso a la revelación especial de la escritura. Así mismo, la iluminación del Espíritu Santo –
"revelación existencial" es esencial para poder captar el mensaje de la Escritura. Por lo tanto,
si empleamos todas las formas de revelación divina, esto nos dará una mayor intuición de
cómo aplicar la Escritura a nuestra vida.

CONCLUSIÓN
En esta lección hemos explorado dos aspectos de la perspectiva normativa en la ética
cristiana. Hemos visto que Dios mismo es el sumo estándar para todo comportamiento ético, y
que su carácter obliga a todos los seres humanos a que lo imiten.
Hemos también visto que Dios es imposible de conocer aparte de su Palabra o revelación, por
lo cual debemos recibir su revelación en todas sus formas, como nuestro estándar revelado y
práctico.
Al abordar el desarrollo de nuestras ideas sobre ética cristiana, debemos siempre guiarnos por
el carácter de Dios como se nos revela en la naturaleza, la historia, la Escritura, y los seres
humanos. A medida que apliquemos estos conceptos a nuestra vida diaria, nos hallaremos
más plenamente equipados para tomar decisiones éticas que agraden a Dios y sean de
bendición para sus hijos.
Diversas Formas de Numerar los Diez Mandamientos
Diversas Formas de Numerar los Diez Mandamientos
Las diferentes tradiciones numeran los Diez Mandamientos de una forma ligeramente distinta.
Los Católicos Romanos y los Luteranos no combinan "no tendrás dioses ajenos" y "no te
harás imagen" para formar el primer mandamiento. Ellos consideran a las palabras que se
refieren a codiciar como dos mandamientos separados.
La mayoría de los demás grupos Cristianos ven "no tendrás dioses ajenos" como el primer
mandamiento, y "no te harás imagen" como el segundo mandamiento. Ellos consideran no
codiciaras como un solo mandamiento aplicable a una gran variedad de detalles. Este curso
de Ética Cristiana sigue esta tradición de numeración.
He aquí una tabla que muestra los principales enfoques para numerar los Diez Mandamientos:

División de los Diez Mandamientos por religión/denominación


* Católicos Anglicanos,
Ortodoxo Romanos, Reformados,
Mandamiento Judíos
s Luteranos* y otros
* Cristianos
Yo soy Jehová tu Dios 1 Prefacio
1
No tendrás dioses ajenos delante de mí 1 1
2
No te harás imagen 2 2
No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en
3 3 2 3
vano
Acuérdate del día de reposo para
4 4 3 4
santificarlo
Honra a tu padre y a tu madre 5 5 4 5
No matarás 6 6 5 6
No cometerás adulterio 7 7 6 7
No hurtarás 8 8 7 8
No hablarás contra tu prójimo falso
9 9 8 9
testimonio
No codiciarás la casa de tu prójimo 9
10 10 10
No codiciarás la mujer de tu prójimo 10
 
No Tendrás Dioses Ajenos (Dr. Feddes)
No Tendrás Dioses Ajenos por David Feddes
No tendrás dioses ajenos delante de mí. (Éxodo 20:3).
"Si a todos se les enseñara una ley espiritual básica, tu mundo sería un lugar más feliz y
saludable. Y esa ley es esta: todos son Dios. Todos". Así habló Shirley MacLaine después de
un viaje a las montañas de los Andes.
"Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No
tendrás dioses ajenos delante de mí." Así habló el Señor en el Monte Sinaí.
"Estad quietos, y conoced que ustedes son Dios." Así dice Maharisha Mahesh Yogi, quien
fundó la Meditación Trascendental.
"Estad quietos, y conoced que yo soy Dios" (Salmos 46:10). Así dice el Señor, quien fundó los
cielos y la tierra.
"Para decirlo claro, nuestro inconsciente es Dios. Dios en nosotros. Éramos parte de Dios todo
el tiempo... Desde el inconsciente está Dios desde el principio, podemos definir aún más el
crecimiento espiritual como el logro de la divinidad por parte del ser consciente... Hemos
nacido para convertirnos, como un individuo consciente, en una nueva forma de vida de Dios."
Eso es lo que dice el psiquiatra M. Scott Peck en su libro de mayor venta, El Camino Menos
Transitado.
Pero el Señor Dios Todopoderoso, en su libro de mayor venta, la Biblia, dice esto: "Acordaos
de esto, y tened vergüenza; volved en vosotros, prevaricadores... Yo soy Dios, y no hay otro
Dios, y nada hay semejante a mí " (Isaías 46:8-9).
Un psicólogo deportivo a quien se le paga por motivar a los atletas y también por llevar a cabo
seminarios para los militares de los EE.UU., para AT&T y para otras grandes corporaciones,
describe su trabajo de esta manera:
Gran parte de este trabajo se trata de cosas espirituales, pero nunca lo decimos porque la
gente comienza a ponerse nerviosa cuando hablas de eso ... Nuestra postura es que las
personas son tan ilimitadas en sus habilidades individuales, que como humanos todos
nosotros somos infinitamente capaces de hacer lo que queremos.
Este hombre se enriquece vendiendo la idea de que cada uno de nosotros tiene el poder
ilimitado de un dios.
Pero un carpintero de Nazaret, que nunca ganó dinero con atletas, con soldados o con
personal corporativo, no estuvo de acuerdo en que "todos nosotros somos infinitamente
capaces de hacer lo que queremos".   El carpintero dijo: "Separados de mí, nada podéis
hacer" (Juan 15:5). Cuando alguien le preguntó a Jesús: "Muéstranos al Padre", Jesús no dijo:
"Mira dentro de ti". Él dijo: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Juan 14:1-9). Solo hay
un Dios, y no eres tú ni yo.
Las voces que nos instan a pensar en nosotros mismos como Dios no son nada nuevo. Allá
en el jardín del Edén, una cierta serpiente, cuyo aliento olía como el infierno, le susurró a Eva:
"Seréis como Dios" (Génesis 3:5). Eso sonaba bastante bien para Eva y Adam, pero luego
apareció el verdadero Dios. La pareja culpable trató de esconderse de él. Ellos estaban
asustados. Hacer lo suyo no los había convertido en dioses, después de todo. Ya ni siquiera
estaban en condiciones de ser amigos de Dios.
Hoy, la voz demoníaca de la serpiente aún sisea, "Seréis como Dios". Psiquiatras como Scott
Peck afirman que el inconsciente humano es Dios. Los gurús de las religiones orientales
afirman que todos y todo es Dios (y que Dios es la nada). Los escritores de la Nueva Era,
como Shirley MacLaine, Matthew Fox, John Bradshaw y Marianne Williamson, mezclan todo
este panteísmo y auto adoración en un brebaje y lo sirven, condimentado con palabras tales
como "Cristo" y "Espíritu Santo" para adaptarse a los gustos de aquellos con un trasfondo
Cristiano. Para aquellos que prefieren sabores más exóticos, el mito de ti mismo como Dios
está condimentado con cristales, chamanes, canalizadores, maestros extraterrestres,
adoración de antepasados, el culto a la naturaleza, rituales ocultos y todo lo que se les pueda
pedir prestado a tribus antiguas o a la ciencia ficción moderna.
Para aquellos que les gusta pensar de esta manera, es una interrupción grosera escuchar una
voz que truena desde el Sinaí, "Yo soy Jehová tu Dios. No tendrás dioses ajenos delante de
mí". Pero te guste o no, eso es lo que dice el Dios viviente. Cuando él dio los Diez
Mandamientos, este mandamiento fue el primero.
La Idolatría
Estamos viviendo en una época en la que el primer mandamiento, "No tendrás otros dioses
antes que yo", no está de moda. Algunas personas dicen que todo es Dios, otros dicen que no
hay Dios, aún otros se declaran a sí mismos como Dios. Algunos oran a su propio potencial
infinito, algunos oran a los árboles, a las estrellas y a la tierra, otros oran a sus antepasados
muertos. Estamos rodeados por el zumbido de muchas voces distintas, promoviendo una gran
variedad de dioses y diosas y todo tipo de formas diferentes de disfrutar de su favor.
¿Quién se atrevería a decir que solo uno de ellos tiene razón, que hay un solo Dios y solo una
forma de recibir su favor? Para muchas personas, es extrañamente reconfortante estar
rodeado de una mezcolanza de religiones. Con tantas ideas diferentes, la religión parece ser
una cuestión de opinión personal y de gusto personal. Cualquier cosa que creo es la verdad
para mí, ¿cierto?
Qué inquietante, entonces, es escuchar una voz retumbando desde el Monte Sinaí, "No
tendrás dioses ajenos delante de mí". Cuán inquietante es escuchar a esa misma voz declarar
con una sencillez aterradora: "Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro
fuera de mí. Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no
hay más " (Isaías 45:21-22).
Para muchas personas hoy en día, suena de mente cerrada y casi grosero por el Señor insistir
en que solo él es Dios y que solo él puede salvarnos. Nos sentimos más cómodos con la
noción de que todas las opiniones religiosas son igualmente ciertas, y que todos los caminos
eventualmente conducen a Dios.
Pero la suave voz del carpintero dice: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al
Padre, sino por mí" (Juan 14:6). El apóstol Pedro dijo sin rodeos: "Y en ningún otro hay
salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser
salvos" (Hechos 4:12). Solo hay un Dios y una forma de estar bien con él. Nos guste o no, así
es como es.
El primer mandamiento requiere la adoración al único Dios verdadero y prohíbe la
idolatría. "¿Qué es idolatría? La idolatría es tener o inventar algo en lo que uno confía en lugar
o junto con el único Dios verdadero, que se ha revelado en su Palabra" (Catecismo de
Heidelberg Preguntas y Respuestas 95). Gran parte de lo que sucede en la actualidad a causa
de ideales elevados o de una espiritualidad profunda es, de hecho, idolatría. Hace algunos
años, un capellán hindú dijo ante las Naciones Unidas:
Las Naciones Unidas ... es el camino, el camino de la unidad, que nos conduce a la Unidad
Suprema. Es como un río que fluye hacia la fuente, la Fuente Suprema. La ONU se convierte
para nosotros en la respuesta al sufrimiento mundial, a la oscuridad del mundo y a la
ignorancia mundial. La visión interna de las Naciones Unidas es el don supremo. El mundo
puede negar esta visión por 10, 20, 30, 40, 100 años. Pero amanecerá un día en el que la
visión de las Naciones Unidas salvará al mundo. Y cuando la realidad de las Naciones Unidas
empiece a dar sus frutos, el aliento de la inmortalidad será una realidad viviente en la Tierra.
Aparentemente, si Dios quiere seguir siendo el Ser Supremo y el único Salvador, tendrá que
ser elegido Secretario General de la ONU.
Fijar nuestras esperanzas para la paz mundial en una organización política es idolatría. Pero
los fanáticos de las Naciones Unidas no son los únicos que adoran a una entidad política. ¿Y
los que pensaban que la revolución socialista crearía un paraíso para los trabajadores? ¿Y
qué hay de aquellos que hablan de los Estados Unidos como "la última y mejor esperanza
para la humanidad"? Ninguna nación o movimiento político es la "última y mejor esperanza
para la humanidad". Cualquiera que piense así es un idólatra. Puede haber un tipo apropiado
de patriotismo o una preocupación correcta por los ideales políticos y la paz mundial, pero
poner nuestras esperanzas en cualquier gobierno terrenal más que en el reino de Dios es una
adoración idólatra.
Según la Biblia, "Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne
por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová" (Jeremías 17:5). "No confiéis en los
príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación" (Salmos 146:3). Prefiero
confiarle mi futuro y el futuro del mundo a Jesucristo que a Bill Clinton o a Boutros Boutros
Gali o a cualquier otro líder político.
Otro movimiento que cada vez más personas idolatran es el movimiento ambientalista. El
Creador nos llama a cuidar a su creación, pero algunas organizaciones prominentes están
impulsando nada menos que la adoración a la naturaleza. Por ejemplo, el Libro de consulta de
salud ambiental del Club Sierra, Cuerpo Sano, Tierra Sana, da instrucciones sobre cómo tener
comunión espiritual con la tierra, y luego dice,
Cuando hayas terminado tu conversación con el espíritu de la Tierra viviente, dile adiós del
mismo modo que dirías adiós al separarte de un amigo... Cuanto más te pongas en contacto
con la voz de la Tierra viviente, y evalúes lo que dice, te será más fácil contactarla y confiar en
lo que ofrece.
Esta oración a la tierra y confiar en ella es idolatría. Se ajusta al patrón que la Biblia describe
en Romanos 1:25. "Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las
criaturas antes que al Creador". Está bien y es bueno cuidar a la creación, pero es
terriblemente incorrecto adorarla.
El primer mandamiento nos llama a reconocer el hecho básico de que hay un solo Dios
verdadero. No podemos pretender que la tierra es Dios; Dios no dice: "Yo soy la tierra
viviente". No podemos pretender que nuestra agenda política es Dios. Dios no dice: "Yo soy
quien tú quieras que sea". Y no podemos pretender que somos Dios; Dios no dice: "Yo soy
quien eres". Dios dice: "Yo soy el que soy" (Éxodo 3:14). "Yo soy Jehová, y ninguno más hay".
Dios Confiable
Cuando Dios dice, "No tendrás dioses ajenos delante de mí", está diciendo que él es el único
ser divino que existe, y también está diciendo algo más. Él quiere que no solo sepamos sobre
su existencia sino también que confiemos en él. Él quiere que tengamos confianza en él. ¿Por
qué deberíamos confiar en él? Bueno, Dios no nos ordena que confiemos en él a ciegas. Se
ha ganado nuestra confianza. Él ha actuado en nuestro nombre de tal manera que podemos
estar seguros de su profundo deseo de ayudarnos y confiamos en su poder para hacerlo.
Cuando Dios dio los Diez Mandamientos en el fuego y el humo sobre el Monte Sinaí, no
comenzó con el primer mandamiento. Comenzó diciendo quién era y qué había hecho: "Yo
soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre". Antes de
dar cualquier orden o mandamiento, el Señor quería que su pueblo se diera cuenta de que él
era su Dios. Él los rescató antes de que conocieran sus leyes. Él los salvó de la esclavitud, no
porque hubiesen hecho algo para ganarse su favor, sino por su misericordia y sus promesas
hechas a Abraham, Isaac y Jacob. Los eligió como su pueblo, no porque fueran tan
impresionantes y rectos, sino simplemente porque decidió amarlos.
Dios es alguien en quien podemos confiar. Él no es solo el Dios que existe, sino el Dios que
ama y salva. Le mostró eso al pueblo de Israel en su éxodo de la esclavitud, y lo mostró
supremamente en la vida y obra de Jesucristo. Cuando éramos totalmente incapaces de
salvarnos de nuestro pecado, cuando no teníamos ningún derecho sobre la bondad de Dios,
el Señor vino a la tierra en la persona de su Hijo. Jesús cumplió la ley de Dios perfectamente a
través de su vida santa. Él tomó nuestros pecados sobre sí mismo y sufrió el castigo que
merecíamos cuando murió en la cruz. Rompió el poder de la muerte sobre la humanidad a
través de su resurrección, y luego envió su Espíritu Santo para atraer a las personas hacia sí
mismo. Si alguien nunca se ganó nuestra confianza, Jesús sí.
Nuestro Señor hizo todo esto por nosotros antes de que hiciéramos cualquier cosa por él. Es
por eso que los Diez Mandamientos están precedidos por un recordatorio de que Dios rescata
de la esclavitud. Y es por eso que en las cartas del Nuevo Testamento, las instrucciones de
Dios sobre la vida Cristiana a menudo están precedidas por una declaración de la salvación
de Dios en Cristo. Dios dice lo que hizo por nosotros antes de decirnos lo que debemos hacer
por él. Debemos confiar en él antes de que podamos comenzar a obedecerlo.
Tecnolatría
El primer mandamiento nos llama a reconocer que el Señor es Dios y nadie más. Nos llama a
basar nuestro destino eterno en Jesucristo y en nada más. Y también nos llama a mirar a Dios
como el que suple nuestras necesidades diarias.
Con demasiada frecuencia, cuando se trata de los diversos problemas de la vida cotidiana,
muchos de nosotros caemos en lo que yo llamo tecnolatría. Tendemos a mirar a los
conocimientos técnicos como dios y salvador. Confiamos en técnicas médicas para curar
nuestras enfermedades, en técnicas agrícolas para suministrar nuestros alimentos, en
técnicas psicológicas para lidiar con nuestras obsesiones, en técnicas sociológicas para hacer
que nuestras familias sean sólidas y nuestras ciudades seguras, en técnicas comerciales para
hacer seguras nuestras finanzas, y así sucesivamente. En la tecnolatría, aún puedes ir a la
iglesia los domingos por la mañana--e incluso allí el culto puede ser moldeado por técnicas de
crecimiento de la iglesia--puedes ir a la iglesia los domingos, pero para todos los propósitos
prácticos, en la vida cotidiana usted miras hacia la tecnología para obtener lo que
necesitas. Eso es la tecnolatría.
Ahora, el primer mandamiento no se opone a la ciencia y a la tecnología como tales. De
hecho, la ciencia genuina históricamente fue posible solo cuando las personas estuvieron
convencidas de que hay un solo Dios. Mientras las personas creyeran en muchos dioses, la
verdadera ciencia era casi imposible. Los antiguos mitos de la creación enseñaban que el
mundo surgió del conflicto entre diferentes dioses y diosas, y los adoradores de ídolos creían
que los diferentes eventos en la naturaleza y en la historia fueron causados por una variedad
de dioses distintos con agendas distintas. La ciencia surgió entre aquellos que creían que
detrás de toda la creación estaba el funcionamiento de una gran Inteligencia única. Solo con
esa creencia podría haber algún concepto de patrones regulares en la creación. Solo
entonces hubo confianza en que las personas como la corona de la creación pudieran
descubrir al menos algunos de los diseños del Creador.
Entonces, creer en un solo Dios era la base misma de la empresa científica y la tecnología
que ésta producía. Pero algo extraño sucedió en el camino. Cada vez más científicos dejaron
de creer en Dios e hicieron de la ciencia su dios. Ignoraron al Diseñador e hicieron del diseño
su última realidad. Mientras tanto, cada vez más personas comunes y corrientes, incluso si
todavía creían en la existencia de Dios, dejaron de considerarlo la fuente de todas las cosas
buenas y comenzaron a buscar la tecnología para satisfacer sus necesidades. La tecnología
ya no se veía como una de las formas en las que Dios proveía para nuestras necesidades. La
tecnología llegó a ser vista como el gran proveedor.
Pero cuando caemos en la tecnolatría, la alegría, la belleza y el propósito comienzan a
escaparse de nuestras vidas. Nos queda un mundo de técnicas muertas y grises por el bien
de la técnica, donde a veces nos sentimos reducidos a partes en una máquina, y donde
nuestra tecnología amenaza con convertir a nuestras ciudades en nubes de humo en forma de
hongo y a nuestro planeta en un basurero.
El aumento en la espiritualidad de la Nueva Era, el culto a la naturaleza y el culto a uno mismo
que vimos antes es en gran parte una reacción al horrible vacío y falta de vida de la
tecnolatría. Los automóviles, las computadoras y la televisión por cable pueden ser
agradables, pero no llenan el vacío de nuestras almas. Cuando la gente no puede soportar la
idea de vivir en un mundo vacío de lo sobrenatural, se enamora de casi cualquier gurú
religioso o idea de la Nueva Era que prometa devolver algo de significado espiritual,
reverencia y misterio a sus vidas.
Pero es tonto rebotar de la tecnolatría hacia otra forma de idolatría, rebotar del cientifismo
hacia la superstición, pasar de depender de ningún Dios para aprobar a cada ídolo debajo el
sol, pasar de negar al Creador para adorar a la creación, pasar de vernos a nosotros mismos
como máquinas sin sentido para vernos a nosotros mismos como dioses. Para recuperar
nuestra cordura y nuestra salud espiritual, debemos abrazar la verdad de que hay un Dios--no
cero, no muchos, sino uno. Debemos creer en un Dios, mirarlo y orarle como aquel que es el
Proveedor supremo de todas nuestras necesidades, quien cuenta los mismísimos cabellos de
nuestras cabezas. La tecnología es un regalo de parte de él, no un sustituto de él. La
tecnología es una expresión más de su cuidado paternal, no un reemplazo de su cuidado.
Amar a Dios
El Señor dice: "No tendrás dioses ajenos delante de mí". Él quiere ser reconocido como el
único Dios que existe, el único en quien confiamos en nuestro destino eterno, el único al que
buscamos para nuestras necesidades diarias. Y en todo esto, Dios reclama el derecho a
nuestro amor más elevado, nuestra reverencia más profunda, nuestro honor más completo,
nuestra obediencia total.
Dios exige que lo amemos más de lo que amamos a cualquier otra cosa. No hay otro Dios, por
lo que no hay nadie más que merezca ser el objeto de nuestro amor más elevado. El corazón
de la verdadera religión, expresado en el Antiguo Testamento y repetido por Jesús en el
Nuevo Testamento, es este: "Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios
de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas" (Deuteronomio 6:4).
Dios insiste en ser nuestro amor más elevado. El Señor es un Dios celoso. Este celo no es un
defecto del carácter de Dios, sino una de sus perfecciones. ¿Qué tipo de marido piensa que
está bien que su esposa ame a otros hombres más de lo que ella lo ama? Solo un esposo que
realmente no ama a su esposa. Dios ama a su pueblo con tanta intensidad que no nos
permitirá amar a nadie ni a nada más de lo que lo amamos a él. Jesús dijo: "El que ama a
padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es
digno de mí" (Mateo 10:37). Guardamos el primer mandamiento cuando amamos a Dios por
sobre todo.
Junto con este amor, Dios llama al temor reverencial y al honor de adoración que le
corresponde como el Dios del universo y el Salvador de su pueblo. Él dice en la Biblia: "Yo
Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas" (Isaías
42:8). Guardamos el primer mandamiento cuando nos postramos ante la majestad de Dios,
cuando temblamos ante su poder, cuando alabamos su carácter, cuando le agradecemos por
su bondad.
Jesús dice en una de sus grandes oraciones: "Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el
único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3). El primer
mandamiento nos muestra nuestra idolatría y nos conduce de regreso a la fuente de la vida
eterna, al único que puede salvarnos. Y una vez que conocemos su salvación, el primer
mandamiento nos llama a poner a este gran Dios y Salvador primero en nuestras vidas.
Para decirlo todo en pocas palabras: "¿Qué requiere el Señor en el primer mandamiento? Que
yo, no queriendo poner en peligro mi propia salvación, evite y esquive toda idolatría, magia,
ritos supersticiosos y oraciones a los santos u otras criaturas. Que sinceramente reconozca al
único Dios verdadero, que confíe solo en él, que mire hacia él para cada cosa buena con
humildad y paciencia, que lo ame, le tema y lo honre con todo mi corazón. En resumen, que
renuncie a cualquier cosa en lugar de ir en contra de su voluntad de alguna manera"
(Catecismo de Heidelberg, Preguntas y Respuestas 94).
 
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
Última modificación: miércoles, 20 de diciembre de 2017, 09:20
Reimaginando (El Segundo Mandamiento, Dr. Feddes)
Reimaginando por David Feddes
"No te harás imagen" Éxodo 20:4
La conferencia se llamaba "Reimaginando" y desde luego estuvo a la altura de su nombre. Las
personas se reunieron en Minneapolis para reimaginar casi todos los aspectos de la fe
Cristiana. Anunciada como "Una Conferencia Teológica Mundial para Mujeres", estaba
vinculada al Consejo Mundial de Iglesias y recibió fondos de varias denominaciones
importantes.
La oración fue reimaginada. En lugar de orar en el nombre de Jesucristo, una oración grupal
terminó con las palabras "a través del poder y la guía del espíritu de sabiduría a quien
llamamos Sofía".
La Cena del Señor fue reimaginada. En vez de servir el pan y el vino como muestras del
cuerpo y la sangre de Jesús, sirvieron leche y miel para celebrar a Sofía. Elogiaron y
agradecieron a Sofía por "la nutrición de su leche y miel" y "el compartir de este santo maná".
Jesús también fue reimaginado, obviamente. Él se convirtió en ella. Dios no se encontraría en
un carpintero judío de Nazaret, sino en una entidad vagamente femenina llamada Sofía, la
palabra griega que significa sabiduría, la cual convenientemente es un nombre femenino.
En otras ocasiones, Jesús fue reimaginado no tanto como una diosa sino como parte de la
naturaleza. La feminista china Kwok Pui-Lan afirmó: "Si no podemos imaginar a Jesús como
un árbol, como un río, como el viento y como lluvia, estamos condenados juntos". Otro orador
recomendó: si te sientes muy cansado y no tienes energía que dar, lo que debes hacer es ... ir
a un gran árbol y pedirle 'dame algo de tu energía vital'". (Sin embargo, irónicamente, había un
árbol al que no deberías acudir en busca de ayuda: la cruz del Calvario).
La salvación a través de la muerte de Jesús fue reimaginada. Delores Williams, profesora
feminista de teología del Seminario Teológico Unión de Nueva York, dijo: "No creo que
necesitemos una teoría de expiación en absoluto. La expiación tiene que ver con la muerte.
No creo que necesitemos a personas colgando de cruces, goteando sangre y cosas raras. No
necesitamos expiación, solo tenemos que escuchar al dios que está en nosotros".
El nombre y la naturaleza de Dios fueron reimaginados. Barbara Lundblad, una pastora
Luterana, dijo abiertamente: "Algunos dirían que nuestra adoración de anoche rayó sobre la
herejía... Anoche no nombramos el nombre de Jesús. Tampoco hemos hecho nada en
nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo". Se informa que después de su declaración
siguieron risas y ovaciones.
La moral sexual Cristiana fue reimaginada. La teóloga lesbiana Mary Hunt dijo: "Imagina el
sexo entre amigos como la norma ... imagina, solo imagina ... El placer es nuestro derecho de
nacimiento el cual nos ha sido robado en el patriarcado religioso. Es hora de reclamarlo
nuevamente con nuestros amigos". Janie Spahr, otra ministra lesbiana, dijo que su teología,
en primer lugar, es conocida por hacer el amor con su pareja lesbiana. Ella dijo: "La
sexualidad y la espiritualidad deben unirse--e Iglesia, vamos a enseñarte". Melanie Morrison,
cofundadora de Lesbianas Cristianas Afuera Juntas (CLOUT, por sus siglas en inglés), pidió
un momento para celebrar "el milagro de ser lesbiana, salir y ser Cristiana". Luego invitó a
todas las demás mujeres lesbianas, bisexuales y transexuales a unir sus manos y rodear el
escenario. Muchos en la audiencia se pusieron de pie para aplaudir.
En todo esto, la revelación divina fue reimaginada. Los líderes de la Iglesia de Mujeres Unidas
reaccionaron a las críticas hacia la conferencia insistiendo en "el derecho absoluto de las
mujeres a desarrollar entendimientos teológicos enraizados en sus propias realidades y
experiencias". Aparentemente, un libro inspirado por Dios no nos dirá tanto acerca de Dios
como de "las realidades y experiencias" de las mujeres comprometidas con la agenda del
feminismo radical.
Cuando las noticias de toda esta reinvención volvieron a los miembros de base de las
denominaciones que ayudaron a pagar por ella, hubo un alboroto. Entonces, ¿cómo
respondieron los partidarios de la conferencia ante la crítica? Se apresuraron a reclamar el
estado de víctima. Cuando los miembros de la Iglesia Presbiteriana de EE. UU. Protestaron
que su denominación había entregado $66,000 dólares para apoyar un evento que
contradecía todo lo que la Biblia enseña, uno de los miembros del personal dijo sobre la
protesta: "Es una violación espiritual". Cuando los Cristianos protestan en contra de los
ataques a su Dios, a su Salvador, a su Biblia y a su fe, los reconsideradores llaman a la
protesta violación espiritual. Pero la Biblia le llama prostitución espiritual cuando las personas
abandonan la revelación de Dios y se ofrecen a una deidad reimaginada.
Una cosa confusa acerca de todo esto es que los reconsideradores todavía quieren ser
considerados parte del Cristianismo. En lugar de decir cándidamente que quieren reemplazar
al Cristianismo, intentan redefinir el Cristianismo, y se sienten insultados y violentados por
aquellos que dicen que este tipo de reinvención no tiene lugar en la iglesia. Pero si las
personas quieren hablar de Sofía en lugar de Cristo, ¿por qué llamarlo Cristianismo? ¿Por qué
no llamarlo Sofistería?
Redefiniendo a Dios
El segundo de los Diez Mandamientos de Dios es "No te harás imagen, ni ninguna semejanza"
(Éxodo 20: 4). Lo que este mandamiento prohíbe es hacer imágenes de Dios, o por decirlo de
otra manera, prohíbe reimaginar a Dios. El Señor nos ordena que lo adoremos tal como él se
reveló a sí mismo, no como lo imaginamos. Los Cristianos a lo largo de la historia han creído
en un Dios que se revela a sí mismo como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. No todos
comparten esta creencia, por supuesto. Siempre ha habido personas que rechazaron al Dios
del Cristianismo para adorar a otros dioses. Cuando las personas adoraban a Baal, Ishtar o
Zeus, dejaban bastante claro que no le tenían lealtad al Dios revelado de la Biblia. Del mismo
modo, los Hindúes, los Budistas y los Musulmanes no ocultan que no son Cristianos y no
dicen serlo. Nosotros, los Cristianos, esperamos que ellos conozcan aún al Dios trino y la vida
eterna en Jesucristo, pero mientras tanto, las diferentes religiones saben cuál es su posición
en relación a cada una.
La Biblia condena la adoración a otros dioses en el primero de los Diez Mandamientos: "No
tendrás dioses ajenos delante de mí". Dios le ordena a su pueblo que no se involucre en otras
religiones ni que cruce la frontera de la fe en él hacia la fe en otra cosa.
Sin embargo, se vuelve más complicado cuando la tentación no es cruzar un límite y unirse a
otra religión, sino remodelar la fe y reimaginar a Dios dentro de los límites del pueblo de
Dios. Esto es a lo que se refiere el segundo mandamiento.
Las personas con un trasfondo Cristiano deciden que no les gusta la fe Cristiana histórica,
pero todavía quieren llamarse a sí mismos Cristianos, y quieren que la iglesia Cristiana se
amolde a sus puntos de vista. Hay personas que niegan la Santísima Trinidad, desafían las
Escrituras, denuncian a la iglesia, se burlan del perdón en la sangre de Jesús, se deleitan en
el pecado y, sin embargo, exigen ser considerados parte del Cristianismo. No dicen que el
Dios Cristiano debería ser rechazado. Solo dicen que Dios debe ser reimaginado.
¿Por qué alguien querría aferrarse a alguna asociación con Dios, y aún crear una nueva
imagen para representarlo? Bueno, consideremos un ejemplo notorio de la Biblia.
Justo cuando Moisés estaba en el Monte Sinaí recibiendo los Diez Mandamientos, el pueblo
en la base de la montaña se estaba impacientando. "Viendo el pueblo que Moisés tardaba en
descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses
que vayan delante de nosotros" (Éxodo 32:1).
Ellos querían ponerse en movimiento, y necesitaban un dios que los acompañara. No hay
nada más práctico que una deidad a la que puedas empujar delante de ti. Ella te da poder y tú
le das órdenes, al igual que tener un genio que cumpla tus órdenes. ¿Por qué confiar en un
Dios invisible que tiene sus propios tiempos y sus propios planes, cuando puedes fabricar algo
que seguirá tu agenda y te dará poder?
Sin embargo, las personas a veces son reacias a hacer un ídolo por su cuenta. Quieren que
una figura de autoridad religiosa la haga por ellos. Por lo general, un pastor, un profesor o un
sacerdote de seminario debe producir una nueva versión de Dios con ese toque extra de
calidad profesional. Es por eso que los israelitas querían que Aarón les hiciera su ídolo. Aarón
el sacerdote era el segundo en autoridad solo después de su hermano Moisés. Si Aarón hacía
una nueva imagen de Dios, eso sería bueno con seguridad. Entonces Aarón tomó del pueblo
una colección de joyas de oro, la derritió y le dio forma de becerro.
Ahora, fíjate muy bien qué pasó después. Una vez que el pueblo obtuvo su becerro de oro, no
dijeron: "Ahora tenemos un nuevo dios para reemplazar al que nos rescató de Egipto". No,
ellos dijeron: "Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto. Y viendo esto
Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: Mañana será fiesta para
Jehová" (Éxodo 32:4). ¡Para Jehová! Ellos querían adorar a un dios portador de fertilidad y
riqueza, estaban tremendamente entusiasmados con su becerro de oro, pero aún querían
identificarlo con el Señor que hizo temblar el Monte Sinaí, el Dios cuyo poder había acabado
con el control de Egipto y los había liberado. No querían prescindir completamente del
poderoso Dios de su pasado, ¡en absoluto! Simplemente querían reimaginarlo como alguien
que seguiría su agenda en lugar de establecer su agenda para ellos.
Pero justo cuando los israelitas adoraban a su nueva imagen, justo cuando estaban entrando
en su orgía de celebración, Moisés regresó y la fiesta terminó. El Señor estaba tan enojado
con este pueblo que lo había reimaginado como un becerro de oro, como un dios de la
fertilidad, del sexo y del oro, que amenazó con exterminarlos a todos. Solo cuando Moisés
intercedió por el pueblo, Dios desistió de destruirlos, y aun así, cierto número fue
asesinado. Reimaginar no es algo que Dios tome a la ligera. En el segundo mandamiento, el
Señor dice,
No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la
tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo
soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la
tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que
me aman y guardan mis mandamientos (Éxodo 20:4-7).
Re-imaginar a Dios tiene consecuencias devastadoras, no solo para nosotros sino también
para nuestros hijos y nietos. No es solo una decisión personal. Cuando una generación
abandona la revelación de Dios, los hijos y los nietos a menudo también sufren. Una vez que
Dios es reimaginado, a las generaciones venideras se les enseña a odiar al gran Dios
revelado en la Escritura y en Cristo. Aprenden a pensar en él como una deidad adecuada solo
para fenómenos, fanáticos y fundamentalistas. Pero cada generación que odia al Señor se
encuentra bajo castigo. A medida que las personas conforman su propia religión y hacen lo
suyo, sus vidas, familias y comunidades se desintegran cada vez más, lo que proporciona una
prueba de una agonía aún mayor que se producirá en la eternidad.
Feminizando a Dios
Sin embargo, esta no es la imagen completa, gracias a Dios. Su revelación tiene mucho más
poder de permanencia que nuestra reinvención. El Señor que habla en la Biblia y se
personifica a sí mismo en Jesucristo continúa reinando mucho después de que cada nueva
herejía y cada nueva imaginación han sido descartadas como obsoletas. Los estragos de los
reconsideradores pueden durar tres o cuatro generaciones, pero la fe Cristiana histórica ha
abarcado a las personas en el amor de Dios por mil generaciones.
Antes vimos algunas de las formas en que las ultrafeministas de Minneapolis intentaron
mejorar la Biblia y reimaginar a Dios. Ellas se sintieron más cómodas adorando una
proyección abstracta de su propia femineidad que al Dios viviente, cuya suprema revelación
de sí mismo era un carpintero de Nazaret quien murió para quitar los pecados del mundo. La
conferencia "Reimaginando" puede sonar como un ejemplo extremo, pero todo el proyecto de
feminizar a Dios lo más posible--orando a nuestra Madre celestial, llamando "ella" a Dios,
etc.--es una vaca sagrada (o debería decir, un becerro de oro) en algunos círculos muy
influyentes. Recuerda, la conferencia "Reimaginando" no fue solo un grupo marginal de
mujeres que hicieron lo suyo. Ésta fue financiada por varias denominaciones importantes que
luego defendieron lo que ocurrió allí. Ésta fue apoyada por el Consejo Mundial de Iglesias y
contó con profesores de seminarios prominentes.
En algunas escuelas de teología y seminarios, se considera más importante estar
comprometido con la agenda feminista que con la fe Cristiana histórica. Jon Levenson, un
profesor dedicado al Judaísmo, cuenta sobre una conversación que tuvo con algunos
profesores de teología Cristiana en una importante escuela de teología. Les preguntó si había
alguna norma doctrinal que se esperaba que mantuvieran en sus enseñanzas. Todos los
teólogos de la mesa dijeron: no, ellos tenían completa libertad académica y podían enseñar
todo lo que quisieran. Luego, uno de ellos agregó: "Bueno, hay un requisito: tenemos que usar
un lenguaje inclusivo".
El Dr. Levenson, un Judío, consideró irónico que profesores de teología supuestamente
Cristianos pudieran contradecir el Cristianismo histórico, podían promover cualquier idea
nueva de Dios que quisieran, pero si decían que el Dios Cristiano se revelaba a sí mismo
como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, podrían meterse en problemas ya que ese tipo de
lenguaje podría no ser considerado lo suficientemente inclusivo de género. Con demasiada
frecuencia, la teología no necesita ser ortodoxa o bíblica, pero es mejor que sea políticamente
correcta.
Un Jesús Diferente
Otro ejemplo de reconsideradores profesionales son aquellos que rechazan el retrato bíblico
de Jesús y tratan de definir "el Jesús real". Quizás hayas oído hablar del Seminario de Jesús,
donde los eruditos se reúnen y deciden qué palabras de Jesús en los evangelios realmente
dijo Jesús. Usando códigos de colores y otros trucos amigables con los medios, estos
autoproclamados expertos marcan lo que Jesús posiblemente no pudo haber dicho, lo que
probablemente no dijo, lo que quizás podría haber dicho y lo que probablemente dijo. Resulta
que Jesús no dijo la mayor parte de lo que los evangelios dicen que dijo. Una revista nacional
dijo que aunque el Seminario de Jesús molesta a muchos Cristianos devotos, éste presenta a
un Jesús que algunas personas encuentran más humano y creíble. Pero cuando Jesús se
reduce hasta el punto en que es más creíble, ya no vale la pena creer en él.
Sorprendente, ¿no?, cómo los eruditos 2000 años después son tan inteligentes que conocen
mejor al Jesús histórico que aquellos que lo vieron, lo oyeron y lo tocaron. Aún más
sorprendente, el Jesús producido por el Seminario de Jesús parece sonar y actuar
notablemente como los escépticos estudiosos del siglo XX quisieran que él se viera. Me temo
que el Seminario de Jesús nos dice más acerca de los miembros del Seminario de lo que nos
dice acerca de Jesús.
La Auto Revelación de Dios
En el momento en que pensamos que somos más inteligentes que la Palabra de Dios,
estamos formando nuestra propia imagen de Dios. Cuando el Señor manda, "No te harás
imagen, ni ninguna semejanza", ¿qué está diciendo? "¿Cuál es la voluntad de Dios para
nosotros en el segundo mandamiento? Que de ninguna manera formemos ninguna imagen de
Dios ni le adoremos de ninguna otra manera a la que él nos ha ordenado en su Palabra"
(Catecismo de Heidelberg, Preguntas y Respuestas, 96). El problema básico es este: ¿Vamos
a adorar a Dios como se revela a sí mismo, o como una proyección de lo que nos gustaría que
fuera? ¿Vamos a confiar en Jesucristo, "el mismo ayer y hoy y para siempre", o en una
versión nueva y mejorada de Dios?           
El Señor prohíbe hacer imágenes de él. Él condena reimaginarlo. ¿Por qué? Porque cuando
hacemos eso, estamos tratando de dictar quién puede ser Dios y qué puede hacer. Estamos
tratando de tomar el control de él. Cuando el Dios viviente es demasiado independiente a
nuestros deseos, cuando el Jesús de los evangelios no se ajusta a lo que pensamos que
debería ser, cuando la Biblia dice cosas que son demasiado incómodas para satisfacer
nuestra agenda, estamos tentados a crear una nueva imagen de Dios que nos convenga
más. En lugar de aceptar la revelación de Dios sobre sí mismo, definimos a Dios para que se
ajuste a nuestras propias ideas y preferencias. Nuestra imagen no puede ser algo que no
queremos que sea. No puede hacer nada que no queremos que haga. Sirve a nuestros
objetivos y hace avanzar nuestra agenda. Nosotros lo controlamos.
Pero en el proceso, perdemos al Dios vivo y verdadero, y nos quedamos con nuestras propias
proyecciones impotentes. Ya sea que Aarón se encuentre haciendo un becerro de oro, o
alguna autoridad religiosa de hoy se encuentre reinventando al Dios de la Biblia, eso sigue
siendo una tontería.
En el segundo mandamiento, Dios declara su propia libertad e independencia soberana. Él
insiste en que lo adoremos tal como se revela a sí mismo, no simplemente como lo
imaginamos. Él ordena esto por el bien de su propio honor, pero también por el bien de
nuestra salvación.
Cuando los individuos vuelven a imaginarse a Dios de una manera que contradice las
Sagradas Escrituras, están cometiendo suicidio espiritual. Cuando las denominaciones y las
escuelas de divinidad se convierten en fábricas de ídolos y promueven sus ídolos en otros,
están cometiendo homicidios espirituales. Nuestras almas no pueden sobrevivir si se ven
privadas de las palabras vivificantes de Dios. Como dijo Moisés, "Porque no os es cosa vana;
es vuestra vida" (Deuteronomio 32:47). Jesús mismo dijo: "Las palabras que yo os he hablado
son espíritu y son vida" (Juan 6:63).
Cuando reimaginas a Jesús como una proyección de la ideología feminista, te desconectas
del Hijo del Dios viviente, el regalo supremo de amor que Dios le dio a un mundo que perece.
Cuando dices que no necesitas la cruz de Jesús o su sangre para estar bien con Dios, que
todo lo que tienes que hacer es contactar al dios o diosa dentro de ti, te niegas a la única
manera con la que Dios te ha provisto para quitar tu pecado. Cuando rechazas los
mandamientos de Dios para tu sexualidad y para todas las demás áreas de tu vida y en su
lugar reimaginas a Dios para satisfacer tus instintos más corruptos y pervertidos, te condenas
a una vida de revolcarte en la iniquidad y a una eternidad de separación con Dios.
Dios da el segundo mandamiento para que reconozcamos todos nuestros intentos de
reimaginar por que éstos son: ofensivos para él y destructivos para nosotros mismos. No
podemos definir a Dios de acuerdo a nuestras propias ideas, o controlar a Dios de acuerdo a
nuestra propia agenda. Dios es Dios, y solo podemos conocerlo en la medida en que él decida
revelarse en su Palabra. Dios es Dios, y podemos tener una relación con él solamente en sus
términos, y debido a su gran amor revelado en Jesucristo. Dios nos da el segundo
mandamiento para alejarnos de nuestro pecado y atraernos hacia el Salvador, alejarnos de
nuestras imaginaciones falsas y atraernos hacia su gloriosa revelación, para alejarnos de los
ídolos que nos maldicen a nosotros y a nuestros hijos, y que nos atraen hacia su amor eterno.
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
Tecnolatría (Dr. Feddes)
Tecnolatría por David Feddes
En el año 1898, Morgan Robertson escribió una historia sobre un espléndido barco de 800
pies de largo, mucho más grande que cualquiera que haya sido construido en ese
momento. Catorce años más tarde, se construyó un barco real de más de 800 pies de largo. El
barco de la novela era de triple hélice; el barco real era de triple hélice. El barco de la novela
podía alcanzar velocidades de 25 nudos; el barco real podía alcanzar los 25 nudos. El barco
de la novela podía transportar a unas 3,000 personas; el barco real tenía espacio para
alrededor de 3,000. El barco de la novela tenía botes salvavidas solo para una fracción de sus
pasajeros, pero a nadie le importaba, porque el barco era considerado insumergible. Lo mismo
ocurría con el barco real.
El barco de la historia de Robertson comenzó a cruzar el Atlántico con muchos pasajeros ricos
y satisfechos, golpeó un iceberg una fría noche de abril y se hundió. El barco real comenzó a
cruzar el Atlántico con muchos pasajeros ricos y satisfechos, golpeó un iceberg una fría noche
de abril de 1912 y se hundió. El barco real fue llamado Titanic. El barco imaginario de la
novela de Robertson de catorce años atrás se llamaba Titán.
Algo espeluznante, ¿verdad? Es casi como si la novela profetizara lo que sucedería en la vida
real. Pero Morgan Robertson no pretendía ser un profeta que ofrecía una profecía libre de
errores inspirada por Dios, y no tenía una visión directa y dada por Dios sobre los eventos
futuros. Su novela sobre el Titán contenía algunas similitudes sorprendentes con el Titanic,
pero también había diferencias. El autor sabía lo suficiente acerca de tecnología de
construcción naval para ver hacia dónde se dirigían las tendencias de la próxima década o
dos, y sabía lo suficiente sobre la naturaleza humana para detectar lo que podría pasar si las
personas no fueran humildes y cuidadosas, si confiaran demasiado en la tecnología y
asumieran arrogantemente que nada podría salir mal Quizás, en el plan de Dios, la novela de
Robertson sobre el Titán incluso sirvió como una especie de advertencia contra el orgullo, una
advertencia que fue dejada de lado unos años más tarde cuando el Titanic no recibió
suficientes botes salvavidas y alguien dijo tontamente que ni incluso Dios podía hundir
el Titanic.
El Titánico Tiro
La novela de Morgan Robertson sobre un barco condenado no era parte de la profecía bíblica,
sin embargo, la Biblia incluye una profecía importante sobre un barco condenado. En el libro
de Ezequiel, el Señor se enfrentó a la ciudad-estado de Tiro. Tiro era una ciudad portuaria
mediterránea a unas 100 millas al noroeste de Jerusalén. Era un centro de envío y de
comercio internacional, con una excelente flota de barcos y acceso a invenciones y lujos
provenientes de todas partes. La gente de Tiro era educada, hábil en los negocios, próspera
y orgullosa. Tiro tenía una economía tan próspera que la gente pensaba que siempre sería
rica, y tenían una posición tan estratégica que pensaban que Tiro nunca podría ser
conquistada.
Pero Dios estaba cansado de Tiro. En Ezequiel 27, el Señor imaginó a Tiro como un barco:
espléndido, fuerte, bien formado, tripulado por expertos, cargado de lujo y bienes de todo tipo,
pero condenado a hundirse. Tiro era como el Titanic. La gente se maravillaba de su lujo y
tecnología y pensaba que era insumergible. Pero Dios le dijo al titánico Tiro: "Tus riquezas, tus
mercaderías, tu tráfico, tus remeros, tus pilotos, tus calafateadores y los agentes de tus
negocios, y todos tus hombres de guerra que hay en ti, con toda tu compañía que en medio de
ti se halla, caerán en medio de los mares el día de tu caída" (Ezequiel 27:27).
Dios también tenía un mensaje dirigido especialmente para el rey de Tiro. En Ezequiel 28,
Dios le dijo a este gobernante arrogante,
            "Por cuanto se enalteció tu corazón, y dijiste: Yo soy un dios... siendo tú hombre y no
Dios, y has puesto tu corazón como corazón de Dios... Por su sabiduría y la comprensión que
han adquirido riquezas para ti... Con tu sabiduría y con tu prudencia has acumulado riquezas,
y has adquirido oro y plata en tus tesoros. Con la grandeza de tu sabiduría en tus
contrataciones has multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu
corazón " (Ezequiel 28:2-5).
Con la tecnología, el comercio, el transporte y los tentáculos que controlan los intereses
financieros en muchos países, Tiro era como una corporación multinacional y multimillonaria
moderna. Se necesitaba de un verdadero hombre para dirigirlo todo, un hombre tan talentoso
como un dios, al menos eso es lo que pensaba el rey de Tiro. Dios, sin embargo, no estaba
impresionado. Le dijo al rey que, debido a que se consideraba tan sabio como un dios, sería
destruido: "Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador" (Ezequiel 28:9-10).
¿Disfrutaba Dios de hundir a Tiro o de destruir a su brillante rey? No, Dios dice en Ezequiel
18:32: "No quiero la muerte del que muere". Las palabras finales de Dios sobre Tiro y su rey
son un lamento. Tiro tenía tanto talento, experiencia, belleza y riquezas, muchos de los
buenos dones de Dios, que era una tragedia que ellos fueran destruidos. La ruina de una gran
civilización y de un gobernante tan brillante fue trágica, pero tuvieron que ser juzgados por su
orgullo y maldad (Ezequiel 28:11-19). Al igual que uno de sus grandes barcos, Tiro y su
tecnología se hundirían. Esa profecía se hizo realidad. La orgullosa ciudad y su rey
perecieron.
Al igual que Tiro, tenemos una civilización que es maravillosa en muchos aspectos. Vivimos
en la civilización más avanzada técnicamente y próspera de la historia. Hemos logrado cosas
y producido maravillas que las generaciones anteriores difícilmente podrían imaginar. ¿No
sería una pena para nosotros arruinar todo eso y traer el juicio de Dios sobre nosotros mismos
a través de nuestro orgullo y desobediencia? Sería tan trágico como la destrucción del titánico
Tiro.
De hecho, esto sería aún más trágico, y el juicio aún más terrible, a la luz del hecho de que
tenemos mucho más acceso a la verdad de Dios que Tiro. Tiro existió siglos antes de que
Jesús viniera, con mucha menos revelación de Dios disponible. Nosotros, por otro lado,
tenemos la oportunidad de aprender todo acerca de Jesús: sus enseñanzas, su vida perfecta,
sus milagros asombrosos, su muerte para pagar nuestros pecados, su resurrección, su
liderazgo sobre todas las cosas. Si, a pesar de todo eso, todavía lo rechazamos, ¿entonces
qué? " Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro … que
para vosotras" (Mateo 11:22).
El mensaje de juicio de la Biblia sobre Tiro no fue solo para Tiro. Es una advertencia para
todos nosotros, especialmente para aquellos de nosotros que hemos sido bendecidos con el
aprendizaje, la tecnología y la riqueza. Es una advertencia para todos los que ignoran a Dios y
están tentados a asumir que el hombre es la medida de todas las cosas y el dueño de todas
las cosas.
Adorando a la Tecnología
Debemos tener cuidado con la tentación de adorar a la tecnología. El analista cultural Neal
Postman advirtió sobre "la deificación de la tecnología". Él tituló uno de sus libros Tecnopolio,
sugiriendo que la tecnología tiene el monopolio en el pensar y en el vivir. Eso puede ser
correcto, pero si estamos acuñando palabras, una palabra incluso mejor que tecnopolio podría
ser tecnolatría. La tecnolatría es una forma de idolatría, una forma de culto a la tecnología y la
técnica. En la tecnolatría, tratamos a nuestras máquinas y métodos como si fueran Dios. Si
eso suena como una exageración, considera los siguientes cuatro puntos.
Primero, para muchas personas, la tecnología, no Dios, es la realidad definitiva, la única
certeza absoluta. No estamos seguros de si Dios es real o simplemente un mito. No estamos
seguros si somos seres espirituales hechos a su imagen o solo accidentes biológicos. No
estamos seguros si el pecado es una realidad mortal o simplemente un problema
psicológico. No estamos seguros si el amor es real o si solo es una ilusión basada en ciertos
químicos y hormonas. No estamos seguros acerca de la vida después de la muerte. No
estamos seguros de casi nada, pero estamos seguros de una cosa: de la tecnología. En
palabras de Neal Postman, "Cualquier otra cosa que se pueda negar o comprometer, está
claro que los aviones vuelan, los antibióticos curan, las radios hablan y ... las computadoras
calculan". Dios ya no es la realidad suprema e innegable; la tecnología lo es.
Segundo, en la tecnolatría ya no miramos a la Palabra de Dios, la Biblia, como nuestra fuente
más alta de verdad y como la autoridad final sobre cómo debemos vivir. En cambio, buscamos
experimentos científicos y encuestas sociales. Si alguien comienza una afirmación con "la
Biblia dice...", la borramos, pero si alguien presenta una declaración con las palabras "los
investigadores han encontrado..." ¿quién puede dudar de ello? Si un predicador advierte sobre
el Día del Juicio, basado en lo que dice la Biblia, lo ignoramos. Pero si un científico advierte
sobre el calentamiento global, con base en una estadística de que las temperaturas promedio
han aumentado medio grado en los últimos cien años, nos preocupamos por la inminente
fatalidad y celebramos cumbres internacionales para enfrentarlo. Las autoridades que guían
nuestras vidas no son expertas en las Escrituras, sino en las estadísticas. ¿A quién le importa
lo que dice la Biblia sobre la avaricia, la pereza o la explotación? Preferimos pensar en
términos de indicadores económicos, de cifras de desempleo y de déficits comerciales. ¿A
quién le importa lo que dice la Biblia sobre el sexo? Preferimos escuchar lo que los
investigadores tienen que decir, y luego veremos qué tipo de tecnología pueden generar para
hacer que el pecado sea más seguro.
Un tercer aspecto de la tecnolatría es la reverencia, la maravilla y el asombro que sentimos
ante la presencia de la tecnología y sus milagros. No puedo contar la cantidad de veces que
escuché decir a las personas: "¿No es increíble lo que pueden hacer hoy en día?" Decir eso
es algo común cuando estamos hablando de los avances en la medicina, tales como los
reemplazos de articulaciones o los trasplantes de órganos o de las unidades neonatales que
salvan a los bebés prematuros quienes pesan apenas una libra. Nos maravillamos cuando
probamos un nuevo programa de computadora, o vemos animales clonados, o deambulamos
por una fábrica donde los robots trabajan arduamente. No se puede negar que parte de la
tecnología realmente es asombrosa, y el hecho de que nos sorprenda no sería algo malo,
excepto que hemos dejado de sorprendernos de Dios. En la tecnolatría, encontramos a Dios
aburrido o inútil, nos asombra la sabiduría de la ciencia y las maravillas de la tecnología.
Para colmo, un cuarto síntoma de la tecnolatría es que confiamos en la tecnología como
nuestra salvadora. Confiamos en la tecnología médica para salvarnos de la
enfermedad; confiamos en la tecnología militar para salvarnos de los enemigos; confiamos en
las técnicas educativas para salvarnos de los problemas sociales; confiamos en las técnicas
económicas para salvarnos de la ruina financiera; confiamos en las técnicas terapéuticas para
salvarnos de la ruina psicológica; y confiamos en tecnologías de la información como las
radios, los televisores y los discos compactos para salvarnos del aburrimiento, de la tristeza y
del vacío. La pensadora británica Mary Midgley tituló uno de sus libros La Ciencia como
Salvación y escribió brillantemente acerca de la confianza equivocada en la tecnología.
Contamos con una tecnología o técnica para salvarnos de cualquier cosa.
Bueno, casi de cualquier cosa. La tecnología no puede revelarnos a Dios o quitarnos el
pecado o ayudarnos a vivir eternamente, pero ¿y qué? Dios, el pecado y la vida eterna no son
relevantes de todos modos. La tecnología es nuestra realidad definitiva ahora. Nos preocupa
más encontrar curas para el SIDA y el cáncer que escapar del infierno. Nos esforzamos más
en posponer la muerte que en prepararnos para la vida después de la muerte. Nos preocupa
más enseñarles matemáticas y ciencias a nuestros niños que enseñarles virtudes e
integridad. La Tecnolatría nos da una definición completamente nueva de salvación y un
nuevo conjunto de prioridades.
Entonces, no es exagerado decir que muchos de nosotros adoramos la tecnología. ¿De qué
otra forma podemos llamarle cuando algo se convierte en nuestra realidad definitiva, nuestra
fuente suprema de la verdad, nuestro principal objeto de admiración y asombro, nuestra
principal esperanza de salvación?  No me malinterpretes. No digo que la tecnología sea mala--
pero la tecnolatría es mala. Está bien usar inventos y aprender de investigaciones científicas,
etc. Pero cuando adoramos a la tecnología y le damos el lugar que legítimamente le pertenece
a Dios, estamos cometiendo un terrible error.
Adoración Inútil
Dios, y solo Dios, merece nuestra adoración. Él es infinito en poder y majestad. Él sostiene
todo lo que existe; él es absolutamente santo y perfectamente justo; él es la fuente de toda
sabiduría y belleza; él rebosa de bondad y de amor. Y, sin embargo, tenemos la horrible
costumbre de hacer algo, cualquier cosa, que tome el lugar de Dios. Algunas personas tallan
un ídolo y lo adoran; otros desarrollan tecnología y la adoran. Pero ya sea idolatría o
tecnolatría, el resultado es el mismo: nos separamos del gran y glorioso Dios y nos aislamos
de todo lo que hace que valga la pena vivir nuestras vidas. Veamos lo que la Biblia dice
acerca de la idolatría anticuada y veamos cómo aplica esto a la tecnolatría de última moda.
En Isaías 44, la Biblia dice: "Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los
ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios" (v. 6). La Escritura
dice: "Los formadores de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de
ellos para nada es útil" (v. 9). Cuando adoramos algo que no es Dios, nos reducimos a la
nada, y todo lo que tocamos se vuelve inútil.
Una forma en que la idolatría nos daña es haciéndonos estúpidos. Isaías 44 describe cómo un
obrero metalúrgico hace por sí mismo un ídolo con las cosas que mejor conoce: el metal. Se
supone que ese ídolo de metal lo hace más fuerte, pero le da hambre, se cansa y se desmaya
en el proceso de hacerlo. El trabajador metalúrgico puede ser inteligente cuando se trata de
su habilidad técnica para trabajar con metal, pero es estúpido si lo adora. Isaías luego
describe a un carpintero con un problema similar. Su habilidad técnica radica en trabajar no
con metal sino con madera, entonces la madera es lo que adora este hombre. Corta un
tronco, quema la mitad para una fogata y luego adora a la otra mitad. ¡Qué estupidez! "No
saben ni entienden", exclama Isaías, "No saben ni entienden; porque cerrados están sus ojos
para no ver, y su corazón para no entender" (44:18). Están tan ocupados adorando las cosas
tontas que hacen a partir del metal o de la madera que se vuelven absolutamente tontos.
La Biblia hace más o menos lo mismo en el Salmo 115. El Salmo comienza, "No a nosotros,
oh Jehová, no a nosotros, Sino a tu nombre da gloria, Por tu misericordia, por tu verdad". El
Salmo 115 entonces contrasta a este Dios amoroso y fiel con los ídolos hechos por el
hombre. "Tienen boca, mas no hablan; tienen ojos, mas no ven; orejas tienen, mas no oyen;
tienen narices, mas no huelen; manos tienen, mas no palpan; tienen pies, mas no andan; no
hablan con su garganta". Después de decir todo eso, el salmista agrega esta declaración
escalofriante: "Semejantes a ellos son los que los hacen, y cualquiera que confía en ellos". En
otras palabras, tú estás formado por lo que adoras, los ídolos que formas terminan dándote
forma. Si idolatras cosas sin cerebro, sin vida, sin valor, te vuelves descerebrado, sin vida y
sin valor. Te hundes al nivel de tu ídolo.
¿Cómo se relaciona esto con la adoración a la tecnología? Bueno, cuando te apartas del Dios
personal y viviente y conviertes a la tecnología en tu realidad suprema, en tu fuente más
elevada de verdad, en el centro de tu admiración y en aquello en lo que confías para tu
salvación, te vuelves menos como una persona y más como una cosa. Vacías tu universo de
vida y ves todo como una máquina.
En la tecnolatría, todo lo que estudiamos se convierte en una máquina. Todo lo que hacemos
se convierte en una técnica. Todo lo que no se puede medir o describir con una estadística
simplemente no existe. Tomamos algo tan complejo y maravilloso como la mente humana, le
agregamos un número y lo llamamos C.I. Las personas no se convierten en nada más que
una combinación de características que se pueden describir con un número.
Un aspecto especialmente potente de la tecnolatría es lo económico. En la tecnolatría,
hablamos mucho sobre el nivel de vida, incluso cuando vivimos sin ningún estándar. A veces
pensamos que nuestro nivel de vida es alto en comparación con el de una generación
anterior, e incluso contamos con números para demostrarlo. Pero, ¿qué significan realmente
esos números? ¿Estamos mejor y más felices que nuestros abuelos? Tenemos nuestras
microondas, VCR y autos de lujo, es verdad. También tenemos más divorcios, drogas y
depresión. Tenemos poco que ver con nuestros vecinos, y no podemos llevarnos bien con
nuestras familias, pero, ¡oh, tenemos un excelente nivel de vida! Si no lo crees, pregúntale a
los economistas: ¡cuentan con números para demostrarlo!
Una gran ironía de la tecnolatría es que cuanto más confiamos en las estadísticas, en la
tecnología y en la técnica, peor se vuelve nuestra situación. Nunca hemos tenido tantas
formas diferentes de control de natalidad y de aborto, sin embargo, tenemos más hijos
nacidos fuera del matrimonio que nunca antes. Nunca hemos tenido equipo tan alta tecnología
para la policía y las fuerzas militares, sin embargo, nuestro mundo es más peligroso que
nunca. Nunca hemos tenido tantos programas educativos, sin embargo, la alfabetización y la
lectura siguen cayendo. Nunca hemos tenido tantos "expertos" en psicología y en sociología, y
sin embargo, nunca hemos tenido problemas psicológicos y sociales tan extendidos. Nunca
hemos tenido tanta información e investigación, sin embargo, estamos más confundidos que
nunca sobre quiénes somos y por qué estamos vivos. ¿Podría ser que estamos adorando a
los dioses equivocados? ¿Podría ser que estamos buscando la dirección equivocada para la
salvación?
Nuevamente, no me malinterpretes. No digo que la tecnología sea mala o que la biología, la
sociología, la psicología y todas las demás "ideologías" sean malas. Cuando la Biblia ataca la
adoración de ídolos hechos de madera, plata u oro, no ataca a la madera, a la plata o al oro, y
no ataca a la artesanía. Está atacando la idolatría. Del mismo modo, no estoy atacando a la
práctica de la ciencia o negando los beneficios de los nuevos inventos. Admiro a los científicos
e inventores, y aprecio a la tecnología, pero cuando idolatramos estas cosas, las bendiciones
se vuelven maldiciones. La tecnología y la ciencia son ayudantes maravillosos, pero dioses
terribles.
Si adoramos al Dios de la vida, del amor, de la justicia y de la fidelidad, nos volvemos más
vivos, amables, justos y fieles. Si ponemos nuestra fe en un proceso mecánico y en una
cosmovisión mecánica, nos volvemos más como máquinas. Como dice el Salmo 115:8:
"Semejantes a ellos son los que los hacen, y cualquiera que confía en ellos".
Volver a Dios
Necesitamos arrepentirnos de nuestra tecnolatría y volvernos al único Dios verdadero que nos
creó. ¿Qué implica esto?
Primero, debemos reconocer que el Señor Dios Todopoderoso es la única realidad
definitiva. Él solo es eterno. Todo lo demás depende de él para su propia existencia. Antes de
que el universo llegara a existir, él era Dios, y después de que este mundo desaparezca,
seguirá siendo Dios. En Isaías 46, el Señor dice: "Yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay
semejante a mí". Es por eso que somos tan tontos cuando tratamos de reducir el amor, la
fidelidad y la libertad a categorías mecánicas y materiales. Antes de que la materia existiera
alguna vez, existían el amor, la fidelidad y la libertad, porque existía Dios la Santísima
Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La realidad espiritual precede a la realidad
material, porque Dios es espíritu.
Segundo, una vez que reconocemos al Dios viviente como la única realidad definitiva,
debemos reconocer a la Palabra de Dios como la única autoridad máxima. Fue la Palabra de
Dios la que trajo la creación a la existencia. Es la Palabra de Dios escrita en la Biblia la que
nos trae la verdad divina de una forma en que la podemos entender. Es la Palabra de Dios
hecha carne en Jesucristo la que nos revela el carácter de Dios y nos salva. Los estudios y
experimentos pueden ser útiles e informativos en muchos casos, pero el fundamento de
nuestras vidas y nuestra máxima autoridad, solo puede ser la Palabra de Dios.
Tercero, debemos admirar a Dios y maravillarnos con su majestad y misterio. Cualquier cosa
que hagamos con nuestra tecnología, cualquier cosa que midamos y exploremos con nuestras
técnicas, no puede comenzar a compararse con el Dios infinito y espléndido que creó todas
las cosas y nos dio mentes para estudiar lo que ha hecho y para hacer uso de él. Dios, no la
tecnología, debe ser nuestro objeto supremo de asombro.
Cuarto, debemos confiar en este gran y glorioso Dios como el único que puede
salvarnos. Nuestros mayores problemas son el pecado y la muerte, y la tecnología no puede
hacer mucho con respecto a ninguno de los dos. Cuando se trata de pecado, la técnica
terapéutica puede ayudar a modificar algunos comportamientos, pero no puede perdonar
nuestra culpa o eliminar el pecado que está incrustado en cada uno de nuestros
corazones. No puede sanar nuestras relaciones rotas con otras personas, y ciertamente no
puede sanar nuestra relación con Dios. Cuando se trata de la muerte, la tecnología médica
puede manejar ciertas enfermedades y posponer la muerte por un tiempo, pero finalmente no
puede vencer a la muerte o darnos la vida eterna. El pecado y la muerte son demasiado serios
para la tecnología. Solo Dios puede tratar con ellos. Jesús trata con el pecado a través de su
sangre derramada en la cruz. Él se ocupa de la muerte a través del poder dador de vida de su
resurrección. Así que confía en Jesús para que seas salvo y seas transformado.
Cuando adoras ídolos sin vida, te vuelves como ellos, pero cuando adoras al Dios de la vida,
del amor, de la santidad, de la fidelidad y de la verdad que ha venido a nosotros en Jesús, te
vuelves más como él a medida que su Espíritu trabaja dentro de ti. Descubres tu gloriosa
identidad como un hijo de Dios, y tratas a otras personas con el amor y el respeto que son
dignas de los portadores de la imagen de Dios. Como hijo de Dios, puedes disfrutar y estudiar
a la creación como un regalo de su parte; puedes usar la tecnología para su gloria; puedes
amar a las personas como los portadores de su imagen; pero no puedes adorar a ninguno de
éstos. Reservas tu adoración para Dios, y solo para Dios.
Le das a la tecnología el lugar que le corresponde y le das a las personas el lugar que les
corresponde, solo cuando le das a Dios el lugar que le corresponde--en el trono de tu vida.
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
La Religión del Consumidor (Dr. Feddes)
La Religión del Consumidor por David Feddes
El cliente es el rey. La clave para casi cualquier negocio exitoso es averiguar qué quieren las
personas y luego dárselos. Tienes que complacer al cliente. Es así de simple.
Lo que es cierto en los negocios también parece ser cierto en el negocio de la religión. El
cliente es el rey. Los editores religiosos no imprimirán un libro si no hay mercado para él; las
compañías discográficas religiosas no producirán un álbum si no creen que las personas
vayan a comprarlo; un locutor religioso no puede recaudar fondos al aire si no está diciendo
cosas que su audiencia quiera escuchar; y una iglesia no se va a expandir y a prosperar a
menos que sea el tipo de lugar donde las personas quieran estar.
En estos días, incluso la Biblia está diseñada para complacer al cliente. Las personas cuyo
principal interés son los deportes podrían no querer una Biblia antigua, que no contenga nada
más que la verdad revelada de Dios, pero podrían estar interesados en un Nuevo Testamento
que incluya perfiles de héroes Cristianos de deportes que hablen de sus pasajes bíblicos
favoritos. El mercado de las Biblias vale cientos de millones de dólares al año, y las ventas
son mejores cuando hay diferentes Biblias para satisfacer a diferentes clientes. Como dijo una
vez el presidente de la Asociación Cristiana de Vendedores de Libros: "En una sociedad
Baskin-Robbins, la gente no quiere chocolate o vainilla. Quieren un sabor especial que
realmente se adapte a sus necesidades".
Ahora, tengo que admitir que no había pensado en la Palabra de Dios como una marca de
helado. Pero hay quienes lo hacen, y están vendiendo biblias de todos los sabores
imaginables. Y todos están felices. Obtienes la Biblia con tu sabor favorito, y los vendedores
de libros obtienen sus cientos de millones. ¡Todos ganan!
Las empresas intentan complacer a las personas que compran Biblias, y los pastores tratan
de complacer a las personas que compran una iglesia. En estos días, antes de que un
ministro intente iniciar una nueva congregación, primero realiza una encuesta en el vecindario
para descubrir qué les gusta y qué no les gusta a las personas. Muchos pastores y líderes de
iglesias están fascinados con la forma de cultivar y comercializar la iglesia. Una encuesta de
predicadores preguntó qué autor afectó más su ministerio. La persona nombrada con mayor
frecuencia que cualquier otra fue un consultor popular de crecimiento de la iglesia, no un
teólogo o un erudito de la Biblia, ni un líder de oración o de avivamiento espiritual, sino un
experto en gestión y mercadotecnia de la iglesia.
Satisfacer al cliente ocupa un lugar destacado en la agenda religiosa. Predicadores, juntas
eclesiásticas y vendedores de materiales religiosos estudian a los consumidores con mucho
cuidado. Te están estudiando, están tratando de averiguar qué es lo que te mueve, están
tratando de descubrir qué es lo que sientes, están tratando de ofrecerte algo que te resulte
atractivo, están intentando atraerte a su iglesia.
En cierto nivel, esto no es del todo malo. Producir varios formatos y traducciones de la Biblia
puede hacer que más personas lean y entiendan su mensaje. Si es así, eso es genial, siempre
y cuando el significado de la Palabra de Dios no se tuerza para satisfacer el gusto de las
personas. Algunos editores y locutores producen materiales que son fieles a Dios y útiles para
las personas, y si un buen mercadeo envía el mensaje del Evangelio a más personas,
¡maravilloso! Muchos predicadores quieren que más personas conozcan a Jesucristo y se
unan a la comunión de la iglesia; no solo están listos para construir un imperio personal. Si al
entender a las personas a las que quieren llegar y al presentar el evangelio de la manera más
atractiva posible, llevarán a más personas a Cristo, ¡espléndido!
El mismo apóstol Pablo, tal vez el más grande misionero de todos los tiempos, dijo: "Me he
hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de
todos modos salve a algunos" (1 Corintios 9:22). Pablo intentó adaptarse a sí mismo y sus
métodos para ajustarse a las personas en el lugar donde ellas se encontraran. Esa es una
razón por la que él fue un misionero tan efectivo.
Pero aunque Pablo estaba dispuesto a cambiar sus métodos, no cambiaría su mensaje para
adaptarse a los consumidores religiosos. Se negó a cambiar la verdad Cristiana a religión de
consumo. Es bueno estar al tanto de las necesidades y preferencias de las personas, pero
cuando el objetivo principal es producir clientes satisfechos, algo ha ido terriblemente mal. Hay
serios peligros en el enfoque del consumidor hacia la religión. Pablo le escribió a Timoteo, un
pastor joven, y le dijo:
Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta
con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino
que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias
concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas" (2 Timoteo 4:2-
4).
Complaciendo al Cliente
Siempre hay un mercado para la religión del consumidor. Hay un mercado para los
predicadores que dicen lo que las personas quieren escuchar y para las iglesias que les dan a
las personas lo que quieren. Pero la religión del consumidor es una base endeble para tu vida
o para la vida de la iglesia.
El sociólogo canadiense Reg Bibby describe cómo Canadá está llena de religión del
consumidor.
[Las organizaciones religiosas] ofrecen religión como una gama de bienes de consumo. En
lugar de decirle a la cultura: "Esto es la religión", se han inclinado mucho más a decirle a la
cultura: "¿Qué quieres que sea la religión?" ... La religión está disponible para los canadienses
en todas las formas y tamaños, y los consumidores con mentalidad fragmentada tienen ante sí
una multitud de opciones.
Eso no solo es cierto en Canadá. Es cierto en los Estados Unidos, y es cierto sobre la religión
del consumidor en cada lugar y época.
La religión del consumidor no es nada nuevo, después de todo. Siempre ha habido personas
que quieren dioses que se adapten a sus fantasías, y siempre ha habido líderes dispuestos a
darles lo que quieren. Cuando Moisés subió al Monte Sinaí para recibir los Diez
Mandamientos de parte de Dios, el pueblo que estaba al pie de la montaña se cansó de
esperar a que regresara Moisés. Se reunieron alrededor de Aarón y le dijeron: "Levántate,
haznos dioses que vayan delante de nosotros" (Éxodo 32:1). Entonces Aarón le dio al pueblo
lo que quería. Hizo un becerro de oro al que todos podían ver y admirar. Celebraron una fiesta
salvaje y todo fue muy divertido. Pero luego Moisés regresó de la montaña, y Dios los castigó
por su idolatría.
Es fácil fabricar un dios que complazca al cliente. A las personas les gusta escuchar que Dios
es un becerro de oro, o que Dios es su niño interior, o que Dios es la Madre Tierra, o cualquier
otra cosa que se adapte a su fantasía. Pero terminan con un ídolo sin valor. Es una afrenta
hacia Dios, y es mortal para todos los que adoran al ídolo.
Cuando una organización religiosa se preocupa demasiado por complacer al cliente, esto
tergiversa quién es Dios y también tergiversa quiénes somos nosotros. El profeta Isaías le
contó al pueblo acerca de un Dios santo y temible, y les mostró cuán pecadores eran a la luz
de la pureza de Dios. Eso no era lo que la mayoría de las personas querían escuchar. Ellos
querían una religión positiva, una con un dios útil e inofensivo que les hiciera sentirse bien
consigo mismos y optimistas sobre su futuro. Como lo dijo Isaías,
Ellos les dicen... a los profetas, "No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas,
profetizad mentiras; dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al
Santo de Israel" (Isaías 30:10-11)
Una vez que dejas de pensar en la santidad de Dios, una vez que abandonas las normas
morales de la Biblia en favor de los estándares que te gustan más, una vez que estás rodeado
de predicadores cuyo principal objetivo es aumentar tu autoestima, puedes sentirte bien
contigo mismo sin ser bueno.
Tal vez te enteraste hace un tiempo del estudio que comparó a estudiantes de varias naciones
industrializadas. En matemáticas y ciencias, los estudiantes Estadounidenses fueron los
últimos; los estudiantes de Corea del Sur ocuparon el primer lugar. Irónicamente, cuando se
les preguntó si eran buenos en matemáticas, el 68% de los Estadounidenses--el mayor de
todos los países--dijeron que sí, mientras que solo el 23% de los estudiantes de Corea del Sur
dijeron que eran buenos en matemáticas--el menor de todos los países. Aparentemente, dice
William Bennett, las escuelas estadounidenses "son mucho mejores para enseñar autoestima
que para enseñar matemáticas".
Al igual que las escuelas, muchas iglesias han estado en medio de un lanzamiento de
autoestima. Los predicadores y los locutores la promueven como si fuera el corazón del
Cristianismo, cuando en realidad es solo una tendencia reciente de la psicología popular. Las
iglesias están ayudando a las personas a sentirse mejor y mejor consigo mismas, incluso
cuando las personas empeoran y empeoran. El encuestador George Gallup resumió la
situación de esta manera: "Religión arriba, moralidad abajo". Aparentemente, las iglesias son
mejores para enseñar autoestima que para enseñar santidad.
La religión del consumidor está ansiosa por complacer. En lugar de confrontarte con el Dios
santo, ésta fabrica un ídolo para satisfacer tus preferencias. En lugar de declarar los
estándares justos de los mandamientos de Dios, baja los estándares para que puedas sentirte
bien contigo mismo. Y en lugar de advertirte que te arrepientas y salgas del camino hacia el
infierno, hace que tu viaje al infierno sea lo más agradable y cómodo posible.
La Biblia cuenta cómo el malvado rey Acab se estaba preparando para una gran batalla, y se
dirigió a averiguar cuáles eran sus posibilidades. Acab tenía profetas que le gustaban y
profetas que no, por lo que llamó a los que le gustaban, cuatrocientos de ellos. Todos dijeron:
"Sube, porque Jehová la entregará en mano del rey". Pero el aliado de Acab, el rey Josafat,
pidió una segunda opinión: "¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, por el cual
consultemos?" Acab dijo: "Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová,
Micaías hijo de Imla; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente
mal" (1 Reyes 22:8).
Bueno, llamaron a Micaías, y efectivamente, no tuvo nada bueno que decir. Él le dijo a Acab,
"Jehová ha decretado el mal acerca de ti". ¡No es de extrañar que a Acab le gustaran más los
otros profetas! El único problema era que Micaías tenía razón. Cuando Acab fue a la batalla,
una flecha perforó un punto débil de su armadura, él se desangró y su ejército se dispersó.
A Acab le gustaban los halagos; no le gustaban las críticas. Le gustaba pensar positivo; no le
gustaba escuchar acerca del juicio. Así que Acab ignoró a Micaías y marchó hacia su muerte,
con cuatrocientos pensadores positivos que lo alentaban a cada paso del camino. "Hay
camino que al hombre le parece derecho", dice la Biblia, "Pero su fin es camino de muerte"
(Proverbios 14:12).
Jesús Auténtico
¡Cuidado con la religión del consumidor! ¡Cuidado con los predicadores que solo te dicen lo
que quieres escuchar! Escucha a alguien que diga la verdad sobre la Biblia sin importar cómo
reaccionen las personas. Escucha a alguien que predique la Palabra a tiempo y fuera de
tiempo, cuando a las personas les guste y cuando no les guste. Escucha a alguien que ame a
Dios lo suficiente como para no tergiversarlo y que lo ame lo suficiente como para reprenderte
y advertirte cuando estás en el camino equivocado.
La religión del consumidor es como ir al centro comercial; la religión Cristiana es como ir al
médico. En el centro comercial de la religión del consumidor, puedes comprar aquí y allá,
tomando lo que quieras y dejando el resto. Pero cuando vas con el Gran Médico de la religión
Cristiana, Jesucristo, ya no eres un consumidor que compra por ahí. Eres una persona
enferma con una necesidad desesperada de sanidad, y debes tomar lo que te de el Gran
Médico, te guste o no.
Jesús nos da un diagnóstico que preferimos no escuchar: somos pecadores. Jesús nos da un
pronóstico en el que preferimos no pensar: estamos destinados al infierno si no cambiamos. Y
Jesús proporciona una cura que preferimos no aceptar: su cuerpo crucificado y su sangre
derramada. Jesús les dijo a las multitudes que estaban curiosas acerca de él: "De cierto, de
cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida
en vosotros". Esto ofendió a las personas. Muchos que habían seguido a Jesús por un tiempo
se apartaron de él. En ese momento, Jesús le dijo a su círculo íntimo, a los Doce: "¿Queréis
acaso iros también vosotros?"
Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y
nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente" (Juan
6:67-69).
Hoy, en una era saturada de consumismo, Jesús a menudo se presenta de una manera que
realmente no ofende a nadie. Escuchas mucho sobre lo que Jesús puede hacer por
ti. Cualquiera que sea tu problema, Jesús es la solución; cualquiera que sea su pregunta,
Jesús es la respuesta. Hay una cierta cantidad de verdad en esto, pero la verdad central que
necesitas saber es esta: a menos que comas el cuerpo de Jesús y bebas su sangre, no tienes
vida en ti. Necesitas creer en el mensaje del Cristo crucificado para tu salvación. Necesitas
comer el pan y beber el vino a través del cual el Espíritu de Cristo nutre a las personas para la
vida eterna. De cualquier otra cosa que la iglesia pueda hacer o decir, la predicación del Cristo
crucificado y el sagrado sacramento de la participación en su cuerpo y sangre es el corazón
de la fe Cristiana.
¿Eso te desanima del mismo modo en que desanimó a las personas con las que Jesús estaba
hablando? Si es así, puedes buscar algo que te resulte más atractivo, pero será una
falsedad. Necesitas al Jesús genuino, no al Cristo consumidor. No necesitas un Jesús
artificial, fabricado y empaquetado que complace al cliente; necesitas al Salvador crucificado
por los pecadores. ¿Quién más tiene palabras de vida eterna? ¿Quién más es el Santo de
Dios?
Así que ten cuidado con las voces que te dicen lo que quieres escuchar. Escucha en cambio a
la Palabra de Dios que te dice lo que necesitar escuchar. Si todavía no eres un seguidor de
Jesús, no te dejes engañar por la adulación. Arrepiéntete de tus pecados, confía en Cristo y
únete a una iglesia donde Cristo, no el cliente, sea el rey.
Peligros a Evitar
Acércate al único y verdadero Salvador, y una vez que vengas hacia él, mantente alerta a las
formas en que tu fe y tu vida pueden distorsionarse cuando las iglesias, las emisoras
religiosas, los editores y los cantantes intentan complacer a un determinado tipo de
cliente. Incluso aquellos que creen en la Biblia y confían en el verdadero Salvador pueden
estar tan ansiosos por complacer las preferencias de las personas que no son realmente fieles
a la verdad.
Una cosa a tener en cuenta es el sensacionalismo. Queremos que nuestra fe sea
emocionante, no aburrida. Nos encanta una historia sensacional. Nos fascinan las personas
que cuentan historias de pecado y horror antes de convertirse en Cristianos, seguidas de una
conversión espectacular e instantánea y una nueva vida en la que son felices y santos las 24
horas del día. Por ejemplo, un hombre que fue tremendamente popular entre los Cristianos
como orador y autor afirmó que dirigió un gran grupo de satanistas antes de su milagrosa
conversión a Cristo. ¡Qué gran historia! Pero como resultó, nunca perteneció a un grupo de
adoradores de Satanás en absoluto. Solo estaba mintiendo para hacer que su historia fuera
más emocionante, y al mentir, estaba complaciendo a Satanás tanto como si fuera un
adorador de Satanás. El sensacionalismo vende. Los tabloides de los supermercados y los
programas de televisión son la prueba. Pero sería mejor que nos concentremos menos en las
historias sensacionales y nos centremos más en las formas comunes en las que Dios a
menudo trabaja en la vida de los Cristianos comunes.
Otra cosa a tener en cuenta es la publicidad excesiva. Los predicadores pueden estar tan
ansiosos de guiar a las personas hacia Cristo que extienden la verdad. Prometen cosas que
Dios mismo no promete. Hablan como si todos tus problemas desaparecieran en el momento
en que confías en Jesús: tus adicciones desaparecerán inmediatamente, tu depresión
desaparecerá, tus enfermedades sanarán instantáneamente, tus problemas financieros serán
reemplazados con éxito, y así sucesivamente. Cuando escuchas todo esto y crees en él, y
luego encuentras que algunos de tus problemas persisten, te preguntas qué salió mal. Te
preguntas por qué Dios no ha cumplido sus promesas. Pero el problema no es que Dios no
haya cumplido sus promesas, sino que el predicador prometió cosas que Dios no prometió.
Algunas veces, la publicidad excesiva tiene que ver con beneficios físicos o financieros, y
algunas veces tiene que ver con experiencias espirituales. Al escuchar a algunos predicadores
y autores, nunca adivinarías que los Cristianos alguna vez luchan en sus almas o tienen
momentos en los que se sienten lejos de Dios. Por lo que suena, uno pensaría que cada
Cristiano verdadero siente la calidez y cercanía de Dios en todo momento y sabe en todo
momento exactamente lo que el Espíritu Santo está diciendo. Los predicadores ofrecen
consejos prácticos sobre "la vida victoriosa en Cristo", dando relatos brillantes de cuán vivos y
vibrantes se sienten, y diciéndole cómo puede disfrutar ese mismo sentimiento maravilloso
con unos pocos y sencillos pasos. Y luego, cuando no te sientes así, te preguntas qué te
pasa.
Todo suena súper espiritual, pero es falso. La inmediatez, la santidad y el compañerismo
perfecto con Dios suenan atractivos, pero también lo son los libros con títulos como Muslos
Delgados en Treinta Días. Las personas siempre se sentirán atraídas por soluciones rápidas y
fáciles. Pero el discipulado Cristiano es un viaje de toda una vida que implica altibajos,
dificultades y angustias, momentos en los que Dios parece distante y también en los que
parece estar cerca.
En lugar de una publicidad excesiva, debemos ser honestos el uno con el otro. La Biblia
promete el cielo en el cielo, no el cielo en la tierra. Las personas necesitan saber que Cristo
puede dar momentos de alegría inexpresable y hacer una diferencia maravillosa, pero también
necesitan saber que el caminar Cristiano a veces te conduce a través de valles de frustración
y de sequedad espiritual. Es posible que ese mensaje no se venda tan bien a los clientes que
desean la felicidad instantánea, pero es más veraz y, a la larga, hará más bien.
Otra distorsión en la religión del consumidor proviene de la comercialización del lugar,
apuntando el evangelio hacia un grupo en particular. Las personas quieren una iglesia donde
"se sientan cómodos" y se sienten más cómodos con personas que son como ellos. Los
expertos en crecimiento eclesiástico dicen que una iglesia crece más rápido cuando se dirige
hacia un solo grupo racial, o hacia un grupo de edad en particular, como los baby boomers, o
una clase social en particular, como profesionales o personas que les gusta un estilo particular
de música. Todo está estructurado para que las personas del grupo objetivo se sientan
cómodas.
Pero no lo olvidemos: hay más en la iglesia que sentirse cómodo. A menudo, Dios nos llama a
salir de nuestra zona de confort. Él nos llama hacia afuera de nosotros mismos y hacia
adentro de Cristo. Podemos sentirnos más cómodos con personas que son exactamente
como nosotros. Pero la verdad de Jesús y la celebración de su Santa Cena unen a personas
que no son iguales. Jesús rompe las barreras de la preferencia social. La unidad Cristiana no
depende de similitudes sociales; depende de Cristo.
La iglesia no es un centro comercial o un club social; es el cuerpo de Cristo. Entonces olvídate
de la religión del consumidor; sigue a Jesús. Cristo es el rey; el cliente no lo es. Recuerda eso.
Este mensaje fue preparado originalmente por David Feddes para los Ministerios de Regreso
a Dios. Usado con permiso.
¿Quién es el Número Uno? (Dr. Feddes)
¿Quién es el Número Uno? Por David Feddes
Si eres la mujer más perfecta del mundo, ¿cómo encuentras al hombre más perfecto del
mundo? Aquí hay una manera: ¡publicitar! Publica un aviso de lo perfecta que eres y espera
que el Sr. Perfecto vea tu anuncio y solicite tu aprobación. Aquí hay una cita de la sección
"Estrictamente Personales" de la revista Nueva York:
Sorprendentemente Hermosa--Graduada de Ivy League. Juguetona, apasionada, perspicaz,
elegante, brillante, articulada, de mente original, única en espíritu. Poseo un raro equilibrio
entre belleza y profundidad, sofisticación y terrosidad, seriedad y amor por la
diversión. Profesionalmente exitosa, perfectamente capaz de ser autosuficiente e
independiente, pero no estaré realmente contenta hasta que nos encontremos ... Por favor,
responde con una carta sustancial describiendo tu origen y quién eres. La foto es esencial.
Aparentemente, esta mujer lo tiene todo, excepto humildad, tal vez. ¿Pero quién sabe? Quizás
ella incluso tenga eso. ¡Después de todo, ella posee "un raro equilibrio" entre todo lo demás,
así que tal vez ella también posee "un raro equilibrio" de jactancia y humildad!
Me pregunto si su anuncio obtuvo algún resultado. ¿La señorita Sorprendentemente Hermosa
y el Sr. Sorprendentemente Apuesto se encontraron? Tal vez sea así. Tal vez los dos ahora
son miembros de su propia Sociedad de Admiración Mutua, y vivirán felices por siempre (o al
menos hasta que él tenga aliento de ajo o la sombra para los ojos de ella se manche).
¿Por qué las personas que quieren una cita alardean tan descaradamente? ¿Realmente
piensan que son tan buenos como dicen? ¿O simplemente están desesperados por convencer
a otros--y a ellos mismos--de que valen la pena contar con ellos? Cualquiera que sea el caso,
muchas personas que buscan una cita o una pareja no son tímidas para pregonar su propia
gloria.
Si estás inclinado a burlarte de todo eso, déjame preguntarte esto: ¿alguna vez has solicitado
un trabajo? Si es así, sospecho que has hecho tu parte por alardear. Cuando preparas un
currículum o vas a una entrevista, es casi un requisito mostrar cuán calificado y seguro de ti
mismo eres. Ocultas tus defectos y fallas, resaltas tus habilidades y logros, y te haces ver tan
fabuloso que nadie podría resistirse a contratarte.
Puede que simplemente intentes venderte a otros para conseguir el trabajo, pero de nuevo,
incluso puedes creer en tu propia propaganda. Si alguien más obtiene el puesto, no solo estás
decepcionado, estás desconcertado. ¿Cómo es posible que otro ser humano supere tus
propias calificaciones inigualables? ¿Cómo podría un simple mortal merecer el trabajo antes
que tú?
El orgullo se muestra de varias maneras, dependiendo de quién eres y de cuál es tu
situación. Los atletas alardean, hablan cosas sin sentido y se pavonean diciendo que son el
número uno. La gente de negocios quiere una oficina más grande, un sueldo más alto, un
automóvil más lujoso, un título más elevado, no tanto porque realmente necesiten algo de
esto, sino como símbolos de estatus de lo importantes que son. Las adolescentes miden su
superioridad ante las demás por medio de quién puede salir con la mayoría de los chicos o por
medio de quién puede obtener al chico más popular. Mientras tanto, algunos muchachos
están tratando de demostrar su estatus de semental por medio de la cantidad de chicas que
pueden usar y luego abandonar. Muchas personas compran ropa, automóviles y casas, no
según sus necesidades, sino según el éxito que les haga sentir y cómo los hará ver ante los
ojos de los demás.
El orgullo impulsa mucho de lo que hacemos. Queremos impulsar nuestro ego y mejorar
nuestra imagen. La mayoría de nosotros, lo admitamos o no, queremos ser el número
uno. Queremos ser importantes. Queremos ser admirados. Queremos estar a
cargo. Queremos que el mundo gire a nuestro alrededor. Tenemos una mentalidad de primero
yo.
Redefiniendo la Grandeza
Incluso los amigos más cercanos de Jesucristo comenzaron con esa actitud. En Marcos 10, la
Biblia cuenta cómo Santiago y Juan, dos hermanos que formaban parte del círculo íntimo de
Jesús, vinieron a Jesús. "Maestro", dijeron, "querríamos que nos hagas lo que pidiéremos".
"¿Qué queréis que os haga?", preguntó.
Ellos respondieron, "Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro
a tu izquierda".
Ahora, estos hombres estaban felices de dejar que Jesús fuera el número uno: él podría tener
la mejor posición y el mejor trono. Él podría estar a cargo--¡siempre y cuando hiciera lo que
sea que ellos pidieran! La mayoría de nosotros somos felices de dejar que Jesús sea el Rey, y
dejar que Dios sea Dios--siempre y cuando el Señor aleje sus instrucciones de nosotros y esté
dispuesto, como Santiago y Juan lo expresan, a "hacer lo que pidiéremos".
Santiago y Juan querían que Jesús usara su estatus de número uno para convertirlos en el
número uno sobre el resto de la humanidad. Estaban felices de dejar que Jesús tuviera el
trono reservado para él, pero querían tronos a cada lado de él que los pusieran por encima de
todos los demás. Querían los mejores lugares. ¿Quién se lo merecía más que ellos?
Pero Jesús tuvo una sorpresa para ellos. Él dijo: "No sabéis lo que pedís". Querían compartir
el poder del Rey Jesús, pero no se daban cuenta de que el camino de Jesús hacia trono no
era por decisión sino por servicio, no a través del poder sino a través de la debilidad, no a
través del honor sino a través de la humillación, no a través del dominio sino a través del
sufrimiento. Jesús les preguntó si podían pasar por las cosas por las que él estaba a punto de
pasar.
"Podemos", respondieron.
Jesús dijo que de hecho pasarían por tales cosas. "Pero", agregó, "el sentaros a mi derecha y
a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado".
Cuando los otros diez discípulos del círculo íntimo de Jesús oyeron lo que Santiago y Juan
habían pedido, se indignaron. Todos estaban buscando las primeras posiciones para sí
mismos, por lo que les molestó pensar que Santiago y Juan habían intentado llegar allí antes
que ellos.
Entonces Jesús los llamó y los alineó. Él dijo: "Sabéis que los que son tenidos por
gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas
potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre
vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de
todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida
en rescate por muchos" (Marcos 10:42-45).
¿Quién es el número uno? ¿Quién es el primero? No el que dirige a todos, sino el siervo de
todos. Ese es el camino que tomó Jesús. Él vino a la tierra, no para ser servido, sino para
servir, no para obtener, sino para dar. No se desvió de su camino para ser admirado por
todos; fue despreciado y rechazado. Él no buscó su propia vida; la dio como rescate por
muchos.  
Jesús contradice casi todo en nuestro mundo de primero yo. La manera de actuar del mundo
es jactarnos de nosotros mismos y mandar a otros cuando tenemos la oportunidad. La manera
de Jesús es humillarnos y servir a los demás cada vez que tengamos oportunidad. La manera
del mundo es cuidar de nuestros propios intereses. La manera de Jesús es cuidar de los
intereses de los demás. La Biblia dice en Filipenses 2:3-9,
Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a
los demás como superiores a  
él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
                        Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual,
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en
la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es
sobre todo nombre.
Si alguien tenía derecho a decir: "primero Yo", era Jesús. Él ya era el Hijo de Dios igual a su
Padre, antes de que el mundo fuera creado. Pero él se hizo nada a sí mismo; se convirtió en
un pequeño bebé, tomó la naturaleza de un siervo y se humilló hasta la vergonzosa muerte de
la cruz. En el proceso, redefinió el significado de la grandeza. 
Problemas de Orgullo
El amor de Jesús y su servicio humilde es un gran contraste a la forma en la que tendemos a
operar. Mucho de lo que hacemos está impulsado por el orgullo. El orgullo viene en todas las
formas, tamaños y colores. La forma más obvia de orgullo es alardear. Ahí es cuando les
decimos a los demás lo grandiosos que somos. Otra forma de orgullo es la
presunción. Entonces es cuando nos decimos a nosotros mismos lo grandiosos que
somos. Para muchos de nosotros, la jactancia y la vanidad van de la mano: nos decimos a
nosotros mismos que somos grandiosos, y luego les decimos a los que nos rodean que somos
grandiosos.
Otros de nosotros podemos jactarnos sin ser engreídos. En el fondo, nos sentimos inferiores,
pero queremos que los demás piensen que somos superiores, así que nos jactamos. Cuanto
más inseguros nos sentimos, más nos exhibimos y más nos jactamos. Intentamos convencer
a los demás de que piensen mejor de nosotros de lo que realmente pensamos de nosotros
mismos.
Por otro lado, también estamos aquellos que no alardeamos demasiado, somos lo
suficientemente inteligentes como para saber que a las personas no les gustan los fanfarrones
y los presumidos--pero aún somos presuntuosos. Creemos que somos superiores a los
demás, pero en realidad no lo decimos
Pero si se trata de jactancia hacia el exterior o de presunción interna o de alguna
combinación, el enfoque está en última instancia en mi: o en lo que otros piensan de mí, o en
lo que yo pienso de mí. Este tipo de enfoque en mí mismo es la esencia del orgullo, y es la
razón por la que ser humilde y servir a los demás no es algo natural para mí. Estoy demasiado
ocupado concentrándome en mí mismo.
Tal vez conoces el mito griego sobre Narciso. Él estaba tan fascinado con su buena
apariencia que no podía dejar de mirar su reflejo en un estanque. Quedó tan atrapado que se
dio cuenta de que no podía desprenderse ni siquiera para comer, y finalmente se murió de
hambre. Como lo dice un verso divertido,
            Había una vez un ninfo llamado Narciso
            Quien pensaba que era simplemente exquisito.
            Él miraba como un tonto su rostro en un estanque
            Y su locura todavía permanece hoy con nosotros.
Narcisismo--así se le dice cuando el mejor espectáculo que he visto es un espejo; cuando mis
tres personas favoritas son yo, yo y yo.
Neal Plantinga, en su libro No es la Forma en Que se Supone que Sea, dice: "Una persona
orgullosa piensa mucho en sí misma (narcisismo) y también piensa mucho sobre ella misma
(presunción)." Él menciona una encuesta de estudiantes de varias naciones desarrolladas. En
la encuesta, los estudiantes Estadounidenses tenían los puntajes más bajos en matemáticas,
pero Estados Unidos también tenía el mayor porcentaje de estudiantes que piensan que ellos
son buenos en matemáticas. En otras palabras, su confianza es mayor que su competencia.
El Dr. Plantinga también ofrece el comentario de que los profesores a menudo dejan las
reuniones "sintiéndose menos iluminados por lo que escucharon que por lo que
dijeron". Cuando las palabras más sabias que he escuchado son mías, o cuando la persona
más amable que conozco soy yo, entonces podría tener una opinión exagerada de mí mismo.
El orgullo siempre ha existido, pero en estos días a menudo se le trata más como una virtud
que como un vicio. A menudo escuchamos que lo que todos necesitamos es más confianza en
nosotros mismos, autoafirmación, autorrealización, y autoestima. Incluso podemos escuchar
algo de esto en nuestras iglesias. ¿Pero ese es realmente el mensaje principal de la
Biblia? "Puedo verlo ahora", bromea un autor. "Jesús dijo gentilmente: ¡Ay de ustedes, pobres
escribas y Fariseos! Buenos chicos--pero su autoestima es baja".
Ahora, me doy cuenta de que hay personas cuyos espíritus han sido aplastados, que han sido
ridiculizados, degradados y heridos tan profundamente que se consideran a sí mismos casi
como basura. Tienen poco sentido de la dignidad, de la personalidad y de las habilidades que
Dios les ha dado. Una preocupación por estas personas frágiles y heridas es quizás lo que
subyace a gran parte del énfasis en la autoestima.
Pero, ¿y el resto de nosotros? Muchos de nosotros nos enfocamos demasiado en nosotros
mismos. Sobreestimamos nuestras habilidades y nuestras virtudes, y, como Santiago y Juan,
estamos un poco ansiosos por ser el número uno. Puede haber algunos de ustedes para
quienes el orgullo no sea el problema principal--tienden más a tener una sensación de
inutilidad y desesperación--pero para muchos de nosotros, el orgullo es un problema mortal.
¿Qué hace que el orgullo sea tan mortal? Dos cosas principales. El primero es este: el orgullo
mantiene a Dios fuera de nuestra vida. Cuando estamos llenos de nosotros mismos, no
tenemos espacio para el Espíritu Santo de Dios. El orgullo nos hace sentir autosuficientes y
autosatisfechos. Nos hace sentir que estamos bien sin Dios, o como que somos tan
maravillosos que tenemos el derecho de esperar a que el Señor "haga lo que
pidiéremos". Pero la Biblia dice repetidamente: "Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los
humildes".
Una segunda cosa que hace que el orgullo sea tan mortal es que nos impide amarnos y
servirnos los unos a los otros. La Biblia dice: "Servíos por amor los unos a los otros... os
mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros... No nos
hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros" (Gálatas 5:13,
15, 26). Jesús advierte en contra de abusar de los demás y de hacer algo grande de la
posición que tenemos o de los títulos por los cuales las personas se dirigen a nosotros (Mateo
23:6-12), pero todavía nos gusta sentirnos un poco superiores a los demás, y nos gusta que
ellos nos vean de esa manera. Como dijo un bromista: "El problema de tratar a otras personas
como a tus iguales es que comienzan a tratarte de la misma manera". A menudo no nos gusta
asociarnos con personas que creemos que están por debajo de nosotros, y no nos gusta
hacer un trabajo que creemos que está por debajo de nosotros--incluso si es un trabajo que es
necesario hacer para servir a los demás.
Volviéndose Humilde
Entonces, si el orgullo es un problema tan mortal, y si la humildad es tan necesaria, ¿cómo
pasamos del orgullo a la humildad? ¿Cómo nos volvemos humildes? ¿Deberíamos trabajar
para sentirnos lo más humildes posible? Eso podría ser contraproducente. Podríamos terminar
orgullosos de lo humildes que somos.
Incluso en el proceso de preparación de este artículo y dando algunos ejemplos de orgullo,
pensé para mí mismo: "Seguro es ridículo ser orgulloso como esas personas", y me sentí
bastante orgulloso de no ser tan orgulloso como algunos. El hecho es, sin embargo, que en
esos momentos de auto gratificación, probablemente me encontraba incluso más orgulloso
que ellos, simplemente por sentirme presumido al considerar sus fallas. Es difícil hablar de
humildad y ser humilde yo mismo. Es difícil señalar el orgullo de los demás sin inflar mi propio
orgullo.
¿Ves el problema? La humildad es una virtud que es difícil de cultivar directamente. En el
momento en que creo que la tengo, la he perdido. Creo que finalmente estoy aprendiendo a
sentirme humilde, ¡y estoy orgulloso de ello! Es irónico, pero la obsesión por aprender a
sentirse más humilde puede ser solo un síntoma más de orgullo. Me enfoco en
cómo me siento, y en lo que siento sobre cómo me siento, y todo va bien--hasta que me río de
todo el asunto narcisista y me doy cuenta de que la humildad no es solo un sentimiento. No es
algo en lo que pueda meterme tratando de sentirme humilde.
La humildad solo aparece cuando encuentro a Jesús y mantengo mi enfoque en él. Algo que
aprendo al conocer a Jesús es lo mucho que lo necesito, y eso me humilla. Cuando estoy ante
la cruz de Cristo, veo con una claridad aterradora lo que merece mi pecado. En la cruz, veo lo
que Dios piensa de mi pecado, y no es halagador. Esto aplasta mi arrogancia y mi sentido de
superioridad.
Pero aunque la cruz rompa mi orgullo, no me desespera ni me hace sentir inútil. La cruz me
muestra en términos claros lo que Dios piensa de mi pecado, pero también me muestra lo que
Dios piensa de mí. Él odia mi pecado, pero me ama con un amor tan grande que no retuvo
nada, ni siquiera a su propio Hijo. Jesús me ama lo suficiente como para morir por mí. Y frente
a ese tipo de amor, no tengo que quedarme atrapado en el juego de tratar de descubrir qué
tan bueno o qué tan importante soy. Dios me ama totalmente; Cristo mi Señor estaba
dispuesto a ser esclavo e incluso a morir para satisfacer mis necesidades; y saber eso es
suficiente para mí. Es vergonzoso que yo necesite que él haga eso por mí, pero también es
emocionante y alentador que él estuviera dispuesto a hacer eso por mí.
¿Y en cuanto a hacer comparaciones con otros y sentirse superiores a ellos? Bueno, a la luz
de la cruz, descubro que todas las comparaciones son superficiales y sin sentido. Claro, tal
vez estoy un poco mejor en algún aspecto que tú, y tal vez tú eres un poco mejor en otro. ¿Y
qué? Seguimos siendo iguales al ser pecadores que no alcanzan la gloria de Dios, y seguimos
siendo iguales en el precio que el Señor Jesús pagó para rescatarnos de nuestros pecados. Si
somos iguales en estos asuntos infinitamente importantes, ¿a quién le importa cómo nos
comparamos con cosas menores? Estás no vienen al caso.
La muerte de Jesús nos reconcilia con Dios, y también nos reconcilia el uno con el otro. La
cruz nos pone a todos en el mismo nivel, y nos mueve a servir a otros como Jesús nos
sirvió. Ninguna persona está por debajo de nosotros. Ningún trabajo está por debajo de
nosotros. Al igual que Jesús, simplemente hacemos lo que es necesario y ayudamos a quien
necesite ayuda.
Ser verdaderamente humilde no es solo cuestión de tratar de sentirnos un poco menos
presuntuosos. Es una cuestión de humillarme ante Jesús y aceptar su ayuda, y luego actuar
como siervo de todos los que me rodean. Ahora, actuar como esclavo no es arrastrarse, ser
un tapete, y sentirse inferior y sin valor. No, ser esclavo es ayudar a quien necesite ayuda y
hacer lo que sea necesario, sin decir "¿Esta tarea no está por debajo de mi dignidad?" o
"¿Debería una persona en mi posición hacer un trabajo tan humilde?" o "¿Qué hay para
mí?" o "¿Voy a obtener algún crédito por esto?" Es increíble lo que podemos lograr si no nos
importa quién reciba el crédito.
¿Está sucediendo algo de esto? Si incluso hombres como Santiago y Juan, dos de los amigos
más cercanos a Jesús, tuvieron problemas de orgullo y quisieron ser los primeros, no te
sorprendas al descubrir que estás infectado por la misma actitud pecaminosa del "primero yo
". Yo mismo tengo un largo camino por recorrer en este sentido. No me escuches porque soy
un tipo grandioso y humilde. Más bien escucha a Jesús.
Jesús dice que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por
muchos. ¿Lo crees? ¿Confías en el? ¿Te das cuenta que, debido a tu pecado y a tu debilidad,
Jesús tuvo que hacer eso para traerte de vuelta a Dios? ¿Has llamado a Jesús para que te
sirva y te salve? Eso espero. Pero si no, te pido que incluso ahora, pongas tu fe en este gran y
humilde Salvador, y en su muerte y su resurrección a tu favor. Luego sigue al Líder. Sigue a
Jesús. Mira hacia los intereses de los demás. Deja a un lado cualquier importancia que
tengas--o que pienses que tienes. Sírveles a otros en amor. Y deja que Dios decida dónde
perteneces en su escala de grandeza.
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
Guía de Estudio: La Edad Media
LA EDAD MEDIA
I. Introducción: El mundo Post Romano
A.            Incertidumbre social, política e intelectual.
B.            Disminución general en el aprendizaje, pero los monasterios fueron un depósito de
documentos clásicos y Cristianos.
C.            El Cristianismo prístino original del Nuevo Testamento se distorsionó gradualmente.
D.            Disminución del naturalismo vital en el arte, paralelo al declive del Cristianismo vital:
aspectos positivos y negativos del arte Bizantino.
E.            Música en la época de Ambrosio, posteriormente cantos Gregorianos.
 
II.            La Iglesia en el Mundo: Económico, Social, Político. Cómo estar en el mundo, pero
no ser de él.
A.            Generosidad de la iglesia primitiva.
B.            Ambivalencia en la Edad Media sobre los bienes materiales; el ascetismo y el lujo.
C.            Controles económicos para proteger a los débiles.
D.            Énfasis en el trabajo bien hecho.
E.            Atención a las necesidades sociales: por ejemplo, los hospitales.
F.            Significado de la Cristiandad; problemas acompañantes. La alegoría de Lorenzetti,
sobre el Buen y el Mal Gobierno.
 
III.            Logros Artísticos
A.            Relación estrecha entre la iglesia y la sociedad en el arte y en la vida: por ejemplo,
el reinado de Carlomagno.
B.            La base de la cultura europea unificada establecida por Carlomagno.
C.            El nacimiento y el florecimiento de la arquitectura Románica.
D.            El nacimiento y el florecimiento de la arquitectura Gótica.
 
IV.            Los vínculos entre los desarrollos Filosóficos, Teológicos y Espirituales en vísperas
del Renacimiento
A.            El énfasis en Aristóteles de Aquino.
1.            Aspecto negativo: las cosas individuales y las indicaciones, tendían a ser hechas
independientes y autónomas.
2.            Con esto vino la pérdida de significado suficiente para las cosas individuales, incluido
el hombre, la moral, los valores y la ley.
B.            La desviación de la Iglesia de la de la doctrina de la iglesia primitiva en cuanto a la
autoridad y al acercamiento a Dios.
C.            La reacción de Wycliffe y Hus ante las distorsiones teológicas es profética de la
Reforma.
 
Preguntas
1.            Resume los aspectos negativos y positivos de la influencia de la iglesia en la Edad
Media.
2.            "Hablar de distorsiones de creencias en la Edad Media es pretender que la iglesia
debería haberse detenido cuando los apóstoles murieron. Pero tenemos que adaptarnos a las
nuevas circunstancias e ideas. La iglesia medieval lo hizo." Comentario.
3.            Aplica la discusión particular-universal a las circunstancias modernas. ¿Cómo es que
las personas repiten los mismos errores en la actualidad? Se específico.
 
Eventos y Personas Clave
Aristóteles: 384-322 A.C.
Ambrosio: 339-397
Alcuin de York: 735-804
Reinado de Carlomagno: c. 768-814
Emperador Coronado: 800
Estilo Románico: 1000-1150
Estilo Gótico: 1150-1250
Sn. Denis: 1140-
Sn. Francisco: c. 1181-1226
Chartres: 1194-
Aquino: 1225-1274
Juan Wycliffe: c. 1320-1384
Juan Hus: 1369-1415
 
Estudio Adicional
H. Fichtenau, el Imperio Carolingio (1954).
Gordon Leff, el Pensamiento Medieval (1958).
C.S. Lewis, La Imagen Descartada (1964).
E.K. Rand, Fundadores de la Edad Media (1954).
O. vonSimson, La Catedral Gótica (1964).
R.W. Southern, la Construcción de la Edad Media (1953).
La Perspectiva Normativa: Los Atributos de las Escrituras (Articulo)
INTRODUCCIÓN
Casi en todas las naciones, los procedimientos en las cortes legales a menudo involucran
documentos escritos. Documentos tales como recibos, cartas, contratos, confesiones y
declaraciones escritas por testigos se usan como evidencia. Pero todos sabemos que
simplemente no es suficiente tener estos documentos disponibles para la corte. Para que
estos sean usados eficientemente, abogados, jueces, y jurados tienen que saber ciertos
atributos o características de estos documentos. A menudo se ocupa mucho tiempo en saber
y establecer cosas como; quién escribió un documento particular, quién lo recibió, cuándo fue
escrito, por qué fue escrito y lo que declara. Saber estos atributos es crucial para usar estos
documentos adecuadamente.
Nos encontramos con aspectos similares cuando analizamos la ética cristiana. No importa
cuál sea la pregunta ética, siempre tenemos por lo menos un documento que debemos tener
en cuenta, en este caso: la Biblia. Pero el impacto que tiene la Biblia en nuestras decisiones,
varía de una persona a otra. Algunos cristianos confían casi completamente en la Biblia, como
la fuente inagotable y autoritaria de respuestas perfectas a las preguntas morales. Otros
valoran su consejo, pero toman sus palabras con gran escepticismo; mientras que otros la
desechan por no ser pertinente y no estar actualizada con el mundo moderno. Y todas estas
percepciones diferentes de la utilidad de la Biblia en la ética, tienen una cosa en común: todas
están basadas en una valoración de los atributos de la Biblia.
Esta lección es la tercera en nuestra serie de lecciones sobre "Cómo Tomar Decisiones
Bíblicas." Hemos titulado esta lección, "Los Atributos de las Escrituras."
Como hemos visto en la lección anterior, el mismo carácter de Dios es nuestra norma final,
considerando que su Palabra es nuestra norma revelada autorizada porque nos enseña
infaliblemente sobre el carácter de Dios. En esta lección nos enfocaremos en los atributos de
las Escrituras para ver más claramente cómo la Biblia nos revela el carácter de Dios. En
lecciones anteriores establecimos que los juicios éticos siempre involucran a una persona que
aplica la Palabra de Dios a una situación. Y esta perspectiva nos llevó a ver que hay tres
consideraciones esenciales que siempre deben tenerse en cuenta cuando tomamos
decisiones éticas: la norma de la palabra de Dios, los detalles de la situación, y la persona que
hace el juicio. Hemos identificado estas tres consideraciones como las perspectivas normativa,
situacional y existencial en ética.
En esta lección nos dirigiremos nuevamente a la perspectiva normativa y buscaremos las
normas apropiadas para las decisiones éticas.
Dividiremos nuestra discusión de los atributos de las Escrituras en dos partes: Primero,
investigaremos los atributos que las Escrituras poseen, principalmente en virtud de su
paternidad literaria divina, a saber: su poder y autoridad. Segundo, exploraremos los atributos
que las Escrituras poseen principalmente porque se escribió para un público humano: es
decir, su claridad, necesidad y suficiencia. Comencemos viendo la paternidad literaria divina
de las Escrituras.

PATERNIDAD DIVINA
Cuando hablamos de la paternidad literaria divina de las Escrituras, estamos mirando la Biblia
como la palabra de Dios a Su pueblo y dando énfasis al hecho de que es "la palabra de Dios".
Cuando exploremos los atributos de las Escrituras que derivan principalmente de su
inspiración divina, mencionaremos dos temas: el poder de las Escrituras y la autoridad de las
Escrituras. Por supuesto, la mayoría de los cristianos evangélicos instintivamente reconocen
que la Biblia es la poderosa palabra autoritativa de Dios a cada generación. Es más, la
mayoría de nosotros nunca hemos pensado en muchos de los temas relacionados con estos
atributos de las Escrituras. Pero podemos usar la Biblia más eficazmente en ética si
entendemos estas características más detalladamente. Así que enfoquemos nuestra atención
en el poder de las Escrituras.

Poder de las Escrituras


Como cristianos, cuando nos acercamos al tema de ética, no estamos interesados solamente
en imaginar cuales cosas son buenas y cuales son malas. También estamos interesados en
aplicar ese conocimiento actuando, pensando y sintiendo de maneras que son moralmente
invaluables. Pero, ¿dónde podemos encontrar la fuerza para llevar a cabo lo que sabemos
que es correcto y bueno? En búsqueda recibimos gran ayuda por el poder de las Escrituras.
Como palabra viva y activa de Dios, la Biblia no solamente nos dice qué hacer; también nos
capacita para creer y vivir de manera que agrade a Dios, y nos lleva a sus bendiciones.
Analicemos este concepto mirando primero algunos ejemplos del poder de la Palabra de Dios
en sus distintas formas, y segundo regresando a las implicaciones que este poder tiene para
la toma de decisiones éticas.
Ejemplos
Como hemos visto en nuestras lecciones anteriores, la Palabra de Dios puede tomar muchas
formas. Y la Biblia indica que la Palabra de Dios es poderosa aún cuando no toma la forma de
las Escrituras. Como tratamos de demostrar el poder de las Escrituras, empezaremos mirando
primero el poder de la Palabra de Dios con respecto a la creación. Después, mencionaremos
el poder de su palabra profética, y luego el poder de predicar el Evangelio. Finalmente,
veremos el poder de la Palabra escrita de Dios o las Escrituras. Empecemos investigando el
poder de la Palabra de Dios sobre de la creación.
Cuando consideramos el poder de la palabra de Dios, a menudo es útil pensar primero sobre
cómo su palabra tiene poder sobre la creación. Quizás el lugar donde esto se ve más
claramente es en el relato de la creación de Génesis capítulo 1, donde Dios habló para que el
mundo existiera. A lo largo de todo el capítulo, la única acción que Dios realiza es hablar. Y
por su palabra hablada, Él crea, ordena y llena el universo entero. Como el Salmo 33
versículos 6 y 9 comenta con respecto a este relato,
Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos…por el aliento de su boca…. Porque él dijo,
y fue hecho; El mandó, y existió. (Salmo 33:6 y 9)

La declaración de Dios tenía gran poder en los días de la creación, tanto poder que su palabra
dio existencia a la creación. No es que las palabras tienen poder innato que Dios manipula.
Más bien, Dios usa sus declaraciones como recipientes que transmiten su propio poder. Las
palabras de Dios son los medios que usa para lograr sus fines, así como cualquier ser
humano puede usar un martillo para colocar un clavo en su lugar.
En segundo lugar, las Escrituras dejan también en claro que la palabra de Dios tiene poder
cuando pasa por las bocas de profetas inspirados. Isaías capítulo 55 versículos 10 y 11
confirman esta idea. Allí el profeta escribió:
Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la
tierra, y la hace germinar y producir… así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a
mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
(Isaías 55:10 – 11)

Aunque este pasaje habla de la palabra de Dios que sale de Su boca, en el contexto está
claro que Dios estaba refiriéndose a la predicación del profeta Isaías. El pueblo de Judá
escuchó estas palabras del Señor, no directamente de la boca de Dios, si no de Isaías. Aun
así, el mensaje fue poderoso cuando Isaías lo habló y lo escribió; tenía el poder de Dios para
lograr sus propósitos.
Una tercera manera en la que nosotros podemos ver el poder de la palabra de Dios, es a
través de la predicación sin inspiración de su palabra o el evangelio. El Nuevo Testamento
frecuentemente confirma esta idea cuando dice que Dios trabaja por medio de la predicación
del evangelio, aun cuando los predicadores no son inspirados infaliblemente. Por ejemplo, en
el capítulo 1 de Romanos, versículos 15 y 16, Pablo declaró directamente que el evangelio
predicado lleva el poder de Dios:
Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio…porque es poder de Dios
para salvación a todo aquel que cree. (Romanos 1:15-16)

El evangelio que Pablo tenía en mente aquí, no era solo un conjunto de verdades sobre lo que
Jesús había hecho, ni era el poder de Dios representado por las declaraciones del evangelio.
Él no quiso decir que el evangelio es acerca del Dios que tiene poder, o sobre las cosas que
Dios ha hecho con su poder. Más bien, Pablo quiso decir que el hecho de predicar el
evangelio es poderoso porque Dios usa su predicación para traer personas a la fe. Pablo hizo
una declaración similar en 1 de Corintios capítulo 1 versículo 18:
La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan…es poder de
Dios. (1 Corintios 1:18)

Note de nuevo, que Pablo estaba hablando sobre el mensaje en sí, no solo de los hechos
históricos relatados por el mensaje.
En la práctica, las personas no aceptan la verdad de las demandas del evangelio, mientras
que al mismo tiempo, condenan a Dios como tonto por salvar a la humanidad. Más bien, las
personas toman el mensaje del evangelio como tonto porque ellos no creen que sus
declaraciones sean verdaderas. A ellos les parece un cuento imaginario o incluso una mentira,
y piensan que ninguna persona de pensamiento correcto lo creería. Es por esta razón que el
evangelio parece como una tontería a los no creyentes. Pero para las personas que creen el
mensaje, el predicar el evangelio es el poder de Dios porque es el medio por el que Dios les
trae a un conocimiento salvador de la verdad.
Ahora que comprendemos que la palabra de Dios es poderosa sobre la creación, en la
palabra profética, e incluso en la predicación falible del evangelio, podemos entender el poder
de la Palabra escrita de Dios, la Biblia.
El mismo Jesús se dirigió al poder de la palabra escrita cuando contó la conocida historia de
Lázaro y el hombre rico en Lucas capítulo 16. Ustedes recordarán que cuando el hombre rico
murió, miraba desde el infierno que Lázaro era confortado por Abraham. El hombre rico,
preocupado de que su familia también pereciera en el infierno, le pidió a Abraham que
levantara a Lázaro de la muerte y lo enviara a predicar el arrepentimiento a la familia del
hombre rico. En Lucas capítulo 16 versículos 29 al 31, leemos la respuesta de Abraham:
A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos…Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se
persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. (Lucas 16:29 – 31)

Por lo menos dos elementos de este pasaje pertenecen a nuestro tema. Primero, Abraham
estaba hablando sobre las Escrituras. Él no se refirió a Moisés y los profetas como personas
vivas que seguían hablando personalmente, si no como autores que continuaron hablando a
través de la Biblia, la Palabra escrita de Dios. Y así como las palabras de Moisés y de los
profetas eran poderosas cuando Dios los inspiró a hablar durante sus vidas terrenales, estas
continuaron siendo poderosas en forma escrita.
Segundo, Abraham dijo que las palabras escritas de las Escrituras, escritas por los profetas
inspirados por Dios, tienen tanto poder para traer personas al arrepentimiento como lo tiene el
tremendo milagro de ver que alguien se levanta de entre los muertos. En muchos aspectos
este pasaje es una de las declaraciones más asombrosas sobre el poder de las Escrituras
encontrado en la Biblia. Todos nosotros comprendemos que presenciar que alguien se levanta
de entre los muertos sería una experiencia tremendamente influyente. Tendría potencialmente
un poder transformador de vida. Pero aquí Jesús realmente indicó que leer la Biblia tiene aún
más poder que presenciar la resurrección de un muerto. El apóstol Pablo afirmó esta idea en 2
de Timoteo capítulo 3 versículo 15 cuando escribió:
Las Sagradas Escrituras…te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo
Jesús. (2 Timoteo 3:15)

Estudiar las Escrituras es como predicar, porque es un medio por el cual Dios les da a las
personas la necesaria comprensión y fe para la salvación. Tal como verdaderamente la
palabra predicada lleva el poder de Dios, así lo hace la Biblia.
Una vez comprendiendo el poder de la Palabra de Dios en la creación, del discurso profético
inspirado, de la predicación falible, y de la Biblia, podemos reflejar brevemente las
implicaciones de estos temas para el proceso de tomar decisiones éticas.
Implicaciones
Un pasaje que menciona las implicaciones prácticas del poder de la palabra de Dios, es
Hebreos capítulo 4 versículos 12 y 13:
La palabra de Dios es viva y eficaz…y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas
y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa
creada que no sea manifiesta en su presencia. (Hebreos 4:12-13)

Note aquí que el escritor de Hebreos habla de la palabra de Dios como viva y eficaz. No es
solamente una colección de información inerte que no tiene potencia. Al contrario, cuando nos
acercamos a la palabra de Dios, debemos verla como algo viviente y activo, llena de poder
para lograr lo que Dios desea. ¿Y qué hace la Palabra de Dios en el área de ética? Como este
pasaje dice, la palabra de Dios juzga nuestros corazones. Puede penetrar y evaluar nuestros
pensamientos y motivos más profundos. Y tiene el poder para salvarnos de la condenación y
permitirnos vivir vidas santas, morales. Escuche cómo Pablo continuó el pasaje en 2 de
Timoteo, que leímos hace un momento. En 2 de Timoteo capítulo 3 versículos 15 al 17
escribió:
Las Sagradas Escrituras…te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo
Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:15 – 17)

El poder de la Biblia no está solamente en llevarnos a nuestra fe inicial en Cristo. Como la voz
de Dios, las Escrituras también tienen el poder para prepararnos "para toda buena obra.". El
Espíritu Santo usa las Escrituras para darnos fe y sabiduría, y para amoldar nuestros
caracteres de una forma que cuando nos confrontamos con opciones morales, podamos
escoger lo bueno y rechazar lo malo.
Muchas veces los cristianos se encuentran frustrados por sus esfuerzos por vivir vidas éticas.
Se sienten desvalidos e impotentes para hacer lo que es correcto y bueno. En tales
situaciones es un gran estímulo saber que aprender las Escrituras, recordarlas, incluso
meditar en las Escrituras, no es un ejercicio inútil. Es mucho más que simplemente leer una
guía ética. En cambio, la palabra de Dios en las Escrituras realmente nos da la facultad de
vivir para Dios. El aprendizaje y meditación constante en la palabra de Dios nos ponen en
contacto con el poder de Dios que siempre logrará sus propósitos. De esta manera, el poder
de las Escrituras es de importancia esencial para la ética cristiana.
Un segundo atributo de la Biblia que se deriva de la inspiración divina es la autoridad de Las
Escrituras. Debido a que la Biblia está divinamente inspirada, lleva la autoridad de Dios. En un
sentido, nosotros hemos demostrado ya esta autoridad explicando que la Escritura es la voz
de Dios, Su palabra viva, activa para cada generación. Dios tiene toda la autoridad. Por
consiguiente, siempre que y cualquier cosa que Él habla, todos los que lo oyen están
obligados a obedecerlo. Ésta es la idea que pusimos en nuestra primera lección cuando
dijimos que toda la revelación es normativa porque nos enseña sobre Dios, que es la norma
final para la moralidad.

Autoridad de las Escrituras


No obstante, sigue siendo valioso ver cómo la Biblia habla sobre su propia autoridad, así
como ver algunas implicaciones morales de esta autoridad. Veremos primero cómo la Biblia
reclama autoridad y después las implicaciones de este reclamo para nuestras vidas.
Reclama Autoridad
La Biblia reclama autoridad divina para sí misma, de por lo menos dos maneras. Primero,
proporciona ejemplos históricos de su autoridad. Y segundo, explícitamente reclama la
autoridad. Nos enfocaremos en los ejemplos históricos de la autoridad de la Biblia primero.
Cuando recordamos la conexión íntima entre la palabra hablada de Dios y la palabra escrita
de Dios que ya hemos visto en esta lección, podemos ver muchas maneras en las que la
Biblia nos da ejemplos de la autoridad de la palabra de Dios que se aplican a la propia Biblia.
En las primeras historias escritas en la Biblia, Dios habló directamente a la humanidad, y Su
discurso llevaba autoridad. Por ejemplo, en el relato de la creación y la caída en Génesis
capítulos 2 y 3, Dios le ordenó al hombre cultivar el Jardín de Edén y no comer del fruto
prohibido. Eva, sin embargo, prefirió escuchar la voz de la serpiente en lugar de la voz de
Dios, y por eso rechazó la autoridad de la palabra de Dios. Adán, a su vez, escuchó la voz de
Eva en lugar de la voz de Dios, también rechazando la autoridad de Dios. Pero la autoridad de
la palabra de Dios no fue destruida por eso. Más bien, Dios dio fuerza a la autoridad de su
palabra hablada castigando a Adán y Eva, y a toda la creación con ellos.
Después, en los días de Moisés, Dios reglamentó su palabra hablada en forma escrita. En
lugar de simplemente decirle a Moisés los Diez Mandamientos, talló estas leyes en lápidas de
piedra. Él también le dio muchas otras leyes a Moisés y le ordenó que grabara esas palabras
por escrito. Estos registros comprendieron el libro del pacto sobre del que leímos en Éxodo
capítulo 24. Eran las estipulaciones del pacto de Dios para su pueblo, y ellas no sólo llevaron
la autoridad de Dios, sino también su promesa de dar fuerza a estas leyes con poder,
bendiciendo al obediente y maldiciendo al desobediente. Escuche este relato en Éxodo
capítulo 24 versículos 4 al 8:
Moisés escribió todas las palabras de Jehová…Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del
pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos.
Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto
que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas. (Éxodo 24:4 – 8)

En este registro encontramos que la palabra hablada de Dios es la base para su palabra
escrita, y que la palabra escrita es el documento del pacto autoritativo de Dios que su pueblo
está obligado a obedecer.
Siglos después, cuando el pueblo de Dios había rechazado las cosas escritas en las
Escrituras, Dios envió a las naciones extranjeras a afligirlos con la guerra. Isaías ministraba en
ese tiempo, y escribió estas palabras, en Isaías capítulo 42 versículo 24:
¿Quién dio a Jacob en botín, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová, contra quien
pecamos? No quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley. (Isaías 42:24)

Dios no dudó en dar fuerza a Su palabra en los días de Isaías, así como Él no había dudado
en darle fuerza en el Jardín de Edén. Esta vez, la palabra que se violó era "la ley" de Dios.
Eran las Escrituras, las palabras escritas del pacto entre Dios y Su pueblo. Así como la
palabra hablada de Dios es revelación autoritaria, así es Su palabra escrita.
El Nuevo Testamento también confirma la autoridad de las Escrituras por medio de sus
ejemplos. Por ejemplo, Jesús frecuentemente recurrió a las Escrituras para justificar y explicar
sus acciones, como en Juan capítulo 17 versículo 12 donde él oró estas palabras:
Cuando yo estaba con ellos en este mundo, los cuidaba y los protegía con el poder de tu
nombre, el nombre que me has dado. Y ninguno de ellos se perdió, sino aquel que ya estaba
perdido, para que se cumpliera lo que dice la Escritura. (Juan 17:12)

Jesús aquí contrastó a sus once discípulos fieles con Judas Iscariote, el que lo traicionó. Y en
este contraste, Él indicó que ambas cosas, su protección de los once y la pérdida de uno, se
hicieron de acuerdo con las Escrituras.
Los apóstoles también demostraron su creencia en la autoridad de la Biblia. Por ejemplo,
Pablo apeló a las Escrituras como prueba de que los cristianos no deben ser vengativos. En
Romanos capítulo 12 versículo 19 escribió:
No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque
escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. (Romanos 12:19)

El argumento de Pablo aquí asume que el Antiguo Testamento tiene autoridad cuando le
asigna la venganza a Dios. Así que, poniendo a sus lectores bajo la obligación moral del
Antiguo Testamento, Pablo demostró su creencia de que las Escrituras son la palabra
autorizada de Dios que obliga incluso a los creyentes del Nuevo Testamento.
Además de demostrar su autoridad por medio de los ejemplos, la Biblia demuestra también su
autoridad a través de las declaraciones explícitas para ese efecto.
Una de las mejores declaraciones conocidas que reclama autoridad para la Biblia se
encuentra en 2 de Pedro capítulo 1 versículos 19 al 21, donde Pedro escribió:
Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos…
porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de
Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. (2 Pedro 1:19 – 21)

Aquí Pedro indicó que los escritos proféticos en el Antiguo Testamento continúan siendo
autoritarios para nuestros días. Porque estas profecías estaban inspiradas y autorizadas por
Dios, estas forman un compendio de la norma moral a la que debemos "tomar en cuenta." Es
decir, debemos de creer lo que los profetas escribieron, y obedecer lo que ellos ordenaron.
Santiago también aclaró que el Antiguo Testamento es el mandamiento autoritario de Dios
para nosotros. Como escribió en Santiago capítulo 2 versículos 10 y 11:
Cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.
Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. (Santiago 2:10 -
11)
Note cómo Santiago fue más allá dando énfasis a este punto. Primero, insistió que la ley
escrita está ligada. Aquéllos que la rompen son culpables. Segundo, Santiago basó la
autoridad continua de las Escrituras en la autoridad del que dio la orden, quien es, Dios.
Porque la Biblia aun es la palabra de Dios, aun lleva la autoridad de Dios.
También encontramos demandas sobre la autoridad del Nuevo Testamento. Por ejemplo,
Jesús dio su autoridad a los apóstoles en Juan capítulo 13 versículo 20:
De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me
recibe a mí, recibe al que me envió. (Juan 13:20)

Los apóstoles no sólo usaron esta autoridad hablando, si no también escribiendo los
documentos que tenemos ahora en el Nuevo Testamento. Esto es evidente a lo largo del
Nuevo Testamento en cada caso en el que ellos emitieron órdenes escritas, como en 2 de
Tesalonicenses capítulo 3 versículo 6, donde Pablo escribió:
Os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo
hermano que ande desordenadamente. (2 Tesalonicenses 3:6)

Aquí Pablo emitió una orden escrita directa que llevaba su autoridad delegada de Jesucristo.
Esta manera de actuar era típica de los apóstoles; ellos frecuentemente usaban su autoridad
para transmitir sus instrucciones en forma escrita. Porque el Nuevo Testamento consiste en
documentos que los apóstoles o escribieron o aprobaron, lleva la autoridad de los apóstoles
que son la autoridad del mismo Cristo.
Ahora que hemos visto que las Escrituras demuestran su propia autoridad, debemos
mencionar algunas implicaciones de esta idea brevemente.
Implicaciones
Simplemente, debido a que las Escrituras llevan la autoridad de Dios, estamos obligados
moralmente a conformar todas nuestras opciones, acciones, pensamientos y sentimientos a
Él. Podríamos decir que la conducta ética es igual a "guardar la palabra del Señor." Y guardar
la palabra del Señor debe de hacerse por lo menos de dos maneras: debemos someternos a
las Escrituras en su totalidad, obedeciendo todos sus mandamientos, y debemos someternos
en lo más profundo, obedeciendo estos mandamientos con compromiso y convicción.
Por un lado, el pueblo de Dios debe guardar la instrucción bíblica en su totalidad. Los
seguidores de Cristo no debemos obedecer lo que nos gusta e ignorar lo que no nos gusta.
Ahora, debemos admitir que algunas cosas que la Biblia requiere de nosotros son más
difíciles de aceptar que otras, pero seguimos siendo llamados para someternos a todo lo que
Dios ha ordenado en las Escrituras. Escuche por ejemplo Éxodo capítulo 15 versículo 26,
donde el Señor le dijo estas palabras a Israel:
Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y
dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las
que envié a los egipcios te enviaré a ti. (Éxodo 15:26)

En el tiempo cuando el pueblo de Israel estaba recibiendo los mandamientos de Dios en forma
escrita, Dios comparó guardar todos sus decretos con hacer lo que es correcto. En esencia,
hacemos lo que es correcto cuando obedecemos todas las Escrituras.
La extensión de nuestra obligación para someternos a las Escrituras viene aun más
claramente en 1 de Reyes capítulo 11 versículo 38, donde Dios le dijo estas palabras a
Jeroboam:
Si prestares oído a todas las cosas que te mandare, y anduvieres en mis caminos, e hicieres
lo recto delante de mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos…yo estaré contigo.
(1 Reyes 11:38)

Ustedes recordarán que en nuestra primera lección de esta serie, definimos bondad moral
como lo que Dios bendice. Aquí, Dios prometió bendiciones a Jeroboam si sus hechos eran
rectos a Sus ojos, y Dios definió explícitamente "hechos rectos" como todo lo que Él ordena.
La bondad no se encuentra solo con guardar algunas de las leyes de Dios ye rechazar otras
partes.
El hecho de que Dios llama a su pueblo para que vean la autoridad de toda Su palabra sin
excepción, debe desafiarnos en nuestros días, así como desafió al pueblo de Dios durante los
tiempos bíblicos. Tristemente, a veces los creyentes responden a este desafío imaginando
que a Dios no le importa si ellos siguen sólo algunas de sus directivas morales. Ellos
erróneamente piensan que Dios les ha dado libertad para ignorar los mandamientos que
encuentran incómodos o difíciles.
Pero aun cuando no intentamos justificar nuestro rechazo de algunas de las enseñanzas
morales de las Escrituras, necesitamos comprender que todos caemos en la trampa de
selectividad inconsciente. Por esta razón, debemos volver constantemente a las Escrituras
para recordar esos mandamientos que podemos haber pasado por alto o podemos haber
olvidado.
En segundo lugar, la palabra de Dios tiene autoridad sobre nosotros no sólo en la total
extensión de su enseñanza, sino también en la profundidad de la obediencia que requiere de
nosotros. Por ejemplo, en ambos, el Antiguo y el Nuevo Testamento, la Biblia conecta la
obediencia a las Escrituras con el amor a Dios. La bondad moral no se adquiere envidiando la
obediencia, ni tampoco a través de un amor por la bondad misma, lejos de un amor por Dios.
Más bien, la base de esta obligación es el hecho de que Dios nos ha llamado en amor y
autoridad para ser sus sirvientes deseosos. Escuche la manera en que Moisés expresó esta
idea en Deuteronomio capítulo 7 versículo 9 y 11:
Jehová tu Dios es…fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus
mandamientos, hasta mil generaciones…Guarda, por tanto, los mandamientos, estatutos y
decretos que yo te mando hoy que cumplas. (Deuteronomio 7:9, 11)

Porque Dios nos ha llamado a una relación amorosa con Él, estamos obligados a obedecer
sus mandamientos que están establecidos para nosotros en las Escrituras.
El mismo Jesús repitió varias veces la misma idea en el Nuevo Testamento. En Juan capítulo
14 versículos 15 y 21, Él les dijo a sus discípulos:
Si me amáis, guardad mis mandamientos…El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése
es el que me ama. (Juan 14:15, 21)

Y por su ejemplo, Él demostró que nosotros también debemos dar este tipo de obediencia
amorosa al Padre. Como dijo Jesús en el versículo 31 de Juan capítulo 14:
Pero el mundo tiene que saber que amo al Padre, y que hago exactamente lo que él me ha
ordenado que haga. (Juan 14:31 [NVI])

A cada momento las Escrituras indican que los requisitos morales que Dios nos pide, están
basados en su amor por nosotros y deben ser cumplidos en nuestro amor por Él.
Así que vemos que de acuerdo a la Biblia, no podemos hacer obras correctas a menos que
tengamos el motivo correcto. O para ponerlo otra manera, sólo cuando nos tomamos
profundamente de las Escrituras, desde el corazón, podemos someternos debidamente a la
autoridad de la palabra de Dios.
Ahora que hemos visto el poder y autoridad de las Escrituras, esos atributos que las Escrituras
tiene principalmente por virtud de su autoría literaria divina, debemos volver nuestra atención
a nuestro segundo tema, aquellos atributos de las Escrituras que se relacionan más
estrechamente con su público humano.

PÚBLICO HUMANO
Cuando Dios inspiró y dio autoridad a los escritores de las Escrituras, Él tenía una meta
particular en mente. Específicamente, quería dar a su pueblo revelación clara concerniente a
su voluntad y su carácter para que ellos pudieran conformarse mejor a Él. Así que, a estas
alturas en nuestra lección, enfocaremos nuestra atención en los atributos que las Escrituras
poseen principalmente en virtud del hecho que Dios las inspiró para su pueblo. Este aspecto
de nuestra discusión cubrirá tres de los atributos de las Escrituras: su claridad, su necesidad y
su suficiencia. Primero veamos la claridad de las Escrituras.

La Claridad de las Escrituras


Cuando decimos que las Escrituras son "claras" no queremos decir que todo en la Biblia es
fácil de entender o que todo en la Biblia está establecido de forma simple y directa. En
cambio, queremos decir que la Biblia no es oscura. No está llena con significados ocultos que
sólo pueden descubrirse a través de medios misteriosos o a través de algún don espiritual
especial o por aquéllos que tienen cargos especiales en la iglesia.
Conforme abordemos el tema de la claridad de la Biblia, a veces llamado su "perspicuidad",
podremos ver dos temas: La naturaleza de la claridad de la Biblia, y algunas implicaciones de
la claridad de la Biblia. Pensemos primero sobre la naturaleza de la claridad que encontramos
en las Escrituras.
Naturaleza
La Confesión de Fe de Westminster ofrece un buen resumen introductorio de la naturaleza de
la claridad de las Escrituras. En el Capítulo 1, sección 7, declara:
Las cosas contenidas en las Escrituras, no todas son igualmente claras ni se entienden con la
misma facilidad por todos; sin embargo, las cosas que necesariamente deben saberse,
creerse y guardarse para conseguir la salvación, se proponen y declaran en uno u otro lugar
de las Escrituras, de tal manera que no solo los eruditos, sino aún los que no lo son, pueden
adquirir un conocimiento suficiente de tales cosas por el debido uso de los medios ordinarios.

Aquí la Confesión se dirige a dos aspectos de la claridad de las Escrituras. Primero, habla de
"todas las cosas en las Escrituras", y segundo, se enfoca en "aquellas cosas que es necesario
que sean conocidas, creídas y observadas para la salvación", o sea, el evangelio. Echemos
un vistazo más de cerca a estas dos ideas, empezando con la claridad relativa del evangelio.
En resumen, las Escrituras hablan tan claramente sobre el evangelio que cada persona
mentalmente competente debe poder deducir que la salvación se obtiene del arrepentimiento
y la fe en Cristo. Esto no significa que todos entendemos perfectamente el evangelio. Como lo
señala la Confesión, tenemos que hacer "el uso debido de los medios ordinarios" si queremos
beneficiarnos de la claridad de la Biblia. Es decir, tenemos que leer responsable y
diligentemente, no descuidadamente, y no con un esquema que tuerce lo que las Escrituras
intentan enseñarnos. En realidad, hay muchos factores que complican nuestra lectura de la
Biblia, no siendo el menor nuestro pecado. Si no manejamos la Biblia razonablemente, o la
torcemos según nuestro pecado, no descubriremos el evangelio. Pero de nuevo, ésta es
nuestra culpa; no es que falte claridad en las Escrituras.
También note que la Confesión no dice que una persona puede leer cualquier porción de las
Escrituras y puede entender el camino a la salvación. Más bien, dice que el evangelio es claro
"en algún lugar de las Escrituras u otro". Es decir, las Escrituras en conjunto presentan un
mensaje del evangelio claro. Una persona que no lee la Biblia entera, quizá nunca pueda
encontrarse con los pasajes que presenta el evangelio de tal manera que pueda entenderla
fácilmente. No obstante, tomada en conjunto, la Biblia presenta el camino a la salvación con
bastante claridad para que cualquier persona competente sea capaz de aprenderlo
directamente de las Escrituras.
Implicaciones
Aunque las Escrituras son particularmente claras sobre el evangelio de salvación en Cristo, la
Confesión de Fe también hace algunas observaciones sobre todas las Escrituras. Dice que,
aparte de las cosas básicas en el evangelio cristiano, "las cosas en las Escrituras no son
igualmente claras en sí mismas, ni igualmente claras en su totalidad".
En otras palabras, las Escrituras pueden no ser tan claras en algunas de sus enseñanzas.
Hay muchas cosas de hecho, en la Biblia que no son tan claras como la revelación del camino
a la salvación.
Sin embargo, Dios nos dio las Escrituras para que pudiéramos entender las cosas que Él
reveló en las Escrituras, y aplicarlas a nuestras vidas. Como dijo Moisés a los Israelitas en
Deuteronomio capítulo 29 versículo 29:
Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y
para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
(Deuteronomio 29:29)

En este pasaje Moisés hizo una distinción crucial que debemos recordar conforme analizamos
el uso de las Escrituras en la ética cristiana. Él distinguió entre las cosas secretas y las cosas
reveladas. Dios mantiene algunos secretos alejados de nosotros. Él no nos dice todo lo que Él
sabe, ni nos dice todo lo que quisiéramos saber. Hay temas—incluso temas de ética— que
Dios guarda para Él. Aun así, lo que Dios nos ha dicho en las Escrituras no es un secreto. Las
Escrituras caen en la categoría de "las cosas reveladas". Como dijo Moisés, estas se nos
muestran para que podamos "seguirlas" y obedecerlas.
En un grado u otro, Dios nos ha revelado su voluntad con claridad suficiente para guiarnos en
ética. Él nos ha dado la Biblia para que, a través de "el uso debido de los medios ordinarios,"
por medio de leer y estudiar, podamos llegar a conocer la voluntad de Dios en todas las áreas
de nuestra vida. Como Pablo exhortó en 2 de Timoteo capítulo 3 versículo 16:
Toda la Escritura es…útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.
(2 Timoteo 3:16)

Toda la Escritura es lo suficientemente clara como para ser útil, si nos dedicamos a estudiarla
diligentemente. Por esta razón, cada uno de nosotros debe de estar listo para investigar la
Biblia, para discernir su enseñanza en cuestiones de ética.
Ahora, de nuevo, no estamos diciendo que las Escrituras sean fáciles de entender en cada
aspecto. De hecho, algunas porciones de las Escrituras son menos claras que otras. Y más
allá de esto, algunas personas tienen una habilidad mayor que otras para entender las
palabras de las Escrituras. Como Pedro escribió en 2 de Pedro capítulo 3 versículo 16,
Hay algunas difíciles de entender [en las epístolas de Pablo], las cuales los indoctos e
inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. (2 Pedro
3:16)

No todos tenemos la misma habilidad para entender la Biblia. Y no todos hacemos el mismo
esfuerzo para estudiarlas. No obstante, si nos avocamos lo suficiente, podemos todos llegar a
conocer bien la voluntad de Dios para conformarnos a su norma para la moralidad.
Ahora que hemos analizado la claridad de las Escrituras, estamos listos para ver el segundo
atributo que las Escrituras poseen, principalmente porque se escribieron para un público
humano: su necesidad.

La Necesidad de las Escrituras


Cuando hablamos de la necesidad de las Escrituras, tenemos en mente que las personas
necesitan la Biblia, sobre todo para tomar decisiones éticas. Mientras analizamos nuestra
necesidad por las Escrituras, mencionaremos tres temas: la necesidad de las Escrituras para
la salvación, la necesidad de las Escrituras para vivir vidas santas y las implicaciones de
nuestra necesidad de las Escrituras.
Salvación
En primer lugar, las Escrituras son necesarias para que las personas encuentren el camino de
la salvación. Como vimos en una lección anterior, la revelación general, especial y existencial
se relacionan de gran manera, pero la revelación general y existencial sólo proporcionan la
información suficiente a los seres humanos para condenarlos por no guardar la norma de
Dios. Sólo las Escrituras proporcionan la información suficiente para asegurar la salvación.
Escuche la manera en que Pablo mencionó esto en Romanos capítulo 10 versículos 13 al 17:
Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en
el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin
haber quien les predique?… Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
(Romanos 10:13-17)

El punto de Pablo aquí está bastante claro: El mensaje del evangelio es el medio normal por el
que Dios entrega la fe a los individuos. Y fuera de la palabra de Cristo, las personas no tienen
acceso al mensaje del evangelio. Esto hace que la palabra de Cristo sea un medio necesario
para la salvación en todas, salvo en algunas circunstancias excepcionales. Las únicas
excepciones que los teólogos reconocen típicamente son casos que involucran a infantes u
otros individuos mentalmente incompetentes.
¿Pero cuál es esta palabra de Cristo? En el capítulo diez de Romanos, Pablo tenía
principalmente en mente el predicar el evangelio. Pero también tenía en mente las Escrituras
como fuente del mensaje del evangelio. Por ejemplo, las palabras, "Todos aquel que invocara
el nombre del Señor será salvo" es de hecho una cita de Deuteronomio 30. El uso por parte de
Pablo de las Escrituras de esta manera sigue un modelo que aparece a lo largo de las
Escrituras. Específicamente, en la Biblia la proclamación del evangelio está estrechamente
asociada con la palabra escrita de las Escrituras. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento, Dios
entregó varias veces sus mensajes directamente a profetas que hablaban la palabra de Dios
al pueblo. Pero Dios también se aseguró de que la palabra profética fuera escrita para que
pudiera ser aprendida por aquéllos que no estaban presentes en la proclamación. Siguiendo
este modelo del Antiguo Testamento, los apóstoles primero aprendieron el evangelio
directamente de Jesús, y después, lo llevaron a toda la gente, no sólo predicando, sino
también por medio de sus escritos en el Nuevo Testamento.
De manera práctica, vemos que el proceso de venir a la fe y salvación empieza cuando
recibimos el evangelio, ya sea por nuestra propia lectura de la Biblia o al oír la predicación
basada en las Escrituras. Hay una gran diferencia por supuesto, entre la palabra escrita de las
Escrituras y la predicación basada en las Escrituras. Las Escrituras están inspiradas por Dios,
son infalibles y completamente autoritativas en cada caso. La predicación no lo es. En la
medida en que la predicación es fiel a las Escrituras, es verdad, autoritativa y poderosa. Pero
como somos seres humanos caídos, la predicación nunca es totalmente fiel a las Escrituras. A
diferencia de la predicación, las Escrituras son estables e inmutables, es una norma
totalmente fiable y fidedigna. La predicación, la tradición de la iglesia, la instrucción teológica y
muchas otras fuentes de información son todas útiles. Pero todas éstas contienen una mezcla
de verdad y error. Sólo las Escrituras son absolutas, inagotables, indiscutiblemente fiables.
Por consiguiente, las Escrituras son necesarias, tanto para un registro del evangelio, como
para una base y criterio de la predicación del evangelio.
Vivir Vidas Santas
En segundo lugar, las Escrituras son también necesarias para una vida ética. Usted recordará
que en una lección anterior establecimos que en general, la revelación especial y existencial
son verdaderas y autoritativas en todo. ¿Por qué ponemos entonces las Escrituras aparte
como un caso especial de revelación necesaria? La respuesta es que mientras la revelación
general y existencial son infalibles y autoritativas, son más difíciles de interpretar que las
Escrituras. El pecado ha adulterado a la naturaleza y a la humanidad, de tal manera que ya no
vemos una reflexión pura como Dios la pensó. Como resultado, muchas veces es muy difícil
saber interpretar la revelación general y existencial. A veces es casi imposible decir si lo que
nosotros estamos viendo es el resultado de la intención de Dios en la creación o el resultado
de la corrupción del pecado de la creación.
Y además de esto, las Escrituras hablan más clara y directamente de lo que lo hacen la
revelación general y existencial, y hace nuestras determinaciones éticas basadas en las
Escrituras más seguras y fiables que aquéllas basadas en otras formas de revelación. Por eso
la Confesión de Fe de Westminster, en el capítulo 1 sección 10 insiste en la primacía de las
Escrituras sobre otras fuentes de información:
El Juez supremo que debe determinar todas las controversias de religión, todos los decretos
de concilios y opiniones de escritores antiguos, que debe examinar doctrinas de hombres y
espíritus privados, y en cuyo juicio debemos descansar, no puede ser nadie más que el
Espíritu Santo que nos habla en las Escrituras.

El punto de la Confesión aquí es que todas estas otras fuentes son valiosas, pero que la Biblia
es la más valiosa de todas porque es a través de las Escrituras que el Espíritu Santo habla
claramente. ¿Cuáles son entonces, algunas implicaciones morales de la necesidad de las
Escrituras?
Implicaciones
Hay un sentido muy importante en el que simplemente no podemos ser morales sin atender a
la enseñanza de las Escrituras. Y como vimos antes en esta lección, aprendiendo y creyendo
que el contenido básico de las Escrituras es necesario para la salvación, ya sea que
estudiemos la Biblia directamente o aprendamos sus enseñanzas centrales de otros. Sólo
aquéllos que están en Cristo son capaces de una moral verdadera. Para abreviar, sin las
Escrituras, la salvación no es posible, y por consiguiente la moralidad no es posible. Las
personas que piensan que pueden ignorar la enseñanza de las Escrituras y seguir siendo
morales, están totalmente equivocadas. En este sentido, las Escrituras son necesarias para
nuestra habilidad de comportarnos moralmente.
Además de esta necesidad básica por la palabra de Dios, las Escrituras son también
necesarias para la moralidad humana porque contienen información que no está incluida en la
revelación general y existencial. No es raro para los cristianos depender abrumadamente de
sus experiencias de la vida, las opiniones de otros y sus propias intuiciones morales cuando
toman decisiones éticas. Y como hemos visto, es importante considerar éstos y otros rasgos
de la revelación general y existencial . Pero también debemos reconocer que en muchas
circunstancias, la revelación general y existencial no es bastante clara para mostrarnos el
curso apropiado de acción, considerando que las Escrituras revelan la palabra de Dios en
detalle suficiente para enseñarnos lo que es correcto.
Por ejemplo, Hechos capítulo 15 registra que se levantó una controversia en la iglesia
primitiva cuando los gentiles empezaron a ser convertidos al cristianismo. Algunos dentro de
la iglesia creían que los gentiles debían ser instruidos para observar la ley de Moisés de la
forma en que el judaísmo lo había venido haciendo en esos tiempos. Querían que los gentiles
fueran circuncidados, y que ofrecieran sacrificios apropiados al templo y aplicar la ley a sus
vidas de la forma que se había hecho costumbre para los judíos de esos días. Por otro lado,
hombres como Pablo y Bernabé sabían que Dios no esperaba que los gentiles vivieran como
los judíos del primer siglo. La situación era tan problemática que los apóstoles y ancianos se
reunieron para discutir e investigar la situación
Las opiniones de algunas personas entraron en conflicto con la realidad del ministerio del
Espíritu Santo entre los gentiles incircuncisos. Y estas fuentes de información no eran
suficientes para proporcionar una solución satisfactoria. Pero una vez que Santiago apeló a
las Escrituras para resolver este problema, la iglesia respaldó su posición. Las Escrituras eran
necesarias porque la revelación general y existencial no era suficiente para contestar esta
pregunta moral.
Para resolver esta controversia, Santiago, el hermano de Jesús, apeló al capítulo 9 de Amós
versículos 11 y 12. En Hechos capítulo 15 versículos 16 y 17, Santiago citó a Amos como
sigue,
Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus
ruinas, y lo volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los
gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre. (Hechos 15:16 – 17)

De este texto, Santiago entendió que Dios incluiría a muchos gentiles cuando Él restaure Su
reino. Más importante, estos convertidos seguirían siendo gentiles aun después de haber sido
llamados al Señor. En el Antiguo Testamento, los gentiles que se convertían se volvían judíos
y seguían las prácticas judías tradicionales. Pero, Amós indicó que cuando Dios restaure Su
reino en Cristo los gentiles serían incluidos sin tener que seguir tradiciones judías.
Teniendo este entendimiento de la claridad y necesidad de las Escrituras en mente, ahora
podemos explorar la suficiencia de las Escrituras.

La Suficiencia de las Escrituras


Básicamente, decir que las Escrituras son "suficientes", es decir que pueden cumplir los
propósitos para los que fueron escritas. Pero no nos sorprende que, esta simple idea se
complique porque es difícil para los cristianos estar de acuerdo en lo que realmente es el
propósito de las Escrituras. Así que, mientras investigamos el tema de la suficiencia de las
Escrituras, comenzaremos viendo el propósito de las Escrituras con respecto a su suficiencia.
Luego, nos dirigiremos a algunos errores comunes de la suficiencia, y finalmente hablaremos
sobre la idea popular pero equivocada de que las Escrituras ocultan ciertas cosas.
Propósito
Con respecto a la relación entre el la suficiencia de las Escrituras y su propósito, será útil mirar
de nuevo a la Confesión de Fe de Westminster, que contiene un resumen muy bueno de esta
idea en el capítulo 1 sección 6. La Confesión expone el tema de esta forma:
El consejo completo de Dios tocante a todas las cosas necesarias para su propia gloria y para
la salvación, fe y vida del hombre, está expresamente expuesto en las Escrituras, o se puede
deducir de ellas por buena y necesaria consecuencia, y, a esta revelación de su voluntad,
nada ha de añadirse, ni por nuevas relaciones del Espíritu, ni por las tradiciones de los
hombres.

La Confesión concluye debidamente que el propósito de las Escrituras es múltiple. Menciona


que la Biblia fue escrita para enseñarnos cómo glorificar a Dios, llevar hombres y mujeres a la
salvación, instruir a los creyentes con respecto al grado de su fe, y para guiarnos a una vida
cristiana. Estas ideas del propósito de la Biblia vienen de las Escrituras mismas.
Por ejemplo, la Biblia enseña en muchos lugares que las Escrituras se nos han dado para que
podamos glorificar a Dios obedeciendo sus mandamientos. Un lugar en donde podemos verlo
claramente es en las maldiciones del pacto en Deuteronomio. En Deuteronomio capítulo 28
versículos 58 y 59, Moisés señaló una correlación llamativa entre la obediencia a los
mandamientos escritos de Dios y la glorificación de Dios.
Si no cuidares de poner por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este
libro, temiendo este nombre glorioso y temible: JEHOVÁ TU DIOS, entonces Jehová
aumentará maravillosamente tus plagas y las plagas de tu descendencia. (Deuteronomio
28:58 – 59)

La Biblia está diseñada para enseñarnos cómo glorificar a Dios, y es suficiente lograr este
propósito. Las Escrituras contienen todas las normas que necesitamos saber para glorificarlo.
Con respecto a "la salvación del hombre, la fe y la vida," Pablo le dijo a Timoteo que
permaneciera firme en su estudio de las Escrituras para obtener los beneficios que nos
ofrecen las Escrituras. En este contexto, en 2 de Timoteo capítulo 3 versículos 15 al 17, Pablo
enseñó la suficiencia de las Escrituras explícitamente. Él escribió estas palabras en el
versículo 15:
Las Sagradas Escrituras…te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo
Jesús. (2 Timoteo 3:15)

Cuando Pablo dijo que las Escrituras "pueden hacer sabio para la salvación", él quiso decir
que estudiando la Biblia, podemos aprender las cosas que son necesarias saber para poder
ser salvos. Pablo creía en esto porque no solo sabía que la Biblia era poderosa, como vimos
antes en esta lección, sino que también que fue diseñada para proporcionar estos beneficios
específicos. Ya que la Biblia puede lograr este propósito, puede llamarse debidamente
suficiente para la salvación.
En gran medida del mismo modo, las Escrituras también son suficientes para "la fe." Mire
nuevamente las palabras de Pablo en 2 de Timoteo capítulo 3 versículos 15 al 17. Pablo dijo
que:
Las Sagradas Escrituras…te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo
Jesús. (2 Timoteo 3:15)

El contenido de la fe salvadora se revela en la Biblia como el medio por lo cual somos


justificados y recibimos nuestra salvación de Dios.
Finalmente, la Biblia es suficiente para guiarnos a través de "la vida," la práctica continua de
nuestra fe salvadora en Cristo. La bien conocida declaración de Pablo en 2 de Timoteo
capítulo 3 versículos 16 y 17 deja esto en claro:
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para
toda buena obra. (2 Timoteo 3:16 - 17)

Además de ser su intención traernos a la fe en Cristo para nuestra salvación, también se


piensa que las Escrituras nos preparan para "cada buena obra"— no sólo para algunas
buenas obras, si no para cada buena obra. Porque su intención es prepararnos para "cada
buena obra" y porque es poderosa para cumplir su función intencional, es correcto decir que
las Escrituras hablan suficientemente sobre cada buena obra. Si entendemos debidamente la
Biblia entera, entonces conoceremos suficientemente las normas de Dios para tomar
decisiones apropiadas sobre cualquier problema ético que se presente, siempre y cuando
también tengamos una comprensión suficiente de las personas y de la situación.
Ahora, entender la suficiencia de las Escrituras realza una seria pregunta: ¿Cómo puede
cualquier libro, incluso uno tan grande como la Biblia, cubrir cada problema moral concebible y
nos prepara para cada buena obra? La Biblia no se dirige a cada problema moral concebible
directamente. Las Escrituras sólo hablan directamente sobre un número limitado de problemas
en la vida, como el contenido fundamental de nuestra fe y nuestras responsabilidades básicas
hacia Dios y otras personas. Pero de esta manera, las Escrituras establecen principios que
podemos extender y podemos aplicar más allá de los mencionados específicamente en la
Biblia.
Por eso es que la Confesión distingue entre lo que es "expresamente establecido en las
Escrituras" y lo que debe deducirse de la Escritura por vía de "consecuencia buena y
necesaria". En todos los casos, sin embargo, las Escrituras nos proporciona la información
que necesitamos para descubrir las normas éticas de Dios.
El último punto que debemos notar en la explicación de la Confesión de la suficiencia de las
Escrituras, es la apreciación de que las Escrituras están completas, de manera que:
Nada, ha de añadirse, ni por nuevas revelaciones del Espíritu, ni por las tradiciones de los
hombres.

Las Escrituras contienen todas las normas que necesitamos como cristianos. Tradiciones
humanas y estructuras de autoridad, tales como gobiernos civiles y eclesiásticos, deberán ser
obedecidas por la causa del Señor, pero estas nunca serán tomadas como normas absolutas
o finales. La decisión para seguir o no seguir normas humanas, debe ser guiada por normas
de las Escrituras, y siempre se debatirán las normas humanas cuando estas chocan con las
normas bíblicas.
Esto lo vemos demostrado en las Escrituras con mucha frecuencia. Por ejemplo, en los días
de Jesús, la administración judía establecida permitía a los cambistas y a vendedores en el
área del templo. Pero cuando Jesús vio esto, se enojó y los arrojó del templo porque la
administración humana había permitido, dentro de los terrenos del templo, violaciones de
normas escritas. Leemos este relato en Mateo capítulo 21versículos 12 y 13:
Entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el
templo…Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho
cueva de ladrones. (Mateo 21: 12 y 13)

Jesús sabía perfectamente que el capítulo 56 de Isaías versículo 7, que él citó, revelaba la
norma bíblica de que el templo sería dedicado a la oración. Pero la administración judía había
permitido que el templo fuera profanado por transacciones seculares. La acusación de Jesús
de que ellos estaban haciendo el templo una "cueva de ladrones" es realmente muy fuerte.
Esta frase es sacada de Jeremías capítulo 7 versículo 11, en donde se refiere a los idólatras y
los delincuentes violentos quienes sirven de palabra a Dios en su templo. Por sus acciones y
palabras, Jesús demostró que seguir cualquier ley humana o tradición, es pecaminoso cuando
la norma humana contradice a las Escrituras.
En cualquier caso, las Escrituras son suficientes para establecer todas las normas morales.
Sin embargo, las leyes éticas de los hombres son válidas y obligatorias sólo en la medida en
que hacen eco de las normas bíblicas. Pero cuando las normas humanas contradicen las
normas bíblicas, el cristiano está obligado a desafiarlas.
Una vez que entendemos la suficiencia de las Escrituras, debemos volver nuestra atención a
algunos malos entendidos de la suficiencia de la Biblia.
Malos Entendidos
Agruparemos estos malos entendidos en dos categorías generales: primero, perspectivas que
sobrestiman la suficiencia de las Escrituras; y segundo, perspectivas que subestiman la
suficiencia de las Escrituras. Empecemos con perspectivas que sobrestiman la suficiencia las
Escrituras.
Normalmente, aquéllos que sobrestiman la suficiencia de las Escrituras están muy
comprometidos con la Biblia, pero frecuentemente les faltan los compromisos apropiados a la
revelación general y existencial. Como resultado, equivocadamente creen que pueden aplicar
las Escrituras apropiadamente a las preguntas éticas sin tener mucho conocimiento, si es que
tienen alguno, sobre personas y situaciones específicas. Creen que tomar decisiones éticas
es tan simple como leer la Biblia y obedecerla. Pero en realidad, antes de que podamos
obedecer o aplicar la Biblia, también debemos saber algo sobre las personas y situaciones a
las que estamos aplicándola. Dios nos ha proporcionado esta información en una revelación
general y existencial. Si ignoramos estas otras formas de revelación, estamos ignorando las
herramientas que Él nos ha dado para interpretar y comprender las Escrituras.
Pero no todos los errores están basados en sobrestimar la suficiencia de la Biblia. Muchos
otros errores provienen de subestimarla. Este error generalmente aparece como una
insistencia de que la Biblia es suficiente sólo para guiarnos en áreas limitadas de la vida, que
sólo nos da instrucciones morales en ciertos temas. Por ejemplo, Tomas de Aquino sostuvo
que la revelación general y existencial es suficiente para enseñar muchos principios morales,
y que las Escrituras complementan este conocimiento, dándonos información con respecto a
esos asuntos que la revelación natural y existencial no cubren, tales como el camino de la
salvación. En años recientes, otros han defendido que la Biblia no maneja temas como la
llamada homosexualidad monógama, el aborto y la eutanasia.
Sea por medio de la enseñanza explícita o implícita, las Escrituras nos proporcionan un
sistema comprensivo de normas éticas. En este sentido, la suficiencia de la Biblia es ilimitada
cuando se trata de revelar la voluntad de Dios para su gloria y nuestra salvación, la fe y la vida
cristiana. La revelación general y existencial también contiene algunas de estas normas, pero
no contienen ninguna norma adicional más allá de aquéllas encontradas directa o
indirectamente en las Escrituras.
El punto simplemente es que la Biblia habla suficientemente a cada área de la vida, para que
nuestro verdadero deber hacia Dios siempre sea una aplicación de normas de las Escrituras.
A estas alturas, hablaremos sobre la idea popular pero equivocada de que las Escrituras
permanecen en silencio en ciertos temas. Quizás una de las formas más comunes en que los
cristianos bien-intencionados subestiman la suficiencia de las Escrituras.
Silencio
Específicamente, algunos cristianos frecuentemente enseñan que algunos problemas de la
vida son moralmente "indiferentes" porque las Escrituras no nos proporcionan la información
suficiente para saber el deseo de Dios en estos temas. Históricamente, éstos han sido
conocidos como "adiafora". Esta posición típica, ha sido que cosas indiferentes, ni son buenas
ni son malas en sí mismas.
Aunque muchas personas a lo largo de la historia de la iglesia han sostenido esta posición, de
hecho esta posición corre contrariamente a las enseñanzas de las Escrituras. Por ejemplo,
considerando que algunos teólogos hablan de objetos impersonales como indiferentes o
"neutrales", la Biblia habla de ellos como buenos. Aun después de la caída de la humanidad
en el pecado, Pablo siguió insistiendo que todo era bueno. Como lo escribió en 1 de Timoteo
capítulo 4 versículos 4 y 5:
Todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias;
porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado. (1 Timoteo 4:4 – 5)

Pablo habló específicamente sobre comida en este contexto, pero el principio es más amplio y
se extiende a toda la creación, así como el mismo Dios lo proclamó al final de la semana de la
creación. Por esta razón, incluso los objetos impersonales no son "indiferentes"; son buenos.
Algunos teólogos también han aplicado el término "indiferente" o adiafora a las opciones entre
dos o más opciones buenas. Han sugerido que cuando todas las opciones son buenas,
entonces las Escrituras son indiferentes acerca de lo que nosotros escogemos. Pero las
Escrituras enseñan que Dios bendice algunas opciones buenas, más que bendice otras
opciones buenas, y esa Escritura a veces alaba una opción buena, más que otra opción
buena. Por ejemplo, en 1 de Corintios capítulo 7 versículo 38, Pablo escribió:
De modo que el que se casa con su prometida hace bien, pero el que no se casa hace mejor.
(1 Corintios 7:38)

Ahora, debe notarse que los estudiosos no están de acuerdo acerca de las circunstancias
precisas a las que Pablo se dirigió aquí. Pero sus palabras son bastante claras para demostrar
que casarse y no casarse, podían ser ambas buenas opciones, y que no casarse era la mejor
opción. En este sentido, la Escritura no es realmente "indiferente" aún cuando tenemos que
escoger entre buenas opciones.
Usted recordará que en nuestra primera lección, definimos "bueno" como lo que recibe la
bendición de Dios y "malo" como lo que no recibe Su bendición. Por esta definición, aspectos
de los seres humanos y sus vidas son buenos o malos; nada ni nadie es indiferente o neutro.
Dios bendice, o no lo hace—no hay término medio. Si Él bendice, es bueno; si Él no bendice,
es malo.
Habiendo dicho esto, es verdad que hay algunas palabras, pensamientos y hechos que son
buenos en algunas situaciones, pero malos en otras. Por ejemplo, las relaciones sexuales
dentro del matrimonio son relaciones buenas, pero las relaciones sexuales fuera del
matrimonio son malas. Pero esto no significa que las relaciones sexuales en sí mismas sean
buenas ni malas. Más bien, son buenas, así como Dios las creó para ser buenas. Pero las
parejas que no están casadas emplean mal las relaciones sexuales así que en su situación,
tales relaciones son malas.
Finalmente, algunos teólogos utilizan la categoría de adiafora para cubrir temas en donde no
podemos determinar qué opciones son buenas o malas. Pero como sabemos que las
Escrituras mencionan cada aspecto de la vida, por lo menos indirectamente, no debemos
tratar temas sobre los que estamos inciertos como indiferentes. Es cierto que a veces
sentimos que no sabemos qué opciones, pensamientos, acciones o actitudes son buenos y
cuáles son malos. Pero tales situaciones no suceden porque la palabra de Dios sea
insuficiente, ni porque la Biblia tome una posición neutral, si no porque no reconocemos o
entendemos cómo aplicar la verdad que la Biblia ha revelado.
Este fracaso para alcanzar un juicio ético puede tomar un sinnúmero de formas. Como usted
recuerda, el modelo bíblico para tomar decisiones éticas puede resumirse de esta manera:
El juicio ético involucra la aplicación de la Palabra de Dios a una situación por una persona.

Debemos actuar con una comprensión apropiada de nuestra norma moral, nuestras metas y
nuestros motivos, o dicho de otra manera, en preocupaciones normativas, situacionales y
existenciales. El fracaso en alcanzar un juicio ético apropiado puede ser causado
debidamente a un fracaso en evaluar cualquiera de estas perspectivas. Podemos fallar porque
pasamos por alto o entendemos mal los pasajes de las Escrituras con los que estamos
tratando. Podemos fallar porque pasamos por alto o entendemos mal la situación asociada
con la pregunta ética. Y podemos fallar porque pasamos por alto o subestimamos los
aspectos existenciales y personales de un tema. En todos los casos, cuando no podemos
llegar a una conclusión firme en una decisión ética, no es apropiado concluir que Dios no ha
revelado la información necesaria para tomar la decisión. Ni es apropiado decir que el tema es
indiferente, que no hay un curso correcto para seguir. Más bien, debemos continuar leyendo,
estudiando, orando e investigando la pregunta y hacer lo mejor que podamos con nuestros
juicios provisionales, pero reservando el juicio final hasta que los problemas normativos,
situacionales y existenciales se aclaren.

CONCLUSIÓN
En esta lección hemos estudiado varios atributos importantes de las Escrituras. Hemos visto
que debido a que las Escrituras son divinamente inspiradas, son poderosas y autoritativas.
También hemos visto que debido a que las Escrituras fueron dirigidas a los seres humanos,
son claras, necesarias y suficientes.
Es útil para nosotros tener presente los atributos de las Escrituras de diferentes maneras
cuando estudiamos la ética cristiana. Por un lado, nos recuerda que la Biblia es indispensable
cuando se trata de contestar preguntas éticas. Siempre debemos buscar sus respuestas
porque es autoritativa sobre todos los aspectos de la vida, y porque hay muchas preguntas
que sólo la Biblia puede contestar. Por otra parte, recordar los atributos de las Escrituras es
muy motivante, porque nos recuerda que Dios nos ha dado las Escrituras para beneficiarnos,
para enseñarnos sobre Él y sus normas. Y finalmente, los atributos de las Escrituras nos dan
confianza en nuestras conclusiones éticas, ya que estamos seguros de que las enseñanzas
éticas de la Biblia son suficientes y claras. Así que es importante que recordemos y confiemos
en todo el rango de los atributos de las Escrituras mientras progresamos en nuestro estudio
de la ética cristiana.
Malas Palabras (El Tercer Mandamiento, Dr. Feddes)
Malas Palabras por David Feddes
No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que
tomare su nombre en vano. (Éxodo 20:7).
Es uno de los problemas más serios del mundo, pero mucha gente no se lo toma en serio. Es
absolutamente mortal, y sin embargo, muchos piensan que no es la gran cosa. El problema
al que me refiero son las malas palabras, especialmente el mal uso del nombre de Dios.
Podrías estar pensando: "¡Vamos! Contamos con el SIDA, con la delincuencia, con las
personas sin hogar, con las drogas, con el abuso infantil y con las guerras. Y ¿te preocupan
algunas palabras desagradables aquí y allá? Si quieres hablar de algo importante,
bien. Pero ¿limpiar nuestro idioma? ¡Ese es el menor de nuestros problemas! Son solo
palabras. "Permíteme mencionar otro asunto que parece bastante pequeño en comparación
con los problemas realmente "grandes": las cosas pintadas de graffiti con aerosol en edificios
o en el metro. Si tuviera que identificar el problema más grave de nuestras ciudades, el
graffiti no estaría en la parte superior de la lista. Las pandillas, las drogas, el desempleo, el
embarazo adolescente, el control de las armas--estos son los grandes problemas. En
comparación, un poco de pintura en aerosol parece no importar para nada.
Excepto que sí importa. Los sociólogos, los líderes comunitarios y los funcionarios encargados
de hacer cumplir la ley están convencidos de ello. Encuentran que las áreas que toleran el
graffiti y la desfiguración de la propiedad son áreas donde el sentido general de orgullo en la
comunidad disminuye y la tasa de criminalidad aumenta. Las ciudades han descubierto que
cuando mantienen las paredes de un metro recién pintadas y libres de graffiti, la tasa de
criminalidad en el metro disminuye. Las comunidades con edificios deteriorados, con basura
en las calles y con graffiti en las paredes son comunidades que inculcan el desprecio por la
propiedad, por las personas y por el yo. Y ese tipo de actitud da lugar a todo tipo de otros
males.
Sería tonto decir que el graffiti es la raíz de todo mal y que deshacerse de él resolvería
todo. Pero el graffiti refleja actitudes de desprecio y desesperación que se encuentran en la
raíz de otros males, y refuerza esas actitudes.
Ahora, ¿qué tiene que ver esto con abusar del nombre de Dios? Estamos tentados a decir,
"Oh, sólo son palabras." Pero las palabras no son sólo los sonidos producidos por las
vibraciones de nuestras cuerdas vocales. ¿Sólo palabras? Hay un sentido en el que las
palabras lo son todo. Las palabras son la manera en la que expresamos nuestros
pensamientos y actitudes. Las palabras son la principal forma de relacionarnos con los demás.
Cuando elegimos cuidadosamente nuestras palabras, esto demuestra respeto por uno mismo
y por los demás. Pero cuando somos negligentes en cuanto a las palabras que utilizamos,
esto muestra que somos descuidados acerca del qué tipo de personas somos y de cómo nos
relacionamos con los demás.
Nuestro uso del lenguaje es especialmente significativo en relación con Dios. Una boca que
usa el nombre de Dios con ligereza revela un corazón que toma a Dios a la ligera. Una boca
que habla el nombre de Dios solo con reverencia, que habla de cosas sagradas con gran
cuidado y con el mayor respeto, expresa un corazón que honra a Dios. Quiénes somos y lo
que pensamos acerca de Dios se manifiesta en cómo hablamos.
Así como el graffiti muestra desprecio no solo por la propiedad, sino también por nosotros
mismos y por los demás, el mal uso del nombre de Dios muestra no solo desprecio por las
palabras, sino desprecio por nosotros mismos y por Dios. Así como el graffiti es un síntoma
externo de una actitud interna que causa todo tipo de otros problemas, usar mal el nombre de
Dios es un síntoma externo de una actitud interna que descansa en la raíz de casi todos los
problemas en el mundo de hoy.
Cuando no tomamos a Dios en serio, ¿podemos tomar a alguien o cualquier otra cosa en
serio?  Cuando el nombre de Dios no es sagrado, ¿qué es sagrado? Cuando no nos importa
ofender a Dios, no nos preocupan demasiado los sentimientos de los demás. Cuando
rociamos graffiti sobre el nombre de Dios y atacamos su honor, agregamos a una atmósfera
general de desprecio hacia Dios que engendra todo tipo de comportamiento impío y antisocial
imaginable.
Si crees que estoy exagerando el significado de todo esto, tu problema no es conmigo. Es con
Jesús. Él es quien pone tanto énfasis en las palabras, no yo. Él es quien declara que lo que
decimos revela quiénes somos y dónde estamos en relación con Dios. Escucha lo que Jesús
dice en Mateo 12:34-37.
            ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la
abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca
buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas yo os digo que de
toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque
por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
De acuerdo con Jesús, las palabras son la evidencia de lo que hay en el corazón. Las
palabras son la evidencia que nos absolverá o nos condenará. Las palabras son evidencia de
salvación o de condenación.
Cuando Dios dio los Diez Mandamientos, ordenó, "No tomarás el nombre de Jehová tu Dios
en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano" (Éxodo
20:7). Todo tipo de problemas provienen del descuido con las palabras y del desprecio por
Dios, pero este es el problema: Dios mismo es insultado, y él "no dará por inocente al que
tomare su nombre en vano".
He conocido personas con un lenguaje terrible, personas que usan mal el nombre de Dios en
casi cualquier otra oración. A veces, cuando descubren que no solo soy Cristiano sino que
soy un predicador, se avergüenzan y se disculpan. Ellos dicen: "Oh, no me di cuenta. Lo
siento si te he ofendido". Bueno, ofenderme es el menor de sus problemas. Deberían
preocuparse menos por lo que yo podría pensar, y más acerca de lo que Dios piensa.
El Señor es santo, y su nombre es santo. Y de esta manera siempre debemos hablar de él con
reverencia, nunca con descuido o desprecio. Dios ordena, "No tomarás el nombre de Jehová
tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano". Para
entender lo que Dios prohíbe en este mandamiento, algunos señalemos algunos abusos
comunes del nombre de Dios.
Abusos del Nombre de Dios
El primero, y quizás el peor, es la blasfemia. La blasfemia arrastra deliberadamente el nombre
del Señor a través del barro, mofándose, insultando y burlándose de Dios, hablando de él con
odio y desprecio. Algunas personas atacan furiosamente al Dios retratado en la Biblia,
diciendo que no pueden creer en un Dios así. Algunos autores mal hablados retratan a Jesús
como un fraude despreciable. Las películas y los comediantes a veces se ríen burlándose de
las historias bíblicas acerca de las verdades sobre el Señor. Todas estas son variedades de
blasfemia, ataques deliberados y directos sobre el nombre, la reputación y el honor de Dios.
Otra forma de abusar del nombre de Dios es el descuido. Algunas personas usan el nombre
de Dios como una exclamación, una forma de condimentar su lenguaje. Dicen "Dios mío", no
como el inicio de una oración, sino como una forma de mostrar sorpresa. Dicen: " Dios mío",
no en alabanza por la bondad de Dios, sino para expresar un leve asombro. Usan las palabras
"Dios Todopoderoso" y "Jesucristo", no para invocar al Maestro del cielo y de la tierra, sino
para agregar algo de fuerza y emoción a lo que están diciendo. Algunos usan la palabra "Dios"
en cada frase o dos para dar puntuación, casi como una coma o un punto hablado. Esto
muestra una lamentable falta de vocabulario y de creatividad, pero también muestra una falta
de respeto por Dios. Usar el nombre de Dios casualmente y descuidadamente es una
violación al mandamiento de Dios.
Otra violación es maldecir. ¿Qué es maldecir? Es hablar como si tuviéramos el control de la ira
y de los castigos de Dios. Si hablas de condenación o le dices a alguien que se vaya al
infierno, estás invocando una maldición que solo Dios mismo puede llevar a cabo. Solo Dios
puede condenar a una persona al dolor eterno del infierno. No tiene sentido anunciarle a nadie
una maldición tan terrible. Pero tal vez dices: "Son solo palabras. No me refiero a nada". ¿No
quieres decir nada al decir eso? ¿Crees que puedes hablar del infierno o de la maldición de la
forma en que puedes decir "guau" o "ay que pena"? Hablar estas maldiciones terribles y usar
palabras que se usan correctamente solo como advertencias solemnes sobre el juicio de Dios,
muestra que no tomas en serio al Juez del universo. Las maldiciones son un mal uso del
nombre de Dios y una violación al mandamiento de Dios.
Otra forma de usar mal el nombre de Dios es a través de eufemismos, usando expresiones
que no son tan discordantes como la palabra lo expresa realmente. Puede que seas
demasiado cortés como para "condenar" algo, entonces en su lugar lo
"maldices". Eres precavido de usar mal el nombre "Jesús", entonces dices "Gee" o "Jeez" en
su lugar. No quieres decir "Dios" simplemente como una exclamación, por lo que dices "golly"
o "gosh" en su lugar. Pero el uso de eufemismos puede ser una forma más educada y
"respetable" de abusar de Dios.
Tal vez tengas la tentación de decir: "¡Dame un respiro! ¡Relájate! No es tan grave, ¿o sí? Son
solo palabras". Ese es mi punto exactamente: solo palabras. Cuando hablas como si Dios y
Jesús fueran solo palabras, muestras que Dios y Jesús no son una realidad viviente y
personal para ti. Cuando hablas como si condenado e infierno fueran solo palabras, haces luz
del terrible juicio que le espera a los enemigos de Dios que, de hecho, serán condenados al
infierno.
¿Solo palabras? "No dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano". ¿Solo
palabras? "De toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del
juicio", dice Jesús. "Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás
condenado". El mal uso del nombre de Dios no solo es una falla en la etiqueta o un defecto en
el vocabulario. Es un insulto a Dios. Es un síntoma de que estamos fuera de contacto con
quién es Dios realmente en su santidad y majestad.
Disculpa que he tenido que ser tan directo y específico acerca de todo esto. Al describir los
usos indebidos del nombre de Dios, corro el riesgo de utilizarlo mal. Pero quiero que veas
claramente las formas en las que algunos patrones de discurso comunes, cosas en las que
probablemente no piensas dos veces, son violaciones del mandamiento de Dios.
Abusos Religiosos del Nombre de Dios
Hasta ahora, hemos analizado algunas de las formas más irreligiosas en las que se usa mal el
nombre de Dios, pero, es triste decir que también es posible usar mal el nombre de Dios en
formas que parecen bastante religiosas.
Un ejemplo es invocar el nombre de Dios para promover nuestros propios intereses. Ciertos
tipos de predicadores y de creyentes son aficionados a decir: "El Señor me reveló esto" o "El
Señor me dijo que hiciera eso". Hace un tiempo, vi a un predicador de televisión decir: "El
Señor me reveló que hará grandes cosas si solo 300 personas que miran este programa
llaman y dan $300 en la próxima hora". Ese puede ser un buen truco para recaudar $90,000
en menos de una hora, pero ¿fue una revelación directa del Señor? Decir "El Señor me dijo tal
o cual cosa" es una forma efectiva de manipular a los demás y de reclamar la autoridad divina
para ideas propias, pero también es un uso vergonzoso indebido del nombre de Dios.
El nombre de Dios puede ser usado mal incluso en la charla de Dios que usamos en la
iglesia. En Eclesiastés 5:1-3, la Biblia dice,
Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el
sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal. No te des prisa con tu boca, ni tu
corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú
sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. Porque de la mucha ocupación viene el
sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio.
Congregante, elige tus palabras cuidadosamente. Asegúrate de escuchar a Dios antes de
comenzar a hablar de él. No digas ninguna oración ni cantes ninguna canción que realmente
no quieras decir en serio. Cuando empiezas a decir palabras sagradas por hábito irreflexivo,
estás haciendo un uso indebido del nombre de Dios. Cuando pronuncias oraciones cansadas
y prolijas, no estás impresionando a Dios. Lo estás insultando. Jesús dice: "Y orando, no uséis
vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos" (Mateo
6:7). Cuando ores, dile a Dios lo que hay en tu corazón y luego guarda silencio. El Señor
prefiere escuchar una oración honesta y sincera que una hora de palabras vacías.
Eclesiastés 5 nos advierte que usemos la palabra de Dios con moderación y que no digamos
nada que no queremos decir enserio. Luego continúa advirtiéndonos que no hagamos
promesas que no podamos cumplir.
Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los
insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no
cumplas. No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas ... que fue ignorancia. ¿Por qué harás
que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos? Donde abundan
los sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios (5:4-
7).
El nombre de Dios puede ser usado mal en los votos, en los juramentos y en las promesas
que hacemos en ceremonias religiosas. Cuando se hacen promesas durante el bautismo, Dios
toma sus promesas en serio, incluso si las dijiste solo para que pudieras llevar a cabo una
costumbre familiar. Cuando se hacen votos matrimoniales en la presencia de Dios, Dios te
toma en serio. Si das marcha atrás en esas promesas, no solo traicionas a tu cónyuge, sino
que también abusas del nombre de Dios. Tal vez quieras decir: "Mi voto fue un error. Y
además, solo son palabras". Pero déjame decírtelo de nuevo: las palabras lo son todo. Las
palabras son el material del que están hechas las relaciones. Cuando rompemos nuestra
palabra y deshonramos el nombre de Dios, destruimos nuestra relación con los demás y con
Dios. Cada palabra se pronuncia en la presencia de Dios. Así que di lo que quieres decir, y
dilo enserio.
Llevando todo esto un paso más allá, hay un sentido en el que, si eres Cristiano, realmente no
deberías necesitar de ningún voto o juramento especial. Si llevas el nombre de Cristiano, todo
lo que dices se refleja en el nombre de Cristo. Solo asegúrate de que tus palabras sean
verdaderas y de que tus promesas sean confiables, y harás más por honrar el nombre de Dios
que cualquier cantidad de juramentos de que estás diciendo la verdad. Como Jesús dice:
"Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede" (Mateo
5:37). No sirve de nada tratar de probar tu veracidad invocando el nombre de Dios, jurando
sobre una pila de Biblias o jurando por cualquier otra cosa. Solo sé sincero. Está mal usar el
nombre de Dios para jurar por él a fin de apoyar tu propia falta de credibilidad.
Vivimos en una época que tiene tan poco conocimiento de los Diez Mandamientos, tan poco
respeto por las palabras, y tan poco respeto por Dios, que apenas nos damos cuenta cuando
estamos usando mal el nombre de Dios, y mucho menos de lo serio que es esto. Necesitamos
sentir una vez más toda la fuerza de ese poderoso mandamiento: "No tomarás el nombre de
Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en
vano".
Invocando el Nombre de Dios.
Pero Dios no quiere que nos detengamos allí. Él no quiere que estemos satisfechos solo con
limpiar un poco nuestro idioma. Eso es esencial, por supuesto. Dios quiere que evitemos la
blasfemia, las palabras descuidadas, las maldiciones, los eufemismos, las charlas vacías de
Dios, las oraciones balbuceantes, los votos irreflexivos y todo lo demás. Pero lo que Dios
realmente quiere es que nos convirtamos en el tipo de personas que usan su nombre
correctamente, que lo invocan para nuestra salvación y que lo alaban con alegría.
Sin embargo, esto no es algo que podamos hacer simplemente si nos dicen que lo
hagamos. Si estamos haciendo mal uso del nombre de Dios, esto demuestra que tenemos un
problema en el interior. Nuestras palabras corresponden a lo que está en nuestros
corazones. Como dice Jesús, "de la abundancia del corazón habla la boca". Y por sí mismo, el
mandamiento de Dios no puede cambiar lo que está en nuestros corazones.   Al condenar el
mal uso del nombre de Dios, el mandamiento señala los síntomas muy bien, pero no cura
la enfermedad más profunda: una falta de respeto por Dios y una mala relación con él. La ley
de Dios puede mostrarnos nuestro problema, pero no puede resolver el problema ni
cambiarnos en el interior.
Algo tiene que suceder en nuestro corazón. Necesitamos que Dios nos perdone y nos
transforme a través de la fe en Jesucristo y por la obra interna de su Espíritu Santo. La ley de
Dios puede señalar nuestro pecado, pero solo Cristo puede quitar nuestro pecado. La ley
puede mostrarnos qué está mal con nuestro viejo corazón, pero solo el Espíritu puede darnos
un corazón nuevo.
Si has estado usando un lenguaje incorrecto y has comenzado a darte cuenta de lo
equivocado que estás, no te limites a elegir tus palabras con más cuidado a partir de
ahora. Busca la ayuda de Dios para cambiar la forma en la que te relacionas con él. El mal
uso del nombre del Señor conduce a la condenación, pero invocar su nombre en fe conduce a
la salvación. Confía en tu corazón en que Jesús está vivo y en que él te trae una vida
nueva. Llámalo y pídele que te perdone y te haga una nueva persona. Entonces declara
explícitamente que él es tu Señor y Maestro. La Biblia dice,
                        Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que
Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero
con la boca se confiesa para salvación… pues el mismo que es Señor de todos, es rico para
con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo"
(Romanos 10:9-13).
El nombre del Señor no es solo una cuestión de palabras. Es el nombre el que nos salva, y es
el nombre el que nos mantiene a salvo. La Biblia dice: "Torre fuerte es el nombre de Jehová; A
él correrá el justo, y será levantado" (Proverbios 18:10). Dios se reveló a Israel como Yahweh
(o "Jehová"), el gran YO SOY, el Señor que está presente. Él se reveló a sí mismo clara y
personalmente como Jesús, ese maravilloso nombre que significa "Salvador". "No hay otro
nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hechos 4:12). Dios
reveló el misterio eterno de su ser divino y de su amor como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Su
pueblo es bautizado en ese glorioso nombre trino, y recibimos la bendición de Dios en el
nombre de Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Estas formas de referirse a Dios no son solo palabras. Son nombres revelados del poderoso y
misericordioso Señor del universo, los nombres por los cuales su corazón de amor llama
nuestros corazones, invitándonos a una relación íntima con él y a todas las riquezas de su
vida eterna. Así que en lugar de emplear mal el nombre del único que puede salvarte, invoca
su nombre en arrepentimiento y confianza, y este gran Dios será tu salvación.
Entonces descubrirás el verdadero objetivo y propósito de tu existencia: glorificar a Dios y
disfrutarlo para siempre. Como Cristiano, busca tu alegría más profunda en exaltar el nombre
de Dios. Deja que el mandamiento de Dios te incite a honrar el nombre de aquel que te creó y
te salvó. Ora "Santificado sea tu nombre". Canta sus alabanzas. Cuéntale a otros sobre
él. Haz todo para la gloria del nombre de Dios. Espera ansiosamente el día en el que "en el
nombre de Jesús se doble toda rodilla" (Filipenses 2:10).
En el Salmo 34, el poeta expresa su deseo de exaltar el nombre de Dios, y él nos llama a
usted y a mí a unirnos a él. Cerremos con estas espléndidas palabras:
Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca. En Jehová
se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán. Engrandeced a Jehová conmigo, y
exaltemos a una su nombre (Salmo 34:1-3).
 
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
Un Día para el Deleite (El Cuarto Mandamiento, Dr. Feddes)
Un Día para el Deleite por David Feddes
Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios;
no hagas en él obra alguna. (Éxodo 20:9-10).
¿Te has preguntado alguna vez por qué una semana dura exactamente siete días? ¿Por qué
no es más corta o más larga? ¿Por qué no una semana de cuatro días? ¿Por qué no una
semana de veinte días? ¿Por qué siete? Y dado que tenemos una semana de siete días, ¿por
qué ella establece el ritmo de trabajo y de descanso? ¿Por qué tener un tiempo fuera del
trabajo semanalmente, en lugar de solo mensual o anualmente o ninguno absoluto? Estas
preguntas se responden en Génesis, al igual que muchas otras preguntas sobre el origen de
las cosas. En Génesis, la Biblia dice que Dios se pasó seis días creando el universo y todo
tipo de criaturas. Entonces la Escritura dice,
            Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la
obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra
que había hecho en la creación (2:2-3).
La semana de siete días se remonta a la primera semana de la historia, y el día de descanso
es idea del Creador. ¿Qué significa decir que Dios descansó? ¿Tomó una siesta? No, Dios no
"se adormecerá ni dormirá" (Salmo 121:4). Él nunca necesita de un descanso para recuperar
su energía. Dios tiene energía y poder infinitos. "El Dios eterno es Jehová, el cual creó los
confines de la tierra. No desfallece, ni se fatiga con cansancio" (Isaías 40:28). Cualquiera que
sea la razón del Creador para descansar, no es que estuviera exhausto y necesitara
recuperarse.
Además, el descanso de Dios no significaba que Dios dejara de hacer nada en absoluto y que
dejara el mundo por sí solo. Sin Dios sustentándolo a cada momento, el mundo colapsaría
inmediatamente. Dios nunca deja de cuidar a sus criaturas y de sostener el mundo, pero Dios
descansó "de toda la obra que hizo." El trabajo creativo de Dios involucraba hacer nuevos
tipos de cosas que nunca antes existieron. Al final del sexto día, Dios había completado esa
obra creativa. El universo estaba ricamente equipado, completamente funcional. Las criaturas
podían prosperar y multiplicarse dentro del orden que Dios había establecido, sin ningún
nuevo milagro. En ese punto, mientras Dios continuaba sustentando todas las cosas,
descansaba de su obra de creación.
¿Por qué lo hizo Dios de esta manera? Siendo el Dios Todopoderoso, él pudo haber creado
todo en seis segundos, pero tardó seis días. Pudo haber terminado de crear sin dejar de lado
un día especial, pero descansó el séptimo día, lo bendijo y lo santificó. ¿Por qué? Dios hizo
esto, no solo para su propio beneficio, sino para el beneficio de las personas a las que creó a
su imagen y que quisieran imitarlo. En los Diez Mandamientos, Dios le dijo al pueblo de Israel
que siguiera el patrón que él mismo había establecido:
Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas
el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu
hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.
Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos
hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó
(Éxodo 20:8-11).
Atacando el Día de Dios
Es triste decir que muchas personas atacan el día de bendición de Dios. Esto sucede en dos
niveles: intelectual y práctico. A nivel intelectual, muchos rechazan la afirmación de que Dios
creó todo en seis días porque creen que la ciencia ha demostrado lo contrario. A un nivel
práctico, las personas hacen sus propias cosas y no apartan un día de cada siete para
descansar y adorar.
El ataque intelectual supone que las personas son más inteligentes que Dios. Las teorías
continuamente cambiantes son tomadas con mayor seriedad que la Biblia. Algunas personas
piensan que la ciencia ha demostrado sin lugar a dudas que las criaturas evolucionaron
gradualmente a lo largo de millones de años, por lo que creen que la Biblia está
completamente equivocada cuando dice que Dios creó el universo y todos los tipos básicos de
criaturas en un período de seis días. Otros, que todavía creen en el Creador, no dicen
rotundamente que la Biblia esté equivocada; simplemente insisten en que la Biblia
realmente no puede significar seis días cuando dice seis días y que cada "día" de creación
duró millones o miles de millones de años.
Tal pensamiento tiene varios problemas. Un problema es asumir que el origen de las cosas
puede ser explicado proyectando procesos actuales en el pasado distante. Pero los patrones
actuales de Dios para sustentar y mantener su mundo son muy diferentes de la actividad
creativa de Dios al producir nuevos tipos de cosas en los seis días de la creación. Además, la
maldición del pecado ha cambiado el mundo de aquello que alguna vez fue (sin mencionar el
hecho de que el pecado también ha distorsionado nuestro poder de observación y de
razonamiento). Por lo tanto, está mal pensar que cualquier teoría supuestamente científica
acerca de los orígenes en los que los humanos falibles proyectan el presente en el pasado
sea más precisa que el relato infalible de Dios sobre la creación.
Otro problema para quienes niegan la creación de seis días es que nuestra semana de trabajo
se basa en la semana laboral del Creador. Si seis días fueron en realidad miles de millones de
años, tendríamos que trabajar durante miles de millones de años antes de que fuera el
momento de descansar. ¡Nunca lo haríamos! Entonces, aceptemos lo que Dios dice en la
Biblia.
Y no solo aceptemos lo que Dios dice; actuemos sobre eso. Una vez que hemos lidiado con lo
intelectual, también tenemos que lidiar con lo práctico. El ataque práctico del día de Dios para
deleite supone que nuestro tiempo es nuestro, para usarlo como lo decidamos. En lugar de un
día separado para el descanso, para la renovación y para el compañerismo con Dios,
atiborramos el día del Señor con compras y ventas, trabajo de fábrica, trabajo de oficina,
trabajo agrícola, trabajo escolar, tareas domésticas y trabajo en el jardín. Si nos tomamos un
descanso del trabajo, podemos estar tan ocupados corriendo a toda prisa en juegos de pelota
o en campos de golf, de manera que no tenemos tiempo para la iglesia, no hay tiempo para
adorar a Dios, no hay tiempo para la oración y para las Escrituras, no hay tiempo para la
comunión con el pueblo de Dios. Nadie, ni siquiera Dios, nos dirá qué hacer
con nuestro tiempo.
El mandamiento del Sabbath es violado quizás más que cualquiera de los Diez
Mandamientos. Pero si violas el día de Dios por deleite, te violas a ti mismo. No puedes
rechazar el patrón de Dios sin ofender a Dios y sin dañarte a ti mismo. Cuando abrazas la vida
con tus propias actividades las 24 horas del día, los siete días de la semana, sufres y tu
relación con Dios sufre. Trabajas y te preocupas, planeas y transpiras a lo largo de cada día,
sin ninguna pausa especial para regocijarte en Dios y refrescar tu alma y tu cuerpo. La vida se
convierte en una carga en lugar de una bendición.
Disfrutando el Día de Dios
Tómate al menos un día de cada siete para relajarte y regocijarte. Si no tienes tiempo,
entonces date tiempo. Si estás demasiado ocupado para Dios, estás demasiado
ocupado. Tómate un tiempo para deleite. Haz tiempo para Dios. No lo hagas porque yo lo
digo. Hazlo porque Dios lo dice. La semana de siete días, con un día separado, es el propio
patrón del Creador, entretejido en el tejido del mundo desde el principio. También se
encuentra en los Diez Mandamientos, literalmente escritos en piedra por Dios mismo.
Una razón por la que Dios apartó este día de deleite fue para disfrutar de su creación. Incluso
el Creador mismo no solo trabajó, trabajó y trabajó. Durante los seis días de la creación, dice
Génesis, Dios hizo una pausa e hizo un inventario repetidamente, y vio que sus logros eran
buenos. Ese también es un patrón para nuestro trabajo: hacerlo bien y disfrutar de un sentido
de logro a medida que lo hacemos. El trabajo es bueno, pero llega un momento para terminar
el trabajo de la semana y detenerse. La Biblia dice: "Y acabó Dios en el día séptimo la obra
que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo". Eso es lo que nuestro Creador
hizo, y eso es lo que nos dice que hagamos.
Dios hizo una gran variedad de cosas deliciosas para su propio disfrute y para el disfrute de su
pueblo. ¿Por qué él debería trabajar para crear tantas cosas buenas si nadie se toma el
tiempo de apreciarlas y disfrutarlas? ¿Y por qué tú deberías trabajar día tras día si nunca te
relajas y saboreas el fruto de tu trabajo? Disfruta de la creación buena de Dios, como lo hizo el
Creador.
Otra razón para el descanso semanal, además de disfrutar de la creación, es disfrutar de la
libertad de la salvación. En Deuteronomio 5:15, después de ordenarles a los israelitas que
guardaran el día de reposo manteniéndolo santo y descansando, Dios dijo: "Acuérdate que
fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo
extendido". Los israelitas habían sido esclavos en Egipto durante muchos años, sin
vacaciones ni un día libre. Entonces Dios los rescató y los liberó de la esclavitud. Pero ¿para
qué rescatarlos si iban a volver a trabajar como esclavos las 24 horas del día, los siete días de
la semana? ¿Por qué rescatarlos si iban a ser esclavizados por sus propios horarios y no por
los egipcios? Dios quería asegurarse de que su pueblo se tomara un día para disfrutar de su
libertad y para recordar quién era quién los había liberado.
Dios también quería asegurarse de que los israelitas no trataran a otras personas como los
habían tratado los egipcios. Parte del propósito de Dios en el mandamiento del Sabbath es
"para que descanse tu siervo y tu sierva como tú". El día de deleite de Dios es un gran
ecualizador. No hay diferencia entre inmigrantes y nativos, no hay diferencia entre jefes y
siervos, nadie da órdenes o sigue órdenes. Solo hay personas igualmente creadas a la
imagen de Dios, igualmente liberadas por la salvación de Dios. Cualesquiera que sean las
diferencias en el estatus social, Dios disolvió esas diferencias por lo menos un día a la
semana y demostró que esas diferencias no contaban para nada ante Dios. El mandamiento
del Sabbath les daba a todos la misma oportunidad de renovarse y de refrescarse a través de
la realidad de que Dios era el Señor de todos por igual. Si las personas realmente se hubieran
tomado en serio este hecho en el día de reposo, eso hubiera transformado la forma en que se
trataban los unos a los otros en los demás días (Isaías 58).
De hecho, incluso los animales debían compartir la bendición del Sabbath. Aunque no son
iguales a los humanos, los animales fueron creados por Dios y están destinados a compartir
los beneficios de la liberación de Dios y de la salvación de la humanidad. Entonces Dios
insistió en que incluso las bestias de trabajo deben tener un día para descansar y tomarse un
"refrigerio" (Éxodo 23:12).
En resumen, Dios instituyó un día especial de bendición para que su pueblo y todas las
criaturas pudieran disfrutar regularmente de los frutos de su creación y de la libertad de su
salvación. Sobre todo, él quería que ellos disfrutaran de él, disfrutaran de tenerlo como su
Dios y de ser apartados como suyos.
El Señor del Sabbath 
Para poder disfrutar plenamente el Día del Señor y honrar a Dios, éste debe ser un día de
celebración y gozo. Ten cuidado de al menos dos asesinos del gozo que pueden arruinar el
Día del Señor.
Un asesino del gozo es estar tan inmerso en las actividades diarias que vemos cualquier
pausa como una interrupción molesta. En el libro de la Biblia de Amós, Dios reprendió a los
mercaderes que no podían esperar a que terminara el Sabbath para poder volver a vender
cosas y ganar dinero. Esas personas veían el Sabbath como nada más que una pérdida de
tiempo que perjudicaba sus ganancias. Su obsesión por el dinero no solo les propició una
actitud equivocada hacia el Día del Señor, sino que también los hizo deshonestos y
dispuestos a engañar a sus clientes (Amós 8:5).
Muchos comerciantes de hoy tienen una actitud similar. De hecho, no solo se quejan del Día
del Señor; lo ignoran por completo y continúan con sus negocios como siempre. Las tiendas
están abiertas los siete días de la semana para aumentar las ganancias. Las fábricas
funcionan todo el día y no se detienen ni siquiera un día por semana. De esa forma, la fábrica
nunca estará inactiva y generará la mayor cantidad de dinero posible. ¿Por qué cerrar todo en
el Día del Señor para que todos puedan ir a la iglesia si lo quieren hacer cuando hay dinero
que ganar? ¿Por qué rendir culto cuando siempre hay más trabajo por hacer? Un empresario
multimillonario dijo una vez que la religión no es un uso eficiente del tiempo.
Si eres dueño o gerente de un negocio y estás lleno del amor de Cristo y del Espíritu de
Cristo, no te conducirás con tus empleados sin piedad. No exigirás todo su tiempo y su
energía. En cambio, respetarás los días que un empleado necesita para la adoración, y
también dejarás espacio para la vida personal y familiar de un empleado. Tal adoración a la
eficiencia es un destructor del gozo. Destruyes la alegría de otras personas y tampoco te
ayudas a ti mismo. Muchas personas que se conducen demasiado duro sin un día para
descansar y rendir culto terminan estresadas, hartas, divorciadas o incluso muertas de un
ataque al corazón. Ver el descanso y la adoración como un obstáculo para los negocios como
siempre--es un desastre para el gozo.
En el otro extremo hay otro destructor del gozo. Mientras algunas personas ignoran por
completo el Día del Señor, otras caen en la trampa opuesta y toman el Sabbath como un fin
en sí mismo. Lo convierten en una pila legal de hacer y no hacer, en lugar de un día de
celebración lleno de gozo. A lo largo de la Biblia, se suponía que un día sagrado era un día de
especial gozo y de fiesta, un día de adoración y de agradecimiento a Dios.
Tal vez cuando piensas en un día sagrado, tiendes a imaginarlo como una ocasión triste,
sombría y solemne en la que se prohíbe la sonrisa. Pero la Biblia muestra que un día sagrado
es un día para disfrutar, un día para celebrar, un día para festejar. En Nehemías 8, la Biblia
relata acerca de un día santo memorable. Después de décadas de exilio en una tierra
extranjera, el pueblo de Dios había regresado a su tierra natal. Habían comenzado a
reconstruir su ciudad y sus vidas espirituales. Pero todavía tenían una persistente sensación
de fracaso y de culpa. Un día, todos se reunieron para una asamblea sagrada. Mientras
escuchaban la lectura y la explicación de la Ley de Dios, todas las personas comenzaron a
llorar. Se dieron cuenta de lo mucho que habían fallado. Pero sus líderes dijeron: "Día santo
es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis". Nehemías dijo: "Id, comed grosuras,
y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo
es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza". Era
apropiado que el pueblo se entristeciera por sus pecados y fallas, pero Dios no quería que se
estancaran en ese punto. Quería que se regocijaran en su perdón y en el nuevo futuro que él
estaba abriendo para ellos. Cuando el pueblo se dio cuenta de eso, dejaron de llorar y
tuvieron una fiesta en su lugar. "Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a obsequiar
porciones, y a gozar de grande alegría, porque habían entendido las palabras que les habían
enseñado" (Nehemías 8:9-12).
Se suponía que un día sagrado era un día de especial alegría y un festín de adoración y de
gratitud a Dios. Cuando Jesús vino, dio cumplimiento al Sabbath y reveló el verdadero espíritu
del día de deleite de Dios. Jesús vino para salvar a los pecadores e iniciar las celebraciones,
no para acumular regulaciones. Jesús dijo: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados, y yo os haré descansar" (Mateo 11:28). Jesús es la fuente del descanso y refrigerio
definitivos, de los cuales el Sabbath era una señal. Jesús les dijo a algunos legalistas: "El día
de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por
tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo" (Marcos 2:27-28).
Debido a que Jesús es el Señor del Sabbath y da cumplimiento al significado del Sabbath, a
los Cristianos no se les exige que guarden todas las regulaciones del Sabbath que eran
dirigidas al pueblo judío en los tiempos del Antiguo Testamento. Los Cristianos con diferentes
interpretaciones del Sabbath no deben juzgarse entre sí. La Biblia dice: "Por tanto, nadie os
juzgue... en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo" (Colosenses 2:16). "Uno
hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente
convencido en su propia mente" (Romanos 14:5).
Un Nuevo Día
Después de que Jesús regresó al cielo y se extendió su evangelio, el Espíritu Santo le mostró
a la iglesia que ciertas ceremonias y días de fiesta ya no necesitaban ser guardados. Estas
cosas habían sido consejos y pistas acerca del descanso eterno de Dios, pero la realidad
completa había venido en Cristo. Algunas cosas de la ley del Antiguo Testamento se volvieron
obsoletas porque Cristo las cumplió. Aun así, el patrón de un día especial de siete no se volvió
obsoleto. Este patrón está arraigado en la primera semana del mundo, cuando Dios terminó
su obra creativa en seis días y descansó el séptimo. Este patrón fue establecido mucho antes
de que Dios le diera a Israel ceremonias y regulaciones específicas. Además, este patrón de
un día de cada siete se encuentra en los Diez Mandamientos, que siguen siendo la
declaración que define la ley moral de Dios. Todos los demás mandamientos entre los Diez
permanecen vigentes y normativos, por lo que sería extraño que este mandamiento en
particular ya no se aplicara.
El mandamiento todavía se aplica, pero el significado se ha enriquecido desde que vino
Jesús. De hecho, el día incluso se ha trasladado a un nuevo día debido a lo que Jesús ha
hecho. El Sabbath del Antiguo Testamento era el séptimo día de la semana, en honor a la
creación original de Dios y también para celebrar su salvación de la esclavitud. Pero con
Jesús vino una mayor salvación y una nueva creación, por lo que también llegó un nuevo día
de celebración: el primer día de la semana en lugar del último, el domingo en lugar del
sábado.
La salvación definitiva y la nueva creación irrumpieron en la vida un domingo por la mañana.
Después de morir en la cruz para pagar por los pecados del mundo, Jesús resucitó de entre
los muertos el primer día de la semana. Antes de que Jesús ascendiera al cielo, se mostró a
sus discípulos y los ayudó a comprender muchas cosas de una manera nueva a la luz de su
resurrección. La iglesia llegó a ver que la resurrección era un evento mayor que incluso la
creación original del mundo, y que ser rescatado del pecado y otorgado la vida eterna era una
salvación mayor que cuando Israel fue rescatado de Egipto. La victoria de Jesús sobre la
muerte convirtió el primer día de la semana en el último día de deleite. Esto fue confirmado por
otro gran evento que también sucedió el primer día de la semana. Siete semanas después de
la resurrección del domingo, el Cristo resucitado y reinante derramó su Espíritu Santo con
tremendo poder en la iglesia. Ese día, Pentecostés, también era domingo.
El cambio de sábado a domingo es evidente en varios puntos de la parte del Nuevo
Testamento de la Biblia. Según el apóstol Juan, los discípulos de Jesús se estaban reuniendo
el primer día de la semana una semana después de la resurrección (Juan 20:19,26). Más
tarde, cuando las personas de otras naciones aprendieron sobre Jesús, ellos también
programaron sus reuniones de adoración para el domingo. Hechos 20:7 dice: "El primer día de
la semana, reunidos los discípulos para partir el pan". Ellos adoraron y celebraron la Cena del
Señor ese domingo, y también escucharon juntos la Palabra de Dios. El domingo también fue
el día en que el pueblo de Dios dio ofrendas. En 1 Corintios 16:2, la Biblia dice: "Cada primer
día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado,
guardándolo". Incluso cuando las circunstancias o la persecución les impedían a los Cristianos
adorar con los demás, todavía guardaban el domingo como el Día del Señor en adoración
personal. Juan, el amigo de Jesús, se encontraba en el exilio en una isla carcelaria cuando
escribió en Apocalipsis 1:10: "Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor".
El cambio al domingo como el día del Señor también es evidente en las declaraciones hechas
por los líderes Cristianos en el siglo después de que se escribió el Nuevo Testamento. Por
ejemplo, Ignacio, uno de los principales líderes Cristianos del siglo II, escribió: "Los Cristianos
han llegado a la posesión de una nueva esperanza, ya no guardan el Sabbath, sino que viven
en la celebración del día del Señor, en la cual también nuestra vida ha surgido nuevamente
por Él y por su muerte." Justino Mártir, otro líder que vivió en el siglo II, describe la adoración
de la iglesia "en el día llamado Domingo".
El Espíritu Santo guio a la iglesia para hacer del domingo su día de adoración. De esta
manera, la iglesia honra al Cristo resucitado como la fuente de salvación y como el Señor de
la nueva creación, y también distingue el nuevo y mejor pacto en Cristo del pacto anterior con
Moisés. En lugar de llamarlo el Sabbath, el nuevo día de deleite de Dios se llama "el día del
Señor", en honor al Señor Jesús.
Mantenlo Santo 
Los Cristianos ahora adoran en un nuevo día debido a Cristo, pero el patrón de uno en siete
sigue incrustado en la forma en la que hemos sido creados, y permanece en los Diez
Mandamientos. Dios apartó un día como santo, y nos ordena que lo mantengamos santo. Dios
bendijo este día para bendecirnos. Cada uno de nosotros necesita un día reservado para
descansar del ajetreo y del bullicio del resto de la semana, un día para regocijarse, refrescarse
y renovarse. También necesitamos un día apartado para que el pueblo de Dios pueda reunirse
en el mismo horario, adorarlo, escuchar su Palabra leer y predicar, orar y traer ofrendas, y
compartir en la Cena del Señor.
Ahora volvámonos personales. ¿Cómo pasas tus domingos? ¿Tomas tiempo para descansar
y disfrutar de la bondad de Dios? ¿O crees que todo se derrumbará si dejas de trabajar por un
momento? ¿Eres el siervo de un Dios misericordioso o el esclavo de un horario
exigente? ¿Haces espacio en tu vida para disfrutar del fruto de la creación y de la libertad de
la salvación? ¿Celebras la bondad de Dios con otras personas en la iglesia cada semana, y
extiendes esto en la oración diaria y personal y en la lectura de la Biblia? Reserva un día
completo cada semana para enfocarte en Dios y descansar en Cristo, y los efectos se
extenderán a todos los demás días y enriquecerás tu relación con el Señor.
Honrar el domingo es una marca de pertenencia a Dios. Descansar el domingo te ayuda a
descansar en Dios todos los días. Dependes de tu Creador, no solo de tus propios esfuerzos,
para suplir tus necesidades. Recibes la salvación a través de la fe en la obra perfecta de
Cristo y no a través de tus propias obras. ¿Así pasa contigo? ¿Has encontrado en Jesús tu
alegría y tu paz, tu deleite y tu seguridad? Él dice: "Ven a mí y te daré descanso". ¿Cómo
estás respondiendo a esa invitación amorosa? Descansa en Cristo y deja que tu fe se renueve
y se refresque de una manera especial cada domingo.
 
Para un estudio posterior:
J. Douma, Los Diez Mandamientos p. 109-160 (P&R Publishing, 1996).
"La Perpetuidad y el Cambio del Sabbath", en La Obra de Jonathan Edwards, Tomo 2, p. 93-
103.
 
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
Loco por los Deportes (Dra. Feddes)
Loco por los Deportes por David Feddes
Él era el hombre más rápido del mundo. Le encantaba correr. Tenía grandes esperanzas de
obtener una medalla de oro. Pero luego descubrió algo que hizo que su corazón se hundiera:
las eliminatorias clasificatorias para los 100 metros estaban programadas para el
domingo. Los 100 metros eran su mejor evento, y había estado esperando los Juegos
Olímpicos durante mucho tiempo, pero Eric Liddell no competiría el domingo. Él amaba a Dios
y honraba el domingo como un día de adoración y de descanso. Sus entrenadores y el
gobierno lo presionaron para que corriera y no asistiera a la iglesia solo esta vez, pero Eric se
negó. Él puso a Dios primero. Mientras los otros velocistas compitieron en las eliminatorias por
los 100 metros, Eric pasó el Día del Señor en la iglesia.
Aun así, Eric no regresó a casa proveniente de los Juegos Olímpicos con las manos
vacías. Se marchó a casa con su integridad y con su relación con Dios. También se fue a casa
con algo más: una medalla de oro y un récord mundial. Eric no corrió en los 100 metros, su
mejor evento y para el cual se entrenó, más en cambio ingresó al de 400 metros y corrió más
rápido de lo que cualquier ser humano lo había hecho antes. Eso fue en los Juegos Olímpicos
de París de 1924. La victoria de Eric más tarde fue el enfoque de la película ganadora del
Oscar Carros de Fuego.
Después de ganar el oro, Eric Liddell entrenó para el ministerio evangélico y se fue a China
como misionero. Allí la situación se volvió muy peligrosa en la década de 1940, pero Eric no
se marcharía. El hombre, el cual tenía la integridad suficiente como para poner la voluntad de
Dios por delante de los deportes también tenía el coraje suficiente para poner la voluntad de
Dios por encima de su propia seguridad. Eric siguió haciendo la obra de Dios en medio de los
chinos. Finalmente, terminó en un campo de prisioneros. Él murió allí de un tumor
cerebral. Tenía solo 43 años.
Ahora esta es la historia de otro atleta que murió de cáncer cerebral a la edad de 43 años. A
diferencia de Eric Liddell, este atleta tenía a los deportes como su dios. Él no se detendría
ante nada para ganar. Jugaba casi todos sus juegos el domingo en su posición como ala
defensiva en la Liga Nacional de Fútbol. Lyle Alzado logró todo lo que había soñado: lideró el
liderato de capturas, fue nombrado Jugador Defensivo del Año y ganó el Super
Bowl. No podría haber hecho estas cosas sin jugar el domingo, y no podría haberlas hecho sin
usar esteroides. Los esteroides lo hicieron más grande, más fuerte y más agresivo en el
campo. Los esteroides eran ilegales, pero los deportes importaban más que la ley. Los
esteroides ponían en peligro su salud, pero los deportes importaban más que su salud. Los
esteroides causaban cambios de humor que arruinaron relaciones, pero los deportes
importaban más que las relaciones. La segunda esposa de Alzado dijo que Lyle a veces la
golpeaba en medio de ataques de ira y que le era imposible vivir con él debido a sus
cambiantes estados de ánimo. Para cuando llegó a los cuarenta años, Lyle Alzado se había
casado cuatro veces. Luego se enfermó de cáncer cerebral y murió a los 43 años, convencido
de que los esteroides lo mataron.
¿Quién tuvo un mejor enfoque, Eric Liddell o Lyle Alzado? ¿Quién era más sabio, el hombre
que puso a Dios primero o el que no se detendría ante nada para ganar? ¿Qué perspectiva es
más típica hoy en día?
Adoradores de Deportes
Algunos atletas ganadores podrían decir que Dios los ayudó a ganar, pero ¿cuántos se niegan
a competir el domingo por reverencia a Dios como lo hizo Eric Liddell? Muchas familias
amantes del deporte afirman amar a Dios, pero cuando hay un choque entre el culto y el
deporte, ¿qué eligen? Cuando los padres se saltan la iglesia para que un niño de diez años no
se pierda una práctica o un juego, no están criando un nuevo Eric Liddell.
Un padre Cristiano dice: "Le dije al entrenador de mi hijo que no iba a jugar los domingos, y
pareció sorprendido. Le dije: 'Actúa como si nadie le hubiese dicho eso antes'. Y él dijo:
'¿Honestamente? No me lo habían dicho.'".
            El escritor Rick Reilly de Deportes Ilustrados dice,
Los deportes casi se han tragado el domingo entero. Todos los deportes profesionales se
juegan el domingo. El gran día en el golf profesional y en el tenis es el domingo. El fútbol
universitario comenzó a jugar juegos de bolos el domingo. [En el baloncesto universitario] La
locura de marzo, los diez juegos de los torneos de la NCAA se jugaron el domingo. Ahora
cada vez más equipos deportivos juveniles juegan el domingo, cuando los campos son más
fáciles de conseguir y los padres están disponibles para conducir.
El director de una asociación de fútbol juvenil dice: "No nos sentimos particularmente bien al
respecto, pero con los apretados horarios de la actualidad, el domingo es el único tiempo que
algunos de nosotros tenemos para hacer estas cosas. Y si vas a viajar a dos estados de
distancia, tampoco tiene sentido no jugar el domingo".
De acuerdo con Rick Reilly, las instituciones religiosas pueden ser tan propensas como
cualquier persona a atiborrar el domingo lleno de deportes. Los equipos de softbol de Notre
Dame juegan más juegos el domingo que en cualquier otro día. En algunas áreas, la YMCA
(que, para no olvidar, por sus siglas en inglés significa Asociación Cristiana de Hombres
Jóvenes) patrocina deportes juveniles el domingo.
Ahora, Rick Reilly ama los deportes. Se gana la vida escribiendo sobre deportes. Ha sido
nombrado ocho veces Escritor de Deportes del Año. Él no es fanático de mantener sagrado el
domingo. Pero incluso Rick Reilly dice: "Siento pena por estos niños que no reciben nada más
que deportes organizados atiborrando sus gargantas las 24 horas, los 7 días de la semana ...
Hasta Dios se tomó un día libre. Los niños podrían llorar de alegría por tener un día libre de
los deportes. Si no lo ocupan en la iglesia, tal vez lo pasarán aprendiéndose los nombres de
sus hermanos otra vez" (Deportes Ilustrados, 26 de abril de 2004).
Muchos de nosotros somos adoradores del deporte. No consideramos el domingo como un
día sagrado; consideramos los deportes como sagrados. Por ejemplo, a principios de este
año, los oficiales de las Grandes Ligas de Béisbol anunciaron un plan para colocar anuncios
en las bases de muchos estadios para una película. Los fanáticos jadearon horrorizados. ¡Qué
comercialismo grosero! ¡Esto violaría la pureza del deporte! La protesta fue tan fuerte que los
oficiales de béisbol dieron marcha atrás, y las bases se mantuvieron blancas y sin
publicidad. En medio del horror de ganar dinero con los anuncios en las bases, ¿alguien se
opuso a que los jugadores profesionales trabajaran para recibir su pago el día de
Dios? ¿Alguien se opuso a vender boletos y cerveza en el día de Dios? ¿Alguien protestó en
contra de acudir en masa a los estadios en lugar de adorar en la iglesia? Aparentemente,
las bases son demasiado sagradas para los anuncios de las películas, pero el Día del Señor
no es demasiado sagrado como para abarrotarlo con deportes comerciales. Esto sería
gracioso si no fuera tan triste.
Diversión y Juegos
Déjame aclarar que me gustan los deportes. No soy un nerd antisocial. Mido un metro noventa
y he jugado mucho baloncesto en mi vida. Me gusta jugar varios juegos con mis hijos. Me
gusta ver los deportes en la televisión de vez en cuando (cuando tengo tiempo). Disfruto de la
diversión y de los juegos tanto como cualquiera.
Los deportes también pueden proporcionar una buena y sana diversión, así como otros
beneficios. Los niños son más sanos haciendo mucho ejercicio que sentándose para volverse
flácidos. Es mejor estar en buena forma que ser adictos a la televisión. Es mejor que pasen su
tiempo libre practicando deportes que gastarlo frente a un televisor, llenando sus mentes de
papilla. Es mejor jugar juegos que salir a la calle en busca de problemas.
Además, la participación en los deportes puede ayudarlos a desarrollar
autodisciplina. Aprenden a administrar el tiempo. Aprenden a entrenar, a esforzarse y a
sacrificarse para alcanzar un objetivo. Uno de los resultados es que, incluso con menos
tiempo libre, los niños que participan en el atletismo a menudo obtienen mejores resultados en
la escuela que aquellos que no practican ningún deporte.
La participación en los deportes también puede fortalecer las relaciones. Puede enseñar
trabajo en equipo y fomentar amistades con compañeros de equipo. Puede hacer que los
niños y los padres se sientan más cerca el uno del otro. El tiempo que pasan juntos
simplemente conduciendo aquí y allá puede brindarles la oportunidad de hablar que no
tendrían de otro modo. Las experiencias compartidas, las alegrías compartidas de la victoria y
las decepciones compartidas de la derrota pueden unir a padres e hijos y hacer que se sientan
más cerca. Los niños disfrutan de la atención de sus padres y los padres aman ver a sus hijos
divertirse y tener un buen desempeño.
Agrega todos estos beneficios, e incluso el crítico más gruñón debe admitir que la
participación en los deportes puede ser buena.
Juegos Peligrosos
Aun así, tenemos que preguntarnos si tenemos demasiado de algo bueno. Un problema
ocurre cuando los padres agresivos presionan a los niños para que se desempeñen
bien. Muchos niños, especialmente los más jóvenes, prefieren jugar y divertirse antes que
tratar de cumplir con las expectativas adultas de los padres y de los entrenadores. Practicar
deportes debería ser una distracción relajante, pero puede convertirse en
una obsesión estresante. Algunos padres locos por los deportes están robándoles su infancia
a los niños. Ya es suficientemente malo cuando los padres les gritan a los árbitros por una
decisión o cuando maltratan a un entrenador por no haberle dado suficiente tiempo de juego a
sus hijos, pero es aún peor cuando los padres regañan a los hijos por tener un juego malo o
los presionan para practicar más y más duro como si el futuro del mundo dependiera del
resultado de un juego para niños.
¿Qué sucede cuando los niños sienten demasiada presión en los deportes? Muchos dejan de
jugar por completo. El 73% abandona su deporte infantil a la edad de 13 años, principalmente
porque no se están divirtiendo. Mientras tanto, muchos de los que siguen jugando acaban
absorbiendo la mentalidad de dureza, del deporte lo es todo y de ganar a cualquier costo, que
proviene de los padres y de los entrenadores. Incluso si se vuelven buenos en los juegos,
pueden estar podridos en sus relaciones y de lo peor en su vida.
También está el problema de que los niños tengan metas poco realistas. Los mejores
atletas son tan publicitados y glamorosos en los medios que muchos niños quieren ser como
ellos. Sin embargo, la probabilidad de que un niño o una niña eventualmente forme parte del
equipo olímpico o tenga una carrera deportiva profesional es mucho menos de uno entre
mil. Algunos niños descuidan las tareas y el estudio para perseguir el sueño de una carrera
deportiva. Cuando eso no funciona, carecen de la habilidad necesaria para tener éxito en
cosas que no involucran deportes.
La obsesión por los deportes hace que muchos recurran a los esteroides. Kelli White fue la
mujer más rápida del mundo, ganando los 100 y los 200 metros en el Campeonato
Mundial. Pero no pudo competir en los Juegos Olímpicos porque era consumidora de
esteroides. Otros atletas de élite también han sido vetados. Aún otros son sospechosos de
usar esteroides ilegales sin ser atrapados. Muchas estrellas de béisbol se encuentran jugando
bajo una nube de sospecha. Y los esteroides no son solo un problema entre los atletas
profesionales o entre los competidores olímpicos. Muchos jóvenes están tan ansiosos por
llegar a la cima que usan esteroides. Ellos mienten, engañan y ponen en peligro su salud
física y emocional sólo para mejorar su rendimiento deportivo. Detrás de todo el escándalo de
los esteroides está la actitud del deporte como un dios y la voluntad de hacer cualquier cosa y
sacrificar cualquier cosa por ese dios.
Pero incluso si los niños que están locos por el deporte se mantienen alejados de los
esteroides, estudian mucho y crecen para ser adultos exitosos, equilibrados y de buen
carácter, el mayor peligro sigue acechando: el peligro de perder lo que más les importa en la
vida. Imaginemos una situación que parece ideal. Eres bueno en cierto deporte. Tus padres
son comprensivos, pero sin ser agresivos ni dominantes. Te vuelves tan bueno en tu deporte
que recibes una beca atlética completa en la universidad de tu elección. Ganas trofeos de
campeonato en la escuela secundaria y en la universidad. Resulta que ganas el oro
olímpico. Actúas como un profesional, ganas millones de dólares y ganas muchos
campeonatos. Y a pesar de todo, logras ser una persona decente y agradable. ¿Eso suena
perfecto? Bueno, incluso si todo esto funcionara bien, algo estaría terriblemente mal si los
deportes alejaran a Dios de tu vida.
La participación en los deportes puede ser más peligrosa no cuando es mala, sino cuando es
buena, lo suficientemente buena como para evitar lo que es mejor. El peligro más común en
los deportes no es el daño emocional de presionar demasiado a los niños, o los esteroides y
otras drogas que mejoran el rendimiento, o los jugadores corruptos y los agentes sucios que
solo se preocupan por el dinero, o los escándalos del juego donde se soborna a los atletas
para cambiar el resultado de juegos. Estas cosas han sido cubiertas en los medios,
y son malas, pero el problema más extendido con los deportes es que un deporte puede
parecer tan emocionante, tan saludable, tan divertido, tan satisfactorio, tan glorioso que se
convierte en el centro de tu vida y es más importante para ti que Dios mismo.
Los deportes pueden arruinar una relación con Dios igual de seguro que el crimen o el alcohol
o la pornografía o algún otro vicio. Algo bueno puede hacerte igual de impío que algo
malo. Algunos padres están tan ocupados corriendo de un juego a otro con sus hijos, incluso
los domingos, que no adoran a Dios en la iglesia. Cada vez más los equipos programan
prácticas y juegos el domingo, e incluso los programan durante la hora del culto. Incluso las
familias que de lo contrario asistirían a la iglesia pueden reorganizar sus domingos para que
se ajusten al horario de los deportes. Los juegos importan más que Dios. El deporte es
supremo; la iglesia es opcional. Y esto no solo afecta los domingos. Durante la semana, más
familias pasan todo su tiempo libre en los deportes. Raras veces comparten una comida juntos
como familia, y nunca tienen tiempo para la oración familiar y para la lectura de la Biblia.
La parte más letal es que todo parece tan sano y tan normal. Incluso cuando hablo de estas
cosas, quizás pienses: "¿Qué le pasa a este tipo? ¿Por qué está tan preocupado por los
deportes?" Cuestionar a los deportes es un poco como cuestionar la maternidad o la tarta de
manzana. ¿Qué pasa con jugar algunos juegos? Si a los niños les gustan las drogas y las
pandillas, hay un problema. Pero si a los niños les gustan los deportes en lugar de las drogas,
si usan un uniforme de un equipo con aspecto sutil en lugar de vestirse como miembro de una
pandilla, ¿cómo podría objetar alguien?
Los Deportes y Satanás
Por extraño que parezca, los deportes pueden destruirte. Cada vez que pones algo que no
sea Dios en el centro de tu vida, estás jugando con fuego. Si los deportes son lo más
importante para ti, te estás enamorando del plan de Satanás. Estás en peligro de dejar atrás a
Dios para siempre y encontrarte en el infierno.
Verás, Satanás tiene solo un objetivo principal para ti: conducirte más y más lejos de Dios. Si
Satanás puede hacer eso convirtiéndote en un borracho o en un criminal vicioso, es feliz de
hacerlo. Pero Satanás es igual de feliz si puede alejarte de Dios al volverte tan loco por los
deportes que no le prestas atención a Dios, ni cultivas una relación con Jesús, ni piensas en tu
destino eterno. Satanás no es más feliz si adoras a un ídolo pagano que si adoras al fútbol o
al hockey. Satanás no es más feliz si los padres vuelven locos a sus hijos a través del abuso
que si los padres enloquecen a sus hijos por el béisbol. Satanás no es más feliz si las
personas de la tercera edad se emborrachan todo el domingo que si juegan golf todo el
domingo. Todo lo que le importa a Satanás es alejarte de Dios, y todo lo que sea necesario
para hacerlo es bueno para él.
De hecho, la trampa deportiva puede ser más efectiva que algunos de los métodos más
sucios de Satanás. Después de todo, las personas que caen en un comportamiento sórdido
pueden sentir que algo está mal y sentirse infelices y quizás incluso orar por la ayuda de
Dios. Pero si estás en la trampa de los deportes, es posible que no veas nada
malo. Piensas que es limpio y saludable tener a los deportes en el centro de tu vida, y no
sientes gran necesidad de poner a Cristo en el centro.
Tu principal problema no es que estás demasiado entusiasmado con los juegos, sino que no
estás lo suficientemente entusiasmado con Dios. No es que te preocupes demasiado por los
deportes, sino que te importa muy poco la salvación. La razón por la que estás ocupando cada
momento libre con los deportes es porque no has encontrado nada mejor para llenar tu
vacío. La razón por la que ganar es tu objetivo definitivo es que no has encontrado una meta
más alta.
A Satanás le gustaría mantenerte así. Satanás quiere que llenes tu tiempo con todo lo que no
sea Dios y que busques cualquier objetivo, excepto convertirte en alguien piadoso y pasar la
eternidad con Dios en el cielo. Pero ahora ya lo sabes. Has escuchado cómo Satanás puede
convertir los deportes de un pasatiempo inocente a algo que puede alejarte de Dios y destruir
tu alma en el infierno. Para vencer el plan de Satanás, no solo admites que has estado
demasiado loco por los deportes; confiesas que te has preocupado demasiado por Dios.
Tratar de encontrar la máxima satisfacción en los deportes es como perseguir el viento. Vivir
sin Jesús en el centro de tu vida puede parecer divertido y satisfactorio por un tiempo, pero en
algún momento, llegas vacío. Los logros atléticos no duran, y cuando se hayan ido, ¿qué te
quedará?
¡Consíguete una Vida!
Si los deportes te importan más que cualquier otra cosa, debes cambiar. ¡Necesitas
conseguirte una vida! Si eres un niño que sueña con ser una estrella, comienza a soñar con
algo más grande. Si eres un padre o una madre que trata de vivir sus sueños a través de los
logros atléticos de sus hijos, establece metas más altas para ti y tu familia. Si eres una
persona de mediana edad que pasa incontables horas tratando de mejorar su golpe de golf,
trabaja en algo que valga la pena. Si eres un seguidor fanático de algún equipo universitario o
profesional y te vuelves loco cuando tu equipo favorito gana y te entristeces cuando tu equipo
favorito pierde, encuentra algo más importante por lo cual emocionarte. Si eres un adicto a los
deportes que permanece pegado a un canal deportivo de televisión viendo un juego tras otro,
incluso cuando apenas sabes quién está jugando, ¡consíguete una vida!
Quiero decir eso literalmente: consíguete una vida. Consíguete una vida que sea alegre
incluso cuando no puedas correr rápido o saltar alto. Consíguete una vida que enriquezca a tu
familia incluso cuando tus hijos no sean atletas estrella. Consíguete una vida que no pueda
echar a perder nada. Obtén vida eterna en Jesucristo. No dejes que nada se interponga entre
tú y el Señor.
La Biblia nunca dice que sea malo jugar juegos o participar en deportes, pero la Biblia sí dice
que es malo anteponer algo por encima de Dios. El deporte vale algo, pero no lo es todo. Los
juegos tienen valor, pero el valor es limitado. La práctica y los entrenamientos pueden mejorar
tu condición física, y eso es bueno, pero la condición física no es tan importante como la
condición espiritual. La Biblia dice: "Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para
poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida
presente, y de la venidera" (1 Timoteo 4:8). Un cuerpo sano es bueno, pero no es tan
importante como una relación sana con Dios.
En cuanto a la emoción de competir y ganar, puede ser divertido mientras dure, pero no dura
para siempre. Finalmente, tus días de juego llegarán a su fin. Cualquier juego que ganes se
convierte en recuerdos desvaídos. Las cintas, los trofeos, las medallas o los anillos de
campeonato que recolectes se convierten en basura en un estante. No tienen un valor
duradero. Como dice la Biblia, los campeones atléticos van a "recibir una corona corruptible",
pero aquellos que persiguen la vida eterna obtienen una corona "incorruptible" (1 Corintios
9:25).
Si quieres vida eterna, cree en Jesús como el mejor regalo de Dios. Galardona a Jesús más
que a nada más. Confía en su sangre para pagar todas las formas en las que has ofendido a
Dios cuando antepusiste otras cosas, incluidos los deportes, en el centro de tu vida. Cuenta
con la perfección de Cristo acreditada a ti como la única forma en la que puedes ser digno de
una corona en el cielo. Confía en el Espíritu Santo de Dios para que viva en ti y mantente en
contacto con el Señor. Entonces, con la energía del Espíritu de Dios, ve tras la piedad y la
vida eterna con un deseo y una determinación aún mayor que un atleta que busca un
campeonato.
La Biblia a veces compara la vida Cristiana con una carrera y nos insta a hacer de Cristo
nuestra meta y avanzar para conocerlo mejor (Filipenses 3:12-14). Esto implica esfuerzo y
entrenamiento. Una vez que has nacido de nuevo mediante la fe en Jesús, tu Espíritu te
mueve a involucrarte en el tipo de entrenamiento que te convertirá en un atleta espiritual
fuerte. Del mismo modo que los atletas necesitan una buena nutrición, tú necesitas la nutrición
de la lectura de la Biblia, de la oración, de la participación de la iglesia y de la participación
regular de la Cena del Señor. Del mismo modo que los atletas abandonan las cosas que
interfieren con sus objetivos, debes renunciar a los pecados e incluso recortar algunas cosas
buenas que pueden mantenerte alejado de las mejores cosas. Del mismo modo que los
atletas necesitan practicar una y otra vez para hacer las cosas bien, es necesario que
practiques obedecer a Dios y ayudar a los demás hasta que la santidad se convierta en un
hábito. "Ejercítate para la piedad", dice la Biblia (1 Timoteo 4:7). Los atletas se entrenan para
"recibir una corona corruptible", pero los seguidores de Jesús lo hacen para obtener una
corona "incorruptible" (1 Corintios 9:25).
 
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
Santidad (por J.C. Ryle)
Santidad: Su Naturaleza, Obstáculos, Dificultades y Raíces
Por J.C.Ryle

III.
SANTIDAD
"La santidad, sin la cual nadie verá al Señor."--Hebreos 12:14
El texto que encabeza esta página abre un tema de profunda importancia. Ese tema es la
santidad práctica. Sugiere una pregunta que exige la atención de todos los que profesan ser
Cristianos--¿Somos santos? ¿Veremos al Señor?
Esa pregunta nunca puede estar fuera de temporada. El sabio nos dice que hay "tiempo de
llorar, y tiempo de reír; tiempo de callar, y tiempo de hablar" (Eclesiastés 3:4, 7), pero no hay
tiempo, no, ni un día, en el que un hombre no deba ser santo. ¿Lo somos?
Esa pregunta concierne a todos los rangos y condiciones de los hombres. Algunos son ricos y
otros son pobres, algunos eruditos y otros indoctos, algunos amos y algunos siervos; pero no
hay rango o condición en la vida en la cual un hombre no deba ser santo. ¿Lo somos?
Pido ser escuchado hoy sobre esta pregunta. ¿Cómo se encuentra el relato entre nuestras
almas y Dios? En este mundo apresurado y bullicioso, detengámonos por unos minutos y
consideremos el asunto de la santidad. Creo que podría haber elegido un tema más popular y
agradable. Estoy seguro de que podría haber encontrado uno más fácil de tratar. Pero siento
profundamente que no podría haber elegido un tema más estacional y más rentable para
nuestras almas. Es algo solemne escuchar la Palabra de Dios que dice: "la santidad, sin la
cual nadie verá al Señor" (Hebreos 12:14)
Intentaré, con la ayuda de Dios, examinar qué es la verdadera santidad y la razón por la cual
es tan necesaria. En conclusión, trataré de señalar la única forma en que se puede alcanzar la
santidad. Ya en el segundo artículo de este volumen, he abordado este tema desde un punto
de vista doctrinal. Permítanme intentar presentárselo a mis lectores desde un punto de vista
más simple y práctico.
I. Primero, entonces, permítanme mostrar qué es la verdadera santidad práctica--qué tipo de
personas son aquellas a quienes Dios llama santas.
Un hombre puede recorrer grandes distancias y, sin embargo, nunca alcanzar la verdadera
santidad. No se trata de conocimiento--Balaam tenía eso: ni de una gran profesión--Judas
Iscariote tenía eso: ni de hacer muchas cosas--Herodes tenía eso--ni de un celo por ciertas
cuestiones de la religión--Jehú tenía eso: ni de la moralidad y de la respetabilidad externa de
la conducta--el joven gobernante tenía eso--ni de complacerse en escuchar a los
predicadores; los judíos de la época de Ezequiel lo tenían--ni de estar acompañados de gente
piadosa; Joab, Giezí y Demas tenían eso. ¡Sin embargo, ninguno de ellos era santo! Estas
cosas solas no son santidad. Un hombre puede contar con cualquiera de ellas y, sin embargo,
nunca ver al Señor.
¿Qué es la verdadera santidad práctica? Es una pregunta difícil de responder. No quiero decir
que haya falta de material bíblico sobre el tema. Pero me temo que no debería dar una visión
defectuosa sobre la santidad, y no decir todo lo que debería decirse; o temo decir cosas que
no deberían decirse, y también dañar. Permítanme, sin embargo, tratar de hacer una
representación de la santidad, para que podamos verla claramente ante los ojos de nuestras
mentes. Solo que nunca hay que olvidar, cuando ya lo haya dicho todo, que mi relato no es
más que un perfil imperfecto y pobre.
(a) La santidad es el hábito de tener una sola mente con Dios, de acuerdo con lo que
encontramos en Su mente descrita en las Escrituras. Es el hábito de estar de acuerdo en el
juicio de Dios--odiando lo que Él odia--amando lo que Él ama--y midiendo todo en este mundo
según el estándar de Su Palabra. Aquel que se encuentra más enteramente de acuerdo con
Dios, es el hombre más santo.
(b) Un hombre santo se esforzará por evitar cada pecado conocido y por guardar todos los
mandamientos conocidos. Él tendrá una decidida inclinación de mente hacia Dios, un deseo
sincero de hacer su voluntad: un mayor temor de desagradarlo que de desagradar al mundo, y
un amor hacia todos Sus caminos. Sentirá lo que Pablo sintió cuando dijo: "Porque según el
hombre interior, me deleito en la ley de Dios" (Romanos 7:22), y lo que David sintió cuando
dijo: "Por eso estimé rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas, y aborrecí todo
camino de mentira" (Salmos 119:128).
(c) Un hombre santo se esforzará por ser como nuestro Señor Jesucristo. No solo vivirá la vida
de fe en Él, y extraerá de Él toda su paz y fuerza diarias, sino que también se esforzará por
tener la mente que estaba en Él y por ser "conforme a su imagen" (Rom. 8:29) Su objetivo
será soportar y perdonar a los demás, así como Cristo nos perdonó, ser generoso, así como
Cristo no se complació a Sí mismo--caminar en amor, como Cristo nos amó--ser amigable y
humilde, así como Cristo no se hizo merecedor de ninguna reputación y se humilló a sí mismo.
Él recordará que Cristo fue un testigo fiel de la verdad--que no vino a hacer su propia
voluntad--que hacer la voluntad de su Padre fue su comida y su bebida--que continuamente
se negaría a sí mismo para ministrar a otros--que era manso y paciente bajo insultos
inmerecidos--que pensaba más en los pobres piadosos que en los reyes--que estaba lleno de
amor y de compasión para los pecadores--que era valiente e intransigente al denunciar el
pecado--que no buscó la alabanza de los hombres, cuando pudo haberla tenido--que anduvo
haciendo el bien--que estaba separado de la gente mundana--que se mantuvo apremiante en
oración--que no dejaría que ni siquiera sus parientes más cercanos se interpusieran en su
camino cuando fuera hecha la obra de Dios. Un hombre santo tratará de recordar estas
cosas. Él se esforzará por darle forma a su curso de la vida por ellas. El pondrá en su corazón
el dicho de Juan: "El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo" (1 Juan 2:6),
y el dicho de Pedro, acerca de que "Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para
que sigáis sus pisadas" (1 Pedro 2:21) ¡Es Feliz aquel que ha aprendido a hacer de Cristo su
"todo", tanto para salvación como para ejemplo! Mucho tiempo sería ahorrado, y mucho
pecado sería prevenido, si los hombres se preguntaran con frecuencia a sí mismos: "¿Qué
hubiera dicho y hecho Cristo si estuviera en mi lugar?".
(d) Un hombre santo irá detrás de la mansedumbre, de la tolerancia, de la gentileza, de la
paciencia, de los buenos modales, del dominio de su lengua. Él soportará mucho, se
abstendrá de mucho, pasará por alto mucho y será lento para hablar de defender sus
derechos. Vemos un ejemplo brillante de esto en el comportamiento de David cuando Simei lo
maldijo, y de Moisés cuando Aarón y Miriam hablaron en contra de él. (2 Sam. 16:10; Núm.
12:3).
(e) Un hombre santo irá detrás de la templanza y de la abnegación. Trabajará para mortificar
los deseos de su cuerpo--para crucificar su carne con sus afectos y concupiscencias--para
refrenar sus pasiones--para refrenar sus inclinaciones carnales, no sea que se desaten en
cualquier momento. Oh, qué palabra es aquella del Señor Jesús a los Apóstoles: "Mirad
también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y
embriaguez y de los afanes de esta vida" (Lucas 21:34); y la del apóstol Pablo, "golpeo mi
cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo
venga a ser eliminado" (1 Cor. 9:27)
(f) Un hombre santo irá detrás de la caridad y de la bondad fraternal. Se esforzará por guardar
la regla de oro de hacer lo que le gustaría que los hombres le hicieran, y hablar como quisiera
que los hombres le hablaran. Él estará lleno de afecto hacia sus hermanos, hacia sus cuerpos,
hacia sus propiedades, hacia sus personajes, hacia sus sentimientos, hacia sus almas. "El
que ama al prójimo", dice Pablo, "ha cumplido la ley" (Romanos 13:8) Aborrecerá todas las
mentiras, calumnias, murmuraciones, trampas, deshonestidad y tratos injustos, incluso en las
cosas menores. El siclo y el codo del santuario eran más grandes que los de uso común. Él se
esforzará por adornar su religión con todo su comportamiento exterior, y hacerlo adorable y
hermoso ante los ojos de todos aquellos que lo rodean. ¡Ay, qué palabras condenatorias son
las del capítulo 13 de 1 Corintios y el Sermón del Monte, cuando se colocan junto a la
conducta de muchos Cristianos profesantes!
(g) Un hombre santo irá detrás de un espíritu de misericordia y de benevolencia hacia los
demás. Él no se quedará todo el día ocioso. Él no se contentará con no hacer daño: tratará de
hacer el bien. Se esforzará por ser útil en su época y en su generación, y por reducir las
necesidades espirituales y la miseria a su alrededor, en la medida de lo posible. Tal como lo
era Dorcas, quien "abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía"--no solo tenía el
propósito y hablaba de ello, sino que lo hacía. Así era Pablo: "Con el mayor placer gastaré lo
mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas", dice, "aunque
amándoos más, sea amado menos" (Hechos 9:36; 2 Corintios 12:15).
(h) Un hombre santo irá detrás de la pureza de corazón. Temerá toda inmundicia e impureza
de espíritu, y tratará de evitar todas las cosas que lo atraigan hacia ello. Él sabe que su propio
corazón es como yesca, y se mantendrá diligentemente alejado de las chispas de la
tentación. ¿Quién se atreverá a hablar de fuerza cuando David puede caer? Hay muchos
indicios que se pueden deducir de la ley ceremonial. Bajo ella, el hombre que tocaba solo un
hueso, o un cadáver, o una tumba, o a una persona enferma, se volvía inmunda ante los ojos
de Dios. Y estas cosas eran emblemas y figuras. Pocos Cristianos son demasiado vigilantes y
demasiado particulares acerca de este punto.
(i) Un hombre santo irá detrás del temor de Dios. No me refiero al miedo de un esclavo, quien
solo trabaja porque le teme al castigo, y que estaría inactivo si no temiera ser descubierto. Me
refiero más bien al miedo de un niño, quien desea vivir y moverse como si siempre estuviera
enfrente del rostro de su padre, porque lo ama. ¡Qué noble ejemplo nos da Nehemías sobre
esto! Cuando se convirtió en Gobernador de Jerusalén, pudo haber sido imputable ante los
judíos y haberles exigido dinero por su apoyo. Los ex gobernadores lo habían hecho. No
había nadie que lo culpara si lo hubiera hecho. Pero él dice: "Yo no hice así, a causa del temor
de Dios" (Nehemías 5:15).
(j) Un hombre santo irá detrás de la humildad. Él deseará, con humildad de mente, estimar a
todos los demás mejores que él. Él verá más maldad en su propio corazón que en cualquier
otro en el mundo. Él comprenderá algo de la sensación de Abraham, cuando dice: "Soy polvo
y ceniza";--y la de Jacob, cuando dice: "menor soy que todas las misericordias";--y la de Job,
cuando dice: "Soy vil"; y la de Pablo, cuando dice: "A los pecadores, de los cuales yo soy el
primero". Bradford el Santo, ese fiel mártir de Cristo, a veces terminaba sus cartas con estas
palabras: "Un pecador muy miserable, John Bradford." Las últimas palabras del señor
Grimshaw cuando yacía en su lecho de muerte, fueron estas: "Aquí va un siervo inútil".
(k) Un hombre santo irá detrás de la fidelidad en todos los deberes y relaciones de la vida. Él
intentará no solo ocupar su lugar al igual que otros que no piensan en sus almas, sino incluso
mejor, porque tiene motivos más elevados y más ayuda que ellos. Esas palabras de Pablo
nunca deberían ser olvidadas, "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el
Señor", "En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor"
(Col. 3:23; Rom. 12:11) Las personas santas deben aspirar a hacer todo bien, y deberían
avergonzarse de permitirse hacer cualquier cosa de mala manera si pueden evitarlo. Al igual
que Daniel, ellos deberían tratar de no dar "ocasión" contra sí mismos, excepto "en relación
con la ley de su Dios" (Daniel 6:5) Ellos deben esforzarse por ser buenos esposos y buenas
esposas, buenos padres y buenos hijos, buenos maestros y buenos servidores, buenos
vecinos, buenos amigos, buenos sujetos, buenos en privado y buenos en público, buenos en
el lugar de trabajo y buenos en sus hogares. De hecho, la santidad vale poco si no tiene este
tipo de fruto. El Señor Jesús le hace una pregunta inquisitiva a su pueblo cuando dice: "¿Qué
hacéis de más?" (Mateo 5:47).
(l) Por último, pero no menos importante, un hombre santo irá detrás de la mente espiritual. Se
esforzará por establecer completamente su afecto en las cosas de arriba, y mantener las
cosas de la tierra con una mano muy floja. Él no descuidará el negocio de la vida que es
ahora; pero el primer lugar en su mente y en sus pensamientos le será otorgado a la vida
venidera. Aspirará a vivir como aquel cuyo tesoro está en el cielo, y pasará por este mundo
como un extraño y un peregrino que viaja hacia su hogar. Los principales disfrutes del hombre
santo serán estar en comunión con Dios en la oración, en la Biblia y en la congregación de su
pueblo. Él valorará todo lugar y compañía, en la medida en que lo acerque más a Dios. Él
entrará en algo de la sensación de David, cuando dice: "Está mi alma apegada a ti". "Mi
porción es Jehová" (Salmos 63:8; 119:57)
Tal es el bosquejo de santidad que me atrevo a esbozar. Tal es el carácter que siguen
aquellos que son llamados "santos". Tales son las características principales de un hombre
santo.
Pero aquí déjame decirte, confío en que ningún hombre me malinterpretará. No carezco del
temor de que mi significado sea erróneo, y de que la descripción que he dado de la santidad
desalentará una tierna conciencia. No estaría dispuesto a entristecer un corazón justo, ni a
lanzar una piedra de tropiezo al camino de ningún creyente.
No digo por un momento que la santidad excluya la presencia del pecado que mora en
nosotros. No: lejos de eso. La miseria más grande de un hombre santo es que lleva consigo
un "cuerpo de muerte"--que a menudo cuando hace el bien "el mal está en él"; que el viejo
hombre está obstruyendo todos sus movimientos y, por así decirlo, tratando de arrastrarlo
hacia atrás a cada paso que da. (Romanos 7:21) Pero la excelencia de un hombre santo es el
hecho de que no está en paz con el pecado interior, como lo están otros. Él lo odia, llora por
ello y anhela liberarse de su compañía. La obra de santificación en él es como el muro de
Jerusalén—la edificación avanza incluso "en tiempos angustiosos" (Daniel 9:25).
Tampoco digo que la santidad llegue a la madurez y a la perfección de una sola vez, o que
estas gracias que de las que he hablado se encuentren en plena prosperidad y vigor antes de
poder llamar santo a un hombre. No: lejos de eso. La santificación siempre es un trabajo
progresivo. Las gracias de algunos hombres están en la hierba, algunas en la espiga, y
algunas son como el grano lleno en la espiga. Todos deben tener un comienzo. Nunca
debemos despreciar "el día de las pequeñeces". Y la santificación en el mejor de los casos es
una obra imperfecta. La historia de los santos más brillantes que hayan existido contendrá
muchos "pero" y "sin embargo" y "a pesar de" antes de llegar al final. El oro nunca estará sin
escoria: la luz nunca resplandecerá sin algunas nubes, hasta que lleguemos a la Jerusalén
celestial. El sol mismo tiene manchas en la cara. Los hombres más santos tienen muchas
imperfecciones y defectos cuando son pesados en la balanza del santuario. Su vida es una
guerra continua contra el pecado, contra el mundo y contra el diablo; y a veces no los verás
venciendo, sino superar. La carne siempre tiene deseos en contra del espíritu, y el espíritu en
contra de la carne, y "todos ofendemos muchas veces" (Gálatas 5:17; Santiago 3:2).
Pero aun así, a pesar de todo, estoy seguro de que tener el carácter que he dibujado
débilmente es el deseo y la oración del corazón de todos los verdaderos Cristianos. Ellos
prosiguen hacia él, si no lo alcanzan. Puede que no lo consigan, pero siempre lo intentan. Es
por lo que luchan y por lo que trabajan, si es que no lo son.
Y digo esto con valentía y confianza, que la verdadera santidad es una gran realidad. En un
hombre es algo que puede ser visto, conocido, señalado, y percibido por todos a su
alrededor. Es luz: si existe, se mostrará. Es sal: si existe, se percibirá su sabor. Es un
ungüento precioso: si existe, su presencia no se puede ocultar.
Estoy seguro de que todos deberíamos estar preparados para dar cabida a muchos
retrocesos, debido a muchas faltas ocasionales en los Cristianos profesantes. Sé que un
camino puede conducir de un punto a otro y, sin embargo, tener muchos giros y curvas; y que
un hombre puede ser verdaderamente santo y, sin embargo, ser arrastrado por un
padecimiento. El oro no es menos oro porque es mezclado con aleación, ni la luz es menos
luminosa por ser débil y tenue, ni la gracia es menos gracia por ser joven y débil. Pero
después de cada concesión, no puedo ver cómo un hombre merezca ser llamado "santo", el
cual voluntariamente se permite a sí mismo el pecado, y no se siente humillado y avergonzado
por él. No me atrevo a llamar "santo" a nadie que tenga el hábito de descuidar voluntariamente
los deberes conocidos, y hacer voluntariamente lo que sabe que Dios le ha ordenado que no
haga. Bien dice Owen: "No entiendo cómo es que puede ser un verdadero creyente un
hombre para quien el pecado no es la carga, el dolor y el problema más grande".
Tales son las principales características de la santidad práctica. Examinémonos a nosotros
mismos y veamos si estamos familiarizados con él. Probémonos a nosotros mismos.
II. Permítanme intentar, a continuación, mostrar algunas razones por las cuales la santidad
práctica es tan importante.
¿La santidad puede salvarnos? ¿La santidad puede quitar el pecado, cubrir las iniquidades,
satisfacer las transgresiones y pagar nuestra deuda con Dios? No, ni un poco. Dios impida
que alguno lo diga. La santidad no puede hacer ninguna de estas cosas. Todos los santos
más brillantes son "siervos inútiles". Nuestras obras más puras no son mejores que trapos de
inmundicia cuando son juzgadas a la luz de la santa ley de Dios. La túnica blanca que Jesús
ofrece y la fe puesta, debe ser nuestra única justicia--el nombre de Cristo nuestra única
confianza--el libro de la vida del Cordero nuestro único título hacia el cielo. Con toda nuestra
santidad no somos mejores que los pecadores. Nuestras mejores cualidades se encuentran
manchadas y contaminadas de imperfección. Todas están más o menos incompletas,
equivocadas en motivo o defectuosas en ejecución. Por las obras de la ley jamás ningún hijo
de Adán será justificado. "Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8, 9).
¿Entonces por qué la santidad es tan importante? ¿Por qué dice el Apóstol: "Sin la cual nadie
verá al Señor"? Permítanme comenzar con algunas razones.
(a) Por un lado, debemos ser santos, porque la voz de Dios en las Escrituras lo ordena
claramente. El Señor Jesús le dice a su pueblo: "Si vuestra justicia no fuere mayor que la de
los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos" (Mateo 5:20). "Sed, pues,
vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto" (Mateo 5:48).
Pablo les dice a los Tesalonicenses: "La voluntad de Dios es vuestra santificación" (1 Tes. 4:3)
Y Pedro dice: "Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda
vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo" (1 Pedro 1:15,
16.) "En esto", dice Leighton, "la ley y el Evangelio concuerdan".
(b) Debemos ser santos, porque este es un gran fin y propósito por el cual Cristo vino al
mundo. Pablo escribe a los Corintios: "Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan
para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos" (2 Corintios 5:15) y a los Efesios "Cristo
amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado"
(Efesios 5:25, 26) Y a Tito, "quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda
iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras" (Tito 2:14). En
resumen, hablar de hombres que se salvan de la culpa del pecado, sin ser al mismo tiempo
salvados del dominio de sus corazones, es contradecir el testimonio de toda la Escritura. ¿Se
dice que los creyentes son elegidos?--esto es "según la presciencia de Dios Padre en
santificación del Espíritu". ¿Están predestinados?--esto es "para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo". ¿Son elegidos?--esto es "para que sean santos." ¿Son
llamados?--esto es "con llamamiento santo" ¿Son afligidos?--esto es para que ellos pueden
ser "participantes de su santidad". Jesús es un completo Salvador. Él no solo quita la culpa del
pecado de un creyente, sino que hace más--Rompe su poder, (1 Pedro 1:2; Romanos 8:29;
Efesios 1:4; Hebreos 12:10).
(c) Debemos ser santos, porque esta es la única prueba sólida de que tenemos una fe
salvadora en nuestro Señor Jesucristo. El Doceavo Artículo de nuestra Iglesia dice
verdaderamente, que "Aunque las buenas obras no pueden quitar nuestros pecados, y
soportar la severidad del juicio de Dios, no obstante, son agradables y aceptables para Dios
en Cristo, y surgen necesariamente de una fe verdadera y viva a tal punto que por medio de
ellas una fe viva puede ser tan evidentemente conocida como un árbol conocido por sus
frutos". Santiago nos advierte que existe una fe muerta, una fe que no va más allá de la
profesión de labios, y que no tiene influencia en el carácter de un hombre. (Santiago 2:17) La
verdadera fe salvadora es algo muy diferente. La fe verdadera siempre se mostrará por sus
frutos: santificará, funcionará por amor, superará el mundo purificará el corazón. Sé que a las
personas les gusta hablar de las evidencias de las últimas horas antes de la muerte. Se
apoyarán en palabras pronunciadas en las horas de temor, dolor y debilidad, como si pudieran
ser consoladas en ellas en relación a los amigos que pierden. Pero me temo que en noventa y
nueve casos de cada cien, las ideologías no son de fiar. Sospecho que, con raras
excepciones, los hombres mueren tal como han vivido. La única evidencia segura de que
somos uno con Cristo y Cristo en nosotros, es una vida santa. Aquellos que viven para el
Señor generalmente son las únicas personas que mueren en el Señor. Si moriremos en la
muerte de los justos, no descansemos solo en los deseos perezosos; busquemos vivir Su
vida. Esto es un verdadero dicho de Traill: "El estado de ese hombre no es nada, y su fe es
poco sólida, ya que sus esperanzas de gloria no son purificadoras para su corazón y para su
vida".
(d) Debemos ser santos, porque esta es la única prueba de que amamos al Señor Jesucristo
con sinceridad. Este es un punto sobre el cual Él ha hablado con mayor claridad, en los
capítulos catorce y quince de Juan. "Si me amáis, guardad mis mandamientos"--"El que tiene
mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama"--"El que me ama, mi palabra
guardará"--"Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando" (Juan 14:15, 21, 23;
15:14). Sería difícil encontrar palabras más simples que estas, ¡y ay de aquellos que las
descuidan! Seguramente ese hombre debe estar en un estado insalubre del alma, como para
pensar en todo lo que Jesús sufrió, y aun así aferrarse a los pecados por los cuales sufrió
dicha angustia. Fue el pecado el que tejió la corona de espinas; fue el pecado el que atravesó
las manos, los pies, y el costado del Señor--fue el pecado el que lo trajo a Getsemaní y al
Calvario, a la cruz y a la tumba. Nuestros corazones deben estar fríos si no odiamos el pecado
y trabajamos para deshacernos de él, aunque es posible que tengamos que cortarnos la mano
derecha y arrancarnos el ojo derecho para hacerlo.
(e) Debemos ser santos, porque esta es la única prueba sólida de que somos verdaderos hijos
de Dios. Los hijos de este mundo generalmente son como sus padres. Algunos, sin duda, lo
son más y otros menos--pero es muy raro que no haya un indicio de un parecido familiar. Y es
casi lo mismo con los hijos de Dios. El Señor Jesús dice: "Si fueseis hijos de Abraham, las
obras de Abraham haríais". "Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais" (Juan
8:39, 42). Si los hombres no tienen semejanza con el Padre celestial, es vano hablar de que
sean sus "hijos". Si no sabemos nada acerca de la santidad, podemos halagarnos a nosotros
mismos según nos plazca, pero no tenemos al Espíritu Santo morando en nosotros: estamos
muertos, y debemos ser llevados a la vida nuevamente--estamos perdidos, y debemos ser
hallados. "Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios"
(Romanos 8:14). Debemos mostrar, a través de nuestras vidas, la familia a la que
pertenecemos. Debemos dejar que los hombres vean, a través de nuestra buena
conversación, que de verdad somos hijos del Santo, o que nuestra condición de hijos es más
que un nombre vacío. "No digas". dice Gurnall, "que tienes sangre real en tus venas, y arte
nacido de Dios, excepto si puedes probar tu pedigrí atreviéndote a ser santo".
(f) Debemos ser santos, porque esta es la forma más probable de hacer el bien para con los
demás. No podemos vivir para nosotros mismos solo en este mundo. Nuestras vidas siempre
estarán ya sea haciendo el bien o dañarán a aquellos que las ven. Éstas son un sermón
silencioso que todos pueden leer. Realmente es triste cuando éstas son un sermón para la
causa del diablo, y no para la de Dios. Creo que se hace mucho más por el reino de Cristo a
través de la vida santa de los creyentes de lo que estamos conscientes. Hay una realidad
sobre tal vida que hace a los hombres sentir, y los obliga a pensar. Tiene un peso y una
influencia con ella, la cual nada más puede dar. Hace hermosa la religión y atrae a los
hombres a considerarla, como un faro visto desde lejos. El día del juicio demostrará que
muchos esposos han sido ganados "sin la palabra" por medio de una vida santa, (1 Pedro
3:1). Puedes hablar con personas sobre las doctrinas de los Evangelios, y pocos escucharán y
aún menos entenderán. Pero tu vida es un argumento del que nadie puede escapar. Hay un
significado acerca de la santidad que ni siquiera los más desaprendidos pueden ayudar a
captar. Pueden no entender la justificación, pero pueden entender la caridad. Creo que hay
mucho más daño hecho por Cristianos impíos e inconsistentes de lo que nos damos cuenta.
Tales hombres están entre los mejores aliados de Satanás. Derriban con sus vidas lo que los
ministros construyen con sus labios. Hacen que las ruedas del carro del Evangelio giren
pesadamente. Proveen a los hijos de este mundo con una excusa interminable para
permanecer como están.--"No puedo ver el beneficio de tanta religión", dijo un comerciante no
religioso no hace mucho tiempo; "Observo que algunos de mis clientes siempre hablan sobre
el Evangelio, sobre la fe, sobre la elección, sobre las benditas promesas, etc., y sin embargo,
estas personas no piensan nada sobre engañarme con peniques y medios peniques, cuando
tienen una oportunidad. Ahora, si las personas religiosas pueden hacer tales cosas, no veo
qué hay de bueno en la religión"--Me duele tener que escribir tales cosas, pero me temo que
el nombre de Cristo frecuencia es blasfemado con demasiada debido a las vidas de los
Cristianos. Tengamos cuidado de que no nos sea demandada de nuestras manos la sangre
de las almas. Del asesinato de las almas por incoherencia y por un andar ligero, buen Señor,
¡líbranos! Oh, por el bien de los demás, si no por otra razón, ¡Procuremos ser santos!
(g) Debemos ser santos, porque nuestro bienestar actual depende mucho de ello. No
podemos ser recordados acerca de esto con demasiada frecuencia. Por desgracia, podemos
olvidar que existe una conexión estrecha entre el pecado y la tristeza, entre la santidad y la
felicidad, entre la santificación y el consuelo. Dios ha ordenado con tanta sabiduría, que
nuestro bienestar y nuestro hacer el bien están unidos. Él ha provisto misericordiosamente
que aun en este mundo, será interés del hombre ser santo. Nuestra justificación no es por
obras, nuestro llamado y nuestra elección no están de acuerdo con nuestras obras, pero es
vano para cualquiera suponer que tendrá un sentido vivo de su justificación, o una garantía de
su vocación, siempre que descuide las buenas obras, o no se esfuerce por vivir una vida
santa. "Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos"--"Y
en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones" (1 Juan
2:3, 3:19) El creyente puede esperar sentir los rayos del sol en un día oscuro y nublado, así
como sentir un fuerte consuelo en Cristo mientras no lo sigue completamente. Cuando los
discípulos abandonaron al Señor y huyeron, escaparon del peligro, pero se sentían tristes y
miserables. Cuando, poco después, lo confesaron valientemente delante de los hombres,
fueron encarcelados y golpeados; pero se nos ha dicho que "salieron de la presencia del
concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre"
(Hechos 5:41) ¡Oh, por nuestro propio bien, si no hubiera otra razón, esforcémonos por ser
santos! Aquel que sigue a Jesús con una mayor plenitud, siempre lo seguirá con una mayor
comodidad.
(h) Finalmente, debemos ser santos, porque sin santidad en la tierra nunca estaremos
preparados para disfrutar el cielo. El cielo es un lugar sagrado. El Señor del cielo es un Ser
santo. Los ángeles son criaturas sagradas. La santidad está escrita en todo lo que está en el
cielo. El libro de Apocalipsis dice expresamente: "No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o
que hace abominación y mentira" (Apocalipsis 21:27)
Apelo solemnemente a todos aquellos que lean estas páginas: ¿Cómo podremos estar en
casa y ser felices en el cielo si morimos sin santidad? La muerte no funciona. La tumba no
hace ninguna alteración. Cada uno se levantará nuevamente en el mismo personaje con el
que exhaló su último aliento. ¿Dónde estará nuestro lugar si ahora somos ajenos a la
santidad?
Supongamos por un momento que se te permite entrar al cielo sin santidad. ¿Qué
harías? ¿Qué posible disfrute podrías sentir allí? ¿A cuál de todos los santos te unirías, y de
qué lado te sentarías? Sus placeres no son tus placeres, sus gustos, no tus gustos, su
carácter, no es tu carácter. ¿Cómo podrías ser feliz si no hubieras sido santo en la tierra?
Ahora tal vez amas la compañía del ligero y del despreocupado, de el de mente mundana y
del codicioso, del juerguista y del buscador de placer, del impío y del profano. No habrá
ninguno tal en el cielo.
Ahora quizás pienses que los santos de Dios son muy estrictos, particulares y serios. Prefieres
evitarlos. No disfrutas de su sociedad. No habrá otra compañía en el cielo.
Ahora quizás pienses que orar, leer las Escrituras, y cantar himnos, es una obra aburrida,
melancólica y estúpida, algo que se tolera de vez en cuando, pero que no se
disfruta. Consideras que el Sabbath es una carga y un cansancio; no podrías gastar más que
una pequeña parte en adorar a Dios. Pero recuerda, el cielo es un día de reposo sin fin. Sus
habitantes no descansan ni de día ni de noche, diciendo: "Santo, santo, santo, Señor Dios
Todopoderoso" y cantando la alabanza al Cordero. ¿Cómo podría un hombre impío encontrar
placer en una ocupación como esta?
¿Crees que alguien así se deleitaría por conocer a David, a Pablo y a Juan, después de una
vida dedicada a hacer las mismas cosas contra las que ellos hablaron? ¿Tomaría consejos
dulces con ellos y se daría cuenta de que él y ellos tenían mucho en común? --¿Piensas,
sobre todo, que se regocijaría al encontrarse cara a cara con Jesús, el Crucificado, después
de adherirse a los pecados por los cuales Él murió, después de amar a Sus enemigos y
despreciar a Sus amigos? ¿Se pararía ante Él con confianza y se uniría al clamor: "He aquí,
éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará"? (Isaías 25:9) ¡Antes Piensa bien que
la lengua de un hombre impío se adheriría al paladar con vergüenza, y que su único deseo
sería ser expulsado¡ Se sentiría como un extraño en una tierra que no conocía, una oveja
negra en medio del rebaño santo de Cristo. La voz de Querubines y Serafines, la canción de
Ángeles y Arcángeles y toda la compañía del cielo, sería un lenguaje que él no podría
entender. El mismo aire parecería un aire que no podría respirar. No sé lo que otros puedan
pensar, pero a mí me parece claro que el cielo sería un lugar miserable para un hombre impío.
No puede ser de otra manera. La gente puede decir de forma vaga que "esperan ir al cielo",
pero no consideran lo que dicen. Debe haber una cierta participación "de la herencia de los
santos en luz". Nuestros corazones deben estar un tanto en sintonía. Para llegar a la fiesta de
la gloria, debemos pasar por la escuela de entrenamiento de la gracia. Debemos ser
celestiales, y tener gustos celestiales, en la vida que es ahora, o de lo contrario nunca nos
encontraremos en el cielo, en la vida venidera.
Y ahora, antes de seguir adelante, permítanme decir unas palabras a modo de aplicación.
 
(1) En primer lugar, permítame preguntarle a todos los que puedan leer estas páginas, ¿Eres
santo? Escucha, te lo ruego, la pregunta que hago en este día. ¿Sabes algo de la santidad de
la que he estado hablando?
No pregunto si asistes a tu iglesia regularmente--si has sido bautizado, y has recibido la Cena
del Señor--si llevas el nombre de Cristiano--te pido algo más que todo eso: ¿Eres santo, o no
lo eres?
No pregunto si apruebas la santidad en otros--si te gusta leer acerca de las vidas de los
santos, y hablar de las cosas santas, y tener libros santos en tu mesa--si tienes la intención de
ser santo, y la esperanza de que algún día serás santo--Pregunto algo más: ¿Eres santo el
día de hoy, o no lo eres?
¿Y por qué te lo pregunto de una manera tan rigurosa, e intensifico la pregunta tan
fuertemente? Lo hago porque la Escritura dice: "La santidad, sin la cual nadie verá al Señor”
Está escrito, no es mi fantasía--es la Biblia, no es mi opinión personal--es la palabra de Dios,
no de hombre--"La santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (Heb. 12:14)
Por desgracia, ¡estas son palabras tan rebuscadas y tamizadas! ¡Qué pensamientos vienen a
mi mente, conforme las escribo! Miro el mundo, y veo a la mayor parte de él tumbada en la
maldad. Miro a los Cristianos profesos, y veo que la gran mayoría no cuentan con nada del
Cristianismo, excepto el nombre. Me vuelvo a la Biblia, y escucho al Espíritu diciendo: "La
santidad, sin la cual nadie verá al Señor".
Sin duda, se trata de un texto que debe hacernos considerar nuestros caminos, y buscar en
nuestros corazones. Sin duda, esto debe aumentar pensamientos solemnes en nosotros, y
enviarnos a la oración.
Puedes tratar de rechazarme diciendo "sientes mucho, y piensas mucho en estas cosas:
Mucho más de lo que muchos suponen” Yo contesto: "Ese no es el punto. Las pobres almas
perdidas en el infierno hacen tanto como esto. La gran pregunta no es lo que pienses, y lo que
sientas, sino lo que hagas.
Puedes decir, "Nunca fue la intención que todos los Cristianos debieran ser santos, y que la
santidad, tal como la he descrito, es sólo para grandes santos, y para personas con dones
poco comunes" Yo Contesto, "No puedo ver eso en las Escrituras. He leído que todo aquel
que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo" (1 Juan 3:3)-- "La santidad, sin la cual
nadie verá al Señor".
Puedes decir: "Es imposible ser tan santo y al mismo tiempo cumplir con nuestro deber en
esta vida: eso no se puede hacer" Yo contesto, "Te equivocas. Se puede hacer. Con Cristo a
tu lado nada es imposible. Ha sido hecho por muchos. David, Abdías, Daniel, y los siervos de
la casa de Nerón, son ejemplos que lo demuestran".
Puedes decir: "Si yo fuera tan santo sería diferente a otras personas" Yo contesto, "lo sé muy
bien. Es justo lo que deberías ser. Los verdaderos siervos de Cristo siempre fueron diferentes
del mundo a su alrededor--una nación separada, un pueblo adquirido--¡y tú debes ser lo
mismo, si quieres ser salvo!”
Puedes decir: "A este ritmo muy pocos serán salvos" Yo contesto, "Lo sé. Es precisamente lo
que se nos dice en el Sermón del Monte" El Señor Jesús dijo eso hace 1,900 años. "Estrecha
es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan" (Mateo
7:14) pocos serán salvos, porque pocos se toman la molestia de buscar la salvación. Muchos
hombres no se negarán a sí mismos, a los placeres del pecado y a su manera de vivir por un
poco de tiempo. Ellos le dan la espalda a una "herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible.” "y no queréis venir a mí,” dice Jesús, "que tengáis vida" (Juan 5:40).
 
Puedes decir: "Dura es esta palabra: el camino es muy angosto" Yo contesto, "Lo sé. Así dice
el Sermón del Monte" el Señor Jesús lo dijo hace 1,900 años. Él siempre dijo que los hombres
debían tomar su cruz cada día, y que debían estar listos para cortarse las manos o los pies, si
querían ser sus discípulos. Esto es así en la religión como en otras cosas, "no hay ganancias
sin dolor.” Lo que no cuesta nada no vale nada.
Independientemente de lo que consideres conveniente decir, debemos ser santos si queremos
ver al Señor. ¿Dónde está nuestro Cristianismo si no lo somos? No solo debemos tener un
nombre de pila, y el conocimiento Cristiano, también debemos tener un carácter Cristiano.
Debemos ser santos en la tierra, si tenemos la intención de alguna vez ser santos en el cielo.
Dios lo ha dicho, y él no dará marcha atrás: "La santidad, sin la cual nadie verá al Señor" "El
calendario del Papa", dice Jenkyn, "sólo hace Santos a los muertos, pero la Escritura requiere
de la santidad en la vida" "Que los hombres no se engañen a sí mismos", dice Owen; "La
santificación es una calificación indispensablemente necesaria para con los que estará bajo la
dirección del Señor Cristo, para salvación. Él no se lleva a ninguno al cielo, sino aquel a quien
Él santifica en la tierra. Esta Cabeza viviente no admitirá a miembros muertos".
Sin duda, no tenemos que preguntarnos a qué se refiere la Escritura que dice "Os es
necesario nacer de nuevo" (Juan 3:7) Sin duda es tan claro como el mediodía, que muchos
Cristianos profesantes necesitan un cambio completo"-- nuevos corazones, nuevas
naturalezas--si alguna vez van a ser salvos. Las cosas viejas pasarán--ellos deben convertirse
en nuevas criaturas. "La santidad, sin la cual nadie" sea quien sea, "verá al Señor".
(2) Permítanme, por otro lado, hablarles un poco a los creyentes. Les hago esta pregunta:
"¿Creen que sienten la importancia de la santidad tanto como deberían?"
Me temo que poseo el carácter de la época sobre este tema. Dudo excesivamente si esto
conserva el lugar que le corresponde en los pensamientos y en la atención de algunos en el
pueblo del Señor. Humildemente diría que somos propensos a pasar por alto la doctrina del
crecimiento de la gracia, y que no consideramos suficientemente lo lejos que una persona
puede llegar en una profesión de religión, y sin embargo no contar con la gracia, y estar
muerto ante los ojos de Dios después de todo. Creo que Judas Iscariote se parecía mucho a
los demás Apóstoles. Cuando el Señor les advirtió que uno lo traicionaría, ninguno dijo: "¿Es
Judas?” Tendríamos que pensar más acerca de las iglesias de Sardis y de Laodicea de lo que
lo hacemos.
No tengo ningún deseo de hacer un ídolo de la santidad. No deseo destronar a Cristo, y poner
a la santidad en su lugar. Pero debo decir sinceramente que deseo que se piense más en la
santificación en este día de lo que parece, y por lo tanto tomo la ocasión para instar el tema en
todos los creyentes en cuyas manos puedan caer estas páginas. Me temo que a veces se
olvida que Dios ha unido la justificación y la santificación. Son cosas distintas y diferentes,
fuera de toda duda, pero una nunca se encuentra sin la otra. Todas las personas justificadas
son santificadas, y todas las santificadas están justificadas. Lo que Dios ha unido, ningún
hombre se atreva a separarlo. No me hables sobre tu justificación a menos que también
tengas algunas marcas de santificación. No presumas sobre la obra de Cristo para ti, a menos
que puedas mostrarnos la obra del Espíritu en ti. No pienses que Cristo y el Espíritu alguna
vez puedan dividirse. No cabe duda de que muchos creyentes saben estas cosas, pero creo
que es bueno para nosotros ponerlas en la memoria de ellos. Demostremos que las
conocemos a través de nuestras vidas. Tratemos de mantener más continuamente este texto
a la vista: "La santidad, sin la cual nadie verá al Señor".
Debo decir francamente que me gustaría que no hubiera una sensibilidad tan excesiva sobre
el tema de la santidad como a veces la percibimos en las mentes de los creyentes. ¡Un
hombre realmente pudo haber pensado que este era un tema peligroso de tratar, por lo que se
tocó con cautela! Sin embargo, seguramente cuando hemos exaltado a Cristo como "el
camino, la verdad y la vida", no podemos errar al hablar fuertemente sobre lo que debería ser
el carácter de su pueblo. Bien dice Rutherford, "La forma en la que clama por deberes y
santificación, no es el camino de la gracia. El creer y el hacer son amigos de sangre".
Yo diría eso con toda reverencia, pero tengo que decirlo--a veces me temo que si Cristo
estuviera en la tierra ahora, no son pocos los que pensarían que su predicación es legalista; y
si Pablo estuviera escribiendo sus epístolas, habría a quienes se les ocurriría que mejor no
hubiera escrito la última parte de la mayoría de ellas como lo hizo. Pero recordemos que el
Señor Jesús pronunció el Sermón del Monte, y que la Carta a los Efesios contiene seis
capítulos y no cuatro. Lamento tener que sentirme obligado a hablar de esta manera, pero
estoy seguro de que hay una causa.
Ese gran divino, John Owen, el decano de la Iglesia de Cristo, solía decir, hace más de
doscientos años, que había gente cuya religión entera parecía consistir en ir a quejarse de sus
propias corrupciones, y decirles a todos que ellos no podían hacer nada por sí mismos. Me
temo que después de dos siglos lo mismo podría decirse con certeza acerca de algunas
personas que profesan a Cristo en la actualidad. Sé que hay textos de la Escritura que
justifican tales quejas. No objeto sobre ellas cuando vienen de hombres que caminan en los
pasos del apóstol Pablo, y que pelean la buena batalla, como él lo hizo, contra el pecado,
contra el diablo y contra el mundo. Pero nunca me gustan tales quejas cuando veo motivos
para sospechar, como lo hago a menudo, que son sólo una capa para cubrir la pereza
espiritual, y una excusa para la holgazanería espiritual. Si decimos con Pablo, "¡Miserable de
mí¡" también seamos capaces de decir con él: "Prosigo a la meta" No citemos su ejemplo en
una cosa, mientras no lo seguimos en otra. (Romanos 7:24; Felipe 3:14).
No me considero alguien mejor que los demás, y si alguien pregunta: "¿Quién es usted para
escribir de esta manera?" Yo Contesto, "Soy una muy pobre criatura, de hecho" Pero digo que
no puedo leer la Biblia sin desear ver a muchos creyentes más espirituales, más santos, más
honestos, con una mentalidad más celestial y más incondicionales de lo que son en el siglo
XIX. Quiero ver entre los creyentes más de un espíritu peregrino, una separación más
decidida del mundo, una conversación más evidente sobre el cielo, un andar más cercano con
Dios--y por lo tanto he escrito como lo he hecho.
¿No es cierto que es necesario un mayor nivel de santidad personal el día de hoy? ¿Dónde
está nuestra paciencia? ¿Dónde está nuestro celo? ¿Dónde está nuestro amor? ¿Dónde
están nuestras obras? ¿Dónde está el poder de la religión para ser vista, como lo estaba en
tiempos pasados? ¿Dónde está ese tono inconfundible que se usa para distinguir a los santos
de la antigüedad, y agitar el mundo? Ciertamente nuestra plata se ha convertido en escoria,
nuestro vino se ha mezclado con agua, y nuestra sal tiene muy poco sabor. Todos estamos
más que medio dormidos. La noche está avanzada, y el día está cerca. Despertemos y no
durmamos más. Abramos los ojos más ampliamente de lo que lo hemos hecho hasta ahora.
"Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia"--"Limpiémonos de toda
contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios"--(Heb
12:1; 2 Cor. 7:1) "¿Murió Cristo," Dice Owen, "y el pecado vivirá? ¿Fue crucificado en el
mundo, y nuestro afecto al mundo será apresurado y vivo? Oh, ¿dónde está el espíritu de él,
quien por la cruz de Cristo fue crucificado para el mundo, y el mundo para él!".
III. Permítanme, por último lugar, ofrecer una palabra de consejo a todos los que quieren ser
santos.
¿Serás santo? ¿Te convertirás en una nueva criatura? Entonces, debes comenzar con Cristo.
Simplemente no harás nada, y no progresarás hasta que percibas tu pecado y tu debilidad, y
vayas hacia Él. Él es la raíz y el principio de toda santidad, y la manera de ser santo es venir
ante Él por fe, y unirse a él. Cristo no sólo es sabiduría y justicia para su pueblo, sino también
santificación. A veces los hombres tratan de hacerse santos en primer lugar, y hacen de ello
una obra triste. Ellos se afanan, trabajan duro, tienen nuevos comienzos y hacen muchos
cambios; y, sin embargo, al igual que la mujer con flujo de sangre, antes de venir a Cristo,
sienten que "nada había aprovechado, antes le iba peor” (Marcos 5:26) Se apresuran en vano,
y trabajarán en vano, y poco se preguntan, porque ellos están comenzando en el extremo
equivocado. Están construyendo un muro de arena; su obra se detiene tan rápido como la
inician. Sacan agua de un recipiente con fugas: la fuga les gana a ellos, no ellos a la fuga.
Ningún hombre puede poner otro fundamento de "santidad” que aquel que Pablo impuso, e
incluso Cristo Jesús. "separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5) Este es un dicho de
Traill fuerte pero cierto, "La sabiduría fuera de Cristo es locura condenatoria--la justicia fuera
de Cristo es culpa y condenación--la santificación fuera de Cristo es suciedad y pecado--la
redención fuera de Cristo es servidumbre y esclavitud"
¿Quieres llegar a la santidad? ¿El día de hoy sientes un verdadero deseo de corazón por ser
santo? ¿Serás participante de la naturaleza divina? Entonces ve hacia Cristo. No esperes
nada. No esperes a nadie. No te demores. No pienses que puedes alistarte. Ve y díselo a él,
con las palabras de ese hermoso himno--
Nada en mi mano llevo,
Simplemente a tu cruz me aferro.
Desnudo, corro a ti para ser revestido;
Impotente, miro a ti por gracia".
No hay un ladrillo, ni una piedra colocada en la obra de nuestra santificación hasta que vamos
a Cristo. La santidad es Su regalo especial para su pueblo creyente. La santidad es la obra
que él lleva a cabo en sus corazones, por medio del Espíritu que pone dentro de ellos. Él es
nombrado "Príncipe y Salvador, para dar arrepentimiento”, así como la remisión de pecados.--
"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios” (Hechos 5:31; Juan 1:12, 13) la santidad no proviene de la sangre--los
padres no pueden otorgársela a sus hijos: ni tampoco de voluntad de carne--el hombre no
puede producirla en sí mismo--ni tampoco de la voluntad del hombre--los ministros no pueden
dártela a través del bautismo. La santidad viene de Cristo. Es el resultado de la unión vital con
Él, es el fruto de ser un pámpano vivo de la Vid Verdadera. Entonces ve hacia a Cristo y dile:
"Señor, no sólo me libres de la culpa del pecado, sino envía al Espíritu, al cual has prometido,
y sálvame a través de su poder. Hazme santo. Enséñame a hacer tu voluntad".
¿Te mantendrás santo? Entonces, permanece en Cristo. Él mismo dice: "Permaneced en mí,
y yo en vosotros,-- el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto (Juan 15:4, 5)
por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud--un suministro completo para
todos los deseos del creyente. Él es el médico a quien debes acudir diariamente, si deseas
mantenerte bien. Él es el maná que tienes que comer todos los días, y la Roca de la que
debes beber diariamente. Su brazo es el brazo en el que debes apoyarte diariamente, a
medida que salgas del desierto de este mundo. No sólo debes estar arraigado, también debes
ser edificado en Él. Pablo era un hombre de Dios en acción--un hombre santo--un Cristiano
creciente y próspero--y ¿cuál era el secreto de todo esto? Él fue uno de aquellos en quienes
Cristo era "todo en todos.” Él siempre tenía "puestos los ojos en Jesús” "Todo lo puedo" él
dice, "en Cristo que me fortalece” "Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en
la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios.” Vayamos y hagamos lo mismo. (Heb. 12:2; Fil. 4:13;
Gal. 2:20).
Que todos los que lean estas páginas sepan estas cosas por experiencia, y no solamente de
oídas. ¡Que todos sintamos la importancia de la santidad mucho más de lo que alguna vez lo
hemos hecho! ¡Que nuestros años sean años santos con nuestras almas, y entonces éstas
serán felices! Si vivimos, que vivamos para el Señor; o si morimos, muramos para el Señor; o
si Él viene por nosotros, ¡que podamos ser hallados en paz, sin mancha e irreprensibles!
Guía de Estudio: el Renacimiento
EL RENACIMIENTO
I.             El Arte del Renacimiento es Una de las Glorias de la Humanidad.
A.            Los artistas reflejan su cultura.
B.            Los artistas suelen proporcionar el camino para el siguiente paso en la cultura.
1.            Énfasis positivo en la naturaleza del arte de Giotto.
2.            Importancia de la obra de Masaccio.
3.            Perspectiva como una forma de humanismo.
4.            Desarrollos paralelos y de apoyo en los Países Bajos. La Adoración del Cordero de
Van Eyck, la obra sustitutoria de Cristo crucificado y resucitado. También es un ejemplo del
paisaje del naturalismo.
5.            La vida y la obra de Dante.
a)            Siguiendo a Aquino, mezcló los elementos clásicos y Cristianos.
b)             Dicotomía en Dante y en otros escritores entre el amor espiritual sensual e
idealizado.
6.            La arquitectura de Brunelleschi y la conquista del espacio.
7.            Tendencia a la autobiografía y el auto retrato de una marca de énfasis en el Hombre.
 
C.            Música del Renacimiento italiano.
1.            Invención de la orquestación.
2.            Invención de Tipos Móviles para la música.
 
II.  El Aumento del Rumbo Hacia un Humanismo Total
A.            Podría haber ido de cualquier manera--con énfasis en las personas reales que viven
en un mundo real que Dios había hecho, o el humanismo podría asumir el control con su
énfasis en que las cosas individuales son autónomas.
B.            La suerte estaba echada: el hombre intentó hacerse independiente y autónomo.
C.            Un humanismo creciente observa lo que precedió del Renacimiento como la "Edad
Oscura".
D.            La idea de una "Edad Oscura" y de un "resurgimiento" en el Renacimiento.
E.            Aquino había abierto la puerta a aquello que es el problema del humanismo.
 
1.            Ilustrado por el fresco de Rafael en el Vaticano: La Escuela de Atenas.
 
2.            El problema del humanismo: ¿Cuál es el significado de las cosas individuales,
incluido el hombre, si no hay una última cosa a la que relacionarlos? Y ¿cómo sabemos lo que
está bien o mal si no hay absoluto que nos dé certeza? El humanismo termina sólo con
promedios estadísticos.
 
F.            La Virgen Roja de Fouguet como ejemplo.
1.            Al principio, solo los valores religiosos parecían amenazados.
2.            Pero gradualmente la amenaza se extendió a todo el conocimiento y a toda la vida.
 
G.            El hombre como héroe: Prisioneros y David de Miguel Ángel. Un cambio en su obra
posterior, sin embargo.
H.            Leonardo da Vinci y el dilema del humanismo.
1.            Conclusión lógica del humanismo como la percibió Leonardo.
2.            Pesimismo final de Leonardo, una expresión de la inevitable progresión del
humanismo hacia el pesimismo.
 
III. La Respuesta del Cristianismo al problema del humanismo
Preguntas
1. ¿En qué se diferencia este tratamiento del Renacimiento de otros tratamientos con los que
estás familiarizado?
2. Las actitudes hacia la naturaleza y hacia el hombre parecen ser cruciales para entender el
Renacimiento. ¿Hasta qué punto eran Cristianas estas actitudes y hasta qué punto no eran
Cristianas?
3. ¿Puedes ver algún paralelismo entre la evolución del humanismo en el Renacimiento--
desde el amanecer esperanzador hasta el ocaso siniestro--y la perspectiva cambiante de los
problemas humanos y mundiales durante tu propia vida?
 
Eventos y Personas Clave
Dante: 1265-1321
La Divina Comedia: 1300-1321
Giotto: c. 1267-1337
Brunelleschi: 1377-1446
Jan van Eyck: 1380-1441
Masaccio: 1401-1428
Fouquet: 1416-1480
El Duomo, La Catedral de Florencia: 1434
Leonardo da Vinci: 1452-1519
Miguel Ángel: 1475-1564
El David de Miguel Ángel: 1504
Francisco I de Francia: 1494-1547

Estudio Adicional
Hay tantos buenos libros ilustrados de arte y arquitectura renacentista que, en lugar de tratar
de seleccionar uno o dos, simplemente te insto a la importancia de consultar algunos. Con
provecho, también podrías escuchar música Renacentista, como la selección en La Guía de
Seraphim a la Música Renacentista.
J. Burckhardt, La Civilización del Renacimiento en Italia, 2 vols. (1958).
Benvenuto Cellini, Autobiografía (1966).
E. Gorin, Humanismo Italiano (1966).
E. Panofsky, Estudios de Iconología (1962).
Georgio Vasari, Las Vidas de los Pintores, Escultores y Arquitectos 4 vols., (1963).
W.H.Woodward, Vittorino da Feltre y Otros Pedagogos Humanistas (1963).
La Perspectiva Normativa: Partes y Aspectos de la Biblia (Articulo)
INTRODUCCIÓN
Hace poco un amigo mío le compró una bicicleta a su hijo. Era necesario armar la bicicleta -
había que ponerle las ruedas, los pedales y el manubrio. El fabricante no había incluido
ninguna instrucción de cómo armar la bicicleta en la caja que venían las piezas de la bicicleta.
Mi amigo sabía lo básico de cómo se debía armar una bicicleta y cómo debía funcionar,
lográndola armar incluso sin las instrucciones.
Pero imagínense qué es lo que hubiese pasado si nunca hubiera visto antes una bicicleta y si
no hubiera sabido cómo funciona una bicicleta. En ese caso, no hubiera podido armarla como
corresponde.
En cierta manera la Biblia es como una caja con piezas de bicicleta sin las instrucciones. Tal
como es relativamente fácil armar cosas que nos son conocidas, también es relativamente
fácil descubrir algunas cosas básicas sobre el significado y el uso de la Biblia y también
responder a ciertas preguntas éticas. Así como es difícil armar dispositivos mecánicos
complicados o desconocidos, también es difícil aplicar la Biblia a preguntas éticas
complicadas cuando no entendemos las acciones más detalladas de las Escrituras.
Esta es la cuarta lección en nuestra serie "Cómo Tomar Decisiones Bíblicas" y hemos titulado
esta lección "La Perspectiva Normativa: Partes y Aspectos de la Biblia."
Tal como lo hemos dicho a lo largo de estas lecciones, el juicio ético siempre conlleva la
aplicación de la Palabra de Dios a una situación mediante una persona. Esto nos ha llevado a
hablar de tres consideraciones esenciales cuando tomamos decisiones bíblicas: la norma
correcta de la palabra de Dios, la que hemos asociado con la perspectiva normativa sobre la
ética; la meta correcta, que concuerda con la perspectiva situacional; y el motivo correcto, que
corresponde a la perspectiva existencial.
En esta lección veremos por tercera vez la perspectiva normativa, explorando el proceso por
el cual discernimos las normas éticas de la Biblia. Concentraremos nuestra atención en las
distintas maneras en las que varias partes y aspectos de la Biblia nos comunican las normas
de Dios.
Dividiremos nuestro análisis de las partes y de los aspectos de la Biblia en tres secciones
principales: En primer lugar, veremos la variedad de materiales que encontramos en la Biblia.
En segundo lugar, veremos con más detalle los libros y los pasajes que forman la ley de Dios
en la Biblia. Y en tercer lugar, trataremos la unidad de la Biblia que conecta todas las partes y
los aspectos de la Biblia. Comencemos con la variedad que encontramos en la Biblia.

VARIEDAD DE LA BIBLIA
Cualquiera que haya leído bastante de la Biblia debiera darse cuenta de que ella no es
uniforme. Contiene historias, poesía, sabiduría, profecía, cartas y todo tipo de otras formas de
escritos. Y dentro de cada uno de estos escritos, encontramos incluso mayor variedad.
Después de todo, cada autor escribió a su propia manera y sus escritos en sí variaron a lo
largo de su labor. A veces él entregó mandamientos; a veces explicó detalles; a veces contó
una experiencia personal. Esta variedad no es por accidente – Dios ha dispuesto que cada
porción de la Biblia contribuya en su propia manera a las normas de la ética cristiana. Ahora,
puesto que la Biblia se comunica de tantas maneras distintas, no basta con que simplemente
conozcamos lo que dice la Biblia. También debemos conocer cómo se comunica la Biblia,
para que cuando leamos lo que dice, entendamos lo que quiere decir.
La variedad que encontramos en la Biblia se puede describir de muchas maneras distintas, no
hay una sola manera que lo explica completamente. Sin embargo, para darle sentido a esta
dimensión de la Biblia y sus implicancias para la ética cristiana, nos concentraremos en tres
temas: En primer lugar, hablaremos de la variedad de lenguaje que se ha usado en la Biblia.
En segundo lugar, hablaremos de la variedad de literatura de la Biblia. Y en tercer lugar,
veremos las implicaciones de esta variedad para la enseñanza de la ética moderna.
Comenzaremos con un vistazo a los asuntos más pequeños y sencillos que tienen relación
con el lenguaje y luego pasaremos a los temas más amplios y más complejos de la literatura.

Lenguaje
En primer lugar, la Biblia muestra una completa gama de lenguaje que encontramos en toda
comunicación humana. Contiene declaraciones, preguntas, promesas, ofrendas, maldiciones,
bendiciones, amenazas, referencias de juicio, recapitulaciones, mandamientos, consejos,
peticiones, exclamaciones, descripciones, llantos de desesperación, expresiones de deseo, de
admiración, de amor y mucho más. El lenguaje bíblico puede estar reservado de emociones o
cargado de ellas. Partes de él pueden ser bastante imaginativas, usando simbolismos y otras
figuras de lenguaje, mientras que en otras el lenguaje es relativamente sencillo, expresando
los asuntos de una manera más directa. La Biblia incluye tanto el sarcasmo como el lenguaje
sincero. Emplea insinuaciones y alusiones tan libremente como comentarios explícitos. Utiliza
hipérboles, eufemismos y expresiones familiares. Muchas veces ni siquiera se toma la
molestia de pronunciar lo que es obvio, sino que simplemente lo supone.
Esta inmensa variedad de lenguaje nos presenta una cantidad de desafíos cuando leemos la
Biblia. Después de todo, si no sabemos reconocer estos distintos tipos de lenguaje, y si no
entendemos cómo se comunica cada uno, muy probablemente interpretaremos erróneamente
las enseñanzas bíblicas.
Ahora, a través de los siglos, los cristianos han propuesto muchas maneras para tratar los
desafíos que presenta la variedad del lenguaje de la Biblia. Sin embargo es prudente decir
que la mayoría de estas soluciones se han ubicado en uno de dos grupos: aquellos que creen
que la Biblia utiliza el lenguaje de maneras extraordinarias y aquellos que creen que la Biblia
utiliza el lenguaje de maneras comunes. Por lo general, los que creen que la Biblia habla de
manera extraordinaria ofrecen soluciones que ignoran los distintos tipos de lenguaje de la
Biblia. En cambio, ellos simplifican exageradamente el lenguaje bíblico para desarrollar un
sistema de interpretación que se pueda aplicar relativamente de igual manera a toda la Biblia.
Extraordinarias
Por ejemplo, en la Edad Media muchos teólogos creían que porque la Biblia es inspirada por
Dios, se comunica de maneras extraordinarias que van más allá de la comprensión humana. A
su parecer, cada texto bíblico poseía una variedad de significados simbólicos que a veces
incluso estaban escondidos de los autores de la Biblia. Bajo este sistema, cada texto suponía
tener al menos algún tipo de significado metafórico, no importando las intenciones humanas
del autor.
Recientemente, muchos cristianos que creen que el lenguaje de las Escrituras es
extraordinario se han ido en dirección contraria. En vez de creer que la naturaleza
extraordinaria de las Escrituras dificulta la interpretación, han insistido en que la naturaleza
extraordinaria de las Escrituras facilita la interpretación de su lenguaje. Algunos de ellos han
argumentado que el Espíritu Santo revela las verdaderas interpretaciones directamente a su
pueblo, haciendo innecesario saber qué tipo de lenguaje se está leyendo, ni mucho menos
cómo comunica normalmente el significado. Otros han argumentado que el lenguaje de la
Biblia siempre se debe interpretar lo más literalmente posible, para que los significados
metafóricos sólo se busquen cuando los significados no figurativos carezcan de sentido.
Por ejemplo, es evidente que en la comunicación común y corriente los seres humanos
normalmente utilizan hipérboles o exageraciones. Sin embargo, muchos cristianos
comprometidos con la autoridad bíblica no reconocen que aparecen hipérboles en la Biblia. En
cambio, ellos tratan cada declaración de la Biblia como si fuera directa, independiente y
precisa.
También sabemos que en el lenguaje y en la escritura común y corriente, normalmente
resumimos los asuntos, esperando que nuestras audiencias llenen el espacio en blanco con
otro tipo de conocimiento que posean. Aún así, algunos cristianos encuentran difícil reconocer
que los escritores que fueron inspirados hicieron lo mismo. En cambio, tratan los pasajes
como si estuvieran enteramente completos en vez de estar limitados en su ámbito.
Además de esto, nos damos cuenta de que en la escritura y en el lenguaje común y corriente,
por lo general seremos sarcásticos y diremos sencillamente lo opuesto de lo que queremos
decir. Sin embargo, a muchos cristianos les es difícil aceptar que el sarcasmo aparece en la
Biblia.
En contraste con estas opiniones de que el lenguaje de la Biblia es extraordinario se
encuentra la visión de que la Biblia se comunica en lenguaje humano común y corriente,
utilizando todas las costumbres normales de la comunicación humana.
Comunes
Ustedes recordarán que en una lección previa, hablamos de la claridad de la Biblia, por la cual
nos referíamos a que la Biblia no es oscura, que no está llena de significados escondidos que
solamente se pueden descubrir mediante significados misteriosos, o a través de dones
espirituales especiales, o por los que ocupan cargos especiales en la iglesia. En otras
palabras, las Escrituras son claras solamente si hablan en un lenguaje común y corriente y se
comunican de maneras normales. O si no, se nos deja adivinar su significado.
Ahora, consideremos un par de pasajes donde una lectura demasiado literal sería
terriblemente engañosa. Pensemos en la petición en Mateo capítulo 6 versículo 11, que forma
parte de la oración del Señor:
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. (Mateo 6:11)
Cuando se lee este versículo de una manera artificialmente literal, aparte de las costumbres
de las expresiones humanas normales, pareciera como que si Jesús le estuviera exigiendo a
Dios para que le de pan.
Por cierto, todas las peticiones en la oración del Señor toman la forma de los imperativos,
incluyendo no tan sólo "el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy," sino que también "mas
líbranos del mal." Es cierto que en la gramática griega, normalmente los imperativos son
mandamientos.
Este hecho ha guiado a ciertos cristianos que leen la Biblia de una manera exageradamente
literal a concluir que las palabras de Jesús eran mandamientos dirigidos a Dios. Y por
supuesto, ya que la oración del Señor es un modelo que debemos imitar en nuestras
oraciones, también han llegado a la conclusión de que ¡tenemos el derecho de darle órdenes
a Dios!
Pero a partir del resto de la Biblia, incluyendo las propias palabras de Jesús en la oración del
Señor, sabemos que los verbos en forma imperativa se usan con frecuencia para expresar
peticiones y requisitos. Lo mismo es cierto en español. Por ejemplo, cuando decimos:
"pásame el pan, por favor". O "¡ayúdame, por favor!" Estas declaraciones son imperativas. Sin
embargo, cuando decimos estas palabras, no estamos dando órdenes porque sí.
Consideremos también Amós capítulo 4 versículo 4, donde el profeta dijo lo siguiente:
Vayan a Betel y pequen; vayan a Guilgal y sigan pecando. (Amós 4:4 [NVI])
Una lectura extremadamente literal de estas palabras ha llevado a que algunos intérpretes
piensen que Amós realmente quería que su audiencia pecara contra el Señor en los centros
de adoración idólatra en Betel y Guilgal. Sin embargo, este tipo de lectura no es natural y no
calza con las intenciones del profeta reveladas en otras declaraciones. Por ejemplo, en Amós
capítulo 5 versículo 5, dijo el profeta:
Pero no acudan a Betel, ni vayan a Guilgal. (Amós 5:5 [NVI])
A partir de este versículo y del resto del libro de Amós, debiéramos concluir que cuando el
profeta le ordenó al pueblo que pecara en Betel y Guilgal, lo dijo en forma sarcástica,
queriendo decir simplemente lo contrario de lo que estaba diciendo. No quería que pecaran en
estos lugares, sino que dejaran de pecar en ellos.
La mecánica del lenguaje bíblico no pertenece únicamente a las Escrituras. En cambio, la
Biblia utiliza las convenciones lingüísticas de sus autores y de sus audiencias originales. Esto
significa que si vamos a interpretar responsablemente la Biblia, debemos aprender cómo
usaban el lenguaje en forma común y corriente, entendiendo la intención de cada autor
cuando lo escribió. Si el autor diseñó sus palabras para que se entendieran metafóricamente,
entonces debemos leerlas metafóricamente, buscando en el texto el significado que el autor
quiso que tuvieran. Por otra parte, si el autor bíblico diseñó sus palabras en forma sencilla y
directa, entonces nuestra responsabilidad es interpretar sus palabras de manera no figurativa.
Así como existen muchas variedades de lenguaje en las Escrituras, también existen muchas
variedades de literatura. Estas son formas más extensas y más complejas que el lenguaje, y
de alguna manera u otra son más difíciles de dominar. Sin embargo, el poder entenderlas es
clave para manejar las distintas partes y aspectos de la Biblia en forma responsable.

Literatura
Existen muchas formas distintas de literatura en la Biblia. Para mencionar sólo algunas, la
literatura bíblica incluye las siguientes: prosa, poesía, canción, ley, narrativa, carta, voto,
epístola, oráculo profético, proverbio, parábola y género dramático. Dentro de estas formas
más amplias, por lo general existen múltiples categorías más pequeñas. Por ejemplo, dentro
de la forma literaria del oráculo profético, encontramos oráculos de juicio, oráculos de
bendición, oráculos diseñados para después de los litigios, etc. Estas formas se distinguen por
su contenido como también por su estructura, estilo y uso del lenguaje. Además, cada género
bíblico comunica el significado de distintas maneras. Por lo tanto, así como debemos estar
conscientes de las complejidades del lenguaje de la Biblia, también debemos estar
conscientes de las complejidades de las distintas formas literarias.
Por lo general, cuando nos referimos a la ética, nos enfocamos en pasajes de la Biblia que
contienen las leyes, o que enseñan directamente las normas y las obligaciones morales. Si
bien estos son pasajes importantes para nuestro estudio de la ética, no debiéramos cometer el
error de pensar que los otros géneros tienen poco o nada que ofrecer en la instrucción de la
ética. Para nuestros propósitos, debemos destacar que las narrativas bíblicas también
comunican normas y reglamentos éticos. La poesía y las canciones expresan inquietudes
éticas. Los proverbios y los otros escritos sobre la sabiduría reflejan valores éticos. La profecía
expresa los juicios éticos de Dios en la forma de regocijo o disgusto hacia las acciones
humanas.
Por cierto, como vimos en nuestras lecciones previas, cada pasaje de la Biblia revela el
carácter de Dios, y por lo tanto, cada pasaje contiene la enseñanza ética, ya sea que ese
pasaje sea un código legal, una carta, un poema, una colección de proverbios, una narrativa
histórica o cualquier otro tipo de literatura. Es por esta razón que cuando nos referimos a la
ética debemos investigar todos los tipos de literatura bíblica para descubrir sus revelaciones
de las normas éticas de Dios.
Para ilustrar la idea de que todos los géneros que se encuentran en la Biblia debieran guiar
nuestras reflexiones éticas, consideremos el caso de las narrativas bíblicas. Por cierto, los
escritores bíblicos estaban interesados en registrar los hechos históricos. Pero también
estaban interesados en utilizar esos hechos para evocar la fe y enseñar lecciones morales.
Mencionaremos cinco maneras específicas en las que las narrativas históricas contribuyen a
nuestro estudio y a la práctica de la ética cristiana.
En primer lugar, a un nivel bastante básico, las narrativas bíblicas nos obligan a aceptar sus
contenidos basados en hechos. Estamos moralmente obligados a creer que los detalles de la
historia redentora son ciertos.
Esto es especialmente cierto cuando se trata de los eventos centrales del evangelio, tales
como: la muerte de Jesús, el entierro, la resurrección, la ascensión y el envío del Espíritu
Santo en Pentecostés. Pero también es cierto con respecto a todos los otros hechos que nos
enseña la Biblia a través de las narrativas históricas. La sola presentación de estos hechos en
las narrativas bíblicas nos obliga a creer en ellas.
La segunda razón por la que las narrativas bíblicas son importantes en la ética cristiana es
que la historia bíblica tiene el poder de transformarnos éticamente. Eso significa que, el
conocimiento del contenido de la historia bíblica forma parte del hecho de ser cristiano.
Como vimos en nuestra primera lección, sólo las personas buenas son capaces de hacer el
bien. Y sólo aquellos que tienen una fe salvadora genuina en el evangelio son buenas
personas. Por supuesto, para que nosotros tengamos fe salvadora en Cristo, debemos saber
quién es Cristo y lo que él ha hecho. Estos son hechos que aprendemos de los registros
históricos bíblicos. Por lo tanto, es necesario conocer la historia bíblica si vamos a tener la fe
salvadora en Cristo. Entonces, es justo decir que es necesario conocer la historia bíblica si
nos vamos a comportar en forma ética.
En tercer lugar, las narrativas bíblicas nos proporcionan los ambientes históricos para las
leyes de Dios. Para entender correctamente la ley de Dios, debemos entender el contexto
histórico en el que se entregó la ley.
Por ejemplo, debemos ver que las narrativas bíblicas enfaticen la gracia divina para que nos
motiven a obedecer su ley. Incluso los Diez Mandamientos comienzan de esta manera. En
Éxodo capítulo 20 versículo 2 leemos que Dios comenzó diciendo lo siguiente:
Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. (Éxodo
20:2)
Esta pequeña declaración histórica introdujo los Diez Mandamientos y produjo una motivación
central para obedecerlos. Por cierto, el esforzarse a obedecerlos sin esta motivación de
gratitud nunca logrará la verdadera obediencia a los mandamientos. Después de todo, como
vimos en una lección anterior, todo buen acto debe contar con buenas motivaciones.
Por lo tanto, las narrativas bíblicas son importantes para la ética porque solamente podemos
entender las leyes de Dios en forma correcta cuando entendemos la historia bíblica.
En cuarto lugar, las narrativas bíblicas presentan la evaluación de Dios de los eventos
históricos. Y ya que las evaluaciones de Dios siempre son correctas, nos dan una firme
dirección ética.
Se acordarán ustedes que definimos el "bien" como lo que Dios bendice, y el "mal" como lo
que él maldice o castiga. Bien, en las narrativas bíblicas, los escritores ilustran los tipos de
acciones, pensamientos y motivaciones que Dios bendice y maldice. Al hacerlo de esta
manera, les dan a sus lectores ejemplos a seguir y a rechazar.
Por último, en algunas ocasiones los escritores de la historia bíblica registraron sus propios
comentarios sobre la ética. A veces estos comentarios son sutiles pero otras veces son
bastante evidentes.
Por ejemplo, en Génesis capítulo 13 versículos 12 al 13, Moisés hizo este comentario acerca
del pueblo de Sodoma:
Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. Mas los
hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera. (Génesis 13:12
– 13)
La evaluación moral de Moisés sobre Sodoma no tan sólo hace cuestionar la sabiduría de Lot,
sino que también anticipa el juicio que Dios pronto traería a la ciudad.
Como los portavoces inspirados de Dios, los autores de los registros históricos bíblicos
hicieron comentarios sobre la bondad o la maldad de muchos de los personajes, actitudes y
eventos en sus historias. Sus evaluaciones representan las perspectivas de Dios mismo y, por
lo tanto, nos entregan muchas cosas a considerar sobre la ética.
Entonces, ¿cuáles son las consecuencias cuando usamos toda la Biblia como nuestra norma
ética? En primer lugar, lo que hemos visto sobre las narrativas históricas también es cierto
para todos los otros tipos de literatura bíblica: cada tipo de literatura es normativa; cada tipo
de literatura nos enseña algo con respecto a la manera en que debiéramos pensar, actuar y
sentir. Y como resultado, todo pasaje de la Biblia nos fija obligaciones morales.
Por ejemplo, la poesía bíblica se enfoca en las expresiones emocionales apropiadas y
frecuentemente describe la aprobación o rechazo de Dios. La profecía demuestra la
satisfacción o el enojo de Dios con la conducta humana. También revela muchas cosas
buenas que hay que hacer para ganar el favor de Dios, y nos advierte contra lo pecaminoso
que va a provocar su ira. La literatura sobre la sabiduría explica el carácter de Dios, que es
nuestra norma ética fundamental, y nos enseña cómo debemos aplicar los principios de la Ley
a la vida cristiana práctica. Aunque las consideraciones éticas no se enfaticen en un pasaje,
siempre se pueden deducir. Consideremos nuevamente las palabras de Pablo en 2 de
Timoteo capítulo 3 versículos 16 y 17:
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para
toda buena obra. (2 Timoteo 3:16 – 17)
Pablo insistió que toda la Escritura, no importando el género literario, capacita a los cristianos
para que agraden a Dios. Más aún, ya que cada pasaje de la Escritura es importante para la
ética, es legítimo enfocarse en los aspectos morales de cualquier pasaje – incluso si el autor
bíblico no enfatizó él mismo el aspecto moral. En resumen, si ignoramos las consecuencias
éticas de cualquier parte de la Escritura, nos privamos de todo el ámbito de la dirección ética
que ofrece la revelación de Dios.
Ahora, el hecho de que la Escritura utilice muchos tipos de lenguaje y literatura para
enseñarnos sobre la ética tiene algunas consecuencias interesantes para la manera en que
enseñamos la ética en la actualidad. Por un lado, implica que debemos utilizar toda la Biblia
en nuestra búsqueda de las normas éticas de Dios. Por otro, la variedad de la Escritura
implica que nuestra propia enseñanza de la ética se puede ver beneficiada por el uso de
distintos géneros.

Implicaciones
Es cierto que la instrucción sobre la ética nos ayuda a entender muchas cosas. Pero también
se pierde algo cuando confiamos enteramente en la instrucción directa. Las declaraciones
sencillas normalmente no tocan nuestras emociones de la misma manera que lo hacen la
poesía y las narrativas; tal como las sencillas instrucciones sobre la ética en la Escritura son
rara vez tan conmovedoras o memorables para nosotros como los Salmos o las historias
sobre Jesús. Las situaciones que se exploran en las típicas clases sobre la ética rara vez son
tan sutiles como las de las narrativas. Y las declaraciones sencillas rara vez nos instan a
meditar en los asuntos morales de la forma en que lo hacen los proverbios.
Por lo tanto, a veces puede que sea útil enseñar y predicar sobre la ética en las distintas
formas de lenguaje utilizadas en la misma Escritura. En algunos casos, nuestra enseñanza
sobre cómo tomar decisiones éticas va a ser más efectiva si utilizamos nuestra propia
imaginación poética, historias, proverbios, parábolas y otros géneros que generalmente no se
asocian a la ética.
Por lo tanto, cuando pensamos específicamente en la ética cristiana, debemos recordar que
todas las variedades del lenguaje y de la literatura en las Escrituras son normativas. También
debemos poner especial atención a las distintas maneras en las que cada tipo de lenguaje y
de literatura comunica la instrucción sobre la ética. Solamente mediante el correcto manejo de
cada tipo podremos entender correctamente sus enseñanzas sobre la ética.
Ahora que hemos presentado cómo nos guían las distintas formas del lenguaje y de la
literatura en la Biblia en nuestro uso de las Escrituras como nuestra norma moral, debemos
volver nuestra atención hacia la ley de Dios en la Biblia, a esas porciones de la Biblia que
tratan la ética más explícitamente.

LEY DE DIOS EN LA BIBLIA


En las tradiciones cristianas y judías, los cinco libros de Moisés – Génesis, Éxodo, Levítico,
Números y Deuteronomio – se conocen colectivamente como la ley. Pero cuando hablemos
de la ley de Dios en estas lecciones, no nos vamos a referir principalmente a los libros de
Moisés, sino que a esas porciones de la Escritura que están escritas en la forma literaria de un
código legal. Estas porciones se encuentran principalmente en Éxodo, Levítico, Números y
Deuteronomio, pero esos libros también contienen narrativa histórica, poesía, listas y otras
porciones que no forman parte de su código legal. Es más, algunas porciones del código legal
se encuentran fuera de los libros de Moisés.
Ahora, como hemos dicho, la ley de Dios no es la única parte de la Escritura que contiene
instrucción sobre la ética normativa. Toda la Escritura es normativa. Sin embargo, la ley
contiene las expresiones más claras y más explícitas de muchos de los requisitos éticos de
Dios, y ha funcionado tradicionalmente bien como el punto de partida para la investigación
ética.
Nuestro estudio de la ley de Dios va a estar dividido en dos secciones. En primer lugar,
explicaremos la importancia de los Diez Mandamientos, que son los mandamientos
fundamentales dentro de la ley de Dios. Y en segundo lugar, presentaremos los tres distintos
tipos de la ley de Dios que tradicionalmente han reconocido los teólogos. Comencemos fijando
nuestra atención en los Diez Mandamientos.

Diez Mandamientos
La lista de los Diez Mandamientos se encuentra en Éxodo capítulo 20 y en Deuteronomio
capítulo 5. Distintas tradiciones teológicas enumeran los mandamientos de distintas maneras
pero en estas lecciones seguiremos la numeración protestante tradicional. Los Diez
Mandamientos se pueden resumir de la siguiente manera:
 Mandamiento 1: "No tendrás dioses ajenos delante de mí."
 Mandamiento 2: "No te harás imagen."
 Mandamiento 3: "No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano."
 Mandamiento 4: "Acuérdate del día de reposo para santificarlo."
 Mandamiento 5: "Honra a tu padre y a tu madre."
 Mandamiento 6: "No matarás."
 Mandamiento 7: "No cometerás adulterio."
 Mandamiento 8: "No hurtarás."
 Mandamiento 9: "No dirás falso testimonio."
 Mandamiento 10: "No codiciarás."

Si bien es cierto que algunos teólogos tratan los Diez Mandamientos como si fueran tan sólo
otra parte de la ley mosaica, la Biblia indica que los Diez Mandamientos tienen una primacía
especial sobre los otros mandamientos de la Escritura.
La primacía de los Diez Mandamientos es tanto histórica como teológica. Su primacía histórica
depende del hecho que, hasta donde sabemos, estas leyes fueron el primer código legal
escrito que recibió la nación de Israel.
Pablo puso especial atención a este hecho en Gálatas capítulo 3 versículo 17, donde escribió
lo siguiente:
La ley, que vino cuatrocientos treinta años después, no anula el pacto que Dios había
ratificado previamente. (Gálatas 3:17 [NVI])
Pablo se refirió a la entrega de los Diez Mandamientos como la "introducción" de la ley,
indicando que esta era la primera vez que Israel poseía la ley de Dios de esta manera. Israel
recibió los Diez Mandamientos a través de Moisés, quien él mismo recibió los Diez
Mandamientos directamente de parte de Dios en el monte Sinaí. Al recibir los Diez
Mandamientos, Israel pasó a ser la primera nación en poseer un extenso código revelado en
forma sobrenatural de los santos requisitos de Dios.
Por supuesto que el pueblo de Dios todavía tenía muchos mandamientos antes de los de la
época de Moisés. Incluso antes de la época de Abraham, vemos claramente en el Diluvio de
Noé que Dios contaba con una cantidad de normas que esperaba que su pueblo siguiera. Y
cuando la gente se negó a obedecer a Dios, él destruyó todo el planeta con las aguas del
diluvio.
Más aun a Abraham no le faltaron leyes ni estipulaciones que obedecer en Génesis capítulo
17 versículo 1, Dios le había dado la extensa y exigente instrucción que decía:
Anda delante de mí y sé perfecto. (Génesis 17:1)
Ahora, los Diez Mandamientos no fueron las únicas leyes que le fueron dadas a Israel
mientras acampaban a los pies del monte Sinaí. Sino que sirvieron como la declaración
preliminar y resumida de una gran cantidad de leyes que Israel recibió inmediatamente
después, mientras todavía acampaban en el monte Sinaí. Estas otras leyes, comúnmente
denominadas como el Libro del Pacto, se pueden hallar en Éxodo capítulos 21 al 23. Junto a
los Diez Mandamientos, el Libro del Pacto formó el código legal escrito inicial de Israel.
Tiempo después, este código se expandió para incluir muchas otras leyes.
Además de contar con una primacía transitoria, los Diez Mandamientos también contaron con
una primacía teológica o ideológica. Tal como leemos en Éxodo capítulo 24 versículo 12:
Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra,
y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles. (Éxodo 24:12)
Por un lado, a diferencia del Libro del Pacto que Moisés escribió de acuerdo a las
instrucciones de Dios, fue Dios mismo el que escribió los Diez Mandamientos en las tablas de
piedra.
Deuteronomio capítulo 9 versículo 10 confirma que Dios mismo escribió los Diez
Mandamientos en las tablas de piedra. Moisés exclamó ahí:
Y me dio Jehová las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios. (Deuteronomio 9:10)
El hecho de haber escrito los Diez Mandamientos él mismo, Dios demuestra que los Diez
Mandamientos eran especial entre sus leyes, que merecían atención especial y que, de
alguna manera, eran las más importantes de sus mandamientos.
La primacía teológica de los Diez Mandamientos también se indica por la ocasión especial en
que las recibió Israel. La entrega de la ley se llevó a cabo en medio de truenos, relámpagos,
humo, nubes y trompetas celestiales. Durante este tiempo, Dios permitió ser visto no tan sólo
por Moisés, sino que también por Josué, Aarón y los setenta ancianos de Israel.
La primacía teológica de los Diez Mandamientos también se enfatiza en Deuteronomio
capítulo 4 versículo 13, donde Moisés identificó a los Diez Mandamientos como el mismo
pacto de Dios con su pueblo:
Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los
escribió en dos tablas de piedra. (Deuteronomio 4:13)
Aparte de esto, de acuerdo a Éxodo 40:20, los Diez Mandamientos también fueron puestos
dentro del Arca del Pacto, el estrado de Dios, que era el objeto religioso que más se asociaba
con la presencia de Dios con Israel. El Libro del Pacto y el resto de las leyes no recibieron
este reconocimiento especial.
Por ejemplo, en Mateo capítulo 19 versículos 17 al 19, leemos la siguiente conversación entre
Jesús y un hombre que le preguntó cómo heredar la vida eterna:
[Jesús] le dijo:…Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo [el
hombre]: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso
testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Mateo
19:17 – 19)
Las leyes que enumeró Jesús eran de los Diez Mandamientos, excepto por la instrucción de
amar al prójimo, que es de Levítico capítulo 19 versículo 18 y que resume las leyes que Jesús
mencionó de los Diez Mandamientos. En resumen, Jesús indicó que al obedecer los Diez
Mandamientos, la persona podía obtener vida eterna. Por cierto que Jesús también enseñó
que nadie es lo suficientemente bueno para obedecer estos mandamientos. Sin embargo, el
punto de nuestro análisis es que Jesús confirmó la importancia de los Diez Mandamientos de
una manera extraordinaria. Incluso en el Nuevo Testamento, se referían a los Diez
Mandamientos en términos que reflejaban su primacía teológica.
La primacía histórica y teológica que le ha dado la Biblia a los Diez Mandamientos también se
ha reconocido y se ha reflejado en las tradiciones cristianas y judías a través de la historia.
Por ejemplo, las sinagogas comúnmente despliegan símbolos de los Diez Mandamientos,
como así también las dos tablas de piedra de los mandamientos son muy comunes en la
iconografía cristiana. Además de esto, los mandamientos también han sido una parte vital de
la liturgia cristiana. En resumen, por muchos siglos las tradiciones cristianas y judías han
concordado en que esta parte de la ley de Dios mantiene una primacía especial sobre las
otras instrucciones éticas de la Escritura.
Ahora que hemos visto la importancia y la prioridad que las Escrituras colocan sobre los Diez
Mandamientos, debiéramos volver nuestra atención a las tres categorías tradicionales o tipos
de ley que encontramos en las Escrituras.

Tres Tipos de Ley


En la mayoría de las ramas protestantes de la iglesia, ha sido común categorizar a las
distintas leyes de la Biblia del Antiguo Testamento en tres grupos principales: la ley moral, la
ley ceremonial y la ley civil. Las leyes morales normalmente se piensa que entregan las
normas éticas y por lo general se identifican con los Diez Mandamientos. Las leyes civiles son
para el gobierno de la sociedad, especialmente durante el período de la teocracia israelita. Las
leyes ceremoniales, a su vez, son las que proporcionan la instrucción para la adoración a
Dios. Con frecuencia, éstas se asocian más con el sistema de sacrificios del Antiguo
Testamento y con la administración del Tabernáculo y del Templo.
Estas diferencias han desarrollado un rol tan importante en la historia de la iglesia que las
estudiaremos con más detalles, primeramente analizando algunas condiciones importantes de
las divisiones tradicionales; en segundo lugar, afirmando el valor de estas divisiones; y en
tercer lugar, analizando la correcta aplicación de las categorías tradicionales de la ley para el
estudio de la ética. Primeramente consideremos algunas condiciones de la división tripartita
de las leyes del Antiguo Testamento.
Condiciones
Si bien existen muchos aspectos positivos que se pueden decir sobre la división tradicional
tripartita en la ley, la categorización de las leyes en la Escritura no queda ajena a sus
desafíos. En primer lugar, muchos eruditos bíblicos hacen notar justificadamente que las tres
categorías tradicionales no se enseñan explícitamente en la Biblia. Eso quiere decir que en
ninguna parte de las Escrituras encontramos ninguna declaración definitiva que existan
distintos tipos de leyes conocidas como las morales, ceremoniales y civiles, ni mucho menos
que haya instrucciones que expliquen qué leyes pertenecen a qué categorías. Ahora, estas
categorías tienen validez de muchas maneras, sin embargo, no debemos pensar en ellas
como algo que sea obvio o claro en todos los aspectos.
En segundo lugar, la Escritura presenta bastante claramente algunas leyes que pertenecen a
más de una categoría. Por ejemplo, en Éxodo capítulo 20 versículos 8 al 11, el mandamiento
para observar el sábado se establece explícitamente dentro de los Diez Mandamientos, la ley
moral. Sin embargo, el mandamiento del sábado también se establece dentro de una
colección de ceremonias de adoración de Israel en Éxodo capítulo 31 versículos 14 al 16.
La Biblia también identifica explícitamente el mandamiento de la prohibición de asesinar tanto
en lo moral como en lo civil. Este mandamiento es uno de los Diez Mandamientos en Éxodo
capítulo 20 versículo 13, marcándolo como una ley moral. Pero el Antiguo Testamento
también dejó en claro que el gobierno debía castigar a los que asesinaban, haciendo el
homicidio también un asunto civil.
Por lo tanto, a medida que vamos considerando las leyes del Antiguo Testamento, debemos
estar conscientes de que existen muchas leyes que calzan en más de una categoría. Por
cierto, es justo decir que todas las leyes del Antiguo Testamento tenían aspectos morales,
civiles y ceremoniales.
Veámoslo de esta manera: no importa lo que resalte más en un texto en particular, toda ley
fue una norma sobre la moral; toda ley tuvo una conexión directa o indirecta con las relaciones
sociales que fueron reguladas por las leyes civiles; y de una manera u otra, las observaciones
e infracciones de todas las leyes afectaron la manera en que el pueblo de Israel participó en
las ceremonias de adoración. Es por esta razón que es mejor hablar de los distintos
"aspectos" de las leyes que poner cada una de ellas en una de las categorías de la ley.
A pesar de estas condiciones, también debiéramos estar conscientes de que la división
tradicional tripartita cuenta con un valor sustancial cuando se trata de entender cómo Dios
quiso que se aplicara su ley a su pueblo.
Valor
En primer lugar, la división tradicional tripartita nos ayuda a ver más claramente que la Ley fue
la norma completa de Dios para la vida de su pueblo. La ley no tan sólo reguló una pequeña
parte de la vida; reguló toda la vida. Esto es evidente porque la división tradicional tripartita de
la ley refleja una diferencia genuina que establece la Escritura entre los tres cargos de la
teocracia que gobernó a Israel, es decir la del profeta, del sacerdote y del rey. La ley moral
corresponde estrechamente al cargo de profeta, que establece los requisitos de Dios para la
justicia. La ley ceremonial calza bien con el cargo de sacerdote, puesto que pertenece
directamente a las funciones desarrolladas por los sacerdotes, tales como la expiación. Y la
ley civil se relaciona estrechamente al cargo del rey, la autoridad gobernante del pueblo del
pacto de Dios.
En segundo lugar, esta diferencia tripartita nos ayuda a interpretar las leyes que la Biblia no
explica completamente. Al agrupar leyes similares, los teólogos se encuentran mejor
capacitados para determinar el significado original y la aplicación de muchas leyes sobre las
que la Biblia dice muy poco al respecto. Después de todo, cuando la Biblia nos entrega una
extensa información sobre cómo se debe aplicar una ley, pero muy poco sobre una ley
parecida, es razonable utilizar los conocimientos de la primera para ayudarnos a entender la
segunda.
Ahora que hemos visto algunas condiciones de la división tradicional de la ley, y que hemos
enfatizado su valor para entender las Escrituras, debemos volver nuestra atención a nuestra
tercera inquietud: la aplicación correcta de la división tradicional tripartita de la ley para el
estudio de la ética.
Aplicación
Si bien muchos teólogos concuerdan con la validez de las categorías tradicionales de la ley
del Antiguo Testamento, por lo general están en desacuerdo en cómo se deben aplicar estas
categorías al estudio de la ética. Algunos han dicho que categorías completas de la ley no se
aplican a los cristianos modernos. A su entender, la existencia de estas categorías, y la
correcta identificación de las leyes, provee un mecanismo por el cual pueden evitar la
aplicación de la Palabra de Dios en sus vidas. Otros teólogos han dicho que todas las leyes
individuales todavía se aplican, pero sólo en relación con algunos de sus aspectos. Incluso
otros han argumentado que las categorías tradicionales simplemente nos ayudan a ver cómo
cada uno de los aspectos de las leyes se debe aplicar en la vida de todo cristiano.
Consideremos, por ejemplo, la declaración de la Confesión de Fe de Westminster en el
capítulo 19 sección 3:
Todas aquellas leyes ceremoniales están abrogadas ahora bajo el Nuevo Testamento.
Esta declaración refleja el hecho de que desde la muerte, entierro, resurrección y ascenso de
Cristo, el pueblo de Dios ya no debe desarrollar muchos de los comportamientos específicos
que eran necesarios bajo el sistema mosaico de sacrificios y del templo. Ya no debemos
mantener el templo, o restringir el acceso a la santa presencia de Dios a las mujeres o a los
gentiles, ni sacrificar animales por nuestro pecado.
La Confesión de Fe de Westminster hace una declaración similar con respecto a la ley civil,
pero permite que la equidad en general, o los principios morales básicos, de las leyes civiles
se sigan aplicando. Habla sobre las leyes civiles de Israel en el capítulo 19 sección 4, donde
dice:
A los israelitas como a un cuerpo político también les dio algunas leyes judiciales, que
expiaron juntamente con el estado político de aquel pueblo, por lo que ahora no obligan a los
otros pueblos, sino en lo que la justicia general de ellas lo requiera.
Una vez más, la idea básica acá es que los requisitos específicos de las leyes civiles ya no se
aplican. Han expirado.
Ahora, es cierto que los creyentes ya no deben comportarse de muchas de las maneras que
se especifican en el Antiguo Testamento, especialmente las que tienen que ver con las leyes
que pertenecen a las ceremonias y al gobierno civil del Antiguo Testamento. Estos
comportamientos han sido substituidos por la revelación más completa del Nuevo Testamento.
Las leyes civiles y ceremoniales del Antiguo Testamento en realidad han expirado en el
sentido de que no debemos volver a los modelos de vida del Antiguo Testamento.
Sin embargo es muy importante que nos demos cuenta de que en otro sentido, las leyes
civiles y ceremoniales del Antiguo Testamento aún son aplicables a los cristianos modernos.
Las leyes civiles y ceremoniales aún nos guían como normas de Dios en la actualidad, tal
como lo hacen las leyes morales.
Existen al menos cuatro razones por las que los cristianos todavía debieran considerar las
leyes civiles y ceremoniales del Antiguo Testamento, como también sus leyes morales, para
obtener una dirección ética en la actualidad. En primer lugar, el carácter de Dios requiere que
aprendamos de la revelación que proveen estas leyes.
Como ya hemos visto, el carácter de Dios es nuestra norma máxima para la ética. Y la ley del
Antiguo Testamento refleja el carácter de Dios; es una revelación de quién es Dios y de cómo
es él. Además, el carácter de Dios no ha cambiado. Esto significa que todo lo que la ley reveló
acerca de Dios en el Antiguo Testamento continua siendo cierto hoy. En resumen, las leyes
civiles y ceremoniales del Antiguo Testamento aún revelan nuestra norma moral.
En segundo lugar, la Escritura en sí enseña la aplicación moderna continua de cada una de
las leyes del Antiguo Testamento, hasta la última de ellas.
Por ejemplo, en Mateo capítulo 5 versículos 18 al 19, Jesús entregó esta enseñanza:
Hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se
haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy
pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos,
mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
(Mateo 5:18 – 19)
De acuerdo a Jesús, toda la ley seguirá revelando la norma de Dios hasta que "todo se haya
cumplido." Sin embargo, no todo se ha cumplido todavía – Cristo no ha regresado. Hasta que
no regrese, hasta el último de los mandamientos ha de ser enseñado y observado. Por lo
tanto, de una manera u otra, incluso las leyes civiles y ceremoniales siguen enseñándonos las
normas de Dios para nuestras vidas.
En tercer lugar, el firme hecho es que la Biblia enseña en forma consistente que la Ley es un
todo unificado, que todo se mantiene unido, sin hacer diferencias entre las divisiones
ceremoniales, civiles o morales.
Por ejemplo, en Santiago capítulo 2 versículos 10 y 11 leemos lo siguiente:
Cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.
Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. (Santiago 2:10 –
11)
En la mente de Santiago, la ley era indivisible porque toda venía del mismo Dios.
En cuarto lugar, toda la Escritura, no solamente algunas partes, es para nuestra instrucción
moral. Esto significa que las leyes ceremoniales y civiles como también las leyes morales
tienen algo que enseñarnos acerca de la ética moderna.
Tal como escribió Pablo en 2 de Timoteo capítulo 3 versículo 16:
Toda la Escritura es…útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.
(2 Timoteo 3:16)
Debemos darnos cuenta de que Pablo no hizo una lista de ninguna excepción aquí. Por el
contrario, incluyó a "toda la Escritura." Esto significa que incluso las leyes ceremoniales y
civiles son útiles para instruirnos en justicia.
Ahora, el darse cuenta de que las leyes civiles y ceremoniales todavía forman parte de
nuestra norma en la ética cristiana es un importante primer paso. Pero también es importante
saber cómo incluir estos tipos de leyes en nuestras evaluaciones éticas. Después de todo, ya
hemos establecido que no debemos sencillamente continuar con los comportamientos del
Antiguo Testamento en cuanto a estas leyes. Entonces, ¿qué es lo que debemos hacer con
estas leyes? ¿Qué procesos de aplicación debemos seguir?
A través de esta serie de lecciones hemos enfatizado que las decisiones éticas siempre
requieren de la aplicación de la palabra de Dios a una situación por medio de una persona.
Como resultado, la norma de cualquier ley, ya sea que enfatice los aspectos morales, civiles o
ceremoniales, no se puede entender o aplicar correctamente sin considerar tanto la situación
a la que se está aplicando como la persona que la aplica. Y cada vez que los detalles de la
situación o la persona cambian, podemos esperar que la aplicación de la palabra de Dios sea
al menos algo distinta.
A modo de ilustración, servirá que consideremos un caso del Antiguo Testamento en el que se
aplicó la ley civil a una situación histórica. Consideremos las hijas de Zelofehad, a quienes se
menciona en Números capítulo 27. De acuerdo a la ley que Dios había entregado
anteriormente con respecto a la distribución de la Tierra Prometida, las asignaciones se tenían
que distribuir a las familias, y ellas debían ser divididas entre los hijos. Ahora, Zelofehad fue
un hombre que murió en el desierto, dejando a cinco hijas pero a ningún hijo. De acuerdo a la
ley de distribución de la propiedad que Dios había mandado, las hijas de Zelofehad no podían
heredar la tierra de su padre, por lo que las hijas apelaron a Moisés. Leemos su petición en
Números capítulo 27 versículos 3 al 4:
Nuestro padre murió en el desierto…y no tuvo hijos. ¿Por qué será quitado el nombre de
nuestro padre de entre su familia, por no haber tenido hijo? Danos heredad entre los
hermanos de nuestro padre. (Números 27:3 – 4)
Ahora, si el Señor hubiera querido que se aplicase la ley al pié de la letra o en forma
mecánica, el caso hubiera quedado resuelto. Como lo establecía la ley, las hijas de Zelofehad
no podían recibir la herencia de la Tierra Prometida. Pero en el versículo siguiente, sucedió
algo muy notable. Escuchemos las palabras de Números capítulo 27 versículo 5:
Y Moisés llevó su causa delante de Jehová. (Números 27:5)
¿No es eso algo maravilloso? Moisés había entregado la ley sobre la distribución de la
propiedad y era el juez supremo de Israel. Sobre todos los otros en esa nación, él conocía
íntimamente los caminos de Dios y los detalles de la ley de Dios. Si había alguien quien sabía
juzgar este caso, era Moisés. Entonces, ¿por qué no supo que decisión debía tomar?
Moisés entendía que la ley que Dios le había entregado había sido diseñada para manejar
una situación donde había hijos. Él sabía que el objetivo de esta ley era asegurar el lugar de
cada familia dentro de su tribu y preservar sus asignaciones de las tierras de la tribu. Pero en
el caso de las hijas de Zelofehad, Moisés enfrentó una situación en la que debía aplicar la
norma revelada por esta ley a una nueva situación. Necesitaba ayuda de Dios porque sabía
que la nueva situación iba a afectar la forma en que debía aplicar la ley. La respuesta de Dios
es digna de ser destacada. Oigamos lo que dijo Dios en Números capítulo 27 versículos 7 y 8:
Bien dicen las hijas de Zelofehad…Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cuando alguno
muriere sin hijos, traspasaréis su herencia a su hija. (Números 27:7 – 8)
El pasaje sigue enumerando una cantidad de otras instancias en las que la heredad de un
hombre podía recaer sobre personas que no eran sus hijos. Sin embargo, lo que estamos
tratando de dejar en claro es esto: Que Dios indicó que el mismo aspecto de su carácter se
debía aplicar de distintas maneras y en distintas situaciones. En muchos aspectos los
cristianos enfrentan la misma dificultad que enfrentó Moisés: tenemos la norma de la ley de
Dios pero debemos aplicarla a una nueva situación.
Por cierto, toda la ley debe volver a interpretarse y debe ser aplicada a la luz de Cristo y de su
obra. Como sacerdote, Cristo cumple los aspectos ceremoniales de la ley. Los principios
ceremoniales de la ley siguen estando vigentes y debemos seguir poniendo nuestra confianza
en Cristo como nuestro sacrificio, adorándole en Espíritu y en verdad.
Como rey, Cristo cumple los aspectos civiles de la ley. Y la iglesia, que es su nación en la
tierra, debe obedecer estos aspectos no solamente viviendo en forma correcta bajo nuestros
gobiernos terrenales correspondientes, que están bajo el señorío mayor de Cristo, sino que
también honrando directamente a Cristo como rey y guardando sus mandamientos.
Y por último, como profeta, Cristo cumple los aspectos morales de la ley. Dependemos en la
moralidad de Cristo solamente como la base de nuestra aceptación delante de Dios. Sin
embargo, también debemos amoldarnos a la imagen y al ejemplo de Cristo, buscando vivir tan
moralmente como él lo hizo durante su ministerio en la tierra, y como lo sigue haciendo en el
cielo.
En resumen, las categorías de las leyes morales, ceremoniales y civiles son útiles de diversas
maneras, especialmente cuando las consideramos como los aspectos de cada una de las
leyes en vez de distintas categorías. Sin embargo, nunca debiéramos usar estas categorías
como la base para ignorar ninguna porción o aspecto de las leyes de Dios. Como hemos visto,
toda la ley de Dios sigue siendo nuestra norma para la moralidad. Estamos obligados a aplicar
toda la ley de Dios a nuestra situación moderna. Cada parte de la ley de Dios sirve como
nuestra norma para la ética cristiana.
Ahora que hemos establecido una orientación básica de la variedad de la Escritura, y de la ley
de Dios en la Escritura, debiéramos explorar la unidad de la Biblia, considerando las maneras
en las que la ley se relaciona con las otras porciones de la revelación escrita de Dios.

UNIDAD DE LA BIBLIA
Es muy común escuchar en la iglesia moderna a los profesores que dicen cosas como estas:
"Los cristianos no tienen que obedecer la Ley; sólo tenemos que obedecer el evangelio" o "La
única ley que Dios nos manda a obedecer es la ley del amor." Ahora, si lo admitimos, no todo
lo que dice la Biblia sobre estos asuntos está perfectamente claro. Sin embargo, si analizamos
correctamente toda la información bíblica, lo que descubrimos es que la unidad de la Escritura
es tan grande que la ley es enteramente compatible con todo lo demás de la Biblia.
En esta parte de nuestra lección, consideraremos varias maneras en las que la ley interactúa
con las otras enseñanzas de la Escritura. Primero veremos la manera en que la ley se
relaciona con el mandamiento del amor. En segundo lugar, volveremos nuestra atención a la
relación entre la ley y el evangelio de la gracia. En tercer lugar, examinaremos la ley en
relación con la historia redentora y con el nuevo pacto. Y en cuarto lugar, trataremos el tema
de la armonía de todos los mandamientos divinos. Comencemos con la relación de la ley y el
mandamiento del amor.

Mandamiento del Amor


Cuando hablamos del "mandamiento del amor," primero que nada estamos hablando del
mandamiento de amar a Dios. Y como consecuencia de este mandamiento, también nos
referimos al mandamiento de amarnos los unos a los otros. Si bien ninguno de estos
mandamientos aparece en los Diez Mandamientos, ambos tienen una cierta prioridad que
debe ser reconocida. Tal como lo dijo Jesús en Mateo capítulo 22 versículos 37 al 40:
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es
el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. (Mateo 22:37-40)
Aquí, Jesús identificó el mandamiento de amar a Dios como el más grande mandamiento de
todos. También indicó que el mandamiento de amar a nuestro prójimo es la segunda ley más
importante. Y enseñó que todos los otros mandamientos dependen de estas dos leyes. Por lo
tanto, todos los otros mandamientos son, en cierto sentido, una descripción de cómo debemos
amar a Dios y a nuestro prójimo.
De hecho, Pablo llegó a decir en Romanos capítulo 13 versículos 9 y 10 que:
Cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo…así que el cumplimiento de la ley es el amor. (Romanos 13:9 – 10)
Y en Gálatas capítulo 5 versículo 14 escribió lo siguiente:
Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
(Gálatas 5:14)
Ahora, es importante leer las palabras de Pablo con mucho cuidado porque muchos teólogos
han cometido el error de pensar que en estos versículos Pablo enseñó que los cristianos no
tienen que obedecer la ley excepto la ley de amar a nuestro prójimo. A la verdad, sin embargo,
Pablo estaba diciendo que el mandamiento de amar a nuestro prójimo es inseparable de todos
los otros mandamientos porque todos los mandamientos de la Escritura nos enseñan a amar a
nuestro prójimo. Por lo tanto, si amamos de forma genuina y perfecta a nuestro prójimo,
guardaremos toda la ley que Dios nos ha dado.
Para decirlo de otra manera, ni Jesús ni Pablo intentaron reemplazar las muchas y distintas
estipulaciones de la ley con una formula más sencilla que requiera que sólo amemos a Dios y
a nuestro prójimo. En cambio, ambos quisieron enseñar que los requisitos para amar a Dios y
a nuestro prójimo son un aspecto de toda la ley, y que por lo tanto, una persona que es capaz
de amar perfectamente va a guardar todos los mandamientos de la ley. Consideremos, por
ejemplo, Deuteronomio capítulo 6, del cual citó Jesús el pasaje de Mateo que acabamos de
leer. Deuteronomio capítulo 6 versículos 1 al 6 dice:
Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que
os enseñase…para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus
mandamientos que yo te mando…Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón y de toda tu
alma, y con todas tus fuerzas. (Deuteronomio 6:1 – 6)
Aquí podemos ver que, dentro de su contexto original, el pasaje que Jesús citó sobre amar a
Dios estaba inseparablemente conectado a todos los distintos mandamientos de la ley que
Dios había entregado a través de Moisés. El amor a Dios nunca tuvo la intención de
reemplazar a los otros requisitos.
Entonces, a medida que vamos entendiendo cómo usar la ley en la ética cristiana, debemos
recordar la primacía e importancia del amor. Efectivamente, debemos recordar que toda la ley
de Dios se resume en los mandamientos de amar a Dios y al prójimo. Pero al mismo tiempo,
debemos estar conscientes de que el énfasis de la Escritura sobre el mandamiento del amor
no nos libera de guardar todas las otras leyes de la Biblia.
Ahora que hemos examinado la interdependencia entre el mandamiento del amor y del resto
de la ley, estamos listos para explorar la forma en que el evangelio de la gracia se relaciona
con la Ley de Dios.

Evangelio de la Gracia
Un malentendido común entre los cristianos es que la ley es contraria al evangelio de la
gracia. Muchos creen que porque somos salvos por medio de la gracia aparte de las obras de
la ley, no tenemos absolutamente ninguna obligación de obedecer la ley. Otros creen que la
ley se ve sólo correctamente como una amenaza y terror contra los pecadores, mientras que
el evangelio, al contrario, es lo que nos salva una vez que la ley nos ha condenado. En
realidad, existen tantos puntos de vista distintos sobre la relación entre la ley y el evangelio de
la gracia que es imposible mencionarlas todos. Por lo tanto, para responder a toda una gama
de nociones falsas, describiremos la perspectiva bíblica sobre esta relación, enfocándonos en
lo que tradicionalmente se ha denominado "los tres usos de la ley."
A partir de la Reforma Protestante, normalmente los teólogos han hablado de tres maneras
distintas de cómo se debe usar la ley en la Escritura. Si bien existe bastante acuerdo sobre la
validez de los distintos usos, los teólogos no siempre han sido consistentes en la enumeración
de estos usos. Entonces, para evitar la confusión, en estas lecciones nos referiremos a los
tres usos de la ley en el siguiente orden:
El primer uso de la ley es el uso pedagógico, o el uso de la ley como un maestro. Cuando se
usa pedagógicamente, la ley lleva al hombre a Cristo, incitando y exponiendo su pecado, y
amenazando el castigo contra el pecado.
El segundo uso de la ley es el uso civil. Cuando utilizamos la ley para un fin civil, la usamos
para restringir el pecado en la sociedad. Este uso a veces se asocia con la disciplina externa.
El tercer uso de la ley es el uso normativo. Este es el uso de la ley como guía o regla para los
cristianos fieles.
El uso pedagógico o el primer uso de la ley se refiere a la manera en que la ley de Dios vivifica
el pecado que existe dentro de los no creyentes y les muestra su necesidad de Cristo. Todos
hemos experimentado el aprendizaje de lo que es prohibido y de cómo nos sentimos atraídos
a ello aún más.
Pablo escribió su propia experiencia del uso pedagógico de la Ley en Romanos capítulo 7
versículos 7 y 8, donde escribió las siguientes palabras:
Yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera:
No codiciarás. Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda
codicia. (Romanos 7:7 – 8)
Este uso de la ley se asocia comúnmente a la enseñanza bíblica de que los creyentes
estuvieron una vez bajo la ley pero que ahora están bajo la gracia. Cuando se confronta a los
no creyentes con las normas y con las penalidades de la ley, se les incita a que pequen
incluso más, reconociendo el castigo o la maldición que la ley amenaza contra ellos por su
pecado. Esta amenaza hace que los no creyentes lleguen a Cristo, quien por su gracia los
salva de la maldición de la ley. Esta es la idea detrás de las palabras de Pablo en Romanos
capítulo 6 versículo 14:
El pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
(Romanos 6:14)
En este sentido, el uso pedagógico de la ley no se aplica directamente a los creyentes. Una
vez que una persona ha llegado a Cristo, la ley ha terminado su obra en este sentido. Por lo
tanto, en el sentido del uso pedagógico, ya no estamos bajo la ley.
El uso civil o el segundo uso de la ley incluye la forma en que la ley refrena al pecado,
amenazando con castigo contra los que la infringen. Podemos imaginar las formas en que
nosotros mismos refrenamos nuestro propio comportamiento por temor al castigo de los que
ejercen autoridad civil sobre nosotros, como por ejemplo la policía. Este uso de la ley es para
los creyentes y para los no creyentes de la misma manera, y se enfoca especialmente en el
lugar de Dios para el gobierno civil como instrumento para refrenar el mal. En las lecciones
futuras trataremos muchos de los temas relacionados con este uso de la Ley, así que por
ahora simplemente lo vamos a mencionar, haciendo notar que no es incompatible con el
evangelio de la gracia.
El tercer uso o el uso normativo de la ley, es muy útil para el estudio cuando pensamos en la
Ley en términos del evangelio y de la ética cristiana. El uso normativo emplea la Ley de la
manera en que la hemos estado usando en estas lecciones, es decir como una revelación de
la voluntad de Dios para la vida cristiana. Lo podemos comparar con las reglas familiares que
tuvieron nuestros padres para mantenernos a salvo, y que obedecimos porque amábamos y
confiábamos en nuestros padres.
Por ejemplo, escuchemos las palabras de 1 de Juan capítulo 3 versículo 4:
Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.
(1 Juan 3:4)
Juan escribió estas palabras mucho después de que Cristo ascendiera a los cielos. Sin
embargo, él afirmó que la ley sigue siendo la norma para nuestra conducta. Él incluso llegó a
definir al pecado en términos de infracción a la ley. Para decirlo en términos más sencillos, la
ley sigue siendo la norma por la cual se juzga el comportamiento cristiano para ser justo o
pecador. Además, muchos pasajes indican que cuando la ley se usa como una norma para el
comportamiento cristiano, ésta es perfectamente compatible con el evangelio.
Antes de que fuéramos salvos, todos éramos pecadores, incapaces de guardar la ley.
Estábamos bajo la maldición de la ley porque éramos infractores de la ley. Pero ahora que
somos salvos, se nos considera como los que guardan la ley perfectamente en Cristo, para
que recibamos las bendiciones de la salvación y de la vida prometidas por la ley. Pablo se
refirió a este estado como el hecho de estar bajo la gracia en contraste a estar bajo la
maldición de la ley.
En resumen, si bien los creyentes no están "bajo la ley" en el sentido que suframos su
maldición cuando pecamos, sí estamos "bajo la ley" en el sentido de que recibimos sus
bendiciones y en el sentido que estamos obligados a obedecerla.
En Santiago capítulo 1 versículo 25, Santiago coloca el asunto de la siguiente manera:
El que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo
oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. (Santiago
1:25)
Ahora que hemos visto cómo la ley de Dios complementa el mandamiento del amor y el
evangelio de la gracia, debemos mirar la ley en relación al nuevo pacto y a los desarrollos de
la historia redentora.

Nuevo Pacto
Cuando hablamos de la historia redentora y del nuevo pacto, nos estamos refiriendo a los
cambios que ocurrieron entre las eras del Antiguo y del Nuevo Testamento como resultado de
la obra de Jesucristo. Por ahora, nos interesa mayormente la forma en que estos cambios
afectan nuestro uso de la ley en la ética cristiana.
En el Antiguo Testamento, el nuevo pacto se menciona por su nombre sólo una vez, y eso es
en Jeremías capítulo 31 versículo 31. Por otro lado, el Nuevo Testamento se refiere a él varias
veces. Sin embargo, la mención más útil para nuestros propósitos se puede encontrar en
Hebreos capítulo 8, donde el autor cita extensamente de Jeremías capítulo 31 y lo aplica a la
iglesia.
En Hebreos capítulo 8 versículos 8 al 10, leemos las siguientes palabras:
Estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto…Pondré mis leyes en la
mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a
mí por pueblo. (Hebreos 8:8 – 10)
Fíjense que en este pasaje, el nuevo pacto no es algo que nos libra de la ley. Sino, en el
nuevo pacto, la ley sigue siendo central. De hecho, la ley es escrita en nuestras mentes y
corazones como las reglas del nuevo pacto.
La imagen de que la ley sea escrita en nuestros corazones y mentes indica que conocemos y
amamos la ley. Muy lejos de dejar la ley atrás nuestro como algo del pasado, en el nuevo
pacto incorporamos la ley y la guardamos intensamente. En realidad, esto es precisamente
cómo se debía observar la ley en el antiguo pacto.
Tal como habló el Señor en Deuteronomio capítulo 6 versículo 6:
Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. (Deuteronomio 6:6)
Y tal como testificó el salmista en el Salmo 119 versículo 11:
En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. (Salmo 119:11)
La palabra de Dios siempre se supuso que debía estar en los corazones y en las mentes de
su pueblo, y verdaderamente estuvo en el corazón y en las mentes de muchos, incluso en el
antiguo pacto. La Escritura de la ley en nuestros corazones y en nuestras mentes no es algo
nuevo o distinto en el nuevo pacto; es un punto de continuidad con el antiguo pacto.
Podemos decir incluso que el nuevo pacto nos da mayores razones para obedecer la ley.
Después de todo, en el Antiguo Testamento los creyentes miraban hacia el pasado al éxodo
de Egipto y hacia el futuro a la Tierra Prometida como la base de su obediencia a la ley. Sin
embargo, hoy, los cristianos miran hacia el pasado a la obra mucho mayor de la salvación en
Cristo, y hacia el futuro a la obra incluso mayor de su segunda venida, como la base de
nuestra obediencia a la ley.
Pero nuevamente, es importante que como cristianos volvamos a aplicar la ley a la luz de los
cambios que han ocurrido entre el antiguo y el nuevo pacto.
Tal como lo escribió el autor de Hebreos capítulo 10 versículo 1 de su libro:
La ley es sólo una sombra de los bienes venideros, y no la presencia misma de estas
realidades. (Hebreos 10:1 [NVI])
En el nuevo pacto, se ha revelado a Cristo como el que la ley había predicho. Como resultado,
muchas de las leyes que obligaban a los creyentes del antiguo pacto a desarrollar tales
sacrificios ahora se han cumplido por la realidad que ellas anunciaron, es decir por el sacrificio
de Cristo. Como resultado, nosotros guardamos correctamente estas leyes, confiando en
Jesús como nuestro sacrificio y no sacrificando bueyes ni machos cabríos.
En las próximas lecciones, veremos con más detalles los tipos de ajustes que debemos hacer
cuando aplicamos la ley a la era del Nuevo Testamento. Pero por ahora, debiera quedar claro
que en principio la ley se aplica durante la era del nuevo pacto.
Ahora que hemos explorado la ley con relación al amor, al evangelio y al nuevo pacto,
estamos listos para tratar nuestro último tema: la armonía de todos los mandamientos de Dios
unos con otros.

Armonía
En el sistema legal de la Biblia existe una gran cantidad de leyes y requisitos. Estos son tantos
y tienen que ver con tantos asuntos que a veces estas leyes parecieran estar en conflicto
entre sí. El conflicto entre las reglas es un problema que enfrenta todo sistema deontológico o
ético que esté relacionado con las reglas.
Pero en el caso de la ley bíblica, no existen verdaderas contradicciones; entre las leyes de
Dios en realidad no existen conflictos, tal como el carácter de Dios nunca se ve en conflicto
consigo mismo. En cambio, todas las enseñanzas morales de la Escritura se encuentran en
perfecta armonía entre ellas.
Tal como lo vimos en Santiago capítulo 2 versículo 10, la Ley es un todo unificado:
Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de
todos. (Santiago 2:10)
Puesto que la ley está unificada, sus diversos mandamientos requieren de nuestra obediencia
en forma colectiva. Eso quiere decir que, cada vez que nuestras acciones están en completo
acuerdo con cualquiera estipulación en particular de la ley, están de acuerdo con la totalidad
de ellas.
Por lo tanto, cada vez que parezca que algunas leyes particulares de la Biblia se contradicen
entre sí, simplemente significa que no hemos entendido correctamente la ley todavía. El hecho
es que nunca entenderemos perfectamente toda la ley, así que de vez en cuando nos
sentiremos perturbados entre las distintas leyes de Dios. ¿Cómo resolvemos estas tensiones,
en forma práctica? Bueno, existen muchas cosas que se podrían decir sobre tales situaciones,
pero vamos a mencionar sólo dos.
En primer lugar, las leyes de Dios han sido dadas con el entendimiento implícito de que a
veces algunas leyes tienen prioridad sobre otras.
Por ejemplo, en Mateo capítulo 5 versículos 23 y 24, Jesús entregó la siguiente instrucción:
Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,
deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces
ven y presenta tu ofrenda. (Mateo 5:23 – 24)
Jesús enseñó que la reconciliación entre el pueblo de Dios precede incluso a ciertas ofrendas
hechas a Dios – tanto así que si incluso un creyente está listo en el altar para presentar su
ofrenda, debe posponer la ofrenda hasta que haya arreglado los asuntos con su hermano.
Cada vez que se diga que ciertos pecados son peores que otros, o que se diga que ciertas
leyes son más importantes que otras, debemos darnos cuenta que la Biblia le da distintos
niveles de prioridad a sus diversos mandamientos. Es así que la asignación de prioridad a una
ley sobre otra en realidad concuerda con la totalidad de la ley; y por lo tanto, no se transforma
en absoluto en un conflicto entre leyes particulares.
En segundo lugar, las leyes bíblicas también han sido entregadas con el entendimiento
implícito que existen excepciones a las reglas. Eso quiere decir que, dentro del sistema legal
bíblico, se supone que en emergencias y en circunstancias inusuales, las regulaciones
normales pueden ser sobrepasadas por principios más importantes.
Consideremos, por ejemplo, la confrontación entre los apóstoles y el Sanedrín en Hechos
capítulo 5. En esta situación, el Sanedrín les había mandado a los apóstoles a que dejaran de
predicar de Jesús, sin embargo, los apóstoles ignoraron su mandamiento.
La defensa de los apóstoles con respecto a su acción quedó registrada en Hechos capítulo 5
versículo 29:
Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. (Hechos 5:29)
En este caso, la entidad gobernante de los judíos, el Sanedrín, sí tenía algo de autoridad
legítima sobre los apóstoles. Como regla general, la Biblia nos dice que es necesario que
obedezcamos a las autoridades humanas. Sin embargo, cuando el Sanedrín contradijo los
mandamientos de Dios, esto dio lugar a la excepción a la regla general de obedecer a
nuestros líderes humanos. Debido a esta excepción, lo correcto y lo justo que debían hacer
los apóstoles era desobedecer al Sanedrín y obedecer a Dios.
Pero nuevamente, este no fue un caso en el que la ley estaba en conflicto con otra. Después
de todo, la Ley es un todo unificado que revela el carácter de Dios, y el carácter de Dios no
está en conflicto consigo mismo. En cambio, la Ley anticipa que a veces los principios
generales indican cursos de acciones contrarias. En estos casos, lo que se debe hacer es
considerar todos los mandamientos y principios y medir la situación y los motivos con respecto
a cada obligación. El mejor curso de acción obedecerá a la totalidad de la ley en su completo
significado, incluso si no refleja la manera en que normalmente aplicamos ciertos principios.
Por supuesto que debemos ser cautelosos cuando asignamos prioridades a diversos
mandamientos en la Escritura. Y puesto que somos seres limitados, seres humanos caídos,
sin duda alguna habrá ocasiones en que no podremos descubrir lo que es correcto, e incluso
habrá veces cuando tomemos decisiones incorrectas. Sin embargo, siempre debemos
recordar que las Escrituras están unificadas. Y por lo tanto, debemos esforzarnos para hallar
las formas en que las leyes se puedan armonizar entre sí.

CONCLUSIÓN
En esta lección hemos visto las formas como funcionan en conjunto las diversas partes y los
aspectos de la Biblia como la norma de Dios para la ética cristiana. Hemos visto que cada una
de las variedades del lenguaje y de la literatura se debe tratar en forma un tanto distinta, y que
cada una de ellas posee algo especial que nos enseña sobre la ética. También hemos
explorado las divisiones y las funciones de la ley de Dios en las Escrituras. Además hemos
visto cómo está unificada la ley consigo misma y con todas las otras porciones de las
Escrituras.
A medida que continuamos nuestro estudio sobre la ética bíblica, es importante recordar que
existen muchas partes y aspectos distintos de la Biblia, y que cada uno nos entrega
información sobre la ética de distintas maneras. Manteniendo esto en mente mientras
seguimos estudiando y viviendo delante de Dios, seremos capaces de tratar cada parte y
aspecto de la Escritura en forma más responsable, haciendo que nuestras vidas se moldeen
mejor a las normas que Dios nos ha revelado.

Honra a Tus Padres (Quinto Mandamiento, Dr. Feddes)


Honra a Tus Padres por David Feddes
Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios
te da. (Éxodo 20:12)
Había una vez un viejito. Sus ojos guiñaban y sus manos temblaban; cuando comía, hacía
ruido con los cubiertos, no atinaba a su boca con la cuchara y escurría un poco de su comida
sobre el mantel. Ahora vivía con su hijo casado, y no tenía otro lugar donde vivir, y la esposa
de su hijo era una joven moderna que sabía que los suegros no deberían ser tolerados en la
casa de una mujer.
            "No puedo tener esto", dijo ella. "Interfiere con el derecho a la felicidad de la mujer".
Así que ella y su esposo tomaron al anciano del brazo con cuidado, pero con firmeza y lo
condujeron a la esquina de la cocina. Allí lo sentaron en un banquillo y le dieron su comida, lo
que había de ella en un platón de barro. A partir de entonces, siempre comía en la esquina,
guiñando en la mesa con ojos melancólicos.
Un día, su mano tembló más de lo habitual, y el platón de barro cayó y se rompió.
"Si eres un cerdo", dijo la nuera, "deberías comer de un abrevadero". Así que le hicieron un
pequeño abrevadero de madera, y él comía en eso.
Estas personas tenían un hijo de cuatro años al que le tenían mucho cariño. En una ocasión
para cenar, el joven se dio cuenta de que su hijo jugaba atentamente con algunos trozos de
madera y le preguntó qué estaba haciendo.
"Estoy haciendo un abrevadero", dijo, sonriendo para obtener aprobación, "para alimentarlos a
ti y a mamá cuando sean grandes".
El hombre y su esposa se miraron por un momento y no dijeron nada. Entonces lloraron un
poco. Luego fueron a la esquina y tomaron al anciano del brazo y lo llevaron de regreso a la
mesa. Lo sentaron en una silla cómoda y le dieron su comida en un plato, y desde ese
momento nadie lo regañó cuando traqueteaba, derramaba o rompía cosas.
Ese es uno de los cuentos de hadas de Grimm, como lo relata Joy Davidman. Es una manera
no muy sutil de decir: honra a tus padres, o tus hijos te deshonrarán. Ese es el mismo punto
que Dios plantea en el quinto de los Diez Mandamientos. "Honra a tu padre y a tu madre, para
que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da" (Éxodo 20:12).
Brecha generacional
La forma en la que los hijos adultos tratan a los padres ancianos es una parte de esto, la fase
final de la relación, pero todo comienza cuando eres un niño pequeño. En ese punto,
dependes de tus padres para casi todo, y estás bajo la autoridad que ellos ejerzan sobre
ti. Luego, a medida que creces y te vuelves un adolescente, te vuelves más
independiente. Incluso si todavía dependes de tus padres en relación a comida, ropa y un
techo sobre tu cabeza, te vuelves mucho menos dependiente de ellos en la forma en la que
piensas. Tu actitud hacia su autoridad a menudo pasa por un cambio enorme. Un niño de
cuatro años tiende a pensar que mamá y papá siempre tienen la razón, pero si tienes catorce
años, es más probable que pienses que tus padres siempre están equivocados.
Esos años de adolescencia pueden ser un momento difícil para que los niños se relacionen
con sus padres, y a menudo también es difícil para los padres. ¿Conoces el consejo que Mark
Twain le dio a una vez los padres? "Cuando un niño cumple 13 años, colócalo en un barril,
clava la tapa y aliméntalo por un agujero. Cuando cumpla 16 años, tapa el agujero". Bien,
entonces la relación entre adolescentes y padres no es tan mala, ¡pero a veces está muy
cerca!
La relación entre los hijos y los padres nunca ha estado libre de problemas, pero nuestra
sociedad la vuelve aún más difícil porque existe un énfasis fuerte en el individuo y uno mucho
menor en los lazos familiares. En una encuesta intercultural, se les pidió a algunas personas
de diferentes países que completaran la oración, "Amo a mi madre pero ..." -¿cómo
terminarías esa oración? En los países occidentales, la mayoría tomó esto como una señal
para ofrecer algunas críticas a su madre. En el sudeste de Asia, la mayoría de las personas
llena el espacio en blanco de manera muy diferente. La respuesta solía ser algo así como:
"Amo a mi madre, pero ... nunca podré pagar todo lo que ella ha hecho por mí".
Estudiemos detenidamente por qué honrar a nuestros padres es tan importante y tan difícil,
especialmente en nuestra sociedad. ¿Qué está pasando cuando los adolescentes se sienten
más atraídos por MTV que por las ideas de sus padres? ¿Qué sucede cuando las personas
mayores con buena salud prefieren vivir cerca de un campo de golf en el Sun Belt que estar
cerca de sus hijos y nietos? ¿Y qué hay de las personas mayores incómodas con problemas
de salud, quienes son asignados, no a un rincón, sino a un hogar de ancianos? Necesitamos
pensar acerca de por qué la brecha generacional a menudo parece tan amplia y sobre aquello
que se necesitará para cerrar la brecha.
Mandamiento Serio
Sin embargo, antes de adentrarnos en eso, quiero decir algo con franqueza. En los Diez
Mandamientos, el mandato de honrar a nuestros padres es el quinto, no el primero. Los
primeros cuatro mandamientos tratan sobre cómo debemos honrar a Dios. Dios es el
primero. Los hijos honran a sus padres más sinceramente, y los padres merecen más ese
honor, cuando toda la familia busca honrar a Dios en conjunto. Los expertos en temas
familiares a menudo hablan sobre el tiempo de calidad. Bueno, no hay mejor "tiempo de
calidad" que cuando una familia se toma tiempo para estar junta entre sí y con Dios. Eso es
tiempo de calidad.
Jesús dijo que toda la ley podría resumirse en dos principios básicos: amar a Dios sobre todo,
y amar a tu prójimo como a ti mismo. En los Diez Mandamientos, los primeros cuatro tratan
acerca de amar a Dios, y los seis restantes tratan acerca de amar a nuestro prójimo. El quinto
mandamiento, entonces, es el primero que trata directamente acerca de nuestra relación con
los demás. El respeto por los demás y el amor por los demás comienza en casa.
El quinto mandamiento dice claramente que nuestra actitud hacia nuestros padres tiene un
impacto poderoso en nuestro futuro. Si los niños honran a sus padres, y si los padres actúan
de una manera que merezca ese honor, el futuro es brillante. Por otro lado, si los niños
"disuaden" a sus padres, si les faltan al respeto y los deshonran, el futuro es sombrío.
Para ver cuán serio es todo esto, considera esto: En los primeros días del pueblo de Dios, los
israelitas, Dios ordenó la pena de muerte para los hijos rebeldes. En ese momento de su
historia, los israelitas eran un grupo variopinto y caótico de ex esclavos. Nunca podrían
convertirse en una gran civilización, con familias sanas, comunidades fuertes y una fe
próspera, si el rechazo de la autoridad parental se extendiera. La deshonra hacia los padres
era un cáncer, mortal para toda la comunidad, y tenía que ser cortado.
Ahora bien, esto no significaba que un niño de cinco años podía morir en el momento en el
que hacía algo que sus padres le dijeron que no hiciera. La ley era aplicada a un delincuente
desafiante de una edad más responsable, alguien que era incorregible, un borracho habitual o
un alborotador, que despreciaba a sus padres y rechazaba todos sus consejos y
advertencias. E incluso en una situación como esa, los padres no tenían autoridad
simplemente para matar a su propio hijo, como en muchas otras culturas de esa época. La
pena de muerte solo se puede imponer después de una audiencia por las autoridades
gubernamentales de toda la comunidad (véase Deuteronomio 21: 12-21). Aun así, se trataba
de una ley difícil para una situación difícil. Vivimos en una etapa posterior a la revelación de
Dios, pero la dureza de esta pena de una etapa anterior muestra cuán serio es despreciar y
deshonrar a nuestros padres.
Afirmando la Autoridad
Con eso como trasfondo, consideremos qué significa para nosotros el mandamiento de honrar
a nuestros padres en nuestra situación actual.
En primer lugar, este mandamiento afirma autoridad. El mandamiento es para honrar. El honor
no es una palabra especialmente sentimental. Honor es una palabra que tiene que ver con
reconocer la autoridad. El amor y el afecto son muy importantes en el hogar, por supuesto,
pero también debe existir una estructura de autoridad definida.
La autoridad no es muy popular en estos días, sin embargo. Especialmente desde la década
de 1960, se pensaba que era casi una obligación moral cuestionar la autoridad, no
honrarla. Ya sea que se trate del gobierno, de la iglesia o de los padres, tendemos a sentir
resentimiento por la autoridad y a pensar que la única opinión que realmente importa es la
nuestra. En ciertas épocas y culturas, las personas pudieron haber sido demasiado rápidas
para ceder ante la autoridad, incluso cuando las figuras de autoridad estaban tremendamente
mal, pero ese no es nuestro problema. En estos días, la situación es más parecida a lo que
alguien describió de esta manera: "En nuestro sistema escolar, los maestros le temen al
director, el director le teme al consejo escolar, el consejo escolar les teme a los padres, los
padres les temen a los hijos, y los hijos no le temen a nadie".
Eso puede ser una exageración, pero el respeto por la autoridad se encuentra en su punto
más bajo, y muchas personas piensan que así es como debe ser. Los padres y los maestros a
menudo se sienten incapaces de ejercer autoridad sobre los niños. El camino moderno ha
sido ver a los niños como individuos básicamente buenos y nobles. El trabajo de los padres es
ser tan permisivos y afirmativos como sea posible y no imponerles nada a sus hijos. Del
mismo modo, los maestros escolares deben mejorar la autoestima de los niños y ayudarlos a
aclarar sus propios valores sin imponerles nada.
Pero cuando esto sucede, los padres y los maestros están abandonando su autoridad
legítima. Ellos deberían estar dándoles a los niños una guía moral autoritaria. Los niños
necesitan saber que sus instintos no siempre son buenos, que muchos de sus deseos son
destructivos y que muchos de sus valores son egoístas e inmorales. Entre otras cosas, la
autoridad significa decir: "Yo sé más sobre una vida correcta que tú. Así que voy a enseñarte,
y espero que escuches". El quinto mandamiento espera que los padres ejerzan su autoridad
debida. Dios no ordenaría que los niños honrasen a sus padres si en primer lugar él no les
hubiera dado autoridad a los padres.
Cuando los padres pierden su valor y abandonan su autoridad, o cuando los niños rechazan la
autoridad de los padres buenos, ¿qué ocurre? ¿En ese caso los niños están libres de toda
autoridad? De ningún modo. Simplemente se someten a diferentes autoridades.
Autoridades Competentes
Si eres un adolescente, y dejas de tratar de complacer a tus padres, ¿eso significa que ahora
eres fuerte e independiente y que tomas tus propias decisiones? No exactamente. A menudo
esto solo significa que estás más ansioso por complacer a tus compañeros que a tus
padres. Deseas ajustarte a los estándares de tu grupo de edad y de tus amigos. Deseas
comprar su tipo de calzado, usar su tipo de ropa, tener su peinado, pendientes y todo lo que
se ajuste al "aspecto" de los niños de tu edad. Deseas usar sus palabras, escuchar su tipo de
música y hacer el tipo de cosas que los niños a tu alrededor están haciendo.
A veces esto es bastante inofensivo, pero en otras ocasiones puede provocar daños graves.
Cuando alguien te ofrece un cigarrillo o una botella de licor o un porro de marihuana o un
esnifo de crack, ¿crees que toman en cuenta tu bienestar? Pero es tentador seguir adelante si
aquello es lo que se necesita para encajar. Si los niños de tu escuela o de tu vecindario te
dicen que algo anda mal contigo si aún eres virgen o si tu pareja te está presionando para que
tengas relaciones sexuales, ¿es porque les preocupa tu felicidad futura? Pero es difícil no
participar a menos que tengas padres que te hayan enseñado a ser más inteligente.
¿Y sabes cuál es realmente el chiste negro de todo esto? Justo cuando piensas que estás
haciendo lo que tú y tus amigos quieren en lugar de lo que quieren los adultos, justo cuando
crees que tu generación está demostrando que está realmente libre del control de los adultos,
el hecho es que estás haciendo la voluntad de ciertos adultos que se esconden detrás de la
escena y saben cómo tirar de tus hilos como un títere. Detrás de la mayoría de las modas de
ropa, zapatos, peinados, etc., hay vendedores astutos que apuntan hacia cada nueva
generación. Intentan ampliar la brecha generacional para que los niños hagan lo que los
vendedores ambulantes adultos quieren en lugar de lo que los padres adultos quieren.
Toma a MTV. Es un canal perteneciente y administrado por adultos. Su objetivo principal es
hacer dinero para los adultos que poseen acciones en la enorme corporación que tiene a MTV
como una de sus muchas propiedades. Antes de que MTV despegara, un grupo de
investigadores planeó muy cuidadosamente cómo podrían enganchar a los niños, conseguir
porcentajes de televidentes y vender muchos discos y otras cosas. Los ejecutivos de MTV lo
llaman "el canal más investigado de la historia". MTV estudió cómo son los niños, no con el
propósito de ayudarlos a ser mejores y más felices, sino simplemente para manipular a los
niños con la finalidad de que compren lo que las empresas están vendiendo. Bob Pittman, una
de las principales fuerzas detrás del escenario, dijo: "En MTV, no rodamos para los jóvenes de
14 años, ellos nos pertenecen".
Gran parte de la cultura juvenil actualmente está gobernada por adultos cuyo único interés en
los jóvenes es explotarlos y usarlos para ganar dinero. Para cada grupo de niños que babea
encima de una revista pornográfica, hay un adulto millonario sórdido como Hugh Hefner o Bob
Guccione sonriendo por todo el camino hacia el banco. Por cada película o programa de TV
que muestra una escena de sexo candente y que les da a los niños la sensación de que de
eso se trata el amor, hay un estudio de Hollywood y un patrocinador corporativo que cuentan
sus millones, incluso cuando las adolescentes quedan embarazadas, contraen enfermedades
y pierden todo respeto por el sexo, por el amor y por el matrimonio.
Por cada niño que fuma un cigarrillo porque otros niños piensan que es genial, hay un
ejecutivo de publicidad y una compañía tabacalera regodeándose con los millones que Joe
Camel está generando en el mercado juvenil. Por cada niño que consume drogas o alcohol de
otro niño, hay un traficante de drogas adulto o un ejecutivo de una empresa cervecera adulta
que se enriquece. Por cada niño que compra los álbumes de un cantante arruinado como Kurt
Cobain, Madonna, Axl Rose o Michael Jackson, en algún lugar hay un ejecutivo de la
compañía discográfica forrando sus bolsillos.
Estos adultos están en el juego de ganar dinero con los niños, y saben qué botones presionar.
Saben que la rebelión, la ira, el sexo, la violencia y la presión de los compañeros tienen un
atractivo especialmente poderoso para los adolescentes confundidos, y estos adultos
manipulan hábilmente estas cosas para ganar dinero. Mientras tanto, los padres que
simplemente quieren ayudar a los hijos a superar estos problemas y obsesiones, y que
lleguen a la madurez parecen estar fuera de frecuencia.
Si eres un adolescente, necesitas saber qué está sucediendo aquí. La pregunta no es si
sigues el ejemplo de los adultos. La verdadera pregunta es, ¿de qué adultos? ¿Los que le
ponen un valor en dólares a tu alma, o los que te dieron a luz, te aman y quieren ayudarte a
ser sabio, fuerte y bueno? Honra a tu padre y a tu madre, y serás mucho más capaz de
resistirte a los manipuladores.
Y en cuanto a ustedes, padres: no huyan de su llamado de ejercer autoridad. No tengan
miedo de inculcar sus convicciones en sus hijos. Si no quieren influir en sus hijos, ustedes son
los únicos que no lo hacen. Los traficantes de drogas, los pornógrafos, las compañías
discográficas, los vendedores de cigarrillos, las cervecerías, los productores de Hollywood:
están haciendo todo lo que está en su poder para influir en sus hijos. Sin duda, ustedes
pueden hacerlo mejor que esa multitud.
Respetando a los Ancianos
En una era que es tan negativa con respecto a la autoridad, el quinto mandamiento nos llama
a honrar la autoridad. Además, en una era que glorifica a los jóvenes y desprecia la vejez, el
quinto mandamiento nos llama a respetar a nuestros mayores. Cuando tu lema es "no confíes
en nadie mayor de 30 años", ¿qué haces cuando cumples 30 años? Un problema cuando no
respetamos a las personas mayores es que realmente nunca crecemos. Cada vez más
personas se quedan atrapadas en la adolescencia perpetua. Tienen entre 30 y 40 años, y
todavía le temen a la responsabilidad, prefieren la experimentación sexual a un compromiso
de por vida, y gastan una cantidad ridícula de dinero y esfuerzo tratando de no ver su edad, de
hacerse estiramientos faciales, liposucción, tintes cabello y todo lo demás.
En contraste con todo esto, la Biblia dice: "Corona de honra es la vejez" (Proverbios
16:31). Hay algo espléndido en la vejez. Ser joven tiene ciertas ventajas, pero también las
tiene ser viejo. En el diseño de Dios, hay algo especial en cada fase de la vida. Los niños
cuentan con una enorme energía y entusiasmo, mientras que las personas mayores cuentan
con una gran experiencia y sabiduría. La Biblia dice: "La gloria de los jóvenes es su fuerza, Y
la hermosura de los ancianos es su vejez" (Proverbios 20:29).
Parte de honrar a nuestros padres es reconocer la sabiduría que viene con la edad. Mark
Twain describió una vez sus propios años de adolescencia y su actitud hacia su padre de esta
manera: "Cuando era un niño de catorce años, mi padre era tan ignorante que apenas podía
soportar tenerlo cerca. Pero cuando llegué a los veintiuno, me sorprendió lo mucho que él
había aprendido en siete años".
Muchos de nosotros podemos identificarnos con eso. Cuando atravesamos esos años de
desarrollo de nuestra propia identidad, cuando aprendemos a pensar realmente por nosotros
mismos por primera vez, podemos pensar que nuestros padres están realmente aislados, que
simplemente no se dan cuenta de nada, que son francamente ignorantes. Pero una vez que
hemos llegado a esa etapa, a menudo hay un respeto renovado por la sabiduría de nuestros
padres.
Al decir todo esto, no estoy tratando de afirmar que todos los padres son perfectos, o que
envejecer automáticamente te haga más sabio. Hay padres abusivos e incompetentes, y hay
personas que, en lugar de envejecer y ser más sabios, solo envejecen. Cuando Dios nos
llama a honrar a los padres y a las personas mayores, también llama a los padres y abuelos a
ser el tipo de personas que merecen ese tipo de honor. En Efesios 6, la Biblia dice: "Hijos,
obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo", y luego agrega: "Padres, no
provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor"
(Efesios 6:1,4).
Acortando la Brecha Generacional
Donde existe una brecha generacional, donde los niños y los padres están distantes unos de
otros, ambos deben reconciliarse con el Señor y con su voluntad para ellos. Entonces pueden
reconciliarse entre sí. El quinto mandamiento nos muestra que las personas comprometidas
con Dios también se comprometerán con su familia.
Muy a menudo nuestros propios deseos individuales son lo primero, y la familia llega en un
remoto segundo lugar. Cuando eso sucede, la brecha generacional se convierte en un gran
cañón. Si los abuelos prefieren un campo de golf bajo el sol en compañía de sus hijos y
nietos, no deberían sorprenderse demasiado si eventualmente se encuentran en un hogar de
ancianos donde rara vez ven a sus hijos o nietos. No digo que las personas mayores nunca se
diviertan en un clima más cálido, ni estoy diciendo que siempre sea malo que una persona
mayor que necesita cuidados especiales esté en un hogar de ancianos. Pero estoy diciendo
que con demasiada frecuencia los lazos familiares se consideran más una carga que una
bendición. Necesitamos poner las relaciones antes que el placer personal y la
conveniencia. Necesitamos preguntarnos cómo podemos amar mejor a nuestros seres
queridos antes de preguntarnos cómo podemos disfrutar. Solo el amor y el honor mutuos
pueden acortar la brecha generacional.
Donde existen estos lazos de amor y de honor, basados en una fe común en Jesucristo, los
miembros de la familia pueden apoyarse mutuamente, y cada generación puede estar
orgullosa de la otra. Proverbios 17:6 lo expresa de esta manera: "Corona de los viejos son los
nietos, y la honra de los hijos, sus padres". Oremos para que Dios haga que eso sea cada vez
más una realidad para nosotros.
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
Hijos Prósperos (Dr. Feddes)
Hijos Prósperos 
por David Feddes

Hijos Prósperos

1. Los hijos prósperos honran y obedecen a sus padres.


2. Los hijos prósperos tienen padres que son dignos de ser honrados y obedecidos.

Colosenses 3:20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor. 21
Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.
Efesios 6:1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. 2 Honra a tu
padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; 3 para que te vaya bien, y
seas de larga vida sobre la tierra. 4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos,
sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

¿Prosperar o perecer?
• Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre.
(Proverbios 1:8)
• Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; porque largura de
días y años de vida Y paz te aumentarán. (Proverbios 3:1-2)
• El ojo que escarnece a su padre y menosprecia la enseñanza de la madre, los cuervos de la
cañada lo saquen, y lo devoren los hijos del águila. (Proverbios 30:17)

Padre débil, hijos inútiles


• Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová. (1 Sam 2:12).
• Ellos no escucharían la voz de su padre, pues la voluntad del Señor era matarlos. (1
Samuel 2:23-25)
• Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus
hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado. (1 Samuel 3:13).

Crecer bajo Eli


El niño ministraba a Jehová delante del sacerdote Elí. (1 Samuel 2:11).
Y el joven Samuel iba creciendo, y era acepto delante de Dios y delante de los hombres. (1
Samuel 2:26).
Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada...
Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven. (1 Samuel 3:7-8).

¿Por qué obedecer a los padres?


• "Esto es agradable en el Señor." Estás representando cómo es que el hijo obedece al Padre.
• "Esto es justo". Estás guardando uno de los Diez Mandamientos de Dios.
• "Para que te vaya bien." Tus padres quieren lo mejor para ti. Obedecerlos te ayuda a
prosperar materialmente, relacionalmente, espiritualmente.
• Serás formado por adultos--sólo es cuestión de qué adultos. Tus padres te aman más y te
conocen mejor.

Hijo perfecto, padres imperfectos


Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre
me es necesario estar? Mas ellos no entendieron las palabras que les habló. Y descendió con
ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en
su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los
hombres. (Lucas 2:49-52)

Hijos prósperos

1. Los hijos prósperos honran y obedecen a sus padres.


2. Los hijos prósperos tienen padres que son dignos de ser honrados y obedecidos,
quienes no los provocan innecesariamente, sino que los crían en el buen camino de
Dios.

Centrándose en los padres


Col 3:21 y Efesios 6:4 les dicen a los hijos que obedezcan a los "padres" y "honren a padre y
madre." Pero los "padres" en particular, son el enfoque del mandamiento para criar a los hijos
y no provocarlos. ¿Por qué centrarse en los padres?
     *El padre tiene la responsabilidad principal de sus hijos y responderá ante el Señor.
     *El padre tiene el mayor poder para provocar y desanimar a los hijos.

Disciplina amorosa
• La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la alejará
de él. (Proverbios 22:15)
• El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.
(Proverbios 13:24).
• No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás
con vara, y librarás su alma del Seol. (Proverbios 23:13-14)
Obteniendo una buena cosecha
El que ara para sembrar, ¿arará todo el día? ¿Romperá y quebrará los terrones de la tierra?
Cuando ha igualado su superficie, ¿no derrama el eneldo, siembra el comino,
pone el trigo en hileras, y la cebada en el lugar señalado, y la avena en su borde apropiado?...
el eneldo no se trilla con trillo
ni sobre el comino se pasa rueda de carreta,
sino que con un palo se sacude el eneldo,
y el comino con una vara. (Isaías 28:24-27)

Corrección vs. crueldad


• Disciplinar: justa, amorosa, limitada
• Dañar: intimidar, daño corporal
• Regañar: reprender, corregir, privado
• Gritar: enfurecerse, explotar, insultar, humillación pública
• Dirigir: enseñanza y ejemplo
• Dominar: control rígido, obligar a los niños a encajar en el mismo molde

Ten cuidado
• Castiga la desobediencia o el desafío directo, no las acrobacias tontas o los derrames
descuidados.
• Las nalgadas son más apropiadas cuando los niños son muy pequeños y responden mejor a
las consecuencias físicas rápidas.
• Los padres que crecieron bajo padres abusivos deberían ser sabios para no dar nalgadas,
sino para encontrar otras formas de disciplina.
• La imparcialidad no siempre significa tratar a todos los hijos de la misma manera. Cada hijo
es diferente.

Se coherente
• El castigo se ajusta al crimen: Los niños saben qué esperar si hacen algo mal. Las
consecuencias se ajustan a la ofensa y no varían con el estado de ánimo de los padres.
• Practica lo que predicas: Los padres deben hacer constantemente lo que les ordenan a sus
hijos que hagan, y evitar lo que les dicen a sus hijos que eviten.
• Los padres están de acuerdo: El padre y la madre son coherentes entre sí. Si uno dice que
no, los hijos no pueden hacer que el otro diga que sí.

Se comprensivo
• Al que responde palabra antes de oír, Le es fatuidad y oprobio. (Proverbios 18:13)
• Justo parece el primero que aboga por su causa; Pero viene su adversario, y le descubre.
(18:17)
• El que ahorra sus palabras tiene sabiduría; De espíritu prudente es el hombre entendido.
(17:27)
• El necio da rienda suelta a toda su ira, Mas el sabio al fin la sosiega. (29:11)

Se compasivo
• Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen.
Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo. (Salmos 103:13-14)
• Mantente atento al nivel de madurez, los límites, las habilidades, el estado de ánimo, el
cansancio, los desafíos y los miedos de tu hijo.
• El llamado principal de un padre Cristiano es mostrar la gracia y el amor de Dios a los niños,
mostrar compasión y perdón. Admite tu propia necesidad de gracia y trata a los hijos con
gracia.

Se enseñable
• ¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él.
(Proverbios 26:12)
• El que confía en su propio corazón es necio; mas el que camina en sabiduría será librado
(28:26).
• El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; y a la honra precede la humildad. (15:33).

Involúcrate
• Criadlos en disciplina y amonestación del Señor. (Efesios 6:4)
• Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y
al acostarte, y cuando te levantes. (Deuteronomio 6:7).

Se piadoso
• Así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y
consolábamos a cada uno de vosotros, y os encargábamos que anduvieseis como es digno
de Dios. (1 Tes 2:11-12)
• El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza. (Gal 5:22-23)
• Si el fruto piadoso prospera en ti, la fe no será forzada sobre tus hijos de una manera que los
provoque. Ellos la encontrarán deliciosa.

Representaciones de paternidad, la Paternidad de Dios


• Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. (Marcos 1:11).
• El Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace. (Juan 5:20).
• Padre nuestro que estás en los cielos. (Mateo 6:9).
• Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más
vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mateo 7:11).

La actitud de los hijos a los padres representa la actitud ante el Padre


• Nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. (Juan 8:28).
• Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago.
(Juan 14:31)
• Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia. (Hebreos 5:8).
Más Allá de los Valores Familiares (Dr. Feddes)
Más Allá de los Valores Familiares por David Feddes
 
"Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los
que los aman." (Lucas 6:32)
 
Cuando las personas hablan constantemente de "valores familiares", significa que tenemos un
grave problema. Si la familia estuviera bien, no estaríamos hablando tanto de la familia. La
familia está en problemas. Incluso las familias Cristianas están en problemas. Un triste
comentario sobre el Cristianismo de América del Norte es que las transmisiones religiosas
más populares son las que tratan casi por completo temas familiares. No estoy rechazando
estos programas. Algunos de ellos son excelentes y muy necesarios. Pero los Cristianos
estamos en serios problemas cuando hemos llegado al punto en el que sentimos que nuestra
mayor necesidad son familias más fuertes. Después de todo, no hay nada claramente
Cristiano acerca de amar a los miembros de tu familia y tratarlos bien.
 
Jesús dice: "Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores
aman a los que los aman" (Lucas 6:32). "Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué
hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?" (Mateo 5:47)
 
Pero en muchas iglesias de hoy, los pastores estarían encantados si tan solo sus miembros
pudieran vivir como paganos decentes. Si pudiéramos lograr que los adolescentes amaran a
sus padres lo suficiente como para no rebelarse contra ellos, si pudiéramos lograr que los
esposos amaran a sus esposas lo suficiente como para no dejarlas, si pudiéramos lograr que
los padres amaran a sus hijos lo suficiente como para no abusar de ellos--si pudiéramos
convencer a la gente de la iglesia de amar a quienes los aman, muchos líderes de la iglesia
estarían danzando de gozo. Sin embargo, de acuerdo a Jesús, si amas a los que te aman, si
te enfocas en tu familia y si eres amable con los que están cerca de ti, no estás haciendo nada
heroico. No estás haciendo nada especialmente Cristiano. Simplemente estás haciendo lo que
haría cualquier pecador o pagano de sentido común.
 
Hay personas de todas las religiones, y algunas sin religión, que tienen familias fuertes. Hay
personas que son retorcidas y crueles con algunos pero que aún son leales y aman a su
familia. Incluso un asesino profesional puede ser un buen hombre de familia. Como dijo Jesús,
"Porque también los pecadores aman a los que los aman". Así que permítanme repetirlo:
cuando el tema principal de la agenda Cristiana es centrarse en la familia, algo anda mal.
Significa que a muchos que dicen seguir a Jesús le resulta difícil incluso comportarse tan bien
como muchos que no siguen a Jesús. Muchos de nosotros estamos tan arruinados que
necesitamos consejos psicológicos y recomendaciones de sentido común antes de que
incluso podamos igualar los valores familiares de los llamados "pecadores" y "paganos" que
ignoran la Biblia.
 
Además, un enfoque fuerte en la familia puede llevar a los Cristianos que logran tener una
vida familiar decente a estar bastante satisfechos de ellos mismos. Ellos aman a quienes los
aman, y eso es suficiente. Piensan que el Cristianismo es sinónimo de "valores familiares
tradicionales" y dirigen toda su energía y preocupación a quienes se encuentran en su círculo
familiar. Pero Jesús espera más de sus discípulos. Dice: No solo ames a tu familia. Ama a tus
enemigos.
 
Amad a Vuestros Enemigos
 
El Señor Jesús nos llama a algo mucho más radical que a la moralidad tradicional. Cristo nos
llama a mucho más que a los valores familiares. Él nos abraza en el amor de Dios, y luego nos
llama a amar de la manera en la que Dios ama. Dios amaba al mundo incluso cuando el
mundo lo odiaba, incluso cuando éramos enemigos de Dios (Romanos 5:10). Cristo murió
para pagar por nuestros pecados a pesar de que nunca podríamos devolverle el
pago. Cuando pones tu fe en Cristo, ese es el tipo de amor desinteresado en el que crees. Y
ese es el tipo de amor que Jesús espera que tengas hacia los demás. No ames solo
a aquellos que ya te aman. No trates a los demás de la manera en la que te tratan. Trátalos de
la manera en la que te gustaría ser tratado. Ámalos de la manera en la que Dios te ama. En
Lucas 6, Jesús dice,
 
"Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os
maldicen, y orad por los que os calumnian. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también
la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. A cualquiera que te pida, dale; y al
que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. Y como queréis que hagan los hombres
con vosotros, así también haced vosotros con ellos.
 
"Porque si amáis a los que os aman [continúa Jesús], ¿qué mérito tenéis? Porque también los
pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito
tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de quienes
esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores,
para recibir otro tanto. Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no
esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él
es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro
Padre es misericordioso"
(Lucas 6:27-36).
 
¿Cuántos congregantes quieren escuchar ese tipo de mensaje? Muchas personas tienden a
pensar que el Cristianismo se trata de tener un matrimonio feliz, criar niños felices y bien
equilibrados y presionar al gobierno para que el resto de la sociedad se convierta en personas
amables y orientadas a la familia como nosotros. Pero según Jesús, el amor Cristiano va más
allá de los valores familiares.
 
Amor de Sentido Común
 
De hecho, ni siquiera necesitas ser un seguidor de Jesús para adoptar los valores familiares
tradicionales. Amar a los miembros de la familia es solo sentido común, no una virtud Cristiana
única. Eso es lo que hace que nuestra situación sea tan trágica y tan vergonzosa. Los lazos
familiares son más fuertes en una nación como Japón, donde solo un pequeño porcentaje de
las personas son Cristianas, a diferencia de América del Norte, donde más del 80% de las
personas afirman creer que Jesús es el Hijo de Dios. En Nigeria, también, millones de
personas dicen que son Cristianos, pero muchos no tienen familias sanas, y mucho menos
aman a los enemigos de diferentes tribus o religiones.
 
Jesús les dice a los Cristianos que vayan más allá que los demás en el amor, que no caigan
en el amor de sentido común. Jesús nos enseña a amar a nuestros enemigos, y ni siquiera
sabemos cómo amar a nuestros padres, esposos e hijos. Demasiadas personas de la iglesia
ni siquiera califican como buenos paganos, y mucho menos como buenos Cristianos.
Cuando digo que necesitamos algo más que valores familiares, no estoy diciendo que
debamos pasar por alto o descuidar a nuestras familias. El Cristianismo es más que amar a
los que nos aman, pero ciertamente no es menos. Por ejemplo, supongamos que existe un
tipo de religión que les enseña a las personas a descuidar las necesidades básicas de los
miembros de su familia para aumentar sus donaciones religiosas. Eso violaría los
mandamientos de Dios mismo. Jesús una vez estuvo en una discusión con personas que
estaban haciendo exactamente eso. Jesús dijo,
"¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?
Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la
madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su
madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su
padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición
(Mateo 15:3-6).
 
Nunca está bien descuidar las necesidades de nuestros seres queridos, incluso si afirmamos
tener las motivaciones religiosas más altas. Por lo tanto, ciertamente es incorrecto violar
nuestro vínculo con ellos por cualquier otra razón. Cuando no ayudas a tus padres ancianos
necesitados, cuando abandonas a un esposo o esposa que ya no te entusiasma, cuando
descuidas a tus hijos para perseguir tu carrera, no solo estás violando la Palabra de Dios; ni
siquiera estás viviendo a la altura de un no-Cristiano decente.
Si un hombre muere, los parientes Cristianos deben ayudar a su viuda y a sus
huérfanos. Pero en algunas sociedades hay feligreses que no ayudan a las viudas. En
cambio, los parientes del difunto se apoderan de todas sus propiedades y dejan a la viuda e
hijos sin nada. La Biblia dice: "La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta:
Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones" (Santiago 1:27). ¿Qué debe pensar
Dios de las personas que no ayudan a su propia cuñada viuda y a sus propios sobrinos y
sobrinas huérfanos? ¿Qué tan enojado puede estar Dios cuando los parientes codiciosos
invaden a una familia afligida y toman lo poco que tienen? La Biblia dice: "Si alguno no provee
para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un
incrédulo" (1 Timoteo 5:8).
Cuando Jesús enseña más que valores familiares, no está diciendo que los valores familiares
no importen. Él llama a sus seguidores a ser más, no menos, que los incrédulos.
 
Interés Propio Sensible
 
Incluso si logras amar a los que te aman, no estás haciendo algo exclusivamente
Cristiano. Incluso una persona egocéntrica puede hacer eso. Después de todo, amar a tu
familia de muchas maneras es amar una extensión de ti mismo. El esposo y la esposa son
tanto una unidad que cualquier hombre "que ama a su mujer, a sí mismo se ama" (Efesios
5:28), y cualquiera que lastima a su esposa se lastima a sí mismo. No solo está siendo
pecaminoso, está siendo estúpido, está lastimando su interés propio. En general, cuanto más
feliz hagas a tu cónyuge, más feliz te hará tu cónyuge. El esposo y la esposa ayudan a
satisfacer las necesidades económicas, las necesidades emocionales y los apetitos sexuales.
No hace falta tener una persona de fe profunda para ver esto. Se trata de sentido común.
 
Lo mismo es cierto acerca de la relación entre hijos y padres. Los padres naturalmente tienen
un vínculo con sus hijos. Incluso cuando no parece haber nada espiritual o moral al respecto,
existen los lazos de la biología y el afecto natural que incluso muchos animales tienen para su
descendencia. Cuando los padres abortan a sus bebés o abusan de sus hijos no es solo
profano, sino terriblemente antinatural. Dejando a un lado el Cristianismo, es normal que las
personas quieran propagarse y criar hijos que sean como ellos. Es natural sentir afecto por
aquellos que tienen su sangre corriendo por sus venas, sus rasgos impresos en sus rostros,
su herencia llevada en sus vidas.
Entonces, incluso si eres egocéntrico, tiene sentido amar a las personas cercanas a ti y tratar
bien a quienes te tratan bien. Eso es cierto en las relaciones familiares, y también es cierto en
las amistades y en las relaciones comerciales. Estarías loco si no fueras amable con los
amigos con los que disfrutas estar. Es más divertido tener a personas que compartan tus
intereses que no tener a nadie. Nuevamente, eso no es Cristianismo. Es sentido común. Del
mismo modo, sería tonto no darles el mejor trato a las personas con las que tienes relaciones
de negocios a largo plazo. "Yo te ayudo y tú me ayudas". Esa no es una religión elevada, son
buenos negocios.
 
A lo largo de la historia, personas de todas las religiones y de ninguna religión en general se
han dado cuenta de que tiene sentido amar a aquellos que te aman, tratar bien a tus amigos,
conducir tu negocio de tal manera que las personas quieran tratar contigo, llevarte bien con
tus vecinos, y ser leal a tu gobierno. Todo esto solo es parte de un interés propio
sensato. Sólo un completo tonto destruye sus lazos con aquellos que están en condiciones de
hacer su vida más placentera. "Ningún hombre es una isla". Lo más probable es que
prosperes cuando los más cercanos a ti prosperan. Es más probable que salgas adelante
cuando las personas e instituciones de las que dependes sienten que pueden depender de ti.
Cualquiera con el suficiente sentido común como para ver esto cultivará buenas relaciones
con aquellos que le pueden hacer bien a cambio. Todo esto es tan obvio que Jesús dio por
hecho que la mayoría de las personas se comportarían en consecuencia, simplemente por
interés propio, si no por otra razón.
 
Si eso es así, ¿por qué el colapso de las familias y la decadencia de los valores tradicionales
en tantos lugares? Es porque nos volvimos tan descerebrados que ni siquiera sabemos cómo
cuidar de nosotros mismos. No vemos cuánta de nuestra propia felicidad depende de las
relaciones fuertes y estables con los demás. Los valores tradicionales brindan el contexto en
el que podemos disfrutar de una vida más rica y segura, y en la que nuestros genes, nuestras
ideas y nuestra cultura pueden seguir existiendo incluso después de que nos hayamos
ido. Pero muchos han sido infectados por un individualismo extremo, que basa todo en el
impulso del momento e ignora la red más amplia de relaciones que necesitamos para disfrutar
de una vida feliz. Este individualismo no es solo pecaminoso. Es estúpido y enfermo y
suicida. Cuando haces algo que destruye a tu familia y a tu sociedad, también te estás
destruyendo a ti mismo.
 
Incluso si eres egocéntrico y tu principal preocupación es "¿Qué hay para mí?", Generalmente
tiene sentido amar a quienes te aman. Tiene sentido favorecer algún tipo de valores
tradicionales. Y tiene sentido ser involucrado en una religión que ayuda a mantener estas
cosas. Si hay evidencia de que "la familia que ora junta, permanece unida", entonces orarán
juntos. Si parece que "la honestidad es la mejor política" para disfrutar del éxito a largo plazo
en tu negocio, adoptarás una religión que fomente la honestidad y que mejore tu reputación.
 
El Tipo de Amor de Dios
 
Pero una religión que se enfoca solo en valores tradicionales no es la religión de Jesús. Los
valores tradicionales dicen amar a quienes te aman, construir relaciones con aquellos que
están cerca de ti y ayudar a quienes te ayudan. Es bueno para ti, y además, te debes a
ellos. ¿Pero que hay con respecto a tu enemigo? ¿Alguien que amenaza tus intereses
vitales? Ódialo y lucha. Él no está haciendo nada por ti. No le debes nada.
 
Jesús, sin embargo, nos lleva más allá de los valores tradicionales. Él dice: "Oísteis que fue
dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros
enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los
que os ultrajan y os persiguen" (Mateo 5:43-44). Las personas en los tiempos de Jesús sabían
que la ley de Dios decía, "amarás a tu prójimo como a ti mismo"(Levítico 19:18), pero de
alguna manera tenían la idea de que la ley de Dios aprobaba odiar a los enemigos. 
 
¿Qué dice realmente La ley de Dios en el Antiguo Testamento? "Si encontrares el buey de tu
enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo. Si vieres el asno del que te aborrece caído
debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo" (Éxodo 23:4-
5) En resumen, no odies a tu enemigo, ayúdalo.
Jesús toma lo que ya se dijo en el Antiguo Testamento y lo aclara aún más. Jesús nos llama a
amar a aquellos que no tienen nada más que ofrecernos sino problemas. Él nos llama a amar
a los demás solo por el bien de amarlos, no porque puedan hacer algo por nosotros. Él nos
llama a dar por el bien de dar, no porque la persona te devuelva algo. Él nos dice que no nos
concentremos en nosotros mismos, que no nos centremos en nuestra familia, en nuestros
amigos y en la sociedad como extensiones de nosotros mismos, sino que nos centremos en
las personas solo porque son personas, que seamos amables con ellos sin ningún
compromiso.
 
Esto nos lleva mucho más allá de los valores familiares ordinarios y de los valores
extraordinarios de la familia de Dios. Nos lleva más allá de las recompensas terrenales de las
relaciones humanas ordinarias y hacia las recompensas celestiales de una relación con Dios.
 
Jesús dice que los hijos de Dios deben ser diferentes a todas las demás personas--no solo
diferentes a los tontos y desagradables degenerados que descuidan a sus propias familias y
que destruyen sus propias comunidades, sino también diferentes a los respetables
campeones de los valores familiares. El hijo de Dios no es solo una persona íntegra y sensata
que sabe lo suficiente como para alimentar las relaciones que lo hacen feliz y ayudarlo a salir
adelante en la vida. El hijo de Dios es una persona que ama de la misma forma en la que Dios
ama.
¿Y cómo ama Dios? ¿Él ama solo a aquellos que lo aman? ¿Les da solo a aquellos que
pueden devolverle el pago? ¿Es amable solo con los que se lo merecen? No, dice Jesús, Dios
"es benigno para con los ingratos y malos" (Lucas 6:35). "Hace salir su sol sobre malos y
buenos, y que hace llover sobre justos e injustos"
(Mateo 5:45).
 
El amor de Dios va más allá de esto. El mismo Hijo de Dios dejó a un lado la gloria del cielo
para vivir en la tierra y traerles la salvación a las personas perversas e ingratas. Jesús no vino
porque lo merecemos. Él no vino porque nos necesita. Vino y murió por nosotros solo porque
Dios ama a este mundo y a su gente.
Aquellos que creen en Cristo comenzarán a amar con ese mismo amor y a dar con ese
espíritu desinteresado. Jesús nos dio mucho más de lo que nunca recuperará de nosotros. Y
cuando nos convertimos en hijos de Dios mediante la fe en él, estamos llamados a actuar de
la misma manera. Sé amable con las personas, no porque se lo merezcan, no porque esto te
rendirá frutos, sino simplemente porque ellos necesitan de tu amabilidad.
 
Cualquier persona con el sentido de adoptar los valores tradicionales sabe que generalmente
vale la pena tratar bien a nuestras familias y ofrecerles a nuestros socios comerciales nada
más que lo mejor. Nos desvivimos cuando preparamos una cena familiar o salimos a
comer. Pero Jesús nos lleva más allá de esto. Él dice:
"Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes,
ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado. Mas
cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás
bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la
resurrección de los justos" (Lucas 14:12-14).
 
Cristo nos llama a vivir de acuerdo a los valores familiares de la familia celestial, y a buscar las
recompensas no de la tierra sino del cielo.
 
¿En Qué Sois Diferentes?
 
Jesús nos pregunta a cada uno de nosotros en qué somos diferentes a los demás. "Si amáis a
los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los
aman" (Lucas 6:32). "¿qué hacéis de más?" (Mateo 5:47). ¿Qué hay en tu vida que te etiqueta
como un hijo de tu Padre celestial y no solo como otro terrícola? ¿Realmente eres diferente al
mundo que te rodea?
 
El camino del mundo es defenderte; el camino de Cristo es negarte a ti mismo. El camino del
mundo es odiar a tus enemigos; el camino de Cristo es amar a tus enemigos. El camino del
mundo es conseguir todo lo que puedas; el camino de Cristo es dar todo lo que puedas. El
camino del mundo es cuidarte a ti mismo; el camino de Cristo es cuidar a los demás. El
camino del mundo es la autoestima; el camino de Cristo es la estima de Dios. El camino del
mundo es esperar el pago aquí y ahora; el camino de Cristo es buscar tesoros en el
cielo. ¿Estás siguiendo el camino del mundo o el camino de Cristo?
 
Puedes seguir el camino de Cristo solo si mueres a ti mismo y vives para Dios. Esto nos lleva
al centro de lo que significa confiar en Jesús y seguirlo. ¿Qué lleva al Cristiano más allá de los
valores familiares? ¿Qué diferencía la forma de vida Cristiana de todas las demás? Para
decirlo lo más brevemente posible, la auto negación.
La auto negación comienza en la forma en que te relacionas con Dios. No basas tu relación
con Dios en ninguna de tus propias cualidades. Jesús bendice a los pobres de espíritu que
vienen a Dios con las manos vacías. Él bendice a aquellos que lloran por sus pecados y que
están en quebrantamiento. Él bendice a los mansos, que se humillan ante la santidad de
Dios. Él bendice a los que tienen hambre y sed de justicia, confiando solo en Dios para
llenarlos (Mateo 5:3-6). Los seguidores de las religiones hechas por el hombre piensan que su
posición con Dios depende de su propia bondad. Pero el Cristiano es diferente. Él está bien
con Dios cuando niega su propio mérito y basa su confianza solo en Cristo. Cuando estás
atrapado en la muerte y en la resurrección de Cristo, mueres a ti mismo y vives para
Dios. Niegas tu propia voluntad y buscas seguir la voluntad de Dios.
Una vez que perteneces a Jesús, la abnegación también determina la forma en que te
relacionas con los demás. El viejo yo, respaldado por los valores tradicionales, te dice que
ames a tus amigos y que odies a tus enemigos. Pero te niegas a ti mismo: amas a tus
enemigos y oras por ellos. Cuando alguien te lastima, el viejo yo te dice que les hagas
daño. Pero te niegas a ti mismo: eliges no buscar venganza o contraatacar, incluso si eso
significa más sufrimiento. El viejo yo te dice que protejas tus propios intereses. Pero te niegas
a ti mismo: no exiges tus propios derechos, sino que velas por los intereses de los demás. El
viejo yo te dice que solo les des a aquellos que te devuelven la paga. Pero te niegas a ti
mismo: le das a alguien necesitado, sin esperar el reembolso.
 
Y al negarte a ti mismo, te encuentras a ti mismo y tu verdadera identidad. Te das cuenta de
quién eres: eres un hijo de tu Padre celestial. Eres un seguidor del Señor Jesucristo.
 
Realmente eres diferente a los incrédulos. No solo te preocupas por ti y por tu familia. Eres
una persona que brilla con el amor de Dios mismo.
 
 
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.

Más Allá de los Valores Familiares


Más Allá de los Valores Familiares 
por David Feddes

Pecadores amables y normales


• Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los 'pecadores' aman a los
que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también
los 'pecadores' hacen lo mismo. (Lucas 6:32-33)
• Si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así
los gentiles? (Mateo 5:47)

Odiando a la familia y la vida


Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y
hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y
viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. (Lucas 14:26-27)

Peor que los incrédulos


Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre,
muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la
madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera
ayudarte, y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, invalidando la palabra de
Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. (Marcos 7:10-13)
Si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es
peor que un incrédulo (1 Timoteo 5:8).

Odiando a la familia y la vida


Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y
hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y
viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. (Lucas 14:26-27)
• Nadie es más importante que el General.
• Nada importa más que el banquete.

Amor y misericordia como los de Dios


Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os
maldicen, y orad por los que os calumnian... Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?
Porque también los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen
bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo... Amad, pues, a
vuestros enemigos, y haced bien... Y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo;
porque él es benigno para con los ingratos y malos.  36 Sed, pues, misericordiosos, como
también vuestro Padre es misericordioso" (Lucas 6:27-36).

Ayuda a tus enemigos


Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo. Si vieres el
asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le
ayudarás a levantarlo. (Éxodo 23:4-5).

Interés propio razonable


Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios
te da. (Éxodo 20:12)
Los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer,
a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la
cuida... cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo. (Efesios 5:28-33)

Estupidez suicida
• "Sin afecto natural" (2 Tim 3:3).
• Cegados al hecho de que su felicidad depende de relaciones sólidas y estables.
• Los valores tradicionales ofrecen una red para una vida más abundante y segura, y permiten
que nuestros genes, ideas y cultura vivan después de nosotros.
• El individualismo extremo sigue el impulso inmediato y arruina las relaciones necesarias para
una vida cómoda y feliz.
• Tal individualismo no sólo es pecaminoso; es estúpido, enfermo y suicida.

Amor basado en la gracia de Dios


• ¿Dios solo ama a quienes lo aman, ayuda solo a aquellos que lo merecen, y solo les da a
aquellos que le retribuirán?
• Dios es benigno para con los ingratos y malos (Lucas 6:35). Él hace salir su sol sobre malos
y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos (Mateo 5:45).
• Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por
nosotros... siendo aún enemigos (Romanos 5:8,10).

Más allá de la hospitalidad pagana


Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes,
ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado. Mas
cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás
bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la
resurrección de los justos (Lucas 14:12-14).

La religión de valores
• Si te preguntas, "¿Qué hay para mí?" tiene sentido amar a los que te aman, seguir los
valores tradicionales, e involucrarte con una religión que ayuda a conservar estas cosas.
• Si la familia que ora junta permanece unida, orarás--para conservar a tu familia.
• Si la honestidad es la mejor política para el éxito empresarial, serás honesto, y adoptarás
una religión que fomente la honestidad.
• La religión de valores no es la religión de Jesús.

Más allá de los valores de familiares


¿En qué eres diferente a los paganos?
Niégate a ti mismo y lleva tu cruz al igual que tu Salvador.
 • Niégate a ti mismo al relacionarte con Dios.
  • Niégate a ti mismo al relacionarte con los demás
   • Encontrando el verdadero yo
Ama libremente como tu padre ama al malo y a los indefensos.
 
¿Qué Está Bien Con el Gobierno? (Dr. Feddes)
¿Qué Está Bien Con el Gobierno?
Por David Feddes
El humorista Mark Twain dijo: "La vida, la libertad o la propiedad de ningún hombre están a
salvo mientras la legislatura está en sesión".
El viejo comediante Will Rogers dijo: "No hago bromas. Solo observo al gobierno e informo los
hechos".
P. J. O'Rourke bromeó, "Dar dinero y poder al gobierno es como darles whisky y las llaves del
auto a los adolescentes".
Muchos de nosotros disfrutamos de las bromas contra el gobierno, e incluso algunos políticos
las disfrutan. Ronald Reagan dijo una vez: "La visión del gobierno sobre la economía se puede
resumir en unas pocas frases cortas: si se mueve, cárgale impuestos. Si sigue moviéndose,
regúlalo. Y si deja de moverse, subsídialo".
Hay un viejo dicho, "No le ganes a un caballo muerto". Encontré un artículo de Internet que
decía:
Cuando descubres que estás montando un caballo muerto, la mejor estrategia es
desmontarlo. Sin embargo, nosotros en el gobierno a menudo probamos otras
estrategias. Éstas incluyen:
·Cambiar de jinetes.
·Comprar un látigo más fuerte.
·Decir cosas como: "Esta es la forma en la que siempre hemos montado este caballo".
·Aumentar los estándares para montar un caballo muerto.
·Designar un panel de expertos para estudiar al caballo.
·Crear un programa de entrenamiento para aumentar nuestra capacidad de manejo.
·Comparar el estado de los caballos muertos en el entorno actual.
·Aprobar una legislación que declare: "Este caballo no está muerto".
·Culpar a los padres del caballo.
·Proporcionar fondos adicionales para aumentar el rendimiento del caballo.
·Declarar, "Ningún caballo está demasiado muerto como para vencer".
·Declarar que el caballo muerto es "mejor, más rápido y más barato.
·Decir que este caballo fue adquirido con vitalidad como una variable independiente.
·Designar un fiscal especial para investigar la granja donde nació.
·Promover al caballo a un puesto de supervisión.
Puede ser divertido bromear sobre el gobierno, pero muchas personas no están de un humor
bromista sobre su gobierno. Se disgustan y simplemente se molestan. No respetan a los
políticos y a los burócratas. No confían en los tribunales y en la policía.
Ahora, por supuesto, las personas en el poder no son perfectas; tienen muchas fallas. E
incluso si son honestas, tienen límites; incluso cuando quieren ayudar, hay muchas cosas que
no pueden hacer. Es por eso que la Biblia dice: "No confiéis en los príncipes, Ni en hijo de
hombre, porque no hay en él salvación" (Salmo 146:3). Por lo tanto, puede ser saludable no
contar demasiado con el gobierno o no tener una opinión demasiado alta de él.
Pero no es saludable tener una opinión demasiado baja del gobierno. Si se te preguntara:
"¿Qué está mal con el gobierno?", Probablemente podrías dar una larga lista de problemas.
Pero ¿qué pasaría si te preguntaran: "¿Qué está bien con el gobierno?". En eso nos
enfocaremos aquí: lo que está bien con el gobierno. En Romanos 13, la Biblia dice:
            Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de
parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a
la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para
sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al
malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;
porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva
la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual
es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la
conciencia.
¿Establecido por Dios?
Pudiera no ser difícil de aceptar lo que la Biblia dice aquí si nuestro gobierno fuera
perfecto. Pero, ¿y si no lo es? El escritor de estas palabras, San Pablo, dice dos veces que las
autoridades han sido establecidas por Dios. En una elección, parece que las autoridades son
establecidas por dinero, por promesas de campaña, por habilidades para debatir y por barrer a
sus oponentes, entonces, ¿realmente es cierto decir que son establecidos por Dios? Los
votantes pudieron haberlos elegido, pero ¿los eligió Dios?
Tres veces Pablo llama siervos de Dios a las autoridades. A los políticos se les llama de
muchas formas--algunas de ellas irrepetibles--pero el "siervo de Dios" no suele ser uno de
ellos. Pablo dice que las autoridades promueven el bien y castigan el mal. ¿No sabía sobre
leyes injustas? ¿No sabía sobre la brutalidad policial? Si se supone que el gobierno debe
castigar a los malhechores, ¿qué pasa con los delincuentes que son sorprendidos in fraganti
pero son liberados a causa de un de un tecnicismo legal?
Bueno, solo en caso de que pienses que Pablo escribió Romanos 13 en un momento en que
el gobierno era todo lo que debía ser, en caso de que creas que sus palabras no aplican a
gobiernos imperfectos, veamos la situación en la que vivía Pablo. Pablo no vivía bajo un
gobierno perfecto. Él vivía bajo los emperadores romanos.
Puede que no siempre nos guste la forma en que los candidatos se conducen durante las
elecciones, pero en el Imperio Romano no había elecciones. Podemos pensar que nuestro
gobierno no hace lo suficiente por la gente trabajadora, pero en aquel entonces, la esclavitud
era común. Podemos pensar que el gobierno debería proteger del aborto a los bebés a punto
de nacer, pero el gobierno de Roma ni siquiera protegía a los bebés que ya habían
nacido; muchos bebés no deseados fueron abandonados a la muerte. Podemos pensar que
nuestro gobierno usa fondos públicos para algunos proyectos cuestionables, pero ¿qué pasa
con los juegos patrocinados por el gobierno en la época de Pablo donde los gladiadores
peleaban hasta la muerte para entretener a los demás? Puede que no nos gusten las
auditorías fiscales y los funcionarios de impuestos, pero en la época de Pablo, los
recaudadores de impuestos eran conocidos por forrarse los bolsillos con una parte del dinero
que recaudaban. Puede que no nos guste el carácter de nuestros líderes hoy, pero en el
momento en que Pablo escribía, Nerón era el emperador de Roma, y no mucho antes,
Calígula había sido emperador. No quiero entrar en detalles horripilantes, pero Calígula y
Nerón eran pervertidos sexuales y asesinos a sangre fría.
San Pablo conocía el lado más oscuro del gobierno por experiencia personal. Fue azotado
públicamente sin un juicio (Hechos 16:22-24). Una vez estuvo en prisión por más de dos años
sin haber sido condenado por ningún cargo formal. Félix, el gobernador, lo mantuvo allí con la
esperanza de que Pablo le diera un soborno, y también como un favor a los oponentes de
Pablo (Hechos 24:26). Más tarde, Pablo pasó aún más tiempo en prisión y finalmente fue
decapitado, simplemente porque resultaba ser Cristiano en un momento en que Nerón quería
a los Cristianos muertos. Por lo tanto, es seguro decir que cuando Pablo escribió Romanos 13,
no se hacía ilusiones. Podría haber presentado una lista muy larga de lo que estaba mal con
el gobierno.
Pero en cambio, el Señor movió a Pablo a recordarles a los Romanos y a todos nosotros lo
que está bien con el gobierno. Él escribe: "Las autoridades que hay, por Dios han sido
establecidas". Esa afirmación es asombrosa, casi increíble, pero es la clave para comprender
lo qué está bien con el gobierno, incluso cuando hay un gran problema con él. Cuando somos
tentados a perder todo respeto por el gobierno, tenemos que mirarlo de nuevo a la luz del
poder y del plan de Dios.
Cuando Pablo escribió el libro de Romanos, se estaba dirigiendo a personas que
recientemente se habían convertido en Cristianos. Estos nuevos Cristianos tenían un nuevo
gobernante, el Rey Jesús, y es posible que sintieran la tentación de pensar que, como
seguidores de este Señor perfecto, podían rechazar a sus gobernantes terrenales,
especialmente a aquellos que no eran Cristianos. Pero Pablo dejó las cosas claras. Él dejó en
claro que estas autoridades terrenales, incluso con todas sus faltas, incluso si no reconocían a
Dios en absoluto, todavía eran puestas en su sitio por Dios para servir a sus propósitos. Los
Romanos no necesitaban que se les recordara lo qué está mal con el gobierno, y nosotros
tampoco. Sabemos todo y nos enoja. Ahí es cuando tenemos que darnos cuenta de lo que
está bien con el gobierno: que a pesar de sus defectos, las personas que tienen autoridad la
han recibido de Dios.
Previniendo el Infierno en la Tierra
¿De qué sirven las estructuras de autoridad? ¿Por qué Dios las establece en absoluto? Una
de las razones principales es mantener el mal bajo control e imponer orden en una sociedad
que de otro modo sería un caos. El gobierno no es capaz de convertir a una sociedad mala en
una sociedad buena. Pero puede ayudar a evitar que una mala situación empeore.
Cuando Pablo escribió Romanos 13, el gobierno Romano estaba lejos de ser ideal, por decirlo
en palabras ordinarias, pero las cosas eran mucho peores en muchas de las regiones
bárbaras fuera del imperio. Al menos bajo la ley Romana, la gente no podía matar y saquear a
los demás como quisieran. Además, el imperio tenía un sistema de dinero, caminos y
comunicación, que traía mayor orden y prosperidad a una situación que de otro modo podría
haber sido un completo desorden.
Lo único peor que un mal gobierno es ningún gobierno en absoluto. La brutalidad policiaca es
mala; la anarquía es peor. La vida sin gobierno no es libertad; es caos. Hemos visto esto en
varios países donde los malos gobiernos han sido derrocados, solo para dar paso a la
anarquía donde varias facciones siguen destruyendo propiedades, matándose unas a otras y
dejando al país en una situación peor que nunca. Tal vez el trabajo más importante de
cualquier gobierno simplemente es evitar que las personas se destruyan entre sí, protegiendo
a los débiles de los fuertes y manteniendo algún tipo de estabilidad. Incluso si un gobierno no
está proporcionando el cielo en la tierra, al menos puede estar previniendo el infierno en la
tierra. Entonces, ¿qué está bien con el gobierno? ¡Que está allí! Puede no parecer mucho,
pero es mucho mejor que no tener ningún gobierno.
Nosotros el Pueblo
Cuando pensamos en vivir bajo un gobierno electo, tenemos una razón especial para
agradecer a Dios por ello. Cuando nos sentimos enojados sobre nuestros políticos y sobre la
policía, no está de más recordar que, incluso en el peor de los casos, un sistema de gobierno
elegido libremente es mejor que la mayoría. Incluso si estamos decepcionados con el
gobierno, francamente es absurdo decir que cualquier cambio sería bueno, que la situación no
podría ser peor de lo que es. ¿Es eso así? Mira a otras partes del mundo, y verás que esto
puede empeorar mucho. Sigamos buscando mejorar nuestra sociedad, pero no seamos tan
tontos o ingratos que no apreciemos la libertad y la estabilidad de la que disfrutamos.
Leí acerca de una junta de accionistas en la que el director ejecutivo de la corporación
comenzó su informe hablando monótonamente con quejas sobre el gobierno y todos sus
impuestos. Finalmente, una mujer que tenía acciones en la compañía se cansó de escuchar y
se puso de pie. "Me alegro de vivir en un país libre. Disfruto pagar impuestos para apoyar a mi
gobierno. Ahora, por favor, deje de quejarse y vaya al grano. Cuéntenos sobre el desempeño
de la compañía". Es fácil quejarse de lo que está mal con nuestros líderes, pero a veces es
mejor recordar lo que está bien con ellos. Además, seamos sinceros: en nuestro sistema,
generalmente tenemos los líderes que merecemos. Cuando no nos gusta lo que sucede, a
menudo nos gusta culpar a algunas personas de arriba, pero ¿quién las puso allí? Nosotros lo
hicimos. "Nosotros el pueblo." Si no nos gustan nuestros líderes, no solo tenemos la libertad
de expresión para expresar nuestras quejas, sino que también tenemos elecciones libres para
votar por nuestras convicciones y elegir a alguien más.
Sospecho que una gran razón por la que algunos de nosotros no podemos ver lo que está
bien con el gobierno es que esperamos demasiado y luego nos amarguemos si no cumplen
con nuestras expectativas excesivas. Nuestro enojo no se debe solo a los pecados bien
publicitados de nuestros líderes. Si somos honestos, lo que más nos molesta es el hecho de
que las cosas no nos han salido tan bien como quisiéramos, y necesitamos a alguien a quien
culpar. Entonces, si las ganancias corporativas se encuentran bajas, culpamos al gobierno. Si
las personas se encuentran sin trabajo, culpamos al gobierno. Si nuestras familias se
desmoronan a pedazos, culpamos al gobierno. Si nuestro sistema educativo no es lo que
queremos, culpamos al gobierno. Si la atención médica no es la que queremos, culpamos al
gobierno. ¡Seguramente nuestras vidas serían mejores si tan solo el gobierno actuara de
forma conjunta! Exigimos que el gobierno se involucre aún más en la educación, en el cuidado
infantil, en la banca y las finanzas, en la medicina, en la investigación y en el desarrollo, y en
cualquier otra cosa que nos gustaría mejorar, todo sin aumentar los impuestos, por supuesto,
y luego nos quejamos cuando terminamos con una monstruosa burocracia y un gran déficit
presupuestario. Hacemos un ídolo del gobierno, y luego, cuando nuestro ídolo no realiza todos
los milagros que esperábamos, nos molestamos.
Pero, ¿cómo se puede esperar que un gobierno conforme una sociedad perfecta a partir de
personas imperfectas? Incluso si nuestro gobierno hiciera su trabajo a la perfección (lo cual
nunca sucederá), los matrimonios aún se derrumbarían, los padres seguirían abusando de sus
hijos, la gente seguiría consumiendo drogas y alcohol, muchos seguirían teniendo SIDA, los
estudiantes aún no prestarían atención a sus profesores, algunas empresas seguirían en
bancarrota, y muchas personas aún perderían sus trabajos. Eso se debe a que gran parte de
lo que sucede en la sociedad simplemente está fuera del control del gobierno.
Para ser excelente, una nación necesita más que un gobierno que defienda los derechos
individuales; también necesita ciudadanos que cumplan con sus responsabilidades. En última
instancia, una nación es tan buena como la suma total de sus ciudadanos, sin importar lo que
haga el gobierno. Como dijo C.S. Lewis, ninguna redisposición de huevos podridos puede
hacer un buen omelette. Mientras las personas sean pecaminosas y los recursos sean
limitados, habrá problemas que ningún gobierno podrá resolver. El gobierno puede alentar
cosas buenas y castigar crímenes, pero no puede hacer una sociedad perfecta de personas
imperfectas, y Dios nunca tuvo la intención de hacerlo.
Política y Fe
Otra cosa que el gobierno no puede hacer, y no debe intentar hacer, es crear fe en Dios. La
Biblia dice que Dios establece a las autoridades; no dice que las autoridades establecen a
Dios. El Señor no le ha asignado al gobierno la tarea de difundir la fe en él. La tarea del
gobierno es defender los derechos de las personas en relación con los demás, no hacer que
las personas estén bien con Dios.
Algunos de los capítulos más tristes de la historia han sido escritos cuando el poder político se
usa para forzar una religión en particular en las personas. La fuerza política no puede cambiar
los corazones humanos o conducirlos a Dios, y cada vez que lo intenta, los resultados son
desastrosos. La persecución religiosa puede producir odio y amargura, pero nunca ha
producido una vida transformada. Incluso cosas como las oraciones patrocinadas por el
gobierno a menudo hacen más daño que bien. Estas oraciones raramente son dirigidas al
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. En cambio, por lo general terminan invocando un
poder vago superior, dirigiendo las oraciones "a quien corresponda". Esa no es una oración
genuina; raya en la blasfemia.
El gobierno no puede crear fe, y no debería intentarlo. Hay algo muy bueno con el gobierno
cuando se aleja de promover la fe o de tratar de hacer cumplir todos los mandamientos de
Dios. En lugar de intentar hacer que el gobierno haga el trabajo de la iglesia, nosotros los
Cristianos debemos celebrar la libertad religiosa que disfrutamos bajo nuestro sistema político.
El hecho de que Dios haya establecido a las autoridades de gobierno para un propósito
importante pero muy limitado nos ayuda a liberarnos de la trampa de esperar del gobierno
más de lo que éste puede ofrecer. A veces, en medio de una campaña electoral, los
candidatos dan la impresión de que si son elegidos, todo será dulzura y luz, pero si sus
oponentes son elegidos, no nos enfrentaremos más que al desastre. Si conocemos la Biblia,
sabemos algo mejor. El gobierno puede ser establecido por Dios, pero eso no significa que
éste sea Dios. Dios mismo está en el trono del universo, y nuestro destino está en sus manos,
no en las manos de ningún partido político.
No nos estamos haciendo ningún favor cuando esperamos una solución del gobierno para
cada problema. Incluso si todo estuviera bien en el gobierno, eso no haría que las cosas
estuvieran bien en nosotros. Muchos de nuestros problemas más serios son personales, no
políticos. A veces es útil dejar de preguntar qué está mal con el gobierno y en su lugar lidiar
con lo que está mal en nosotros. Una relación sana con Jesús y una nueva perspectiva de la
vida nos ayudarán mucho más de lo que cualquier político o juez alguna vez pudiera hacer.
Esto significa que la decisión más importante que enfrentas no es por qué candidatos debes
votar, sino quién será el Señor de tu vida. Jesucristo puede hacer por ti y por tu familia
muchas cosas que el gobierno nunca podrá hacer. La Biblia dice: "Mejor es confiar en Jehová
Que confiar en príncipes" (Salmos 118:9). Tu felicidad no depende de si las personas
adecuadas están dirigiendo el gobierno durante los próximos años. Tu felicidad definitiva
depende de si Jesús está dirigiendo tu vida. Los políticos van y vienen, pero el Reino de Dios
permanece para siempre.
Una Actitud Saludable 
Una vez que conocemos al Señor, también podemos relacionarnos con el gobierno de una
manera más saludable porque reconocemos lo que está bien con el gobierno: Dios lo ha
establecido para un propósito importante. Entonces nos sometemos al gobierno y
obedecemos sus leyes (a menos que, por supuesto, una ley particular esté en conflicto directo
con la ley de Dios). Nos sometemos no solo porque tenemos miedo de ser castigados, sino
porque es correcto y agradable para Dios. Como dice la Biblia, "Por lo cual es necesario
estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia".
En un país con elecciones libres y libertad de expresión, hacemos más que sujetarnos, por
supuesto. Algunos de nosotros nos postulamos para un cargo político y ganamos. Todos
nosotros tenemos algo que ver con elegir quién nos representará como líderes. Todos
nosotros tenemos una voz para hacerlos responsables de lo que Dios espera del gobierno. En
otras palabras, nosotros mismos tenemos un papel que desempeñar como autoridades de
gobierno.
Como Cristiano, quiero usar este poder sabiamente. No quiero que el gobierno obligue a las
personas a seguir a Jesús; ese no es el trabajo del gobierno. Sin embargo, esto no significa
que la gente Cristiana deba mantenerse al margen de la política, o que nuestras creencias
sobre el bien y el mal no tengan nada que ver con nuestra forma de votar. La Biblia nos
enseña el valor de cada vida humana, y la tarea del gobierno es proteger las vidas y defender
los derechos básicos de todas las personas. Es por eso que los Cristianos instaron al gobierno
a abolir la esclavitud; es por eso que los Cristianos presionaron al gobierno para que afirmara
los derechos civiles; por eso, actualmente muchos Cristianos quieren que el gobierno proteja a
los niños que están a punto de nacer poniéndole fin al aborto. No se trata de forzar la religión
en las personas; simplemente se trata de proteger a las personas vulnerables de ser
explotadas o destruidas por otros. Comencemos por reconocer lo que está bien con el
gobierno, y luego hagamos lo que podamos para mejorarlo aún.
Pero incluso cuando las personas en el poder no alcanzan la perfección, cumplen un propósito
importante y necesitan de nuestro apoyo. Romanos 13 dice: "Son servidores de Dios que
atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al
que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra." Dios quiere que los
Cristianos paguen sus impuestos en su totalidad, que los paguen de buena gana. ¿Es eso tan
difícil en una nación con tales libertades y privilegios? Cuando mientes en tus formularios de
impuestos--tal vez sobre algún ingreso en efectivo del que puedas alejarte sin informar--
puedes engañar al gobierno, pero no estás engañando al Dios que lo estableció.
Los impuestos no son lo único que debemos. Nuestros líderes necesitan nuestro respeto y
apoyo moral. Es mucho más fácil criticar y burlarse de los políticos de lo que es ser uno de
ellos. Lo mismo es cierto para la aplicación de la ley; es difícil y peligroso. La mayoría de estos
hombres y mujeres no merecen ser ridiculizados; les debemos respeto y honor.
Hay otra manera en la que podemos apoyar a nuestros líderes, según la Biblia, quizás la más
importante de todas, y es orar por ellos. Por favor, hazlo ahora mismo.
Oración: Padre celestial, gracias por los derechos y libertades que disfrutamos. Gracias por
las personas que aceptan el desafío de involucrarse en el gobierno. Dales sabiduría y pasión
por la justicia a todos nuestros líderes en todos los niveles. Dales valor y un sentido de
equidad a los soldados y a los cargos de la policía y de los tribunales. Ayúdanos como
ciudadanos a influir en el gobierno de manera positiva a medida que tengamos la
oportunidad. Amén.
 
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.

El Muro en Movimiento (Dr. Feddes)


El Muro en Movimiento por David Feddes
Déjame que te cuente sobre un muro inusual. Este muro fue construido para marcar un límite
entre dos áreas diferentes, y sirvió para un propósito útil. Pero luego el muro comenzó a hacer
cosas extrañas, y todavía las está haciendo. Este muro no permanecerá en el mismo lugar; se
sigue moviendo. Y no permanecerá a la misma altura; sigue creciendo. Puede sonar loco que
un muro haga tal cosa. Pero eso es exactamente lo que ha estado haciendo el muro entre la
iglesia y el estado: sigue moviéndose y sigue creciendo.
Este muro de separación se construyó por primera vez en nombre de la libertad religiosa. La
idea básica era que el gobierno de la nación no debía apoyar ni oponerse a ninguna iglesia en
particular ni interferir con el libre ejercicio de la religión. No es tarea de la iglesia dirigir al
gobierno, y no es tarea del gobierno administrar a la iglesia. Y entonces puede haber
sabiduría en tener algún tipo de muro o límite entre las responsabilidades del gobierno y las
responsabilidades de las instituciones religiosas.
El problema es que el muro se mantiene en movimiento. El gobierno sigue moviendo el muro
hacia afuera para incluir más territorio para sí mismo. El gobierno se sigue haciendo cada vez
más grande y sigue asumiendo más y más responsabilidades en casi todos los ámbitos de la
vida.
Además, a medida que el muro se mueve, sigue creciendo. Originalmente, se suponía que el
muro de separación impedía que el gobierno persiguiera cualquier religión y estableciera
cualquier institución religiosa como la religión oficial del país. Pero últimamente el muro ha
crecido y es más difícil de escalar, por lo que ahora impide que la influencia religiosa y moral
se introduzca en cualquier esfera de la vida en la que el gobierno esté involucrado.
A medida que el gobierno sigue moviendo el muro y haciéndolo más alto, el resultado
inevitable es que a medida que crece el papel del gobierno, el papel de la religión se
reduce. ¿En qué está involucrado el gobierno en estos días? Algo que está haciendo es lo que
los gobiernos a lo largo de la historia siempre han hecho: crear y aplicar leyes para proteger el
bienestar general. Leyes contra el asesinato, el robo, la contaminación, etc. son vitales para el
bien público. Pero el gobierno ha crecido mucho más allá de esas cosas.
Gobierno en Crecimiento
Un área donde el muro sigue moviéndose es en la ayuda del gobierno a los pobres. Lo que
solía ser una tarea principal de la iglesia ha sido asumido en gran parte por el gobierno. A
medida que el gobierno ha movido el muro, también lo ha hecho lo más alto posible. Si una
iglesia ejecuta un programa para los pobres y acepta fondos del gobierno, es mejor que siga
adelante con la ayuda material y que no hable de Dios. Las personas que utilizan los fondos
del gobierno para un programa deben tratar de parecer y sonar como si fueran ateos. La
pared sigue moviéndose y sigue creciendo.
El gobierno también se está haciendo cargo de más y más servicios de salud, y esta
participación del gobierno en la medicina tiene consecuencias. Los hospitales administrados
por organizaciones religiosas tienen que tener cuidado de no promover su fe si su hospital
recibe subvenciones del gobierno. Las clínicas que tratan adicciones a menudo usan
programas que enfatizan a Dios y la espiritualidad, y tales programas son mucho más
efectivos que los programas de tratamiento que ignoran a Dios, pero ¿cómo pueden las
clínicas mencionar a Dios y aun así obtener fondos públicos?
Otro aspecto de la participación del gobierno en la atención médica es la cuestión del aborto.
Muchos estados y provincias no son meramente pro elección; son pro
aborto. Ellos no solamente permiten los abortos; ellos pagan por ellos con dinero de los
contribuyentes. No se trata solo de permitir que las personas elijan el aborto. Se trata de que
todos los contribuyentes se vean obligados a ayudar a pagar el aborto, incluso
si consideramos que el aborto es espeluznante. El gobierno no solo ignora las convicciones
religiosas; las pisotea.
Algunos en el gobierno también quisieran usar dinero federal para pagarles a los
investigadores para que experimenten con embriones humanos y luego los destruyan. Muchos
ciudadanos Cristianos consideran que tal investigación desafía a Dios y destruye a los seres
humanos, pero aquellos a quienes no les importa destruir embriones piensan que la fe no
tiene nada que ver con interferir con la investigación patrocinada por el gobierno. El muro
sigue moviéndose y sigue creciendo.
¿En qué otra cosa se involucra el gobierno? Bueno, regula la comunicación electrónica, tanto
en la radio como en la televisión. Canadá tiene leyes sobre el "equilibrio" en la radiodifusión y
ha utilizado estas leyes para excluir a los grupos religiosos de poseer y operar su propia
estación promoviendo su propia fe. El gobierno no permitirá que una iglesia en
particular tenga su propia red, pero el gobierno mismo está involucrado en la transmisión
pública. Los funcionarios canadienses han multado a los oponentes de la homosexualidad y
han dictaminado que citar los versículos de la Biblia contra la homosexualidad puede ser un
discurso de odio. El muro sigue moviéndose y sigue creciendo.
Otra área de participación del gobierno es la construcción de códigos y leyes de
zonificación. Si una comunidad intenta prohibir la pornografía, un tribunal puede invalidar a la
comunidad en nombre de la libertad de expresión. Pero si una persona está construyendo una
nueva casa, los inspectores pueden exigir no solo una construcción segura, sino también
artefactos de iluminación en armarios que no los necesitan, enchufes eléctricos en lugares
donde no serán utilizados y una serie de otros requisitos en un gasto innecesario. La
pornografía es una libertad protegida; construir una casa como tú quieres no es una libertad
protegida. A veces, las leyes del gobierno impiden la construcción de iglesias en ciertas áreas
de la ciudad o prohíben grandes reuniones de personas que quieran adorar como una iglesia
en casa. Como siempre, cuando la iglesia y el estado chocan, la iglesia debe cederle el paso a
la regulación del gobierno. El muro sigue moviéndose y sigue creciendo.
Y hay más, mucho más. El gobierno proporciona fondos para las artes. Si una iglesia solicitara
una subvención del gobierno para pagar un espléndido vitral nuevo de un artista Cristiano, la
separación de la iglesia y el estado evitaría tal financiamiento. Pero el dinero del gobierno ha
apoyado algunas de las exhibiciones de arte más repugnantes, inmorales y anticristianas
imaginables. El muro sigue moviéndose y sigue creciendo.
Cuando se sugiere que el gobierno no debería financiar tales proyectos, algunos artistas se
quejan de la censura. Pero no es censura en absoluto. Los artistas pueden decir y hacer lo
que quieran, pero eso no es suficiente para ellos. Ellos no sólo quieren que el gobierno
permita su suciedad; quieren que el gobierno pague por ella. Además de la controversia que
rodea a las exposiciones indignantes que recibieron fondos del gobierno, una pregunta más
básica es si el gobierno debería estar involucrado en las artes en primer lugar. El muro sigue
moviéndose y sigue creciendo.
Otro lugar que el gobierno ha asumido a expensas de la religión es el sistema de educación
pública. Es ilegal tener oraciones públicas en el salón de clases o en un juego de fútbol o en
una ceremonia de graduación. Después de todo, estas son escuelas de gobierno, y el estado
y la iglesia deben permanecer separados. Si eres profesor, es mejor que no ores en el aula de
tu escuela pública. Es mejor que no cites la Biblia. Por otro lado, puedes distribuirles condones
a los niños, incluso si provienen de una tradición religiosa que declara que el sexo fuera del
matrimonio es inmoral.
Conozco a una adolescente que tomó una clase de educación para conducir en una escuela
pública donde el instructor dedicó parte de su tiempo de clase a decir lo orgulloso que estaba
de su hermana lesbiana. Debe ser difícil colocar un anuncio de homosexualidad en una clase
sobre cómo conducir un automóvil, pero encontró la manera de hacerlo. Si hubiera usado su
salón de clases de la escuela pública para jactarse del amor de alguien por Cristo, habría
estado en problemas. Pero alabar el lesbianismo estuvo bien. El muro sigue moviéndose y
sigue creciendo.
Los presupuestos gubernamentales siguen creciendo y, a medida que crecen los
presupuestos, el muro sigue moviéndose. El gobierno no solo se preocupa por la legislación
básica y por la aplicación de la ley, sino también por la banca y el comercio, el bienestar, el
ahorro obligatorio para la jubilación, la atención sanitaria, la radio y la televisión, la zonificación
y la planificación urbana, las artes, la educación, y quién sabe qué más. El hecho es que el
gobierno es más grande que nunca y está involucrado en un mayor territorio que
nunca. Dondequiera que vaya el gobierno, se eliminan las referencias significativas hacia
Dios. La iglesia tiene que mantenerse al margen de todo aquello en lo que el gobierno está
involucrado, y dado que el gobierno está involucrado en casi todo, el papel público de la fe se
reduce a casi nada. El muro sigue moviéndose y sigue creciendo.
Dios y César 
Es posible que te preguntes si tengo algún asunto hablando de estas cosas. Después de
todo, soy un ministro. ¿No se supone que los ministros deben hablar sobre cosas que son
"privadas", "personales", "espirituales" y mantenerse al margen de los asuntos públicos? ¿No
debería estar ofreciendo algunas ideas inspiradoras que ayuden a las personas a sentirse
más cerca de Dios? ¿No debería estar hablando de la Biblia en lugar de hablar de política?
Bueno, a menudo hablo de recibir la vida eterna en Jesús y acercarse a Dios,
pero es exactamente porque enseño la Biblia que también tengo que hablar sobre otras
cosas. La Biblia dice: "De Jehová es la tierra y su plenitud" (Salmo 24:1). ¡Todo! La religión
bíblica no es solo un sentimiento cálido o una creencia personal o una relación privada con
Dios. Afecta cada parte de nuestras vidas. Si el gobierno sigue ampliando su alcance y sigue
insistiendo en prohibir la influencia religiosa o moral de todo lo que toca al gobierno, entonces
está en curso de colisión con la autoridad de Dios. En el corazón de la fe Cristiana está la
confesión, "Jesús es el Señor". Jesús no solo reclama un pequeño lugar privado en nuestros
corazones; él reclama todas las partes de nuestras vidas. Dios es demasiado grande
para limitarse a esas pocas áreas de la vida de las que el gobierno se queda fuera.
La idea de un muro de separación entre la iglesia y el estado se ha utilizado para impulsar la
fe Cristiana y los principios bíblicos de cualquier área en la que participe el gobierno. Y dado
que el gobierno se está involucrando en casi todo, la fe no afecta a casi nada. La fe es
tratada como un sentimiento privado que debe mantenerse en un pequeño rincón. Antes de
que nos sentemos y aceptemos esto, y antes de pedirle al gobierno que haga aún más por
nosotros, tenemos que pensar más sobre el papel apropiado del gobierno y los límites del
gobierno.
Una vez le preguntaron a Jesús si era correcto pagarle impuestos al gobierno. Él respondió:
"Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios" (Mateo
22:21). Jesús no atacó a todos los gobiernos ni dijo que no deberíamos pagar impuestos. El
gobierno tiene el lugar que le corresponde en el plan de Dios para la humanidad. Entonces no
te conviertas en un fanático antigubernamental. "Dad, pues, a César lo que es de César".
Pero también asegúrate de darle a Dios lo que es de Dios. Dale al gobierno lo que debes,
pero no le des todo. No permitas que el muro en movimiento te haga pensar que el gobierno
tiene el derecho y la responsabilidad de hacerse cargo de cada área de la vida. Y no dejes
que la altura del muro te haga pensar que el gobierno es una parte de la vida a la que Dios no
pertenece o donde su voluntad no importa. Dale al César lo que es del César, pero sobre todo
asegúrate de darle a Dios lo que es de Dios. Dale al Señor tu mayor amor y lealtad. Dale
obediencia en cada aspecto de la vida. Cuando las autoridades que gobiernan promueven
cosas que no están en línea con la voluntad de Dios, obedece a Dios, no al hombre. Y donde
el gobierno asume responsabilidades que Dios no le ha dado en absoluto, trabaja para limitar
el tamaño y el poder del gobierno. El César no es Dios.
El gobierno puede equivocarse al menos de dos maneras. Una es tomar medidas en un área
que legítimamente le pertenece al gobierno pero que toma la acción incorrecta. Por ejemplo,
es correcto que un gobierno tenga un ejército y una fuerza policiaca, pero puede ser
terriblemente incorrecto usar al ejército y a la policía para intimidar e incluso asesinar a
quienes no cometieron ningún delito. Cuando el gobierno hace el mal en áreas de autoridad
legítima, el muro es demasiado alto, dejando fuera el sentido moral de que los gobernantes
están bajo una ley más alta y que deben responder a Dios mismo por cómo han usado su
poder.
Pero hay una segunda forma en que el gobierno puede equivocarse, no haciendo el mal en un
área de responsabilidad legítima, sino tratando de hacer el bien en áreas que no pertenecen
en absoluto al control del gobierno. Por ejemplo, la Biblia claramente les da a los padres la
responsabilidad de enseñar y educar a los hijos. Y, sin embargo, la educación se ha
convertido en una industria gubernamental multimillonaria, todo en nombre de hacer el bien
para los niños. Cuando el gobierno trata de hacer el bien en áreas que pertenecen a alguna
otra institución, como a la iglesia o a la familia, el muro se ha movido demasiado.
Puede ser difícil saber exactamente cómo se aplica la voluntad de Dios a las áreas de
responsabilidad legítimas de un gobierno, y puede ser aún más difícil saber si el gobierno
debería involucrarse en un área determinada. Vamos a centrarnos en los niños y en la
educación.
Problemas de Educación
He aquí la pregunta. Si las escuelas administradas por el gobierno tienen un problema, ¿es
que el gobierno está utilizando su buena y legítima autoridad en la educación para hacer
algunas cosas malas? ¿O es que el gobierno no debería controlar la educación en primer
lugar?
No hay duda de que los educadores del gobierno están haciendo algunas cosas
malas. Enseñan temas como si Dios ni siquiera estuviera en la imagen. Excluyen la oración y
la lectura de la Biblia de las instrucciones diarias de los niños. De hecho, no solo descuidan la
Biblia, sino que a veces la contradicen descaradamente. Escucha un manual para maestros
de estudiantes de primer grado de las escuelas del gobierno. El manual dice: "Las clases
deben incluir referencias a personas lesbianas / homosexuales en todas las áreas curriculares
... Los mitos sexuales desafiantes pueden comenzar el primer día de clases". ¡Eso está en un
manual para enseñar primeros grados!
Hoy en día está bien que los maestros promocionen lo que está completamente en
desacuerdo con la enseñanza Cristiana. Pero si eres maestro y le dices a tus alumnos que la
Biblia dice: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los
creó", o dices que la Biblia prohíbe el sexo fuera del matrimonio, podrías tener grandes
problemas por impulsar un punto de vista religioso.
Un portavoz de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles dice que la religión puede
hacer lo que quiera, excepto cuando se trata de fondos públicos. Éste dice: "regar en el
abrevadero público significa que tienes que aceptar los estándares públicos del agua". Muy
lindo--pero ¿qué quiere decir con los "estándares públicos del agua"? Sin religión, por
supuesto: clases de conducta como si Dios no existiera y como si Jesús nunca hubiera
vivido. Ese es un enfoque extraño para los "estándares públicos del agua", dado el hecho de
que en América del Norte más del 90% de las personas creen en Dios, y más del 80% dicen
que Jesús es Dios o es el Hijo de Dios. En un gobierno "del pueblo, por pueblo y para el
pueblo", donde solo una pequeña minoría es agnóstica o atea, ¿qué le da al gobierno el
derecho de operar escuelas que excluyan a Dios?
Si el gobierno va a dirigir las escuelas, se podría argumentar que esas escuelas deberían
alentar la religión, ya que la mayoría de los ciudadanos son al menos algo religiosos. Pero en
lugar de decir que las escuelas operadas por el gobierno deberían promover la religión, me
gustaría plantear la cuestión de si el gobierno debería o no dirigir las escuelas. Tal vez el
principal problema con las escuelas públicas no es solo un error aquí o allá en cómo el
gobierno hace su trabajo en relación a la educación; tal vez el problema es que la educación
no es el trabajo del gobierno en absoluto. Es responsabilidad de los padres. La educación
pertenece legítimamente a los hogares encabezados por los padres o a las escuelas
controladas por los padres. En ningún lado la Biblia le da al gobierno la tarea de formar y
educar a los niños.
En este momento, la única forma en la que muchos de nosotros podemos educar a nuestros
hijos en una escuela Cristiana o mediante educación en el hogar es si primero pagamos los
impuestos para la escuela pública y luego profundizamos en nuestros bolsillos para pagarle a
nuestros hijos la educación que realmente queremos para ellos. Muchos padres hacen
exactamente eso, y el número crece cada año. Pero, ¿qué pasa con aquellos que no tienen
dinero para gastar una vez que han pagado todos sus impuestos para la educación
pública? Pueden tener pocas opciones más que enviar a sus hijos a la escuela pública.
Un eslogan popular entre algunos en el monopolio de la educación pública es: "Nos oponemos
al uso de fondos públicos para escuelas privadas". Eso suena bastante sensato, hasta que
recordemos que los fondos públicos son realmente fondos privados que el gobierno le ha
quitado a los ciudadanos privados a través de los impuestos. Cuando el gobierno se propone
"ayudar a las familias", éste toma los fondos privados que nos pertenecen, los
declara como fondos públicos, y luego nos dice exactamente qué podemos y qué no podemos
hacer con ese dinero. Puedes preguntarte por qué el dinero de los contribuyentes debe apoyar
la educación religiosa. Pero dado que tantos contribuyentes son religiosos, quizás una
pregunta mejor es ¿por qué el dinero de los contribuyentes actualmente apoya la educación
atea?
¿De Quién son los Niños?
Lo que sucede en las escuelas públicas sucederá si el gobierno se involucra en las guarderías
infantiles. Obviamente, si el gobierno proporciona fondos para las guarderías, debe obtener el
dinero de alguna parte. Esto significa otro aumento de impuestos, lo que le deja al gobierno el
control de más dinero, y los padres y abuelos controlan incluso menos. La única forma
en que volverán a ver ese dinero es si envían a sus hijos a la guardería que se ajusta a las
normas del gobierno y excluye la religión.
Ten cuidado cuando los políticos hablan de ayudar a las familias. Lo que generalmente
sucede es que el dinero que una vez perteneció a las familias termina en manos del gobierno
a través de mayores impuestos. Luego, en nombre de la separación de la iglesia y el estado,
el gobierno no devolverá nada de este dinero a las familias que desean educar a los niños en
la verdad Cristiana y en la moral Cristiana. En otras palabras, el César toma más y más de tu
dinero, y no te permitirá beneficiarte de él a menos que hagas las cosas a su manera. Nunca
volverás a ver el dinero de tus impuestos para la educación a menos que envíes a tus hijos a
la escuela del César. Cuando el César se ofrece a ayudar, él también se hace cargo.
Es hora de preguntarnos: ¿deberíamos darles a nuestros hijos al César o a Jesús? ¿Al
gobierno o a Dios? ¿Y las decisiones sobre su bienestar deberían ser controladas por los
políticos o por los padres? Si eres Cristiano, la respuesta es clara: tus hijos te pertenecen y les
pertenecen a Dios. Ellos no son hijos del gobierno.
Entonces, si puedes, envía a tus hijos a una escuela que enseñe que "De Jehová es la tierra y
su plenitud", o tú mismo enséñales en casa. Si la educación Cristiana o la educación en el
hogar no es una posibilidad en tu situación, y sientes que no tienes otra opción que la escuela
pública, entonces participa en la educación de tus hijos. No permitas que ese muro en
movimiento te mantenga alejado del aprendizaje de tu hijo. No permitas que el Señor deje de
estar presente en el pensar de tu hijo. Mantente al tanto de lo que tus hijos están
aprendiendo. Muéstrales lo que la Biblia dice al respecto. Y no temas causar revuelo cuando
veas la enseñanza de valores anticristianos en tu escuela. Tus hijos son tuyos, no
del gobierno. Haz que tu influencia de padre cuente donde sea que puedas.
Mientras tanto, antes de que sea demasiado tarde, como ciudadanos debemos resistir
cualquier tendencia que acalle nuestra capacidad de vivir nuestra fe. Tengamos cuidado con
ese muro en movimiento y en crecimiento. Tengamos cuidado con cualquier cosa que nos
haga más y más hijos del gobierno, y cada vez menos hijos de Dios que sean libres de
seguirlo a donde él nos conduce. Tenemos que seguirnos preguntando: ¿el gobierno está
involucrado en áreas en las que debería permanecer fuera del todo? Y si tienes un cierto nivel
de participación en cosas como guarderías, educación, asistencia social, atención médica,
desarrollo económico, etc., ¿el financiamiento del gobierno debe significar el control por parte
del gobierno? ¿La libertad religiosa debe significar libertad de la religión?
Si el muro entre la iglesia y el estado necesita formar una especie de límite, ¿realmente tiene
que seguir moviéndose, dándole constantemente un mayor territorio al gobierno? ¿Y tiene que
seguir creciendo, separando la política pública de las convicciones de la gran mayoría de las
personas que dicen creer en Dios? Eso incluso no es democrático, deja solo al Cristiano.
No debe permitirse que el gobierno asuma la autoridad legítima de la familia y de la iglesia. No
pensemos que la fe se limita a nuestras opiniones y sentimientos privados. La religión bíblica
se encuentra en funcionamiento cuando el caucho se pone en movimiento. La tierra es del
Señor y todo lo que hay en ella. Jesús es el Señor de todos. Es por eso que necesitamos la
libertad para poner nuestra fe en práctica, para vivir cada parte de la vida de la manera que
Jesús quiere que lo hagamos, y para entrenar a nuestros hijos a hacer lo mismo. Dad, pues, a
César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
 

Guía de Estudio: La Reforma


Guía de Estudio: La Reforma
La Reforma
I.              La Reforma como una reacción contra las distorsiones religiosas medievales de la
Enseñanza de la Iglesia Bíblica y Primitiva
A.            Ilustración de Lutero.
 
B.            Lutero--Alemán; Zwinglio--Zúrich; Tomás Cromwell--Inglaterra; Calvino--Ginebra.
 
C.            Punto de vista bíblico de la salvación (solo por Gracia) y su efecto sobre ciertos
aspectos de la construcción de iglesias.
 
D.            Significado real de la destrucción de obras de arte en la Reforma.
 
E.            La Reforma rechazada.
1.            Distorsión medieval de que la Iglesia haya hecho que su autoridad fuera igual a la
autoridad de la Biblia.
2.            Distorsión medieval de que la iglesia haya agregado obras humanas a la obra
terminada de Cristo para la salvación.
3.            Distorsión medieval introducida por Tomás de Aquino: mezcla del pensamiento
bíblico y del pensamiento pagano.
 
F.            Resumen de la influencia humanista en la iglesia.
1.            Ilustrado por la Escuela de Rafael de Atenas y Disputa.
2.            Ilustrado por Miguel Ángel haciendo a las profetizas paganas iguales a los profetas
del Antiguo Testamento en la Capilla Sixtina.
 
G.            Para Guillermo Farel y para los otros reformadores solo existían las Escrituras.
1.            El Humanismo Erasmista Cristiano rechazado por Farel.
2.            La Biblia brinda las respuestas necesarias no sólo en cuanto a la forma de estar bien
con Dios, sino sobre el sentido de la vida, sobre aquello que está bien y aquello que está mal,
y sobre la humanidad y la naturaleza.
3.            La gente de la Reforma no tenía el problema del humanismo, porque la Biblia brinda
una unidad entre Dios--como el supremo universal -- y las cosas individuales.
4.            La Reforma no fue la edad de oro, pero no aspiraba a depender de la Biblia en todos
los aspectos de la vida.
 
II. La Reforma y las Artes
A.            La tradición musical alemana de la Reforma alcanza su máximo esplendor con Bach.
B.            Significado de la amistad de Cranach y Lutero.
C.            La identificación de Durero con Lutero evidenciada en su diario; la importancia de su
labor.
D.            Las pinturas de Rembrandt muestran que él entendía que sus pecados habían
enviado a Cristo a la cruz, y que Cristo es el Señor de toda la vida.
E.            No se trata de romantizar el arte de la Reforma sino de refutar la opinión de que la
reforma fue hostil al arte y a la cultura, o que no produjo arte y cultura.
F.            Wittenberg Gesangbuch, el Salterio de Ginebra y el resurgimiento del canto
congregacional.
 
III.            Comparación del Renacimiento y la Reforma.
Ambas buscaban la libertad. En el sur, la licencia era el resultado de la falta de los absolutos;
en el norte, la libertad duró a través de los absolutos.
Preguntas
1.            ¿Puedes diferenciar claramente entre las ideas clave del Renacimiento y las de la
Reforma, respectivamente?
2.            "La Reforma es simplemente el último suspiro del Cristianismo medieval. Una vez
agotado, la fuerza verdaderamente moderna y humana del Renacimiento dominó el
Occidente". Comentario.
3.            "De la manera en la que un hombre piensa, así es él"--el énfasis renovado sobre las
enseñanzas de la Biblia en la Reforma tuvo resultados prácticos. Si algunos de estos
resultados ya no son comunes entre nosotros, ¿hasta qué punto esto puede ser atribuido a un
énfasis en la enseñanza bíblica de hoy?
 
Eventos y Personas Clave
Erasmo: c. 1466-1536
Durero: 1471-1528
Lucas Cranach: 1472-1553
Martín Lutero: 1483-1546
Farel: 1489-1565
Johann Walther: 1496-1570
Calvino: 1509-1564
El Nuevo Testamento griego de Erasmo: 1516
Las 95 Tesis de Lutero: 1517
La Reforma en Zúrich: 1523
Wittenberg Gesangbuch: 1524
Inglaterra se separa de Roma: 1534
Los Institutos de Calvino: 1536
El Salterio de Ginebra: 1562
Rembrandt: 1606-1669
La Elevación de la Cruz: 1633
Bach: 1685-1750
 
Estudio Adicional
Al igual que con el Renacimiento, asegúrate de seguir las obras de arte y la música
mencionadas. Diferentes editores y compañías discográficas tienen muchas versiones
alternativas de las obras de los artistas y compositores mencionados.
A.G. Dickens, La Reforma y la Sociedad en la Europa del Siglo Dieciseisavo (1966);
La Contrarreforma (1969).
J.Huizinga, Erasmo y la Era de la Reforma (1957).
B.Moeller, Ciudades Imperiales y la Reforma (1972).
E.W. Monter, La Ginebra de Calvino (1967).
F.Wendel, Calvino: Los Orígenes y la Evolución de su Pensamiento Religioso (1963).
D.Ziegler, ed., Grandes Debates de la Reforma (1969).
La Perspectiva Situacional: Revelación y Situación (Articulo)
INTRODUCCIÓN
Todos los padres saben que los niños a menudo malentienden las instrucciones más simples.
Por ejemplo "Por favor ayúdame con la cena", "Limpia tu cuarto". Pero sin importar la
instrucción, los niños se encuentran la interpretación incorrecta de lo que sus padres les
piden. A veces ésta es una decisión voluntariosa de parte del niño, pero en otras ocasiones la
equivocación es genuina.
A veces puede ser difícil saber qué es lo correcto. Y hay una buena razón para explicar esto:
Nos demos cuenta o no, seguir aun las instrucciones más simples requiere que tengamos el
conocimiento básico sobre muchas cosas además de las instrucciones. Esto es fácil de ver
cuando se trata de los niños pequeños, ya que a menudo carecen del conocimiento que ellos
necesitan.
Pero incluso como adultos, nosotros tenemos que apoyarnos en nuestro conocimiento general
para seguir instrucciones. Y esto aplica directamente cuando se trata de entender lo que Dios
pide de nosotros. Para saber qué hacer ante cualquier circunstancia dada, no sólo debemos
saber las instrucciones específicas que el Señor nos da. También debemos entender muchas
otras cosas.
Ésta es la quinta lección de nuestra serie "Cómo Tomar Decisiones Bíblicas", y la hemos
titulado "La Perspectiva Circunstancial: Revelación y Situación". En esta lección, nos
enfocaremos en la perspectiva circunstancial de la ética, enfatizando cómo una comprensión
apropiada de situaciones puede ayudarnos a entender la revelación de Dios.
A lo largo de estas lecciones, hemos enfatizado que el juicio ético implica la aplicación de la
Palabra de Dios a una situación por una persona.
Este resumen resalta que hay tres dimensiones esenciales para cada pregunta ética, las
cuales son, la Palabra de Dios, la situación, y la persona en la toma de decisiones. Y en esta
lección, nos enfocaremos en dos de estas dimensiones, analizando la relación entre nuestra
situación ética y las normas reveladas en la Palabra de Dios.
A lo largo de esta serie de lecciones también hemos descrito la relación que hay entre la
Palabra de Dios, las situaciones y las personas en términos de tres perspectivas en la ética.
Primero, está la Perspectiva Normativa que estudia la ética desde la perspectiva de la Palabra
de Dios. Esta perspectiva enfatiza las reglas o normas que Dios nos revela.
En segundo lugar, la Perspectiva Circunstancial (también llamada Perspectiva Situacional)
que aborda la ética con un énfasis en la situación, considerando cómo los detalles de nuestras
circunstancias se relacionan con nuestras decisiones éticas y cómo podemos trabajar con
estas circunstancias para darle gloria a Dios.
En tercer lugar, está la Perspectiva Existencial que considera la ética desde la perspectiva de
las personas que toman decisiones éticas. Esta perspectiva da énfasis a sus roles y
características, y las maneras en que deben cambiar para agradar al Señor.
Estas tres perspectivas son verdaderas, valiosas y complementarias. Así que, el camino más
inteligente es usar las tres perspectivas juntas, permitiendo a cada una ayudarnos en la
comprensión de las otras. En esta lección en particular, nos acercaremos a la ética desde la
perspectiva circunstancial, analizando cómo los diferentes elementos de nuestra situación
deben decirnos qué decisiones tomar.
Nuestra lección se dividirá en cuatro secciones principales. Primero, veremos el contenido de
la revelación, poniendo atención a lo que nos enseña la revelación sobre las situaciones
éticas. En segundo lugar, hablaremos de la naturaleza de la revelación. Aquí nos enfocaremos
especialmente en hacer notar que la revelación de Dios debe entenderse dentro del contexto
de sus propias situaciones. En tercer lugar, hablaremos sobre algunas estrategias
interpretativas hacia la revelación que son populares, viendo algunas maneras en las que los
cristianos han manejado el carácter circunstancial de la revelación. Y en cuarto lugar, nos
dirigiremos a la aplicación de la revelación a nuestras situaciones modernas. Empecemos con
el contenido de la revelación como una de las fuentes más importantes de información sobre
nuestra situación.

EL CONTENIDO DE LA REVELACIÓN
Como usted recordará de las lecciones anteriores, hay tres tipos básicos de revelaciones: la
revelación especial, como la Biblia; la revelación general, que viene a nosotros a través de la
creación en general; y la revelación existencial que viene a nosotros a través de las personas.
Siempre debemos recordar que Dios nos revela su voluntad en todas y cada una de las tres
formas.
Ahora, aunque las revelaciones especial, general y existencial difieren en algunos aspectos,
todas ellas comunican un contenido en la forma de hechos. Estos hechos incluyen todo lo que
Dios revela sobre nuestra situación, como: eventos, personas, objetos, ideas, deberes,
acciones – incluso Dios y su revelación.
Es posible hablar de los hechos que la revelación de Dios comunica de innumerables
maneras. Además de hablar sobre los hechos en general, también hablaremos de las metas y
los medios. Las metas son el resultado de pensamientos, palabras y hechos intencionados o
potenciales. Estos son los fines por los que nosotros hacemos las cosas, o por los que
nosotros debemos hacer las cosas. Y los medios son las maneras de alcanzar nuestras
metas. Estos incluyen todo lo que nosotros podríamos pensar, decir o hacer, y cualquier
herramienta o método que nosotros podríamos usar para lograr nuestros objetivos.
Echaremos un vistazo más de cerca al contenido de la revelación mirando brevemente cada
uno de los elementos circunstanciales que hemos mencionado. Primero, consideraremos la
revelación en lo que se refiere a los hechos que nos presenta. Segundo, veremos las metas
que la revelación nos obliga a seguir. Y tercero, analizaremos los medios que la revelación
nos enseña a usar cuando seguimos estas metas. Empecemos con los hechos generales que
nos presenta la revelación.
Hechos
Ahora, por razones obvias, sería imposible enlistar cada hecho que nos comunica la
revelación especial, general y existencial. Así que para ilustrar el papel importante que juegan
los hechos en nuestras evaluaciones éticas, nos enfocaremos en el mismo Dios como el
hecho más básico que aprendemos a través de la revelación.
Cuando estudiamos la perspectiva normativa en lecciones anteriores, vimos que el carácter de
Dios es nuestra norma o modelo a seguir. Propiamente, desde la perspectiva circunstancial,
Dios es nuestro hecho primordial, nuestro ambiente ético fundamental. La realidad de la
existencia de Dios gobierna sobre cualquier pregunta ética y nos obliga a vivir bajo la norma
de su carácter.
Claro, para poder saber nuestras obligaciones ante Dios, Él debe primero revelarse a
nosotros. Y aquí es donde viene la revelación. A través de la revelación, Dios nos dice hechos
sobre Él, y hechos sobre lo que Él requiere. Sin la revelación, aun seguiríamos obligados a
obedecer a Dios, pero no sabríamos cómo.
Piense por ejemplo en la situación que usted enfrenta como ciudadano de un país. El gobierno
es la autoridad del territorio, y sus leyes son los medios por los cuales el gobierno ejerce
poder sobre sus asuntos. El gobierno también ejerce poder de otras maneras. Tiene
empleados que ejecutan sus órdenes. Tiene mapas que definen sus límites. Tiene tratados y
otras relaciones con otras naciones. Tiene el dinero para administrar la economía y así
sucesivamente. Todos éstos son los medios por los que el gobierno ejerce su autoridad, y
controla esas cosas bajo su autoridad.
O puesto de otra manera, la existencia del gobierno es un hecho en nuestra situación legal, y
sus leyes son hechos adicionales que explican los tipos de deberes que nosotros tenemos
ante el gobierno. Y si queremos obedecer al gobierno, éstos son los hechos que necesitamos
saber.
De una manera similar, Dios es la autoridad suprema sobre toda la creación. Su autoridad es
absoluta y su carácter es la expresión perfecta de su voluntad. Así, cuando Él revela su
carácter, esa revelación es el medio por el cual Dios ejerce el poder de una manera parecida a
como los gobiernos humanos ejercen el poder por medio de de sus leyes. Y así como los
seres humanos obedecen las leyes civiles porque ellos se doblegan ante la autoridad del
gobierno, toda la creación debe obedecer las leyes de Dios doblegándose ante su autoridad.

Metas
Además de comunicarnos los hechos, la revelación de Dios también nos enseña sobre un
conjunto especial de hechos que son particularmente importantes para la ética: las metas
correctas para la conducta cristiana y la toma de decisiones.
Al hablar de metas en la ética, tenemos en mente los resultados esperados de nuestros
esfuerzos. En muchos aspectos, esto es parecido a la manera en que nosotros nos fijamos
metas para lograr cualquier cosa en la vida. Puedo fijarme la meta de despertarme a cierta
hora cada día o de comprar un regalo para mi esposa en su cumpleaños. Nuestras metas
pueden ser pequeñas o grandes. Estas pueden ser cosas que esperamos lograr
inmediatamente o cosas que planeamos hacer en un futuro lejano. Pero cualquiera que sea el
caso, nuestras metas dirigen nuestras acciones.
Ahora, en la mayoría de los casos, nuestras metas son bastante complejas. Por ejemplo,
imagine a un carpintero que mide y corta la madera con el propósito de construir una casa.
Cuando lo hace, sus metas inmediatas son medir y cortar con precisión. Una meta más
distante es construir la casa. Él también puede estar trabajando para ganar dinero para
alimentar a su familia. Y si sus acciones son verdaderamente buenas, su principal meta debe
ser hacerlo todo para la gloria de Dios.
Y así, como cada una de la revelación especial, general y existencial nos enseña hechos
genéricos importantes, cada tipo de revelación también nos proporciona metas que nosotros
debemos adoptar en la ética cristiana.
En primer lugar, la revelación especial nos da innumerables metas que deben ser
consideradas en la ética cristiana. Sólo por nombrar algunas: la Escritura nos enseña las
metas de hacer el bien a nuestro prójimo, educar a nuestros hijos en Cristo y esforzarnos por
la unidad de la iglesia. Pero de las metas que la revelación especial nos enseña, nos presenta
la gloria de Dios como la más alta e importante de todas. Por ejemplo, en 1 de Corintios
capítulo 10 versículo 31 Pablo dio esta instrucción:
Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. (1 Corintios
10:31)
Incluso en las cosas más pequeñas en la vida, como escoger qué comer y beber, nuestra
meta final debe ser glorificar Dios.
La revelación general también identifica muchas metas que son buenas y otras que son
malas. Y así como la revelación especial, esta nos enseña que la mayor meta es glorificar y
dar gracias a Dios. Escuche las palabras de Pablo en Romanos capítulo 1 versículos 20 al 21:
Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles
desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que
no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron
gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue
entenebrecido. (Romanos 1:20 – 21)
La gloria de Dios en la creación revela que debemos ser fieles a Dios y que debemos alabarlo
- que debemos glorificarlo en todo lo que hacemos. Para abreviar, nos enseña a poner la
gloria de Dios como nuestra meta más alta.
Finalmente, la revelación existencial también nos ayuda a distinguir entre las metas buenas y
las metas malas, sobre todo a través de nuestra conciencia. Y en el caso de los creyentes, el
Espíritu Santo es otra fuente de revelación existencial, se mueve entre nosotros para que
sigamos las metas buenas y nos apartemos de las malas. Como lo escribió Pablo en
Filipenses capítulo 2 versículo 13:
Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena
voluntad. (Filipenses 2:13)
Aquí vemos que Dios trabaja en nosotros existencialmente, a través de la dirección interna del
Espíritu Santo, habilitándonos y moviéndonos a actuar conforme a su propósito, conforme a
su meta.
Así que, vemos que Dios usa las tres formas de revelación - especial, general y existencial -
para enseñarnos las metas que Dios aprueba.
Una vez visto el contenido circunstancial de la revelación en lo que se refiere a los hechos y
las metas, ahora estamos listos para estudiar los medios que Dios ha revelado para que los
usemos en nuestras situaciones éticas.

Medios
A principios del siglo XVI, el filósofo político florentino Niccolo Machiavelli escribió un libro que
ha llegado a ser conocido por el título "El Príncipe". En muchos idiomas el nombre de
Machiavelli es sinónimo del eslogan "El fin justifica los medios". Su obra se ha vuelto algo
infame por enseñar que en muchos de los casos los políticos deben violar los principios
morales para lograr metas que benefician al estado.
Pero la revelación de Dios se nos presenta con una idea muy diferente. Para contestar
cualquier pregunta ética de una manera bíblica, debemos saber no sólo los hechos y las
metas que Dios ha revelado, sino también debemos encontrar los medios apropiados que
Dios ha revelado. Después de todo, el evaluar los hechos y fijar metas son cosas que influyen
en nuestras acciones. Pero nuestras acciones por sí solas son los medios que hemos
escogido para lograr nuestras metas. Y como todos los cristianos saben, la Biblia tiene mucho
que decir sobre cómo actuamos. Así que, lo que Dios ha dicho sobre los medios que
escogemos es un elemento muy importante en nuestro proceso de toma de decisiones.
Veamos las enseñanzas de Santiago en Santiago capítulo 2 versículos 15 y 16:
Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de
cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las
cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? (Santiago 2:15 y 16)
Es importante reconocer el hecho de que hay personas pobres con necesidad de comida y
vestido. Y también es importante fijarnos la meta de verlos arropados y alimentados. Pero los
medios de alcanzar esta meta son críticos: de hecho, debemos darles comida y ropa.
En este caso, Santiago pide a sus lectores buscar la visión, principalmente de la revelación
general y existencial haciéndonos preguntas como: "¿Qué medios están a mi alcance para
ayudar a los pobres?" Pero, nosotros debemos siempre recordar que esa revelación especial
tiene mucho que enseñarnos sobre los medios que debemos usar para lograr las metas
divinas.
Una de las principales maneras en las que la Escritura nos enseña sobre los medios éticos, es
dándonos ejemplos que podemos considerar. Por un lado, encontramos muchos ejemplos
negativos de personas que no actuaron admirablemente. Pero por otro lado, también
encontramos muchos ejemplos positivos de personas que entendieron correctamente las
normas de Dios, evaluaron correctamente sus circunstancias y así realizaron buenas acciones
para lograr buenos fines.
Por un lado, el apóstol Pablo mencionó ejemplos negativos en 1 de Corintios capítulo 10
versículos 8 al 11, dónde escribió estas palabras:
Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni
tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes.
Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas
cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros. (1
Corintios 10:8 – 11)
Pablo mencionó estos ejemplos negativos de las experiencias de los antiguos israelitas
durante sus 40 años de deambular en el desierto. Dios les había dejado claro muchos hechos
genéricos a los israelitas. También les había revelado las metas de su viaje. Pero mientras
viajaban, los israelitas pecaron en gran manera alejándose de los medios que Dios les había
dicho que usaran para lograr sus metas - medios como el vivir con devoción, puros en
adoración y oración. Por el contrario, los israelitas prefirieron los medios de inmoralidad
sexual, la idolatría y el quejarse. Por eso, ellos sirven como un ejemplo negativo, al
mostrarnos algunos medios que Dios desaprueba y maldice fuertemente. Por otro lado, Pablo
también mencionó ejemplos positivos, como en 1 de Corintios capítulo 11 versículo 1, dónde
él dio esta instrucción:
Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. (1 Corintios 11:1)
Aquí, Pablo se mostró a sí mismo y a Jesús como dos ejemplos positivos de conducta ética.
En este caso, Pablo estaba hablando ampliamente de toda la información que los corintios
habían recibido sobre Jesús y sobre él mismo, ya fuera que hubiera venido por medio de la
revelación especial, general o existencial. Y él indicó esto recordando la vida perfecta de
Jesús y su propia conducta imperfecta pero ejemplar. Los corintios no sólo podrían aprender
hechos y metas, sino también los medios divinos
En resumen, vemos que el contenido circunstancial de la revelación incluye los hechos, metas
y medios que son esenciales para tomar las opciones éticas apropiadas. Por lo tanto, si
debemos tomar decisiones bíblicas en nuestras vidas diarias, tenemos que entender lo que
Dios ha revelado sobre estas dimensiones de nuestra situación.
Ahora que hemos visto que el conocer nuestro deber trae consigo la comprensión de lo que el
contenido de la revelación nos dice sobre nuestra situación, debemos pasar a nuestro
segundo tema: La naturaleza de la revelación en sí misma. La revelación de Dios nos llega
incluida en sus propias situaciones. Y debido a esto, necesitamos preguntarnos: ¿Cuáles son
las circunstancias para las que, y en las que, Dios se ha revelado? y ¿Cómo nos ayuda la
comprensión de estas situaciones a tomar decisiones éticas?

LA NATURALEZA DE LA REVELACIÓN
Reconocer lo que la revelación de Dios dice sobre los hechos, metas y medios es una parte
importante de saber nuestro deber. Pero también es crítico que entendamos cómo la
revelación es influenciada por su propia situación. Si nosotros no entendemos cómo influyen
las situaciones en la manera que Dios se revela, corremos el riesgo de entender mal lo que Él
ha revelado.
Como hemos visto en otras lecciones, desde el principio de la creación, la revelación general y
existencial siempre ha estado acompañada por la revelación especial. En la actualidad, la
revelación especial de las Escrituras se nos ha dado como una guía, como una lente a través
de la cual nosotros debemos interpretar la revelación general y existencial. Esto significa que
las Escrituras tienen una prioridad práctica sobre todo lo que podemos pensar que hemos
encontrado en la revelación general y existencial.
La revelación general asevera las Escrituras, pero no puede revelar una norma ética que no
esté revelada también en las Escrituras. Así, cualquier contribución que haga la revelación
general a nuestro conocimiento sobre nuestro deber es meramente una clarificación de lo que
ya las Escrituras nos ofrecen.
Y pasa lo mismo con la revelación existencial. La revelación existencial asevera las
enseñanzas de las Escrituras, y nunca nos enseña ninguna norma ética que no sea también
directa o implícitamente enseñada en las Escrituras.
Cada aspecto de la revelación de Dios es importante, valioso y verdadero. Pero debido a que
las Escrituras son la clave para entender todo sobre la Palabra de Dios, nuestro estudio sobre
la naturaleza circunstancial de la revelación se enfocará particularmente en la Biblia. Aun así,
debemos tener presente que mucho de lo que decimos sobre la Biblia también lo es verdadero
en el resto de la revelación de Dios.
Dividiremos nuestro estudio de la naturaleza circunstancial de la revelación en dos partes.
Primero, hablaremos sobre la inspiración de las Escrituras, considerando los hechos, metas y
medios que forman parte de los escritos de las Escrituras. Segundo, veremos un ejemplo- que
confirma la importancia de entender los hechos, metas y medios que están involucrados en la
inspiración de las Escrituras. Empecemos con la inspiración de las Escrituras; la manera en
que Dios movió a los autores humanos a crear las Escrituras.
Inspiración
Las Escrituras son escritos humanos divinamente inspirados. El Espíritu Santo motivó y vigiló
los escritos de los autores humanos para asegurar que todo lo que contienen es verdad. El
Espíritu hizo esto de tal modo que guardó a los autores humanos de todo error, pero también
conservó sus personalidades e intenciones en sus escritos. Como resultado de este proceso,
el significado original de las Escrituras es el significado que los autores divinos y humanos de
las Escrituras juntamente querían comunicar. Éste no es un significado compuesto, como si el
autor humano hubiera pensado en un significado y el Espíritu Santo hubiera pensado en otro
diferente. Más bien, es un significado unificado en el que el Espíritu Santo y el autor humano
pensaron lo mismo.
Desgraciadamente, muchos cristianos bienintencionados actúan como si Dios no nos hubiera
dado las Escrituras en medio de situaciones históricas. Tratan la Biblia como si no tuviera
tiempos, como si hubiera sido escrita sin la parte humana. Pero cuando nosotros
consideramos lo que dijeron los escritores bíblicos sobre sus propios libros, vemos que éste
no es el caso. Las Escrituras fueron dadas en situaciones históricas.
Esta doctrina de inspiración se describe en muchas partes de la Biblia, pero nosotros nos
limitaremos a dos textos que demuestran las contribuciones que ambos, el Espíritu Santo y los
escritores humanos, hicieron al contenido de las Escrituras. En primer lugar, consideremos el
papel del Espíritu Santo como el autor de las Escrituras.
Escuche la manera en que Pedro explicó la naturaleza de la inspiración en 2 de Pedro
capítulo 1 versículos 20 al 21:
Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue
traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados
por el Espíritu Santo. (2 Pedro 1:20 – 21)
Como lo mencionó Pedro aquí, la Biblia no es un escrito meramente humano. Es un libro
escrito por hombres que fueron inspirados por el Espíritu Santo. Pedro nos asegura que todo
lo que nosotros encontramos en las Escrituras lleva la autoridad de Dios y es absolutamente
fidedigno.
Ahora, en muchas ocasiones, maestros cristianos han malentendido este y otros textos
bíblicos, y han concluido que el Espíritu Santo es el único autor verdadero de las Escrituras.
Estos maestros han creído erróneamente que los escritores humanos no hicieron ninguna
contribución a sus propios escritos.
Veamos, entonces, otro texto diferente - este indica que los Escritores Humanos de las
Escrituras también tuvieron gran participación en sus escritos.
En Mateo capítulo 22 versículos 41 al 45, encontramos la siguiente conversación entre Jesús
y algunos fariseos que se le oponían:
Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De
quién es hijo? Le dijeron: De David. El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama
Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus
enemigos por estrado de tus pies? Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? (Mateo
22:41 – 45)
Aquí, Jesús se refirió al Salmo 110 versículo 1. Y se refirió a que para poder entender lo que
el Espíritu Santo quería decir en este versículo, primero era necesario saber que David lo
escribió y segundo saber el significado original que David intentó comunicar.
Para entender el significado original de cualquier Escritura dada, tenemos que aprender
muchos hechos sobre sus autores, así como sus circunstancias, experiencias, educación,
teología y sus prioridades. Y a menudo, nuestra comprensión de estas cosas puede ser
reforzada por otra información que viene de fuera de la Biblia, como hechos históricos,
culturales y lingüísticos.
Más allá de esto, tenemos que prestar atención a las metas de los autores de las Escrituras.
¿Cuáles fueron sus motivos? ¿Qué tipo de audiencia esperaban ellos que leerían sus
escritos? y ¿Qué respuestas esperaban obtener de estos lectores?
Después, tenemos que considerar los medios que los escritores bíblicos emplearon: cosas
como el idioma en el que ellos escribieron, el género de literatura que usaron, sus técnicas
Retóricas y las estructuras de sus pensamientos y argumentos.
Para confiar propiamente en las Escrituras en la ética cristiana, debemos evaluar todos estos
hechos, metas y medios para aprender por qué los autores de las Escrituras escribieron como
lo hicieron, qué quisieron decir cuando las escribieron y cómo su audiencia original las habría
entendido.
Ahora que hemos descrito la naturaleza circunstancial de la inspiración de las Escrituras,
debemos ver un ejemplo de la Biblia que confirma la importancia de considerar estos rasgos
circunstanciales de la revelación.

Ejemplo
Se sabe que es imposible identificar todos los hechos, metas y medios que son relevantes en
cualquier texto en particular de las Escrituras, mucho menos entender cómo ellos lo relacionan
con el significado original.
Pero afortunadamente, la misma Biblia tiene muchos ejemplos que pueden guiarnos. Los
escritores bíblicos y personajes bíblicos confiables explicaron a menudo textos bíblicos
escritos por autores anteriores. Y sus ejemplos nos proporcionan muchas oportunidades de
ver la importancia de los aspectos circunstanciales de las Escrituras.
Para ilustrar los tipos de consideraciones circunstanciales que debemos tener presente,
veamos 1 de Corintios capítulo 10 versículos 5 al 11, dónde Pablo se enfocó en el carácter
circunstancial del contenido del Antiguo Testamento sobre Israel en el desierto. Allí él escribió
estas palabras:
La mayoría de ellos no agradaron a Dios, y sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.
Todo eso sucedió para servirnos de ejemplo, a fin de que no nos apasionemos por lo malo…
No sean idólatras, como lo fueron algunos de ellos, según está escrito: «Se sentó el pueblo a
comer y a beber, y se entregó al desenfreno.» No cometamos inmoralidad sexual, como
algunos lo hicieron, por lo que en un sólo día perecieron veintitrés mil. Tampoco pongamos a
prueba al Señor, como lo hicieron algunos y murieron víctimas de las serpientes. Ni murmuren
contra Dios, como lo hicieron algunos y sucumbieron a manos del ángel destructor. Todo
eso… quedó escrito para advertencia nuestra. (1 Corintios 10:5-11 [NVI])
En este pasaje, Pablo se refirió a cuatro pasajes del Antiguo Testamento:

 Éxodo capítulo 32, dónde los israelitas se entregaron a fiestas paganas y


aproximadamente 3,000 hombres murieron como castigo;
 Números capítulo 25, dónde ellos realizaron inmoralidad sexual y murieron 23,000;
 Números capítulo 21, dónde probaron al Señor y muchos perecieron por las
serpientes; y
 Números capítulo 16, dónde se quejaron en contra de Moisés y muchos perecieron por
el ángel destructor.

Pero note que Pablo no solamente señaló estos detalles históricos. Más bien, explicó que
Moisés había escrito estos detalles para dar un ejemplo a los lectores futuros.
Como escribió Pablo en 1 de Corintios capítulo 10 versículo 11:
Todo eso… quedó escrito para advertencia nuestra. (1 Corintios 10:11 [NVI])
Pablo creía que Moisés escribió el Pentateuco bajo la inspiración del Espíritu Santo con el
propósito de prevenir a las generaciones futuras de no repetir los errores de los israelitas.
Y debido a que entendió la situación de estos pasajes de esta manera, Pablo resaltó varios
hechos presentados en estos pasajes.
Primero, notó el hecho de que Dios no estaba contento por las acciones de los antiguos
israelitas. Moisés claramente señaló esto en los textos a los que Pablo se refirió.
Segundo, Pablo reforzó este punto al hacer notar el hecho de que Dios mató a muchos
israelitas por estos pecados. Como lo escribió: por lo cual quedaron postrados en el desierto.
Esto era importante para Pablo, porque esto mostraba la extrema desaprobación moral de
Dios hacia los israelitas.
Tercero, Pablo hizo énfasis en el hecho de que ciertas acciones desagradaron a Dios: El
paganismo, la idolatría, las pruebas y las quejas.
Además de estos hechos que Pablo menciona en particular, también asumió muchos otros
hechos, como el hecho de que la Escritura es verdad, el hecho de que tiene autoridad y el
hecho de que es aplicable a los cristianos. Y con las bases de todos estos hechos, Pablo pudo
concluir que la meta de Moisés era usar los medios de la Escritura inspirada para escribir
estas cosas para las generaciones futuras, para que ellos aprendieran de los errores de Israel.
No tenemos tiempo para analizar aquí todas las características del método de Pablo. Pero
vale la pena notar que se preocupó por lo menos por dos tipos de asuntos circunstanciales
cuando interpretó estos textos inspirados del Antiguo Testamento:

 Primero, los detalles existentes en las Escrituras - Pablo aceptó el Antiguo Testamento
como verdadero y fiable, y sabía que los detalles de las historias eran importantes para
sus significados.
 Segundo, la intención del autor - Pablo entendió que la meta de Moisés no era
simplemente decirnos lo que pasó hace mucho tiempo. Más bien, él escribió para
obtener una respuesta de sus lectores.

Ahora, esta lista no es de ninguna manera absoluta. Pero es un ejemplo bueno e incluso
autoritario de los tipos de rasgos circunstanciales que nosotros debemos considerar cuando
interpretamos las Escrituras: Debemos considerar las cosas que las Escrituras hacen
explícitas, como los detalles reales que indican. Y debemos considerar las cosas que son
implícitas en las Escrituras, como la intención del autor o su meta en sus escritos. Al recordar
la naturaleza circunstancial de las Escrituras de éstas y otras maneras, podemos tener mayor
confianza en que hemos entendido debidamente.
Ahora que hemos visto cómo el contenido de la revelación señala los hechos, metas y medios
de nuestra situación y la naturaleza de la revelación situada en la historia, debemos pasar a
algunas estrategias populares dirigidas hacia el manejo del carácter circunstancial de la
revelación.

ESTRATEGIAS DIRIGIDAS DE LA REVELACIÓN


Cuando trabajamos en la ética cristiana desde la perspectiva circunstancial, a menudo nos
desafía el hecho de que estamos tratando con dos situaciones, la situación de las Escrituras y
nuestra situación. Y esto significa que tenemos que encontrar maneras de conectar las
situaciones de las Escrituras con nuestro mundo actual. Este proceso es a menudo bastante
complejo y desgraciadamente los cristianos tienen una tendencia a buscar atajos que
simplifican demasiado los problemas involucrados. Así que antes de dirigirnos a la aplicación
moderna en sí, deberíamos mirar algunas de estas estrategias equivocadas que los cristianos
adoptan a menudo.
En nuestro estudio mencionaremos tres estrategias populares para tratar con el carácter
circunstancial de la revelación. Primero, hablaremos de la estrategia de relajamiento.
Segundo, hablaremos de la estrategia de rigor. Y tercero, hablaremos de la estrategia que
favorece a la autoridad humana. Por cuestiones de tiempo, nos limitaremos a basarnos en las
Escrituras. Pero una vez más, debemos ser conscientes de que estas mismas estrategias se
toman a menudo también hacia otros tipos de revelación.

Relajamiento
Para ilustrar la dificultad de relacionar las Escrituras con el mundo actual, imaginemos una
casa en una porción grande de tierra que gradualmente se va convirtiendo en desierto
peligroso. La casa representa esas cosas que se mandan o permiten claramente en las
Escrituras. El desierto representa esas cosas que son claramente prohibidas en la Biblia. La
tierra alrededor de la casa representa esas cosas que, en un grado u otro, son inciertas para
la persona que lee la Biblia; cosas en las que no estamos seguros cómo relacionar las
situaciones de las Escrituras con las situaciones de nuestro mundo actual. Esta percepción de
falta de claridad ha llevado a menudo a los cristianos a adoptar estrategias simples para
definir los límites de la moralidad cristiana; estrategias que describimos como relajamiento,
rigor y autoridad humana. Así que, empecemos con el relajamiento como una estrategia
popular pero equivocada para relacionar las dimensiones circunstanciales de la revelación con
el mundo actual.
Nuestro análisis del relajamiento se dividirá en tres partes. Primero, daremos una descripción
básica de esta estrategia y sus causas. Segundo, ofreceremos algunos ejemplos de las
consecuencias del relajamiento. Y tercero, sugeriremos algunos correctivos que pueden
ayudarnos a evitar el relajamiento en nuestro manejo de las Escrituras. Empecemos con una
descripción básica del relajamiento.
Descripción
El relajamiento es una estrategia que tiende hacia la permisividad, de manera que aquéllos
que usan esta estrategia son lentos para identificar y condenar los pecados en el mundo
actual. Como resultado, ellos frecuentemente terminan permitiendo lo que la Biblia prohíbe y
pasan por alto lo que manda la Biblia.
Los cristianos se predisponen a relajarse en las lecturas de las Escrituras por lo menos por
dos razones. A veces, ellos creen equivocadamente que las situaciones en la Biblia son tan
diferentes a las situaciones en la vida moderna que la Biblia no puede aplicarse a nuestros
días.
Otras veces, los cristianos adoptan una estrategia de relajamiento porque creen que las
situaciones en la Biblia son no muy claras para aplicarse a la vida moderna. A menudo, esto
es porque ellos piensan que los hechos, metas y medios en la Biblia son ambiguos o incluso
desconocidos.
Piense en lo que se refiere a nuestra ilustración de una casa, en una porción grande de tierra
que gradualmente se va convirtiendo en desierto peligroso. Como usted recordará, la casa
representa esas cosas que se permiten claramente en las Escrituras. El desierto representa
esas cosas que son claramente prohibidas en la Biblia. La tierra alrededor de la casa
representa esas cosas en las que las instrucciones de las Escrituras son de alguna manera
inciertas para el lector.
Ahora suponga que queremos construir una cerca alrededor de esas cosas que las Escrituras
permiten, para así poder definir los límites de la moralidad cristiana. Una estrategia de
relajamiento tendería a construir la valla lo más cerca posible al borde del desierto para poder
permitir las cosas que no son muy claras.
Pero hay un problema con esta práctica relajada: No todo lo que es incierto para nosotros es
permitido. Así que, si pusiéramos la cerca al borde del desierto, seguramente permitiríamos
cosas que las Escrituras realmente prohíbe.
Así que, ya sea que demos por hecho que la situación bíblica es tan diferente de nosotros que
no podemos aplicarla, o que insistamos en que es demasiado dudosa para aplicarla con toda
confianza, el entendimiento relajado tiende a poner muy pocas restricciones en la conducta
cristiana.
Con esta descripción de la estrategia de relajamiento en mente, debemos mencionar algunos
ejemplos de las consecuencias que pueden resultar de este análisis de la revelación.
Consecuencias
Las consecuencias de relajamiento son bastante predecibles: Una estrategia de relajamiento
impulsa a los cristianos a racionalizar muchos pecados. Mencionaremos solamente cuatro de
las muchas maneras en que esto puede pasar. Primero, el relajamiento puede impulsar a los
cristianos a quedar satisfechos al escoger los males menores o contrastantes, inclinándolos a
justificar una mala acción basándose en que ésta parece ser mejor que la acción opuesta.
Imagine a un marido y esposa que han desarrollado un desprecio mutuo. Ahora, sabemos que
la Biblia condena el divorcio sin la justificación apropiada, y que exige a los esposos que se
amen. Pero los cristianos que adoptan una actitud relajada pueden argumentar que la Biblia
no es clara sobre lo que los cristianos deben hacer en esta situación en particular. Y podrían
aconsejar el divorcio basándose en que esto parece mejor que una relación llena de odio.
Pero cuando nosotros evaluamos los hechos, metas y medios de las Escrituras de una
manera responsable, encontramos que sí son bastante claras acerca de esta situación
moderna. La verdadera solución es que todos los maridos y esposas se ajusten a las
instrucciones morales de las Escrituras arrepintiéndose de su propio pecado y aprendiendo a
amarse entre sí en los lazos del matrimonio.
Segundo, el relajamiento tiende a permitir excepciones inadecuadas a los mandamientos
bíblicos. Esto pasa a menudo cuando los cristianos no ven que los mandamientos escritos se
aplican a más situaciones que aquéllas específicamente mencionadas en la Biblia.
Por ejemplo, en los días de Jesús, algunas personas creían que siempre y cuando ellos no
cometieran adulterio físico, no estaban violando el mandamiento contra el adulterio. Estaban
relajados y no veían las verdaderas implicaciones de este mandamiento contra el adulterio en
situaciones que no fueran la infidelidad física. Pero en Mateo capítulo 5 versículo 28, Jesús los
corrigió diciendo:
Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. (Mateo
5:28)
Cuando no aprendemos los hechos, metas y medios relacionados al mandamiento en contra
del adulterio, fácilmente podemos negar que tanto el adulterio como la lujuria violen la
voluntad de Dios.
Tercero, el relajamiento tiende a incitar a los cristianos a agregar calificaciones falsas a los
mandamientos de la Biblia. Ellos imaginan hechos, metas o medios que la Biblia no indica y
usan estas calificaciones imaginarias como excusas para ignorar los mandamientos de las
Escrituras.
Por ejemplo, en Deuteronomio capítulo 25 versículo 4, la ley prohíbe poner bozal a un buey
mientras está trillando el grano. Y una estrategia relajada hacia las Escrituras podría imaginar
la calificación falsa de que este versículo sólo se aplica a las personas que usan bueyes para
trillar el grano. Nosotros podríamos pensar, "yo no tengo ningún buey, por consiguiente este
mandamiento no se aplica a mí". Pero en 1 Corintios 9:9 y 1 Timoteo 5:18, Pablo recurrió a
esta ley para demostrar que los ministros cristianos deben ser recompensados por sus
esfuerzos. En casos como este, una estrategia relajada desalienta a los cristianos a aplicar los
principios de los mandamientos bíblicos a situaciones que son diferentes de aquellas de las
Escrituras.
Cuarto, una estrategia relajada puede llevarnos a pensar que el fin justifica los medios. Es
decir, cuando nosotros creemos que los hechos, metas y medios de las Escrituras son
bastante diferentes o no muy claros, podemos inclinarnos a juzgar las acciones basándonos
solamente en nuestras motivaciones modernas.
Por ejemplo, muchos de nosotros podríamos inclinarnos a justificar a un hombre hambriento
que roba comida. Ahora, es cierto que, la motivación del hombre que roba para comer es muy
diferente de la del hombre que roba para obtener una ganancia sin trabajar. No obstante, la
Palabra de Dios aun condena ambas acciones. Como está escrito en Proverbios capítulo 6
versículos 30 y 31:
No se desprecia al ladrón que roba para mitigar su hambre; pero si lo atrapan, deberá
devolver siete tantos lo robado, aun cuando eso le cueste todas sus posesiones. (Proverbios
6:30 y 31 [NVI])
En resumen, una estrategia de relajamiento tiende a ser demasiado permisiva, permite lo que
Dios prohíbe, y por consiguiente, nos oculta nuestro verdadero deber. Nos anima a manejar
los detalles de la Ley de Dios con toda licencia personal posible, buscando siempre maneras
de evitar sus obligaciones.
Una vez que hemos considerado la descripción y consecuencias del relajamiento,
ofreceremos ahora algunos correctivos a esta estrategia equivocada hacia la revelación.
Correctivos
Como hemos dicho, el relajamiento está normalmente basado en la creencia de que la
Escritura es tan diferente que es inaplicable, o en la creencia de que es muy dudosa como
para ser aplicable. Así que, una de las mejores maneras de evitar este error es entender la
similitud de la Biblia con el mundo actual, así como su claridad.
Por un lado, la Biblia nos asegura que las situaciones de las Escrituras siempre son lo
suficientemente similares a las nuestras como para hacer aplicaciones modernas. De una
manera u otra, cada pasaje en la Biblia tiene algo que enseñarnos sobre la ética en el mundo
actual. Como escribió Pablo en 2 de Timoteo capítulo 3 versículos 16 al 17:
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para
toda buena obra. (2 Timoteo 3:16 – 17)
Siempre que somos tentados a pensar que la Biblia es inaplicable porque sus situaciones son
tan diferentes a las nuestras, nosotros debemos ver más de cerca tanto los hechos, metas y
medios Relacionados con las Escrituras, como los hechos, metas y medios de la vida
moderna. Si lo hacemos, podemos descubrir alguna relación que nos ayude a aplicar las
Escrituras. Pero incluso cuando encontramos que las situaciones de las Escrituras y la vida
moderna aun parecen ser diferentes, no debemos concluir que la Biblia es inaplicable. Más
bien, debemos admitir nuestras limitaciones, determinarnos a seguir estudiando el asunto y
buscar la opinión de otras personas como pastores y maestros.
Por otro lado, con respecto a la confusión de la Biblia, la Biblia también enseña que las
Escrituras son lo suficientemente claras. Como escribió Moisés en Deuteronomio capítulo 29
versículo 29:
Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y
para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
(Deuteronomio 29:29)
Dios proporcionó la Escritura para darnos el conocimiento de nuestro deber. Y la diseñó para
comunicársela no sólo a la audiencia original, sino también a las generaciones futuras, o como
leímos aquí a nuestros hijos para siempre.
La Biblia no es igual de clara en todas las áreas, y no todo el mundo puede entender todos los
pasajes. Pero la Escritura siempre es lo suficientemente clara para deducirla en las
aplicaciones éticas. Así que, siempre que estemos tentados a pensar que la Biblia no es clara,
debemos recordar que la falta de entendimiento está en nosotros, no en la Escritura. Y para
corregir esta falla, necesitamos reexaminar los hechos, metas y medios de la Escritura,
buscando su significado original. A veces esto ayudará a que entendamos suficientemente la
Escritura como para aplicarla a la vida moderna. Y si aun así no la entendemos, debemos
admitir nuestras limitaciones, determinarnos a seguir estudiando el asunto y buscar el consejo
de aquéllos que son más sabios que nosotros.
Una vez que hemos visto que los errores emergen cuando adoptamos el relajamiento como
nuestra estrategia, debemos ahora ver los errores que resultan de una estrategia de rigor en
nuestra comprensión y aplicación de las Escrituras.

Rigor
Nuestro análisis de la estrategia de rigor procederá de la misma manera que nuestro análisis
sobre el relajamiento. Primero, presentaremos una descripción general de rigor como una
estrategia. Segundo, daremos algunos ejemplos de las consecuencias del rigor. Y tercero,
sugeriremos algunos correctivos que pueden ayudarnos a evitar usar esta estrategia pobre.
Empecemos con una descripción de la estrategia de rigor.
Descripción
Cuando los cristianos se inclinan a seguir una estrategia rigurosa hacia la revelación, se
preocupan extremadamente de protegerse contra el pecado, sobre todo como se define en las
prohibiciones enlistadas en la Escritura. Como resultado, ellos tienden a fallar en el lado de la
extrema restricción de la conducta en vez del lado de la permisividad.
Como la estrategia de relajamiento, la estrategia de rigor también resulta comúnmente en
errar en creencias sobre la similitud de la Biblia con el mundo actual y sobre su claridad.
Con respecto a la similitud de la Biblia con el mundo actual, una estrategia de rigor a menudo
ve las situaciones en la Biblia tan similares a las nuestras, que la Biblia es aplicable
directamente a nuestras vidas. Esta estrategia da muy poca o ninguna consideración a las
maneras en las que los hechos, metas y medios de las Escrituras difieren de aquéllas en el
mundo actual. Los cristianos que toman esta posición a menudo defienden que la aplicación
apropiada consiste en hacer precisamente lo que se esperaba en los tiempos bíblicos.
Y con respecto a la claridad de la Biblia, los cristianos que toman una estrategia rigurosa,
equivocadamente creen que cuando los hechos, metas y medios de la Biblia parecen ser
confusos, la respuesta correcta es aplicar la Escritura de formas restrictivas.
Recuerde la ilustración de la casa y la cerca. Una vez más, la casa representa esas cosas que
son claramente permitidas en las Escrituras, el desierto representa esas cosas que son
claramente prohibidas en la Biblia, y la tierra alrededor de la casa representa esas cosas que,
en un grado u otro, nos parecen inciertas cuando leemos la Biblia; cosas en las que no
estamos seguros cómo los hechos, metas y medios enseñados en las Escrituras, se
relacionan con los hechos, metas y medios del mundo actual.
Y una vez más, imagine que nosotros queremos construir una cerca alrededor de esas cosas
que las Escrituras permiten, para que podamos definir los límites de la moralidad cristiana.
Como vimos, una estrategia de relajamiento construiría la valla al borde del desierto para
permitir esas conductas que la Escritura no condena claramente. Pero en cambio, una
estrategia de rigor tendería a construir la valla muy cerca de la casa para prohibir la mayoría o
todo lo que no está muy claro para evitar tropezar en la inmoralidad.
Pero hay un problema con esta práctica rigurosa: Muchas de las cosas que están en el jardín,
fuera de la cerca, realmente se permiten o incluso se nos mandan en la Escritura. Cuando
respondemos a las enseñanzas de la Biblia de tal manera restrictiva, a menudo terminamos
prohibiendo algunas cosas que Dios permite y otras que Dios de hecho nos manda.
Por lo tanto, ya sea que asumamos que la situación bíblica es tan similar a la nuestra que
podemos aplicarla directamente, o que respondamos con equivocada restricción a las
aparentes partes no muy claras de la Biblia, la estrategia de rigor tiende a poner demasiadas
limitaciones en la conducta cristiana.
Con esta descripción en mente, estamos listos para hablar de las consecuencias de la
estrategia de rigor.
Consecuencias
Hay muchos resultados negativos de esta actitud rigurosa. Aquí, por causa de tiempo, sólo
mencionaremos dos. Primero, destruye la libertad cristiana prohibiendo conductas que están
equivocadas bajo ciertas condiciones, pero correctas bajo otras condiciones.
La Biblia enseña que los cristianos tienen cierta libertad de conciencia. Es decir, que hay
algunas acciones que pueden ser buenas para algunas personas y malas para otras. Los
ejemplos clásicos de esto son los escritos de Pablo sobre la comida que había sido sacrificada
a los ídolos. En 1 de Corintios capítulos 8 y 10 y en Romanos capítulo 14 se habla de manera
similar sobre el uso de la carne y la observación de días especiales. En estos capítulos, Pablo
indicó que comer algo que se había sacrificado a los ídolos era aceptable para aquéllos con la
conciencia fuerte, pero pecaminoso para aquéllos con la conciencia débil. A la luz de esto,
Pablo dio los parámetros de quién podría comer de esta comida y bajo qué condiciones, pero
la última determinación dependía de la conciencia del individuo.
Ya que los asuntos de conciencia muchas veces no son muy claros, una estrategia de rigor
tendería a prohibir a todos de comer esta comida para asegurarse de que nadie viole nunca
su conciencia. Pero esto involucraría necesariamente el prohibirles a los cristianos de la
conciencia fuerte el recibir las bendiciones de Dios. Y Pablo enseñó que este manto de
prohibiciones es incorrecto. Como lo escribió en 1 de Timoteo capítulo 4 versículos 4 al 5:
Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de
gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado. (1 Timoteo 4:4 – 5)
Segundo, una estrategia de rigor también inspira desánimo en los creyentes convirtiendo la
Palabra de Dios en una carga pesada.
Dios dio su palabra a su pueblo para bendecirlos, no para oprimirlos. Y hay muchos, muchos
lugares en la Escritura que declaran esta idea. Por ejemplo, escuche a las palabras de Jesús
en Marcos capítulo 2 versículo 27:
El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo.
(Marcos 2:27)
Jesús enseñó que Dios había dado el mandamiento Sabático para bendecir a su pueblo.
Y en Romanos capítulo 9 versículos 4 al 5, Pablo incluyó la ley en su lista de tremendas
bendiciones que Dios le había dado a Israel. Escuche lo que él escribió allí:
Son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el
culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino
Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén. (Romanos 9:4 – 5)
Nadie discutiría que todas las cosas de esta lista son una gran bendición. Entonces, ¿por qué
Pablo incluyó la ley? La respuesta es simple: Porque la ley realmente es una de las grandes
bendiciones de Dios para su pueblo.
Tristemente, la tendencia a condenar cualquier cosa que no esté explícitamente permitida
tiende a convertir la Palabra de Dios en una larga lista de prohibiciones. Y esto hace que los
cristianos estén tan preocupados con 'guardar la ley' que empiezan a pensar en Dios como un
rudo capataz en lugar de un padre amoroso. Muchos incluso sienten que Dios está muy
disgustado con ellos cuando no mantienen sus rigurosas normas que ellos mismos se han
impuesto.
Entonces en resumen, una estrategia de rigor niega la libertad cristiana, y nos inspira a
abandonar toda esperanza. De esta manera, obstaculiza nuestros intentos de aprender
nuestro deber y estorba nuestra capacidad de gozarnos en el Dios de nuestra salvación.
Ahora que hemos presentado nuestra descripción de la estrategia de rigor, así como algunas
de sus consecuencias, pasemos a algunos correctivos que pueden mantenernos alejados de
este error.
Correctivos
Como hemos visto, una estrategia de rigor generalmente depende de una de dos ilusiones.
Por un lado, puede ser el resultado de la creencia equivocada de que los rasgos
circunstanciales de las Escrituras son tan similares a los nuestros, que la Biblia es
directamente aplicable al mundo actual. Por otro lado, puede ser el resultado del punto de
vista equivocado de que los hechos, metas y medios de las Escrituras son poco claros o
incluso desconocidos.
Así que, una buena forma de corregir el rigor es comprender que las situaciones modernas
son bastante diferentes de las situaciones bíblicas, por lo cual no podemos simplemente imitar
las aplicaciones que encontramos en las Escrituras. De hecho, debemos considerar las
diferencias entre nuestras situaciones y las de la Biblia. Por ejemplo, considere el
mandamiento de Éxodo capítulo 20 versículo 13:
No matarás. (Éxodo 20:13)
Este mandamiento puede aplicarse muy directamente a algunos aspectos de la vida moderna.
Por ejemplo, es fácil ver que este mandamiento prohíbe matar a un hombre para robar sus
pertenencias.
Pero se torna más difícil aplicar este mandamiento directamente a la vida moderna cuando
consideramos situaciones como defensa-personal o la guerra. Una estrategia de rigor podría
tender a prohibir todos los asesinatos de los seres humanos, creyendo que el mandamiento se
refiere a todas las posibles situaciones de la misma manera. Pero este concepto no concuerda
con pasajes escritos dónde los héroes militares de Israel son bendecidos por matar a los
enemigos de Dios. Por ejemplo, escuche estas palabras de Hebreos capítulo 11 versículos 32
al 33:
El tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como
de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, [y] alcanzaron
promesas. (Hebreos 11:32 – 33)
Observe que la primera cosa por la que estos hombres son ensalzados es que ellos
conquistaron reinos. Ellos eran líderes militares y jueces que tenían gran éxito derrotando a
los enemigos de Dios en la guerra.
A la luz de hechos como estos, debemos buscar una interpretación más bíblica de la
aplicación del mandamiento contra el asesinato. Debemos reconocer que las situaciones a las
que se refiere el mandamiento contra el asesinato no son precisamente las mismas a las
situaciones involucradas en la guerra y la defensa-personal. Y debemos analizar otros pasajes
bíblicos que también afectan estas situaciones, buscando una conclusión que concuerde con
toda la Escritura. Las respuestas probablemente serán diferentes de un caso a otro e incluso
de una persona a otra.
Además de obtener una visión correcta de las diferencias entre las situaciones bíblicas y las
modernas, nosotros también podemos evitar una estrategia de rigor recordando que la
Escritura siempre es lo suficientemente clara para comunicar la voluntad de Dios con respecto
a la ética cristiana. Ya hemos hablado de este correctivo en nuestro estudio anterior del
correctivo al relajamiento.
Pero como un recordatorio, escuchemos una vez más las palabras de Moisés en
Deuteronomio capítulo 29 versículo 29:
Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y
para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
(Deuteronomio 29:29)
Dios proporcionó las Escrituras para que los antiguos israelitas, al igual que las generaciones
futuras como nosotros, supiéramos nuestro deber. Y esto implica que los hechos, metas y
medios de las Escrituras están bastante claros para que podamos discernir nuestras
obligaciones, para que no tengamos que acudir a las estrategias rápidas y fáciles como el
rigor.
Ahora que hemos analizado las estrategias de relajamiento y rigor, pasaremos a la estrategia
de la autoridad humana como una tercera estrategia equivocada, muy popular además, para
manejar consideraciones circunstanciales.

Autoridad Humana
Una vez más, procederemos considerando primero una descripción de esta estrategia,
pasando después a sus consecuencias y finalmente a un correctivo. Comencemos con
nuestra descripción de la estrategia de autoridad humana.
Descripción
Cuando los intérpretes tienen una predisposición hacia la autoridad humana, tienen una
tendencia muy fuerte a no estar de acuerdo con la manera de pensar de otros seres humanos.
Esta autoridad humana puede influir en un líder de la iglesia, un maestro secular o incluso un
padre o amigo. O puede tomar la forma de puntos de vista tradicionales o eclesiásticos de las
enseñanzas éticas de la Biblia.
Ahora, es importante recordar que todas estas autoridades humanas pueden desempeñar
papeles positivos en el proceso interpretativo. Tenemos una larga y honorable tradición de
teología en la iglesia. Y muchos estudiosos han descubierto información muy útil sobre los
hechos, metas y medios de las Escrituras. E incluso la comunidad secular ha aportado
muchos puntos de vista valiosos en situaciones de las Escrituras. Así que, tenemos razón al
considerar estas autoridades humanas al investigar las enseñanzas éticas en las Escrituras.
No obstante, estas tradiciones y comunidades humanas son falibles, por lo que los creyentes
nunca deben someterse ciegamente a tales autoridades.
Recuerde una vez más la ilustración de la casa y la cerca dónde el desierto representa esas
cosas que son claramente prohibidas, la casa representa esas cosas que son claramente
permitidas y la tierra alrededor de la casa representa esas cosas que son algo inciertas en la
Escritura.
Como vimos, una estrategia de relajamiento construiría la cerca al borde del desierto para
permitir las cosas que parecen no ser muy claras. Y por el contrario, una estrategia de rigor
tendería a construir la valla muy cerca de la casa para prohibir la mayor parte o todo lo que no
es muy claro. Bien, no es de sorprendernos, que los cristianos que siguen una estrategia de
autoridad humana no decidan por sí solos dónde poner la cerca. Por el contrario, ponen la
cerca donde sea que las figuras de autoridad les indican que la pongan.
Obviamente, hay varias razones por las que las personas confían fuertemente en la autoridad
humana. Algunas veces son miembros de iglesias cuyos líderes afirman tener una visión
exclusiva en las Escrituras, o una autoridad exclusiva para interpretarlas. Otros pueden creer
que su conocimiento es tan limitado que simplemente no tienen ninguna base para confiar en
su propio estudio de la Biblia. Y algunos son totalmente perezosos. Pero en cada caso,
siempre que un cristiano rehúye de su responsabilidad de escudriñar las Escrituras y
finalmente se somete a las decisiones de simples seres humanos, ese cristiano está
empleando la estrategia de autoridad humana.
Con esta descripción de la estrategia de autoridad humana en mente, pasemos a las
consecuencias que esta estrategia puede tener en la vida de los creyentes.
Consecuencias
Sólo consideraremos dos de los muchos problemas que pueden surgir cuando dependemos
demasiado de la autoridad humana, empezando con el rechazo de la autoridad suprema de la
Escritura. Para todos los propósitos prácticos, cuando las personas se someten
completamente a los juicios de autoridades humanas, rechazan la Biblia como su norma
fundamental revelada.
Tomemos en cuenta un ejemplo del Nuevo Testamento. Según los evangelios, Jesús se
encontró con muchos fariseos que rechazaron la autoridad suprema de la Escritura
basándose en interpretaciones tradicionales. Escuche a las palabras de Jesús en Mateo
capítulo 15 versículos 4 al 6:
Dios dijo: "Honra a tu padre y a tu madre"… Ustedes, en cambio, enseñan que un hijo puede
decir a su padre o a su madre: "Cualquier ayuda que pudiera darte ya la he dedicado como
ofrenda a Dios." En ese caso, el tal hijo no tiene que honrar a su padre. Así por causa de la
tradición anulan ustedes la palabra de Dios. (Mateo 15:4 – 6 [NVI])
Los fariseos no rechazaban la Escritura. Por el contrario, ellos tomaban la Escritura en muy
alta consideración. Pero en comparación valoraban mucho más sus interpretaciones
tradicionales de las Escrituras. Seguramente compararon estas comprensiones de la Escritura
y las encontraron carentes. Pero en cambio, los fariseos aceptaron interpretaciones que no se
alineaban con los hechos, metas y medios de las Escrituras. Por lo que Jesús los condenó.
Un problema que se relaciona con venerar las decisiones humanas más que las Escrituras es
la transferencia de interpretaciones falsas. Todos los seres humanos cometen errores. Así
que, cuando nosotros recibimos ciegamente las decisiones de otros, inevitablemente
recibimos algunos errores. Esto es problemático especialmente cuando la misma iglesia
defiende interpretaciones falsas. A veces, estas interpretaciones falsas incluso son dadas a
fuerza por la disciplina de la iglesia.
Por ejemplo, en el Concilio de Nicea en 325 d.C., la iglesia oficialmente y de una manera
correcta refutó la herejía del Arrianismo que negaba la doctrina de la Trinidad. Sin embargo,
en el Segundo Concilio de Sirmium en 357 d.C., la iglesia cambió su posición y afirmó el
Arrianismo. Y varios concilios locales confirmaron este movimiento en los años subsecuentes.
Durante este tiempo, Atanasio, el Obispo de Alejandría, fue desterrado repetidamente por
oponerse al Arrianismo. En ese tiempo, fue considerado un hereje por mantener sus puntos
de vista de la Trinidad que hoy nosotros consideramos ortodoxos.
En resumen, una estrategia de autoridad humana puede tener resultados devastadores. Entre
otras c osas, puede crear un rechazo a la autoridad absoluta de las Escrituras y puede
llevarnos a adoptar doctrinas falsas. En estos casos, se nos oculta la verdad de la revelación
de Dios, de manera que no nos permite ver nuestro deber.
Ahora que hemos visto la descripción y consecuencias de la estrategia de autoridad humana,
analicemos un correctivo que puede ayudarnos a evitar este error.
Correctivos
El correctivo es bastante simple, y se trata de que siempre debemos mantener la supremacía
de las Escrituras como nuestra mayor norma revelada. La iglesia y sus tradiciones son
autoridades menores sobre nosotros, y realmente nos pueden ayudar a entender las
Escrituras. Pero no pueden atar nuestras conciencias de la misma manera que lo hacen las
Escrituras. Como Jesús lo señaló en sus palabras a los fariseos, nuestra obligación es
obedecer las palabras de la Escritura según su significado original.
La Confesión de Fe de Westminster capítulo 1, sección 10, presenta un resumen útil de esta
idea. Escuche sus palabras:
El Juez Supremo por el cual deben decidirse todas las controversias religiosas, todos los
decretos de los concilios, las opiniones de los hombres antiguos, las doctrinas de hombres y
de espíritus privados, y en cuya sentencia debemos descansar, no es ningún otro más que el
Espíritu Santo que habla en las Escrituras.
Las Escrituras son las mismas palabras de Dios. Y ninguna tradición o interpretación humana
puede hablar con la autoridad incuestionable de Dios. Así que, debemos someternos a lo que
nosotros creemos que las Escrituras revelan a través de sus hechos, metas y medios.
Hablando prácticamente, esto significa que debemos medir cada juicio humano hecho a las
Escrituras. En lugar de estar satisfecho simplemente con aceptar los juicios humanos falibles -
incluso los juicios de la iglesia - debemos escudriñar las Escrituras para ver si las cosas que
estas autoridades dicen son verdad. Ésta fue la misma situación por la que Lucas exaltó a los
cristianos en la ciudad de Berea, en Hechos capítulo 17 versículo 11:
Y éstos Bereanos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la
palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran
así. (Hechos 17:1)
Como los Bereanos, debemos probar siempre los testimonios y doctrinas humanas por las
normas de las Escrituras. Ninguna simple criatura – ni siquiera incluso el apóstol Pablo – tiene
tal autoridad o exactitud en sí o por sí mismo, como para que debamos confiar en su palabra
por encima de las Escrituras.
Las predisposiciones hacia el relajamiento, el rigor y la autoridad humana ofrecen respuestas
fáciles pero poco confiables a las preguntas difíciles. A primera vista, puede incluso parecer
sabio equivocarse inclinándose hacia el lado de la prudencia, de la libertad o hacia el lado de
la tradición. Pero en realidad, equivocarse hacia cualquier lado sigue siendo una
equivocación.
Así es, cuando sobre-enfatizamos el relajamiento, el rigor o la autoridad humana, ignoramos
los hechos, metas y medios de las Escrituras. Y como resultado, no conocemos nuestro deber
como deberíamos, así que no podemos ajustarnos al carácter de Dios. Y es por ello que
siempre debemos tratar de descubrir y someternos al significado original de las Escrituras.
Ahora que hemos visto el contenido circunstancial de la revelación, la naturaleza de la
revelación misma y algunas estrategias populares hacia las dimensiones circunstanciales de
la revelación, estamos preparados para considerar los asuntos que vienen al primer plano en
la aplicación de la revelación del mundo actual. ¿Cómo nos ayudan los hechos que
encontramos en el mundo actual a saber nuestras obligaciones hacia Dios? Y ¿cómo es
influenciado nuestro deber por los hechos de nuestras propias situaciones?

APLICACIÓN DE LA REVELACION
Usted recordará que nuestro modelo por tomar decisiones bíblicas es:
El juicio ético implica la aplicación de la Palabra de Dios a una situación por una persona.
Como lo indica este modelo, es sabio de nuestra parte ver las decisiones éticas desde tres
perspectivas: la perspectiva normativa de la Palabra de Dios, la perspectiva circunstancial y la
perspectiva existencial. Al irnos enfocando en la perspectiva circunstancial en esta lección,
debemos siempre recordar que para aplicar la palabra de Dios correctamente, necesitamos
saber más del contenido y naturaleza de la palabra de Dios. También debemos saber algo
sobre nuestra situación moderna, la situación a la que nosotros estamos aplicando la Palabra
de Dios.
Ahora, la Palabra de Dios es tan suficiente que si nosotros la conociéramos exhaustivamente -
si conociéramos todas las formas en las que la revelación especial, general y existencial
refleja su carácter - siempre sabríamos precisamente qué hacer. Después de todo, cada
perspectiva en la ética finalmente incluye a las otras. Así que, si nosotros pudiéramos ver
todas las implicaciones éticas de la perspectiva normativa, no obtendríamos nada nuevo al
considerar la perspectiva circunstancial o existencial.
Pero en realidad nuestro conocimiento de las normas de Dios no es exhaustivo. Más bien, la
palabra de Dios nos proporciona información limitada sobre el carácter de Dios. Esta
revelación es suficiente para todos nuestros esfuerzos por entender la ética, no porque nos
dice precisamente qué hacer en cada caso, sino porque nos da la información necesaria sobre
el carácter de Dios para deducir qué hacer en cada caso. Y una parte muy importante para
deducir qué hacer, es entender las circunstancias a las que nosotros estamos aplicando la
palabra de Dios.
Nuestro estudio sobre la aplicación de la revelación nos lleva una vez más a tres
consideraciones circunstanciales Primero, consideraremos la necesidad de entender los
hechos de nuestras circunstancias modernas. Segundo, nos enfocaremos en las metas
modernas. Y tercero, consideraremos los medios modernos por los cuales Dios nos permite
seguir estas metas modernas. Y a lo largo de cada una de estas secciones, mostraremos
nuestros puntos de vista recurriendo a las leyes bíblicas con respecto a la comida.
Empecemos con los hechos de nuestras circunstancias modernas.

Hechos
El punto importante que queremos enfatizar en esta sección es que los cambios en los hechos
requieren cambios en la aplicación de la Palabra de Dios. Y para demostrar esta idea,
veremos la manera en la que la misma Escritura hace uso de este principio. En particular,
analizaremos tres períodos históricos diferentes: los días del Éxodo bajo Moisés, los días
cuando la nación de Israel habitó la Tierra Prometida y los días de la iglesia del Nuevo
Testamento después de la ascensión de Cristo al cielo.
Ahora, es importante alcanzar un equilibrio cuando consideramos los hechos de estos tres
periodos; hay tanto similitudes como diferencias que debemos recordar. Por un lado, hay
muchas similitudes entre los tres periodos con respecto al carácter de Dios. El carácter de
Dios es inmutable - no puede cambiar. Y por lo tanto, en cada uno de estos periodos de la
historia, el hecho de la existencia de Dios y los atributos particulares del carácter de Dios,
permanecen iguales. Por otro lado, en cada uno de estos periodos históricos, la humanidad
estaba caída y en pecado, en una necesidad desesperada de la guía moral de Dios. Y con
respecto a la comida específicamente, encontramos la similitud de que en cada uno de estos
periodos, la comida debía ser ingerida para la Gloria de Dios. Y esta situación real sigue
estando latente en nuestros días también.
Pero por otro lado, la Escritura deja claro que también hay diferencias entre los hechos de
estos tres periodos, de tal manera que algunas acciones que en algunos periodos se
consideraban en pecado, en otros periodos no lo son.
Veamos cómo los hechos relacionados a la comida cambiaron a lo largo de la historia. En los
días del Éxodo, el pueblo de Israel se gobernaba por leyes relativamente estrictas, sólo se les
permitía comer animales puros de ciertas maneras. Solo como un ejemplo, según Levíticos
17:3 - 4, durante su viaje a la tierra prometida, era pecado para los israelitas matar y comer
ciertos animales limpios a menos que primero fueran presentados como una ofrenda al Señor
en el tabernáculo.
Pero ya que los israelitas quedaron bien establecidos y se extendieron a lo largo de la Tierra
Prometida, las Escrituras dejan claro que se gobernaban por leyes relativamente relajadas. De
hecho, el mismo Moisés se anticipó a esta posterior situación. Según Deuteronomio 12:15,
cuando los israelitas se establecieran en la tierra, se les permitiría matar y comer cualquier
animal limpio en sus propios pueblos, sin tener que presentarlo en sacrificio ante el Señor.
Y después de la muerte expiatoria de Jesús y su ascensión al cielo, la iglesia se gobernó por
leyes permisivas con respecto a la comida. Conforme aprendemos a través de la visión de
Pedro en Hechos 10:9 al 16, Dios declaró que todos los animales eran limpios, para no poner
una piedra de tropiezo en el camino de los gentiles hacia la iglesia.
Y la realidad es que estas similitudes y diferencias existentes, influyeron en los juicios éticos.
En la medida que los hechos eran los mismos, los juicios basados en estos hechos también
eran los mismos. Por ejemplo, un juicio que permaneció igual fue el juicio de que Dios es
bueno, y otro fue el juicio de que la humanidad es pecadora y la comida aun debe comerse
para la gloria de Dios. Éstos y muchos otros juicios éticos permanecieron relativamente sin
cambios a lo largo de estos periodos porque los hechos en los que se basaron permanecieron
sin cambios.
Pero en la medida en que los hechos eran diferentes en cada periodo, los juicios éticos
también eran diferentes. Durante el Éxodo, con respecto a ciertos animales, el juicio debía
comer sólo animales limpios que se hubieran ofrecido a Dios. En la Tierra Prometida, el juicio
debía ser comer sólo animales limpios. Y en el periodo de la iglesia del Nuevo Testamento,
debía ser comer cualquier animal. En cada periodo, el carácter de Dios permaneció sin
cambios. Pero las obligaciones que marcó su carácter dependiendo de la conducta variaron a
la luz de las circunstancias conforme fueron cambiando.
Ahora, al ver estas similitudes y diferencias, podemos ver que estas son instructivas para los
cristianos modernos. En términos generales, los mismos hechos son compartidos en común
con todas las edades. La existencia de Dios y el carácter de Dios no han cambiado y la
humanidad sigue estando caída y en pecado. También la comida aun debe ingerirse para la
Gloria de Dios. Por lo tanto como resultado, los juicios de que Dios es Bueno, la humanidad es
pecadora y glorificar a Dios con la comida deben seguirse afirmando.
Pero ¿cómo debemos juzgar el pecado de la comida a la luz de los verdaderos cambios que
han ocurrido? Bien, hay muchas diferencias entre nuestros hechos y aquéllos de Israel en los
días del Éxodo y la vida de Israel en la Tierra Prometida. Durante el Éxodo, se aplicaban leyes
estrictas, llevando al juicio de comer sólo animales limpios que se habían ofrecido a Dios. Y en
la Tierra Prometida, las leyes relajadas se aplicaban, llevando al juicio de comer sólo animales
limpios. Nosotros podemos y debemos aprender de estas leyes como cristianos en la
actualidad, pero no están vigentes de la misma manera en nuestros días y por consiguiente
sus aplicaciones han cambiado.
En este asunto, nuestras circunstancias están a la par con la iglesia primitiva. Así que, el
pecado de la comida aun debe manejarse según las leyes Permisivas. Hechos 10:9 al 16, al
igual que otros pasajes como 1 Corintios 8 - 10 y Romanos 14, nos enseñan que el juicio de
comer cualquier animal continúa estando vigente para la iglesia. Para demostrar ese punto,
veamos sólo un pasaje que deja clara esta enseñanza. Escuche las palabras de Pablo en 1 de
Timoteo capítulo 4 versículos 2 al 5:
Hipócritas y mentirosos… prohibirán casarse y mandarán abstenerse de alimentos que Dios
creó para que con acción de gracias participaran de ellos los creyentes y los que han conocido
la verdad, porque todo lo que Dios creó es bueno y nada es de desecharse, si se toma con
acción de gracias, ya que por la palabra de Dios y por la oración es santificado. (1 Timoteo 4:2
– 5 [RV95])
En un grado u otro, cada juicio ético nos pide que identifiquemos las similitudes y diferencias
entre los hechos actuales y los hechos bíblicos, para también rendir juicios éticos acordes.
Sin embargo, en el asunto de la comida, las similitudes circunstanciales entre la iglesia del
Nuevo Testamento y el mundo actual indican que generalmente debemos seguir el ejemplo
dado por la iglesia del Nuevo Testamento.
Ahora que hemos visto cuán importante es considerar las similitudes y diferencias entre los
hechos en la Biblia y los hechos en nuestras propias vidas, debemos pasar a la pregunta de
las metas en la vida de los cristianos actuales.

Metas
Consideremos una vez más las leyes de la comida en tiempos del Éxodo, la vida de Israel en
la Tierra Prometida y la iglesia del Nuevo Testamento.
En los días de Moisés, el propósito de las leyes de la comida era honrar la santidad de Dios y
asegurar la santificación de su pueblo a su servicio. La meta era la santidad humana que
reflejaba la santidad de Dios. Por ejemplo, en Levítico capítulo 11 versículos 44 y 45, el Señor
le dijo a su pueblo:
No contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra… Sean,
pues, santos, porque yo soy santo. (Levítico 11:44 y 45)
Y estas metas bastante generales continuaron vigentes a lo largo de los periodos del Éxodo,
la vida de Israel en la Tierra Prometida y la iglesia, aunque las leyes de la comida cambiaron
en estos últimos periodos.
Por ejemplo, en Isaías capítulo 62 versículo 12, el profeta exhortó al pueblo de la Tierra
Prometida a esforzarse por la santidad, para que les llamaran:
Pueblo Santo, Redimidos de Jehová. (Isaías 62:12)
Y en 1 de Pedro capítulo 1 versículos 15 y 16, el apóstol escribió estas palabras a la iglesia:
Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de
vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. (1 Pedro 1:15 y 16)
De hecho, cuando Pedro les dijo a los cristianos que fueran santos, citó la ley de alimentación
que acabamos de leer en Levítico 11:44 y 45.
Pero a pesar de estas similitudes, cada periodo tenía también metas particulares para la
santidad que se diferenciaban de las metas en otros periodos. Durante el Éxodo, una meta era
separar a los Judíos de los Gentiles. Y esta meta se mantuvo mientras Israel vivió en la Tierra
Prometida.
Pero en la iglesia del Nuevo Testamento, las circunstancias cambiaron cuando Dios convirtió
a muchos gentiles. En ese momento, la meta ya no era separar a los judíos de los de gentiles,
sino unir a los Judíos con los Gentiles en la iglesia.
Y precisamente, la relación existente entre las metas de la gloria de Dios y nuestra santidad
en estos periodos, se reflejó en una relación entre los juicios éticos en los tres periodos. Con
respecto a los juicios similares, la meta de la santidad humana que reflejaba la santidad de
Dios, se afirmó en todos los periodos. Y como resultado, los juicios éticos de que Dios es
santo y que la humanidad debe esforzarse por ser santa también fueron correctamente
ratificados.
Al mismo tiempo, cada periodo también tenía juicios éticos que eran diferentes de los juicios
en otros periodos. En los días del Éxodo, la meta de separar a los judíos de los gentiles los
llevó al juicio de rechazar las invitaciones a comer comida de los Gentiles. Y este juicio se
habría repetido durante el tiempo de Israel en la Tierra Prometida. Pero el juicio correcto para
la iglesia del Nuevo Testamento fue aceptar las invitaciones a comer comida de los Gentiles.
Después de todo, esto era precisamente lo que Dios le había ordenado a Pedro que hiciera en
Hechos 10. En todos los periodos, el carácter de Dios fue el mismo. Pero las metas implicadas
por su carácter eran un tanto diferentes.
Ahora, al ver estas similitudes y diferencias, podemos ver que son instructivas para los
cristianos modernos. Con respecto a las similitudes, debemos seguir afirmando las metas de
la gloria de Dios y nuestra santidad. Y esto nos debe seguir llevando a los juicios de que Dios
es santo y que la humanidad debe esforzarse por ser santa. En estos términos, las metas y
juicios del mundo actual reflejan las metas y juicios del mundo antiguo.
Pero también debemos considerar por un lado las diferencias entre las metas y los juicios
actuales, y por el otro lado las metas y los juicios en las Escrituras. Durante el Éxodo, la meta
era separar a los Judíos de los de Gentiles, y esto los llevó al juicio de rechazar las
invitaciones a comer comida de los Gentiles. Y el mismo juicio aplicó durante el tiempo de
Israel en la Tierra Prometida. Pero en los días de la iglesia del Nuevo Testamento, la meta fue
unir a los Judíos con los Gentiles, llevándolos al juicio de aceptar las invitaciones a comer
comida de los Gentiles.
La iglesia actual aun consta de judíos y gentiles creyentes, así que las metas de nuestra
situación son diferentes a las de los períodos del Éxodo y de la Tierra Prometida. Por
consiguiente, no debemos hacer los mismos juicios que ellos hicieron. Pero nuestras metas
son similares a aquéllas de la iglesia del Nuevo Testamento. Y como resultado, nuestro juicio
debe ser el mismo que el suyo, de tal manera que nosotros también debemos aceptar las
invitaciones a comer comida de los Gentiles.
De nuevo, todos los juicios éticos nos hacen considerar las metas modernas a la luz de las
metas bíblicas y enfocarnos en las similitudes y diferencias entre ellas. En donde hay grandes
diferencias, debemos dudar en adoptar los mismos juicios. Pero en donde hay gran similitud,
debemos aceptar los juicios éticos.
En algunos casos, como el asunto de la comida, nuestros juicios serán diferentes a los del
Antiguo Testamento, pero muy similares a los de la iglesia del Nuevo Testamento. Pero en
otros asuntos éticos, podemos determinar que incluso los juicios hechos por la iglesia del
Nuevo Testamento no son adecuados para nuestra situación moderna.
Una vez que hemos visto la importancia de la relación con respecto a los hechos y metas,
debemos pasar a nuestro último tema: la relación entre los medios aprobados en las
Escrituras y los medios disponibles para nosotros en el mundo moderno.

Medios
Veamos por última vez las leyes de la comida de los periodos del Éxodo bajo Moisés, la vida
de Israel en la Tierra Prometida y la iglesia del Nuevo Testamento, para ilustrar la importancia
de considerar las similitudes y diferencias de los medios.
Por un lado, la similitud entre los medios en los días del Éxodo, la vida en la Tierra Prometida
y la iglesia del Nuevo Testamento es bastante básica. En pocas palabras, las personas debían
usar la comida para lograr la santidad en los tres periodos.
Las diferencias, sin embargo son más extensas. Por ejemplo, durante el Éxodo, los medios
para actuar en santidad conforme a la comida incluían la necesidad de sacrificar animales en
el Tabernáculo antes de comerlos.
Estos medios reglamentados funcionaron bien durante el tiempo que los israelitas viajaron en
el desierto. Durante esos días, la nación entera vivió en los alrededores del Tabernáculo. Es
más, Éxodo 16:35 indica que su comida principalmente consistió en maná, no en carne de
animales domésticos.
Pero en la Tierra Prometida, muchos vivían lejos del tabernáculo y lejos del templo que
Salomón construyó después en Jerusalén. Es más, Dios había dejado de proporcionarles el
maná, y las personas estaban comiendo más animales domésticos. Así que, en Deuteronomio
12:15, Dios adaptó sus requisitos ajustándolos a las nuevas circunstancias de la vida de su
pueblo.
Específicamente, Dios permitió que las personas mataran animales en sus propias ciudades.
Seguía pidiendo santidad, pero dio nuevos medios para cumplir este requisito.
Como hemos visto, los requisitos cambiaron una vez más en los días de la Iglesia del Nuevo
Testamento. Al expandirse el reino de Dios a las naciones, pueblos y culturas más allá de
Israel, hubo gran afluencia de gentiles en la iglesia. Como resultado, la santidad ya no
requería que los descendientes de judíos se mantuvieran separados de los descendientes de
gentiles. Más bien, como Pedro aprendió en Hechos 10:9 - 16, la santidad ahora requería que
se unieran con respecto a la comida, para que todos los cristianos pudieran convivir en
armonía entre sí.
De manera correcta, Dios utilizó un cambio hacia la comida sin restricciones para crear unidad
entre los judíos y los gentiles en la iglesia.
Y así como vimos con los hechos y las metas, la relación entre los medios de estos periodos
se manifestó en los juicios éticos. En la medida que los medios fueran similares, un juicio
válido podría ser que la comida debe usarse de maneras que honren la santidad de Dios y
santifiquen a su pueblo que está a su servicio.
Pero en la medida que los medios eran diferentes, debieron darse diferentes juicios con
respecto a otros aspectos de la comida. Durante el Éxodo, el medio era sacrificar animales en
el tabernáculo. Y esto debió llevarlos al juicio de que los animales debían ser sacrificados en
el Tabernáculo antes de comerlos. En la Tierra Prometida, el medio era matar a los animales
en las ciudades, y esto debió llevarlos al juicio de matar animales limpios. Y en la Iglesia del
Nuevo Testamento, el medio de una comida sin restricciones debió llevarlos a la declaración,
"coman lo que los Gentiles comen" como un juicio ético correcto.
Y los cristianos modernos o actuales tienen mucho que aprender de estas similitudes y
diferencias. Debido a las similitudes que el mundo moderno tiene con los periodos del Éxodo,
la vida de Israel en la Tierra Prometida y la iglesia del Nuevo Testamento, debemos seguir sus
pasos en la determinación de usar la comida para lograr la santidad. Y este medio debe
llevarnos a afirmar el juicio ético de que la comida debe usarse de manera que honre la
santidad de Dios y que santifique a su pueblo, incluso en el mundo moderno o actual.
También podemos aprender de las diferencias entre los medios usados en estos periodos de
la historia. Nosotros no vivimos cerca del tabernáculo, como vivía el pueblo de Dios durante el
Éxodo, cuando el medio era sacrificar a los animales en el Tabernáculo y el juicio era que los
animales debían sacrificarse en el Tabernáculo. Tampoco vivimos en una nación
completamente judía que debe permanecer separada de los gentiles, como era el caso en la
Tierra Prometida, cuando el medio era matar a los animales en las ciudades y el juicio era
matar animales limpios antes de comerlos. Así que, no debemos usar los medios que el
pueblo de Dios empleó en estos periodos o dar juicios basados en esos medios.
Pero considere la Iglesia del Nuevo Testamento. Ellos usaron el medio de una comida sin
restricciones e hicieron el juicio de comer lo que los Gentiles comen para mantener la unidad
dentro de la iglesia. Y como nuestra situación es esencialmente igual a la de ellos, debemos
usar los mismos medios y debemos dar el mismo juicio.
Al igual que con los hechos y metas, habrá algunos casos en los que la situación de la Iglesia
del Nuevo Testamento difiera de la nuestra, por lo que no siempre podemos usar los mismos
medios ni podemos dar los mismos juicios que la iglesia del Nuevo Testamento dio.
Cada norma revelada a nosotros debe aplicarse con diligencia y sabiduría, y no con una
simple imitación de la conducta de las Escrituras.

CONCLUSIÓN
En esta lección, hemos investigado cuatro temas que nos ayudan a entender la relación entre
la revelación y las situaciones, conforme buscamos conocer nuestro deber ante Dios. Hemos
estudiado el contenido de la revelación perteneciente a las situaciones, la naturaleza de la
revelación, varias estrategias populares interpretativas hacia la revelación y la aplicación de la
revelación a nuestras situaciones modernas. Y esto lo hemos visto para ayudarnos a entender
que para tomar decisiones bíblicas, debemos considerar la manera en que cada uno de estos
factores circunstanciales contribuye a nuestro conocimiento de nuestro deber.
Como creyentes que queremos tomar decisiones éticas, es muy importante que entendamos
nuestra situación ética. Y como hemos visto, es útil pensar en nuestra situación por lo que se
refiere a los hechos, metas y medios. Si atendemos a estas preocupaciones, podremos
entender mejor la revelación de Dios. Y cuando lo hagamos, estaremos mejor preparados
para hacer juicios que se ajusten al modelo bíblico para tomar decisiones éticas.

El Instinto Asesino (Sexto Mandamiento, Dr. Feddes)


El Instinto Asesino por David Feddes
No matarás. (Éxodo 20:13)
John Wayne Gacy fue condenado a muerte por torturar y asesinar a más de treinta niños y
jóvenes en el área de Chicago. No había duda de la culpabilidad de Gacy: los restos de la
mayoría de sus víctimas fueron hallados en el espacio debajo de su casa. Y sin embargo,
tomó 14 años y millones de dólares en apelaciones antes de que finalmente fuera permitida la
ejecución de Gacy. Mientras tanto, en el mismo sistema legal, se considera injusto exigir un
período de espera de 24 horas si una mujer quiere asesinar a su bebé que está por nacer. Los
bebés indefensos no pueden tener un día, pero un asesino en masa obtiene un período de
espera de 14 años.
En muchas áreas, la pena de muerte para los criminales ni siquiera existe, mientras que el
aborto obtiene fondos estatales completos. La misma sociedad que paga para que los bebés
sean exterminados también invierte innumerables millones de dólares gravados por
ciudadanos comunes para proporcionarles alojamiento y alimentación durante toda su vida a
asesinos brutales y violadores. Tiene mucho sentido, ¿no es así?
Vamos a ver el sexto de los Diez Mandamientos: "No matarás". El aborto y la pena de muerte
son dos de los temas candentes relacionados con el sexto mandamiento, pero también hay
otros. ¿Están bien la eutanasia y el suicidio médico asistido? ¿Es siempre un asesinato para
los soldados matar durante la guerra, o para la policía matar a alguien en cumplimiento del
deber? ¿Es incorrecto matar animales para comer o usar animales en experimentos médicos
que beneficien a los humanos? Todos estos casos involucran asesinatos de un tipo u otro, y
en cada caso la pregunta básica es esta: ¿esta matanza equivale a asesinato?
Al pensar en el sexto mandamiento, me gustaría abordarlo desde dos ángulos
diferentes. Primero, quiero tratar las cuestiones controvertidas que acabo de mencionar de la
manera más clara y breve posible. Necesitamos saber qué tipo de acciones son asesinatos y
cuáles no. Una vez que hayamos aclarado algunas de estas áreas, lo segundo que quiero
hacer es conocer las actitudes subyacentes que originan el asesinato. Tan importante como lo
es lograr que nuestras directrices éticas sean rectas, es quizás aún más importante llegar al
fondo del asunto y hacer frente a las actitudes asesinas y sentimientos que forman lo que
podríamos llamar "el instinto asesino".
Aclarando el Mandamiento
Comencemos por aclarar cómo el mandamiento "No matarás" se aplica a una serie de
situaciones y acciones. No tenemos tiempo para entrar en todos los detalles y argumentos,
pero sí queremos indicar qué corriente principal de la enseñanza Cristiana a lo largo de la
historia ha entendido lo que dice la Biblia acerca de estas cosas.
¿Qué hay de los animales? ¿Está mal y es sanguinario matarlos? No de acuerdo con la
Biblia. Dios le dijo a Noé: "Todo lo que vive y se mueve será alimento para ti" (Génesis
9:3). Hay ejemplos bíblicos, demasiados para mencionar, acerca del pueblo de Dios comiendo
carne o usando pieles de animales. Jesús mismo ayudó a atrapar peces y comerlos, y
participó en las comidas de la Pascua que incluían comer cordero asado. Eso por sí solo es
suficiente para demostrar que no siempre es malo matar animales.
Los activistas de los derechos de los animales exigen el fin de los experimentos médicos con
animales y quieren que todos se vuelvan vegetarianos. Tienen sentimientos fuertes,
pero no tienen el apoyo de la Biblia. Los animales son criaturas de Dios, y
no debemos maltratarlos ni infligirles un sufrimiento inútil, pero eso no significa que tengan la
misma sacralidad y los mismos derechos que las personas.
El sexto mandamiento se refiere a matar seres humanos. Dios coloca la vida humana en una
categoría especial. Ninguna persona en particular puede matar a otra persona solo porque así
lo desee. La mayoría de nosotros encuentra esto muy obvio y básico, al menos en algunos
casos. Yo no conozco a nadie que quisiera argumentar que los homicidios cometidos por John
Gacy o por un asesino a sueldo de una mafia son cualquier cosa menos malos y
horribles. Pero otras formas de asesinato reciben cada vez mayor aprobación.
Considera a la eutanasia o al suicidio asistido por un médico. Esto se está volviendo más
aceptable en la mente de muchos, pero está en un claro conflicto con la Palabra de Dios y con
la enseñanza moral de la iglesia. Cuando Dios prohíbe el asesinato, eso significa que no
puedes suicidarte a ti mismo, y significa que ningún médico puede asesinar a una persona
que cree que podría estar mejor muerta. Si una persona con una enfermedad terminal quiere
morir en paz, sin verse obligada a soportar todo tipo de tratamientos inútiles o pesados que
solo prolongarán su sufrimiento, eso es una cosa. Es otra cosa en realidad matar a una
persona con una inyección letal o con algún otro medio. No te confundas. La eutanasia no
se trata del derecho a morir. Se trata del derecho a matar. Podemos rechazar procedimientos
que prolonguen nuestra muerte y aumenten nuestra miseria, pero es posible que nunca
aceptemos un procedimiento que realmente cause la muerte. La eutanasia es una forma de
asesinato.
Y eso nos lleva a la forma más común de asesinato en el mundo de hoy: el aborto. La Biblia
protege la vida humana en cada etapa del desarrollo, por lo que los Cristianos desde los
primeros días de la iglesia y a lo largo de los siglos se han opuesto al aborto. Las culturas
paganas adoraban el aborto y también la muerte de bebés recién nacidos a los que no
querían, que tenían discapacidad o que tenían un sexo equivocado. Pero la iglesia Cristiana
condenaba esta matanza como asesinato. En estos días, algunas personas religiosas y
políticos intentan pretender que el aborto puede estar bien ante los ojos de Dios, pero al
hacerlo, rechazan la Biblia y la fe Cristiana histórica. La Biblia no dice explícitamente que no
se debe asesinar a los bebés por nacer, como tampoco dice que no se debe asesinar a los
adolescentes o a las personas mayores. La Biblia dice no matarás, punto. Dios protege la vida
humana en cada etapa del desarrollo.
Pensemos ahora en la pena capital. Cuando un gobierno impone la pena de muerte,
obviamente está matando a un ser humano. ¿Pero esta muerte es una forma de
asesinato? No necesariamente. Según la Biblia, hay situaciones en las que el gobierno
legítimamente impone la pena de muerte.
Ciertos actos son tan terribles que una persona pierde su derecho a seguir viviendo en la
sociedad humana. En Génesis 9:6, la Biblia dice: "El que derramare sangre de hombre, por el
hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre". Una
persona que mata deliberadamente a otra persona merece la pena de muerte.
La aplicación de la pena de muerte, sin embargo, no se les deja a los vigilantes o escuadrones
secretos de la muerte, sino al gobierno y a sus tribunales de justicia bajo el imperio de la ley
pública. En Romanos 13:4, la Biblia dice que el gobernante "no en vano lleva la espada, pues
es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo".
Esto no significa que una sociedad o gobierno tiene que usar la pena capital, sino que significa
que la pena capital no siempre y en todas partes es incorrecta. La pena de muerte puede ser
un uso adecuado de la autoridad gubernamental. La única alternativa para tratar con un
asesino o un criminal habitual y peligroso es encarcelarlo hasta que muera. Y podríamos
enfrentarlo: esta es solo otra forma de privar al criminal de su vida. Él no tiene libertad, no
tiene derecho a votar, no tiene la oportunidad de perseguir sueños personales, no hay ocasión
de mezclarse libremente en la sociedad. El gobierno le quita la vida a un criminal a través de
una cadena perpetua, tan seguro como si lo matara. Si una sociedad siente que es más
humano hacer esto, y si quiere gastar el dinero de los impuestos de sus ciudadanos en
comida y alojamiento para asesinos y violadores en serie, puede hacerlo, pero no porque la
pena de muerte sea de alguna manera equivalente al asesinato o a una violación de la ley de
Dios.
Guerra y Autodefensa
Esta sección está escrita por el Dr. Edwin D. Roels.
Una de las situaciones más comunes donde se produce el asesinato es en la guerra. Eso fue
cierto en los tiempos bíblicos y ha seguido siendo cierto a lo largo de la historia humana. La
Biblia misma contiene muchas situaciones en las que Dios no solo aprobó una guerra, sino
que incluso la ordenó. (Véase, por ejemplo, Deuteronomio 2:31-37; Josué 8:24-27; 1 Samuel
15:2-3.) Miles y hasta decenas de miles de personas fueron asesinadas durante estas
guerras. En parte sobre la base de estas guerras en el Antiguo Testamento, la mayoría de la
gente parece creer que hay un lugar para una guerra justa que se lleva a cabo de manera
apropiada. Aunque el Nuevo Testamento no promueve o justifica explícitamente el hecho de ir
a la guerra (con la posible excepción de Romanos 13:1-4), la mayoría de los Cristianos creen
que una "guerra justa" es permisible e incluso puede requerirse cuando se lleva a cabo de
maneras apropiadas.
Pero, ¿qué hace que una guerra sea "justa"? Los Cristianos no están de acuerdo en la
respuesta a esa pregunta. Sin embargo, una "guerra justa" parece requerir al menos los
siguientes elementos.
(1)La guerra debe promover la paz, la justicia y la libertad para las personas injustamente
oprimidas o atacadas por otros.
(2)La guerra debería combatirse solo si está claro que es la única, o al menos la mejor forma,
de lograr lo que es justo, correcto y equitativo.
(3)La guerra debería tener un resultado probable de hacer mucho más bien que de dañar.
(4)La guerra debe combatirse con la menor destrucción posible de vidas y de bienes para
alcanzar objetivos legítimos.
(5)La guerra no debe combatirse simplemente por un beneficio financiero o para hacer
avanzar el control de una persona o país sobre otras personas o sus tierras.
(6)La guerra no debe combatirse principalmente para promover los estrechos intereses
políticos de un individuo, grupo o país.
Cualquier guerra que se base principalmente en la búsqueda de objetivos egoístas o
pecaminosos está prohibida por el sexto mandamiento.
En cuanto a la autodefensa individual, la Biblia parece permitirles a las personas quitarle la
vida a alguien más si realmente esta es la única forma en que pueden defenderse a sí mismos
u a otras personas inocentes contra un ataque cruel o potencialmente mortal. Sin embargo,
incluso en tales circunstancias, las personas nunca deberían quitarle la vida a otra persona si
existe alguna forma de evitarla. (Véase, por ejemplo, 2 Samuel 2:18-28).
Aunque la mayoría de las personas tienden a aceptar que la toma de vidas humanas es
aceptable bajo ciertas circunstancias, hay otros, tanto Cristianos como no Cristianos, que
están convencidos de que matar a un ser humano siempre es incorrecto, sin importar cuáles
sean las circunstancias. Ellos creen y enseñan que el Sexto Mandamiento requiere que
siempre preservemos la vida humana y nunca la destruyamos. Están totalmente en contra de
matar en la guerra, en contra de la pena capital por cualquier delito e incluso vacilan en matar
a otra persona en defensa propia.
Aquellos Cristianos que aprueban el homicidio judicial (pena capital) o solo las guerras, y
aquellos que aprueban matar en defensa propia deben estar muy seguros de nunca tomarse a
la ligera el asesinato de otra persona. Incluso en la guerra, las personas nunca deben matar
de manera deshonesta, brutal o innecesaria. Siempre deben recordar que cada ser humano
es un portador de la imagen de Dios y debe ser tratada como tal. Matar a alguien siempre
debe ser considerado como el último recurso en lugar de una solución rápida. Dios es el Autor
absoluto de la vida. No deberíamos ser rápidos para destruirla.
Problemas de Actitud
Eso, en una forma demasiado breve, es lo que dice la fe Cristiana histórica sobre algunos de
los asuntos de vida o muerte que irritan muchas mentes y despiertan muchos ánimos en estos
días. Sin embargo, al considerar el sexto mandamiento, tenemos que hacer algo más que solo
definir pautas éticas para lo que es o no es asesinato. Al decir: "No matarás", el Señor también
nos llama a examinar nuestros corazones, a explorar nuestros pensamientos y actitudes, a ver
si estamos controlados por un "instinto asesino" destructivo hacia los demás o por el amor de
Dios que nos da vida y que la afirma.
Dios escudriña nuestros corazones. Él está preocupado no solo por nuestras acciones, sino
también por nuestras actitudes. Jesús lo dejó muy claro en su Sermón del Monte. Jesús dijo
concerniente al sexto mandamiento,
"Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de
juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de
juicio… y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego" (Mateo 5:21-
22).
Según Jesús, Dios no solo nos juzga por el asesinato real, sino por desear a alguien muerto y
por el asesinato de la reputación. Las actitudes y palabras equivocadas son malvadas en sí
mismas, y también son la incubadora para la violencia y el asesinato.
En la Biblia, Dios desenmascara una serie de dimensiones del instinto asesino. Uno de los
aspectos, como ya hemos aprendido de Jesús, es la ira. No toda la ira es incorrecta o asesina,
por supuesto. Hay momentos en que estamos justamente enojados con el mal o con la
injusticia. Pero la ira se vuelve malvada cuando nos enojamos por las razones equivocadas, o
cuando tenemos justa indignación, pero luego nos aferramos a ella y la alimentamos con un
resentimiento lleno de odio. Es por eso que la Biblia dice: "Airaos, pero no pequéis; no se
ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo" (Efesios 4:26-27). La ira continua es
el punto de apoyo del diablo. Es la forma en que Satanás, en toda su malevolencia asesina,
encuentra un lugar en nuestros corazones y nos esclaviza al instinto asesino.
La ira fácilmente se convierte en odio absoluto. Eso es lo que le sucedió a Caín en el libro de
Génesis. Dios aceptó y aprobó al hermano de Caín, Abel, pero no a Caín. "se ensañó Caín en
gran manera", dice la Biblia (Génesis 4:5). Dios le dijo a Caín que en lugar de estar tan
enojado, debería enmendarse con Dios para que pudiera ser aceptado como lo había sido
Abel. Pero Caín no escuchó a Dios. Él escuchó a su propia ira en su lugar. Caín atacó a su
hermano justo, Abel, lo mató y se convirtió en el primer asesino de la historia. Dondequiera
que el amor no esté a cargo, el instinto asesino se hace cargo. La Biblia dice,
Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros.
No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque
sus obras eran malas, y las de su hermano justas... Nosotros sabemos que hemos pasado de
muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en
muerte. Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida
tiene vida eterna permanente en él (1 Juan 3:11-15).
Eso es bastante simple, ¿no? Amor significa vida. Odio significa muerte.
A veces nos asombramos y nos horrorizamos por lo asesinas que pueden ser las
personas. Nos asqueamos por las escenas de carnicería de Ruanda y de Bosnia. Nos
estremecemos cuando una película como la lista de Schindler nos recuerda las atrocidades
cometidas por los nazis bajo Hitler, o cuando una película como Los campos de
exterminio representan el cruel genocidio perpetrado por los jemeres rojos bajo Pol
Pot. Negamos con la cabeza mientras los presentadores de noticias nos cuentan sobre
asesinatos sin sentido en las calles y en los hogares de nuestras ciudades. Nos preguntamos:
"¿Por qué? ¿Cómo podría suceder esto?".
Mientras tanto, nos olvidamos de que las semillas del asesinato a menudo se encuentran en
nuestros propios corazones, esperando las circunstancias correctas. Cada vez que yo odio o
desprecio a alguien de otro origen étnico, tengo el corazón de un asesino. Las horribles
guerras civiles y genocidios de este siglo no sucedieron solos, ¿sabes? Aparecieron donde las
semillas de furia y de odio habían estado creciendo durante bastante tiempo. Lo mismo es
cierto acerca de los asesinatos que escuchas en las noticias. El odio fue creciendo en el
corazón mucho antes de que el arma se disparara en realidad. Si has estado guardando
rencor por años, o si sientes odio por cierta persona o por un cierto grupo de personas, estás
mucho más cerca de ser un asesino de lo que te gustaría pensar.
El odio toma diferentes formas. Puede ser enojo, resentimiento y deseo de venganza, o puede
ser algo mucho más frío y distante. Un hombre que asesina durante un robo a mano
armada no necesariamente tiene sentimientos fuertes en contra de su víctima. Solo quiere lo
que tiene la otra persona y no le importa la vida de esa persona. Una empresa que ahorra
dinero al exponer a los trabajadores a grandes riesgos en lugar de pagar por un entorno
laboral más seguro no está enojada con sus trabajadores. Simplemente no se preocupa por
ellos. Una compañía tabacalera no está tratando de vengarse de los fumadores que ayuda a
matar. Simplemente se preocupa más por las ganancias que por las personas. Una mujer que
aborta a su bebé no guarda rencor contra el bebé. A ella simplemente le importa menos el
futuro de ese bebé que el suyo.
El odio y el instinto asesino, no siempre son una cuestión de ira o venganza. El odio a veces
es solo un enfoque intenso en los propios objetivos y una fría indiferencia por el bienestar de
los demás. La más asesina de todas las preguntas es simplemente esta: "¿Soy el guardián de
mi hermano?" Ya sea que nuestro odio sea feroz y colérico, o frío y distanciado, esa pregunta,
primero formulada por Caín, es la expresión más escalofriante del instinto asesino. "¿Soy el
guardián de mi hermano?" (Génesis 4:9).
Palabras Mortales
La matanza comienza con las actitudes, y es ayudada por las palabras. Jesús relacionaba el
asesinato con la ira y el odio, y también lo relacionaba con la forma en que etiquetamos a
otras personas. Llamar a alguien "tonto", dijo Jesús, es asesinar la dignidad de esa persona y
ponerse en peligro del infierno. Las etiquetas matan. "Los palos y las piedras pueden romper
los huesos", pero las palabras pueden romper el corazón.
El uso de palabras y de etiquetas de odio es lo suficientemente dañino para el espíritu, pero
también ayuda a facilitar el acto físico de matar. Para una banda racista de linchadores, ¿que
era más fácil de colgar: un negro amado por Jesucristo--o un "negro"? Para un terrorista
religioso, ¿qué es más fácil de explotar: un semejante humano o un "infiel"? Las etiquetas
hacen que matar sea más fácil. Cuando los médicos y las enfermeras les dan consejos acerca
de la atención prenatal a las mujeres embarazadas, ellos siempre hablan de "su bebé", pero si
ellas están a punto de abortar, se refieren solo al "feto". Las palabras que despersonalizan y
degradan son las expresiones del instinto asesino.
Primero Yo
El odio, ya sea en su forma ardiente y colérica o en su forma fría e indiferente, es la esencia
del instinto asesino, y todo se reduce a esto: Yo importo más que tú. Preferiría que no
existieras en absoluto más que cambiar mis propias prioridades, y preferiría luchar para
obtener lo que quiero que aprender a confiar en el cuidado y amor de Dios. En Santiago 4:1-2,
la Biblia dice: "¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras
pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis
de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no
pedís".
Apartado de Dios, la única regla es el odio. Incluso en relaciones supuestamente buenas, la
regla subyacente es el instinto asesino que dice: "Yo importo más que tú. Mi vida importa más
que la tuya". Uno de los ejemplos más claros de esto proviene de Ruanda. Según un informe
de Reuters, Samuel Karemera, un agricultor hutu, mató a tres tutsis que habían sido sus
amigos, porque un alcalde hutu lo ordenó. Samuel dijo: "Maté a tres, un hombre y dos
mujeres, con un gran palo... Eran mis vecinos. Los conocía bien. [El alcalde] dijo: 'Maten ... a
todos los tutsis'. Así que tuvimos que hacerlo o seriamos asesinados como traidores o
simpatizantes de tutsis". Una historia similar es contada por una mujer llamada Juliana, quien
dijo que mató a un niño tutsi herido, usando una porra con clavos, porque los soldados le
ordenaron que lo rematara, y ella quería salvar su propia vida. Cuando llegó la elección por
matar o morir, Samuel y Juliana eligieron matar.
Nos gustaría fingir que somos diferentes, pero ¿lo somos? Al enfrentar la elección de matar a
alguien o perder tu propia vida, ¿qué harías? A medida que las imágenes llegaban desde
Ruanda, muchos de nosotros nos preguntamos con horror: "¿Cómo puede un hombre
descuartizar a un niño con un machete solo porque el niño es de otra tribu?" Bueno, antes de
intentar responder a eso, tal vez deberíamos preguntar, "¿Cómo puede un médico
desmembrar a un bebé por nacer con una cureta solo porque los padres no quieren al bebé?".
El instinto asesino pregunta: "¿Soy el guardián de mi hermano? Cuando la situación es crítica,
mi vida importa más que la suya". Esta es la mente de la muerte. Significa que ya somos
asesinos en la forma en la que pensamos, y que bajo ciertas circunstancias, podríamos
convertirnos en asesinos también. Este instinto asesino trae muerte a las relaciones, muerte a
otras personas y, en última instancia, muerte eterna a cada persona que permanece en
ella. Como dice la Biblia, "El que no ama a su hermano, permanece en muerte. Todo aquel
que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna
permanente en él" (1 Juan 3:11-15).
El sexto mandamiento, "No matarás", nos ayuda a ver el asesinato como lo que es, y nos
ayuda a comprender las actitudes mortales que subyacen. El mandamiento nos muestra la fea
verdad acerca de nosotros mismos, y luego nos impulsa a buscar un camino mejor. Nos
conduce al pie de la cruz de Cristo.
En un mundo de matar o morir, Jesús eligió ser asesinado. Como el Hijo de Dios
Todopoderoso, Jesús tenía el poder de destruir a cada uno de nosotros, y tenía todo el
derecho de hacerlo. Pero en cambio, asumió el sufrimiento infernal que merecíamos. En un
mundo gobernado por el odio y el egoísmo, en un mundo dominado por el instinto asesino,
Jesús reveló el tipo de amor que proviene solo de Dios. La Biblia dice: "En esto hemos
conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner
nuestras vidas por los hermanos" (1 Juan 3:16). ¿Ese tipo de amor está obrando en ti? ¿Has
renunciado al camino del mal? ¿Has puesto tu confianza en Jesús? No importa quién seas, no
importa lo que hayas hecho, no es demasiado tarde para que Dios te cambie. Si eres culpable
de odio, incluso si eres culpable de asesinar a alguien, aún puedes encontrar el perdón; aún
puedes encontrar un nuevo corazón y una nueva vida, a través de la fe en la muerte y
resurrección de Jesús. Así que acepta el amor de Dios por ti y comprométete a una vida de
amor. Aunque te cueste--incluso si esto propicia que te maten--vale la pena el precio, porque
más allá de la cruz está la resurrección, el triunfo final de la vida sobre la muerte, la victoria
final del amor sobre el odio.
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
La Verdad Sobre el Aborto (Dr. Feddes)
La Verdad Sobre el Aborto por David Feddes
Los políticos que favorecen el derecho al aborto a veces hablan como si la enseñanza
Cristiana no fuera clara con respecto al aborto. Hablan como si la iglesia Cristiana a lo largo
de los siglos hubiera tenido una variedad de opiniones sobre el aborto. Esto es falso. La
enseñanza Cristiana es clara en oposición al aborto. La iglesia Cristiana desde el primer siglo
ha condenado el aborto como asesinato.
Los bebés por nacer no pueden votar. No pueden hablar por sí mismos. Pero la Palabra de
Dios y la iglesia de Dios hablan en su defensa. La gran mayoría de las personas en América
del Norte afirman ser Cristianas, pero muchos ignoran lo que dice el Cristianismo sobre el
aborto. Los políticos deben defender a los débiles, pero algunos apoyan el aborto e incluso
sugieren que no hay una posición Cristiana clara en contra de él. Déjame decir nuevamente:
eso es falso.
Doctrina Cristiana Clara
La Biblia habla acerca de la manera maravillosa en la que Dios nos forma en el vientre de
nuestra madre. El salmo 139 dice: "Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el
vientre de mi madre... Mi embrión vieron tus ojos" (v. 13, 16). Cuando la Biblia habla de
personas como Jeremías y Juan el Bautista, y del propio Jesús, habla de ellos incluso antes
de su nacimiento, no solo después. La Biblia trata claramente a los niños por nacer como
vidas humanas sagradas modeladas por Dios. Y Dios protege toda la vida humana en el
mandamiento, "No matarás". La iglesia Cristiana, viviendo a la luz de la Palabra de Dios,
siempre ha entendido que el aborto es una ofensa horrible contra la humanidad y contra Dios.
Dos de los primeros documentos Cristianos, que datan de menos de un siglo después de la
resurrección de Jesús, fueron la Didache y la Epístola de Bernabé. La Didache, un título
griego que significa "La Enseñanza", decía explícitamente, "No matarás a un niño a través del
aborto". La Epístola de Bernabé decía exactamente lo mismo: "No matarás a un niño a través
del aborto".
Los Padres de la Iglesia en los siglos siguientes declararon el mismo mensaje. Clemente de
Alejandría escribió: "Aquellos que ocultan su inmoralidad tomando drogas para abortar pierden
por completo su propia humanidad junto con el feto". Atenágoras escribió: "Las mujeres que
provocan abortos son asesinas, y tendrán que dar cuenta a Dios de ello". Tertuliano dijo que
"obstaculizar un nacimiento no es más que una matanza más rápida, no importa si quitas una
vida que ha nacido o si destruyes una que está naciendo". Las Constituciones Apostólicas
declaraban: "No matarás a tu hijo cometiendo aborto... Porque todo lo que es formado y ha
recibido un alma de Dios, si es muerto, será vengado".
Cuando los líderes Cristianos de aquellos primeros siglos hablaban sobre el aborto, dejaban
en claro que los hombres tenían tanta culpa como las mujeres. Juan Crisóstomo se quejaba
contra los hombres que explotaban sexualmente a las mujeres y que luego las presionaban
para que abortaran. Crisóstomo denunció lo que él llamó "asesinato antes de nacer" y dijo:
El adulterio conduce al asesinato, o más bien a algo incluso peor que el asesinato. Porque no
tengo nombre para darlo, ya que no te deshaces de lo que nace, sino que impides que
nazca. ¿Por qué, entonces, abusas del don de Dios y peleas con sus leyes ... y conviertes la
cámara de la vida [el útero] en una cámara para el asesinato, y armas para la masacre a la
mujer que estaba destinada a dar a luz? ... Porque incluso si la acción atrevida fuera de ella,
sin embargo, tú eres la causa.
Crisóstomo sabía muy bien que por cada mujer que aborta un bebé, hay un hombre que es
culpable.
Incluso cuando los Católicos Romanos y los Protestantes se separaron en algunas cosas,
seguían convencidos de que el aborto era incorrecto. Por ejemplo, el reformador protestante
Juan Calvino escribió,
El feto, aunque está encerrado en el vientre de su madre, ya es un ser humano, y es casi un
crimen monstruoso el robarle la vida que aún no ha comenzado a disfrutar. Si parece más
horrible matar a un hombre en su propia casa que en un campo, porque la casa de un hombre
es su lugar de refugio más seguro, seguramente debería considerarse más atroz destruir a un
feto en el útero antes de que haya llegado a ver la luz.
A lo largo de los siglos, la iglesia Cristiana y sus líderes han aplicado la enseñanza de la Biblia
al tema del aborto y lo han denunciado en los términos más enérgicos posibles. Michael
Gorman investigó la actitud de la iglesia primitiva hacia el aborto, y encontró tres temas
principales que surgieron una y otra vez: "el feto es creación de Dios, el aborto es asesinato; y
el juicio de Dios recae sobre los culpables del aborto". Esa es la Posición Cristiana sobre el
aborto. Cualquiera que diga lo contrario, por razones personales o políticas, está equivocado.
Hasta las últimas décadas, esto era entendido por todas las naciones con una influencia
Cristiana significativa. Incluso Planificación Parental solía oponerse al aborto. Un panfleto de
Planificación Parental de 1963 decía: "Un aborto quita la vida de un bebé una vez que ésta ha
comenzado. Es peligroso para tu vida y para tu salud". Entonces, ¿qué cambió? Planificación
Parental cambió. La política pública cambió. Pero la verdad no ha cambiado. Dios no ha
cambiado. El Cristianismo no ha cambiado. La revelación de la Biblia de que la vida humana
debe ser protegida desde el útero hasta el sepulcro no ha cambiado. La ciencia confirma lo
que el Cristianismo ha estado diciendo todo el tiempo: un individuo humano único aparece en
el momento de la concepción. Esa puede ser una verdad incómoda, pero la verdad es así, y
no debemos ignorarla o buscar formas de evitarla. La vida humana comienza en la concepción
y debe recibir protección.
Hemos visto que la Biblia habla de la vida humana en el útero como algo precioso para Dios, y
hemos visto que la iglesia Cristiana desde el siglo primero hasta ahora ha defendido la vida no
nacida y ha condenado el aborto. Si esa es la verdad invariable del Cristianismo acera del
aborto, ¿qué ha cambiado? ¿Cómo pueden los individuos, los políticos y los tribunales
abandonar su obligación de proteger el derecho a la vida de los humanos por nacer?
Los Dioses del Sexo y de la Muerte
Lo que cambió es esto: la gente cayó de nuevo en el más antiguo y horrible de todos los
errores religiosos. Muchas religiones antiguas, que no reconocen al único Dios verdadero,
convirtieron a los dioses del sexo y de la muerte en sus realidades últimas. Colocan a las
orgías y a los sacrificios humanos, al sexo y a la muerte, en el centro de sus prácticas
religiosas. Hoy el antiguo error ha vuelto. Las personas ven la indulgencia sexual como el
mayor bien. Pero incluso con todos nuestros anticonceptivos y educación sexual, el sexo
sigue haciendo lo que Dios diseñó que hiciera: todavía hace bebés. De hecho, la revolución
sexual ha producido millones de bebés que los padres no querían. La única manera de adorar
el sexo es darle a la muerte lo que es debido también. Si quieres que el sexo venga antes que
cualquier otra cosa, el precio es que tienes que estar dispuesto a matar a un bebé de vez en
cuando--o cincuenta millones, si es necesario.
En la antigüedad, cuando las personas mataban a un bebé para mejorar su propio estado, se
le llamaba sacrificio de niños. Hoy lo llamamos "elección". En la antigüedad, cuando las
personas ingerían la carne de un niño muerto, se le llamaba canibalismo. Hoy en día, se le
llama investigación de tejido fetal. Del mismo modo que los antiguos sacrificaban a los niños
con la aprobación y la ayuda de los hombres vestidos con túnicas sacerdotales, hoy
sacrificamos niños con la aprobación y la ayuda de jueces con túnicas negras y de doctores
con túnicas blancas. La Biblia dice: "Homicidio tras homicidio se suceden ... Mi pueblo fue
destruido, porque le faltó conocimiento" (Oseas 4:2,6). Cuando Dios dice eso, no solo les está
hablando a las personas de la antigüedad. Él nos está hablando a nosotros. La falta de
conocimiento, la ignorancia de la realidad, la mentira para cubrir el asesinato--es por eso que
el derramamiento de sangre sigue al derramamiento de sangre en las clínicas de aborto en
todo el continente y en todo el mundo.
Nos hemos alejado de Dios; hemos idolatrado la gloria del sexo y el poder de la muerte, y
estamos de regreso con esas personas antiguas, revolcándonos en la misma inmoralidad y
derramamiento de sangre. Dios está hablando sobre nuestra cultura; él está
hablando sobre nosotros, cuando dice en la Biblia: "Derramaron la sangre inocente, la sangre
de sus hijos y de sus hijas" (Salmo 106:38). "Porque han adulterado, y hay sangre en sus
manos... y aun a sus hijos que habían dado a luz para mí, hicieron pasar por el
fuego"(Ezequiel 23:37). Lo sé, lo sé. No es cortés hablar de esta manera. Se supone que no
debemos usar palabras duras, y se supone que no debemos arrastrar convicciones religiosas
al debate sobre el aborto. Pero Dios no es tan cortés. Ve la idolatría, el adulterio, el sacrificio
de niños y el canibalismo por lo que son, y declara su ira contra todo el desastre sangriento.
La Historia de Norma
Pero esa no es toda la historia. El Señor también ofrece una oportunidad de cambiar, y
promete perdón a aquellos que se arrepienten y confían en él.
Norma McCorvey es la mujer que una vez fue identificada como "Jane Roe" en la histórica
decisión de aborto Roe v. Wade de la Corte Suprema de los EE. UU. La acción legal de
Norma fue la ocasión para hacer del aborto un derecho nacional, destruyendo a millones de
bebés. Ella estaba muy orgullosa de esto y una vez le dijo a un periodista: "Vivo, como, respiro
y pienso todo sobre el aborto".
Pero un día, Norma McCorvey aceptó la invitación de un niño para ir a la iglesia. Allí rompió a
llorar y siguió diciendo: "Solo quiero deshacer todo el mal que he hecho en este mundo. Lo
siento mucho, Dios. Lo siento mucho". Finalmente ella dejó de llorar y comenzó a sonreír. "Ya
no sentía la presión de mi pecado que presionaba sobre mis hombros", dijo. "La liberación fue
tan rápida que sentí que casi podía flotar".
Norma llegó a comprender lo que realmente es el aborto. "Es como si las vendas simplemente
hubieran caído de mis ojos y de repente entendí la verdad--'eso es un bebé'. El aborto ... se
trataba acerca de niños siendo asesinados en el vientre de su madre. Todos esos años me
equivoqué". Pero a pesar de que ella estaba tan equivocada, todavía podía ser perdonada por
medio de la fe en la sangre de Jesús derramada por los pecadores cuando murió en la
cruz. Norma McCorvey declaró: "Estoy cien por ciento vendida a Jesús y cien por ciento a
favor de la vida. Sin excepciones. Sin concesiones". En 2005, ella solicitó a la Corte Suprema
revocar su decisión de aprobar el aborto. Su petición fue denegada, pero el hecho es que
Norma McCorvey, la Jane Roe de Roe v. Wade, ahora piensa que la corte estaba
completamente equivocada, y ahora defiende al nonato. En el verano de 2008, declaró: "Me
dedico a difundir la verdad sobre la preservación de la dignidad de toda la vida humana desde
la concepción natural hasta la muerte natural".
Norma McCorvey es una prueba viviente de que la gracia de Dios es mayor que cualquier
pecado. Si has pecado al abortar o al apoyar políticas que permiten y promueven el aborto,
puedes ser perdonado. Jesús dio su sangre para salvar a las personas con sangre en sus
manos. Pero Jesús perdona solo a aquellos que admiten su culpabilidad, le piden perdón y
buscan ser diferentes. En la Biblia, el Señor dice,
"Llenas están de sangre vuestras manos. Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras
obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien... Venid luego,
dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve
serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana"
(Isaías 1:15-18).
La verdad sobre el aborto es que destruye a un precioso ser humano. La verdad sobre el
aborto es que puede ser perdonado a través del arrepentimiento y de la fe en Jesús. La
verdad sobre el aborto es que los Cristianos deben oponerse a él y que el derecho a la vida
debe ser respetado en la vida pública.
Soporte Vital
Soporte Vital 
Por David Feddes

¿Por qué seguir viviendo?


¿Por qué se da luz al trabajado, y vida a los de ánimo amargado, que esperan la muerte, y
ella no llega? (Job 3:20-21)
• Esta pregunta es casi tan antigua como la raza humana.
• La medicina moderna hace que la pregunta sea aún más apremiante.

Las complicaciones de la medicina moderna


• Menos mueren jóvenes, lo que significa que más vivirán con cáncer, con un accidente
cerebrovascular o con la enfermedad de Alzheimer.
• Los tubos de alimentación, los ventiladores, las diálisis, y otros procedimientos salvan vidas
(bendición).
• La tecnología de soporte vital también puede prolongar la muerte, donde las personas
permanecen en un hospital conectados al equipo (maldición).
• La tecnología de soporte vital nos obliga a lidiar con rompecabezas que no tienen que
afrontar las personas sin medicina moderna.
¿Por qué seguir viviendo?
¿Por qué se da luz al trabajado, y vida a los de ánimo amargado, que esperan la muerte, y
ella no llega? (Job 3:20-21)

Decisiones difíciles
• Las generaciones anteriores no tenían que decidir acerca de la restauración de los latidos
del corazón, de los respiradores, de los antibióticos intravenosos, de la traqueotomía, de los
tubos de alimentación y de otras tecnologías de soporte vital.
• Eutanasia y suicidio asistido por un médico: no sólo la tecnología de retención para retrasar
la muerte, sino el uso de la tecnología para causar la muerte.
• Tendremos que tomar decisiones para nuestros familiares y para nosotros mismos.
Si somos pastores o consejeros, se nos pedirá un consejo.

No a mí mismo
• Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el
Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que
muramos, del Señor somos. (Romanos 14:7-8).
• ¿Cuál es tu único consuelo en la vida y en la muerte? Que no me pertenezco a mí mismo,
sino que pertenezco--en cuerpo y alma, en la vida y en la muerte--a mi fiel Salvador
Jesucristo. (Catecismo de Heidelberg Preguntas & Respuestas 1)

Confianza en medio de los problemas


Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia... Mi vida se va gastando de
dolor, y mis años de suspirar; Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se
han consumido... He sido olvidado de su corazón como un muerto... Mas yo en ti confío, oh
Jehová; Digo: Tú eres mi Dios. En tu mano están mis tiempos. (Salmos 31)

No matarás:
La vida humana es sagrada
• Los bebés que están por nacer, las personas con discapacidad, los enfermos de cáncer, los
pacientes de Alzheimer --todos portan la imagen de Dios. Sólo Dios tiene autoridad para
ponerle fin a sus vidas.
• Puede haber matices grises en la retención o en el retiro del soporte vital.
• Un médico matando a un paciente, o un paciente matándose a sí mismo, no es una ética en
tonalidades grises. Es tan claro como el blanco y negro: es asesinato.

¿Mejor muerto que discapacitado?


• Nos podemos preguntar: ¿vale la pena darle este tratamiento?
• No debemos preguntar: ¿vale la pena vivir esta vida?
• Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. (Gal 6:2).
Apoyar toda la vida humana
• Eliminar las barreras para las personas con discapacidad
• Ayudar a las personas con discapacidades a alcanzar su potencial
• Respeto, amor y ayuda por los ancianos y los enfermos (cuidados en el hogar o visitas
frecuentes a las instalaciones)
• Proporcionar atención incluso cuando no podemos curar (hospicio, control del dolor,
atención, amor)
• Aprender de los discapacitados y de los moribundos
• No preguntar si hay vidas que valgan la pena vivir; en su lugar, hacer que valga la pena vivir
la vida.

Fácil de vivir frente a facilitar la muerte

"En lugar de hacerles más fácil la muerte a las personas con discapacidad, me gustaría que
nuestra sociedad les hiciera más fácil la vida." (Joni Eareckson Tada)

Propósito en el sufrimiento
• Defensor de la eutanasia: "He hallado que no hay propósito en el sufrimiento. Las personas
que sufren nunca se vuelven mejores personas como consecuencia de ello...los sufrimientos
de Cristo no tuvieron sentido".
• Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. (2 Cor. 12:9-10).
• Fe más profunda, amor más cálido, testimonio más fuerte
• El enfoque absoluto es conocer a Dios y la eternidad, y no sólo minimizar el dolor en esta
vida

Decisiones de soporte vital


• Dios no nos obliga a utilizar todas las tecnologías de soporte vital sólo porque están allí.
• Podemos rechazar el tratamiento que probablemente sólo prolongue el proceso de la
muerte.
• Los defensores de la eutanasia tienden a equiparar el asesinato con negarse a medidas
extremas. Pero hay una diferencia enorme.
•Es útil detallar directrices anticipadas.
• Es aconsejable designar como representante de atención médica a alguien a quien le
confíes tu vida.
Enfrentando los Hechos Sobre el SIDA (Dr. Feddes)
Enfrentando los Hechos Sobre el SIDA por David Feddes
Daniel tiene una esposa y tres hijos pequeños. Daniel a menudo viaja lejos de casa en
relación con su trabajo y pasa noches en diferentes ciudades. A veces, cuando está fuera,
Daniel acude a prostitutas u a otras mujeres disponibles. Entonces Daniel comienza a tener
problemas de salud. Algo anda mal. Él va a un doctor. Un análisis de sangre muestra que
Daniel tiene VIH, el virus que causa el SIDA. Daniel no está seguro de qué mujer le contagió
el VIH, y no tiene idea de a cuántas otras mujeres él mismo ha infectado.
Daniel no quiere que nadie sepa sobre su problema de VIH, ni su empleador, ni su esposa, ni
sus hijos, ni sus amigos, ni nadie. Es muy vergonzoso decírselo a alguien. Así que sigue
yendo a la cama con su esposa, y no cambia nada ni menciona un condón. Si lo hiciera, su
esposa sospecharía y se preguntaría qué sucede.
Un rato después, la esposa de Daniel, Rebeca, sospecha que algo podría estar mal con
ella. Ella se pregunta si ella podría tener VIH. Pero ella no quiere hacerse un análisis de
sangre. Sería embarazoso pedir la prueba, y si ella está infectada, no quiere que nadie más lo
descubra. Mientras tanto, su hijo más pequeño todavía está amamantando, y Rebeca no sabe
si su bebé podría contraer el VIH amamantando. Ella nunca ha oído hablar del medicamento
que ayuda a proteger del VIH a los bebés que están amamantando, y no se atreve a darle a
su hijo un sustituto nutricional de leche materna. En su pueblo, todos los bebés son
amamantados por sus madres, por lo que cualquier madre que dejó de amamantar y use un
sustituto de leche podría llevar un letrero que diga: "Algo anda mal conmigo". La gente la
evitaría por temor a contagiarse de lo que tiene y Rebeca no puede soportar la idea de ser
despreciada y aislada. Entonces, Rebeca no se somete a un examen y sigue amamantando a
su bebé.
Unos meses más tarde, ella queda embarazada de un nuevo bebé. Daniel y Rebeca no
hablan sobre si su bebé podría tener VIH, y no lo discuten con nadie más. No preguntan si se
puede hacer algo para evitar que el feto contraiga VIH. Daniel y Rebeca siguen con su vida
como de costumbre.
No mucho después de que nace el bebé, Daniel se enferma tanto que no hay forma de fingir
que todo está bien. Otras personas descubren sobre su enfermedad. Sin embargo, incluso
entonces, ninguno de sus amigos y familiares dice mucho sobre el SIDA. Ellos solo evitan a
Daniel. Él no puede pagar los medicamentos que a veces ayudan a las víctimas del VIH /
SIDA a vivir más tiempo. Eventualmente, Daniel muere, dejando a su esposa e hijos sin un
ingreso.
Algunas personas amables tratan de ayudarlos, pero la mayoría de la gente los evita. Rebeca
y sus hijos no tienen suficiente para comer. Consiguen un poco de comida que los mantiene
vivos, pero se encuentran desnutridos y debilitados. Entonces, el VIH de Rebeca se convierte
en un verdadero SIDA. Sin una nutrición adecuada o acceso a ninguna droga, ella muere
pronto, abandonando a cuatro jóvenes huérfanos. Los dos más jóvenes son VIH positivos y
están condenados a morir en la infancia. Uno recibió el virus amamantando del pecho de la
madre; el otro lo obtuvo cuando aún era un bebé dentro de su madre infectada.
La Necesidad de la Verdad
La historia que acabo de contar es una combinación de cosas que le están sucediendo a
muchas personas distintas. El SIDA es un asesino mortal que golpea a hombres, a mujeres, a
jóvenes y niños pequeños. En la batalla contra el SIDA, una de las armas más importantes es
la verdad. Debemos decir la verdad. Debemos enfrentar los hechos sobre el SIDA. El poder
mortal del SIDA desaparecería si todos supieran la verdad, vivieran según la verdad y se
dijeran la verdad.
En la historia que acabas de escuchar, si Daniel hubiera vivido a través de la verdad de Dios
acerca de que el sexo es un regalo hermoso para ser disfrutado solo en el matrimonio, él
nunca hubiera contraído la enfermedad. Incluso después de haber contraído la enfermedad, si
simplemente le hubiera dicho la verdad a su esposa Rebeca, y hubiera cambiado su vida
sexual para protegerla, el resto de su familia se habría salvado. Después de que Rebeca
contrajo la enfermedad, si ella hubiera buscado la verdad sobre su condición y si hubiera
sabido que el VIH a veces puede transmitirse amamantando, si no hubiera seguido
amamantando a su bebé para ocultarles a los demás la verdad sobre su enfermedad, podría
haber protegido a su hijo de pecho buscando una nutrición alternativa.
Si la gente de su pueblo hubiera sabido que el VIH / SIDA no se puede propagar simplemente
por estar cerca de alguien, y si hubieran seguido la verdad de Dios sobre amar a los enfermos
y a los necesitados, la familia no hubiera sido rechazada, y la gente no hubiera estado tan
tentada a ocultar la verdad sobre tener SIDA. Si Daniel y Rebeca hubieran sabido y actuado
sobre la verdad de que el 30% de los bebés nacidos de mujeres con VIH contraen la
enfermedad dentro del útero, podrían haberse abstenido de tener más hijos.
Sin embargo, después de que el daño está hecho, no es suficiente que nos recuerden las
verdades que debíamos haber tenido en cuenta. No es suficiente hablar sobre "si" o "debiste
haber". Es posible que tengamos que enfrentar verdades dolorosas sobre nuestros propios
pecados y errores, pero sobre todo, necesitamos saber si hay alguna esperanza frente a la
enfermedad y la muerte. Mientras enfrentamos hechos sobre el SIDA, veremos una cantidad
de cosas importantes, pero el hecho más importante es que Dios le da su amor y vida a las
personas incluso en las situaciones más terribles, si solo confían en Jesús. Es posible
enfrentar incluso algo tan horrible como el SIDA con esperanza y sin desesperación cuando te
vuelves hacia Jesús.
El arma principal en la lucha contra el SIDA es la verdad. Cuando falta la verdad, las personas
mueren. Cuando la verdad es dada a conocer, es creída y se actúa sobre ella, las personas
viven.
Estadísticas de Miedo
Un hecho importante sobre el SIDA es que es una epidemia grande y terrible. Al principio, su
terrible impacto se concentraba en una minoría particular de la población: hombres
homosexuales. A principios de la década de 1980, cuando los médicos comenzaron a notar
una nueva enfermedad extraña, la llamaron IDRH, inmunodeficiencia relacionada con los
homosexuales, porque la mayoría de las personas con la enfermedad eran hombres
homosexuales. Luego se descubrió que los consumidores de drogas contrajeron la
enfermedad al compartir agujas entre ellos. También hubo algunas personas que contrajeron
el SIDA a través de transfusiones de sangre contaminadas en el momento previo a la
detección del VIH. Pero en los primeros días del SIDA, las personas que no eran hombres
homosexuales o usuarios de drogas estaban bastante seguros. Eso ha cambiado.
Los hombres homosexuales siguen siendo el grupo de mayor riesgo, pero la tasa de infección
entre los heterosexuales está creciendo y muchas mujeres y niños se están infectando. Las
tres formas principales de contraer el SIDA son la actividad sexual, el consumo de drogas y la
transmisión de padres a hijos. No contraes el SIDA si alguien estornuda cerca o si bebes del
mismo vaso, porque el virus no vive en la saliva. No contraes el SIDA al tocar o dar un apretón
de manos, al besar o usar un inodoro que fue utilizado por una persona infectada. No contraes
el SIDA si un mosquito pica a una persona infectada y luego te pica, porque aunque la sangre
transporta el virus, el VIH muere dentro del mosquito. Hay muchas cosas que no te darán
ningún tipo de SIDA, y no deberíamos tener miedos innecesarios. Pero se sabe que algunas
cosas transmiten el SIDA, y debemos estar alertas a ellas. Los niños no nacidos y los bebés
lactantes pueden contraerlo de madres infectadas. Si eres un joven o un adulto, puedes
contraer el VIH / SIDA al compartir una aguja con una persona infectada o al tener relaciones
sexuales con una persona infectada.
El Dr. Richard van Houten compiló algunas estadísticas aterradoras. Tan recientemente como
en 1995, solo el 8% de las nuevas infecciones en Canadá eran mujeres. Un estudio más
reciente encontró que el 24% de los canadienses recién infectados son mujeres, ¡un gran
cambio en poco tiempo! (Esto no significa que el 24% de todas las mujeres canadienses estén
infectadas, significa que de cada cuatro personas nuevas infectadas, aproximadamente tres
son hombres y una es mujer). Ya no es seguro para las mujeres suponer que el SIDA afecta
solo a hombres homosexuales y no a mujeres. A pesar del creciente peligro y a pesar de que
el sexo fuera del matrimonio es el medio más común de transmisión del virus, la mayoría de
las mujeres solteras canadienses dicen que han tenido relaciones sexuales.
La plaga del SIDA es especialmente terrible en África. En 1990, Sudáfrica tenía una tasa de
infección inferior al 1%; más recientemente, la tasa entre las mujeres embarazadas se ha
estimado en un 25%. Piénsalo--una de cada cuatro mujeres embarazadas está infectada de
SIDA. La transmisión del VIH de madre a hijo se estima en alrededor del 30%, lo que significa
que aproximadamente uno de cada once bebés que nacen en Sudáfrica morirá de SIDA en la
infancia. De los otros 10 bebés, dos perderán a sus madres a causa del SIDA.
Otros países africanos también se ven afectados por la epidemia. En Zimbabwe, el 70% de las
muertes entre niños menores de 5 años se deben al SIDA. En Botsuana, si las tasas de
infección no disminuyen, casi el 90% de todos los que ahora tienen 15 años morirán de SIDA
antes de cumplir los cincuenta. La esperanza de vida es inferior a 40 años. La esperanza de
vida es similarmente baja en Mozambique, Malaui y Suazilandia. El SIDA aún no ha alcanzado
ese nivel en Nigeria, que tiene la población más grande de África. Pero eso es un pequeño
consuelo. El problema de Nigeria es malo y está empeorando. En el año 2000, la tasa de
infección superó el 5%.
En África, la peste se está extendiendo más rápidamente entre los jóvenes que tienen entre
15 y 24 años de edad, y las mujeres contraen la infección más fácilmente. Se estima que de
los jóvenes de 15-24 en todo el mundo que tienen SIDA, el 60% son mujeres. Millones de
personas en todo el mundo ahora están infectadas, y millones más ya han muerto. Cada día,
nacen 1,800 bebés infectados con SIDA. Cada mes, 42,000 niños mueren de SIDA.
Esta es una terrible tragedia para individuos, familias y amigos. También es mortal para los
países y sus sistemas sociales. Cuando los jóvenes que recién ingresan a la flor de la vida
están muriendo por millones, el daño económico es severo. Justo en el momento en que las
personas están preparadas y listas para ser productivas, ya no están. En Zambia, el número
de maestros que mueren de SIDA equivale aproximadamente a la mitad del número de
maestros nuevos que reciben instrucción cada año. El SIDA puede devastar los sistemas
educativos y los sistemas económicos, y hacer que los sistemas políticos completos sean
menos estables que nunca. Algunas naciones que una vez se preocuparon por el crecimiento
de la población ahora están preocupadas por no tener suficientes personas para trabajar y
pagar los impuestos. Mientras tanto, las decisiones políticas relacionadas con el SIDA pueden
molestar a las personas con opiniones diferentes y hacer que el sistema político sea menos
estable.
Asesino y Mentiroso
Todo este horror es el trabajo de un asesino vicioso que no quiere que sepamos la verdad
sobre el SIDA. La enfermedad en sí misma puede llamarse asesina, pero el principal asesino
es Satanás, el príncipe de las tinieblas y de la muerte. ¿Cómo es que Satanás multiplica la
muerte? A través de mentiras. Como dijo Jesús, Satanás "ha sido homicida desde el principio,
y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de
suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira" (Juan 8:44). Satanás ama las mentiras y
las delicias en la muerte. Les mintió a nuestros primeros padres, Adán y Eva, para traer
muerte a la raza humana. Y hoy todavía usa mentiras para diseminar la muerte. Esto es
verdad para el SIDA: es un asesino que es más mortal cuando no se conoce la verdad o es
ignorada.
Las mentiras de Satanás son horribles, y él usa diferentes mentiras sobre diferentes personas
en diferentes lugares. A menudo usa la mentira acerca de que tener relaciones sexuales con
alguien a quien deseas es el camino a la felicidad. La verdad es otra: las personas son mucho
más felices cuando se abstienen del sexo siendo solteros y cuando les son fieles a su
cónyuge al estar casados. Dios dice que el sexo es para el matrimonio y el matrimonio es para
la vida. El Señor nos llama a abstenernos de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio
por nuestro propio bien. Satanás el mentiroso viene y dice: "No estás hecho a la imagen de
Dios. No eres más que un animal. Y los animales tienen necesidades. Así que sigue tus
impulsos. No puedes evitarlos". Pero la Biblia dice que Dios no te dejará ser tentado más de lo
que puedes soportar, sino que te proporcionará una salida (1 Corintios 10:13). ¿A quién le
debemos creer: ¿a Satanás el mentiroso, o a Dios quien no puede mentir?  Puedes vivir como
Dios lo ordena si le pides a Dios la fuerza para hacerlo.
Muchos funcionarios quieren luchar contra la epidemia del SIDA repartiendo condones a casi
todos y dando agujas gratis a los usuarios de drogas. Tales medidas pueden ayudar a reducir
el riesgo del SIDA para las personas con estilos de vida pecaminosos, y yo espero que
algunas vidas se salven. Pero me temo que el efecto general puede ser difundir la mentira de
Satanás. El condón y la aguja proclaman: "Ustedes son simplemente animales. No se puede
esperar que hagan algo bien, así que ni siquiera lo intenten. Aquí hay una manera de mejorar
sus posibilidades de supervivencia mientras hacen lo malo". Dios ofrece mucho más. Él te
llama a una forma de vida mejor y más elevada. Dios dice que puedes ser diferente y te da el
poder de cambiar. Los condones pueden proporcionar cierta protección si se usan
correctamente y si no se rompen, pero ¿no sería mejor tratar al sexo como un hermoso regalo
de Dios y vernos a nosotros mismos y a los demás como portadores de la imagen de Dios?
Las mentiras son la especialidad de Satanás. En algunas partes del mundo, Satanás difunde
la mentira de que no tener relaciones sexuales puede volverte loco porque es un impulso
natural que debe ser liberado. La verdad es que las personas que controlan sus deseos son
algunas de las personas más sobrias y sensatas que existen.
En algunos lugares, las personas son engañadas para que piensen que si no tienen
relaciones sexuales antes del matrimonio, puede obstaculizar su capacidad de tener hijos más
adelante. La verdad es exactamente lo opuesto: el sexo con varias parejas antes del
matrimonio puede darte enfermedades que te vuelven estéril e incapaz de tener hijos.
Una mentira especialmente letal en algunas áreas es que si tienes SIDA puedes deshacerte
de él teniendo sexo con una virgen. La verdad es que hacer algo tan malvado no cura a
nadie. Solo infecta a otra persona y la condena a morir junto contigo.
Otra mentira de Satanás es que las drogas pueden curar tus problemas y hacerte sentir
bien. La verdad es que las drogas causan todo tipo de problemas y te hacen sentir peor a la
larga, y si compartes agujas cuando usas drogas, puedes contraer SIDA y morir.
Otra mentira que Satanás usa en ciertas culturas es que el SIDA puede contagiarte a través
de la brujería de otra persona, lo cual es totalmente falso. Cuando Satanás quiere propagar el
SIDA, no busca un hechicero, un chamán o una poderosa maldición. Él busca maneras de
hacer que las personas tomen decisiones que vayan en contra del diseño de Dios. El SIDA no
se transmite por embrujos sino a través de ciertos fluidos corporales, principalmente la sangre
y el semen.
Satanás usa mentiras para infectar a las personas con SIDA, y una vez que se infectan, usa
mentiras para alejarlas de la verdad. Muchos que están infectados ni siquiera lo saben. En los
Estados Unidos, los Centros federales para el Control y la Prevención de Enfermedades
recientemente realizaron un estudio importante de hombres homosexuales y bisexuales. Entre
los hallazgos, resultó que el 77% de los hombres infectados no tenían conocimiento de su
estado de VIH. No habían sido examinados recientemente--algunos nunca se habían
examinado--y no se consideraban de alto riesgo. Ellos no sabían la verdad sobre su condición.
Otras personas, incluso después de que las pruebas de sangre muestran infección,
simplemente no lo creerán. Todavía se sienten sanos la mayor parte del tiempo y pueden
realizar actividades normales durante años. No toman medidas para preservar su propia salud
tanto como sea posible, y no toman precauciones para proteger a los demás.
Otros pueden enfrentar el hecho de que están infectados, y pueden tomar todas las medidas
médicas correctas y comportarse con los demás de la manera más responsable, pero incluso
entonces, el arsenal de mentiras de Satanás tiene otra arma de engaño. Si contraes VIH /
SIDA, Satanás puede susurrar: "Eres un pecador apestoso, y eso es todo lo que eres. Ahora
estás obteniendo lo que mereces. Estás más allá de toda esperanza. Dios te odia. Otras
personas te odiarán si se enteran. Es mejor que te odies a ti mismo. No hay forma de salir de
esto. Se acerca la muerte. No hay forma de evitar morir, y no hay esperanza para ti después
de la muerte. Estás condenado a un futuro sin amor, sin paz, sin felicidad." El nombre Satán
significa "acusador" y las acusaciones son algunas de sus mentiras más mortíferas.
No todo lo que dice Satanás es una completa mentira, por supuesto. Él tiene que usar lo
suficiente de la verdad para hacer que sus mentiras sean convincentes. Es verdad que tú y yo
somos pecadores, y es verdad que el pecado merece la muerte. Pero no es cierto que no
seas nada más que un pecador. También eres una persona preciosa creada a imagen de
Dios. Es cierto que cada uno de nosotros ofende a Dios por nuestro pecado, pero no es cierto
que Dios te odie o que nunca podrás volver a ser amado. Jesús ha amado y transformado a
ladrones, prostitutas y asesinos, entonces ¿por qué él no puede amarnos a ti y a mí? Es
verdad que el SIDA es una enfermedad horrible y que si estás infectado, hay momentos
difíciles por delante. Pero no es verdad que no tienes posibilidad de un futuro feliz. Puedes
tener el futuro más brillante que puedas imaginar si confías en Jesucristo y tienes vida eterna
a través de él. Satanás rocía sus mentiras con un poco de verdad aquí y allá, pero
Jesucristo es la verdad (Juan 14:6), y Jesús dice: "Al que a mí viene, no le echo fuera" (Juan
6:37).
Sanador y Amigo
Si estás enfermo de pecado y enfermo de SIDA, eres exactamente el tipo de persona que
Jesús vino a salvar. Cuando Jesús estaba en una fiesta, haciéndose amigo de los pecadores
despreciados por los demás, dijo: "Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los
enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores" (Marcos 2:17). Entonces, si eres
culpable de pecado y estás terriblemente enfermo, no te desesperes. En cambio, alégrate de
que Jesús quiere ser tu amigo y ayudarte.
Los enemigos de Jesús lo etiquetaron como "amigo ... de pecadores" (Lucas 7:34). Lo dijeron
como un insulto, pero para todos los que sabemos que somos pecadores, es maravilloso
saber que Jesús es el amigo de los pecadores. Para todos los que están enfermos, es una
buena noticia escuchar la verdad de que Jesús vino a sanar a los enfermos, no a perder el
tiempo con personas orgullosas de sus cuerpos sanos y sus almas sanas. Entonces, la verdad
definitiva sobre el SIDA es que este es el mismo tipo de cosas con las que Jesús vino a lidiar.
Jesús es el sanador y amigo absoluto.
La Biblia dice: "Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" (1 Juan
3:8). El pecado es la obra del diablo. La muerte es la obra del diablo. El SIDA es la obra del
diablo. Las mentiras de Satanás no pueden vencer la verdad de Jesús. Los pecados
provocados por Satanás no pueden superar la gracia de Jesús. El temor y el odio que
provienen de Satanás no pueden cancelar el amor de Jesús. La enfermedad y la muerte
propagadas por Satanás no pueden detener el poder de la resurrección de Jesús.
Si el mundo elige enfrentar la plaga del SIDA sin Dios y sin Cristo, el problema
empeorará. Aquellos que no son hijos de Dios a través de la fe en Jesús son parte de un reino
dirigido por Satanás. Como dice la Biblia, "el mundo entero está bajo el maligno" (1 Juan
5:19). Los poderes mundanos no pueden liberarse del control de Satanás ni refutar sus
mentiras o vencer a la muerte. El mundo como un todo no puede liberarse de Satanás, y tú y
yo, como individuos, no podemos lidiar con Satanás por nuestra cuenta. No podemos pasar
por alto a Satanás ni vencerlo. Pero si confiamos en el Señor y en su gran poder y luchamos
con sus armas, conoceremos la verdad, y la verdad nos hará libres.
La verdad es que Jesús sufrió y derramó su sangre en la cruz para pagar por nuestra culpa y
liberarnos de nuestra vergüenza. Él se levantó de entre los muertos para darles vida eterna y
alegría a las personas que morían. Así que sería en el espíritu del anticristo martirizar a las
víctimas del SIDA con culpa y vergüenza sin proclamar el amor salvador de
Jesucristo. También sería el peor tipo de locura para las personas con SIDA rechazar el amor
de Jesús y entrar a la eternidad sin él. No es solo una cuestión de salud o de enfermedad, de
vida o de muerte. Es una cuestión del cielo o del infierno.
Ya sea que tengamos SIDA o no, todos nosotros moriremos de algo en algún momento, y
luego entraremos en la eternidad. El Dios de amor te llama a compartir la eternidad con
él. Pero si no quieres al Señor Jesús en esta vida, no lo tendrás en la vida venidera. La única
alternativa al gozo eterno con Cristo es el infierno sin él. Así que apelo a ti con todo mi
corazón, y te digo en la autoridad del Dios viviente, abandona el pecado y vuélvete a
Jesús. Acepta su amor. Confía en sus promesas. Obedece sus órdenes. Pídele que te lave
con su sangre y que te dé un nuevo poder por medio de su Espíritu Santo. Sigue al Señor en
el camino de la vida. Espera disfrutar de la amistad y de los placeres de Dios en su nueva
creación. Cree en el Señor Jesús, y serás salvo.
 
Preparado Originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.

Amigo de los Pobres (Dr. Feddes)


Amigo de los Pobres por David Feddes
Dios es amigo de los pobres. Si eres pobre, no puedes encontrar un mejor amigo que
Dios; pero si lastimas a la gente pobre o te niegas a ayudarlos, no podrás encontrar un
enemigo más feroz que Dios.
En la Biblia, Dios se hizo amigo de los esclavos israelitas pobres y castigó a sus opresores
egipcios ricos. Cuando "los israelitas gemían en su esclavitud, Dios oyó sus gemidos y se
preocupó por ellos" (Éxodo 2:24-25). Él envió a sus opresores diez terribles plagas y ahogó al
ejército de Egipto en el Mar Rojo. Rescató a los israelitas de la esclavitud y de la pobreza,
suplió sus necesidades durante sus viajes y les dio una tierra propia. Ese gran rescate, el
Éxodo, se convirtió en el evento definitorio para Israel.
Cuando los israelitas cantaron acerca de Dios en su adoración, cantaron de él como un amigo
de los pobres. Una de esas canciones, el salmo 146, dice:
Que da pan a los hambrientos. Jehová liberta a los cautivos; Jehová abre los ojos a los
ciegos; Jehová levanta a los caídos; Jehová ama a los justos. Jehová guarda a los
extranjeros; Al huérfano y a la viuda sostiene, y el camino de los impíos trastorna (v. 7-9).
Cualquier israelita que conocía la historia de la nación sabía que Dios estaba comprometido a
ser amigo de los pobres, ayudar a los refugiados, a los hambrientos, a los desamparados, a
los encarcelados, a los acusados sin defensores, a las mujeres sin marido, a los niños sin
padres.
Tomándolo Personalmente
El Antiguo Testamento dice que el Señor no solo se preocupa por los pobres y los ayuda, sino
que en realidad se identifica con ellos. Dios se toma personalmente cómo son tratados los
pobres. "El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor", dice la Biblia, "Mas el que tiene
misericordia del pobre, lo honra". "A Jehová presta el que da al pobre, Y el bien que ha hecho,
se lo volverá a pagar" (Proverbios 14:31, 19:17).
Dios ya dejó claro esto en los tiempos del Antiguo Testamento, y lo dejó aún más claro
cuando vino a la tierra en la persona de Jesús. Jesús nació en una familia pobre. Su primera
cuna fue un pesebre. Durante varios años, Jesús y sus padres estuvieron refugiados en una
tierra extraña, huyendo de un político asesino llamado Herodes. Más tarde, se establecieron
en Galilea, la zona menos rica de un país pobre ocupado por un ejército extranjero. Como
adulto, Jesús no tuvo un domicilio fijo. Como él lo expresó, "el Hijo del Hombre no tiene dónde
recostar la cabeza" (Lucas 9:58). Jesús vivió en la tierra como uno de los pobres, y hoy
todavía se identifica con los pobres. Jesús dice que en el juicio final él les dirá a los amigos de
los pobres,
"Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación
del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui
forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la
cárcel, y vinisteis a mí... De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis
hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis" (Mateo 25:34-40).
            Así de cerca el Señor se identifica con los necesitados. Lo que hacemos por ellos, lo
hacemos por él. Y si los descuidamos, lo descuidamos a él. Jesús desterrará al infierno a
aquellos que ignoran a sus hermanos necesitados, diciendo: "En cuanto no lo hicisteis a uno
de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis." (Mateo 25:45).
Fe en Acción
Dios es amigo de los pobres, y cualquier amigo de Dios también será amigo de los
pobres. Esto no significa que ser amable con los pobres es lo único que
importa. Esto no quiere decir que mientras tratemos de ayudar a las personas necesitadas, no
necesitamos el perdón o la fe. La Biblia nos recuerda constantemente que somos salvos por
Jesús, no por nuestra bondad. Somos salvos por fe, no por obras. Pero la fe no es fe
realmente si no produce buenas obras. La Biblia dice,
¿De qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si
un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada
día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas
que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras,
es muerta en sí misma (Santiago 2:14-17).
Si tienes una fe viva, si sabes que Dios es amigo de los pobres y que se identifica con ellos, si
sabes cuánto se sacrificó Jesús para suplir tus necesidades desesperadas, entonces no es
posible que le des la espalda a los necesitados. La Biblia dice: "Porque ya conocéis la gracia
de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que
vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos" (2 Corintios 8:9). Debido a que Jesús hizo esto
por nosotros, los Cristianos que tienen más que suficiente deben compartir con aquellos
que no tienen suficiente (2 Cor. 8:13-14).
Dando Dinero
Juan Wesley, un líder Cristiano de una época anterior, tenía un enfoque simple de tres partes
sobre el dinero. Primero, consigue todo lo que puedas. Segundo, ahorra todo lo que
puedas. Tercero, regala todo lo que puedas. En otras palabras, gana honestamente todo el
dinero que puedas. Entonces, en lugar de gastarlo en todo tipo de cosas, ahorra tanto como te
sea posible. Y finalmente, una vez que haya satisfecho tus propias necesidades, regala el
resto.
Wesley practicaba lo que predicaba. Cuando tenía un ingreso de 30 libras, se gastaba 28 en
sí mismo y regalaba dos para misiones y ayuda a los pobres. Cuando su ingreso aumentó a
60 libras, ¿qué hizo? Se gastaba 28 en sí mismo y regalaba treinta y dos. Cuando su ingreso
era de 120 libras, todavía vivía con 28 y regalaba noventa y dos. Obtén todo lo que
puedas. Ahorra todo lo que puedas. Regala todo lo que puedas.
Tú y yo nunca seremos amigos de los pobres; nunca vamos a dar todo lo que podamos, hasta
que nos digamos a nosotros mismos "¡Basta!" Eso no es fácil. Es más común suponer que si
tus ingresos aumentan, también lo harán tus gastos y tu nivel de vida. Tan pronto como
puedas pagar una casa más bonita que la que tienes, debes comprarla. Tan pronto como
puedas pagar un automóvil más lujoso que el que tienes, debes obtenerlo. Tan pronto como
puedas permitirte ropa más cara que la que llevas puesta, debes mejorar tu
guardarropa. Pero, ¿cada aumento de ingresos exige una mejora en el estilo de vida? ¿Por
qué no usar el dinero adicional para ayudar a alguien más? ¡Por eso Dios te dio ese dinero
extra! Obtén todo lo que puedas. Ahorra todo lo que puedas. Regala todo lo que puedas.
Dándote a Ti Mismo
Si eres amigo de los pobres, una forma de ayudar es con dinero. Pero no solo des
dinero. Date a ti mismo. Las personas a menudo necesitan un amigo incluso más de lo que
necesitan efectivo. Las madres solteras a veces necesitan un adulto con quien hablar o unas
pocas horas de alivio del cuidado infantil. Una persona sin empleo puede necesitar aliento o
consejo. Las personas que luchan con las adicciones necesitan un amigo al que puedan
llamar en cualquier momento, en cualquier lugar donde la tentación sea demasiado fuerte. Las
personas en prisión necesitan amigos que las visiten o les escriban y las alienten a caminar
con Dios. Ellos necesitan mentores piadosos que los ayuden a comenzar de nuevo cuando
salgan de prisión.
Ser amigo de los pobres a veces implica dinero, pero también implica tiempo, esfuerzo y
participación personal. Esta dimensión personal es tan preciosa y tan importante. En algunos
casos, construirás amistades con hermanos y hermanas necesitados que ya son
Cristianos. Tú aumentarás su gozo y ellos aumentarán tu gozo.
En otros casos, es posible que las personas necesitadas aún no conozcan a Jesús, y al
ayudarlas, puedes mostrarles el amor de Jesús en acción. Puedes contarles sobre Cristo y
sobre su salvación e invitarlos a tu iglesia. Cuando haces eso, estás compartiendo el mayor
tesoro de todos. Nada es más valioso que ser un hijo de Dios, una parte de su familia y vivir
para siempre en su gozo.
Compasión Basada en Fe
Cuando compartes tu fe y guías a las personas a la comunión con Jesús, les estás dando la
oportunidad de compartir beneficios que duran para siempre, y también estás compartiendo
una clave que abre nuevas posibilidades en este momento. En las áreas pobres de nuestras
ciudades, el mejor pronosticador individual de si las familias se mantienen unidas y
sobrepasan la línea de la pobreza es si el hombre de la casa va a la iglesia. Para los reclusos,
la mejor forma de evitar el crimen y mantenerse fuera de prisión después de ser liberados es
una fe viva en Jesús. Y para las personas con adicciones, una confraternidad espiritual es
crucial para mantenerse sobrio. Para ayudar a las personas con problemas, no solo les des
dinero o alimentos. Dales tiempo y amor. Sé su amigo y preséntales a Jesús y al
compañerismo Cristiano.
Esto es crucial para ayudar a las personas que conoces, y también es un principio importante
a tener en cuenta cuando apoyas a varias organizaciones. Hoy en día, hay muchas agencias
que llegan a personas necesitadas en áreas a las que tú no puedes llegar personalmente, y al
dar dinero a dichas agencias, puedes ayudar a personas que nunca has conocido. Estas
organizaciones son mejores cuando están enraizadas en Cristo.
En manos de una misión patrocinada por la iglesia, tu ofrenda tiene una mayor probabilidad de
ayudar realmente a las personas a las que se pretendes ayudar. Es un hecho triste que los
esfuerzos del gobierno para el alivio de la pobreza y la ayuda extranjera a menudo enriquecen
a los tramposos o a los burócratas. Además, algunas organizaciones benéficas seculares
están encabezadas por ejecutivos generosamente pagados, y un gran porcentaje de las
donaciones es destinado a gastos generales y a publicidad, en lugar ayudar a los
necesitados. Las organizaciones Cristianas suelen ser más cuidadosas con el dinero, gracias
a una mayor integridad espiritual y responsabilidad. Pero una razón aún más importante para
apoyar a las organizaciones Cristianas es el hecho de que lo mejor que podemos compartir
con los pobres es el evangelio de Jesucristo. Al tratar de abordar las necesidades físicas, no
debemos descuidar las necesidades espirituales. La vida en Cristo es el regalo que dura para
siempre.
Cómo Llegar a las Causas de Raíz
Además, a veces la única forma de enfrentar la pobreza material es atacar las raíces de la
pobreza espiritual. La fe en Cristo les da esperanza a las personas. Sin esperanza, no hay
incentivo o ambición, y sin incentivo o ambición, no hay escapatoria de la pobreza. Cuando
una situación sombría tienta a la gente a darse por vencida, la fe en Cristo les da esperanza, y
la esperanza tiene un enorme poder.
El evangelio ataca la pobreza física al ayudar a las personas a rechazar las creencias falsas
que los mantienen en un bajo nivel. Por ejemplo, si las personas creen en el karma, en la
reencarnación y en el sistema de castas, es posible que simplemente se resignen a la pobreza
y a la opresión como castigo a causa de una vida anterior. El evangelio muestra la
desigualdad y la injusticia como lo que es y abre nuevas posibilidades.
Dios ama la justicia, y el pueblo de Dios busca la justicia. Justicia significa tratar a las
personas de manera justa, y significa tomar partido por aquellos que carecen de la influencia
para ser escuchados. La Biblia dice: "Abre tu boca por el mudo En el juicio de todos los
desvalidos. Abre tu boca, juzga con justicia, y defiende la causa del pobre y del menesteroso"
(Proverbios 31:8-9). Siempre que sea posible, debemos usar nuestra influencia para cambiar
estructuras injustas y políticas opresivas. En la búsqueda de justicia para los que no tienen
poder, hacemos lo que podemos en nombre de los que no han nacido indefensos, los que no
tienen seguro, los ancianos, los que tienen discapacidades. Trabajamos por calles más
seguras, mejores escuelas, un sistema judicial más justo y más oportunidades laborales en
comunidades empobrecidas. La justicia significa ayudar a los inmigrantes y a los refugiados
en lugar de despreciarlos.
Otra forma en la que el evangelio ayuda a lidiar con la pobreza es que éste llama a las
personas a responsabilizarse por sí mismas. Parte de la pobreza se debe a la injusticia o a la
falta de oportunidades, pero otra parte se debe al pecado sexual y a las familias en
decadencia, a la bebida y a las drogas, a la pereza en el trabajo y en la escuela, o a comprar
caprichos en lugar de tener el autocontrol de ahorrar para necesidades futuras. La Biblia
ayuda a las personas a enfrentar estos problemas y a superarlos. Estas son solo algunas de
las razones por las que no podemos abordar la pobreza completamente sin decirle a las
personas acerca de Jesús. La Palabra del Evangelio y las obras de amor van de la
mano. Todo esto es parte de caminar con Jesús, el amigo de los pobres. La Biblia dice,
En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros
debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve
a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en
él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad (1 Juan 3:16-
18).
 
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.

Racistas Molestos (Dr. Feddes)


Racistas Molestos por David Feddes
El odio racial es una fuerza letal. Hay racistas blancos que menosprecian a los negros y a las
personas de otras razas. Hay racistas negros que demonizan a los blancos, a los judíos y a
los asiáticos. Sentado en una barbería de Canadá, he oído que racistas molestos se quejan
de los inmigrantes de Pakistán y de otros lugares. Comprando alimentos en los Estados
Unidos, he oído que una cajera se queja de los hispanos que están tomando las riendas de
"nuestro" país--incluso cuando ella había admitido que sus propios padres eran inmigrantes.
Ojalá pudiéramos decir que el conflicto racial está muerto. Pero no lo está. Donde las
relaciones raciales han mejorado, deberíamos estar contentos. Pero donde el conflicto
continúa entre diferentes razas, tribus y nacionalidades, y donde el racismo permanece en
nuestros propios corazones, debemos enfrentar el problema directamente. Al hacer esto,
también debemos ver la raíz más profunda del problema. Cuando estamos en desacuerdo con
otras personas porque no son como nosotros, también estamos en desacuerdo con Dios.
¿Cómo podemos contar con una armonía verdadera y duradera entre diferentes tipos de
personas? Al ponernos en sintonía con el Dios que habla en la Biblia. En la Biblia nos
encontramos con Dios el Padre que creó a la humanidad a su propia imagen (Génesis
1:27). "Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres" (Hechos 17:26). En
la Biblia nos encontramos con Dios el Hijo, Jesucristo, quien derramó su sangre y "nos has
redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación" (Apocalipsis 5:9). La cruz de
Cristo destruye las barreras y derrite la hostilidad entre las diferentes razas (Efesios 2:14-
16). En la Biblia nos encontramos con Dios, el Espíritu Santo, que "no hace acepción de
personas", sino hace su morada en el corazón de las personas de cualquier raza que creen en
el mensaje de Cristo (Hechos 10:34, 44). El Espíritu Santo nos hace parte de un solo cuerpo,
la iglesia (1 Corintios 12:13). En la Biblia encontramos que cuando confiamos en Cristo Jesús
y somos bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, "todos somos hijos
de Dios", "todos uno en Cristo Jesús" (Gálatas 3:26, 28). Como miembros de la familia de
Dios, cualesquiera que sean nuestras raíces raciales o nacionales, debemos "permanecer en
el amor fraternal" (Hebreos 13:1), ansiosos de no herir a los demás sino de "servíos por amor
los unos a los otros" (Gálatas 5:13).
Servirnos unos a otros y amar a las personas de todas las razas no es algo natural; debe venir
sobrenaturalmente.
¿Demasiado para Digerir?
La Biblia nos cambia al introducirnos a un Dios que apenas conocemos y nos da una forma
completamente nueva de ver las cosas. La Biblia no es un libro ordinario y
cotidiano. No se ajusta cómodamente a nuestros patrones de pensamiento natural. La Biblia
dice cosas que pueden ser difíciles de creer. Algunas cosas en la Biblia son difíciles de creer
porque son tan asombrosas y fuera de lo común. Sin embargo, otras cosas son difíciles de
creer simplemente porque nos molestan.
Tomemos la historia bíblica de Jonás, por ejemplo. Las Escrituras dicen que Dios rescató a
Jonás de ahogarse al enviar un gran pez para tragárselo. Jonás vivió durante tres días y tres
noches dentro del pez. Entonces el pez vomitó a Jonás en tierra firme, vivo e
ileso. Ahora, ese no es el tipo de cosas que sucede todos los días, por lo que algunas
personas piensan que esta no puede ser una historia real. Es demasiado milagrosa y
sobrenatural como para que ellos la crean.
Pero la historia del gran pez no es la única parte de Jonás que algunas personas rechazan. La
historia continúa para contar cómo es que Dios hizo que Jonás fuera a Nínive, la capital de
Asiria, el enemigo más odiado de su nación. Allí, Jonás tuvo que advertirle al pueblo de Nínive
acerca del juicio de Dios. Los ninivitas se arrepintieron y rogaron a Dios por misericordia, y
para consternación de Jonás, el Señor "se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y
no lo hizo" (Jonás 3:10). Jonás estaba furioso. Él se quejó, "Mucho me enojo, hasta la muerte"
(Jonás 4: 9). Este racista molesto quería que Dios lo favoreciera a él y a su pueblo. Estaba
indignado porque Dios sería amable con estos extranjeros podridos que tenían una larga
historia de hacerles la vida miserable a los compatriotas de Jonás. Pero Dios se preocupaba
por Nínive. Le preguntó a Jonás: "¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran
ciudad?" (Jonás 4:11). La historia bíblica de Jonás termina en ese punto y nos deja reflexionar
a todos sobre la pregunta de Dios: "¿Y no tendré yo piedad?".
Dios se preocupa por los grupos de personas que a nosotros no nos gustan. Él se preocupa
por ellos tanto como se preocupa por nosotros y por nuestro grupo. ¡Puede ser más difícil para
nosotros digerir ese hecho que para el pez tragarse a Jonás! Después de todo, si a Dios le
importan las personas que odiamos, entonces si pertenecemos a Dios, debemos dejar de
odiar y comenzar a preocuparnos por ellos también. Y eso puede parecer demasiado como
para esperarlo. Sería más fácil simplemente aferrarnos a nuestra ira y prejuicio.
Pero no importa qué parte de la historia bíblica de Jonás queramos rechazar, cada palabra es
verdadera. La parte sobre el pez que se tragó a Jonás es verdadera, y también la es aquella
sobre el Dios que tuvo misericordia del pueblo que Jonás odiaba. Si nos resulta difícil aceptar
una parte particular de la historia, el problema está en nosotros, no en la Biblia. Para el Dios
que crea a los hombres y a los peces no era problema mantener a Jonás a salvo en el vientre
de un gran pez; el único problema es si nuestras mentes son demasiado pequeñas como para
captar el poder de Dios. Del mismo modo, para el Dios amoroso que creó a todas las
personas no es problema que se preocupe por otros grupos de personas tanto como él se
preocupa por nuestro grupo; el único problema es si nuestros corazones son demasiado
pequeños como para amar a las personas a quienes Dios ama. Cuando escuchamos la Biblia
y creemos lo que dice, Dios expande nuestras mentes para reconocer su poder y expande
nuestros corazones para abrazar su gran amor.
Jonás era un racista molesto. No sólo estaba molesto con los extranjeros que odiaba; estaba
molesto con Dios mismo por amar a esos extranjeros. Pero ya sea que a Jonás le haya
gustado o no, y que a nosotros nos guste o no, el Señor insiste en preocuparse por las
personas de todo tipo. Se preocupa igualmente por los Serbios, por los Albaneses y por los
Croatas. Él se preocupa igualmente por los Árabes y por los Judíos. Él se preocupa por igual
por los blancos y por los negros, por los hutu y por los tutsi. Dios no está del lado de una tribu
o raza o de un país por encima de otro. Con la ayuda de Dios, Jonás finalmente aceptó ese
hecho y lo anotó para que pudiéramos aprenderlo también. A Dios le importan los grupos
que no nos gustan, tanto como le importamos nosotros. Cuanto más lees la Biblia, más claro
se vuelve esto.
Extranjeros Incluidos
Moisés, el gran líder de Israel, se casó con una mujer de África. La hermana de Moisés,
Miriam, y su hermano Aarón, personas prominentes por derecho propio, estaban molestos
porque Moisés se casó con una extranjera y hablaron en contra de él (Números
12:1). Pero Dios se enojó con Aarón y con Miriam hasta que oraron por perdón.
En el libro de Jeremías, la Biblia habla de un hombre llamado Ebed-melec. La Biblia lo llama
etíope, lo que significa que era un africano de lo que hoy llamamos Etiopía. Este hombre
trabajó para el rey débil y corrupto que reinaba en Jerusalén. Ebed-melec era una de las
pocas personas honestas y piadosas del palacio. Cuando el profeta Jeremías fue arrojado a
un pozo fangoso y fue abandonado para morir de hambre, este africano valiente habló y
rescató al profeta de Dios (Jeremías 38:1-13). El Señor le prometió a este fiel extranjero: "Te
libraré ... porque tuviste confianza en mí " (Jeremías 39:18).
La historia de Ebed-melec me permitió conocer de primera mano cuánto odian los racistas a
las personas de ascendencia africana. Hace un tiempo, escribí en un folleto devocional
de Hoy para la Hora de Regreso a Dios sobre Ebed-melec, y alguien me envió una
desagradable carta anónima. El racista molesto que la escribió prometió no volver a leer
nunca nada de lo que yo escribo y me condenó por decir que el heroico Ebed-melec tenía
raíces africanas. Pero yo solo estaba diciendo lo que dice la Biblia.
Mucho antes de que Jesús viniera a la tierra, el Antiguo Testamento profetizó acerca de él y
anunció que el Salvador venidero salvaría a personas de todas las razas y naciones. Dios le
dijo a Abraham que a través de su descendencia (Cristo) todas las naciones de la tierra serían
bendecidas (Génesis 18:18). A través del profeta Isaías, Dios declaró que no sería suficiente
que el Mesías bendijera solo al pueblo de Israel. "También te di por luz de las naciones",
prometió Dios, "para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra" (Isaías 49:6). Por lo
tanto, Dios prosiguió: "Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará
totalmente Jehová de su pueblo... porque mi casa será llamada casa de oración para todos los
pueblos" (Isaías 56:3, 7). Dios claramente da la bienvenida e incluye a las personas de todas
las razas y naciones.
Con la venida de Jesús, la inclusión de Dios se hizo más clara que nunca. Al mismo tiempo,
los racistas molestos se volvieron más feroces que nunca. Muchos de los compatriotas de
Jesús pensaban que Dios solo se preocupaba por ellos, y les enfureció que les dijeran lo
contrario. Un sábado Jesús fue a su ciudad natal de Nazaret. Cuando leyó las Escrituras y
comenzó a predicar, la gente se sorprendió y les gustó lo que estaban escuchando. Pero
luego Jesús tocó un punto sensible. Dijo que un profeta generalmente es honrado más
estando lejos de su hogar que por su propia gente. También señaló que en los tiempos del
Antiguo Testamento, los profetas de Dios a veces hacían milagros para los extranjeros que
no hacían por sus propios compatriotas.
En el tiempo del profeta Elías, hubo una hambruna, pero aunque había muchas viudas en
Israel, dijo Jesús, Dios no envió a Elías para ayudarlas. En cambio, envió a Elías con una
viuda en la región de Sidón y suplió a ese extranjero con un suministro milagroso de
alimentos. Asimismo, en la época del sucesor de Elías, Eliseo, muchas personas de Israel
sufrían de lepra, y sin embargo, dijo Jesús, el único leproso al que Eliseo sanó
milagrosamente fue un extranjero, Naamán el Sirio.
Jesús estaba dirigiéndose a la conclusión de que la raza y la nación no cuentan mucho ante
los ojos de Dios. Puedes nacer en el lugar "equivocado" y parecer la última persona por la que
Dios debería interesarse, y sin embargo, el Señor puede invitarte a recibir bendiciones
especiales. Por la misma razón, puedes ser del mismo grupo étnico que el mismo Jesús,
incluso puedes ser del mismo pueblo, y aún estar fuera de sintonía con él.
Eso no era lo que la gente de la ciudad natal de Jesús quería escuchar. Unos minutos antes,
estaban encantados con su talentoso chico de la ciudad natal, pero cuando él mencionó la
bondad de Dios hacia los extranjeros, ellos se pusieron furiosos. Dejaron de escuchar su
predicación, se levantaron de un salto y formaron una banda de linchamiento. Condujeron a
Jesús fuera de la ciudad y quisieron arrojarlo por un precipicio. Pero Jesús de alguna manera
caminó directamente a través de la multitud de rabiosos racistas y escapó (ver Lucas 4:16-
30). Ese incidente es una prueba de que los racistas molestos no solo odian a los
extranjeros; ellos odian al Señor mismo por elegir ser amable con los extranjeros.
Más tarde, después de la muerte y resurrección de Jesús y de su regreso al cielo, los
apóstoles que difundieron su mensaje también se encontraron con la resistencia de racistas
molestos. El apóstol Pablo era Judío, al igual que Jesús. Pablo trabajó duro para llamar a las
personas no judías a confiar en Jesús como su Salvador. Muchos de ellos creyeron en el
evangelio y se regocijaron. Otros, sin embargo, eran extremadamente antijudíos. Ellos no le
creerían a un predicador Judío que les informara acerca de un Salvador Judío. En una ciudad,
algunos de los enemigos de Pablo provocaron una ira antijudía y dijeron: "Estos hombres,
siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni
hacer" (Hechos 16:21). Los funcionarios de la ciudad se unieron al ataque, golpeando
brutalmente a Pablo y arrojándolo a prisión.
Pablo fue atacado por gente no Judía que despreciaba su Judaísmo, y Pablo también se
encontró con la oposición de ciertos judíos que lo odiaban por llevarles el evangelio a los no
Judíos y por hacer amistad con ellos. En una ocasión, Pablo estaba hablando con algunos
hermanos Judíos de Jerusalén. Pablo explicó que una vez había sido un asesino de Cristianos
y cómo Jesús se le había aparecido y había transformado su vida. Mientras hablaba, la
multitud escuchaba en silencio. Pero cuando Pablo pasó a explicar cómo fue que Jesús le dijo
que fuera muy lejos y que trajera a los gentiles a la iglesia, la multitud estalló en
cólera. Arrojaron polvo al aire y gritaron: "Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene
que viva" (Hechos 22:21-23)
El racismo es un pecado de igualdad de oportunidades. Puede parecer extraño decirlo de esa
manera, pero las personas de todas las razas tienen una tendencia pecaminosa a poner a su
propio grupo por encima de otros grupos. La Biblia muestra un caso tras otro de esta
tendencia desagradable, y las Escrituras también muestran que esto está totalmente en
desacuerdo con la propia actitud de Dios.
Lamentablemente, incluso las personas que dicen creer en la Biblia a veces pueden ignorar lo
que ésta dice. En varios momentos de la historia, e incluso en la actualidad, algunos
miembros de las iglesias Cristianas han sido terriblemente racistas. Han hecho oídos sordos
a la insistencia de la Biblia acerca de que "Dios no hace acepción de personas, sino que en
toda nación se agrada del que le teme y hace justicia" (Hechos 10:34-35). Cuando su
racismo es desafiado, ellos, al igual que Jonás, pueden encontrarse "enojados hasta la
muerte" o, como las personas de la ciudad natal de Jesús, pueden estar lo suficientemente
enojados como para matar. Pero no importa cuán enojados se vuelvan los racistas, Dios no
cambia, y la Biblia no cambia. Sin embargo, si escuchamos a Dios hablar en la Biblia, nosotros
podemos cambiar.
Multitud Multirracial
¿Qué hay de ti? ¿Cuál es tu actitud hacia las personas que no son como tú? ¿Cómo te sientes
con respecto a las personas de otro país, cultura o color de piel? Si los odias, los
menosprecias o simplemente no te importa lo que les pase, entonces estás incluido en las
filas de aquellos que están enojados con Dios y que atacan a Jesús y a sus
mensajeros. Recuerda, no sólo estás en contra de otras personas. Estás luchando contra Dios
mismo. Y si te enfrentas al Todopoderoso, estás obligado a perder.
¿Por qué tratar de resistir a Dios? ¿Por qué no arrepentirte? Dios perdonará tu racismo y te
ayudará a cambiar si se lo pides. ¿Por qué no reconciliarte con Dios y con la familia
multirracial de Dios? Confía en el Padre que te creo a ti y a todas las demás personas a su
imagen. Cuanto más valoras su dignidad, más grande se vuelve tu propia dignidad. Cree en la
sangre de Jesús que puede lavar todos tus pecados y que también lava los pecados de las
personas de toda tribu y lengua. Mientras más atesores lo que su sangre hace por ellos, más
atesorarás lo que esa sangre hace por ti. Dale la bienvenida al Espíritu Santo para que more
en tu corazón, el mismo Espíritu Santo que vive en los corazones de los Cristianos de todo
trasfondo racial. Edifica tu vida en la verdad de la Biblia, el Libro que muestra a Dios en toda
su bondad y a los racistas molestos en todas sus necedades. Cree en este Libro, y
transformará tu mente y te hará parte de la paz sanadora de Cristo.
Te lo garantizo, es mucho más divertido que el espíritu agrio de un racista molesto. No
siempre soy tan sensible como debería hacia las diferencias culturales, y todavía tengo un
largo camino por recorrer para apreciar plenamente a las personas cuyos antecedentes y
personalidad pueden ser muy diferentes a los míos, pero puedo decir honestamente que he
sido enormemente enriquecido por amigos que son de diferentes culturas pero que comparten
la misma creencia en la Biblia y el mismo amor por Jesús. En mis días de estudiante, mis
compañeros de habitación incluían a un ciudadano coreano y a un Chinoamericano. Uno de
los mejores veranos de mi vida lo pasé con Cristianos judíos en Israel. En los Ministerios de la
Hora de Regreso a Dios, trabajé con un consejo y personal que incluía a hermanos y
hermanas en Cristo que eran nativos Americanos Navajos, Afroamericanos, Francófonos,
Chinos, Japoneses, Indonesios, Hispanos, Rusos, Árabes, Brasileños y más. Como profesor
en el Instituto de Líderes Cristiano, interactúo con Cristianos de diversas naciones del
mundo. Este mosaico multicolor es una visión del cielo.
Para disfrutar del cielo, debes disfrutar mezclándote con una multitud multirracial. Si quieres
un lugar que te incluya solo a ti y a los tuyos, puedes encontrar un lugar así en el infierno,
pero no hay un lugar como ese en el cielo. La Biblia describe el cielo como "una gran multitud,
la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban
delante del trono" (Apocalipsis 7:9). Como dice un himno del cielo:
Aquí de todas las naciones, de todas las lenguas, y de todos los pueblos,
Incontable la multitud, pero sus voces son una.
La vista es enorme y majestuoso su canto:
"¡Dios tiene la victoria: él reina desde el trono!".
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.

Superando el Tribalismo (Dr. Feddes)


Superando el Tribalismo por David Feddes
De todos los problemas que amenazan a la humanidad, el tribalismo es uno de los peores. El
tribalismo se preocupa solo de tu propia tribu y de nadie más. El tribalismo es el miedo a
cualquiera fuera de tu propia tribu o grupo, el odio hacia personas de diferente origen, el
desprecio por cualquiera que nos parezca extraño. El tribalismo es una reacción alérgica a
cualquier persona diferente. El tribalismo es ver a las personas de otra raza o grupo como
enemigos. El tribalismo puede ser mortal y es contagioso. Desplaza a grupos y a tribus e
infecta con odio a naciones enteras.
Los resultados son terribles Cuando eres tribalista, dejas de pensar con claridad: juzgas a las
personas por el color de su piel o por el nombre de su tribu o por su lugar de nacimiento, en
lugar de ver quiénes son en realidad. Te vuelves paranoico e irracional. Cada vez que algo
sale mal, culpas a las personas extrañas que no te gustan, y crees que están tramando algún
tipo de complot secreto. El tribalismo ensucia la mente y estrangula el alma.
El tribalismo tiene un efecto terrible sobre el enemigo, y más allá de eso, por supuesto, está el
daño para aquellos que son odiados. Basta con observar el siglo XX: la matanza Turca de los
Armenios a principios de siglo, la destrucción Nazi de seis millones de Judíos a mediados de
siglo, las masacres tribales en Ruanda y Bosnia a fines del siglo XX. Al comenzar el siglo XXI,
muchos miles en la región sudanesa de Darfur han sido asesinados debido a conflictos
étnicos y religiosos. Las tensiones tribales han traído peligro y muerte a Nigeria y a otras
naciones. Esos son solo algunos ejemplos de cómo el tribalismo puede ser homicida.
¿Cómo podemos superar el tribalismo? ¿Cómo podemos vencer el racismo, la sospecha y las
luchas étnicas? Esa es una de las preguntas más apremiantes en el mundo de hoy. En
Europa Occidental, hay hostilidad hacia los inmigrantes y hacia los trabajadores
extranjeros. En Europa del Este y en los Balcanes, los antiguos odios explotaron con una
crueldad renovada después del colapso del comunismo. Canadá tiene tensiones constantes
entre los francófonos, los angloparlantes y los pueblos aborígenes, diferencias que varios
políticos han intentado resolver y no han podido. Y en los Estados Unidos, la tensión racial
aún no es cosa del pasado. Entra en prácticas de contratación, préstamos bancarios, compras
de vivienda y aplicación de la ley. Las acusaciones vuelan de un lado a otro del racismo y del
racismo inverso. Incluso los campus universitarios, que se supone que son bastiones de
comprensión y tolerancia, son afectados por incidentes raciales. Entonces, el tribalismo es un
problema que no podemos permitirnos ignorar. Pero, ¿qué se puede hacer al respecto?
Intentando la Segregación y la Integración
La segregación no funciona. Ha habido quienes pensaban que la mejor forma de prevenir el
conflicto era separar a los diferentes grupos e impedir que las diferentes facciones se
mezclaran. Pero la segregación no previene el conflicto; lo promueve En los Estados Unidos,
"separado, pero igual" resultó no ser muy igual. En Sudáfrica, la segregación racial dibujó
líneas fronterizas que resultaron ser líneas de batalla. Con demasiada frecuencia, la
segregación define la justicia como "solo nosotros". No elimina el tribalismo; lo convierte en
una política oficial.
La segregación no funciona, ¿qué hay de la integración? Tal vez si los pueblos diferentes se
mezclan y conviven durante un tiempo, aprenderán a apreciarse entre sí. Bueno, los Serbios y
Bosnios se vieron obligados a vivir lado a lado durante más de cuarenta años bajo el régimen
comunista, pero el odio se mantuvo. La integración no es suficiente. Los hutus y los tutsis
vivían lado a lado en Ruanda, pero la desconfianza y el odio se hicieron más fuertes. La
integración no es suficiente. En Nigeria y en otros países Africanos, personas de muchas
tribus diferentes se reunieron bajo un gobierno nacional, y personas de diferentes tribus se
congregaron en grandes ciudades y se mezclaron allí, pero la mezcla a veces puede conducir
al conflicto. La integración no es suficiente. En los Estados Unidos, después de décadas de
legislación de derechos civiles, de transporte forzado y de una mayor integración, la hostilidad
racial sigue siendo un problema. La integración no es suficiente.
El hecho de que las personas vayan a las mismas escuelas, viajen en los mismos autobuses,
vivan en los mismos barrios, compren en los mismos centros comerciales o trabajen en las
mismas fábricas, no significa que se harán amigos. La integración política y social no es
suficiente. Es ingenuo suponer que mientras más personas se relacionen entre sí, más se
querrán unos a otros. Con la misma frecuencia, cuanto más están juntos, más se odian.
La integración no cura el tribalismo. Eso no es negar la importancia de los derechos civiles y la
igualdad de oportunidades. Pero esas cosas no son suficientes. Nos pueden llevar solo hasta
ahora. Reemplazar una política vieja con una política nueva aún no reemplazará el odio con
amor. El problema más profundo no es legal o social; es espiritual. Necesitamos más que
leyes nuevas; necesitamos corazones nuevos.
Rompiendo Barreras 
Necesitamos el evangelio de Jesús. El evangelio declara que Jesús salva a personas de cada
tribu, lengua, pueblo y nación y nos hace uno en él. Jesús rompe las barreras de la
hostilidad. Jesús nos reconcilia con Dios, y nos reconcilia el uno con el otro. Jesús une a
las personas que son completamente diferentes.
En el momento en que se escribieron los libros de la Biblia del Nuevo Testamento, el
tribalismo era un problema tanto como hoy. El Imperio Romano trajo muchas nacionalidades
diferentes bajo un sistema político. El imperio cubrió una vasta área multiétnica y puso en
contacto a muchas personas diferentes. Pero la integración política no trajo unidad o
entendimiento.
Hubo una división aguda entre Romanos y no Romanos. Los Romanos se gloriaban en su
condición de la única superpotencia del mundo. Roma les dio a sus ciudadanos derechos que
nadie más tenía. Tenían poco respeto por las personas cuyo territorio ocupaban, y los pueblos
ocupados los odiaban de inmediato.
Y luego estaban los Griegos. Ellos veían solo dos tipos de personas en el mundo: Griegos y
Bárbaros. Los Griegos tenían un legado de brillante filosofía, arte y cultura, y lo sabían. Los
Griegos tenían cultura; todos los demás eran bárbaros. Ante sus ojos, era así de simple.
Hubo muchas otras divisiones étnicas también, pero quizás la más seria, desde la perspectiva
de la Biblia, fue la división entre Judíos y no Judíos, también llamados Gentiles. Muchos
Gentiles eran antijudíos. El emperador Claudio expulsó una vez a todos los Judíos que vivían
en Roma. Los Gentiles eran antijudíos, y muchos Judíos despreciaban a los Gentiles y
comúnmente hablaban de ellos como "perros". Se rehusaban a comer con los Gentiles o a
quedarse en sus casas.
En medio de toda esta división y odio, el evangelio de Jesucristo estalló y explotó las
barreras. El apóstol Pedro era un judío que vivía bajo la ocupación Romana, pero Dios guio a
Pedro a presentarle el evangelio a Cornelio, un oficial del ejército Romano. Pedro bautizó a
este "perro" Gentil y a toda su familia en la iglesia, e incluso se quedó en la casa de Cornelio
unos días (Hechos 10). Anteriormente, el evangelista Judío Felipe llevó a un funcionario del
gobierno negro de Etiopía a convertirse en un compañero creyente en Cristo (Hechos 8:26-
40).
Y luego estaba Pablo, un Judío que se enorgullecía de su Judaísmo y que tenía poco
significado para los no Judíos. Después de que Pablo se hizo Cristiano, Jesús lo envió a
predicarles el evangelio a los Gentiles. Pablo trajo a Cristo a la empresaria griega Lidia. Pablo
predicó en una reunión de intelectuales Griegos. Pablo les predicó a los funcionarios del
gobierno Romano. Pablo plantó iglesias multiétnicas en toda Asia y Europa.
Una y otra vez, el evangelio reunió a la gente más improbable. Las barreras étnicas cayeron:
Judíos, Griegos, Romanos, Asiáticos y Africanos fueron bautizados en la misma fe. Las
barreras sociales cayeron: esclavos, mercaderes, funcionarios del gobierno
y pescadores adoraban juntos en las mismas iglesias. Como dijo el apóstol Pablo: "No hay
griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo
es el todo, y en todos" (Colosenses 3:11). Personas de diferentes orígenes seguían al mismo
Señor Jesús, y buscaban vivir según las palabras de Jesús: "En esto conocerán todos que
sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Juan 13:35)
¿Cómo puede el evangelio tomar a las personas que parecían no tener nada en común más
que miedo, odio y disgusto mutuo, y convertirlas en una sola? La Biblia nos lo dice en Efesios
2. El capítulo tiene dos secciones principales. La primera mitad de Efesios 2 muestra cómo
Jesús elimina la barrera entre Dios y nosotros, y la segunda mitad muestra cómo Jesús
elimina la barrera que separa a las personas de diferentes tribus o naciones. Observa el orden
aquí: Primero la reconciliación con Dios, luego la reconciliación entre las personas.
Reconciliados con Dios
Veamos primero nuestra relación con Dios. La Biblia muestra que cualesquiera que sean
nuestras diferencias raciales y tribales, todos tenemos el mismo problema básico, y todos
necesitamos la misma solución exacta. Pablo comienza Efesios 2 diciéndoles a sus lectores:
"Cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados". Pablo dice que eran
controlados por el poder de Satanás. Y lo aplica no solo a sus lectores, sino a sí
mismo. "Todos nosotros", dice Pablo, "vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne,
haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira."
Es una imagen sombría: muertos en el pecado, dominados por Satanás, esclavos del
egoísmo, objetos de la ira de Dios--¡todos nosotros!
            Pero [dice la Biblia] Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos
amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por
gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los
lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes
riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que
nadie se gloríe.
Es solo la gracia de Dios, su bondad inmerecida, lo que nos salva. Además de la muerte y de
la resurrección de Jesús, estamos perdidos, todos nosotros. Todos tenemos el mismo
problema básico, y todos necesitamos la misma salvación. Nadie está en condiciones de
despreciar a nadie más. El suelo está nivelado al pie de la cruz. Es la sangre de Jesús la
que nos hace rectos ante Dios, no nuestra ascendencia, nuestra tribu, nuestra cultura o
cualquier otra cosa sobre nosotros. En Cristo no hay negro ni blanco, ni Árabe ni Judío, ni
Asiático ni Latino, ni Yoruba ni Ibo, ni Hausa ni Tiv, ni inmigrante ni nativo, rico o pobre, sino
solo pecadores salvados por la gracia de Dios y hechos uno en Cristo Jesús.
"Por gracia has sido salvo, por la fe" - ¿eso es cierto sobre ti? Jesucristo es el único que
puede eliminar la barrera entre tú y Dios. Él murió y resucitó para hacer eso. Él es el único que
puede quitar tu pecado. Él es el único que puede darte las incomparables riquezas de la vida
eterna. Si aún no has puesto tu fe en Cristo, debes hacerlo. No importa quién seas, no importa
dónde naciste, no importa tu raza o nacionalidad, no eres diferente a los demás. Necesitas a
Jesús. Debes admitir que sin él, estás muerto en el pecado, estás bajo el poder de Satanás,
estás lleno de deseos egoístas y mereces la ira de Dios. Entonces necesitas creer que la
salvación es un regalo gratuito de la gracia de Dios en Jesucristo. Debes aceptar ese regalo
para ti personalmente, confiando en lo que hizo Cristo lo hizo por ti. En ese punto, te
conviertes en una nueva creación en Cristo. Comienzas a hacer las buenas obras que Dios ha
estado preparando por adelantado para que hagas (v. 10). ¿Has puesto tu fe en
Jesús? Según Efesios 2, esa es la única forma en que tú o yo podemos reconciliarnos con
Dios.
Reconciliados Unos con Otros
Una vez que Cristo nos reconcilia con Dios, él nos reconcilia el uno con el otro. Él reúne a
personas de orígenes muy diferentes y las hace uno en él. La segunda mitad de Efesios 2
muestra cómo Cristo rompe las barreras, en particular la barrera entre Judíos y Gentiles.
Hablamos antes sobre los Romanos, los Griegos, los Bárbaros, etc., y cómo se despreciaban
mutuamente. Estas divisiones se basaban en el orgullo, en el miedo y en la
intolerancia. Pero la barrera entre los Judíos y los Gentiles era diferente. Ciertamente, existía
un prejuicio innecesario, pero no era solo una cuestión de prejuicio humano. También era la
elección de Dios. El Señor había llamado a Abraham e Isaac y a Jacob y sus descendientes
como un pueblo especial para él. Fue Dios quien distinguió a los Hebreos, los Judíos, de
todos los demás mediante el ritual de la circuncisión y las leyes que le dio a Moisés. Fue Dios
quien envió a sus profetas solo a los Israelitas. Y así, en cierto sentido, los judíos estaban en
lo cierto cuando pensaban en ellos mismos como un pueblo apartado por Dios.
Pero de acuerdo con Efesios 2, todo eso ha cambiado. La barrera entre Judíos y Gentiles ha
sido demolida en Cristo. Verán, Dios no escogió a los judíos solo por su propio bien, sino para
que todas las naciones de la tierra sean bendecidas a través de ellos. Dios no dio la ley de
Moisés y las varias profecías solo para favorecer a los judíos, sino como el primer paso hacia
su propósito final, que estaba por venir, de bendecir a todas las naciones con la luz de su
gracia y su verdad.
La elección de Dios del pueblo judío alcanzó su cumplimiento en Jesús el Mesías. El signo de
la circuncisión ya no era importante. Los sacrificios y rituales de la ley de Moisés ya no eran
necesarios. Estas ceremonias y señales se cumplieron en el último sacrificio en la cruz. La
revelación de los caminos de Dios ya no se limitaba al pueblo Judío; Jesús les ordenó a sus
discípulos que predicaran el evangelio a todas las naciones.
Todo lo que anteriormente les había impedido a los gentiles ser parte del pueblo especial de
Dios fue aniquilado en la cruz, y las personas de todas las naciones que confiaban en Cristo
serían bienvenidas y se les daría el mismo estatus, ya sea Judío o Gentil, ya sea Griego o
Romano o Africano o Asiático o nativo Americano, o lo que sea. Ya no hacía ninguna
diferencia; lo único que importaba era Cristo. Efesios 2:14 dice: "Porque él es nuestra paz, que
de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación". El evangelio
anunciaba la paz con Dios para todos en los mismos términos: la fe en el Cristo crucificado y
resucitado. Y al colocar a todos en el mismo terreno delante de Dios, los colocaba en el mismo
terreno el uno con el otro.
No Más Extranjeros
Al final de Efesios 2, en los versículos 19-22, Dios nos muestra los privilegios que podemos
obtener a través de la fe en Cristo y la unidad que tenemos con los hermanos Cristianos de
todo idioma, raza y nación. Ya no somos extraños o extranjeros el uno para el otro. Dios nos
muestra esto en imágenes de tres palabras: somos ciudadanos de su reino, somos miembros
de su familia, y estamos construyendo bloques en su templo. Esto es lo que dice la Biblia:
            Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y
miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas,
siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien
coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también
sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
¡Piénsalo! En Cristo no hay extranjeros, solo conciudadanos del reino de Dios. En Cristo no
hay extraños, solo hermanos y hermanas de la familia de Dios. En Cristo, nuestras diferencias
étnicas no son barreras feas; son la variedad hermosa de materiales que Dios usa para
construir un espléndido templo para sí mismo.
Somos compañeros ciudadanos con todo el pueblo de Dios No somos forasteros; no somos
extranjeros indocumentados; no tenemos una visa temporal; somos ciudadanos. Nosotros
pertenecemos. Cristo es nuestro gobernante y la Biblia es nuestra constitución. No
hay ciudadanos de segunda clase. Si has sido Cristiano durante dos meses, eres tan
ciudadano como el que ha sido Cristiano durante sesenta años. Si eres de una nacionalidad
diferente a la mayoría de las personas de tu iglesia, aún eres tan ciudadano al igual que ellos.
En el reino de Dios, nadie tiene más o menos derechos que cualquier otra persona. Todos
nosotros tenemos derecho a la libertad que Cristo compró para nosotros. Todos nosotros
tenemos el derecho de apelar directamente a nuestro Señor en oración. Todos nosotros
tenemos el derecho de ser afirmados como ciudadanos plenos del Reino. La Biblia dice: "Dios
no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace
justicia" (Hechos 10: 34-35). El racismo y el tribalismo no tienen cabida en la iglesia de
Cristo. Somos conciudadanos.
Y eso no es todo. No solo somos ciudadanos del mismo reino, sino que somos miembros de la
misma familia; somos hermanos y hermanas en la casa de Dios. La iglesia de Cristo es un
lugar donde el mismo gobernante nos otorga los mismos derechos, pero también es un lugar
donde el mismo Padre nos abraza con el mismo amor. Él ha adoptado en su familia a
personas de toda tribu, lengua, pueblo y nación.
Si eres padre o madre con niños pequeños, tal vez ellos te preguntaron: "¿A quién amas más,
a mí o a mi hermana?" ¿Qué dices? "Los amo a todos de la misma manera". Todos los niños
son diferentes, esta variedad es el condimento de la vida familiar, pero todos son especiales
para ti. Uno no es amado más o menos que el siguiente. Así es en la familia de Dios. A
veces, nos gustaría pensar que Dios tiene favoritos, y que nosotros lo somos. "¿A quién amas
más, Señor, a mí o a mi hermana? ¿A mí o a mi hermano? ¿A mi nación o a una nación
diferente? ¿A mi tribu o a esa otra tribu?" Pero en la casa de Dios, todos son amados con un
amor eterno. El Señor nos ama a cada uno de nosotros lo suficiente como para morir por
nosotros. Él nos ama a cada uno de nosotros lo suficiente como para compartir la fortuna
familiar con nosotros. Él les da a todos sus hijos vida eterna y riquezas incomparables.
Lo que es más, el Señor incluso nos da el derecho de reinar con él. En la casa de
Dios, eres la hija de un Rey, y eso te convierte en una princesa. Eres el hijo de un Rey, y eso
te convierte en un príncipe. La Biblia dice que juzgaremos el mundo; e incluso juzgaremos a
los ángeles (1 Corintios 6:2-3). Reinaremos con Cristo por los siglos de los siglos (Apocalipsis
22:5).
Eso es parte de pertenecer a la familia de Dios, y eso significa que debemos afirmarnos,
respetarnos y amarnos unos a otros. Necesito tratar a cada Cristiano que conozco como
hermano o hermana, como un príncipe o una princesa. No puedo pretender que Dios ama a
uno más que a otro. Somos hermanos y hermanas en Cristo, amados por el mismo Padre,
destinados a la misma gran herencia, miembros de la misma casa.
Y finalmente, de acuerdo con Efesios 2, todos somos parte del mismo magnífico proyecto de
construcción. Dios usa muchos materiales de construcción diferentes, con muchas formas,
tamaños y colores, para edificar un templo para sí mismo. Toma las diferencias culturales que
una vez causaron separación y las convierte en motivo de celebración. Él convierte las
barreras en bloques de construcción.
Entonces, en lugar de intentar obligar a todas las culturas a ser como la nuestra, podemos
celebrar la espléndida variedad de personas que Dios edifica en su templo. Nos regocijamos
en la unidad, no en la uniformidad. No todos somos iguales; somos diferentes. Pero tenemos
el mismo fundamento, el mensaje del evangelio de los profetas y apóstoles registrado en la
Biblia, y todos estamos unidos por la misma piedra angular, nuestro Señor Jesucristo. Con
toda nuestra variedad, somos "juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu".
Ciudadanos del mismo reino, miembros de la misma familia, partes del mismo templo--Cristo
trae unidad en nuestra diversidad. ¡Confía en Jesús! Él es la cura para el tribalismo que
enferma nuestras almas y que divide nuestro mundo. Jesús es vida y alegría para todos
los excluidos y despreciados. Jesús ha derribado las barreras entre Dios y nosotros. Jesús ha
derribado las barreras entre diferentes grupos de personas. ¡Vive en su amor!
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
Guía de Estudio: La Época Revolucionaria
LA ÉPOCA REVOLUCIONARIA
I.             La Biblia como base absoluta de la ley
A.             El mural de Paul Robert de Lausana.
B.             Lex Rex (Ley es Rey) de Rutherford): Libertad sin caos; gobierno por la ley en lugar
de un gobierno arbitrario por los hombres.
C.             Impacto de los principios políticos bíblicos en América.
1.             Influencia de Rutherford en la Constitución de los Estados Unidos: directamente a
través de Witherspoon; indirectamente a través de la versión secularizada de la política bíblica
de Locke.
2.             Las ideas inconsistentes de Locke cuando se separó del Cristianismo.
3.             Uno puede ser personalmente no-Cristiano, y aun así, beneficiarse de los
fundamentos Cristianos: por ejemplo, Jefferson y otros fundadores.
 
II.  La Reforma y los Sistemas de Frenos y Balances
A.             Opiniones Humanistas y de la Reforma contrapuestas sobre la política.
B.             El pecado es el motivo del sistema de frenos y balances en el punto de vista
reformado: posición examinada de Calvino en Ginebra.
C.             El Sistema de Frenos y Balances en las tierras protestantes impidió una resolución
de tensiones sangrienta.
D.             En otros lugares, sin este principio arraigado bíblicamente, las tensiones tenían que
resolverse de manera violenta.
 
III.             El contraste entre la Experiencia Política Inglesa y Francesa.
A.             La admiración de Voltaire de las condiciones Inglesas.
B.             La naturaleza pacífica de la incruenta Revolución de 1688 en Inglaterra relacionada
a la base de la Reforma.
C.             Intento de lograr un cambio político en Francia sobre líneas Inglesas, pero sobre la
de base de la ilustración, produjo un baño de sangre y una dictadura.
1.             Cambio constructivo imposible sobre una base humana finita.
2.             La Declaración de los Derechos del Hombre, la prisa por ir a los extremos, y la
Diosa de la razón.
3.             La anarquía o la represión: masacres, Robespierre, el Terror.
4.             La idea de la perfectibilidad del Hombre se mantuvo incluso durante el Terror.
 
IV. La experiencia Angloamericana contra la Franco Rusa
A.             La experiencia de la reforma sobre la libertad sin caos contrasta con aquella de la
Rusia Marxista-Leninista.
B.             Lógica del Marxismo-Leninismo.
1.             El Marxismo no es una fuente de libertad.
2.             La revolución asumida de 1917, no iniciada, por Bolcheviques.
3.             Lógica del comunismo: totalitarismo de la élite, supresión de libertades, coacción de
aliados.
 
V. La Reforma del Cristianismo y del Humanismo: Frutos Comparados
A.             La Reforma brindó absolutos para contrarrestar las injusticias; donde los
Cristianos fallaban, eran falsos a sus principios.
B.             El humanismo no tiene una forma absoluta de determinar los valores de forma
coherente.
C.             Diferencias prácticas, no sólo teóricas: los absolutos Cristianos brindan un gobierno
limitado; la negación de los absolutos brinda una regla arbitraria.
 
VI. Debilidades que se Desarrollaron Más Tarde en los Países de la Reforma
A.             Esclavitud y prejuicios raciales.
1.             No estar a la altura de creencia bíblica produce crueldad.
2.             Explotación hipócrita de otras razas.
3.             Fracaso de la iglesia de hablar lo suficiente contra esta hipocresía.
B.             Uso de la acumulación de la riqueza sin compasión.
1.             El Industrialismo no es malo en sí mismo, sino sólo a través de la codicia y de la
falta de compasión.
2.             La explotación laboral y la brecha en los niveles de vida.
3.             El fracaso de la iglesia para testificar lo suficiente en contra de los abusos.
C. La cara positiva de la Reforma del Cristianismo hacia el mal social.
1.             El Cristianismo no es la única influencia en el consenso.
a)            El silencio de la Iglesia traicionado; no reflejaba lo que decía que creía.
b)            Las influencias no Cristianas también eran importantes en ese momento; y muchos
de los así llamados Cristianos solamente eran Cristianos "sociales".
2.             Las contribuciones de los Cristianos a la reforma social.
a)            Esfuerzos variados en el comercio de esclavos, en las cárceles, en las fábricas.
(1)            Wesley, Newton, Clarkson, Wilberforce, y la abolición de la esclavitud.
(2)            Howard, Elizabeth Fry, y las reformas penitenciarias.
(3)            Lord Shaftesbury y la reforma en las fábricas.
b)            El impacto de Whitefield-Wesley renace en la sociedad.
 
VII. La Reforma no Trajo Perfección
Pero gradualmente sobre la base de la enseñanza bíblica hubo una mejora única.
A.             Con la Biblia, el ciudadano común podía decir que la mayoría estaban equivocados.
B.             Tremenda libertad sin caos porque la Biblia nos da una base para la ley.
 
Preguntas
1.            ¿Cuál ha sido el papel de los principios bíblicos en la historia jurídica y política de los
países estudiados?
2.             ¿Es cierto que las tierras influenciadas por la Reformación escaparon de la violencia
política debido a que los conceptos bíblicos fueron tomados en consideración?
3.             ¿Cuáles son las principales distinciones, en términos de ideología y de resultados,
entre las Revoluciones Inglesa y Norteamericana, por un lado, y la Francesa y la Rusa por
otro lado?
4.            ¿Cuáles eran las debilidades que se desarrollaron en una fecha posterior en los
países que tienen una historia de Reforma?
5.             El Dr. Schaeffer cree que lo básico para la acción es una idea, y que la historia de
Occidente en los últimos dos o tres siglos ha estado marcada por un humanismo presionado
hacia sus conclusiones trágicas y por un Cristianismo insuficientemente aplicado a la totalidad
de la vida. ¿Cómo deberían los Cristianos abordar la participación en asuntos sociales y
políticos?
 
Eventos y Personas Clave
Calvino: 1509-1564
Samuel Rutherford: 1600-1661
Lex Rex de Rutherford: 1644
Juan Locke: 1631-1704
Juan Wesley: 1703-1791
Voltaire: 1694-1778
Las Cartas sobre la Nación Inglesa: 1733
George Whitefield: 1714-1770
Juan Witherspoon: 1723-1794
Juan Newton: 1725-1807
Juan Howard: 1726-1790
Jefferson: 1743-1826
Robespierre: 1758-1794
Wilberforce: 1759-1833
Clarkson: 1760-1846
Napoleón: 1769-1821
Elizabeth Fry: 1780-1845
Declaración de los Derechos del Hombre: 1789
Asamblea Nacional Constituyente: 1789-1791
Segunda Revolución Francesa y Calendario Revolucionario: 1792 El Reinado del Terror:
1792-1794
Lord Shaftesbury: 1801-1855 Termina el comercio de esclavos ingleses: 1807
La abolición de la esclavitud en Gran Bretaña y en el imperio: 1833 Carlos Marx: 1818-1883
Lenin: 1870-1924
Trotsky: 1879-1940
Stalin: 1879-1953
Las Revoluciones Rusas de Febrero y de Octubre de 1917: El Muro de Berlín: 1961
La Represión Checoslovaca: 1968
 
Estudio Adicional
Charles Breunig, La Edad de la Revolución y de la Reacción: 1789-1850 (1970).
R.N. Carew Hunt, La Teoría y la Práctica del Comunismo (1963).
Charles Dickens, Una Historia de Dos Ciudades (1957).
Peter Gay, ed., El Deísmo: Una Antología (1968).
John McManners, La Revolución Francesa y la Iglesia (1970).
Carlos Marx y Friedrich Engels, Manifiesto del Partido Comunista (1957).
Louis L. Snyder, ed., La Edad de la Razón (1955).
David B. Davis, El Problema de la Esclavitud en la Cultura Occidental (1975).
J. Kuczynski, El Ascenso de la Clase Obrera (1971).
Edmund S. Morgan, El Dilema Puritano (1958).
John Newton, Fuera de las Profundidades. Una Autobiografía.
John Wesley, Gaceta (1 vol. Compendio).
C. Woodham-Smith, La Gran Hambruna, Irlanda, 1845-1849 (1964).

La Perspectiva Situacional: En Busca de la Meta (Articulo)


INTRODUCCIÓN
Un jugador de fútbol de mi iglesia, recientemente escribió un artículo, que fue publicado en el
periódico local. En el artículo, él describió el fútbol, como largos períodos de juego continuo,
con muy pocos goles. Incluso dijo que a menudo, un partido de fútbol ideal, termina uno a
cero.
Bien, en cierto sentido, la vida ética cristiana, es parecida a un partido de fútbol ideal. En el
análisis final, estamos en busca de un gol final único, en otras palabras: El triunfo de reino de
Dios. Pero éste no es un gol al cual podemos llegar instantáneamente. De hecho el pueblo de
Dios a estado esforzándose por esta meta, por miles de años, y todavía espera llegar a su
cumplimento. En todo caso, todos nuestros pensamientos, palabras, y acciones deben
contribuir hacia la meta de dar gloria a Dios, a través del triunfo de su reino.
Esta es la sexta lección en nuestra serie titulada: "Cómo Tomar Decisiones Bíblicas" y la
hemos titulado: "La perspectiva situacional: En busca de la meta." La perspectiva situacional
también es llamada en esta serie la perspectiva circunstancial, pero en esta lección nos
referiremos a ella como la perspectiva situacional. En esta lección, el enfoque será la inmensa
meta que Dios nos ha dado, el éxito y el triunfo de su reino, que se expande desde los cielos,
cubriendo la tierra en su totalidad.
A través de estas lecciones, hemos enfatizado que el juicio ético implica la aplicación de la
Palabra de Dios a una situación por una persona. Este resumen recalca el hecho de que hay
que considerar tres aspectos esenciales, en cualquier pregunta ética, principalmente la
Palabra de Dios, la situación, y la persona tomando la decisión.
Estas tres consideraciones de juicios éticos corresponden a tres perspectivas, que debemos
considerar en materias éticas: La perspectiva normativa, que se enfoca en las normas
reveladas por Dios; La perspectiva situacional, que se concentra en la importancia, en
situaciones y circunstancias; y la perspectiva existencial, que pone atención en los seres
humanos.
En la lección anterior, introdujimos la perspectiva situacional en la ética cristiana, enfatizando
cuán importante es entender los hechos de la situación, y también hemos visto que dos clases
de hechos juegan una parte importante en la ética: Las metas a las que deseamos llegar, y los
medios que usamos para lograr estas metas. En esta lección, ponemos nuestra atención sólo
en una de estas consideraciones situacionales: Las metas de la ética cristiana.
Específicamente nos enfocaremos en el reino de Dios, como la mayor o final meta de la ética
cristiana.
Nuestra lección será dividida en tres secciones principales. Primero exploraremos las
circunstancias del reino de Dios, contestando preguntas tales como: ¿Qué es el reino? y
¿Cómo se manifiesta en la historia? Segundo consideraremos la vida en el reino, con el
enfoque en nuestras experiencias en el reino de Dios, y evaluándolas en términos de las
metas generales que Dios nos ha dado. Y tercero describiremos el programa para el reino,
mirando algunas de las metas más específicas e inmediatas, que Dios ha ordenado, como el
medio para llegar a la meta mayor del reino. Por lo tanto comencemos fijando nuestra
atención, a las circunstancias del reino de Dios.

CIRCUNSTANCIAS DEL REINO


Discutiremos tres aspectos de las circunstancias del reino. Primero explicaremos la
importancia del reino de Dios, y mostraremos porqué es correcto decir, que el reino de Dios es
la meta final de la ética cristiana. Segundo identificaremos los componentes del reino, las
partes constituyentes del reino de Dios. Y tercero exploraremos el desarrollo del reino, las
maneras en las cuales ha progresado a través de la historia. Pongamos primero nuestra
atención a la importancia del reino de Dios.

Importancia del Reino


Como hemos mencionado en lecciones anteriores, los juicios éticos siempre tienen en mente
la meta apropiada. Como hemos dicho repetidamente, la meta máxima en la ética es la gloria
de Dios. Pero también debemos reconocer que la gloria de Dios se manifiesta en su reinado y
en su reino.
Desde Génesis a Apocalipsis, las Escrituras revelan que Dios es el Rey sobre toda la
creación. Y nos enseña que la meta máxima de la historia, es desplegar el reino de Dios a
través del Reinado de Cristo. En este sentido, podemos considerar el reino de Dios como la
historia que cubre la totalidad de la Biblia.
Las escrituras nos enseñan que Dios se glorifica mayormente mediante el establecimiento y
éxito de su reino en Cristo. En otras palabras, él será honrado grandemente, cuando sea
reconocido por todas las criaturas, como el creador supremo, el rey sobre todo. Pablo tiene en
mente el fin de la historia, en 1 de Timoteo capítulo 1 versículo 17, donde nos ofrece esta
doxología:
Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por
los siglos de los siglos. Amén. (1 Timoteo 1:17)
Por lo tanto, cuando hablamos acerca de la gloria de Dios, como la meta máxima de la ética,
estamos también expresando que el reino de Dios, es la máxima meta de la ética.
Ahora bien, las Escrituras tienen muchas cosas que decir acerca del reino de Dios como la
meta de la ética cristiana. Pero para introducir el tema, nos enfocaremos en algunas de las
maneras que Jesús habló acerca del reino de Dios, en el Sermón Del Monte, que se
encuentra en Mateo capítulo 5 al 7.
Consideraremos tres ocasiones específicas, cuando habló del reino de Dios, como la meta de
la ética, durante el Sermón Del Monte. Primero consideremos la discusión, acerca del reino De
Dios en las Bienaventuranzas, al comienzo del sermón. Segundo consideraremos el
Padrenuestro. Y tercero nos enfocaremos en la enseñanza de Jesús, acerca de las
necesidades de este mundo. En cada sección, Jesús indicó que el reino de Dios debe ser la
prioridad más importante en nuestras vidas. Comencemos con las Bienaventuranzas, que se
encuentran en Mateo capítulo 5 versículos 3 al 12.
Bienaventuranzas
Una bienaventuranza es una declaración de bendición. Por lo tanto, las declaraciones de
Jesús en Mateo capítulo 5 versículos 3 al 12, son llamadas "Las Bienaventuranzas", porque
cada una comienza con la frase "Bienaventurados". Estas bienaventuranzas enumeran
muchas cosas que Dios bendice.
Las enseñanzas de Jesús acerca de bendiciones son importantes en nuestro estudio de ética
porque, como recuerdan, hemos definido la ética cristiana como:
Teología, viéndola como un medio para determinar qué personas humanas, hechos y
actitudes reciben la bendición de Dios, y cuáles no.
De acuerdo con esta definición, cualquier cosa que Dios bendice es moralmente buena y
recta. Así que con las Bienaventuranzas, Jesús comenzó su sermón, estimulando a la gente a
vivir éticamente. Y significativamente, él describió las bendiciones, y la ética en términos del
reino de Dios. Considere algunos de los ejemplos obvios de esto:

 En Mateo capítulo 5 versículo 3 la bendición era de ellos es el reino de los cielos y la


misma bendición es repetida, en el versículo 10. Sin embargo Mateo, usa la frase "reino
de los cielos" en este lugar. Y muchos eruditos han notado que este término es único en
el evangelio de Mateo, y su significado es igual al "reino de Dios".
 En el versículo 5, la bendición fue ellos recibirán la tierra por heredad. Esta también
fue una bendición del reino, pues se refiere a la nueva tierra que Dios va a crear, cuando
su reino llegue en toda su plenitud. Y en el versículo 9, la bendición fue ellos serán
llamados hijos de Dios.
 Incluso esta declaración de bendición se refiere al reinado y al reino de Dios. En los
tiempos de la Biblia, los reyes humanos eran comúnmente llamados "Padres", por sus
súbditos. Y lo mismo es cierto en las Escrituras; Dios es llamado a menudo nuestro
Padre, ya que él es nuestro Padre Real. Por lo tanto, en este versículo, Jesús enseñó
que Dios será el Padre Real, el Rey Amante de sus hijos benditos.
De una manera u otra, cada una de estas bendiciones que Jesús mencionó, expresan relación
con el concepto del reino de Dios. Y Jesús específicamente manifiesta las bendiciones del
reino de Dios, como la recompensa o meta que debe motivar a su audiencia, a vivir
éticamente. Él presentó el reino de Dios como el enfoque esencial de la ética cristiana.
Padrenuestro
Además de las Bienaventuranzas, el Padrenuestro, que está en Mateo capítulo 6 versículos 9
al 13, también se enfoca en el reino de Dios como la meta de la ética. Considere el comienzo
del Padrenuestro, en Mateo capítulo 6 versículos 9 y 10:
Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu
voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. (Mateo 6:9-10)
Cada una de estas cuatro declaraciones tiene el enfoque en el reino de Dios. En la oración
Padre nuestro que estás en los cielos, Dios es reconocido como nuestro Padre. Nótese que él
es descrito específicamente como nuestro Padre en los cielos. La imagen del cielo a través de
la Biblia es la misma: Es el salón del trono de Dios. Por lo tanto, cuando Jesús les dijo a sus
discípulos que oraran "Padre Nuestro que estás en el Cielo", él tenía en mente que oraran a
Dios como a su Padre real, el Rey divino que está sentado en el trono en el cielo, el gran
Padre de su imperio.
En la primera petición, santificado sea tu nombre, Jesús instruyó a sus discípulos a
reverenciar el nombre de Dios. Las Escrituras comúnmente relacionan el nombre de Dios con
su persona y su autoridad. En el contexto del Padrenuestro esta es una petición para que toda
criatura se postre ante Dios, ya que él es la máxima autoridad.
En la segunda petición, venga tu reino, Jesús exhortó a sus discípulos que oraran para que se
cumpliera el reino de Dios aquí en la tierra. Esto estaba en armonía con la enseñanza, que
Dios está extendiendo su reino celestial, por toda la Tierra.
En la tercera petición, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra, Jesús
indicó que toda criatura del cielo obedece la voluntad de Dios. Pero Jesús nos instruyó que
oráramos para que toda criatura en la tierra obedeciera al Rey divino de la misma manera.
Por lo tanto, nuevamente vemos que Jesús está exponiendo el reino de Dios, como la
prioridad máxima de la ética cristiana.
Después de haber visto las Bienaventuranzas, y el Padrenuestro, estamos listos para volver a
lo que Jesús dice acerca de las necesidades terrenales. Este pasaje aparece en Mateo
capítulo 6 versículos 25 al 34.
Necesidades Terrenales
Todos tenemos necesidades terrenales, como alimentación y vestido. Pero Jesús enseñó que
no debemos tener ansiedad sobre estas cosas. En cambio, debemos enfocar nuestra atención
en el reino De Dios. Escuchen las palabras de Jesús en Mateo capítulo 6 versículos 31 al 34
No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?…
vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo
6:31 – 34)
No hay nada malo en poner la atención apropiada a las necesidades de esta tierra, como
alimento, y vestido. Jesús aquí estipula muy claramente, que buscar el reino de Dios no es
una de las tantas metas que tenemos como seguidores de Cristo. Entre todas las metas que
tenemos en la vida, nuestra primera preocupación debe ser la gloria de Dios, a través del éxito
de su reino.
Vemos pues, que en varias ocasiones en el Sermón del Monte, Jesús es bien claro en decir
que la máxima meta en la vida cristiana, el gran final hacia el cual todos debemos esforzarnos,
es la gloria de Dios a través del triunfo de su reino.
Ya que hemos visto la importancia del reino de Dios como la meta de la ética cristiana,
debemos examinar las partes del reino con el propósito de encontrar en forma precisa cuáles
son sus elementos esenciales.

Componentes del Reino


Existen muchas maneras de describir el reino de Dios, pero en esta parte trataremos con tres
de las más importantes en el reino. Primero veremos la función del Rey. Segundo pondremos
nuestra atención en el pueblo o los ciudadanos del reino. Y tercero consideraremos los pactos
que gobiernan la relación con el Rey y su pueblo. Comencemos con la función del Rey en su
reino.
Rey
A menudo la gente de actualidad tiene dificultad en entender qué significa decir que Dios es
gobernador de su reino, porque muchos de nosotros no hemos vivido bajo la autoridad de un
rey humano. Pero en el mundo de la Biblia, la gente estaba bien familiarizada con reyes, y
reinos. En esos días, se esperaba de los reyes que cumplieran sus responsabilidades hacia
los ciudadanos de sus países. Era su responsabilidad proteger y proveer para ellos, y lidiar
con ellos en forma amable. Los reyes también tenían la autoridad legal, para cobrar
impuestos, de formar ejércitos, y de regular muchos aspectos de la vida. Los reyes de buena
voluntad, reinaban con buena sabiduría, en beneficio de su pueblo; con esfuerzo los protegían
de las fuerzas extranjeras, de los problemas domésticos, y de la naturaleza.
En la Biblia, Dios se presenta frecuentemente como soberano, o emperador supremo sobre
toda la creación. Y todos los reyes de la tierra son sus vasallos, o reyes sirvientes, viviendo en
la tierra, pero dando tributo a su superior en los cielos. Por ejemplo en el Salmo 103 versículo
19, leemos:
Jehová estableció en los cielos su trono, Y su reino domina sobre todos. (Salmo 103:19)
Y en el Salmo 47 versículo 10 leemos la siguiente declaración:
Pues de Dios son los imperios de la tierra. ¡Él es grandemente enaltecido! (Salmo 47:10 [NVI])
La supremacía de Dios como reinante sobre todo, es un tema de la mayor importancia a
través de toda la Biblia.
Aunque el Dios creador ya es rey sobre todas las naciones, las Escrituras también enseñan
que él era rey en una forma especial sobre Israel en el Antiguo Testamento y en la Iglesia en
el Nuevo Testamento. En efecto cuando Dios estableció el trono de David sobre Israel, el
trono de David representó la autoridad y el poder de Dios mismo.
Escuchen como en 1 de Crónicas capítulo 29 versículo 23, nos habla del Rey humano de
Israel:
Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre. (1 Crónicas
29:23)
Nótese que tanto David como Salomón se sentaron en el trono del Señor en Jerusalén. El
trono aún pertenecía a Dios, por lo tanto los reyes humanos de Israel se sentaron en el
solamente como sus vasallos.
Y en Mateo capítulo 5 versículos 34 al 35, Jesús confirmó que éste era aún el caso en sus
días. Escuchen las instrucciones que él dio con respecto a los juramentos:
No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque
es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. (Mateo 5:34 –
35)
Dios gobernó sobre Israel desde su trono en el cielo, y Jerusalén era aún la capital terrenal de
su reino.
Ahora que hemos visto que Dios es el rey sobre toda la creación, y rey en forma especial
sobre Israel y la Iglesia, debemos volver nuestra atención hacia el pueblo o ciudadanos que
viven en el reino de Dios.
Pueblo
Ya que Dios es el emperador sobre toda la creación, en un sentido su reino siempre ha estado
sobre toda persona viviente. Pero cuando la Biblia habla del pueblo del reino de Dios,
normalmente se refiere a la gente que Dios ha llamado para sí mismo, en contraste con la
gente del mundo, que sigue los caminos del mal. El Antiguo Testamento comúnmente habla
de esta forma de Abraham y sus descendientes. Y el Nuevo Testamento generalmente usa
este lenguaje para hablar acerca de la Iglesia, ya que los cristianos de todas las razas, han
sido adoptados, en la familia de Abraham en Cristo.
Cuando Dios creó el mundo, estableció la humanidad, como sus reyes vasallos. Él asignó a
Adán y Eva, y a los hijos que iban a tener, para gobernar sobre toda la creación, como sus
reyes sirvientes. Fue su trabajo gobernar a los animales, al mismo tiempo que a sí mismos,
para el éxito del reino de Dios. Escuchen las palabras de David en el Salmo 8 versículos 5 al
6:
Le has hecho al hombre poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra. Le
hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies. (Salmo
8:5-6)
Refiriéndose a la historia de la creación en Génesis capítulo 1, David indicó que la humanidad
había sido coronada y asignada gobernar sobre el mundo entero, y todos sus habitantes. En
resumen Dios creó los seres humanos, como sus reyes vasallos sobre la creación. En
Génesis mismo, también aprendemos que parte del trabajo de la humanidad era reflejar para
todo el mundo el Jardín del Edén. Cuando Dios creó el mundo todo era bueno, pero el único
lugar que Dios plantó idealmente para la habitación de los seres humanos, fue el Jardín del
Edén. Así leemos en Génesis capítulo 2 versículos 8 y 9:
Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.
Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer;
también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
(Génesis 2:8, 9)
El Jardín fue preparado para seres humanos, y para ser habitado por seres humanos. Y fue la
tarea de los humanos ser reyes vasallos con la intención de extender este modelo, a través de
todo el mundo.
Dios declaró esto claramente en Génesis capítulo 1 versículo 28 donde él dio esta instrucción
a nuestros padres:
Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla. (Génesis 1:28)
Vemos entonces que fue la responsabilidad de la humanidad, de poblar el mundo entero,
llenándolo con ciudadanos del reino de Dios, y desarrollarlo de la misma manera en que Dios
lo había hecho en el Jardín del Edén.
Así que desde el comienzo, el reino de Dios fue global en su enfoque y destino. Dios gobernó
directamente sobre toda la humanidad, y determinó que el mundo sería su reino, y esto
continuó desde el tiempo de Adán y Eva, hasta dos días de Abraham, el cual vivió alrededor
de dos mil años antes de Cristo.
Leemos acerca de esto en Génesis capítulo 17 versículo 6, donde el Señor hizo la siguiente
promesa a Abraham:
Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. (Génesis 17:6)
En los días de Abraham, Dios limitó su enfoque a un nivel nacional, concentrándose en los
descendientes de Abraham, como su reino especial en un gobierno mundial más amplio. Este
enfoque nacional culminó en Jesús, Él último rey sobre el pueblo de Dios en la tierra. Jesús
habló de su reinado en muchas ocasiones como en Mateo capítulo 27 versículo 11, donde
leemos su conversación con Pilato.
Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y éste le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el
Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices. (Mateo 27:11)
Bajo el reino de Jesús, el enfoque del reino de Dios vino a ser eclesiástico, es decir fue
centralizado en la iglesia. A través del evangelio, la salvación se extendió tan exitosamente,
más allá del pueblo, y del límite de Israel, que el centro del reino de Dios no quedó solamente
en una nación, sino en la iglesia a través del mundo. El reino de Dios ahora incluye gente de
toda raza, y sigue expandiéndose a todos los rincones de la tierra.
Como ejemplo consideren Apocalipsis capítulo 5 versículos 9 al 10, donde la canción celestial
que alaba a Jesús incluye estas palabras:
Con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos
has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. (Apocalipsis
5:9-10)
Habiendo hablado del Rey y su pueblo, debemos mencionar un tercer componente del reino:
los pactos que gobiernan la relación entre ellos.
Pactos
En el mundo antiguo, a menudo los reyes soberanos administraban grandes imperios,
imponiendo pactos o tratados sobre las naciones vasallas, y sus reyes. Estos pactos
típicamente mencionaban la soberana voluntad hacia los vasallos, enumeraban las
obligaciones de los vasallos hacia el soberano, y estipulaban las consecuencias de obediencia
o desobediencia a estas obligaciones.
En forma similar a través de la Biblia, Dios administró su reino mediante pactos. Sus pactos
expresaban la buena voluntad de Dios hacia su pueblo. Enumeraron las obligaciones de la
gente hacia Dios; y declararon las consecuencias de obediencia y desobediencia a estas
obligaciones, específicamente bendiciones por la obediencia, y castigos por la desobediencia.
Es común hablar de seis pactos importantes entre Dios y su pueblo. La Biblia nos habla, del
pacto de Dios con Adán en Oseas capítulo 6 versículo 7; El pacto con Noé en Génesis
capítulo 6 y capítulo 9; el pacto con Abraham en Génesis capítulo 15 y 17; el pacto a través de
Moisés primeramente en Éxodo capítulo 19 al capítulo 24; el pacto con David en 2 de Samuel
capítulo 7, y Salmo 89, y 132; y el pacto final en Cristo en lugares como Lucas capítulo 22
versículo 20, y Hebreos capítulo 12 versículos 23 al 29. Estos pactos nunca estuvieron en
conflicto entre ellos. Más bien administraron y gobernaron sucesivamente el reino de Dios,
mientras crecía a través de la historia. Desde el comienzo la relación de Dios con la
humanidad, ha sido gobernada por pactos. La naturaleza pactual de Dios con su pueblo
continuó a través del Antiguo Testamento en la historia de Israel. E incluso la fe cristiana del
Nuevo Testamento, se explica en términos del nuevo pacto en Cristo.
Entender que Dios siempre ha administrado su reino a través del pacto, es muy importante
para la ética cristiana. Expresando esto en términos de nuestras lecciones, los pactos bíblicos
indican el hecho de nuestra situación: Que Dios es nuestro Rey, y nosotros somos sus
servidores. Establecen las clases de metas del reino que Dios bendice. Y delinean muchas de
las maneras que debemos utilizar para lograr las metas que él bendice. En pocas palabras,
nuestra relación de pacto con Dios nos ayuda a entender cómo cada aspecto de nuestras
vidas debe colaborar para traer gloria a nuestro gran Rey.
Ahora que hemos explorado la importancia del reino de Dios, como la meta de la ética
cristiana, y visto las partes de reino, debemos brevemente considerar el desarrollo del reino; la
forma en que el reino de Dios se ha mostrado y continuará mostrando históricamente.

Desarrollo del Reino


Ha sido una larga tradición resumir la Biblia en tres fases históricas:
La creación, caída, y redención. Por lo tanto seguiremos este mismo bosquejo básico.
Llamaremos estas fases de forma diferente para poner nuestro énfasis en el reino.
Consideraremos la fase de la creación como el tiempo en el cual el reino estaba en un estado
de paz inicial. Consideraremos la caída de la humanidad en pecado como la rebelión humana,
en contra el Rey Divino. Y consideraremos la fase de la redención, como el tiempo de paz final
que supera la paz inicial de la creación. Ya que Dios trae su reino a un glorioso cumplimiento
final.
Consideraremos estas fases en orden histórico, comenzando con la paz inicial, y continuando
con la rebelión de la humanidad, y finalmente nos referiremos al tiempo de la paz final del
reino. Ahora volvamos nuestra atención al período de paz inicial.
Paz Inicial
En el comienzo cuando Dios creó el mundo, la humanidad vivía en perfecta armonía con Dios.
Adán y Eva servían obedientemente. Como resultado existía paz entre Dios, y la humanidad.
Como hemos visto durante esta etapa Dios asignó a los seres humanos para que le sirvieran,
como reyes vasallos. Al comienzo la humanidad cumplió muy bien esta función, en armonía
perfecta con sus obligaciones hacia Dios. Como resultado Adán y Eva disfrutaron comunión
perfecta con Dios, y continuaron viviendo en el Jardín del Edén, donde la vida era fácil y
placentera.
En efecto el resto de las Escrituras, a menudo mira en retrospectiva a este jardín como una
etapa de gran paz y prosperidad.
Por ejemplo en Isaías capítulo 51 versículo 3, leemos estas palabras:
Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto
en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y
voces de canto. (Isaías 51:3)
Durante la época de paz en el Jardín del Edén, la vida humana era de disfrute y gozo
abundante, de gratitud y canción. En este período inicial, el resto del mundo no estaba
desarrollado. Pero en el Jardín, donde la humanidad vivía, existía gran paz.
Así como leemos en Génesis 3, el mundo era un lugar donde trabajar y dar a luz era
relativamente fácil, y lleno de gozo. No había enemigos amenazando con guerra; no existían
animales amenazando con violencia; no había enfermedad amenazando la salud; no había
sequía ni inundación, ni fuego amenazando destruir hogares ni cosechas. En cambio, Dios
cuidaba amorosamente a Adán y Eva, e incluso caminó, y se encontró con ellos en la frescura
del jardín.
En forma breve, este era el mundo en el cual todos los aspectos funcionaron apropiadamente,
para el beneficio de la humanidad. Dios el gran Rey, mostró increíble buena voluntad, en el
hecho de haberlos creado, dándoles un jardín ideal, y dándoles autoridad sobre toda la
creación. Con respecto a las obligaciones humanas, el Señor exigió de ellos obediencia y
servicio; lo que hicieron sin falta alguna. Y con respecto a consecuencias, la obediencia de la
humanidad trajo grandes bendiciones de Dios. Esta fue la forma en que Dios creó el mundo
para la humanidad, y es todavía la forma en que el mundo debería ser.
Rebelión
Tristemente la historia del reino de Dios, va mas allá de este período de paz inicial a un tiempo
de rebelión en contra de Dios – un tiempo en que la humanidad quebrantó las obligaciones del
pacto hacia el gran Rey, y se pusieron en su contra.
Todos conocemos la historia inicial de la rebelión humana en contra de Dios. Génesis 3 nos
muestra como la serpiente tentó a Eva, para comer del árbol prohibido, del conocimiento del
bien, y del mal, y Eva sucumbió a la tentación. Ella dio parte de la fruta a Adán, y él también la
comió. Al pecar de esta manera, la humanidad quebrantó una de las obligaciones del pacto. Y
como resultado recibieron las maldiciones del pacto.
En respuesta a su rebelión, Dios expulsó a Adán, y Eva del Jardín, y los obligó a vivir en un
mundo donde el terreno era duro para trabajar, donde dar a luz era doloroso, donde la
enfermedad, el hambre, y animales salvajes y la guerra, eran una amenaza para ellos, y sus
hijos. Todavía estaban atados a las obligaciones del pacto, pero ahora estaban
experimentando las consecuencias negativas, de estas obligaciones.
Esta rebelión ha sido la característica del mundo, a través de la historia. La humanidad ha
continuado su rebelión en contra del gran Rey, y Dios ha continuado castigando la humanidad,
con las maldiciones del pacto. Él destruyó el mundo con un diluvio, en los días de Noé. Él
permitió que la enfermedad, la naturaleza, y la guerra amenazaran la humanidad a través de
las generaciones. Y a pesar de todo, la humanidad no aprendió la lección. En vez de volverse
hacia Dios en arrepentimiento, y en vez de guardar nuestras obligaciones al pacto,
continuamos rebelándonos y perpetuando así las maldiciones del pacto.
Paz Final
Pero Dios en su misericordia, no nos abandonó a nuestra rebeldía y maldiciones. En su lugar
determinó traer paz final a su reino, dando bendiciones a su pueblo.
De diversas maneras, Dios comenzó la restauración de la paz en su reino, inmediatamente
después que la humanidad cayó en pecado. Como vemos en Génesis 3, Dios no dio muerte
inmediatamente a Adán y Eva cuando pecaron. En cambio él les permitió vivir. Y en medio de
las maldiciones, les presentó la primera oferta del evangelio.
Escuchemos las palabras que Dios habló a la serpiente, en Génesis capítulo 3 versículo 15:
Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la
cabeza, y tú la herirás en el talón. (Génesis 3:15 [RV 95])
En este sentido, a través de la historia del mundo, después de la caída, Dios estaba obrando
hacia la meta de la redención y éxito de su reino, en forma completa. El Antiguo Testamento
nos dice que el evangelio estaba en operación, reconciliando personas a Dios, y
estableciendo paz entre Dios y su pueblo redimido. Sin embargo, a pesar de que Dios
mantuvo a su pueblo que era fiel a él, a través del Antiguo Testamento, él no restauró su reino
al nivel de la gloria que había desplegado durante los días de paz inicial.
Pero durante el ministerio de Jesús en la Tierra, la restauración de la paz tuvo gran avance,
mientras llegaba a las últimas etapas de su cumplimiento. Jesús era el redentor a quien el
Antiguo Testamento apuntaba en su totalidad. Él vino a la Tierra como el Rey representante
de Dios, con el propósito de establecer un reino de fidelidad en la tierra, y para extender el
reino inicial de Dios a través de todo el mundo. Él continúa esta misión en nuestros días. Y
cuando él vuelva nuevamente en gloria, Jesús completará la restauración del reino, trayendo a
todo el mundo a una gloriosa paz final, con nuestro divino Rey.
Ahora que hemos explorado las circunstancias del reino de Dios, estamos preparados para
avanzar a nuestro segundo tópico mayor: vida en el reino de Dios. En esta sección, nos
enfocaremos en la doble meta que Dios nos ha asignado en su reino.

VIDA EN EL REINO
Anteriormente en esta lección, mostramos que la meta más importante de la ética para
nosotros es procurar la gloria de Dios a través del triunfo de su reino. En esta sección,
consideraremos algunas implicaciones prácticas de esta meta, especialmente en relación con
nuestras vidas como ciudadanos del reino de Dios. En particular, buscaremos respuestas a la
pregunta ¿Qué clase de metas debemos fijarnos para buscar el reino de Dios?
El Catecismo Menor de Westminster, nos ofrece una guía significativa con respecto a nuestras
metas, en la primera pregunta, y su respuesta. En respuesta a la pregunta:
¿Cuál es el fin principal del hombre?
El Catecismo responde:
El fin principal del hombre es el de glorificar a Dios, y gozar de él para siempre.
Nuestro estudio sobre la doble meta del reino de Dios, seguirá esta misma división.
Primero, consideraremos qué significa glorificar a Dios como nuestro divino Rey. Y en
segundo lugar, hablaremos de lo que significa gozar de Dios en su reino. Comencemos con la
meta de glorificar a Dios como a nuestro Rey Divino.

Glorificar a Dios
En esta sección, exploraremos la idea de que Dios es primeramente glorificado, a través del
triunfo de su reino, y lo haremos en dos partes. Primero, definiremos la gloria de Dios, y
segundo consideraremos el tema de la glorificación de Dios. Comencemos con la gloria de
Dios.
La Gloria de Dios
Las Escrituras usan la palabra gloria o kavod en hebreo, y doxa en griego – al decir varias
cosas acerca de Dios. A menudo, "gloria" es su aparición, especialmente la nube de luz, que
está alrededor de él, como es el caso en Éxodo capítulo 24 versículo 17, o Ezequiel capítulo
10 versículo 4.
Pero cuando hablamos de la gloria de Dios, como la meta de la ética, no estamos pensando
en términos de su aparición; sino de su notoriedad o reputación, especialmente la popularidad
que él recibe a través de sus poderosas obras.
Por ejemplo, en Éxodo capítulo 14 versículo 4, Dios habló estas palabras:
Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en
todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. (Éxodo 14:4)
En este pasaje, Dios indicó que reconocer su gloria, es decir, su notoriedad o reputación,
crecería una vez que los egipcios vieran que su poder los había derrotado. Resentirían su
gloria, pero tendrían que reconocerla de todas maneras.
En un sentido y relacionado a la notoriedad y reputación de Dios, nos interesa también la
gloria de Dios, en términos de honor y alabanza que son dados a él. Diferente a los egipcios
que resintieron las obras de poder y gloria, los cristianos deben apreciar el poder de Dios, e
incrementar su fama, y reputación, proclamando sus actos y dándole gracias. Por ejemplo
este es el significado de "Gloria", en el Salmo 29 versículos 1 al 2, donde leemos estas
palabras:
Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, Dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová
la gloria debida a su nombre; Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad. (Salmo 29:1-
20)
Como un ejemplo, escuchen las palabras de Apocalipsis capítulo 4 versículo 9 al 11:
Cada vez que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está
sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se
postran delante del que está sentado en el trono y adoran al que vive por los siglos de los
siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria,
la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron
creadas. (Apocalipsis 4:9 – 11 [RV 95])
Tres veces en este corto pasaje, se nos dice que Dios, sentado en su Trono real, recibe
adoración. Y ésta es la imagen constante a través de las Escrituras.
Ahora que hemos visto lo que es la gloria de Dios, y como está relacionada con su reino,
debemos volver a la glorificación de Dios. En esta sección, preguntaremos cosas como: ¿Por
qué la gloria de Dios es nuestra meta? ¿Y cómo podemos incrementar la gloria de nuestro
divino Rey?
Glorificación de Dios
Fundamentalmente los seres humanos están obligados a glorificar a Dios, porque él es
nuestro Rey. Y como nuestro Rey, él tiene el derecho de demandar nuestra alabanza y
adoración. Como el Catecismo Menor de Westminster indica en su primera pregunta y
respuesta que el propósito principal de la humanidad es la gloria de Dios. Y uno de los
mejores lugares para ver esto en la Escritura, es en el relato de la Creación, donde Dios
específicamente señaló su propósito para crear la humanidad. Escuchen las palabras de
Génesis capítulo 1 versículo 26 al 28:
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen… y señoree en los peces del mar,
en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra
sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen… Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y
multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los
cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. (Génesis 1:26-28)
Cuando Dios creó a la humanidad, él nos asignó un propósito. Y ese propósito fue gobernar
sobre la tierra como sus reyes vasallos, llevando su gobierno y bendiciones de su reino a
través de todo el mundo. Y bajo el reino de Cristo, todavía es nuestro propósito. Debemos
mejorar el mundo, haciendo crecer el gobierno de Dios, y sus bendiciones. Y debemos
multiplicar sus ciudadanos en su reino, enseñándoles a reconocer, dar honor y alabanza, a
nuestro Rey soberano. Y mientras cumplimos este propósito, Su valor, notoriedad, y
reputación crecerán. Y de esta manera Su gloria igualmente aumentará.
Y vemos este énfasis en la gloria de Dios, repetirse de muchas maneras, a través de las
Escrituras. Por ejemplo, los Salmos nos enseñan meditar en las obras buenas, y el poder de
Dios, lo cual incrementa su reputación. Y nos enseñan cantar de estas cosas, lo cual es una
forma de darle honor y alabanza.
Los libros históricos nos muestran muchas de las obras poderosas de Dios, Su misericordia y
juicio. A través de sus archivos, nos enseñan que debemos recordar la bondad de Dios, y su
soberanía, y nos dan aún más razones para alabarle,
Los libros de los profetas, por su parte, nos enseñan de la esperanza en la gloria futura de
Dios. Y esta esperanza debe ser nuestra motivación para procurar rectitud en nuestra vida.
Aún más, en la ley de Dios, la obediencia a todos los mandamientos es equivalente a la
reverencia para su Gloria. Escuchen la manera en que Moisés hace un resumen en
Deuteronomio capítulo 28 versículo 58:
Si no cuidares de poner por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este
libro, temiendo este nombre glorioso y temible: JEHOVÁ TU DIOS (Deuteronomio 28:58)
Esencialmente, aquí Moisés puso sólo un mandamiento. Pero lo describió en dos formas.
Poniéndolo en forma simple, reverenciando el nombre glorioso y magnífico de Dios, es lo
mismo que cumplir cuidadosamente todas las palabras de su ley. Y esto es así porque cuando
tenemos la reverencia apropiada por Dios y su gloria, estamos expresando esta reverencia en
obediencia a todos sus mandamientos. Jesús enseñó esta misma idea en Mateo capítulo 22
versículos 37 al 40. Escuchen sus palabras allí:
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es
el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. (Mateo 22:37-40)
Jesús menciona Deuteronomio capítulo 6 versículo 5 para enseñarnos que el mandamiento de
amar a Dios, es el fundamento de todos los demás mandamientos. Y por supuesto, amar a
Dios incluye reconocer y afirmar su dignidad, al apreciarle y darle honor. En resumen amar a
Dios es una forma importante de darle gloria.
Ahora así de importante como es mantener nuestros corazones enfocados en la meta de la
Gloria de Dios, glorificar a Dios es sólo una parte de nuestra doble meta. También tenemos
que disfrutar de Dios para siempre. Por lo tanto, exploremos este disfrute de Dios que es un
aspecto igualmente importante de nuestra meta máxima.

Gozar de Dios
Cuando hablamos de nuestro propio disfrutar como una de las mayores metas de la ética
Bíblica, algunos cristianos se sorprenderán. Después de todo, nuestra regla para vivir
éticamente, se supone que es el carácter de Dios, y no nuestros propios deseos. Por lo tanto,
¿Cómo solucionaremos este problema? ¿Cómo reconciliamos nuestros deseos de ser felices,
con los deseos de Dios de un mundo que le da gloria a él, y magnifica su reino? Bueno la
respuesta es, el disfrute humano apropiado, trae gloria a Dios.
Hablaremos de dos consideraciones que indican que el disfrute humano de Dios, realmente
trae gloria a Dios. Primero consideraremos el rol de la humanidad, en el reino de Dios. Y
segundo, pondremos nuestra atención al rol de la ley, que Dios nos dio para gobernar su
reino. Comencemos considerando el propósito de Dios para la humanidad, como un medio de
traer gloria, al Rey Divino.
Rol de la Humanidad
Cuando Dios creó el mundo, el rol de la humanidad fue multiplicarse y gobernar sobre el reino
de Dios. Pero Dios, no quiso simplemente que los ciudadanos sólo le sirvieran. Dios es un Rey
que ama. Él es bueno y lleno de gracia, y benevolente con nosotros. Y el desea ser amado
por nosotros. Su reino ideal no es el de cobardía, por temor a él, y de obediencia para evitar el
castigo. En cambio, en el reino de Dios ideal, todos aman al Señor y tienen compañerismo con
él, y con su pueblo. Consideren Romanos capítulo 14 versículo 17, donde Pablo destacó el
punto siguiente:
Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
(Romanos 14:17)
La gente del reino de Dios debe ser caracterizada por el gozo y la paz. En otras palabras,
ellos deberían gozar las bendiciones que su Dios provee. Y escuchen las palabras que Jesús
enseñó en Mateo capítulo 13 versículo 44 que dice:
El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre
halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel
campo. (Mateo 13:44)
El reino de Dios es causa de gran gozo. Y la respuesta humana apropiada a las bendiciones
del reino de Dios es gozo, y disfrute.
Jesús dio esta enseñanza, en el contexto del día del juicio de Dios. En ese día, los que han
sido fieles a la voluntad de Dios heredarán inmensa gloria – una gloria que supera cualquier
precio que estuviéramos dispuestos a pagar en esta vida. Y por la llegada de esta gloria
deberíamos regocijarnos en nuestra participación presente en el reino, sabiendo que estamos
depositando riquezas en los cielos.
Ahora que hemos visto que el goce humano apropiado, trae gloria a Dios por el
rol de la humanidad en el reino de Dios, debemos volver al rol de la ley, sabiendo como las
reglas del reino de Dios son designadas con el propósito de traernos gozo.
Rol de la Ley
La ley de Dios es la norma revelada, por la cual él gobierna su reino, y estamos obligados a
vivir por ellas. Y cuando vivimos de acuerdo a la ley, recibimos las bendiciones que Dios ha
dispuesto para la persona obediente en su reino. Por lo tanto, podemos decir que un rol de la
ley es instruirnos a vivir en maneras que nos guían a bendiciones y disfrute.
Por supuesto, si usamos la ley erróneamente, entonces le pedimos a la ley que cumpla el rol
que Dios nunca intentó para ella. Y esto puede conducirnos a terribles consecuencias. Por
ejemplo, si tratamos de ganar la salvación con guardar la ley, ésta nos condena a muerte.
Éste era el punto de Pablo en Gálatas capítulo 3 versículo 10, donde comentó acerca de la
ley, usando estas palabras:
Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está:
Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para
hacerlas. (Gálatas 3:10)
La ley es una maldición cuando la utilizamos erróneamente, como cuando tratamos de ganar
la salvación a través de nuestras buenas obras, en vez de los méritos de Cristo. Y en varias
ocasiones, la Biblia habla en términos duros acerca del mal uso de la ley.
Pero mucho más frecuentemente, la Biblia habla del uso apropiado de la ley de Dios, como
una gran bendición a la humanidad. Y esto no nos debe sorprender. Después de todo, la ley
nos revela a Dios, enseñándonos como agradarle y cómo obtener sus bendiciones.
Efectivamente, las escrituras comúnmente hablan de la ley de Dios como delicia, como en el
Salmo 1 versículo 2, y como un don gratuito en Salmos 119 versículo 29. Y nos enseña que
guardando la ley, resultará en las bendiciones del pacto del reino de Dios, como en
Deuteronomio capítulo 28 versículos 1 al 14. En breve, la ley fue dada para nuestro bien,
nuestra prosperidad, y nuestro gozo. David resumió este concepto de la ley, en Salmo 19
versículos 7 al 8 donde escribió estas palabras:
La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma… El precepto de Jehová es puro, que
alumbra los ojos. (Salmo 19:7-8)
Dios nos ha dado reglas para seguir con el propósito de producir gozo en nuestras vidas. Y
estas reglas son su ley. Por lo tanto, cuando obedecemos la ley de Dios, gozamos de él y lo
glorificamos al mismo tiempo. Lo gozamos a él, porque él bendice nuestra obediencia, y
porque nos agrada traer gozo al Dios que amamos. Y nuestro gozo divino trae gloria a Dios, a
través del cumplimiento de su propósito, reconociendo su valor, y expresándole gratitud. De
todas maneras, el rol de la ley nos muestra que disfrutar de Dios, es una parte importante de
la meta que Dios tiene para la humanidad.
Por supuesto, en nuestro mundo presente, nuestro disfrute de Dios es a menudo bloqueado,
por nuestro sufrimiento. Pero debemos recordar que en el plan de Dios para nosotros, nuestro
sufrimiento es un medio hacia nuestro disfrute futuro de Dios.
Pasajes como Romanos capítulo 5 versículos 3 al 5, Santiago capítulo 1 versículo 2 al 4, y 1
de Pedro capítulo 4 versículo 13 nos enseña que Dios utiliza el sufrimiento en la misma
manera que el refinador utiliza fuego para quemar las impurezas, de metales preciosos. En las
manos de Dios, nuestro sufrimiento es una herramienta que prueba nuestra fe, y nos trae a la
madurez espiritual, que finalmente resulta en nuestro gozo.
La experiencia de gozo en la humanidad redimida, es un elemento crítico en el plan de Dios
para su reino. Mirando al rol que él ha asignado a la humanidad, y al rol que él ha asignado a
su ley en su reino, podemos ver que la parte final del plan de Dios para su pueblo redimido, es
que lo disfrutemos a él. Y nuestras experiencias de gozo traen gran gloria, a nuestro divino
Rey.
En esta lección, hemos investigado las circunstancias del Reino de Dios, y al mismo tiempo, la
vida en el Reino de Dios. Ahora estamos preparados para poner atención al último tema
importante: el programa para el Reino de Dios. En esta sección, nos enfocaremos en metas
más específicas que Dios ha asignado a la Iglesia, mientras construye el reino de Dios.

PROGRAMA DEL REINO


En cada época, el plan de Dios para el mundo, ha sido el mismo. Siempre ha sido su meta
establecer su Reino a través de todo el mundo, poblándolo con ciudadanos leales y rectos, los
cuales convierten al mundo en un paraíso para su gloriosa presencia. Pero siempre es
importante recordar que en cada época Dios ha dado metas específicas para su pueblo, como
cumplir esta gran meta sobre todo.
En esta sección de nuestra lección, miraremos específicamente a dos de tales instrucciones
que Dios dio a su pueblo, en etapas críticas en la historia del mundo. Primero, consideraremos
el Mandato Cultural, que Dios dio a Adán y Eva cuando él creó el mundo. Y segundo,
consideraremos la Gran Comisión, que Jesús asignó a la Iglesia, inmediatamente después de
su Resurrección. Veamos primero el Mandato Cultural.
Mandato Cultural
Investigaremos el Mandato Cultural, tomando en cuenta tres consideraciones: Primero
ofreceremos una definición del Mandato Cultural, explicando lo que es, y qué es lo que
generalmente requiere. Segundo, discutiremos la relación entre el Mandato Cultural, y las
ordenanzas de la creación como el matrimonio y el trabajo. Y tercero, observaremos las
diferentes aplicaciones del Mandato Cultural a través del desarrollo histórico del reino de Dios.
Comencemos definiendo qué queremos decir cuando hablamos del Mandato Cultural.
Definición
En términos simples, la expresión Mandato Cultural se refiere al mandato de Dios a los seres
humanos, para expandir su reino a todos los rincones de la tierra, a través del desarrollo
cultural humano. Como hemos visto anteriormente en esta lección, cuando Dios creó al
mundo, Él ordenó a la humanidad llenar y dominar la Tierra. Encontramos este mandamiento
en Génesis capítulo 1 versículo 28, donde leemos estas palabras:
Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla. (Génesis 1:28)
Ya hemos hablado de este mandato en términos de nuestra obligación de expandir el reino de
Dios a través de todo el mundo. Pero los teólogos se refieren a éste como el Mandato
Cultural, ya que llenar y dominar la tierra, se refiere a construir culturas humanas donde antes
no han existido.
Recordarán que cuando Dios creó el mundo, el Jardín del Edén era la única área que él
transformó en la perfecta habitación para la humanidad, y el único lugar suficientemente
perfecto para la gloria de su presencia, con la humanidad. Fue el trabajo de los humanos
mejorar y poblar el resto del mundo, expandiendo la comunidad del pueblo de Dios, y por lo
tanto el lugar de la presencia del glorioso reino de Dios a través del globo.
En este sentido, el Mandato Cultural es la orden de establecer poblaciones y sociedades
humanas, que honraran a Dios, incluyendo el mejoramiento del mundo que acompaña estas
sociedades. El foco del Mandato Cultural es poblar un mundo despoblado, construyendo
sociedades nuevas, y convirtiendo el terreno salvaje, y la tierra abandonada, en jardines
bellos, productivos, y dadores de vida para la gloria de Dios.
Ahora que hemos visto una definición básica del Mandato Cultural, trataremos el segundo
tópico: las ordenanzas de la creación, es decir el matrimonio y el trabajo, los cuales
representan algunas de las preocupaciones centrales del Mandato Cultural.
Ordenanzas de la Creación
Existen varias maneras por las cuales Dios nos imparte sus mandatos. Por ejemplo, la
mayoría de los mandatos en las Escrituras son verbales. Esto es, son impartidos por medio de
palabras. Dios también revela sus mandatos a través de medios naturales, como el mundo a
nuestro alrededor, incluyendo la naturaleza, y otros seres humanos. Pero los mandatos de
Dios también pueden ser revelados a través de los primeros actos de Dios en la creación,
cuando Él creó los cielos y la tierra.
Como hemos visto, el Mandato Cultural, fue un mandato verbal. Génesis 1:28 nos enseña que
Dios dio el Mandato Cultural a la humanidad cuando los creó, ordenándoles llenar la tierra y
dominarla.
Algunas de las mismas cosas que Dios ordenó en el Mandato Cultural, también las reveló a
través de las ordenanzas de la creación del matrimonio, y el trabajo. Por ejemplo, la
ordenanza de la creación del matrimonio está basada en el propósito por el cual Dios creó dos
géneros, masculino y femenino.
Todos estamos familiarizados con los elementos básicos del matrimonio, entre Adán y Eva.
Adán fue creado primero. Después Dios creó a Eva, de la costilla de Adán. Y finalmente Dios
presentó Eva a Adán, y ellos llegaron a ser esposo y esposa.
Escuchen la manera en que Moisés comenta acerca del matrimonio entre Adán y Eva, en
Génesis capítulo 2 versículo 24:
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola
carne. (Génesis 2:24)
Aquí Moisés indica que Dios creó a ambos, como hombre y mujer, con el propósito del
matrimonio, un hombre, con una mujer.
Los propósitos de Dios en la creación son expresiones del carácter de Dios. Como resultado
son normativas, para todo ser humano. Por lo tanto, cuando vemos que él creó la humanidad
en dos géneros para el propósito del matrimonio, podemos concluir de que la humanidad está
obligada a comprometerse en matrimonio, y que éste debe ser una unión entre un hombre, y
una mujer. Esto no significa que todo individuo está obligado a casarse. Pero sí significa que
la raza humana en su totalidad debe perpetuar la institución divina del matrimonio.
El mandato de la creación con respecto al matrimonio, está directamente relacionado con el
Mandato Cultural de llenar la tierra, de ser fructífero, y multiplicarse. Sencillamente, las
escrituras nos instruyen que los niños deben nacer de un matrimonio, y por lo tanto, el
matrimonio es un requisito para la multiplicación de los seres humanos.
Similarmente, hay un mandato de la creación ordenándonos directamente a trabajar con el
propósito de expandir el reino de Dios, a través de toda la tierra.
Escuchen estos detalles en Génesis capítulo 2 versículos 15 al 18:
Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo
guardase… Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea
para Él. (Génesis 2:15-18)
El primer hombre, Adán, fue creado con el propósito de trabajar el jardín de Dios. Y su
esposa, Eva, fue creada para ayudarle en esta función.
Así que cuando leemos que el propósito de Dios para la humanidad es que
trabajemos para Él, debemos concluir que nosotros estamos moralmente obligados a trabajar
para Dios.
Y este mandato para la creación de trabajar, se relaciona directamente con el Mandato
Cultural, de dominar la tierra, esto es, establecer sociedades humanas a través del mundo.
Después de todo, sí fue a través de esfuerzo y trabajo que la humanidad cuidó el jardín de
Dios, ciertamente la expansión de este proyecto de incluir toda la tierra habría requerido
trabajo en forma substancial.
Como hemos dicho en esta lección, construir el reino de Dios es la meta de la humanidad. Y
las ordenanzas de la creación nos muestran dos maneras básicas en que Dios nos ha
mandado a trabajar hacia esta meta. Como resultado, la Iglesia siempre debe promover el
matrimonio, y el trabajo. Y cuando lo hacemos, estaremos expandiendo el reino de Dios en la
Tierra, y le traeremos a él honor y gloria.
Ahora que hemos explicado en Mandato Cultural, y su relación con las ordenanzas de la
creación del matrimonio, y el trabajo, estamos preparados para considerar las varias
aplicaciones del Mandato Cultural, en las diferentes etapas históricas del Reino de Dios.
Aplicaciones
Como hemos visto, el Mandato Cultural fue dado en la creación, antes que la humanidad
cayera en pecado. En ese tiempo, Dios estaba en paz con su pueblo. Y ya que no había
pecado en la sociedad humana, la meta del Mandato Cultural era simplemente expandir, y
desarrollar el reino de Dios, especialmente multiplicando individuos en el reino de Dios, y
organizando el mundo natural y reordenando el mundo natural para crear sociedades
humanas. En este sentido, el Mandato Cultural fue originalmente un mandato creativo en vez
de ser un mandato redentor y restaurador: los seres humanos tenían que reproducir más
gente a través del matrimonio, y crear sociedades organizadas, a través del trabajo.
Pero con la caída de la humanidad en pecado, la cultura humana cayó en corrupción, y Dios
maldijo a la humanidad a causa del pecado. Entre otras cosas esta corrupción y maldición fue
aplicada específicamente al matrimonio, y al trabajo.
Con respecto al matrimonio, Dios puso la siguiente maldición a Eva, en Génesis capítulo 3
versículo 16:
Multiplicaré en gran manera los dolores en tus embarazos… tu deseo será para tu marido y él
se enseñoreará de ti. (Génesis 3:16 [RV 95])
Noten que la maldición a Eva, fue aplicada a la reproducción, que ahora sería sumamente
dolorosa para ella, y al matrimonio que ahora involucraría batallas, y conflictos.
Dios maldijo a Adán con estas palabras, en Génesis capítulo 3 versículo 17 al 19:
Maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella los días de tu vida… Con el
sudor de tu rostro comerás el pan. (Génesis 3:17-19 [RV 95])
Antes de que la tierra fuera maldecida, el terreno fácilmente se sometía al trabajo humano.
Por esta maldición ahora fue mucho más difícil para la humanidad, cumplir con su obligación,
de someter la tierra y extender el reino de Dios geográficamente.
La humanidad ha continuado en pecado a través de la historia, pues no hay ninguna sociedad
humana que inherentemente manifieste el reino de Dios en la tierra. Pero el Mandato Cultural
aún nos ordena casarnos, procrear, y trabajar con el propósito de extender el reino de Dios, a
todos los rincones de la tierra. Por lo tanto, ¿Cómo hemos de extender el Mandato Cultural a
pesar de la corrupción del mundo?
La respuesta es que la aplicación del Mandato Cultural tiene ahora una aplicación más
extensa. La meta del Mandato Cultural es hacer volver al mundo entero para ser el reino de
Dios en la tierra, adecuado para habitación de su pueblo. Antes de la caída, esto sería
cumplido simplemente a través de la construcción de sociedades y culturas nuevas.
Pero ahora el trabajo es más difícil. No solamente debemos llenar la tierra y sojuzgarla con el
pueblo fiel de Dios. También debemos restaurar y redimir la sociedad humana caída purgando
el pecado de nuestras culturas.
Efectivamente, la Biblia hace claro este énfasis de restauración y redención, inmediatamente
después de la caída en pecado. Por ejemplo, cuando Dios maldijo la serpiente en el jardín, él
al mismo tiempo dio la esperanza redentora a la raza humana.
Escuchen las palabras en Génesis capítulo 3 versículo 15:
Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la
cabeza, y tú la herirás en el talón. (Génesis 3:15 [RVA95])
En medio de las maldiciones después de la caída, Dios presentó el protoevangelio o el "Primer
Evangelio", indicando que él no abandonaría su creación al pecado y maldición.
Entonces vemos que tanto el matrimonio como el trabajo, tienen cualidades redentoras. El
matrimonio y la reproducción, tan dolorosos y conflictivos como eran, eventualmente
producirían la venida del Salvador del mundo. Y el trabajo, aún siendo extremadamente difícil,
sustentaría la raza humana, hasta producir la venida del Redentor. Y esta modalidad
continuaría a través de la historia, eventualmente resultando en la restauración de todo el
mundo.
Como por ejemplo, en Génesis capítulo 9 después del diluvio en el día de Noé, Dios repitió el
mandato de llenar la tierra. Y él prometió sostener el mundo, para que la raza humana pudiera
nuevamente sostenerla.
Noten que Dios, al aplicar el Mandato Cultural y las ordenanzas de la creación al mundo de
los días de Noé, era una obra restauradora y redentora. Dios acababa de destruir a todo el
mundo pecador. Y ahora era la responsabilidad de Noé de construirlo, el de sustituir las
culturas pecadoras destruidas por otras rectas y piadosas, y repoblar la tierra con seres
humanos que obedezcan y den honor al Señor.
Igualmente en Génesis capítulos 15, 17, y 22, Dios prometió que Abraham tendría
innumerables descendientes, y que ellos heredarían no solamente la tierra prometida, sino
que eventualmente la tierra entera.
Pero había aquí también un aspecto redentor. Abraham iba a conquistar las culturas paganas
en existencia en la Tierra Prometida, y las iba a remplazar con el reino de Dios. Y sus
descendientes extenderían eventualmente esta conquista a trabes del mundo entero.
Y lo que fue verdad para Noé y Abraham continuó siéndolo a través de la Biblia. Por ejemplo,
en Deuteronomio capítulo 28, Dios confirmó estas mismas promesas Abrahámicas en los días
de Moisés. Y en Salmo 89 fueron confirmadas nuevamente a David y sus descendientes.
Como leemos en Apocalipsis capítulo 11 versículo 15, Jesús eventualmente gobernará sobre
toda la tierra, extendiendo el reino de Dios a todo rincón. Y Hebreos capítulo 10 versículos 12
al 14, indican que cuando Jesús haga esto, él perfeccionará a ambos el mundo, y la raza
humana, destruyendo a sus enemigos y redimirá y restaurará completamente a los creyentes.
Aún mas, Efesios capítulo 5 versículo 25 al 27, nos enseña que cuando Cristo venga a su
reino, Él se casará con la Iglesia. Y de acuerdo a Hebreos capítulo 2 versículo 13, Cristo
tendrá muchos hijos pues cada creyente es su hijo.
Como hemos visto, el Mandato Cultural expresa el programa de Dios para su reino. Pero
desde la caída, los resultados de este programa, han involucrado un proceso largo y difícil en
la redención y la restauración. Sin embargo, a través del matrimonio y del trabajo, Dios aún
está utilizando a la humanidad para cumplir el Mandato Cultural. Por supuesto, su reino no
será completo, hasta que Cristo vuelva en gloria. Pero cuando ese día llegue, el mundo entero
se volverá en el paraíso que Dios siempre ha intentado.
Ahora que tenemos un conocimiento básico del Mandato Cultural, en mente, estamos
preparados para examinar qué función la Gran Comisión juega en el programa de Dios para
su reino.

Gran Comisión
Nuestra discusión sobre la Gran Comisión será dividida en tres partes. Primero, ofreceremos
una definición de la Gran Comisión. Segundo, explicaremos las implicaciones de la Gran
Comisión. Y tercero exploraremos la relación entre la Gran Comisión y el Mandato Cultural.
Comencemos con la definición de la Gran Comisión.
Definición
La Gran Comisión es el nombramiento de Cristo de los once apóstoles fieles, como los
representantes autorizados y el mandato a ellos de propagar el reino a través de todo el
mundo. Esta comisión es comúnmente llamada "gran" porque explica la misión que abarca no
solamente a los apóstoles, sino también la Iglesia que ellos construirían.
La gran comisión está escrita en Mateo capítulo 28 versículos 18 al 20, donde leemos estas
palabras del Señor, a los once:
Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas
las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. (Mateo 28:18-20)
La Gran Comisión contiene tres elementos esenciales: Primero, la declaración de Jesús que él
posee la autoridad de construir su reino, y de comisionar a los apóstoles para el trabajo.
Segundo, Jesús comisionó o se encargó a sus apóstoles, instruyéndoles y autorizándoles
para construir su reino. Y tercero, Jesús les aseguró que él les daría poder y protección, en
este mandato.
Aunque la Gran Comisión fue dada solamente a los apóstoles, la Gran Comisión también
compromete a la Iglesia continuar su trabajo. Después de todo, Jesús comisionó a los
apóstoles a hacer discípulos en todas las naciones, un trabajo claramente muy grande para
ser hecho solamente por pocos hombres. Él también habló de estar con ellos hasta el fin del
mundo indicando que Él se aseguraría de que este trabajo se completaría a su regreso. Estos
detalles indican siempre la consideración que los apóstoles cumplirían la Gran Comisión,
mediante el establecimiento de la Iglesia, para hacer el trabajo.
Ahora que hemos definido la Gran Comisión, debemos poner nuestra atención a sus
implicaciones. En esta sección, consideraremos las responsabilidades que la Iglesia tiene con
respecto a la Gran Comisión.
Implicaciones
Expresándolo simplemente, la responsabilidad de la Iglesia es continuar el programa del reino,
que los apóstoles comenzaron. Estas responsabilidades están resumidas en el segundo
elemento de la Gran Comisión: es decir, él encargo a los apóstoles. Este encargo se
encuentra en Mateo capítulo 28 versículos 19 al 20 y consiste en las siguientes instrucciones:
Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo,
y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. (Mateo
28:19-20)
Las instrucciones de Jesús, no era solamente discipular a la gente en todas las naciones, pero
también expandir el reino de Dios, incluyendo las naciones mismas. En otras palabras, él
estaba buscando una expansión geográfica al mismo tiempo que numérica.
Es el trabajo de la iglesia evangelizar en el mundo, traer creyentes y sus familias a la iglesia,
bautizarlos, y enseñarles a obedecer todo lo que Jesús mandó. A través de todas las
generaciones, debemos trabajar para traer a todo el mundo al reino de Dios.
Habiendo definido la Gran Comisión, e introducido sus implicaciones para la Iglesia, podemos
volver a nuestro tópico final: la relación entre el Mandato Cultural y la Gran Comisión.
Mandato Cultural
Consideraremos tres aspectos de la relación entre el Mandato Cultural y la Gran Comisión:
Las similitudes entre ellas, las diferencias entre ellas, y las prioridades que debemos poner en
cada una. Primero, exploremos las similitudes entre el Mandato Cultural, y la Gran Comisión.
Las similitudes entre el Mandato Cultural y la Gran Comisión, son de gran alcance. Por
ejemplo, obligar a la humanidad a construir el reino de Dios, y aún hacer de esto nuestra meta
principal en la vida. Y como parte de la construcción del reino, ambas requieren de nosotros
llenar la tierra con ciudadanos del reino de Dios, dando a luz hijos en matrimonios o por medio
del evangelismo: Y ambos nos requieren dominar la tierra, ya sea mediante la construcción de
sociedades, o discipulando naciones.
Podríamos resumir estas similitudes diciendo que la Gran Comisión es la aplicación de Cristo
del Mandato Cultural hasta que él vuelva. Desde el ministerio de Cristo en esta tierra, la Gran
Comisión ha sido y continúa siendo una manera importante de aplicar el Mandato Cultural, y la
iglesia está obligada en seguirla.
En añadidura de estas similitudes, también hay diferencias entre el Mandato Cultural, y la
Gran Comisión que debiéramos considerar.
Una diferencia importante entre el Mandato Cultural, y la Gran Comisión, es que el Mandato
Cultural es para cada era y la Gran Comisión se enfoca en la situación especial de la Iglesia
antes del retorno de Cristo. El Mandato Cultural fue dado en la creación, y desde ese tiempo
en adelante ha sido el trabajo de la humanidad transformar el mundo en un paraíso, digno de
la habitación de Dios.
En contraste, la Gran Comisión no fue dada hasta el final del ministerio de Jesús en la tierra, y
fue específicamente enfocado en las responsabilidades éticas primarias del pueblo de Dios,
durante el último período de la historia del reino.
El Mandato Cultural requiere que la humanidad se case y dé a luz hijos físicos con el fin de
procrear más seres humanos. También requiere procrear hijos espirituales que sean el reflejo
de Dios en su reino. En contraste, la Gran Comisión enfatiza sólo la necesidad de procrear
hijos espirituales haciendo discípulos.
Finalmente, habiendo mirado a las similitudes y diferencias entre el Mandato Cultural y la Gran
Comisión, debemos tornar a la materia de prioridades.
A menudo en la historia de la Iglesia Cristiana se ha discrepado sobre cuales de los grandes
mandatos de Dios tienen prioridad sobre los otros. Algunos han argumentado que los
cristianos deberían concentrar sus vidas en los requerimientos del Mandato Cultural
involucrándose en el matrimonio, la procreación y el trabajo en construir la cultura humana.
Otros han argumentado que estos requerimientos han sido superados por el mandato del
evangelio de hacer discípulos a trabes del evangelismo y la enseñanza. Esta tensión tiene
significado práctico muy importante para cada uno de nosotros. ¿Debemos concentrarnos en
una dirección o la otra? ¿Debe el construir culturas humanas tener precedente sobre en
ministerio del evangelio? O ¿debe el ministerio del evangelio tener prioridad?
En un sentido, el Mandato Cultural tiene prioridad sobre la Gran Comisión en que vino primero
y expresa la meta primaria de la humanidad, básicamente, el triunfo completo del reino de
Dios a través del mundo entero.
Pero en otro sentido, la Gran Comisión tiene prioridad en que aplica el Mandato Cultural a las
circunstancias especiales de la época presente, enfocándose en las necesidades especiales
que deben ser hechas en nuestra era.
Mientras esperamos que Cristo retorne en gloria una de nuestras prioridades superiores es el
rescatar hombres y mujeres a través de mundo del poder del pecado a través de la
proclamación del evangelio.
Como resultado, habrá tiempos en que los mandatos explícitos del Mandato Cultural y la Gran
Comisión parecerán estar en tensión. Cuando sintamos esta tensión siempre debemos
asegurarnos poner atención especial a las prioridades de la Gran Comisión. Si encontramos
tensión en nuestras vidas entre el precepto del Mandato Cultural hacia el matrimonio y trabajo,
y el precepto de la Gran Comisión de evangelizar y discipular, debemos evaluar el Mandato
Cultural a luz de la Gran Comisión. Debemos entender que las declaraciones de la Gran
Comisión son interpretaciones y aplicaciones normativas del Mandato Cultural para nuestro
tiempo. Y en este sentido, debemos dar alguna prioridad a la Gran Comisión cuando se trata
de una aplicación moderna.
En 1 de Corintios capítulo 9 versículos 15 al 23, Pablo hablo renunciar su derecho de casarse
y de ser pagado por su trabajo. Escuchen a sus palabras aquí:
Pero yo de nada de esto me he aprovechado… me he hecho siervo de todos para ganar a
mayor número… Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él. (1
Corintios 9:15 – 23)
En conclusión, el Mandato Cultural es el programa sobre todo en su reino. Su meta última es
el propagar su reino a través de toda la creación, y el popular su reino con ciudadanos fieles.
Y el ha establecido mandatos de la creación como el matrimonio y el trabajo como un medio
de consumar esta meta.
Pero la caída del la humanidad en pecado hizo para nosotros esta meta imposible para
cumplir. Por lo tanto, Dios ha comenzado a redimir la raza humana, con el propósito de
restaurar el mundo y tornarlo en un reino perfecto. Y el medio principal que el a proveído para
esta redención y restauración es evangelismo y discipulado, esas cosas que el ha mandado
en la Gran Comisión.
Por lo tanto, la Gran Comisión, es la aplicación normativa del Mandato Cultural para esta era
presente en la cual las fases finales del reino de Dios han ya comenzado, pero no han llegado
a su realización completa.

CONCLUSIÓN
En esta lección, hemos visto que el reino de Dios es la meta última de la ética Cristiana.
Hemos considerado las circunstancias del reino de Dios, incluyendo su importancia, sus
componentes y su desarrollo. Hemos discutido nuestra experiencia del reino de Dios, mirando
a nuestra doble meta principal, y hemos visto el programa para el reino como esta declarado
en el Mandato Cultural y la Gran Comisión.
El éxito del reino es la meta última de Dios para su creación por lo tanto, debe ser nuestra
meta última también. En efecto, cada uno de nuestros pensamientos, palabras y obras deben
servir en alguna manera a la construcción del reino de Dios. Y cuando esto ocurre, Dios
aprueba y las bendice, por lo cual pueden ser correctamente llamadas buenas éticamente. Y
cuando distraen de la meta del reino, Dios la condena, por lo que son llamadas malas.
Cuando queremos hacer juicios éticos, debemos tomar en cuenta de la forma en que nuestras
decisiones serán de impacto en el reino de Dios.
Enamorarse (Séptimo mandamiento, Dr. Feddes)
Enamorarse por David Feddes
No cometerás adulterio. (Éxodo 20:14)
Honroso sea en todos el matrimonio. (Hebreos 13:4).
Sandra y Felipe se están enamorando. Sandra tiene 26 años; Felipe tiene 28 años. Ambos
son solteros y se conocieron en el trabajo. Se sintieron atraídos el uno por otro de
inmediato. Ninguno era virgen en el momento en que se conocieron, pero no se considerarían
libertinos. Felipe y Sandra no creen en acostarse con cualquiera. Ambos creen que no
deberías irte a la cama con alguien a menos que estés enamorado.
Ambos han estado enamorados antes, y ahora están enamorados de nuevo. No se sienten
listos para hacer un compromiso permanente como el matrimonio: los padres de Sandra
tuvieron un divorcio desagradable y ella no quiere que la aten hasta que esté segura de que
tiene al hombre correcto--pero tanto ella como Felipe están de acuerdo en que son lo
suficientemente serios como para mudarse juntos. Si funciona, ¿quién sabe? Eventualmente
podrían casarse. Mientras tanto, planean disfrutar de su amor un día a la vez.
                                                                           * * *
Amber y Jeremy se están enamorando. Amber está en doceavo grado, y Jeremy está en su
primer año de la universidad comunitaria local. Se conocieron en un restaurante donde a
Amber le gustaba salir con sus amigos. Jeremy trabajaba allí tres noches a la semana,
atendiendo las mesas. A veces, Jeremy le servía a Amber y a sus amigos, y cuando
no estaba demasiado ocupado, se quedaba en la mesa y bromeaba. Un viernes por la noche,
le dijo a Amber que tenía libre el sábado por la noche y le preguntó si le gustaría ir a ver una
película con él. Eso sonaba bien para ella, y la pasaron muy bien. Ahora se
están enamorando.
Solo hay un problema. Amber creció en una familia que toma la fe muy en serio, pero Jeremy
no. Él tiene poco interés en ir a la iglesia, y no tiene creencias fuertes. Cuando los padres de
Amber preguntan por qué está saliendo con alguien que no es un Cristiano comprometido, ella
responde: "Simplemente estamos saliendo. No es como si nos casáramos o algo así. Y
además, incluso si nos casáramos, creo que para que un matrimonio sea feliz, el
compañerismo es más importante que tener la misma religión". Amber aún cree en la mayoría
de lo que creen sus padres y su hermano: cree que Dios existe y que Jesús es su Hijo, pero
no va a permitir que el Cristianismo de su familia arruine su vida amorosa ni la mantenga
alejada de la felicidad. Amber ama a Jeremy. Es guapo, inteligente, gracioso, y Amber no
puede imaginarse conocer a alguien que sea más adecuado para ella.
                                                                           * * *
Marcos y Julia se están enamorando. Marcos está en los treintas. Está divorciado, con dos
hijos que ve cada dos fines de semana. Conoció a Julia en un juego de pelota. Él estaba allí
para ver jugar a sus hijos, y Julia estaba allí para ver a la suya. Julia está casada, pero su
esposo no estuvo con ella esa noche. Él estaba demasiado ocupado en su trabajo, como
parecía que siempre lo estaba. De alguna manera, Marcos y Julia hablaron mientras miraban
el juego, y conectaron inmediato. Después de verse en unos pocos juegos más, Marcos y
Julia comenzaron a planear cómo podrían pasar más tiempo juntos a solas.
Se están enamorando, pero no se sienten cómodos al respecto. Marcos está divorciado, pero
realmente él no cree en el divorcio, y nunca pensó mucho en un hombre que se robaría la
esposa de otra persona y rompería su matrimonio. ¿Pero cómo puede dejar ir a Julia? Ella lo
hace sentir tan vivo.
Las dudas de Julia son aún más serias que las de Marcos. Ella está enamorada de Marcos,
pero también se preocupa por su familia. Ella adora a sus tres hijos, y también tiene algo de
sentimiento por su marido. Sin embargo, no importa cuánto se preocupa Julia por su
familia, ella nunca sintió por nadie lo que siente por Marcos. ¿Cómo puede dejar de
verlo? ¿Ella no tiene derecho a ser feliz?
                                                                           * * *
Enamorarse es misterioso. Puede suceder en una variedad de lugares de una variedad de
formas, pero no importa cómo suceda, una vez que te enamoras, puede sentirse como lo más
importante del mundo. Nada puede interponerse en el camino. Parece que tu única opción es
hacer lo que creas que el amor te dice que hagas.
Sandra y Felipe se están enamorando, entonces están viviendo juntos. No pueden dejar que
las ideas anticuadas sobre el matrimonio se interpongan en el camino del amor. Amber y
Jeremy se están enamorando, por lo que mantienen su relación. No pueden permitir que el
hecho de que tienen creencias religiosas diferentes se interponga en el camino del
amor. Marcos y Julia se están enamorando, por lo que llevan a cabo una aventura que
amenaza con romper el matrimonio de Julia. No pueden permitir que los reparos morales
sobre el adulterio se interpongan en el camino del amor.
¿Qué deberíamos hacer con todo esto? Tal vez te estás enamorando de alguien. Tal vez
estás en una situación como la que describí y te preguntas a dónde ir desde aquí. Podríamos
verlo desde varios ángulos, pero te invito a enfocarte en una simple pregunta: ¿Qué dice
Dios?
Honrando el Matrimonio
Dios nos creó al hombre y a la mujer, por lo que es justo decir que enamorarse es su
invención. La pregunta es, ¿qué dice él acerca de cómo debemos manejar este misterioso
invento suyo, esta poderosa atracción entre el hombre y la mujer? ¿Qué dice Dios acerca de
que las parejas no casadas vivan juntas? ¿Qué dice Dios acerca de enamorarse de alguien
sin una fe viva? ¿Qué dice Dios acerca de dejar a tu cónyuge por alguien que te hace más
feliz? Dios dice en la Biblia, "Honroso sea en todos el matrimonio" (Hebreos 13:4). Eso es lo
más básico a tener en cuenta cuando se trata de enamorarse.
¿Por qué el matrimonio es tan importante? Mi denominación, la Iglesia Cristiana Reformada,
tiene un formulario de bodas que dice:
Al poner su bendición en un matrimonio, Dios tuvo la intención de que proveyera: un contexto
dentro del cual el esposo y la esposa pueden ayudarse y consolarse mutuamente y encontrar
compañía; un escenario en el que podemos expresar tierna y amorosamente los deseos que
Dios nos dio; un ambiente seguro dentro del cual los hijos pueden nacer y aprender a conocer
y a servir al Señor; y una estructura que enriquece a la sociedad y contribuye a su función
ordenada.
En el plan de Dios, cuando el matrimonio prospera, también lo hacen los hombres, las
mujeres, los niños y toda la sociedad. No podemos menospreciar el matrimonio ni pretender
que no importa. Hay mucho en juego.
En las escuelas, en el lugar de trabajo y en las fuerzas armadas, existe una preocupación
sobre el acoso sexual, y hay esfuerzos para definir el consentimiento sexual. Ahora, estoy de
acuerdo en que necesitamos una buena definición de consentimiento, pero necesitamos una
definición que sea mucho más antigua y mucho mejor que cualquier lista moderna de
reglas. Tienes un consentimiento legítimo, aprobado por Dios, para la intimidad sexual solo si
ambos han dicho: "En lo bueno, en lo malo, en la riqueza, en la pobreza, en la enfermedad y
en la salud, mientras ambos vivamos". El matrimonio es la única política sexual que
funciona. Cualquier otro enfoque significa problemas.
El sexo casual es una forma de deshonrar el matrimonio, pero no es la única. ¿Qué hay de las
parejas que se enamoran y viven juntas sin casarse? Dicen que está bien siempre y cuando
se amen y los dos estén dispuestos. Pero, ¿qué dice Dios? Él dice: "Honroso sea en todos el
matrimonio". Las parejas no casadas que viven juntas deshonran el matrimonio.
¿Por qué tantas personas piensan que "vivir juntos" es una buena idea? Algunas parejas viven
juntas porque piensan que el matrimonio no significa mucho. "¿Quién necesita un pedazo de
papel o un anillo de bodas? Nos amamos. Eso es todo lo que importa".
Pero no todos los que viven juntos piensan de esa manera. Algunos ven el matrimonio como
un compromiso serio, y no quieren hacer promesas que no pueden cumplir. Ellos no quieren
que su matrimonio se desmorone como tantos otros que conocen, por lo que la convivencia
tiene sentido para ellos. Pueden disfrutar el uno del otro por el momento, y
también pueden usarlo como un experimento para descubrir si son compatibles. Si funciona,
siempre pueden casarse más tarde. Si no funciona, bueno, no hay daño.
La ironía de esto es que, según cada estudio que se ha hecho alguna vez, es mucho más
probable que las personas que viven juntas antes del matrimonio se divorcien que aquellas
que no viven juntas antes. Y además, no es cierto que cuando las personas viven juntas y
luego se separan, no se hagan daño. La Biblia enseña que cuando dos personas se unen
físicamente, se convierten en una sola carne. Se vuelven vulnerables el uno al otro, y sus
vidas se entrelazan entre sí. Si luego se separan y se van por caminos separados, pierdes
parte de ti mismo.
¿Y qué hay de los niños? Millones de niños nacen de amantes en unión libre. ¿Qué hay de
ellos? Los niños cuyos padres viven en una relación desechable no tienen mucha
seguridad. ¿Hay algo con lo que realmente puedan contar?
Además, una cantidad desproporcionada de abuso infantil está en manos de los amantes en
unión libre, y los niños con más probabilidades de unirse a las pandillas son aquellos cuyos
padres no se molestan en casarse. Cuando el matrimonio se desmorona, también lo hace la
sociedad. Solo mira alrededor.
Dios dice: "Honroso sea en todos el matrimonio". Cuando decides que sabes más que Dios,
que está bien vivir juntos sin estar casados, te traicionas a ti mismo, traicionas a la persona
que amas, traicionas a tus hijos y a tu sociedad, y traicionas al Dios que te creó para algo
mejor. Para honrar realmente el matrimonio, debes buscar permanecer puro antes del
matrimonio y fiel dentro del matrimonio. La Biblia dice: "Honroso sea en todos el matrimonio, y
el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios" (Hebreos
13:4). Así que, además de todos los otros problemas que conlleva deshonrar el matrimonio, te
enfrentas al juicio de Dios.
Yugo Desigual
Veamos ahora las decisiones sobre con quién salir y con quién casarse. Una niña puede
pensar que está bien enamorarse de un niño a pesar de que dice ser Cristiana, y él no está
interesado. Pero, ¿qué dice Dios? En la Biblia él dice, "No os unáis en yugo desigual con los
incrédulos" (2 Corintios 6:14). Él dice que una mujer Cristiana es "libre es para casarse con
quien quiera, con tal que sea en el Señor" (1 Corintios 7:39).
En el capítulo 2 de Malaquías, la Biblia dice que algunas personas del pueblo de Dios
rompieron la fe e hicieron algo detestable. ¿Qué habían hecho? Se habían casado con
personas que adoraban a otros dioses, quienes no tenían un compromiso con el único Dios
verdadero. Esta ruptura de la fe fue tan grave que el profeta Malaquías dijo: "Jehová cortará
de las tiendas de Jacob al hombre que hiciere esto, al que vela y al que responde, y al que
ofrece ofrenda a Jehová de los ejércitos".
Dios prohíbe el matrimonio fuera de la fe, y eso significa que ni siquiera deberías salir con
alguien fuera de la fe. Después de todo, si no puedes decir que no a la oferta de una cita con
alguien no Cristiano, ¿cómo vas a romper con esa persona una vez que esté profundamente
enamorado? Dios quiere que seas uno en cuerpo y también uno en espíritu con la persona
con la que te casas. Si sirves a Jesús, ¿cómo puedes ser uno en espíritu con alguien que
ignora a Jesús? Es una cuestión de lealtad. Si dices ser Cristiano, pero te casas con una
persona de otra religión, o te casas con una persona que tiene antecedentes eclesiásticos
pero cuya fe significa muy poco, estás dando un gran paso lejos de Jesucristo. Puedes
pensar que ganarás a la persona para Cristo, pero con mucha más frecuencia, funciona de
otra manera. Dios se vuelve cada vez menos importante para ti. Estás bajo una constante
presión para poner la voluntad de tu esposo o esposa por delante de la voluntad de Dios, y el
hecho de que te hayas casado con esa persona en primer lugar es una prueba de que cuando
la situación es crítica, Jesús no viene en primer lugar en tu vida.
Y hay más. Cuando te casas fuera de la fe, estás arriesgando no solo tu propia alma sino
también el alma de cualquier hijo que puedas tener. ¿Qué pasará con tus hijos? Puedes tratar
de mostrarles el camino de Dios, pero tu cónyuge vive de otra manera. Puedes sentir la
tentación de resentirte con tu cónyuge por poner en peligro las almas de los niños. Pero no
tienes a nadie más que a ti mismo como culpable. Tú eres el que conocía el camino de Cristo
pero elegiste a alguien que no compartía tus convicciones. Tú eres el que eligió arriesgar las
almas de tus hijos por el bien de tu propia felicidad. Si eres es Cristiano, Dios te llama a
casarte con alguien que hace que tu compromiso con Cristo sea más fuerte en lugar de más
débil, y que tengas el tipo de fe que te gustaría que sus hijos tuvieran.
Adulterio
Pasemos a otro aspecto más del enamoramiento. ¿Qué pasa si estás casado con una
persona, pero estás enamorado de otra? No puedes imaginarte cómo puede ser feliz a menos
que dejes a tu cónyuge por esta otra persona. Así es como lo sientes, pero ¿qué dice Dios?
En Malaquías 2, la Biblia les habla a varias personas divorciadas que están molestas porque
Dios no las bendecirá.
Haréis cubrir el altar de Jehová de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más a la
ofrenda... Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu
juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto.
            ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque
buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis
desleales para con la mujer de vuestra juventud.
                        Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio... (2:13-16).
Cuando estás locamente enamorado de alguien que te excita más que la persona con la que
te casaste, tal vez te preguntes: "¿Cómo puede ser malo cuando se siente tan bien?". Pero la
verdadera pregunta es: "¿Cómo puede ser correcto cuando Dios dice que está tan mal?".
Lo sé, algunas personas se encuentran en situaciones donde la separación y el divorcio les
son impuestas, pero ahora estoy hablando con aquellos que han decidido romper sus
promesas solo porque la hierba se ve más verde al otro lado de la valla. Por amor a Dios, por
el bien de tu cónyuge, por el bien de tus hijos, honra tu matrimonio. No rompas la fe. 
Parece que casi todos en estos días están tratando de hacer que los niños se sientan mejor
sobre el divorcio, hasta la televisión infantil. Un pajarito vive con una mami en una parte del
bosque, mientras que papi vive en otra parte del bosque. El pajarito canta: "Allí está el árbol
de papá, y aquí está el árbol de mamá. No viven juntos, pero los dos me aman". Los adultos
esperan que los niños se adapten para hacer frente al divorcio, pero los adultos se niegan a
adaptarse para evitar el divorcio. Los adultos dejan de amarse los unos a los otros, y luego se
preguntan por qué sus hijos están preocupados de que sus padres dejen de amarlos. ¿Es
justo esperar que los niños de cuatro y catorce años sean más maduros y flexibles que los de
cuarenta? Deberíamos hacer todo lo posible para apoyar a los hijos del divorcio y asegurarles
el amor de sus padres, pero si deseas ayudar a los hijos al máximo, no te divorcies en primer
lugar.
Siguiendo el Plan de Dios
No podemos deshonrar el matrimonio y luego decir que está bien porque vivimos en tiempos
cambiantes. Ningún cambio puede mejorar el plan de Dios para dos personas comprometidas
la una con la otra de por vida y comprometidas con él, el Señor de la vida. 
Cuando estés soltero, mantente sexualmente puro, y cuando estés casado, entrégate plena y
alegremente a tu cónyuge. Disfruta del milagro que ocurre cada vez que dos personas se dan
el regalo de sí mismas, cuando prometen amarse, caminar juntas y ser uno con el otro sin
importar nada. Deja que tu matrimonio sirva como una imagen del increíble amor entre Jesús
y su iglesia (Efesios 5:21-33).
El Señor es fiel y espera que su pueblo sea fiel. Dios cumple sus promesas y espera que su
pueblo cumpla las suyas. Él dice: "Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla;
pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios".
Busca obedecer a Dios y evitar el mal. Si todavía no estás en una relación de unión libre, no
comiences. Si no estás saliendo con alguien fuera de la fe, no comiences. Si no está teniendo
una aventura amorosa o está considerando divorciarte, asegúrate de no hacerlo
nunca. Pero, ¿y si ya lo has reventado, y estás recibiendo este mensaje demasiado
tarde? Bueno, en cierto sentido, nunca es demasiado tarde. Dios no solo es el Creador que
nos muestra lo que es correcto, sino que también es el Salvador que puede perdonarnos y
cambiarnos cuando estamos equivocados. Esto solo puede suceder cuando la sangre de
Jesús lava tus pecados y su Espíritu Santo renueva tu vida. Así que deja de fingir que eres tu
propio jefe e inclínate ante Dios. Deja de pretender que las elecciones que has hecho están
bien. Admite tu pecado, pídele a Dios el amor de Jesús, y luego comienza a obedecer a Dios
a partir de ahora.
Si has estado viviendo con alguien, confiesa tu pecado ante Dios. Entonces o te casas o
terminas la relación. No sigas viviendo en pecado.
Si sales con una persona que no es Cristiana, rompe con ella antes de que la relación vaya
más lejos. Es difícil, pero tienes que hacerlo. No puedes comprometer tu vida con alguien con
lealtades diferentes.
Si ya te has casado con una persona así, la situación es diferente. Has hecho tus
promesas. No puedes borrar el pasado. Abandonar a tu esposo o esposa ahora solo
empeoraría las cosas. Busca el perdón de Dios por tu elección pasada, y luego ora por su
ayuda. Ora para que Dios en su misericordia, sin embargo, gane a tu cónyuge e hijos, y
dedícate a convertirte en un ejemplo de amor y de piedad que pueda ayudar a ganarlos para
Cristo (1 Corintios 7:12-16).
Si estás teniendo una aventura, acaba con ella ahora. Luego busca el perdón de Dios y el
perdón de tu esposo o esposa.
Si ya te has divorciado de tu esposo o esposa para casarte con otra persona, pídale a Dios
que te perdone y te limpie. Entonces confiésale a la persona que abandonaste que estabas
equivocado. Ahora estás sujeto a alguien más; no puedes deshacer el daño a todas las
personas que lastimas. Pero al menos puedes admitir que hiciste mal y buscar su perdón.
Para resumirlo todo, Dios dice que debemos obedecer su voluntad de casarnos, y si no
obedecemos, debemos arrepentirnos, pedirle perdón al Señor y a los demás, y honrar la
voluntad de Dios para el matrimonio a partir de ahora.
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
Divorcio y Segundas Nupcias (Dr. Feddes)
 
"¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?" (Mateo 19:3).
Los anuncios aparecen en la pantalla de mi ordenador. Uno dice: "Divorcio simple en línea,
bajo costo, rápido, fácil, garantizado. Su solución de divorcio en línea: solo $249". Otro
promete una oferta aún mejor: "Un divorcio sin culpa. Solo $25.95". ¿Qué podría ser mejor
que un divorcio que no cuesta mucho y en el que nadie tiene la culpa? Otro anuncio se titula
"Divorcio fácil en línea" y ofrece "paquetes fáciles de divorcio". La compañía dice: "Nos
enorgullecemos de la calidad de nuestros paquetes de divorcio". Otra empresa de "divorcio
fácil en línea " se jacta de aparecer en programas de noticias de televisión y ofrece una
garantía de devolución de dinero del 100%. No estoy en el mercado de los divorcios, pero
aparentemente es un negocio en auge. Las compañías en línea compiten con bufetes de
abogados más tradicionales por una parte de las ganancias en el negocio de los trámites de
divorcio.
¿Está bien el divorcio siempre y cuando hagas los trámites y completes los formularios
correctos? Algunas personas parecen creer que sí, y eso no es nada nuevo. Cuando Jesús
caminó sobre la tierra, conoció a personas que pensaban de la misma manera. Ellos
pensaban que estaba bien que un hombre se divorciara de su esposa por cualquier
motivo. Muchas de estas personas formaban parte de un grupo religioso de élite llamado los
fariseos. Ellos pensaban que Dios mismo les había dado el derecho de un divorcio fácil,
siempre que hicieran los trámites necesarios. Su posición atraía a muchas personas que
querían a Dios de su lado, pero que no querían quedarse atrapados con una persona por el
resto de sus vidas.
El divorcio fácil era popular en la época de Jesús, y los oponentes de Jesús querían usar esto
como un arma en contra de Jesús. Los fariseos estaban molestos porque muchas personas
se encontraban interesadas en Jesús, y ellos estaban ansiosos por hacer que Jesús se viera
mal y se volvieran en contra de él. Una forma segura, decidieron, era hacerle la pregunta del
divorcio a Jesús: "¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?".
Si tuvieras que responder a esa pregunta, ¿qué dirías? ¿Está bien divorciarse de alguien
simplemente porque quieres? ¿Está bien que una mujer se divorcie de su esposo si deja
arriba el asiento del retrete con demasiada frecuencia? ¿Está bien que un hombre se divorcie
de su esposa si ella engorda veinte libras y quiere casarse con alguien más joven y más
delgada? ¿Está bien que una mujer se divorcie de su esposo si él ve demasiados eventos
deportivos en la televisión? ¿Está bien que una pareja se divorcie porque no se llevan muy
bien? ¿Está bien divorciarse de alguien si quieres casarte con alguien que crees que te hará
más feliz? ¿La ley de Dios aprueba divorciarse de alguien por cualquier motivo?
En la época de Jesús, muchas personas consideraban las enseñanzas del rabino Hillel como
una guía. Hillel era un maestro popular, y algunas personas todavía veneran sus ideas. Hillel
tenía una visión permisiva acerca del divorcio. Algunos otros maestros tomaban una postura
más estricta, pero Hillel y sus seguidores enseñaban que un hombre podría divorciarse de su
esposa por cualquier motivo. Si ella no cocinaba lo suficientemente bien como para
complacerlo, él podía divorciarse de ella con la aprobación de Dios. Si encontraba una mujer
más bella, podría divorciarse de su esposa actual y volver a casarse con aquella que le
resultara más atractiva. Hillel decía que esto estaba bien siempre y cuando existiera un
certificado de divorcio apropiado, y usaba un fragmento de la Ley de Moisés para mostrar que
Dios lo apoyaba. La visión permisiva de Hillel acerca del divorcio atrajo a un gran número de
seguidores.
Cuando los fariseos le preguntaron a Jesús: "¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por
cualquier causa?" no hacían la pregunta por una verdadera curiosidad. Ellos ya sabían que
Jesús se oponía al divorcio fácil. Anteriormente, Jesús había dicho que hacer los trámites
necesarios no hacía que el divorcio fuera correcto. Jesús mencionó solo una excepción en la
que Dios permitía el divorcio, pero, de lo contrario, dijo que el divorcio y las segundas nupcias
significaban adulterio, y que ninguna cantidad de papeleo podía cambiar ese hecho (Mateo
5:32-33).
Los enemigos de Jesús querían usar esto en contra de Jesús. Le hicieron a Jesús la pregunta
acerca del divorcio para que repitiera su oposición ante el divorcio. Ellos sabían que una forma
rápida para que un predicador molestara a las personas y las disgustara era decir algo acerca
del divorcio. Querían hacer tropezar a Jesús. Querían destacar cómo es que Jesús se
diferenciaba del rabino Hillel y de la comprensión adecuada de la ley de Dios dada a
Moisés. Querían que las personas que habían estado siguiendo a Jesús tuvieran dudas sobre
él. Las personas podrían pensar que los puntos de vista de Jesús acerca del matrimonio y del
divorcio no eran realistas, y podrían cambiar su lealtad ante Jesús hacia los líderes religiosos
que enseñaban que el divorcio era un derecho otorgado por Dios.
Piensa en lo que sucede hoy si alguien quiere divorciarse, pero la iglesia dice que el divorcio
es incorrecto. Es probable que esa persona abandone a su cónyuge y también salga de su
iglesia y encuentre una iglesia diferente. Lo he visto suceder. Un hombre deja a su esposa y
comienza a vivir con otra mujer. Los ancianos de su iglesia lo confrontan y le dicen que está
haciendo mal, pero en lugar de arrepentirse, lleva a su novia a una iglesia que está cerca del
vecindario y que es más permisiva. O una mujer está harta de su marido y lo deja por razones
que la iglesia dice que no son suficientes. Esto la molesta, entonces ella sale de su iglesia y
encuentra una que la hace estar "más cómoda". Este es el tipo de cosas que los enemigos de
Jesús querían explotar. Querían que Jesús dijera cosas sobre el divorcio que irían en contra
de la sabiduría aceptada y que ofenderían a muchas personas divorciadas, para que las
personas abandonaran el círculo de Jesús y se unieran a un grupo donde se sentirían más en
casa.

La Cuestión del Matrimonio


Jesús no era tan permisivo con el divorcio como sus oponentes. Esto no significa que Jesús
era más mezquino que los fariseos. ¡Lejos de eso! Jesús tenía una gran compasión por las
personas divorciadas. Hizo todo lo posible por hacerse amigo de una mujer que se había
divorciado cinco veces y que vivía con un hombre en el momento en que la conoció. Jesús
tocó su corazón y la trajo a la fe. Hoy, a Jesús le importan las personas divorciadas tanto
como siempre. Se preocupa por aquellos que pasan por el divorcio a regañadientes y en
contra de su voluntad y que puede que no tengan la culpa de su divorcio. Él también se
preocupa por aquellos que piensan que pueden divorciarse de alguien por cualquier razón. A
Jesús le importan tanto las personas y su relación con ellos y con Dios que se niega a tomar
el divorcio a la ligera.
Cuando los fariseos le hicieron la pregunta del divorcio a Jesús, Jesús sabía que no a todos
les gustaría su respuesta, pero habló de todos modos. Sin embargo, no dio una respuesta
directa de inmediato. Hizo una pregunta por su cuenta. Jesús llevó a sus interrogadores al
principio del matrimonio, registrado en el libro de Génesis.
"¿No habéis leído", respondió él, " que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y
dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola
carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo
separe el hombre".
En respuesta a la pregunta sobre el divorcio, Jesús hizo la pregunta sobre el matrimonio: ¿no
has leído del diseño original del Creador?   Antes de preguntar, "¿Cuándo está bien
divorciarse?" primero debemos preguntar: "¿Qué es el matrimonio?" Antes de preguntarnos si
sería correcto que las personas finalicen un matrimonio, primero tenemos que preguntar sobre
el diseño de Dios para comenzar el matrimonio. Si el Creador diseñó el matrimonio para unir a
dos personas y hacerlos uno en cuerpo y propósito, entonces ninguna persona tiene el
derecho de destrozar tal unión solo porque él o ella deseen salir.
Eso puede parecer difícil de discutir, pero los oponentes de Jesús no se dieron por
vencidos. Si Jesús quería citar las Escrituras, también ellos podían citar las Escrituras. "¿Por
qué, pues", preguntaron, "mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla?" Se referían a
Deuteronomio 24:1, donde Moisés dice: "Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si
no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio,
y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa". Moisés continúa diciendo que, si
esta mujer termina casándose con otro hombre, el ex esposo no podrá casarse con ella más
tarde. Lo que los oponentes de Jesús obtuvieron de ese pasaje fue el principio del papeleo: si
quieres abandonar a tu esposa, adelante. Solo asegúrate de hacer los trámites
correctos. Entonces Dios lo aprobará.
Incluso hablaban como si el divorcio fuera ordenado por Moisés y por Dios. Pero ¿la Biblia
realmente mandaba a las personas a divorciarse? No, Dios reconocía la realidad del divorcio
entre las personas pecadoras y dio instrucciones sobre cómo regularlo. El propósito era hacer
el divorcio menos frecuente, para que fuera menos perjudicial cuando sucediera, y para
mostrar que el divorcio es un asunto muy serio. Cuando los fariseos citaron la regulación del
divorcio de Moisés, Jesús respondió que nunca fue ordenado el divorcio, sino que solo fue
permitido de mala gana porque ellos eran muy pecaminosos y obstinados. Él les dijo a los
fariseos,
"Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al
principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de
fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera".
Cuando los oponentes de Jesús leían la Biblia, siempre buscaban lagunas y trataban de
definir lo que Dios les permitiría hacer. Pero esa es la forma incorrecta de leer la Biblia. Jesús
los desafió a no buscar las lagunas sino a buscar el diseño original de Dios para el
matrimonio. El primer libro del Antiguo Testamento, el libro de Génesis, habla sobre Dios
haciendo una sola carne a dos personas, y el último libro del Antiguo Testamento, el libro de
Malaquías, también habla de una sola carne. En Malaquías 2, Dios dice,
¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba
una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para
con la mujer de vuestra juventud.
Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad
su vestido, dijo Jehová de los ejércitos.
Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales. (Malaquías 2:15-16)
Las Escrituras del Antiguo Testamento comienzan y terminan con este énfasis en la unión de
una sola carne en el matrimonio, y Dios exclama: "¡Aborrezco el repudio!" Pero las personas
de corazón duro, decididas a hacer lo suyo, encontraron una frase en las Escrituras que
mencionaba un certificado de divorcio y la torcieron para hacer del divorcio un mandato divino.
Hoy en día, muchas personas toman a los psicólogos y autores tan en serio como ellos solían
tomar a los líderes religiosos, y algunos de estos expertos se encuentran aún más ansiosos
que los antiguos fariseos por hacer que el divorcio parezca correcto y bueno. Un libro sobre el
divorcio hace que el matrimonio suene como la ropa: si se desgasta o si tus gustos cambian,
es hora de deshacerte de lo viejo y conseguir algo nuevo.
Sí, tu matrimonio puede desgastarse. Las personas cambian sus valores y sus estilos de
vida. Las personas quieren experimentar cosas nuevas. El cambio es parte de la vida. El
cambio y el crecimiento personal son rasgos de los que debes enorgullecerte, son indicativos
de una mente de búsqueda vital. Debes aceptar la realidad de que en el mundo multifacético
de hoy es especialmente fácil para dos personas separarse. Dejar tu matrimonio, si ya no es
bueno para ti, puede ser lo más exitoso que hayas hecho. El divorcio puede ser un paso
positivo en la resolución de los problemas y está orientado al crecimiento. Puede ser un triunfo
personal.
Así como los fariseos de antaño hacían que pareciera que divorciarse obedecía a un mandato
bíblico, los expertos exóticos hablan del divorcio como algo de lo que hay que sentirse
orgullosos, una señal de una gran mente, una insignia de bondad, ¡un triunfo personal! Pero
Jesús acorta las tonterías. A la luz de la intención del Creador para el matrimonio, el divorcio
es un desastre, un signo no de grandes mentes sino de corazones duros, un desgarre de lo
que Dios unió.

Divorciarse Sin Pecar


Jesús se opone al divorcio fácil, pero no dice que todo aquel que se divorcie esté equivocado
al hacerlo. Jesús permite el divorcio donde hay "infidelidad conyugal". La palabra griega es
porneia, la fuente de nuestra palabra pornografía. En este contexto, porneia significa actividad
sexual fuera del matrimonio. Si tu cónyuge es sexualmente infiel al matrimonio, no
necesariamente estás pecando al divorciarte. En tales casos, Jesús te permite divorciarte de
tu cónyuge infiel y eventualmente volver a casarte con otra persona si te encuentras con la
persona adecuada.
La traición y la ruptura pueden ser graves para ti, pero divorciarte y volverte a casar en tal
caso no es pecaminoso, y no debes sentirte culpable por ello. No dejes que Satanás te
acuse. No te culpes por algo que no es pecaminoso. No existe el divorcio sin culpa--el divorcio
siempre es culpa de alguien--pero a veces el divorcio es culpa de un conyugue y no del
otro. En muchos casos, ambos conyugues tienen la culpa, pero no en todos los casos. A
veces, uno de los miembros de la pareja es infiel incluso cuando el otro ha sido fiel y
amoroso. Ningún esposo o esposa es perfecto todo el tiempo, pero es posible ser un
conyugue bueno y fiel y, sin embargo, que tu cónyuge destruya el matrimonio.
Incluso si fueras un conyugue fiel, puedes sentir una terrible sensación de fracaso y culpa si tu
matrimonio ha sido destruido. No puedes evitar preguntarte si la relación podría haberse
salvado si hubieras hecho algo diferente. Es común sentirse de esta manera, y es correcto
que te aflijas por la ruptura de la unión que atesoraste, pero no deberías llevar una carga de
culpabilidad si fue tu cónyuge quien destruyó el matrimonio. Esto es especialmente cierto si tu
cónyuge se involucró con otra persona y cometió adulterio. Tú eres la persona que fue
perjudicada. No te rindas. No te culpes por la mala elección de tu cónyuge por desobedecer a
Dios y traicionarlo. Pasar por el divorcio es lo suficientemente doloroso sin llevar la culpa de
cosas que no son tu culpa.
No es pecaminoso divorciarse de alguien que ha sido infiel sexualmente. ¿Pero no significa
que debes divorciarte de un cónyuge que ha pecado de esa manera? No, si tu cónyuge se
arrepiente del adulterio y quiere continuar el matrimonio, apunta hacia el perdón y hacia la
reconciliación. El matrimonio ha sido violado, pero si tu cónyuge infiel y tú pueden acordar
trabajar para restablecer la confianza y renovar el matrimonio, hágalo.
Incluso si tu cónyuge no se ha arrepentido del adulterio, sino que permanece en una aventura
amorosa, aún puedes optar por no divorciarte de inmediato. No pecarías buscando el divorcio,
pero aún podrías elegir buscar el arrepentimiento y la reconciliación por un tiempo. Sé realista:
tu matrimonio se ha roto. Es poco probable que tu cónyuge tenga un cambio de corazón y
quiera volver a armar las cosas. Pero poco probable no significa imposible. Si tu cónyuge no
ha solicitado el divorcio o no ha hecho una última ruptura, puedes elegir esperar y dejar la
puerta abierta para la reconciliación. En la Biblia, el profeta Oseas tenía una esposa que era
muy infiel e inmoral, y Oseas la amaba de todos modos y no dejaba de llamarla. Su
misericordia y amor eran una muestra de la misericordia y del amor de Dios.
No estás obligado a tolerar el adulterio continuo. Tendrías razón y sería justo obtener el
divorcio, pero también estarías en lo correcto al hacer un esfuerzo adicional y dar un tiempo
adicional para que cambie tu cónyuge. No dejes que se aprovechen de ti mientras haces
esto. Sé firme, insiste en la separación si el asunto no termina. No permitas que tu cónyuge
intente conservar su aventura y el matrimonio al mismo tiempo. La elección debe ser clara: el
matrimonio puede restaurarse solo si termina la relación pecaminosa. Puedes optar por
esperar un tiempo después de la separación en lugar de divorciarte de inmediato para que la
puerta permanezca abierta para el arrepentimiento y la reconciliación. Pero Dios no exige que
esperes para siempre. La infidelidad conyugal es un motivo legítimo para buscar el divorcio y
para poder volver a casarte, porque el otro conyugue ya ha violado la unión de una sola carne.

¿Mejor No Casarse?
Cuando los fariseos le preguntaron a Jesús sobre el divorcio, querían causar problemas, y lo
lograron. Incluso los discípulos más cercanos de Jesús estaban molestos por su fuerte visión
del matrimonio. Los discípulos le dijeron: "Si así es la condición del hombre con su mujer, no
conviene casarse" (Mateo 19:10). Los discípulos pensaron que si estar casado significaba
quedarse con la misma persona para bien o para mal hasta la muerte, sería mejor quedarse
soltero. Si tu pregunta principal sobre el matrimonio es: "¿Qué hay en él para mí?", entonces
querrás asegurarte de que puedas escapar si no es tan divertido como lo habías esperado.
Incluso los propios discípulos de Jesús fueron infectados por una visión débil del matrimonio y
un enfoque permisivo del divorcio. Todavía hoy es impactante y atemorizante escuchar a
Jesús declarar: "Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre". Preferimos el lema: "Si al
principio no tienes éxito, inténtalo, inténtalo de nuevo". Si el matrimonio con una persona no
resulta de la forma en la que deseas con una persona, salte de la mala situación, termina el
matrimonio y vuelve a intentarlo con otra persona. Pero Jesús dice que Dios diseñó la unión
de una sola carne para que ésta sea un vínculo de por vida. Solo si tu cónyuge rompe el
vínculo mediante la inmoralidad sexual, se te permite terminar el matrimonio y casarte con otra
persona.
Podrías pensar: "Dame un descanso. Hay muchas razones válidas para el divorcio y para las
segundas nupcias, aparte del comportamiento inmoral de una pareja. Lo que Jesús dice no es
realista". Pero ¿Jesús es poco realista? Él es el Hijo de Dios, el Creador de la realidad.
¿Cómo puede el Creador de la realidad ser poco realista? Si pensamos que Jesús suena
poco realista, somos nosotros los que estamos fuera de contacto con la realidad. La
enseñanza de Jesús no es fácil, pero es verdadera, correcta y realista. Si ignoramos sus
palabras, terminamos peleando contra las estructuras más profundas de la realidad, y no
podemos ganar.
Los discípulos pensaron que si el matrimonio iba a ser tan permanente e irrompible como lo
dijo Jesús, entonces era mejor no casarse en absoluto. Jesús respondió diciendo: "No todos
son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado... El que sea capaz de recibir
esto, que lo reciba" (Mateo 19:11-12). No cualquiera puede aceptar lo que Jesús dice sobre el
matrimonio. Solo si Dios te da el don de la fe en Jesús y el obsequio de la obediencia a su
enseñanza, aceptarás lo que dice Jesús sobre el matrimonio y el divorcio. De lo contrario,
verás un punto de vista sobre el matrimonio y sobre el divorcio que te gustará más que la
palabra de Jesús. Pero si Dios te da el regalo de una relación con Jesús y puedes aceptarlo a
él y a sus palabras, entonces debes aceptar lo que dice.
Tal vez ya ofendiste a Dios al efectuar un divorcio que iba en contra de las instrucciones de
Jesús. Si es así, cree en las palabras de Jesús y confiesa que has pecado. Luego pídele a
Dios misericordia y perdón, y busca el poder de su Espíritu para ser fiel y obediente a Dios a
partir de ahora. La gracia del Señor puede cubrir tu pecado, pero no es una gracia
barata. Jesús pagó por esta misericordia con su propia sangre, y él te llama a partir de ahora a
seguir el camino estrecho y difícil que lleva a la vida.

Divorcio y Segundas Nupcias


En estos días, es común suponer que si un matrimonio falla, no hay nada de malo en casarse
con otra persona. En esta forma de pensar, es incorrecto cometer adulterio con alguien
mientras estás casado con otra persona, pero una vez que estás divorciado, está bien volver a
casarse con otra persona. Pero, ¿qué dice Jesús? "Cualquiera que repudia a su mujer y se
casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con
otro, comete adulterio" (Marcos 10:11-12). Esto significa que si alguien se divorcia sin motivos
bíblicos y se vuelve a casar, la decisión de encontrar un nuevo compañero es adulterio.
Pero, ¿y si dos personas simplemente no pueden vivir juntas? ¿Qué pasa si todo lo que hacen
es discutir o pelear? ¿Qué pasa si una pareja es violenta? ¿Qué pasa si uno usa drogas y
alcohol? Si es insoportable vivir con alguien, ¿cómo podría alguien, incluso Jesús, decir que
está mal divorciarse y casarse? Bueno, Jesús toma las promesas más en serio que nosotros,
y toma más en serio que nosotros la realidad de una sola carne en el matrimonio. Puede
haber momentos en los que simplemente es imposible vivir juntos. Puede haber momentos en
los que es más sabio vivir separados que permanecer en la misma casa. Pero incluso en tales
casos, la separación es temporal y deja abierta la posibilidad de cambio y reconciliación. En 1
Corintios 7:10-11, la Biblia dice: "Que la mujer no se separe del marido; y si se separa,
quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer".
Los problemas extremos pueden llevar a los esposos a vivir separados durante un tiempo,
pero tales problemas no justifican el divorcio y las segundas nupcias.
Puede haber matrimonios donde el esposo y la esposa están tan en desacuerdo entre ellos,
tan hartos entre sí que no pueden vivir juntos o dormir juntos. En tales casos, la separación
puede no ser tan mala como la lucha diaria. La separación puede ser el menor de dos males,
pero incluso si la separación se considera necesaria, no es moral efectuar un divorcio
definitivo y buscar un nuevo cónyuge. Lo ideal es no separarse en absoluto, pero si sientes
que debes vivir separado, tienes dos opciones: permanecer soltero o reconciliarte con tu
cónyuge.
Seamos honestos. Si las segundas nupcias no fueran una opción, habría muchos menos
divorcios en primer lugar. Una gran cantidad de matrimonios no llegarían a su fin y una gran
cantidad de relaciones heridas sanarían si las únicas opciones fueran reconciliarse o
permanecer solteras. Muchas personas preferirían luchar en un matrimonio difícil que estar
solos. Pero cuando la posibilidad de encontrar a alguien más y volver a casarse entra en
escena, hay mucho menos incentivo para hacer todo lo posible por salvar un matrimonio
infeliz. A veces, una ruptura matrimonial es una consecuencia directa del adulterio de un
conyugue. Pero incluso cuando aún no han ocurrido los actos de adulterio, solo la idea de
encontrar a alguien que pueda hacerte más feliz que tu cónyuge actual puede debilitar tu
determinación de mantener tus votos.
Parte del antiguo voto matrimonial incluye las palabras "abandonar a todos los demás". Ese no
es el lenguaje de mucho del asesoramiento moderno, pero se ajusta a la enseñanza
bíblica. Cuando te casas con alguien, abandonas todas las demás perspectivas del
matrimonio. Si no abandonas a todos los demás, si permites la posibilidad y un matrimonio
nuevo y feliz, es como comer ácido en tu matrimonio actual.
Cuando las personas se divorcian y vuelven a casarse poco después, comúnmente dicen que
su primer matrimonio hubiera terminado sin importar qué, incluso si alguien más no hubiera
llegado. Pero a menudo se engañan a sí mismas. No se dan cuenta de lo "atrapadas" que se
sentían, de lo "muerto" que realmente era su matrimonio, hasta que conocieron a otra persona
que era realmente "compatible" y que les revelaba cómo podría ser realmente una buena
relación. Pero sin la posibilidad de una nueva relación, ¿el viejo matrimonio estaba realmente
muerto? Cuando las personas ven el matrimonio como permanente y descartan la posibilidad
de casarse con otra persona, están mucho más decididos a devolverle la vida a un matrimonio
"muerto".
En cualquier caso, si las esperanzas de un segundo matrimonio más feliz apresuran el fin de
muchos primeros matrimonios, el hecho es que Jesús dice: "Cualquiera que repudia a su
mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella" (Marcos 10:11). Jesús también dice: "el
que se casa con la repudiada, comete adulterio" (Mateo 5:32). A menos que el divorcio se
ajuste a las excepciones bíblicas que veremos en un momento, el nuevo matrimonio viola el
camino de Cristo. Si decides divorciarte de tu cónyuge, es adulterio volver a casarte. Incluso si
no quieres el divorcio, pero tu cónyuge se divorcia de ti, es adulterio volver a casarte a menos
que se trate de una excepción bíblica.
Esto significa que si un esposo decide terminar un matrimonio difícil, la esposa no puede
decir: "Bueno, no quería el divorcio, pero ahora que ha llegado, al menos soy libre de
encontrar un nuevo hombre". Un hombre que conoce a la mujer recién divorciada no puede
decir:"¡Genial! Ella está disponible, y yo la quiero ". Si un matrimonio termina simplemente por
incompatibilidad, es adulterio volverse a casar.

Segundas Nupcias Sin Pecar


¿Cuáles son las excepciones bíblicas que permitirían el divorcio y las segundas nupcias? Hay
dos. La primera excepción es si uno de los cónyuges ya es culpable de infidelidad sexual. En
ese caso, la unión de una sola carne ha sido violada. Jesús permite (pero no exige) que el
cónyuge traicionado termine el matrimonio y eventualmente vuelva a casarse con otra persona
(Mateo 5:32, 19:9).
La segunda excepción es cuando un cónyuge no Cristiano abandona a un cónyuge que se ha
vuelto Cristiano. La Biblia habla de esto en 1 Corintios 7:12-16. En el momento en que se
escribió el Nuevo Testamento, podrías meterte en grandes problemas por convertirte en
Cristiano, y tu cónyuge podría ser perseguido junto contigo, incluso si no compartía tu fe en
Cristo. Si ellos no querían enfrentar el problema, es posible que quisieran salir de su
matrimonio contigo. Además, podría ser simplemente molesto para un pagano que un
cónyuge se convirtiera repentinamente en seguidor de Jesús. Algunos no Cristianos optaban
por abandonar y divorciarse de los cónyuges que se habían vuelto Cristianos. La Biblia dice
que estos Cristianos no estaban confinados a su matrimonio anterior. Esto los liberaba para
comenzar de nuevo en un nuevo matrimonio con un compañero creyente.
Aun así, en los casos en los que el cónyuge incrédulo estaba dispuesto a continuar con el
matrimonio, la Biblia dice que el conyugue Cristiano no debía buscar el divorcio (1 Corintios
7:12-16). Si había una opción para terminar el matrimonio, debía ser el cónyuge incrédulo, no
el seguidor de Jesús, quien buscara el divorcio. "Pero si el incrédulo se separa", dice la
Escritura, "sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en
semejante caso" (1 Corintios 7:15). La frase "no está sujeto" es, en el idioma original, un
término técnico para estar libre de un matrimonio y disponible para volverse a casar.
Dios te permite divorciarte y volver a casarte si tu cónyuge ha sido infiel o si tu cónyuge
rechaza tu fe en Jesús y te abandona. Sin embargo, si te divorcias por cualquier otro motivo,
volverse a casar es cometer adulterio.
¿Pero qué pasa si ya te has vuelto a casar? ¿Es un adulterio continuo permanecer en el
segundo matrimonio? ¿Debes dejar a la persona con la que te volviste a casar? No, no
puedes deshacer un error cometiendo otro error. Si te has vuelto a casar y has hecho tus
votos, mantén esos votos. Se el mejor cónyuge que puedas ser en tu nuevo matrimonio. Pero
no pretendas que tu decisión de divorciarte y volverte a casar estuvo bien si la Biblia dice que
no fue así. Admite tu pecado ante Dios y pídele que te perdone por la obra de la sangre de
Jesús. Luego sigue adelante para hacer la voluntad de Dios a partir de este momento.
Esto no es un cheque en blanco para decir: "Está bien, aunque divorciarme y volverme a
casar sea adulterio, seguiré adelante y lo haré de todos modos, y luego contaré con Dios para
que más tarde me perdone". Ese es un juego mortal para jugar. ¿Cómo sabes que Dios te
dará la gracia del verdadero arrepentimiento? Si endureces tu corazón con él ahora, ¿cómo
puedes estar seguro de que tu corazón se ablandará más tarde? El evangelio del perdón es
una buena noticia, pero no hay una garantía de que puedas hacer lo que te plazca y salirte
con la tuya. La Biblia advierte: "la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (Hebreos 12:14).
No quiero minimizar el dolor de los matrimonios difíciles. No quiero ser legalista ni cruel. No
quiero abrir viejas heridas o acumular sentimientos de culpa en las personas a causa de
pecados pasados que ya han sido confesados y perdonados. Pero sí quiero que se entienda
claramente la Palabra de Dios sobre el divorcio y sobre las segundas nupcias. Y una vez que
se entienda su voluntad, debemos buscar no solo el perdón de Dios, sino también su
purificación y su poder para obedecer.

Fiel
¿Por qué es tan importante ser fiel en el matrimonio y evitar el divorcio? Bueno, el divorcio
suele ser muy difícil para quienes se separan, y es especialmente difícil para sus hijos. Pero el
problema es aún más profundo que el dolor que causa. Dios llama a su pueblo a reflejar su
propio carácter. Dios es fiel y cumple sus promesas, y una persona que representa a Dios
siempre cumple su promesa incluso cuando ésta duele (Salmo 15:4). Entonces, cuando las
personas que dicen tener una relación con Dios rompen sus votos y son infieles al pacto
matrimonial, violan la imagen del Dios fiel que guarda su pacto. Las Escrituras incluso dicen
que el matrimonio está diseñado para reflejar la relación entre Cristo y su iglesia. ¿Realmente
queremos que Jesús nos abandone y se separe de nosotros si hacemos cosas que no le
gustan? Si confiamos en que el Salvador siga amando y perdonando a su iglesia, ¿cómo
podemos dejar de amar y de perdonar a nuestro cónyuge? Si violamos nuestros votos
matrimoniales, enviamos un mensaje de que así es como Jesús trata a su iglesia, y eso es
una ofensa horrible contra el Señor.
Si estás luchando en tu matrimonio, no lo deseches. Soporta ahí. Las palabras de Jesús
pueden no ser fáciles, pero son las mejores, y serás bendecido si sigues sus caminos. Aquello
que Jesús ordena, también te da el poder para hacerlo. Con su Espíritu Santo trabajando en ti,
puedes permanecer fiel a tu matrimonio.
Mencioné anteriormente un estudio que halló que la mayoría de las personas en matrimonios
infelices que decidieron seguir con su matrimonio descubrieron que su relación terminó
mejorando. Eso puede parecer imposible en tu situación, pero puede suceder, especialmente
si deseas agradar a Dios, confiar en Jesús y depender del poder del Espíritu Santo. Escucha
una carta que escribió una mujer:
Estimado Pastor Feddes,
Me gustaría decirle que ha sido una gran bendición en mi vida. El Espíritu Santo usó sus
sermones para enamorarme de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Por supuesto, el
maligno no perdió el tiempo y comenzó a atacarme a través de mi propia familia. Mi esposo y
yo nos separamos. Estábamos hablando de divorcio. Ambos estábamos llenos de odio y
enojo. Pensé que nuestro matrimonio era el más desordenado de todos los matrimonios y que
solo el mayor milagro en la tierra lo salvaría.
En ese momento ella estaba sorprendida de un sermón sobre la declaración de Jesús de que
todo es posible para los que creen. Ella todavía pensaba que ningún matrimonio podía ser
más feo que el de ella. "Sin embargo," ella escribe,
Decidí tomar en serio su consejo y dije: "Sí, es posible. Con Dios todo es posible". Luego le di
todo a Dios, en el nombre del Señor Jesús, y efectivamente, todo comenzó a cambiar
gradualmente para mejor. Han pasado casi tres años desde esa horrible pesadilla y--¡alabado
sea el Todopoderoso!--nuestro matrimonio no puede ser mejor. Estamos muy cerca del Señor
y, a menudo oramos, tomándonos de nuestras manos. Ahora disfrutamos estar juntos.
¿Qué pasaría si esa mujer o su esposo hubieran elegido el camino del divorcio y las segundas
nupcias? Eso habría destruido el camino hacia la reconciliación y hacia el amor renovado. En
un momento dado ellos estaban tan enojados y se odiaban tanto que no podían vivir en la
misma casa, pero no buscaron el amor con otra persona, y eventualmente Dios levantó su
matrimonio de entre los muertos.
¿Qué hay de ti? ¿Tu matrimonio está muerto? ¿Estás seguro? E incluso si está muerto,
¿estás seguro de que no puede revivir? Conozco a un Salvador que se especializa en la
resurrección. ¿Lo conoces?
Maltrato Conyugal (Dr. Feddes)
Maltrato Conyugal por David Feddes
¿Hay algo peor que un hombre que abusa de su esposa? Bueno, al menos una cosa es peor:
un hombre que abusa de su esposa y usa la religión para justificarse. Ya es suficientemente
malo actuar como un monstruo, pero es aún peor decir que estás actuando como un monstruo
porque Dios quiere que lo hagas. Es triste decirlo, hay hombres que son líderes en su iglesia y
prominentes en su comunidad y, sin embargo, golpean a sus esposas y creen que tienen todo
el derecho de hacerlo.
Un pastor golpeó a su esposa y luego la ató a la cama con una cadena para perros. Tres días
después, se le entumecieron las manos, por lo que el pastor aflojó la cadena un poco. Cuando
salió de la casa, la mujer maltratada escapó. Esa es una historia real, y todavía no te he dicho
la parte más loca. Cuando la mujer denunció el incidente y un tribunal le ordenó al pastor que
participara en un programa para abusadores, él se indignó. "Aquí estaba siendo amable con
ella aflojando la cadena", se quejó, "y ella se aprovechó de eso".
Más de un hombre tiene la idea de que una mujer existe solo para satisfacer todos sus
caprichos, y si no lo hace, él tiene todo el derecho de castigarla. Él puede maldecirla,
humillarla, gritarle, amenazarla, sacudirla, abofetearla, empujarla, golpearla, jalarla del pelo y
degradarla sexualmente. Él puede atacarla emocionalmente o asaltarla físicamente cada vez
que ella no cumpla con sus expectativas. Y sus expectativas son tan quisquillosas o tan
extrañas que no puede estar a la altura de ellas. Es demasiado común para los maridos
abusar de las esposas, y es aún más común que el abuso ocurra cuando los hombres y las
mujeres viven solos.
Algunos hombres abusivos saben en el fondo que lo que están haciendo es horrible. Algunos
de ellos incluso dicen después que lo lamentan y prometen que no volverá a
suceder. Pero sucede. Sus disculpas no cambian su comportamiento abusivo. Otros hombres
brutalizan a las mujeres sin siquiera un remordimiento de conciencia. No ven nada malo con
eso. Se imaginan que la mujer lo ve venir. Hay al menos dos tipos de abusadores: los
abusadores apologéticos y los abusadores arrogantes. Los abusadores apologéticos son los
que saben que está mal, pero que no parecen poder detenerse. Los abusadores arrogantes
son los que dicen que el abuso está justificado. De cualquier manera, el abuso es dañino
y malvado, y ninguna mujer debería tolerarlo.
No lo Recibas Más
Si eres una mujer que está siendo abusada, no lo recibas más. Si estás viviendo con un
hombre sin estar casada, no deberían estar juntos en primer lugar, incluso si no hay
abuso. Dios ordena que un hombre y una mujer se comprometan el uno con el otro en el
matrimonio antes de que se muden juntos. Es peligroso seguir viviendo con un hombre
abusivo, y simplemente es incorrecto. Entonces, si estás viviendo con un novio, múdate y
pídele ayuda a Dios para empezar de nuevo.
Si estás casada, la situación es diferente. Se han comprometido el uno con el otro, y puedes
sentir que debes quedarte con tu esposo, incluso si es abusivo. Pero es un gran error soportar
el abuso y no hacer nada para detenerlo. Si tú y tu esposo son parte de una iglesia, denuncia
el abuso ante los líderes de la iglesia. Cualquier iglesia que valga la pena llamará a tu esposo
a arrepentirse, y la iglesia los apoyará a ambos para obtener la ayuda que necesitan para
sanar su matrimonio herido.
Si la iglesia no interviene, o si tu esposo no quiere escucharte, da el siguiente paso. Ofrécele
una elección a tu esposo. Dile que o bien puede informarle de su problema a un consejero, o
que lo denunciarás a la policía. Dile que o él puede cambiar sus costumbres o que puede
cambiar su domicilio. Dile que ya no podrá vivir contigo a menos que aprenda a tratarte
bien. No solo lo amenaces. Prepárate para actuar. Si tu esposo no cambia, denúncialo ante
las autoridades y obtén la ayuda de la ley para obligarlo a irse. Si la policía y los
tribunales no lo obligan a mudarse, entonces múdate tú misma si es posible. Déjale en claro a
tu esposo que si no puede vivir contigo sin dañarte, entonces no podrá vivir contigo.
Sé que puede ser terriblemente difícil de hacer. Si eres como una gran cantidad de mujeres
maltratadas, no sientes que puedes participar mucho más, pero al mismo tiempo no puedes
renunciar a darle un ultimátum a tu esposo o a perseverar en la misión. Tal vez todavía
sientes algo de amor por él. O tal vez no ves la forma en la que podrías salir adelante
económicamente. O tal vez simplemente temes enfrentarte a tu marido. ¿Quién sabe cuánto
podría lastimarte si fuerzas el problema? Pero mira el otro lado: ¿quién sabe cuánto puede
lastimarte si no fuerzas el asunto? Y si tienes hijos, ¿quién sabe cuán gravemente él podría
lastimarlos?
Abusando de la Biblia
Pero tal vez hay algo más que te detiene: tu religión. Si conoces lo que dice la Biblia sobre el
perdón, puedes preguntarte cómo puedes exigir que tu esposo busque ayuda o se marche.
¿No es eso implacable y no Cristiano? Además, la Biblia dice que te sometas a tu esposo,
entonces, ¿cómo puedes insistir en que él se adapte o sea echado? Eso no suena muy
sumiso. Para colmo, Dios dice en la Biblia: "Aborrezco el repudio". Entonces, ¿cómo puedes
siquiera considerar la posibilidad de un divorcio?
Si tu esposo es un congregante, él puede seguir recordándote estas cosas. Él usa la Biblia de
la misma manera que usa su voz y sus puños: para controlarte y lastimarte. Pero no dejes que
se salga con la suya. Aquí está la verdad del asunto: tu marido está equivocado. Él viola la
Palabra de Dios cada vez que te viola. Y si usa la Biblia para controlarte, no es solo un
abusador de su esposa; es un abusador de la Biblia.
Si estás casado con un abusador que se disculpa, él puede decir que lamenta el dolor que te
causó, pero la verdadera pregunta es: ¿está lo suficientemente arrepentido como para buscar
ayuda para cambiar su comportamiento? Si no, ten cuidado. Él va a seguir abusando de ti. Si
insistes en que él obtenga ayuda, puedes recurrir a la Biblia y decir que no estás confiando
como deberías de hacerlo, que tu deber es solo perdonar, olvidar y darle otra oportunidad.
Pero no dejes que él abuse de la Biblia de esa manera. El perdón es importante, pero tu
relación no puede ser restaurada ni recuperada hasta que tu abusador apologético asuma la
responsabilidad de su pecado y haga lo que sea necesario para cambiar.
Si estás casada con un abusador arrogante, él puede seguir diciéndote que el abuso es tu
culpa. No te lo creas. Tal vez él le dice que nada de esto pasaría si solo trabajaras más para
complacerlo. Pero esa es una mentira. Incluso si lo decepcionaste, eso no le da derecho a
golpearte. Él no te está golpeando porque le fallaste. Te está golpeando porque no puede
controlarse a sí mismo y por eso está tratando de controlarte. Y, por favor, no permitas que tu
abusador arrogante te diga que debes ser más sumisa. Lo que el Señor dice acerca de la
sujeción, no significa que Dios quiera que seas un saco de arena para un hombre a quien Dios
ordena amarte y apreciarte.
Dale a tu esposo la opción, ya sea de obtener ayuda o de irse, y estarás haciendo lo correcto.
Un matrimonio violento no es más agradable para Dios que un matrimonio roto. No
estás haciendo nada noble ni honrando para Dios si simplemente te quedas con tu esposo y le
permites seguir lastimándote a ti y también a tus hijos. Dios odia la violencia tanto como odia
el divorcio, por lo que debe estar tan ansioso por detener el abuso como para evitar el
divorcio. Enfrenta a tu esposo y ofrecerle una elección. Si él no cambiará sus costumbres,
entonces él es el elegido para destruir el matrimonio, no tú.
¿Estoy promoviendo el divorcio? De ningún modo. Creo que el divorcio es demasiado común
en estos días. Dios quiere que el matrimonio sea de por vida. Pero a veces no lo es. El
matrimonio es compartir una unidad profunda, no solo compartir la misma dirección. La Biblia
dice en Efesios 5 que un hombre y una mujer se convierten en una sola carne (v. 31). Y
entonces "los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a
su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la
sustenta y la cuida" (v. 28-29). Un hombre que abusa de su esposa no la trata como a su
propio cuerpo, como a una sola carne con él. Él destruye la unidad con su esposa, y eso
destruye el matrimonio. El divorcio es simplemente un reconocimiento legal de ese hecho.
Entonces, si tienes que separarte de un hombre abusivo y terminar divorciándote, no pienses
que tú fuiste quien mató el matrimonio. Tu abusador lo hizo. Él es quien golpeó el matrimonio
hasta la muerte. Solo le estás dando un entierro legal.
Dándole Una Oportunidad Al Amor 
Mientras tanto, sin embargo, la meta de pararte y decirle a tu esposo que él tendrá que
cambiar o marcharse no es tanto enterrar un matrimonio muerto como darle una última
oportunidad al amor. El objetivo es salvar el matrimonio, mientras todavía haya algo de vida
en él. Quizás todavía tengan al menos un poco de amor el uno por el otro, algún sentido de
unidad a pesar de toda la crueldad. Sin embargo, si él sigue abusando de ti y tú sigues
dejando que suceda, cualquier chispa restante de amor y de unidad eventualmente se
extinguirá. Debes confrontar a tu esposo con una elección lo antes posible, antes de que tu
matrimonio muera completamente.
Lo mejor que puedes hacer por tu matrimonio y lo más amoroso que puedes hacer por tu
esposo es hacerlo enfrentar las consecuencias de su pecado y de su violencia. No estás
ayudando a nadie si solo permites que el abuso continúe. Estás poniendo en peligro tu propia
salud física y mental y tal vez la de tus hijos, y también estás poniendo en peligro la salud
espiritual de tu esposo. No le está haciendo ningún favor si lo ayudas a salirse con la suya con
su violencia y si le facilitas que se hunda más y más en el mal. Él necesita algo que lo sacuda
y que lo despierte. Entonces, por tu propio bien, por el bien de tus hijos, por el bien de tu
esposo y por amor a Dios, no soportes el abuso. No permitas que tu esposo abuse de ti, y no
permitas que abuse de la Biblia torciéndola para defender una situación que Dios detesta.
Hasta ahora, les he estado hablando principalmente a las mujeres maltratadas, pero todos
debemos prestar atención. Algunos de nosotros, especialmente las personas de la iglesia,
estamos tan ansiosos por guardar las apariencias, estamos tan a favor del matrimonio y nos
oponemos al divorcio, que cuando una situación abusiva llama nuestra atención, instamos a la
mujer a seguir allí sin importar nada. Le decimos a la víctima que tiene que permanecer en la
cámara de tortura, por lo que terminamos del lado de su torturador.
Estoy tan ansioso como cualquier persona por apoyar el matrimonio, pero también
necesitamos apoyar a aquellos para quienes el matrimonio es una tortura. Necesitamos
ayudar a los cónyuges abusados a cambiar su matrimonio o a escapar de él. En lugar de
agregar nuestra condena al abuso que estas mujeres ya han sufrido, debemos mostrarles
nuestro amor y compartir el amor de Dios con ellas.
Maridos que Reflejan a Cristo
Dios quiere que el amor y la dulzura de Jesús se reflejen en la manera en que los hombres
tratan a sus esposas. Efesios 5:25 dice: "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo
amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella". Este mandato viene justo después de uno
de los pasajes más mal utilizados en la Biblia, aquel que dice: "Las casadas estén sujetas a
sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo
es cabeza de la iglesia" (Efesios 5: 22-23). A los maridos dominantes les puede gustar golpear
a sus esposas con este pasaje sobre la sujeción, pero esos hombres están abusando de la
Biblia casi tan mal como están abusando de sus esposas.
Toda esta sección de las Escrituras comienza diciendo: "Someteos unos a otros en el temor
de Dios" (v. 21). "Someteos unos a otros." En un matrimonio Cristiano saludable, la esposa se
somete a su esposo en todo, y al mismo tiempo, el esposo se entrega completamente por el
bien de su esposa, así como Cristo se dio a sí mismo por la iglesia. ¿Jesús abusó de su
iglesia? No, él murió por ella. Y ese es el patrón de Dios para la forma en la que los esposos
deben tratar a sus esposas: no las dominan, sino que están dispuestos a morir por ellas, si es
necesario.
Pero, ¿qué pasa con la afirmación de que el marido es cabeza de la esposa? A algunos
hombres les encanta eso. Lo citan para ellos mismos y para sus esposas y dicen: "¿Ves? La
Biblia dice que yo soy la cabeza. Y eso significa que soy el jefe. Tienes que aceptar mis
órdenes. Estoy a cargo, hacemos las cosas a mi manera, y siempre que no estemos de
acuerdo en algo, tienes que ceder".
Bueno, eso puede ser lo que algunos hombres autoritarios quisieran pensar, pero no es lo que
dice la Biblia. La Biblia no dice que el hombre es la cabeza de la esposa al igual que un
dictador es el jefe de sus súbditos. Dice que el hombre es la cabeza de la esposa ya que
Cristo es el cabeza de la iglesia. Y eso significa que el hombre debe ser el primero en
sacrificarse, el primero en mirar no hacia sus propios intereses sino a los intereses de la otra
persona. Dios no le dice al esposo que sea un cobarde intimidado. La jefatura de un esposo
como Cristo implica fortaleza, liderazgo e iniciativa, pero éstos son siempre para edificar a
quien amas.
Las enseñanzas de la Biblia sobre la jefatura de ninguna manera alientan a los esposos a ser
insensibles y dominantes, y ciertamente no dejan excusa para el abuso directo. El esposo es
la cabeza, no el puño. Como cabeza, tienes ojos para admirar a tu esposa y ver sus
necesidades, tienes oídos para escucharla, labios para hablar con ella y besarla, y un cerebro
para entenderla y pensar en aquello que le importa. Entonces, si eres la cabeza, actúa así. No
actúes como un puño.
Efesios 5 entra en detalles sobre la sumisión, la autoridad y el sacrificio como el de Cristo,
sobre ser una sola carne y sobre el marido tratando a su esposa como a su propio cuerpo. Un
pasaje que es muy similar en su mensaje básico, pero mucho más corto, es Colosenses 3:18-
19. "Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a
vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas" (v. 18-19). ¿Hay alguna manera más simple
de decirlo? "Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas". No seas áspero
en tus palabras. No seas áspero al tomar decisiones arbitrarias. Y ciertamente, no seas
áspero y abusivo de ninguna manera física.
El amor es lo opuesto a la aspereza. En 1 Corintios 13:4-5, la Biblia dice esto sobre el amor:
"El amor es sufrido, es benigno... No hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no
guarda rencor". Ese es el tipo de amor de Dios, y es el tipo de amor que los esposos deberían
tener para sus esposas. "Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas".
Atento y Respetuoso
Veamos uno más de los mandamientos de la Biblia hacia los esposos. Este viene del apóstol
Pedro en 1 Pedro 3:7: "Maridos,... vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a
vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no
tengan estorbo".
Aquí hay dos mandamientos básicos. El primero es ser sabio. Considera las ideas y
sentimientos de tu esposa, sus necesidades y deseos. Haz todo lo que puedas para
entenderla mejor. Es posible que debas dejar el periódico, apagar el televisor y dedicar más
tiempo a prestar atención a tu esposa. Dios dice que seas considerado, y nada es más básico
para la consideración que la conversación. Así que pasen tiempo hablando juntos y
escuchándose el uno al otro. Entonces ustedes dos realmente podrán comenzar a pensar
como uno solo. Antes de tomar una gran decisión, asegúrense de discutirlo juntos. Y cuando
tú debas tomar decisiones, piensa en ella antes de pensar en ti mismo. Si deben tener una
discusión, discutan sobre cuál de ustedes puede ser el primero en ceder a los deseos del
otro. Se considerado mientras vives con tu esposa.
El segundo mandamiento que Pedro da es darle honor a tu esposa. Honra a tu
esposa. Admira la forma en que Dios la hizo. Toma nota de sus buenas intenciones. Elógiala
más de lo que la criticas. Nunca insultes ni te burles de tu esposa. Nunca la menosprecies o la
avergüences. Nunca, jamás, la ataques físicamente, y tampoco ataques su dignidad.
Anímala. Felicítala. Edifícala. Trátala con respeto.
Pedro dice que trates a tu esposa con respeto "como a vaso más frágil". Casi todas las
mujeres son más débiles que su esposo. Eso no las hace menos inteligentes o menos
importantes, pero sí significa que el hombre casi siempre tiene una mayor fortaleza física.
¿Deberías respetar a tu esposa menos porque eres más fuerte? ¡Eso es una locura! Un platón
de plástico es menos frágil que una hermosa antigüedad hecha de porcelana fina, pero ¿cuál
es más valioso? El solo hecho de que la porcelana sea frágil significa que la tratas con mayor
cuidado y respeto.
La mayoría de las mujeres son físicamente frágiles comparadas con los hombres. Si eres un
hombre, es probable que tengas suficiente fuerza física como para herir a tu esposa,
lastimarla, romperle los huesos e incluso matarla. También tienes un gran poder para
intimidarla emocionalmente. Incluso si no la golpeas, puedes aterrorizarla si siempre estás
perdiendo los estribos, gritando o arrojando cosas, porque ella sabe muy bien que tienes el
poder físico para aplastarla. Esto hace que sea aún más urgente que tu esposa sienta tu
respeto hacia ella. Ella necesita saber que la aprecias y la valoras, que dedicarás tu fortaleza
a ayudarla, no a lastimarla. Físicamente, eres el gigante en el matrimonio, pero Dios te ordena
que seas un gigante amable.
Y recuerda, cualesquiera que sean las diferencias en la fortaleza física, ustedes dos son
iguales en lo más importante de todo: su posición ante Dios. Debes tratar a tu esposa con
respeto porque ella es tan heredera de la vida eterna como tú. Ella es tan hija de Dios como
tú. Jesús murió por ella tan seguramente como murió por ti. Si Jesús ama a tu esposa lo
suficiente como para morir por ella, a él no le va a gustar si la maltratas. Si usas tu poder para
no ayudar a tu esposa, sino para hacerle daño, ¿cómo puedes esperar que Jesús use su
poder para ayudarte? Si no escuchas a tu esposa y no respondes a sus deseos, ¿cómo
puedes esperar que Dios te escuche cuando le oras? "Maridos, vivid con ellas sabiamente,
dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida,
para que vuestras oraciones no tengan estorbo". Dios te llama a ser un gigante amable, no un
ogro; a liderar amando, no peleando.
Si has estado abusando o maltratando a tu esposa de alguna manera, debes parar. Deja de
dar excusas, y arrepiéntete ahora mismo. Confiésale tu pecado a Dios. Después confiésale tu
pecado a tu esposa. Después confiésale tu pecado a un pastor u a otra persona que pueda
hacerte responsable. Y si aún así no puedes cambiar, busca un consejero que pueda ayudarte
a identificar y a lidiar con las fuerzas letales que te están dominando. Digo con la autoridad
de Dios mismo: tienes que cambiar, y debes usar todos los recursos que Dios te provee para
ayudarte a cambiar. "Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas".
 
Este mensaje fue preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a
Dios. Usado con permiso.

La Trampa de la Pornografía (Dr. Feddes)


La Trampa de la Pornografía por David Feddes
¿Qué busca un hombre cuando mira un canal de películas solo para adultos? ¿Qué busca un
hombre cuando hace clic en un sitio web con calificación X en su computadora? ¿Qué busca
un hombre cuando mira Playboy y otras revistas de chicas? ¿Qué busca un hombre cuando
entra en un club de estriptís? ¿Qué busca un hombre cuando va a un lugar de prostitución? Él
está buscando a Dios.
Podrías pensar: "Eso es una locura. Dios es lo último que buscan los chicos cuando se meten
en la pornografía. Ellos están buscando cuerpos desnudos que los exciten. Si estuvieran
buscando a Dios, orarían, leerían la Biblia o irían a la iglesia. Si ven pornografía o bailarinas
desnudas, o contratan prostitutas, no están buscando a Dios, están buscando emociones
sexuales." En cierto nivel, eso es cierto, por supuesto. Cuando los hombres se meten en la
pornografía, no están buscando conscientemente a Dios allí. Pero aún creo que G.K.
Chesterton tenía razón cuando dijo: "Todo hombre que golpea la puerta de un burdel está
buscando a Dios". Eso no es lo que el hombre está pensando conscientemente en ese
momento--pero eso es lo que está haciendo realmente. Él está buscando llenar un gran
anhelo, un impulso irresistible. Él puede pensar que este impulso es simplemente deseo
sexual, pero no lo es. Él está buscando a Dios.
La pornografía es solo una trampa establecida por Satanás para atrapar a aquellos que
buscan a Dios. No es el único tipo de trampa que usa Satanás, pero es una de las más
efectivas. Gracias a la tecnología moderna, solo se requiere el clic de un control remoto o de
un mouse de computadora para caer en la trampa de Satanás sobre ti. Una vez que te metes
en la trampa de la pornografía y te atrapa, es difícil--casi imposible--liberarte.
Pero si te das cuenta de que estás atrapado en una trampa mortal y si quieres ser libre, hay
esperanza. Y si reconoces tu deseo real y buscas satisfacción en Dios en vez de en la
pornografía, las fauces de la trampa debilitan su control. Con la ayuda de Dios, puedes salir
de la trampa y avanzar hacia lo que siempre anhelaste: la emoción y la satisfacción en Dios. A
medida que ganes libertad y conozcas a Dios, debes mantenerte alerta acerca de tus propias
debilidades y desconfiar del cebo que Satanás utilizará en otras trampas, pero puedes estar
seguro de que Dios puede satisfacerte y librarte de la esclavitud de los hábitos vergonzosos y
mortales. La Biblia dice: "Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne"
(Gálatas 5:16).
Anhelando la Eternidad 
Pero tal vez me estoy adelantando. Lo que acabo de decir puede sonar poco realista. Tanto
para los Cristianos como para los no Cristianos, el mensaje acerca de que cuando un hombre
ve pornografía, busca a Dios y Dios puede romper el control de la pornografía, puede sonar
vacío. Si no eres Cristiano, puedes insistir en que no estás buscando a Dios en absoluto y solo
disfrutas de la carga sexual que obtienes de la pornografía. Si eres Cristiano, puedes decirme
que tu fe en Cristo no te ha ayudado mucho a lidiar con el poder de la pornografía. Sabes que
está mal y te da vergüenza, pero no puedes resistirlo. Crees en Jesús y quieres hacer lo
correcto, pero cuando eres probado, la atracción a la pornografía parece más fuerte que el
control de Dios sobre ti.
Para entender por qué la pornografía es tan adictiva, podemos señalar el poder del impulso
sexual y la forma en que los hombres están orientados visualmente y son más propensos que
las mujeres a dejarse engañar por lo que ven. Eso es cierto hasta donde procede, pero no
explica por qué la pornografía es tan adictiva. Hay un impulso aún más fuerte y profundo que
el sexo, el impulso de llenar el agujero de tu alma. El atrapamiento en la pornografía ocurre
cuando se cruzan los cables y el anhelo de Dios se mezcla con el deseo de estimulación
sexual.
Cada uno de nosotros está diseñado para tener una relación de amor con Dios. Estamos
hechos de tal manera que solo podemos estar plenamente satisfechos al conectarnos con el
Señor y al saborear una alegría que está fuera de este mundo. La Biblia dice que Dios "ha
puesto eternidad en el corazón de ellos" (Eclesiastés 3:11). Este anhelo incorporado por lo
eterno es tan poderoso que si tratamos de satisfacerlo con cualquier cosa que no sea Dios,
quedaremos atrapados, esclavizados, y adictos por esa cosa. Ya sea que se trate de
pornografía, alcohol, comida, deportes, logros u otra cosa, si tratamos de llenar nuestro deseo
de Dios con un objeto que no es de Dios, nos enganchamos.
Cuando cierras los ojos en una escena de sexo, realmente estás buscando a Dios y una
relación aventurera y eterna con él. Pero estás buscando en el lugar equivocado. Todo
pecado, incluido el uso de pornografía, es una cuestión de no estar satisfecho en Dios y
buscar la satisfacción fuera de Dios y fuera de sus caminos. El deseo incorporado por Dios es
tan fuerte que si te aferras a algo que no sea Dios, se convierte en esclavitud y adicción a esa
cosa. Jesús dijo: "Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado" (Juan 8:34). Las
personas que no tienen ninguna relación con Dios pueden quedar atrapadas por la
pornografía, al igual que algunos Cristianos que tienen fe real y han probado algo de la gracia
de Dios, pero aún tienen deseos mal dirigidos. Para liberarse de la trampa de la pornografía,
necesitan encontrar una satisfacción más plena en Dios.
Persiguiendo la Virilidad 
Relacionado con el hambre de Dios hay otro anhelo profundo y básico que un hombre tiene:
perseguir sus sueños y demostrar su hombría. ¿Qué implica esto? El autor John Eldredge
dice: "En el corazón de cada hombre hay un deseo desesperado de una batalla por luchar,
una aventura por vivir y una belleza por rescatar". Esto no es accidental, es parte de la forma
en que Dios nos ha formado. El corazón masculino quiere demostrar su fuerza contra algún
obstáculo, hacer algo atrevido y emocionante, y ser un héroe para una mujer y ganar su
admiración y amor.
Muchos hombres renuncian a sus sueños de la infancia y viven vidas aburridas e
insatisfactorias. No creemos que podamos enfrentar un gran desafío, perseguir una aventura
emocionante o ser un héroe para una mujer muy especial. Puede que ya tengamos una mujer
especial, una esposa viviendo en la misma casa y durmiendo en la misma cama, pero tal vez
no veamos su belleza o no creamos que tenemos lo que se necesita para ganar su corazón y
su admiración--así que incluso no lo intentamos. ¿Qué pasa entonces? En su libro Salvaje de
Corazón, John Eldredge escribe,
Si un hombre no encuentra las cosas para las que está hecho su corazón, si nunca es invitado
a vivir para ellas en lo profundo de su corazón, las buscará de alguna otra manera. ¿Por qué
la pornografía es la trampa número uno para los hombres? Él anhela la belleza, pero sin su
corazón feroz y apasionado no puede encontrarla, ni ganarla ni conservarla. Aunque se siente
atraído poderosamente por la mujer, él no sabe cómo luchar por ella o que incluso
él está para luchar por ella. Por el contrario, la encuentra principalmente como un misterio que
sabe que no puede resolver y, por lo tanto, a nivel del alma mantiene la distancia. Y en
privado, secretamente, recurre a la imitación. Lo que hace que la pornografía sea tan adictiva
es que más que cualquier otra cosa en la vida de un hombre perdido, ésta lo hace sentir como
un hombre sin exigir nada de él. Un hombre cuanto menos se sienta como un hombre real en
presencia de una mujer real, más vulnerable es al porno.
La pornografía proporciona una satisfacción falsa cuando aquello que los hombres realmente
ansían es Dios, y la pornografía proporciona una falsa virilidad a los hombres que están
hambrientos por ser masculinos. Si una mujer, o muchas mujeres, están dispuestas a
desnudarse solo para ti, ¡debes ser un hombre! Por supuesto que no es realmente solo para ti,
dice Eldredge, pero se siente así cuando te encuentras solo con las imágenes.
Para liberarte de la trampa de la pornografía, no basta con sentirte culpable o con querer
cambiar. No es suficiente quemar tus revistas, cerrar el acceso a los canales perversos de tu
televisión por cable o antena parabólica, o conseguir un filtro de Internet. Tales cosas son
necesarias, pero no suficientes. Una mayor libertad llega con una mayor satisfacción: tu
anhelo de lo eterno debe llenarse más con el Espíritu Santo de Dios, y tu ansia de virilidad real
debe ser llenada con mayor plenitud viviendo tu identidad masculina dada por Dios. Diré más
sobre esto cerca del final del programa, pero ahora consideremos algunas otras cosas que no
deben pasarse por alto.
La Guarida del León
Primero, algo tan básico que no debería necesitar decirlo: reconoce que la pornografía es
mala. No es suficiente saber que el porno es malo, pero es un punto de partida. Nunca
escaparás de una trampa si crees que no es una trampa, sino un refugio de felicidad y de
placer.
Dick Smothers Jr., hijo del comediante de los afamados Smothers Brothers, dice que está
orgulloso de producir y actuar en películas porno. Él dice que quiere ser el Orson Welles del
porno. Orson Welles era un genio creativo en la radio y en el cine, no un comerciante sórdido,
pero Dick Smothers Jr. habla de la pornografía como un negocio legítimo y una forma de
arte. Si tomas esa misma actitud y no ves nada malo en el porno, no escaparás de la trampa
de la pornografía.
A menudo tengo que conducir en una carretera que tiene una valla publicitaria de una "tienda
para adultos", un lugar porno que se llama a sí mismo La Guarida del León. Me pregunto si el
nombre de la tienda se burla de la advertencia de la Biblia: "Vuestro adversario el diablo, como
león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar" (1 Pedro 5:8). Tal vez alguien pensó
que era inteligente nombrar a un palacio porno como La Guarida del León, pero eso es
exactamente lo que es: un lugar para que Satanás se trague las almas. La pornografía es
malvada Independientemente de cuántas personas la miren, independientemente de cuántas
empresas respetadas la comercialicen, el porno es malo. Tal vez el mayor beneficiario del
porno no es un lugar llamado La Guarida del León sino una corporación llamada General
Motors. Tal vez pensabas que la compañía más grande del mundo simplemente
comercializaba autos y camiones, pero General Motors también comercializa grandes
cantidades de pornografía a través de su subsidiaria, DirectTV. The New York Times informó
que General Motors "vende más películas gráficas sexuales cada año que Larry Flynt,
propietario del imperio Hustler". Los gigantes de las comunicaciones AT&T, NewsCorp y AOL
Time Warner obtienen más ganancias vendiendo porno que Playboy. Los hoteles y moteles
propiedad de los Hilton, los Marriot y otros nombres famosos se dedican a la pornografía a lo
grande. El hecho de que las corporaciones dominantes publiquen porno podría parecer
respetable y aceptable, pero no lo es. Es malvado.
¿Por qué es malvado? La pornografía viola la voluntad de Dios y va en contra de las
enseñanzas de Jesucristo. Jesús dijo: "Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya
adulteró con ella en su corazón" (Mateo 5:28). Jesús entonces advirtió que debemos
deshacernos de cualquier causa que cause tal pecado o podríamos terminar en el infierno. La
pornografía ofende a Dios, pone a los hombres en peligro del infierno y daña seriamente a las
mujeres.
Daña a las mujeres que aparecen en el material, por supuesto. Algunas están desesperadas,
y los productores las explotan. Otras mujeres están dispuestas y hacen lo malo por dinero,
pero están vendiendo sus almas.
La pornografía también le hace un daño horrible a las niñas y mujeres que son violadas por
hombres que quieren representar lo que han visto en la pornografía. No pienses que no
sucede. Es más frecuente de lo que cualesquiera de los comerciantes porno quieren
admitir. La pornografía inflama a algunos hombres para cometer crímenes terribles en contra
de las mujeres.
Probablemente la forma más común en la que la pornografía perjudica a las mujeres es
simplemente el daño que causa a las relaciones. Muchos niños y hombres quedan atrapados
por imágenes pintadas con aerógrafo y no pueden relacionarse bien con las mujeres reales
que conocen. El Dr. Gary Brooks lo llama "El Síndrome de Centerfold". Un hombre adquiere el
hábito de mirar los cuerpos sin desarrollar una relación. ¿Cómo se siente una esposa cuando
su esposo ha estado mirando pornografía? Se siente herida y distante de él. Como dijo una
esposa: "¿Cómo puedo competir con cientos de personas anónimas que ahora están en
nuestra cama, en su cabeza? Nuestra cama está llena de extrañas, donde alguna vez tuvimos
intimidad".
La pornografía es pecaminosa y dañina. No pienses por un momento que no lo es. La Biblia
dice: "No codicies su hermosura en tu corazón... ¿Tomará el hombre fuego en su seno Sin
que sus vestidos ardan?" (Proverbios 6:25,27). Si usas el porno, te quemarás, y si no hay
arrepentimiento, terminarás ardiendo para siempre en el infierno. No juegues con fuego. No te
instales en la madriguera del león. Si ya estás atrapado, no trates de relajarte y sentirte
cómodo. Mira y ora por una salida.
Resistiendo la Tentación
Una vez que reconozcas que la pornografía es malvada y dañina, establece como objetivo
mantenerte alejado de ella. El poder de voluntad por sí solo no puede superar el apego al
porno. Necesitas el poder de Dios y la realización en él. Pero antes de que Dios te dé ese
poder, tu voluntad debe estar apuntando hacia la voluntad de Dios.
Job fue uno de los grandes hombres de fe de la Biblia que tomó a Dios en serio y evitó el
mal. Job dijo: "Hice pacto con mis ojos; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?" (Job
31:1). ¿Has hecho un pacto con tus ojos, un serio compromiso de ver a las mujeres no como
cosas sino como personas? La Biblia dice: "Traten ... a las jovencitas, como a hermanas, con
toda pureza" (1 Timoteo 5:2). ¿Cómo tratarías a una hermana? ¿Te gustaría que tu hermana
posara en revistas pornográficas o que actuara en videos sexuales? ¿Te gustaría que
millones de hombres miraran la desnudez de tu hermana? ¿Te gustaría que las grandes
corporaciones sacaran provecho de su vergüenza? Si no, entonces no trates a ninguna mujer
de esa manera mediante el uso de la pornografía. Ve a las mujeres como hermanas, como
hijas del mismo Padre celestial, y no simplemente como juguetes para que juegues. Haz un
pacto con tus ojos para no mirar con lujuria a una chica.
¿Cómo debes lidiar con la tentación sexual? Antes que nada, mantente tan lejos como
puedas. La Biblia no dice: "Acercaos a situaciones tentadoras y demostrad cuán fuerte sois al
resistíos tan bien como podáis". La Biblia dice sin rodeos: "Huid de la fornicación" (1 Corintios
6:18). ¡Huye!¡Escapa! Aléjate lo más posible de eso. Aléjate de las tiendas que venden
porno. Mantente alejado de las tiendas que alquilan videos sexuales. No te suscribas a ningún
paquete de TV con programas sucios. Evita las habitaciones de los hoteles que ofrecen
material "para adultos" en la televisión. Las Escrituras le advierten a un joven acerca de una
mujer tentadora: "Sus pasos conducen al Seol... Aleja de ella tu camino" (Proverbios 5:8).
Les he estado hablando principalmente a los hombres porque la pornografía es principalmente
una tentación masculina. Las escenas pornográficas que excitan a los hombres a menudo
disgustarán a las mujeres. Las mujeres no tienen la misma probabilidad de volverse adictas a
las imágenes y a las películas sucias. Aun así, las mujeres deben tener cuidado con el porno
emocional: novelas románticas y películas de chicas, romances de películas que hacen que la
inmoralidad parezca emocionante y conmovedora. Las mujeres también deben tener cuidado
con las salas de chat en Internet, donde pueden encontrar relaciones amorosas de fantasía
con extraños. Este tipo de conversación es inmoral, y muchos de estos asuntos fantásticos de
Internet se están convirtiendo en asuntos de carne y hueso. Entonces, aunque les estoy
hablando principalmente a los hombres, sí quiero que las mujeres tengan cuidado con el
porno emocional y su impacto.
El primer nivel para lidiar con la tentación es evitarla tanto como sea posible. Pero, ¿y si no se
puede evitar por completo? Incluso si mantienes tu hogar libre del acceso a cualquier material
pornográfico, es casi imposible no pasar por ningún anuncio publicitario de "clubes para
caballeros". Es casi imposible evitar por completo todas las calles, tiendas, centros
comerciales y aeropuertos que tienen puestos de revistas con pornografía. Y si viajas mucho,
es difícil evitar quedarte en moteles donde la tentación es tan cercana como el control remoto
de la TV. Incluso cuando evites la tentación tanto como te sea posible, tendrás que enfrentarla
en algún momento, especialmente en una cultura saturada de sexo, como la nuestra.
Cuando la tentación no puede evitarse y se acerca demasiado, ¿qué puedes hacer? Bueno,
mantente atento a la mejor manera de salir de ella. No busques una manera de ir más
allá; busca la forma más segura de escapar. La Biblia les promete a los seguidores de Jesús:
"Fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará
también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar" (1 Corintios 10:13).
Si estás conduciendo y ves una valla publicitaria de una tienda para adultos, no disminuyas la
velocidad--sigue conduciendo. Si ves una revista con un material dañino, de inmediato obliga
a tus pies a ir en otra dirección. Si estás en una habitación de un motel con cosas perversas,
no levantes el control remoto del televisor. Levanta el teléfono y llama a alguien, ya sea a tu
esposa o, si eres soltero, a alguien que pueda alentarte y pedirte cuentas. La tentación se
fortalece en el secreto; se marchita en la luz. Muchos hombres Cristianos se ayudan
mutuamente contándose sus luchas entre sí y ayudándose unos a otros a ser honestos y a
seguir buscando la pureza.
Atrapado por el Amor Verdadero 
Otra estrategia importante para liberarse de la trampa del porno es quedar atrapado por el
amor verdadero. En Proverbios 5, la Biblia advierte contra el pecado sexual y luego dice:
"Alégrate con la mujer de tu juventud... Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor
recréate siempre" (Proverbios 5:18-19) Dios diseñó el sexo para florecer en un matrimonio fiel
y apasionado, y si te cautiva el amor de tu esposa, es menos probable que te atrape la
pornografía. De modo que si no estás casado y tienes fuertes deseos sexuales, ora por un
mayor autocontrol o por un cónyuge que ame y comparta tu pasión. Las Escrituras dicen:
"Mejor es casarse que estarse quemando" (1 Corintios 7:9).
El matrimonio tiene una enorme importancia espiritual como una unión de dos personas
diseñada para dramatizar la unión de Cristo y su iglesia, pero el matrimonio también tiene el
valor real de canalizar la energía sexual de una manera que sea saludable, no perjudicial. La
Escritura dice: "Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una
tenga su propio marido" (1 Corintios 7:2). Si estás casado, haz todo lo posible para que el
matrimonio sea más fuerte y cálido--y no descuides hacer el amor. La Biblia es refrescante
acerca de esto: "El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el
marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el
marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro... para que
no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia" (1 Corintios 7:4-5).
En algunas relaciones, el sexo se usa como una moneda de cambio, como algo que debe
retenerse a menos que tu cónyuge acepte tus deseos sobre algún asunto. Eso es un gran
error. Si tratas a tu cuerpo como una moneda de cambio, tu cónyuge puede comenzar a verlo
también como un objeto y puede sentirse más tentado a buscar otros objetos que estén más
dispuestos: aquellos que posan para él en la pornografía. ¿Significa esto que si un hombre
cae en la trampa de la pornografía, su esposa tiene la culpa? Absolutamente no. Un hombre
siempre es responsable de sus propias acciones, incluso en situaciones donde su esposa
puede ser fría o manipuladora. En muchos casos, la esposa es maravillosa--una persona
adorable y una amante apasionada--pero el marido de alguna manera se metió en la trampa
de la pornografía. Lo último que debe hacer una mujer así es culparse a sí misma por no ser
lo suficientemente mujer como para satisfacer a su marido. Ninguna mujer es mujer suficiente
para satisfacer a un hombre una vez que entra en la trampa de la pornografía y activa todo
tipo de deseos depravados. Él debe salir de la trampa y volverse a encarrilar con Dios y con
su esposa antes de que pueda encontrar satisfacción sexual en el regazo de su esposa.
Los solteros con fuertes pasiones sexuales deben buscar y orar por alguien con quien
casarse, y las parejas casadas deben disfrutar del cuerpo del otro apasionadamente y con
frecuencia--eso es parte de la sabiduría bíblica y del sentido común para manejar los deseos
sexuales dados por Dios. Pero si ya estás en la trampa de la pornografía, no asumas que un
buen matrimonio lo arreglará. Si eres soltero y tienes un hábito pornográfico, no asumas que
podrás dejar el hábito simplemente casándote y teniendo una mujer real. Mientras estés
soltero, antes de tener esposa, enfréntate a tu problema y lucha contra él. De lo contrario, es
probable que lleves el hábito de la pornografía al matrimonio y lastimarás a tu esposa, a ti
mismo y a tu relación. Los hombres casadosque tienen un hábito pornográfico no deberían
tratar de decir que su hábito desaparecería si tan solo su esposa fuera más agradable y
sexy. Si tienes un problema de pornografía, no lo conviertas en el problema de otra
persona. Asume la responsabilidad de tus propias acciones y carácter. Intenta cambiar lo que
está mal en ti, no lo que podría estar mal en otra persona. Trae tu problema ante Dios, pide
perdón y ayuda, y responsabilízate ante otra persona.
Llenando el Vacío
Habiendo dicho todo eso, volvamos a donde empezamos. Cuando un hombre mira
pornografía, realmente está buscando a Dios. Él está tratando de satisfacer un vacío que solo
Dios puede llenar. Así que no te conformes con intentar eliminar la pornografía de tu vida. No
solo necesitas menos pornografía; necesitas más de la gracia de Dios y del Espíritu de Dios.
Si no has nacido de nuevo y no perteneces a Jesús, debes nacer de nuevo en una relación
viva con el Señor. La pornografía puede ser un pecado, pero no es tu pecado más grave. Tu
pecado más serio es la incredulidad: estar apartado de Dios y elegir vivir sin
él. Arrepiéntete. Confiesa tu rebelión. Pídale a Dios que te perdone en el nombre de Jesús, y
confía en que él lo hará. Su sangre puede cubrir tu pecado, y su Espíritu puede insertar la vida
de Dios dentro de ti, transformándote en una nueva persona.
Si ya eres un Cristiano nacido de nuevo y comprometido, sigue creciendo en la gracia de Dios
y en tener corazón y tu vida cada vez más llenos del Espíritu Santo. El hecho de que seas un
Cristiano genuino no significa que nunca serás tentado. El hecho de que seas un verdadero
Cristiano no significa que nunca pecarás. Combates la tentación más eficazmente, y pecarás
con menos frecuencia de lo que lo hacías sin Cristo, pero aún estás lejos de ser perfecto en
esta vida. Sé realista al respecto, pero no dejes que esto te desanime. La Biblia dice: "Porque
siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse" (Proverbios 24:16). Incluso si todavía pecas,
odiar el pecado en lugar de amarlo, combatirlo en lugar de revolcarte en él, es crecimiento
espiritual.
Ora para que Dios te llene con más agua viva e impida que intentes satisfacer tu sed más
profunda con la pornografía o con cualquier otro ídolo. Pasa tiempo con el Señor todos los
días en oración y en lectura de la Biblia. Adora junto con otros Cristianos todas las semanas
en la iglesia, y si necesitas ayuda especial, busca un compañero a quien le entregues cuentas
para que te aliente y te ayude a mantenerte en el camino correcto. Nada de esto es una cura
mágica para la pornografía, pero estas cosas te ayudarán a acercarte más a Dios. Cuanto
más busques al Señor y más te acerques a él, más llenará tu corazón y menos espacio habrá
para la pornografía.
Confía en la gracia de Dios para perdonarte y liberarte, y vivir en dependencia al poder del
Espíritu Santo. Tomemos en serio la Palabra de Dios: "La gracia de Dios se ha manifestado
para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los
deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente" (Tito 2:12). "Andad en
el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne" (Gálatas 5:16).
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
La Liberación de los Homosexuales
La Liberación de los Homosexuales
Por David Feddes

Batalla de dos frentes


1. Trayendo las buenas nuevas: Muéstrales el amor de Dios y proclama el evangelio del
perdón y de la vida nueva en Cristo a los pecadores homosexuales. Como compañeros
pecadores, debemos relacionarnos con las personas de manera humilde, gentil y respetuosa.
2. Luchando contra la agenda del mal: Oponte a un movimiento organizado que declare que
el mal es bueno. Muchos homosexuales no buscan el perdón o una nueva vida. Buscan la
bendición de la iglesia y el apoyo del gobierno.

Abominación antinatural
No te echarás con varón como con mujer; es abominación. (Levítico 18:22).
Aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo
también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos
con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí
mismos la retribución debida a su extravío... quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que
los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se
complacen con los que las practican. (Romanos 1:26-27, 32)

Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos,
habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo,
sufriendo el castigo del fuego eterno. (Judas 1:7; ver Génesis 19)
Lavados, santificados, justificados
 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los
idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones,
ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de
Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis
sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. (1 Corintios
6:9-11)

¿Qué hay sobre los estudios científicos?


• Estudios sobre gemelos idénticos: menos del 50% con gemelos idénticos homosexuales son
homosexuales
• Estudios de "genes homosexuales": cierta correlación, pero no decisivos en sí mismos.
• No pases por alto lo obvio sobre los genes: los hombres son XY, las mujeres son XX.
• No pases por alto lo obvio sobre la anatomía: los órganos masculinos y femeninos
emparejan.sida

• La homosexualidad puede ser en parte heredada, así como nuestra naturaleza de pecado es


heredada.

Deshaciéndome del viejo yo, vistiéndome del nuevo yo


En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme
a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo
hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. (Efesios 4:22-24)

Batalla de dos frentes


1. Trayendo las buenas nuevas: Muéstrales el amor de Dios y proclama el evangelio del
perdón y de la vida nueva en Cristo a los pecadores homosexuales. Como compañeros
pecadores, debemos relacionarnos con las personas de manera humilde, gentil y respetuosa.
2. Luchando contra la agenda del mal: Oponte a un movimiento organizado que declare que
el mal es bueno. Muchos homosexuales no buscan el perdón o una nueva vida. Buscan la
bendición de la iglesia y el apoyo del gobierno.

Comprendiendo los tiempos


• El activismo homosexual está bien financiado y organizado
• La homosexualidad ganó apoyo aun cuando miles de hombres homosexuales estaban
muriendo de SIDA.
• Heterosexuales actuando como homosexuales: minimizan las diferencias de género, se
esterilizan, tienen sexo sin matrimonio.
• Muchos partidarios de la homosexualidad en la iglesia son universalistas: nadie va al
infierno.
• Las iglesias bendijeron las uniones homosexuales antes que el gobierno.

¿Matrimonio homosexual?
• Estudio holandés de "relaciones comprometidas" homosexuales
             *Duraron un promedio de dos años
             *Más del 95 por ciento tuvieron otras parejas sexuales durante esos dos años.
             *El promedio fue de otras ocho parejas por año.

Algunos activistas temen que la aprobación oficial del matrimonio homosexual no será lo
suficientemente inclusiva.
             *Puede excluir a los bisexuales y a los transexuales
             *Puede excluir a la poligamia legalizada
 
Punto de vista sobre el matrimonio del editor homosexual
• "Estaría a favor del matrimonio si pensara que los homosexuales desafiarían y cambiarían la
institución y no comprarían el significado tradicional de 'hasta que la muerte nos separe' y de
la monogamia para siempre".
• Si el matrimonio no tuviera ninguna de las cosas que hacen que el matrimonio sea lo que es,
¡estaría dispuesto a ello!
1. NO entre un hombre y una mujer
2. NO un compromiso de serle sexualmente fiel a una persona
3. NO con la intención de que duran toda la vida.
 
¿Qué es un hogar saludable?
David Frum: Si piensas en la pareja como una asociación que puede o no involucrar hijos, o si
te has acostumbrado a la idea de que los hijos en un hogar a menudo tendrán una relación
biológica con un adulto pero no necesariamente con el otro, entonces no considerarás el
matrimonio entre personas del mismo sexo como una idea muy exótica; de hecho, estarás
listo para creer que los prejuicios y el odio son las únicas razones posibles por las que alguien
podría oponerse al matrimonio entre personas del mismo sexo.

No sólo adultos
David Frum: para oponerte efectivamente al matrimonio entre personas del mismo sexo,
debes creer que el matrimonio es más que un contrato entre dos adultos que dan su
consentimiento, más que una exigencia sobre los empleadores y el gobierno por los beneficios
económicos. Tienes que creer que los niños necesitan madres y padres, sus propias madres y
padres. Tienes que creer que la convivencia entre personas no casadas está mal, incluso
cuando los heterosexuales lo hacen. Pierde esas creencias y el caso para el matrimonio se ha
perdido.

La postura del gobierno:


cuatro posibilidades

1.  Prohibir y castigar (por ejemplo, robo, asesinato)


2.  Permitir pero penalizar (p. ej. "impuestos a lo dañino" sobre los cigarrillos y el alcohol).
3.   Privatizar sin penalizar o promover (por ejemplo, la herejía, el jurar, los chismes, la
ira)
4.  Promover y privilegiar (favorecer algunas cosas al enseñar en el currículo escolar,
desgravaciones fiscales, subvenciones)

Argumentos contradictorios,
• Los homosexuales que exigen, "mantener al gobierno fuera de nuestra habitación", no deben
exigir, "tener la licencia del gobierno y apoyar lo que hacemos en nuestra habitación".
• Los homosexuales que dicen: "Lo que estamos haciendo no es asunto de nadie más", no
deberían seguir diciendo, "Lo que estamos haciendo es tan importante para el bien público y
para el futuro de la sociedad que debería tener la misma posición pública y aprobación del
gobierno que el matrimonio".
• Los pecadores quieren que el rey y el sacerdote los bendiga.

Falsos profetas
• Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por
dentro son lobos rapaces. (Mateo 7:15).
• Hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el
único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo. (Judas 4)
• El humanismo secular y el liberalismo teológico apóstata son las fuerzas impulsoras detrás
de la revolución sexual.

Iglesias firmes
• Si la sociedad rechaza la influencia Cristiana, la Iglesia aún debe enseñar la Palabra de Dios.
• El gobierno no necesita castigar cada pecado, pero Dios castigará el pecado con el infierno
si no hay arrepentimiento y confianza en Cristo. Las iglesias deben advertir sobre la ira de
Dios contra el pecado, incluso si no es algo que el gobierno deba castigar.
• Las iglesias deben excomulgar a las parejas homosexuales, no bendecirlas ni hacerlas
líderes.

Ministerio para los homosexuales


• No es correcto o amoroso tratar el comportamiento homosexual como algo normal y
agradable a Dios.
• Ama, ora, y cuida.
• No señales el pecado homosexual como lo peor.
• El pecado implica tendencias innatas o arraigadas.
• Enfatiza que la sangre de Jesús elimina la culpa, y que el poder del Espíritu transforma la
vida.
• Cambia de orientación, o abstente de tener relaciones sexuales.
• Enseña abnegación y control de uno mismo.
• Apoya a los Cristianos que todavía luchan.

Batalla de dos frentes


1. Trayendo las buenas nuevas: Muéstrales el amor de Dios y proclama el evangelio del
perdón y de la vida nueva en Cristo a los pecadores homosexuales. Como compañeros
pecadores, debemos relacionarnos con las personas de manera humilde, gentil y respetuosa.
2. Luchando contra la agenda del mal: Oponte a un movimiento organizado que declare que
el mal es bueno. Muchos homosexuales no buscan el perdón o una nueva vida. Buscan la
bendición de la iglesia y el apoyo del gobierno.

Modificación Corporal por David Feddes


Modificación Corporal por David Feddes
Las salas de piercings son una industria en crecimiento. Por una tarifa, puedes hacerte
perforaciones en los labios, cejas, lengua, nariz, ombligo y en otras partes del cuerpo más
privadas. Después puedes comprar joyas para usarlas en las perforaciones. Las perforaciones
son cada vez más comunes, especialmente entre los más jóvenes. Los tatuajes también son
populares. Puedes hacerte solo un pequeño tatuaje, si lo deseas, pero también puedes
conseguir muchos tatuajes que cubran porciones importantes de tu cuerpo. Las perforaciones,
los tatuajes y otras formas de modificación corporal van en aumento.
¿Por qué tanta gente quiere hacerse modificaciones corporales? Para algunos, las
modificaciones corporales son una opción de moda. Si tus amigos o estrellas favoritas se las
hacen, es posible que tú también quieras hacértelas. Te hacen sentir más elegante o sexy. Un
joven dice: "Solo pensé que sería genial tenerla. No lo hice para ser un rebelde ni nada por el
estilo. De seguro podría tener mejores ideas que esa para rebelarme". Algunas personas
eligen la modificación corporal simplemente porque les da la gana, sin saber por
qué. Cuando a una mujer que iba a la iglesia con su esposo e hijos le preguntaron por qué se
había perforado el ombligo, ella respondió: "No sé exactamente por qué quería tenerla. Tengo
esta cierta imagen de mamá futbolística, que va a la iglesia y a la escuela, y la argolla del
vientre es una manera de mostrar un lado diferente".
Otras personas no eligen la modificación corporal tan casualmente. Significa mucho más para
ellas. Muchos usan la modificación corporal como una forma de lidiar con el dolor interno y
tomar el control. Una mujer, Laura, dice: "Mi experiencia ha sido que muchas personas que
optan por la modificación corporal han salido de una infancia abusiva. Yo pienso acerca de
mis piercings y tatuajes como una manera de reclamar (o remarcar) mi cuerpo para ¡mi
misma!"
Para otras personas, la modificación corporal es nada menos que su forma de revelar su alma
y conectarse con el reino espiritual. Saben que las perforaciones, los tatuajes y las
formas más extremas y dolorosas de modificación corporal eran comunes entre los pueblos
tribales y entre las religiones paganas, y quieren la misma experiencia tribal y religiosa para sí
mismos. Un entusiasta de la modificación corporal dice,
La perforación corporal y los tatuajes son rituales sagrados. A través de estos medios
podemos personalizar nuestros cuerpos y proclamar públicamente que tenemos el control de
nuestros destinos. Cualquier búsqueda espiritual exige sacrificio si tiene sentido. El dolor de
un piercing o de un tatuaje es el camino para la transformación. Si no dolió y no fue difícil, no
significaría nada. Para mí, un tatuaje es la encarnación de mi espíritu y de mi alma, así como
un paso importante en mi búsqueda espiritual.
La modificación corporal no solo es vista como parte de un viaje espiritual personal, sino que
es considerada una forma de salvar a la tierra. Como dice uno de los miles de sitios web
dedicados a la modificación corporal, "a través de las artes tribales perdidas, creemos que
podemos reclamar nuestro respeto olvidado y la comprensión de la naturaleza al simbolizar
que el cuerpo es sagrado al igual que nuestro planeta madre tierra".
Incluso hay un grupo que se nombra la Iglesia de la Modificación Corporal. Es reconocido
oficialmente por el gobierno como una religión. No tiene doctrina de un Dios Creador. En
cambio, enseña que nosotros creamos un mundo de nuestra propia elección. La declaración
de la misión de la Iglesia de la Modificación Corporal declara,
"Cada uno de nosotros somos sabios en nuestros razonamientos. Cada uno de nosotros
somos poderosos en autoridad sobre nosotros mismos. Nuestros cuerpos son la estructura
física, nuestro templo, el embalaje de nuestros propios sueños y experiencias personales, de
nuestras creencias y nuestras esperanzas. Nos plantamos en nuestro derecho de propiedad
de nuestros cuerpos individuales ... Juntos ahora compartimos un Nuevo Mundo de nuestra
propia creación".
Ahora, si tienes una argolla en la ceja o en el ombligo solo porque te parece genial, algunas
de estas otras razones para la modificación corporal pueden sonarte
extrañas. Si estás viviendo una vida dócil y segura y quieres un poco de modificación corporal
solo para animarte un poco, puede sonar extraño que algunas personas vean la modificación
corporal como una respuesta a la angustia interior y a un pasado abusivo. Si crees que tener
un piercing o tatuarte incluye dolor solo como un desafortunado efecto secundario, puede
sonar extraño que muchas personas realmente quieran el dolor y lo acepten como un
sacrificio sagrado. Si no ves ningún significado religioso en la modificación corporal, puede
sonar extraño escuchar acerca de la modificación corporal como una religión. Pero, ¿qué
ocurre si las personas que hacen una religión a partir de ella realmente entienden mejor que tú
el significado de la modificación corporal?
Lenguaje Corporal
El lenguaje corporal habla en voz alta. Los cuerpos se comunican. La forma en que tratamos
nuestros cuerpos dice mucho sobre nosotros y sobre lo que adoramos. Los discípulos
incondicionales de la modificación corporal lo entienden. Rechazan al Dios Creador y al Señor
Jesucristo de la Biblia. Eligen la religión tribal o la auto adoración en su lugar. Y muestran su
religión a través de lo que le hacen a sus cuerpos.
Mientras tanto, algunas de las prácticas más leves de la modificación corporal se están
volviendo comunes entre los jóvenes que asisten a la iglesia. No ven nada malo en eso, y sus
padres no están muy seguros de qué decir. Muchos papás y mamás realmente no quieren que
les hagan perforaciones o tatuajes a sus hijos. Pueden pensar que un niño con cejas de
acero, orificios nasales enjoyados, lengua adornada con clavos y ombligo metálico se
ve bastante loco. Pueden temer que un tatuaje que atrae a un niño de diecisiete años parezca
bastante tonto cuando la persona tenga cuarenta años. Pero no están seguros de si existe
alguna objeción moral o espiritual ante la modificación corporal. Los padres no saben si la
modificación corporal realmente es equivocada o si es una moda inofensiva para una nueva
generación.
Incluso la mayoría de los predicadores guardan silencio acerca de la modificación
corporal. ¿Por qué preocuparse tanto por los niños que se hacen algunos agujeros extra en su
cuerpo y que usan joyas en lugares extraños? ¿No hay problemas más importantes con los
que lidiar? Si un predicador critica el piercing o los tatuajes, los jóvenes simplemente se
desanimarán y les será más difícil aceptar a Cristo y ser parte de la iglesia. Como pastor y
padre, no quiero hablar en contra de algo simplemente porque no me conviene. Sé que Dios
mira el corazón, no solo las apariencias externas.
Pero tenemos que preguntarnos: ¿la modificación corporal es solo una cuestión de
moda? ¿Es solo una moda reciente? No, no es una moda nueva en absoluto. Tiene raíces
muy antiguas, y esas raíces se adentran en la religión pagana. A lo largo de la historia, la
modificación corporal ha sido común en culturas que adoran ídolos o a la naturaleza, a la
madre tierra o a uno mismo. Los tatuajes, las perforaciones, los cortes, las marcas, las
cicatrizaciones y las mutilaciones han sido parte de las religiones paganas durante miles de
años.
Cada vez que el mensaje de la Biblia llegaba a una sociedad pagana, cada vez que más y
más personas confiaban en el Dios verdadero y lo adoraban, la modificación corporal
disminuía y casi desaparecía. Las personas que creían en la Biblia y confiaban en Jesucristo
entendían que Dios había creado su cuerpo, que Cristo había pagado por su cuerpo con su
sangre, y que el Espíritu Santo de Dios vivía en su cuerpo. Su cuerpo no era suyo sino de
Dios. Era un error dañarlo, desfigurarlo o distorsionarlo. Su cuerpo era atesorado como obra
de Dios y era ofrecido a Dios para su honor. A medida que la verdad Cristiana reemplazaba al
paganismo, ésta movía a las personas a abandonar la modificación corporal pagana.
La modificación corporal no es solo un nuevo estilo. Es el lenguaje corporal para un cambio
religioso, un alejamiento del Cristianismo bíblico hacia la religión pagana y hacia las prácticas
sexuales paganas. Las principales figuras del reciente resurgimiento de la modificación
corporal son personas que detestan el Cristianismo y que se deleitan con las viejas prácticas
paganas de dolor auto infligido y sexualidad pervertida. Otras personas pueden subirse al tren
de la modificación corporal sin ser conscientes de sus raíces paganas y de los paganos
modernos que la están dirigiendo. Pero si sabemos lo que realmente está sucediendo y lo que
dice la Biblia acerca de estas cosas, sabremos que la modificación corporal no es de Dios.
Tu cuerpo envía señales. Lo que le haces a tu cuerpo y lo que te pones (o no te pones) envía
un mensaje. Una chica que se viste como Lady Gaga está enviando el mensaje: "Soy un
objeto sexual que sigue a MTV, no a la Biblia". La Biblia dice: "Que las mujeres se atavíen de
ropa decorosa, con pudor y modestia" (1 Timoteo 2:9). Un niño con joyas o cabello como el de
una niña está enviando el mensaje: "No sé lo que soy, y prefiero ser un mezclador de género
que obedecer a la Biblia". En la Biblia, Dios no solo se opone a la actividad homosexual, sino
que también se opone al lenguaje corporal que difumina la diferencia creada entre el hombre y
la mujer. El Antiguo Testamento, dice: "No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre
vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace"
(Deuteronomio 22:5). En el Nuevo Testamento, Dios insiste en que los hombres y las mujeres
respeten la diferencia entre sexos, incluso en su peinado o en la cobertura de la cabeza
(1 Corintios 11:2-16).
Ahora, si tu cuerpo envía señales a través de la ropa y del arreglo personal, entonces hacer
modificaciones permanentes a tu cuerpo envía una señal aún más fuerte. Cuando a tu cuerpo
le haces cosas que siempre han marcado a los paganos, estás enviando el mensaje de que
favoreces el paganismo sobre el Cristianismo. Incluso si no tienes la intención de enviar ese
mensaje, eso es lo que tu cuerpo está diciendo.
La Biblia enseña una perspectiva diferente sobre el cuerpo de lo que enseñan los paganos, y
Dios le ordena a su pueblo que trate sus cuerpos de forma diferente a como lo hacen los
paganos. En la época de Moisés, Dios ordenó: "No haréis rasguños en vuestro cuerpo por un
muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna" (Levítico 19:28). Los sacerdotes de Dios,
especialmente, no debían cortar sus cuerpos (Levítico 21:5). Los paganos hacían ese tipo de
cosas, y Dios no quería que su pueblo imitara a los idólatras. Moisés declaró: "Hijos sois de
Jehová vuestro Dios; no os sajaréis, ni os raparéis a causa de muerto. Porque eres pueblo
santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre
todos los pueblos que están sobre la tierra" (Deuteronomio 14:1-2).
Siglos más tarde, el profeta Elías tuvo un enfrentamiento con los sacerdotes de un ídolo
llamado Baal. Cuando estos sacerdotes paganos trataron de atraer la atención de su ídolo y
hacer descender su poder, "clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con
lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos " (1 Reyes
18:28). Pero el profeta del Señor, Elías, no hizo tal cosa. No le hacían falta piercings, tatuajes
o cortes. Elías oró simplemente hablando con Dios, y el Señor respondió su oración de una
manera poderosa.
Dios toma el lenguaje corporal en serio. Él no quiere que profanemos nuestros cuerpos como
adoradores de ídolos. Si crees que el lenguaje corporal no importa, estás fuera de sintonía
con la Palabra de Dios. Algunas personas de la iglesia que buscan lagunas para permitir la
modificación corporal pueden enfatizar la libertad Cristiana. Pero la Biblia dice: "No uséis la
libertad como ocasión para la carne " (Gálatas 5:13). Algunos podrían decir que los tiempos
cambian y que algunas partes de la Biblia abordan distintos problemas culturales que los que
enfrentamos hoy en día. Tal vez sea así. Es posible que no siempre sepamos exactamente
cómo aplicar una regla bíblica en un nuevo escenario. Pero, ¿realmente este tema es poco
claro? ¿Realmente el paganismo y la perversión son tan diferentes hoy en día que en el
mundo antiguo? ¿Dios quiere que imitemos ahora lo que los paganos les hacen a sus
cuerpos? ¿Dios ha decidido de repente que es hora de difuminar la diferencia entre los
Cristianos y los incrédulos?
No, si perteneces a Cristo, tu lenguaje corporal debería decirlo. La Biblia dice: "¿O ignoráis
que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de
Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a
Dios en vuestro cuerpo" (1Corintios 6:19-20). Tu cuerpo es creación de Dios que debe
celebrarse, no tu propio objeto privado que debe manipularse. Si eres Cristiano, tu cuerpo es
comprado por Jesús. El Espíritu Santo vive en él como su templo. Si tu cuerpo es el templo del
Espíritu Santo, entonces brilla con su luz. No hagas que el templo de Dios parezca una copia
del templo de Satanás.
Deja que tu lenguaje corporal proclame que eres hijo del Padre, comprado por Cristo el Hijo,
lleno del Espíritu Santo. No preguntes por aquello en lo que Dios te permitirá salirte con la
tuya. Pregunta cómo puedes honrar a Dios con tu cuerpo. Si buscas lagunas en la Biblia para
que puedas hacer tu voluntad, podrías decir: "¿Qué tiene de malo?" Más bien pregunta:
"¿Qué es correcto?" ¿La modificación corporal honra a Dios y te marca como un seguidor
santo de Jesús? Si no, no lo hagas.
Ahora, sé que no todas las personas que optan por la modificación corporal planean
deliberadamente luchar contra Dios o destruirse a sí mismas. Algunos son Cristianos
genuinos. Tal vez confías en Jesús y lo amas, pero no has pensado mucho acerca del
lenguaje corporal. Tal vez estés básicamente en lo correcto con Dios, pero solo necesitas un
poco de enseñanza bíblica, corrección y formación en esta área de tu vida. Hasta ahora, tú no
estabas realmente consciente del llamado de la Biblia para honrar a Dios con tu cuerpo, y no
eras consciente del significado pagano de la modificación corporal. Bien ahora lo sabes. Si
amas al Señor y crees en la Biblia, honra a Dios con tu cuerpo a partir de ahora. Asegúrate de
que tu lenguaje corporal diga que perteneces a Cristo y que su Espíritu vive dentro de ti.
Odiando la Sabiduría, Amando la Muerte
No todas las personas que optan por la modificación corporal son Cristianos que solo
necesitan una corrección leve. Muchos son anticristianos que necesitan dejar la oscuridad y la
muerte para encontrar la luz y la vida. Muchos creadores de tendencias que ayudaron a
popularizar la modificación corporal odian el Cristianismo bíblico y aman el
paganismo. Algunos odian la creación de Dios respecto a hombres y mujeres, y prefieren la
modificación de la mezcla de género. Algunos incluso odian la buena salud y aman el dolor en
sí mismo.
El movimiento de modificación corporal incluye una creciente galería de horrores. La
modificación corporal no se limita a la perforación y a los tatuajes. Otras formas más
extremas también van en aumento. Los cortes, las marcas, las cicatrizaciones, incluso las
mutilaciones y las amputaciones, son cada vez más frecuentes. Las personas que se cortan
dicen que verse sangrar las hace sentir mejor. Un niño de 14 años dice que quiere perforar su
lengua, nariz y más partes íntimas. "Realmente no sé por qué", dice. "En el pasado, descubrí
que al infligirme dolor a mí mismo podía liberar mucha ira y emoción sin lastimar a nadie.
Durante aproximadamente 4 meses, yo diría que era adicto al dolor, me cortaría los brazos
con una navaja de afeitar o un cuchillo cada vez que me enojara".
Algunas personas tienen lo que se conoce como apotemnofilia, una palabra que literalmente
significa "amor por cortar". Estas personas no se sienten completas o felices con los brazos y
las piernas unidas a ellas, y envidian a las personas cuyas extremidades han sido
amputadas. Algunos se cortan parte de un dedo o su propia mano. En Escocia, dos personas
incluso convencieron a un cirujano para que les amputara las piernas. Sus piernas estaban
perfectamente sanas, pero no querían piernas, por lo que el cirujano modificó sus cuerpos. El
hospital detuvo al cirujano antes de que pudiera amputar las piernas de una tercera persona.
Para la mayoría de nosotros puede parecer obvio que es una locura amputar las piernas
sanas. Pero muchos periodistas e intelectuales piensan que otro tipo de cirugía radical en
cuerpos sanos está bien: retratan las operaciones de cambio de sexo de manera positiva. Un
número creciente de mujeres desearían ser hombres y someterse a una cirugía para cortar
algunas partes y agregar otras. Los hombres cuentan con el procedimiento opuesto para que
puedan convertirse en mujeres. En un caso, un esposo y una esposa eligieron operaciones de
cambio de sexo. Querían seguir casados, pero la esposa se convirtió en el marido y el marido
se convirtió en la esposa. En la cobertura de los medios de información, la "comunidad
transgénero" es simplemente otra parte colorida y saludable del paisaje cultural. ¿Pero
los cirujanos que hacen operaciones de cambio de sexo son mejores que el cirujano que
amputó las piernas sanas de alguien que se lo pidió?
Otra forma de modificación corporal que está en aumento es la auto inanición. Los médicos
consideran que la anorexia es un trastorno alimentario que es peligroso, incluso
mortal. Pero existe una creciente subcultura que elogia la anorexia y alienta a otras personas
con trastornos alimentarios a "mantenerse fuertes" y a no seguir una dieta normal y
saludable. La revista "Time" contó más de 400 sitios web en Internet que elogian y promueven
la anorexia. Los creadores de estos sitios web se enorgullecen de no ser más que piel y
huesos. Animan a otras personas quienes adoran la delgadez extrema y disfrutan de parecer
esqueletos para mantener su búsqueda de "el cuerpo perfecto" y que no dejan que nadie los
detenga—ni su médico, ni su familia, ni sus amigos, ni nadie. Es su propio control de su
cuerpo. Es su propia idea de la belleza lo que importa. Cuanto más delgados, mejor, incluso si
significa enfermedad y hambre.
Desde una edad temprana, la mayoría de nosotros no nos sentimos contentos con nuestro
cuerpo y nos gustaría cambiarlo. Si los niños pequeños tienen ojos azules, desean tener ojos
marrones. Si nacen con el pelo rojo, desean que fuera negro. Algunos niños desean ser niñas
o viceversa. Algunos niños desean haber nacido en una raza diferente o tener un nombre
diferente. Esta insatisfacción infantil con nuestro propio cuerpo siempre se consideró algo en
lo que había que madurar y superar.
Pero hoy en día, en lugar de madurar por encima de las fantasías infantiles, los adultos
complacen esas fantasías. Usan lentes de contacto que cambian su color de ojos, tintes que
cambian el color de su cabello, tatuajes que los hacen parecer más a un cartel que a un ser
humano, piercings que los hacen parecerse a sus favoritos paganos famosos, cirugía plástica
para cambiar su rostro y su cuerpo. Los hombres usan aretes como hace algunos años solo lo
hacían las mujeres; las mujeres eligen peinados y ropa para parecerse a los
hombres. Millones de personas adoran a las estrellas del pop que usan ropa del sexo opuesto,
y algunas personas se realizan operaciones de cambio de sexo para alterar su género por
completo.
Parte de la sabiduría con madurez radica en aceptar el cuerpo que Dios te dio, aprender a
vivir con él y honrar a Dios con él. Pero el espíritu de rebelión dice: "Soy el dueño de mi
destino. Puedo modificar mi cuerpo como mejor me parezca". ¿Esto trae alegría y
libertad? No, trae dolor, esclavitud, caos y muerte. En la Biblia, la sabiduría de Dios clama y
dice: "El que me halle, hallará la vida, Y alcanzará el favor de Jehová. Mas el que peca contra
mí, defrauda su alma; Todos los que me aborrecen aman la muerte" (Proverbios 8:35-36).
En el horrible misterio del pecado, la gente realmente ama la muerte. Los horrendos auto
abusos, como la anorexia, el corte, la automutilación y la amputación, las cirugías de cambio
de sexo y otros cambios extremos en el cuerpo son claramente casos de daño a uno mismo y
de amor a la muerte. Pero incluso las formas más leves de modificación corporal, como los
tatuajes y la perforación, apuntan hacia la misma dirección. Esa no es solo mi opinión. El "New
York Times", apenas una fortaleza de la verdad Cristiana, ve un vínculo claro: "En una era de
tatuajes y de argollas en la nariz, la automutilación es la última expresión del auto desprecio
adolescente". El "Times" reconoce la relación entre la modificación corporal y el estimado de
"dos millones de personas hiriéndose [a sí mismas] en secreto".
En la epopeya de John Milton, El paraíso Perdido, Satanás dice: "Mal, sé tú mi bien... Mejor
reinar en el infierno que servir en el cielo". Ese es el grito de batalla de todos los que insisten
en hacer su propia voluntad, incluso si esto los destruye. Una mujer dice con franqueza: "Mi
principal atracción para la modificación corporal fue inicialmente el aspecto del control: ejercer
control sobre mi cuerpo y hacer que mi cuerpo físico se ajustara a la visión mental y espiritual
que tengo sobre él. Desafortunadamente, todo el aspecto del uso de la modificación corporal
como forma de expresar el control huele increíblemente a automutilación".
Ofrezcan Sus Cuerpos a Dios
En lo profundo de cada uno de nosotros hay un sentimiento de pecado y falta de
dignidad. Sentimos que merecemos sangrar y sufrir. Sentimos que de alguna manera
necesitamos ser diferentes de lo que somos. Y es verdad: merecemos sangrar, y tenemos que
ser diferentes. Pero la respuesta no es mutilarnos o tratar de remodelar nuestros cuerpos. Esa
es la respuesta pagana a nuestra necesidad de expiación, pero la respuesta vivificante de
Dios a nuestra necesidad de expiación es la sangre de Jesucristo. Él fue traspasado por
nuestros pecados (Isaías 53:5). La sangre de Jesús derramada en la cruz tiene el poder de
hacer lo que nuestro propio desangramiento no puede hacer. Su sangre lava el pecado como
nada más puede hacerlo. Así que no cuentes con el dolor de la modificación corporal o con la
sangre de la mutilación para lidiar con la culpa de tu pecado. Cuenta con Cristo. Cree en su
sangre. Cuenta con su Espíritu Santo para que viva en ti y te transformarte a través del poder
del amor de Dios.
Tu cuerpo necesita ser diferente, pero no de la forma en que la modificación corporal lo hace
diferente. No es necesario agregar nuevas perforaciones en tu cuerpo. No es necesario tatuar
nuevos diseños en él. No es necesario escapar del género en el que naciste. No es necesario
remodelar tu cuerpo o tomar el control total de tu propio cuerpo. ¿Cómo necesita ser diferente
tu cuerpo? Necesita ser gobernado por Dios en lugar de Satanás, estar dedicado a la santidad
en lugar de la maldad. "Así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a
la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para
servir a la justicia... Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:19,23).
Hay una gran diferencia entre el bautismo Cristiano y la modificación corporal pagana. El
bautismo es indoloro y sin derramamiento de sangre. Cristo ya sufrió en mi nombre y
proporcionó la sangre para mi lavamiento. He sido bautizado en el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo. Mi Padre, el Creador, me dio un cuerpo creado maravillosamente (Salmo
139:14). El Hijo, mi Señor Jesús, pagó por mí, alma y cuerpo, al morir para pagar por mis
pecados. Mi Consolador, el Espíritu Santo, vive dentro de mí y hace de mi cuerpo su
templo. Mi bautismo sella estas cosas sin lastimar ni dañar mi cuerpo.
¡Cuán mejores son los caminos maravillosos de Dios que el abuso cruel de Satanás! Quiero
cuidar bien de mi cuerpo y dejar que la vida limpia y saludable de Dios brille a través de
él. ¿Por qué tratar de cambiar el cuerpo que mi Padre creó para mí? ¿Por qué actuar como si
mi cuerpo fuera mío cuando Jesús lo compró y pagó por él? ¿Por qué estropear el templo del
Espíritu Santo que vive en mí? ¿Por qué dejar que Satanás me fastidie cuando puedo disfrutar
del amor y de la alegría del Dios Todopoderoso? La Biblia dice,
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos
en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a
este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:1-2).
 
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
Vístete para el Éxito (Dr. Feddes)
Vístete para el Éxito por David Feddes
Si estás tratando de obtener un empleo, debes usar la ropa adecuada para la entrevista de
trabajo. Tienes que vestirte para el éxito. Si al entrevistador no le gusta tu apariencia, es
posible que tus otras cualidades no cuenten demasiado. Alguien más obtendrá el
empleo. Algunos empleadores se fijan más en tus zapatos que en tu lista de logros. No estoy
bromeando. Si muchos solicitantes desean el empleo, algunos entrevistadores eliminan a las
personas en función del calzado. Ven a los zapatos desgastados como una señal de
descuido, mientras que los zapatos bien pulidos indican una persona bien preparada que es
más probable que sea cuidadosa y proyecte una buena imagen hacia los clientes de la
compañía.
Hay varios dichos comunes sobre la ropa: "La ropa hace al hombre". "Eres lo que vistes". "No
tienes una segunda oportunidad para causar una primera impresión". Las primeras
impresiones son tan importantes que muchos libros y sitios web ofrecen pautas sobre cómo
vestirse para el éxito cuando tienes entrevistas de trabajo.
La mayoría de los expertos ofrecen consejos similares. Casi todos dicen que el cabello debe
estar bien arreglado, no desaliñado. Casi todos advierten que si te vistes demasiado informal,
muchos entrevistadores lo toman como una señal de que no quieres el empleo lo
suficientemente o de que podrías ser demasiado informal y descuidado en tu trabajo. Casi
todos los expertos insisten en que no tengas tatuajes visibles ni piercings en el cuerpo. Como
un consejero les dice a los hombres, "si tienen un arete o una perforación en la nariz, déjenlo
en casa a menos que estén haciendo una audición para una banda de rock".
Se aconseja a las mujeres que van a una entrevista de trabajo que no sean demasiado
ostentosas con su cabello. También se les recomienda evitar los cortes de pelo muy cortos
que las hagan parecer hombres. A las mujeres se les dice: "No te maquilles demasiado". "No
exageres en el perfume". "Limita tus joyas." Todo asesor dice que si las mujeres quieren que
las tomen en serio, deben evitar la ropa sexualmente sugestiva". Los escotes bajos y los
dobladillos altos" están descartados. Los absolutos no incluyen "minifaldas, tacones altos,
uñas largas o brillantes, maquillaje llamativo, blusas escotadas o ajustadas". En cambio, los
asesores recomiendan: "Abotona todos los botones de la blusa". "Nunca uses una falda más
corta" que la rodilla." Como uno lo dice, "No creo que el lugar de trabajo sea un bar de
solteros".
Este consejo sobre vestirse para el éxito me recuerda un pasaje de la Biblia. 1 Timoteo 2:9-10
llama a "que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado
ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a
mujeres que profesan piedad". Este pasaje de la Biblia a menudo es ignorado, malinterpretado
o descartado como anticuado. Se burlan de éste como si fuera un ataque tonto contra el
cabello bonito, la ropa bonita y la belleza femenina. Pero si este pasaje de la Biblia está tan
desactualizado y es inútil, ¿por qué tantos expertos modernos hacen puntos similares sobre
cómo vestirse para el éxito?
La Biblia exige ropa que sea decente, no escasa o sugestiva. La Biblia dice que te vistas con
sensatez, sin peinados extravagantes, sin joyas vistosas, sin gastos extremos. Eso es lo que
dice la Biblia, y los expertos en vestimenta para el éxito dicen cosas similares: vístete
decentemente y sensiblemente para que las personas no te miren como un objeto sexual o un
espectáculo, sino puedan enfocarse en quien eres y en lo que eres capaz que hacer.
Existen grandes diferencias, por supuesto, entre las enseñanzas de la Biblia y los consejos de
los expertos. La Biblia nos guía a cómo vestirnos para tener éxito al adorar a Dios, mientras
que los expertos simplemente dicen cómo vestirse para tener éxito al obtener un empleo,
impresionar a los clientes y ganar dinero. Dios se preocupa por la modestia y por el buen
sentido; no le preocupa si tus zapatos están perfectamente pulidos o si usas cierto tipo de
traje. Aun así, la Biblia y los expertos en "vestir para el éxito" están de acuerdo en que la ropa
puede enviar señales, y en que es importante enviar la señal correcta.
Dios no nos da un código de vestimenta detallado en la Biblia. Él no exige que las mujeres se
oculten detrás de los velos o que se vean lo más simple posible. Él no ordena a los hombres a
usar traje y corbata en todo momento. Ante los ojos de Dios, el carácter importa más que la
ropa. Si eres hombre o mujer, es más importante vestirte con buenas obras que con un cierto
tipo de ropa. Dios dice en la Biblia: "El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero
Jehová mira el corazón" (1 Samuel 16:7). Aun así, aunque la persona interna importa más que
las impresiones externas, y aunque la Biblia no da un código de vestimenta detallado, las
Escrituras exigen modestia en nuestra vestimenta y apariencia. Ese mensaje es necesario hoy
en día incluso más que cuando se escribió por primera vez.
Decencia 
Parte de la modestia es la decencia. La modestia no es indecente. No es sexualmente
provocativa. Si eres modesto, tienes una especie de timidez sobre la sexualidad, una
incomodidad con los chistes toscos y con las miradas lascivas. Esto no significa que estés
avergonzado de tu cuerpo o que pienses que el sexo es malo. Si eres modesto, puedes ser
atractivo y puedes tener una vida amorosa apasionada en el matrimonio, pero hay una fuerte
sensación de que esta pasión es muy valiosa, personal y privada. La desnudez puede ser
encantadora en el lecho conyugal, pero no como una exhibición pública.
Wendy Shalit escribió un libro titulado Un Regreso a la Modestia: Descubriendo la Virtud
Perdida. Wendy Shalit asistió a una universidad que se enorgullecía de ser progresiva. La
universidad quería hacer iguales a los hombres y a las mujeres, por lo que los baños comunes
para cada piso de dormitorios estaban abiertos para ambos sexos. Cuando Wendy Shalit se
opuso a estar en el mismo baño con hombres, dice: "Mis compañeros me dijeron que no debía
sentirme cómoda con [mi] cuerpo". Francamente, no entendí eso, porque estaba bien con mi
cuerpo, era su cuerpo tan cerca del mío lo que no me emocionaba".
Al mismo tiempo que Wendy Shalit estaba alarmada por la indecencia generalizada, también
notó que todavía había al menos algunas personas que vestían ropas muy modestas. Estas
personas resultaban ser algunas de las personas más radiantemente románticas y felizmente
casadas. Mientras tanto, las personas indecentes que hacían alarde de sus cuerpos y se
enganchaban en encuentros sexuales casuales con varias personas resultaron ser agotadoras
y aburridas. Eran menos felices, menos románticas, incluso menos sexys. La verdad es que
las personas modestas no están en contra de la sexualidad; la valoran demasiado como para
tirarla por ahí. En las palabras de Wendy Shalit, "cuanto más precioso es algo, más debe
ocultarse y protegerse".
La decencia es un signo de dignidad. Si te sientes sin valor, es más probable que te
relaciones en sexo ocasional con varias personas. Pero si conoces el valor de tu cuerpo y de ti
mismo como una persona hecha a la imagen de Dios, es más probable que seas modesto y
decente en tu vestimenta y conducta. No es necesario obligar a los demás a babear al ver que
vales algo. En el gran poema de amor de la Biblia, Cantar de Cantares, un amante le dice a
otro: "Huerto cerrado eres... Fuente cerrada, fuente sellada" (4:12). Tu cuerpo y tu sexualidad
son demasiado preciosos como para mostrarlos y ponerlos a disposición de cualquiera. La
modestia es tu manera de mantener algo precioso "cerrado" y "sellado", para mantenerlo
oculto y virgen para el deleite exclusivo de tu cónyuge.
Un gran número de personas en nuestra cultura indecente simplemente no lo entienden, y
eligen usar ropa indecente. El pastor y autor Douglas Wilson dice: "Muchas de las modas
actuales para las mujeres jóvenes parecen ser prendas de uso estándar de la Academia local
de Entrenamiento para Prostitutas". Algunos estilos son tan similares a los de las prostitutas
que la esposa de Wilson, Nancy, le dijo: "debe ser difícil para los hombres en estos días tratar
de descubrir por cuáles tienen que pagar y cuáles son libres." Incluso muchas personas de la
iglesia se visten de manera indecente. Como Wilson lo dice, "Muchas mujeres Cristianas van
al culto en la actualidad vestidas de una manera en la que las hubieran echado de un bar hace
cincuenta años".
El problema de las adoradoras vistiéndose como prostitutas ya ha surgido antes. En
Proverbios 7, el Antiguo Testamento habla de una esposa "con atavío de ramera" que acaba
de estar en un lugar de adoración. Su marido está fuera de la ciudad, y ella usa su atractivo
sexual para seducir a un joven tonto para ir a la cama con ella. Este encuentro sexual tiene un
impacto devastador y mortal.
La Biblia condena claramente tal adulterio. El sexo es bueno y santo entre un hombre y una
mujer que están casados entre sí, pero el sexo fuera del matrimonio es pecaminoso, y
también lo es vestirse de una manera sexualmente sugestiva cuando estás en público y no en
una habitación con tu cónyuge. La mujer de Proverbios 7 era una mujer casada que iba a la
iglesia, pero vestía "con atavío de ramera". En nuestro entorno, vestirse como una prostituta
es cada vez más común. ¿Por qué? Porque muchos hombres y niños no son lo
suficientemente sabios como para valorar la modestia, y tontamente se enamoran de
cualquier mujer que exhiba su cuerpo. Algunas niñas y mujeres obtienen su sentido de valía a
partir de la atracción de hombres, así que cuando se dan cuenta de que todo lo que se
necesita para atraer la atención de los hombres es ropa indecente y algunos coqueteos, ese
es el enfoque que toman. Esto no es solo pecaminoso, es estúpido. Las mujeres sabias saben
que si un hombre vale la pena, él no será del tipo que persigue todos los coqueteos de una
falda corta. Los hombres sabios saben que si una mujer vale la pena, tiene suficiente
modestia y dignidad como para guardarse a sí misma para el hombre correcto y no convertirse
en un objeto para que todos la miren boquiabiertos.
Las corporaciones como Victoria's Secret y Abercrombie & Fitch se especializan en la
indecencia y en hacer que las personas se vistan como prostitutas. Para muchas personas,
vestirse como prostituta simplemente significa vestirse como un cantante favorito o como una
estrella de cine. Significa mostrar tu cuerpo de tal manera que haga que los demás te quieran
en la cama y eso sugiere que podrías estar dispuesta. Esto puede significar ropa ajustada que
enfatiza cada contorno de tu cuerpo. Vestir como una prostituta puede significar escotes que
bajan demasiado y revelan demasiado. Puede significar vestidos o shorts que esconden muy
poco. Puede significar pantalones que andan bajos y que parece que podrían caerse en
cualquier momento. Puede significar trajes de baño para hombres o mujeres que esconden
menos que un par de ropa interior decente.
¿La Modestia Importa?
La Biblia dice: "que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia". ¿Es este
un estándar en el que tratas de vivir? Si no sigues a Jesús o no te importa lo que dice la Biblia,
entonces toda esta charla sobre la modestia puede parecerte tonta. Tu lema puede ser: "Si lo
tienes, haz alarde de ello", y piensas que debe haber cosas más importantes de las cuales
hablar que acerca de la modestia. No discutiré contigo. En tu caso, allí hay algo más
importante--tu necesidad de una relación con Dios. La indecencia y la flojedad sexual son
síntomas de un problema más profundo: no estar conectado con Dios. Debes estar bien con
Dios antes de preocuparte por cualquier otra cosa. Si no eres Cristiano y quieres enfocarte en
algo más importante que la modestia, entonces concéntrate en cómo puedes llegar a conocer
a Jesús como tu Salvador.
Pero, ¿y si ya conoces a Jesús y crees que la Biblia es la Palabra de Dios? Déjame
preguntarte: ¿te estás vistiendo para el éxito de acuerdo con las enseñanzas de la
Biblia? Estoy seguro de que hay Cristianos leyendo esto ahora que creen que estoy
exagerando cuando hablo de vestir modestamente. Pero si la modestia no importara, Dios no
hablaría de ella en la Biblia. Una relación con Cristo es más importante que las elecciones de
ropa, es verdad, pero las elecciones de ropa envían una señal sobre nosotros y sobre nuestra
relación con el Señor. Cuando la Biblia exige ropa modesta, dice que la ropa debe ser
apropiada para aquellos "que profesan piedad".
Algunas Cristianas realmente aman al Señor, pero su ropa (o la falta de ropa) envía las
señales equivocadas. Son Cristianas genuinas, pero son espiritualmente inmaduras e
imprudentes en su forma de vestir. Intencionalmente pueden mostrar su cuerpo, llamar la
atención y despertar el deseo de los miembros del sexo opuesto. Otras inconscientemente
pueden intentar hacer eso; solo quieren estar a la moda--y no parecen darse cuenta de que, a
veces, el último estilo las hace parecer más a una prostituta que a una fiel seguidora de
Jesucristo.
¿Qué tipo de ropa usas? ¿Qué impacto tiene tu apariencia en los demás? Si antes no habías
pensado mucho en esto, por favor piénsalo ahora. Cuando las personas te miran, ¿tu ropa y
apariencia te protegen de los pensamientos pecaminosos y te ayudan a ser tomada en serio
como una persona que conoce a Dios? ¿O eres vista como un cebo para ir a la cama y los
tientas a la lujuria?
Melody Green ha estado activa durante mucho tiempo en la difusión Cristiana y tiene una
visión de primera mano sobre esto. Ella dice,
Muchos Cristianos son ajenos o no se preocupan por el efecto que tienen en los demás.
Incluso pueden parecer tener una verdadera pasión y amor por el Señor, sin embargo, su
cuerpo está enviando un mensaje totalmente diferente. Lo sé, porque lo he hecho--en parte
por ignorancia, pero principalmente por rebelión. Recuerdo haber pensado: "Bueno, no
es mi culpa si ellos no pueden mantener sus ojos fuera de mí y mantenerlos en el
Señor. Ellos simplemente no son lo suficientemente espirituales. ¿Por qué debería tener que
cambiar solo porque ellos son débiles?".
Pero el Señor me mostró que era mi culpa. Fui responsable de hacer tropezar a mi hermano y
tuve que cambiar. Una vez que realmente vi el daño que mi egoísmo estaba causándoles a
los demás y al Señor, me sentí realmente avergonzada de mí misma y avergonzada de haber
representado a Jesús de una manera tan poco gratificante.
Llevar ropa modesta cubre completamente lo que necesita ser cubierto.
Apropiado para el Género
Junto con la decencia, la modestia incluye el decoro. Para que la ropa sea adecuada, debe
ser apropiada para el sexo. Si eres un niño o un hombre, aléjate de la ropa, de los peinados y
de las joyas que te hagan parecer femenino. Si eres una niña o una mujer, aléjate de la ropa
que te haga parecer masculina. Dios creó a los hombres y a las mujeres, y le gusta la
diferencia. Él no quiere que las mujeres intenten parecerse más a los hombres, ni que los
hombres traten de parecerse más a las mujeres. Él quiere que aceptes la forma en que te
creó, y quiere que tu género sea evidente en tu apariencia. Cuando Dios le dio su ley a
Moisés, él dijo: "No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer;
porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace" (Deuteronomio 22:5).
Las costumbres de vestir varían de cultura a cultura y de edad a edad. En Escocia, por
ejemplo, los guerreros robustos llevan faldas escocesas (vestidos), que eran consideradas
masculinas. Pero en otra cultura, la ropa con forma de falda puede considerarse femenina,
porque los hombres usan pantalones y solo las mujeres usan faldas. La Biblia no da un código
de vestimenta detallado sobre lo masculino o lo femenino. Pero debemos ser sensibles a qué
tipo de vestimenta y arreglo personal de nuestro entorno cultural nos haría parecer masculinos
o femeninos.
De vez en cuando, los Cristianos nigerianos me han preguntado si está bien que las mujeres
usen pantalones. Si tuviera que dar una respuesta breve, diría: "Sí, está bien que las mujeres
usen pantalones". Si los pantalones son de estilo femenino y no hacen que una mujer se vea
como un hombre, y si los pantalones son modestos y no son demasiado apretados o
reveladores, entonces no hay objeción bíblica para las mujeres que usan pantalones. Por
supuesto, si una mujer prefiere evitar los pantalones y usar solo vestidos y faldas en público,
eso está perfectamente bien.
Algunos lectores pueden pensar que es extraño y pintoresco que alguien pregunte acerca de
las mujeres que usan pantalones. Pero démosle crédito a estos creyentes nigerianos: al
menos tienen una preocupación saludable de que las mujeres vistan prendas femeninas y que
no se vean como hombres. Eso es más inteligente que el enfoque de mezcla de género que
aprueba a mujeres con botas de combate y cortes militares, y que no tiene ningún problema
con los hombres travesti con lápiz labial, con vestidos y joyas. Independientemente de lo que
pienses acerca de si las mujeres deben o no usar pantalones, por favor respeta el principio
básico de que las mujeres se vistan como mujeres y los hombres como hombres. No uses
ropa que haga que alguien se pregunte si eres hombre o mujer. Decoro significa un hombre
que se ve propiamente masculino y una mujer que se ve propiamente femenina.
Sin Gastos Extremos 
Otro aspecto de vestirse con decoro es que tu ropa sea sensata y no te cueste una fortuna.
Hemos visto lo que dice 1 Timoteo 2:9 acerca de los peinados costosos, del oro, de las perlas
y de la ropa cara. Las personas que profesan honrar a Dios y seguir a Jesús no necesitan
tales cosas para ser valiosas. Está bien vestirse de manera ordenada y atractiva, y estar bien
arreglado, pero no te excedas en gastos.
¿Cuánto es demasiado? La Biblia no es legalista, y no establece un límite de precio
exacto. Dios deja mucho a la dirección del Espíritu Santo y a la libertad de la conciencia
Cristiana. Pero el principio básico es evitar la ostentación y el gasto extremo. Si tu ropa,
peinado y joyas cuestan lo suficiente como para alimentar a una familia pobre durante un año,
¿no crees que es demasiado? Si usas ropa y joyas para demostrar lo exitoso y rico que eres,
¿no te sientes orgulloso e insensible ante los que tienen menos? La Biblia les ordena a los
ricos a "que no sean altivos… [sino] que hagan bien, que sean ricos en buenas obras,
dadivosos, generosos" (1 Timoteo 6:17-19). ¿Prefieres gastar tu riqueza en ropa y joyas que
tientan a la gente pobre a la envidia o gastarla en ayudar a los necesitados?
No es mejor usar ropa costosa que tiente a los demás a la envidia, que usar ropa escasa que
tiente a los demás a la lujuria. No es mejor vestirse y actuar como si el dinero fuera todo, que
vestirse y actuar como si el sexo fuera todo. Ambas actitudes provienen del mundo
pecaminoso, no de Dios (ver 1 Juan 2:15-16).
Vístete para el éxito: el éxito espiritual. Vístete con decoro. No uses ropa, arreglo personal y
joyas para mostrar estatus, éxito y superioridad. Las personas ricas no deberían vestirse para
impresionar o intimidar, y el resto de nosotros no deberíamos seguir la forma mundana de
tratar a las personas ricas mejor de lo que tratamos a los demás. En Santiago 2, la Biblia dice
que si conoces a alguien "con anillo de oro y con ropa espléndida" y lo tratas mejor que a "un
pobre con vestido andrajoso", haces "distinciones" y has hecho "mal".
Los ricos son importantes en el mundo de los negocios, pero en la iglesia, Jesús los humilla al
mismo nivel que a todos los demás. Los pobres tienen bajas posiciones en la sociedad, pero
en la iglesia son estimados como personas preciosas por quienes Jesús dio su vida y que
algún día gobernarán con Jesús. En Santiago 1, la Biblia dice: "El hermano que es de humilde
condición, gloríese en su exaltación; pero el que es rico, en su humillación" (Santiago 1:9-10).
Adopta esa actitud, y la ropa no se convertirá en una competencia.
Nada de esto significa que Dios quiere que nos vistamos con la ropa más fea y barata que
podamos encontrar. En Proverbios 31, la Biblia describe a una mujer verdaderamente valiosa
y concluye: "Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa
será alabada" (v. 30). Dice que la "fuerza y honor son su vestidura” (v. 25). Ahora bien, si la
belleza importa menos que ser piadosa, y si la vestimenta más importante es la fuerza y
honor, ¿esta mujer no le presta atención a la ropa o al aseo personal? ¿Se ve fea y se viste
mal? ¡De ningún modo! "De lino fino y púrpura es su vestido", dice la Biblia. Usa telas finas y
hermosos colores sin exagerar. El hecho de que su cuerpo esté vestido "de lino fino y púrpura"
se ajusta bien al hecho de que "fuerza y honor son su vestidura" en el espíritu.
La ropa envía señales. Puede revelar cómo se encuentra una persona en el interior. Cuando
alguien se siente deprimido y sin valor, puede reaccionar vistiéndose con la ropa más
mugrienta y fea que pueda encontrar. Ella puede dejar su cabello enredado y descuidado, y
no hacer nada por mejorar su apariencia. Por otra parte, ella puede lidiar con su sensación de
inadecuación yéndose al extremo opuesto. Se amontona maquillaje, gasta cientos en
peluquería y va de compras para adquirir ropa nueva, todo para sentirse mejor. Ambos
extremos son esfuerzos equivocados para lidiar con un corazón vacío.
El Meollo del Asunto
Si te estás vistiendo mal, la ropa en sí no es el problema principal; es una señal de un
problema más profundo. Tu problema principal es un problema cardíaco. Tu corazón está
fuera de sintonía con Dios y en sintonía con una sociedad que ama el dinero, que está
confundida sobre el género, y que es descarada sobre el sexo. Si no eres parte de la solución,
eres parte del problema. No solo necesitas cambiar tu ropa; necesitas a Dios para cambiar tu
corazón. En lugar de estar de acuerdo con el mundo, tú y yo debemos ser diferentes del
mundo. Quién sabe, si vivimos por la Palabra de Dios, ¡podríamos incluso cambiar el
mundo! Mientras tanto, si eventualmente cambias el mundo o no, primero pídele a Dios que
cambie tu corazón. Pídele a Dios que perdone tus pecados, pon tu confianza en Jesús y vive
para él.
Cuando 1 Timoteo 2:9 instruye a las mujeres en cómo vestirse, enfatiza el carácter y la
conducta, no solo la ropa. Esta instrucción es valiosa tanto para las mujeres y como para los
hombres por igual. Si "profesas piedad" y conoces a Jesús como tu Salvador, has sido
comprado por su sangre. Ese es el precio que Dios ha pagado por ti, el valor que él te ha
dado. Eres el hijo de Dios, un hijo o hija del Rey del universo. Perteneces a la familia real. No
necesitas impresionar o seducir a nadie para ser valioso, eres la posesión preciada de Dios. Si
esa realidad está viviendo en tu corazón, tu lenguaje corporal y tu vestimenta brillarán con la
belleza del Señor. Tu vestimenta y tu arreglo personal acentuarán y mejorarán tu apariencia
física, incluso cuando sabes que la apariencia no lo es todo.
Si Dios renueva tu corazón y te pone en sintonía con su corazón, esto afectará tu forma de
vestir. Sabrás cuán preciosa es tu sexualidad, disfrutarás del género que Dios creó para que
practicaras, sabrás que el dinero no es la medida de valor de Dios. No serás absorbido por los
estándares mundanos del aseo y de la vestimenta indecentes, que desdibujan el género, o
que son demasiado llamativos y caros. Te vestirás modestamente, con decencia y decoro.
¿Te importa más tu corazón o tu apariencia? La verdadera fortaleza de un hombre no es su
apariencia. La verdadera belleza de una mujer no es su apariencia. Dios aprecia la fortaleza
interior, la belleza interior. Él no se impresiona cuando dependemos de nuestra forma física o
de la ropa y la joyería para sustituir a la verdadera fortaleza ybelleza. El carácter es más
importante que la ropa. Lo que llevas puesto no es tan importante como quién eres.
Aun así, lo que vistes puede decir algo sobre quién eres. Te guste o no, la ropa puede decir
algo sobre el carácter. Si usas ropa modesta y decente, aunque seas físicamente atractiva,
envías una señal de que no solo eres un objeto sexual y que está más ansiosa de agradar a
Dios que de hacer que la gente babee sobre ti. Si usas ropa apropiada para tu género, incluso
cuando los estilos de mezcla de género estén disponibles, envías una señal de que aprecias
la distinción creada por Dios entre el hombre y la mujer. Si vistes ropa de precio moderado, a
pesar de que podrías comprar ropa más costosa, envías una señal de que hay más para ti
que dinero y que estás más ansioso por gastar dinero haciendo el bien que luciendo bien. Si
te vistes y te arreglas de una manera modesta y atractiva, envías una señal de humildad y
dignidad como hijo de Dios.
Se lento para juzgar a otras personas por su ropa, pero examina rápidamente qué señales
envía tu propia ropa. La ropa no importa tanto como el carácter, pero la ropa envía señales
sobre el carácter. Dios obviamente sabe esto, y es por eso que nos da instrucciones bíblicas
sobre la ropa. Usa la sabiduría y el buen juicio en la forma de vestir tu cuerpo. Y para vestirte
para el éxito en el sentido más importante, comienza con tu corazón. Vístete con Cristo y con
su carácter. La Biblia dice: "Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de
entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia... Y
sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto" (Colosenses 3:12,14).
Esa es la mejor vestimenta. Vístete de esa manera, y realmente serás un éxito.
 
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
Guía de Estudio: La Era Científica
LA ERA CIENTÍFICA
I.             Los Ataques de la Iglesia a la Ciencia Copernicana Eran Filosóficos
Las obras de Galileo y Copérnico no contradecían a la Biblia, sino a los elementos de las
enseñanzas de Aristóteles que habían entrado en la Iglesia.
 
II.  Ejemplos de Influencia Bíblica
A.             La Obra de Pascal.
1.             Primer barómetro exitoso; gran escritura de prosa francesa.
2.             Entendiendo la singularidad del hombre: el Hombre podía contemplar, y el Hombre
tenía valor para Dios.
B.             Newton
1.             Velocidad del sonido y gravedad.
2.             Para Newton y los otros primeros científicos, no hay problema con respecto al por
qué, debido a que ellos iniciaron con la existencia de un Dios personal que había creado el
universo.
C.             Francis Bacon
1.             Destacó la observación cuidadosa y la recopilación sistemática de la información.
2.             Bacon y los otros primeros científicos tomaron la Biblia en serio, incluida su
enseñanza sobre la historia y sobre el cosmos.
D.             Faraday
1.             El descubrimiento de coronación fue la inducción de la corriente eléctrica.
2.             Como Cristiano, creía que la Creación de Dios es para que todos la entendieran y la
disfrutaran, no solo para una elite científica.
 
III. Aspectos Científicos de Influencia Bíblica
A. Oppenheimer y Whitehead: fundamentos bíblicos de la revolución científica.
B.             No todos los primeros científicos individualmente eran Cristianos, pero todos vivían
dentro de las formas de pensamiento Cristiano. Esto brindó una base para que la ciencia
continuara y se desarrollara.
C.             El contraste entre la ciencia Cristiana, y la ciencia China y Árabe.
D.             El énfasis Cristiano sobre una Creación ordenada refleja la naturaleza de la realidad
y, por lo tanto, se actúa sobre ella en todas las culturas, independientemente de lo que digan
que es su visión sobre el mundo.
1.             La teoría de la relatividad de Einstein no implica un universo relativo.
2.             El hombre actúa asumiendo el orden, le guste o no.
3.             Idea maestra de la ciencia bíblica.
a)            Uniformidad de causas naturales en un sistema abierto: la causa y el efecto
funcionan, pero Dios y el Hombre no están atrapados en un proceso.
b)            Todo lo que existe no es una máquina cósmica total.
c)            las elecciones humanas, por lo tanto, tienen significado y efecto.
d)            La máquina cósmica y las máquinas que las personas hacen, por lo tanto, no son
una amenaza.
 
IV. Cambio en la Ciencia Moderna
A.             Cambio en la convicción de los científicos modernos anteriores.
B.             De un sistema natural abierto a uno cerrado: eliminación de la creencia en un
Creador.
1.             El sistema cerrado no deriva de los hallazgos de la ciencia, sino de la filosofía.
2.             Ahora no hay lugar para la importancia del hombre, para la moral o para el amor.
C.             Darwin enseñó que toda la vida evolucionó a través de la supervivencia del más
apto.
1.             Graves problemas inherentes en el Darwinismo y en el Neo-Darwinismo.
2.             Extensión de la selección natural en la sociedad, en la política y en la etnia.
D.             La selección natural y la ideología Nazi.
E.             El nuevo autoritarismo: no los regímenes burdamente dictatoriales de Hitler y de
Stalin. Los nuevos regímenes serán sutilmente manipuladores, basados en un sofisticado
arsenal de nuevas técnicas ahora disponibles.
1.             Para obtener órganos para trasplantes se acepta la nueva definición de muerte.
Posibles abusos.
2.             Sin la línea absoluta que da el Cristianismo sobre la singularidad total del hombre,
las personas no tienen una línea divisoria entre lo que pueden hacer y lo que deben hacer.
3.             Las implicaciones morales y legales de la Inseminación Artificial por Donante (I.A.D.)
                4.             La psicología social de Skinner y la abolición del hombre.
5.             Diles a las personas que son máquinas y que tenderán a actuar en consecuencia.
6.             Cada teoría del condicionamiento conduce a la aplicación social.
a)            Koestler: calmante para curar la agresión humana.
b)            Clark y Lee: controlar las agresiones de los políticos.
c)            Kranty: control de la reproducción mediante el suministro de agua.
7.             ¿Quién controla a los controladores? --La pregunta no formulada.
a)            La pregunta básica suplicada: ¿el psico-civilizador como Rey?
b)            Si las personas son máquinas, ¿por qué la continuidad biológica tiene valor?
 
V.             Necesidad de reafirmar lo que fue la base original de la ciencia moderna
Preguntas
1.             Explica las contribuciones importantes a la ciencia hechas por principios bíblicos.
2.            ¿Cómo nuestro conocimiento sobre la visión bíblica del trabajo y de la naturaleza
debería afectar nuestras propias actitudes hacia la investigación, el estudio de la Biblia y el
uso de nuestras mentes?
3.            ¿Este segmento te ayuda a entender cómo y por qué los hombres de gran
refinamiento intelectual de la Alemania nazi podrían aceptar lo que estaba sucediendo?
4.             "Sin la línea absoluta que el Cristianismo da sobre la singularidad total del hombre,
las personas no tienen una línea divisoria entre lo que pueden hacer y lo que deben hacer."
Discútelo.
 
Eventos y Personas Clave
Copérnico: 1475-1543
Francis Bacon: 1561-1626
Novum Organum Scientiarum: 1620
Galileo: 1564-1642
Pascal: 1623-1662
Isaac Newton: 1642-1727
Principia Mathematica: 1687
Michael Faraday: 1791-1867
Carlos Darwin: 1809-1882
El Origen de las Especies: 1859
Herbert Spencer: 1820-1903
Albert Einstein: 1879-1955
Russel Lee: 1895-
Heinrich Himmler: 1900-1945
B.F. Skinner: 1904-1990
Arthur Koestler: 1905-
Kenneth B. Clark: 1914-
Murray Eden: 1920-
Kermit Kranty: 1923-
Más Allá de la Libertad y la Dignidad de Skinner: 1971
 
Estudio Adicional
Robin Briggs, ed., La Revolución Científica del siglo XVII (1969). E.A. Burtt, Las Bases
Metafísicas de la Ciencia Moderna (1932).
Arthur Koestler, La Cuenca. Una Biografía de Johannes Kepler (1960). Arthur
Koestler, El Fantasma en la Máquina (1967).
C.S. Lewis, Esa Horrible Fuerza (1945).
C.S. Lewis, La Abolición del Hombre (1972). D.M. Mackay, La Imagen del Reloj (1974).
Desafíos Matemáticos a la Interpretación Neo-Darwiniana de la Evolución. Simposio Wistar,
Monografía No. 5 (1967).
B.F. Skinner, Más Allá de la Libertad y de la Dignidad (1971).
La Perspectiva Situacional: Comprendiendo los Hechos (Articulo)
INTRODUCCIÓN
Uno de los detectives más famosos de la literatura inglesa es Sherlock Holmes. Este
personaje ficticio fue un investigador brillante que ayudaba a la policía a resolver casos
difíciles. Se decía que la genialidad de Sherlock Holmes tenía dos aspectos. Por una parte,
poseía tal habilidad de observación que podía descubrir todos los detalles objetivos relevantes
de un caso. Y por otra parte, era increíblemente lógico, al punto que podía comprender cómo
se relacionaban estos hechos con el crimen que trataba de resolver.
Bueno, en cierto sentido, el tomar decisiones bíblicas exige que los cristianos sean como
Sherlock Holmes. Tenemos que identificar muchos detalles objetivos. También tenemos que
descubrir cómo todos esos detalles objetivos se relacionan con las preguntas éticas que
estamos tratando de responder.
Esta es la séptima lección de nuestra serie "Cómo Tomar Decisiones Bíblicas," y la hemos
denominado: "La Perspectiva Situacional: Comprendiendo los Hechos." Nuestro objetivo en
esta lección es identificar los principales componentes de las situaciones éticas que
enfrentamos en el mundo moderno, y explicar cómo influye cada uno de ellos en las
decisiones éticas que debemos tomar.
En estas lecciones, nuestro modelo para tomar decisiones bíblicas ha sido que el juicio ético
involucra la aplicación de la Palabra de Dios a una situación por una persona.
Esta perspectiva de la ética nos recuerda que hay tres aspectos principales que se deben
considerar frente a cada situación de carácter ético: un enfoque en la palabra de Dios, lo que
denominamos el aspecto normativo; un enfoque en la persona, lo que denominamos el
aspecto existencial; y un enfoque en la situación, lo que denominamos el aspecto situacional.
Ahora, en algunas lecciones nos hemos concentrado en varias propiedades del aspecto
situacional, y en esta lección continuaremos profundizando en esta dimensión de la ética
cristiana.
Recordarán que en lecciones anteriores identificamos los elementos más fundamentales de
nuestra situación ética como hechos. Estos incluyen todo lo que existe.
Además de esto, identificamos dos tipos especiales de hechos particularmente importantes
para la ética. Primero hablamos de nuestras metas, que son los resultados potenciales e
intencionados de nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestros hechos. Y segundo,
mencionamos los medios, que son las formas en que alcanzamos nuestras metas.
En esta lección, en general veremos con más detalle la amplia gama de hechos, y en
particular, exploraremos la importancia de considerar los hechos sobre Dios, el mundo que
nos rodea y los seres humanos al tomar decisiones éticas.
Nuestra lección se dividirá en tres partes. Comenzaremos identificando el hecho de Dios
mismo, aquel en quien vivimos, nos movemos y somos. Luego, veremos los hechos de la
creación en general, deteniéndonos en varios aspectos de la naturaleza. Finalmente, veremos
la humanidad como un elemento crítico de nuestra situación ética. Vayamos primero a Dios
mismo, el primer y principal hecho de nuestra situación ética.

DIOS
Hablamos de Dios como el hecho último de nuestra situación, porque él es quien da existencia
y significado a cualquier otro hecho. Los demás hechos existen sólo porque Dios los creó y
continúa sosteniéndolos. Y tienen significado sólo porque Dios les concede significado en
forma autoritativa dentro de su creación. Esto significa que siempre debemos interpretar todos
los hechos a la luz de la existencia y el carácter de Dios. De modo que, cuando nos
detenemos a considerar la importancia ética de los hechos, es importante comenzar con Dios.
Nuestra discusión sobre Dios como el hecho último de la ética cristiana se centrará en tres
aspectos familiares del carácter de Dios: su autoridad, que incluye su derecho a gobernar
sobre toda la creación; su control, que es su poder y su gobierno sobre toda la creación; y su
presencia, su existencia y manifestación en la creación. Empecemos observando la autoridad
de Dios, o su derecho a gobernar, sobre toda la creación.

Autoridad
Todas las Escrituras dejan en claro que Dios tiene la autoridad, el derecho a gobernar, sobre
toda la creación. Este derecho a gobernar deriva del hecho de que Dios es el creador y
sustentador de toda la creación. No hay rincón alguno de la creación que Dios no haya
creado, o que no dependa de él para su continua existencia. Su autoridad como creador tiene
al menos tres atributos básicos que siempre debemos recordar en la ética cristiana. Primero,
su autoridad es absoluta; segundo, es exclusiva y tercero, es exhaustiva. Observemos con
mayor detalle estas ideas, comenzando con la naturaleza absoluta de la autoridad de Dios
como creador.
Absoluta
La autoridad de Dios es absoluta en el sentido que Dios tiene libertad completa y total por
encima de lo que creó. Las Escrituras a menudo ilustran la autoridad absoluta de Dios
comparándola con la autoridad que tiene un alfarero sobre su barro. Hallamos estos motivos
en pasajes como Isaías capítulo 29 versículo 16, Isaías capítulo 45 versículo 9, Jeremías
capítulo 18 versículos 1 al 10 y Romanos capítulo 9 versículos 18 al 24.
Escuchen cómo Pablo se refirió a la autoridad de Dios en Romanos capítulo 9 versículos 20 al
21
Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al
que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro,
para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra? (Romanos 9:20 – 21)

Las preguntas retóricas de Pablo nos enseñan que puesto que Dios es el creador de todo,
tiene la libertad y el derecho de hacer lo que quiera con lo que creó.
Y lo que es cierto sobre la autoridad absoluta de Dios sobre la gente lo es también sobre su
autoridad sobre el resto de la creación. Dios puede hacer lo que le plazca con todo lo que
creó. Tiene la libertad y el derecho de actuar sobre ello como él lo estime conveniente, de
pedir lo que desee y de juzgarlo según sus propios parámetros.
Así que, cuando Dios revela sus juicios éticos, estos son verdaderos y nunca están sujetos a
escrutinio. En general, los cristianos aceptan la idea de que Dios tiene el derecho de
mandarlos y determinar sus juicios éticos. Pero demasiado a menudo, nos rehusamos a
aceptar los juicios éticos de Dios, a menos que sean confirmados por algún otro parámetro, y
buscamos excusas para evitar someternos a lo que él ha establecido con tanta claridad. Sin
embargo, tal como lo vimos, la autoridad de Dios en la ética es absoluta. Sus juicios morales,
y su perspectiva sobre el bien y el mal deben ser aceptados como verdaderos simplemente
porque él así lo dijo.
Segundo. Además de poseer autoridad absoluta, Dios posee también autoridad exclusiva
sobre todo lo que ha creado.
Exclusiva
Cuando decimos que la autoridad de Dios como creador es exclusiva, estamos afirmando que
sólo Dios posee autoridad absoluta. La autoridad absoluta sólo pertenece al creador, y Dios es
el único creador. Por lo tanto, sólo Dios ostenta está autoridad última. Existen otras
autoridades como los espíritus, los ángeles y las autoridades terrenales. Incluso los individuos
poseen cierta medida de autoridad sobre sus propias vidas. Pero todas estas clases de
autoridad han sido delegadas por Dios, de modo que la autoridad de Dios siempre es superior
a la autoridad de la criatura En consecuencia, toda autoridad menor es anulada por la
autoridad mayor del creador. Es por eso que la Biblia insiste en que nuestras decisiones éticas
deben tomarse en absoluta sumisión a Dios.
Tercero. Además de poseer autoridad absoluta y autoridad exclusiva, Dios posee también una
autoridad exhaustiva sobre el universo.
Exhaustiva
Cuando afirmamos que la autoridad de Dios es exhaustiva, estamos diciendo que ésta se
extiende sobre cada detalle de todo lo que él creó. Y este hecho tiene por lo menos dos
implicaciones: Primero, que todas las criaturas están bajo la autoridad de Dios. En otras
palabras, a pesar de que muchos seres humanos están en rebelión en contra de Dios y se
rehúsan a someterse a sus mandamientos, los juicios morales de Dios rigen sobre ellos. No
importando dónde vivimos o quiénes somos, y no importando cuál sea nuestra cultura o
nuestra religión, todos los seres humanos somos responsables ante Dios. Y segundo, puesto
que Dios creó todas las cosas, no hay aspecto alguno de la creación que sea moralmente
neutral. Él creó todo con un propósito, y le asignó un carácter moral. Todo en la creación, o
funciona como Dios quiere que funcione, por lo tanto, bueno; o está en desacuerdo con su
voluntad y, por lo tanto, malo. Toda la creación, hasta su más mínimo detalle, está sujeta a él.
Por eso, para servir a Dios, siempre tenemos que considerar y someternos a su autoridad.
Después de analizar la autoridad de Dios, debemos volver nuestra atención a un segundo
hecho sobre Dios: su control sobre toda la creación, su poderoso gobierno sobre todo lo que
existe.

Control
Desde el principio, tenemos que reconocer que las diferentes ramas de la iglesia cristiana
entienden en forma distinta el control de Dios sobre su creación. Pero los cristianos estamos
en gran medida de acuerdo, porque las Escrituras son muy claras sobre ciertos aspectos del
control de Dios.
Limitaremos nuestra discusión a dos aspectos básicos relacionados con el control de Dios
sobre la creación. Primero, hablaremos sobre el carácter soberano del control de Dios; y
segundo, destacaremos el carácter moral de control de Dios. Consideremos, en primer lugar,
la naturaleza soberana del control de Dios sobre la creación.
Soberano
A través de los siglos, los cristianos han afirmado consistentemente el control soberano de
Dios sobre la creación. Desde luego que los teólogos y las denominaciones han discrepado
sobre algunos puntos. Pero, en general, los cristianos siempre han afirmado la enseñanza
bíblica de que Dios tiene el poder infinito y el derecho infinito de controlar la creación en la
forma que él estime conveniente. Más aun, puesto que él es un rey bueno y responsable para
con su creación, él ejerce su poder y su derecho para el beneficio de su reino.
Desafortunadamente, en diversas formas, tanto los cristianos como los no cristianos han
argumentado a veces que el control soberano de Dios sobre su creación es incompatible con
la idea de la responsabilidad moral humana. Han creído en forma equivocada que ambas
ideas no pueden ser ciertas. O Dios es soberano, o somos responsables — pero no ambos.
En años recientes, esta perspectiva se ha expresado en un movimiento conocido como teísmo
abierto. El teísmo abierto enseña que para que Dios pueda hacer responsables a los seres
humanos de sus decisiones éticas y de su comportamiento, los seres humanos tienen que
tener el control definitivo sobre sus vidas. Insiste en que si Dios tiene el control soberano
sobre el universo, entonces no tiene el derecho a hacernos responsables por lo que hacemos.
Entonces, para poder preservar la responsabilidad ética del ser humano, el teísmo abierto
enseña que Dios, o ha limitado voluntariamente su soberanía, o es en esencia incapaz de
controlar toda la creación. Concluye que Dios no sabe lo que sucederá, que sólo ejerce una
influencia limitada sobre lo que suceden en la creación, y a menudo está frustrado con la
forma en que se desarrolla la historia. En resumen, el teísmo abierto niega el control soberano
de Dios para poder reafirmar la responsabilidad humana.
Ahora, desde el punto de vista histórico, la teología cristiana siempre ha enseñado que el
control soberano de Dios es totalmente compatible con la responsabilidad humana. De hecho,
más que ver el control soberano de Dios como excluyente con la responsabilidad humana, la
teología cristiana ha seguido a las Escrituras en insistir en que los seres humanos son
moralmente responsables ante Dios precisamente porque Dios tiene un control soberano
sobre su creación. Analicemos lo que esto significa.
Por una parte, muchos pasajes bíblicos enseñan que Dios tiene un plan para su creación que
lo abarca todo, y que él controla la creación con el objetivo de llevar a cabo su plan. Por
ejemplo, la Biblia algunas veces habla de un propósito inmutable, como en Hebreos capítulo 6
versículo 17, o de decisiones y planes que hizo antes de la fundación del mundo, como en
Mateo capítulo 13 versículo 35 y en Efesios capítulo 1 versículo 4. Otras veces, se refiere al
plan según el cual él controla a toda la creación, como en Romanos capítulo 8 versículo 28.
Incluso habla de su determinación sobre las personas y las cosas, como en Hechos capítulo 4
versículo 28 y Romanos capítulo 8 versículo 29.
Ahora, los cristianos han calificado el control que Dios ejerce sobre el universo, relacionándolo
en varias formas con cosas como su presciencia, su voluntad activa y pasiva, y sus decretos
positivos y permisivos. Pero en el análisis final, el cristianismo histórico siempre ha afirmado
que dado que Dios es el creador, él puede ejercer y de hecho ejerce un control soberano
sobre su creación.
Por otra parte, más que ver el control soberano de Dios como algo contrario a la
responsabilidad ética, el cristianismo ha visto en el control soberano de Dios la base de la
responsabilidad ética.
Escuchemos la forma en que Pablo estableció la relación entre el control soberano de Dios y
nuestra responsabilidad en Filipenses capítulo 2 versículos 12 al 13.
Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros
produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. (Filipenses 2:12-13)

Noten aquí que los cristianos de Filipos tenían que vivir en forma moral y reverente porque
Dios estaba trabajando en sus vidas, haciendo que ellos desearan y actuaran de acuerdo a su
plan soberano. De esta forma, su control soberano sobre sus vidas era la base de su
responsabilidad moral. En vez de ver la soberanía divina y la responsabilidad humana como
mutuamente excluyentes, Pablo comprendió que la soberanía de Dios es el fundamento de la
responsabilidad humana.
Ahora que hemos hablado del carácter soberano del control de Dios sobre la creación,
estamos listos para hablar sobre el carácter moral de su control, observando las formas en
que Dios diseñó la creación para que esta fuese propicia a la moralidad.
Moral
Un principio muy importante de la ética cristiana es que Dios no fuerza a los seres humanos a
situaciones morales sin salida. Las Escrituras nos enseñan que no importa cuán complejos
parezcan los dilemas morales, Dios siempre provee del medio y la oportunidad para evitar el
pecado.
Este principio general está establecido en 1 de Corintios capítulo 10 versículo 13, donde Pablo
escribió estas palabras:
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os
dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la
tentación la salida, para que podáis soportar. (1 Corintios 10:13)

En su contexto original, este versículo se refiere a la tentación de cometer idolatría, a la que


estaba sometida la iglesia en Corinto. Pero el principio general es también cierto: Dios no
permite que enfrentemos situaciones en que todas nuestras opciones son pecaminosas. Él
siempre conjuga las circunstancias de manera que tengamos una salida, una solución que sea
digna de elogio y no pecaminosa.
Desde luego que a veces esta forma de escape no parece fácil. La mayoría de nosotros sabe
por experiencia propia que algunos dilemas morales son extremadamente difíciles de resolver.
Para aprovechar la salida, tenemos que cambiar radicalmente. Pero podemos estar seguros
de que la oportunidad para este tipo de cambios siempre está ahí.
Esto es lo queremos decir cuando afirmamos que el control de Dios es moral. El ordena la
creación de tal manera que las circunstancias de nuestras vidas nunca puedan excusar
nuestras opciones inmorales. Él gobierna todo el universo de manera que siempre hay una
salida de escape de la tentación del pecado.
Luego de considerar la autoridad y el control de Dios como factores fundamentales de nuestra
situación, estamos listos para enfocarnos en un tercer aspecto del carácter de Dios: su
presencia entre nosotros, cómo él se involucra con el mundo.

Presencia
Nuestra discusión sobre la presencia de Dios en la creación se dividirá en tres secciones:
Primero, hablaremos de Dios como el Rey del pacto; segundo, hablaremos de él como el
Señor encarnado; y tercero, hablaremos de él como el Espíritu ministrador. Vamos primero
con el rol de Dios como el rey del pacto sobre la creación, y particularmente sobre la
humanidad.
Rey del Pacto
Dios ha estado presente en medio de la humanidad como nuestro rey del pacto desde que
creó a Adán y Eva. Tal como lo vimos en la lección anterior, nuestros primeros padres fueron
creados a la imagen de Dios, sus reyes vasallos, cuya tarea era extender el reino de Dios por
toda la tierra. Y Dios estaba presente en forma manifiesta para bendecirlos cuando fueran
fieles, y para maldecirlos cuando pecaran.
Luego de la caída de la humanidad en el pecado, Dios ya no caminó con Adán y Eva en el
tranquilo huerto de Edén. Sin embargo, Dios no abandonó a su creación; él permaneció
presente en medio de la raza humana como su rey del pacto.
Desde luego que Dios siempre ha estado invisiblemente omnipresente. Pero también ha
aparecido en muchas manifestaciones visibles, como la columna de fuego y la nube como
leemos en Éxodo capítulo 13. Además, él se hizo presente a través de milagros como la
división del Mar Rojo en Éxodo capítulo 14. También se presentó en forma especial con
ciertos personajes como Elías, quien invocó fuego del cielo en 2 de Reyes capítulo 1. Con
frecuencia se nos presenta a Dios como el rey del pacto que ofrece protección, bendiciones a
su pueblo, y que maldice y destruye a sus enemigos. Y hoy día Dios aún es nuestro rey, tal
como lo enseñó Jesús en Mateo capítulo 5 versículos 34 y 35.
La presencia de Dios en medio de nosotros como nuestro rey del pacto nos dice que él está
aquí para reforzar sus juicios sobre toda la tierra y sus habitantes.
Tal como lo sostiene Hebreos capítulo 4 versículo 13:
No hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están
desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. (Hebreos 4:13)

Dios ve todo porque Dios está presente en todas partes, y nos juzga sobre la base de lo que
ve. Recordarán que en lecciones anteriores definimos la ética como:
Teología, viéndola como un medio para determinar qué personas humanas, hechos y
actitudes reciben la bendición de Dios, y cuáles no.

Nuestras decisiones éticas siempre deben considerar la presencia de Dios en medio de


nosotros como juez, tanto ahora como en el futuro. Por lo tanto, su presencia en medio de
nosotros como un juez real siempre será un factor crítico a considerar cuando tomemos
decisiones éticas. No vivimos aparte de Dios; vivimos en su presencia, bajo su juicio y bajo su
bendición.
Teniendo en mente el rol de Dios como el rey del pacto, estamos listos para concentrarnos en
la presencia de Dios en medio nuestro como el Señor encarnado en la persona de Jesucristo.
Señor Encarnado
Cuando Jesús nació de María en Belén, Dios se hizo presente entre nosotros en una nueva
forma. Quizá la diferencia más obvia fue que él estaba físicamente presente y caminaba
libremente en medio de la sociedad como uno de nosotros. Aun cuando podríamos hacer una
lista de muchos, muchos resultados éticos de su encarnación, limitaremos nuestra discusión
sólo a cuatro aspectos.
Primero, Hebreos capítulo 2 versículo 17 enseña que el perdón de los pecados es el resultado
de la naturaleza humana de Jesús y su presencia física en la tierra, particularmente a través
de su muerte en la cruz. Este perdón hace posible que Dios nos bendiga por nuestras buenas
obras.
Segundo, fue a través de su vida humana terrenal que Jesús obtuvo su simpatía personal
para con nosotros en medio de las tentaciones que enfrentamos.
Escuchen las palabras de Hebreos capítulo 2 versículo 18:
Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son
tentados. (Hebreos 2:18)

Al mediar ante el Padre en los cielos, Jesús se asegura de que nuestras obras sean juzgadas
con misericordia y no con severidad, motivando al Padre a que extienda su gracia hacia
nosotros, y nos fortalezca para resistir el pecado y nos otorgue el perdón.
Tercero, la presencia terrenal de Jesús en medio nuestro nos provee del supremo parámetro
de rectitud para la vida humana.
Las Escrituras registran muchos detalles de la vida de Cristo, y cada uno de estos nos
presenta un cuadro de conducta, pensamientos, emociones y juicios éticos perfectos. Y ahora
Dios nos está conformando a la imagen de Cristo, proveyéndonos no sólo de un modelo para
imitar, sino también del poder para que seamos como él.
Y cuarto, nuestra victoria moral está asegurada por la presencia de Jesús.
El ministerio terrenal de Jesús dio comienzo a la restauración total del reino de Dios. Al vencer
en la cruz a sus enemigos y a los nuestros, Jesús nos dio el poder para prevalecer en las
batallas morales, y aseguró nuestra victoria final.
Ahora no podemos estar en la presencia humana de Cristo en la tierra. Sin embargo, su
presencia pasada en la tierra fue determinante para ilustrar la conducta ética, y también para
hacer posible la conducta ética. Su continua presencia en el cielo es parte integral de nuestro
caminar ético ante Dios.
Después de hablar sobre Dios como nuestro rey del pacto y Señor encarnado, tenemos que
enfocarnos en la presencia de Dios como nuestro Espíritu ministrador, y que constituye la
presencia más directa de Dios, y que comúnmente hallamos en esta época.
Espíritu Ministrador
Cuando Jesús ascendió a los cielos, él derramó su Espíritu sobre su iglesia. El Espíritu Santo
nos ministra en diversas formas. Sin embargo, nos limitaremos a mencionar sólo dos de sus
ministerios principales entre nosotros. Primero, el Espíritu Santo habita en cada creyente,
permitiéndonos y motivándonos a tomar decisiones éticas.
En Romanos capítulo 8 versículos 9 y 10, el apóstol Pablo escribió estas palabras acerca de
la presencia del Espíritu Santo:
Vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en
vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros,
el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la
justicia. (Romanos 8:9 y 10)

Pablo dijo que el Espíritu Santo hace dos cosas que son centrales en la ética cristiana.
Primero, nos da vida espiritual y, segundo, nos controla. Consideremos cada una de estas
ideas con más detalle.
A causa de la caída de la humanidad en el pecado, todos los seres humanos nacen en un
estado de muerte espiritual. Esto nos hace moralmente impotentes; no tenemos la capacidad
de hacer nada que Dios en última instancia pueda considerar bueno. Pero cuando el Espíritu
Santo nos da una nueva vida, él nos da también la capacidad moral para que podamos hacer
buenas obras, lo que significa que podemos y debemos confiar en que el Espíritu Santo nos
ayudará a resistir el pecado.
El Espíritu Santo cambia nuestros corazones y mentes para que amemos a Dios y anhelemos
sus bendiciones. En resumen, él nos da el deseo de vivir éticamente y, como consecuencia,
tenemos la obligación moral de someternos a su control sobre nuestras vidas, y de seguir a
nuestros deseos piadosos en lugar de los deseos pecaminosos.
Además de habitar en nosotros, el Espíritu Santo también ministra, otorgando dones a los
creyentes dándoles capacidades sobrenaturales para realizar las obras de servicio para la
iglesia.
El Espíritu Santo ha capacitado a los creyentes en diversas formas a través de toda la historia.
Aun cuando el Espíritu habitó en todos los creyentes, incluso los del Antiguo Testamento, sólo
le otorgó dones espirituales a individuos especiales, como los profetas, los sacerdotes y los
reyes. Pero el Antiguo Testamento apuntaba además a un día cuando el Espíritu sería
derramado sobre todo el pueblo de Dios.
Escuchen las palabras de Pedro en Hechos capítulo 2 versículos 16 al 17:
Esto es lo dicho por el profeta Joel: "Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi
Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes
verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños." (Hechos 2:16 – 17)

Joel había profetizado acerca un tiempo en que el Espíritu Santo se derramaría sobre todos
los creyentes, extendiendo los dones espirituales a todo aquel en que él habitase. Además
Pedro enseñó que esto sucedería en Pentecostés. Desde ese día en adelante, todo creyente
en la iglesia ha recibido el don del Espíritu Santo.
En pasajes como 1 de Corintios capítulo 12, Romanos capítulo 12 y Efesios capítulo 4, así
como en la historia de la iglesia, vemos que algunos dones espirituales son muy comunes —
cosas como servir, predicar, enseñar, evangelizar, animar, contribuir y administrar. Los dones
más espectaculares, tales como las visiones, los milagros y las lenguas son menos comunes.
Pero, independientemente de qué dones espirituales tengamos, lo que queremos enfatizar es
que el Espíritu Santo concede dones para edificar la iglesia. De modo que cualquiera sea el
don que poseamos, nuestro deber moral es usarlo para el bien del pueblo de Dios.
Escuchen la enseñanza de Pablo sobre este tema en 1 de Corintios capítulo 12 versículos 7 y
11:
A cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho…Todas estas cosas las
hace uno y el Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. (1 Corintios 12:7-
11)

Una de las claras implicaciones éticas de vivir en la presencia del Espíritu Santo es que
estamos obligados a identificar y usar los dones que Dios nos da.
Algunos de los hechos más fundamentales que debemos considerar en cualquier situación
ética corresponden a Dios mismo: su autoridad absoluta, exclusiva, exhaustiva; su control
moral y soberano sobre la creación y su presencia en medio de nosotros como rey del pacto,
Señor encarnado y Espíritu ministrador. Si poseemos el fundamento de una comprensión
adecuada de quién es Dios, estaremos mucho más preparados para tomar decisiones que le
agraden a él y nos traigan bendición.
Luego de identificar los hechos relacionados con Dios mismo, estamos listos para detenernos
en los hechos que conforman la creación en general, incluyendo tanto su aspecto físico como
su aspecto espiritual.

CREACIÓN
La teología sistemática tradicional ha dicho que todo lo que existe ante todo habita en uno de
los tres ámbitos fundamentales. Primero, está el ámbito sobrenatural. Este ámbito está por
encima de la naturaleza. A pesar de que a menudo usamos este término para referirnos a
todo lo que no es parte de nuestro mundo natural, tiene un uso más técnico en la teología
sistemática. Específicamente, se refiere a Dios y a sus obras, dado que sólo Dios mismo es
verdaderamente más grande, más poderoso y más autoritativo que el mundo natural.
Segundo, está el ámbito natural. Este es el mundo creado por Dios en Génesis, capítulo 1, el
mundo en el que vivimos y operamos. Sin duda, este es lado de la creación más familiar para
los seres humanos.
Y tercero, está el ámbito de lo preternatural, el ámbito que está más allá de la naturaleza. No
está por sobre la naturaleza como Dios lo está, sino que más bien está paralelo a la
naturaleza como un aspecto distinto de la creación. Este es el ámbito habitado por los
espíritus invisibles como los ángeles y los demonios.
En línea con esta idea tradicional, nuestra discusión sobre los hechos de la creación se
dividirá en dos partes. Primero, observaremos los aspectos preternaturales de la creación,
tomando en consideración cómo el ámbito espiritual habitado por ángeles y demonios se
relaciona con la ética cristiana. Y segundo, nos concentraremos en el mundo natural y su
relación con la ética. Comencemos con los aspectos preternaturales e invisibles de la
creación.

Preternatural
Lamentablemente, los cristianos modernos, especialmente en los países occidentales, casi
siempre les prestan poca atención a los ángeles y a los demonios invisibles que se mueven e
interactúan con nosotros. Esto no debería sorprendernos. Después de todo, nuestra
experiencia humana está típicamente limitada al mundo natural. Interactuamos
constantemente con otra gente y con nuestro medioambiente físico, y normalmente tratamos
de explicarnos la mayor parte del mundo y los sucesos que nos rodean como fenómenos
naturales. Raramente ponemos énfasis en el mundo preternatural Pero el hecho es que los
ángeles y los demonios tienen un impacto significativo en las cosas que suceden en nuestras
vidas y, como resultado de ello, el mundo preternatural será de vital consideración cuando
tengamos que tomar decisiones éticas.
Consideraremos los aspectos preternaturales de la creación bajo dos encabezados distintos
relacionados con la ética cristiana. Primero describiremos a los habitantes del ámbito
preternatural y su relación con el mundo natural; y segundo, nos enfocaremos en el tema de la
guerra espiritual, la lucha cósmica entre el bien y el mal que es muy activa a nuestro
alrededor. Consideremos primero a los habitantes del ámbito preternatural, es decir, los
ángeles y los demonios.
Habitantes
La ciencia moderna habla de la humanidad como considerablemente sola en el universo de
criaturas racionales. Todos nos damos cuenta de que vivimos en un planeta relativamente
pequeño, circulando alrededor de un sol relativamente pequeño en una vasta galaxia que sólo
es una pequeñísima parte del universo.
Pero las Escrituras nos enseñan que Dios también ha poblado el universo con un gran número
de personas espirituales, conocidas como ángeles y como demonios. Los ángeles y los
demonios son inteligentes, son seres racionales que tienen voluntad y personalidad.
Dios creó a todos estos seres como ángeles — puros y perfectos, sirviendo a Dios en su reino
celestial. Pero algunos de estos ángeles se rebelaron voluntariamente en contra de Dios, y
cayeron de su estado de bendición en un estado de condenación. La Biblia generalmente usa
el término ángeles para referirse a los ángeles benditos que han permanecido fieles a Dios, y
generalmente se refiere a los caídos, a los ángeles rebeldes, como demonios. Tanto los
ángeles como los demonios han influenciado en mucho de lo que sucede en el mundo natural.
Veremos el impacto que ambos, ángeles y demonios, ejercen sobre nuestro medioambiente
ético. Comencemos con el tema de los ángeles antes de referirnos al tema de los demonios.
Los ángeles sirven como mensajeros y agentes leales de Dios. Ellos comunican su palabra a
los seres humanos, e interactúan con la humanidad en nombre de Dios. A veces estos son
eventos dramáticos. Por ejemplo, en 2 de Reyes capítulo 19 versículo 35 vemos que el ángel
del Señor dio muerte a ciento ochenta y cinco mil soldados asirios en una noche para detener
la invasión de Senaquerib a Judá. Pero en otras ocasiones los ángeles operan en formas más
mundanas. Por ejemplo, el Salmo 91 versículos 11 y 12 nos enseña que los ángeles también
trabajan para prevenir que tropiecen los pies de los fieles seguidores de Dios.
Hebreos capítulo 1 versículo 14 resume la importante obra de los ángeles, planteando esta
pregunta retórica:
¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán
herederos de la salvación? (Hebreos 1:14)

Por supuesto que la respuesta es "sí." Pero, ¿qué tiene que ver este ministerio con nuestras
decisiones éticas?
Por una parte, los ángeles de Dios trabajan constantemente para asegurar que siempre
tengamos una oportunidad de comportarnos moralmente. Su servicio debería darnos más
confianza en el cuidado y la provisión de Dios. La cual debería animarnos a tomar decisiones
éticas, aun cuando estas decisiones nos ocasionen dificultades.
Más allá de esto, Dios de hecho está usando nuestra salvación para enseñar sabiduría a sus
ángeles en el cielo. Los ángeles no necesitan salvación, y la salvación no está disponible para
los demonios. En definitiva, la salvación es un misterio para ellos. Así, al observar la salvación
de Dios para la humanidad, ellos aprenden más acerca de la gloria de Dios, y son más
capaces de adorarlo.
El Nuevo Testamento habla de esto en muchos lugares, incluyendo Efesios capítulo 3
versículo 10, donde Pablo escribió estas palabras:
Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a
los principados y potestades en los lugares celestiales. (Efesios 3:10)

Cuando nos arrepentimos del pecado y somos bendecidos por Dios, los ángeles aprenden
más acerca de los caminos del Señor y le rinden mayor adoración. De modo que un factor
importante a considerar en nuestras decisiones éticas es la forma en que nuestras decisiones
éticas llevan a los ángeles a adorar y honrar a Dios.
Con esta idea de los ángeles en mente, tenemos que enfocar nuestra atención en los
demonios, y en el rol que juegan ellos como factores de nuestra situación.
Como los ángeles, los demonios son capaces de interactuar en el ámbito natural. Esto lo
hacen para causarnos daño. En el Nuevo Testamento, la forma habitual y más mencionada en
que los demonios atacan a los cristianos es el tentarlos con la idolatría.
Las Escrituras señalan además que los demonios también pueden causarnos daño de otras
formas. Por ejemplo, en Job, capítulos 1 y 2, vemos que a Satanás, el jefe de los demonios,
se le permitió destruir la salud y las posesiones de Job, y matar a su familia. Ahora, tal como lo
aprendimos en estos pasajes, esta fue una circunstancia inusual en la que Dios le permitió a
Satanás ejercer mucha influencia en la vida de Job. No obstante, esto demuestra la clase de
cosas que los demonios pueden realizar en el ámbito natural.
Tal como lo veremos en la próxima sección, las actividades de los demonios tienen muchas
implicaciones para nuestras vidas. Ellos nos tientan constantemente, tratando de apartarnos
de las opciones morales. Es por eso que siempre tenemos que recordar que ellos son un
factor muy importante en nuestra situación.
Ahora, hay incontables implicaciones morales que debiéramos extraer de las actividades de
los habitantes del ámbito preternatural. Pero en función de nuestro propósito, nos
enfocaremos en la guerra espiritual que hay entre ellos, y cómo esta afecta a nuestras vidas
en el ámbito natural.
Guerra Espiritual
Desde que Satanás y el resto de los demonios se rebelaron contra Dios, han estado cercados
en la batalla contra los santos ángeles de Dios. Dado que este conflicto está siendo peleado
entre los espíritus buenos y los espíritus malos, es decir, los ángeles y los demonios,
generalmente hablamos de una guerra espiritual. Las Escrituras mencionan con frecuencia
esta guerra, siendo tal vez el pasaje más conocido la enseñanza de Pablo sobre la armadura
de Dios en Efesios, capítulo 6.
Escuchen las palabras de Pablo en Efesios capítulo 6 versículo 12:
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades,
contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad
en las regiones celestes. (Efesios 6:12)

Aquí Pablo ha señalado que nuestros enemigos incluyen los principados, potestades,
gobernadores y huestes espirituales de maldad del mundo preternatural. Esta guerra espiritual
es una lucha entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal. Más aun, se produce una
influencia ética en nosotros cuando los ángeles nos ayudan a encontrar formas de obedecer a
Dios y cuando los demonios nos tientan para pecar.
Las buenas nuevas son que Jesús ha paralizado la capacidad de los demonios de
superarnos. A través de su muerte y su resurrección, él ya venció a todos sus enemigos.
Pablo enseñó esto en Colosenses capítulo 2 versículo 15, al escribir estas palabras de ánimo:
Despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre
ellos en la cruz. (Colosenses 2:15)

Pero, aun cuando Cristo ganó la guerra, los demonios todavía persisten en sus escaramuzas
en contra nuestra, y continuarán atacándonos hasta que Dios los juzgue en el día final. Por
eso, debemos ser soldados vigilantes, vestidos para la batalla con la armadura de Dios,
confiados en que la gracia de Dios nos fortalecerá para prevalecer en contra de las hordas
demoníacas. Nunca debemos olvidar que esta guerra espiritual es real y un elemento
poderoso de nuestra situación ética.
Una vez entendido esto sobre el mundo preternatural en nuestra mente, podemos revisar las
implicaciones éticas del mundo material y natural en el que vivimos.

Natural
Los detalles del mundo natural son casi ilimitados, de modo que enfocaremos nuestra
atención en el mundo natural como un todo. Primero, hablaremos del lugar del mundo natural
en su condición original en la creación. Segundo, veremos las formas en que la caída de la
humanidad en el pecado ha impactado en el mundo natural. Y tercero, discutiremos las
implicaciones de la redención de la humanidad del pecado para el mundo natural.
Comencemos con el tema de la creación, y con el papel que juega el mundo natural en ella.
Creación
En Génesis capítulo 1, Moisés describió la creación de todo el ámbito natural, enfatizando la
importancia central de la humanidad en la tierra. A partir de su relato, podemos ver que los
seres humanos son parte de la naturaleza. Según Génesis 2 versículo 7, Dios nos creó del
polvo de la tierra, y dado que somos parte de la naturaleza, tenemos la obligación ética de
protegerla.
Moisés dejó en claro, además, que los seres humanos son señores y gobernantes de la
naturaleza. Dios no nos creó iguales a las plantas y a los animales, sino para señorear en
ellos. Escuchen las palabras de Génesis capítulo 1 versículo 28:
Y bendijo Dios a la [humanidad], y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y
sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias
que se mueven sobre la tierra. (Génesis 1:28)

Desde el comienzo, Dios llamó al ser humano a gobernar el mundo y a administrarlo,


promoviendo la vida y el desarrollo, y transformando al mundo en un reino apto para ser
habitado por él.
Ahora que hemos revisado el estado original del ámbito natural en la creación, centremos
nuestra atención en la caída de la humanidad en el pecado, particularmente su impacto en el
mundo natural.
Caída
Cuando Adán y Eva cayeron en el pecado, Dios respondió y maldijo a la raza humana y a la
tierra, sujetándolos a corrupción. Esto causó la oposición de la tierra al señorío de la
humanidad en muchas formas. Por ejemplo, se hizo difícil para los seres humanos trabajar la
tierra y producir alimentos.
Leemos acerca de esto en Génesis capítulo 3 versículos 17 al 19, donde Dios pronunció la
siguiente maldición sobre Adán:
Maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos
y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan.
(Génesis 3:17 – 19)

Como resultado de esta maldición, el mundo natural está afectado por el pecado en múltiples
formas. Podríamos resumir la situación del ámbito natural así: la naturaleza es el recipiente de
la maldición de Dios y el instrumento de la ira de Dios. Es decir, la naturaleza está corrompida
por el pecado y a menudo es hostil para con nosotros. Estos son importantes detalles de
nuestra situación natural que hay que considerar en la ética. La naturaleza no es como fue
diseñada originalmente; esto a menudo complica nuestras decisiones éticas porque está
corrompida por el pecado, y a menudo sirve como instrumento de Dios para disciplinarnos.
Al mismo tiempo, el mundo natural no está totalmente corrompido por la caída. La tierra aún
pertenece a Dios, y todo lo que hay en ella también. Esta aún proclama su bondad y su
majestad, y Dios aún la usa para proveernos de muchas cosas buenas. Tal como leemos en
Salmo 19 versículo 1:
Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. (Salmo
19:1)

Y tal como lo escribió Pablo en 1 de Timoteo capítulo 4 versículos 4 al 5:


Todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias;
porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado. (1 Timoteo 4:4-5)

La naturaleza aún es buena. Aún es la creación de Dios, y aún es medio a través del cual Dios
nos ministra y nos bendice.
Cada vez que enfrentamos decisiones éticas, siempre debemos recordar que tanto la
corrupción de la naturaleza como las bendiciones de la naturaleza continúan siendo
características importantes de nuestra situación.
Luego de hablar de la naturaleza en relación con la creación y con la caída, estamos listos
para ir al tema de la redención, y el rol que juega el ámbito natural en la historia de la
redención.
Redención
Cuando la humanidad cayó en el pecado, el ámbito natural se transformó en un instrumento
de maldición y en un recipiente de la maldición. Pero con la redención, ambos efectos son
revertidos. El ámbito natural se transforma en un instrumento de redención, en tanto Dios obra
en el ámbito natural para llevar a cabo la redención para los seres humanos. Así también se
transforma en un recipiente de la redención, en tanto Dios purga la corrupción del mundo
natural a través de la redención de la humanidad.
La naturaleza funciona en múltiples formas como un medio de redención. Por una parte, Dios
usa las cosas del ámbito natural como herramientas de proceso de redención. Los sucesos
del mundo natural dan testimonio de la grandeza de Dios. Ellos nos ofrecen la oportunidad de
creer en él para salvación, y nos ponen en circunstancias que nos llevan al crecimiento y la
victoria espiritual. Por otra parte, Dios a veces obvia el orden natural y normal en forma
milagrosa, cambiando la naturaleza de modo que esta se nos presenta con señales y
maravillas que edifican nuestra fe.
Consideren Romanos capítulo 8 versículo 28, donde Pablo escribió estas palabras:
A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados. (Romanos 8: 28)
Con la expresión todas las cosas, Pablo quiso decir toda circunstancia, todo suceso, toda
criatura, todo objeto, todo pensamiento, es decir, todo. Esto incluye también todo lo que existe
o sucede en el mundo natural. Dios está en control de todo ello en nuestro beneficio,
favoreciendo nuestra redención.
Así entonces, cuando nos vemos enfrentados a las disyuntivas éticas, es preciso que nos
hagamos preguntas como: ¿Qué me está enseñando Dios a través de mis experiencias del
mundo natural? ¿Cómo puede mi interacción con el mundo natural ayudarme a ser más como
Cristo? Y, ¿cómo puedo usar el mundo natural para darle Gloria a Dios?
Más allá de ello, el ámbito natural mismo va a ser en última instancia un recipiente de la
redención. Dios va a refinar a ambos, al cielo y la tierra, para crear un nuevo cielo y una nueva
tierra. Las Escrituras mencionan esta nueva creación en muchos textos como Isaías 65
versículo 17, Isaías 66 versículo 22, 2 de Pedro 3 versículo 13 y Apocalipsis 21 versículo 1.
Pasajes como estos indican que la corrupción del mundo natural durará hasta que se
complete la redención de la humanidad con el regreso de Cristo. En ese punto, la tierra será
llevada al glorioso destino que Dios ordenó para ella desde el comienzo.
Pablo escribió sobre esto en Romanos capítulo 8 versículos 19 al 21, en donde hallamos
estas palabras:
El anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios…la
creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos
de Dios. (Romanos 8:19 21)

El hecho de que Dios esté redimiendo al mundo natural indica que él le asigna un gran valor.
De modo que, cuando tomamos decisiones éticas, tenemos que considerar también cómo
impactaran nuestras decisiones a la creación natural. Esto significa que tenemos que
plantearnos preguntas como: ¿Qué efecto tendrá mi decisión en el mundo natural? ¿Cómo
puedo incrementar o mejorar el dominio de la humanidad sobre la tierra? Y, ¿cómo puedo
promover un mundo adecuado para la gloriosa presencia de Dios? Cada vez que nos
encontramos con una pregunta ética, debemos considerar las formas en que la creación
influye en nosotros. Y tenemos que recordar de qué manera nuestras acciones impactan
también a la creación.
Ahora que ya hemos identificado los hechos fundamentales que se refieren a Dios mismo, así
como los hechos de la creación en general, estamos listos para considerar los hechos
relacionados con la humanidad, la corona de la creación de Dios.

HUMANIDAD
Abordaremos en dos formas los hechos relacionados con la humanidad. Primero,
consideraremos a la humanidad en el contexto de la sociedad, observando los hechos
relacionados con nuestros intentos de vivir con otros. Y segundo, hablaremos de los seres
humanos como individuos, concentrándonos en nuestros intentos de vivir con nosotros
mismos. Dirijamos nuestra atención ahora a la sociedad humana como característica esencial
de nuestra situación.

Sociedad
Veremos tres aspectos de la sociedad relacionados con nuestro estudio de la ética cristiana.
Primero, consideraremos la solidaridad corporativa de la sociedad humana, la manera en que
Dios ve a la raza humana como grupo unificado. Segundo, hablaremos brevemente de la
similitud de nuestras experiencias humanas. Y tercero, mencionaremos a la comunidad
humana. Veamos primero la solidaridad de la sociedad humana estando frente a Dios.
Solidaridad
En nuestra discusión sobre la solidaridad corporativa de la humanidad, hablaremos del
mandato cultural como una tarea corporativa dada a la humanidad en la creación. Hablaremos
también de la caída como un fracaso corporativo de la raza humana que tuvo consecuencias
corporativas. Finalmente, veremos la redención como la reconstrucción corporativa de la
sociedad humana. Meditemos primero en la tarea corporativa de la humanidad en la creación,
es decir, el mandato cultural.
En una lección anterior, hablamos del mandato cultural como el mandamiento de Dios de que
los seres humanos extiendan su reino hasta lo último de la tierra por medio del desarrollo de la
cultura humana. Este mandato fue dado directamente a Adán y Eva cuando fueron creados.
Escuchen las palabras de Dios para nuestros primeros padres en Génesis capítulo 1 versículo
28:
Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las
aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. (Génesis 1:28)

Por supuesto que Dios nunca quiso decir que Adán engendrara y Eva diera a luz tantos hijos
como para llenar todo el planeta con pueblos y culturas. En vez de eso, su idea fue que ellos
fueran los primeros de muchas generaciones de seres humanos; y que la raza humana
cumpliera su mandato en forma corporativa.
Como resultado, todos los seres humanos son solidarios los unos con los otros. Es decir, Dios
les ha asignado la tarea de llenar y sojuzgar la tierra a la raza humana como un todo, como
una singular entidad corporativa. Pero Dios no le asignó todos los aspectos del mandato
cultural a cada individuo. El mandato cultural obliga a la humanidad como un todo a reproducir
y edificar culturas; y la obligación moral del individuo consiste simplemente en hacer su parte,
en cooperar con toda la humanidad en la realización de esta tarea corporativa.
Esta solidaridad corporativa de la raza humana en el mandato cultural nos enseña algo muy
importante sobre la ética. Nos enseña que desde un primer comienzo, Dios tuvo el propósito
de que los seres humanos consideremos al resto de la gente cuando tomamos nuestras
decisiones individuales. Tenemos que considerar cómo les afectarán nuestras decisiones, y
cómo podemos trabajar juntos para realizar nuestra tarea corporativa de extender el reino de
Dios hasta lo último de la tierra.
Con la tarea de la humanidad en mente, revisemos el tema de nuestro fracaso corporativo
cuando la raza humana cayó en el pecado.
Cuando Dios creó a Adán y Eva, les asignó la tarea corporativa del mandato cultural. Pero
también les asignó roles individuales que contribuirían al éxito de la tarea.
Luego, en la caída, Adán y Eva violaron, cada uno en particular, su rol individual asignado y,
en el proceso, violaron la tarea corporativa que se les había dado. Así entonces, la caída no
sólo implicó los pecados de Adán y Eva como individuos, sino también el rompimiento de su
relación, su estructura de familia ordenada por Dios y, de este modo, la raza humana se unió
en su rebelión contra Dios.
El hecho de que la caída haya sido un fracaso corporativo tiene fuertes implicaciones para la
ética cristiana. Indica que no sólo tenemos la obligación de ser individuos éticamente puros,
sino también de promover la moralidad de los demás individuos. Demuestra que se requiere
que formemos familias y sociedades, y que establezcamos prácticas éticas en medio de tales
relaciones. Nos enseña también que es necesario que seamos cuidadosos con las
tentaciones que se nos presentan a través de tales relaciones.
Luego de considerar la tarea corporativa de la humanidad y nuestro fracaso corporativo en
esa tarea, tenemos que centrar nuestra atención en las consecuencias corporativas de la
caída de la humanidad en el pecado.
Para poder entender las consecuencias corporativas de la caída, es útil recordar que cuando
Dios creó a Adán y Eva, él entró en un pacto con ellos. Entre otras cosas, este pacto exigía
que Adán y Eva obedecieran a Dios, y definió las consecuencias de su obediencia o
desobediencia. Sin embargo, este pacto no sólo gobernaba la relación de Dios con Adán y
Eva como individuos, sino que gobernaba a Adán y Eva colectivamente. De hecho, las
Escrituras nos enseñan que todo ser humano que alguna vez ha existido o alguna vez existirá
fue incluido en este Pacto.
De modo que, cuando Adán y Eva violaron el pacto de Dios, comiendo del árbol del
conocimiento del bien y del mal, las consecuencias de su desobediencia no sólo cayeron
sobre ellos, sino también sobre sus descendientes. A causa de la solidaridad corporativa de la
raza humana, esta trasgresión condenó a todos los individuos de la raza humana a las
maldiciones del pacto.
Tal como Pablo lo resumió en Romanos capítulo 5 versículo 18:
Por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres. (Romanos 5:18)

La única excepción a esto fue Jesús, quien no descendió de Adán y Eva de acuerdo a la
forma normal de reproducción humana, sino que fue concebido en el vientre de María por el
Espíritu Santo. Todos los demás seres humanos cayeron en las maldiciones del pacto cuando
Adán pecó.
Como consecuencia de la caída, el resto de nosotros hemos nacido bajo la maldición de
muerte por parte de Dios, y estamos destinados al juicio eterno. Y además de nacer culpables
y condenados, estamos corrompidos. El pecado habita en nosotros y somos sus esclavos. Y
somos incapaces de hacer algo bueno.
Tal como Pablo lo escribió en Romanos capítulo 8 versículos 7 y 8:
Los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni
tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. (Romanos 8:7 y
8)

De hecho, las consecuencias de la caída son tan severas que, aparte de la obra redentora de
Dios, no hay forma en que podamos pensar, hablar o hacer algo que sea verdaderamente
ético.
Dado que estamos tan corrompidos por el pecado, tenemos que cuestionar siempre nuestros
instintos e intuiciones morales. No podemos llegar y simplemente seguir a nuestro corazón,
imaginándonos que éste siempre nos guiará a la pureza ética.
Una consecuencia ética de este problema universal del pecado es que la raza humana no
cumplió con el mandato cultural como Dios lo pidió. Edificamos y extendemos la civilización
humana a través del mundo, pero el pecado que habita en nosotros generalmente hace que la
edifiquemos en una forma en que fallamos en honrar y glorificar a Dios.
Se supone que nos hemos de ayudar unos a otros en la tarea de edificar el reino de Dios en la
tierra, pero la corrupción del pecado nos transforma en obstáculos para ello. De manera que,
si buscamos darle la gloria a Dios, no solo tendremos que obrar positivamente en edificar su
reino, sino que tendremos que mantenernos alertas frente al pecado.
Después de haber considerado la tarea corporativa y el fracaso corporativo de la humanidad,
así como las consecuencias corporativas del fracaso, vayamos a la reconstitución corporativa
de nuestras estructuras sociales humanas.
En el mundo moderno, es común que los cristianos se concentren en los aspectos individuales
de la salvación — en cosas como el perdón de los pecados y la vida eterna para las personas
en forma individual. Pero, tal como lo vimos en lecciones anteriores, el plan de Dios para la
creación no es solamente salvar a un ejército de individuos creyentes, sino más bien construir
un reino; construir una nueva estructura social y una nueva sociedad habitada por gente
renovada.
Escuchemos 1 de Pedro capítulo 2 versículo 9, donde Pedro describe a la iglesia en términos
corporativos:
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios. (1
Pedro 2:9)

Dios no sólo está redimiendo individuos, sino que está redimiendo a un pueblo, un sacerdocio,
una nación. Es decir, está redimiendo individuos y ubicándolos en sociedades redimidas.
Todos estamos conscientes de que Jesús es nuestro Rey, y que nosotros somos su reino; y
todos reconocemos que, incluso en el presente, él ha ordenado las estructuras y las
autoridades sociales para su pueblo, tales como las familias y los oficios de la iglesia. Y
cuando Jesús regrese en el futuro, las estructuras sociales corporativas también serán
totalmente redimidas.
Y estos hechos son importantes para las decisiones éticas que tomamos. No sólo
necesitamos concentrarnos en nuestra propia redención personal, sino también en la
mantención de las estructuras sociales divinas, como las familias, las congregaciones de las
iglesias, incluso las naciones. Todas son parte del gran reino que Dios está edificando en la
tierra.
Ahora que hemos explicado la solidaridad corporativa de la raza humana en nuestro trato con
Dios, tenemos que considerar los hechos relacionados con la similitud de nuestras
experiencias humanas.
Similitud
Dentro de la raza humana, nos dividimos en muchos grupos más pequeños de gente. Somos
miembros de naciones, culturas, sub-culturas, iglesias, familias, etc. Nuestras historias no son
sólo biografías de individuos, sino relatos acerca de naciones y grupos de personas. Existimos
y nos gobernamos con base a estructuras sociales como las familias y los países.
Compartimos culturas que nos ligan con base a estilos de vestimenta, alimentos, música, arte,
arquitectura y muchas otras cosas. Dentro de estos grupos sociales, hay similitudes
fundamentales que ligan al grupo. Estas similitudes y diferencias debemos considerarlas
cuando tomamos decisiones éticas.
Encontramos un resumen conciso de esta idea en 1 de Corintios capítulo 9 versículos 20 al
22, donde Pablo escribió estas palabras:
Me he hecho…a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto
a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo
estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los
que están sin ley…a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. (1
Corintios 9:20-22)
Pablo enseñó que es importante para nosotros adaptar nuestra conducta a las experiencias
compartidas de la gente alrededor nuestro. Él tomó en cuenta los contextos humanos sociales
en que él mismo se basó, y cambió su conducta a la luz de lo que vio. Por ejemplo, siguió las
tradiciones judías en los ambientes judíos, y las prácticas gentiles en los ambientes gentiles.
Desde luego que se aseguró de no violar nada de lo enseñado en las Escrituras. Pero en lo
posible, ajustó su aplicación de la ley de Dios a las experiencias compartidas con los que le
rodeaban. Y, siguiendo su ejemplo, nosotros debemos hacer lo mismo.
Después de hablar de la solidaridad corporativa de la raza humana ante Dios, y de la
importancia de la similitud en nuestras experiencias humanas, estamos listos para considerar
el tema de la comunidad, los hechos relacionados con nuestra normal interacción del uno con
el otro, sea como miembros de la raza humana, o de un grupo más pequeño, o como
individuos.
Comunidad
Dividiremos el tema de la comunidad en dos partes. Primero, consideraremos el impacto que
lo seres humanos tienen unos sobre otros. Y segundo, nos concentraremos en las
responsabilidades que tenemos los unos para con los otros. Comencemos con el impacto que
los individuos tienen los unos sobre los otros dentro de su comunidad.
No cabe duda que las decisiones y las acciones de los individuos a menudo afectan a quienes
los rodean. Cuando estas acciones y decisiones se conforman a las Escrituras, impactan a las
personas en una forma que glorifica a Dios. Cuando no lo hacen, impactan a los demás en
una forma que promueve el pecado. Impactamos de innumerables maneras a la gente en
nuestra comunidad. Sin embargo, en función del propósito de esta lección, concentraremos
nuestra discusión en el impacto entre los creyentes en la iglesia.
En 1 de Corintios capítulo 12 versículos 26 al 27, Pablo describió el impacto que los cristianos
ejercen unos sobre otros, usando la metáfora del cuerpo. Escuchen lo que él escribió allí:
De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro
recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y
miembros cada uno en particular. (1 Corintios 12:26 – 27)

En este pasaje, Pablo enseñó que los cristianos deben tratarse unos a otros con honor y
respeto, porque lo que le sucede a un cristiano le afecta a todos los creyentes en el mundo.
En este sentido, el impacto que ejercemos el uno sobre el otro es muy amplio, de modo que
siempre debemos tomar en cuenta a toda la iglesia cada vez que tomamos una decisión. En la
medida que seamos capaces de determinar el impacto de nuestras acciones sobre los otros
creyentes, debemos tomar las decisiones que los beneficien y no los dañen, y que promuevan
en ellos el conducirse éticamente.
Pablo dio un ejemplo muy concreto de esto en 1 Corintios 8, donde dio instrucciones con
respecto a los alimentos que habían sido sacrificados a los ídolos. En general, él enseñó que
era aceptable para los cristianos comer estos alimentos. Pero él calificó esto, diciendo que si
el comer estos alimentos causaba que otros creyentes cayeran en el pecado de idolatría,
entonces los cristianos deberían privarse de esos alimentos.
Escuchen lo que él escribió en 1 de Corintios capítulo 8 versículo 13:
Si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner
tropiezo a mi hermano. (1 Corintios 8:13)

Para que nuestras decisiones sean bíblicas, debemos considerar el impacto de nuestras
acciones sobre los demás.
Conociendo la importancia del impacto que tenemos en los demás, tenemos que dirigir
nuestra atención al tema relacionado con las responsabilidades que tenemos los unos para
con los otros. Tal como lo hicimos cuando discutimos el impacto que tenemos en los demás,
nos concentraremos particularmente en las responsabilidades que tenemos los unos para con
los otros en la iglesia.
En muchos pasajes, las Escrituras nos enseñan acerca de nuestras responsabilidades para
con el otro. Entonces, para ser más ilustrativos, nos concentraremos en el mandamiento del
Señor que nos amemos los unos a los otros. Este mandamiento es mencionado con
frecuencia en las Escrituras, pero nos fijaremos en la forma en que Juan habló acerca de él en
su primera epístola.
Escuchen las palabras de 1 de Juan capítulo 3 versículos 11 al 18:
Amémo[nos] unos a otros…En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por
nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que
tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón,
¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de
hecho y en verdad. (1 Juan3:11 18)

Juan indicó que tenemos la responsabilidad de amarnos unos a otros de la misma forma en
que Jesús nos amó. Esta responsabilidad abarca toda la vida. Demanda nuestro tiempo,
nuestro dinero, nuestras posesiones, incluso nuestras vidas. Y esta es una responsabilidad
que debe reflejarse en todas nuestras decisiones éticas.
Ahora que hemos revisado los hechos relacionados con la vida con los demás en la sociedad
humana, estamos listos para volver nuestra atención sobre nosotros mismos como individuos.

Individuos
Como hemos visto, los seres humanos tenemos muchas cosas en común. Todos somos
responsables ante el mismo Dios. Vivimos en el mismo mundo natural y somos influenciados
por las mismas fuerzas preternaturales. Vivimos en sociedades junto a muchos otros
semejantes a nosotros. Pero también hay muchas formas importantes en que cada persona
es única. Todos tenemos diferentes personalidades, diferentes historias, diferentes
capacidades, etc. Y estas diferencias individuales son factores importantes a considerar
cuando enfrentamos opciones éticas.
Hablaremos de cuatro tipos de factores en relación a los seres humanos como individuos.
Primero, hablaremos del carácter personal. Segundo, mencionaremos el significado de las
experiencias de cada individuo. Tercero, trataremos el tema del cuerpo humano y su
influencia. Y cuarto, consideraremos la importancia de los roles que Dios le ha asignado a
cada persona. Comencemos con el carácter personal como un importante factor de nuestra
situación.
Carácter
Cuando hablamos de carácter, tenemos en mente cosas como nuestras preferencias y
tentaciones individuales, así como nuestra santificación. Cada uno de nosotros, tiene ciertas
fortalezas y debilidades Y cada uno de nosotros tiene una relación personal única con el
Espíritu Santo. Todos estos factores influyen en nuestra capacidad e inclinación a tomar
decisiones que honren a Dios.
Además de los aspectos del carácter personal, al tomar decisiones éticas debemos fijarnos
también en las experiencias de cada individuo.
Experiencias
Las experiencias personales se parecen un poco a las huellas digitales. Todas las huellas
digitales están hechas de bordes que forman patrones, como arcos y curvas y espirales, y aun
cuando todos tenemos huellas digitales conformadas por los mismos elementos, cada huella
digital es única.
Lo mismo sucede con nuestras experiencias. La mayoría de nuestras experiencias son muy
comunes, pero la combinación de las experiencias de cada persona es única. En la categoría
de nuestras experiencias, deberíamos incluir factores tales como nuestra herencia, nuestra
madurez, nuestra educación, nuestras oportunidades, nuestra posición y status y, por
supuesto, todo lo que siempre pensamos, decimos y hacemos. Estas experiencias
condicionan nuestras decisiones éticas y determinan en parte nuestras responsabilidades
morales.
Ahora, en cierto sentido todos enfrentamos la misma tentación de violar la ley de Dios. Pero
cada uno de nosotros siente esta tentación en forma distinta. Por ejemplo, todos somos
tentados a robar, pero los detalles específicos de esta tentación difieren en cada uno de
nosotros. Todos somos tentados sexualmente, pero las tentaciones específicas que
enfrentamos varían de individuo a individuo. De manera que, al aproximarnos al tema de la
ética cristiana, tenemos que reconocer que cada uno de nosotros lucha una batalla espiritual
única. Y los detalles de nuestras batallas únicas son factores importantes que debemos
considerar.
Por ejemplo, en relación a nuestra herencia, todos tenemos que honrar a nuestros padres.
Pero no todos tenemos los mismos padres. De hecho, cada uno de nosotros tiene que honrar
a sus propios padres. Y con respecto a la madurez, la forma en que hemos de honrar a
nuestros padres varía a medida que crecemos. Cuando somos jóvenes, los honramos
grandemente, obedeciéndoles y respetándolos. Cuando somos mayores y nuestros padres
son ancianos, puede que necesitemos honrarlos en forma distinta, como cuidar de sus
necesidades físicas. Cada experiencia nos presenta responsabilidades consecuentes que en
cierta forma son únicas para nosotros. Y al enfrentar decisiones éticas, estos son factores muy
importantes a considerar.
Con estas ideas sobre el carácter y la experiencia personal en mente, tenemos que
concentrarnos en los factores relacionados con el cuerpo humano, y la influencia que ejercen
sobre nuestra contingencia ética.
Cuerpo
Hay muchos factores relacionados con nuestros cuerpos y que entran en juego en la
contingencia ética, tales como nuestra edad física, nuestras capacidades e incapacidades,
nuestra herencia genética y nuestras capacidades intelectuales.
Por ejemplo, en Deuteronomio capítulo 1 versículos 35 al 39, Dios hizo una distinción entre los
adultos y los niños de Israel así:
No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había
de dar a vuestros padres, excepto Caleb… [y] Josué… Y vuestros niños… vuestros hijos que
no saben hoy lo bueno ni lo malo, ellos entrarán allá, y a ellos la daré, y ellos la heredarán.
(Deuteronomio 1:35 – 39)

Cuando Israel como nación se rebeló en contra de Dios en el desierto, el Señor condenó a
toda la generación adulta, con excepción de Josué y Caleb. Sin embargo, no condenó a los
niños de esta generación porque ellos no sabían aún lo bueno ni lo malo. De esta y de
muchas otras formas, las Escrituras señalan que nuestras obligaciones éticas están
parcialmente determinadas por nuestra madurez física y nuestras capacidades intelectuales.
Pero las Escrituras también enseñan que algunos factores relacionados con nuestros cuerpos
no pueden influir totalmente en nuestras obligaciones éticas. Consideremos el ejemplo más
prominente en las Escrituras, el hecho de que el pecado habita en nuestros cuerpos,
impidiendo que seamos capaces de obedecer a Dios. Aun así, Dios no pasa por alto los
pecados que cometemos como resultado de este problema residente en nuestros cuerpos.
Escuchen la descripción de Pablo de este problema en Romanos capítulo 7 versículos 18 al
24
En mi carne, no habita nada bueno…Porque en el hombre interior me deleito con la ley de
Dios, pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo…que me hace prisionero de la ley del
pecado que está en mis miembros…¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?
(Romanos 7:18 – 24 [BLA])

El pecado que habita en nuestros cuerpos nos lleva al pecado. Pero, tal como lo muestra
Pablo, la solución a este dilema no es negar nuestra culpa, sino clamar por un salvador.
Y la relación entre la genética y la conducta es similar a esto. Muchos científicos han sugerido
que hay una correspondencia entre la herencia genética, por una parte, y las conductas como
la violencia criminal, el alcoholismo y la homosexualidad, por otra parte. Puede que sea cierto,
entonces, que nuestros genes, así como el pecado que habita en nosotros, dificultan nuestra
obediencia a los mandamientos del Señor. Sin embargo, los mandamientos de Dios son
normativos para nosotros. Luego, aun cuando nuestros cuerpos hagan más fácil y natural el
pecar, eso no nos excusa de los pecados que la Biblia claramente condena.
Ahora que hemos revisado los factores relacionados con el carácter, las experiencias
personales, y el cuerpo humano, estamos listos para examinar la importancia ética de los
roles que Dios nos ha asignado a cada uno de nosotros.
Roles
Cada uno de nosotros tiene múltiples roles en la vida. En el mundo secular, a menudo
desempeñamos roles como padres, hijos, hermanos, esposos, empleados, y muchos más.
Más allá de esto, Dios ha llamado a las personas a distintos puestos y trabajos en la iglesia,
de modo que tenemos ancianos, diáconos, evangelistas, maestros, etc. Y, ya sea que
ocupemos un puesto en la iglesia o no, Dios ha dotado espiritualmente a cada creyente de
distintas maneras, y él espera que usemos nuestros dones para servir a nuestros hermanos y
hermanas en Cristo. Pero cada uno de estos roles nos presentan tentaciones y
responsabilidades específicas.
Por ejemplo, si somos pastores en la iglesia, es nuestra responsabilidad gobernar, enseñar y
amonestar al pueblo de Dios en forma sabia y santa. Pero si somos niños en la iglesia,
estaríamos errados si asumimos este tipo de autoridad y conducta. Consideremos otro
ejemplo. El Nuevo Testamento enseña a los adultos físicamente capaces, especialmente a los
padres y esposos, a trabajar para sostenerse ellos mismos y a sus familias. Tal como Pablo lo
escribió en 1 de Timoteo capítulo 5 versículo 8:
Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la
fe, y es peor que un incrédulo. (1 Timoteo 5:8)

Así entonces, podemos ver que es responsabilidad de algunas personas el trabajar para
mantener a los demás, específicamente aquellos que están en un rol de proveedor para la
familia. Así también, cuando se nos otorga la responsabilidad de proveer para nuestras
familias, enfrentamos la tentación de evadir esa responsabilidad.
De una manera u otra, lo mismo es cierto para cada rol que desempeñamos. Cada rol nos
expone a tentaciones particulares y nos otorga responsabilidades particulares. De este modo,
cada rol es un factor importante y complejo en nuestra contingencia ética.
Vemos entonces que al tomar decisiones bíblicas, hay muchos factores que debemos tomar
en cuenta y que están relacionados con nuestra existencia como seres humanos, tanto como
miembros de la sociedad en la que convivimos unos otros, y como individuos que convivimos
con nosotros mismos.

CONCLUSION
En esta lección, hemos esbozado las principales categorías de los factores que debemos
tener en mente para responder a las preguntas éticas bíblicamente. Hemos identificado un
número de factores importantes acerca de Dios mismo, especialmente su autoridad, su control
y su presencia. Hemos descrito los factores que conforman la creación en general, poniendo
atención tanto al ámbito natural como al ámbito preternatural. También hemos considerado la
humanidad, tanto en el contexto de la sociedad como a nivel individual. Estas tres categorías
básicas son un buen punto de partida para analizar los factores de nuestra situación ética.
Si nos aproximamos a la ética desde una perspectiva situacional, es extremadamente
importante que reconozcamos y consideremos todos los factores que influyen en nuestras
responsabilidades ante Dios. Lo más básico de estos factores es siempre la existencia de
Dios y su carácter. Pero los factores relacionados con nuestro contexto y con nosotros mismos
establecen también obligaciones éticas para nosotros. De modo que mientras más factores
consideremos, estaremos más seguros de tomar decisiones éticas realmente bíblicas.

El Ladrón en el Espejo (Octavo Mandamiento, Dr. Feddes)


El Ladrón en el Espejo
Por David Feddes
No robarás. (Éxodo 20:15)
Conoce a la familia Robinson: Robert, su esposa Robin y su hijo Robby de trece años. Robert
trabaja para una agencia de publicidad, y su futuro parece brillante. Por qué, esta semana,
después de ver el último diseño de Robert para una campaña promocional, su jefe exclamó:
"¡Vaya, Robert! ¡Tienes el don! Haces que las personas que nunca antes escucharon hablar
de un producto sientan que no pueden vivir sin él. Seguro que sabes cómo hacer que las
personas se desprendan de su dinero". Robert sonrió con satisfacción.
Jueves por la noche, mientras los Robinson estaban terminando de cenar, Robin dijo: "¿Sabes
una cosa? Mimi Klepto de al lado me acaba de prestar un montón de nuevos programas y
juegos informáticos. Ella dijo que podemos copiar lo que queramos en nuestro disco
duro. Hay algunos programas nuevos que creo que a ambos nos gustarán, Robert. Y Robby,
te van a encantar los juegos. Ah, y Mimi también me prestó algunas películas y álbumes de
música para copiar. Todo eso nos costaría una fortuna si tuviéramos que comprarlo en la
tienda".
El viernes por la noche, los Robinson se encontraban viajando por la carretera, esperando
disfrutar de un fin de semana fuera de casa. Mientras conducían, Robin palmeó su bolso y
dijo: "Los Johnson me pagaron hoy para pintar su dormitorio. Me pagaron en efectivo, como
de costumbre. Esos son otros $400 libres de impuestos de los que el gobierno nunca se
enterará".
La familia se detuvo en un restaurante y disfrutó de una buena comida. Ésta tuvo un sabor
aún mejor cuando Robert miró la cuenta y notó que no les habían cobrado $10. Se rio entre
dientes y dijo: "Bueno, si no saben cobrar, ese es su problema, no el mío". Los Robinson se
registraron en un motel, y Robert agregó el cargo a la cuenta de gastos de su compañía.
El sábado por la mañana, los Robinson fueron al parque de atracciones. El letrero de la
entrada decía que los niños menores de doce años entraban por $5 menos que
los niños mayores. Robby parecía un poco pequeño para los trece años, por lo que Robin le
dijo a la persona de la puerta: "Boletos para dos adultos y uno de doce años, por favor".
Los Robinson estaban haciendo fila, esperando para ir a uno de los paseos, cuando de
repente a Robin le fue arrebatada la bolsa de sus manos. Robin giró y vio a un hombre
corriendo. Ella gritó: "¡Detente, ladrón!" Robert galopaba en su persecución, pero el ladrón
tomó ventaja y desapareció en la esquina de un edificio. Para cuando Robert llegó a la
esquina, el ladrón se había mezclado entre la multitud. La gente caminaba como si nada
anormal hubiera sucedido. Jadeando por respirar, Robert se apresuró a regresar con su
angustiada esposa e hijo. "El tipo escapó", jadeó. "¡No puedo creer esto! ¿No hay ningún
lugar que está a salvo de los ladrones? La policía debe atrapar ladrones así, encerrarlos y tirar
la llave." Robin y Robby estuvieron de acuerdo.
El Dinero de Otras Personas
En los Diez Mandamientos, Dios dice: "No robarás". La mayoría de nosotros diría "Amén" a
eso, al menos cuando se trata de personas que podrían robarnos. A nadie le gusta
que le roben, pero a muchos de nosotros no nos importa robarles a otras personas. Incluso
si no somos rateros o ladrones de bolsos, aún somos ladrones. Al igual que la familia ficticia
Robinson, no nos importa tomar lo que no es legítimamente nuestro, pero nos
conmocionamos y nos enojamos cuando alguien nos roba. Está bien manipular a las personas
para comprar cosas que no necesitan. Está bien copiar programas y videos que no hemos
pagado. Está bien querer hacerse rico rápidamente con un trato de algo por nada, recibir
ingresos en efectivo y no pagar impuestos por ellos, quedarse con el dinero cuando nos
cobran mal, rellenar una cuenta de gastos de la compañía, mentir sobre el costo de admisión
para un niño. Eso está bien. ¿Pero un ladrón de bolsas? ¡Eso es un robo! ¡La policía debe ser
más dura con el crimen! ¡Los jueces deben sentenciar a los ladrones a más tiempo en prisión!
Cuando Dios dice: "No robarás", no está hablando con otra persona. Él está hablando contigo
y conmigo. Tú y yo debemos mirarnos detenidamente en el espejo y los valores de la
sociedad que adoptamos. Podemos ser culpables de mucho más robo y gorronería de lo
que nos gustaría admitir. Podemos estar tan ansiosos como cualquiera por hacernos ricos sin
trabajar, por obtener los máximos ingresos por un trabajo mínimo. Casi todos nosotros nos
oponemos ferozmente a las formas en que otros pueden robarnos, pero nos molestamos
mucho menos por las formas en las que nos las arreglamos para tomar el dinero de otras
personas.
Toma a Anthony, por ejemplo. Según los informes de las noticias, Anthony entró a un banco
de Nueva York con una pistola y salió con una bolsa llena de dinero en efectivo. Salió del
banco y se mezcló rápidamente entre la gente que caminaba por la acera. Pero mientras
Anthony estaba caminando sin rumbo, alguien lo rozó, agarró la bolsa y salió corriendo con
ella. Anthony estaba furioso. ¿Cómo se atreve alguien a robarle el dinero que él acaba de
robar? Estaba tan enojado que le contó a la policía lo que había sucedido. La policía nunca
atrapó al hombre que huyó con el dinero, pero arrestaron a Anthony por el robo de un banco.
Podemos reírnos de un imbécil como Anthony, pero ¿nuestro enfoque
es muy diferente? Cuando les robamos a otros, está bien, pero cuando alguien nos roba, nos
enfurecemos. Muchos de nosotros tratamos de tomar lo que no es nuestro en casi cualquier
forma en que podamos salirnos con la nuestra, sin embargo, protestamos sobre los males del
crimen. No nos gustaría nada mejor que conseguir montones de dinero de otras personas sin
tener que trabajar por ello, y sin embargo nos quejamos acerca de que los vagabundos de
asistencia social deberían aprender de qué se trata el trabajo honesto.
El robo es desenfrenado en nuestra sociedad. No estoy hablando solo de entradas forzadas,
atracos, robos de autos, etc. Esos son los tipos de robo que aparecen las noticias de la noche,
pero la gente común también roba. Los trabajadores se llevan a casa las herramientas de un
negocio o fábrica, pensando que un gran negocio no las echará de menos. Los
empresarios rellenan sus cuentas de gastos, pensando que merecen algo extra. Los
ciudadanos no reportan ingresos gravables, pensando que ya le dan demasiado al gobierno.
Joy Davidman contó como un comerciante le explicaba a su hijo sobre ética de los negocios:
"Supongamos que un cliente compra algo de prisa. Yo le doy cambio por diez dólares, pero en
el momento en el que se va, veo que me ha dado un billete de cien dólares por error. Ahora
está la cuestión de la ética de los negocios: ¿debería decírselo a mi socio?".
Un Buen Trato
Hasta ahora nos hemos centrado en ejemplos de robo que son bastante claros. Son comunes,
a menudo no creemos que sean tan graves, no nos gustaría llamarlos robo, pero eso es lo
que son, y lo sabemos. Sabemos que estamos estafando a alguien. Pero además de estas
estafas bien definidas, hay otras formas más sutiles de robo.
En el arte de hacer negocios, el vendedor a menudo pretende que un artículo vale más de lo
que realmente vale, mientras que el comprador pretende que vale menos que su verdadero
valor. En Proverbios 20:14, la Biblia describe el proceso de negociación: "'El que compra dice:
Malo es, malo es [cuando está regateando sobre el precio]; Mas cuando se aparta, se
alaba". ¿No es esa la verdad? Nos gusta alardear cuando obtenemos "un buen trato". Compra
barato; vende caro. "Eso no es robar", nos decimos a nosotros mismos. "Es solo un buen
negocio". Pero, ¿qué pasa si obtenemos "un buen trato" realmente es robar? No todo regateo
sobre el precio es deshonesto. No todas las buenas inversiones son malas. No todos los
tratos son robos, pero a veces lo son, y con más frecuencia de lo que nos gustaría admitir.
Cuando llegamos al mundo de los negocios, de las bolsas de valores, de los mercados de
futuros, de los contratos gubernamentales y de todo lo demás, esto se vuelve más
complicado. No siempre es fácil ver dónde termina el negocio inteligente y comienza el
robo. Es casi imposible hacer y aplicar pautas exactas que cubran todos los
detalles. Pero solo porque es complicado no significa que pensemos que todo vale. Cuando
una empresa le gana un contrato a un competidor usando sus influencias; cuando una
empresa les paga menos a sus empleados o les cobra de más a sus clientes; cuando una
corporación usa publicidad para manipular a las personas para que compren un producto
inútil; cuando las regulaciones y los precios de las acciones son manipuladas en beneficio de
los asociados; cuando los funcionarios electos otorgan contratos inflados a contribuyentes
políticos, o cuando el gobierno toma más dinero de sus ciudadanos en impuestos de lo que
les devuelve en beneficios y servicios, eso es robar.
Es triste decirlo, incluso la religión misma puede convertirse en el dominio de los ladrones. La
Biblia a menudo condenaba a los líderes religiosos por usar su posición para manipular a las
personas para su propio beneficio. Jesús mismo declaró que el templo de Dios se había
convertido en una cueva de ladrones. Agarró un látigo y e hizo un alboroto por el área del
templo, derribando mesas y expulsando a los artistas fraudulentos.
Esa no fue la última vez que los manipuladores usaron la religión para robarles a las
personas. Recuerdo haber escuchado decir a un predicador de TV que si quieres mejorar tu
situación financiera, todo lo que necesitas es más fe. ¿Y cómo debes mostrar esta fe? Bueno,
si tienes graves problemas financieros, dijo el predicador, lo que debes hacer es juntar $150, e
incluso si crees que no puedes pagarlo, envía los $ 150 a este predicador como prueba de tu
fe. Entonces Dios no tendrá más remedio que bendecirte y hacerte más rico por mostrar una
fe tan maravillosa. ¡Asombroso! El predicador dijo todo esto con una cara seria. Estaba
tratando de robarles sus últimos dólares a los pobres, usando el nombre del mismísimo Jesús
que expulsó a los cambistas. Los ministros no podemos predicar "No robarás" cuando somos
demasiado ambiciosos como para usar la religión para quitarle el dinero a las personas.
Avaros Convirtiéndose en Dadores
Al decir "No robarás", Dios condena tomar el dinero de otras personas; él condena la actitud
egocéntrica, perezosa, codiciosa, la actitud centrada en algo por nada; y él nos llama a
ganarnos la vida a través del trabajo honesto. Pero él nos lleva incluso más allá de eso. Según
la Biblia, el mandamiento en contra del robo no se refiere solo a cómo obtenemos nuestro
dinero. También es aplicado a cómo usamos nuestro dinero.
Efesios 4:28 dice: "El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que
es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad". Dios nos muestra que
lo contrario de robar no es no robar; lo contrario de robar es compartir. Si estás en sintonía
con Dios, no solo serás honesto y trabajador; también serás generoso. Dios nos llama a no ser
avaros sino dadores. La actitud de un avaro es: "Lo que es tuyo es mío". La actitud de un
dador es: "Lo que es mío es tuyo". Si eres capaz de hacer más dinero del que necesitas,
compartir no es sólo una opción. Es una obligación.
Quizás Dios te haya bendecido con la habilidad para ser productivo y para ganar mucho
dinero. Si es así, agradece a Dios y se generoso con los demás. Cuando Dios dice: "No
robarás", me dice que gane dinero honestamente y que no les estafe dinero a otras personas.
Sin embargo, también me dice que "haga lo que pueda por el bien de mi prójimo, que lo trate
como a mí me gustaría que otros me trataran, y que trabaje fielmente para compartir con los
necesitados" (Catecismo de Heidelberg, Preguntas & Respuestas 111).
¿Cuál es nuestra medida en cuanto al estándar de Dios de compartir en vez de robar? No
muy buena, me temo. Les robamos a los demás de varias maneras, y cuando pensamos qué
hacer con nuestro dinero, compartir a menudo es lo último que se nos viene a la
mente. Nuestro robo puede no ser un gran problema para nosotros, pero lo es para Dios. En
la Biblia, Dios dice que "ni los ladrones ni los avaros ... heredarán el reino de Dios" (1 Corintios
6:9). Robar es pecado, y las personas que permanecen en pecado terminan en el infierno.
Entonces, ¿cómo podemos estar bien con Dios y dejar atrás el robo? A través de un
encuentro con Jesús que cambie nuestra vida. La Biblia cuenta la historia de Zaqueo. Él no
era el tipo de ladrón que era arrestado y echado a la cárcel. Era un burócrata, un recaudador
de impuestos del gobierno en un sistema corrupto. Podría cobrarle a la gente por sus
impuestos y quedarse con el extra para sí mismo. Zaqueo tenía el poder de tomar el dinero de
la gente y de apoderarse de sus propiedades, y ellos no podían hacer nada al
respecto. Zaqueo le robaba a la gente. Se hizo rico abusando del sistema. Él era un ladrón,
pero nunca fue acusado de ningún crimen. Luego conoció a Jesús.
Jesús fue a la ciudad de Zaqueo y le preguntó si podía ir a su casa. Por alguna razón, Zaqueo
se mostró encantado, y le dio la bienvenida a Jesús con gusto. La gente que vio esto comenzó
a protestar. Se preguntaban por qué Jesús tendría algo que ver con un estafador como
Zaqueo. Ellos pensaban que Zaqueo debería ser descartado por completo. Él era demasiado
malo como para ser salvo.
Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a
los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.
            Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa... Porque el Hijo del Hombre vino
a buscar y a salvar lo que se había perdido. (Lucas 19:8-9).
La salvación vino a la casa de Zaqueo cuando Jesús vino a su casa. Jesús perdonó su
pasado malvado y delincuente, y Zaqueo se convirtió en un hombre nuevo. El avaro se
convirtió en un dador.
Si te miras al espejo y ves a un ladrón bajo el juicio de Dios, tienes que hacer lo que hizo
Zaqueo. Darle la bienvenida a Jesús en tu vida. Recibir su perdón. Con su ayuda, comenzar a
vivir una nueva vida. Ser un dador, no un atracador. Entonces Jesús te dirá lo que le dijo a
Zaqueo: "Hoy ha venido la salvación a esta casa".
 
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
 

El Síndrome del Perezoso (Dra. Feddes)


El Síndrome del Perezoso por David Feddes
Un vagabundo holgazán se encontraba en la acera pidiendo dinero cuando una mujer se
detuvo y lo miró. Ella le preguntó: "¿Alguna vez le han ofrecido trabajo?".
            "Solo una vez", respondió el hombre. "Con excepción de eso, solo me han mostrado
bondad".
            Ese es el tipo de persona que tiene el síndrome del perezoso. Él considera el trabajo
como una forma de tortura. Para él, una oferta de trabajo es una forma de abuso verbal. Él
celebra el Día de la Pereza, no el Día del Trabajo.
La palabra perezoso no es una palabra cotidiana, pero muchas traducciones de la Biblia en
inglés usan la palabra en varios pasajes. Un perezoso no es un buen golpeador. Un buen
golpeador puede ser un bateador de jonrones que golpea una pelota de béisbol y la saca del
parque, o un buen golpeador puede ser un boxeador que golpea a sus oponentes y los deja
inconscientes. Pero no estamos hablando de un buen golpeador; estamos hablando de
un perezoso: P-E-R-E-Z-O-S-O. Los diccionarios definen a un perezoso como "una persona
habitualmente holgazana e inactiva". Un perezoso adopta un enfoque lento de la vida. Un
perezoso es un haragán.
En Proverbios 26, la Biblia describe varios síntomas del síndrome del perezoso. De acuerdo
con Proverbios 26:13, "Dice el perezoso: El león está en el camino; el león está en las
calles". No hay posibilidad de que él pueda ir a trabajar hoy. ¿Qué tal si hay un león por
ahí? ¿Qué tal si algo terrible le sucede de camino rumbo al trabajo? El perezoso usa cualquier
excusa, sin importar cuán ridícula sea, para evitar trabajar.
Proverbios 26:14 dice: "Como la puerta gira sobre sus quicios, así el perezoso se vuelve en su
cama". El Sr. Holgazán es tan aficionado a dormir que es como si estuviera permanentemente
unido a su colchón. Es mucho trabajo para él solo darse la vuelta en la cama.
Proverbios 26:15 dice: "Mete el perezoso su mano en el plato; Se cansa de llevarla a su
boca". Incluso la tarea más básica es demasiado para él. Él es demasiado perezoso como
para alimentarse solo. ¡Él piensa que se encuentra sobrecargado de trabajo si tiene que
levantar su propio sándwich desde su plato a su boca!
Proverbios 26:16 dice: "En su propia opinión el perezoso es más sabio Que siete que sepan
aconsejar". ¡El perezoso piensa que es un genio! Él calcula que el trabajo es para aquellos
que son demasiado estúpidos como para salirse de él. En la humilde opinión del perezoso, él
es más inteligente que siete profesores universitarios brillantes. Después de todo, él sabe
cómo vivir sin trabajar, y esos profesores no.
De acuerdo, entonces tal vez nadie es tan perezoso. Estos proverbios bíblicos se burlan del
perezoso. Están exagerando de la misma forma en que los caricaturistas políticos del
periódico dibujan una caricatura que exagera cada característica. Probablemente ningún
perezoso sea tan malo (aunque algunas personas se acercan mucho). Pero la Biblia nos
muestra de manera divertida y memorable cuatro síntomas básicos de una persona que está
infectada con el síndrome del perezoso: (1) es un experto en excusas; (2) preferiría relajarse
antes que trabajar; (3) piensa que incluso la tarea más básica es demasiado; y (4) mide su
inteligencia con base al poco trabajo que puede hacer.
Debajo de la Superficie
El síndrome del perezoso es una mentalidad, un enfoque de la vida que trata la pereza casi
como una virtud. El hecho de que sea una mentalidad, una actitud interna, una forma de
acercarse a la vida, significa que no es posible determinar si una persona es holgazana
simplemente preguntando si esa persona tiene o no un trabajo remunerado. Debes mirar
debajo de la superficie.
Piensa en las personas que están desempleadas. Algunos son holgazanes que no quieren
trabajar, pero muchos desempleados no lo son en absoluto. Si no tienes trabajo, puedes estar
esperando encontrar un trabajo lo antes posible. Y cuando ya te sientes mal por no tener
trabajo, lo último que necesitas es que alguien te etiquete de holgazán. Muchos
desempleados no están buscando caridad; están buscando ayuda. Entonces, debemos evitar
los juicios instantáneos. El hecho de que una persona se encuentre desempleada de ninguna
es manera una prueba de que él o ella tiene el síndrome del perezoso.
Del mismo modo, el hecho de que las personas tengan un trabajo remunerado no es prueba
de que no tengan el síndrome del perezoso. ¿Qué pasa con las personas que recogen su
cheque de sueldo cada semana, pero no comparten el peso de la carga, aquellos que tienen
buenos trabajos, pero hacen un trabajo deficiente? El director de una empresa de Nueva York
puso un mensaje en el tablón de anuncios de la compañía:
En algún momento entre el inicio y el final del día, sin infringir los períodos de almuerzo, las
pausas para tomar café, los períodos de descanso, los relatos de historias, la venta de
boletos, la planificación de vacaciones y las pláticas sobre los programas de televisión del día
anterior, pedimos que cada empleado trate de encontrar tiempo para un descanso
laboral. Esto puede parecer radical, pero podría ayudar a un empleo estable y a asegurar
pagos regulares.
Hay hombres y mujeres que registran su asistencia todos los días, pero entre registrar su
entrada y su salida, hacen lo mínimo posible. Así que está claro que el síndrome del perezoso
no puede medirse simplemente por si tienes o no un trabajo remunerado. Algunas personas
que no tienen trabajo están dispuestas a trabajar, mientras que otras que sí tienen trabajo son
flojas.
No solo eso, sino que puedes tener un trabajo remunerado y trabajar muy duro y aun así no
estar libre del síndrome del perezoso. Un hombre acude a su trabajo con gusto. Él es
ambicioso; él es activo; él se conduce con esfuerzo. Él se enorgullece de su trabajo, y lo hace
bien. Miras al hombre, y la palabra "perezoso" es lo último que te viene a la
mente. Pero cuidado con él cuando llega a casa. Se deja caer en su silla acolchada y abre
una cerveza. Si su esposa le pide que haga incluso la cosa más mínima, él murmura y gruñe,
gime y se queja. Si sus hijos quieren que juegue o que lea un libro con ellos, la tarea es
demasiado abrumadora. No tiene ganas de estudiar la Biblia o de brindarle liderazgo espiritual
a su familia. Nunca ofrece ni un minuto de su tiempo para el servicio comunitario o para
trabajar en su iglesia.
Cuando este tipo está en el trabajo, puede ser el trabajador más arduo, pero en cualquier otra
parte de su vida, es tan perezoso como los holgazanes descritos en Proverbios 26. Bien,
entonces él no habla de un león en la calle para salir a trabajar. Pero tiene muchas excusas
creativas para hacer lo menos posible por su familia y por su comunidad. Puede no estar
bastante articulado a su cama, pero una vez que llega a casa, parece más bien ligado a su
sillón reclinable. Él puede tener suficiente energía como para levantar la comida del plato a su
boca, pero eso es todo. Pídele que vaya por algo al armario o que ayude a limpiar la mesa
después de la cena, y actúa como si el estrés le causara un ataque al corazón. Puede que no
pretenda ser más inteligente que siete eruditos, pero sí cree que es bastante listo como para
evitar cualquier tarea en el hogar que no esté directamente relacionada con su carrera.
Espero que quede claro que cuando pensamos en el síndrome del perezoso, no podemos
centrarnos en las personas que prefieren los cheques de asistencia social a los cheques de
pago. Pueden ser los perezosos más flagrantes, pero ciertamente no son los únicos. Las
personas que tienen trabajos, pero los hacen con un esfuerzo mínimo también son
perezosos. E incluso las personas que son adictas al trabajo en lo que respecta a su carrera
pueden ser perezosos cuando se trata de otros aspectos importantes de sus vidas.
Fracaso Triple
La Biblia dice mucho sobre lo que sucederá si el síndrome del perezoso no se
controla. El resultado final se puede resumir en una palabra: fracaso. El fracaso es triple: te
fallas a ti mismo, les fallas a otras personas y le fallas a Dios.
Veamos primero cómo te fallas a ti mismo cuando eres perezoso. Si puedes salirte con la tuya
al a ser perezoso, puedes pensar que eres más inteligente que siete genios, pero es más
probable que no tengas la inteligencia de un bicho. La Biblia dice en Proverbios 6,
            Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; la cual no teniendo
capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la
siega su mantenimiento.  Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de
tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para
reposo; así vendrá tu necesidad como caminante, y tu pobreza como hombre armado. (6:6-11)
¡Un perezoso ni siquiera tiene el cerebro de un bicho! La hormiga es al menos lo
suficientemente inteligente como para mirar hacia el futuro, mientras que el perezoso solo
piensa en lo que es más fácil en este momento; él no ve que la pereza actual significa fracaso
en el futuro. Si eres demasiado perezoso incluso como para buscar un trabajo, estarás
atrapado en una vida de pobreza, tropezando de una crisis a otra. Si tienes trabajo
pero no trabajas realmente, es probable que termines siendo despedido y que te encuentres
sin sueldo.
            El tablero de anuncios de una oficina comercial de Detroit publicó este aviso:
La gerencia lamenta que haya llamado su atención que los trabajadores que mueren en el
trabajo no logran derrumbarse. Esta práctica debe detenerse, ya que es imposible distinguir
entre la muerte y el movimiento natural del personal. Cualquier empleado encontrado muerto
en una posición vertical será eliminado de la nómina.
¡Ay! El síndrome del perezoso puede detener tu cheque de pago y bloquear tu flujo de caja.
Y el lugar de trabajo no es el único lugar donde nos fallamos a nosotros mismos al ser
perezosos. Ya hemos visto que el síndrome del perezoso puede infectar más que solo nuestro
desempeño laboral. Si eres demasiado perezoso como para esforzarte en tu matrimonio, no te
sorprendas si un día te despiertas para encontrarte a solas o de lo contrario, te mueves de un
lado a otro sin ningún tipo de emoción o romance. Si no le dedicas tiempo y esfuerzo a la
crianza de tus hijos, puedes lamentarlo cuando ellos no representen nada más que
problemas. Y si no pones ningún esfuerzo en estudiar tu Biblia o en trabajar para Dios, tu vida
espiritual puede terminar en ruinas. Cuando te acercas a cualquier parte de la vida o a
cualquier relación importante con una actitud perezosa, te estás engañando a ti mismo.
¿Esto significa que cada vez que fallamos, debemos haber sido perezosos? No, el trabajo
duro no siempre garantiza el éxito. Muchas cosas en la vida están más allá de nuestro
control. Aun así, aunque el trabajo arduo no garantiza el éxito, la pereza generalmente trae
fallas.
Cuando eres perezoso, no solo te fallas a ti mismo, sino que también les fallas a los
demás. Proverbios dice: "Como el vinagre a los dientes, y como el humo a los ojos, así es el
perezoso a los que lo envían" (10:26). Muchas cosas en la vida son irritantes. Una bocanada
de vinagre agrio puede hacer que tu boca se frunza. El humo y el hollín pueden picar tus ojos
y ponerlos húmedos. ¿Pero hay algo más irritante que cuando cuentas con alguien que resulta
perezoso y poco confiable? "Como el vinagre a los dientes, y como el humo a los ojos, Así es
el perezoso a los que lo envían."
Pregúntale a cualquier persona de negocios sobre las frustraciones de tener empleados
que no hacen el trabajo como deberían. Pregúntale a cualquiera que esté casado con un
perezoso qué frustrante puede ser descubrir que se casó con un parásito en lugar de con un
compañero. Pregúntale a un niño cuánto le duele tener padres que no dedicarán tiempo y
esfuerzo en sus hijos. La pereza no solo irrita a los demás; es francamente dañina. Proverbios
18:9 dice: "El que es negligente en su trabajo es hermano del hombre disipador". En otras
palabras, un perezoso no es mucho mejor que un vándalo. Su pereza es destructiva, tanto
para sí mismo como para otras personas.
Pero tal vez el fracaso más serio del perezoso es que le falla a Dios. Cada persona tiene un
propósito en el plan de Dios. Cada uno de nosotros tiene oportunidades dadas por Dios para
honrarlo, y debemos aprovecharlas al máximo. Cada vez que hacemos menos que lo mejor, le
fallamos al Dios que nos creó y que nos dio esas oportunidades. Los Cristianos,
especialmente, deben evitar el síndrome del perezoso. Portamos el nombre de Cristo, y
si somos perezosos, eso no se refleja bien en aquel a quien reclamamos como nuestro
maestro. Jesús te llama a ser un siervo, no un gorrón.
En el momento en que el apóstol Pablo estaba escribiendo sus epístolas del Nuevo
Testamento, algunas personas de la iglesia en la ciudad griega de Tesalónica decidieron dejar
de trabajar. Decían que Jesús podría regresar en cualquier momento y que su
trabajo no importaría de todos modos. Entre tanto, mientras esperaban a que Jesús volviera,
pagaban sus cuentas dependiendo de la generosidad de otras personas. En una carta a los
Tesalonicenses, Pablo se los aclaró. Les dijo que eran tontos por fijar una fecha para la venida
de Jesús, y les dijo a sus lectores que la pereza es un pecado grave, tan serio que deberían
distanciarse de los perezosos hasta que esas personas vuelvan a sus cabales. Paul escribió,
            Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os
apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que
recibisteis de nosotros... "Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma".
                        Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no
trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos
por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan. Y
vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien (2 Tesalonicenses 3:6,10-13).
Energía Renovada
Si queremos evitar fallarnos a nosotros mismos, a los demás y a Dios, tenemos que
deshacernos del síndrome del perezoso. Y para hacer eso necesitamos energía renovada. En
la raíz del síndrome del perezoso se encuentra la falta de energía, una apatía profunda, la
falta de motivación y la falta de propósito. ¿Cómo se puede renovar tu energía? A través de
una relación renovada con Dios y de una visión renovada sobre el trabajo.
Una relación vibrante con Dios cambia las actitudes y crea energía. Una vez que conoces a
Dios por medio de Jesucristo, obtienes una nueva alegría y vitalidad. Sabes que Dios está
trabajando en ti y que tienes un lugar especial en su plan. ¿Cómo puedes carecer de energía
cuando Dios te da energía? ¿Cómo puedes sentir que no tienes sentido cuando sabes que
Dios te creó con un propósito definido en mente? ¿Cómo puedes estar satisfecho de fallarte a
ti mismo, fallarles en los demás y fallarle en Dios, cuando sabes que Jesús entregó su vida
para vencer tus fracasos?
La Biblia dice: "Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Efesios 2:10). Cuando te
das cuenta de que eres hechura de Dios, querrás producir mano de obra de la más alta
calidad. Cuando descubres que Dios preparó de antemano las buenas obras que
harás, querrás que la excelencia caracterice todo lo que hagas.
Una relación renovada con Dios produce una visión renovada sobre el trabajo. Entonces, si te
sientes arrastrado por el síndrome del perezoso en cualquier dimensión de tu vida, echa un
vistazo a tu relación con Dios. Si todavía no estás comprometido con Cristo, si nunca has
dicho realmente: "Te entrego toda mi vida a ti, Señor", entonces ahora es el momento de
hacerlo. Vuelve tu vida a Jesús. Descubre qué diferencia puede hacer Jesús en tu vida y en tu
trabajo cuando comienzas a vivir y a trabajar para él.
Y si ya eres Cristiano pero te has vuelto blando y perezoso como una babosa, es hora de
redescubrir quién eres en Cristo. Eres su hechura. Ten en cuenta que aprovechar al máximo
su trabajo se lo debes a él, a los demás y a ti mismo. Incluso si tus deberes no
son emocionantes, son importantes para Dios, y deberían ser importantes para ti. Una relación
renovada con el Señor y una visión renovada del trabajo te darán energías renovadas.
Más Que Un Trabajo
Y recuerda: Dios está hablando de algo más que tu trabajo; él está hablando de tu labor. Tu
labor es más que tu empleo pagado. Es más que tu carrera. Tu labor involucra cada parte de
tu vida. Tienes que ver todo lo que haces bajo la luz del plan de Dios. Entonces, si te
pagan por hacer un trabajo, hazlo tan bien como te sea posible, pero al mismo tiempo
asegúrate de no ser flojo con respecto a la otra labor no pagada que Dios te ha encomendado.
Tu trabajo es solo una parte de tu labor total, y puede que ni siquiera sea la parte más
importante. Tomemos al apóstol Pablo: él ganaba su dinero haciendo tiendas de campaña,
ese era su "trabajo", pero su "labor" era mucho más grande que eso. Su enfoque principal era
hablarle a la gente sobre Jesús e iniciar nuevas iglesias. El mayor impacto de Pablo no fue en
las tiendas que hizo sino en las muchas personas que condujo a Cristo. O mira a Jesús
mismo: Jesús pudo haber trabajado como carpintero, pero eso no es lo más importante que
hizo. Sin duda, cuando Pablo trabajaba en la fabricación de una tienda de campaña, hacía
todo lo posible para producir un producto de calidad. Sin duda, cuando Jesús estaba haciendo
algo de madera, hacía un excelente trabajo. Pero los trabajos de fabricación de carpas y de
carpintería eran solo una parte, y no la parte más importante, de su labor en general.
Algunas personas que no tienen ningún trabajo, sin embargo, tienen una labor muy
importante. En muchas familias, un padre opta por quedarse en casa cuando los niños son
pequeños mientras que el otro continúa ocupando un puesto. A veces es el hombre el que se
queda en casa, pero más a menudo es la mujer. A veces una mujer dirá: "No trabajo. Solo soy
una ama de casa". No existe tal cosa como "solo una ama de casa". ¿Cómo puedes decir
que no trabajas? Tú trabajas, como se debe. Simplemente no te pagan por eso. Es difícil
imaginar cualquier trabajo más importante o más desafiante que la formación de la vida de un
hijo. Así que vamos a deshacernos de la idea de que el único trabajo que vale la pena es el
trabajo que es pagado al hacerlo.
Y, por cierto, si te has retirado de tu trabajo, no pienses ni por un momento que ahora tienes
derecho a retirarte de tu labor. Hay más en la vida después de los 65 que un campo de
golf. Algunas de las oportunidades más ricas para servir a Dios y a otros, vienen cuando las
exigencias diarias de un trabajo ya no te impiden buscar otras posibilidades.
Aliento para los Desempleados
¿Qué sucede si te encuentras desempleado en este momento y estás buscando
trabajo? Bueno, incluso entonces, no pienses que eres inútil o que no hay trabajo para
ti. En la revista La Mujer Cristiana de Hoy, Annie Oeth contó que su marido Ed perdió su
trabajo debido a los recortes en la empresa para la que trabajaba. Ed se sintió devastado. Se
trataba de una preocupación financiera seria, por supuesto, pero también era un golpe
aplastante para su dignidad. Ed y Annie se preguntaban cómo un Dios amoroso podía dejar
que algo tan horrible les sucediera. Algunos días estuvieron bien mientras que Ed buscaba un
nuevo trabajo, pero otros días, dice su esposa Annie, Ed "se quedaba en la cama hasta el
mediodía, se dejaba crecer la barba y miraba la televisión toda la tarde y hasta la noche". El
dolor y el desánimo de estar desempleado podrían haber llevado a Ed a contraer el síndrome
del perezoso.
            Pero con el paso del tiempo, dijo Annie, sucedió algo:
            Por primera vez en nuestro matrimonio, mi esposo y yo teníamos mucho tiempo para
pasar juntos. Empezamos a caminar y nos quedábamos hablando hasta tarde. Nuestro hijo
mayor se convirtió en la sombra de su padre, siguiéndolo e imitándolo siempre que le era
posible. Mi esposo pudo ver crecer a sus hijos día tras día, algo que se había perdido cuando
viajaba y ganaba un gran salario.
Annie continúa contando cómo jugaban juntos como familia, y cómo su esposo "pudo pasar un
tiempo precioso con su padre, que se estaba muriendo de cáncer". Al mismo tiempo, ellos
también aprendieron a sentir una profunda compasión que no habían sentido antes por los
desempleados y por las personas sin hogar.
Cuando finalmente Ed diez meses después consiguió un buen puesto nuevo, no solo tuvo una
nueva emoción y aprecio por su trabajo, sino que también tuvo una participación renovada en
todas las demás relaciones y labores importantes que Dios le había dado. Al perder su
trabajo, descubrió su labor. Al principio, la experiencia del desempleo había hecho que Ed se
sintiera inútil, pero Dios finalmente usó esa experiencia para hacer que Ed fuera más útil que
nunca.
Entonces, cualquiera que seatu situación en este momento, no cedas ante el síndrome del
perezoso. Dios tiene una labor para que desempeñes. La Biblia dice: "Y todo lo que hagáis,
hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor
recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís" (Colosenses 3:23-
24).
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.

Finanzas para Bobos (Dr. Feddes)


Finanzas para Bobos por David Feddes
El libro de Eric Tyson Finanzas Personales para Bobos comienza asegurándome a mí, el
lector, que aunque la portada del libro dice que es para bobos, en realidad no soy un bobo o--
de lo contrario, ¡no estaría leyendo un libro tan bueno! "Esto es lo bobo", escribe Tyson.
Bobo es el hombre que entró en una tienda de conveniencia, dejó $20 en el mostrador y pidió
cambio. Cuando el cajero abrió la caja registradora, el hombre sacó un arma y exigió todo el
efectivo. El ladrón tomó el botín--$15--y huyó, dejando su pago de $20 en el mostrador. ¿O
qué tal el criminal de Charleston, Carolina del Sur, que le robó a una persona que carecía de
dinero en efectivo? La víctima le ofreció un cheque al asaltante, quien luego intentó cobrar en
el banco, donde, sorpresa, sorpresa, fue arrestado.
Ahora, la mayoría de nosotros no somos lo suficientemente bobos como para aceptar un
cheque en un asalto o como para salir con $5 de pérdidas en un robo, pero muchos de
nosotros tenemos mucho que aprender sobre el dinero, y el libro Finanzas Personales para
Bobos puede ayudar. Algunos consejos suenan ridículamente obvios. Por ejemplo, el autor
dice:
Para lograr tus objetivos financieros, debes vivir dentro de tus posibilidades. Vivir dentro de tus
posibilidades implica tres pasos:
1.Gasta menos de lo que ganes.
2.Ahorra lo que no gastes.
3.Invierte lo que ahorres.
¿Realmente necesitamos que un libro nos diga eso? Bueno, de hecho, tal vez sí. Muchos de
nosotros gastamos más de lo que ganamos, nos endeudamos cada vez más para financiar
nuestros gastos y no ahorramos ni invertimos mucho para ayudar a pagar la educación de
nuestros hijos o nuestra propia jubilación. Así que, aunque parezca obvio decir: "Gasta menos
de lo que ganes, ahorra lo que no gastes e invierte lo que ahorres", esto no sucede
automáticamente. Muchos de nosotros necesitamos estas ideas básicas impresas en
nosotros, y necesitamos consejos prácticos sobre cómo podemos reducir nuestros gastos,
aumentar nuestros ahorros e invertir sabiamente.
Controla los Gastos y el Endeudamiento
¿Qué necesitas para gastar menos de lo que ganas? Podrías decir: "Es fácil. Solo necesito un
ingreso mayor. Si ganara más dinero, podría llegar a fin de mes". Pero, ¿más dinero te
ayudaría a resolver tu problema? Probablemente no. La Biblia dice: "¿De qué sirve el precio
en la mano del necio para comprar sabiduría, No teniendo entendimiento?" (Proverbios
17:16). Muchas personas no necesitan más dinero; necesitan más sabiduría sobre cómo
administrarlo. El hecho es que solo tienes la cantidad de dinero que entra. E incluso si tuvieras
más dinero, podrías encontrar nuevas formas de gastarlo. La Biblia dice: "El que ama el
dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto" (Eclesiastés
5:10). Algunas personas que ganan más de $100,000 al año están muy endeudadas y
piensan que necesitan un ingreso más alto, mientras que otras con muchos menos ingresos
no tienen deudas e incluso ahorran dinero. Entonces, en lugar de desear mayores ingresos, la
forma más segura de arreglar tus finanzas es hacerte más inteligente y gastar menos.
Una parte importante de gastar menos es pedir prestado menos. Si no puedes pagar algo en
el momento, no lo compres. No acumules deudas de tarjetas de crédito ni compres artículos
de consumo en planes de pago. Compra solo lo que puedas pagar. Una tarjeta de crédito está
bien como una manera práctica de pagar cosas sin la necesidad de llevar demasiado dinero
en efectivo, pero si no pagas la factura completa de tu tarjeta de crédito cada mes, está
vertiendo dinero por el desagüe. Si solo realizas los pagos mensuales mínimos, tu deuda
crecerá y crecerá con altos intereses. Si sigues gastando el dinero que no tienes, nunca
tendrás dinero. Entonces, si no has estado pagando todo tu saldo todos los meses, o si no
puedes resistir la tentación de usar tarjetas de crédito para comprar cosas que no puedes
pagar por adelantado, tira a la basura tus tarjetas de crédito y paga el saldo restante tan
rápido como puedas.
La Biblia dice: "El que toma prestado es siervo del que presta" (Proverbios 22:7), y también
dice: "No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros" (Romanos 13:8). Si quieres
endeudarte, sigue haciéndolo y siente que siempre le debes más amor a los demás, pero no
te metas en una situación en la que siempre debas más dinero. De lo contrario, perderás tu
libertad financiera. Como alguien que toma prestado, te conviertes en siervo del que presta.
Los comerciantes han descubierto innumerables formas de comprar ahora y pagar más tarde:
tarjetas de crédito, planes de pago mensual, alquiler con opción de compra y quién sabe qué
más. No te enamores de estas cosas. No tomes prestado para comprar nada que disminuya
su valor. No compres ropa, zapatos, joyas y muebles nuevos con tarjetas de crédito que no
sean liquidadas. No compres un televisor de pantalla grande o un sistema de estéreo de moda
en un plan de pago mensual. Espera hasta que puedas pagarlo por completo, o mejor aún, no
lo compres. Aprende a ser feliz con menos dispositivos sofisticados.
Supongamos que estás comprando una computadora. El vendedor puede decirte que
adquieras el modelo más vanguardista y caro (incluso si no tienes el dinero en este momento)
y que lo compres en un plan de pagos. No lo hagas. Compra el que está en el siguiente
estante que cuesta solo un tercio. Después de todo, hace solo seis meses esa máquina barata
era de vanguardia. Y si la económica no es lo suficientemente buena para ti y sientes que
debes tener esa espléndida computadora que el vendedor quiere que compres, solo espera
seis meses. La máquina que tanto deseas ahora, será el modelo que estará en la mercancía
rebajada para entonces. Podrás pagar por adelantado, y estarás contento de haber esperado
en lugar de estar atrapado en meses o incluso años de pagos con una máquina que está
perdiendo valor cada día que la tienes.
Una de las estafas de crédito más grandes es el alquiler con opción a compra. ¡Un artículo de
$200 en una tienda de renta con opción a compra puede terminar costando más de $750! No
uses planes de crédito o de pago para comprar artículos de consumo que pierden valor, y eso
incluye los automóviles. Un concesionario de automóviles puede jactarse de que puedes
conducir un nuevo y brillante modelo por solo $199 o $249 o $399 al mes. Puede sonar bien,
pero terminas pagando mes tras mes tras mes, año tras año tras año. Cuando tu automóvil ya
no sea brillante o nuevo, igual harás los pagos y tu automóvil seguirá perdiendo valor. Si no
puedes pagar un automóvil por adelantado, no lo compres. Usa el transporte público o busca
un auto usado decente que puedas pagar.
Nunca dejes que tus ansias superen tus ahorros. La Biblia dice: "El deseo del perezoso le
mata, Porque sus manos no quieren trabajar" (Proverbios 21:25). Tal vez te preguntes: "¿Qué
tiene que ver eso con comprar a crédito? Habla de pereza, y yo no soy flojo. Estoy dispuesto a
trabajar. "Bien, pero ¿estás dispuesto a trabajar lo suficiente como para pagar las cosas que
quieres antes de salir a comprarlas? Si no, si lo quieres todo ahora, incluso antes de haber
trabajado por ello, entonces lo que tienes es un caso más complicado de pereza. No es que
no vayas a trabajar en absoluto, pero siempre quieres algo antes de que trabajes para ello, y
siempre quieres más de lo que has trabajado El resultado final, sin embargo, es que terminas
con menos y tienes que trabajar más solo para pagar las facturas que has acumulado.
Puede haber algunas cosas, como comprar una casa o pagar por educación, que hacen que
sea necesario que solicites un préstamo. Pero a diferencia de los artículos de consumo, las
casas generalmente mantienen su valor, y la educación aumenta su poder de
ganancia. Además, el interés en los préstamos para el hogar y para la educación es mucho
menor. Aun así, incluso con préstamos para el hogar y para la educación, no te excedas. Es
mejor ir a una escuela discreta con una matrícula modesta que requiera préstamos más
pequeños que ir a una en la que tienes que pedir prestado cantidades enormes. Del mismo
modo, es más inteligente comprar una casa modesta con pagos que puedas cubrir que
derrochar en una mansión con una hipoteca monstruosa.
Si estás muy endeudado y no puedes controlar tus gastos, hay innumerables libros sobre
finanzas personales que ofrecen consejos detallados sobre cómo lidiar con las deudas y
liberarse de ellas. Ofrecen consejos sobre cómo hacer un presupuesto. También ofrecen
consejos sobre cómo ahorrar dinero, sobre comprar alimentos a granel, sobre no malgastar
dinero en marcas, sobre comer más en casa y menos en restaurantes, sobre recortar tus
facturas de teléfono investigando cual el mejor plan disponible, sobre obtener las mejores
tarifas de seguro, sobre refinanciación de tu hipoteca, sobre no pagar más impuestos de los
necesarios, sobre eliminar los costosos hábitos del alcohol y el cigarro, sobre no comprar
boletos de lotería, etc. Las apuestas en particular son criticadas en Finanzas Personales para
Bobos. Eric Tyson dice,
Está bien documentado que las loterías y los casinos obtienen la mayor parte de sus negocios
de aquellos que menos pueden pagar por ellos, principalmente de aquellos con ingresos
medios y bajos. El respaldo gubernamental a las apuestas promueve la mentalidad de
hacerse rico rápidamente. ¿Para qué obtener una educación y trabajar arduamente a lo largo
de los años cuando puedes resolver todas tus inquietudes financieras con el próximo boleto
que compres o con el tragamonedas que acciones? Los juegos de azar, al igual que el alcohol
y el tabaco, pueden ser adictivos y destructivos. En el peor de los casos, las deudas de los
juegos de azar y de las apuestas pueden dividir a las familias y conducir hacia el divorcio o
hacia el suicidio. Ya es suficientemente malo que existan las apuestas legalizadas. Es aún
peor que, en la búsqueda de ganancias a corto plazo y de una solución rápida, más gobiernos
locales se estén añadiendo a este negocio. El gobierno está fomentando una actitud
irresponsable hacia el dinero.
No es un predicador el que está hablando. De hecho, no recuerdo ninguna mención de Dios
en el libro de Tyson. Pero incluso desde una perspectiva no religiosa y de sentido común, las
apuestan son una locura financiera.
Cualquier experto financiero sensato, Cristiano o no Cristiano, estaría de acuerdo con la Biblia
cuando dice: "El que labra su tierra se saciará de pan; Mas el que sigue a los ociosos se
llenará de pobreza" (Proverbios 28:19). Tratar de hacerse rico rápidamente casi siempre
empobrece a la persona. E incluso si unas pocas personas logran obtener un montón de
dinero fácil, a menudo terminan perdiéndolo. Como dice la Biblia, "las riquezas de vanidad
disminuirán; pero el que recoge con mano laboriosa las aumenta" (Proverbios 13:11). Lo que
fácil viene, fácil se va; pero el dinero ganado arduamente tiende a crecer. La forma más
segura de acumular riquezas es trabajar para ellas, ahorrar poco a poco e invertir con
sabiduría.
Ahorra e Invierte
Una vez que aprendas a controlar tus gastos y tus préstamos, el siguiente paso es ahorrar lo
que no gastes e invertirlo con prudencia. Demasiadas personas, incluso si logran evitar los
problemas de crédito, siguen viviendo al día y son demasiado rápidas para gastar el dinero
extra que se les presenta. Si piensan que pueden recibir un reembolso de impuestos, planean
cómo gastarlo incluso antes de que lo reciban. Si ese es tu enfoque, debes aprender a
ahorrar--y la motivación para ahorrar es ver más allá de este momento y mirar hacia el futuro.
El primer nivel en el ahorro es construir un fondo de emergencia. Los asesores financieros
dicen que, si es posible, debes contar con gastos de subsistencia para un periodo de tres a
seis meses en una cuenta que puedas usar en cualquier momento. De esa manera, si
enfrentas una enfermedad o un cambio en tu situación laboral, tendrás el dinero para
superarlos. La Biblia nos anima a confiar en que Dios nos cuida todos los días, pero las
Escrituras también nos alientan a trabajar duro, a pensar en el futuro y a acumular algunas
reservas. Incluso si solo tuvieras el cerebro de un insecto, querrías hacer eso. "Ve a la
hormiga", dice la Biblia, "Mira sus caminos, y sé sabio... Prepara en el verano su comida, Y
recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento" (Proverbios 6:6-8). Si las hormigas tienen
el buen sentido de acumular durante los tiempos de abundancia para estar listas para los
tiempos de escases, ¿no deberías usar los tiempos de buena salud e ingresos estables para
ahorrar algo para las ocasiones en las que no te vaya tan bien? ¿Un ser humano no debería
ser tan inteligente como un bicho?
Pensar en el futuro y ahorrar para el futuro comienza con la creación de un fondo de
emergencia lo suficientemente grande como para cubrir varios meses de gastos, y una vez
que hayas hecho eso, puedes comenzar a ahorrar y a prepararte para otras cosas que
pueden esperar. Si vas a necesitar otro automóvil y deseas evitar préstamos para obtener
uno, debes ahorrar dinero con anticipación, en lugar de comprar a crédito y de hacer pagos
durante años. Si no eres propietario de una casa pero deseas serlo, deberás ahorrar al menos
lo suficiente para realizar un pago inicial. Si tienes hijos o esperas tenerlos, puedes desear
apartar algo para los gastos de educación. Y es sensato ahorrar dinero en cuentas especiales
de jubilación, especialmente dado que las inversiones de jubilación se incrementan libres de
impuestos. Si es sabio que las hormigas guarden para el futuro, también es sabio para ti.
A medida que ahorres dinero, debes decidir cómo invertirlo. El dinero que puedas necesitar
pronto, como tu fondo de emergencia o tus ahorros para comprar un automóvil o una casa,
debe invertirse en ahorros de bajo riesgo o en fondos de mercado monetario. Para objetivos a
plazo más largo, como la universidad para los hijos o la jubilación, es posible que estés
dispuesto a asumir un riesgo un tanto mayor en las inversiones a largo plazo en acciones y
fondos mutuos. El riesgo de fluctuaciones a corto plazo es mayor, pero la probabilidad de
rendimientos a largo plazo también es mayor.
Nunca es sabio invertir en algo de lo que sabes poco. Evita las decisiones apresuradas y
realiza una planificación cuidadosa y una investigación diligente. "Los pensamientos del
diligente ciertamente tienden a la abundancia", dice la Biblia, "Mas todo el que se apresura
alocadamente, de cierto va a la pobreza" (Proverbios 21:5). Así que no tengas demasiada
prisa para invertir. Primero, infórmate sobre los fondos de inversión, sobre las cuentas de
jubilación exentas de impuestos y sobre otros asuntos relacionados con la inversión personal
y las finanzas. Los buenos libros sobre el tema pueden ayudarte a comprender cómo los
fondos mutuos pueden diversificar tu inversión en muchas empresas, en muchos sectores de
la economía e incluso en muchos países, reduciendo tu nivel general de riesgo. También
puedes aprender a evitar a los vendedores e intermediarios con altas comisiones y a
encontrar recomendaciones para buenos fondos con bajos índices de gastos y retornos
sólidos.
¿Apostar es Invertir?
Puedes preguntarte si existe alguna diferencia real entre invertir y apostar, ya que ambos
implican riesgos. Bueno, algunos tipos de especulación extrema pueden ser un poco mejor
que los juegos de azar, pero en general hay una enorme diferencia entre las apuestas y la
inversión sólida a largo plazo, tanto moral como financieramente.
Moralmente, la diferencia es que las apuestas intentan obtener suerte a expensas de alguien
más y tomar su dinero, mientras que la inversión trata de ayudar a otros a expandir sus
empresas. Tu dinero ayuda a varias compañías a crecer, y ellas a su vez ayudan a que tu
dinero crezca. Cada parte ayuda al otro, en lugar de tratar de robarse entre sí.
Financieramente, la diferencia entre apostar e invertir es que los juegos de azar casi siempre
te hacen más pobre, y la inversión generalmente te hace más rico. Con las apuestas, algunas
personas ganan a lo grande, el resto pierden, y el casino o la lotería se embolsa al menos un
40% de todo el dinero apostado. Al invertir en negocios a través de acciones, bonos o fondos
mutuos, las personas ganan dinero la mayor parte del tiempo. Hay recesiones, pero en el
largo plazo, la mayoría de los inversores salen adelante. Las inversiones en acciones han
crecido un promedio de 11% cada año durante los últimos setenta años. Para que esto sea
personal y práctico, si gastas $20 a la semana en boletos de lotería, es probable que no
obtengas nada de eso, pero si tomas los mismos $20 a la semana--$1,000 al año--e inviertes
en un buen fondo común de una cuenta de retiro durante un período de treinta o cuarenta
años con rendimientos compuestos, tienes una buena probabilidad de terminar con cientos de
miles de dólares. "El que recoge con mano laboriosa las aumenta" (Proverbios 13:11).
Ninguna inversión está libre de riesgos, por supuesto, pero si haces tu tarea, evitas los planes
de hacerte rico rápidamente, elijes fondos comunes que inviertan ampliamente en la economía
nacional e internacional, y si eres lo suficientemente paciente como para mantener tus
inversiones a largo plazo, es probable que tu riesgo sea recompensado. La Biblia no fomenta
los juegos de azar, pero si fomenta la inversión. "Echa tu pan sobre las aguas", dice la
Escritura, "porque después de muchos días lo hallarás" (Eclesiastés 11:1). En la antigüedad,
los mercaderes enviaban mercancías a las aguas en barcos. Era un riesgo, y a veces tenían
que esperar bastante tiempo, pero por lo general el barco regresaría, trayendo una buena
ganancia. Los medios modernos de inversión les ofrecen a las personas comunes formas de
invertir con una mayor diversificación y un menor riesgo a largo plazo que los comerciantes
antiguos y con perspectivas de buenos rendimientos.
Es justo decir que un libro como Finanzas Personales para Bobos ofrece buenos consejos
cuando dice que gastes menos de lo que ganas, ahorres lo que no gastas e inviertas lo que
ahorras. Esas pautas y muchos consejos prácticos sobre cómo llevarlas a cabo son
consistentes con la sabiduría práctica de la Biblia sobre las finanzas.
El Bobo Supremo
Pero la Biblia no se detiene allí. De hecho, es posible hacer todo lo que hemos hablado hasta
ahora y seguir siendo unos bobos financieros. Cuando la Biblia pregunta: "¿De qué sirve el
precio en la mano del necio para comprar sabiduría, No teniendo entendimiento?" esto puede
ser dirigido a personas que derrochan todo sin importar qué tan alto sea su ingreso, pero
también puede ser dirigido a aquellos que gastan con cuidado, ahorran regularmente e
invierten sabiamente, pero que no le prestan atención a Dios.
Jesús cuenta la historia de un hombre que parecía ser un genio financiero. Gastaba menos de
lo que ganaba. Ahorraba lo que no gastaba. Invertía lo que ahorraba y se hizo aún más
rico. Tenía toda la seguridad y el aseguramiento que cualquiera se pudiera imaginar. Tuvo
tanto éxito que, al parecer, su único problema era dónde guardar toda su riqueza y cómo
gastarla. Entonces decidió retirarse joven y divertirse. Se dijo a sí mismo: "Alma, muchos
bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate".
                "Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto,
¿de quién será?".
                "Así es el que", dice Jesús, " hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios." (Lucas
12:19-21)
Eso pone la frase "finanzas para bobos" en una perspectiva completamente nueva, ¿no? Un
hombre hace todo lo que un asesor financiero podría desear. Él almacena una gran
acumulación para la jubilación, y ¿qué dice Dios? "¡Bobo! ¡Necio! " Si no eres rico para con
Dios, tu dinero no tiene valor. Si no estás listo para la eternidad, tu plan de jubilación es
irrelevante. El infierno es un lugar realmente malo en el cual retirarse. "¿qué aprovechará al
hombre" dice Jesús "si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" (Marcos 8:36).
Tal vez tú sabes mucho más sobre finanzas que algunos de nosotros, quienes necesitamos
libros o asesores financieros que nos enseñen. La mayor parte de este artículo no te ha dicho
nada que no sepas. Sabes que es financieramente bobo cargar con grandes deudas en una
tarjeta de crédito o en un plan de pago; sabes que es financieramente bobo no planificar con
anticipación y ahorrar regularmente; sabes que es financieramente bobo no invertir
sabiamente; y quizás no hagas ninguna de esas tonterías. ¿Pero estás cometiendo errores
que son aún más tontos? ¿Eres bueno en guardar cosas para ti, pero no eres rico para con
Dios?
Adopta los principios financieros de los que hemos hablado y aplícalos a tu vida espiritual. Si
estar libre de deudas es tan importante, ¿no es mucho más importante estar libre de la deuda
que le debes a Dios por tu pecado? Si es importante ahorrar para las emergencias y planear
con anticipación para estar listo para unas pocas décadas de retiro, ¿no es mucho más
importante estar preparado para la muerte y planificar el futuro para una eternidad sin fin? Si
es importante invertir sabiamente a largo plazo, ¿no es mucho más importante invertir en el
reino eterno de Dios y en personas que vivirán eternamente?
Para pagar la deuda del pecado, no puedes contar con dinero. La Escritura dice: "No
aprovecharán las riquezas en el día de la ira; mas la justicia librará de muerte" (Proverbios
11:4). Solo la sangre de Jesucristo puede pagar tu deuda, y solo la justicia de Cristo
acreditada a tu cuenta puede librarte de la muerte y del infierno. La Biblia dice: "Torre fuerte es
el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado.  Las riquezas del rico son su
ciudad fortificada, y como un muro alto en su imaginación" (Proverbios 18:10-11). "La obra del
justo es para vida; Mas el fruto del impío es para pecado" (Proverbios 10:16). Necesitas que tu
deuda sea pagada mediante la fe en Jesús, y debes mirar hacia el cielo más allá de tus
circunstancias inmediatas. Jesús dice que no guardes tesoros en la tierra, donde siempre
están en peligro de perderse, sino que acumules un tesoro en el cielo, donde nunca se
perderá (Mateo 6:19-20).
¿Cómo inviertes en el cielo? Al invertir en el reino de Dios y en otras personas. Muchos libros
sobre finanzas personales dicen mucho sobre el ahorro y sobre la inversión, pero pocos de
esos libros te dicen que inviertas en la obra de Dios a través de tu iglesia, mediante misiones y
ayudando a los necesitados. Invierte al menos el 10%, e incluso más del 10% si puedes. La
Biblia dice: "Honra a Jehová con tus bienes" (Proverbios 3:9). Cuando das generosamente,
estás honrando para el Señor. Estás diciendo, "Señor, todo lo que tengo es tuyo, y has sido
tan bueno conmigo que incluso con un 10% menos, tendré más que suficiente". ¿Y adivina
qué? Cuando le das a Dios, él te sigue dando. Él te suple el dinero que necesitas, junto con
bendiciones que el dinero no puede comprar.  Las personas que aman al dinero, pero que no
a Dios terminan siendo miserables, pero, dice la Biblia, "la bendición de Jehová es la que
enriquece, Y no añade tristeza con ella" (Proverbios 10:22).
Así que confía en Jesús para pagar tu deuda de pecado, busca primero el reino de Dios,
acumula tesoros en el cielo, y puedes estar seguro de que Dios te suplirá todo lo que
necesites en este mundo. De hecho, la sabiduría espiritual puede aumentar tu sabiduría
financiera, y la riqueza celestial puede mejorar tu riqueza terrenal. Cuando posees verdadera
riqueza espiritual, sabes que "gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento" (1
Timoteo 6:6), y no estás tan tentado de gastar demasiado en otros artículos para sentirte bien
o para ser feliz. No te dejes engañar por los juegos de azar y por otros planes de hacerse rico
rápidamente. Tú sabes que el Dios que te llama a amarlo sobre todo también te llama a ser
financieramente sabio.
La Biblia dice: "que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar
con vuestras manos de la manera que os hemos mandado, a fin de que os conduzcáis
honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada" (1 Tesalonicenses
4:11-12). Dios no quiere que adores al dinero, pero tampoco quiere que seas tan descuidado y
bobo con el dinero al grado de que dejes una mala impresión a los demás y no puedas
pagar. Gánate la vida, administra tu dinero de una manera responsable que sea digna de
respeto y sé autosuficiente.
Amar el dinero e ignorar a Dios es la raíz de todos los males, pero amar a Dios y ver el dinero
como una responsabilidad dada por Dios es una fuente de gran bien. Entonces no seas un
bobo financiero. En cambio, regocíjate en las riquezas eternas, y haz un uso sabio de las
riquezas terrenales. Disfruta de la libertad financiera sin agobiar a los demás y usa las
bendiciones que Dios te da para honrarlo y para bendecir a los demás.
El Verdadero Propietario (Dr. Feddes)
El Verdadero Propietario por David Feddes
¿A quién le pertenece el dinero que posees? ¿A quién le pertenece el efectivo de tu
billetera? ¿A quién le pertenece tu sueldo o tu ingreso comercial? ¿A quién le pertenece tu
cuenta bancaria? ¿A quién le pertenece el derecho de propiedad de tu casa y de tu
automóvil? ¿A quién le pertenecen las acciones, bonos, fondos mutuos y otras inversiones de
tu portafolio? ¿A quién le pertenece todo esto? Podrías decir: "Eso es obvio. Es mío, por
supuesto. Es mi dinero en efectivo, mi cheque de pago, mi cuenta bancaria, mi casa, mi
automóvil, mi portafolio. Si está en mi poder o a mi nombre, obviamente es mío". No tan
rápido. ¿Qué pasa si alguien más es el verdadero propietario, y tú tienes cosas solo para
administrárselas?
Hay una gran diferencia en quien posee realmente el dinero que estás administrando. Si el
dinero te pertenece a ti y solo a ti, puedes hacer con él lo que quieras. Pero si el dinero es
realmente de otra persona y tú solo lo está administrando, entonces tienes que administrar el
dinero de la manera en la que lo desea el verdadero propietario, y debes responderle al
propietario en cuanto a la forma en la que administras su dinero.
La verdad sobre el dinero es esta: no te pertenece un solo centavo. A mí no me
pertenece ni un centavo. A nadie en la tierra le pertenece un centavo. Entonces, ¿de quién es
el dinero? El dinero es de Dios, hasta el último centavo. Cualquier dinero que poseamos es
nuestro para administrarlo, no para ser los dueños. Debemos administrar el dinero a la
manera de Dios, y le responderemos por la forma en la que administremos su propiedad.
¿Eso te suena bien? ¿Te gusta la idea de tratar tu dinero como no siendo realmente tuyo sino
como siendo de Dios? Tal vez no. Es posible que prefieras que Dios se mantenga al margen
de tus finanzas. Pero te guste o no, realmente no existe tal
cosa como tus finanzas. Sólo existen las finanzas de Dios, el cual te permite administrarlas por
un tiempo. Puede que esto no te atraiga al principio, pero tratar tu dinero como el dinero de
Dios resulta ser un privilegio y una alegría. Esto honra a Dios y te bendice enormemente.
Manejar el dinero a la manera de Dios es uno de los signos vitales de una relación saludable
con Dios. Jesucristo tiene mucho que decir sobre el dinero, y también el resto de la Biblia. El
Señor dice cosas sobre la riqueza y el matrimonio, sobre cómo lidiar con las deudas, sobre el
gasto y la inversión, y sobre muchas otras cosas. Pero lo más básico con lo que hay que lidiar,
lo primero que debes resolver es la cuestión de quién es el verdadero propietario del dinero y
de todos los demás bienes que posees.
¿A Quién le Perteneces?
Tu respuesta a esa pregunta depende de tu respuesta a una pregunta aún más básica. La
pregunta más básica para todos no es a quién le pertenece el dinero o las propiedades, sino
¿a quién le perteneces tú?
Hay una historia acerca de un misionero que le estaba hablando acerca de Señor Jesús al jefe
de una tribu. El jefe intentó impresionar al misionero regalándole caballos, mantas y
joyas. Pero el misionero respondió: "Mi Dios no quiere los caballos, las mantas y las joyas del
jefe. Mi Dios quiere al jefe".
El jefe sonrió y le dijo: "Tienes un Dios muy sabio, porque cuando yo me entrego a él, él
también obtiene mis caballos, mantas y joyas". ¿Entiendes lo que ese jefe entendió? Si le
perteneces a Dios, entonces él es dueño de tu dinero y también de todo lo demás. ¿Te has
entregado a Jesús en respuesta a su reclamo sobre ti? ¿Crees que Jesús murió en una cruz
para pagar por tus pecados? La sangre de Jesús no solo paga por los pecados; paga
por ti. Te compra como posesión de Dios.
Dios ya tiene un derecho legítimo de poseer a todas las personas y todas las cosas porque él
es el Creador y el dueño de todo. Y si recibes su salvación y confías en la sangre que Jesús
pagó como precio de tu pecado, entonces Dios tiene una doble pretensión de poseerte. El
Señor es tu dueño tanto como el Creador que te formó y como el Salvador que pagó para
traerte de vuelta del pecado. "No sois vuestros. Porque habéis sido comprados por precio."
(1 Corintios 6:20).
Si rechazas el reclamo de propiedad de Dios y quieres ser tu yo propio sin responderle al
Señor, podrías pensar que eso te traerá más libertad. Pero te ocasionará todo tipo de
preocupaciones y problemas, y si nada cambia, finalmente te llevará al infierno. Si eliges
pasar tu vida sin Dios, pasarás la eternidad sin Dios.
Pero si aceptas el derecho de propiedad de Dios, si te pones a ti mismo y todo lo que tienes
en sus manos, serás bendecido. Cuando le perteneces a Dios, tus problemas son sus
problemas. Tus preocupaciones son sus preocupaciones. Él te guiará y te ayudará a
prosperar en esta vida y por la eternidad. La clave de la libertad financiera es darte cuenta de
que todo tu dinero es de Dios, y la clave de la libertad y del alivio espiritual es saber que no
eres tuyo, sino que le perteneces a Jesucristo como su posesión preciada.
Diezmar de lo Primero
Pertenecerle al Señor es una relación espiritual espléndida, pero ser espiritual no significa
simplemente tener buenos sentimientos soñadores. Lo espiritual es práctico y afecta todas las
áreas de la vida, incluida la financiera. Si le perteneces a Dios, también es lo mismo con todo
el dinero y las propiedades que tienes. Y si aceptas a Dios como el propietario de tu dinero, no
solo lo pensarás ni lo dirás. Lo demostrarás en lo que realmente haces con el dinero de
Dios. De hecho, el primer concepto de un presupuesto bíblico es tu diezmo.
¿Qué es un diezmo? Un diezmo es una parte de tus ingresos que separas para devolverla
directamente a la iglesia y a la misión de Dios. Lo conviertes en tu prioridad financiera número
uno, incluso antes de pensar en pagar impuestos, comida, ropa, transporte o vivienda. En la
Biblia, el diezmo usualmente era el 10% de tus ingresos. Tomar ese diez por ciento de lo
primero y devolvérselo a Dios era una forma de reconocer que todos tus ingresos provenían
de Dios y que todo era suyo. Si eras agricultor (como lo era mucha gente de la Biblia), le
dabas a Dios el primer 10% de tu cosecha, a menudo llamado primicia, antes de que
almacenaras algo para satisfacer tus propias necesidades o para venderlo a otros.
Dar tus primeros frutos, tu diezmo, es un acto de compromiso, de acción de gracias y de
fe. Es un acto de compromiso porque, al dar ese 10% simbólico, estás diciendo que el otro
90% también le pertenece a Dios, y te comprometes a usarlo de acuerdo con las pautas de la
Biblia. Es un acto de acción de gracias porque, al dar el 10%, le estás diciendo gracias a Dios
como aquel que te dio todo. Y es un acto de fe porque, al dar el 10%, confías en que Dios
generosamente te da más de lo que necesitas y que en el futuro puedes estar bien con menos
de la cantidad total de ingresos que él te suple. Cuando las otras necesidades son
satisfechas y todavía tienes bastante de sobra, puedes optar por dar mucho más del 10% para
la obra del Señor y para las personas necesitadas. Pero ese primer 10% llega incluso antes
de abordar tus diversas necesidades. El diezmo es tu testimonio de compromiso, de acción de
gracias y de fe.
Ahora, si eso es lo que significa diezmar, ¿qué significa no diezmar? Significa ausencia de
compromiso: no honras a Dios como el dueño de tu dinero. Significa ausencia de acción de
gracias: no le estás agradeciendo a Dios por lo que te ha dado. Significa ausencia de fe: no
estás mostrando confianza en que Dios suplirá todo lo que necesitas y mucho más, incluso si
te desprendes del 10%. Si no das nada, o si tu ofrenda proviene del cambio que te sobra en
lugar de convertir el diezmo en tu prioridad financiera número uno, entonces tienes un
problema espiritual. El diezmo es lo mejor de tus ingresos, no lo que seaque quede en el
fondo del barril. Si estás en sintonía con Dios, dale las primicias, no las sobras.
Robándole a Dios, Robándote a ti Mismo
Ahora, cuando hablo sobre el diezmo, puedes sospechar acerca de mis motivos, y no
te culpo. En algunos ministerios de radio y televisión, los programas sobre el reclamo de Dios
sobre tu dinero incluyen apelaciones para hacer grandes donaciones a ese ministerio en
particular. Pero ese no es el caso aquí. No soy un recaudador de fondos. Dale tu diezmo a
una buena iglesia local y a otros ministerios que honren a Dios, y serás abundantemente
bendecido por tus ofrendas, incluso si nunca das un centavo para este programa. Mi
objetivo no es recaudar fondos para la Hora de Regreso a Dios, sino elevar tu relación con
Dios a un nivel superior. Quiero que Dios sea honrado y que tú seas bendecido mientras das
el diezmo y reconoces al Señor como dueño de todo lo que tienes.
Quiero evitarte la experiencia de una pareja casada con la que hablé. Hablé con ellos por
primera ocasión hace algunos años. Sus finanzas eran ajustadas. Ambos tenían trabajo, pero
no podían salir adelante. Sentían que no podían darse el lujo de darle una cantidad
significativa a Dios. Ese año solo daban veinte dólares a su iglesia. Mientras tanto, todos los
meses gastaban más que eso en televisión por cable. Cuando recibieron un reembolso de
impuestos por correo, lo gastaron de inmediato en un nuevo dispositivo electrónico
que realmente no necesitaban.
Cuando escuché acerca de esta misma pareja años más tarde, sus finanzas no habían
mejorado. Todavía estaban comprando por impulso, todavía no podían ahorrar dinero, y aún
no le daban mucho a Dios. Las lesiones en el trabajo, los problemas del automóvil, otros
gastos inesperados y las tensiones en su matrimonio hicieron que sus finanzas se hicieran
más complicadas y les hicieron la vida difícil. Lo peor de todo es que se sentían vacíos y sin
rumbo en relación con Dios.
No deseo juzgar a esta pareja, pero me pregunto cuántos de sus problemas surgieron porque
no honraron a Dios como el dueño de su matrimonio y el dueño de su dinero. Si hubieran
empezado a diezmar hace años, una bendición hubiera sido aprender a administrar el otro
90% del dinero de Dios más sabiamente. Otra bendición hubiera sido una sensación más
completa y profunda de ser amigos y compañeros de Dios. Al no diezmar, le robaron a Dios y
se privaron de la bendición de Dios.
En el libro bíblico de Hageo, Dios les habló a personas que querían casas de lujo para sí
mismas, pero que no tenían prisa por dar algo para la casa de Dios, el templo. De alguna
manera, sin importar cuánto dinero ganaran, éste parecía desaparecer más rápido de lo que
podían ganarlo. Incluso cuando lograban comprar cosas, esas cosas no los satisfacían. Dios
dijo: "Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no
os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a
jornal recibe su jornal en saco roto" (Hageo 1:5-6). ¡Que ilustrativo! Incluso si te entra dinero,
puedes volver a salir como si tuvieras agujeros en el fondo de tu bolso. Tu comida
en realidad no te nutre, tu ropa realmente no te hace sentir cómodo, y siembras grandes
inversiones, pero cosechas pequeños beneficios.
Eso es lo que sucede cuando solo piensas en ti mismo e ignoras a Dios como el dueño de
todo. Dios puede dejar que tus finanzas se agoten o puede permitir que tu dinero y tu lujo
aumenten, pero no te permite sentirte feliz y contento con él. No puedes robarle a Dios sin
robarte a ti mismo. Escucha estas palabras del libro de la Biblia de Malaquías:
"Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos."
"Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?".
"¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado".
"Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado?'".
"En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación
toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y
probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los
cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde" (Malaquías 3:7-10).
¿Te gustaría que Dios te inundara de bendiciones? ¿Te gustaría estar libre de
preocupaciones financieras y tener más que suficiente para el cuerpo y para el
alma? Entonces no trates de robarle a Dios reclamando tu dinero como propio.
Prueba a Dios. Averigua si realmente dice enserio lo que dice. Entrégate a ti mismo y
entrégale a él tus asuntos financieros, y ve lo que sucede. Responde la pregunta: "¿De quién
es el dinero?" diciendo, "Es tu dinero, Señor". Y no solo lo digas con tu voz. Dilo con tu
diezmo, dándole a Dios la primera y mejor parte de lo que ya es suyo.
Dios No Necesita Ofrendas
¿Por qué nos dice Dios que le demos el diezmo y las ofrendas? No es porque necesite dinero
de nosotros. Dios dice: "Mía es la plata, y mío es el oro" (Hageo 2:8). Si pudieras darle a Dios
300 toneladas de oro, 600 toneladas de plata, además de montones de gemas preciosas,
no le estarías dando a Dios nada que no fuera suyo. De hecho, cuando el rey David estaba
reuniendo materiales para su hijo Salomón para construir el templo del Señor, David y otros
oficiales importantes en verdad dieron 300 toneladas de oro, 600 toneladas de plata y muchas
joyas invaluables. No lo dieron a regañadientes. "De todo corazón ofrecieron a Jehová
voluntariamente". ¿Y qué oró David cuando le ofreció esta gran riqueza al Señor? David dijo,
Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo... Ahora pues, Dios nuestro,
nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre. Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo,
para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo
recibido de tu mano te damos (1 Crónicas 29:12-14).
Esa debería ser la oración de todos los hijos de Dios al ofrecerle ofrendas al Señor: "de lo
recibido de tu mano te damos". Nunca pensemos que Dios necesita nuestras ofrendas, y que
le estamos haciendo un gran favor. Simplemente estamos devolviéndole un poco de lo que
nos ha dado. Somos como niños pequeños que no podemos permitirnos comprarle un regalo
de cumpleaños a nuestro padre a menos que primero él nos dé su dinero para hacerlo. Cada
vez que le damos una ofrenda a Dios, es la propia riqueza de Dios la que paga por ella. Como
un Padre amoroso, Dios disfruta los regalos de sus hijos, pero disfruta los regalos como
expresiones de nuestro amor y lealtad, no como recursos que necesita de nosotros
desesperadamente.
Si el Señor necesitara nuestro dinero desesperadamente, estaría más interesado en las
personas adineradas que en las pobres viudas. Pero ese no es el caso. Un día, Jesús vio a un
grupo de hombres ricos dar grandes cantidades de dinero en el templo. Luego vio a una pobre
viuda poner dos monedas pequeñas de cobre que no sumaban ni un centavo. Pero a Jesús le
gustó más la ofrenda de ella. ¿Por qué? Porque los hombres ricos daban el dinero que podían
ahorrar fácilmente, mientras que la viuda daba todo lo que tenía en ese momento. Eso es lo
mucho que amaba y confiaba en Dios. Jesús está más interesado en lo que muestra nuestro
dar sobre nuestro amor por Dios que en el tamaño real de nuestra ofrenda. Él quiere nuestros
corazones profundamente; él no necesita nuestro dinero desesperadamente.
En los tiempos del Antiguo Testamento, una parte de la adoración se basaba en traer
sacrificios de animales. A veces las personas estaban tentadas a pensar que Dios de alguna
manera necesitaba estos animales, que le estaban haciendo un gran favor al traer sacrificios,
y que Dios estaba en deuda con ellos. A tales personas, Dios les dijo: "No tomaré de tu casa
becerros, Ni machos cabríos de tus apriscos. Porque mía es toda bestia del bosque, y los
millares de animales en los collados. Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que
se mueve en los campos me pertenece. Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es
el mundo y su plenitud "(Salmo 50:9-12). ¿Cómo podemos hacerle favores a Dios cuando él
ya posee el mundo y todo lo que hay en él? No podemos. Entonces, ¿por qué darle ofrendas
al Señor que ya tiene todo? Para demostrar y profundizar nuestro compromiso,
agradecimiento y fe de una manera que complazca a Dios y lo honre como el dueño legítimo
de todo lo que tenemos. Si eres un administrador del dinero de Dios y tu objetivo es
complacerlo en todas las decisiones financieras, entonces el dinero, que de otro modo alejaría
tu corazón de Dios, se convierte en un medio para fortalecer tu caminar diario con el Señor.
Un Corazón para Dios 
Usar el dinero de Dios para la gloria de Dios es una forma maravillosa de expresar lo que
hay en tu corazón. Diezmar es una parte de administrar el dinero de la manera de Dios, y
espero que ahora estés convencido de eso. Pero déjame añadir una advertencia. Incluso si
diezmas, esto no garantiza que honres a Dios como el dueño de todo tu dinero, y no
necesariamente significa que tu corazón esté en sintonía con Dios. Es posible dar grandes
sumas de dinero con motivos equivocados.
En la época de Jesús, los fariseos eran un grupo religioso que intentaba ganarse la
aprobación de Dios al seguir las reglas religiosas a la perfección. No estaban motivados por la
confianza y por el amor a Dios o por la justicia y la misericordia hacia otras personas. Eran
legalistas auto justificados. Jesús no tenía mucho que decir acerca de los fariseos, pero sí dijo
una cosa buena acerca de ellos: diezmaban. Eran tan estrictos con el diezmo, tan insistentes
en dar exactamente una décima parte, que pasaban incluso por los artículos más pequeños,
como las especias de la alacena, para asegurarse de que le fuera pagado su diezmo a
Dios. Pero mientras contaban especias, estaban descuidando cosas que son mucho más
importantes para Dios: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Sus corazones estaban fuera
de sintonía con Dios. Esto no significaba que debían dejar de diezmar, dijo Jesús. El diezmo
era bueno, pero necesitaban entregar sus corazones a Dios e incrementar su preocupación
sincera por los demás (Mateo 23:23).
Dios quiere que tu diezmo sea un testimonio tangible de que él posee todas tus finanzas y
todo tu corazón. La Biblia nos ofrece el ejemplo de personas que "con agrado han dado
conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas". ¿Qué las hizo tan generosas con el
dinero? La Biblia dice que antes de dar el dinero, "a sí mismos se dieron primeramente al
Señor". La Biblia continúa enseñando que nuestro dar proviene de la gracia de Dios en
nuestras vidas y dice: "abundad también en esta gracia". No des porque tienes que hacerlo
como un requisito de la ley de Dios sino porque quieres hacerlo en respuesta a su gracia.
"Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo
pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos" (2 Corintios 8:5-9).
Todo se reduce a aceptar que le perteneces a Cristo y a confiar en que su sacrificio te hace
eternamente rico en todos los sentidos. He enfatizado que a Dios le pertenece tu dinero y todo
lo demás que tienes, pero esto es realmente sorprendente. Cuando aceptas que Dios
posee todo lo que es tuyo, ¡resulta que eres dueño de todo lo que es de Dios! La Biblia les
dice a los Cristianos: "Porque todo es vuestro... y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios" (1
Corintios 3:21, 23). "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?" (Romanos 8:32) ¿Crees que el
Señor se ha dado a sí mismo y que ha dado todo lo que es suyo para ti? Si es así, entrégate a
ti mismo y entrégale a él todo lo que te pertenece. Da con un corazón alegre, confiando en
que Dios te ha dado todo, no solo las riquezas materiales, sino también las riquezas eternas
en Cristo.
Es posible que tengas una serie de problemas financieros que desees resolver o diferentes
oportunidades que desees perseguir. Pero primero lo primero. Antes de lidiar con un problema
o con asunto financiero en particular, primero confía en Dios y conviértete en su
compañero. Por fe, acepta todo lo que él tiene, y por fe entrégale a él todo lo que tienes. La
Biblia deja en claro que este es un gran negocio. No puedes perder "Porque Dios ama al
dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de
que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra"
(2 Corintios 9:7-8).
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
Cuando Dios Ordeña Vacas (Dr. Feddes)
Cuando Dios Ordeña Vacas por David Feddes
¿Alguna vez has visto a Dios ordeñar vacas? Yo sí. También he visto a Dios arreglar motores
de automóviles y preparar comidas deliciosas. Incluso he visto a Dios tirar la basura en un
camión de basura.
¿Cómo era Dios? Bien, cuando vi a Dios hacer estas cosas, no lo vi vistiendo un uniforme
celestial con las letras DIOS cosidas en el bolsillo. Cuando Dios ordeñó las vacas, vi los
pantalones de mezclilla y las botas de un granjero lechero. Cuando Dios arregló el automóvil,
vi las manos hábiles y las uñas ennegrecidas de un mecánico de automóviles. Cuando Dios
cocinó, vi la cara y la ropa de mi esposa. Cuando Dios sacó la basura, vi la chaqueta y los
guantes de los recolectores de basura locales. En cada caso, Dios estaba trabajando
disfrazado de un hombre o una mujer que hacía un trabajo que beneficiaba a otros.
Es posible que no siempre reconozcas a Dios detrás de estos diversos disfraces. Cuando ves
a otras personas trabajar en algo, o cuando ves tu propio trabajo, es posible que no veas al
Señor del universo en acción. Pero la realidad es que cada vez que una persona trabaja en
algo que vale la pena, Dios mismo está trabajando.
Piensa en la leche, por ejemplo. Cuando un granjero ordeña vacas, Dios mismo está
ordeñando las vacas. Cuando los criadores de ganado desarrollan mejores líneas de ganado,
y cuando las manufacturas fabrican mejores equipos para alimentar y ordeñar, Dios mismo
está aumentando el suministro mundial de leche. Cuando los trabajadores de una planta de
leche procesan la leche, Dios mismo hace que la leche sea más segura de beber. Cuando un
camionero reparte cajas de leche en las tiendas, Dios mismo está transportando la
leche. Cuando el gerente de una tienda y el empleado de la caja ponen la leche a disposición
de los clientes, Dios mismo lleva la leche a quienes la necesitan. Cuando un padre vierte un
poco de leche en un vaso, sonríe y se lo da a un niño, Dios mismo la está sirviendo y
sonriendo. Y así, a pesar de que la leche ha llegado al niño a través del esfuerzo de muchas
personas diferentes, es absolutamente correcto que el niño se incline a la hora de comer y le
agradezca a Dios por ello.
¿Cómo sabemos que Dios está involucrado en todas las diferentes tareas de llevar leche a un
niño? Bueno, la Biblia dice: "Los ojos de todos esperan en ti, y tú les das su comida a su
tiempo" (Salmo 145:15). Esto significa que todos los alimentos y bebidas, incluso todos los
vasos de leche, son provistos por Dios. Y si Dios los proporciona, entonces Dios está
trabajando en cada tarea de la secuencia completa que reparte la leche.
Esto es cierto no sólo acerca de la leche, sino de todo lo bueno que nos gusta. La Biblia dice
que toda buena dádiva proviene de lo alto, del Padre de las luces (Santiago 1:17), así que
todo lo bueno que viene hacia ti través del trabajo de otras personas y todo lo bueno que fluye
hacia otras personas a través de tu trabajo es un regalo de Dios. Cada vez que una persona
trabaja en algo que vale la pena, Dios mismo está trabajando.
Diseño Divino
Ordeñar vacas, arreglar carros, preparar comidas y recoger la basura son actividades
prácticas, pero el Rey del cielo está trabajando en ellas. El trabajo que vale la pena no es solo
humano; es divino. Si te encuentras dentro de un grupo de trabajadores de una compañía, vas
a pasar mucho tiempo este año haciendo tu trabajo. Incluso cuando estás en casa, pasarás
mucho tiempo haciendo tareas domésticas. ¿Cómo afectaría tu nivel de energía y tu
satisfacción laboral si percibieras que tu trabajo era realmente el trabajo de Dios? A
Dios no solo le importa que ores y vayas a la iglesia el domingo por la mañana. Dios está
activo toda la semana donde sea que las personas estén trabajando. ¿No te gustaría pasar
cada hora de trabajo y todos los días del calendario de este año sabiendo que
cuando estás trabajando, Dios mismo está trabajando?
El trabajo no siempre es glamoroso, pero es glorioso, porque Dios está en él y lo usa para
bendecir a los demás. Si estás involucrado en la agricultura y en la industria alimenticia, Dios
te está usando para nutrir a las personas. Si trabajas para una compañía de automóviles o
para un taller de reparaciones, Dios te está utilizando para ayudar a las personas a viajar a
donde necesitan ir. Si eres un padre que cocina, cambia pañales o limpia narices, Dios te está
usando para cuidar niños preciosos. Si sacas la basura de las casas de las personas, friegas
los pisos o limpias los inodoros, Dios te está utilizando para crear un ambiente más limpio,
fresco y saludable en el que las personas puedan vivir. Cuando una persona trabaja en algo
que vale la pena, Dios mismo está trabajando.
Veo a Dios haciendo todo tipo de trabajo, y si prestas atención, también verás a Dios
trabajando. Verás que Dios prescribe medicamentos, vierte cemento, conduce un coche de
policía, trabaja con computadoras, instala alfombras, dirige reuniones de negocios, pilotea
aviones, lava ventanas, enseña en la escuela, ensambla partes, hace ropa, realiza
investigaciones y hace otras mil cosas. Cada vez que una persona trabaja en algo que vale la
pena, Dios mismo está trabajando.
Deja que eso penetre: Cada vez que una persona trabaja en algo que vale la pena, Dios
mismo está trabajando. Créelo y déjalo transformar tu perspectiva. No tomes las cosas buenas
de tu vida por sentado; en cambio, alaba a Dios y aprecia a otras personas por todo el trabajo
que te brindan estas cosas. No veas tu propio trabajo como aburrido o degradante; en cambio,
regocíjate de que Dios mismo está trabajando a través de ti y usando tu trabajo para
beneficiar a los demás. Valora el trabajo de otras personas y valora tu propio trabajo como la
manera en la que el Creador cuida a sus criaturas.
¿Eso suena irreal? ¿Sinceramente puedes tener una actitud tan positiva hacia el trabajo? Es
fácil para alguien en un estudio de radio decir que Dios ordeña vacas--pero ¿se siente tan
divino si eres el tipo que se arrastra fuera de la cama a altas horas de la madrugada para
ordeñar a un puñado de Holstein de cabeza dura día tras día, mes tras mes, año tras
año? Es fácil para un predicador hablar de las glorias del trabajo, pero ¿parece tan glorioso
para los trabajadores fúnebres que están atrapados en trabajos que odian? Es fácil decir que
cada vez que una persona trabaja en algo que vale la pena, Dios mismo está trabajando, pero
¿qué pasa si te encuentras trabajando con un grupo de personas negativas y desagradables
que son todo menos divinas? Suena dulce decir que Dios usa el trabajo de las personas para
ayudar a otros, pero ¿qué hay de aquellos que ponen toda su energía en ocupaciones que
son inútiles o incluso dañinas para otros? ¿Y qué pasa con las personas que explotan a los
trabajadores y que se enriquecen con su trabajo mientras éstos trabajan demasiado y les es
pagado de menos? Esas son preguntas importantes, y nos ocuparemos de algunas de ellas
un poco más tarde, pero pongámoslas en espera por ahora.
Antes de abordar las dificultades, primero tenemos que aceptar el hecho básico de que el
trabajo en sí mismo es algo bueno. El trabajo no es solo un mal necesario; es bueno, incluso
es algo que se parece a Dios. La rebelión contra Dios puede convertir el trabajo en algo malo,
pero el trabajo en sí mismo es bueno. Es una gran parte del diseño de Dios para nosotros,
y es aún una manera en la que Dios trabaja a través de nosotros. El trabajo es divino. Si
tenemos la visión para ver esto, cada tarea que hacemos brilla con un nuevo significado.
Desarrollo Fructífero
Hace mucho tiempo, Dios creó el mundo y lo llenó de seres vivos. Luego creó la humanidad,
tanto masculina como femenina, a su propia imagen. Desde el principio, Dios quiso que
trabajáramos. La Biblia dice que Dios puso a Adán y Eva "en el huerto de Edén, para que lo
labrara y lo guardase" (Génesis 2:15). "Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos;
llenad la tierra, y sojuzgadla" (Génesis 1:28). Dios quería que la humanidad fuera fructífera al
tener hijos y también que fuera fructífera en otro sentido: al descubrir, inventar y trabajar, al
ser productiva y reproductiva, al llenar la tierra y al desarrollar sus recursos.
Ahora hay miles de millones de portadores de la imagen de Dios en la tierra,
y constantemente estamos haciendo nuevos descubrimientos y generando inventos fructíferos
que hacen un uso más completo del mundo que nos rodea. Hemos descubierto que las
plantas son buenas para comer, y siempre estamos encontrando maneras de hacerlas crecer
en cantidades mayores que nunca antes. Hemos desarrollado el ganado doméstico, que nos
proporcionan leche, carne, cuero, lana y otras cosas. Convertimos hierbas comunes en
medicinas, moldes en antibióticos. Hemos tomado al petróleo, que una vez era nada más que
pegajosa suciedad negra en el suelo, y lo convertimos en algo que alimenta nuestros autos y
calienta nuestras casas. A partir de simple arena, hemos fabricado microchips de silicón para
computadoras.
Hemos aprovechado el fuego y la electricidad. Hemos inventado luces que hacen que
nuestras casas sean tan luminosas como el día después de que se pone el
sol. Hemos pasado de caminar a montar, de nadar a navegar, de barcos de vapor a
transatlánticos, de carruajes tirados por caballos a locomotoras a automóviles, y ahora incluso
podemos volar. Hemos descubierto ondas electromagnéticas; enviamos satélites al
espacio; usamos teléfonos para hablar con personas lejanas y televisores para ver eventos
lejanos. Hemos inventado relojes para medir el tiempo, por lo que podemos coordinar
reuniones, líneas de montaje, horarios de aerolíneas y quién sabe qué más. Hemos ideado
algo llamado dinero, que nos ayuda a intercambiar bienes y servicios; creamos bancos, bolsas
de valores y otras formas de reunir capital. Nuestros inventores e investigadores y nuestros
líderes empresariales siguen buscando nuevas cosas para proporcionárselas a las personas y
mejores formas de hacerlo.
Todo esto fluye a partir de la poderosa palabra de Dios a nuestros primeros padres para ser
fructíferos y someter a la tierra. Él hizo una creación rica y nos dio mucho poder sobre esa
creación. No siempre hemos usado nuestro poder apropiadamente, pero el hecho es que lo
tenemos, y lo tenemos porque Dios nos lo ha dado.
Dios es quien nos ha dado la capacidad de pensar, planificar y trabajar, y es él quien nos ha
dado un mundo que explorar y desarrollar en primer lugar. No hemos creado la materia y la
energía; no inventamos la gravedad o la energía electromagnética; no diseñamos átomos,
moléculas o cromosomas. No hacemos que el sol brille; no hacemos que el viento sople; no
hacemos que el mundo gire. Dios hace todo esto. Pero Dios ha elegido llevar a cabo parte de
su trabajo creativo a través de nosotros mientras tratamos de aprovechar el potencial que está
en la creación que nos rodea y la capacidad creativa que él ha colocado dentro de
nosotros. Dios quiere que seamos fructíferos.
Semejantes a Dios, Conectando con Otros
¿Por qué Dios no nos creó de tal manera que nunca tuviéramos que trabajar? Si él hubiera
deseado, podría habernos dado un suministro automático de alimentos que no requiriera
trabajo. Dios podría haber construido hogares para nosotros que no requirieran ningún
esfuerzo humano. Dios podría haber arrojado nuevos inventos en nuestros regazos cada
pocos años sin ninguna investigación o trabajo de nuestra parte. Dios podría habernos
diseñado para ser perezosos y estar sentados, comiendo sin hacer otra cosa o no lograr nada
nuevo, y podría haber diseñado el mundo para que éste revelara su potencial secreto sin
ningún estudio y produjera un invento tras otro sin ningún esfuerzo humano. Dios podría
haberlo hecho de esa manera, pero no lo hizo. Quería hacernos a su imagen, y como parte de
ser como Dios, estamos diseñados para crear, trabajar y encontrar satisfacción al hacerlo. No
estamos diseñados para ser un montón de personas que no hacen nada. Dios nos hizo para
ser trabajadores creativos.
Tampoco estamos diseñados para ser completamente independientes entre nosotros. Dios
podría habernos creado para que cada persona tuviera su propio mundo privado. En ese
caso, cada persona nacería adulta sin necesidad de que los padres hicieran el trabajo duro de
criar a los hijos. Cada persona contaría con todos los talentos sin necesidad de las habilidades
de otras personas. Cada persona tendría energía ilimitada para hacer todos los trabajos
necesarios sin cansarse. Imagínate: solo tú, en tu propio planeta personal, haciendo todo por
ti mismo, sin necesitar el trabajo de nadie más, mientras que otras personas, cada una en otro
mundo privado, no necesitarían tu trabajo. Dios pudo habernos hecho de esa manera,
pero no lo hizo. Hizo un mundo con muchas personas diferentes con diversas habilidades, en
el que cada uno necesita el trabajo de los demás y donde el propio trabajo beneficia a los
demás. En el diseño de Dios, las personas no son autosuficientes. Dios nos ha unido al
darnos a cada uno de nosotros las necesidades que solo otras personas pueden encontrar y
al darnos a cada uno oportunidades para satisfacer las necesidades de los demás.
Aquí, entonces, hay dos grandes hechos acerca del trabajo: primero, que nuestro trabajo está
diseñado por Dios para ser una expresión de la propia obra de Dios para crear y cuidar su
mundo; segundo, que nuestro trabajo está diseñado por Dios para conectar a las personas
entre sí y beneficiarse mutuamente. Junta estos dos hechos, y está claro que cada vez que
una persona trabaja en algo que vale la pena, Dios mismo está trabajando. Somos
compañeros de trabajo de Dios en la creación, sus socios en la providencia, sus manos
manteniendo juntos a los humanos.
¿Sólo un Conserje?
Esto significa que cada forma de trabajo honesto y útil es honorable. Tiene dignidad y valor. Si
tu trabajo es obra de Dios, ¿cómo podría no tener dignidad? Si tu trabajo ayuda a otros,
¿cómo podría no tener valor?
Tal vez has estado midiendo tu trabajo solo en términos de estatus y dinero. Si tu
trabajo no implica un título lujoso o un ingreso alto, puede sentirse bastante bajo. Puedes
decir: "Solo soy un conserje" o "Solo un soy una secretaria" o "Solo soy un trabajador de
fábrica" o "Solo soy una mesera" o "Solo soy una ama de casa." Puedes sentirte avergonzado
porque no tienes una posición bien remunerada y de alto prestigio. ¡Pero abre tus ojos! Mira tu
trabajo de la manera en la que Dios lo mira. Trabaja con el entusiasmo y la energía de una
persona a través de la cual Dios mismo está logrando algo importante,
algo que verdaderamente beneficia a la humanidad.
En nuestra sociedad, los médicos generalmente ganan más dinero y reconocimiento que los
conserjes o las secretarias. Me alegra que haya médicos, pero los médicos no son
suficientes. A menos que haya gente que limpie las oficinas de los médicos y que los
hospitales sean impecables, muchas personas se enfermarán debido a condiciones
insalubres. A menos que hubiera secretarias que programaran citas, procesaran documentos
y lidiaran con reclamaciones de seguros, los médicos estarían tan abrumados con estos
detalles que no podrían ayudar a casi tantos pacientes y ni siquiera podrían ejercer su práctica
en absoluto. El trabajo de Dios para restaurar la salud involucra no solo a los médicos sino
también a todas las personas que hacen efectivo el trabajo de un médico.
Las personas se necesitan mutuamente y necesitan el trabajo de los demás. Si trabajas en un
empleo bien remunerado y de alto prestigio, no te enorgullezcas de reconocer cuánto
dependes del trabajo de los demás. Si trabajas en un trabajo mal pagado y de bajo
prestigio, no te sientas tan mal como para no ver el valor de tu propio trabajo. Todo trabajo
que vale la pena es honorable.
Cuando el Trabajo es una Molestia
Hasta ahora, esto puede parecer demasiado idealista. El trabajo no siempre se siente
honorable; a veces se siente humillante. El trabajo no siempre se siente divino; a menudo es
una molestia. Hemos estado viendo el trabajo a la luz del diseño original de Dios para
éste. Enfrentemos también las cosas que han salido mal a causa del pecado. Cuando las
primeras personas, Adán y Eva, se rebelaron contra Dios, el Señor le dijo a Adán que una
maldición afectaría su trabajo y lo haría más difícil y menos agradable de lo que hubiera sido
de otra manera. Los efectos de la maldición del pecado todavía están con nosotros en la
actualidad.
La incomodidad, la frustración y el aburrimiento pueden afectar incluso el trabajo que es
obviamente valioso. El trabajo de un fontanero es importante, pero las tuberías de conexión y
las aguas residuales con olor no siempre son emocionantes. Un trabajador de fábrica puede
ayudar a construir un producto útil, pero hacer lo mismo día tras día puede envejecer. Una
oficina corporativa puede proporcionar servicios importantes, pero el trabajador de oficina
cuyo trabajo es ingresar nombres e información en una computadora hora tras hora puede
cansarse de ello. Voltear hamburguesas o lavar los platos puede ser un trabajo honorable que
beneficie a los demás, pero eso no significa que siempre sea emocionante o
divertido. Trabajar como consultor o en ventas puede ser útil al ayudar a las personas a
descubrir algo bueno que de otro modo podrían haberse perdido, pero todo ese viaje puede
ser tedioso.
La maldición del pecado hace que el trabajo sea más difícil y aburrido, y el pecado afecta no
solo el trabajo en sí mismo sino también la forma en que las personas se relacionan entre
sí. Los empleadores pueden maltratar a los trabajadores y pagarles menos de lo
que valen. Los empleados pueden no interesarse por aquellos para quienes trabajan, y
volverse perezosos, descuidados y lograr menos de lo que deberían. También puede haber
muchas disputas en el lugar de trabajo, por lo que es un lugar miserable.
El pecado también causa que un poco de trabajo y esfuerzo sea orientado hacia la dirección
equivocada. Individuos e incluso empresas enteras pueden dedicar sus esfuerzos a comerciar
drogas, vender pornografía, desfalcar a las personas a través del juego, matar bebés por
nacer, tratar de clonar humanos, y así sucesivamente. Es cierto que cada vez que una
persona trabaja en algo que vale la pena, Dios mismo está trabajando, pero también es cierto
que cada vez que alguien trabaja en algo perverso, Satanás está trabajando. Satanás tiene
muchos compañeros de trabajo en casinos, clínicas de aborto y laboratorios de investigación
de embriones. El pecado tuerce nuestros talentos dados por Dios al servicio de los
demonios. Las habilidades que deberían ayudar a otras personas son utilizadas para dañar a
los demás.
Ahora, si el pecado le ha hecho tanto daño al mundo del trabajo, ¿cómo deberías
responder? Puede ser tentador decir que cualquiera que haya sido el diseño original de
Dios para el trabajo, es mejor que te olvides de él ahora que las cosas se encuentran en mal
estado. Lo mejor sería simplemente establecerse en una rutina sombría de caminar
trabajosamente rumbo al trabajo que no te gusta, estar rodeado de gente que no te gusta, y
hacer todo lo que tengas que hacer. Incluso puedes decidir que si todo el mundo está podrido
de todos modos, también podrías hacer cosas podridas y tratar de hacerte rico sin
preocuparte por si le estás haciendo más daño o mal a otras personas.
Una Mejor Forma
Pero hay una mejor forma. En lugar de adoptar una actitud negativa hacia el trabajo, cree que
tus habilidades, tu energía y tus oportunidades son regalos de tu Creador para ser
usados para su gloria y para el bien de los demás. Admite que has usado mal los dones de
Dios y que no has cumplido con la voluntad de Dios para ti, y pídele al Señor que te perdone y
que te ayude a cambiar. Jesucristo vino al mundo no solo para salvar almas para la
eternidad, sino también para marcar la diferencia en la vida cotidiana, incluido el mundo del
trabajo. La sangre de Jesús es más que suficiente para pagar tu pasado pecaminoso, y su
Espíritu Santo es más que suficientemente fuerte como para llevarte hacia un futuro mejor en
todo lo que haces. Cuando Jesús te acepta y tu Espíritu vive en ti, puedes experimentar más y
más lo que es trabajar para él.
Esto es cierto incluso si estás trabajando para alguien con quien preferirías no estar
trabajando o haciendo algo que no es tu actividad favorita. La Biblia les hablaba a las
personas que estaban atrapadas en la peor situación de trabajo de todas, los esclavos, y les
dijo a estos esclavos Cristianos: "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el
Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia,
porque a Cristo el Señor servís" (Colosenses 3:23-24). ¿Eso significaba que la esclavitud era
buena? No, en otro lugar la Biblia les decía a los esclavos: "si puedes hacerte libre, procúralo
más" (1 Corintios 7:21). Aun así, a pesar de que el sistema de esclavitud era malo, trabajar
para hacer algo útil todavía era algo bueno. Aquellos que estaban atrapados en el sistema de
la esclavitud aún podían trabajar con un sentido real de servir a Cristo y de realizar tareas
importantes. No siempre puedes elegir tu línea de trabajo--los esclavos seguramente no
podían--pero puedes elegir tu actitud y elegir para quién trabajas realmente: "porque a Cristo
el Señor servís".
Cuando confías en Jesús, comienzas a ver todo, incluso el trabajo, desde el punto de vista de
Dios. Empiezas a hacer las cosas de la manera en que las harías si estuvieras trabajando
para Dios mismo o si Dios mismo estuviera trabajando en ti, porque eso es exactamente lo
que está sucediendo. No importa en qué estés trabajando, siempre que produzca algo útil, es
obra de Dios, y tu actitud debe estar determinada por el propósito de Dios, no por la actitud del
mundo pecaminoso hacia el trabajo.
El trabajo humilde a veces puede pasar desapercibido, pero aún puede ser más importante
que ciertos trabajos de prestigio. Los chicos que sacan la basura de la acera frente a mi casa
están haciendo un trabajo más importante que un ejecutivo exitoso en una compañía que
hace lápiz labial y sombra de ojos, y ciertamente están haciendo un mejor trabajo que los
millonarios que dirigen compañías de tabaco y de licores. Una supermodelo hermosa puede
obtener más riqueza y fama que la mayoría de las mujeres, pero ¿qué es lo que realmente
logra? Ella se pavonea y posa para despertar la envidia en las mujeres y la lujuria en los
hombres. Eso puede ayudar a la compañía que la contrató para vender cosas, pero no logra el
trabajo de Dios. Una maestra de escuela común o una ama de casa que obtiene mucho
menos dinero y fama está haciendo algo mucho más valioso que la modelo. Cuando confías
en Cristo y trabajas para él, ves tu trabajo por lo que realmente vale, no solo por lo que un
estándar distorsionado y pecaminoso dice que vale la pena.
Cada vez que una persona trabaja en algo que vale la pena, Dios mismo está
trabajando. Confía en Jesús como Señor y Salvador. Cree en el Señor Dios como el Creador y
Proveedor que ordeña vacas, arregla autos, prepara comidas, acarrea la basura y hace un
millón de otras cosas a través de trabajadores humanos. Luego haz tu propio trabajo como un
llamado divino, y velo como tu oportunidad diaria de practicar la presencia de Dios.
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.

Haciendo de un Trabajo de Pesadilla un Trabajo de Ensueño


Haciendo de un Trabajo de Pesadilla un Trabajo  Ensueño 
Por David Feddes

Trabajo de pesadilla
• El jefe te trata como una cosa, no como una persona.
•  La remuneración es baja; siempre estás en la quiebra.
• Las promociones no están disponibles para ti.
• La sanción es irracional e injusta.
• Las tareas son cansinas e inútiles.
• El estatus es inferior al de cualquiera.
• Atascado con ningún otro empleo disponible.
¡Te sientes como un esclavo!

Trabajo de ensueño
·       El jefe es perfecto y te ama.
·       El salario te conduce hacia una parte de todo.
·       Las promociones son ilimitadas.
·       La sanción es justa y basada en hechos.
·       Las tareas son interesantes e importantes.
·       El estatus es tan alto como cualquiera.
·       Seguridad sin peligro de perder tu puesto.
¡Te sientes como de la realeza!

Tu trabajo de pesadilla puede convertirse en el trabajo de tus sueños.


• Una nueva visión de tu trabajo puede convertir un trabajo de pesadilla en un trabajo de
ensueño.
• Esta nueva visión viene cuando obtienes un nuevo jefe y un nuevo tú.
• Si tu nuevo jefe es Jesús, trabaja de todo corazón y espera Su recompensa.
 
Colosenses 3:22 Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo,
como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. 23 Y
todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24
sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor
servís. 25 Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción
de personas.
 4:1 Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros
tenéis un Amo en los cielos.
Efesios 6:5 Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez
de vuestro corazón, como a Cristo; 6 no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los
hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; 7 sirviendo
de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, 8 sabiendo que el bien que cada uno
hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. 9 Y vosotros, amos, haced con ellos lo
mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y
que para él no hay acepción de personas.
Trabajadores dispuestos
• Obedecen órdenes. Haz lo que diga tu jefe.
     * "obedeced en todo a vuestros amos terrenales" (Col 3:22).
     * "obedeced a vuestros amos terrenales" (Efesios 6:5).
• Con Iniciativa Propia. La excelencia se energiza interiormente cuando nadie está mirando
(no "servicio visible").
     * "Con corazón sincero... hacedlo de corazón" (Col 3:22-23)
     *  "De corazón... haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad" (Ef 6:6-7)

El nuevo tú
• Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra... Porque habéis muerto, y vuestra
vida está escondida con Cristo en Dios (3:2-3).
• Nuevo... ni siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos... soportándoos unos a otros,
y perdonándoos unos a otros... vestíos de amor... y la paz de Dios gobierne en vuestros
corazones (3:9-15)
• Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor
Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. (3:17)

Trabajo de pesadilla
• El jefe te trata como una cosa, no como una persona.
•  La remuneración es baja; siempre estás en la quiebra.
• Las promociones no están disponibles para ti.
• La sanción es irracional e injusta.
• Las tareas son cansinas e inútiles.
• El estatus es inferior al de cualquiera.
• Atascado con ningún otro empleo disponible.
¡Te sientes como un esclavo!

Cambia tu perspectiva, incluso si no puedes cambiar tu trabajo.


20 Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede.  21 ¿Fuiste llamado siendo
esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. 22 Porque el
que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado
siendo libre, esclavo es de Cristo. 23 Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de
los hombres. (1 Cor 7:20-23)

Trabajo de ensueño
·       El jefe es perfecto y te ama.
·       El salario te conduce hacia una parte de todo.
·       Las promociones son ilimitadas.
·       La sanción es justa y basada en hechos.
·       Las tareas son interesantes e importantes.
·       El estatus es tan alto como cualquiera.
·       Seguridad sin peligro de perder tu puesto.
¡Te sientes como de la realeza!

El jefe es perfecto y te ama.


• ... Temiendo a Dios… como para el Señor y no para los hombres... a Cristo el Señor
servís." (Col 3, 22-24)
• ... Como siervos de Cristo... sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres.
(Efesios 6:6-7)
• Ya no os llamaré siervos... pero os he llamado amigos. (Juan 15:15)
 
Salario: una parte de todo
• ... Del Señor recibiréis la recompensa de la herencia (Col 3:24).
• El bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre (Ef 6:8).
• Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de
tu señor. (Mateo 25:21)
 
Promociones: ilimitadas
• Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez
ciudades. (Lucas 19:17)
• Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono. (Ap 3:21).
• Reinará por los siglos de los siglos. (Ap 22:5).

Sanciones: justas y basadas en hechos.


Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de
personas. (Col 3:25).
Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de
ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas. (Efesios 6:9).
Éste [Dios] [nos disciplina] para lo que nos es provechoso, para que participemos de su
santidad. (Hebreos 12:10)
 
Tarea: caminar en los pasos de Jesús
18 Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y
afables, sino también a los difíciles de soportar. 19 Porque esto merece aprobación, si alguno
a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. 20 Pues
¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno
sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. 21 Pues para esto
fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para
que sigáis sus pisadas. (1 Pedro 2:18-21)

Tarea: ganar a otros para Cristo


• Si eres un Cristiano que trabaja para un jefe no Cristiano, compadécete de tu jefe, no de ti
mismo. El infierno eterno es peor que años de esclavitud.
• Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean
respondones; no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la
doctrina de Dios nuestro Salvador. (Tito 2:9-10).
• Tu trabajo: hacer atractiva la verdad Cristiana para tu jefe incrédulo y para tus
compañeros de trabajo.

Tarea: beneficiar a los demás


Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor,
para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina. Y los que tienen amos
creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son
creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. (1 Timoteo 6:1-2)

Estatus: tan alto como el de cualquiera


• "Uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos." (Jesús en Mateo 23:8).
• Donde no hay… siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. (Col 3:11).
• No hay esclavo ni libre... porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. (Gal 3:28).
• Filemón debía recibir a Onésimo "no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como
hermano amado." (Filemón 16)

Seguridad: sin peligro de perder tu puesto


• Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto
os digo que sobre todos sus bienes le pondrá. (Mateo 24:46-47)
• Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor
siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. (1 Corintios 15:58)

Trabajo de ensueño
·       El jefe es perfecto y te ama.
·       El salario te conduce hacia una parte de todo.
·       Las promociones son ilimitadas.
·       La sanción es justa y basada en hechos.
·       Las tareas son interesantes e importantes.
·       El estatus es tan alto como cualquiera.
·       Seguridad sin peligro de perder tu puesto.
¡Te sientes como de la realeza!

Guía de Estudio: La Edad de la Irracionalidad


La Edad de la Irracionalidad
I.             El optimismo de los antiguos filósofos humanistas:
La unidad y el verdadero conocimiento de la realidad definidos como comenzando únicamente
por el hombre.
 
II. Cambio de la Filosofía Moderna.
A.             El siglo XVIII como la vertiente vital.
B.             Rousseau: ideas e influencia.
1.             Rousseau y la libertad autónoma.
2.             El enfrentamiento de la libertad personal y de la necesidad social en Rousseau.
                3.             La influencia de Rousseau.
a)            Robespierre y la ideología del Terror.
b)            Gauguin, la libertad natural, y la desilusión.
C.             DeSade: Si la naturaleza es lo absoluto, la crueldad, equivale a la no crueldad.
D.             Tensión imposible entre la libertad autónoma y la conclusión de las razones
autónomas de que el universo y las personas son una parte de la máquina cósmica total.
E.             Kant, Hegel y Kierkegaard y sus seguidores buscaron una unidad, pero no
solucionaron el problema.
1.             Después de estos hombres y sus seguidores, se produjo una ruptura absoluta entre
el área de significado y los valores, y el área de la razón.
2.             Ahora la filosofía humanística ve la razón como siempre conduciendo al
pesimismo; cualquier esperanza de optimismo radica en la irracionalidad.
 
III. El Existencialismo y la Irracionalidad
A.             Existencialismo francés.
1.             Separación total de la razón y de la voluntad: Sartre.
2.             No es posible vivir de forma coherente con esta posición.
B.             Existencialismo alemán.
1.             Jaspers y la "experiencia final".
2.             Heidegger y la angustia.
C.             Influencia del existencialismo.
1.             Como una filosofía formal, está disminuyendo.
2.             Como una actitud generalizada, domina el pensamiento moderno.
 
IV. Formas de Popularización de la Experiencia Irracional
A.             Experiencia de las drogas.
1.             Aldous Huxley y la "verdad dentro de la cabeza".
2.             La influencia de los grupos de rock en la difusión de la cultura de las drogas; el rock
psicodélico.
B.             Experiencia religiosa Oriental: del viaje de las drogas al viaje religiosa Oriental.
C.             El ocultismo como base para la "esperanza" en la esfera de la irracionalidad.
 
V. Liberalismo Teológico y Existencialismo
A.             Preparación para el existencialismo teológico.
1.             El intento del Renacimiento de "sintetizar" a los filósofos griegos y al Cristianismo;
intento de los religiosos liberales de "sintetizar" la Ilustración y el Cristianismo.
2.             Los liberales religiosos negaban lo sobrenatural, pero aceptaban la razón.
3.             La demolición de Schweitzer del objetivo liberal para separar lo natural de lo
sobrenatural en el Nuevo Testamento.
B.             Existencialismo teológico.
1.             El fracaso intelectual de la teología racionalista abrió la puerta para el
existencialismo teológico.
2.             Barth trajo la metodología existencial a la teología.
a)            La enseñanza de Barth dirigió a teólogos que dijeron que la Biblia no es verdadera
en las esferas de la ciencia y de la historia, pero ellos, sin embargo, buscan una experiencia
religiosa.
b)            Para muchos seguidores de esta teología, la Biblia no brinda absolutos en cuanto a
lo que es correcto o incorrecto en el comportamiento humano.
3.             Existencialismo teológico como un cul-de-sac.
a)            Si la Biblia está separada de su enseñanza sobre el cosmos y sobre la historia, sus
valores no pueden ser aplicados a una situación histórica en la moral o en la ley; los
pronunciamientos teológicos sobre la moral o sobre la ley son arbitrarios.
b)            Ninguna forma de explicar el mal o de distinguir el bien del mal. Por lo tanto, estos
teólogos están en la misma posición que los filósofos Hindúes (como lo ilustra Kali).
c)            Tillich, la oración como reflexión y la falta de vida de "dios".
d)            Palabras religiosas utilizadas para la manipulación de la sociedad.
 
VI. Conclusión
Con aquello que Cristo y la Biblia enseñan, el hombre puede tener vida en vez de muerte--al
tener un conocimiento que es más de lo que el hombre finito puede tener por sí mismo.
 
Preguntas
1.            ¿Cuál es la diferencia entre los teólogos y los filósofos de la tradición racionalista y
los de la tradición existencialista?
2.             "Si la iglesia primitiva hubiera adoptado una teología existencialista, habría sido
absorbida por el Panteón de Roma". No fue así. ¿Por qué no?
3.             "Es cierto que la teología existencialista es ajena a la religión bíblica. Pero la religión
bíblica fue el producto de una cultura particular y, aunque fue útil para las sociedades en la
misma corriente cultural, ya no es adecuada para una época en la que todo un mundo de
culturas requiere un denominador religioso común. El existencialismo religioso proporciona
esto, sin perder el instinto universal de lo sagrado. "Estudia cuidadosamente esta afirmación.
¿Qué suposiciones traiciona?
4.             ¿Puedes aislar las actitudes y tendencias en ti, en tu iglesia y en tu comunidad que
reflejan la "metodología existencialista" descrita por el Dr. Schaeffer?
 
Eventos y Personas Clave
Rousseau: 1712-1778
Kant: 1724-1804
Marqués de Sade: 1740-1814
El Contrato Social: 1762
Hegel: 1770-1831
Kierkegaard: 1813-1855
Paul Gauguin: 1848-1903
¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos?: 1897-1898
Albert Schweitzer: 1875-1965
La Búsqueda del Jesús Histórico: 1906
Karl Jaspers: 1883-1969
Paul Tillich: 1886-1965
Karl Barth: 1886-1968
Martin Heidegger: 1889-1976
Aldous Huxley: 1894-1963
J.P. Sartre: 1905-1980
Sergeant Pepper de los Beatles: 1967
 
Estudio Adicional
A menos que ya estés familiarizado con ellos, tómate el tiempo de escuchar los discos de los
Beatles, así como también los discos producidos por otros grupos de ese momento.
Albert Camus, El Extranjero (1942).
Aldous Huxley, Las Puertas de la Percepción (1954).
Rousseau, El Contrato Social (1762).
J.P. Sartre, Náusea (1938).
Paul Tillich, La Valentía de Ser (1952).
Siguiendo a Rousseau, la exageración de las delicias, y el patetismo de la naturaleza y de la
experiencia que marca que el Romanticismo puede ser muestreado, por ejemplo, en los
poemas de Wordsworth, las pinturas de Casper David Friedrich y las canciones de Schubert.
J.G. Fichte, Discursos a la Nación Alemana (1968).
J.W. von Goethe, Las Penas del Joven Werther (1962).
Erich Heller, La Mente Desheredada (1952).

La Perspectiva Existencial: Ser Bueno (Articulo)


INTRODUCCIÓN
Durante la edad media, filósofos y científicos coincidieron a veces en una práctica llamada
alquimia. Ésta era un intento por convertir los metales baratos, como el plomo, en metales
valiosos, como el oro. Obviamente, los alquimistas sabían que el plomo podía disfrazarse para
que pareciera oro, o mezclarse con otras substancias para que pareciera oro. Pero también
sabían que para que el plomo tuviera de verdad las cualidades del oro, había que cambiar su
naturaleza fundamental. Tendría que volverse oro realmente. Bien, algo parecido pasa
también con las personas. Nuestras palabras, pensamientos y acciones están
inseparablemente relacionados con nuestra naturaleza fundamental. Por lo tanto, así como el
plomo no puede tener realmente las propiedades del oro, las personas con naturalezas
corruptas no pueden producir obras que sean verdaderamente buenas. Nuestras acciones
siempre reflejan nuestro ser.
Ésta es la octava lección en nuestra serie Cómo Tomar Decisiones Bíblicas, y la hemos
titulado La Perspectiva Existencial: Ser Bueno. En esta lección sobre ser bueno,
empezaremos nuestro estudio de la perspectiva existencial mirando la relación entre la
bondad y nuestro ser, enfocándonos en cómo la bondad se relaciona con lo que somos.
Como usted recordará, en estas lecciones nuestro modelo para tomar decisiones bíblicas ha
sido que:
El juicio ético implica la aplicación de la palabra de Dios a una situación por una persona.

Este modelo da énfasis a tres aspectos esenciales de todas las preguntas sobre la ética, es
decir, la Palabra de Dios, la situación y la persona que toma la decisión.
Estos tres aspectos del juicio ético corresponden a las tres perspectivas con que hemos
enfocado los problemas éticos a lo largo de estas lecciones. La perspectiva normativa da
énfasis a la Palabra de Dios y hace preguntas como ¿Qué revelan las normas de Dios sobre
nuestro deber? La perspectiva circunstancial se enfoca en los hechos, metas y medios de la
ética, y hace preguntas sobre ¿Cómo podemos alcanzar las metas que agradan a Dios? Los
centros de la perspectiva existencial en los seres humanos, las personas que toman
decisiones éticas, plantean preguntas sobre ¿Cómo debemos cambiar para agradar a Dios? y
¿Qué tipo de personas le agradan? Esta perspectiva existencial nos mantendrá ocupados por
el resto de las lecciones de esta serie.
Como lo mencionamos en una lección anterior, el término existencial se ha usado de maneras
diferentes por varios filósofos. Pero en estas lecciones, usaremos el término para referirnos a
los aspectos humanos de preguntas éticas. Así que, bajo el título de la perspectiva existencial,
nos enfocaremos en asuntos como nuestro carácter, nuestra naturaleza, los diferentes tipos
de personas que somos y que debemos ser.
En esta lección en particular, nos preocuparemos por lo que significa para una persona, ser
bueno. Todos sabemos que incluso los peores delincuentes a veces hacen cosas que son
buenas. Pero realmente es otra cosa que una persona sea buena. Ser bueno, tiene que ver
más con nuestras identidades, compromisos y motivaciones - los tipos de cosas que la Biblia
describe como el corazón de una persona.
En esta lección sobre ser bueno estudiaremos la relación entre, ser y bondad, en términos de
tres etapas básicas de la historia bíblica. Primero, hablaremos sobre el periodo de la creación,
viendo la propia bondad de Dios y el hecho de que los seres humanos éramos inherentemente
buenos cuando Dios nos creó inicialmente. Después, pasaremos al periodo de la caída,
analizando cómo el pecado dañó la bondad de la humanidad. Y por último, hablaremos del
periodo de la redención, cuando Dios restaura a aquéllos que le son fieles y les da el poder de
la bondad. Comencemos con la creación, es decir aquel momento cuando al buen Creador le
plació hacer un mundo bueno y poblarlo con seres humanos buenos.

CREACIÓN
Nuestro estudio sobre la bondad en el momento de la creación se dividirá en dos partes.
Primero, hablaremos de Dios y su bondad, explicando el hecho de que toda la verdadera
bondad moral tiene sus raíces en el propio Dios. Y segundo, describiremos cómo Dios creó la
humanidad para reflejar su bondad. Así que en este momento, veamos la bondad personal de
Dios.

Dios
Conforme analicemos la idea de que la bondad tiene sus raíces en Dios, empezaremos
enfocándonos en el ser de Dios, viendo particularmente su carácter. Y luego, nos
enfocaremos en un aspecto específico de su carácter, lo que será su bondad moral.
Comenzaremos con una breve explicación sobre el ser de Dios.
Ser
Hay innumerables cosas que las Escrituras dicen sobre el ser de Dios, pero para nuestros
propósitos nos enfocaremos en la relación entre sus atributos esenciales y su persona.
Simplificando, los atributos de Dios son inseparables de su persona; estos definen quién es Él.
Ésta es una razón por la que los autores de las Escrituras normalmente describen e incluso
llaman a Dios según sus atributos. Por ejemplo, se le llama el "Padre de misericordias" y "Dios
de toda consolación" en 2 de Corintios capítulo 1 versículo 3. Él es "Dios Omnipotente" en
Ezequiel capítulo 10 versículo 5; el "Dios de Justicia" en Malaquías capítulo 2 versículo 17; y
el "Dios de Paz" en Hebreos capítulo 13 versículo 20. Él es el "Santísimo" en Proverbios
capítulo 9 versículo 10; y el "Rey de Gloria" en Salmo 24 versículos 7 al 10.
La lista podría seguir sin parar, pero el punto importante es este: al identificar los atributos de
Dios de esta manera, los autores de las Escrituras estaban enseñándonos sobre Dios como
una persona; estaban describiendo su carácter fundamental. Por ejemplo, cuando David llamó
al Señor el "Rey de Gloria" en Salmo 24, no solo quiso decir que Dios tiene una cierta cantidad
de gloria, o que Dios a veces es glorioso. Más bien, él quiso decir que la gloria de Dios es un
aspecto crítico del carácter del Señor, que es inseparable de su persona y una parte
fundamental de su ser.
Al considerar el ser de Dios, es importante recordar que todos los atributos esenciales de Dios
son inmutables, esto es que nunca pueden cambiar. Por ejemplo, Dios no puede ser santo un
día y otro día no. Él no puede ser todo poderoso y el que todo lo sabe algunas veces, y otras
veces estar limitado en su poder y conocimiento.
La Escritura enseña esto en muchos lugares, como en Salmo 102 versículos 25 al 27,
Malaquías capítulo 3 versículo 6, y Santiago capítulo 1 versículo 17. Pero por cuestiones de
tiempo, veamos sólo uno de éstos.
Escuche las palabras de Santiago en el libro de Santiago capítulo 1 versículo 17:
El Padre que creó las lumbreras celestes…no cambia como los astros ni se mueve como las
sombras. (Santiago 1:17 [NVI])

A pesar de todos los cambios que existen en la creación, podemos tener la seguridad de que
Dios no cambia lo que él es. Hoy, Dios es la misma persona con los mismos atributos
esenciales que era antes de que él creara el mundo. Él seguirá siendo la misma persona por
siempre.
Una vez que hemos hablado del ser de Dios, estamos listos para pasar a la bondad que Dios
posee en él y de él.
Bondad
Cuando hablamos sobre la bondad de Dios en el contexto de la ética, tenemos en mente su
pureza y perfección moral. Como hemos visto en lecciones anteriores, Dios mismo es la
máxima norma de moralidad. No hay ninguna norma externa de bondad por la que él o
nosotros podamos ser juzgados. Más bien, cualquier cosa que forme parte de su carácter es
buena, y cualquier cosa que no forme parte de su carácter es mala.
1 de Juan capítulo 1 versículos 5 al 7, explica esta idea en términos de "luz". Allí Juan escribió
estas palabras:
Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y
andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él
está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de
todo pecado. (1 Juan 1:5 – 7)

En este pasaje, la luz es una metáfora de la verdad y pureza moral, mientras que la oscuridad
simboliza el pecado y las mentiras. Así que, como no hay oscuridad en Dios, Dios está
totalmente libre del pecado en todos los aspectos de su ser. En otras palabras, la bondad es
uno de los atributos esenciales de Dios.
Ahora, al pensar sobre la bondad de Dios con respecto a su ser, nos ayuda el pensar una vez
más en términos de las perspectivas. Usted recordará que en varias ocasiones a lo largo de
esta serie hemos hablado de la importancia de las perspectivas. Por ejemplo, nuestro modelo
incluye tres perspectivas: la perspectiva normativa, la perspectiva circunstancial (que a veces
es llamada situacional) y la perspectiva existencial. Y cada perspectiva nos muestra en su
totalidad la ética desde un punto de vista diferente.
Bien, de la misma manera sucede algo similar con los atributos de Dios. Pero debido a que
Dios tiene tantos atributos, es más útil pensar en ellos utilizando el término de una gema en
lugar del término de un triángulo.
Dicho de una manera simple, cada uno de los atributos de Dios es una perspectiva de todo su
ser. Cada uno de los atributos de Dios es dependiente de los otros y aceptado por los otros.
Por ejemplo, considere solamente tres de los atributos de Dios: la autoridad, la justicia y la
bondad. La autoridad de Dios es buena y justa. Es decir, es bueno y justo que Dios posea
esta autoridad, y él maneja su autoridad de una manera buena y justa. De manera similar, su
justicia tiene autoridad y es buena. Cuando Dios declara un juicio, este siempre tiene
autoridad y es bueno. Y de la misma manera, su bondad tiene autoridad y es justa. Su bondad
realza la justicia y bendice a aquéllos que son justos, y también marca la norma de autoridad
por la que toda la bondad se juzga.
Tradicionalmente, diferentes teólogos han hablado de la interrelación de los atributos de Dios
bajo el título de la simplicidad de Dios. Con este término, los teólogos quieren decir que Dios
no está compuesto de varias partes que no están relacionadas, sino que es un ser unificado
de integridad absoluta. O para utilizar nuestra ilustración de la gema, él no es una pieza de
joyería que contiene muchas gemas diferentes, sino una sola gema con muchas facetas.
Es importante entender este hecho porque significa que nada en el ser de Dios puede ir en
contra de su bondad ni ofrecernos seguir ninguna norma que vaya en su contra. Por ejemplo,
nunca podemos recurrir a la justicia de Dios para contradecir las implicaciones de su bondad.
En el carácter de Dios, si algo es justo, también es bueno. Y si es bueno, necesariamente es
justo. Sus atributos siempre están en armonía porque siempre describen la misma persona
unificada y consistente.
Una vez que hemos visto que toda la verdadera bondad moral está basada en el ser de Dios,
estamos listos para considerar el hecho de que Dios creó a la humanidad para que fuera
buena. Es decir, él nos creó para que reflejáramos su bondad personal.
Humanidad
La historia de la creación en Génesis capítulo 1 nos es familiar a la mayoría de los cristianos.
Sabemos que Dios creó los cielos y la tierra, moldeándolos para darles forma. Y sabemos que
la llenó de habitantes para que no estuviera vacía. Y claro, la culminación de la semana
creativa fue la creación de la humanidad en el sexto día.
Escuche las palabras de Moisés en Génesis capítulo 1 versículos 27 al 28:
Y creó Dios al hombre a su imagen…varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo:
Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las
aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. (Génesis 1:27 – 28)

Nuestro estudio sobre la bondad de la humanidad se enfocará en tres detalles de la creación


de la humanidad mencionados en los versículos que acabamos de leer. Primero,
consideraremos el hecho de que la humanidad se creó a la imagen de Dios, la representación
visible de Dios que describió su bondad. Segundo, hablaremos de la bendición a la
humanidad de parte de Dios. Y tercero, mencionaremos el mandato cultural que Dios asignó a
la raza humana. Empecemos con la imagen de Dios llevada por la humanidad en la creación.
Imagen
Como vimos en Génesis capítulo 1 versículo 27, Moisés escribió:
Y creó Dios al hombre a su imagen. (Génesis 1:27)

Ahora, cuando los teólogos hablan sobre la humanidad como la imagen de Dios, a menudo
hablan de atributos como la razón, la espiritualidad, la naturaleza moral, la inmortalidad y
nuestra rectitud original. Y es verdad que hasta cierto punto los seres humanos comparten
estos atributos en común con Dios.
Pero quizás una de las mejores maneras de entender la imagen de Dios es mirar cómo el
mundo antiguo concebía las imágenes. En los días que se escribió el Génesis, era común
para los reyes erigir estatuas y otras imágenes de ellos alrededor de sus reinos. Estas
estatuas debían ser tratadas con respeto porque substituían al rey. Les recordaba a las
personas que debían amarlo, honrarlo y obedecerle.
De una manera similar, Dios, el gran rey sobre toda la creación, designó a los seres humanos
para ser sus imágenes vivientes. Así que, cuando vemos a un ser humano, vemos una
imagen que nos recuerda a Dios. Y cuando les faltamos al respeto a los seres humanos
injustamente, deshonramos al Señor de quien ellos son imagen.
Considere, por ejemplo, Génesis capítulo 9 versículo 6, dónde Dios dio esta instrucción:
El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a
imagen de Dios es hecho el hombre. (Génesis 9:6)

La razón por la que los asesinos eran sentenciados a muerte no era sólo porque habían
tomado una vida humana, sino que habían agredido la imagen de Dios. Habían realizado un
ataque contra el honor del gran rey.
Y más allá de esto, el mundo antiguo asociaba también las imágenes divinas con el hijo
divino. Específicamente, se pensaba que los reyes antiguos eran imágenes de los dioses, así
como los hijos de los dioses. Así que, en Génesis, cuando Dios hizo a los hombres y mujeres
a su imagen, también declaró que la raza humana seríamos sus hijos en la realeza.
De hecho, éste es el papel de la humanidad como representantes y descendencia de Dios que
forma la base para muchas de las otras conclusiones que mostramos sobre nuestra bondad.
Porque Dios quería que nosotros fuéramos representantes e hijos, él nos creó con cualidades
que reflejaban sus propias perfecciones. Claro, la humanidad no era exactamente como Dios,
infinitamente perfecto en todos los sentidos. Pero nosotros fuimos creados sin falla y sin
pecado, conforme a la norma de su carácter. De esta manera, Dios estableció a la humanidad
con nuestro propio atributo de bondad, basado en nuestro mismo ser.
Esta perspectiva de la creación de la humanidad como la imagen de Dios se confirma con el
hecho de que Dios declaró una bendición a la humanidad.
Bendición
Una frase en Génesis capítulo 1 versículo 28, menciona un evento importante que tuvo lugar
cuando la humanidad fue creada. Como dice ahí,
Y los bendijo Dios. (Génesis 1:28)

Usted recordará que a lo largo de esta serie, nosotros hemos definido la ética cristiana como:
La teología, vista como un medio para determinar qué personas humanas, hechos y actitudes
reciben la bendición de dios y cuáles no.

Bajo esta definición, hemos definido "bueno", no sólo por lo que se refiere al carácter de Dios,
sino también por lo que se refiere a lo que él bendice y aprueba. Cualquier cosa que Dios
bendiga y apruebe es buena, y cualquier cosa que Dios maldiga y condene es mala.
Así que, cuando Dios bendijo a la humanidad en el momento de la creación, él dijo que la
humanidad era moralmente buena. Y es importante ver que Génesis no dice nada acerca de
que la humanidad haya hecho algo para ganarse esta bendición. Al contrario, la creación sólo
acababa de ser creada. Así que, Dios no les había dado la bendición por su conducta, sino
por su mismo ser. Dios bendijo a la humanidad porque tenía el atributo innato de la bondad.
Ahora que hemos visto a la humanidad como la imagen de Dios, y que hemos considerado la
bendición de Dios sobre la humanidad, debemos mencionar brevemente el mandato cultural
que Dios asignó a la raza humana.
Mandato Cultural
Como lo vimos anteriormente en esta lección, Génesis capítulo 1 versículo 28, nos habla del
mandato cultural de Dios a la humanidad. Aquí dice así:
Los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread
en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la
tierra. (Génesis 1:28)

Para mantener el papel de la humanidad como la imagen de Dios, Dios puso a la humanidad
para que fuesen sus reyes vasallos en la tierra; para llenarla, dominarla y gobernarla para su
gloria. Con esta asignación, Dios indicó que la humanidad no sólo era físicamente capaz de
lograr esta tarea, sino que era también moralmente capaz. De la manera que fuimos
originalmente creados, los seres humanos pudimos construir un reino santo y recto donde
Dios pudiera habitar. Y pudimos ministrar en la presencia manifestada del Señor sin ser
destruidos. Para hacer esto, Dios nos creó moralmente puros en nuestro ser, con el atributo
de la bondad y sin la corrupción del pecado. Y como resultado, pudimos escoger y actuar de
maneras moralmente buenas.
Vemos, entonces, que para Dios y para la humanidad, la bondad se enraizó en nuestro propio
ser. El ser de Dios es inmutable, y por consiguiente su bondad también es inmutable. Pero
tristemente, el ser de la humanidad cambió hacia lo peor. Dios nos creó con bondad innata.
Pero, como veremos, el pecado corrompió nuestro ser, de tal manera que dejó de ser una
fuente de bondad.
Ahora que hemos considerado la relación entre la bondad y el ser, como se manifestó en la
creación, estamos listos para pasar al periodo de la caída. Específicamente, veremos la
manera en la que el pecado dañó a la humanidad, y por lo tanto destruyó nuestra bondad.

CAÍDA
Todos conocemos la historia bíblica sobre la caída de la humanidad en pecado, que está en
Génesis, capítulo 3. Dios creó a Adán y Eva y los puso en el Jardín del Edén. Y aunque les
había dado una gran libertad en el Jardín, Dios también les había dado una prohibición
específica: ellos no debían comer el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal.
Pero claro, la serpiente tentó a Eva para que comiera del fruto, y ella lo hizo. Entonces ella le
dio del fruto a Adán, y él también lo comió. Y como resultado de la caída en el pecado, Dios
maldijo a Adán y a Eva con consecuencias severas que no sólo se aplicaron a ellos, sino
también a toda la raza humana que debía descender de ellos.
Mencionaremos tres consecuencias de la caída de la humanidad en el pecado. Primero,
hablaremos de la corrupción de nuestra naturaleza. Segundo, veremos que la caída hizo que
nuestra voluntad estuviera esclavizada al pecado, de tal manera que perdiéramos nuestra
habilidad para escoger y hacer las cosas moralmente buenas. Y tercero, hablaremos sobre las
formas en las que la caída afectó nuestro conocimiento, de tal manera que no fuéramos
capaces de reconocer totalmente la bondad moral. Comencemos con la corrupción de nuestra
naturaleza que ocurrió cuando la humanidad cayó en pecado.

Naturaleza
Cuando hablamos de la naturaleza de los seres humanos, tenemos en mente nuestro carácter
fundamental, es decir, los aspectos centrales de nuestro ser.
Como hemos visto, cuando Dios creó a Adán y a Eva, eran perfectos y puros. Todas sus
características y atributos eran buenos y agradables a Dios. Y por consiguiente, podemos
decir que la naturaleza humana era moralmente buena en el momento de la creación.
Pero en la caída, Dios maldijo a Adán y a Eva por su pecado. Y como parte de esta maldición,
cambió su naturaleza, y el carácter fundamental de la raza humana ya no sería moralmente
bueno sino moralmente malo.
En Romanos capítulo 5 versículos 12 y 19, Pablo escribió estas palabras sobre la maldición a
Adán:
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la
muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron…Por la desobediencia de un
hombre los muchos fueron constituidos pecadores. (Romanos 5:12 y 19)

Un pecado de Adán resultó en la caída de todos los seres humanos en el pecado. Y esta
maldición sobre la humanidad corrompió la naturaleza de cada uno de nosotros, llevándonos a
la muerte y al pecado.
Escuche Romanos capítulo 8 versículos 5 al 8, donde Pablo describió los efectos de la caída
de esta manera:
Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne…los designios de la carne
son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los
que viven según la carne no pueden agradar a Dios. (Romanos 8:5 – 8)
La naturaleza de la humanidad caída ha sido corrompida, por lo tanto ya no es moralmente
buena. Al contrario, nuestra naturaleza caída es mala. Nosotros deseamos el pecado.
Odiamos a Dios. Nos rebelamos contra su ley. No podemos agradar Dios. Y no podemos
obtener su aprobación o bendición.
Ya que hemos hablado de la corrupción de nuestra naturaleza, estamos listos para ver la
forma en la que la voluntad humana quedó esclavizada al pecado como consecuencia de la
caída.

Voluntad
Debemos comenzar dando una definición de voluntad. Normalmente, cuando los teólogos
hablan de nuestra voluntad, ellos tienen en mente nuestra facultad personal de decidir,
escoger, desear, esperar y pensar. Sencillamente, nuestra voluntad es lo que nosotros
usamos para tomar decisiones y opciones, así como para considerar cosas que nos gustaría
tener, hacer o experimentar.
Ahora, como el resto de nuestros atributos y facultades, nuestra voluntad refleja nuestra
naturaleza. Antes de la caída, la voluntad humana era perfecta, creada para reflejar a Dios y
su carácter, y con capacidad de pensar y escoger de maneras moralmente buenas. Pero
cuando vino la caída, la voluntad humana también obtuvo la capacidad de tomar opciones que
no agradaban a Dios.
Como ya hemos visto, en la caída Adán y Eva utilizaron su voluntad para escoger el pecado
en lugar de la lealtad a Dios. Y por lo tanto, Dios maldijo a la raza humana. Y una
consecuencia de esto fue que nuestra voluntad quedó corrompida, haciendo imposible para
nosotros el querer agradar Dios.
En Romanos capítulos 6 al 8, Pablo usa la metáfora de la esclavitud para describir esta
maldición sobre los deseos humanos. Él indicó que el pecado mora dentro de los seres
humanos caídos, esclavizando nuestra voluntad, de tal manera que siempre deseamos y
escogemos el pecado.
Escuche una vez más Romanos capítulo 8 versículos 5 al 8, dónde Pablo escribió estas
palabras:
Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne…los designios de la carne
son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los
que viven según la carne no pueden agradar a Dios. (Romanos 8:5 – 8)

El pecado controla a los seres humanos caídos, haciendo imposible que podamos someternos
a la ley de Dios o hacer algo que le agrade.
Ahora, esto no significa que nosotros ya no tenemos deseos o que ya no tomamos decisiones
genuinas. Al contrario, nosotros continuamos deseando y escogiendo conforme a nuestra
naturaleza. Pero como nuestra naturaleza ha sido corrompida, nosotros somos incapaces de
hacer algo que honre y glorifique a Dios. El pecado corrompe todo lo que pensamos, decimos
y hacemos.
Ahora, a primera vista esta evaluación de la humanidad caída puede parecer exagerada.
Después de todo, las personas pecadoras hacen cosas que ciertamente parecen ser buenas.
Bien, en un sentido sería tonto negar esto. Pero siempre debemos tener el cuidado de ver
más allá de lo superficial para entender el verdadero carácter de las cosas que hacen las
personas caídas, no-salvas.
Tal vez recuerde que anteriormente en esta serie, recurrimos a la Confesión de Fe de
Westminster, capítulo 16, párrafo 7, para ayudar a explicar este asunto complejo. Escuche
una vez más lo que dice:
Las obras hechas por hombres no regenerados…puedan ser cosas que Dios ordena, y de
utilidad tanto para ellos como para otros, sin embargo, porque proceden de un corazón no
purificado por la fe y no son hechas en la manera correcta de acuerdo con la Palabra, ni para
un fin correcto, (la gloria de Dios); por lo tanto son pecaminosas, y no pueden agradar a Dios
ni hacer a un hombre digno de recibir la gracia de parte de Dios.

Estas palabras resumen muy bien las enseñanzas de la Biblia sobre la condición ética de los
seres humanos no-regenerados – es decir, aquéllos que todavía no han sido redimidos por
Cristo. Y como dice la Confesión, hay un sentido en el que las personas no-regeneradas
obedecen las órdenes de Dios, así como un sentido en el que ellos hacen cosas que son
buenas.
Jesús enseñó este mismo principio en Mateo capítulo 7 versículos 9 al 11, dónde pronunció
estas palabras:
¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un
pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que
le pidan? (Mateo 7:9 – 11)

La mayoría de las personas hacen por lo menos algunas cosas que son exteriormente
buenas, como amar y mantener a sus hijos. Así que, hay un sentido superficial en el que
incluso los no-creyentes realizan tipos de conducta que Dios bendice.
No obstante, la Confesión de Westminster de manera correcta muestra otro sentido en el que
estas acciones realmente son pecadoras y no pueden agradar a Dios. Y la razón es que estas
acciones solamente reúnen algunos de los requisitos para ser rectas.
La Confesión resume la enseñanza de la Escritura señalando que nuestras obras deben pasar
cinco pruebas para ser verdaderamente buenas. Primero, deben ser obras que Dios ordene.
Segundo, deben tener un buen uso para nosotros y para otros. Tercero, deben proceder de un
corazón que ha sido purificado por la fe. Cuarto, deben hacerse de una manera correcta. Y
quinto deben hacerse para el fin correcto que es la gloria de Dios.
Este punto de vista se alinea con el análisis de la ética que hemos hecho a lo largo de esta
serie. Primero, el hecho de que las obras buenas son aquéllas que Dios ordena se compara
con la perspectiva normativa en que todas las obras se juzgan según la norma del carácter de
Dios conforme se revela en su Palabra.
Segundo, el énfasis en el buen uso, el fin correcto y la manera correcta resumen los hechos,
metas y medios de la perspectiva circunstancial (situacional).
Y tercero, el hecho de que las buenas obras deben proceder de un corazón purificado por la fe
corresponde a la perspectiva existencial en la que las verdaderas buenas obras sólo pueden
ser hechas por las personas cuya bondad se ha restaurado a través de su fe en Dios.
Desgraciadamente para la humanidad caída, nuestro ser es corrupto, por lo que no tenemos
en nuestra naturaleza corazones purificados por la fe. Y nuestras obras no desean ni se
dirigen hacia un fin correcto, que es la gloria de Dios. Nos rehusamos a someternos a la ley de
Dios. Así que, aunque las personas no-regeneradas pueden tomar decisiones que parecen
buenas a simple vista, estas opciones nunca son verdaderamente buenas.
Ahora que hemos visto la manera en que la caída ha corrompido nuestra naturaleza y
esclavizado nuestra voluntad al pecado, estamos listos para hablar sobre nuestro
conocimiento, enfocándonos sobre todo en la manera en la que la caída dañó nuestra
habilidad de entender la norma de Dios.

Conocimiento
Podría parecer extraño a algunos de nosotros hablar de la caída como algo que daña nuestra
habilidad de obtener el conocimiento moral. Después de todo, los no-creyentes pueden tomar
una Biblia y entender sus mandamientos. Y la Escritura misma afirma que los no-creyentes
conocen muchas cosas verdaderas de Dios. Pero cuando vemos las Escrituras con mayor
atención, vemos que, aunque los seres humanos caídos y no-salvos poseen un poco de
conocimiento verdadero, la caída les ha impedido obtener un conocimiento cabal de los
mandamientos de Dios.
Nuestro análisis del efecto de la caída sobre el conocimiento moral se dividirá en tres partes.
Primero, hablaremos de la manera en la que el pecado obstaculiza a la humanidad el acceso
a la revelación. Segundo, mencionaremos la manera en la que el pecado impide a la
humanidad el entendimiento de la revelación. Y tercero, investigaremos el impacto que tiene el
pecado en la obediencia a la revelación de la humanidad. Comencemos con la manera en la
que el acceso a la revelación ha sido obstaculizado a la humanidad por la caída.
Acceso a la Revelación
Una de las principales maneras en las que la caída ha obstaculizado el acceso de la
humanidad a la revelación ha sido limitando el trabajo de iluminación y guía interna del
Espíritu Santo. Ahora, esto no es porque el Espíritu Santo sea de algún modo incapaz de
ministrar a los seres humanos caídos. Más bien, es porque Dios maldijo a la humanidad
quitándole estos dones divinos.
Como usted recordará de nuestras lecciones anteriores, la iluminación es un don divino de
conocimiento o entendimiento que es principalmente cognoscitivo, como el conocimiento de
que Jesús es el Mesías, que Pedro recibió en Mateo capítulo 16 versículo 17.
Y guía interna es un don divino de conocimiento o entendimiento que es principalmente
emotivo o intuitivo. Incluye cosas como nuestra conciencia y el sentido de que Dios nos haría
tomar una dirección en particular para alguna acción. (Mateo 16:17)

De alguna manera, Dios proporciona una parte de iluminación y otra de guía interna a todos
los seres humanos caídos. Por ejemplo, incluso los no-creyentes tienen un conocimiento
instintivo de la ley de Dios. Muchos de ellos desean la justicia, y reconocen que está mal robar
y asesinar. De la misma manera, los no-creyentes a menudo son declarados culpables por
sus propias conciencias cuando cometen ciertos pecados.
Pero el Espíritu Santo no proporciona la misma medida de iluminación y de guía interna a los
no-creyentes que a los creyentes. Trabaja dentro de ellos sólo lo suficiente para condenarlos
por sus violaciones a las leyes de Dios. Y la razón de esto es simple: Dios ha escogido
revelarse de maneras que bendicen a aquéllos que lo aman y que maldicen a aquéllos que lo
odian.
Analice Juan capítulo 17 versículo 26, dónde Jesús oró estas palabras a su Padre:
Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me
has amado, esté en ellos, y yo en ellos. (Juan 17:26)
Jesús se hizo conocer a los creyentes para edificar amor y unidad entre el Señor y su pueblo.
Por el contrario, a sus enemigos sólo les da un poco de conocimiento de él - sólo lo suficiente
para ponerlos bajo el juicio.
Además de reducir el acceso a la revelación de la humanidad caída, la caída también ha
obstaculizado el entendimiento de la revelación de la humanidad.
Entendimiento de la Revelación
La caída de la humanidad en el pecado redujo profundamente nuestra habilidad de tener
sentido de la revelación de Dios. Aunque los seres humanos caídos tenemos bastante acceso
a la revelación de Dios, nos falta mucho de lo que necesitamos para comprenderla. Es cierto
que tenemos la habilidad cognoscitiva de entender las enseñanzas básicas de la revelación
de Dios. Pero la comprensión moral depende de algo más que solamente la cognición;
involucra a la persona en su totalidad.
Nuestros juicios éticos no son valoraciones aisladas de hechos. Más bien, muchos factores
no-cognoscitivos influencian nuestras evaluaciones éticas, como nuestras emociones,
conciencias, intuiciones, lealtades, deseos, miedos, debilidades, fracasos, rechazo natural de
Dios y mucho más.
En Mateo capítulo 13 versículos 13 al 15, Jesús se refirió a este asunto cuando explicó el uso
de sus parábolas:
Porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. De manera que se cumple en ellos la
profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis.
Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han
cerrado sus ojos. (Mateo 13:13 – 15)

Los seres humanos caídos tenemos ojos y oídos para recibir la revelación de Dios. Pero
nuestros corazones se endurecen contra Dios y su verdad. Y esto a menudo nos impide
entender correctamente la revelación que recibimos. En Efesios capítulo 4versículos 17 al 18,
Pablo habló sobre el asunto de esta manera:
Ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el
entendimiento entenebrecido…por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su
corazón. (Efesios 4:17 – 18)

La corrupción de la naturaleza humana en la caída ha ocasionado el endurecimiento de


nuestros corazones. Y este endurecimiento no nos permite comprender correctamente la
revelación de Dios.
De muchas maneras, nuestra lógica e intelecto aún funcionan como deben - y ésta es una
razón por la que Dios sabe que podemos entender su revelación. Pero la caída nos ha
corrompido para oponernos a Dios y resistirnos a su verdad. Así que, en lugar de aceptar el
verdadero conocimiento de Dios, nos engañamos en creer las mentiras que nuestros
corazones pecadores inventan.
Ahora que hemos visto que los seres humanos caídos han reducido el acceso a la revelación
y ensombrecido el entendimiento de la revelación, debemos pasar a la manera en la que
nuestra obediencia a la revelación también ha sido corrompida por la caída.
Obediencia a la Revelación
Ahora, puede parecer extraño pensar en la obediencia como un aspecto del conocimiento.
Después de todo, normalmente pensamos en la revelación como algo que nos da
conocimiento. Y pensamos en la obediencia como un paso separado que sigue al
conocimiento. En un sentido es correcto. Pero hay otro sentido en el que el conocimiento y la
obediencia son esencialmente la misma cosa. Y en este sentido, la caída obstaculiza nuestro
conocimiento de Dios destruyendo nuestra habilidad de obedecerlo.
Para entender cómo nuestra incapacidad para obedecer a Dios impide nuestro conocimiento
de su norma, nos enfocaremos sólo en dos aspectos de la relación entre el conocimiento y la
obediencia. Primero, en la Escritura, hay una relación recíproca entre la obediencia y el
conocimiento. Y segundo, veremos algunas de las maneras en las que puede decirse que la
obediencia es el conocimiento de la revelación. Comenzaremos con la idea de que la
obediencia lleva al conocimiento de Dios y de su norma.
En la Escritura, hay una relación recíproca entre la obediencia y el conocimiento. Por un lado,
el conocimiento de Dios conlleva a la obediencia a Dios.
Vemos esto en pasajes como 2 de Pedro capítulo 1versículo 3, dónde Pedro escribió estas
palabras:
Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y
potencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda. (2
Pedro 1:3 [NVI])

Aquí, el conocimiento se da con el propósito de producir vida y piedad en nuestras vidas.


De nuevo, esto sigue el modelo que hemos esperado: primero recibimos y entendemos la
revelación de Dios, y entonces obedientemente la aplicamos a nuestras vidas. Pero también
es verdad en el sentido opuesto. En la Escritura, la obediencia es un requisito previo para el
conocimiento, y la aplicación obediente de la revelación de Dios en nuestras vidas nos lleva al
conocimiento de él. Como nos enseña Proverbios capítulo 1versículo 7:
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová. (Proverbios 1:7)

Y como está escrito en Proverbios capítulo 15versículo 33:


El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría. (Proverbios 15:33)

En estos versículos y muchos otros, el conocimiento fluye de la obediencia. Es decir, cuando


nos sometemos al señorío de Dios, podemos entender su revelación.
Pero la caída ha corrompido nuestra naturaleza y nuestra voluntad a tal punto que nos
rebelamos contra Dios. De hecho, no somos capaces de someternos a su Palabra. Y como el
conocimiento fluye de la obediencia, las personas que no son capaces de obedecer a Dios
tampoco son capaces de conocerlo en el verdadero sentido de la palabra. O para decirlo de
otra manera, así como la obediencia nos lleva al conocimiento, el pecado nos lleva a la
ignorancia.
Una vez que hemos visto los problemas creados por la caída debido a que la obediencia lleva
al conocimiento de la revelación, estamos listos para considerar la idea de que en la Biblia,
estas dos ideas son inseparables entre sí.
En la Escritura, a menudo es el caso de que los conceptos de la obediencia y el conocimiento
son esencialmente sinónimos. A veces están puestos en aposición entre sí, para que un
concepto siga y explique al otro. Por ejemplo veamos Oseas capítulo 6 versículo 6 en "La
Biblia de las Américas":
Más me deleito en la lealtad que en el sacrificio, y más en el conocimiento de Dios que en los
holocaustos. (Oseas 6:6 [LBDLA])
En este versículo, las frases más en la lealtad que en el sacrificio y más en el conocimiento de
Dios que en los holocaustos están en aposición entre sí, o sea que la segunda frase reitera la
primera para su clarificación. Así que, el sacrificio es sinónimo de holocaustos, y la lealtad -
una forma de obediencia - es sinónimo del conocimiento de Dios. Otras veces, ya sea la
obediencia o el conocimiento se nos dan como una definición del otro. Por ejemplo, en
Jeremías capítulo 22 versículo 16, el Señor habló estas palabras:
Él juzgó la causa del afligido y del necesitado, y le fue bien. ¿No es esto conocerme a mí?,
dice Jehová. (Jeremías 22:16 [RV95])

Aquí, el conocimiento de Dios se define en términos de obediencia entregada a Dios,


específicamente en su forma de hacer justicia.
Tercero, la Escritura a veces demuestra la similitud entre la obediencia y el conocimiento
usando uno, como ejemplo del otro. Considere Oseas capítulo 4 versículo 1, dónde el Profeta
acusó a Israel de esta manera:
Oíd la palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la
tierra, pues no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra. (Oseas 4:1)

Oseas enumeró tres cosas en las que los israelitas fallaron y eso provocó la ira de Dios: ellos
eran infieles, no tenían amor y no conocían a Dios. Al incluir el conocimiento de Dios en esta
lista de ejemplos éticos, Oseas mostró que el conocimiento es parte de la obediencia y que
nosotros tenemos una responsabilidad ética de conocer al Señor.
Ahora, la obediencia y el conocimiento no siempre significan lo mismo. No obstante, la
Escritura enlaza estrechamente estas ideas, enseñando que en un sentido muy importante, si
nosotros no podemos obedecer a Dios, no podemos conocerlo.
La caída devastó a la humanidad. La maldición de Dios sobre Adán y Eva corrompió la
naturaleza, deseos y conocimiento de todos sus descendientes por medios naturales. Y las
consecuencias éticas de esto son aterradoras: ningún ser humano caído puede pensar, decir
o hacer algo que sea moralmente bueno. Todos nuestros pensamientos, palabras y hechos
son pecadores en alguna medida porque somos personas pecadoras, caídas. Así que,
siempre que tomemos decisiones éticas, tenemos que considerar las maneras en las que la
caída ha afectado a cada persona implicada.
Una vez que hemos considerado la bondad y el ser durante los tiempos de la creación y la
caída, analizaremos el periodo de la redención, el tiempo cuando Dios restaura a aquéllos que
confían en él para la salvación y les da el poder de la bondad.

REDENCIÓN
El periodo de redención empezó inmediatamente después de la caída, cuando Dios concedió
la misericordia a Adán y Eva – aun cuando los maldijo por su pecado. Anteriormente, nos
hemos referido a esto como el protoevangelio o "primer evangelio", cuando Dios ofreció enviar
a un redentor para reparar el daño hecho por la caída.
Pero el periodo de la redención no eliminó todos los efectos de la caída inmediatamente. Más
bien, la redención ha sido un proceso lento, y no se completará hasta que Jesús regrese en
gloria. Hasta entonces, la caída continúa teniendo consecuencias para todos los seres
humanos, incluyendo a los creyentes.
Aun así, cuando las personas son redimidas, cuando los incrédulos se convierten son
rescatados de la consecuencia de la caída de forma importante y maravillosa.
Hablaremos sobre la redención de cada creyente como lo inverso a la caída, en forma
paralela a nuestro análisis anterior. Primero, nos enfocaremos en nuestra naturaleza,
hablando de cómo la redención restaura nuestra bondad innata. Segundo, hablaremos sobre
nuestra voluntad humana y nuestra libertad del pecado. Y tercero, nos enfocaremos en el
conocimiento, es decir, la restauración de nuestra habilidad de hacer uso correcto de la
revelación de Dios. Empecemos con la forma en que la naturaleza se restaura cuando somos
redimidos.

Naturaleza
Usted recordará que nuestra naturaleza es nuestro carácter fundamental; el aspecto central
de nuestro ser. Y como hemos visto, nuestra naturaleza caída es mala. Nosotros odiamos a
Dios y amamos al pecado. Y no tenemos capacidad para la bondad moral.
Pero cuando somos redimidos en Cristo, nuestras naturalezas se renuevan.
Cuando el Espíritu Santo nos regenera, nos da una naturaleza buena, que ama a Dios y odia
el pecado. Y él restaura nuestra habilidad moral, para que tengamos capacidad de verdadera
bondad.
Escuche a Ezequiel capítulo 36 versículo 26, dónde Dios habló sobre la redención futura que
vendría en Cristo:
Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros. Quitaré de vosotros
el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. (Ezequiel 36:26)

Y en Romanos capítulo 6 versículos 6 al 11, Pablo habló del asunto de esta manera:
Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea
destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido
justificado del pecado…Consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús,
Señor nuestro. (Romanos 6:6 – 11)

El testimonio invariable tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento es que los seres
humanos caídos tienen corazones y espíritus pecadores. Pero cuando Dios nos redime, él nos
renueva, dándonos corazones y espíritus nuevos que son rectos en lugar de pecadores. Y con
esta nueva naturaleza, somos por primera vez capaces de amar a Dios y someternos a su
Palabra, y por lo tanto obtener sus bendiciones.
Claro, nuestra redención no está aun completa, así que incluso con nuestra nueva naturaleza,
seguimos siendo tentados por el pecado. Por esta razón en Marcos capítulo 10 versículo 18
Jesús dijo:
Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. (Marcos 10:18)

La humanidad redimida tiene una medida de bondad, pero no somos seres perfectos como lo
es Dios. Aun así, nuestras nuevas naturalezas hacen posible que Dios nos bendiga de
maneras maravillosas.
Con esta comprensión de nuestra naturaleza redimida en mente, debemos pasar a la
restauración de la voluntad que empieza cuando experimentamos la redención.

Voluntad
Nuestra voluntad es nuestra facultad personal de decidir, escoger, desear, esperar, y pensar.
Como hemos visto, la caída en el pecado hizo imposible que usáramos nuestros deseos de
maneras puras y rectas. Pablo describió esta corrupción en términos de la esclavitud,
enseñando que nuestros deseos caídos, no-redimidos están esclavizados al pecado que mora
dentro de nosotros. Debido a esta esclavitud al pecado, no tenemos la capacidad de tomar
decisiones que agraden a Dios, y no tenemos ningún deseo de agradarlo. Pero cuando
venimos a la fe en Cristo, la esclavitud de nuestros deseos al pecado se rompe, de tal manera
que ya no somos forzados a desear y escoger el pecado. Es más, el Espíritu Santo mora
dentro de nosotros, fortaleciendo y llevando nuestros deseos a amar y obedecer al Señor.
El Señor habló de este aspecto de redención en Ezequiel capítulo 36:27, dónde ofreció esta
bendición en compañía de la redención:
Pondré dentro de vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y que cumpláis
cuidadosamente mis ordenanzas. (Ezequiel 36:27 [LBDLA])

Como lo escribió Pablo en Filipenses capítulo 2 versículos 12 al 13:


Lleven a cabo su salvación con temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto
el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad. (Filipenses 2:12 – 13[NVI])

Ahora, debemos recordar que la renovación de nuestra voluntad no resuelve completamente


el problema del pecado en nuestras vidas. El pecado sigue morando en nosotros, así que
constantemente debemos luchar contra él. Pero esta es la diferencia: nosotros ya no estamos
esclavizados por el pecado, ni forzados a su voluntad. Aun así, puede ser muy difícil resistirse
al pecado.
Pablo describió esta lucha en Romanos capítulo 7 versículos 21 al 23, dónde escribió estas
palabras sobre la vida cristiana:
Cuando quiero hacer el bien, me acompaña el mal. Porque en lo íntimo de mi ser me deleito
en la ley de Dios; pero me doy cuenta de que en los miembros de mi cuerpo hay otra ley, que
es la ley del pecado. Esta ley lucha contra la ley de mi mente, y me tiene cautivo. (Romanos
7:21 23 [NVI])

Podemos resumir las enseñanzas de la Biblia sobre los deseos humanos de esta manera: En
la creación, nuestra voluntad tenía la habilidad tanto de pecar como de resistirse al pecado.
Pero cuando la humanidad cayó en el pecado, perdimos nuestra habilidad de resistirnos al
pecado. Al mismo tiempo, el pecado vino a morar en nosotros como un amo, esclavizando
nuestros deseos.
En la redención, nuestra voluntad se restaura y el dominio del pecado se rompe, así que otra
vez podemos resistirnos al pecado. Y el Espíritu Santo mora en nosotros para fortalecernos y
motivarnos contra el pecado.
Desgraciadamente, en esta fase presente de redención, el pecado aun mora en nosotros,
dejándonos en una lucha entre la influencia del pecado y la influencia del Espíritu Santo.
Pero cuando Jesús vuelva para completar nuestra redención, seremos libres de la presencia
del pecado que mora en nosotros, y sólo tendremos la influencia del Espíritu Santo, por lo que
jamás escogeremos de nuevo el pecado.
Ahora que hemos considerado nuestra naturaleza y nuestra voluntad, estamos listos para
hablar sobre la restauración de nuestro conocimiento cuando somos redimidos.

Conocimiento
Como antes, nuestro análisis sobre el conocimiento se dividirá en tres partes. Primero,
hablaremos sobre nuestro acceso a la revelación; segundo, nuestro entendimiento de la
revelación; y tercero, nuestra obediencia a la revelación. Comencemos viendo como nuestro
acceso a la revelación se restaura en la redención.
Acceso a la Revelación
Como usted recordará, la caída bloquea de manera importante el acceso de la humanidad a la
iluminación del Espíritu Santo que es un don divino de conocimiento o entendimiento, que es
principalmente cognoscitivo.
También vimos que la caída limita nuestro acceso a la guía interna del Espíritu Santo que es
un don divino de conocimiento o entendimiento, que es principalmente emotivo o intuitivo.
Pero en la redención, tenemos mayor acceso a estos ministerios del Espíritu Santo. En lugar
de simplemente darnos la revelación necesaria para condenarnos, el Espíritu nos convence
de la verdad del evangelio y de muchas otras cosas que son parte de nuestra salvación. Él
hace que nuestra conciencia sea sensible al carácter de Dios y nos da intuiciones piadosas.
Por ejemplo, escuche las palabras de Juan en 1 de Juan capítulo 2 versículo 27:
Pero la unción que vosotros recibisteis de él…os enseña todas las cosas. (1 Juan 2:27)

En Efesios capítulo 1 versículo 17, Pablo habló de iluminación y guía interna de esta manera:
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de
revelación en el conocimiento de él. (Efesios 1:17)

Además de restaurar nuestro acceso a la revelación, la redención también restaura nuestro


entendimiento de la revelación, de igual manera a través del ministerio del Espíritu Santo.
Entendimiento de la Revelación
Como hemos visto, la caída hizo que nos volviéramos enemigos de Dios y que nos resistamos
a su verdad, de tal manera que en lugar de aceptar el verdadero conocimiento de Dios, nos
engañamos y creemos mentiras.
Pero cuando pasamos a ser salvos, el Espíritu Santo cambia nuestros corazones, haciendo
que amemos a Dios en lugar de odiarlo. Y renueva nuestras mentes de tal manera que
podemos tomar las verdades que Dios revela.
En 1 de Corintios capítulo 2 versículos 12 al 16, Pablo explicó nuestro entendimiento redimido
de la revelación de esta manera:
Hemos recibido…el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha
concedido…Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque
para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente…Mas
nosotros tenemos la mente de Cristo. (1 Corintios 2:12 – 16)

Sin el Espíritu de Dios morando en nosotros, no podríamos entender la verdad de Dios.


Nuestra rebelión contra Dios confundiría nuestra razón, y creeríamos toda clase de errores
sobre el carácter y obras de Dios. Pero el Espíritu Santo guarda nuestros corazones y
nuestras mentes, destruyendo la habilidad del pecado de engañarnos, y dándonos el poder de
entender la revelación. Escuche las palabras de Pablo en Colosenses capítulo 1versículo 9:
Desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del
conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual. (Colosenses 1:9)

Pablo sabía que ningún creyente tiene un entendimiento perfecto de la revelación de Dios. Así
que, él oró continuamente por los creyentes en Colosas para que recibieran mayor
comprensión. Y al igual que ellos, nosotros también necesitamos la dirección constante del
Espíritu Santo para que nuestro entendimiento pueda crecer.
Hasta ahora, hemos visto que la redención restaura nuestro conocimiento, dándonos acceso a
la revelación y ayudándonos a formar un correcto entendimiento de la revelación. A estas
alturas, estamos listos para hablar de la manera en la que la redención restaura nuestro
conocimiento, alentando la obediencia a la revelación.
Obediencia a la Revelación
Previamente en esta lección, describimos la relación entre la obediencia y el conocimiento de
dos maneras. Primero, en las Escrituras hay una relación recíproca entre la obediencia y el
conocimiento. Y segundo, en la Biblia estas dos ideas son inseparables entre sí.
Y nuestro análisis sobre la manera en la que la redención alienta la obediencia a la revelación
seguirá un modelo similar. Primero, hablaremos sobre el hecho de que hay una relación
recíproca entre la redención y la obediencia. Y segundo, consideraremos algunas de las
maneras en las que puede decirse que en la Biblia estas dos ideas son inseparables una de la
otra, es decir, redención es obediencia. Comenzaremos con el hecho de que la redención
lleva a la obediencia.
La Escritura deja claro que uno de los rasgos principales de la redención es la obediencia que
produce en la vida de los creyentes. Bajo la guía del Espíritu Santo y el poder que mora en
ellos, los creyentes tienen un comportamiento diferente al resto del mundo. La humanidad
caída odia a Dios y no puede obedecerlo. Pero la humanidad redimida ama a Dios y lo
obedece.
El apóstol Juan escribió sobre esta idea frecuentemente, como en 1 de Juan capítulo 2
versículos 3 al 6. Escuche allí a sus palabras:
Sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le
conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el
que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por
esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él
anduvo. (1 Juan 2:3 –6)

Las Escrituras hablan a menudo de este trabajo del Espíritu en términos del fruto del Espíritu.
Por ejemplo, en Mateo, capítulo 3, Juan el Bautista pidió que sus discípulos produjeran frutos
que demuestren arrepentimiento. Y en Gálatas capítulo 5, Pablo contrastó las cosas malas
que produce el pecado en la vida de los no-creyentes con las cosas buenas que produce el
Espíritu Santo en la vida de los creyentes. Escuche las palabras de Pablo en Gálatas capítulo
5 versículos 22 al 23:
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza. (Gálatas 5: 22 – 23)

Al morar en nosotros y con su presencia redentora, el Espíritu Santo produce el fruto de


rectitud en nuestras vidas. Él nos lleva a obedecer a Dios de muchas maneras, para que
nosotros exhibamos muchas virtudes morales y espirituales.
Una vez que hemos visto el hecho de que la redención lleva a la obediencia, debemos pasar
al hecho de que estas dos ideas son inseparables entre sí, es decir, que ser redimido es
obedecer al Señor.
Muchos pasajes en la Escritura indican que la redención y la obediencia son una y la misma
cosa. Normalmente, definen a los creyentes como aquéllos que son obedientes al Señor. A
veces, esto es porque la conversión a Cristo es un acto de obediencia. Esto incluye cosas
como nuestra fe en Cristo y el arrepentimiento de nuestros pecados.
Por ejemplo, en 1 de Pedro capítulo 1 versículos 22 al 23, el apóstol dio esta instrucción:
Al obedecer a la verdad, mediante el Espíritu, habéis purificado vuestras almas para el amor
fraternal no fingido. Amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro, pues habéis
renacido. (1 Pedro 1:22 – 23 [RV95])

Pedro habló aquí de conversión a Cristo, cuando nacemos de nuevo. Y él identificó esta
conversión como la obediencia a la verdad.
Otras veces, la redención es igual a la obediencia porque las personas redimidas son
obedientes al Señor de muchas maneras diferentes. Nosotros seguimos sus mandamientos
porque le amamos. Como dice Hebreos capítulo 5 versículo 9:
[Jesús] vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen. (Hebreos 5:9)

En este contexto, el autor de Hebreos se estaba refiriendo al continuo trabajo sacerdotal de


Jesús en el cielo, por el cual mantiene nuestra salvación a través de su intercesión incesante
por nosotros. Él hace esto por todos aquéllos cuyas vidas se caracterizan por su obediencia a
él, es decir, por todos los que creen y tienen al Espíritu Santo dentro de sí.
Al considerar la relación entre la redención y la obediencia, el punto que queremos tener
presente es este: La redención origina la obediencia a Dios, y la obediencia a Dios origina el
conocimiento de Dios y sus caminos.
Recuerde una vez más que la caída corrompió nuestro conocimiento, en parte
imposibilitándonos para obedecer al Señor. Propiamente, una manera en la que la redención
invierte la maldición de la caída es restaurando nuestra obediencia, que a su vez produce
conocimiento de Dios.
A la luz del hecho que la redención restaura nuestro conocimiento de Dios, no debe
sorprendernos que la Escritura a menudo resuma la redención en términos del conocimiento
de Dios. Este conocimiento consiste en parte de contenido cognoscitivo, como saber los
hechos del evangelio. Pero también incluye conocimiento de experiencias y relaciones, como
cuando hablamos de conocer a una persona. Esta enseñanza la encontramos en lugares
como el Salmo 36 versículo 10; Daniel capítulo 11 versículo 32; y 2 de Juan versículo 1.
Cuando Jesús oró en Juan capítulo 17 versículo 3:
Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien
tú has enviado. (Juan 17:3 [NVI])

Así que, en el periodo de la redención, nuestra bondad innata se restaura en la renovación de


nuestra naturaleza, en la restauración de nuestra voluntad y en el nuevo conocimiento de
Dios. Y por esta redención de nuestro ser, obtenemos la habilidad de realizar buenas obras –
como decir, pensar y hacer aquellas cosas que Dios bendice.

CONCLUSIÓN
En esta lección hemos empezado nuestro estudio de la perspectiva existencial estudiando la
relación entre la bondad y el ser. Hemos visto la bondad históricamente, empezando con el
tiempo de la creación, dónde vimos que la bondad tuvo sus raíces en el ser de Dios, y que la
humanidad fue creada con un ser naturalmente bueno. Luego, vimos que la caída destruyó la
bondad innata de la humanidad, quitándonos la capacidad de tener una conducta moralmente
buena. Y finalmente, vimos que en el periodo de la redención, la bondad de nuestro ser se
restaura cuando venimos a la salvación en Cristo, dándonos la capacidad de tener una
conducta moralmente buena.
Al trabajar para tomar decisiones bíblicas en el mundo actual, es importante recordar que la
verdadera bondad implica que nuestro carácter coincide con el carácter de Dios. Las malas
noticias son que somos seres humanos caídos y que el pecado mora en nosotros, y no somos
capaces de reflejar la bondad de Dios. Pero las buenas noticias son que cuando el Espíritu
Santo nos aplica la redención, él mora en nosotros y nos da una nueva naturaleza, de tal
forma que podemos vivir de una manera que Dios aprueba y bendice. Y si mantenemos estos
hechos en mente, tendremos una habilidad mayor de contestar nuestras preguntas éticas de
maneras que agraden a nuestro glorioso Señor.

Personas que Hablan Verdad (Noveno Mandamiento, Dr. Feddes)


Personas que Hablan Verdad por David Feddes
No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. (Éxodo 20:16)
El Evangelio de Judas asegura revelar al verdadero Jesús y al verdadero Judas. El verdadero
Judas, según este antiguo documento, no era malvado. En cambio, Judas era el único de los
doce apóstoles que realmente entendía a Jesús. Jesús le reveló secretamente a Judas su
verdadero mensaje. Jesús le enseñó a Judas que el mundo físico es malo, que los cuerpos
son malos, y que las personas tienen un ser interno divino. Este ser divino necesita escapar
de la prisión del cuerpo para cumplir su destino divino.
Cuando Judas entregó a Jesús a sus enemigos para que lo mataran, no fue una perversa
traición; el Evangelio de Judas dice que Jesús le ordenó a Judas que lo hiciera. Jesús le dijo a
Judas que él superaría a todos los demás discípulos, porque Judas ayudaría a Jesús a
escapar de su cuerpo y a convertirse en espíritu puro. Jesús le dijo a Judas, "sacrificarás al
hombre que me viste". Según el evangelio de Judas, Jesús no murió para deshacerse del
pecado del mundo, sino que lo hizo para deshacerse de su propio cuerpo. Jesús no se levantó
de la muerte en un cuerpo de resurrección glorificado, y él no prometió que sus
seguidores serían resucitados físicamente de los muertos. La resurrección corporal sería una
tragedia, no un triunfo. ¡Los cuerpos son malos! No, dice el evangelio de Judas, Jesús ofreció
una guía sobre cómo escapar de ser físico y humano.
Eso contradice lo que dice la Biblia. Según los evangelios del Nuevo Testamento, Judas no
era el mejor de todos los apóstoles, sino el peor. Él era un ladrón y un traidor. Judas era
miembro del equipo ministerial de Jesús, y uno de sus deberes era servir como
tesorero. Pero Judas se robaba el dinero que la gente había dado para la obra de
Dios. Eventualmente, Judas se volvió tan codicioso que decidió ir por un gran día de
pago. Fue a ver a los enemigos de Jesús y les ofreció traicionar a Jesús a cambio del pago de
treinta monedas de plata. Satanás, el jefe de los demonios, entró en el corazón de Judas, y
Judas hizo la obra de Satanás. Dirigió una banda de hombres armados con espadas y palos
en la oscuridad de la noche hasta el lugar donde sabía que estaría Jesús. Judas le dio un
beso a Jesús, no por amor, sino para ayudarles a los enemigos de Jesús a diferenciar a Jesús
de entre la multitud y apresarlo. Después, Satanás no tuvo más provecho de Judas. Judas se
llenó de horror y se suicidó. Eso es lo que dice la Biblia sobre Judas.
En cuanto a Jesús y su mensaje, la Biblia nunca dice que Jesús les dijo a las personas que
tienen un ser interno divino que necesita ser libre del cuerpo. No está mal tener un cuerpo; la
Biblia dice que Dios creó cuerpos. Cuando Jesús murió, no fue para deshacerse de su cuerpo,
sino para deshacerse de nuestro pecado. Jesús no solo vivió en un reino espiritual. Él se
levantó de entre los muertos en un cuerpo que podía ser visto y tocado. Cuando Jesús
regrese, él levantará nuestros cuerpos.
Los evangelios de la Biblia dicen una cosa; el evangelio de Judas dice otra. ¿Qué deberíamos
creer? Cuando el manuscrito de Judas salió a la luz, los medios de comunicación le hicieron
mucha publicidad. Es posible que hayas escuchado a la gente decir que el evangelio de Judas
es una alternativa legítima a la Biblia. Es posible que hayas escuchado que los expertos
autentifican el evangelio de Judas como muy antiguo.
Bueno, es viejo. Se remonta a muchos siglos, pero no tan atrás como los evangelios
bíblicos. Los relatos de la Biblia fueron escritos unas pocas décadas después de la muerte y
resurrección de Jesús por personas que conocieron a Jesús personalmente. El manuscrito de
Judas, por otro lado, está fechado aproximadamente 150 años después de que Judas
traicionó a Jesús. 150 años es mucho tiempo. El autor no conoció a Jesús ni a Judas. El libro
fue escrito por gnósticos que pensaban que los cuerpos eran malos. Algunos gnósticos se
nombraban a sí mismos Cainitas. Admiraban no solo a Judas sino a Caín, el personaje bíblico
que asesinó a su hermano Abel. Este culto torció a lo opuesto casi todo lo que la Biblia decía y
convirtió a muchos villanos en héroes.
Ahora, imaginemos un ejemplo diferente de escribir un libro 150 años después de los
acontecimientos, un libro que contradice los relatos históricos de los testigos. Han pasado un
poco menos de 150 años desde que le dispararon al presidente Abraham
Lincoln. Supongamos que alguien se sentó hoy y escribió un libro titulado Historia de
Booth. Supongamos que este libro afirma ofrecer la historia real y oculta detrás de la muerte
de Abraham Lincoln. Historia de Booth afirmaba que Lincoln le dijo secretamente a John
Wilkes Booth que le disparara, y el asesino Booth era en realidad un héroe
estadounidense. Ahora imagina que la persona que escribió este libro era parte de un grupo
llamado Arnolditas. Los Arnolditas llevan el nombre de Benedict Arnold, el general traidor que
trabajó para el enemigo de Estados Unidos. ¿Tomarías en serio un libro que dijera que el
secreto de ser un verdadero estadounidense es seguir los pasos de Benedict Arnold, el traidor
que traicionó a George Washington, y de John Wilkes Booth, el asesino que asesinó a
Abraham Lincoln? ¿Quién les prestaría atención a esas mentiras ridículas inventadas mucho
después de los acontecimientos reales?
Si tal Historia de Booth sería ridícula, el Evangelio de Judas es aún más ridículo. Pero algunos
periodistas y profesores actúan como si éste revelara cosas que ponen en duda los
evangelios bíblicos. Una dinámica similar ocurrió con las ridículas ideas gnósticas descritas
en El código Da Vinci. Cuéntale a un montón de gente lo suficiente, y con el tiempo algunos
de ellos lo creerán.
Padre de Mentiras.
¿Cómo podría alguien creer algo tan extraño y perverso como el evangelio de Judas? La
respuesta es que estas mentiras provienen del mismo Satanás y están respaldadas por el
poder demoníaco. No es solo que los cerebros de las personas no funcionan muy bien. El
problema más profundo es que los poderes malignos están obrando en esas mentiras. Las
mentirosas causan confusión. Satanás es el mayor mentiroso de todos. Satanás quiere que la
gente se confunda acerca de Jesús, no que tenga una fe clara en la verdad. El evangelio de
Judas y otras falsedades gnósticas fueron el tipo de cosas de las cuales advirtió la Biblia de
antemano. Según 1 Timoteo 4:1-2, el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos
algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de
demonios. Tales enseñanzas vienen a través de hipócritas mentirosos, cuyas conciencias han
sido cauterizadas como con un hierro candente.
Como hemos visto, ciertas personas con una conciencia cauterizada terminaron diciendo que
Caín, el asesino, y Judas, el traidor, eran buenos. Estas eran los tipos de personas que decían
que el cuerpo humano es malo y que las personas debían evitar los placeres físicos del
matrimonio o de comer alimentos deliciosos (4:3). Ellos amaban la muerte más que la vida.
Satanás sabe que si la gente cree sus mentiras en lugar de la verdad de Jesús, esas
personas perecerán para siempre en lugar de disfrutar la vida eterna con Jesús en cuerpos de
resurrección glorificados. Satanás es un asesino, y él dice mentiras para traer muerte. Jesús
dijo acerca de Satanás: "Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la
verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es
mentiroso, y padre de mentira" (Juan 8:44-45).
Desde el principio, en el Jardín del Edén, esa vieja serpiente, el diablo, ha estado diciendo sus
mentiras homicidas. Dios les dijo a Adán y a Eva que podían comer la fruta de cualquier árbol
excepto de uno. Si comían del árbol prohibido, morirían. Lo primero que Satanás le dijo a Eva
fue: "¿Dios realmente dijo eso?" Él hizo que Eva dudara acerca de la veracidad de
Dios. Entonces él le dijo que desobedecer a Dios no la mataría. La liberaría. Ella misma
se convertiría en Dios. Eva y Adán le creyeron a Satanás; ellos dudaron de Dios, y los
humanos han estado mintiendo y muriendo desde entonces.
Cuando alguien dice una mentira, Satanás se alegra y avanza en su campaña homicida para
arruinar vidas y destruir almas. No todas las mentiras son tan espectaculares como la
afirmación de que Judas y Caín eran buenos. Las mentiras y el engaño vienen de varias
formas.
Un chico adula a una chica con pequeñas y dulces mentiras acerca de cuánto la ama, pero
una vez que ella se va a la cama con él, él la deja como si fuera una mercancía usada. Una
mujer hace promesas matrimoniales y luego decide que preferiría estar sin su esposo,
dejándolo traicionado y destrozado. Un niño en la escuela actúa amigablemente con otro niño,
pero a sus espaldas les dice a los demás qué es un perdedor. Un maestro califica una serie
de exámenes que son mediocres, sin embargo, les otorga las mejores notas, lo que les da a
los estudiantes una falsa sensación de logro y los priva de cualquier incentivo para mejorar y
sobresalir.
Un atleta firma un contrato de seis años y dos años después amenaza con no jugar a menos
que el contrato sea renegociado. Un vendedor engatusa a un cliente para que firme un
contrato, solo para sentirse consternado después por lo que significa la letra pequeña. Un
investigador falsifica sus hallazgos o esconde los peligros de un determinado producto para
que llegue al mercado más rápido y las personas mueren como resultado. Un médico miente y
le dice a un paciente que hay muchas posibilidades de que sobreviva a su cáncer, privando
así al paciente moribundo de la posibilidad de enfrentar una muerte inminente directamente y
valientemente, obligándola a soportar el dolor y la indignidad añadidos de los tratamientos
inútiles. Un político hace todo tipo de promesas que sabe que no cumplirá, y la gente pierde
su confianza en el gobierno. Un presentador de programas de entrevistas habla sobre una
variedad de rumores, especulaciones y medias verdades, y la gente se vuelve cínica sobre
todo. Un predicador dice una cosa pero hace otra, y su congregación comienza a preguntarse
si pueden confiar en alguien o creer en algo.
¿Hay algo más característico de la vida de pecado que la mentira? Haces algo mal; no quieres
que nadie lo sepa; ¿Entonces, Qué haces? Mientes. Y una vez que cuentes esa mentira,
tendrás que decir otra mentira para encubrirla y luego otra y otra, hasta que toda tu vida se
convierta en una red de mentiras.
Las mentiras envenenan las relaciones. Piensa en lo que sucede cuando un grupo de
personas se reúne en una cafetería, en una fiesta o donde sea. ¡Mira todas las
sonrisas! ¡Escucha cuán amigables son todos!
            "Es muy agradable verte".
            "Ha sido genial hablar contigo".
Pero luego observa los susurros y las miradas sucias, y escucha lo que dicen después de que
una persona sale del lugar. La amabilidad falsa y la adulación se evaporan, el frente ficticio se
cae, y sale lo que realmente piensan el uno del otro.
Nuestra atmósfera está tan contaminada por mentiras que corremos el riesgo de
asfixiarnos. De alguna manera necesitamos respirar el aire fresco de la verdad y descubrir la
vida y la libertad que provienen de "seguir la verdad en amor" (Efesios 4:15).
Dios de Verdad
Tú y yo necesitamos ser personas de verdad para nuestro propio bien, y porque Dios es un
Dios de verdad. Si conoces a Dios, entonces amarás la verdad y odiarás las mentiras. ¿Por
qué? Porque eso es lo que Dios hace. La Biblia dice: "Los labios mentirosos son abominación
al Señor,
pero los que obran fielmente son su deleite" (Proverbios 12:22, LBLA).
Dios ama la verdad y odia las mentiras porque la verdad es su propia naturaleza. La Biblia
habla del Señor como el "Dios de verdad" (Salmo 31:5). Habla de él como el "Dios que no
miente" (Tito 1:2). También dice que "es imposible que Dios mienta" (Hebreos 6:18). El poder
de Dios es infinito, casi todo es posible para él, pero una cosa que Dios no puede hacer es
mentir. La verdad es de su misma esencia. Dios no sería Dios si no fuera otra cosa que
absolutamente verdadero, confiable y fiel.
La Biblia dice: "Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta.
Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?" (Números 23:19) "Porque recta es la palabra
de Jehová, Y toda su obra es hecha con fidelidad" (Salmos 33:4). Cuando Dios vino a la tierra
como hombre en la persona de Jesús, dijo: "Yo soy la Verdad" (Juan 14:6). Cuando Jesús fue
llevado ante Pilato, dijo: "Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar
testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz" (Juan 18:37).
Y ¿cómo respondió Pilato? Él refunfuñó, "¿Qué es la verdad?" Esa es la pregunta de toda
persona que prefiere evitar a Dios, que quiere hacer algo que sabe que en el fondo es
malo. Casi todos los actos perversos van seguidos de un rastro de mentiras, o
bien están cubiertos por la mentira más grande de todas: no existe la verdad; nadie puede
estar seguro si Dios existe o cómo es él; nadie puede saber con certeza qué está bien y qué
está mal. Si no hay verdad, no existe el bien o el mal, y eso significa que puedo seguir
haciendo lo que hago. Algunos intelectuales incluso han convertido esto en una
filosofía. ¿Qué es la verdad? ¿Quién sabe? Creamos lo que queramos y hagamos lo que
queremos, incluso si eso significa crucificar al Hijo de Dios, como lo hizo Pilato.
"¿Que es la verdad?" Esa pregunta sarcástica de Pilato niega que Dios sea real y que su
revelación sea confiable.
Hemos probado algunos de los estragos que ocurren en diferentes áreas de la vida cuando
nos mentimos unos a otros, ya sean mentiras monstruosas que tuercen lo que la Biblia dice
acerca de Jesús o mentiras cotidianas que decimos al tratarnos entre nosotros. La verdad
proviene de Dios, el máximo dador de vida. Las mentiras provienen de Satanás, el máximo
homicida. No solo se trata acerca de que la honestidad es agradable, y las mentiras no son
agradables. Se trata de que estamos en alianza con el Dios de la verdad, o en alianza con el
padre de las mentiras, Satanás.
Hablando la Verdad en Amor
La veracidad es crucial para una relación real con Dios y para las relaciones reales entre las
personas. La Biblia dice: "Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su
prójimo" (Efesios 4:25). "Para que ya no seamos... llevados por doquiera de todo viento de
doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas
del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la
cabeza, esto es, Cristo" (Efesios 4:14-15).
"Seguir la verdad en amor " es la clave de las relaciones. Hasta ahora hemos visto la
mortalidad de la mentira y la necesidad de decir solo lo que es verdad, y eso es
extremadamente importante. Antes de decir algo, primero debemos preguntar: "¿Es
verdadero?" Pero luego tenemos que hacer otra pregunta: "¿Es amoroso? ¿Estoy 'siguiendo
la verdad en amor '? "Lo que todo esto significa es que no podemos simplemente preguntar si
sería preciso decir algo, sino que también tenemos que preguntar si sería útil.
Supongamos que le dices a un médico, a un terapeuta o a un ministro algo muy delicado
sobre ti. ¿Estaría bien que ellos vayan y se lo cuenten a todo el mundo, mientras sea verdad
lo que dijeron? Por supuesto que no. Incluso si es verdad, están actuando falsamente porque
están traicionando una confianza.
Eso es lo suficientemente obvio con respecto a asuntos que involucran confidencialidad
profesional, pero ¿qué hay de los chismes ordinarios? Muchos chismes están mal porque no
son más que un rumor, pero incluso si son verdad, todavía es incorrecto transmitir secretos
confidenciales o difundir historias negativas sobre otras personas a sus espaldas. Incluso
si estás diciendo la verdad, no lo estás haciendo en amor.
El libro de la Biblia de Proverbios habla de forma realista sobre los chismes. Proverbios 11:13
dice: "El que anda en chismes descubre el secreto; Mas el de espíritu fiel lo guarda
todo". Si tienes un amigo que difunde tus secretos, es probable que esa persona no sea tu
amigo por mucho tiempo. Los chismes no son muy buenos amigos. También arruinan las
amistades de otras personas al volverlas en contra. Proverbios 16:28 dice: "el chismoso
aparta a los mejores amigos". Tal vez ha habido alguien que te ha agradado y a quien has
respetado, y luego llegaron chismes y te contaron algunas historias perjudiciales sobre esa
persona. Pudo haber sido algo de tu pasado distante, o algo que realmente no necesitas
saber, pero una vez que lo escuchaste, nunca volteaste a mirar a esa persona de la misma
manera.
Cuando alguien te hace mal, es especialmente tentador contarles a otros lo que
sucedió. Deseas asegurarte de que todos sepan lo idiota que fue contigo esa persona, y
vuelves a contar el incidente para envenenar las mentes de los demás y hacer que desprecien
a esa persona tanto como tú. Eso no es "seguir la verdad en amor". Proverbios 17:9 dice: "El
que cubre la falta busca amistad; Mas el que la divulga, aparta al amigo".
El chisme ocasiona un daño terrible, pero por alguna razón lo encontramos casi
irresistible. Disfrutamos escuchar rumores sobre personas que conocemos. Si eso no
satisface nuestro apetito, compramos revistas y tabloides o vemos programas de televisión
que ofrecen chismes sobre actores, cantantes, políticos y otras personas famosas. Mientras
más sórdido es el rumor, mejor sabe. Proverbios 18:8 dice: "Las palabras del chismoso son
como bocados suaves, Y penetran hasta las entrañas". Los chismes son deliciosos. Las
personas están hambrientas de ellos; los digieren y se quedan con ellos.
Por supuesto, cuando yo estoy en el teléfono o soy parte de un grupo que está hablando de
alguien, esto no es realmente un chisme. Nos estamos poniendo al día con las últimas
noticias. Es cuando otras personas hablan de mí--ahora ese es un chisme, y deberían
parar. Es difícil para nosotros no hablar chismes, y es tan difícil no enojarnos cuando alguien
difunde un rumor sobre nosotros. Tal vez por eso la Biblia dice: "Tampoco apliques tu corazón
a todas las cosas que se hablan... porque tu corazón sabe que tú también dijiste mal de otros
muchas veces" (Eclesiastés 7:21-22).
Necesitamos ser lo suficientemente sensatos para no dar importancia a los casos en que las
personas difunden rumores a nuestras espaldas, y tenemos que admitir que hemos hecho lo
mismo muchas veces. Pero Dios no quiere que nos detengamos
allí. No deberíamos simplemente encogernos de hombros y decir: "Bueno, el mundo está lleno
de chismes, y yo soy uno de ellos. Así son las cosas". No, en la Biblia Dios nos muestra el
mundo tal como es, pero luego nos llama a algo mejor por quién es él. Él es el Dios de la
verdad y el Dios del amor, por lo que tú y yo estamos llamados a decir la verdad en amor.
La Biblia dice: "De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas" (Proverbios 22:1).
Cuando proteges y promueves el buen nombre de tu vecino, le das un regalo
invaluable. Cuando atacas su reputación y destruyes su buen nombre, le robas algo muy
precioso. Como regla general, entonces, si no tienes algo bueno que decir acerca de alguien,
no lo digas.
Eso no significa que nunca haya momentos en los que necesitemos decir cosas que no sean
muy agradables. Si eres testigo presencial de un crimen, debes contar la desagradable verdad
para que se haga justicia y se proteja a los inocentes. Del mismo modo, si alguien te hace
mal, puedes confrontar a esa persona con honestidad. Y si ves a alguien cometiendo un error
que él mismo realmente no nota, es posible que puedas ayudar con una palabra de crítica
constructiva. Hay momentos en los que necesitamos decir la verdad, incluso si es un poco
dolorosa. La Biblia habla muchas veces del valor de una reprensión amorosa.
Aun así, hay una gran diferencia entre la reprensión y el chisme. En la reprensión, le señalas
su culpa a la persona para que pueda cambiarla. En el chisme, les señalas las fallas de una
persona a todos los demás para que tengan una opinión negativa sobre ella.
"Seguir la verdad en amor": ese es el estándar de Dios para usar nuestras lenguas. La Biblia
dice: "Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su
corazón, la religión del tal es vana" (Santiago 1:26). ¿Lo entendiste? "la religión del tal
es vana." Las mentiras y los chismes son síntomas de una religión vana. Son las marcas de
una persona que no pertenece a Dios.
1 Corintios 6:9 dice que los maldicientes no tienen lugar en el reino de Dios. Al declarar la ira
de Dios contra el pecado, Romanos 1 menciona a los murmuradores e injuriosos en el mismo
aliento que los perversos y homicidas. Y Apocalipsis 21:8 dice: "Pero los cobardes e
incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos
los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte
segunda". A lo largo de la Palabra de Dios, entonces, está claro que los mentirosos y los
chismosos pertenecen al infierno con el padre de las mentiras y todos sus demonios
mentirosos.
Verdad que Salva
Abandonados a nosotros mismos, el infierno sería nuestro destino inevitable, ya que las
mentiras y los chismes parecen ser tan naturales para nosotros. Pero Dios no nos ha
abandonado. Él revela su verdad inmutable en la persona de Jesucristo y en las promesas de
la Biblia. El Señor promete que cuando nos alejemos de las mentiras de Satanás y creamos
en la verdad de Dios, seremos salvos.
Así que arrepiéntete de tus mentiras y de todos tus otros pecados. Pídele a Dios que te
perdone por la obra de la sangre de Jesús. Confía en su promesa de perdón y de vida
eterna. No te dejes engañar por las mentiras de Satanás. Cree en la verdad de Dios de la
Biblia. Luego, con la ayuda del Espíritu de Dios viviendo en ti, comprométete a una vida de
veracidad, ya que has sido adoptado como un hijo del Dios de la verdad. La veracidad de Dios
es nuestra única fuente de estabilidad y esperanza. La Biblia dice que cuando confiamos en
Jesús, tenemos una "fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según
la piedad, en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió" (Tito 1:2).
En otro lugar dice que debido a que "es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo
consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La
cual tenemos como segura y firme ancla del alma" (Hebreos 6:13, 18-19). ¿No es eso
hermoso? En un mundo de rumores y de mentiras, tenemos una "segura y firme ancla del
alma" Tenemos las promesas de Dios en Cristo, y "es imposible que Dios mienta".
Confía en el Dios de la verdad y conviértete en una persona que habla la verdad. Confía en el
Dios del amor y "sigue la verdad en amor" en tu relación con los demás. Confía en el Dios de
aliento eterno y habla de una manera que aliente a los demás. "Y el mismo Jesucristo Señor
nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena
esperanza por gracia, conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y
obra" (2 Tesalonicenses 2:16-17).
 
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
Almas en Venta (Décimo Mandamiento, Dr. Feddes)
Almas en Venta por David Feddes
No codiciarás... cosa alguna de tu prójimo. (Éxodo 20:17)
"El rap Gangsta" es un elemento de moda. Los álbumes de rap a menudo están llenos de
lenguaje obsceno y sucio. Éstos glorifican el sexo casual, la violación brutal, el odio racial, el
uso de drogas, disparar a tus enemigos y matar a los policías. Y eso vende. Un buen número
de raperos gangsta han ganado discos de platino, con más de un millón de álbumes vendidos.
Hay mucho que podemos decir sobre todo esto. Podríamos hablar sobre los raperos que
han sido arrestados por drogas, violación y asesinato; podríamos analizar el contenido
degradante de sus álbumes; pero en lugar de entrar en todos los detalles sangrientos y
desagradables, veámoslo desde otro ángulo. Preguntémonos por qué están siendo
producidos estos álbumes en primer lugar.
A veces los raperos gangsta son nombrados artistas. Supuestamente expresan la ira de la
gente deprimida al interior de la ciudad. ¿Pero sabes quién compra la mayoría de sus
álbumes? Niños blancos ricos en centros comerciales suburbanos. ¿Crees que compran rap
para ser más sensibles ante la furia y a la desesperación del interior de la
ciudad? ¡Sueñas! Lo compran para inyectar algo impactante y peligroso en vidas que son
realmente bastante mansas y aburridas. Entonces, de nuevo, ¿cuál es la verdadera razón por
la que los raperos producen esta basura, y por qué los agentes y las compañías disqueras la
difunden? Dinero. Es así de simple. Dinero.
Últimamente ha habido protestas, porque los raperos que han vendido millones de álbumes
obtienen solo un pequeño porcentaje de las ganancias. Están tan ansiosos por tener éxito
que, cuando comienzan a trabajar y alguien les cuelga las llaves de un nuevo BMW y agita
miles de dólares de efectivo instantáneo frente a ellos, firman contratos a largo plazo sin mirar
hacia dónde se irán la mayoría de las ganancias en el largo plazo. Firman sus vidas ante
agentes astutos y compañías discográficas despiadadas, que luego obtienen millones
incalculables. En otras palabras, los raperos son codiciosos, pero los agentes y las compañías
son igual de codiciosos, y obtienen la mayor parte del dinero. Han estado jugando el juego
mucho más tiempo, y son mucho mejores en eso.
Cambiemos de engranaje ahora, y pasemos del mundo del rap gangsta al mundo de una
corporación comercial de alta tecnología. Está dirigida por un hombre que, según todos los
informes, se conduce implacablemente. Recientemente, cuando se casó redujo su jornada
laboral--de 2 o 3 de la mañana a medianoche.
Y él espera que sus empleados tengan la misma actitud motivada. Como dice uno de los
principales hombres de la compañía: "Esta empresa no es un trabajo, es una forma de
vida". El presidente prefiere contratar personas recién salidas de la universidad. Los jóvenes
son más rápidos en generar nuevas ideas, y también se adaptan más rápidamente a las
expectativas de la compañía y le dedican todo su tiempo y energía a la empresa. Si contratas
personas cuando ya tienen familias, podrían pensar que la vida es más que el éxito de la
empresa y que el ingreso personal. Y este enfoque parece funcionar. La compañía domina su
campo particular, y muchos empleados se han hecho millonarios.
Mientras tanto, el presidente sigue buscando formas de derrotar a la competencia, y sigue
buscando nuevas áreas en las que su compañía pueda entrar y convertirse en el competidor
principal. Una revista de noticias informó recientemente sobre una reunión típica. Alguien
mencionó una idea que sonaba como un verdadero generador de dinero, y el presidente
apenas pudo contener su emoción. "Es una mina de oro", exclamó, y luego, con palabras
soeces, añadió: "¡Háblame de esto y haremos mucho dinero!" El hombre ya tiene miles de
millones de dólares, pero todavía se emociona cada vez que ve una oportunidad de hacer aún
más.
A estas alturas ya te preguntarás hacia dónde me dirijo con todo esto. ¿Qué tiene un rapero
gangsta en común con un empresario multimillonario? Bueno, a pesar de algunas diferencias
obvias, tienen al menos una cosa en común: ambos son síntomas de un sistema donde la
codicia se considera una virtud y donde todo tiene un precio, incluso los cuerpos y las almas
de los hombres.
Cuando se trata del rap gangsta, lo importante no es superar el mal y el horror de la vida al
interior de la ciudad, sino comercializarla. La tristeza y la sordidez son vendibles. No viene al
caso si un álbum corrompe a niños impresionables; lo único que importa es si lo van a
comprar. Las ganancias son primordiales, y el impacto en las personas es casi irrelevante.
Cuando se trata de administrar un negocio, lo importante no es que las personas en su
compañía tengan familias felices y vidas personales significativas, sino que sean piezas de
alta energía y de alta velocidad en una máquina corporativa que se mueve rápidamente. Lo
ideal es mantener a los empleados pensando y trabajando, mantener a los clientes
comprando y gastando, y evitar que la competencia llegue al premio mayor antes que tú. Las
ganancias son primordiales, y el impacto en las personas es casi irrelevante.
El Virus Codicioso
Estamos viendo el último de los Diez Mandamientos. Dios dice en el Décimo Mandamiento:
"No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su
criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo" (Éxodo 20:17). Cuando eres
infectado por el virus codicioso, te enfocas menos en Dios que en las cosas. Pasas menos
tiempo dándole las gracias por lo que tienes que anhelando lo que no tienes. Te preocupas
por tu nivel de vida, no por los estándares de Dios. Te relacionas con otras personas menos
en términos de quiénes son como personas que en términos de si tienen algo que
deseas. Colocas etiquetas de precio en todo, incluido en otras personas.
¿Por qué un rapero gangsta tira todo tipo de inmundicia en el micrófono? Porque él codicia la
fama y los autos lujosos que otros tienen. ¿Por qué el agente estafó al rapero y mercadeó la
inmundicia hacia niños impresionables? Porque codicia una cuenta bancaria más gorda. ¿Por
qué un multimillonario sigue trabajando frenéticamente? ¿Por qué hace que sus emociones
superen a la competencia en el lugar donde está el dinero? Porque él codicia ser el mejor y
tener más. Mientras tanto, el resto de nosotros haría casi cualquier cosa si solo pudiéramos
llegar a la cima. Si pudiéramos tener la fama y la emoción de los artistas estrella. Si
pudiéramos tener la riqueza y el poder de los gigantes de los negocios. Si tan solo... Si tan
solo... ¿Hay algo que despierte nuestras energías y configure nuestras prioridades más que
codiciar?
Solo mira el mundo de la publicidad. Muchos comerciales tienen un objetivo simple: despertar
el deseo y hacer que las personas codicien. ¿Por qué los anuncios publicitarios presentan a
mujeres bien formadas con bikinis diminutos o a hombres con el torso desnudo ondeando de
músculos? Están vendiendo cerveza o autos o algo más que no tiene nada que ver con
cuerpos desnudos, pero muestran mucha piel de todos modos. ¿Por qué? Porque los
anunciantes saben que si de alguna manera pueden asociar la lujuria sexual con el deseo de
un determinado producto, las ventas aumentarán. Es sencillo. Una vez que logras que el
consumidor codicie a la esposa de su vecino, es más probable que codicie su casa, su
automóvil, su bebida y todo lo que te gustaría venderle.
Otra estrategia publicitaria es contar con un atleta o con un animador famoso. Las personas
codiciarán lo que tiene la celebridad--desearán ser tan ricos y famosos; desearán haber sido
tan exitosos y felices como luce esa persona en el comercial, y, casi sin darse cuenta, también
comenzarán a codiciar el producto que la celebridad está promocionando. ¿Cuánta publicidad
está destinada simplemente a proporcionar información precisa para que el comprador pueda
tomar una decisión informada? No mucha. Más a menudo, es solo cuestión de lograr que la
gente codicie. Y enfrentémoslo: la codicia puede ser muy buena para el crecimiento
económico. La codicia es un gran combustible para la máquina económica. Cuando tener más
cosas está en la parte superior de la agenda de todos, se consigue una sociedad donde todos
trabajan, producen, publicitan, compran y venden a un ritmo frenético. ¿Y el resultado? Casi
todos terminan teniendo más cosas. De acuerdo, quizás el matrimonio, la familia, la amistad,
el amor y la amabilidad se derrumben bajo el entretenimiento inmoral y bajo la obsesión por la
carrera que surge de la codicia, pero bueno, ese es el precio de la prosperidad. La economía
está creciendo, el dinero está cambiando de manos, tenemos más cosas que las
generaciones anteriores, y de eso se trata, ¿no?
Cuerpos y Almas en Venta
El último libro de la Biblia, el libro de Apocalipsis, habla de la caída de una sociedad y de un
sistema económico al que ésta denomina "Babilonia". El Apocalipsis retrata a esta "Babilonia"
como una prostituta, porque hará cualquier cosa por dinero. Todo está en venta. Todos tienen
precio. Si le preguntaras a Babilonia qué es lo más importante, ella respondería: "Es la
economía, estúpido". Y esto parece funcionar. Babilonia es rica. Su economía es tan vibrante
que la prosperidad de todos los demás se ve afectada por ella. Sin embargo, Babilonia, la
prostituta, finalmente perece bajo el juicio de Dios. Apocalipsis dice:
Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra
más sus mercaderías; mercadería de oro, de plata, de piedras preciosas, de perlas, de lino
fino, de púrpura, de seda, de escarlata, de toda madera olorosa, de todo objeto de marfil, de
todo objeto de madera preciosa, de cobre, de hierro y de mármol; y canela, especias
aromáticas, incienso, mirra, olíbano, vino, aceite, flor de harina, trigo, bestias, ovejas, caballos
y carros, y esclavos, almas de hombres (Apocalipsis 18:11-13).
No hay casi nada que no puedas comprar en Babilonia. Los consumidores tienen opciones
casi ilimitadas. Los comerciantes lo hacen muy bien. La economía prospera. Suena casi como
el cielo en la tierra. Excepto que los valores codiciosos de Babilonia destruyen tu relación con
los demás y te traen bajo el juicio de Dios.
Babilonia lo vende todo, incluso los cuerpos y las almas de los hombres. En algunas
sociedades, esto sucede a través de la esclavitud o de la prostitución. Pero como he estado
señalando, nuestra sociedad tiene otras formas de comprar y vender cuerpos y almas. Los
pornógrafos, cineastas, cantantes y publicistas saben que las partes desnudas del cuerpo son
muy vendibles. También saben que la violencia, la maldad, la sangre y las partes mutiladas
del cuerpo son vendibles. Hay dinero que hacer, por lo que hay una venta de los cuerpos. Los
clientes pagarán un buen dinero e incluso venderán sus almas para obtener esta basura.
Y luego está la cuestión de administrar un negocio. ¿Qué sucede cuando las empresas
administran sus negocios basándose en la codicia? ¿Cómo se relacionan con los
demás? Cuando piensan en la Regla de Oro, no se trata de "todas las cosas que queráis que
los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos". En relación con los
trabajadores, se trata de "todas las cosas que sean beneficiosas para ti, eso haced con los
hombres". En relación a los competidores, es "Haced todo a los hombres antes de que te lo
hagan a ti". Y en relación al gobierno, la regla de oro es simplemente: "Aquel que posee el oro
establece las reglas". Ellos financian las campañas de los políticos que ayudarán a sus
resultados; contratan cabilderos de alto poder para dar forma a las leyes a su favor; buscan el
mejor gobierno que el dinero puede comprar. ¿Suena familiar?
Ahora, no quiero dejar la impresión de que el décimo mandamiento se opone a todos los
negocios y empresas. Es genial cuando una empresa intenta hacer útil un producto o
proporcionar un servicio importante; es importante fomentar la creatividad y la eficiencia; está
bien trabajar duro y esperar que tus empleados hagan lo mismo, y está bien publicitar si lo
estás haciendo de una manera que informe sin manipular. Pero con demasiada frecuencia,
hacemos negocios estilo Babilonia. La codicia toma el control, y lo más importante se
convierte en crecimiento y en ganancia, sin importar qué. Los cuerpos son comprados, las
almas son vendidas y las relaciones son arruinadas.
Utilizando a las Personas
Cuando codiciamos, estamos más interesados en lo que tiene nuestro vecino que en quién es
nuestro vecino. Sentimos más amor por sus cosas que por él. En lugar de amar a las
personas y de usar las cosas, tendemos a amar las cosas y utilizar a las personas.
Cuando codicias a la esposa de tu vecino, la esposa ya no es una persona. Ella es solo un
cuerpo atractivo que podría darte un gran placer. Su esposo tampoco es una persona. Él es
solo un problema que se interpone entre tú y lo que quieres. Eso es lo que sucedió con el Rey
David. La Biblia dice que David se encontraba en la terraza de su palacio, contemplando la
ciudad, cuando vio a una mujer hermosa bañándose. David sentía deseos por ella; codiciaba
a la esposa de su vecino, y logró que la mujer, Betsabé, fuera a la cama con él. Luego,
cuando temió que su esposo, Urías, pudiera descubrirlo, David le contó algunas mentiras a
Urías e intentó tapar sus huellas. Cuando eso no funcionó, David acordó matar a Urías en una
campaña militar. Urías había sido uno de los soldados más fieles de David, pero una vez que
David codició a Betsabé, la vida de Urías y su lealtad no significaron nada para David. La
codicia llevó a David al adulterio, a la mentira y al asesinato.
En otra historia triste, la Biblia cuenta cómo el rey Acab codiciaba una viña que pertenecía a
su vecino, Nabot. Tan pronto como Acab comenzó a codiciar, Nabot ya no era un hombre
respetable, sino un problema que tenía que resolver, y la esposa de Acab, Jezabel, lo
resolvió. Ella se deshizo de Nabot. Hizo arreglos para que testigos falsos mintieran sobre él, y
luego ella hizo que lo ejecutaran. La codicia de Acab convirtió a Nabot en una cosa. La codicia
lo llevó a la mentira, al asesinato y al robo. Una vez que violas el décimo mandamiento y
comienzas a codiciar, es más fácil violar todos los demás mandamientos. Tratas a tu prójimo
como a una cosa. No lo amas como persona.
Y una vez que comienzas a codiciar, parece que nunca es suficiente. Acab tenía todo tipo de
tierras, pero pensó que no podría ser feliz hasta que tuviera también la pequeña parcela de
Nabot. David tenía todo tipo de mujeres, pero pensó que no podría ser feliz hasta que tuviera
también a la esposa de Urías. Cuando codicias, sientes que serías feliz si pudieras obtener
eso que más deseas. Pero si lo obtienes, ¿te sientes satisfecho? De ningún modo. Ya estás
codiciando algo más. Ya sea que se trate de sexo, propiedad, participación en el mercado o
dinero, no importa cuánto obtengas, siempre tienes que tener más. La Biblia dice: "El que ama
el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto" (Eclesiastés
5:10). Puedes tener miles de millones de dólares y aun así estar obsesionado con obtener
más.
La codicia es como un agujero negro. Cuando una estrella colapsa sobre sí misma, se vuelve
extremadamente densa y su gravedad se vuelve más poderosa que nunca. A medida que ésta
atrae más materia hacia sí misma, se vuelve aún más densa; su atracción gravitacional se
vuelve aún más poderosa, y así continúa. El agujero negro absorbe la materia casi
infinitamente, tragándose todo a su alrededor, incluso a la luz misma. Eso es lo que sucede
cuando codicias. Te colapsas sobre ti mismo y basas tu felicidad en obtener lo que quieres. A
partir de ese momento, cuanto más obtienes, más poderosa se vuelve tu codicia, hasta que no
eres más que una oscuridad profunda y total que se traga lo que sea que se acerque
demasiado a ti.
A menos que el poder de la codicia se rompa, su fin definitivo es la oscuridad total y la nada
que la Biblia llama infierno. Ya en la tierra, tenemos una prueba del infierno por medio de una
sociedad competitiva, implacable y de supervivencia del más fuerte, al grado de que estamos
tan ocupados utilizándonos el uno al otro que no podemos amarnos, en donde somos tan
codiciosos y descontentos que no podemos disfrutar el amor de Dios o amarlo en respuesta.
Vende tu Propia Alma
Una vez que también colocas etiquetas de precio en las almas de los demás, (tal vez sin
siquiera darte cuenta) le pones precio a tu propia alma. Te vendes ante el príncipe de las
tinieblas, el mismísimo diablo, con su insaciable apetito y su constante necesidad de
devorar. La codicia es la actitud del infierno. Cuando haces negocios con el diablo, puedes
obtener más de lo que quieres, pero pierdes tu alma, ahora y en la eternidad. Y como Jesús
dijo: "Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O
qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria
de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras" (Mateo
16:26-27).
Cuando comparezcamos ante el tribunal de Cristo, descubriremos cuanto realmente valen la
pena todas las cosas que codiciamos y todas las cosas que hemos acumulado. La Biblia dice:
"No aprovecharán las riquezas en el día de la ira; Mas la justicia librará de muerte" (Proverbios
11:4). La justicia es lo que cuenta ante los ojos de Dios, y nada más. Si de alguna manera no
somos justos ante los ojos de Dios, estamos condenados para siempre. La vida eterna no es
una mercancía que se puede comprar con dinero. Dios no acepta sobornos. La Biblia dice en
el Salmo 49:7-9, "Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar a Dios
su rescate (Porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás), para que
viva en adelante para siempre, y nunca vea corrupción".
Solo hay un rescate, un precio por la redención de una vida, un pago que puede salvarnos en
el día del juicio: "Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos" (1 Timoteo
2:6). La Biblia dice que "fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir... no con cosas
corruptibles, como oro o plata… sino con la sangre preciosa de Cristo" (1 Pedro 1:18-19). Si
quieres enfocar todos tus deseos en algo, si quieres que toda tu felicidad dependa de ello, si
quieres basar tu destino en algo que no te defraudará, entonces olvídate de todo lo que has
codiciado y enfoca todo tu deseo en el Señor Jesús. Depende de él como tu fuente de
felicidad. Confía en él como tu vida ahora y para la eternidad. Cree que murió para pagar la
pena por todos tus pecados y deseos egoístas. Cree que resucitó para traerte a una nueva
forma de pensar y de vivir. Jesús es el único que puede darle un nuevo comienzo a la gente
egocéntrica y codiciosa. Así que deja de venderle tu alma a Satanás, y confía en que Jesús ha
comprado tu alma para Dios. Arrepiéntete de tus pecados. Recibe la salvación que Jesús
compró para ti con su sangre.
Si haces eso, tu vida cambiará radicalmente. Una vez que perteneces a Jesús, tu más alta
prioridad no es material sino espiritual. Jesús nos dice que no debemos preocuparnos por
la comida, la bebida y la ropa, "porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro
Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el
reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:32-
33). En Cristo tu obsesión por las cosas tiene que terminar. Como Cristiano, tu principal
preocupación es vivir como un ciudadano del reino de Dios y encontrar tu satisfacción en
hacer su voluntad.
Y ¿cuál es la voluntad de Dios? Nos hemos centrado en la voluntad de Dios en los Diez
Mandamientos. Según Jesús, todos los mandamientos se reducen a esto: "Amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande
mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo
22:37-38). En Romanos 13:8-10, el apóstol Pablo hace eco de Jesús cuando dice,
Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y
cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.
 
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.
¿Qué Hay de Malo con las Apuestas? (Dr. Feddes)
¿Qué Hay de Malo con las Apuestas? Por David Feddes
Casi en cualquier lugar al que vayas hoy en día, tienes la oportunidad de apostar. En el
trabajo, puedes poner dinero en un grupo de apuestas de la oficina. En la tienda, puedes
comprar un puñado de boletos de lotería. En algunos restaurantes, puedes jugar con las
máquinas. En tu buzón de correo, puedes encontrar la última oferta de sorteos. En tu
computadora, puedes ingresar a las apuestas por Internet. En algunas iglesias, puedes jugar
al bingo. En tu tiempo libre, puedes abrir el periódico y leer la última línea de apuestas de
todos los eventos deportivos principales. Durante las vacaciones, puedes visitar
un casino, una embarcación o un hipódromo.
Hubo un tiempo en que el gobierno era hostil a las apuestas, pero ahora muchos gobiernos
permiten muchas formas de apostar e incluso las patrocinan. El gobierno organiza loterías y
las promueve agresivamente. ¿Por qué aumentar los impuestos cuando el gobierno puede
ganar millones simplemente dejando que los ciudadanos prueben su suerte? Cuando el propio
gobierno patrocina las apuestas, no les puede decir que no a otros que quieren hacerse ricos
con alguna empresa de apuestas. Así que las apuestas pasaron de ser una actividad secreta
y vergonzosa a convertirse en un negocio respetado y próspero.
¿Qué hay de malo en ello? A muchas personas les gusta jugar y parecen divertirse
mucho. Las empresas que brindan oportunidades de apuestas proporcionan trabajos a sus
empleados. El gobierno gana dinero a través de los impuestos sobre las apuestas legales, y
las escuelas obtienen una parte del dinero de las loterías. ¿Quién podría oponerse a tales
cosas?
Persiguiendo al Conejo
¿Qué hay de malo con las apuestas? Bueno, piensa en términos de una carrera de perros. En
una carrera de perros, un grupo de galgos persiguen a un conejo mecánico alrededor de una
pista. Esos perros corren como locos, pero no importa qué tan rápido corran, el conejo corre
más rápido y nunca lo atrapan. Creen que van a atraparlo, pero no lo hacen. Siempre
permanece fuera de su alcance. ¿Pero es eso lo más estúpido de esos perros-- que persiguen
algo que no pueden atrapar? No, lo más tonto es que incluso querer atraparlo en primer
lugar. ¿Se supone que uno de esos galgos realmente atraparía al conejo alguna vez? ¿Y
luego qué? El pobre perro masticaría un conejo falso. Se quedaría tan hambriento como
siempre.
Esos perros que persiguen a un conejo falso son como apostadores que persiguen al
dinero. Puedes correr detrás de ese dinero fácil, pero estás persiguiendo un premio que
probablemente no alcanzarás. El dinero sigue fuera de tu alcance. Las probabilidades están
en tu contra. Una pegatina para el parachoques define a la lotería como "un impuesto a las
personas que son malas para las matemáticas". Eso es cierto para casi todas las formas de
apuestas: es una manera de quitarle dinero a las personas que son malas en matemáticas.
Pero supongamos que le pegas al gordo. ¿Y luego qué? Descubres que el dinero no te hace
tan feliz como creías. Eres como un galgo que finalmente atrapa al conejo mecánico, solo
para descubrir que no es tan sabroso ni tan nutritivo. Alguien hizo una encuesta de ganadores
de lotería. La encuesta descubrió que los ganadores del premio mayor tuvieron un estallido de
emoción cuando ganaron por primera vez, pero un año después no eran más felices de lo que
eran antes de ganar la lotería.
Entonces el juego es una tontería al menos por dos razones. Primero, es una tontería porque
rara vez recibes el dinero que estás persiguiendo. En segundo lugar, es una tontería
perseguirlo en un principio. El dinero no puede satisfacer tus necesidades más
profundas. Puedes disfrutar de la emoción de tratar de vencer las probabilidades, pero con
demasiada frecuencia, las probabilidades te golpean. Las apuestas te hacen soñar con ser
rico, pero en lugar de eso te empobrecen--más pobre en términos de dinero y también más
pobre en tu alma. La realización no se encuentra en la emoción del dinero fácil. La
realización se encuentra en Dios. Si perseguimos la felicidad en cualquier lugar que no sea
Dios, dice la Biblia, estamos "afligiendo el espíritu" (Eclesiastés 2:11).
¿Hacerse Rico Rápidamente?
Hace algún tiempo, una persona me envió una larga lista de solicitudes de oración por
correo. Noté que la mayoría de las solicitudes tenían que ver con el dinero: Él quería que
orara para que fueran liquidadas sus facturas sin pagar, para que obtuviera un mejor trabajo,
para que el arrendador redujese las demandas del alquiler y, finalmente, ¡quería que orara
para que Dios lo ayudara a ganar la lotería!
Le respondí y le sugerí que podría pagar más de sus cuentas si dejaba de tirar su dinero en la
lotería. También le sugerí que comenzara a orar por la ayuda de Dios para seguir a Jesús, en
lugar de pedir la ayuda de Dios para ser un apostador exitoso. La Biblia advierte contra
aquellos "que toman la piedad como fuente de ganancia" (1 Timoteo 6:5). ¿Qué forma más
descarada de utilizar la piedad como un medio para obtener ganancias financieras que utilizar
el acto sagrado de la oración como un esfuerzo por ganar toneladas de dinero que proviene
de los bolsillos de otras personas?
La Biblia nos ofrece ideas importantes sobre nuestra relación con el dinero en 1 Timoteo 6,
diciendo:
            Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos
traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo,
estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y
en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;
porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron
de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. (I Timoteo 6:6-10)
No se mencionan los juegos de azar en este pasaje, pero hay algunas ideas valiosas que se
aplican a las apuestas y nos ayudan a verlas como lo que son. El versículo 9 es
especialmente revelador: "Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en
muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición".
El deseo de hacerse rico rápidamente, de obtener algo sin trabajar por ello, es una de las
principales atracciones de las apuestas. Esperas enriquecerte y empobrecer a alguien más en
el proceso. La perspectiva de hacerte rico es lo suficientemente atractiva, y es aún más
emocionante cuando sientes el desafío competitivo de superar las probabilidades y de ganar
dinero a expensas de alguien más. Las apuestas son una bebida embriagadora que mezcla la
codicia con una dosis de competencia dura.
El deseo de hacerse rico, según la Biblia, da lugar a "muchas codicias necias y dañosas". Esto
es cierto acerca de la codicia en general, pero es especialmente cierto para los juegos de
apuestas--son necias y dañosas. Irónicamente, los juegos de azar a menudo comienzan con
el amor al dinero y, sin embargo, el resultado final casi siempre es una pérdida de dinero. Un
amigo mío dice que a veces, cuando está en una tienda de conveniencia, le preguntan si
quiere comprar boletos de lotería. Por lo general, él solo dice que no quiere ninguno, pero de
vez en cuando dice: "No, preferiría simplemente quemar mi dinero".
Apostar es una mala apuesta. Tienes más posibilidades de ser alcanzado por un rayo que de
ganar a lo grande en la lotería. Las apuestas están amañadas y las probabilidades se
calculan para que casi todos los que jueguen pierdan dinero. Los perdedores superan en
número a los ganadores. ¿De qué otra manera la lotería podría ser una gran fuente de dinero
para el gobierno? ¿De qué otra manera podrían ser tan lucrativos los casinos y los
hipódromos? La triste ironía de los juegos de azar es que comienzas queriendo ganar algo de
dinero fácil, pero terminas perdiendo el dinero ganado con el sudor de tu frente. Te
gustaría ganar algo por nada, pero en cambio obtienes nada por algo.
Las apuestas son necias y dañosas, y cuanto más fuerte es su control, más dañinas se
vuelven. Recuerdo haber hablado con una mujer angustiada que me dijo que su familia estaba
teniendo problemas financieros. Luego me dijo el salario de su esposo. ¡Era
enorme! Cualquiera que sea el problema que tenía con el dinero, no era porque sus ingresos
no fueran lo suficientemente altos. Pero por alguna razón, sus altos ingresos no parecían lo
suficientemente altos para él, y su sueldo constante no era lo suficientemente
emocionante. Este hombre quería emociones. Quería pegarle a lo grande y ser muy rico. Y
así gastaba varios cientos de dólares cada semana en la lotería. Él no ganó nada, pero logró
rezagarse irremediablemente en pagar sus cuentas. Sus apuestas lo lastimaron, y lo que es
peor, lastimaron a su esposa e hijos. Como dice la Biblia, "Alborota su casa el codicioso"
(Proverbios 15:27).
Un ex apostador me dijo que acumuló deudas de más de $300,000. Tenía un ingreso
comercial excelente, pero sus ingresos no podían mantener el ritmo de sus apuestas. Casi
arruinó su matrimonio. Sabía que estaba fuera de control cuando comenzó a recibir amenazas
de usureros y mafiosos. En ese punto, las apuestas ya no eran divertidas. El hombre se liberó
de las apuestas, se conectó con Dios y recuperó su relación con su esposa e
hijos. Pero estuvo muy cerca de perder a su familia, e incluso su vida, antes de que finalmente
se diera cuenta. Tales situaciones se están volviendo muy comunes. Cada vez más
personas son esclavizadas por las apuestas y ponen en peligro su propio bienestar.
Un Proxeneta del Pecado
Incluso el gobierno es adicto a las apuestas--o al menos al dinero que proviene de ellas. Los
gobiernos equilibran los presupuestos utilizando dólares provenientes de la lotería e
impuestos sobre las compañías de apuestas. Las campañas electorales son financiadas por
medio de montones de contribuciones de empresas de apuestas millonarias.
A pesar de los hogares destruidos y de las vidas arruinadas, el gobierno todavía trata a las
apuestas como algo grandioso. Los oficiales presumen de las cosas buenas que logran los
dólares de la lotería. Algunos proclaman los beneficios económicos que los casinos aportan a
una comunidad. ¡Qué ridículo! Un gobierno que intenta resolver problemas promoviendo las
apuestas es como un departamento de bomberos que trata de apagar un incendio rociándolo
con gasolina. Un periodista lo expresó de esta manera:
            Las apuestas explotan una debilidad humana. Las apuestas son paralelas a su
compañera constante, la prostitución, al sugerir que uno puede comprar la felicidad. Cuando
los juegos de azar no solo son condonados, sino que también son respaldados oficialmente
por funcionarios de la ciudad y del estado a través de loterías y de salones autorizados, el
gobierno se ha convertido en un proxeneta del pecado.
"Un proxeneta del pecado". Esa es una declaración dura--pero es verdad, y sucede cada vez
que el gobierno insta a la gente a apostar.
Las apuestas patrocinadas por el gobierno en realidad son un impuesto a la insensatez y a la
debilidad, una forma de perjudicar a las personas para ayudarlas. Una gran cantidad de dinero
de la lotería es tomada de personas con bajos ingresos, quienes viven en la pobreza y que en
vano esperan poder comprar un boleto para salir de su situación. A la mayoría de las
personas que hacen fila para comprar boletos de lotería en las tiendas locales les conviene
más gastar el dinero en un nuevo par de pantalones o en algunos comestibles. Pero apuestan
en su lugar, y su situación desesperada se vuelve aún más desesperada.
Por supuesto, no todos los que apuestan tienen bajos ingresos. Algunos, como hemos visto,
ganan mucho dinero. Pero incluso muchos que tienen grandes ingresos realmente no pueden
darse el lujo de apostar. Lo que comienza como un divertido juego que mordisquea unos
pocos dólares se convierte en una obsesión que devora sus vidas. Por lo tanto, incluso si el
gobierno usa el dinero de las apuestas para algunas causas buenas, nunca compensará el
daño que está haciendo.
Es hora de enfrentar el hecho de que las apuestas se han convertido en una poderosa fuerza
que impregna a toda nuestra sociedad. Han tomado la vida de muchas personas,
convirtiéndolas en apostadores compulsivos. Tal vez eso le haya pasado a alguien que
conoces, o incluso a ti. Y las apuestas no solo han tomado el control de muchas personas,
sino que también se han infiltrado en nuestras principales instituciones. Son una gran parte de
la estrategia de marketing para muchas compañías diferentes, desde tarjetas para raspar y
ganar, hasta loterías y sorteos. Están estrechamente relacionadas con casi todos los eventos
deportivos: Ningún informe deportivo está completo sin mencionar las probabilidades o la
diferencia de puntos. Las ciudades, los estados y las provincias son cada vez más
dependientes de los ingresos de las apuestas. Incluso muchas organizaciones benéficas e
iglesias confían en las salas de bingo y en las rifas como parte de su estrategia de
recaudación de fondos.
Para algunas personas, esto puede parecer un paraíso para los apostadores, pero cualquier
individuo o sociedad que caiga bajo el poder de las apuestas está en un gran problema. Como
dice la Biblia, "los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias
necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición". Observa la
progresión: primero eres tentado; luego eres atrapado; y luego te encuentras hundiéndote de
cabeza en la destrucción, incapaz de ayudarte o de detener la zambullida. El resultado final no
solo es la ruina financiera sino la ruina espiritual.
El Rey Dinero, La Señora Suerte
El Rey Dinero y La Señora Suerte pueden parecer atractivos y agradables al principio, pero
antes de que te des cuenta, te tienen atrapado y están dominando y arruinando tu vida. El
amor al dinero, el deseo de ser rico, puede emplear un poder en sí mismo. El Rey Dinero y la
Señora Suerte son más que simples formas de hablar. La Biblia habla de misteriosos poderes
espirituales que pueden controlar a los individuos y dominar las estructuras sociales (Efesios
6:12, Romanos 8:38). Estos poderes logran un terrible control sobre muchas
personas. Distorsionan los valores y las prioridades de sociedades enteras. En definitiva,
compiten con Dios mismo por nuestra lealtad y confianza.
Es por eso que la codicia es un asunto tan serio. No es solo un pequeño error o una pequeña
debilidad. La avaricia, según la Biblia, es rendirse a un poder espiritual. Es idolatría (Efesios
5:5, Colosenses 3:5). Es confiar y adorar algo fuera de Dios. Jesús mismo dijo: "No podéis
servir a Dios y a las riquezas" (Mateo 6:24). Esas son riquezas con una "R" mayúscula--el
dinero ya no es una mercancía útil, sino una potencia dominante. El juego es solo una de las
muchas maneras en las que podemos caer bajo el poder letal del Rey Dinero, y cuando lo
hacemos, nos hace desleales ante Dios y arruina nuestra relación con él. Además, cuando el
Dinero es el rey, arruina nuestra relación con otras personas. Dios nos creó para amar a las
personas y para usar el dinero, pero amamos el dinero y usamos a las personas.
El dinero puede ser un siervo útil, pero es un amo mortal. Cuando el dinero gobierna tu vida,
adquiere un poder mortal que nunca debió tener. "Los que quieren enriquecerse caen en
tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en
destrucción y perdición". "Porque", como dice la Biblia, "raíz de todos los males es el amor al
dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos
dolores". Lo que hacen las apuestas en tu cuenta bancaria es solo parte del problema. La peor
parte es esta: puedes obsesionarte tanto con el dinero que esto te impide buscar un tesoro en
el cielo. El juego puede ser una parada en el camino hacia el infierno. ¿Y qué beneficios
obtendrás si alcanzas el premio mayor, pero pierdes tu alma?
El dinero es un dios falso. Otro dios falso del apostador es la Señora Suerte, o la
probabilidad. Algunas personas apuestan no solo por el dinero en sí sino porque quieren sentir
que la Señora Suerte está de su lado. La Biblia habla de la providencia de Dios, la forma en
que Dios controla todas las cosas y provee para su pueblo. Pero con demasiada frecuencia,
preferimos pensar en la suerte que en Dios. Después de todo, si la suerte es buena para
nosotros, no tenemos que ser agradecidos o responsables. Podemos hacer lo que
queramos. Pero si un Dios personal y viviente es bueno para nosotros, entonces debemos
vivir una vida de gratitud y responderle.
Las apuestas, entonces, tienden a involucrar la adoración de al menos dos ídolos diferentes:
el Rey Dinero y la Señora Suerte. Muchos de nosotros preferiríamos ser ricos que
santos. Preferimos ser afortunados que buenos. Entonces nos alejamos del Dios santo y
bueno y nos dedicamos al dinero y a la suerte.
Contentamiento en Cristo 
La Biblia nos muestra un mejor camino. Si las apuestas o el amor al dinero se han convertido
en una potencia dominante en tu vida, tienes que ser puesto en libertad, y vas a necesitar un
poder superior a ti mismo para hacer eso. Debes entregar tu vida al cuidado de Jesucristo. Si
quieres disfrutar de la verdadera alegría, necesitas salir del reino donde el Dinero es Rey y la
Señora Suerte es la reina, y necesitas ser parte del dominio donde Jesús es el Señor, donde
él es quien está a cargo de tu vida.
En 1 Timoteo 6, después de advertir acerca de cuán necio, dañoso y destructivo es adorar el
dinero, la Biblia dice: "Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la
piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa
mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado... " (6:11-12). Estas son las
prioridades de Jesús para nosotros. Esto es vivir en Su poder. Tenemos que darnos cuenta de
que el gran premio de la vida no es un premio mayor de la lotería. El premio mayor es nada
menos que la vida eterna en la presencia de Dios. Dios nos llama a tomar ese premio. Y ese
premio no es una apuesta. Es un regalo, un regalo que viene solo a través de la fe en
Jesucristo.
Cuando Jesús murió en la cruz, él superó los poderes mortales que nos atraen hacia el
desastre. La Biblia dice: "Despojando a los principados y a las potestades, los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz" (Colosenses 2:15). No tienes que ser
dominado por las apuestas, por el amor al dinero o por la confianza en la suerte. No tienes
que ser dominado por cualquiera de los poderes demoníacos que buscan corromper y destruir
tu alma. Jesús ha vencido los poderes. Y cuando el Espíritu Santo de Jesús entra en tu
corazón, él te hace parte de la victoria de Jesús. Cuando perteneces a Dios,
no puedes perder. "Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento", dice la
Biblia. Cuando Jesús controla tu vida, la piedad reemplaza la avaricia, y la satisfacción
reemplaza la codicia. En Filipenses 4:19, la Biblia dice: "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os
falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús". El Señor suple todas nuestras
necesidades, tanto materiales como espirituales. Sin embargo, no lo olvides: Dios suple
nuestras necesidades, no nuestra avaricia. Jesús nos enseñó a orar por nuestro pan de cada
día; ¡él no nos enseñó a orar por el premio semanal!
En resumen, debemos estar atentos al hecho de que en nuestra sociedad las apuestas no
solo son un pasatiempo inofensivo. Se han convertido en un poder espiritual amenazante, una
fuerza que despierta deseos necios y dañosos, que se apodera de los individuos y de las
instituciones, que tienta, atrapa y hunde en la ruina a las personas. Compite con Dios mismo
por el control de la vida de las personas.
Pero cuando tu fe está en Jesús, ya no eres dominado por el Rey Dinero o por la Señora
Suerte. Cuando tu corazón está lleno de Cristo, no hay lugar para ningún competidor. Cuando
estés entregado a Cristo y bajo su control, tendrás un tesoro en el cielo,
y también experimentarás satisfacción aquí en la tierra. Entonces, si tienes que apostar,
apuesta todo por Jesús. Ora a él y pídele que te perdone y que gobierne tu vida. Eso no es
una apuesta. Es algo seguro.
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.

¿Qué Hay de Malo con las Apuestas? (Dr. Feddes)


¿Qué Hay de Malo con las Apuestas? Por David Feddes
Casi en cualquier lugar al que vayas hoy en día, tienes la oportunidad de apostar. En el
trabajo, puedes poner dinero en un grupo de apuestas de la oficina. En la tienda, puedes
comprar un puñado de boletos de lotería. En algunos restaurantes, puedes jugar con las
máquinas. En tu buzón de correo, puedes encontrar la última oferta de sorteos. En tu
computadora, puedes ingresar a las apuestas por Internet. En algunas iglesias, puedes jugar
al bingo. En tu tiempo libre, puedes abrir el periódico y leer la última línea de apuestas de
todos los eventos deportivos principales. Durante las vacaciones, puedes visitar
un casino, una embarcación o un hipódromo.
Hubo un tiempo en que el gobierno era hostil a las apuestas, pero ahora muchos gobiernos
permiten muchas formas de apostar e incluso las patrocinan. El gobierno organiza loterías y
las promueve agresivamente. ¿Por qué aumentar los impuestos cuando el gobierno puede
ganar millones simplemente dejando que los ciudadanos prueben su suerte? Cuando el propio
gobierno patrocina las apuestas, no les puede decir que no a otros que quieren hacerse ricos
con alguna empresa de apuestas. Así que las apuestas pasaron de ser una actividad secreta
y vergonzosa a convertirse en un negocio respetado y próspero.
¿Qué hay de malo en ello? A muchas personas les gusta jugar y parecen divertirse
mucho. Las empresas que brindan oportunidades de apuestas proporcionan trabajos a sus
empleados. El gobierno gana dinero a través de los impuestos sobre las apuestas legales, y
las escuelas obtienen una parte del dinero de las loterías. ¿Quién podría oponerse a tales
cosas?
Persiguiendo al Conejo
¿Qué hay de malo con las apuestas? Bueno, piensa en términos de una carrera de perros. En
una carrera de perros, un grupo de galgos persiguen a un conejo mecánico alrededor de una
pista. Esos perros corren como locos, pero no importa qué tan rápido corran, el conejo corre
más rápido y nunca lo atrapan. Creen que van a atraparlo, pero no lo hacen. Siempre
permanece fuera de su alcance. ¿Pero es eso lo más estúpido de esos perros-- que persiguen
algo que no pueden atrapar? No, lo más tonto es que incluso querer atraparlo en primer
lugar. ¿Se supone que uno de esos galgos realmente atraparía al conejo alguna vez? ¿Y
luego qué? El pobre perro masticaría un conejo falso. Se quedaría tan hambriento como
siempre.
Esos perros que persiguen a un conejo falso son como apostadores que persiguen al
dinero. Puedes correr detrás de ese dinero fácil, pero estás persiguiendo un premio que
probablemente no alcanzarás. El dinero sigue fuera de tu alcance. Las probabilidades están
en tu contra. Una pegatina para el parachoques define a la lotería como "un impuesto a las
personas que son malas para las matemáticas". Eso es cierto para casi todas las formas de
apuestas: es una manera de quitarle dinero a las personas que son malas en matemáticas.
Pero supongamos que le pegas al gordo. ¿Y luego qué? Descubres que el dinero no te hace
tan feliz como creías. Eres como un galgo que finalmente atrapa al conejo mecánico, solo
para descubrir que no es tan sabroso ni tan nutritivo. Alguien hizo una encuesta de ganadores
de lotería. La encuesta descubrió que los ganadores del premio mayor tuvieron un estallido de
emoción cuando ganaron por primera vez, pero un año después no eran más felices de lo que
eran antes de ganar la lotería.
Entonces el juego es una tontería al menos por dos razones. Primero, es una tontería porque
rara vez recibes el dinero que estás persiguiendo. En segundo lugar, es una tontería
perseguirlo en un principio. El dinero no puede satisfacer tus necesidades más
profundas. Puedes disfrutar de la emoción de tratar de vencer las probabilidades, pero con
demasiada frecuencia, las probabilidades te golpean. Las apuestas te hacen soñar con ser
rico, pero en lugar de eso te empobrecen--más pobre en términos de dinero y también más
pobre en tu alma. La realización no se encuentra en la emoción del dinero fácil. La
realización se encuentra en Dios. Si perseguimos la felicidad en cualquier lugar que no sea
Dios, dice la Biblia, estamos "afligiendo el espíritu" (Eclesiastés 2:11).
¿Hacerse Rico Rápidamente?
Hace algún tiempo, una persona me envió una larga lista de solicitudes de oración por
correo. Noté que la mayoría de las solicitudes tenían que ver con el dinero: Él quería que
orara para que fueran liquidadas sus facturas sin pagar, para que obtuviera un mejor trabajo,
para que el arrendador redujese las demandas del alquiler y, finalmente, ¡quería que orara
para que Dios lo ayudara a ganar la lotería!
Le respondí y le sugerí que podría pagar más de sus cuentas si dejaba de tirar su dinero en la
lotería. También le sugerí que comenzara a orar por la ayuda de Dios para seguir a Jesús, en
lugar de pedir la ayuda de Dios para ser un apostador exitoso. La Biblia advierte contra
aquellos "que toman la piedad como fuente de ganancia" (1 Timoteo 6:5). ¿Qué forma más
descarada de utilizar la piedad como un medio para obtener ganancias financieras que utilizar
el acto sagrado de la oración como un esfuerzo por ganar toneladas de dinero que proviene
de los bolsillos de otras personas?
La Biblia nos ofrece ideas importantes sobre nuestra relación con el dinero en 1 Timoteo 6,
diciendo:
            Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos
traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo,
estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y
en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;
porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron
de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. (I Timoteo 6:6-10)
No se mencionan los juegos de azar en este pasaje, pero hay algunas ideas valiosas que se
aplican a las apuestas y nos ayudan a verlas como lo que son. El versículo 9 es
especialmente revelador: "Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en
muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición".
El deseo de hacerse rico rápidamente, de obtener algo sin trabajar por ello, es una de las
principales atracciones de las apuestas. Esperas enriquecerte y empobrecer a alguien más en
el proceso. La perspectiva de hacerte rico es lo suficientemente atractiva, y es aún más
emocionante cuando sientes el desafío competitivo de superar las probabilidades y de ganar
dinero a expensas de alguien más. Las apuestas son una bebida embriagadora que mezcla la
codicia con una dosis de competencia dura.
El deseo de hacerse rico, según la Biblia, da lugar a "muchas codicias necias y dañosas". Esto
es cierto acerca de la codicia en general, pero es especialmente cierto para los juegos de
apuestas--son necias y dañosas. Irónicamente, los juegos de azar a menudo comienzan con
el amor al dinero y, sin embargo, el resultado final casi siempre es una pérdida de dinero. Un
amigo mío dice que a veces, cuando está en una tienda de conveniencia, le preguntan si
quiere comprar boletos de lotería. Por lo general, él solo dice que no quiere ninguno, pero de
vez en cuando dice: "No, preferiría simplemente quemar mi dinero".
Apostar es una mala apuesta. Tienes más posibilidades de ser alcanzado por un rayo que de
ganar a lo grande en la lotería. Las apuestas están amañadas y las probabilidades se
calculan para que casi todos los que jueguen pierdan dinero. Los perdedores superan en
número a los ganadores. ¿De qué otra manera la lotería podría ser una gran fuente de dinero
para el gobierno? ¿De qué otra manera podrían ser tan lucrativos los casinos y los
hipódromos? La triste ironía de los juegos de azar es que comienzas queriendo ganar algo de
dinero fácil, pero terminas perdiendo el dinero ganado con el sudor de tu frente. Te
gustaría ganar algo por nada, pero en cambio obtienes nada por algo.
Las apuestas son necias y dañosas, y cuanto más fuerte es su control, más dañinas se
vuelven. Recuerdo haber hablado con una mujer angustiada que me dijo que su familia estaba
teniendo problemas financieros. Luego me dijo el salario de su esposo. ¡Era
enorme! Cualquiera que sea el problema que tenía con el dinero, no era porque sus ingresos
no fueran lo suficientemente altos. Pero por alguna razón, sus altos ingresos no parecían lo
suficientemente altos para él, y su sueldo constante no era lo suficientemente
emocionante. Este hombre quería emociones. Quería pegarle a lo grande y ser muy rico. Y
así gastaba varios cientos de dólares cada semana en la lotería. Él no ganó nada, pero logró
rezagarse irremediablemente en pagar sus cuentas. Sus apuestas lo lastimaron, y lo que es
peor, lastimaron a su esposa e hijos. Como dice la Biblia, "Alborota su casa el codicioso"
(Proverbios 15:27).
Un ex apostador me dijo que acumuló deudas de más de $300,000. Tenía un ingreso
comercial excelente, pero sus ingresos no podían mantener el ritmo de sus apuestas. Casi
arruinó su matrimonio. Sabía que estaba fuera de control cuando comenzó a recibir amenazas
de usureros y mafiosos. En ese punto, las apuestas ya no eran divertidas. El hombre se liberó
de las apuestas, se conectó con Dios y recuperó su relación con su esposa e
hijos. Pero estuvo muy cerca de perder a su familia, e incluso su vida, antes de que finalmente
se diera cuenta. Tales situaciones se están volviendo muy comunes. Cada vez más
personas son esclavizadas por las apuestas y ponen en peligro su propio bienestar.
Un Proxeneta del Pecado
Incluso el gobierno es adicto a las apuestas--o al menos al dinero que proviene de ellas. Los
gobiernos equilibran los presupuestos utilizando dólares provenientes de la lotería e
impuestos sobre las compañías de apuestas. Las campañas electorales son financiadas por
medio de montones de contribuciones de empresas de apuestas millonarias.
A pesar de los hogares destruidos y de las vidas arruinadas, el gobierno todavía trata a las
apuestas como algo grandioso. Los oficiales presumen de las cosas buenas que logran los
dólares de la lotería. Algunos proclaman los beneficios económicos que los casinos aportan a
una comunidad. ¡Qué ridículo! Un gobierno que intenta resolver problemas promoviendo las
apuestas es como un departamento de bomberos que trata de apagar un incendio rociándolo
con gasolina. Un periodista lo expresó de esta manera:
            Las apuestas explotan una debilidad humana. Las apuestas son paralelas a su
compañera constante, la prostitución, al sugerir que uno puede comprar la felicidad. Cuando
los juegos de azar no solo son condonados, sino que también son respaldados oficialmente
por funcionarios de la ciudad y del estado a través de loterías y de salones autorizados, el
gobierno se ha convertido en un proxeneta del pecado.
"Un proxeneta del pecado". Esa es una declaración dura--pero es verdad, y sucede cada vez
que el gobierno insta a la gente a apostar.
Las apuestas patrocinadas por el gobierno en realidad son un impuesto a la insensatez y a la
debilidad, una forma de perjudicar a las personas para ayudarlas. Una gran cantidad de dinero
de la lotería es tomada de personas con bajos ingresos, quienes viven en la pobreza y que en
vano esperan poder comprar un boleto para salir de su situación. A la mayoría de las
personas que hacen fila para comprar boletos de lotería en las tiendas locales les conviene
más gastar el dinero en un nuevo par de pantalones o en algunos comestibles. Pero apuestan
en su lugar, y su situación desesperada se vuelve aún más desesperada.
Por supuesto, no todos los que apuestan tienen bajos ingresos. Algunos, como hemos visto,
ganan mucho dinero. Pero incluso muchos que tienen grandes ingresos realmente no pueden
darse el lujo de apostar. Lo que comienza como un divertido juego que mordisquea unos
pocos dólares se convierte en una obsesión que devora sus vidas. Por lo tanto, incluso si el
gobierno usa el dinero de las apuestas para algunas causas buenas, nunca compensará el
daño que está haciendo.
Es hora de enfrentar el hecho de que las apuestas se han convertido en una poderosa fuerza
que impregna a toda nuestra sociedad. Han tomado la vida de muchas personas,
convirtiéndolas en apostadores compulsivos. Tal vez eso le haya pasado a alguien que
conoces, o incluso a ti. Y las apuestas no solo han tomado el control de muchas personas,
sino que también se han infiltrado en nuestras principales instituciones. Son una gran parte de
la estrategia de marketing para muchas compañías diferentes, desde tarjetas para raspar y
ganar, hasta loterías y sorteos. Están estrechamente relacionadas con casi todos los eventos
deportivos: Ningún informe deportivo está completo sin mencionar las probabilidades o la
diferencia de puntos. Las ciudades, los estados y las provincias son cada vez más
dependientes de los ingresos de las apuestas. Incluso muchas organizaciones benéficas e
iglesias confían en las salas de bingo y en las rifas como parte de su estrategia de
recaudación de fondos.
Para algunas personas, esto puede parecer un paraíso para los apostadores, pero cualquier
individuo o sociedad que caiga bajo el poder de las apuestas está en un gran problema. Como
dice la Biblia, "los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias
necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición". Observa la
progresión: primero eres tentado; luego eres atrapado; y luego te encuentras hundiéndote de
cabeza en la destrucción, incapaz de ayudarte o de detener la zambullida. El resultado final no
solo es la ruina financiera sino la ruina espiritual.
El Rey Dinero, La Señora Suerte
El Rey Dinero y La Señora Suerte pueden parecer atractivos y agradables al principio, pero
antes de que te des cuenta, te tienen atrapado y están dominando y arruinando tu vida. El
amor al dinero, el deseo de ser rico, puede emplear un poder en sí mismo. El Rey Dinero y la
Señora Suerte son más que simples formas de hablar. La Biblia habla de misteriosos poderes
espirituales que pueden controlar a los individuos y dominar las estructuras sociales (Efesios
6:12, Romanos 8:38). Estos poderes logran un terrible control sobre muchas
personas. Distorsionan los valores y las prioridades de sociedades enteras. En definitiva,
compiten con Dios mismo por nuestra lealtad y confianza.
Es por eso que la codicia es un asunto tan serio. No es solo un pequeño error o una pequeña
debilidad. La avaricia, según la Biblia, es rendirse a un poder espiritual. Es idolatría (Efesios
5:5, Colosenses 3:5). Es confiar y adorar algo fuera de Dios. Jesús mismo dijo: "No podéis
servir a Dios y a las riquezas" (Mateo 6:24). Esas son riquezas con una "R" mayúscula--el
dinero ya no es una mercancía útil, sino una potencia dominante. El juego es solo una de las
muchas maneras en las que podemos caer bajo el poder letal del Rey Dinero, y cuando lo
hacemos, nos hace desleales ante Dios y arruina nuestra relación con él. Además, cuando el
Dinero es el rey, arruina nuestra relación con otras personas. Dios nos creó para amar a las
personas y para usar el dinero, pero amamos el dinero y usamos a las personas.
El dinero puede ser un siervo útil, pero es un amo mortal. Cuando el dinero gobierna tu vida,
adquiere un poder mortal que nunca debió tener. "Los que quieren enriquecerse caen en
tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en
destrucción y perdición". "Porque", como dice la Biblia, "raíz de todos los males es el amor al
dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos
dolores". Lo que hacen las apuestas en tu cuenta bancaria es solo parte del problema. La peor
parte es esta: puedes obsesionarte tanto con el dinero que esto te impide buscar un tesoro en
el cielo. El juego puede ser una parada en el camino hacia el infierno. ¿Y qué beneficios
obtendrás si alcanzas el premio mayor, pero pierdes tu alma?
El dinero es un dios falso. Otro dios falso del apostador es la Señora Suerte, o la
probabilidad. Algunas personas apuestan no solo por el dinero en sí sino porque quieren sentir
que la Señora Suerte está de su lado. La Biblia habla de la providencia de Dios, la forma en
que Dios controla todas las cosas y provee para su pueblo. Pero con demasiada frecuencia,
preferimos pensar en la suerte que en Dios. Después de todo, si la suerte es buena para
nosotros, no tenemos que ser agradecidos o responsables. Podemos hacer lo que
queramos. Pero si un Dios personal y viviente es bueno para nosotros, entonces debemos
vivir una vida de gratitud y responderle.
Las apuestas, entonces, tienden a involucrar la adoración de al menos dos ídolos diferentes:
el Rey Dinero y la Señora Suerte. Muchos de nosotros preferiríamos ser ricos que
santos. Preferimos ser afortunados que buenos. Entonces nos alejamos del Dios santo y
bueno y nos dedicamos al dinero y a la suerte.
Contentamiento en Cristo 
La Biblia nos muestra un mejor camino. Si las apuestas o el amor al dinero se han convertido
en una potencia dominante en tu vida, tienes que ser puesto en libertad, y vas a necesitar un
poder superior a ti mismo para hacer eso. Debes entregar tu vida al cuidado de Jesucristo. Si
quieres disfrutar de la verdadera alegría, necesitas salir del reino donde el Dinero es Rey y la
Señora Suerte es la reina, y necesitas ser parte del dominio donde Jesús es el Señor, donde
él es quien está a cargo de tu vida.
En 1 Timoteo 6, después de advertir acerca de cuán necio, dañoso y destructivo es adorar el
dinero, la Biblia dice: "Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la
piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa
mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado... " (6:11-12). Estas son las
prioridades de Jesús para nosotros. Esto es vivir en Su poder. Tenemos que darnos cuenta de
que el gran premio de la vida no es un premio mayor de la lotería. El premio mayor es nada
menos que la vida eterna en la presencia de Dios. Dios nos llama a tomar ese premio. Y ese
premio no es una apuesta. Es un regalo, un regalo que viene solo a través de la fe en
Jesucristo.
Cuando Jesús murió en la cruz, él superó los poderes mortales que nos atraen hacia el
desastre. La Biblia dice: "Despojando a los principados y a las potestades, los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz" (Colosenses 2:15). No tienes que ser
dominado por las apuestas, por el amor al dinero o por la confianza en la suerte. No tienes
que ser dominado por cualquiera de los poderes demoníacos que buscan corromper y destruir
tu alma. Jesús ha vencido los poderes. Y cuando el Espíritu Santo de Jesús entra en tu
corazón, él te hace parte de la victoria de Jesús. Cuando perteneces a Dios,
no puedes perder. "Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento", dice la
Biblia. Cuando Jesús controla tu vida, la piedad reemplaza la avaricia, y la satisfacción
reemplaza la codicia. En Filipenses 4:19, la Biblia dice: "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os
falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús". El Señor suple todas nuestras
necesidades, tanto materiales como espirituales. Sin embargo, no lo olvides: Dios suple
nuestras necesidades, no nuestra avaricia. Jesús nos enseñó a orar por nuestro pan de cada
día; ¡él no nos enseñó a orar por el premio semanal!
En resumen, debemos estar atentos al hecho de que en nuestra sociedad las apuestas no
solo son un pasatiempo inofensivo. Se han convertido en un poder espiritual amenazante, una
fuerza que despierta deseos necios y dañosos, que se apodera de los individuos y de las
instituciones, que tienta, atrapa y hunde en la ruina a las personas. Compite con Dios mismo
por el control de la vida de las personas.
Pero cuando tu fe está en Jesús, ya no eres dominado por el Rey Dinero o por la Señora
Suerte. Cuando tu corazón está lleno de Cristo, no hay lugar para ningún competidor. Cuando
estés entregado a Cristo y bajo su control, tendrás un tesoro en el cielo,
y también experimentarás satisfacción aquí en la tierra. Entonces, si tienes que apostar,
apuesta todo por Jesús. Ora a él y pídele que te perdone y que gobierne tu vida. Eso no es
una apuesta. Es algo seguro.
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.

Cómo Arruinar Tu Vida (Dr. Feddes)


Cómo Arruinar Tu Vida
Por David Feddes
Cuando hablé con Jim, se sentía devastado. La esposa de Jim acababa de deshacerse de él
para compartir su cama con un hombre mucho más joven. Jim se sintió traicionado y
destrozado a causa del adulterio de su esposa. Me sentí triste por él y le conté mi
preocupación. ¡Qué cosa tan horrible por la cual pasar!
A medida que hablamos más, le pregunté a Jim si él y su esposa tenían hijos. Él respondió:
"No, no tenemos. No juntos, de todos modos. Ella tiene dos hijos de un matrimonio anterior.
Yo tengo un hijo de una relación anterior--viví con una novia durante varios años y nunca me
casé con ella, pero tuvimos un bebé juntos. Mi hija ahora vive con su madre, mi ex novia".
Un poco más tarde, le pregunté a Jim si creía en Dios. "Oh, sí, creo en Dios", dijo
Jim. "También creo en ángeles guardianes que cuidan de mí".
Le pregunté a Jim si alguna vez leía la Biblia. "No", respondió, "no leo la Biblia".
Le pregunté a Jim si alguna vez iba a la iglesia. "No", dijo, "no voy a la iglesia. Realmente
nunca he visto ninguna necesidad de ir a la iglesia".
Entonces Jim cambió de tema y dijo: "¿Qué piensas de los psíquicos? ¿Crees que los
psíquicos pueden leer tu mente y decirte lo que te va a pasar en el futuro?
Respondí: "¿Por qué preguntas? ¿Acudes con psíquicos?".
"Claro que sí, todo el tiempo", declaró Jim. "Recibo mucha orientación de los psíquicos. ¿Qué
piensas de ellos?".
"Bueno", dije, "en el mejor de los casos, los videntes son impostores que no tienen poderes
especiales e inventan cosas a medida que asienten. En el peor de los casos, si un psíquico
tiene poderes especiales, esos poderes provienen de demonios. Entonces, ya sea que los
videntes sean falsos o francamente demoníacos, ellos son malas
noticias". Jim se sorprendió. Dijo que tendría que pensar en eso un poco más.
Luego le dije: "Jim, realmente siento mucho el adulterio de tu esposa, y no quiero aumentar tu
dolor. Pero tus problemas van mucho más allá de tus problemas con tu esposa. Estás fuera
de tono con Dios. Claro, tú crees que Dios existe, pero bueno, tu esposa también cree que tú
existes. Eso no significa que exista una buena relación. Hay una gran diferencia entre creer
que alguien existe y en tener una relación sana. Tu esposa cree que tú existes, pero te ignora,
va en contra de tus deseos y no te quiere en su vida. Tú crees que Dios existe, pero lo
ignoras, vas en contra de sus deseos, y no lo tienes en tu vida. Viviste con una mujer durante
años y nunca te casaste con ella, a pesar de que Dios dice que el sexo es solo para el
matrimonio. Acudes con psíquicos, aunque Dios diga que no lo hagas, y no pasas tiempo en
la iglesia, aunque Dios lo ordene".
"Tienes que cambiar", le dije a Jim. "¿El adulterio de tu esposa es tan diferente de cuando
vivías con una novia como si el matrimonio no importara? El problema de raíz de todo es vivir
sin Dios. Necesitas a Dios en tu vida. No solo creas que Dios existe. Busca una relación con
Cristo. Lee la Biblia. Haz lo que ésta dice. Lo siento, Jim, si lo que estoy diciendo te hace
sentir aún más miserable. No quiero añadir más a tus problemas. Solo quiero que halles una
nueva vida." Jim dijo que le había dado mucho en qué pensar, y luego nos despedimos.
Ahora, cuando te cuento sobre Jim, no estoy usando su nombre real, y he cambiado algunos
detalles menores para proteger su identidad. Pero nuestra conversación fue más o menos
como la describí. He hablado sobre cosas similares con muchas otras personas. Me entristece
cada vez que la vida de alguien está en ruinas, y soy reacio a hacer que se sientan aún peor
al señalar más problemas. Pero a veces la única forma de salir de un lío es primero darte
cuenta de cómo llegaste allí.
Así que imaginemos que estás ansioso por arruinar tu vida, y quieres un consejo claro y
seguro sobre cómo hacerlo. Quieres conocer el camino a la ruina en tres sencillos pasos.
Sé Tú Mismo
Si tuviera que escribir un manual o producir un seminario sobre cómo arruinar tu vida, mi
primer consejo sería este: sé tú mismo. Eso es todo lo que necesitas. Solo sé tú
mismo. Escucha atentamente tus propias opiniones. Sigue tus propios impulsos. Haz lo que
tengas ganas de hacer. Solo se tú mismo, y de seguro te destruirás a ti mismo. En Proverbios
14:12, la Biblia dice: "Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de
muerte". La Biblia no repite muchas cosas con las mismas palabras, pero repite esta
afirmación exacta en Proverbios 16:25, que nuevamente declara: "Hay camino que parece
derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte". Nada se siente más bien que ser tú
mismo--y nada arruina tu vida con tanta seguridad.
Jim solo estaba siendo él mismo y seguía un camino que le parecía correcto. Parecía correcto
creer en Dios y en los ángeles sin ninguna relación real con Cristo. Parecía correcto no leer la
Biblia. Parecía correcto no adorar en la iglesia. Parecía correcto mudarse con una mujer, tener
un hijo, y luego marcharse y seguir adelante. Parecía correcto depender de los psíquicos
como guías. Parecía correcto para Jim seguir sus instintos y ser él mismo, pero cuando su
esposa siguió sus instintos y se fue a la cama con otro hombre, de repente eso no parecía
estar bien.
"Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte"--las relaciones
mueren, los sueños mueren, el cuerpo muere y, en última instancia, existe la horrible muerte
más allá de la muerte, en el infierno. Así que sé tú mismo, haz lo que te parezca bien y
arruinarás tu vida ahora y arruinarás tu futuro eterno. Ser uno mismo es un paso clave en el
camino hacia la ruina.
¿No es insultante que te digan que arruinarás tu vida e irás al infierno simplemente por ser tú
mismo? ¿Qué es tan horrible y mortal acerca de ser tú mismo? Bueno, la Biblia dice que, por
nuestra cuenta, sin Dios, todos nosotros estamos espiritualmente muertos en el
pecado. Tratamos de satisfacer los antojos de nuestro ser
pecaminoso. Seguimos pensamientos y deseos que nos parecen normales, pero hacemos
enojar a Dios y nos sometemos a su castigo (Efesios 2:1-3).
Este ser caído, a veces llamado "la carne" o "la naturaleza pecaminosa", es con lo que todos
nacemos. No necesitamos aprender a ser egoístas o pecaminosos; viene naturalmente. Si tu
naturaleza egoísta y pecaminosa sigue siendo tu identidad central, si no recibes un nuevo yo a
través del Espíritu Santo de Dios, si sigues siendo tú mismo y haces lo que tu naturaleza
pecaminosa te diga qué hacer, arruinarás tu vida e irás al infierno. La Escritura dice: "No os
engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también
segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción" (Gálatas 6:7-8).
Arruinar tu vida es tan cierto como sembrar y cosechar. Siembra para complacerte a ti
mismo, y cosecharás la ruina y el infierno.
Se Impío
Veamos un segundo paso simple en el camino hacia la ruina, otra guía sobre cómo arruinar tu
vida: ser impío. No tienes que ser ateo para ser impío. Puedes creer que Dios existe y aún ser
impío, simplemente al no escuchar a Dios y no ponerlo primero en tu vida. Puedes ser impío al
buscar tus propios deseos inmediatos en lugar de las bendiciones eternas de Dios. Puedes
ser impío al poner tus propias decisiones por delante de la dirección de Dios.
Un ejemplo bíblico de esto fue Esaú. Esaú sabía que Dios era real, pero Esaú no le prestó
atención al Señor ni valoró las bendiciones del Señor. Como el hijo mayor de la familia, Esaú
estaba destinado a recibir el derecho especial de nacimiento como el próximo líder de la
familia y como el principal heredero de las promesas que Dios les hizo a su padre y a su
abuelo. Un día, Esaú permaneció en el campo abierto durante un tiempo. En
el momento en que regresó a su casa, tuvo hambre--mucha hambre. Su hermano menor
Jacob estaba cocinando un poco de estofado. Esaú le dijo a Jacob: "¡Rápido, dame un poco
de ese guisado rojo! ¡Me muero de hambre!".
Jacob respondió: "Véndeme en este día tu primogenitura."
Esaú dijo: "He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?" Esaú
hizo un juramento, dándole el derecho de nacimiento a Jacob. Entonces Jacob le dio a Esaú
pan y un guisado de lentejas. Esaú comió y bebió, y luego se levantó y se fue. La Biblia lo
resume diciendo: "Así menospreció Esaú la primogenitura" (véase Génesis 25:29-34). A Esaú
le importaba más su estómago que Dios. Él no valoraba tener la bendición de Dios sobre su
vida y sobre las generaciones venideras. Su lema era: "Quiero lo que quiero cuando lo
quiero". 
Esaú siguió su apetito inmediato, no solo por la comida, sino también por las
mujeres. Encontró a dos mujeres adoradoras de ídolos, pero él las quería, por lo que se casó
con ambas, sin importar lo que Dios pensara, sin importar lo que pensarían sus padres. Las
malvadas esposas de Esaú fueron tal aflicción para la madre de Esaú, Rebeca, que ella
apenas quería seguir viviendo, y su padre Isaac también estaba molesto.
Cuando Esaú finalmente se dio cuenta de lo desagradables que eran sus esposas para sus
padres, ¿qué hizo? Salió, encontró a una mujer que pensó que les agradaría a sus padres y la
agregó a las esposas que ya tenía. Esaú estaba siendo él mismo, siguiendo sus propios
instintos, tratando de resolver los problemas a su manera--y en el proceso acumuló más
problemas que los que ya tenía.
Si quieres arruinar tu vida, sé impío como Esaú. Haz lo que te diga tu apetito; no pienses en
bendiciones futuras que podrías estar desperdiciando. Adelante, asume que incluso si Dios
existe, no le importará que lo ignoren. Tu trabajo es hacer lo que quieras; el trabajo de Dios es
enviar ángeles de la guarda para asegurarse de que disfrutes de la máxima diversión y del
daño mínimo. Incluso si crees que existe un Dios, simplemente sé impío y permanece sin
Dios, y tu camino terminará en la ruina, garantizado. Te encontrarás de un lío a otro y
terminarás exiliado de Dios en el infierno. La Biblia dice "la santidad, sin la cual nadie verá al
Señor" y advierte contra ser "profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su
primogenitura. Porque… después, deseando heredar la bendición, fue desechado" (Hebreos
12:14-16).
Se Anti Bíblico 
Si no has oído lo suficiente sobre la forma de arruinar tu vida, aquí hay un tercer paso en el
camino hacia la ruina: ser anti bíblico.
Una forma de ser anti bíblico es buscar una guía sobrenatural lejos de la Biblia. Consulta a un
psíquico que asegure leer tu mente y ver tu futuro. Basa tus decisiones en lo que dice el
psíquico. Lee fielmente el horóscopo. Busca a personas involucradas en la canalización o en
la brujería, y consigue orientación de ellas. La Biblia advierte que todas esas cosas son malas,
así que si sigues adelante y las haces, arruinarás tu vida.
Pero tal vez no creas en estas supersticiones y piensas que la Biblia es especial. Eso
todavía no tiene que impedirte arruinar tu vida. Si quieres seguir corriendo hacia el camino de
la ruina, puedes pensar en la Biblia como el Libro Bueno y guardar por ahí una copia--
simplemente no la leas. O, si la lees, quédate con unos pocos versículos que te gusten y que
te hagan sentir bien. No te acostumbres a leer la Biblia todos los días. No llenes tu mente con
pensamientos bíblicos. No medites en las promesas de Dios. No tiembles ante las
advertencias de Dios. No te concentres demasiado en Jesús. Y asegúrate de no poner en
práctica el mensaje de la Biblia en tu vida diaria.
Sé anti bíblico y arruinarás tu vida, tal vez sin saber por qué. "El camino de los impíos es como
la oscuridad; No saben en qué tropiezan" (Proverbios 4:19). A veces esta oscuridad ignorante
proviene de no contar con la Biblia en absoluto. Pero incluso si cuentas con la Biblia, todavía
puedes arruinar tu vida. Simplemente deja la Biblia en el estante y llena tu mente con todo tipo
de otras cosas. Lee los tabloides de los supermercados y las novelas románticas. Escucha a
los presentadores polémicos de la radio o llena tus auriculares con música
sórdida. Juega muchos videojuegos violentos. Pasa mucho tiempo en Internet, especialmente
en sitios porno sucios o en salas de chat crudas. Mira tanta televisión como puedas. Ve al cine
siempre que te sea posible. Alquila varias películas cada semana. Únete a los millones de
personas que miran show tras show sobre sexo y asesinato. No te preocupes, no tienes que
convertirte en un asesino o actuar como un pervertido sexual para arruinar tu
vida. Simplemente llena tu imaginación y tus pensamientos con tales cosas. Alimenta tu
apetito con cosas que Satanás encuentra deliciosas, y tu corazón se oscurecerá más y
más. Pronto la Biblia te parecerá seca y aburrida, y tendrás gusto por las cosas más oscuras.
Pero tal vez no te guste el veneno de los medios. Aun así, aún puedes desplazar la Biblia y
arruinar tu vida. No tienes que tomar veneno. Solo rellena tu mente de comida
chatarra. Pégate a tu televisor. Mira horas de deportes, telenovelas, espectáculos delictivos,
caricaturas, o lo que sea--estos no tienen que ser horribles. Cualquier cosa servirá siempre y
cuando ocupe tu tiempo y te mantenga alejado de la Biblia. Alimenta tu mente y tu alma con
horas de comida chatarra. Entonces, incluso si pasas un poco de tiempo escuchando la Biblia
en la iglesia una vez a la semana, la Palabra de Dios será desplazada por todas las otras
cosas en tu mente, y harás un gran progreso en el camino hacia la ruina.
De la Ruina a la Renovación
Ahora, si alguien realmente escribiera un manual sobre cómo arruinar tu vida y lo titulara El
Camino de Tres Pasos Hacia la Ruina, no intentarías seguir sus instrucciones, ¿o sí? Arruinar
tu vida no es algo que elijas deliberadamente, que planifiques con anticipación y luego lo
lleves a cabo paso a paso. Pero tal vez lo has estado haciendo sin siquiera intentarlo: estás
siendo tú mismo, estás siendo impío y estás siendo anti bíblico. Ahora que has escuchado el
camino de tres pasos hacia la ruina, piensa si has estado siguiendo estas instrucciones
mortales. Tal vez los has estado siguiendo al pie de la letra. No necesitabas asesoramiento
para ser tú mismo, para ser impío, o para ser anti bíblico--ya has estado haciendo esas cosas
sin que te lo hubieran dicho.
He sido directo, y no ha sido agradable. Pero mi única razón para explicar cómo arruinar tu
vida es para que no lo hagas. Me rompe el corazón ver cómo los matrimonios se derrumban,
las familias se desmoronan, las personas son esclavizadas en hábitos e impulsos mortales,
las almas se mueven por el camino ancho hacia el infierno eterno. Si estás en medio de un
horrible lío, necesitas saber cómo llegaste allí. Y si todavía no te sientes como si estuvieras en
un lío, necesitas saber hacia dónde te diriges si continúas siendo tú mismo, siendo impío y
siendo no bíblico. Es posible que no veas ningún daño en eso. Pero recuerda lo que dice la
Biblia: "Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte".
Si no quieres arruinar tu vida, si en cambio quieres que prospere tu vida, ¿qué se necesita?
Concentrémonos en tres cosas. Primero, en lugar de solo ser tú mismo, vuélvete nuevo--
consigue un nuevo yo. Segundo, en vez de ser impío, vuélvete piadoso--premia a Dios y sus
promesas por encima de cualquier otra cosa. Tercero, en vez de ser anti bíblico, conviértete
en un ser bíblico--festeja diariamente la Palabra de Dios, la Biblia, y vive de acuerdo a ella.
Volviéndote Nuevo 
Comienza volviéndote nuevo. Consigue un nuevo yo. Sin un nuevo yo, cambias tu
comportamiento por un tiempo, pero si de alguna manera no consigues un nuevo yo,
eventualmente vuelves a caer en tu identidad pecaminosa interior. De hecho, la Biblia dice
que si dejas tu pecado por un tiempo y conoces algo de Jesús, pero luego vuelves a tus viejos
caminos, estás peor que si nunca hubieras conocido algo mejor. Si no has nacido de nuevo, si
conservas la misma naturaleza, entonces debes volver a la misma forma de vida. Como dice
la Biblia, "el perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno." (2 Pedro
2:22).
Un perro puede estar bien entrenado y tener un corte de pelo elegante, pero sigue siendo un
perro por naturaleza, y si se le da la oportunidad, se comerá su propio vómito. Eso es lo que
hacen los perros. Del mismo modo, los cerdos tienen una naturaleza que es atraída hacia el
lado. No es suficiente sacar al cerdo del lodo; tienes que quitar el lodo del cerdo La naturaleza
de un cerdo es amar el lodo. Sin una nueva naturaleza, ese cerdo volverá a revolcarse en el
lodo en el momento en que tenga la oportunidad. Para mantenerse limpio, el cerdo no solo
necesita ser lavado. Necesita dejar de ser un cerdo. Necesita convertirse en otra cosa.
Pero, ¿cómo puede un perro dejar de ser un perro? ¿Cómo puede un cerdo dejar de ser un
cerdo? ¿Cómo puedes tú dejar de ser tú y recibir una nueva identidad? No puedes hacerlo por
tu cuenta. La Biblia dice que así como un leopardo no puede mudar sus manchas, entonces
las personas con personalidades pecaminosas no pueden volverse buenas por sí mismas
(Jeremías 13:23). Dios ordena: "haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo" (Ezequiel
18:31). Pero Dios sabe que no puedes hacer esto por tu cuenta, entonces el Señor dice: "Os
daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros"(Ezequiel 36:26). Aquello
que no puedes hacer, Dios lo puede hacer por ti. Jesús habló de eso como haber nacido de
arriba, haber nacido de nuevo.
Así que no sigas siendo solo tú mismo. Eso es un callejón sin salida, una forma segura de
arruinar tu vida. Renuncia a ti mismo y pide humildemente la misericordia, el perdón y la
nueva vida de Dios. Por la fe recibe la limpieza a través de la sangre de Jesús y un nuevo
yo. Un nuevo tú nace cuando el Espíritu Santo de Dios pone la vida de Cristo dentro de
ti. Como dijo el apóstol Pablo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas
vive Cristo en mí" (Gálatas 2:20). Una vez que tengas este nuevo ser, todavía no serás
perfecto. Tu viejo yo todavía querrá hacer su voluntad. Pero a través del poder de Dios,
"Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne" (Gálatas 5:16). En lugar de ser
tú mismo, vuélvete nuevo y por primera vez serás verdaderamente sano.
Volviéndote Piadoso
Segundo, en lugar de ser impío, sé piadoso. Vimos antes que ser impío no significa
necesariamente ser ateo. Significa que no le das a Dios una alta prioridad o que no valoras su
favor y bendición por encima de todo lo demás. Ser piadoso, por otro lado, significa que
valoras a Dios sobre todas las cosas. Cristo es tu deleite supremo. Su amistad y su favor es tu
anhelo más profundo. Todo lo demás es basura en comparación.
Vimos antes que los apetitos de Esaú por la comida y por las mujeres le importaban más que
la bendición de Dios. No seas impío como Esaú. Se piadoso. No pongas deseos inmediatos
por delante de tu destino eterno. Haz de Jesucristo tu mayor tesoro y placer. La Biblia dice:
"Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo
llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios
es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal. Mas nuestra
ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo"
(Filipenses 3:18-20). Piensa y actúa como un ciudadano del cielo. Vuélvete piadoso.
Volviéndote Bíblico
Tercero, en vez de ser anti bíblico, vuélvete bíblico. Lee la Biblia diariamente y piensa en ella
constantemente. La Biblia dice que una persona que se deleita en la Palabra de Dios "Será
como árbol plantado junto a corrientes de aguas... Todo lo que hace prospera" (Salmos 1:3).
Hunde profundamente tus raíces en la Biblia, bebe en la verdad y en la vida de la Palabra de
Dios todos los días, y te fortalecerás y producirás buenos frutos.
Deshazte del veneno de los medios. Aléjate de los espectáculos y de las canciones
sangrientas y sucias. Mantén al mínimo incluso las cosas más inofensivas para dar espacio a
la Palabra de Dios. Permite que la lectura de la Biblia y la oración marquen la pauta de tu
vida. Te sorprenderá la alegría y la transformación que experimentarás
personalmente. Si estás casado, encontrarás que tu matrimonio se fortalecerá. Las parejas
que leen la Biblia juntas, que oran juntas y que oran el uno por el otro crecen en amor cada
día. Cada vez más parejas que ignoran la Biblia descubren que sus relaciones se encuentran
arruinadas. Pero si el esposo y la esposa nutren diariamente su amor en las Escrituras y en la
oración, si adoran semanalmente en la iglesia con otros seguidores de Jesús, tales
matrimonios prosperan y casi nunca se disuelven. Si tienes hijos, siéntense todos los días
como familia para leer la Biblia, para orar, para cantar y para animarse personalmente. Tus
hijos prosperarán, y muchas tentaciones que arruinarán la vida de otros
niños simplemente no tendrán mucho atractivo para aquellos que disfrutan de la Palabra de
Dios. La Biblia los hará sabios para la vida eterna.
No destroces tu vida siguiendo el camino de tres pasos hacia la ruina. En cambio, pídele al
Señor Jesús que te salve. En lugar de ser tú mismo, vuélvete nuevo. En lugar de ser impío,
vuélvete piadoso. En lugar de ser anti bíblico, vuélvete bíblico. Y prosperarás y vivirás para
siempre.
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.

Tres Reglas de Oro (Dr. Feddes)


Tres Reglas de Oro por David Feddes
El QHJ ha aparecido mucho en los últimos años. QHJ suena como las letras de una estación
de radio, pero las personas con QHJ en pulseras, en camisetas y en pegatinas no están
tratando de promover una emisora de radio. Para muchos, QHJ es un lema, un recordatorio a
preguntarse en cada situación, "¿Qué Haría Jesús? "Eso puede ser útil. Si QHJ te ayuda a no
olvidar al Señor y te recuerda que seas más como Cristo, es bueno para ti.
Pero QHJ tiene sus límites. No quiero desalentar a quienes encuentran útil preguntar: "¿Qué
haría Jesús?" pero debemos cuidarnos de posibles trampas.
Una desventaja es que QHJ es un generador de dinero. Es una regla de oro en el sentido de
que ha generado dinero para los especialistas en mercadotecnia, y esto puede perder su
significado. Originalmente la pregunta "¿Qué haría Jesús?" era el tema de un libro
superventas de una época anterior llamado En Sus Pasos, por Charles Sheldon. En esta
historia ficticia, las personas de un pueblo se transforman de formas maravillosas cuando
deciden preguntarse "¿Qué haría Jesús?" antes de hacer algo. Ahora todo el libro ha sido
reducido al lema "¿Qué haría Jesús?" El lema ha sido reducido a tres letras, QHJ. Y las tres
letras se han convertido en un artículo de moda religiosa que genera dinero en efectivo.
De alguna manera, este proceso tipifica las tendencias de la mercadotecnia Cristiana. El
deseo de profundizar en el estudio de la Biblia y en la reflexión cuidadosa disminuye, y
aumenta el apetito por la ficción religiosa. Entonces algunas personas ni siquiera quieren
molestarse con la ficción; preferirían no leer en absoluto. Prefieren lemas y tapices. Entonces,
incluso estas cositas son recortadas para adaptarse a un arete o a una pulsera. En muchas
librerías Cristianas, más dinero es gastado en la ficción, que en aquello que no lo es, y se
gasta más en los vídeos, camisas, joyas, tazas y en otros artículos similares, que en los libros.
Ahora, la ficción no es necesariamente mala, y los eslóganes y las joyas tampoco son
necesariamente malos. Pero cuando tales cosas reemplazan la lectura reflexiva y el estudio
cuidadoso de la verdad de Dios en la Biblia, cuando las "librerías" religiosas hacen más por
vender baratijas que por promover el pensamiento, algo anda mal. Algo está mal cuando las
personas usan una cruz como joya, pero no quieren estudiar las verdades bíblicas, como la
expiación, la sustitución o la justificación, que expresan el verdadero significado y la
importancia de la cruz. De la misma manera, algo está mal cuando las personas usan QHJ y
preguntan "¿Qué haría Jesús?" pero no estudian lo que realmente hizo y dijo Jesús en la
Biblia. En tales casos, QHJ es basura y nada más.
No todos son tan falsos o superficiales. Conozco a algunos Cristianos maravillosos que
estudian con entusiasmo las Escrituras y tienen un conocimiento profundo de Dios, y que
también les resulta útil tener un lema breve o un elemento especial para ayudarlos a mantener
su enfoque. Pueden usar una cruz, no como un reemplazo para el estudio de la oración, sino
como un recordatorio constante del Salvador y de todo lo que él significa para ellos. Pueden
usar un artículo de QHJ, no como un reemplazo del conocimiento de la Biblia, sino como un
recordatorio constante para poner en práctica lo que Jesús enseña en la Biblia. Para ellos,
QHJ puede ser útil.
Aun así, incluso si no eres superficial o desconsiderado, incluso si QHJ es más que una moda
de mercadotecnia para ti, hay otro límite que debes tener en cuenta. En algunas situaciones,
puede ser útil decirte a ti mismo: "Haz lo que Jesús haría", pero en otros casos, no es para
nada útil. ¿Qué haría Jesús en un funeral? Caminaría hacia el ataúd y resucitaría a la persona
muerta. ¿Qué haría Jesús con las multitudes hambrientas? Tomaría prestado el almuerzo de
un niño pequeño y alimentaría a 5,000 personas con él. ¿Qué haría Jesús con respecto a
Satanás? Enfrentaría a Satanás directamente, después de cuarenta días en un desierto sin
comida, y vencería las tentaciones más fuertes de Satanás. Tú y yo no vamos a levantar a
personas muertas, a alimentar a miles de personas con un balde de comida o a vencer al
príncipe de las tinieblas con nuestro propio poder y pureza de la manera en que lo hizo
Jesús. En muchos casos, somos completamente incapaces de hacer lo que Jesús haría, y no
deberíamos intentarlo.
En otros casos, debemos hacer cosas que Jesús nunca necesitaría hacer. ¿Qué haría Jesús
si cayera en pecado? ¡Mala pregunta! Jesús nunca pecó. Pero tú y yo a menudo pecamos;
desobedecemos a Dios y perjudicamos a otras personas. A menudo necesitamos
arrepentirnos, pedir disculpas y pedir perdón, pero Jesús nunca tuvo que decir que lo sentía,
porque nunca hizo nada malo.
Entonces, hay momentos en los que no es útil preguntar: "¿Qué haría Jesús?" Tú no eres
Jesús, Jesús hizo cosas (como resucitar a los muertos) que tú no puedes hacer, y tú debes
hacer cosas (como arrepentirte y disculparte) que Jesús nunca necesitó hacer.
Aun así, hay momentos en los que es útil preguntar "¿Qué haría Jesús?" especialmente
cuando hacer lo correcto puede ser difícil, costoso o doloroso. La Biblia dice: "Cristo padeció
por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas" (1 Pedro 2:21). A pesar de las
enormes diferencias entre nosotros y Jesús, hay una base bíblica para seguir el ejemplo santo
y humilde de Jesús, que busca hacer lo correcto en lugar de simplemente lo que es fácil. Así
que animo a todas las personas que usan QHJ a cumplir su lema donde sea que éste aplique
correctamente.
Al mismo tiempo, quiero ofrecer otros tres lemas que tienen una base más sólida en la
Palabra de Dios, tres reglas de oro que son incluso más valiosas que QHJ.
1. Trata a los demás tal y como quieres que ellos te traten.
Esta declaración de Jesús en Lucas 6:35 es comúnmente llamada la Regla de oro, por lo que
es apropiado que sea la primera de nuestras tres reglas de oro. Algunas personas podrían
tratar de hacer lo que Jesús haría, pero la Regla de Oro que Jesús nos da no suena tan alta ni
espiritual. No tienes que ponerte en los zapatos de Jesús; simplemente ponte en el lugar de
los demás y trata a los demás tal y como quieres que ellos te traten.
Si eres un esposo sentado con un control remoto en la mano, viendo televisión mientras tu
esposa trabaja arduamente limpiando platos y preparando a los niños para ir a dormir, ponte
en los zapatos de tu esposa. ¿Qué querrías si fueras una mujer con exceso de trabajo al final
de un largo día? ¿No querrías algo de ayuda? Entonces, apaga el televisor y ¡ayúdala!
Si intentas venderle algo a otra persona, ponte en el lugar de esa persona. ¿Te gustaría
comprar algo sin que te cuenten un problema potencial? ¿Te gustaría ser presionado para
comprar algo que realmente no necesitas, algo que no puedes pagar sin endeudarte más? No,
querrías saber la verdad honesta, y no querrías ponerte en un aprieto financiero. Si así es
como te gustaría que te trataran, trata a tus clientes potenciales de esa manera.
Trata a los demás tal y como quieres que ellos te traten. Esta regla de oro es el patrón
subyacente de todos los mandamientos de Dios para tratar con otras personas. "Porque: No
adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro
mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Romanos
13:9). Los mandamientos de Dios no solo son órdenes a seguir mecánicamente. Son formas
de amar a los demás tanto como a ti mismo, maneras de tratar a los demás tal y como te
gustaría que ellos te trataran. No te gustaría ser asesinado, ¿verdad? Entonces no mates. No
te gustaría que te timaran y te robaran, ¿verdad? Entonces no robes. No querrías que tu
cónyuge te traicionara y se fuera a la cama con otra persona, ¿verdad? Entonces no cometas
adulterio. No te gusta que te mintieran o te difamaran, ¿verdad? Entonces no des falso
testimonio. No quieres que la gente te rodee como buitres, queriendo lo que es tuyo, ¿verdad?
Entonces no codicies. "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con
vosotros", dice Jesús, "así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los
profetas" (Mateo 7:12).
Un experto en la ley religiosa una vez vino con Jesús. Sabía que el corazón de la ley de Dios
es amar a Dios sobre todo y a tu prójimo como a ti mismo, pero cuestionó quién debería
contar como prójimo. Su propia pregunta indicaba falta de amor. Si amas a los demás tanto
como a ti mismo, no tratas de averiguar si califican como prójimos. En cambio, te conviertes
en un buen prójimo para ellos. Los tratas de la forma en que te gustaría ser tratado si
estuvieras en sus zapatos.
Jesús aclaró el asunto al contarle al experto religioso la historia de un hombre que fue
asaltado, golpeado y dejado por muerto. Primero un líder religioso, y luego otro, vieron al
pobre hombre tendido allí, pero pasaron apresuradamente al otro lado del camino. En
seguida, llegó un mestizo samaritano, atendió las heridas del hombre, lo llevó a una posada y
pagó la cuenta por el tiempo que le tomó al hombre a recuperarse. ¿No es así como te
gustaría que te traten si estuvieras en mal estado y hubieras perdido todo tu dinero? Entonces
deja que esa sea tu política para tratar a cada persona necesitada que conozcas.
Trata a los demás tal y como quieres que ellos te traten. La regla de oro es simple; no hace
falta un erudito para entenderla. La Regla de Oro también es claramente correcta; no puedes
discutirla. Tu conciencia tiene que estar de acuerdo con eso. No puedes evitar admitir que así
es como debes comportarte, que es correcto tratar a los demás de la manera en la que a ti te
gustaría ser tratado y que es incorrecto no hacerlo. La regla de oro es una guía maravillosa
para la conducta humana. Si todos en el mundo amaran a los demás como nos amamos a
nosotros mismos, si nos pusiéramos en sus zapatos y los tratáramos como quisiéramos que
ellos nos trataran, no habría disputas, divorcios, crueldades, tratos comerciales torcidos, ni
guerras--solo comprensión y amor.
Solo hay un problema. No importa cuán simple y correcta sea la Regla de Oro, no importa
cuánto la admiremos y la elogiemos, ¡no estamos a la altura! Pensamos solo en nosotros
mismos. Deseamos que la gente nos entienda, pero no tratamos de entenderlos a
ellos. Sabemos cómo queremos ser tratados, pero no tratamos a los demás de esa manera. Si
todo lo que tenemos es la Regla de Oro, estaremos frustrados, culpables y
condenados. Porque a pesar de que ésta nos muestra cómo debemos sentirnos y actuar con
los demás, no nos libera de nuestro egoísmo ni nos da el poder de amar a los demás y
tratarlos tal y como queremos que ellos nos traten. La Regla de Oro muestra el significado
central de la ley de Dios, pero no nos permite cumplir con la ley de Dios. Entonces,
consideremos una segunda regla de oro.
2. Trata a los demás como Jesús te ha tratado.
Antes de que puedas comenzar a escapar del egoísmo y tratar a los demás tal y como quieres
que ellos te traten, primero debes conocer y deleitarte en la forma en que Jesús te ha
tratado. Antes de que puedas comenzar a amar a los demás como a ti mismo, primero debes
experimentar el amor de Dios por ti y amar al Señor con todo tu corazón, tu alma, tu mente y
tus fuerzas. Después de todo, según Jesús, el mandamiento de amar a los demás como a ti
mismo es el segundo más grande mandamiento; el primero más grande es amar a Dios. Y no
puedes amar a Dios hasta que saboreas su bondad en Jesús y aceptas por fe todo lo que
Cristo ha hecho.
Tú y yo no podemos crear amor en nosotros mismos; solo podemos amar como resultado del
amor de Otro. Dios es amor; Yo no. El amor surge en Dios sin nada que lo motive, excepto el
hecho de que Dios es amor. Pero yo no soy Dios, y el amor no brota eternamente de la
profundidad de mi ser sin que alguien lo impulse. El amor puede fluir de mí, solo cuando el
amor de Dios fluye hacia mí en Cristo primero y luego a través de mí hacia los demás. Como
dice la Biblia, "Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero" (1 Juan 4:19).
Y así nuestra segunda regla de oro, "Trata a los demás como Jesús te ha tratado", hace más
que mostrar el patrón de cómo tratar a los demás; también muestra de dónde viene
el poder para hacerlo. El poder proviene del propio amor de Dios en Cristo, revelado en la
conducta gentil, tierna y amable de Jesús durante su tiempo en la tierra, y demostrado
supremamente en su disposición a morir para que la gente pecadora tenga una vida
nueva. Cuando el Espíritu Santo te convence del amor de Cristo y te llena de gozo y de
gratitud, el Espíritu también te mueve a amar a Dios y a amar a los demás como Cristo te ha
amado.
Si tratas de hacer lo que Jesús haría antes de aceptar lo que ya ha hecho por ti, si tomas a
Jesús como tu ejemplo antes de confiar en él como tu Salvador y Señor, entonces serás
doblegado por la carga de tratar de ser como él. Pero una vez que crees en Cristo como aquel
que ya cumplió la Ley de Dios por ti a través de su perfecta obediencia y de su muerte
sacrificial, puedes aceptar su amor y vida eterna como un obsequio, sin sentir que tienes que
ganártelo, y sin ser completamente derrotado por tu fracaso de medirte en la perfección de
Cristo.
Entonces, cuando estás atrapado en el asombroso poder del amor de Dios en Cristo, ese
poder se vuelve cada vez más dominante en tu propia conducta, y el patrón de bondad de
Jesús hacia ti brilla de manera más brillante y atractiva como un patrón maravilloso por tu
propio comportamiento hacia los demás: "Trata a los demás como Jesús te ha tratado". La
Biblia aplica ese principio de muchas formas.
Ama como Cristo te ha amado "En esto consiste el amor", dice la Biblia, "no en que nosotros
hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación
por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros
amarnos unos a otros". (1 Juan 4:10-11). Dios nos llama a tener un amor como el de Cristo en
todas nuestras relaciones, especialmente en el matrimonio. La Escritura dice: "Maridos, amad
a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella"
(Efesios 5:25). ¡Qué regla tan espléndida para el matrimonio! Haz lo que sea necesario para
apreciar, alentar y ayudar a tu esposa, incluso si eso significa renunciar a algunos de tus
propios deseos. Ama a tu esposa tan apasionada y sacrificalmente como Cristo te ha amado.
Otra forma de tratar a los demás como Jesús te ha tratado es entregarte como Cristo se ha
entregado por ti. La Biblia dice: "Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo,
que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis
enriquecidos" (2 Corintios 8:9). Debido a que Jesús nos ha dado tan generosamente,
deberíamos dar nuestra riqueza generosamente a las personas necesitadas--incluso hasta el
punto del sacrificio. "En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros;
también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes
de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora
el amor de Dios en él?" (1 Juan 3:16-17)
Otra aplicación: enseña como Jesús te ha enseñado. El apóstol Pablo escribió una vez:
"Primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí" (1 Corintios 15:3). En otras palabras,
él enseñó como Cristo le había enseñado. Si te han enseñado la verdad de Dios en las
Escrituras y el camino de la salvación a través de la fe en Cristo, no permitas que la verdad se
pierda o se diluya, ni te guardes la verdad para ti. Cristo enseñó esta verdad; muchos han
sufrido y muerto para guardar esta verdad y dársela a sus hijos y vecinos, y difundirla a
muchas naciones; así que cuando recibas y creas esta verdad de Cristo, protégela, mantenla
pura, y compártela. Enseña como Cristo te ha enseñado.
Aquí hay una forma más vital de tratar a los demás como Jesús te ha tratado: "De la manera
que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros" (Colosenses 3:13). ¿Confías en que
Jesús te perdona? ¿Confías en que él no mantendrá tus pecados en tu contra? Entonces,
perdona a los que te han agraviado. No mantengas sus pecados en su contra. Puede que
ellos no merezcan ser perdonados--pero ¿tú mereces ser perdonado? Jesús perdona incluso
cuando no lo merecemos. Trata a los demás como Jesús te ha tratado: perdona incluso a las
personas que no merecen el perdón. Tratar a los demás como Jesús te ha tratado--esa es
nuestra segunda regla de oro. La bondad de Cristo nos da poder para ser buenos con los
demás. Aquello que Jesús ha hecho es la fuente y la motivación de toda conducta que es
verdaderamente Cristiana. Y la motivación se vuelve aún más poderosa cuando consideramos
nuestra tercera regla de oro.
3. Trata a los demás como tratarías a Jesús.
Muéstrales a todos los que conozcas la misma bondad que le mostrarías al Señor Jesús.
Hebreos 13:2 dice que debemos ser amables y hospitalarios con los extraños, "porque por ella
algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles". Si maltrataste a un extraño, solo para descubrir
más tarde que habías maltratado a un ángel, ¿no te horrorizaría? Y si le demostraste
amabilidad a alguien que resultó ser un ángel, ¿no estarías emocionado? Ahora, si ayudar a
un ángel suena emocionante, ¿qué tal si ayudamos a Jesús, el Rey de los ángeles? Si
debemos ser amables con los extraños que podrían ser ángeles, seguramente deberíamos
ser amables si el Señor toma esto como bondad hacia sí mismo. Jesús dice: "De cierto os
digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis"
(Mateo 25:40). Cuando alimentas a los hambrientos, alimentas a Jesús. Cuando le das un
trago a los sedientos, le das un trago a Jesús. Cuando le das ropa a los necesitados, le das
ropa a Jesús. Cuando visitas a personas enfermas en hospitales o a personas en prisión,
visitas a Jesús. La otra cara de la moneda es que cuando descuidas a esas personas,
descuidas a Jesús.
Trata a los demás como tratarías a Jesús, porque Jesús toma personalmente tu trato hacia los
demás. No hay nadie tan pequeño o tan de poca importancia que no importe. Jesús dice: "Y
cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe" (Mateo 18:5), y dice
que hagamos lo que hagamos con los de más baja condición, con los últimos y con los
menores, se lo hacemos a él. "El que oprime al pobre muestra desprecio por su Hacedor". "A
Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar" (Proverbios
14:31; 19:17).
En cierto sentido, no hay forma en que podamos hacer nada por Jesús. ¿Cómo podemos
hacer algo por Aquel que ya tiene todo? En su naturaleza divina, el Hijo de Dios tiene todas
las riquezas y el disfrute de Dios el Padre y de Dios el Espíritu Santo, por lo que no necesita
nada de nosotros. Y en su naturaleza humana, Jesús ha ascendido al cielo, por lo que no
podemos verlo o hacer nada por él directamente.
Y sin embargo, aunque directamente no podemos hacer nada por Jesús, indirectamente
podemos hacer muchas cosas por él. ¿Cómo? Al mostrar bondad hacia aquellos que portan la
imagen del Creador, Cristo, y que comparten la misma naturaleza humana que Jesús. ¿Te
gustaría ser grosero con Jesús? Si no, entonces no seas grosero con las personas que fueron
creadas a su imagen. ¿Quieres mostrarle amor a Jesús en respuesta a su gran amor por
ti? Entonces muéstrales amor a aquellos a quienes Jesús llama sus hermanos. No puedes ver
a Dios, y no puedes ver a Jesús en su trono celestial, pero puedes ver a otras personas, y
debes tratarlas de la misma manera en la que tratarías al Señor. "Pues el que no ama a su
hermano a quien ha visto", dice la Escritura, "¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?
Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano."
(1 Juan 4:20-21).
Es una maravilla saber que Dios se ha convertido en uno de nosotros en la persona de Jesús,
y es una alegría saber por fe que Jesús se hace tu hermano y tu amigo. Pero ten en cuenta
que él también se considera a sí mismo un hermano y amigo de las personas que conoces, y
que él se toma personal tu trato hacia ellos. Así que no pelees ni discutas con otra persona a
menos que te guste pelear y discutir con Jesús. No descuides ni maltrates a los demás a
menos que desees descuidar y maltratar a Jesús. Si conoces a Jesús como tu hermano y tu
amigo, entonces demuestra tu amor por él amando a las personas que él envía a tu
vida. Trata a los demás como tratarías a Cristo.
Ahora que hemos considerado estas tres Reglas de Oro, me imagino a un vendedor religioso
diciendo: "¡Oye, tengo una gran idea! Haré un montón de collares y cadenas con un 3
dorado en ellos. Ese 3 dorado les recordará a las personas las tres reglas de oro, y también
podría ganar mucho dinero." Bueno, no soy un genio de la mercadotecnia, y no intentaré
venderte ningún 3 de oro. Pero incluso si nunca tuvieras un 3 dorado colgando de tu cuello o
de tu muñeca, espero que atesoras estas tres reglas de oro en tu corazón y, por la gracia de
Dios, las pongas en práctica.
            1. Trata a los demás tal y como quieres que ellos te traten.
            2. Trata a los demás como Jesús te ha tratado.
            3. Trata a los demás como tratarías a Jesús.
Preparado originalmente por David Feddes para Ministerios de Regreso a Dios
Internacional. Usado con permiso.

La Declaración de Chicago sobre la Aplicación Bíblica


La Declaración de Chicago sobre la Aplicación Bíblica
Esta declaración es la tercera y última en una trilogía de Cumbres patrocinadas por el Consejo
Internacional sobre Inerrancia Bíblica. 
La Primera Cumbre (del 26 al 28 de Octubre de 1978) produjo la Declaración de Chicago
sobre la Inerrancia Bíblica. La Segunda Cumbre (del 10 al 13 de noviembre de 1982) dio como
resultado la Declaración de Chicago sobre Hermenéutica Bíblica. Esta última conferencia, la
Tercera Cumbre (del 10 al 13 de diciembre de 1986), redactó la Declaración de Chicago sobre
la Aplicación Bíblica. Con esta declaración, se ha completado el trabajo académico propuesto
de ICBI, ya que la doctrina de la inerrancia ha sido definida, interpretada y aplicada por
muchos de los principales eruditos evangélicos de nuestros días.
Nota
Los participantes de la Tercera Cumbre firmaron la siguiente Declaración de Afirmaciones y
Negaciones con el siguiente prefacio:
"Como participante de la Tercera Cumbre de ICBI, me suscribo a estos artículos como una
expresión de mi acuerdo sobre su impulso general".
Artículo de Afirmación y Negación
Artículo I: El Dios Vivo
Afirmamos que el único Dios verdadero y vivo es el creador y el sustentador de todas las
cosas. 
Afirmamos que este Dios puede ser conocido a través de su revelación de Sí mismo en Su
Palabra escrita inerrante. 
Afirmamos que este único Dios existe eternamente en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, cada una de las cuales es completamente Dios. 
Afirmamos que este Dios vivo, actuante y hablante entró en la historia a través del Hijo
Jesucristo para llevar salvación a la raza humana. 
Afirmamos que el carácter revelado y la voluntad de Dios son el fundamento de toda
moralidad.
Negamos que el lenguaje humano de las Escrituras sea inadecuado para informarnos quién
es Dios o cómo es Él. 
Negamos que la doctrina de la Trinidad sea una contradicción o esté basada en una ontología
inaceptable. 
Negamos que la noción de Dios deba acomodarse al pensamiento moderno que no tiene lugar
para los conceptos de pecado y salvación.
Artículo II: El Salvador y Su Obra.
Afirmamos que Jesucristo es Dios verdadero, engendrado del Padre desde toda la
eternidad, y también verdadero hombre, concebido por el Espíritu Santo y nacido de la virgen
María. 
Afirmamos que la unión indivisible de la deidad completa con la humanidad plena en la única
persona de Jesucristo es esencial para su obra salvadora. 
Afirmamos que Jesucristo, a través de Su sufrimiento vicario, su muerte y su resurrección, es
el único Salvador y Redentor del mundo. 
Afirmamos que la salvación es solo por fe solamente en Jesucristo. 
Afirmamos que Jesucristo, tal como se revela en las Escrituras, es el modelo supremo de la
vida piadosa que es nuestra en y por medio de él.
Negamos que la Escritura justifique cualquier proclamación u oferta de salvación,
excepto sobre la base de la obra salvadora de Cristo crucificado y resucitado. 
Negamos que aquellos que mueren sin Cristo puedan salvarse en la vida venidera. 
Negamos que las personas capaces de elección racional puedan salvarse sin una fe personal
en el Cristo bíblico. 
Negamos que presentar a Jesucristo como un ejemplo moral sin referencia a su deidad y a su
expiación sustitutiva haga justicia a la enseñanza de las Escrituras. 
Negamos que una comprensión adecuada del amor y la justicia de Dios justifique la
esperanza de la salvación universal.
Artículo III: El Espíritu Santo y Su Obra.
Afirmamos que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad Divina y que su obra es
esencial para la salvación de los pecadores. 
Afirmamos que el conocimiento verdadero y salvador de Dios es dado por el Espíritu de Dios
ya que Él autentifica e ilumina la Palabra de la Escritura canónica, de la cual Él es el autor
principal. 
Afirmamos que el Espíritu Santo guía al pueblo de Dios, dándoles sabiduría para aplicar las
Escrituras a los asuntos modernos y a la vida cotidiana. 
Afirmamos que la vitalidad de la iglesia en la adoración y el compañerismo, su fidelidad en la
confesión, su fecundidad en el testimonio y su poder en la misión dependen directamente del
poder del Espíritu Santo.
Negamos que cualquier punto de vista que dispute la tripersonalidad esencial del único Dios
sea compatible con el evangelio. 
Negamos que alguna persona pueda decir desde el corazón que Jesús es Señor
prescindiendo del Espíritu Santo. 
Negamos que el Espíritu Santo, desde la edad apostólica, haya dado, o que ahora brinde, una
nueva revelación normativa a la iglesia. 
Negamos que se deba dar el nombre de renovación a cualquier movimiento en la iglesia que
no implique un sentido más profundo del juicio y la misericordia de Dios en Cristo.
Artículo IV: La Iglesia y su Misión
Afirmamos que la inspiración del Espíritu Santo le da a la Biblia su autoridad canónica, y que
el papel de la iglesia fue y es reconocer y afirmar esta autoridad. 
Afirmamos que la iglesia es apostólica ya que recibe y está establecida sobre la doctrina de
los apóstoles registrada en las Escrituras y ésta continúa proclamando el evangelio
apostólico. 
Afirmamos que las marcas identificativas de las iglesias locales son la confesión y
proclamación fiel de la Palabra de Dios, y la administración responsable del bautismo y de la
Cena del Señor. 
Afirmamos que las iglesias están sujetas a la Palabra de Cristo en su orden y en su doctrina. 
Afirmamos que además de su compromiso con una iglesia local, los Cristianos pueden
involucrarse adecuadamente en organizaciones paraeclesiásticas para el ministerio
especializado. 
Afirmamos que Cristo llama a la iglesia a servirle mediante su adoración, nutrimiento y
testimonio como su pueblo en el mundo. 
Afirmamos que Cristo envía a la iglesia a todo el mundo para hacer un llamamiento a la
humanidad pecaminosa hacia la fe, el arrepentimiento y la justicia. 
Afirmamos que la unidad y la claridad de las Escrituras nos alientan a tratar de resolver las
diferencias doctrinales entre los Cristianos, y así manifestar la unidad de la iglesia en Cristo.
Negamos que la iglesia pueda otorgarle autoridad canónica a las Escrituras. 
Negamos que la iglesia esté constituida por la voluntad y las tradiciones de los hombres. 
Negamos que la iglesia pueda unir la conciencia sin la Palabra de Dios. 
Negamos que la iglesia pueda liberarse de la autoridad de la Palabra escrita de Dios y aún
ejercer una disciplina válida en el nombre de Cristo. 
Negamos que la iglesia pueda acomodarse a las demandas de una cultura particular si esas
demandas entran en conflicto con la revelación de las Escrituras, o si restringen la libertad de
la conciencia Cristiana. 
Negamos que las diferentes situaciones culturales invaliden el principio bíblico de la igualdad
entre hombres y mujeres o los requisitos bíblicos para sus roles en la iglesia.
Artículo V: La Santidad de la Vida Humana
Afirmamos que Dios el Creador es soberano sobre toda la vida humana y la humanidad es
responsable ante Dios de preservarla y protegerla. 
Afirmamos que la santidad de la vida humana se basa en la creación de la humanidad a
imagen y semejanza de Dios. 
Afirmamos que la vida de un ser humano comienza en la concepción (fecundación) y continúa
hasta la muerte biológica; por lo tanto, el aborto (excepto cuando la continuación del
embarazo amenaza de forma inminente la vida física de la madre), el infanticidio, el suicidio y
la eutanasia son formas de asesinato. 
Afirmamos que la visión penal de la justicia social es compatible con la santidad de la vida
humana. 
Afirmamos que retener alimentos o agua para causar o acelerar la muerte es una violación de
la santidad de la vida. 
Afirmamos que debido a que el avance de la tecnología médica ha oscurecido la distinción
entre la vida y la muerte, es esencial evaluar cada caso terminal con el mayor
cuidado para preservar la santidad de la vida humana.
Negamos que la calidad de la vida humana tenga prioridad sobre su santidad. 
Negamos que la santidad de la vida prenatal niegue la corrección de los procedimientos
médicos necesarios para preservar la vida de la madre embarazada. 
Negamos que matar en defensa propia, en la pena capital administrada por el estado o en
guerras justamente peleadas sea necesariamente una violación de la santidad de la vida
humana. 
Negamos que aquellos que rechazan una base divina para la ley moral estén exentos de la
obligación ética y social de preservar y proteger la vida humana inocente. 
Negamos que permitir que la muerte sin intervención médica prolongue la vida es siempre una
violación de la santidad de la vida humana.
Artículo VI: El Matrimonio y la Familia
Afirmamos que el propósito del matrimonio es glorificar a Dios y extender su Reino en la tierra
en una institución que provea castidad, compañía, procreación y educación Cristiana de los
niños. 
Afirmamos que dado que el matrimonio es un pacto sagrado ante Dios que une a un hombre y
a una mujer como una sola carne, la iglesia y el estado deben exigir fidelidad a la intención de
Dios de que éste sea un vínculo permanente. 
Afirmamos que en el patrón del matrimonio ordenado por Dios, el esposo como cabeza es el
amoroso sirviente-líder de su esposa, y la esposa como ayuda en compañía sumisa es una
compañera completa con su esposo. 
Afirmamos que la crianza amorosa y la disciplina de los hijos es un deber ordenado por Dios
hacia los padres, y que la obediencia ordenada por Dios hacia a los padres es un deber de los
hijos. 
Afirmamos que la iglesia tiene la responsabilidad de nutrir a la familia. 
Afirmamos que la honra a los padres es un deber de por vida para todas las personas e
incluye la responsabilidad del cuidado de los ancianos. 
Afirmamos que la familia debe realizar muchos servicios ahora comúnmente asumidos por el
estado.
Negamos que el placer y la autorrealización sean la base del matrimonio y que las dificultades
sean una causa justificada para romper el pacto matrimonial. 
Negamos que el ideal bíblico del matrimonio pueda ser cumplido por una pareja que viva junta
sin un pacto legal o por cualquier forma de cohabitación entre personas del mismo sexo o
grupo. 
Negamos que el estado tenga el derecho de legitimar los puntos de vista sobre el matrimonio
y sobre la unidad familiar que contravienen los estándares bíblicos. 
Negamos que las cambiantes condiciones sociales hagan que el matrimonio ordenado por
Dios o los roles familiares sean obsoletos o irrelevantes. 
Negamos que el estado tenga el derecho de usurpar la responsabilidad parental designada
bíblicamente.
Artículo VII: El Divorcio y las Segundas Nupcias
Afirmamos que el matrimonio de Adán y Eva como una relación monógama de por vida es el
patrón para todos los matrimonios dentro de la raza humana. 
Afirmamos que Dios une al esposo y a la esposa en todos los matrimonios pactados y
consumados, y que hará moralmente responsables a aquellos que rompan los pactos. 
Afirmamos que, dado que la esencia del pacto matrimonial es el compromiso de toda la vida
con el socio del pacto, la acción en relación con un colapso matrimonial debería al menos
inicialmente apuntar a la reconciliación de los socios y a la restauración del matrimonio. 
Afirmamos que Dios odia el divorcio, sin importar el motivo. 
Afirmamos que, aunque Dios odia el divorcio, en un mundo pecaminoso, la separación a
veces es aconsejable y el divorcio a veces es inevitable. 
Afirmamos que Dios perdona a los pecadores arrepentidos, incluso a aquellos que han
pecado al romper sus matrimonios. 
Afirmamos que la iglesia local tiene la responsabilidad de disciplinar a aquellos que violan las
normas bíblicas para el matrimonio, restaurar compasivamente a aquellos que se arrepientan
y ministrar fielmente la gracia de Dios a aquellos cuyas vidas han sido marcadas por la ruptura
matrimonial.
Negamos que exista contradicción dentro de las Escrituras sobre el tema del divorcio y las
segundas nupcias. 
Negamos que sea pecaminoso separarse o vivir separado de un cónyuge promiscuo o
abusivo.
Artículo VIII: Las Desviaciones Sexuales
Afirmamos que las Escrituras revelan los estándares de Dios para las relaciones sexuales,
cuya desviación es pecaminosa. 
Afirmamos que las relaciones sexuales son legítimas solo en una relación matrimonial
heterosexual. 
Afirmamos que la gracia de Dios en Cristo puede liberar a hombres y mujeres de la esclavitud
a la práctica sexual desviada, ya sean heterosexuales u homosexuales, y que la iglesia debe
asumir la responsabilidad de restaurar a dichos miembros hacia una vida que honre a Dios. 
Afirmamos que Dios ama tanto a los homosexuales como a otros pecadores, y que las
tentaciones homosexuales pueden ser resistidas en el poder de Cristo para la gloria de su
gracia, tal como lo hacen otras tentaciones. 
Afirmamos que los Cristianos deben ejercer compasión, amabilidad y perdón en el ministerio
de la gracia de Dios hacia aquellos cuyas vidas han sido marcadas por desviaciones
sexuales. 
Afirmamos que la realización humana no depende de impulsos sexuales satisfactorios; el
hedonismo y las filosofías relacionadas que fomentan la sexualidad promiscua son erróneas y
conducen a la ruina. 
Afirmamos que la pornografía amenaza el bienestar de las personas, de las familias y de las
sociedades enteras, y que le corresponde a los Cristianos tratar de suprimir su producción y
distribución.
Negamos que la práctica homosexual pueda agradar a Dios. 
Negamos que la herencia, el condicionamiento infantil u otras influencias ambientales puedan
excusar el comportamiento sexual desviado. 
Negamos que el abuso sexual o la explotación de niños en general y las relaciones
incestuosas en particular puedan justificarse alguna vez. 
Negamos que sea inútil buscar la liberación de las prácticas homosexuales u otras formas de
desviación sexual. 
Negamos que la sanidad de la desviación sexual sea ayudada por la condenación sin
compasión o por la compasión sin la aplicación de la verdad de las Escrituras, en una
esperanza certera.
Artículo IX: El Estado, Bajo Dios
Afirmamos que Dios estableció el gobierno civil como un instrumento de su gracia común,
para refrenar el pecado, mantener el orden, y promover la justicia civil y el bienestar general. 
Afirmamos que Dios otorga a los gobiernos civiles el derecho de usar la fuerza coercitiva para
la defensa y el aliento de aquellos que hacen el bien y para el castigo justo de aquellos que
hacen el mal. 
Afirmamos que es apropiado y deseable que los Cristianos participen en el gobierno civil
y aboguen por la promulgación de leyes para el bien común de acuerdo con la ley moral de
Dios. 
Afirmamos que es deber de las personas Cristianas orar por las autoridades civiles y
obedecerlas, excepto cuando tal obediencia implique la violación de la ley moral de Dios o
descuide las responsabilidades ordenadas por Dios sobre el testimonio Cristiano. 
Afirmamos que los gobiernos tienen la responsabilidad ante Dios de establecer y hacer
cumplir leyes que estén de acuerdo con la ley moral de Dios en lo que respecta a las
relaciones humanas. 
Afirmamos que el gobierno de la iglesia de Cristo a través de Su Palabra no debe
confundirse con el poder que Él otorga a los gobiernos civiles; tal confusión comprometerá la
pureza del evangelio y violará la conciencia de los individuos. 
Afirmamos que cuando las familias o las iglesias desatienden sus deberes bíblicamente
definidos, poniendo así en peligro el bienestar de sus miembros, el estado puede intervenir
legítimamente.
Negamos que el estado tenga el derecho de usurpar la autoridad de otras esferas de vida
dadas por Dios, especialmente en la iglesia y en la familia. 
Negamos que el Reino de Dios pueda ser establecido por el poder coercitivo de los gobiernos
civiles. 
Negamos que el estado tenga el derecho de prohibir la oración voluntaria y otros ejercicios
religiosos voluntarios en un momento apropiado en la escuela pública. 
Negamos que el establecimiento providencial de Dios de un gobierno en particular confiera
bendiciones especiales, lejos de la ejecución justa y fiel de sus deberes por parte del
gobierno. 
Negamos que la creencia religiosa sea un prerrequisito esencial para el servicio en el gobierno
civil, o que su ausencia invalide la autoridad legal de quienes gobiernen. 
Negamos que el Reino de Dios pueda ser establecido por el poder de los gobiernos civiles. 
Negamos que el gobierno tenga el derecho de prescribir oraciones específicas o formas de
ejercicio religioso para sus ciudadanos.
Artículo X: La Ley y la Justicia
Afirmamos que las Escrituras son el único registro infalible de principios morales invariables
básicos para una sólida jurisprudencia y una filosofía adecuada de los derechos humanos. 
Afirmamos que Dios ha grabado su imagen en los corazones de todas las personas para que
sean moralmente responsables ante él por sus acciones como individuos y como miembros de
la sociedad. 
Afirmamos que la ley revelada de Dios, la naturaleza moral de la humanidad y la legislación
humana sirven para restringir el orden político caído del caos y la anarquía y para señalarle a
la humanidad la necesidad de la redención en Jesucristo. 
Afirmamos que el Evangelio no puede ser legislado y que la Ley no puede salvar a los
pecadores.
Negamos que el positivismo legal, o cualquier otra filosofía humanista de la ley, pueda
satisfacer la necesidad de estándares absolutos de ley y de justicia. 
Negamos que alguna persona o sociedad cumpla con los estándares de Dios para justificarse
a sí mismo, a sí misma ante el tribunal de la justicia absoluta de Dios. 
Negamos que cualquier orden político, económico o social esté libre de las consecuencias
mortales del pecado original o sea capaz de ofrecer una solución utópica o sustituir a
la sociedad perfecta que solo Cristo establecerá en Su segunda venida.
Artículo XI: La Guerra
Afirmamos que Dios desea la paz y la rectitud entre las naciones y condena las guerras de
agresión.
Afirmamos que los estados legítimos tienen el derecho y el deber de defender sus territorios y
a sus ciudadanos contra la agresión y la opresión de otras potencias, incluida la provisión para
una adecuada defensa civil de la población. 
Afirmamos que en la legítima defensa de sus territorios y ciudadanos, los gobiernos solo
deberían usar medios de guerra. 
Afirmamos que los estados en guerra deben esforzarse por todos los medios posibles para
minimizar las bajas civiles.
Negamos que la causa de Cristo pueda ser defendida con armas terrenales. 
Negamos que los Cristianos tengan prohibido usar armas en defensa de estados legales. 
Negamos que la matanza indiscriminada de civiles pueda ser una forma moral de guerra. 
Negamos que las circunstancias de la guerra moderna destruyan el derecho y el deber del
gobierno civil de defender sus territorios y a sus ciudadanos.
Artículo XII: La Discriminación y los Derechos Humanos
Afirmamos que Dios, quien creó al hombre y a la mujer a su imagen, les ha otorgado a todos
los seres humanos derechos fundamentales que deben ser protegidos, sostenidos y
fomentados en los niveles naturales y espirituales. 
Afirmamos que todos los seres humanos son finalmente responsables ante Dios por el uso de
estos derechos. 
Afirmamos que los Cristianos deben apoyar y defender los derechos de los demás mientras
están dispuestos a renunciar a sus propios derechos para el bien de los demás. 
Afirmamos que los Cristianos son amonestados a seguir el ejemplo compasivo de Jesús al
ayudar a soportar las cargas de aquellos cuyos derechos humanos han disminuido.
Negamos que cualquier supuesto derecho humano que viole la enseñanza de las
Escrituras sea legítimo. 
Negamos que sea aceptable cualquier acto que dañe o disminuya la vida natural o espiritual
de otra persona al violar los derechos humanos de esa persona. 
Negamos que la edad, la discapacidad, la desventaja económica, la raza, la religión o el sexo
utilizados como base de la discriminación puedan justificar la negación del ejercicio o el
disfrute de los derechos humanos. 
Negamos que el elitismo o la búsqueda de poder sean compatibles con el llamado de Cristo a
dedicar nuestros derechos a Su servicio.
Artículo XIII: La Economía
Afirmamos que los principios económicos válidos pueden ser encontrados en las Escrituras y
deben formar parte integral de un mundo Cristiano y de una visión de la vida. 
Afirmamos que los recursos materiales son una bendición de Dios, que se disfrutan con
acción de gracias, y se deben ganar, administrar y compartir como una mayordomía bajo
Dios. 
Afirmamos que los Cristianos deben dar sacrificadamente de sus recursos para apoyar la obra
de la iglesia de Dios. 
Afirmamos que el uso de recursos personales y materiales para la proclamación del evangelio
es necesario tanto para la salvación de la humanidad perdida como para superar la pobreza,
donde ésta es fomentada mediante la adhesión a los sistemas religiosos no Cristianos. 
Afirmamos que la compasión activa por los pobres y oprimidos es una obligación que Dios
impone a todos los seres humanos, especialmente a aquellos con recursos. 
Afirmamos que la posesión de riqueza impone obligaciones a sus poseedores. 
Afirmamos que el amor al dinero es una fuente de gran maldad. 
Afirmamos que la depravación humana, la avaricia y la voluntad de poder fomentan la
injusticia económica y subvierten la preocupación por los pobres. 
Afirmamos que la Biblia afirma el derecho de propiedad privada como una mayordomía bajo
Dios.
Negamos que las Escrituras enseñen directamente alguna ciencia de la economía, aunque
existen principios de economía que pueden derivarse de las Escrituras. 
Negamos que las Escrituras enseñen que la compasión por los pobres debe ser expresada
exclusivamente a través de un sistema económico particular. 
Negamos que las Escrituras enseñen que el dinero o la riqueza sean inherentemente
malvados. 
Negamos que las Escrituras respalden el colectivismo económico o el individualismo
económico. 
Negamos que las Escrituras prohíban el uso de recursos de capital para generar ingresos. 
Negamos que el enfoque apropiado de la esperanza de un Cristiano sea la prosperidad
material. 
Negamos que los Cristianos usen sus recursos principalmente para la autogratificación. 
Negamos que la salvación del pecado implique necesariamente la liberación económica o
política.
Artículo XIV: El Trabajo y el Ocio
Afirmamos que Dios creó a la humanidad a su imagen y que por gracia los adaptó para el
trabajo y para el ocio. 
Afirmamos que en todo trabajo honorable, aunque sea servil, Dios trabaja con y a través del
trabajador. 
Afirmamos que el trabajo es el medio divinamente ordenado por el cual glorificamos a Dios y
suplimos nuestras propias necesidades y las de los demás. 
Afirmamos que los Cristianos deben trabajar lo mejor que puedan para agradar a Dios. 
Afirmamos que las personas deben someterse humildemente y ejercer con rectitud cualquier
autoridad que opere en su esfera de trabajo. 
Afirmamos que en su trabajo las personas deberían buscar primero el reino y la justicia de
Dios, dependiendo de Él para suplir sus necesidades materiales. 
Afirmamos que la compensación debe ser una recompensa justa por el trabajo realizado sin
discriminación.  
Afirmamos que el ocio, en el equilibrio apropiado con el trabajo, es ordenado por Dios y debe
disfrutarse para su gloria. 
Afirmamos que el trabajo y su producto no solo tienen valor temporal sino también eterno
cuando se hace y se usa para la gloria de Dios.
Negamos que las personas deban continuar su trabajo para satisfacerse y gratificarse a sí
mismas en lugar de servir y agradar a Dios. 
Negamos que los ricos tengan más derecho al ocio que los pobres. 
Negamos que ciertos tipos de trabajo les otorguen a las personas mayor valor ante los ojos de
Dios que a otras personas. 
Negamos que el Cristiano deba depreciar el ocio o hacer un objetivo de éste.
Artículo XV: La Riqueza y la Pobreza
Afirmamos que Dios, quien es justo y amoroso, tiene una preocupación especial por los
pobres en su difícil situación. 
Afirmamos que Dios exige una mayordomía responsable por parte de Su pueblo tanto de sus
vidas como de sus recursos. 
Afirmamos que el esfuerzo sacrificial para aliviar la pobreza, la opresión y el sufrimiento de los
demás es un sello distintivo del discipulado Cristiano. 
Afirmamos que al igual que los ricos no deberían ser codiciosos, los pobres no deberían ser
codiciosos.
Negamos que podamos llamarnos con razón discípulos de Cristo si no nos preocupamos
activamente por los pobres, por los oprimidos y por los que están en sufrimiento,
especialmente por los de la familia de la fe. 
Negamos que siempre podamos considerar la prosperidad o la pobreza como la medida de
nuestra fidelidad a Cristo. 
Negamos que sea necesariamente incorrecto que los Cristianos sean ricos o que algunas
personas posean más que otras.
Artículo XVI: El Cuidado del Medio Ambiente
Afirmamos que Dios creó el ambiente físico para su propia gloria y para el bien de sus
criaturas humanas. 
Afirmamos que Dios delegó a la humanidad para gobernar la creación. 
Afirmamos que la humanidad tiene más valor que el resto de la creación. 
Afirmamos que el dominio de la humanidad sobre la tierra impone la responsabilidad de
proteger y cuidar su vida y sus recursos. 
Afirmamos que los Cristianos deberían abrazar la investigación científica responsable y su
aplicación en la tecnología. 
Afirmamos que el cuidado de la tierra del Señor incluye el uso productivo de sus recursos, los
cuales siempre deben reponerse en la medida de lo posible. 
Afirmamos que la contaminación evitable de la tierra, del aire, del agua o del espacio es
irresponsable.
Negamos que el cosmos carezca de valor, con excepción de la humanidad. 
Negamos que el punto de vista bíblico autorice o aliente la explotación derrochadora de la
naturaleza. 
Negamos que los Cristianos deberían abrazar el repudio contracultural de la ciencia o
la creencia errónea de que la ciencia es la esperanza de la humanidad. 
Negamos que las personas o las sociedades deban explotar los recursos del universo para su
propio beneficio a expensas de otras personas y sociedades. 
Negamos que una cosmovisión materialista pueda proporcionar una base adecuada para
reconocer los valores ambientales.

Guía de Estudio: La Edad de la Fragmentación


La Edad de la Fragmentación
I.             El Arte Como un Vehículo del Pensamiento Moderno
A.             El Impresionismo (Monet, Renoir, Sisley, Pissarro, Degas) y el Posimpresionismo
(Cézanne, Van Gogh, Gauguin, Seurat): apariencia y realidad.
1.             El problema de la realidad en el impresionismo: no universal.
2.             El Posimpresionismo busca lo universal detrás de las apariencias.
3.             La pintura expresa una idea en sus propios términos, como una obra de arte; discutir
sobre la idea de una pintura no es intelectualizar el arte.
4.             Búsqueda paralela de lo universal en el arte y en la filosofía; Cézanne.
B.             La Fragmentación.
1.             Extremos de ultra naturalismo o abstracción: Wassily Kandinsky.
2.             Picasso conduce la elección por la abstracción: la relevancia de esta elección.
3.             Fallo de Picasso (como Sartre, y por razones similares) de ser plenamente
coherente con su elección.
C.             Retiro a lo absurdo.
1.             Dada, y Marcel Duchamp: el arte como absurdo.
2.             El arte siguió la filosofía pero pronto llegó al final lógico.
3.             La oportunidad en su técnica de arte como una teoría del arte imposible de practicar:
Pollock.
 
II. La Música como Vehículo del Pensamiento Moderno
A.             La no resolución y la fragmentación: corrientes Alemana y Francesa.
1.             Influencia de los últimos Cuartetos de Beethoven.
2.             Dirección e influencia de Debussy.
3.             La no resolución de Schoenberg; en contraste con Bach.
4.             La música electrónica de Stockhausen: y la preocupación con el elemento de
cambio.
B.             Cage: un caso de estudio en la confusión.
1.             El azar deliberado y la confusión en la música de Cage.
2.             La incapacidad de Cage de vivir la filosofía de su música.
 C.             El contraste de la música por la casualidad y el mundo que nos rodea.
1.            Incoherencia de caer en la expresión del caos cuando reconocemos el orden para
asuntos prácticos como el diseño de aviones.
2.            El arte como anti arte cuando es mera instrucción intelectual, divorciada de la
realidad de quien es la gente y la plenitud de lo que es el universo.
 
III. La Cultura General Como el Vehículo del Pensamiento Moderno
A.             Propagación de la idea de la fragmentación en la literatura.
1.            Efecto de La Tierra Baldía de Eliot y del Les Demoiselles d'Avignon de Picasso en
comparación; la deriva de la cultura general.
2.             El cambio de Eliot en su forma de escritura cuando se volvió Cristiano.
3.             La popularización filosófica a través de la novela: Sartre, Camus, de Beauvoir.
B.             El cine como medio avanzado de la filosofía.
1.             El cine de la década de 1960 utilizado para expresar la destrucción del hombre: por
ejemplo Deseo de Una Mañana de Verano.
2.            El cine y el salto a la fantasía: La Hora del Lobo, Belle de Jour, Julieta de los
Espíritus, el Año Pasado en Marienbad.
3.            La incapacidad de Bergman para vivir su filosofía (véase Cage): El Silencio y La
Hora del Lobo.
 
IV.  Únicamente sobre la Base Cristiana la Realidad puede Resolverse Directamente
Preguntas
1.             Explica qué significa "fragmentación", como lo discutió el Dr. Schaeffer. ¿De qué se
trata? Da ejemplos de ella.
2.             Aparte del hecho de que los procesos modernos de impresión y grabación hicieron
que el arte y la música del pasado fueran más accesibles que nunca, ¿crees que la
preferencia de muchas personas por el arte y la música del pasado está relacionada con los
asuntos discutidos por el Dr. Schaeffer? ¿Si es así, cómo?
3.             "Una consistencia tonta es el duende de las pequeñas mentes... Con consistencia,
una gran alma simplemente no tiene nada que hacer". Emerson escribió esto hace más de un
siglo. Debate.
4.            ¿Hasta qué punto crees que la opinión de algunos Cristianos de que uno no debería
tener nada que ver con la filosofía, el arte y las novelas es una manifestación de la
misma fragmentación que es característica del pensamiento secular moderno? Discute.
 
Eventos y Personas Clave
Los últimos Cuartetos de Beethoven: 1825-26
Claude Monet: 1840-1926
Álamos en Giverny, Amanecer: 1885
Paul Cézanne: 1839-1906
Las Grandes Bañistas: c.1905
Claude Debussy: 1862-1918
Wassily Kandinsky: 1866-1944
Arnold Schoenberg: 1874-1951
Picasso: 1881-1973
Les Demoiselles d'Avignon: 1906-7
Marcel Duchamp: 1887-1969
Desnudo Bajando una Escalera: 1912.
T.S. Eliot: 1888-1965
La Tierra Baldía: 1922
John Cage: 1912-1992
Música para Marcel Duchamp: 1947
Jackson Pollock: 1912-1956
Karlheinz Stockhausen: 1928-
La Náusea de Sartre: 1938
Beauvoir L'Invitée: 1943
El Extranjero de Camus: 1942
La Plaga de Camus: 1947
El Año Pasado en Marienbad de Resnais: 1961
El Silencio de Bergman: 1963
Julieta de los Espíritus de Fellini: 1965
Deseo de Una Mañana de Verano de Antonioni: 1966
La Hora del Lobo de Bergman: 1967
Belle de Jour de Buñel: 1967
 
Estudio Adicional
Tal vez has visto algunas de las películas mencionadas. Deberías tratar de verlas si no lo has
hecho. Mantente atento a ellas en los festivales de cine de arte locales, en la televisión o en
las series de películas del campus. Raramente regresan hoy al circuito comercial. ¡El sexo y la
violencia que trataban filosóficamente ahora han tomado la pantalla de una forma más popular
y cruda! De acceso más fácil son las novelas filosóficas de Sartre, de Camus y de
Beauvoir. Lee los títulos que menciona el Dr. Schaeffer. Nuevamente, para la obra de arte y
para la música mencionadas, consulta las bibliotecas y las tiendas de discos. Pero pasa
tiempo aquí, deja que las imágenes visuales y los sonidos musicales penetren. Escuchar
pacientemente a Cage y a Webern, por ejemplo, te dirá más que volúmenes de musicología.
 
T.S. Eliot, La Tierra Baldía (muchas ediciones, generalmente en las colecciones de su verso).
Joseph Machlis, Introducción a la Música Contemporánea (1961).
H.R. Rookmaaker, El Arte Moderno y la Muerte de una Cultura (1970).
Donald J. Drew, Imágenes del Hombre (1974).
Colin Wilson, El Intruso (1956).
Cristo, el Comandante: Sirviendo Bajo el Mando de Jesús el General
(Dr. Feddes)
Guerra Espiritual: Uniéndose a Jesús para Vencer el Mal por David Feddes
Derechos de Autor (c) 2013
Publicado por Christian Leaders Press
Primera Parte
Cristo, el Comandante:
Sirviendo Bajo el Mando de Jesús el General
Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, Y huyan de su presencia los que le
aborrecen. (Salmo 68:1).
No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.
(Mateo 10:34)
Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y
Verdadero, y con justicia juzga y pelea. (Apocalipsis 19:11)
Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. (Efesios 6:10).
Capítulo Uno
Jesús, el Alborotador
No he venido para traer paz, sino espada. (Mateo 10:34)
Jesús es el máximo alborotador del mundo. Él perturba la paz y causa peleas. Jesús despierta
el conflicto y vuelve a los miembros de la familia uno contra otro. Algunas personas incluso
terminan muriendo por causa de Jesús. Esto es lo que el mismo Jesús dice:
No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.
Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su
madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que
ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí,
no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que
halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará (Mateo 10:34-39).
Podríamos esperar tales palabras de un fanático religioso que está en contra de la familia o
del líder de un culto suicida loco. Pero el alborotador que dice estas cosas es Jesús.
Esas no son las primeras palabras que la mayoría de los predicadores citan al llamar a las
personas hacia Jesús. Aquellos de nosotros que somos predicadores generalmente
pensamos que si queremos "venderle" a las personas a Jesús, será mejor que lo anunciemos
como un solucionador de problemas, no como un alborotador. Será mejor que veamos a
Jesús como una fuente de paz en tiempos difíciles, no como una causa de conflicto. Será
mejor que lo presentemos como terapeuta para familias con problemas, no como alguien que
divida familias. Hablamos de él como alguien que puede salvarte la vida, no como aquel que
te hace perder tu vida. Decimos cosas como: "Si quieres paz en este mundo atribulado, ven
hacia Jesús". Si quieres ayuda con problemas familiares, ven hacia Jesús. Si quieres que tu
vida sea todo lo que puede ser, ven hacia Jesús.
Comandante de Combate
"Sé todo lo que puedas ser"--ese es un viejo lema de los reclutadores del ejército, y a veces
los predicadores suenan como esos reclutadores. Los reclutadores militares saben que la
lucha es el trabajo del ejército. Si tu comandante te ordena entrar en combate, debes estar
dispuesto a ir a donde él ordene. Debes estar dispuesto a abandonar a tu padre y madre, a tu
esposa e hijos, a tus hermanos y hermanas, incluso tu propia vida. Debes obedecer a tu
comandante, pase lo que pase. Los reclutadores del ejército lo saben--pero ¿los anuncios
muestran a un soldado solitario que refleja nostalgia por las personas de su hogar, o a
familiares que están tristes y enojados con su ser querido por irse, u horribles escenas de
combate y de muerte? No, los reclutadores producen anuncios que parecen emocionantes y
atractivos.
Nosotros los predicadores hacemos algo similar. Intentamos reclutar a personas en el ejército
de Jesús contándoles todas las ventajas y ningún problema. Sin embargo, por alguna razón,
el mismo Jesús no se apega a esa publicidad positiva. Sí, él promete grandes cosas, pero
también habla de conflictos y de divisiones, de problemas familiares y de pérdida de vidas, el
tipo de problemas que causa cualquier comandante de combate. ¿Qué pasa si los
predicadores, en nuestro afán de reclutar a personas para Jesús, no estamos diciendo toda la
verdad acerca de él?
Puede que te resulte difícil pensar en Jesús como un alborotador. Con tantos predicadores
hablando acerca de un agradable y servicial Jesús cuyo único objetivo es ayudarnos a ser
todo lo que podamos ser, es difícil ver por qué alguien querría crucificarlo. Pero las personas
que conocieron al Jesús real no tuvieron ningún problema en verlo como un alborotador. Lo
vieron como extraño, incluso peligroso. "Porque ni aun sus hermanos creían en él" (Juan 7:5).
Una vez, su familia trató de evitar que enseñara y querían llevarlo a su casa, porque pensaban
que estaba loco (Marcos 3:21). Algunos líderes religiosos concluyeron que Jesús estaba
poseído por el príncipe de los demonios (Marcos 3:22). Algunas personas comunes también
pensaron que estaba poseído por un demonio (Juan 7:20). Si dudas que la gente veía a Jesús
como una amenaza y como un alborotador, ¿por qué crees que lo mataron? Tal vez te has
imaginado a Jesús como alguien útil e inofensivo. Pero, ¿y si él es realmente el luchador y
alborotador que dice ser? ¿Entonces qué? ¿Lo seguirás?
Puede sonar tonto, incluso loco, seguir a Jesús si es un alborotador. Él dice: "No he venido
para traer paz, sino espada... los enemigos del hombre serán los de su casa". ¿Qué quiere
decir Jesús?
Dejemos claro una cosa de inmediato: Jesús no causa problemas solo por el bien de los
problemas. Él viene como Dios para reclamar un mundo que se ha vuelto en contra de Dios, y
eso significa una pelea. Cada vez que un gobernante comienza a reclamar territorios y gente
que se ha vuelto contra él, es imposible evitar conflictos. Jesús vino a este mundo para
reclamarlo para Dios y rescatarlo de la ocupación enemiga por Satanás y sus demonios. La
venida de Jesús despierta la resistencia del reino de los demonios. La venida de Jesús divide
a las personas entre aquellos que continúan al lado de los poderes pecaminosos y aquellos
que están del lado de Jesús. Entonces, si te alistas en el ejército de Jesús y lo sigues, es
mejor que estés listo para el conflicto.
Digno de Completa Lealtad
Tu lealtad hacia Jesús puede crear problemas con las personas que te rodean, incluso con los
miembros de tu familia. Jesús exige lealtad absoluta e indivisa. Debemos seguirlo incluso si
causa problemas, no solo si hace que nuestra vida familiar sea más fácil. Debemos estar
dispuestos a alejarnos de las personas que amamos para poder seguir a Jesús.
Esto puede sonar problemático al principio, pero piénsalo. Supongamos que decides seguir a
Jesús con el argumento de que él podría ayudarte a tener éxito en tu vida familiar o en tu
negocio. No amas a Jesús ni te preocupas por él, pero crees que él puede ayudarte en
algunas cosas que realmente te interesan. Bueno, a Jesús no le interesa esa clase de
relación. Él quiere que lo ames, no que lo uses.
¿Qué pensarías de alguien que pretendía ser tu amigo solo para obtener lo que quiere de
ti? ¿Qué tan ansioso estarías por casarte con alguien que solo está interesado en tu
dinero? No es muy atractivo, ¿verdad? Entonces, ¿por qué el Hijo de Dios soportaría ser
usado por personas que no lo aman? No vengas a Jesús por lo que puede hacer por tu vida
familiar o por tu negocio. Ven a Jesús simplemente porque lo amas más que a nadie y porque
él merece tu lealtad más alta.
Si Jesús solo fuera un loco religioso más que provoca conflictos, perturba a las familias y
exige lealtad completa, sería una locura seguirlo. Pero Jesús no es solo un tipo loco que cree
que es Dios; Jesús es Dios. Como Dios, él es sumamente digno de nuestro amor, ya que su
amor divino es mucho mayor que el de cualquier persona que conozcamos. Y como Dios
también es sumamente digno de la obediencia absoluta e incondicional que un soldado le
debe a su comandante supremo. No importa qué problema pueda causar en tus otras
relaciones, el amor y la obediencia absoluta hacia Jesús son lo primero. Esa es la única
respuesta adecuada a quién es él como Dios.
También es la única respuesta realista. También podrías saber en lo que te estás metiendo si
estás pensando en seguir a Jesús. Si lo que buscas es una vida fácil y sin problemas,
entonces Jesús, el alborotador, no es para ti. Si te gustan tus relaciones tal como son, y no
estás dispuesto a que nada de eso cambie, entonces olvídate de Jesús. Él cambia todo, y no
todos los cambios serán agradables para ti, al menos no a corto plazo. Sí, Jesús promete
traerte alegría y liberarte de muchos problemas; pero también advierte que tendrás problemas
que podrías no haber tenido si no lo hubieras seguido. Jesús es muy honesto al respecto. Él
quiere que sepas en qué te estás metiendo desde el principio, sin letras pequeñas o
publicidad engañosa.
Pequeños Amores
Jesús quiere que sepas que siempre que pongas los lazos familiares primero, no puedes
seguirlo. Tu lealtad hacia Jesús no debe ser cuestionada por ninguna otra lealtad. Tu amor por
Jesús debe adelantarse a todos los amores menores. No puedes permitir que nadie se
interponga en tu relación con Jesús. ¿Cómo se ve esto en la vida cotidiana? Aquí hay unos
ejemplos.
Supongamos que provienes de una familia que no sigue a Jesús. Te identificas con tu madre y
tu padre, con tus hermanos y hermanas y con la forma de vida de tu familia. Quizás incluso
tengas un poco de ritual o de religión en tu familia, pero no una fe viva en Jesús. Si ese es el
caso, no puedes seguir a Cristo a menos que te alejes de cómo son los miembros de tu familia
y de cómo esperan que seas. Eso no es fácil. Es terriblemente difícil admitir que Jesús tiene
razón y que tu familia está equivocada. Para ti, esto se puede sentir como que estás odiando y
rechazando a tu familia, y esto también puede sentirse así para ellos. En algunas sociedades,
los miembros de la familia realmente tratan de matar a sus familiares que abandonan la
religión de su familia por seguir a Jesús. E incluso si tu familia no hace eso, puedes sentir que
tu familia no se siente cómoda contigo una vez que te has vuelto Cristiano. Sientes una gran
presión por parte de ellos para volver a ser como antes. Solo rechazando los deseos de tu
familia puedes seguir el camino de Jesús. La lealtad a Jesús es primero.
Otro tipo de relación donde Jesús causa problemas es en el romance. Una vez que te vuelves
Cristiano, Jesús no te permite casarte con alguien que tampoco le pertenezca. Ni siquiera
deberías tener una relación de noviazgo con esa persona. Sansón era un hombre poderoso,
pero se enlazó a la impía Dalila, y ella fue su perdición. Salomón era un rey brillante, pero se
casó con mujeres que adoraban a otros dioses, y alejaron su corazón del Señor. Así que, a
menos que seas más fuerte que Sansón y más inteligente que Salomón, no violes tu relación
con Dios mediante la búsqueda de relaciones románticas con aquellos que no son
Cristianos. El amor por Jesús debe estar antes que todos los amores menores.
Olivia Langdon fue criada en un hogar Cristiano por padres devotos, y ella misma afirmaba ser
Cristiana. Un día, conoció al brillante escritor Mark Twain. Ella estaba encantada con su
inteligencia y humor. Mark Twain era un crítico abierto de la religión, pero Olivia pensaba que
podría casarse con él y ayudarlo a volverse Cristiano.
Al principio, parecía estar funcionando. Como lo expresa un biógrafo, la "bondad natural del
corazón de Twain, y especialmente su amor por su esposa, lo inclinaron hacia las enseñanzas
y costumbres de su fe Cristiana... Tomó muy poca persuasión por parte de su esposa para
establecer oraciones familiares en su hogar, dar gracias antes de las comidas, y tener una
lectura matutina de un capítulo de la Biblia".
Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Twain se cansó de fingir. Le dijo a Olivia: "Livy,
puedes seguir así si quieres, pero debo pedirte que me disculpes. Esto me está volviendo
hipócrita. No creo en la Biblia, contradice mi razón. no puedo sentarme aquí y escucharla,
dejándote creer que la aprecio, como tú lo haces, a la luz del Evangelio, la Palabra de Dios".
Olivia no había logrado persuadir a su esposo para que se volviera Cristiano.
Pero lo peor estaba aún por llegar. Algunos años más tarde, Olivia le dijo a su hermana que
ya no creía en un Dios personal que se preocupaba por cada alma humana. Luego llegó un
momento en que Olivia se sintió abatida por la muerte de un ser querido. Twain le dijo: "Livy,
si te consuela apoyarte en tu fe Cristiana, hazlo".
Ella respondió: "No puedo. No tengo ninguna".
Esa historia se ha repetido muchas veces. Las personas piensan que pueden casarse con
alguien que no es Cristiano y continuar siguiendo a Jesús, pero ya al tomar esa decisión, han
puesto la lealtad hacia su ser querido antes que a la lealtad hacia Dios. Con demasiada
frecuencia terminan abandonando la fe en Dios o viviendo en desacuerdo con su cónyuge. Es
por eso que la Biblia dice: "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos... ¿Qué parte
[tiene] el creyente con el incrédulo?" (2 Corintios 6:14-15). Si eres un Cristiano que tiene una
relación con alguien que no es Cristiano, termina la relación. Sigue a Cristo.
Pero, ¿y si esta advertencia ha llegado demasiado tarde para ti? ¿Qué pasa si ya estás
casado con alguien que no sigue a Jesús? En ese caso, es posible que tengas un camino
difícil por delante. Pero aún puedes seguir a Jesús si él te mueve a amarlo más de lo que
amas a tu esposo o esposa. Pídele a Jesús que perdone lo que has hecho. Comprométete a
seguir el camino de Cristo. Vive según las enseñanzas de la Biblia. Adora cada semana con
otros Cristianos. Si tu esposo o esposa se molesta por algo de esto, no permitas que te
detenga. No puedes comprometer tu compromiso con Cristo para facilitar tu matrimonio. Jesús
importa aún más que tu matrimonio.
Por favor no lo malinterpretes. No debes tratar de causarle problemas a tu cónyuge, y no
puedes terminar un matrimonio de la manera en que puedes terminar una relación
amorosa. Hiciste esos votos matrimoniales, y debes tomarlos en serio. Dios odia el divorcio. Él
no quiere que los Cristianos intenten deshacerse de cónyuges incrédulos. Aun así, el hecho
es que si te conviertes en un seguidor vivo y activo de Jesús, serás diferente de lo que eras
antes. Si tu esposo o esposa puede aceptar tu nueva vida, ¡genial! Si sigues viviendo como la
persona que Jesús te llama a ser, puedes ganar a tu cónyuge para Cristo. Pero incluso si tu
cónyuge se siente incómodo con tu nueva vida en Cristo, no dejes de seguir al Señor solo
para que tu matrimonio sea más cómodo. No tienes más remedio que seguir a Jesús, incluso
si tu cónyuge lo considera odioso.
Debes amar a Jesús más que a tu esposo o esposa, y también debes amarlo más que a tus
hijos e hijas. Si la lealtad hacia tus hijos viene antes que la lealtad hacia Cristo, puedes
distorsionar y destruir tu fidelidad hacia Dios. ¿Cómo puede pasar esto? Aquí están algunos
ejemplos. Tu hija decide vivir con un hombre, y tú piensas: "Tal vez el matrimonio no es el
único contexto apropiado para la intimidad sexual, como dice la Biblia". O tu hijo te informa
que es homosexual, y tú piensas que la Biblia debe estar equivocada al decir que el
comportamiento homosexual es pecaminoso. O algunas personas que amas rechazan a
Jesús para seguir otras creencias, y no puedes soportar la idea de que ellos se vayan al
infierno. Te preocupas más por ellos que por el honor y la verdad de Dios, y comienza a
pregunte si tal vez Jesús no es el único camino a la vida eterna. Tus ideas cambian para
adaptarse al comportamiento de tus seres queridos. Tu amor por ellos borra tus convicciones
acerca de la verdad de Dios.
Cruel para Ser Amable
La triste ironía de todo esto es que si amas a otras personas más de lo que amas a Jesús, no
estás en condiciones de ayudarlas. No puedes aceptar la sencilla enseñanza de la Biblia, por
lo que no puedes ayudar a tus seres queridos a cambiar sus caminos. Dices solo lo que ellos
quieren escuchar en lugar de lo que ellos necesitan escuchar. Ellos son tan importantes para ti
que no puedes arriesgarte a ofenderlos o a perderlos. Y como no puedes arriesgarte a
perderlos ahora, en cambio les permites perderse por toda la eternidad. Solo cuando te
opones a su comportamiento por amor a Jesús, puedes amarlos verdaderamente y ayudarlos
a llegar al Señor que tanto necesitan. Incluso si se siente cruel poner la lealtad hacia Jesús
antes que la lealtad hacia tus seres queridos, debes ser cruel para ser amable.
Hasta ahora hemos visto algunos ejemplos de lo que sucede cuando amas a los miembros de
la familia incrédulos y pecadores más de lo que amas a Jesús. Pero, ¿qué pasa si las
personas cercanas a ti son Cristianos devotos? Bueno, incluso entonces, puedes arruinar tu fe
por amarlos más de lo que amas a Jesús. Supón que Dios te quita a esas
personas. ¿Entonces qué?
La Biblia habla acerca de Job y de su esposa. Tenían una familia muy unida, temerosa de
Dios, y eran prósperos. Entonces la tragedia los golpeó. Sus hijos fueron asesinados, su
riqueza desapareció, y Job fue azotado por una enfermedad que le causaba un dolor
insoportable. ¿Cómo reaccionó la esposa de Job? Ella no quería saber nada más de
Dios. Ella le dijo a su esposo: "¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete" Job
respondió: "Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué?
¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?" (Job 2:9-10).
Cuando Dios permitió que los hijos de la Sra. de Job, su prosperidad y la salud de su esposo
fueran quitados, ella comenzó a odiar a Dios. ¿Por qué? Porque todo el tiempo había amado a
sus hijos, a su riqueza y a su exitoso esposo más de lo que amaba a Dios. Job no era así. Job
amaba a Dios incluso más de lo que amaba a su esposa e hijos, más de lo que amaba su
propia vida. Se afligió en sus pérdidas e hizo muchas preguntas, pero se negó a dejar de
confiar en Dios. Y al amar a Dios más que a sus hijos y al rechazar el consejo de su amada
esposa, Job se aferró a Dios y llamó a su esposa de vuelta a Dios también. Para tener una fe
lo suficientemente fuerte como para sobrevivir a la tragedia, necesitas un amor por Jesús que
sea mayor que tu amor por los demás. Una relación poco entusiasta con Cristo no puede
sobrevivir. Cuando tu lealtad es probada, preferirías abandonar a Jesús antes que perder una
relación con alguien que amas.
Contando el Costo
Cuando Jesús te dice todo esto, ¿está tratando de desanimarte de seguirlo? No, todo lo
contrario: él te llama y te insta a seguirlo. Pero él quiere que sepas en qué te estás
metiendo. Jesús es un reclutador honesto. Él quiere que cuentes el costo antes de
tiempo. Hay grandes y eternas recompensas por seguir a Jesús, pero también hay riesgos y
pérdidas. Dios puede darte muchas bendiciones, pero también puede quitarte algunas cosas e
interrumpir las relaciones que son importantes para ti. ¿Lo amas lo suficiente como para
seguirlo incluso entonces? Jesús no quiere amigos en los buenos tiempos. Él quiere
discípulos que lo amen y que lo sigan, sin importar nada.
Tal vez parezca que Jesús está exigiendo demasiado. Pero a medida que cuentas el costo de
seguirlo, asegúrate de contar también el costo de no seguirlo. Si intentas aferrarte a tu propia
vida en tus propios términos, la perderás. Siempre te aislarás del Señor y de sus
bendiciones. Ese es un precio terrible de pagar.
Cuenta el costo de seguir a Jesús, cuenta el costo de no seguirlo, y luego cuenta un costo
más: el costo para Jesús de venir a este mundo para rescatarte de las fuerzas enemigas y
hacerte suyo. Si crees que el Señor te exige mucho, ten en cuenta que él ha dado mucho más
de lo que exige. El Jesús que nos llama a renunciar a todo por él, es el mismo Jesús que
renunció a todo por nosotros. Y él tenía mucho más como para darse por vencido. Jesús dejó
su lugar en el cielo al lado de su Padre para convertirse en un pequeño bebé. Renunció a su
posición de poder para convertirse en un débil ser humano. Y eso no es todo lo que
abandonó. Aquí en la tierra, hubo momentos en que Jesús tuvo que ignorar a la familia
humana que tanto amaba. Ellos querían que dejara de predicar y que volviera a casa. Pero
Jesús decidió: "No importa lo que mi familia diga, tengo que hacer lo que Dios me envió a
hacer. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y
mi madre " (Marcos 3:21, 31-35).
Jesús incluso dio su vida para agradar a su Padre y para salvarnos. Su muerte fue horrible
para él, y traspasó el alma de su madre. Pero Jesús amaba a su Padre celestial incluso más
de lo que amaba a su madre y a sus hermanos, incluso más de lo que amaba su propia vida,
por lo que tomó la cruz y entregó su vida como su Padre celestial lo dirigió. Entonces sí, Jesús
puede causarnos problemas, pero no tantos problemas como los que él sufrió en nuestro
nombre. Ignoró su propio bienestar y los deseos de su familia para llevar a cabo el plan de
Dios. Y al hacerlo, abrió el camino hacia la vida eterna para su madre, para sus hermanos y
para todos los que confían en él.
¿Cuál es tu respuesta hacia Jesús, el alborotador? ¿Te has alistado en su ejército? ¿Confías
en él y lo obedeces como tu comandante? Algunos alborotadores son malos, pero Jesús es
un alborotador que no puede faltar en tu vida. No puedes vivir sin los problemas que él sufrió
por ti. No puedes vivir sin que él perturbe tu status quo con su regalo revolucionario de una
nueva vida. Has escuchado su escandalosa demanda de amarlo y seguirlo sin importar
nada. También has escuchado su escandaloso amor y sacrificio por ti. ¿Ahora qué? ¿Cómo
vas a responder?
 
Capítulo Dos
El Máximo Héroe de Guerra
Con justicia juzga y pelea. (Ap. 19:11)
El 6 de junio de 1944, miles de soldados salpicaron las playas de Normandía, Francia, en
medio de explosiones y de un mortal bombardeo de balas de ametralladoras alemanas. El día
D fue horrible y maravilloso: espantoso por el terror, el dolor y la muerte; maravilloso porque
las fuerzas de la libertad triunfaron sobre las fuerzas de la opresión.
No debemos glorificar la guerra o pensar que matar o morir es glamoroso. Pero tampoco
deberíamos ignorar el heroísmo de aquellos que lucharon por la libertad. El mundo sería muy
diferente si el régimen nazi de Alemania no hubiera sido derrotado, si no hubiera habido nadie
lo suficientemente inteligente como para idear una estrategia, nadie lo suficientemente
valiente como para enfrentar una oposición feroz, nadie lo suficientemente desinteresado
como para arriesgarse a ser mutilado o asesinado, o ninguna fuerza lo suficientemente
poderosa como para ganar la victoria. Entonces, cuando recordamos los horrores y héroes del
Día D, honramos a quienes cambiaron la historia para bien.
Los héroes de guerra vienen en diferentes variedades. Algunos son héroes debido a su
estrategia. El general Dwight Eisenhower, por ejemplo, fue aclamado por su papel en la
planificación del desembarco de Normandía y en la dirección de las fuerzas aliadas en el Día
D. Otros son héroes por su valentía. Si bien todos los que sirven en las fuerzas armadas
enfrentan algún peligro, los que lucharon en las líneas del frente y en los lugares más mortales
son honrados como personas especialmente heroicas. Otros son héroes no solo por los
riesgos que enfrentan sino por el precio que pagaron realmente. Aquellos que fueron heridos,
capturados, torturados o asesinados tienen un lugar único en las filas de los héroes de
guerra. Y luego, por supuesto, los héroes incluyen a aquellos que sobreviven a las batallas,
dominan a la oposición y desfilan triunfalmente en una ciudad que han liberado, rodeados por
los aplausos de bienvenida de los residentes agradecidos que finalmente han sido liberados
de la brutal ocupación enemiga. Distintos héroes de guerra son especiales por diferentes
motivos: estrategia, valentía, sacrificio o victoria.
¿Quién sería el máximo héroe de guerra? Realmente no podemos comparar. No podemos
decir que un general que diseña una brillante estrategia en la sede es más heroico que un
ataque privado a través del fuego enemigo, pero tampoco podemos decir que lo privado es
más crucial para la victoria que lo general. No podemos decir que las tropas victoriosas que
marchan hacia una ciudad recién liberada son más heroicas que las que fueron asesinadas
antes de que se ganara la victoria, pero tampoco quisiéramos quitarle nada al logro de los
soldados que sobrevivieron y presionaron hasta que se logró la victoria. Es difícil decir qué
tipo de héroe es mejor.
Pero, ¿y si hubiera una persona que de alguna manera lograra hacer todas estas
cosas? ¿Qué pasaría si hubiera un general que ideó una estrategia brillante, que
valientemente se colocó en el punto más feroz del conflicto, que fue torturado y asesinado, y
sin embargo, que de alguna manera podría derrotar al enemigo más cruel, disfrutar de un
desfile de victoria y traer libertad, justicia, paz y prosperidad para millones en toda la
tierra? ¿No sería esa persona el máximo héroe de guerra? Ningún simple humano podría
hacer todo eso, por supuesto, pero hay una persona, tanto humana como divina, que de
hecho ha logrado todas estas cosas. Su nombre es Jesucristo, y él es el máximo héroe de
guerra.
Jehová es Varón de Guerra
El Antiguo Testamento cuenta muchas historias de cómo el Señor derrotó a sus enemigos y
rescató a su pueblo. El Señor aniquiló a los ejércitos de Faraón en el Mar Rojo, y el pueblo de
Israel cantó, "Jehová es varón de guerra" (Éxodo 15:3). Cuando los israelitas cayeron en la
opresión cruel de los cananeos, el Señor los rescató y les dio una gran victoria cerca de un
lugar llamado Har-Megiddo, o Armagedón, inspirando a su gente a cantar: "Así perezcan
todos tus enemigos, oh Jehová" (Jueces 5:31). El Señor derribó los muros de Jericó; destruyó
al gigante Goliat; aniquiló a los crueles ejércitos de Asiria, matando a 185,000 soldados en
una sola noche. Y esas son solo algunas de las acciones guerreras del Señor en el Antiguo
Testamento. Las personas de fe conocían a Dios como un poderoso comandante de vastos
ejércitos. Oraron para que él mostrara su poder, derrotara a sus enemigos y rescatara a su
pueblo.
Lo que dice el Antiguo Testamento sobre el Señor Dios, el Nuevo Testamento lo aplica al
Señor Jesús. En Jesús, el ser de Dios está unido a un ser humano. Jesús fue humilde, amable
y estuvo dispuesto a sacrificarse para salvar a otros, pero eso no significa que el Señor haya
dejado de ser un guerrero. Venir a la tierra fue la forma en que Jesús entró al territorio
ocupado por las fuerzas enemigas de Satanás y puso en marcha una estrategia para llevar a
millones de personas al lado de Dios y liberarlos para siempre. Aunque era el comandante
supremo, Jesús sufrió más que nadie bajo su mando cuando fue capturado, torturado y
asesinado. Sin embargo, ese no era su final. Morir en la cruz fue la manera en que Jesús
pagó por los pecados de aquellos a quienes había venido a salvar, y también fue su manera
de desarmar a Satanás y condenarlo a la derrota. Jesús resucitó de entre los muertos,
rompiendo el control del pecado, de la muerte y de Satanás, y ahora él reina en poder, listo
para la ofensiva final cuando sea el momento adecuado.
En el último libro del Nuevo Testamento, Apocalipsis, el apóstol Juan ve una visión de Jesús
como el héroe de guerra. "Vi el cielo abierto", escribe Juan, "y he aquí un caballo blanco, y el
que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea... los ejércitos
celestiales… le seguían" (Apocalipsis 19:11-14). En las visiones del Apocalipsis, el General
Jesús se enfrenta a las fuerzas de Satanás y a todos los líderes y ejércitos que este mundo
perverso puede reunir en un Armagedón final. Cristo vence a todos sus enemigos con un
estallido de poder divino y los arroja al fuego del infierno para siempre. Luego él trae el cielo a
la tierra y le da a su pueblo paz y alegría eterna.
El general Jesús es amable y generoso con sus amigos, pero es devastador con aquellos que
se niegan a unirse a él. Jesús no es solo un maestro sabio y un ayudador amable; también es
el máximo héroe de guerra, supremo en estrategia, en valentía, en sacrificio y en victoria.
 
Estrategia, Valentía, Sacrificio, Victoria
Como comandante y estratega, el Señor ideó un plan que ningún general humano podría
haber concebido, un plan lo suficientemente brillante como para asombrar incluso a los
ángeles. A lo largo de la historia de la humanidad ha habido algunos líderes militares
talentosos que han ideado algunas estrategias inteligentes, pero ninguno, excepto Jesús,
pudo idear una estrategia para conquistar el pecado, a la muerte y a Satanás. Ningún general
podría superar la brillantez estratégica del General Jesús.
Y eso no es todo. Jesús es supremo no solo en estrategia sino también en humildad y
valentía. Un general que presenta un plan brillante generalmente deja que otros lleven a cabo
la parte más sucia y peligrosa del plan. ¿Qué general se rebajaría al trabajo sucio de pulir las
botas de aquellos bajo su mando? Pero eso es lo que hizo Jesús cuando lavó los pies sucios
de sus discípulos. ¿Qué general se expondría al mayor peligro y se lanzaría detrás de las
líneas enemigas en una misión que seguramente lo aniquilaría? Pero eso es lo que hizo
Jesús. Ningún héroe de guerra jamás podría superar la humildad de Jesús al realizar la tarea
más humilde para otros de rango inferior, y ningún héroe de guerra jamás podría superar la
valentía de Jesús al hacerse cargo él mismo de la tarea más letal.
Siendo el máximo héroe de guerra, Jesús hizo el sacrificio máximo. Si un grupo de soldados
quedaba atrapado y uno de ellos se mostraba deliberadamente, atraía fuego enemigo y moría
para darles a sus amigos la oportunidad de escabullirse, sería heroico. Si una granada viva
aterrizara entre algunas tropas y uno de ellos se arrojara sobre la granada para absorber la
explosión y salvar a sus amigos, sería heroico. Pero incluso sacrificios como estos son
superados por el sacrificio de Jesús. Las golpizas, la tortura y la crucifixión de Jesús le
causaron un dolor enorme, y eso no fue lo peor. De alguna manera absorbió la agonía de una
eternidad al tomar el pecado de millones sobre sí mismo y sufrir el infierno en la cruz. Si morir
para salvar a alguien más es el máximo sacrificio, entonces la muerte infernal de Jesús lo
convierte en el máximo héroe de guerra.
Pero todavía hay otro aspecto a considerar sobre el heroísmo de Jesús: la magnitud de su
victoria. Jesús es un héroe no solo por su muerte sino por su resurrección, por su reinado y
por su victoria final sobre todos sus enemigos.
¿Cómo se mide la grandeza de una victoria? Una medida sería la crueldad y la fuerza del
enemigo. Es una victoria más grande derrotar a una fuerza militar enorme, bien entrenada y
bien equipada que vencer a una pequeña banda de gentuzas mal armadas. Cuanto más
terrible es el enemigo, mayor es la victoria. Si medimos la magnitud de la victoria de Jesús por
el poder del enemigo que él derrota, ningún otro héroe de guerra se puede comparar a Jesús.
El libro del Apocalipsis muestra a los enemigos de Cristo como terribles y poderosos. El Señor
y su pueblo no se enfrentan a oponentes inofensivos e indefensos. No, los enemigos son
brutales y poderosos, y hay muchos de ellos. El Apocalipsis retrata al menos cinco tipos
diferentes de oposición. Uno es un dragón horrible, que representa a Satanás mismo. Otra es
una bestia viciosa que hace el trabajo sucio del dragón, un anticristo opresor que representa la
peor crueldad y persecución. Luego hay un falso profeta bestial, que usa la religión falsa y los
milagros falsos y que une fuerzas con los poderes de persecución. Un cuarto enemigo
mencionado en Apocalipsis es una prostituta llamada Babilonia que seduce a innumerables
personas y bebe la sangre de los Cristianos; ella representa la cultura mundana con sus
efectos corruptores y asesinos. Unirse a estos terribles poderes es un quinto elemento:
multitudes de personas y ejércitos que rechazan a Cristo y a su causa.
Si lees el Apocalipsis y te enfocas principalmente en los enemigos de Cristo, eso puede ser
aterrador. Pero el principal objetivo de mostrar a estos enemigos con todo su poder y terror es
mostrar la gran victoria que Cristo obtiene al derrotar a tales enemigos. Cuando todos los
poderes de la tierra y del infierno parecen estar en tu contra, es tentador simplemente
rendirte. ¿Cómo puede resistirse alguien? Si no puedes vencerlos, únete a ellos,
¿verdad? Pero esos pensamientos se desvanecen cuando ves al máximo héroe de guerra, el
jinete del caballo blanco, el propio Jesús, y cuando ves su increíble poder para aplastar a
todos sus enemigos.
 
Derrotando a Terribles Enemigos
El libro del Apocalipsis registra varias visiones que involucran al dragón, a la bestia, al falso
profeta, a la prostituta Babilonia y a los ejércitos de pecadores que se oponen a Cristo. Todas
estas visiones tienen algo en común: todas terminan cuando el enemigo es derrotado y
castigado y Cristo reina triunfante.
Algunos estudiosos de la Biblia intentan aplicar cada visión a una fase diferente del futuro,
pero quizás la mejor manera de ver estas visiones es entenderlas como si describieran el
mismo conflicto desde varias perspectivas. En ese sentido, sería como ver una película que
muestra una sola batalla, pero que en primer lugar se ocupa de una parte del campo de
batalla, se desplaza a otra, luego retrocede otra vez, centrándose en los diferentes actores,
utilizando diversos ángulos de cámara, a veces mostrando cómo se desarrolla una parte de la
batalla y luego se remonta con el fin de mostrar la forma en la que otra parte de la batalla se
estaba desarrollando al mismo tiempo.
El dragón, la bestia y el falso profeta reúnen a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, todos
ellos en alianza con Babilonia, y se juntan en el Armagedón. En seguida, el Apocalipsis retrata
el resultado de la batalla. En primer lugar prevé la caída de Babilonia, de la civilización
prostituta, y de sus aliados. Luego viene otra visión, centrándose en la derrota de la bestia y
del falso profeta. Todavía otra visión se centra especialmente en la derrota de Satanás el
dragón y de las personas que se pusieron de su lado en contra de Cristo y de su pueblo.
Estas visiones muestran diferentes aspectos de un mismo hecho: la victoria final de Jesucristo
cuando venga a juzgar el mundo.
Justo antes de la venida de Jesús, puede que sus enemigos parezcan tener la sartén por el
mango. La causa de Cristo puede parecer sin esperanza. Su pueblo puede parecer rodeado e
indefenso. Pero cuando el mismo Cristo aparezca en majestad y fuerza, el poder de sus
enemigos parecerá pronto como si fuera nada. La tierra temblará y Babilonia, la ciudad y la
cultura que parecía tan grandes, se colapsarán en un instante. La bestia y el falso profeta, los
poderes de persecución y el engaño en su peor momento, al instante serán indefensos y
estarán confinados al infierno. Apocalipsis 19 dice:
Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y
Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su
cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.
Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los
ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.
De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara
de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su
vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE
SEÑORES...
Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que
montaba el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta
que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que
recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos
dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada
que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de
ellos.
La magnitud de la victoria de Jesús es evidente cuando observas la enorme fuerza de sus
enemigos y ves lo rápido que Jesús los vence cuando desata su poder.
 
El enemigo más terrible es el mismo Satanás, pero incluso Satanás no tiene ninguna
posibilidad contra el máximo héroe de guerra. En Apocalipsis 20 la Biblia representa el papel
que desempeña Satanás en la batalla final y lo que le sucede. Satanás engaña a los pueblos
de todo el mundo y los reúne para la batalla.
El número de los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y
rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del
cielo, y los consumió. Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre,
donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de
los siglos (Apocalipsis 20:8-10).
Si un ejército combinando a todo demonio mortal y a todo humano lleno de odio no puede
oponerse en contra del Señor en la batalla final, sin duda ninguna fuerza menor jamás
derrotará a Cristo o impedirá su victoria final.
Esto significa que si tú no perteneces a Jesucristo, estás condenado. Apocalipsis habla de
aquellos que llevan "la marca de la bestia", y algunos autores trabajan duro para averiguar lo
que podría ser una marca de este tipo. Pero no lo hagamos demasiado complicado. Todos los
que no llevan la marca del bautismo o no viven por fe en Cristo terminan llevando la marca de
la bestia Sus nombres no están en el libro de la vida. Esto aplica no sólo al final de la historia,
sino a todos los puntos antes del final. Hay una guerra en curso en este momento; la batalla
final será simplemente la parte más feroz y última de la guerra. Aquellos que sean derrotados
en la batalla final van a terminar en los fuegos del infierno, y los que aún ahora elijan el lado
equivocado de la larga guerra que conduce hasta la batalla final también terminarán en el
infierno.
 
Por otro lado, aquellos que, por la gracia de Dios, están del lado de Cristo pueden estar
seguros de la victoria. Las visiones de la Biblia sobre la batalla final le hablan al pueblo de
Dios de todas las edades. No necesitamos saber cuándo será la batalla final. Hay que tomar
partido con Cristo en este momento y hacerlo con confianza. Porque si el Señor algún día
enfrentará a todos los poderes más feroces del mal al mismo tiempo y los derrotará de forma
rápida y total, entonces, sin duda será capaz de salvarnos de cualquier ataque menor que
podríamos enfrentar en el tiempo antes de la última batalla.
Algunas personas quieren usar las visiones de la Biblia para averiguar lo cerca que podría
estar el fin de la historia. Pero nadie puede resolver esto con precisión, y eso no es lo más
importante. Lo que es importante es que, sin importar cuando podría venir el final, debemos
estar del lado de Cristo en este momento y darnos cuenta de que el último grito de la tierra y
del infierno no pueden superar al máximo héroe de guerra.
 
Los Frutos de la Victoria
La grandeza de una victoria es observada en que los enemigos fuertes son derrotados, y
otra medida de la grandeza de una victoria es la cantidad de bien que ésta produce. La
victoria aliada de la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, fue algo mayor para Europa
Occidental que para Europa Oriental. En Europa Oriental, las personas simplemente
obtuvieron a Stalin en lugar de Hitler, mientras que en Europa Occidental las personas
obtuvieron la libertad, la paz, y el regreso a la prosperidad. Una victoria que produce la
libertad, la justicia, e incluso la alegría es mucho mayor que una victoria que sólo produjo un
nuevo modo de opresión.
Una vez más Jesús brilla como el máximo héroe. Apocalipsis dice que la victoria de Jesús
conduce hacia un nuevo cielo y hacia una nueva tierra, sin "muerte, ni habrá más llanto, ni
clamor, ni dolor”. (21:4) La nueva creación tendrá como capital la ciudad santa, la Nueva
Jerusalén, un lugar de sorprendente belleza y seguridad. El pueblo de Dios será colmado de
su luz y de su vida, y disfrutará de la amistad cara a cara con el Señor por toda la eternidad.
Ellos disfrutarán de la prosperidad y de la autoridad más allá de la imaginación, reinando con
Cristo para siempre.
 
De todos los héroes que han luchado para hacer del mundo un lugar mejor, sólo el Señor
Jesús puede tener éxito completo. Sólo Cristo puede hacer del mundo un lugar perfecto de
armonía ininterrumpida, de santidad y de felicidad. Y vas a ser parte de ese mundo perfecto si
Cristo es tu Salvador y Comandante en este momento.
Mientras tanto, la guerra entre el bien y el mal no ha terminado, pero el día D ya ha sucedido.
Jesús invadió este mundo al venir aquí como hombre, absorbiendo los ataques mortales de
Satanás, del pecado y de la muerte, y haciendo un avance decisivo en su resurrección. Ahora
la victoria del bien sobre el mal es segura. Es solo cuestión de tiempo. Piensa nuevamente en
la Segunda Guerra Mundial. Después del Día D todavía había otras batallas que librar,
algunas de ellas bastante horribles, pero el resultado final de la guerra se había determinado
en el Día D. Así también, después de la muerte y resurrección de Jesús, la guerra entre el
bien y el mal continúa, y algunas de las batallas son horribles. Pero el resultado se ha decidido
por la primera venida de Jesús, y el Señor nos ha dado un avistamiento de su victoriosa
segunda venida. Por lo tanto, no importa cuán feroz todavía pueda ser el conflicto, el resultado
final es seguro.
La Biblia describe a Jesús como el máximo héroe de guerra, sin igual en estrategia, en
humildad, en valentía, en sacrificio y en victoria. La Biblia representa a Jesús de esta manera
para darle el honor y la alabanza que él merece, para llamar a los enemigos de Jesús a
rendirse y a unirse a su lado antes de que sea demasiado tarde, y para alentar a los
seguidores de Jesús que somos más que vencedores por medio de aquel que nos
amó. ¿Confías en Jesús como tu máximo héroe?
 
Capítulo Tres
Llamado al Combate 
Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
 (Efesios 6:10).
Jesucristo es un general. La iglesia es una fuerza de combate. Los Cristianos son
soldados. La vida Cristiana es la guerra. El llamado a ser Cristiano es un llamado a
combatir. Es un llamado a alistarse en las fuerzas del general Jesús, a luchar en contra de sus
enemigos, a perseguir su estrategia y sus objetivos, a llevar su equipo de protección y a
atacar con sus armas.
Si crees que Jesús vino al mundo para hacerlo instantáneamente tranquilo y cómodo, te
equivocas. Jesús dice: "No he venido para traer paz, sino espada” (Mateo 10:34). Jesús vino a
iniciar una pelea, y él ya ha ganado la batalla decisiva. Pero la guerra todavía no ha
terminado. Jesús llama a la gente para unirse a sus fuerzas y marchar con él hacia la victoria
final. El resultado es seguro, pero la lucha aún continúa, y no puede haber paz hasta que toda
fortaleza caiga y el último enemigo sea derrotado. Sólo cuando la guerra haya terminado
podremos disfrutar de los beneficios de la paz y de la libertad. hasta entonces vivimos en una
zona de combate. Debemos luchar por Jesús, o de lo contrario estamos en contra de él. es
imposible ser neutral.
¿Esto te suena demasiado agresivo y violento? En algunos momentos de la historia, se han
librado sangrientas guerras religiosas bajo el signo de la cruz, y se han cometido terribles
crímenes en el nombre de Jesús. Pero ese no es el tipo de combate que Jesús pide. Es
imposible cambiar el corazón por la fuerza. Cuando Cristo llama a las personas a combatir, se
trata de una guerra de un tipo muy distinto.
Debemos luchar contra enemigos espirituales, y debemos usar armas espirituales. El enemigo
no es una nación o sus fuerzas armadas; el enemigo es mucho peor. La guerra no es el
conflicto entre naciones; las fuerzas son mayores que cualquier nación. Las armas no son
armas de fuego, espadas y bombas que destruyen a los seres humanos; las armas del Señor
destruyen los bunkers del mal y devastan a los demonios. "Porque las armas de nuestra
milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando
argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo
todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:4-5). El Cristianismo es una guerra
espiritual, con resultados más grandes y más duraderos que cualquier guerra física y política.
¿Paz en Nuestra Época?
Nuestra lucha es espiritual, no física--pero sigue siendo guerra. Debemos resistir y luchar por
Cristo, no ser apaciguadores espirituales. Los apaciguadores espirituales no ven ninguna
necesidad de conflicto, ni de pelea. Algunas iglesias están ansiosas por evitar todo atisbo de
combate. Ellos no cantan "Adelante, soldados Cristianos, Marchando como a la Guerra” o
"Levántate, Levántate por Jesús como Soldado de la Cruz” o cualquier otro himno sobre la
lucha contra el pecado y Satanás. No predican pasajes de la Biblia que describen el
Cristianismo en lenguaje militar. ¿Por qué no? ¿Por qué no mencionan la guerra espiritual?
Algunos líderes de la iglesia y sus seguidores no ven a Satanás como una amenaza; incluso
puede que no crean que Satanás y sus demonios sean reales. Creen que la naturaleza
humana es básicamente buena; ven poca necesidad de luchar contra el pecado. Ellos no ven
la religión falsa como un peligro para las almas, no están dispuestos a llevar a los no
Cristianos a una relación con Jesús, y se oponen a la evangelización vigorosa. Los
apaciguadores espirituales piensan que sólo tenemos que amarnos a nosotros mismos, ser
tolerantes con los demás, y todo estará bien.
La Biblia dice lo contrario: tengo que luchar contra mis propios pecados y contra los ataques
de Satanás en mi contra, y debo unirme a la misión de llevar la libertad del Evangelio a los
demás y ganarlos a la causa de Jesús. Este tipo de guerra--la lucha en contra de Satanás en
nuestra vida personal y extender la libertad del Evangelio a los demás--no implica fuerza
física. La Biblia permite que el gobierno use la fuerza física y las armas en algunas
situaciones, pero ese no es el llamado de la iglesia. La iglesia debe movilizar a la gente no
para el conflicto político y militar, sino para la guerra espiritual. Cuando la Biblia llama a la
iglesia y a los Cristianos individuales para el combate, pide algo muy diferente de la clase de
guerras y armamento que aparecen en las noticias. Las Escrituras llaman a la guerra del reino
invisible: la guerra espiritual en contra de Satanás y el poder del pecado. Esto no requiere
cañones, tanques y aviones de combate--pero sí requiere valor, determinación y fortaleza.
Hay mucho más en seguir a Jesús que ser un buen gatito, domesticado. La Biblia habla de
Jesús como un león (Apocalipsis 5:5), y la Escritura dice: "El justo está confiado como un león”
(Proverbios 28:1). ¿Ves a Jesús como un león o como un gatito mullido? ¿Quieres ser un
animal domesticado en un hogar seguro que no hace más que recostarse y comer? ¿O
quieres ser un león al servicio del máximo león, Jesucristo? Para vivir como un verdadero
Cristiano, no es suficiente ser dócil y permanecer seguro. Necesitas ser audaz, fuerte, e
incluso feroz.
La falta de esta mentalidad de guerrero puede ser una de las razones por la que muchas
iglesias tienen poco atractivo para los hombres. En lugar del llamado de Dios para ser fuertes,
algunas iglesias se limitan a llamar a los hombres a ser agradables. El autor John Eldredge
dice,
El Cristianismo, tal como existe actualmente, les ha hecho algunas cosas terribles a los
hombres. Al final de cuentas, creo que la mayoría de los hombres de la iglesia creen que Dios
los puso en la tierra para ser buenos chicos... Si tratan bastante duro, puedan llegar a la
cumbre elevada de convertirse en buenos tipos.... Eso es lo que tenemos como modelos de
madurez Cristiana: Realmente Chicos Buenos.
¿No sería más emocionante el estudio de la Biblia si se convirtiera en una sesión de
estrategia de guerreros? ¿No sería diferente si la iglesia se convirtiera en un lugar para
manifestarse a favor de la guerra contra Satanás? La iglesia podría ser entonces un lugar no
sólo para los niños, para las mujeres y para los ancianos, sino un lugar para los hombres--
hombres temerarios y peligrosos que son fuertes en el Señor y en su fuerza poderosa.
En cualquier caso, si la iglesia ha desanimado a los hombres haciéndolos demasiado
endebles o si los hombres simplemente han endurecido sus corazones en contra del Señor, el
hecho es que todos nosotros--hombres y mujeres por igual--vivimos en una zona de guerra
espiritual. Es posible que desees una sensación sencilla de paz, pero si no estás preparado
para luchar en contra del pecado, si no estás listo para luchar en contra de Satanás, si no
estás en una misión para ganar victorias a favor de Jesús, estás condenado. No puedes
negociar o hacer la paz con Satanás.
En el período anterior a la Segunda Guerra Mundial, el gobierno británico estaba tan ansioso
por evitar el conflicto que dio un paso atrás mientras Adolfo Hitler invadía un país tras otro. El
primer ministro Neville Chamberlain se jactaba de resolver disputas "a través del dialogo en
lugar de hacerlo por medio de la fuerza de las armas” y habló palabras lisonjeras sobre Hitler y
Mussolini. Después del acuerdo de Múnich dándole Checoslovaquia a Hitler, Chamberlain
dijo, "Creo que esto es la paz para nuestro tiempo. Vayan a casa y tomen una buena y
tranquila siesta." Muchos británicos festejaron salvajemente. Pero no habría paz ni unas pocas
horas de sueño tranquilo. La única manera de detener a Hitler era luchar.
Cuando un tirano quiere conquistar todo lo que puede, no puede haber paz. Satanás es un
tirano, y él quiere conquistar todo lo que pueda. Satanás quiere dominarte y mantenerte bajo
el poder del pecado. Satanás quiere que mueras en tu pecado y termines en el infierno con él.
Quiere que la gente que te rodea también perezca. Quiere que ellos hagan caso omiso de
Jesús, que crean en falsas religiones, y que terminen en el infierno. Si esperas la paz en
nuestro tiempo, una vida sin luchas o conflictos, Satanás te controlará por completo.
No seas un apaciguador. Sé un guerrero. Permanece firme en contra de Satanás. Lucha
contra él. "Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de
Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.” (Efesios 6:10-11) Únete
al ejército de Jesús, y no esperes una vida fácil y pacífica. Es difícil permanecer firme en
contra de los ataques de Satanás. Es difícil entrar en un territorio ocupado por el enemigo y
llevar la libertad de Cristo a aquellos que son gobernados por Satanás. No habrá paz en
nuestro tiempo. Habrá guerra espiritual hasta Jesús venga de nuevo.
Su Gran Poder 
Lo primero y más importante sobre la guerra espiritual es mirar hacia la fuerza y la dirección
del máximo héroe de guerra. La Escritura dice claramente: "Jehová es varón de guerra”
(Éxodo 15:3). ¿Por qué vino Jesús a la tierra? ¡Para elegir una pelea! Jesús dice: "No he
venido para traer paz, sino espada" (Mateo 10:34). El resultado final de la venida de Jesús
será la paz, pero antes de traer la paz, trae una espada en contra del mal, y trae división entre
los que se unen a él y los que lo rechazan.
Jesús no vino a la tierra para negociar con Satanás. No vino para la diplomacia o para llegar a
un compromiso. Jesús vino a deshacer. "Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las
obras del diablo” (1 Juan 3:8) El Hijo de Dios se hizo uno de nosotros y murió por nosotros
"para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo"
(Hebreos 2:14).
¿Qué opinas del Señor como un guerrero, como un destructor de sus enemigos? En la Biblia,
Dios se revela a menudo de esa manera, y las oraciones bíblicas hablan de él de esa
manera. El Salmo 18 comienza con palabras de amor--"Te amo, oh Jehová”--¿Pero este amor
es para una deidad acaramelada y sentimental? No, él es el Dios de fortaleza y batalla. El
salmista dice: "Te amo, oh Jehová, fortaleza mía,
Tronó en los cielos Jehová, y el Altísimo dio su voz; Granizo y carbones de fuego. Envió sus
saetas, y los dispersó; Lanzó relámpagos, y los destruyó... Contigo desbarataré ejércitos, y
con mi Dios asaltaré muros... Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea (Salmo 18).
El Salmo 68 habla de la preocupación de Dios por los huérfanos y por las viudas, pero ¿eso
significa que Dios es sólo una persona gentil bien intencionada? No, una de las razones por
las que Dios es un consuelo para los débiles es que él tiene un poder aterrador contra los
enemigos:
Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos, y huyan de su presencia los que le
aborrecen... Padre de huérfanos y defensor de viudas Es Dios en su santa morada... Los
carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares... Ciertamente Dios herirá la
cabeza de sus enemigos... Tu Dios ha ordenado tu fuerza; confirma, oh Dios, lo que has
hecho para nosotros (Salmo 68).      
El Señor Jesús nos llama a unirnos a su lucha en contra de Satanás y en contra del mal, del
pecado, de la crueldad, del miedo, del desánimo y de todas las otras armas de Satanás. Jesús
podría ser muy amable con las almas débiles y heridas, pero también podría ser combativo y
francamente aterrador ante Satanás y sus demonios. Jesús a menudo conocía a personas
que estaban poseídas y atormentadas por los demonios. Estas personas no tienen la fuerza
para liberarse del poder demoníaco. Pero Jesús tenía más que suficiente, y los demonios lo
sabían. Ellos entraban en pánico cada vez que veían que Jesús venía. Algunos demonios
gritaban de rabia; algunos se quejaban de miedo; Todos se sentían amenazados por Jesús.
Sabían que no podían enfrentarse a él. Como dice la Biblia acerca del Señor "¡Cuán
asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos”
(Salmo 66:3). Los demonios no son unos cobardes. Son ángeles rebeldes que han perdido
toda bondad, pero que todavía tienen una fuerza terrible. El poder humano no los puede
asustar, pero el poder divino de Jesús les aterroriza. De hecho, Jesús solo tenía que hablar
unas pocas palabras para que los demonios huyeran.
Si siempre has pensado en Jesús como un pelele con modales suaves, por favor observa al
Jesús real en acción. Cuando es confrontado por una legión de demonios, Jesús los ahuyenta
de terror (Lucas 8:26-33). Cuando le dicen que el rey Herodes quiere matarlo, Jesús denuncia
al malvado rey sin miedo (Lucas 13:32). Cuando le dicen que sus palabras han ofendido a
algunos líderes religiosos de élite, Jesús los ofende aún más llamándolos "guías ciegos”
(Mateo 15:12-14). Cuando él ve que el templo de Dios ha sido convertido en un mercado,
Jesús actúa arrebatadamente con un látigo, expulsando a los comerciantes y volteando al
revés sus mesas (Juan 2:15) Cuando él ve a una multitud que viene a arrestarlo, Jesús
calmadamente les dice que él es a quien buscan--y algo en él los hace retroceder y caer al
suelo (Juan 18:3-6). Cuando Jesús va a la muerte misma y enfrenta a su máximo enemigo, la
tierra tiembla, la tumba se abre, y la muerte es derrotada. Estas no son las acciones de un
pelele pasivo, inofensivo. Este es el Señor de los ejércitos, el comandante de los ángeles, el
príncipe de los reyes de la tierra, el general que nos llama a combatir en sus fuerzas.
La Biblia representa a Jesús como un general montado en un caballo blanco, con los ejércitos
celestiales siguiéndolo. Si has visto Las Dos Torres, la segunda película de la trilogía El Señor
de los Anillos, piensa en la gran escena de la batalla, donde un ejército monstruoso está
lanzando un terrible asalto al Abismo de Helm. Los defensores cansados y heridos tienen
pocas esperanzas de éxito, pero no van a darse por vencidos, y tratan de efectuar un contra
ataque desesperado. En ese mismo momento, un jinete sobre un caballo blanco aparece en la
parte superior de una colina, seguido de un poderoso ejército. Es su amigo Gandalf, corriendo
para ayudar. Por su cuenta, los defensores no podían ganar, pero una vez que aparece el
jinete sobre el caballo blanco, ellos no pueden perder. El enemigo es aplastado. Eso es sólo
un indicio de cómo el último jinete sobre el caballo blanco, Jesucristo, tiene poder para
derrotar a las fuerzas de Satanás.
Sé Fuerte
Ese mismo poder puede ser tuyo y mío--no porque seamos divinos o iguales a Jesús, sino
porque Jesús les da el poder de su Espíritu Santo a aquellos que confían en él. Cuando la
Escritura dice: "Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza." Lo que significa que
podemos ser fuertes en el mismo poder que le permitió a Jesús aterrorizar demonios y para
vencer a la muerte. Dios nos llama a ser fuertes, no por nosotros mismos, sino en la fuerza de
Cristo. Espera la victoria, no porque seas tan fuerte por tu cuenta, sino porque eres parte de
las fuerzas irresistibles de Jesús. Esta es la guerra para los ganadores.
Si has sido acosado por el poder del mal, puedes darte cuenta de que Satanás es mucho más
fuerte delo que tú eres, y puede que te resulte difícil de creer que Satanás alguna vez será
vencido o que tú alguna vez vayas a poder ser libre. Incluso después de que Jesús ha entrado
en el conflicto, a pesar de que Satanás está perdiendo terreno y está condenado a la
destrucción, es posible que aún tengas dificultades para creer en él. Pudiste no haber
comprendido las buenas nuevas del evangelio. Satanás está perdiendo, pero él no te dirá eso.
Él es capaz de hacer todo lo posible para evitar que te enteres de su derrota en manos de
Cristo.
Satanás nos ha dominado a muchos de nosotros durante tanto tiempo que nos resulta difícil
creer en la derrota del mal y en nuestra liberación. Nos resulta difícil de creer que nuestra
lucha es la guerra de los ganadores. A pesar de que su energía colapsa, Satanás sigue
diciendo mentiras. Él susurra en nuestra mente que somos perdedores. Él sigue diciendo que
Jesús está muerto. Él nos sigue tentando a inclinarnos hacia el mal en lugar de hacia Cristo.
Satanás trata de evitar que averigüemos la verdad acerca de su derrota de manera que no
nos levantemos contra él y no nos libremos de las cadenas del pecado. Pero el evangelio
anuncia el triunfo de Cristo, la derrota de Satanás, y el llamado a ser libres de un régimen
moribundo. El Evangelio nos llama a aceptar el gobierno de Cristo y a regocijarnos en la
libertad del pecado y del miedo. No te dejes intimidar por las mentiras acerca de que las
fuerzas del mal están ganando. Satanás es demasiado fuerte para ti o para mí, pero un poder
mucho más grande ha entrado en la batalla. Satanás no puede competir con Jesús y con sus
ejércitos de ángeles.
El Señor es un guerrero, y él te llama a unirte a él en la guerra en contra de las fuerzas
espirituales del mal. Sé valiente y feroz en resistir al mal. "Fortaleceos en el Señor, y en el
poder de su fuerza.” Únete a Jesús en demoler al régimen colapsado de Satanás. El Salmo
144:1-2. Dice: "Bendito sea Jehová, mi roca, quien adiestra mis manos para la batalla, Y mis
dedos para la guerra; misericordia mía y mi castillo, Fortaleza mía y mi libertador, Escudo mío,
en quien he confiado; el que sujeta a mi pueblo debajo de mí" El Salmo 149:6 dice: "Exalten a
Dios con sus gargantas, y espadas de dos filos en sus manos" El día de la paz llegará cuando
Cristo regrese, pero en este día de la batalla, tenemos el llamado heroico para luchar en
contra del pecado, de la duda, de la desesperación, y para contarles a los demás la buena
noticia de que Satanás está perdiendo y que pueden ser libres de su tiranía y disfrutar de la
libertad bajo el liderazgo de amor de Jesucristo.
¿Estás tomando tu puesto o solo tomando una siesta? ¿Te has puesto toda la armadura de
Dios, o te has negado a unirte a sus fuerzas? Este no es momento para la indecisión. No es
tiempo para la cobardía. No es tiempo de apaciguamiento. Es hora de aceptar a Jesús como
tu líder y convertirte en un soldado audaz y peligroso en su ejército. Podrías pensar que es
ridículo incluso imaginarte a ti mismo como alguien atrevido y peligroso. Pero si te atreves a
vivir por fe, eres un peligro extremo para Satanás y para sus demonios. Tienes un padre muy
fuerte--Jehová es varón de guerra-- y tú puedes ser un varón de guerra fuerte que se
mantenga firme en la fe. Así que sé valiente. Infunde miedo en Satanás. Sigue tomando más
territorio para el general Jesús. Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
 
Capítulo Cuatro
Armado y Listo
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo
acabado todo, estar firmes.
(Efesios 6:13).
Era una noche oscura y tormentosa--casi tan tormentosa como cualquier noche podría
tornarse. La nieve y la aguanieve cortaban el aire. El clima era muy malo para estar
afuera. Era Navidad, una noche para permanecer al interior y festejar, por lo que los soldados
apostados en Trenton, Nueva Jersey, decidieron relajarse y divertirse. Ellos no querían estar
afuera, y estaban seguros de que ningún enemigo podría aventurarse a salir con este clima.
Los soldados en Trenton eran Hessianos, combatientes profesionales procedentes de
Alemania. Ellos estaban en Trenton en el invierno de 1776, ya que habían sido contratados
para unirse a las fuerzas británicas y acabar con la rebelión de los molestos colonos
Norteamericanos. Los Hessianos habían ganado fácilmente varios enfrentamientos contra los
Norteamericanos y se habían burlado de la chusma de colonos. Las tropas Hessianas de
Trenton ni siquiera se molestaban en construir fortificaciones o en tener un lugar seguro para
su equipaje en caso de ataque. Se imaginaban que podrían destruir fácilmente a todos los
Norteamericanos que pudieran atacarlos.
Esa noche en particular, ellos estaban seguros de que no habría ataque. George Washington
y sus hombres estaban del otro lado del río Delaware, y es ahí donde seguramente ellos se
quedarían. ¿A qué loco se le ocurriría cruzar el río en una noche así? Era horrible estar al aire
libre en absoluto, y menos aún tratar de navegar barcos a través de las aguas oscuras hechas
más peligrosas por las losas irregulares de hielo flotante. Incluso si lograran atravesar el río,
tendrían que caminar nueve millas en medio del horrible clima para llegar a Trenton. Esta era
una noche en la que los soldados Hessianos no tendrían que pensar en el combate. Podrían
darse el lujo de relajarse y festejar hasta las primeras horas de la mañana.
No conocían a George Washington. Mientras los Hessianos estaban ingiriendo sus alimentos
y bebiendo barriles de cerveza y de ron--justo lo que el general Washington pensaba que
estarían haciendo--el general puso su plan en marcha. Él y sus hombres desafiaron el intenso
frío, se metieron en los barcos, y se abrieron paso a través del traicionero río Delaware.
Muchos de los hombres casi no tenían suficiente ropa para mantenerse calientes. Sin
embargo, Washington se mantuvo animándolos, y al fin se reunieron al otro lado del río.
Luego hicieron la marcha de nueve millas hacia Trenton.
En el momento que llegaron, la noche había terminado, y temían que habían perdido la
oportunidad de un ataque sorpresa. Pero la mayoría de los Hessianos estaban todavía en la
cama. Su comandante estaba aturdido por haber consumido alcohol excesivamente la noche
anterior. Los hombres de Washington sometieron a los Hessianos después de una
breve pelea en escaramuzas y capturaron a más de un millar de presos. Fue una gran victoria
en la guerra por la independencia de Norteamérica.
También fue una lección duradera acerca de que si eres un soldado, debes estar armado y
listo. No es suficiente tener el equipo disponible en alguna parte. Debes estar armado con ese
equipo y ser capaz de utilizarlo. Un soldado no puede prepararse sólo para el buen clima y las
condiciones cómodas; él debe estar listo para pelear en cualquier momento, en cualquier
condición. Esa fue la clave para la victoria Norteamericana sobre los Hessianos. Esa es
también la clave para la victoria en la guerra espiritual: Debes estar armado y listo para luchar
en cualquier momento, bajo cualquier condición.
Listo Para el Día Malo
En Efesios 6, la Biblia llama al pueblo de Dios a "fortaleceos en el Señor, y en el poder de su
fuerza" y a reconocer que nuestro peor enemigo no es una persona humana o un país, sino
las "huestes espirituales de maldad", dirigidas por Satanás. "Por tanto," manda Efesios 6:13,
"tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado
todo, estar firmes." Nunca sabes cuándo vendrá ese día malo. Nunca sabes cuándo vas a
tener que luchar. Así que mantente armado y listo en todo momento para combatir a Satanás.
Que no te sorprendan tomando una siesta. La Escritura dice: "No durmamos como los demás,
sino velemos y seamos sobrios" (1 Tesalonicenses 5:6). Las tropas Hessianas de Trenton
tenían un montón de suministros y de entrenamiento, pero todos los suministros y el
entrenamiento en el mundo no ayudarán a los soldados que están durmiendo debido a la
resaca de la embriaguez en el momento en el que atacan los enemigos. Del mismo modo,
nosotros contamos con un montón de suministros dados por Dios, tenemos protección y
armas disponibles para nosotros, pero la armadura de Dios no ayudará a las personas que no
la llevan puesta y que están durmiendo. Satanás puede sorprenderte, y la batalla puede
estallar cuando menos te lo esperas. La Biblia dice, "que instes a tiempo y fuera de tiempo" (2
Timoteo 4:2). Mantente preparado todos los días para un ataque, incluso el día menos
probable, de manera que si resulta ser el día malo del asalto de Satanás, puedas mantenerte
firme.
A veces, el día malo llega en la forma de una dolorosa enfermedad o discapacidad. Si siempre
asumiste que permanecerías saludable y feliz, y nunca te preparaste para este tipo de cosas,
serás tomado por sorpresa y tu fe puede decaer cuando tu salud falle. Pero si te armas con
antelación al aprender lo que la Biblia dice sobre el sufrimiento y al confiar en las promesas de
Dios, puedes mantenerte firme.
A veces, el día malo llega como la trágica muerte de un ser querido. Si siempre supones que
esas cosas no te afectarían a ti, el golpe puede ser demasiado como para que lo puedas
soportar. Puedes volverte en contra de Dios y entregarte a la ira y a la desesperación de
Satanás. Pero si, cuando las cosas van bien, te tomas del Señor como tu consuelo en la vida
y en la muerte, y si te mantienes fortaleciendo tu fe y centrándote en el poder de la
resurrección de Jesús, entonces estarás listo para derrotar a Satanás cuando la muerte
golpeé cerca de ti.
A veces, el día malo llega en forma de persecución. Si supones que nadie se burlaría de las
creencias Cristianas o del modo de vida Cristiano, si asumes que nunca perderías un puesto
de trabajo o que nunca te enfrentarías a dificultades por seguir a Jesús, puedes ser tomado
por sorpresa cuando la persecución te golpeé. Pero si estás preparado con antelación,
sabiendo que cuando te unas a al ejército de Jesús serás atacado, entonces tendrás puesta tu
armadura y serás capaz de permanecer firme bajo la persecución sin abandonar al Señor.
A veces, el día malo llega como tentación para pecar. Puedes ser tentado a hacer trampa en
el trabajo de clase o a hacer dinero mediante métodos deshonestos o a tener relaciones
sexuales con alguien que no es tu cónyuge o a decir chismes sobre otros o puedes ser
tentado a algo más, pero sea lo que sea, Satanás presenta algo que parece tan delicioso, tan
deseable, tan necesario para tu felicidad, que si no estás fortalecido con antelación para
resistir la tentación, caerás en pecado. Pero si te encuentras reforzado a través el estudio de
la ley de Dios en las Escrituras y a través de la fuerza del Espíritu Santo de Dios dentro de ti,
entonces puedes decir no al tentador y derrotar su estrategia.
A veces, el día malo llega como mentiras acerca de Dios. Satanás ataca con todo tipo de
falsas doctrinas y teorías engañosas, y si no estás protegido por el conocimiento de la verdad
de Dios, puedes caer en las mentiras de Satanás. Pero si conoces tu Biblia y si tu mente se
viste de la verdad de Cristo, puedes repeler las mentiras de Satanás.
En todo esto, es necesario estar preparado de antemano. No esperes a estar listo hasta
después de que el ataque inicie; prepárate para la batalla antes de tiempo. Mantente listo para
el sufrimiento antes de que golpeé. Mantente listo para la
tragedia antes de que golpeé. Mantente listo para la
persecución antes de que golpeé. Mantente preparado para la tentación antes de que
llegue. Mantente preparado para los desafíos doctrinales antes de que se presenten. Ponte
toda la armadura de Dios antes de que Satanás te ataque.
Una vez que el ataque ha comenzado, es bastante tarde para mirar a tu alrededor en busca
de armaduras y armas. Se producen muchas víctimas de la guerra espiritual, no porque el
ataque fue tan feroz, sino debido a que la persona no estaba preparada de antemano. Si
ignoras a la Biblia cuando las cosas van bien, te será difícil encontrar lo que necesitas de la
Biblia cuando llegue el día malo y Satanás te ataque. Si no te tomas del poder protector de
Jesús cuando la vida es tranquila y puedes pensar con claridad, ¿cómo sabrás qué hacer
cuando tu mente esté girando y tu corazón se esté rompiendo? Ponte toda la armadura de
Dios, continúa tu entrenamiento y preparación para el combate, sigue escuchando la dirección
de Dios, y tendrás todo lo necesario para estar en contra de las asechanzas del diablo.
¿Soldados de Verano?
En la guerra espiritual, siempre debemos estar armados y listos. Parte de nuestra disposición
es el realismo de la dificultad de la lucha. En el momento de la guerra por la independencia de
Norteamérica, había algunos colonos que no se daban cuenta de lo larga y dura que sería la
guerra. Hablaban en grande sobre la libertad y sobre el patriotismo en el emocionante verano
en el que se firmó la Declaración de Independencia, pero abandonaron la causa cuando
llegaron más buques de guerra y los poderosos ejércitos de Gran Bretaña. Sin embargo, otros
nunca esperaron que fuera fácil. Todo el tiempo habían esperado una lucha complicada y
larga. Ellos se mantuvieron firmes durante los peores tiempos cuando los demás se rindieron.
"Estos son los tiempos que prueba las almas de los hombres", escribió Thomas Paine "El
soldado de verano y el patriota de sol, en esta crisis, se asustará del servicio a su país; pero
aquel que está firme ahora, merece el amor y el agradecimiento del hombre y de la mujer."
Los hombres que cruzaron el río Delaware en la helada oscuridad con George Washington no
eran soldados de verano. Aquellos que sufrieron heridas y el invierno escalofriante en Valley
Forge no eran patriotas de sol. Fueron hombres como estos los que obtuvieron la victoria. Del
mismo modo, en el ámbito espiritual, aquellos que ganan en la guerra en contra de Satanás
son los que pueden soportar las dificultades y seguir luchando hasta el final.
Sin embargo, algunas personas religiosas no parecen creer esto. Hablan como si fuera más
noble ser un soldado de sol y un santo de verano que luchar en contra de Satanás en
circunstancias sombrías. Tienen un enfoque de "nombrarlo y reclamarlo” en el que sólo hay
que hablar unas pocas palabras mágicas para llevarse la victoria, y puedes hacer que Satanás
huya casi sin luchar. Tienen un evangelio de salud y riqueza en el que los mejores Cristianos
son las personas que no sufren porque su fabulosa fe los mantiene saludables y prósperos.
Sus héroes no son luchadores y mártires, sino predicadores de rápido hablar con coches de
lujo y casas fabulosas que les prometen prosperidad a sus oyentes. En su opinión, pasar por
las dificultades no es una señal de heroísmo sino de fe débil, ya que, si estás realmente cerca
de Jesús, la fe previene enfermedades y problemas financieros, y la fe también te impide ser
tentado severamente por el pecado.
Pero eso no tiene sentido. La Biblia dice que estamos en una guerra. La vida en tiempos de
guerra no siempre es fácil, sin dolor, y sin problemas. No puedes sólo "nombrar y reclamar" la
victoria o "dejarlo ir y dejar a Dios." Debes luchar. Por supuesto que debes depender del poder
de Dios, no del tuyo, pero aún tienes que luchar con toda la fuerza que Dios te da. Vivir para
Jesús es la guerra, no unas vacaciones de crucero.
Winston Churchill se convirtió en primer ministro de Inglaterra en medio de una terrible guerra
contra las poderosos fuerzas nazis del maligno Adolfo Hitler. El anterior primer ministro,
Neville Chamberlain, había prometido "paz en nuestro tiempo” y le dijo a su pueblo que
"tomaran una buena siesta, tranquila.” Pero cuando llegó la guerra, no era el momento de una
falsa paz y de una comodidad falsa. Winston Churchill no prometió tiempos agradables y una
victoria fácil. Él le dijo a su nación,
No tengo nada que ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor. Tenemos ante nosotros
una prueba de la más penosa naturaleza... Ustedes preguntan, ¿cuál es nuestro
objetivo? Puedo responder con una sola palabra. Es la victoria. Victoria a toda costa--victoria a
pesar de todos los terrores. Victoria por largo y difícil que sea el camino.
Supongamos que Churchill hubiera dicho: "Los nazis son débiles. Podemos derrotarlos
fácilmente. No nos va a tomar mucho esfuerzo o dolor.” Cualquier persona que espera una
victoria rápida y fácil habría renunciado cuando se encontrara enfrentando los feroces ataques
nazis. Pero debido a que el líder de Gran Bretaña le dijo a su pueblo qué esperar antes de
tiempo--sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor--las tropas y el pueblo de Inglaterra permanecieron
firmes y alcanzaron su objetivo: la victoria.
Jesús promete la victoria en nuestra guerra en contra de Satanás, y este resultado está
garantizado a través de la victoria en la batalla decisiva por medio de su muerte y
resurrección. Pero al prometer la victoria, Jesús no promete que va a ser rápida y fácil. Él no
promete salud y riqueza a los que la nombran y la reclaman. Promete sangre, esfuerzo, sudor
y lágrimas. Jesús promete dificultades y sufrimientos a medida que avanzamos hacia la
victoria sobre Satanás. La Escritura dice: "Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba
que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto
sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su
gloria os gocéis con gran alegría" (1 Pedro 4:12-13).
No te sorprendas cuando los ataques de Satanás y la vida sean difíciles. Estás en
guerra. Espera ataque. Prepárate para ella. Sopórtala y mantente firme. La Biblia dice: "Sufre
penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios
de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado” (2 Timoteo 2:3-4) Si Jesús es tu
comandante, y si la victoria sobre Satanás es tu objetivo, mantente enfocado en tu misión. Un
buen soldado tiene que ser capaz de soportar las dificultades y mantener su mente libre de
distracciones que impidan su misión y que obstaculicen su eficacia. No puedes ganar victorias
si estás más preocupado por los asuntos civiles de la salud y de la riqueza que de tu
comandante Cristo. Debes centrarte en la campaña en contra de Satanás y en tu misión dada
por Dios en esa campaña.
Un Ejército Fuerte 
La guerra espiritual es difícil, pero la victoria es segura para aquellos de lado del Señor. La
guerra espiritual requiere de toda nuestra atención y fuerza, pero la victoria final es de Dios.
Es la armadura de Dios la que nos protege, las armas de Dios las que luchan por nosotros, y
la victoria global de Dios, la que provee el escenario para nuestra victoria individual.
La Escritura dice: "Vestíos de toda la armadura de Dios"--no solo de la armadura que Dios da,
sino de la armadura que Dios mismo viste. El Antiguo Testamento dice acerca del Señor,
"Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza" (Isaías
59:17). El Nuevo Testamento nos dice que nos pongamos "la coraza de justicia" y "el yelmo
de la salvación." Debemos vestir la misma armadura que el Señor viste. Debemos usar las
mismas armas que el Señor usa. El gran poder de Dios debe ser nuestro poder. La fuerza
divina que defendió al Señor Jesús de las tentaciones de Satanás y que le permitió a Jesús a
vencer el pecado y la muerte debe ser nuestra fuerza.
Supongamos que te enfrentas a una invasión de las fuerzas hostiles. Tus únicas armas son un
cuchillo de cocina y una escopeta para cazar aves. Tu único vehículo es un automóvil usado.
Mientras tanto, el enemigo tiene ametralladoras, granadas, artillería y tanques. Cuando llegas
a la batalla, no tienes ninguna oportunidad si tus armas son tan patéticas y si las armas del
enemigo son tan poderosos. Pero ahora supongamos que te ofrecen las armas de una
superpotencia: bombarderos Stealth, misiles de crucero, los mejores tanques, chalecos
antibalas, y entrenamiento para utilizar todo este equipo. Entonces las terribles armas de tu
enemigo no son tan invencibles.
Los soldados inteligentes aceptan el equipamiento de Dios y su entrenamiento para utilizar
ese equipamiento. ¿Quién prefiere ir a la guerra en automóvil usados que en tanques? ¿Quién
prefiere ir al ataque armado con cuchillos de cocina que con misiles de crucero? Si no usas la
armadura y las armas de Dios, si luchas contra Satanás mal equipado y sin preparación, no
puedes ganar. Pero si utilizas el equipamiento de Dios, pasas por su entrenamiento, y sigues
sus órdenes, no se puedes perder.
Las armas del esfuerzo humano no tienen ninguna posibilidad contra las armas de
Satanás. Pero con el poder de Dios, con la armadura de Dios, y con las armas de Dios,
tenemos una enorme ventaja sobre las fuerzas de Satanás. Conectado a Jesús, te conviertes
en parte de la fuerza de combate espiritual mejor equipada en el mundo. Tienes la armadura
completa de Dios, la propia armadura personal de Dios, disponible para protegerte contra el
enemigo. Tienes las propias armas omnipotentes de Dios para ir a la ofensiva y hacer
retroceder al enemigo. Sin embargo, no es suficiente que estén disponibles dicha armadura y
armas. Debes ponértelas y utilizarlas.
¿Víctima o Victorioso? 
A medida que luchas, no te desanimes si la batalla es especialmente feroz o si sufres un revés
aquí o una herida allí. Alégrate de que Dios te confía una misión donde la lucha es más feroz.
Cuanto mayor es la oposición que enfrentas, mayor es la victoria cuando triunfas. Entre
peores sean las tentaciones que tengas que resistir, repartirás peores estallidos a las fuerzas
de Satanás cuando tengas éxito.
Incluso cuando vaciles o falles, el fracaso no es definitivo. Ten en cuenta la campaña general.
Satanás podría herirte o hacerte prisionero por un tiempo, pero mantente fiel al Señor. No
permitas que Satanás te lave el cerebro con el pensamiento de él está ganando o que Dios te
ha abandonado. Puedes estar seguro de que Dios todavía está ganando la guerra en general,
y de que cuentas con él para rescatarte. Él no abandonará incluso ni a un solo soldado que lo
ame y que le sea fiel. Si le oras a él y buscas su perdón y su ayuda, el Señor te rescatará, te
sanará, y te pondrá de nuevo en servicio. Mientras tanto, el resultado de la guerra general ya
es seguro. Un soldado inteligente no sólo buscará su propio éxito o fracaso personal; él mira
cómo le está yendo su país y a la causa. La buena noticia para el soldado Cristiano es que
Jesús está ganando, y la victoria para su causa está asegurada. Satanás está condenado. Si
los reveses individuales te turban, es útil recordar la gran imagen. La batalla de la fe es la
guerra de los ganadores.
No caigas en la mentalidad de víctima. Muchas personas heridas se vuelven a Jesús y van a
la iglesia en busca del alivio al dolor y de la sanidad de sus espíritus dañados, y eso es bueno.
Jesús se ofrece a sanar las almas enfermas de pecado y los espíritus heridos. Pero una vez
que te sana, no te deja en una cama de hospital. Jesús te levanta, te entrena para la batalla,
te equipa con la armadura de Dios, y te envía a una misión para hacer grandes cosas para él.
La iglesia de Jesús no es sólo un hospital para víctimas, sino un ejército de vencedores.
No te atasques en la condición y en la mentalidad de un paciente de hospital al grado en el
que no sirvas como soldado. Cada fuerza militar tiene unidades médicas para los heridos,
pero también tiene unidades de combate, y es mejor que las unidades de combate sean más
grandes que las unidades médicas. Hay un gran problema en una fuerza militar si los débiles y
los heridos superan en número a los que prestan servicio activo y están listos para el
combate. Si todo el mundo permanece tan enfermo como siempre, hay que preguntarse si el
médico sabe lo que están haciendo. Si los oficiales se contentan con tener a todos los
pacientes enfermos y si no hay tropas activas, hay que preguntarse si esos oficiales están en
condiciones de dirigir.
La iglesia es el ejército de Dios, y la mayoría en la iglesia deben ser fuertes y estar listos para
el combate, no andar por ahí débiles e indefensos, dependiendo de los pastores para
ayudarlos a sobrevivir en el día a día. Puede que haya habido un momento en que algunas
iglesias fueron demasiado rápidas para huir de los pecadores y para dispararles a sus heridos,
pero muchas iglesias de hoy se han ido al extremo opuesto, aceptando como normal una
situación en la que la mayoría de las personas de la iglesia permanecen quebrantadas, dignas
de compasión, víctimas disfuncionales del pecado. Año tras año tras año. Pocos son fuertes
en el Señor o infunden miedo en las fuerzas de Satanás. Esto es lo que sucede cuando el
lema de la iglesia no es más que "encontrar una herida y sanarla" en lugar de "encontrar una
fortificación de Satanás y conquistarla".
La iglesia no debe dispararles a sus miembros heridos, por supuesto. Debe atender a los
heridos. Los pecadores deben ser restaurados con cuidado, y los escépticos deben ser
alentados. Pero ellos no deben permanecer en la misma condición miserable. Deben volverse
sanos, fuertes y estar listos para tomar las armas espirituales de la misión del Señor. Si una
iglesia se precia de ser compasiva y acogedora, pero no exige vidas transformadas o no lleva
a la gente a marchar en el ejército de Cristo, puede acabar llena de personas que en su
mayoría son pecadoras y poco santas, sobre todo dudosas y de poca fe. La iglesia se vuelve
como un ejército en el que casi todo el mundo está en el hospital y casi nadie está avanzando
en contra del enemigo. Una iglesia que es toda terapia, no militar, debe recuperar su identidad
como ejército de Cristo. Una persona que siempre está en un grupo de lástima y nunca en un
grupo de guerra, siempre un debilucho y nunca guerrero, debe sacudirse la mentalidad de
víctima, apoyarse en la fortaleza de Jesús, ponerse la armadura de Dios, y aprender a
permanecer firme.
La noche en que George Washington y sus tropas cruzaron el helado río Delaware y
marcharon sobre Trenton, muchos de los hombres dejaron en la nieve huellas de sangre de
sus pies doloridos y de otras lesiones. Ellos podrían haberse sentado sintiendo lástima por sí
mismos, pero en cambio, atacaron al enemigo. Eran un grupo de guerra, no un grupo de
compasión. Se centraron más en su misión que en sus lesiones. Se centraron más en las
órdenes de su general que en la crudeza del clima. Se centraron en la importancia de su
causa y no en el poder de su enemigo. Si esos patriotas se hubieran estancado en una
mentalidad de víctimas, habrían perdido la guerra. Pero estaban preparados para luchar bajo
todas las condiciones, se colocaron las armas a utilizar, y obtuvieron una victoria increíble.
Jesús no promete la victoria sin problemas, pero promete la victoria. Cuando realmente te
comprometes en su servicio, te sorprenderás de lo que puedes hacer en su poder. Te podrías
decir a ti mismo: "No pensé que lo tuviera en mí!"--y no lo tendrás en ti hasta que tengas al
Espíritu Santo de Cristo en ti. Una vez que el poder del Dios Todopoderoso esté en ti, su
armadura te rodee y sus armas estén en tus manos, no sabes qué cosas heroicas puedes
hacer para su servicio. No harás milagros si eres un soldado de sol o una víctima
autocompasiva. Pero si aceptas a Jesús, su armadura, y su entrenamiento, estarás armado y
listo para el día malo, y serás uno de los héroes de la fe que compartan el sufrimiento y la
gloria de Cristo.

Guía de Estudio: La Edad de la Paz Personal y de la Opulencia


LA EDAD DE LA PAZ PERSONAL Y DE LA OPULENCIA
I.             A Principios de 1960 Las Personas Eran Bombardeadas Por Todos Lados por el
Pensamiento Humanista del Hombre Moderno
 
II.             La Forma Moderna del Pensamiento Humanista Conduce al Pesimismo Respecto
de un Sentido por la Vida y por Valores Fijos
A.             La aceptación general de los valores egoístas (la paz personal y la opulencia)
acompañó al rechazo del consenso Cristiano.
1.             La paz personal significa: quiero que me dejen solo, y no me importa lo que le
suceda al hombre en la calle o al otro lado del mundo. Quiero que mi propio estilo de vida sea
imperturbable, independientemente de lo que esto significará -- incluso para mis propios hijos
y nietos.
2.             La riqueza significa cosas, cosas, cosas siempre más cosas -- y el éxito es
visto como una gran abundancia de cosas.
                B.             Los estudiantes desean escapar del sinsentido de gran parte de la
sociedad adulta.
1.             La vertiente fue Berkeley en 1964.
2.             El consumo de las drogas como una ideología: "encender" el mundo.
3.             El Movimiento de la libertad de expresión en la Plaza Sproul.
a)            Al principio ni izquierda ni derecha.
b)            Pronto se convirtió en la Nueva Izquierda.
(1)            Siguió Marcuse.
(2)            Los disturbios de París.
4.             El análisis del estudiante sobre problema era correcto, pero la solución era
equivocada.
5.             Woodstock, Altamont, y el final de la inocencia.
6.             El consumo de drogas sobrevive a la muerte de ideología, pero como un escape.
7.             La desaparición de la Nueva Izquierda: bombardeos radicales.
8.             Apatía suprema. Los jóvenes aceptan los valores de la generación anterior: su
propia idea de la paz personal y de la opulencia, a pesar de la adopción de un estilo de vida
diferente.
C.             El marxismo y el maoísmo como pseudo ideales.
1.             Moda para el comunismo idealista, que es otra forma de saltar en el área de la
irracionalidad.
2.             Solzhenitsyn: la violencia y la conveniencia como normas del comunismo.
3.             La represión comunista en Hungría y en Checoslovaquia.
4.             El comunismo no tiene ni base histórica ni filosófica para la libertad. No hay base
para el "Comunismo con rostro humano".
5.             El Marxismo Utópico roba su argumento de dignidad humana del Cristianismo.
6.             Pero cuando llega al poder, el deseo de la mayoría no tiene ningún significado.
7.             Dos corrientes del comunismo.
a)            Aquellos que lo sostienen como un salto idealista.
b)            La línea de antiguos comunistas que sostienen la ideología comunista ortodoxa y la
estructura burocrática tal como existe en Rusia.
8.             Muchos en Occidente podrían aceptar el comunismo si pareciera traer la paz y la
prosperidad.
 
III.             Resultados Jurídicos y Políticos de los Intentos de Autonomía Humana
A.             Ley relativista.
 1.             Base desaparecida de derecho no arbitrario; sólo la inercia permite unos pocos
principios para sobrevivir.
 2.             Holmes y la ley sociológica (variable).
 3.             La ley sociológica proviene del fracaso de la ley natural (ver la evolución de lo
existencial a partir de la teología racionalista).
 4.             Los tribunales ahora están generando la ley.
 5.             La arbitrariedad médica, jurídica e histórica del gobierno de la Suprema Corte sobre
el aborto y la práctica actual del aborto.
B.             La ley sociológica le abre la puerta al racismo, a la derogación de las libertades, a la
eutanasia, y así sucesivamente.
 
IV. Alternativas Sociales Después de la Muerte del Consenso Cristiano
A.             ¿El hedonismo? Pero la fuerza está bien cuando complace el conflicto.
B.             Sin un absoluto externo, el voto de la mayoría es absoluto. Pero esto justifica a un
Hitler.
 
V. Conclusión
A.             Si no hay un absoluto por el cual juzgar a la sociedad, entonces la sociedad es
absoluta.
B.             El pensamiento humanista--hacer del individuo y de la humanidad el centro de todas
las cosas (autónomo) -- ha conducido a la muerte en nuestra cultura y en nuestra vida política.
Nota: Las alternativas sociales después de la muerte del consenso Cristiano continúan en el
Episodio Diez.
 
Preguntas
1.            ¿Cuál fue la causa básica de los disturbios del campus en los años sesenta? ¿Qué
ha ocurrido con la escena del campus desde entonces, y por qué?
2.            ¿Qué elementos -- de la vida y del pensamiento del mundo comunista y no
comunista por igual -- sugieren una posible base para un acuerdo mundial?
3.             "Profetizar ruina acerca de la sociedad Occidental es prematuro. Estamos, como
todos los demás que han vivido en épocas de grandes cambios, demasiado cerca de los
detalles para ver el panorama más amplio. Una cosa sí sabemos: la sociedad siempre ha
proseguido, y las épocas más maravillosas han seguido a partir de las grandes depresiones.
Sugerir que nuestra época es la excepción dice más acerca de nuestro dolor de cabeza que
de nuestra cabeza." Debate.
4.             Como lo muestra el Dr. Schaeffer, muchos acontecimientos y opciones
aparentemente aislados obtienen un nuevo significado en el contexto del todo. ¿Hasta qué
punto tu propia participación en los negocios, el derecho, las finanzas, etcétera revelan una
aquiescencia a los valores actuales?
 
Eventos y Personas Clave
Oliver Wendell Holmes: 1841-1935
Herbert Marcuse: 1898-1979
Alexander Solzhenitzyn: 1917-
La Revolución Húngara: 1956
El Movimiento de la Libertad de Expresión: 1964
La represión Checoslovaca: 1968
Woodstock y Altamont: 1969
Bombardeos radicales: 1970
La sentencia del aborto de la Suprema Corte: 1973
El Archipiélago Gulag de Solzhenitsyn: 1973-74
 
Estudio Adicional
Mantener los ojos y los oídos abiertos es el proyecto de estudio más útil: prevalencia de
películas pornográficas y libros, de más y más publicidad sugestiva y programas de televisión,
y de los signos de absolutos arbitrarios. Los siguientes libros compensarán una lectura
cuidadosa, y Solzhenitsyn, a pesar de ser largo y horrible, no se debe omitir.
Os Guinness, El Polvo de la Muerte (1973).
Alexander Solzhenitzyn, El Archipiélago Gulag: Partes I-II (1973), Partes III-IV (1974).

Enemigos Malvados: El Diablo, El Mundo y La Carne (Dr. Feddes)


Guerra Espiritual:
Uniéndose a Jesús para Vencer al Mal
Por David Feddes
Derechos de Autor (c) 2013
Publicado por Christian Leaders Press
Parte Dos
Enemigos Malvados:
El Diablo, El Mundo y La Carne
 
Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al
cual resistid firmes en la fe. (1 Pedro 5:8-9)
Todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo,
nuestra fe. (1 Juan 5:4).
El deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se
oponen entre sí. (Gálatas 5:17)
De todos los engaños del mundo, de la carne y del diablo, líbranos, buen Señor. (Libro de
Oración Común)
 
 
 
 
Capítulo Cinco
 
Los Ataques del Diablo
 
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades,
contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad
en las regiones celestes. (Efesios 6:12).
 
Un buen jugador de billar puede ganar cientos, incluso miles, de dólares en una sola noche,
ganando apuestas en las mesas de billar del bar. ¿Qué se necesita para tener éxito como un
buen jugador de billar? Al menos dos cosas Primero, debe ser muy bueno para jugar al
billar. Él no va a ganar las apuestas si no puede ganar partidos. Pero también necesita una
segunda habilidad. Debe ser un actor convincente y dar la impresión de que no es tan bueno
en el grupo. Si todos saben lo bueno que es en realidad, nadie apostará en su contra.
Cuando un buen jugador de billar entra a un bar, trata de mezclarse. Da la impresión de
que es un tipo normal que pasa un buen rato. Por lo general, él no sugiere una apuesta. Él
permite que otros sugieran la apuesta y actúa reacio a poner dinero en el
juego. Eventualmente él acepta, y luego procede a perder (a propósito, por supuesto). Una
vez que alguien lo ha derrotado y tomado algo de su dinero, están seguros de que pueden
vencerlo nuevamente. Pero cuando juegan de nuevo, el buen jugador gana, aunque no por
mucho. Su oponente está ansioso por otro juego de "doble o nada", seguro de que en el
próximo juego recuperará lo que perdió. Al final, todo el dinero de la persona está en el bolsillo
del buen jugador de billar.
En todo esto, el buen jugador nunca le hace saber a la otra persona que él es de lejos el mejor
jugador. Si el buen jugador lo hace bien, incluso puede volver al mismo bar noche tras noche
para recoger el dinero de otras víctimas, o incluso de las mismas. El buen jugador nunca
muestra lo bueno que es realmente. Se asegura de fallar muchos tiros, aunque lo hace rara
vez cuando un juego está en peligro. Se asegura de perder un juego aquí y allá, aunque
nunca con demasiado dinero en la mesa. Él no parece ser mucho mejor que aquellos contra
los que juega; la bola parece entrar para él cuando más importa. Él parece afortunado.
Pero la suerte no tiene nada que ver con eso. El buen jugador tiene el control total de cada
disparo y de cada juego. Aun así, sus víctimas, sin importar cuánto pierdan, están tan seguros
como siempre de que tuvo suerte y que pueden vencerlo si vuelven a jugar. No se dan cuenta
de que nunca tuvieron una oportunidad.
 
Tomando en Serio a Satanás
Los buenos jugadores de billar me recuerdan a la forma en la que Satanás opera. Satanás es
demasiado como para que cualquier humano lo venza. Es tan habilidoso y fuerte que sus
víctimas no tienen oportunidad, pero es tan listo y astuto que sus víctimas rara vez saben a
qué se enfrentan. Algunas personas no creen que Satanás sea real. Ellos no creen que el
diablo y los demonios siquiera existan. Dicen que no es realista creer tales cosas. ¿Pero quién
está siendo no realista? ¿Cómo puedes leer la historia o mirar las noticias y no creer que
Satanás y sus demonios son reales? ¿Qué más explica el espantoso poder del mal?
Vemos que gente sofisticada e inteligente se enreda en escándalos o son atrapados por las
adicciones, y nos preguntamos cómo podían ser tan estúpidos; no reconocemos la astucia del
tentador. Vemos guerras, terrorismo, tortura, crimen y crueldad, y nos preguntamos cómo
pueden ser las personas tan terribles entre sí; no reconocemos al diablo, a quien Jesús
describe como "homicida desde el principio” (Juan 8:44) No es sólo un problema de las
personas; es un problema de los demonios. Los humanos pueden ser pecaminosos y tontos,
por supuesto, pero detrás de todo eso se esconde el mal demoníaco y el engaño. El
verdadero enemigo es Satanás.
Pero todavía nos resulta difícil tomar en serio a Satanás. Creemos que es más realista creer
en nuestra propia habilidad y en esa cosa gloriosa llamada progreso. Creemos que podemos
vencer nuestros problemas si solo lo intentamos un poco más. Vemos la guerra y el odio, y
pensamos: "Con un poco más de negociación, con un poco más de cooperación internacional,
podemos hacer un nuevo orden mundial de paz y seguridad". Vemos a innumerables niños sin
padres, vemos que el SIDA destruye a millones en todo el mundo, y pensamos: "Si solo
gastamos miles de millones de dólares en educación sexual, las cosas mejorarán". Pero
cuanto más lo intentamos, peor se pone.
¿Quién está siendo realista: aquellos que piensan que tenemos problemas de tamaño
humano con soluciones de tamaño humano, o aquellos que creen que nos enfrentamos a algo
más que la debilidad y la maldad humanas, que enfrentamos a un enemigo misterioso de
poder espeluznante? Es increíble que un buen jugador de billar pueda vencer a alguien un
juego tras otro y llevarse todo su dinero sin que la víctima sepa a qué se enfrenta realmente.
Es aún más sorprendente que después de que Satanás haya hecho tanto daño, mucha gente
todavía no piense que el diablo y sus demonios son reales.
Si no puedes ver el poder de Satanás en el crimen, en el conflicto, en la guerra y en las
masacres, solo mira tu propia vida. Aquí, también, Satanás puede controlarte sin que lo
sepas. Él puede estar venciéndote en todo lo que has conseguido, y aún crees que puedes
ganar. Cedes a la tentación y piensas: "¡Uy! Ese fue un error, pero no volverá a suceder. La
próxima vez lo haré mejor". Es posible que tengas un hábito mortal. Es posible que tengas un
temperamento desagradable. Puedes ser adicto a la pornografía. Puedes abusar de
tu esposa, guardar rencor, beber demasiado o tener algún otro hábito podrido y pensar: "Esto
está llegando a ser un problema, pero puedo controlarlo". Solo necesito esforzarme más. Lo
haré mejor la próxima vez." Mientras tanto, sigues perdiendo contra Satanás, y él es tan astuto
que ni siquiera sabes a lo que te enfrentas.
Al igual que un buen jugador de billar, Satanás incluso puede permitirte ganar de vez en
cuando. Te resistes a una tentación, estás bien por unas semanas, y piensas: "Mira, puedo
hacerlo. Puedo vencer esto". No te das cuenta de que Satanás puede vencerte en cualquier
momento que quiera.
Satanás es un antiguo arcángel. Él tiene poderes que apenas puedes imaginar. Él es mucho
más inteligente y poderoso que tú o que yo. Ha estado en el negocio de la tentación durante
siglos; ha estado arruinando personas durante miles de años, muchos de ellos más
inteligentes y con mayor poder de voluntad que tú o que yo. Y sin embargo, ¿crees que
puedes progresar si sigues intentando y si solo pones un poco más de esfuerzo? Sería cómico
si esto no fuera tan trágico. Tendrías mejor suerte contra un buen jugador de billar.
Satanás es real. Sus demonios son reales. Eso no es superstición. Es realismo. Lee tu
historia. Mira las noticias de la tarde. Mira tu propia vida. El verdadero enemigo no es solo
humano sino demoníaco. La Biblia es completamente realista cuando dice: "Porque no
tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las
regiones celestes" (Efesios 6:12).
Eso puede sonar aterrador--es aterrador--pero un gran paso hacia la victoria radica en
conocer a tu oponente, en ver a tu enemigo como realmente es. Si tienes problemas con otras
personas, no centres toda tu furia en ellos. Ve a Satanás como el verdadero
enemigo. Además, no pienses que puedes resolver tus problemas por tu cuenta, y no creas
que el progreso humano puede resolver todos nuestros problemas. Satanás es demasiado
fuerte para ser derrotado de esa manera. Confía en el poder de Dios para vencer al enemigo.
 
Apuntando a Demonios, No a Humanos
Nuestros verdaderos enemigos no son humanos, sino demonios. Cuando aceptas este hecho,
ves a las personas de manera diferente. Cuando alguien hace cosas terribles y te hace daño,
es posible que tengas la tentación de odiar a esa persona y quererlo en el infierno. Cuando
ves a cierto grupo de personas como la fuente de todo lo que está mal en el mundo, es
posible que desees que los eliminen. Pero el verdadero enemigo es Satanás. Él está
presionando a la gente para hacer su trabajo sucio. La lucha principal no es contra carne y
sangre, sino contra poderes espirituales.
Imagínate esto: un niño le arroja una piedra a un perro. Cuando la piedra golpea, el perro grita
de dolor. Entonces el perro muerde la piedra furiosamente para vengarse. Pero cuando
muerde la piedra, el perro ignora al niño que arrojó la piedra. El perro no sabe la verdadera
causa de su dolor. Eso, dice Juan Calvino, así es ignorar a Satanás y atacar a los humanos
que nos han hecho mal. Es cierto que nos pueden haber lastimado, pero Satanás es el
principal culpable, y deberíamos verlo como nuestro principal enemigo.
Si estás luchando en una guerra contra una dictadura brutal, ¿cuál es una mejor estrategia:
bombardear a los civiles que han sido dominados por un régimen cruel o perseguir a los
líderes y objetivos militares? Sería moralmente incorrecto y estratégicamente estúpido atacar
a las personas que están gobernadas por un régimen horrible y no atacar al régimen
mismo. Una estrategia exitosa sería dirigida hacia el liderazgo. El objetivo principal sería
luchar contra los elementos estratégicos de orden y control y contra las divisiones
incondicionales del ejército enemigo.
Si ese es el caso en la guerra ordinaria, es aún más importante en la guerra
espiritual. Enfócate en el liderazgo enemigo y en los guerreros fanáticos más recalcitrantes. El
enemigo real es Satanás y sus demonios, no las personas que están atrapadas en las garras
del maligno. Muchas de esas personas todavía pueden ser conquistadas por el Señor. Incluso
si los humanos están del lado de Satanás, aún hay esperanza para ellos. Pueden vivir bajo el
poder del mal e incluso servir a la causa del mal, pero pueden llegar a ser muy diferentes si
solo se liberan de la tiranía de Satanás. Satanás y sus demonios son malvados más allá del
arrepentimiento, están endurecidos más allá de toda posibilidad de salvación. Pero la mayoría
de los pecadores humanos aún no han llegado a ese punto. Todavía pueden ser salvos. Dios
ha salvado a algunas personas terribles en el pasado y ha transformado a sus enemigos en
amigos, y puede hacerlo de nuevo. Entonces, cuando te encuentres con un enemigo humano,
es posible que tengas que oponerte a esa persona, pero no demonizar a esa
persona. Convierte a los demonios en tu objetivo principal y considera a los enemigos
humanos como posibles amigos.
Esto no excusa el pecado humano. Si pecas y aceptas a Satanás, eres responsable. No
es excusa decir: "El diablo me obligó a hacerlo", como tampoco es excusa que un soldado que
comete crímenes de guerra diga: "Solo estaba siguiendo órdenes". Si sirves a un comandante
malvado y sigues sus órdenes, él es responsable, pero tú también. Si sigues resistiendo a
Dios y aliándote con Satanás, enfrentarás la misma derrota terrible que los demonios.
Pero otra posibilidad está abierta para ti. Dios te da una oportunidad que no le da a Satanás ni
a sus demonios. Entrégate a Jesús, únete al lado del Señor, y él te mostrará misericordia y
reconstruirá tu vida. Es muy tarde para los demonios. La furia total de Dios está dirigida al
régimen de Satanás, y todos los demonios están condenados al infierno eterno. Pero no es
demasiado tarde para ti. Tienes la oportunidad de recibir la misericordia de Dios, abandonar el
reino condenado del mal y convertirte en parte del reino de Dios de gozo.
La batalla principal de Dios no es contra carne y sangre, por
lo que si actualmente eres enemigo de Dios, puedes convertirte en su amigo a través de la fe
en Jesús. Y si ya eres amigo de Dios, deberías estar preparado para mostrarles a otros
humanos la misma misericordia que Dios te ha mostrado a ti. Jesús les dice a sus seguidores:
"Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen" (Lucas 6:27). Saber que el
verdadero enemigo es demoníaco nos ayuda a ser más misericordiosos con los enemigos
humanos.
 
Armas Eficaces
Conocer al enemigo real también nos ayuda a depender menos del poder y de los métodos
humanos y a depender más de Dios. Tú y yo nos enfrentamos a fuerzas malvadas de un
poder abrumador. Si todo lo que tenemos es nuestro mejor esfuerzo, no podemos salir
adelante. Puedes pensar que es triste y deprimente hablar de esta manera. ¡Pero es todo lo
contrario! Es glorioso saber lo que dice la Biblia acerca de Satanás. De esa forma no podrá
engañarnos más, y tampoco podrá vencernos si usamos las armas adecuadas.
Si el enemigo no fuera tan temible, el evangelio no sería tan grandioso. La gloria del evangelio
es que Dios nos muestra al enemigo en todo su horror, y luego anuncia su victoria sobre
Satanás y nos dice cómo podemos compartir esa victoria. La muerte y la resurrección de
Cristo le han dado a Satanás un golpe aplastante. Satanás está condenado. Con esas buenas
noticias, el Señor nos llama a poner nuestra fe en Cristo, a unirnos a la batalla en contra de
Satanás hasta que la victoria esté completa, y a usar las armas y armaduras que Dios
provee. Estamos en una gran batalla espiritual, y ésta solo puede ser ganada con grandes
armas espirituales. Nada menos lo logrará.
Esto puede sonar tonto y retrógrada para algunas personas. Ellos quieren ser más prácticos,
más relevantes. Si el problema es la guerra, necesitamos organizaciones internacionales más
fuertes y mejores fuerzas de conservación de la paz. Si el problema es el crimen, necesitamos
más policía, más prevención y más programas deportivos en los vecindarios infestados de
delitos. Si el problema es el embarazo adolescente o las enfermedades de transmisión sexual,
necesitamos más educación. Si el problema es una adicción, necesitamos un terapeuta o un
grupo de apoyo. Si el problema es la enseñanza extraña en la iglesia, necesitamos un comité
para estudiar el asunto. Si el problema es discutir, necesitamos un curso de habilidades
interpersonales y de manejo de conflictos.
Estas cosas pueden ser buenas, en algunos casos pueden ser útiles, pero no son
suficientes. Si pensamos que una ráfaga de actividades y de técnicas resolverán nuestros
problemas más profundos, nos estamos engañando a nosotros mismos, o mejor dicho,
Satanás nos está engañando. Estamos en una guerra espiritual. Nos enfrentamos a un
poderoso enemigo espiritual. La única forma de ganar es por medio de armas espirituales
poderosas. Es trágico cuando incluso la iglesia misma olvida esto. La iglesia siente la
tentación de pensar que puede salvar a las personas convirtiéndose simplemente en otro
grupo de terapia o salvando a la sociedad al convertirse simplemente en otro cabildo
político. Pero Satanás se ríe si eso es todo con lo que luchamos. Estamos librando una guerra
con pistolas de agua y con aviones de papel. Estamos poniendo banditas adhesivas en
heridas abiertas.
Lo que el mundo necesita más que cualquier otra cosa, lo que tú y yo necesitamos más que
cualquier otra cosa, es un evangelio que golpeé justo en el corazón del imperio del mal de
Satanás. Necesitamos un evangelio que tome a Satanás en serio, y necesitamos un evangelio
que exalte a Jesucristo como el único que puede vencer a Satanás. Cuando Jesús llamó al
apóstol Pablo a predicar el evangelio al mundo, dijo: "A quienes ahora te envío, para que
abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a
Dios; para que reciban, por la fe que es en mí" (Hechos 26:17-18). No puedo pensar en un
mensaje más grande, más urgente y más práctico, que ese. Satanás es un enemigo terrible,
pero él también es un enemigo derrotado. Hay una cosa que Satanás teme, y eso lo asusta
hasta la muerte: el evangelio de Jesucristo.
 
Esquemas de Satanás
Satanás hará cualquier cosa para evitar que te afiances del Evangelio, porque una vez que lo
hagas, lo verás por lo que es, serás consciente de sus planes, y tendrás poder para
vencerlo. Si no crees que Satanás es real y si no dependes de Jesús para vencerlo, así es
como a Satanás le gusta. Hará todo lo que pueda para mantenerte así. A veces las personas
dicen que la razón por la que no creen en el evangelio es porque son pensadores libres,
educados y progresistas. No pueden aceptar las enseñanzas atrasadas y pasadas de moda
de la Biblia. Pero la incredulidad no es un signo de inteligencia. Es un signo de ceguera.
Satanás "cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del
evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios" (2 Corintios 4:4).
Satanás tiene miedo del evangelio. Él hace todo lo que puede para cegarlo, y hace todo lo que
puede para evitar que la iglesia lo propague. Él constantemente está tratando de lograr que
los líderes de la iglesia y las congregaciones dejen atrás el evangelio bíblico. Algunas veces
funciona. Según la Biblia, "El Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos
apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios" (1
Timoteo 4:1). Hay algunos en la iglesia que dicen que la Biblia contiene errores. Dicen que
Jesús no es el único camino a la salvación. Dicen que no existe Satanás ni ningún infierno.
Estas personas piensan que siguen la última erudición y actualizan la religión. Pero la verdad
es que "apostatan de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de
demonios." ¿No es irónico? Ellos no creen que los demonios existan, y están haciendo el
trabajo de los demonios.
Satanás quiere cegarte a la verdad. Él quiere que la iglesia abandone el evangelio y que siga
sus mentiras. Pero, ¿y si de todos modos crees en el evangelio, y tu iglesia se niega a
comprometerse con la verdad? ¿Entonces qué? ¿Satanás simplemente se da por vencido y
lleva sus ataques a otro lugar? ¡Sueñas! A menudo las iglesias más fuertes y los Cristianos
más vivaces son el blanco de los ataques más feroces de Satanás.
Satanás no puede destruir una iglesia basada en el evangelio, pero puede tratar de
perturbarla y hacerla ineficaz, especialmente si no estamos alertas a sus planes. Él trata de
causar discusiones, amargura y división en la iglesia. Él despierta sospechas, desconfianza y
disentimiento. Estos no son solo desacuerdos humanos o conflictos de personalidad. Son la
obra de Satanás. Él quiere robarnos nuestra alegría y hacernos miserables. Él quiere
interrumpir nuestra comunión y destruir nuestro testimonio unido del glorioso evangelio de
nuestro Señor y Salvador. Él hace todo esto porque odia a la iglesia y porque le teme al
evangelio. Él quiere hacer tan irritable a cada iglesia bíblica al grado de que ésta
sea desagradable para los que están dentro de ella y poco atractiva para los de afuera.
Permíteme decirlo de nuevo: los ataques más terribles de Satanás a menudo son hacia las
iglesias más fuertes y hacia los Cristianos más vivaces. ¿Por qué? Porque los odia más y
porque son la mayor amenaza para su poder. Si eres Cristiano, especialmente si eres
entusiasta y activo, espera que Satanás te ataque. Espera que incluso intente hacerle dudar
de que perteneces a Dios en absoluto. Algunos de los Cristianos más piadosos, incluso en sus
lechos de muerte, han dicho que Satanás los estaba atacando con dudas sobre su
salvación. No cedieron, pero esa vieja serpiente viciosa estaba aprovechando una última
oportunidad para lastimarlos tanto como podía.
Si perteneces a Cristo, Satanás no puede separarte del amor de Dios ni quitarte la vida
eterna, pero Satanás hará todo lo posible para debilitar tu alegría y tu confianza. Lo hace por
odio y porque quiere que estés tan abatido y agotado que no seas efectivo en relacionarte con
otras personas. Satanás no quiere que tu fe sea alegre, confiada y contagiosa. Él no quiere
que otras personas escuchen de ti sobre Cristo o que vean a Cristo obrando en ti. De lo
contrario ellos podrían creer la gran noticia de que pueden ser salvos en Cristo y tener la
victoria sobre el diablo. Eso es lo último que quiere Satanás, por lo que hace todo lo que
puede para debilitar el testimonio de aquellos que aman a Cristo.
Pero no importa lo que Satanás intente, no te rindas. No dejes que te engañe o te
derrote. No seas descuidado e ignores su poder, pero no te vayas al extremo opuesto y te
desesperes por no derrotarlo nunca. Satanás es odioso, astuto, poderoso, pero también está
derrotado. ¡Jesús es el Señor! Satanás tiene miedo de Jesús; él tiene miedo del Espíritu
Santo; él tiene miedo del evangelio. Así que "Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su
fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las
asechanzas del diablo". Con la verdad, la justicia, la paz, la fe y la salvación como nuestra
armadura, con la Palabra de Dios como nuestra espada, y con el poder de la oración para
energizarnos, podemos hacer más para alejar a Satanás y para cambiar este mundo, que con
todos nuestros otros esfuerzos combinados.
Si has estado viviendo sin Jesús, si has estado en manos de Satanás, tal vez sin siquiera
saberlo, ahora es el momento de cambiar. Ahora es el momento de reconocer a tu verdadero
enemigo y saber lo que te ha estado haciendo. Deshazte del dominio de Satanás. Ora por la
salvación de Dios. Confía en el Señor Jesucristo. Dale la bienvenida a su Espíritu en tu
corazón. "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él
se acercará a vosotros." (Santiago 4:7-8).

 
Capítulo Seis
 
La Derrota del Diablo
 
Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. (1 Juan 3:8).
     
Satanás parece estar muy activo en estos días. Los pastores y consejeros se encuentran con
personas que recuerdan el abuso del ritual satánico. Estas personas recuerdan que cuando
eran niños, algunos adultos los obligaban a participar en rituales que involucraban sangre,
magia negra y adoración a Satanás. Incluso pueden recordar haber sido ofrecidos a Satanás
como su propiedad. En muchos casos, es difícil probar si estas cosas realmente sucedieron o
si los recuerdos son falsos. Sin duda, algunas personas fueron víctimas de abuso ocultista,
mientras que otras pueden ser víctimas de horribles ilusiones plantadas en sus mentes por
poderes malvados. De cualquier manera, estas personas se sienten desgarradas, confundidas
y en esclavitud ante los poderes de la oscuridad.
Otras personas se enfrentan a Satanás de una manera diferente. Experimentan con el
ocultismo y juegan con horóscopos, cartas de tarot, tableros de ouija y sesiones de
espiritismo. Pueden hacerlo por curiosidad o para emocionarse, y en algunos casos, es más
un juego para ellos que algo serio. Pero algunos obtienen más de lo que esperaban. Se
hunden cada vez más en las garras de los poderes oscuros que están más allá de ellos, y
no pueden liberarse. En la Biblia, Dios advierte enérgicamente en contra de la adivinación, la
brujería, los augurios, la brujería, los hechizos, los médiums, los videntes y las sesiones para
contactar a los muertos (Deuteronomio 18:10-11), pero muchas personas ignoran las
advertencias del Señor. La gente me ha dicho cómo se metieron en estas cosas casi como un
juego al principio, pero terminaron sintiéndose atrapados y aterrorizados por las fuerzas del
mal.
Una cantidad inquietante de jóvenes se suicidan después de mezclar prácticas ocultistas
con drogas y alcohol y música que se enfoca en los demonios y en la muerte. Además,
algunos de los asesinos en serie más perversos han quedado fascinados con lo
demoníaco. Esto puede suceder incluso a escala política y nacional. Existe considerable
evidencia de que Hitler, Hess, Goebbels y Himmler estaban profundamente involucrados en
prácticas ocultistas, al igual que muchas otras personas en la Alemania nazi de ese momento.
Varios tiranos asesinos eran comunistas que actuaban en nombre de Carlos Marx. Ellos
afirmaban no creer en Dios o en Satanás, pero hacían mucho del trabajo de Satanás. Hay
fuertes indicios de que Marx mismo sintió el toque de los demonios. Cuando Marx rechazó a
Dios, escribió,
Los vapores infernales se elevan y llenan el cerebro
Hasta que me vuelvo loco y mi corazón cambia por completo
¿Ves esta espada? El príncipe de la oscuridad
Me la vendió.
En otro poema, Marx escribió,
Por lo tanto, el cielo he perdido
Lo sé muy bien
Mi alma una vez fiel a Dios
Es elegida para el infierno.
Después de que Friedrich Engels conoció a Marx, lo describió como "un monstruo poseído por
miles de demonios". ¿Toda esta charla acerca de ser movido por poderes demoníacos era
solo una forma poética de hablar, o era una realidad infernal?
 
Los Muchos Métodos de Satanás
Satanás no solo obra a través de prácticas ocultistas, de brujas y de adoración a
demonios. Algunos de sus planes más mortíferos son llevados a cabo por personas que no
creen que el diablo exista, que no recurren a la magia negra o al vudú ni a los rituales que
involucran sangre y alas de murciélago. C.S. Lewis lo expresó así: "Me gustan los murciélagos
mucho más que los burócratas ... El mayor mal no se hace ahora en aquellos sórdidos 'antros
de perdición'... No se hace incluso en campos de concentración y en campos de trabajo
En aquellos, vemos su resultado final. Pero éste es concebido y ordenado (movido,
secundado, transportado y registrado) en oficinas limpias, alfombradas, calientes e
iluminadas, por hombres tranquilos con collares blancos, uñas cortadas y mejillas bien
afeitadas que no necesitan alzar la voz".
Tal vez lo único más peligroso que los adoradores de Satanás sean aquellos que no creen
que Satanás existe. Son educados, sofisticados, eficientes, y desconocen realmente
quién está tomando las decisiones por ellos; desconocen el daño que están haciendo al estar
bajo el servicio de Satanás. Sacrificar a un niño como parte de un ritual demoníaco en un
cuarto oscuro no es más agradable para Satanás que abortar a un niño en una clínica bien
iluminada llena de acero inoxidable. Poner a alguien bajo una maldición vudú no es más
agradable para Satanás que usar los mejores libros de texto y computadoras para educar a un
niño para pensar y actuar como si Dios no importara.
Satanás está igualmente complacido con aquellos que están obsesionados con su poder y
con aquellos que niegan su poder. En algunas partes del mundo, las personas viven con tal
miedo a los demonios, a la brujería y a los poderes mágicos que harán cualquier cosa para
complacer a esas fuerzas oscuras. En otras áreas, Satanás no lo tiene tan fácil para asustar a
las personas a su servicio, por lo que usa la estrategia opuesta. Mantiene un perfil bajo y
convence a la gente de que no existe Satanás, y tal vez tampoco Dios.
Eso funciona por un tiempo, pero a muchas personas les resulta difícil dirigirse sin ninguna
religión. Sienten un impulso por algo espiritual y sobrenatural. Satanás está esperando llenar
el vacío. Él ofrece una variedad de religiones no Cristianas, dioses y diosas paganas y
prácticas ocultistas. Él ofrece ideas de la Nueva Era que no son mucho más nuevas que el
mismo Satanás. Cuando las personas en naciones que una vez fueron en gran parte
Cristianas abandonan a Cristo y a la Biblia, al principio pueden llegar al extremo de no creer
en absoluto en un reino espiritual. Pero pronto muchos se dirigen al otro extremo y creen en el
paganismo o en el panteísmo.
Satanás es muy poderoso y muy tramposo. Algunas veces usa brujos y algunas veces usa
ejecutivos corporativos para hacer su trabajo. Algunas veces él controla a las personas por
pura intimidación, y otras veces dice pequeñas y dulces mentiras y atrae a las personas hacia
tentaciones y hábitos que parecen no poder romper. A veces ataca a la iglesia a través de una
persecución feroz, y otras veces se cuela en la iglesia a través de enseñanzas falsas y trata
de destruirla desde adentro. Satanás tiene muchos métodos, pero siempre un objetivo: apartar
a las personas de Dios y destruirlas.
 
El Conquistador de Satanás
No digo todo esto porque quiero centrarme en Satanás. Quiero enfocarme en el conquistador
de Satanás, el Señor Jesucristo. "Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras
del diablo" (1 Juan 3:8). El diablo es real. Necesitamos conocer sus planes y darnos cuenta de
que es peligroso. Pero también necesitamos saber que ha sido derrotado.
¿Cómo derrota Jesús al diablo y destruye su obra? Poco antes de que Jesús fuera arrestado y
crucificado, dijo: "Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será
echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo" (Juan 12:31-
32). Al ser levantado en la cruz, Jesús alejaría a Satanás, rompería el dominio del demonio
sobre nosotros, alejaría de Satanás a las personas de todo tipo y las llevaría a una relación
con Cristo.
Cuando Jesús murió en la cruz, derrotó a Satanás y rompió las cadenas del pecado y de la
muerte que mantenía prisionera a la humanidad. Durante todo el tiempo del ministerio público
de Jesús, él luchó contra Satanás y expulsó a los demonios, pero esos encuentros fueron solo
escaramuzas en comparación con la batalla decisiva que se libró en el Calvario. En la cruz,
Jesús resistió a Satanás y obtuvo la victoria que decidió el resultado de la guerra de una vez
por todas.
Sin embargo, esto no se vio de esa manera. Según todas las apariencias, la cruz fue la mayor
victoria de Satanás, el triunfo del mal sobre el bien. Y de una manera que es verdad. Fue la
hora del diablo. Pero Cristo tomó la mejor hora de Satanás, su mayor victoria, y la convirtió en
una derrota devastadora. ¿Qué sucedió que hizo de la muerte de Jesús una victoria para
Jesús y una derrota para Satanás? La Biblia describe una serie de golpes que Jesús le hizo a
Satanás en la cruz.
 
El Tentador Desestimado
Primero, Jesús ignoró a Satanás el tentador. La Biblia dice que Cristo fue "tentado en todo
según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Hebreos 4:15). Temprano en el ministerio
de Jesús, Satanás lo tentó a tomar un atajo hacia la gloria. Él le prometió a Jesús todos los
reinos del mundo, si tan solo Jesús lo adoraba. Sin sufrimiento, sin humillación, sin necesidad
de seguir el difícil camino trazado por Dios--solo poder instantáneo. Pero Jesús se negó. Más
tarde, Satanás habló nuevamente, esta vez a través del amigo de Jesús, Pedro, una vez más
instando al Señor a seguir el camino del poder en lugar de la humildad y el
sufrimiento. Pero Jesús dijo: "¡Quítate de delante de mí, Satanás!".
Finalmente, el tentador hizo todo lo que pudo mientras Jesús se acercaba al final. El horror de
la muerte y del infierno se alzaban frente a Jesús. ¿Él finalmente cedería, desobedecería el
plan de su Padre y tomaría el camino fácil? Jesús dijo: "Ahora está turbada mi alma; ¿y qué
diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu
nombre" (Juan 12:27-28). En el Jardín de Getsemaní, la tentación de Satanás de tomar el
camino fácil en lugar del camino de Dios golpeó a Jesús con una fuerza aún mayor, pero
Jesús oró: "Padre… no se haga mi voluntad, sino la tuya".
Otra de las tentaciones de Satanás es odiar y vengarse de aquellos que nos lastiman. Pero
nuevamente, Jesús ignoró al tentador. Los torturadores de Jesús lo abofetearon, pero él no
se defendió. Se burlaron de él, pero él permaneció en silencio. Los soldados clavaron sus
manos y pies, pero ¿cedió Jesús al odio? No, él oró: "Padre, perdónalos, porque no saben lo
que hacen" (Lucas 23:34). Cuando los espectadores se burlaban de él y le decían que bajara
de la cruz, Jesús podía haber bajado y allí e invocado a miles de ángeles para que destruyan
a sus verdugos. Pero Jesús sabía que tenía que obedecer a su Padre y cumplir las Escrituras,
no buscar venganza. Allí, en la cruz, Jesús enfrentó las tentaciones más duras de Satanás e
hizo caso omiso del tentador.
 
El Mentiroso Desmentido
Un segundo golpe que Jesús le propinó a Satanás en la cruz fue que desmintió a Satanás el
Mentiroso. A Satanás le gustaría que pensáramos que los caminos de este mundo caído son
realmente mejores que los de Dios, incluso aunque éste se encuentre enraizado en el pecado
y en la desobediencia. Pero en la cruz, Jesús expuso el sistema mundial por lo que es:
totalmente malvado y mortal. ¿Cómo hizo eso? Se presentó ante los principales sacerdotes
(que representan el sistema religioso más avanzado del mundo) y ante el gobernador romano
(que representa el sistema legal más avanzado del mundo), y sacó lo peor de ellos.
Satanás siempre ha querido que los sistemas y las personas de este mundo aprueben las
actividades habituales, que piensen que están en contacto con la verdadera sabiduría. En la
cruz, sin embargo, Jesús expuso el hecho de que ellos están completamente fuera de
contacto con la verdadera sabiduría espiritual. "Ninguno de los príncipes de este siglo conoció;
porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria" (1 Corintios 2:8).
A veces mantenemos una máscara de cortesía. Las cosas se ven bien en la superficie, y nos
gustaría pensar que no hay nada de malo en la forma en que están las
cosas. Incluso podemos pensar que estamos en sintonía con Dios. Pero cuando Dios
realmente apareció en forma de hombre, lo atacamos y lo matamos. Jesús forzó las
pretensiones a desvanecerse, y en la cruz, el mundo, su pueblo, su sistema religioso, su
sistema legal y el diablo quien manda, fueron todos expuestos como enemigos de Dios.
Eso significa un gran problema para Satanás. Él se especializa en el engaño. Él no quiere que
admitamos nuestro pecado o que pensemos que algo está muy mal en un mundo bajo su
dominio. A él le gustaría que creyéramos la mentira: "Yo estoy bien, tú estás bien. No te
preocupes por lo que Dios dice." Pero en la cruz Jesús refutó esa mentira de una vez por
todas. Si el mundo estuviera bien, no habría asesinado a Jesús. Si yo estoy bien, y tú estás
bien, ¿por qué Jesús tuvo que morir? en la cruz Jesús refutó al gran mentiroso y expuso el
pecado por lo que es.
 
El Acusador Despachado
Un tercer golpe que Jesús le repartió a Satanás en la cruz es el siguiente: despachó a
Satanás el acusador. Satanás se especializa en los extremos. Él intenta hacer creer la mentira
de que el pecado no es ningún problema y de que el mal está bien, pero si esa
estrategia no funciona, trata de llevarlo hasta su otro extremo. Satanás trata de hacer que
pienses que tus pecados son tan horribles y que está tan podridos y sin valor que no hay
esperanza para ti. Pero en la cruz Jesús destrozó esa estrategia de Satanás.
A satanás el acusador le gusta voltear la ley de Dios en contra de nosotros, atormentarnos
con nuestra culpabilidad y asustarnos con las penas requeridas por la ley. Pero Jesús tomó la
maldición de la ley sobre sí mismo. La Biblia dice: "Perdonándoos todos los pecados,
anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola
de en medio y clavándola en la cruz” (Colosenses 2:13-14). Jesús sufrió el castigo que
merecíamos. Su sangre limpió el expediente. Ahora, cuando Satanás trata de acusarme o de
llevarme a la desesperación, Jesús me defiende. Todos los cargos de Satanás, toda la
evidencia que puede traer sobre cuán podrido estoy--están completamente expulsados de la
corte de Dios.
Satanás nos conduce hacia el pecado. Realiza un seguimiento de cada pecado que nos
marca a cada uno de nosotros como su propiedad. Pero cuando Satanás trata de presentar
cargos en contra de nosotros ante Dios, la sangre de Jesús limpia todo el expediente. Eso
es lo que ocurrió con el criminal de la cruz al lado de Jesús. Satanás había atraído a ese
hombre a una vida de crimen y de maldad. Este hombre no podía decir nada en su propia
defensa, y Satanás lo podía acusar de todo en el libro. Y todavía, al final, este hombre buscó a
Jesús, y de pronto no hubo más acusaciones, no más condena, simplemente el paraíso y la
eternidad con Dios. ¡Qué derrota a la estrategia de Satanás! ¡Un criminal de toda la vida,
teniendo éxito! La sangre de Jesús neutraliza toda la obra de Satanás y todas sus
acusaciones. Cada vez que otra persona ve a Jesús en la cruz y encuentra que una vida de
pecado es cancelada, el acusador del infierno debe gritar de frustración.
Y el cielo se regocija. De acuerdo con la Biblia, una voz del cielo, clama: "Ahora ha venido la
salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido
lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios
día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del
testimonio de ellos” (Apocalipsis 12:10-11). La sangre de Jesús derramada en la cruz--eso
es lo que nos quita la culpa y nos defiende en contra de Satanás el acusador.
 
El Asesino Desarmado
Vamos a ver un cuarto golpe que el diablo sufrió en el Calvario: Jesús desarmó a Satanás el
asesino. Satanás es como un terrorista, nos mantiene como rehenes ante nuestro miedo a la
muerte. La muerte es el arma más temible. Pero en la cruz Jesús desarmó al asesino. Jesús
entró en la muerte "por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de
lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al
diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a
servidumbre" (Hebreos 2:14-15).
El desarme de la muerte se hizo evidente el momento en que Jesús murió. "Y se abrieron los
sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron" (Mateo 27:52).
¡Pobre Satanás! Un momento se encontraba sosteniendo a la muerte como el arma definitiva,
y al instante Jesús lo había desarmado. ¡Las tumbas fueron apareciendo abiertas! Y ahora,
cada vez que una persona muere en Cristo, él o ella se despierta no en las garras de Satanás,
sino en la gloria, con un cuerpo de resurrección espléndido garantizado. Satanás no
puede intimidarnos más a través de la persecución o del miedo a la muerte. Podemos vivir
nuestras vidas con la certeza de que ni los demonios, ni la muerte, ni cosa alguna en toda la
creación nos puede separar del amor de Dios en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 8:37-
39).
 
El Cínico Deshonrado
Otro aspecto más de la victoria de Jesús sobre Satanás es que Jesús deshonró a Satanás el
burlador. El pecado original de Satanás es el orgullo, pero en la cruz Jesús había hecho que el
orgulloso príncipe de este mundo pareciera completamente ridículo. La Biblia dice: "Y
despojando a los principados y a las potestades, [Jesús] los exhibió públicamente, triunfando
sobre ellos en la cruz" (Colosenses 2:15).
Satanás siempre se burla de un "santurrón". Él hace que el mal parezca tan audaz y
emocionante. Pero Jesús volteó las mesas, y Satanás fue el que terminó siendo deshonrado.
Al principio casi todo el mundo se burlaba de Jesús cuando estaba en la cruz. pero
entonces ¿qué pasó? Después de que Jesús murió, un sentimiento de vergüenza cayó sobre
la gente cuando empezaron a darse cuenta de lo que habían hecho. "Y toda la multitud de los
que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían
golpeándose el pecho" (Lucas 23:48). Allí mismo, en el momento de mayor orgullo de
Satanás, sus siervos se llenaron de vergüenza y de desgracia.
Esa fue sólo una idea de la vergüenza que Satanás estaba padeciendo en el reino
espiritual. El diablo había dado su mejor disparo y había fallado. Jesús pasó por alto al
tentador, refutó al mentiroso, defendió en contra del acusador, desarmó al asesino, y en
el proceso deshonró al burlador orgulloso.
 
El Tirano Destronado
Un golpe de Jesús infligido a Satanás en la cruz se trató de que Jesús destronó Satanás el
tirano. El poder de Satanás está destrozado. Ahora, su derrota es segura. La guerra no ha
terminado, pero la batalla decisiva ha sido ganada. El poder de Satanás se está
desmoronando. La Biblia muestra que cuando Jesús murió, unas víctimas tras otras fueron
liberadas de Satanás. El ladrón de la cruz al lado de Jesús pasó del pecado al paraíso. Los
burladores se marcharon avergonzados de sí mismos. El oficial que supervisó la ejecución de
repente exclamó: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Marcos 15:39). Luego dos
políticos ricos que estaban interesados en Jesús, pero asustados de identificarse con él--
Nicodemo y José de Arimatea--se negaron a inhibirse más. Al ver el cuerpo de Jesús que
colgaba allí, dieron un paso adelante para ser contados entre los amigos de Jesús, y pusieron
el cuerpo de Jesús en una tumba. Decidieron que preferían morir con Jesús que vivir con la
forma de operar de Satanás. Y ¿que pasó en el cementerio? ¡Los sepulcros fueron abiertos!
A partir de ahí sólo empeoró todo para Satanás. Unos días más tarde, Jesús se levantó de
entre los muertos. Ascendió al trono del cielo y derramó su Espíritu Santo sobre sus
seguidores. Él los envió a decirles a los demás acerca de su victoria, "para que abras sus
ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios"
(Hechos 26:18). Las noticias han seguido difundiéndose desde entonces. El diablo está
derrotado. Satanás no puede ganar.
Sin embargo, puede que te preguntes, si eso es cierto, ¿por qué todavía hay tantos problemas
y horrores en el mundo, como los que he mencionado antes? Parece seguro que el diablo
está vivo y se encuentra bien. Sin embargo, la Biblia explica: Satanás "ha descendido a
vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo" (Apocalipsis 12:12). Él
está condenado, por lo que está haciendo todo el daño que puede en el tiempo que le queda.
Satanás todavía es poderoso y peligroso, pero él está derrotado. Él está viviendo de tiempo
prestado. No hay forma de que pueda sobrevivir a lo que Cristo le hizo en la cruz. Satanás ya
está restringido en lo que puede hacer, y al final, Dios lo arrojará al lago de fuego.
Mientras tanto, no permitas que Satanás te engañe. Él no está ganando. Él ya
ha perdido. Él no es el poder más grande del universo. Jesús lo es. Tal vez has estado en las
garras del ocultismo, del vudú o de los poderes demoníacos, pero esos poderes no te pueden
retener cuando miras hacia Cristo y hacia su cruz. Tal vez estás en las garras de hábitos que
parecen irrompibles, pero no te desesperes. Jesús ha desbaratado el poder de Satanás, y él
te puede liberar. Tal vez piensas que la perspectiva para el mundo no tiene remedio, pero te
equivocas. Confía en Jesús. Él ya ha ganado la victoria a través de su muerte y su
resurrección.

 
Capítulo Siete
 
Seducido por el Mundo
 
¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?
(Santiago 4:4).
 
Érase una vez que un joven rey hizo un descubrimiento inquietante. Él encontró a una bebé
recién nacida acostada en un campo. Ella estaba hecha un desastre: desnuda, cubierta de
lama sangrienta, con su cordón umbilical todavía colgando. Nadie se había molestado en
limpiarla o en ponerle ropa. Al parecer, ella había sido abandonada en el momento en el que
nació. Nadie la quería. Ella había sido abandonada para morir.
El corazón del rey se dolía de piedad por la pequeña. Decidió darle la oportunidad de vivir a
esa niña sucia e indefensa. La levantó en sus brazos, la limpió, la envolvió en su manto real, y
la llevó a una de sus propiedades. Allí, la puso al cuidado de amigos de confianza y les dijo
que le dieran una excelente crianza y que le proporcionaran una educación excelente.
Años más tarde, el rey visitó ese estado y se dio cuenta de que la bebé que había rescatado
años antes, se había convertido en una hermosa joven. El rey se enamoró de ella y le pidió
que se casara con él. Ella accedió, y tuvieron una gran boda. El rey amaba a su reina y le
dedicó sus riquezas. Él le dio perfumes dulces, vestidos magníficos, joyas costosas, y una
espléndida corona. La reina se hizo famosa en todo el mundo por su belleza. Parecía como un
matrimonio de cuento de hadas.
Pero el cuento de hadas resultó mal. La reina se volvió orgullosa de su belleza, de su ropa fina
y de sus joyas. Ella se cansó de su marido. Decidió que podría ganar dinero y divertirse más si
usaba su encanto para convertirse en una prostituta. Ella comenzó a vender su cuerpo a
cualquier desconocido que estuviera dispuesto a pagar, y se gastó el dinero en fiestas
salvajes. Ella no quiso a los bebés que habían nacido de ella y del rey, por lo que hizo que los
mataran. Después de un tiempo, su belleza se desvaneció. Nadie más pagaría por su
cuerpo. Así que la reina empezó a pagarles a otros para realizar fantasías sucias con ella.
¿Cómo se suponía que reaccionara el rey de ante todo esto? Le había mostrado a su esposa
una gran bondad y le había dado muchos regalos, pero ella había decidido buscar la
satisfacción en otro lugar. Al final, el rey la llamó ante su trono y exclamó,
"Como mujer adúltera, que en lugar de su marido recibe a ajenos. A todas las rameras les dan
dones; mas tú diste tus dones a todos tus enamorados; y les diste presentes, para que de
todas partes se llegasen a ti en tus fornicaciones.
"Por cuanto han sido descubiertas tus desnudeces en tus fornicaciones, y tu confusión ha sido
manifestada a tus enamorados, y a los ídolos de tus abominaciones, y en la sangre de tus
hijos, los cuales les diste; por tanto, he aquí que yo reuniré a todos tus enamorados con los
cuales tomaste placer, y a todos los que amaste, con todos los que aborreciste; y los reuniré
alrededor de ti y les descubriré tu desnudez, y ellos verán toda tu desnudez. Y yo te juzgaré
por las leyes de las adúlteras, y de las que derraman sangre; y traeré sobre ti sangre de ira y
de celos. Y te entregaré en manos de ellos; y destruirán tus lugares altos, y derribarán tus
altares, y te despojarán de tus ropas, se llevarán tus hermosas alhajas, y te dejarán desnuda y
descubierta. Y harán subir contra ti muchedumbre de gente, y te apedrearán, y te atravesarán
con sus espadas.
"Por cuanto no te acordaste de los días de tu juventud, y me provocaste a ira en todo esto, por
eso, he aquí yo también traeré tu camino sobre tu cabeza".
 
La Novia Infiel de Dios
Esa no es la manera en la que se supone que se desarrolle un cuento de hadas,
¿verdad? Pero este no es un cuento de hadas. Es una historia que Dios mismo cuenta en la
Biblia, en Ezequiel 16. ¿Por qué el Señor contaría una historia tan perturbadora y
repugnante? Dios contó esta historia para mostrar cómo es cuando nos olvidamos de su
bondad, hacemos mal uso de sus favores, amamos a otras cosas más de lo que lo amaos a
él, y disfrutamos de actividades mundanas en lugar de encontrar nuestro disfrute supremo en
el Señor mismo.
Originalmente, Dios le habló estas palabras a su pueblo de Israel del Antiguo Testamento.
Israel había sido una nación recién nacida, sucia, impotente, a punto de morir bajo la
esclavitud de Egipto, sin nadie que la ayudara--pero el Señor la había amado con una piedad
tierna y la había salvado de Egipto. A medida que Israel creció y maduró, se convirtió en una
nación rica e impresionante. El Señor la amaba con la ardiente pasión de un esposo por su
esposa, y él acumulaba bendiciones sobre ella. ¡Qué amor tan maravilloso! Pero Israel
abandonó a su esposo celestial, fue tras intereses mundanas, y cometió adulterio espiritual al
adorar ídolos hechos por el hombre en lugar de adorar a Dios. ¡Qué horrible traición! Dios dijo
que si Israel encontraba más atractivos a otros dioses y querían entregarse a los falsos dioses
lo podían hacer. Dios entregaría a Israel a la crueldad de esas naciones y a la fealdad y al
vacío de sus religiones. Israel fue invadida y llevada al exilio.
Es triste decirlo, la historia a veces se repite. En el Antiguo Testamento, Dios habló de Israel
como su novia, y en el Nuevo Testamento, el Señor habla de la Iglesia como la novia de
Cristo. Pero ¿cómo se ha comportado la novia de Cristo? Muchos de nosotros somos
miembros de la iglesia y nos llamamos Cristianos, pero ¿qué tan fieles le hemos sido a
nuestro esposo celestial? Con demasiada frecuencia, nuestra conducta ha sido tan podrida y
ofensiva como una esposa amada que se convierte en prostituta. El Señor ha hecho todo lo
que ha podido para rescatarnos de la ruina, él nos ha dado todo tipo de cosas buenas, pero
muchos de nosotros hemos respondido, no amándolo, sino haciéndonos orgullosos de
nosotros mismos, haciendo mal uso de sus dones, y buscando la satisfacción en todo menos
en Dios.
Cuando no encontramos nuestra felicidad y satisfacción en el Señor, buscamos la felicidad en
otro lugar. Un poco de adoración al sexo y al dinero, y si un bebé es concebido y obstaculiza
la libertad sexual o interfiere con los planes de hacer dinero, el aborto es utilizado para matar
al bebé que Dios creó. La historia de Dios acerca de una esposa convertida en prostituta, que
asesina bebés como parte de su estilo de vida, da justo en el blanco. En el antiguo pueblo
Israel estaban matando a los bebés como sacrificios humanos a los ídolos del sexo y del éxito,
y hoy en día muchas personas--incluyendo algunas que se consideran a sí mismas
Cristianas--aún asesinan bebés como parte de un estilo de vida donde el sexo y el éxito son
más importantes que el Señor.
 
Adulterio Espiritual
El asesinato de bebes a menudo es un sangriento efecto secundario del adulterio espiritual,
pero eso no quiere decir que todo el mundo que nunca abortado un bebé o ha matado a otra
persona no ha cometido adulterio espiritual. Un adúltero espiritual es aquel que no
está satisfecho con Dios y cae en el acogimiento del mundo. Un adúltero espiritual es aquel
que disfruta los caminos del mundo más que los caminos de Dios.
Un adúltero espiritual preferiría escuchar música impía que cantar alabanzas a Dios. Un
adúltero espiritual preferiría ver un espectáculo lleno de malas palabras, de violencia, y de
desnudez que ser cautivado por la belleza de la santidad de Dios. Un adúltero espiritual
preferiría terminar la noche riendo con cómicos nocturnos que estudiando las Escrituras. Un
adúltero espiritual preferiría vestirse con ropa vistosa, cara o de forma escasa y seductora que
vestir modestamente como Dios manda. Un adúltero espiritual preferiría divorciarse de un
cónyuge apagado que mantener los votos matrimoniales como lo manda la Biblia. Un adúltero
espiritual preferiría pasar horas jugando al golf que orar a Dios. Un adúltero espiritual preferiría
pasar el domingo de compras que adorando. Un adúltero espiritual preferiría exhibir una
buena casa o un coche de lujo que presumir de las riquezas de Dios en Jesucristo. Un
adúltero espiritual preferiría jugar a la lotería o en el casino que estar satisfecho con el cuidado
de Dios y con el fruto de un trabajo duro. Un adúltero espiritual preferiría demandar a alguien
por millones que soportar con paciencia ser perjudicado por causa de Cristo. Un adúltero
espiritual preferiría invertir cada vez más en acciones y bonos que invertir en la difusión del
Evangelio o en ayudar a los necesitados. Un adúltero espiritual se preocupa más por una
economía sana que por una moralidad santa.
Los adúlteros espirituales prefieren encajar y ser aprobados por el mundo que agradar a
Dios. Los adúlteros espirituales encuentran su mayor placer en el entretenimiento del mundo,
en el éxito del mundo y en los placeres del mundo. Ellos viven por las normas del mundo. La
razón subyacente es que su amor y su deseo se centran en el mundo y no en Dios.
A todas estas personas, la Biblia les dice en Santiago 4:4, "¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis
que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo
del mundo, se constituye enemigo de Dios." Esas son palabras fuertes. Dios no sólo sugiere
suavemente que la mundanidad podría ser un tanto de una debilidad en la forma en la que te
relacionas con Dios. ¡Él dice que la mundanidad te hace un adúltero y una prostituta! El
Señor no dice que si eres mundano, no amas a Dios tanto como deberías, más bien dice
que odias a Dios y que eres su enemigo. Volverte acogedor con el mundo es una amistad
fatal. Es fatal para la forma de relacionarte con Dios, y es fatal para tu alma eterna.
El Señor les dice a las personas del mundo lo que le dijo al antiguo Israel: "como mujer
adúltera, que en lugar de su marido recibe a ajenos. Me provocaste a ira en todo esto, por
eso, he aquí yo también traeré tu camino sobre tu cabeza." Si piensas que esto suena
exagerado, ten en cuenta que estas son las palabras de Dios mismo--y Dios siempre dice
enserio lo que dice.
Así que si no estás seguro de lo que significa ser terrenal o de por qué la amistad del mundo
es fatal, es necesario averiguarlo. Es necesario que tu mundanidad sea reemplazada con
piedad, con el deseo de conocer a Jesús, disfrutar de sus riquezas y de su amor, y amarlo con
todo tu ser.
 
Lealtad Indivisa
No hay nada más grande que conocer a Cristo en su muerte y en su resurrección y vivir en su
amor por siempre--y no hay nada peor que despreciar el amor de Dios y buscar la satisfacción
en el mundo alejado de Dios. Una y otra vez en toda la Biblia, Dios usa diversas
representaciones para aclarar este punto.
Una representación es la de trabajar para un jefe. "Ningún siervo puede servir a dos señores;
porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No
podéis servir a Dios y a las riquezas" (Lucas 16:13). No puedes trabajar para dos empresas
competidoras y para dos jefes rivales al mismo tiempo. Puedes ser leal a una sola. Si trabajas
para este mundo, no trabajas para Dios. De hecho, odias a Dios.
Otra forma en la que la Biblia representa esto es en términos de ciudadanía. No puedes ser un
ciudadano leal de dos naciones diferentes que están en guerra entre sí. Si eres un ciudadano
leal de una, eres enemigo de la otra. Las personas que tienen la mente en las cosas
terrenales son enemigos de la cruz de Cristo, dice el apóstol Pablo. Cuyo dios es el vientre, y
cuya gloria es su vergüenza. "Mas," les dice Pablo a los seguidores de Cristo, "nuestra
ciudadanía está en los cielos" (Filipenses 3:18-20).
Todavía otra representación bíblica es una que vimos anteriormente: el matrimonio. No
puedes tener un matrimonio saludable con tu cónyuge y al mismo tiempo estar involucrado en
adulterio y en la prostitución con otros. En la Biblia, Dios se muestra a sí mismo como un
ayudante tierno y como un esposo amoroso con el que pudiéramos estar siempre felices.
También dice que amar al mundo en lugar de amarlo a él, es adulterio espiritual y prostitución.
Esta es una de las imágenes más poderosas para ver la maravilla del amor de Dios y el horror
de lo mundano. "¡Oh almas adúlteras!“, exclama el apóstol Santiago: "¿No sabéis que la
amistad del mundo es enemistad contra Dios?".
Esto nos ayuda a comprender lo que Dios quiere decir cuando dice: "Yo soy Jehová tu Dios,
fuerte, celoso" (Éxodo 20:5). El hecho de que Dios sea celoso no quiere decir que sea
pequeño, sino que significa que es posesivo, como cualquier buen esposo es posesivo. ¿Si el
marido se entera de que su esposa está teniendo una aventura y sonríe y dice que no le
importa, no quiere decir que sea un excelente marido, amoroso? no, significa que no se
preocupan por ella o por su relación. Un marido verdaderamente amoroso es celoso: se niega
a compartir a su esposa con los demás. Así también, el amor de Dios es celoso y posesivo.
Él no quiere que le demos nuestro corazón a nadie más, sino a él. Él no va aguantará el
adulterio espiritual y la prostitución. Dios exige una lealtad total.
 
Oraciones Adúlteras
Sin embargo, a veces creemos que podemos tener las dos cosas. Queremos todo lo que
quiere el mundo a nuestro alrededor, pero al mismo tiempo queremos mantener algún tipo de
relación con Dios. Incluso si no amamos realmente a Dios o disfrutamos de él, calculamos que
podríamos necesitarlo, con el fin de obtener algunas de las cosas que queremos. Realmente
no nos gusta escuchar o hablar con Dios, pero oramos de todos modos, con la esperanza de
que nos dará más de las cosas del mundo que queremos.
¿Cómo son tus oraciones? ¿La oración primero que nada es un momento para disfrutar de la
compañía de tu padre celestial y buscar las cosas que él quiere? ¿O vas ante Dios sobre todo
cuando quieres algo y necesitas la ayuda de Dios para conseguirlo? En ese caso, no te
sorprendas si tus oraciones no son contestadas. "Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para
gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:3). Justo después de decir esto, Santiago sigue
diciendo, "¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra
Dios?".
De todas las formas de mundanalidad, quizás la más desagradable ante Dios es la
mundanalidad en la oración. ¿Qué podría ser peor que ir ante Dios y pedirle que nos de las
cosas mundanas que nos gusta más que él? Es como una esposa yendo ante su marido y
pidiéndole que arregle una relación extramarital para que ella la disfrute o como pedirle dinero
a un cónyuge para salir y contratar a una prostituta. El adulterio espiritual ya es lo bastante
malo sin orar a Dios por los recursos para acoger el mundo, incluso más de lo que ya lo
hacemos.
En la oración del Señor, Jesús nos enseñó a orar para que el nombre de Dios sea santificado,
que venga su reino, que se haga su voluntad, que vivimos en la gracia del perdón, que no
seamos conducidos a la tentación, sino que nos libre del mal. Esa es la verdadera oración
para alguien que ama a Dios y que odia el pecado. Al orar para que Dios se glorifique y nos
libre del pecado, también podemos orar por nuestro pan de cada día, por la cantidad suficiente
para sostenernos para otro día de vida. Pero eso está muy lejos de presentarnos ante Dios
con una larga lista de deseos de las cosas del mundo que creemos que necesitamos para ser
felices, sin tener que buscar la gloria de su nombre o el crecimiento de su reino. Eso está muy
lejos de estar tan unidos a este mundo al grado de que oramos con impaciencia para ser
guardados de la enfermedad y de la muerte y no encontramos nada atractivo sobre dejar este
mundo para estar con Cristo.
La mundanalidad puede aparecer cuando nos vestimos de modas mundanas o vemos
entretenimiento mundano o nos reímos de chistes mundanos o perseguimos la riqueza del
mundo, pero la mundanidad puede ser peor cuando estamos de rodillas ante los que creemos
que son nuestros momentos más piadosos. Podemos estar hablándole al cielo, pero nuestra
mente está en lo terrenal. No queremos hablar con Dios sobre cualquier cosa, pero nuestra
salud, nuestras finanzas, nuestro éxito, nuestras relaciones, el gran juego que queremos
ganar, el buen trabajo que queremos conseguir, o cualquier otra cosa en este mundo parece
más importante para nuestra felicidad que Dios.
Puedes preguntarte: "¿Qué hay de malo con orar por la ayuda de Dios en las preocupaciones
del día a día?" Nada--si encuentras tu felicidad suprema en Dios y no en esas cosas. Muchas
de estas cosas no son malas en sí mismas. De hecho, pueden ser buenos regalos de
Dios. Pero nunca podrán sustituir a Dios en nuestras aflicciones.
 
Mundanalidad Espectacular
Es bueno notar dos significados diferentes de "el mundo” y dos tipos de mundanidad. A veces
la Biblia habla de "el mundo” como un sistema pecaminoso. "El mundo” en este sentido--un
grupo de formas de pensar de malos deseos, de presión grupal y de rebelión contra Dios--es
algo que hay que rechazar por completo y dejar atrás.
Sin embargo, a veces la Biblia habla de "el mundo” de una manera más positiva, como la
tierra que Dios creó y llenó con seres vivos y con personas hechas a su imagen. En este
sentido, "el mundo” es algo que Dios hizo, sostiene y ama, y es algo que debemos valorar y
disfrutar con gratitud a Dios. Es un terrible error tomar versículos de la Biblia sobre el "mundo”
como un sistema pecaminoso y aplicar mal los versículos de "el mundo”, como creación física.
A veces algunas personas religiosas han considerado erróneamente a los alimentos, a los
cuerpos, al sexo o a la ciencia como males a despreciar. Pero no es pecado saborear una
deliciosa comida o deleitarte en la unión con tu cónyuge o perseguir descubrimientos
científicos. Estas cosas son regalos buenos de Dios. Sin embargo, incluso cuando pensamos
en el "mundo” en este sentido positivo, debemos tener cuidado de amar el mundo creado
antes que al Creador. Muchas cosas creadas no son malas como tales, pero incluso cuando
son buenas, podemos llegar a unirnos a ellas de una forma en la que es mala.
Hay que tener cuidado con dos formas diferentes de mundanalidad. Un tipo de mundanidad se
deleita en las cosas de este mundo que por naturaleza son degradantes y pecado: la
pornografía, la perversión, la ropa indecente, la música diabólica, la crueldad en contra de los
competidores, la violencia, los juegos de azar, el chisme, la mentira, la embriaguez, y otras
prácticas mundanas que son simplemente pecaminosas y malvadas. Hacer estas cosas, o ser
entretenido por tales cosas en películas y revistas, tabloides y televisión, es malo y ofensivo
ante Dios.
Pero hay otra forma de mundanalidad en la que el problema no es tanto amar las cosas malas
en lugar de las buenas, sino amar las cosas buenas en vez de las mejores. Disfrutar de un
cónyuge amoroso, trabajar duro y obtener un gran ingreso, leer un buen libro o ver un drama
emocionante, ser sano y bien parecido--no hay nada malo con este tipo de cosas en sí
mismas. De hecho, son buenos regalos de Dios. Pero cuando amamos las cosas creadas
antes que al Creador, cuando amamos a los regalos más que al Dador, cuando nos volvemos
orgullosos de lo que somos y de lo que tenemos, sin amar a Dios o sin ser agradecidos por su
bondad, entonces nuestra soberbia y egoísmo nos llevarán a una mundanidad que es tan letal
como las formas más obvias y sucias de la mundanidad.
No olvides la historia de Dios acerca de la esposa que se volvió prostituta. Un rey rescata a
una niña indefensa, la suple con todo para que crezca inteligente y hermosa, se casa con ella,
y le da la ropa, joyas y perfumes. ¿Qué resulta mal? ¿Es simplemente que la mujer de la
historia cae en total adulterio, en la prostitución y en el asesinato de un bebé? No, en eso
es donde finalmente termina, pero el problema comienza cuando ella confía en su belleza más
de lo que confía en su marido (Ezequiel 16:15) y cuando ella toma las cosas buenas que él le
ha dado y las convierte en dioses (Ezequiel 16:15-19). Su ropa, joyería, perfumes, y
belleza no son cosas malas. Pero se olvida de que todas ellas se deben a su marido, y ella las
valora más a ellas que a su marido. Sólo después de que hace eso, se producen sus delitos
más flagrantes. Así también, cuando amamos los dones de Dios más que a él, ya le hemos
dado la espalda y nos hemos convertido en sus enemigos, incluso antes de caer en pecados
más obvios y extravagantes.
 En Las Cartas de Escrutopo de C.S. Lewis, Escrutopo (un demonio de alto nivel) le informa a
Ajenjo (un tentador menor) que cuando trate de arruinar a una persona religiosa decente, a
menudo funciona mejor no empezar por querer apuntar hacia males extremos sino
simplemente hacer que la persona se una a algunas cosas buenas y respetables, y hacer de
esas cosas el deseo supremo de su corazón en lugar de Dios. Enfocar sus oraciones en los
deseos terrenales. Hacerlo que se enorgullezca. Hacerle pensar que el mundo que ve a su
alrededor es todo lo que importa. Conducirlo hacia pecados que parecen delitos pequeños, no
crímenes grandes y sangrientos. Escrutopo le dice al demonio menor,
Sin duda, al igual que todos los tentadores jóvenes, estás ansiosos de poder reportar una
maldad espectacular. Pero recuerda, lo único que importa es el grado en que separes al
hombre del Enemigo [Dios]. No importa lo pequeño que sean los pecados, siempre que su
efecto acumulativo sea empujar al hombre lejos de la Luz y afuera hacia la Nada. El asesinato
no es mejor que las cartas si las cartas pueden hacer el truco. De hecho, el camino más
seguro hacia el Infierno es aquel que es gradual--la pendiente suave, los suelos blandos, sin
giros bruscos, sin hitos, sin señales.
El diablo quiere que caminemos por un lugar sin señalizaciones, que amemos un mundo sin
normas, y que terminemos en un infierno sin esperanzas. En el camino, a Satanás no le
importa lo que amemos más--siempre y cuando no sea a Dios. Cualquier cosa en este mundo
servirá.
Pero incluso cuando Satanás trata de llevarnos por el camino ancho, liso y sin señalizaciones,
Dios sigue colocando señalizaciones que nos indican el camino estrecho de Cristo. Cuando
amamos algo en lugar de a él, la voz de Dios nos mantiene alertas, "¡Oh almas adúlteras! ¿No
sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser
amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios".
¿Has estado cometiendo adulterio espiritual? ¿Has elegido una amistad fatal con el mundo
que te hace enemigo de Dios? Ahora es el momento de cambiar. Pide el perdón de Jesús,
confía en su amor, y ámalo como tu satisfacción suprema.

 
Capítulo Ocho
 
Trastornando al Mundo
 
Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os
elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. (Juan 15:19)
 
Demetrio tenía un problema. Su negocio había estado generando mucho dinero durante años,
pero ahora la demanda estaba cayendo y las ventas estaban disminuyendo. El dinero se
estaba acabando.
Demetrio era el jefe de una compañía que fabricaba estatuas de plata de una diosa llamada
Artemisa. Demetrio vivía en la ciudad de Éfeso, que tenía un templo para Artemisa (también
llamada Diana). Artemisa era una diosa del sexo y del éxito. Sus sacerdotisas servían como
prostitutas en el templo, así que si eras un hombre que iba a su templo, podías disfrutar de
encuentros sexuales. Cuando salías del templo, podías contar con Artemis para darte una
buena vida sexual, una familia fértil, una granja o un negocio próspero y mucha diversión.
Pero no podías estar en el templo todo el tiempo, así que, ¿cómo podrías asegurarte de que
Artemisa estuviera cerca para ayudarte cuando estuvieras en otro lado? Era fácil, aunque un
poco caro. Podrías comprar una estatua de plata en miniatura, tu ícono personal de Artemisa.
Podrías llevarte a esta diosa móvil a cualquier lugar que quisieras. La estatua de plata sería tu
encanto para el sexo, para la prosperidad y para el placer. Vender estatuas de Artemisa
parecía un negocio imperdible, y durante mucho tiempo lo fue. Demetrio ganó mucho dinero
como presidente de la Corporación Artemisa, al igual que muchas otras personas en
comercios relacionados.
Pero entonces las ventas comenzaron a hundirse. La caída comenzó cuando un desconocido
llegó a la ciudad. El desconocido, llamado Pablo, decía que sólo había un Dios y que este
Dios vino a la tierra en la persona de alguien llamado Jesús. Los que creían en el mensaje de
Pablo acerca de Jesús dejaban de adorar a Artemisa. Se alejaban de las prostitutas del
templo y ya no compraban ídolos de plata. Eso alteró a Demetrio. Su ingreso se estaba yendo
hacia abajo, por lo que decidió tomar medidas. Llevó a cabo una reunión con sus compañeros
fabricantes de ídolos. La reunión se convirtió en una protesta ruidosa y luego en una revuelta
a gran escala. La Biblia dice lo que sucedió en el capítulo 19 de los Hechos de los
Apóstoles, escrito por un médico llamado Lucas. He tomado lo que relató el Dr. Lucas y lo he
puesto en un estilo más como el Dr. Seuss.
 
Con un lamento y un gemido
y con un ceño fruncido y un gruñido,
Demetrio exclamó,
"¿Tiraremos la toalla?
Parece que no podemos vender
todos estos ídolos que hemos hecho.
Las personas no los comprarán.
No estamos ganando dinero".
 
"Nuestros ídolos se estaban vendiendo
por toneladas de dinero,
pero ahora no podemos venderlos,
y eso no es divertido.
¿Tiraremos la toalla?
¡No! ¡Yo digo que no lo haremos!”
Mientras él hablaba, los ánimos de sus amigos
comenzaron a calentarse.
 
Luego, Demetrio se prendió,
más molesto que nunca,
"Ustedes saben quién ha estado destruyendo
nuestra empresa de negocios?
¡Este tipo llamado Pablo!”
(Todos asentaron con un movimiento de cabeza.)
"Este hombre sigue diciendo
que sólo hay un Dios".
 
"El dice que Jesucristo
es en quien todos deben confiar.
Cuando las personas creen eso,
nos dejan de comprar a nosotros.
Es hora de hacer algo.
No se pierde nada con intentarlo.
Alabemos a nuestra gran diosa
e iniciemos un gran disturbio".
 
Así que eso es lo que hicieron,
y lo hicieron bastante bien,
esos hombres furiosos
con una diosa por vender.
Estaban pisando fuerte, vociferando
y gritando tan fuerte
que pronto atrajeron
a un público de gran tamaño.
 
A continuación, gritar de rabia
parecía lo más "aceptable" por hacer.
Pero por qué estaban allí,
la mayoría de ellos no tenían ni idea.
En poco tiempo la ciudad entera
se había convertido en una gran multitud.
¿Cómo calmarlos nuevamente?
¡Una tarea imposible!
 
Durante dos horas gritaron,
hasta que apenas pudieron graznar.
A continuación, el secretario de la ciudad
se puso de pie, y habló:
"¿Qué es todo el alboroto?
Tenemos un gran ídolo.
Le damos devoción.
Honramos su título".
 
"¿Pero por qué atacar a las personas
que no han hecho nada malo?
¿Por qué pararse alrededor una protesta
tan fuerte y tan larga?
Este alboroto podría meter
en problemas a nuestra hermosa ciudad.
Así que cierren sus bocas ruidosas,
y vuelvan a casa inmediatamente".
 
Cuando los hacedores de ídolos se enfurecen
y tratan de empezar una pelea,
significa que el pueblo de Dios va por buen camino;
estamos haciendo algo bien.
Pero cuando adoramos el dinero, el sexo,
los televisores y los deportes y el canto,
Demetrio se hace rico;
estamos haciendo algo mal.
 
Empezando un Alboroto
Si se lees el libro de los Hechos, encuentras que en cualquier lugar en donde los primeros
Cristianos traían el mensaje de Jesús, el Evangelio cambiaba la vida de algunas personas de
una manera enorme y molestaba a otras personas de una manera enorme. El disturbio en
Éfeso no fue la primera o la última vez que hubo una conmoción.
Anteriormente, en Filipos, Pablo usó la autoridad de Jesús para echar a un espíritu maligno de
una esclava. Eso enfureció a los propietarios de la chica, porque el espíritu malo había estado
prediciendo el futuro, y los propietarios de la chica habían hecho mucho dinero en honorarios
por la adivinación.
Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a
Silas, y los trajeron al foro... y dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad,
y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos. Y se agolpó
el pueblo contra ellos (Hechos 16:20-22).
¿Los apóstoles realmente incitaron un comportamiento ilegal, anti Romano? No, aunque
Pablo y Silas eran Cristianos Judíos, también eran ciudadanos Romanos y no violaron
ninguna ley Romana. Su único "delito” fue transformar la vida de una niña a través del poder
de Jesús y perjudicar el flujo de caja de aquellos que habían estado explotando a la chica.
Pablo y Silas después se fueron a la ciudad de Tesalónica y proclamaron a Jesús como
Mesías y Salvador. Muy pocas personas fueron convencidas de ser Cristianas, pero otros
formaron una turba y empezaron una revuelta en la ciudad.
Ellos gritaron: "Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá... Todos éstos
contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús. Y alborotaron al pueblo
y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas (Hechos 17:5-8).
¿Los apóstoles realmente estaban desafiando al César y tratando de derribar al gobierno? No,
pero presentar a Jesús como el señor ante el pueblo hizo revolucionar la forma en la que vivía
el pueblo. Los apóstoles estaban volteando al mundo hacia el lado correcto, pero para la
gente que estaba parada sobre sus cabezas, el evangelio parecía estar al revés.
Cuando Pablo más tarde viajó a Éfeso, la ciudad natal de Demetrio y del templo de Artemisa,
el patrón se repitió: el Evangelio transformó a algunas personas e hizo que otros quisieran
disturbios. Durante dos años Pablo se quedó en Éfeso y tuvo discusiones diarias sobre Jesús.
Prácticamente todo el mundo en la región oyó la palabra del Señor. Junto con la enseñanza
del Evangelio vinieron sanidades, liberación de malos espíritus, y otras manifestaciones del
poder de Dios. La respuesta fue espectacular. Las personas veneraban a Jesús. Ellos
admitían abiertamente las cosas malas que habían hecho. Algunos incluso decidían encender
una hoguera y quemar sus libros de hechicería. Ellos habían pagado mucho dinero por rollos
que les enseñaban los secretos de la hechicería, pero ahora que pertenecían a Jesús, no
querían tener nada que ver con la brujería. Esos nuevos Cristianos quemaban sus libros
malos, que les habían costado un total de aproximadamente 50,000 dracmas. Una dracma era
un día de salario, por lo que ésta era una hoguera cara--50,000 días de salarios, alrededor de
150 años de ingresos totales, en humo.
Fue por entonces cuando Demetrio y sus amigos notaron que su negocio de venta de
ídolos no estaba yendo tan bien, y le atribuyeron la recesión a Pablo. Él era malo para el
negocio. Pablo no estaba promoviendo un programa político u organizando un boicot de
consumidores. No trataba de aprobar una ley en contra del culto de Artemisa. Sin embargo,
cuando las personas conocían a Jesús, perdían interés en Artemisa. Pablo no presionó por la
censura del gobierno hacia los libros malos, pero cuando las personas escuchaban las
verdades divinas de las Escrituras, ellos se daban cuenta de que sus libros de hechicería no
eran buenos para nada más que una hoguera. Pablo no promovió una nueva legislación, pero
el modo de vida Cristiano sacudió las ciudades y las sociedades a sus fundamentos.
 
Demetrio Prospera
Eso nos lleva a la pregunta: ¿Por qué había tantos disturbios en contra de los Cristianos en
aquella sociedad y tan pocos en nuestra sociedad? Bueno, las personas como Demetrio no
se amotinan si el negocio va bien. Si la sociedad sigue siendo rentable para la idolatría y para
la inmoralidad, si no muchas personas son decididamente diferentes a causa del Evangelio, si
los que dicen seguir a Jesús siguen comprándole a Demetrio, él no se molestará. En el libro
de Hechos, los nuevos Cristianos eran muy diferentes de los no Cristianos a su alrededor, y el
ingreso de Demetrio descendió como resultado. Sin embargo, en nuestra sociedad, muchas
personas de la iglesia siguen siendo muy parecidos a aquellos que están sin Cristo, y son tan
propensos como cualquier otra persona que le compra a Demetrio.
Si Demetrio es un productor de Hollywood, ¿se preocupa por perder dinero debido a las
personas que siguen a Jesús? No es probable. Cuando Demetrio de Hollywood produce
entretenimiento lleno de sexo, masacre, y de lenguaje grosero, es muy probable que tanto las
personas de las iglesias como las personas sin iglesia compren sus entradas para el teatro,
alquilen sus videos, y vean sus programas de televisión. Si Demetrio dirige una compañía de
música que produce álbumes inmorales sin Dios, puede contar con que los adolescentes de la
iglesia compren su basura. ¿Por qué una versión moderna de Demetrio se molestaría por las
personas que dicen ser Cristianas? ¡Ellos son algunos de sus mejores clientes!
Si Demetrio dirige un casino, ¿encuentra que los beneficios de las apuestas están bajando?
No, las apuestas son un gran negocio y continúan expandiéndose. El crecimiento de las
apuestas no sólo se debe a que se ha legalizado el juego ilegal, y no sólo se debe a que las
personas que no van a iglesia apuestan más. También se debe a que muchas personas de la
iglesia están comprando billetes de lotería y agolpándose en los casinos. Están tan
enamorados de suerte, tan descontentos con lo que tienen, tan ansiosos por el dinero fácil,
tan aburridos del trabajo diario y de la sabia administración del dinero, que apuestan el dinero
que Dios les ha confiado. Si Demetrio dirige un casino o la lotería, ¿por qué iba iniciar una
revuelta en contra de las personas de la iglesia? Él está demasiado ocupado recogiendo el
dinero de ellos.
Si Demetrio dirige una fábrica de cervezas, ¿está perdiendo dinero debido a que muchos
devotos seguidores de Jesús han limitado su consumo de alcohol o han renunciado por
completo al alcohol? No, los vendedores de licor ganan mucho dinero, incluso de los
creyentes. A pesar de las fuertes palabras de la Biblia en contra de emborracharse, muchos
jóvenes de familias que asisten a la iglesia piensan que emborracharse es la esencia de la
diversión. Muchos de sus padres no pueden relajarse y pasar un buen rato a menos que
tengan varias bebidas encima para facilitar las cosas. Muchas bodas de la iglesia son
seguidas por recepciones con bares abiertos, y lo que comienza como una ceremonia sagrada
termina como una fiesta de borrachos. Si Demetrio está en el negocio del licor, ¿no pone
objeción por los creyentes? Por supuesto que no. Está demasiado ocupado contando las
ganancias de su última fiesta.
Si Demetrio dirige una tienda que está abierta los siete días a la semana, ¿pierde dinero el
domingo debido a que muchos Cristianos quieren guardar el domingo de manera especial
para Dios y no hacer compras en ese día? Si Demetrio dirige una franquicia deportiva
profesional, ¿tiene un problema porque los jugadores Cristianos no van a jugar el domingo o
porque los fans Cristianos permanecen lejos del estadio los domingos y dejan su televisor
apagado? No, el domingo es el día número uno para el deporte profesional, y
ahora está convirtiéndose en un día para las ligas deportivas organizadas en todos los niveles
menores para los jóvenes y los niños. Si un niño tiene entrenamiento o un partido el domingo,
y si está programado al mismo tiempo que un servicio de la iglesia--bueno, ¿por qué no
saltarse la iglesia? ¿Por qué Demetrio iniciaría una conmoción en contra de los feligreses
cuando el domingo es una súper fuente de dinero para él?
 
Demetrio se Queja
Aquí y allá algunos Cristianos todavía alteran al Demetrio de nuestros días. Si Demetrio está
en la política, no le interesa la religión, si ésta no interfiere con él, pero causará una
conmoción si los Cristianos influyen en la política pública de manera significativa. El Señor
Melbourne de Gran Bretaña estaba molesto por un movimiento dirigido por los Cristianos
evangélicos, y vociferó, "Las cosas han llegado a un negocio de mala suerte cuando se le
permite a la religión invadir la vida pública.” ¿Qué lo puso tan enojado? Aquellos Cristianos
evangélicos se esforzaban por poner fin al comercio de esclavos. Los traficantes de esclavos
tendrían que encontrar una nueva forma de hacer dinero, y la economía no
podría beneficiarse de tanto trabajo gratis. Hubiera sido mucho más conveniente para cada
Demetrio comerciante de esclavos si los Cristianos no hubieran tenido que trastornar el mundo
entero a través de la valoración de los esclavos como hijos de Dios.
Cuando Demetrio dirige una clínica de aborto, está manteniendo un templo para las personas
que adoran el sexo y el dinero, y que ofrecen sacrificios humanos a su diosa. Él no tiene
ningún problema con las personas de la iglesia que ven su negocio como un derecho básico y
le pagan por matar a sus bebés a punto de nacer. Pero él odia a aquellos que consideran
sagrada la vida. Demetrio dice ser pro elección, pero quiere que la elección sea la muerte, no
la vida. Demetrio el abortista grita sobre el horror de mezclar la religión y la política.
Si Demetrio pertenece a una religión no Cristiana o no tiene religión en absoluto, no le
interesan los creyentes que se guardan su fe para sí mismos. Pero si los Cristianos llaman a
otros a confiar en Jesús como Salvador y Señor, y si un número creciente de personas se
vuelven Cristianas, ¡cuidado! Demetrio denuncia como proselitistas y fanáticos a los Cristianos
orientados a las misiones, y pone en marcha una campaña en contra de ellos. Demetrio no
causará una conmoción sobre un modelo del Cristianismo que no diga casi nada y que no
cambie casi a nadie. Pero va a atacar a los Cristianos que vivan y hablen en el poder de Jesús
y que extiendan el camino Cristiano hacia los demás. Un modelo muerto y decadente del
Cristianismo no trastorna el mundo; encaja perfectamente con la manera de hacer las cosas
del mundo. Pero una fe en Jesús que es viva y que se difunde, despierta oposición.
 
Complaciente para Dios, No Complaciente para las Personas
Una de las principales diferencias entre un Cristiano vivaz y uno rendido es que el Cristiano
vivaz quiere la aprobación de Dios, mientras que el rendido se preocupa más por la opinión
del mundo. El apóstol Pablo era complaciente para Dios, no complaciente para las
personas. Pablo dijo: "Tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios
en medio de gran oposición... No como para agradar a los hombres, sino a Dios” (1
Tesalonicenses 2:2, 4). "Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo"
(Gálatas 1:10).
Algunos de nosotros queremos impresionar a los intelectuales. Pero Pablo no le teme al
desprecio de los académicos. En Atenas, la capital intelectual del mundo, algunos filósofos
disputaron con Pablo y preguntaron: "¿Qué querrá decir este palabrero?” Cuando Pablo habló
sobre la resurrección de los muertos, algunos se burlaron de él (Hechos 17). Sin
embargo, Pablo habló el Evangelio claramente, a pesar de las burlas de muchos intelectuales,
y algunos se convirtieron al Cristianismo como resultado. ¿Por qué ser intimidado por lo que
los intelectuales dicen sobre ti? La Biblia dice que los intelectuales de Atenas "en ninguna otra
cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo" (Hechos 17:21). Muchos en nuestras
universidades hacen lo mismo. Tienen conferencias y debates sin fin, pero no tienen ninguna
comprensión sobre las verdades básicas que le dan sentido y dirección a la vida. Si no tienen
convicciones acerca de las cosas que más importan, ¿por qué ser intimidado si se burlan de
tus creencias?
No les temas a las burlas de los intelectuales, y no te preocupes por la opinión pública. En los
disturbios de Éfeso dirigidos por Demetrio, una gran multitud se reunió en el templo de
Artemisa y gritaron a pulmón abierto durante dos horas. Esto pudo haber parecido una
demostración impresionante, y si tal conmoción tuviera lugar hoy en día, sin duda sería
transmitida en las noticias de televisión. Pero la Biblia dice acerca de estas manifestantes
ruidosas, llamativas, "Los más no sabían por qué se habían reunido" (Hechos 19:32) estaban
molestos porque--bueno, simplemente porque todos los demás estaban molestos. Estar
molesto era lo que había que hacer. Eso es lo que pasa con la opinión pública y con las
multitudes ruidosas. Unos pocos cabecillas astutos (como Demetrio) tienen un propósito, pero
muchos otros se unen a la conmoción sin siquiera saber por qué están allí. Así que no nos
molestemos demasiado si no nos ajustamos a la corriente principal de la opinión pública o si
nos sentimos superados en número. La valoración de Dios es lo que importa.
Pablo no podía darse el lujo de tomarse demasiado en serio las opiniones de las personas.
Algunas personas difieren enormemente de otras, e incluso las mismas personas podrían
oscilar de un extremo a otro en un corto período de tiempo. En una ciudad, Listra, Pablo usó el
poder de Cristo para sanar a un hombre que había estado paralizado toda su vida a causa de
un defecto de nacimiento. Cuando el hombre se levantó y comenzó a caminar, la multitud
gritó: "Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros." Pero poco tiempo
después, esa misma multitud se volvió en contra de Pablo y le arrojaron piedras en un
esfuerzo para matarlo (Hechos 14:8-20) Un minuto antes Pablo era un dios, al minuto
siguiente no era apto para vivir.
En otra ocasión, Pablo estaba recogiendo leña para el fuego, cuando una serpiente venenosa
lo mordió. Una multitud de personas cercanas pensaba que Pablo debía ser un asesino y que
esa era la pena de muerte divina por su crimen. "Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego,
ningún daño padeció. Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de
repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, cambiaron de
parecer y dijeron que era un dios" (Hechos 28:5-6) Un criminal en un instante, un dios al
siguiente--cuando las opiniones de las personas oscilan entre esos extremos, es mucho mejor
no preocuparse de lo que piensan de ti. Sólo concéntrate en la valoración de Dios sobre ti.
En una de las muchas revueltas que estallaron en reacción al ministerio de Pablo, un oficial le
preguntó: "¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al
desierto los cuatro mil sicarios?" (Hechos 21:38) El comandante se sorprendió al saber que
Pablo hablaba su idioma y que era un conciudadano que no tenía nada que ver con sicarios
extranjeros.
Nunca sabrás los rumores que podrían extenderse sobre ti o aquello que la gente podría
pensar de ti, y esa es una razón más para céntrate en lo que Dios piensa de ti. Se rumoraba
que los primeros Cristianos eran terroristas, ateos, incendiarios que prendían fuego a Roma,
caníbales y todo tipo de cosas horribles, pero los rumores eran falsos. Ellos simplemente eran
seguidores de Jesús, los cuales trastornaban el mundo al confiar en Jesús, al vivir para Jesús,
y al llamar a otros hacia Jesús. Aún hoy en día, si eres un Cristiano que se precie de serlo,
algunas personas te despreciarán y se opondrán a ti, pero tu objetivo no es ser complaciente
para las personas, sino complaciente para Dios. Tienes un comandante, no muchos. Su
nombre es Jesús.
 
Insignia de Honor
Si los Cristianos son acusados de causar problemas, esto no es necesariamente una
desgracia. Puede ser un gran honor. Jesús dice: "Si el mundo os aborrece, sabed que a mí
me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero
porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece... Si a
mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán" (Juan 15:18-20). La religión que
adapta el mundo está fuera de contacto con Jesús. Si ésta nunca provoca oposición, no
proveerá salvación.
El único tipo de Cristianismo al que vale la pena unirse es el tipo al que vale la pena oponerse.
Si las iglesias ofrecen una religión que es tan débil o tan mundana que los idólatras no sienten
ninguna necesidad de oponerse a ella, entonces no vale la pena unirse para aquellos que
buscan al Dios vivo. Esto no significa que los Cristianos estén dispuestos a hacer enemigos.
Simplemente significa que una vida Cristiana fiel y de testimonio inevitablemente alterará el
mundo. Ésta provocará la hostilidad de aquellos que prefieren la vida sin Cristo y que, al igual
que Demetrio, sienten que tienen mucho que perder si el Cristianismo se extiende demasiado.
Un evangelio que nunca rechaza a nadie, probablemente no volverá a nadie a la realidad de la
salvación en Jesús y a la nueva vida revolucionaria que viene de su Espíritu Santo y que se
enseña en la Santa Biblia.
Hay una cosa que no quiero que te pierdas en todo esto: la enorme alegría y el privilegio de
servir a Jesús. ¿Por qué crees que Pablo estaba dispuesto a enfrentarse a tantos
malentendidos? ¿Por qué simplemente no se quedó en casa, guardó silencio y no agitó las
cosas? ¿Por qué crees que les hablaba a las personas acerca de Jesús, a pesar de los
rumores, las revueltas, los golpes y los intentos de asesinarlo? Debido a que ninguno de estos
problemas importaban en comparación con conocer a Jesús y con tener una relación con él.
Pablo quería seguir a Jesús y estar cerca de él, sin importar cuál fuera el costo, porque había
probado la bondad del Señor. Él sabía que la ganancia era tan grande que ésta siempre
superaría el costo. Pablo quería traer a otros hacia Jesús para que ellos también pudieran
disfrutar lo que él ya disfrutaba: una vida transformada ahora y la vida eterna con Cristo en el
futuro.
Muchas personas fuera de la iglesia nunca han probado la alegría de Jesús, e incluso muchos
en la iglesia tienen una religión inútil y debilucha. Ellos no alteran el mundo; son como el
mundo. No tienen nada de la fuerza penetrante del Espíritu Santo, que cambia vidas. La
iglesia necesita un reavivamiento de energía y una renovación de santidad de manera que el
impacto de Cristo sea imposible de ignorar.
Cuando eso sucede, Demetrio y sus amigos pueden estar muy dispuestos a iniciar una
revuelta, pero muchos otros dejarán atrás el vacío del mundo de pecado en favor a la plenitud
en Cristo. Ellos a su vez se alejarán de la diosa del sexo y del éxito. Dejarán de apoyar
mentiras. Creerán la verdad y recibirán el regalo de la vida eterna en Jesús. Muchas personas
dentro de la iglesia pueden descubrir por primera vez al Señor en quien siempre han afirmado
creer, y muchos fuera de la iglesia llegarán a conocer a Jesús y se convertirán en parte de su
iglesia viva. El mundo se molestará, pero el pueblo de Dios será levantado.

 
Capítulo Nueve
 
Luchando Contra la Carne
 
Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. (Romanos 7:19)
 
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos
se oponen entre sí. (Gálatas 5:17)
 
Felipe se sienta enfrente de su ordenador. Su mano se sitúa sobre el ratón, vacilante. Luego
hace clic en él. Pronto la pantalla le está mostrando una imagen sucia tras otra. Felipe se
siente avergonzado por ver pornografía, y se dice a sí mismo que debe apagar el
ordenador. Pero incluso mientras él mismo se dice esto, hace clic en el ratón y ve algunas
otras fotos sucias. Algo en él no quiere hacerlo, pero algo más en él lo hace de todos modos.
Jennifer es una adolescente. En el desayuno su padre le pregunta: "¿A dónde fuiste anoche,
Jen?” Jennifer odia las mentiras, pero ¿cómo puede decir la verdad? La noche anterior había
salido a fumar marihuana con algunos de sus amigos. Así que por enésima vez Jennifer
inventa una historia y miente acerca de dónde estaba. Los ojos de su papá se contraen un
poco, preguntándose, pero no presiona sobre el asunto. Algo en Jennifer realmente no quiere
fumar marihuana con sus amigos o mentirle a su padre, pero algo más en ella lo hace de
todos modos.
Jorge acaba de llegar a casa del trabajo. Ha sido un día difícil. Le pregunta a su esposa:
"¿Qué hay de cenar?” Ella dice cenarán lo que sobró anoche. "¡Lo que sobró!" Jorge grita.
"Trabajo como un perro durante todo el día, y ¿lo único que obtengo son sobras de esa
pésima comida que tuvimos anoche? ¿Por qué no me puedes dar algo de comida decente?"
Jorge gruñe unas pocas malas palabras y luego se da cuenta de que los labios de su esposa
tiemblan y de que una lágrima corre por su mejilla. Jorge cierra la boca y se sienta. Él
realmente se preocupa por su esposa, pero esta no era la primera vez que perdía los estribos
y le gritaba. Algo en Jorge no quiere explotar, pero algo más en él lo hace de todos modos.
Amy ha estado en el teléfono durante bastante tiempo. Ella ha estado bebiéndose los últimos
chismes de su amiga, y añade a la vid varios litros de sus propios chismes jugosos. Después
de que cuelga el teléfono, ella se queda pensando. Algo que dijo fue desagradable. Aunque
algo de ello era cierto, ella no tenía que repetirlo. Amy sabe que es demasiado chismosa, y
que sería mejor no difundir una charla hiriente. Algo en ella no quiere hacerlo, pero algo más
en ella lo hace de todos modos.
Tal vez tu tienes tu propio hábito o patrón de comportamiento que es malo para ti o
simplemente erróneo. Algo en lo que quieres ser diferente, pero otra cosa te hace seguir
haciendo lo mismo de siempre, y te preguntas: "¿Qué pasa conmigo? Yo sé lo que es bueno,
y aún sigo haciendo lo que es malo. ¿Por qué tengo esta guerra dentro de mí, y por qué
parece que el lado malo sigue ganando?".
La Biblia describe esta situación en Romanos 7. Cuando oímos la ley de Dios en la Escritura o
percibimos la voluntad de Dios en nuestra propia conciencia, podemos ver que el camino de
Dios es el mejor. Pero incluso si estamos de acuerdo con la ley de Dios, a menudo hacemos
lo contrario. En Romanos 7:14-20 el apóstol Pablo dice,
Sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago,
no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no
quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace
aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el
bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que
quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino
el pecado que mora en mí.
¡Qué enredo! Cuando estoy atrapado entre la voluntad de Dios y mis propias tendencias
pecaminosas, no entiendo lo que hago, y no entiendo lo que soy. Hago cosas malas--pero
¿soy realmente yo, o se trata de un poder extraño de pecado que mora en mí? Nada bueno
habita en mí--en mi naturaleza pecaminosa, es decir--y sin embargo, algo en mí afirma e
incluso le gusta lo que es verdaderamente espiritual y bueno. ¿Quién soy yo de todos modos?
¿Es mi verdadero yo aquel que está de acuerdo con la ley de Dios, o es mi verdadero yo
aquel que sigue violando la ley de Dios? ¿Soy dos personas diferentes? ¿Tengo una doble
personalidad? ¿Por qué no puedo controlar mi conducta o averiguar quién soy realmente?
¿Qué es esta guerra interior?
Esas son las preguntas que puedes estar realizando cuando sigues haciendo las cosas que
prefieres no hacer. Ya sea que se trate de pornografía, de un problema con el alcohol, del
consumo de drogas, de caer en un temperamento violento, de actividad homosexual, de
chisme o de lo que sea, cuando eres impulsado a hacer cosas que condenan a la conciencia,
te preguntas: "¿Qué me hace ir en contra de mi propio buen juicio ¿Soy el culpable? ¿Puedo
ser perdonado? ¿Alguna vez podré ser diferente? ¿Hay alguna manera de escapar?".   
Pablo termina Romanos 7 hablando de esta guerra interior y diciendo la única manera de
ganarla. Él dice,
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el
hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se
rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis
miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios,
por Jesucristo Señor nuestro
No importa lo desgraciados que seamos, no importa lo que esté mal en nosotros, el Señor
puede perdonarnos, rescatarnos, y cambiarnos.
 
La Naturaleza Pecaminosa.
Necesitamos desesperadamente que Dios nos perdone y nos cambie. Antes de explorar cómo
sucede esto, indaguemos un poco más en nuestro problema central. Tenemos un ser caído
que está en contra de Dios, que es alérgico a Dios, y que reacciona contra su santa ley. La
Biblia llama a esto "la carne" o "la naturaleza pecaminosa".
Los Cristianos que creen en la Biblia hablan de tres amenazas para el bienestar espiritual y
eterno de una persona: el diablo, el mundo y la carne. Ese es un trío mortal. El diablo,
Satanás, es fuerte y astuto. El mundo puede corrompernos y seducirnos lejos de Dios. Pero el
diablo y el mundo no son nuestros únicos enemigos. También existe la carne, nuestra propia
naturaleza pecaminosa. Cuando hacemos algo mal, no podemos simplemente decir, "¡El
diablo me hizo hacerlo!” O echarle la culpa al mundo que nos rodea. Hay que reconocer que
justo dentro de nosotros hay una naturaleza pecaminosa que es demasiado rápida para seguir
al diablo, se enamora del mundo, y hace la guerra en contra de lo que sabemos que es
correcto.
Esta naturaleza pecaminosa es llamada "la carne” en muchas traducciones de la Biblia y en
otros escritos Cristianos. No te dejes confundir por este término. No pienses que "la carne” se
refiere sólo a los pecados del cuerpo, como al pecado sexual o a la gula. "La carne” significa
todo el ser--el cuerpo, el alma, la mente y las emociones-- en las garras del pecado. "La
carne" es toda la maraña de deseos, pensamientos impíos, y hábitos de todo nuestro ser
caído.
Ya sea que le llamemos "la carne" o "la naturaleza pecaminosa", tenemos que hacer frente a
la realidad de la misma. Cuando nos encontramos haciendo cosas que sabemos que están
mal, podríamos querer decir: "Oh, acabo de cometer un error", o "pudiera cambiar eso cuando
quiera" o "básicamente soy una buena persona, yo sólo me resbalo de vez en
cuando." Pero si somos realistas, tenemos que decir junto con el escritor bíblico, "soy carnal,
vendido al pecado. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien".
Cuando la carne, la naturaleza pecaminosa, se enfrenta a la ley de Dios, el resultado no es
agradable. La ley nos dice lo que deberíamos estar haciendo y nos condena cuando no lo
hacemos, pero la ley de Dios no cambia nuestra naturaleza pecaminosa. De hecho, a veces el
hecho de que nos digan lo que está bien solo nos tienta más acerca de aquello que está mal
en nuestro interior. Cuanto más nos dicen que no debemos hacer algo, nuestra naturaleza
pecaminosa reacciona más haciendo lo contrario. Y si nos sentimos culpables por ello,
nuestros sentimientos de culpa en realidad pueden llevarnos a hacerlo aún más. Por extraño
que parezca, es cierto. Cuanto más conocemos la ley de Dios y percibimos que esto es
correcto, nos volvemos más desgraciados.
 
Renunciando al Pecado
La guerra interior es tan difícil y tan dolorosa, que queremos que termine. Una forma tentadora
de poner fin a la lucha consiste en entregarnos al pecado. Esto puede parecer atractivo,
especialmente si has estado luchando con pocas señales de progreso. Un joven tenía antojos
homosexuales que no desaparecían. Luchaba contra estos sentimientos, y por
un tiempo creyó que Dios estaba en contra de los actos homosexuales. Pero cuando no pudo
cambiar sus deseos, con el tiempo llegó a la conclusión que estaba bien tener una pareja
homosexual. También convenció a sus padres de esto, a pesar de que anteriormente habían
pensado que un comportamiento homosexual era incorrecto. Si su hijo no podía cambiar, Dios
no debía querer que él cambiara. Su madre dijo: "Dios creó homosexual a mi hijo por una
razón, y él no está fuera de su voluntad".
Tal pensamiento es común entre las personas de origen religioso que están involucradas en la
actividad homosexual. En cuanto a su tendencia del mismo sexo, dicen, "No escogí esto, y no
puedo cambiarlo, lo que significa que nací con ello. Si nací con ello, entonces Dios me hizo
así. Y si Dios me hizo así, entonces mi deseo homosexual es una cosa hermosa para ser
expresada y disfrutada, no es un pecado del cual deba lamentarme, arrepentirme y luchar
contra él".
Suena bastante convincente, ¿no? Pero la razón por la que suena convincente es que muy
pocos de nosotros pensamos en términos de la comprensión bíblica del pecado. Cuando
menciono la comprensión bíblica del pecado, no sólo estoy hablando de mandamientos
bíblicos en contra del comportamiento homosexual. El problema más profundo es el supuesto
subyacente acerca de que cualquier tendencia fuerte arraigada en mi naturaleza, todo con
lo que he nacido, debe haber sido creado por Dios y, por lo tanto, es bueno. Eso es totalmente
contrario a la enseñanza bíblica acerca de nuestra naturaleza pecaminosa. Es verdad que
Dios creó a la humanidad buena, pero Adán y Eva cayeron en pecado, y ahora cada nuevo
miembro de la raza humana nace con una naturaleza pecaminosa. Cuando Dios les mostró a
los escritores bíblicos la verdad sobre sí mismo, ¿qué dijeron ellos? "He aquí, en maldad he
sido formado" (Salmo 51:5). "Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne... ¡Miserable de mí!"
(Romanos 7:18).
Argumentar "Nací de esta manera" para mostrar que algo está bien no convencería a
cualquiera que conozca la Biblia y que sabe que todos nacemos con una naturaleza
pecaminosa. Pero si suponemos que nacemos siendo buenos, entonces todo lo que parece
venir naturalmente, no puede estar equivocado. En vez de lamentar, "¡Qué desgraciado
soy! ¿Quién me librará?" Anunciamos, "¡Así es como soy, y estoy orgulloso de ello! Que nadie
intente cambiarme".
Si experimentamos una guerra interior donde nuestra naturaleza pecaminosa lucha en contra
de la voluntad de Dios, podríamos tratar de convencernos de que la Biblia está equivocada, o
de que Dios posiblemente no puede decir en serio lo que parece estar diciendo, o de que
simplemente esto no se aplica a nuestra situación. Nosotros no podemos soportar la idea de
creer que algo profundamente arraigado en nosotros puede estar totalmente en desacuerdo
con lo que es correcto y bueno. Si hemos nacido de una forma determinada, o si tenemos un
conjunto de sentimientos y un patrón de comportamiento que hemos intentado cambiar sin
éxito, es un alivio rendirnos, decirnos a nosotros mismos que estamos bien como estamos y
que realmente no deberíamos querer cambiar, después de todo. Pero si tomamos este
enfoque, estamos mintiéndonos a nosotros mismos.
Entregándose a Cristo
Si somos realistas, vamos a ver la verdad y la bondad de la ley de Dios, y al mismo tiempo,
veremos que nuestro comportamiento está mal y que surge de una naturaleza pecaminosa
que todos nuestros esfuerzos no pueden cambiar. Esto es doloroso de aceptar, y es aún peor,
porque nosotros mismos no podemos solucionar el problema. Todo lo que podemos hacer es
darnos por vencidos y preguntarnos con desesperación si otra persona puede ser capaz de
ayudarnos.
Si tienes un mal genio y no puedes cambiar, no pretendas que no es tan malo ser alguien
exaltado. Si te mantienes mirando fotos y videos sucios, no pretendas que está bien ver a
otros seres humanos como objetos de tu deseo. Si abusas del alcohol, deja de decirte a ti
mismo que puedes controlar tu bebida. Si tienes el hábito de mentir cuando parece
conveniente, no pretendas que no es gran cosa. Si chismeas en lugar de edificar a
otros, no pretendas que esto es inofensivo. Deja que la triste verdad penetre en: la ley es
espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.
Sé que no es divertido escuchar esto. Una vez me pidieron que hablara en una convención de
jóvenes adultos. Las personas que me invitaron querían que hablara acerca de la santidad de
Dios. "Pero", dijeron, "hazlo de una manera que no haga que las personas se sientan
culpables." ¿Cómo se supone que iba a hacer eso? ¿Cómo pueden las personas percibir la
santidad de Dios sin sentirse culpables? Cuando Isaías vio la santidad de Dios, exclamó, "¡Ay
de mí! que soy muerto!” Cuando Pablo consideró la santa ley de Dios, él gimió: "¡Miserable de
mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?".
No estemos tan ansiosos por evitar sentirnos mal. Estás mucho más cerca el reino de Dios si
te encuentras triste y frustrado en tu lucha en contra del pecado que si te has rendido al
pecado y piensas que no hay nada malo en ti. Si tienes un problema con la bebida, pero crees
que no tienes un problema, no te sentirás tan miserable como la persona que admite que es
un alcohólico, pero aún no has encontrado una manera de dejar de beber. Pero la persona
desgraciada se acerca más a la realidad y es más propensa a buscar ayuda fuera de sí
misma. Antes de que puedas ser libre de aquello que está mal en ti, primero tienes que admitir
que algo está mal y que eres impotente para cambiarlo.
Uno de los grandes propósitos de la ley de Dios es llevarnos a ese punto. La ley no
puede perdonarnos o transformarnos, pero la ley de Dios nos puede mostrar nuestra
situación, hacernos renunciar a nosotros mismos y prepararnos para depender totalmente del
Señor Jesucristo.
Watchman Nee, un líder Cristiano chino de una generación anterior, contó acerca de un
hombre que se encontraba en aguas profundas incapaz de nadar. Sin embargo, había un
experto nadador cerca. Mientras Nee observaba, esperaba que este hombre rescatara
inmediatamente al otro. Pero no hizo nada. "¿No ves que se está ahogando?", Gritó Nee. Pero
aun así el buen nadador no hizo nada. Mientras tanto, el hombre que se ahogaba se debilitaba
cada vez más. Nee pensó: "Qué horrible que este gran nadador no rescatará a un hermano
que se ahoga." Pero justo mientras el hombre que se ahogaba se quedaba sin energías y
dejaba de dar golpeteos, el nadador se aceleró hacia él con unos pocos trazos rápidos, lo
sostuvo, y lo llevó a salvo hacia la orilla. Nee regañó al nadador por esperar tanto tiempo, pero
el hombre respondió: "Cualquier momento antes, y me habría tirado debajo de él. Un hombre
que se ahoga no puede ser rescatado hasta que está completamente agotado y deja de
intentar salvarse a sí mismo".
Así también, cuando tú y yo nos estamos ahogando en el pecado, el Señor puede hacernos
golpetear por un tiempo, tratando desesperadamente de salvarnos a nosotros mismos y de
cambiar nuestros caminos. Por supuesto, Dios no está preocupado de que lo pudiéramos
empujar hacia bajo, pero sabe que antes de ser rescatados, debemos rendirnos a toda
esperanza de ganarnos el derecho a cielo o de hacernos santos por nuestra cuenta. La santa
ley de Dios nos deja agotados e indefensos ante la presencia de Dios. Si nuestra única
esperanza de santidad y de ir al cielo fuera nuestra capacidad de hacer las cosas buenas
ordenadas en la ley de Dios, estaríamos arruinados.
Pero justo cuando nos damos por vencidos y clamamos, "¿Quién me librará?" Podemos
encontrarnos diciendo, "Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Ahora, pues,
ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la
carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha
librado de la ley del pecado y de la muerte" (Romanos 8:1-2).
La muerte de Jesús paga por todas las veces que hemos quebrantado la ley de Dios, a pesar
de conocer algo mejor, por lo que no tenemos que ser abrumados por la culpa. Jesús murió
por nosotros--y nosotros también morimos con él. Nuestra naturaleza pecaminosa está
crucificada con Cristo, y Dios levanta una nueva naturaleza dentro de nosotros que está viva
con la vida de Cristo resucitado. El Espíritu Santo dador de vida de Jesús nos transforma y
nos hace verdaderamente nosotros mismos por primera vez. El Espíritu Santo tiene un poder
mucho mayor que la carne pecaminosa dentro de nosotros, mucho mayor que el poder de
Satanás y que el mundo que nos rodea. El poder del Espíritu Santo nos transforma de una
manera en la que nuestros propios esfuerzos nunca pudieron. Al luchar contra la carne a
través de su poder, podemos ganar la guerra interior.
Sin el Espíritu Santo, no se puedes ganar la guerra en tu interior. Si estás atrapado en una
guerra entre tu conciencia y tu carne, la carne va a ganar la guerra. La conciencia puede decir
que la ley de Dios es correcta y que el pecado está mal, pero la conciencia no nos da poder
para hacer lo correcto. Cuanto más larga sea la guerra, menos pelea la conciencia. Cuanto
más pequemos, más se confunde nuestra conciencia, y menos trata de ser escuchada.
El Espíritu Santo hace lo que la conciencia no puede hacer. El Espíritu Santo no sólo nos dice
que la ley de Dios es justa; el Espíritu Santo nos anima y nos da el poder para hacer lo
correcto. El Espíritu Santo es más fuerte que la carne. El Espíritu y la carne luchan el uno
contra la otra, pero el espíritu es más fuerte. La Biblia les dice a los creyentes llenos del
Espíritu, "Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de
Dios mora en vosotros" (Romanos 8:9).
 
El Verdadero Tú
¿Esto quiere decir que en el momento en que el Espíritu de Dios se mueve ti al instante te
vuelves perfecto y libre de pecado? No, siempre y cuando estamos en esta vida, todavía
habrá veces incluso para los Cristianos nacidos de nuevo cuando la carne se comporte mal--
como un cuerpo que está muerto, pero aun retorciéndose. Cada vez que la carne hace
eso, debe ser clavada en la cruz. Cuando estás en Cristo, tu vieja carne es exterminada y
debe permanecer muerta. Crucificar la vieja naturaleza no es una cuestión de odiarte a ti
mismo. Es una cuestión de odiar a una naturaleza pecaminosa que no es el verdadero ser que
Dios diseñó que fueras. Cuando pecas, no dices: "Eso es justo lo que soy." En su lugar dices,
"Ese no es mi verdadero yo; es el pecado que habita en mí--y por la gracia de Dios, el pecado
no va a tener la sartén por el mango" Cuenta con Cristo para perdonar tu fracaso, y clava en la
cruz esa naturaleza pecaminosa con más firmeza que nunca. Entonces depende del Espíritu
Santo para que siga transformándote, hasta que un día seas santo como el mismo Cristo y
estés en casa con él en el cielo.
Para ganar la guerra interior, debes depender del Espíritu Santo, no de tu propia fuerza de
voluntad. Es como volar. Si quieres volar, ¿qué debes hacer? Bueno, puedes amarrarte
algunas plumas a los brazos y a las piernas y agitarlas tan duro como te sea posible,
pero nunca te despegarás de la tierra de esa manera. Todas sus plumas y aleteo no
pueden superar la ley de la gravedad. Pero si entras en un avión, la ley de la aerodinámica va
a superar la ley de la gravedad por ti. No puedes volar por tu cuenta, pero si te encuentras en
el avión, tú vuelas siempre y cuando el avión vuele.
Así también, si quieres volar más alto moralmente y espiritualmente, puedes intentar tanto
como quieras, pero ninguno de tus esfuerzos puede superar el peso de la carne caída, de tu
naturaleza pecaminosa. Pero si estás en Cristo por fe, el poder del Espíritu de Cristo vence el
peso del pecado y te eleva a un nivel más alto en Cristo. La Biblia dice: "Lo que era imposible
para la ley,... Dios lo hizo!" (Romanos 8:3).
Si has estado tratando de hacer el bien, pero en su lugar te has mantenido haciendo el mal, si
crees que la ley de Dios es santa, pero no has sido capaz de guardarla, entonces renuncia a ti
mismo, y ve hacia Cristo. Él no te condenará. Él te perdonará y te dará la bienvenida. Acepta
su perdón, y luego confía en él para que te ayude a hacer los cambios que no puedes hacer
por tu cuenta. Depende del poder de su Espíritu Santo para luchar contra la carne. Reúnete
con un grupo de otros creyentes en Cristo, fortalecidos en el Espíritu Santo que han pasado
por la misma lucha que tú has pasado, que conocen el poder adictivo y esclavizador de la
carne, pero que también conocen el alegre poder liberador de Dios. Cuando vives en el
perdón de Cristo, en el poder de su Espíritu, y en el estímulo y la responsabilidad del pueblo
de Dios, tu naturaleza pecaminosa dará paso hacia el nuevo verdadero tú. Ora cada día
pidiendo nuevas fuerzas de parte del Espíritu Santo. Una antigua oración del Catecismo de
Heidelberg proporciona una guía para orar contra el mal:
Padre celestial, líbranos del mal. A través de nosotros mismos somos demasiado débiles para
mantenernos de pie incluso por un momento. Y nuestros enemigos jurados--el diablo, el
mundo y nuestra propia carne--nunca dejan de atacarnos. Y así, Señor, defiéndenos y haznos
fuertes con la fuerza de tu Espíritu Santo, para que no sucumbamos a la derrota en esta lucha
espiritual, sino que podamos resistir con firmeza a nuestros enemigos hasta que finalmente
obtengamos la victoria completa, por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Un Manual de Estrategias del Enemigo (John Piper)


Un Manual de Estrategias del Enemigo
Notas de Enseñanza
12 de Febrero de 1984 | por John Piper | Tema: La Guerra Espiritual
Una mentalidad en tiempo de guerra debe incluir el conocimiento astuto de las tácticas
enemigas: Efesios 5:11, "No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más
bien reprendedlas".
El Cristianismo se sostiene o cae con la realidad de Satanás y los demonios. ¿Por
qué? Porque Jesús pasó todo su ministerio peleando en contra de ellos. Si no son reales, él
es reducido a una figura cómica.
¿Cuál es el objetivo de Satanás y de sus estrategias?
1.            Él es el padre de las mentiras. Juan 8:44
- ¡Su naturaleza es mentira! Él sólo habla la verdad con el fin de engañar.
2.            Por lo tanto, su principal enemiga es la verdad - él se opone a la palabra de Dios.
Génesis 3:1-5.
3.            Él hace dudar de la bondad de Dios. Génesis 3:1-5, Él destruye la obediencia de la
fe.
4.            Él obstaculiza la estrategia de las misiones. 1 Tes. 2:18
- Él se opone a que la verdad alcance y convierta a las personas.
5.            Él distorsiona y evita que el ministerio evangélico sea eficaz. Hechos 13:8-9
6.            Él evita la necesidad interior eliminando los problemas externos. 1 Juan 3:12
7.            Él usa el miedo a la muerte para mantener a los hombres en esclavitud. Hebreos
2:15
- El temor a la muerte no los conduce a Dios porque los lleva a obtener aquí tantas
sensaciones como sea posible.
8.            Él hace que las personas tropiecen sobre las malas actitudes Cristianas. 2 Tim. 2:24-
26
9.            Él ciega las mentes de los incrédulos. 2 Cor. 4:4
10. Él aprovecha una falta de entendimiento. Mt. 13:19.
11.            Él sugiere algunos caminos que no implican sufrimiento. Mt. 16:23; Mt. 4:1-11
12.            Él imita funciones religiosas. 2 Cor. 11:14-15; Mt.13:28,30; Ap. 2:9
13.            Él hace mal uso de las Escrituras. Mt. 4:6
14.            Él imita las señales y maravillas. 2 Tes. 2:9; Mc. 13:22
15.            Él ofrece alternativas ocultas exóticas. Ap. 2:19-24
16.            Él ataca la fe. 1 Tes. 3:5; 2 Cor. 11:3
17.            Él trae persecución. Ap. 2:9; 1 Pe. 5:8; Lc. 22:31
18.            Él trae enfermedad. Job 1:11; 2:5; Lc. 13:16.
19.            Él causa disensión sobre la doctrina y provoca divisiones. Rom. 16:17-20
20.            Él tienta a los santos con engaños sexuales. 1 Cor. 7:5; 1 Tim. 5:15.
21.            Él se aprovecha de la ira no resuelta. 2 Cor. 2:11; Ef. 4:27
22.            Él promueve el orgullo. 1 Tim. 3:6
Comenzamos con el mentiroso y terminamos con el orgullo. Conexión: la verdad es que Dios
es Dios y nosotros no. Esto es una lección de humildad. La única forma de rebelarse en contra
de la humillación de la condición de criatura es ser un mentiroso. Por lo tanto, la humildad ante
Dios es la gran resistencia al diablo (Santiago 4:6-7).
(C)2013 Fundación Deseando Dios. Usado con permiso.
Por John Piper. (C)2013 Fundación Deseando Dios. Sitio web: desiringGod.org

El Mundo (J.C. Ryle)


EL MUNDO 
por J.C. Ryle
Extracto de El Cristianismo Práctico (1878)
 
Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor. (2 Corintios 6:17-18)
 
El texto que encabeza esta página toca un tema de gran importancia en la religión. Ese tema
es el gran deber de la separación del mundo. Este es el punto que Pablo tenía en vista
cuando les escribió a los Corintios: "salid de en medio de ellos, y apartaos".
 
El tema es uno que exige la mejor atención de todos aquellos que profesan y se dicen
Cristianos. En cada época de la Iglesia, la separación del mundo siempre ha sido una de las
grandes evidencias de una obra de gracia en el corazón. Aquel que realmente ha nacido del
Espíritu y ha sido hecho una nueva criatura en Cristo Jesús, siempre se ha esforzado por
"salir del mundo" y vivir una vida apartada. Aquellos que solo han tenido el nombre de
Cristianos, sin la realidad, siempre se han negado a "salir y apartarse" del mundo.
 
El tema tal vez nunca fue más importante de lo que es en la actualidad. Existe un deseo
ampliamente difundido de hacer cosas agradables en la religión--recortar las esquinas y los
bordes de la cruz y evitar, en la medida de lo posible, la abnegación. Por
todos lados escuchamos a Cristianos profesos declarando en voz alta que no debemos ser
"estrechos y exclusivos", y que no hay daño en muchas cosas que los más santos de la
antigüedad pensaban que eran malas para sus almas. Que podemos. . .
 
ir a cualquier parte, y hacer cualquier cosa,
y pasar nuestro tiempo en cualquier cosa, y leer cualquier cosa,
y mantener cualquier compañía, y sumergirnos en cualquier cosa --
¡y todo el tiempo poder ser muy buenos Cristianos! Esta, esta es la máxima de miles. En una
época como esta, creo que es bueno levantar una voz de advertencia e invitar a atender la
enseñanza de la Palabra de Dios. Está escrito en esa Palabra, "salid de en medio de ellos, y
apartaos".
 
Hay cuatro puntos que intentaré mostrar a mis lectores al examinar este poderoso tema.
 I. En primer lugar, intentaré mostrar que el mundo es una fuente de gran peligro para el alma.
 
II. En segundo lugar, intentaré mostrar lo que no significa la separación del mundo.
 
III. En tercer lugar, intentaré mostrar en qué consiste la separación real del mundo.
 
IV. En cuarto lugar, intentaré mostrar el secreto de la victoria sobre el mundo.
 
Y ahora, antes de ir un paso más allá, permítanme advertirles a todos los lectores de este
documento que nunca entenderán este tema, a menos que primero comprendan lo que es un
verdadero Cristiano. Si eres una de esas personas infelices que piensan que un Cristiano es
todo aquel que va a un lugar de adoración, sin importar cómo viva o qué crea, me temo que te
importará poco la separación del mundo. Pero si lees tu Biblia y eres sincero con respecto a tu
alma -- sabrás que hay dos clases de Cristianos profesantes -- los convertidos y los no
convertidos. Sabrás que aquello que eran los Judios entre las naciones bajo el Antiguo
Testamento -- el verdadero Cristiano está destinado a serlo bajo el Nuevo. Comprenderás a
qué me refiero cuando digo verdaderos Cristianos, de manera similar, a ser un "pueblo
peculiar" según el Evangelio, y que debe haber una diferencia entre los creyentes y los
incrédulos. Para ti, por lo tanto, hago un llamamiento especial este día. Mientras que muchos
evitan el tema de la separación del mundo, muchos lo odian positivamente; y muchos están
desconcertados por esto -- dame tu atención mientras trato de mostrarte "la cosa tal como es".
 
I. Antes que nada, permíteme mostrar que el mundo es una fuente de gran PELIGRO para el
alma.
 Por "el mundo", recordemos, no me refiero al mundo material en el que estamos viviendo y
moviéndonos. Aquel que pretenda decir que todo lo que Dios ha creado arriba en los Cielos, o
abajo en la tierra, es dañino en sí mismo para el alma del hombre -- dice lo que es irracional y
absurdo. Por el contrario, el sol, la luna y las estrellas -- las montañas, los valles y las llanuras
-- los mares, los lagos y los ríos -- la creación animal y vegetal -- todos son en sí "muy
buenos". (Génesis 1:31) Todos están llenos de lecciones de la sabiduría y del poder de Dios, y
todos proclaman diariamente: "¡La mano que nos hizo es Divina!" La idea de que la "materia"
es pecaminosa y malvada en sí misma -- es una herejía insensata.
 Cuando hablo de "el mundo" en este documento, me refiero a aquellas personas que solo, o
principalmente, piensan en las cosas de este mundo y que descuidan el mundo por venir -- las
personas que siempre están pensando. . . más en la tierra que en el cielo, más sobre el
tiempo que sobre la eternidad, más sobre el cuerpo que sobre el alma, más en agradar al
hombre que en agradar a Dios.
 Es de ellos y sus formas, hábitos, costumbres, opiniones, prácticas, gustos, objetivos, espíritu
y tono -- de lo que estoy hablando cuando hablo de "el mundo". Este es el mundo del cual
Pablo nos dice que "salgamos y nos apartemos".
 Ahora el conocido Catecismo de la Iglesia nos enseña desde el principio que "el mundo", en
este sentido, es un enemigo para el alma. Nos dice que hay tres cosas a las que un Cristiano
debe renunciar y rendirse, y tres enemigos con los que debe luchar y resistir. Estas tres son la
carne, el diablo y "el mundo". Los tres son enemigos terribles, y los tres deben ser vencidos si
queremos ser salvos.
 Pero lo que sea que los hombres quieran pensar sobre el Catecismo, haremos bien en
recurrir al testimonio de las Sagradas Escrituras. Si los textos que voy a citar no prueban que
el mundo es una fuente de peligro para el alma, no hay significado en las palabras.
 (a) Escuchemos lo que dice el apóstol Pablo: "No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento" (Romanos 12:2).
 "Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios." (1
Corintios 2:12).
 "Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo
malo" (Gálatas 1:4).
 "En los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo." (Efesios
2:2).
 "Demas me ha desamparado, amando este mundo." (2 Tim. 4:10).
 
(b) Escuchemos lo que dice el apóstol Santiago: "La religión pura y sin mácula delante de Dios
el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin
mancha del mundo" (Santiago 1:27).
 "¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que
quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios." (Santiago 4:4).
 
(c) Escuchemos lo que dice el apóstol Juan: "No améis al mundo, ni las cosas que están en el
mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en
el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no
proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la
voluntad de Dios permanece para siempre" (1 Juan 2:15-17).
 "El mundo no nos conoce, porque no le conoció a él." (1 Juan 3:1).
 "Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye." (1Juan 4:5).
 "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo" (1 Juan 5:4).
 "Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno." (1 Juan 5:19).
 
(d) Escuchemos, por último, lo que dice el Señor Jesucristo: "El afán de este siglo y el engaño
de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa" (Mateo 13:22).
 "Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo." (Juan 8:23).
 "El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce." (Juan
14:17).
 "Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros." (Juan
15:18).
 "Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os
elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece." (Juan 15:19).
 "En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo." (Juan 16:33).
 "No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo." (Juan 17:16).
 No hago ningún comentario sobre estos veintiún textos. Ellos hablan por sí mismos. Si
alguien puede leerlos cuidadosamente y no ver que "el mundo" es un enemigo para
el alma del Cristiano, y que existe una oposición total entre la amistad del mundo y la amistad
de Cristo -- él está fuera del alcance de argumento, y es una pérdida de tiempo razonar con
él. A mis ojos, ellos contienen una lección tan clara como el sol al mediodía.
 Paso de las Escrituras a cuestiones de hecho y experiencia. Apelo a cualquier Cristiano
maduro que mantenga los ojos abiertos y sepa lo que está sucediendo en las iglesias. Le
pregunto si no es cierto que nada daña tanto la causa de la religión como "el mundo". No es el
pecado abierto, ni la incredulidad abierta, lo que despoja a Cristo de sus siervos profesantes --
tanto como el amor al mundo, el temor al mundo, las preocupaciones del mundo, los negocios
del mundo, el dinero del mundo, los placeres del mundo y el deseo de mantenerse en el
mundo.
 El mundo es la gran roca en la que miles de jóvenes naufragan continuamente. No se oponen
a ningún artículo de la fe Cristiana. No eligen deliberadamente el mal y se rebelan
abiertamente contra Dios. Esperan de algún modo llegar al cielo por fin; y piensan que es
correcto tener algo de religión. Pero no pueden renunciar a su ídolo -- deben tener al
mundo. Y así, después de conducirse bien y de pujar por el Cielo, mientras son niños y niñas
-- se desvían cuando se convierten en hombres y mujeres, y van por el camino ancho que
conduce hacia la destrucción. Comienzan con Abraham y Moisés -- y terminan con Demas y la
esposa de Lot.
 El último día solo demostrará cuántas almas ha asesinado "el mundo". Se encontrará que
cientos han sido formados en familias religiosas, y han conocido el Evangelio desde su misma
infancia - y sin embargo, perdieron el cielo. Salieron del puerto de casa con perspectivas
brillantes y se lanzaron al océano de la vida con la bendición de un padre y las oraciones de la
madre, y luego salieron del curso correcto por medio de las seducciones del mundo y
finalizaron su viaje en aguas poco profundas y en ¡miseria! Es una historia dolorosa para
contar; pero, por desgracia, es demasiado común. No me sorprende que Pablo diga: "salid de
en medio de ellos, y apartaos".
 
II. Permíteme ahora tratar de mostrar lo que NO constituye la separación del mundo.
 
El punto es uno que requiere limpieza. Se cometen muchos errores al respecto. A veces verás
a Cristianos sinceros y con buenas intenciones haciendo cosas que Dios nunca quiso que
hicieran, en el asunto de la separación del mundo, y honestamente creyendo que están en el
camino del deber. Sus errores a menudo hacen un gran daño. Les dan ocasión a los
malvados de ridiculizar toda la religión, y les dan una excusa para no tener ninguna
religión. Hacen que se hable mal del camino de la verdad y se suman a la ofensa de la
cruz. Creo que es un deber simple hacer algunas observaciones sobre el tema. Nunca
debemos olvidar que es posible ser muy serio y pensar que estamos "haciendo el servicio
para Dios", cuando en realidad estamos cometiendo un gran error. Existe algo así como "celo
de Dios, pero no conforme a ciencia". (Juan 16:2, Romanos 10:2). Hay algunas cosas acerca
de las cuales es tan importante orar por un juicio correcto y un sentido común santificado,
como acerca de la separación del mundo.
 
(a) Cuando Pablo dijo: "salid de en medio de ellos, y apartaos", no quiso decir que los
Cristianos debían renunciar a todos los llamamientos, oficios, profesiones y asuntos
mundanos. No les prohibió a los hombres ser soldados, marineros, abogados, médicos,
comerciantes, banqueros, tenderos o comerciantes. No hay una palabra en el Nuevo
Testamento para justificar tal línea de conducta. Cornelio el centurión, Lucas el
médico, Zenas el abogado, son ejemplos de lo contrario. La ociosidad es en sí misma un
pecado. Un llamado solemne es un remedio contra la tentación. "Si alguno no quiere trabajar,
tampoco coma". (2 Tesalonicenses 3:10) Renunciar a cualquier asunto de la vida, que no
necesariamente sea pecaminoso, a los malvados y al demonio, por temor a ser perjudicados
por ellos -- es una conducta perezosa y cobarde. El plan correcto es llevar nuestra religión a
nuestro negocio y no renunciar a los negocios bajo la engañosa pretensión de que esto
interfiere con nuestra religión.
 
(b) Cuando Pablo dijo: "salid de en medio de ellos, y apartaos", no quiso decir que los
Cristianos debían negar toda comunión con personas no convertidas y negarse a entrar en su
sociedad. No hay garantía para tal conducta en el Nuevo Testamento. Nuestro Señor y Sus
discípulos no se negaron a ir a una fiesta de bodas ni a sentarse a la mesa de un
fariseo. Pablo no dice: "Si algún incrédulo os invita", no debes ir – sino que solo nos dice cómo
comportarnos si vamos. (1 Corintios 10:27) Además, es peligroso comenzar a juzgar a las
personas demasiado de cerca, y dictar quiénes son convertidos y quiénes no, y qué sociedad
es piadosa y cuál es impía. Estamos seguros de cometer errores. Sobre todo, tal curso de vida
nos aislaría de muchas oportunidades de hacer el bien. Si llevamos a nuestro Maestro con
nosotros a donde sea que vayamos -- ¿quién sabe si podamos "salvar a algunos" y no sufrir
daños? (1 Corintios 9:22).
 
(c) Cuando Pablo dice: "salid de en medio de ellos, y apartaos", no quiere decir que los
Cristianos no deben tener ningún interés en nada de la tierra, excepto en la religión. Descuidar
la ciencia, el arte, la literatura y la política, no leer nada que no sea directamente espiritual --
no saber nada de lo que está sucediendo entre la humanidad y nunca mirar un periódico -- no
preocuparse por el gobierno de un país y ser completamente indiferente con las personas que
guían sus consejos y hacen sus leyes -- todo esto puede parecer muy correcto y apropiado
ante los ojos de algunas personas. Pero creo que esto es un descuido ocioso y negligente del
deber.
 Pablo conocía el valor del buen gobierno, como una de las principales ayudas para
"que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad". (1 Timoteo 2:2). Pablo no
se avergonzaba de leer a escritores paganos, y de citar sus palabras en sus discursos y
escritos. Pablo no creía que fuera indigno de él mostrar un conocimiento de las leyes,
costumbres y llamamientos del mundo, en las ilustraciones que él daba acerca de ellas. ¡Los
Cristianos que se impregnan de su ignorancia de las cosas seculares son precisamente los
Cristianos que desprecian la religión! Yo conocí el caso de un herrero que no acudía a
escuchar a su clérigo predicar el Evangelio, hasta que descubrió que él conocía las
propiedades del hierro. Entonces él acudió.
 
(d) Cuando Pablo dijo, "salid de en medio de ellos, y apartaos", él no quiso decir que los
Cristianos deben ser singulares, excéntricos y peculiares en su vestimenta, modales, conducta
y voz. Cualquier cosa que atraiga la atención en estos asuntos es muy objetable y debe ser
evitada cuidadosamente. Usar ropa de ese color, o hacer de eso una moda, al grado de que
cuando entras en compañía -- todas las miradas están fijas en ti, y eres objeto de observación
general -- es un enorme error. Esto les da la oportunidad a los malvados de ridiculizar la
religión, y se ve santurrón y artificial. No hay la más mínima prueba de que nuestro Señor y
sus apóstoles, y Priscila, y Persis, y sus compañeros, no se vistieran y se comportaran igual
que otros en sus propios niveles de vida.
 
Por otro lado, una de las muchas acusaciones que nuestro Señor presenta en contra de los
fariseos fue aquella acerca de que "ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus
mantos", para ser "vistos por los hombres". (Mateo 23:5) La verdadera santidad y la
santurronería son cosas completamente diferentes. Aquellos que intentan mostrar su falta de
mundanalidad vistiendo ropas llamativamente feas, o hablando con una voz llorosa y
quejumbrosa, o afectando un servilismo, una humildad y una gravedad de los modales
antinaturales -- pierden por completo su etiqueta, y solo dan ocasión para que los enemigos
del Señor blasfemen.
 
(e) Cuando Pablo dijo: "salid de en medio de ellos, y apartaos", no quiso decir que los
Cristianos debían retirarse de la compañía de la humanidad y encerrarse en la soledad. Uno
de los errores clamorosos de la Iglesia de Roma es suponer que la santidad eminente
debe ser alcanzada por tales prácticas monásticas. Esto es el desaliento infeliz de todo el
ejército de monjes, monjas y ermitaños. La separación de este tipo no está de acuerdo con la
mente de Cristo.
Él dice claramente en su última oración: "No ruego que los quites del mundo, sino que los
guardes del mal" (Juan 17:15) No hay una palabra en los Hechos o Epístolas que recomiende
tal separación.
 
Los verdaderos creyentes siempre son representados como mezclándose en el mundo,
cumpliendo con su deber en él y glorificando a Dios a través de la paciencia, la mansedumbre,
la pureza y el coraje en sus diversas posiciones, y no a través de su deserción
cobarde. Además, es una tontería suponer que podemos mantener al mundo y al demonio
fuera de nuestros corazones al meternos en agujeros y rincones. La verdadera religión y la
falta de mundanalidad se ven mejor, no en el tímido abandono del puesto que Dios nos ha
asignado, sino en mantenernos en nuestra posición valientemente, y mostrando el poder de la
gracia para vencer el mal.
 
(f) Por último, pero no menos importante, cuando Pablo dijo: "salid de en medio de ellos, y
apartaos", no quiso decir que los Cristianos debían retirarse de cada Iglesia en la que haya
miembros inconversos, o negarse a adorar en compañía de cualquiera que no sea creyente, o
mantenerse alejados de la mesa del Señor si alguna persona impía se acercaba a ella. Este
es un error muy común pero muy grave. No hay un texto en el Nuevo Testamento para
justificarlo, y debe ser condenado como una invención pura del hombre. Nuestro Señor
Jesucristo le permitió deliberadamente a Judas Iscariote ser un apóstol durante tres años, y le
dio la Cena del Señor. Él nos ha enseñado, en la parábola del trigo y la cizaña, que
los convertidos e inconversos estarán "juntamente lo uno y lo otro hasta la siega" y no pueden
ser separados. (Mateo 13:30) En sus epístolas hacia las siete iglesias, y en todas las epístolas
de Pablo, a menudo vemos faltas y corrupciones mencionadas y reprobadas; pero nunca se
nos dice que ellas justifican la deserción de la asamblea o el descuido de las ordenanzas. En
resumen, no debemos buscar una Iglesia perfecta, una congregación perfecta y una compañía
perfecta de comulgantes, hasta la cena de bodas del Cordero.
 
Si otros son eclesiásticos indignos, o partícipes indignos de la Cena del Señor -- el pecado es
de ellos y no de nosotros: no somos sus jueces. Pero separarnos de las asambleas de la
Iglesia y privarnos de las ordenanzas Cristianas, porque otros las usan indignamente -- es
adoptar una posición tonta, irrazonable y no bíblica. No es la mente de Cristo, y ciertamente
no es la idea de Pablo de separarse del mundo.
 
Recomiendo estos seis puntos a la consideración tranquila de todos los que desean
comprender el tema de la separación del mundo. Sobre cada uno de ellos, se puede
decir mucho más de lo que tengo espacio para decir en este artículo. Sobre cada uno de ellos,
he visto errores tantos cometidos, y tanta miseria e infelicidad causadas por esos errores --
que quiero poner a los Cristianos en guardia. Quiero que no tomen posiciones
apresuradamente, en el celo de su primer amor, que después se verán obligados a
abandonar.
 
Dejo esta parte de mi tema con dos consejos, que ofrezco especialmente para los jóvenes
Cristianos.
Les aconsejo, por un lado, si realmente desean salir del mundo, recordar que el camino más
corto no siempre es el camino del deber. Pelear con todos nuestros parientes inconversos,
"evitar" a todos nuestros viejos amigos, retirarse por completo de la sociedad mixta, vivir una
vida exclusiva, renunciar a todo acto de cortesía y civilidad para poder dedicarnos a la obra
directa de Cristo -- todo esto puede parecer muy correcto, y puede satisfacer nuestras
conciencias y ahorrarnos problemas. Pero creo que a menudo es una línea de conducta
egoísta, vaga y placentera -- y que la verdadera cruz y la verdadera línea de trabajo puede ser
adoptar un curso de acción muy diferente.
 
Les aconsejo, por otra parte, si quieren salir del mundo, cuidarse de un comportamiento ácido,
malhumorado, antipático, sombrío, desagradable, pesimista, y nunca olvidar que existe algo
como "ganar sin la palabra." (1 Pedro 3:1). Esfuércense por mostrarles a las personas
inconversas que sus principios, cualquier cosa que se piensen de ustedes -- los hacen
alegres, amables, de buen carácter, desinteresados, considerados con los demás y listos para
interesarse por todo lo que es inocente y de buen informe. En resumen, que no haya una
separación innecesaria entre nosotros y el mundo. En muchas cosas, como pronto mostraré,
debemos estar separados; pero ocupémonos de que ésta sea una separación del tipo
correcto. Si el mundo se ofende por esa separación, no podemos evitarlo. Pero nunca
permitamos que el mundo tenga ocasión de decir que nuestra separación es tonta, sin
sentido, ridícula, irracional, poco caritativa y no bíblica.
 
III. En tercer lugar, intentaré mostrar qué es realmente la verdadera separación del mundo.
 
Tomo esta rama de mi tema con un sentido muy profundo de su dificultad. Es muy evidente
que hay una cierta línea de conducta que todos los verdaderos Cristianos deberían perseguir
con respecto al "mundo y a las cosas del mundo". Los textos ya citados lo dejan claro. La
clave para la solución de esa pregunta radica en la palabra "separación". Pero no es fácil de
mostrar en qué consiste la separación. En algunos puntos, no es difícil establecer reglas
particulares; en otros es imposible hacer más que establecer principios generales, y dejar que
todos los apliquen según su posición en la vida. Esto es lo que intentaré hacer ahora.
 
(a) En primer lugar, aquel que desee "salir de en medio de ellos, y apartarse" debe negarse
constante y habitualmente a dejarse guiar por el estándar del bien y del mal del mundo. La
regla del grueso de la humanidad es. . . ir con la corriente, hacer lo que hacen otros, seguir las
modas de los tiempos, mantenerse dentro de la opinión común, y sincronizar tu reloj en el reloj
del pueblo.
 
El verdadero Cristiano nunca estará contento con una regla como
esa. Simplemente preguntará: ¿Qué dicen las Escrituras? ¿Qué está escrito en la Palabra de
Dios? Sostendrá firmemente que nada puede ser correcto -- lo cual Dios dice que está mal; y
que las costumbres y las opiniones de sus vecinos, nunca pueden hacer que eso sea una
pequeñez -- lo cual Dios llama serio; o que no es pecado -- lo cual Dios llama pecado. Nunca
pensará a la ligera sobre pecados tales como beber, maldecir, apostar, mentir, hacer trampa,
estafar o incumplir el séptimo mandamiento, porque son comunes y muchos dicen: "¿Dónde
está el daño poderoso?".
 
Ese miserable argumento, "Todo el mundo piensa así, todo el mundo lo dice, todo el mundo lo
hace, todos estarán allí" -- eso no sirve para nada. ¿Está condenado o aprobado por la
Biblia? Esa es su única pregunta. Si se queda solo en la parroquia, en el pueblo o en la
congregación -- no irá en contra de la Biblia. Si tiene que salir de la multitud y tomar una
posición por sí mismo -- no se apartará de ella, en lugar de desobedecer a la Biblia.
 
Esta es una separación genuina de las Escrituras.
 (b) Quien desee "salir de en medio de ellos, y apartarse" debe ser muy cuidadoso con la
forma en la que pasa su tiempo libre.
Este es un punto que a primera vista parece de poca importancia. Pero cuanto más vivo, más
estoy convencido de que esto merece la atención más seria. La ocupación honorable y los
negocios honestos son una gran protección para el alma, y el tiempo que se gasta en ellos es
comparativamente el tiempo de nuestro menor peligro. El diablo encuentra difícil obtener una
audiencia de un hombre ocupado. Pero cuando termina el día de trabajo y llega el momento
del ocio, llega la hora de la tentación.
 
No dudo en advertirle a todo hombre que quiera vivir una vida Cristiana, que tenga mucho
cuidado de cómo pasa las tardes. La noche es el momento en el que estamos naturalmente
dispuestos a desdoblarnos después de las labores del día; y la noche es el momento en que
el Cristiano con demasiada frecuencia es tentado a dejar de lado su armadura, y
consecuentemente trae problemas a su alma. "Entonces viene el diablo" y con el diablo -- el
mundo. La noche es el momento en que el hombre pobre siente la tentación de ir a
la taberna y caer en pecado. La noche es el momento en que el comerciante va a menudo al
salón de la posada y se sienta durante horas escuchando y viendo cosas que no le hacen
ningún bien. La noche es el momento que las clases superiores eligen para bailar, jugar cartas
y cosas por el estilo; y, en consecuencia, nunca llegar a la cama hasta altas horas de la
noche. Si amamos nuestras almas y no nos volvemos mundanos -- ¡pensemos en cómo
pasamos nuestras tardes! Cuéntame cómo pasa las tardes un hombre -- y generalmente
puedo decir cuál es su carácter.
 
El verdadero Cristiano hará bien en establecer una norma definida de no desperdiciar sus
tardes. Lo que sea que otros puedan hacer, decidirá siempre hacerse un tiempo para tener
pensamientos calmados y tranquilos, para leer la Biblia y para orar. La regla será difícil de
guardar. Puede traerle la acusación de ser antisocial y demasiado estricto. Que no le importe
eso. Cualquier cosa de este tipo es mejor que las horas nocturnas habituales en compañía,
las oraciones apresuradas, la lectura descuidada de la Biblia y la mala conciencia. Incluso si
se queda solo en su parroquia o pueblo, que no se aparte de su gobierno. Se encontrará en
una minoría, y será considerado como un hombre peculiar. Pero esta es una separación
Bíblica genuina.
 
(c) Aquel que desea "salir de en medio de ellos, y apartarse" debe determinar constante y
habitualmente que no debe ser tragado y absorbido por los negocios del mundo.
 Un verdadero Cristiano se esforzará por cumplir con su deber en cualquier puesto o posición
en la que se encuentre, y hacerlo bien. Ya sea un hombre de estado, un comerciante, un
banquero, un abogado, un médico, un comerciante o un agricultor, tratará de hacer su trabajo
para que nadie pueda encontrar una falta en él. Pero él no permitirá que esto se interponga
entre él y Cristo. Si él encuentra que su negocio comienza a absorber sus domingos, su
lectura de la Biblia, su oración privada, y trae nubes entre él y el Cielo, él dirá: "¡Retrocede!
Hay un límite. Hasta aquí puedes ir -- pero no más. ¡No puedo vender mi alma por posición,
fama ni oro!".
Al igual que Daniel, él se hará un tiempo para su comunión con Dios, cualquiera que sea el
costo.
Al igual que Havelock, él se negará a sí mismo cualquier cosa en lugar de perder su lectura de
la Biblia y sus oraciones. En todo esto, encontrará que se encuentra casi solo. Muchos se
reirán de él y le dirán que ellos se la llevan bien sin ser tan estrictos y particulares. Él no
escuchará eso. Mantendrá resueltamente el mundo en condiciones de plena competencia,
independientemente de la pérdida o sacrificio presente que parezca implicar. Él elegirá más
bien ser menos rico y próspero en este mundo, que no prosperar en su alma. Aparecer solo
de esta manera e ir en contra de los caminos de los demás, requiere de una inmensa
abnegación. Pero esta es una separación Bíblica genuina.
 
(d) Aquel que desea "salir de en medio de ellos, y apartarse" debe abstenerse constantemente
de todas las diversiones y recreaciones que están inseparablemente conectadas con el
pecado.
 
Este es un tema difícil de tratar, y lo abordo con dolor. Pero no creo que yo sería fiel a Cristo y
fiel a mi oficio de ministro -- si no hablara muy claro al respecto, al considerar un asunto tal
como la separación del mundo.
Permíteme, entonces, decir honestamente, que no puedo entender cómo cualquier persona
que simule una religión vital real puede permitirse asistir a carreras y a teatros.
La conciencia, sin duda, es algo extraño, y cada hombre debe juzgar por sí mismo y usar su
libertad. Un hombre no ve ningún daño en cosas que otros consideran aborrecibles como
malvadas. Solo puedo dar mi opinión sobre lo que vale la pena, y suplico a mis lectores que
consideren seriamente lo que digo.
Que mirar a los caballos corriendo a toda velocidad en sí mismo es perfectamente inofensivo,
ningún hombre sensato pretenderá negarlo. Que muchas obras, como la de Shakespeare, se
encuentran entre las mejores producciones del intelecto humano, es igualmente
innegable. Pero todo esto no tiene nada que ver. La pregunta es si las carreras de caballos y
los teatros, como se llevan a cabo actualmente en Inglaterra, no están inseparablemente
vinculados con cosas que son francamente perversas. Yo afirmo sin vacilación, que están muy
vinculadas. Afirmo que la violación de los mandamientos de Dios invariablemente acompaña a
las carreras y a las obras, que no puedes ir a divertirte sin ayudar al pecado.
Ruego a todos los Cristianos profesantes que recuerden esto y que presten atención a lo que
hacen. Les advierto claramente que no tienen derecho a cerrar los ojos a hechos que toda
persona inteligente conoce, por el mero placer de ver una carrera de caballos o de escuchar a
buenos actores o actrices. Les advierto que no deben hablar de la separación del mundo, si
pueden prestar su sanción a las diversiones que están invariablemente relacionadas con el
juego, las apuestas, la embriaguez y la inmoralidad. Estas son las cosas que "juzgará
Dios". "El fin de ellas es muerte." (Hebreos 13:4; Romanos 6:21).
¡Duras palabras son estas, sin duda! ¿Pero no son verdad? A tus parientes y amigos les
puede parecer muy limitado, estricto y cerrado, si les dices que no puedes ir a las carreras o al
teatro con ellos. Pero debemos recurrir a los primeros principios. ¿El mundo es un peligro para
el alma, o no lo es? ¿Saldremos del mundo, o no?
Estas son preguntas que solo pueden ser contestadas de una forma.
Si amamos nuestras almas -- no debemos tener nada que ver con las diversiones que están
ligadas al pecado. Nada menos que esto puede ser llamado separación bíblica genuina del
mundo.
 
(e) Aquel que desea "salir de en medio de ellos, y apartarse" debe ser moderado en el uso de
recreaciones solemnes e inocentes.
 
Ningún Cristiano sensato jamás pensará en condenar todas las recreaciones. En un mundo de
uso y desgaste como en el que vivimos, el desdoblamiento y la relajación ocasional son
buenas para todos. El cuerpo y la mente por igual requieren temporadas de ocupación más
ligera y oportunidades para alejarse de los espíritus alegres, y especialmente cuando son
jóvenes. El ejercicio en sí es una necesidad positiva para la preservación de la salud mental y
corporal. No veo ningún daño en el cricket, en el remo, en correr y en otras recreaciones
atléticas varoniles. No encuentro fallas en quienes juegan ajedrez y en juegos de habilidad
similares. Todos estamos creados temerosa y maravillosamente. No es de extrañar que el
poeta diga,
 "¡Es extraño que un arpa de mil cuerdas se mantenga afinada durante tanto tiempo!" Todo lo
que fortalezca los nervios, el cerebro, la digestión, los pulmones y los músculos, y nos haga
más aptos para la obra de Cristo, siempre que no sea en sí mismo pecaminoso, es una
bendición y debe ser utilizado con gratitud. Cualquier cosa que ocasionalmente desvíe
nuestros pensamientos de su cauce de rutina habitual, de una manera saludable --es un bien
y no un mal.
 
Pero el exceso es de estas cosas inocentes que un verdadero Cristiano debe considerar, si
quiere estar separado del mundo. Si desea servir a Cristo no debe dedicar todo su corazón,
alma, mente, fuerza y tiempo a ellos, como hacen muchos. Hay cientos de cosas legales que
son buenas con moderación -- pero malas cuando se toman en exceso; medicina saludable en
pequeñas cantidades -- pero completamente veneno cuando se ingiere en grandes dosis. En
nada esto es tan cierto como lo es en materia de recreaciones. El uso de ellos es una cosa, y
el abuso de ellos es otra. El Cristiano que los usa debe saber cuándo detenerse, y
cómo decir "¡Basta! ¡Suficiente!".
 
¿Interfieren con su religión privada? ¿Roban demasiado de sus pensamientos y
atención? ¿Tienen un efecto secularizante en su alma? ¿Tienen una tendencia a jalarlo hacia
la realidad? Entonces que se mantenga con firmeza y que se cuide. Todo esto requerirá
coraje, abnegación y firmeza. Es una línea de conducta que suele traernos la burla y el
desprecio de aquellos que no saben lo que es la moderación, y que pasan sus vidas haciendo
de las cosas triviales algo serio; y de las cosas serias, algo trivial. Pero si nos referimos a salir
del mundo, no nos debe importar esto. Debemos ser "templados", incluso en las cosas
legales, sin importar lo que otros puedan pensar de nosotros. Esta es una verdadera
separación Bíblica.
 
(f) Por último--pero no menos importante, aquel que quiere "salir de en medio de ellos, y
apartarse" debe tener cuidado en cómo se conduce en las amistades, en la intimidad y en las
relaciones estrechas con las personas del mundo.
 
No podemos evitar conocer a muchas personas inconversas, mientras vivimos. No podemos
evitar tener comunión con ellas, y hacer negocios con ellas, a menos que "salgamos de en
medio de ellos, y nos apartemos." (1 Corintios 5:10). Tratarlos con la mayor cortesía, bondad y
caridad, cada vez que nos reunimos con ellos, es un deber positivo. Pero el conocimiento
ligero es una cosa, y la amistad íntima es otra muy distinta. Buscar su sociedad sin
justificación, elegir su compañía, cultivar intimidad con ellos -- es muy peligroso para el alma.
La naturaleza humana está tan definida que no podemos ser mucho para otras personas, sin
un efecto en nuestro propio carácter. El viejo proverbio nunca dejará de resultar cierto: "Dime
con quién andas -- y te diré quién eres." Las Escrituras dicen expresamente: "El que anda con
sabios, sabio será; mas el que se junta con necios será quebrantado." (Proverbios 13:20.) Si,
pues, un Cristiano que desea vivir consistentemente, elige por amigos a aquellos que o bien
no se preocupan por sus almas, o por la Biblia, o por Dios, o por Cristo, o por la santidad, o
consideran todo esto como algo de importancia secundaria -- me parece imposible que
prospere en su religión. Pronto se dará cuenta de que los caminos de ellos no son sus
caminos, ni los pensamientos de ellos sus pensamientos, ni los gustos de ellos sus gustos; y
que, a menos que ellos cambien, debe renunciar a la intimidad con ellos.
 
En pocas palabras, debe haber separación. Por supuesto tal separación será dolorosa. Pero si
tenemos que elegir entre la pérdida de un amigo, y la herida a nuestras almas -- no debe
haber ninguna duda en nuestra mente. Si los amigos no van a caminar en la senda estrecha
con nosotros -- no hay que andar en la senda amplia a favor de ellos. Pero entendamos
claramente, que intentar mantener una intimidad estrecha entre una persona convertida y una
inconversa, si ambos son coherentes con su naturaleza -- es intentar algo imposible.
 
El principio establecido aquí debe ser recordado con cuidado por todos los Cristianos solteros
en la elección de un marido o de una esposa. Me temo que esto se olvida por completo
demasiado a menudo. Muchos parecen pensar en todo, excepto en la religión al elegir una
pareja para la vida, o suponer que vendrá de alguna manera como una cuestión de rutina. Sin
embargo, cuando un Cristiano que lee la Biblia que ora, que es temeroso de Dios, que ama a
Cristo se casa con una persona que tiene el menor interés en la religión seria -- ¿cuál puede
ser el resultado, sino la herida para los Cristianos, o la inmensa infelicidad?
 
La salud no es infecciosa -- pero la enfermedad lo es. Como regla general, en tales casos, el
bien desciende hasta el nivel del mal -- y el mal no asciende hasta el nivel del bien. El tema es
delicado, y no me importa explayarme en él. Pero con confianza le digo esto a cada hombre o
mujer soltera Cristiana -- si amas tu alma, si no quieres decaer y resbalar, si no quieres
destruir tu propia paz y comodidad en la vida -- determina nunca casarte con cualquier
persona que no sea un Cristiano cabal, cualquiera que sea el costo de la determinación. Es
mejor morir -- que casarse con un incrédulo. Mantente firme en la presente determinación, y
no dejes que nadie te disuada de ella. Apártate de esta determinación, y te resultará casi
imposible "salir de en medio de ellos, y apartarte." Te darás cuenta que has atado una piedra
de molino alrededor de tu propio cuello en tu carrera hacia el cielo; y, de ser salvado al último,
será "así como por fuego." (1 Corintios 3:15).
 
Ofrezco estos seis consejos generales a todos los que deseen seguir el consejo de Pablo, y
salir del mundo y ser independientes. Al darlos, no aseguro que sean infalibles; pero creo que
merecen consideración y atención. No me olvido de que el sujeto está lleno de dificultades, y
de que decenas de casos dudosos surgen siempre en el trayecto Cristiano, en el cual es muy
difícil decir cuál es el camino del deber, y cómo comportarse.
 
Tal vez los siguientes pequeños consejos puedan ser útiles.
 En todos los casos dudosos, primero debemos orar por sabiduría y por buen juicio. Si la
oración es digna de cualquier cosa, ésta debe ser especialmente valiosa cuando deseamos
hacer lo correcto -- pero no vemos la manera.
 En todos los casos dudosos, probémonos a nosotros mismos recordando los ojos de
Dios. ¿Debí ir a tal o cual lugar, o hacer tal cosa, si realmente pensaba que Dios me estaba
mirando?
 En todos los casos dudosos, no olvidemos la segunda venida de Cristo y el día del juicio. ¿Me
gustaría ser hallado en tal o cual empresa, o empleado en tales formas?
 Por último, en todos los casos dudosos, averigüemos cuál es la actuación del más santo y del
mejor
 Los Cristianos han estado en circunstancias similares. Si no vemos claramente nuestro propio
camino, no debemos avergonzarnos de seguir los buenos ejemplos.
 
Lanzo estas sugerencias para el beneficio de todos aquellos que están en dificultades sobre
puntos discutibles en materia de separación del mundo. No puedo dejar de pensar que ellas
pueden ayudar a desatar muchos nudos, y a resolver muchos problemas.
 
IV. Ahora concluiré todo el asunto tratando de mostrar los secretos de la verdadera victoria
sobre el mundo.
 
Salir del mundo, por supuesto, no es una cosa fácil. No puede ser fácil -- siempre que la
naturaleza humana sea lo que es, y un demonio ocupado siempre esté junto a nosotros. Se
requiere una lucha constante y esfuerzo; esto implica un conflicto incesante y abnegación; a
menudo nos coloca en una oposición exacta ante los miembros de nuestra propia familia, a
las relaciones y a los vecinos; a veces nos obliga a hacer cosas que brindan gran ofensa, y
nos trae burla y una insignificante persecución.
 
Es precisamente esto lo que hace que muchos se queden atrás y se asusten de la religión
decidida. Ellos saben que no están bien; saben que no son tan "profundos" en el servicio a
Cristo como deberían ser, y se sienten incómodos e intranquilos. Pero el temor al hombre les
impide volver. Y de esta manera permanecen en la vida con dolor, descontentos en su
corazón -- con demasiada religión para ser felices en el mundo, y también con mucho del
mundo para ser felices en su religión. Me temo que este es un caso muy común, si la
verdad se conociera.
 
Sin embargo, hay algunos en todas las épocas que parecen obtener la victoria sobre el
mundo. Salen decididamente de sus rumbos, y sin lugar a dudas están separados. Son
independientes de sus opiniones, y firmes ante su oposición. Se mueven como los planetas en
su propia órbita, y parecen ascender igualmente por encima de las sonrisas y los ceños del
mundo. Y ¿cuáles son los secretos de su victoria? Los anotaré abajo.
 
(a) El primer secreto de la victoria sobre el mundo, es un corazón recto. Por eso me refiero a
un corazón renovado, transformado y santificado por el Espíritu Santo -- un corazón en el que
Cristo mora, un corazón en el que las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas. La
gran marca de un corazón tal, es la inclinación de sus gustos y afectos. Al propietario de un
corazón así ya no le agrada el mundo, y las cosas del mundo -- y por lo tanto no encuentra
ninguna dificultad o sacrificio para renunciar a ellos. Él ya no tiene apetito por la compañía, la
conversación, las diversiones, las ocupaciones, los libros, que una vez amó -- y "salir" de ellas
parece natural en él.
 
¡Grande, en verdad es el poder expulsivo de un nuevo principio! Al igual que los brotes nuevos
en primavera de una haya cercada empujan hacia afuera las hojas viejas y las hacen caer al
suelo tranquilamente -- lo mismo ocurre con el nuevo corazón de un creyente, el cual
invariablemente afecta sus gustos y aficiones, y lo hace desechar muchas cosas que una vez
amó y vivió, porque ahora ya no le agradan más.
 
Aquel que quiere "salir de en medio de ellos, y apartarse" asegúrese en primer lugar de que
tiene un nuevo corazón. Si el corazón es bueno -- todo lo demás será bueno a su tiempo. "Si
tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz." (. Mateo 6:22) Si los afectos no son
buenos -- nunca habrá una acción correcta.
 
(b) El segundo secreto de la victoria sobre el mundo, es una fe viva en practicar las cosas que
no se ven. ¿Qué dicen las Escrituras? "Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra
fe." (1 Juan 5:4). Alcanzar y mantener el hábito de mirar fijamente las cosas invisibles, como si
fueran visibles -- poner ante nuestra mente todos los días, tan grandes realidades, nuestras
almas, a Dios, a Cristo, el cielo, el infierno, el juicio, la eternidad -- nutrir una permanente
convicción de que las realidades espirituales son tan reales como lo que vemos, y diez mil
veces más importantes -- esta, esta es una manera de ser vencedores sobre el mundo. Esta
fue la fe que hizo que el noble ejército de santos, que se describe en el capítulo once de
Hebreos, obtuviera un testimonio tan glorioso del Espíritu Santo. Todos ellos actuaron bajo
una firme convicción de que tenían un Dios real, un verdadero Salvador, y un verdadero hogar
en el Cielo -- aunque no apreciado por ojos mortales.
 
Armado con esta fe, un hombre estima este mundo como una sombra, en comparación con el
mundo por venir, y se preocupa poco por su alabanza o culpa, su enemistad o sus
recompensas. Aquel que quiere salir del mundo y estar separado -- pero se encoge y se
queda atrás por miedo a las cosas que se ven, ora y se esfuerza por tener esta fe. "Al que
cree todo le es posible." (Marcos 9:23) Al igual que Moisés, le resultará posible abandonar
Egipto, viendo al invisible. Al igual que Moisés, no le importará lo que pierda y quién se
disguste -- porque ve de lejos, como alguien que mira a través de un telescopio una
recompensa sustancial de premios. (Hebreos 11:26).
 
(c) El tercer y último secreto de la victoria sobre el mundo, es alcanzar y cultivar el hábito de
confesar confiadamente a Cristo en todas las ocasiones apropiadas. Al decir esto no estaría
equivocado. No quiero que nadie toque la trompeta delante de él, y les meta su religión a otros
en todo momento. Pero no quiero dejar de animar a todos los que luchan por salir del mundo
para mostrar su identidad, y para actuar y hablar como los hombres que no se avergüenzan
de servir a Cristo. Una afirmación constante, tranquila de nuestros propios principios, como
Cristianos -- una disposición habitual para que los pueblos del mundo ven que somos guiados
por otras reglas de las que son guiados y no nos referimos a desviarse de ellas -- un
mantenimiento calmado, firme, cortés de nuestro propio nivel de las cosas en todas las
empresas -- todo esto insensiblemente formará un hábito dentro de nosotros, y hará que sea
relativamente fácil ser un hombre independiente.
 
Será difícil al principio, sin duda, y nos costará muchas luchas; pero cuanto más sigamos
adelante, más fácil será. Los actos repetidos de confesar a Cristo producirán hábitos. Los
hábitos, una vez formados producirán un carácter establecido. Nuestros caracteres una vez
conocidos, nos podrían ahorrar muchas molestias. Los hombres sabrán qué esperar de
nosotros, y no considerarán extraño si nos ven vivir las vidas de las peculiares personas
separadas. Aquel que sostiene la ortiga con mayor firmeza siempre se lastimará menos que el
hombre que la sostiene con una mano temblorosa. Es la gran cosa poder decir
"¡No!" decididamente -- pero con cortesía, cuando se te pide hacer cualquier cosa que la
conciencia diga que está mal. El que muestra su identidad audazmente desde el principio, y
nunca se avergüenza de permitir que los hombres vean "quién es él y a quién sirve" - pronto
descubrirá que ha vencido al mundo, y será abandonado. La confesión audaz es un gran paso
hacia la victoria.
 
Sólo me resta concluir todo el tema con unas pocas palabras cortas de
 
SOLICITUD.
 
El peligro de que el mundo arruine el alma, la naturaleza de la verdadera separación del
mundo, los secretos de la victoria sobre el mundo -- todos se encuentran ante el lector de este
documento. Ahora le pido que me dé su atención por última vez, mientras trato de decirle algo
directamente para su beneficio personal.
 
(1) Mi primera palabra será una PREGUNTA. ¿Estás venciendo al mundo -- o estás siendo
superado por él? ¿Sabes lo que es salir del mundo y apartarte, o todavía estás enredado en
él, y te adaptas a él? Si tienes algún deseo de ser salvo, te ruego que respondas esta
pregunta.
 Si no sabes nada de la "separación", te advierto afectuosamente que tu alma está en gran
peligro. El mundo pasa; y aquellos que se aferran al mundo, y que piensan sólo en el mundo --
¡pasarán con él a la ruina eterna! Despierta para conocer su peligro antes de que sea
demasiado tarde. Despierta y huye de la ira venidera. El tiempo es corto. El fin de todas las
cosas está cerca. La sombra se está alargando. El sol está bajando. La noche viene, en la
cual nadie puede trabajar. Pronto se establecerá el gran trono blanco. El juicio comenzará. Se
abrirán los libros. ¡Despierta, y sal del mundo, mientras esto es convocado hoy!
 
Sin embargo, un poco de tiempo, y no habrá más ocupaciones mundanas y diversiones
mundanas -- no más obtener dinero y gastar dinero -- no más comer y beber, y dar banquetes,
y vestirse, y pelotas rodando, y teatros, y carreras, y cartas, y apuestas. ¿Qué vas a hacer
cuando todas estas cosas hayan pasado para siempre? ¿Cómo podrás ser feliz en un cielo
eterno -- en donde la santidad es todo en todos, y la mundanalidad no tiene lugar? ¡Oh
considera estas cosas, y sé sabio!; ¡Despierta, y rompe las cadenas que el mundo ha lanzado
a tu alrededor! ¡Despierta, y huye de la ira venidera!
 
(2) Mi segunda palabra deberá ser un CONSEJO. Si deseas salir del mundo -- pero no sabes
qué hacer, toma el consejo que te doy este día. Comienza por solicitárselo directamente,
como un pecador penitente, a nuestro Señor Jesucristo, y poner tu caso en sus manos.
Derrama tu corazón delante de él. Cuéntale toda tu historia, y no omitas nada. Dile que eres
un pecador que quiere ser salvado del mundo, de la carne y del diablo, y ruégale que te salve.
 
Ese bendito Salvador "se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente
siglo malo". (Gálatas 1:2). Él sabe lo que es el mundo, ya que vivió en él durante treinta y tres
años. Él sabe lo que son las dificultades del hombre, porque Él se hizo hombre por nosotros, y
habitó entre los hombres. En lo alto del cielo, a la diestra de Dios, Él es capaz de salvar para
lo sumo a todos los que vienen a Dios a través de Él -- capaz de evitar el mal del mundo,
mientras todavía estamos viviendo en el -- capaz de darnos potestad de ser hechos hijos de
Dios -- capaz de guardarnos de caer -- capaz de hacernos más que vencedores. Una vez más
digo, Ve directamente hacia Cristo con la oración de fe, y ponte totalmente y sin reservas en
sus manos. Por difícil que pueda parecerte ahora salir del mundo y ser separado --
encontrarás que con Jesús no hay nada imposible. Tú, incluso tú, vencerás al mundo.
 
(3) Mi tercera y última palabra será de ALIENTO. Si has aprendido por experiencia lo que es
salir del mundo, sólo puedo decirte: Reconfórtate y persevera. Estás en el camino correcto; no
tienes ningún motivo para tener miedo. Las colinas eternas están a la vista. Tu salvación está
más cerca que cuando creíste. Reconfórtate y sigue adelante.
 Sin duda alguna, habrás tenido muchas batallas, y habrás dado muchos pasos en falso. A
veces te has sentido a punto de desmayar, y has estado medio dispuesto a volver a
Egipto. Pero el Maestro nunca te ha abandonado por completo, y Él nunca te dejará ser
tentado más de lo que puedas soportar. Entonces persevera constantemente en tu separación
del mundo, y nunca te avergüences de permanecer solo. Graba firmemente en tu mente que
los Cristianos más decididos siempre son los más felices; y recuerda que nadie ha dicho al
final de su trayecto -- que había sido demasiado santo, y que había vivido demasiado cerca de
Dios.
 Escucha, por último, lo que está escrito en las Escrituras de verdad: "De cierto os digo que no
hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o
hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este
tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo
venidero la vida eterna." (Marcos 10:29, 30).
 "No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la
paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún
un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará.
 Mas el justo vivirá por fe" (Heb. 10:35-38) Esas palabras fueron escritas y habladas para
nuestro bien. Permanezcamos firmes ellas, y nunca las olvidemos. Perseveremos hasta el
final, y nunca estemos avergoncemos de salir del mundo, y de ser
independientes. Podemos estar seguros de que eso trae su propia recompensa.
 

Guía de Estudio: Elecciones Finales


ELECCIONES FINALES
I.             El Autoritarismo la Única Opción Social Humanista
Un hombre o una elite dando absolutos autoritarios arbitrarios.
A.             La sociedad es el único absoluto en ausencia de otros absolutos.
B.             Pero la sociedad tiene que ser dirigida por una élite: John Kenneth Galbraith, Robert
Theobald.
C.             Profecía de Daniel Bell sobre la élite tecnocrática.
D.             Advertencia de Bell sobre la contradicción cultural: ninguna ética absoluta para
acompañar el poder absoluto.
 
II.             La Naturaleza del Nuevo Autoritarismo
A.             No piensa sobre el modelo de Hitler y Stalin.
B.             Probablemente una élite autoritaria manipuladora.
 
III. Posibles Formas de Manipulación
A.             Comentario del Episodio 6: Koestler--los agentes químicos; Krantz--el control de la
natalidad en el suministro de agua del mundo; Clark--los dirigentes políticos deberían tomar
píldoras anti agresión; Lee- pruebas psicológicas para funcionarios públicos; Skinner--
reforzamientos para modificar el comportamiento.
B.             Condición genética: Francis Crick.
1.             Él defiende:
a)            Que algunos grupos de personas están para decidir quiénes deben ser los padres de
la próxima generación y quienes deben nacer.
b)            Que algún grupo de personas debería determinar qué tipo de personas quieren en el
futuro y programarlas genéticamente para crearlas.
2.             Una vez que el hombre ya no es visto como hecho a imagen de Dios, no hay razón
para no "jugar" con el hombre genéticamente.
C.             Los medios de comunicación.
1.             Condiciones de TV por Edición selectiva. Ilustración: simulación de motín filmado en
San José.
2.             No se necesita colusión si no hay opiniones de elite y si los creadores de noticias
coinciden. Los medios de comunicación no son monolíticos, pero no necesita el control total
para lograr la manipulación.
 
 IV Autoritarismo en el Gobierno. Ilustración: Estados Unidos
A.             El dilema de las personas que abogan por las libertades civiles, pero que también
están comprometidas a que el gobierno tiene la responsabilidad de solucionar todos los
problemas.
B.             Las libertades Cristianas sin bases Cristianas producen caos.
C.             En los Estados Unidos un gobierno autoritario manipulando podría provenir de la
parte administrativa (ejecutivo), del poder legislativo, o de los tribunales que funcionan en la
ley sociológica variable.
 
V. Amenaza de Autoritarismo
 
A.             El autoritarismo de los izquierdistas o de los derechistas, son sólo dos caminos para
el mismo fin.
B.             Con la pérdida de consenso Cristiano, no hay razón para que los jóvenes o los
viejos se comprometan a la apatía de no ceder si les es prometida la paz personal y la
opulencia.
C.             Analogía del puente Romano: los valores humanistas se derrumban bajo presión.
D.             Algunas presiones abrumadoras que progresivamente tienden a preparar a la gente
moderna para aceptar un gobierno autoritario y manipulador:
1.             Colapso económico.
a)            La espiral de la inflación conduce a la recesión económica.
b)            El temor a la quiebra económica llena de preocupación por la libertad.
2.             La violencia al azar y el terrorismo político. El miedo puede ser tan grande que
cualquier compromiso merece la seguridad.
3.             Amenaza de guerra entre Occidente y el bloque Comunista expansionista. El temor
a la guerra, abre el camino para que muchos acepten el autoritarismo como un mal menor.
4.             La Escasez mundial de alimentos y el cambio en la distribución mundial de la
riqueza y de los bienes.
a)            La amenaza de la disminución del nivel de vida altera las actitudes básicas.
b)            El autoritarismo tiene más probabilidades de ser aceptado en una espiral
descendente de prosperidad y en un lugar de poder del país.
E.             Como en los días de César Augusto (Episodio Uno), el autoritarismo es más
fácilmente aceptado si se pone en práctica mientras parece mantener las formas exteriores de
la constitucionalidad.
 
VI. Dos Alternativas para el Caos:
Cualquier autoritarismo--o la sociedad que afirme una vez más la fuente original de la libertad,
la revelación de Dios en la Biblia, y Su revelación a través de Cristo.
A.             Reconsiderando la segunda alternativa.
1.             La Naturaleza no pragmática del Cristianismo Bíblico.
a)            El Cristianismo no es un utilitarismo superior para arreglar la sociedad; el
Cristianismo es una verdad, que da unidad para todo el conocimiento y para todas las formas
de vida.
b)            Éste se deriva del Dios infinito y personal que existe y que fue el creador de los
cielos y de la tierra.
c)            La aceptación de Cristo como Salvador y Señor, viviendo bajo los absolutos que la
Biblia da.
d)            Los Cristianos tienen la responsabilidad de influir en la sociedad a través de su
espectro total y de todo el espectro de la vida.
e)            Los cristianos pueden influir en el consenso sin ser una mayoría.
2.             El mensaje de Pablo aplicado en el mundo Griego y Romano.
a)            Respuestas humanistas clásicas insuficientes.
b)            El Mundo es culpable de reprimir la verdad de Dios y de vivir en consecuencia. El
universo y su forma, así como la masculinidad del hombre hablan de la misma verdad que la
Biblia ofrece a mayor detalle.
c)            El Cristianismo Bíblico es un mensaje acerca de que la gente puede volver a Dios
sobre la base de la obra de Cristo solamente, pero también proporciona la base para la forma
y la libertad de la sociedad.
d)            Esto es lo que nos puede dar una esperanza para el futuro.
e)            Es esto o un orden impuesto. Que esto sea un recordatorio acerca de los supuestos.
3.             Las personas actúan por sus pensamientos, lo sepan o no.
 
4.             Todo depende de la visión del mundo que se acepte y que se viva.
Preguntas
1.             La teoría de la manipulación biológica humana, que concedió sus premisas, es
completamente consistente. Resume estas premisas y la forma en que varios programas de
manipulación se derivan de ellas.
2.             En un mundo que se mueve constantemente hacia regímenes autoritarios, ¿la
relativa lentitud de las democracias occidentales para perder sus libertades aumenta o
disminuye la probabilidad de la supervivencia política de Occidente? Da razones.
3.             ¿Puedes pensar en las formas en que tú y las actitudes de tu iglesia hacia la
sociedad traicionan el enfoque utilitario del mundo? ¿Este enfoque refleja la ignorancia acerca
de la Verdad y la culpa por nuestra incapacidad para vivirla? ¿Cuál es el enfoque alternativo y
qué refleja?
 
Eventos y Personas Clave
El discurso de Pablo en Atenas: c. 53 D.C.
La epístola de Pablo a los Romanos: c. 60 D.C.
J.K. Galbraith: 1908-
Francis Crick: 1916-
Daniel Bell: 1919-
El Advenimiento de la Sociedad Pos Industrial: 1973
Robert Theobald: 1929-
 
Estudio Adicional
Como ejercicio, puede que te resulte valioso recoger recortes que aborden los temas tratados
y ver qué actitudes son traicionadas por los autores. Unir estos recortes en un grupo con el
propósito de un examen conjunto sería muy esclarecedor.
Daniel Boorstin, La Imagen (1961).
Jacques Ellul, Propaganda (1965).
Francis Crick, De Moléculas y Hombres (1967).
Francis Crick, El Origen del Código Genético (1968).
Gordon R. Taylor, La Bomba de Tiempo Biológica (1969).
Daniel Bell, El Advenimiento de la Sociedad Pos Industrial (1973).
E.M.B. Green, La Evangelización en la Iglesia Primitiva (1970).
Francis A. Schaeffer, La Muerte en la Ciudad (1969).
Nevil Shute, En la Playa (1952).
Alexander Solzhenitzyn, Comunismo: Un legado de Terror (1975).
Richard M. Weaver, Las Ideas Tienen Consecuencias (1965).

La Perspectiva Existencial: Tratando de Hacer el Bien (Articulo)


INTRODUCCIÓN
Todo padre sabe que los niños a veces rompen cosas. Puede ser un plato, un juguete o un
adorno. Pero todo niño, de vez en cuando deja una destrucción al pasar. Ahora, hay muchas
formas de reaccionar como padres. Si el niño rompe algo a propósito, podemos enojarnos.
También podemos alterarnos, si el niño es descuidado y desobediente. Pero si fue realmente
accidental, puede que ni siquiera nos alteremos.
¿Por qué reaccionamos en formas distintas? Nuestras respuestas son diferentes, porque
tomamos en cuenta las motivaciones de nuestros hijos. Puede que no reaccionemos, que
reaccionemos con empatía, o incluso que reaccionemos con ira, dependiendo de cómo
evaluemos sus motivaciones.
Algo similar sucede con las decisiones éticas, incluso con los adultos. La ética nunca debe
divorciarse de nuestras motivaciones. Nuestras motivaciones, deseos e intenciones son
factores importantes a considerar en cada opción ética que tomemos.
Esta es la novena lección de nuestra serie Cómo Tomar Decisiones Bíblicas, y lleva por título
La Perspectiva Existencial: Tratando de hacer el Bien. En esta lección, profundizaremos en la
perspectiva existencial de la ética, observando la forma en que las motivaciones y las
intenciones afectan la moralidad de nuestras decisiones.
Tal como lo recordarán, nuestro paradigma para tomar decisiones éticas ha sido que El juicio
ético involucra la aplicación de la Palabra de Dios a una situación por una persona. Cuando
analizamos nuestras opciones a la luz de las normas de la palabra de Dios, estamos utilizando
la perspectiva normativa. Cuando atendemos a las circunstancias, estamos utilizando la
perspectiva situacional. Y cuando consideramos a las personas involucradas en las preguntas
éticas, estamos utilizando la perspectiva existencial. En esta lección, continuaremos nuestro
análisis de la perspectiva existencial.
En nuestra lección anterior presentamos la perspectiva existencial, analizando qué tipo de
personas son necesarias para tomar buenas decisiones éticas. Específicamente, se requiere
de buenas personas. Buenas en el sentido de que han sido redimidas por la gracia de Dios a
través de la fe en Jesucristo. En esta lección, nos concentraremos en otro aspecto de la
perspectiva existencial, es decir, nuestras motivaciones éticas. Tal como ya lo vimos, para
poder agradar a Dios, la gente buena debe hacer lo correcto por las razones correctas; es
decir, sus motivaciones deben ser justas.
Nuestra lección sobre tratar de hacer lo bueno se dividirá en tres partes principales. Primero,
discutiremos la importancia de las motivaciones, y responderemos preguntas como: ¿Qué es
una motivación? Y ¿cómo se relacionan las motivaciones con un buen comportamiento?
Segundo, hablaremos de la motivación de la fe como un aspecto fundamental de la ética
bíblica. Y tercero, nos concentraremos en la motivación del amor a la que nos anima la Biblia.
Comencemos con la importancia de las motivaciones en la ética.

IMPORTANCIA DE LAS MOTIVACIONES


Discutiremos la importancia de las motivaciones, considerando, en primer lugar, el concepto
de motivación, y en segundo lugar, hablando sobre la necesidad de tener motivaciones
apropiadas. Comencemos observando el concepto de motivación.

Concepto
Hay dos formas básicas de hablar sobre las motivaciones. Por una parte, una motivación
puede ser el propósito para el que realizamos una acción, es decir, lo que esperamos lograr. Y
por otra parte, una motivación puede ser la causa de una acción. En el primer sentido, las
motivaciones son esencialmente las mismas que las metas. Esto lo tratamos en las lecciones
anteriores sobre la perspectiva situacional. De modo que en esta lección, nuestro enfoque
estará en las motivaciones como las causas de las acciones.
Es muy conocido el concepto de causa y efecto a partir de la experiencia común. Por ejemplo,
cuando alguien golpea una pelota, decimos que el golpe es la causa de que la pelota se
mueva; y el movimiento de la pelota es el efecto o resultado del golpe. Podríamos pensar en
muchos otros ejemplos similares. La lluvia causa el efecto del suelo mojado. El cerrar nuestros
ojos causa que no podamos ver. El trabajar duro todo el día causa que nos cansemos.
Bueno, algo similar sucede con las motivaciones y las acciones.
En este sentido, una motivación es una disposición interna que nos mueve a la acción. Las
disposiciones internas son como los rasgos de carácter, los deseos, los sentimientos, los
compromisos y cualquier cosa dentro de nosotros que nos hace actuar.
Complejas
Con esta idea básica sobre las motivaciones en mente, es necesario que hagamos tres breves
comentarios: Primero, las motivaciones generalmente son complejas. En circunstancias
normales, muchos rasgos de carácter, deseos, sentimientos y compromisos obran en conjunto
y nos guían en las decisiones éticas.
Consideremos, por ejemplo, a un padre que va a trabajar para ganar el sustento para su
familia. Él ama a su esposa y a sus hijos; él está comprometido con la provisión para ellos; y él
desea alimento, ropa y techo para sí mismo. Al mismo tiempo, puede tener deseos
encontrados, como el deseo de quedarse en casa y relajarse, o de trabajar en casa, o irse de
vacaciones. Todas estas disposiciones internas se dan en diversos grados de tensión y
armonía en su interior. Pero en definitiva, la mayoría de los días el impacto colectivo de estas
motivaciones hace que vaya a trabajar.
Generales y Específicas
Segundo, algunas motivaciones son muy generales y algunas muy específicas. Y hay muchas
motivaciones que están en algún lugar entre ambos extremos.
Por ejemplo, nuestro anhelo cristiano de compartir el evangelio con los perdidos es una
motivación general. Estamos motivados por nuestro deseo de que la gente crea en Jesús, y
que todo el mundo sea atraído a su reino. Pero a veces podemos estar motivados a compartir
el evangelio en una forma específica, con un alguien específico con quien nos reunimos.
Algunas ocasiones nuestra motivación puede hallarse en esos dos extremo y puede que
salgamos a buscar no creyentes con quienes compartir el evangelio.
Conocidas y Desconocidas
Tercero, además de ser complejas y más o menos generales y específicas, nuestras
motivaciones pueden ser conocidas y desconocidas para nosotros. Conocemos algunas de
nuestras motivaciones, pero nunca podremos estar totalmente conscientes de todas ellas.
Por ejemplo, si un hombre come algo, podríamos decir correctamente que su motivación es el
hambre. El hambre es un sentimiento interno y un estado físico, y un individuo con hambre
generalmente está consciente de su hambre.
Pero la psicología y la experiencia común nos han enseñado que a veces la gente come
porque no está feliz y quiere ser consolada. En estos casos, la gente que come muchas veces
no está consciente de que su motivación subyacente es ser consolada, y dejar de sentirse
infeliz.
Luego de conversar sobre el concepto básico y algunas complejidades de las motivaciones,
estamos listos para ir a la necesidad de tener motivaciones correctas. ¿Por qué son tan
importantes las motivaciones en la ética?

Necesidad
Lamentablemente, los cristianos con frecuencia caen en la trampa de creer que ser ético sólo
tiene que ver con la obediencia externa a la voluntad de Dios. Nos equivocamos al pensar que
Dios no nos exige que tengamos deseos y motivaciones correctas. A veces sucede esto,
porque las conductas son más fáciles de identificar y de corregir. A veces sucede, porque
nuestros pastores y maestros llaman constantemente nuestra atención sobre las conductas,
más que los deseos y los compromisos internos. También hay otras razones. Sin embargo, la
Biblia deja claro que si hemos de ser verdaderamente éticos, para que nuestras conductas
honren a Dios, deben estar basadas en motivaciones que honran a Dios.
Analizaremos los tres aspectos de la necesidad de tener una motivación correcta. Primero,
revisaremos la exigencia de la Biblia de que las buenas obras fluyan del corazón. Segundo,
consideraremos cómo la Biblia condena la hipocresía. Y tercero, hablaremos del hecho de que
la virtud cristiana es una fuente de buenas motivaciones éticas. Comencemos con la idea de
que las buenas obras deben ser hechas con el corazón.
Corazón
Las Escrituras hablan en distintas formas del corazón humano. Pero, de acuerdo a nuestro
propósito, nos concentraremos en su descripción del corazón como lo profundo de nuestro ser
interior y el asiento de nuestras motivaciones. O, poniéndolo en los términos que usamos
antes en esta lección, nos enfocaremos en el corazón como la suma de todas las
disposiciones internas. En este sentido, hay una gran intersección entre los conceptos bíblicos
de "corazón", "mente", "pensamientos", "espíritu" y "alma."
Escuchen 1 de Crónicas capítulo 28 versículo 9, donde David esboza una estrecha relación
entre las motivaciones y el corazón:
Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo
voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los
pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.
(1 Crónicas 28:9)
En este pasaje, David le enseñó a su hijo que la obediencia a Dios debe fluir desde lo
profundo del ser interno, lo que involucra un corazón perfecto y un ánimo voluntario. Dios no
sólo se interesa por la obediencia externa. Él exige los corazones de todos, y que todo intento
de los pensamientos esté verdaderamente comprometido con él. Exige una obediencia
genuina que fluye de nuestros pensamientos y anhelos más profundos.
Hay muchos pasajes en las Escrituras que nos enseñan que la obediencia debe fluir de
buenas motivaciones, tales como: Deuteronomio capítulo 6 versículos 5 y 6 y del capítulo 30
versículos 2¬ al 17; Josué capítulo 22 versículo 5; 1 de Reyes capítulo 8 versículo 61; Salmo
119 versículo 34; Mateo capítulo 12 versículos 34 y 35; Romanos capítulo 6 versículos 17 y
18; y Efesios capítulo 6 versículos 5 y 6; sólo para mencionar algunos. Como ejemplo, veamos
un pasaje del Antiguo Testamento y uno del Nuevo Testamento. Escuchen, las palabras de
Deuteronomio capítulo 6 versículos 5 y 6.
Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y
estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. (Deuteronomio 6:5-6)
Tal como lo vemos en este pasaje, en el Antiguo Testamento Dios exigía que su pueblo lo
amara con todo su corazón. La ley de Dios tenía que estar escrita ensus corazones, de modo
que le obedecieran de corazón.
También es así en el Nuevo Testamento. Escuchen, por ejemplo, estas palabras de Romanos
capítulo 6 versículos 17 y 18:
Gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a
aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser
siervos de la justicia. (Romanos 6:17-18)
La expresión griega traducida aquí como "de corazón" es ek kardias En forma más literal, se
podría traducir como desde el corazón hacia fuera. Tal como Pablo lo enseña aquí, Dios exige
obediencia de corazón — obediencia que fluye del corazón.
Luego de ver que las buenas motivaciones son necesarias porque las buenas obras deben ser
hechas de corazón, tenemos que ir a una segunda razón de por qué tener buenas
motivaciones cuando tomamos decisiones éticas, es decir, la enseñanza de las Escrituras
sobre la hipocresía.
Hipocresía
La hipocresía se presenta de muchas formas en las Escrituras, pero aquí estamos
particularmente interesados en la hipocresía como la falsa apariencia de moralidad. Cuando
nuestro comportamiento exterior parece conformarse a la palabra de Dios, pero no así
nuestras motivaciones, estamos actuando con hipocresía, y nuestras acciones no agradan a
Dios.
Escuchen las enseñanzas de Jesús en Mateo capítulo 6 versículos 2 al 16:
Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas
en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres…Y cuando ores, no seas
como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de
las calles, para ser vistos de los hombres…Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los
hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan. (Mateo
6:2-16)
Dar al necesitado, orar y ayunar eran conductas buenas y justas en sí mismas. Pero en estos
casos, Jesús las condenó como hipócritas porque estaban motivadas por el orgullo en vez del
amor a Dios y al prójimo. Al condenar de este modo las malas motivaciones, las enseñanzas
de la Biblia contra la hipocresía indican que la buena conducta siempre debe fluir desde las
buenas motivaciones.
Ahora, tenemos que ser cuidadosos de no limitar la hipocresía sólo a los no creyentes
presumidos; incluso los cristianos pueden tener motivaciones que no encajan con sus
acciones externas. Quizá el ejemplo más claro de esto en las Escrituras es la forma en que
ciertos cristianos judíos habían dejado de observar muchas prácticas judías tradicionales,
sabiendo que la muerte y la resurrección de Cristo les exigían aplicar en nuevas formas los
principios del Antiguo Testamento. Aun así, ellos mantuvieron algunas tradiciones obsoletas
que les permitían ser más reconocidos que los gentiles de la iglesia.
Sorprendentemente, incluso el apóstol Pedro y el misionero Bernabé estaban entre estos
cristianos hipócritas. Es mucho más molesto, si consideramos que Pedro fue el primero en
traer el evangelio a los gentiles (como leemos en Hechos 10), y que Bernabé había sido uno
de los primeros misioneros al mundo gentil (como leemos en Hechos 13).
Escuchen el relato de Pablo sobre este problema en Gálatas capítulo 2 versículos 11 al 13:
Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues
antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que
vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su
simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también
arrastrado por la hipocresía de ellos. (Gálatas 2:11-13)
En respuesta a esta hipocresía, Pablo reprendió a Pedro en su cara, señalando que Pedro
mismo vivía como un gentil, y no como un judío. Pedro sabía que en Cristo los gentiles eran
iguales a los judíos. Pero por miedo a perder el respeto, él quiso actuar de una forma que
sugería que los cristianos gentiles eran inferiores a los cristianos judíos. Las acciones de
Pedro fueron hipócritas, porque él estaba motivado por un deseo egoísta de preservar su
reputación y no por el deseo santo de honrar a Dios y a su iglesia.
Ahora que hemos visto que las buenas obras deben ser hechas de corazón y sin hipocresía,
estamos listos para revisar una tercera razón de por qué son necesarias las buenas
motivaciones. La virtud que debe caracterizar a los seguidores de Cristo.
Virtud
En términos simples, la virtud es un carácter moral digno de elogio. También podemos hablar
de virtudes en plural, refiriéndonos a diferentes aspectos de un carácter moral digno de elogio.
La virtud es importante en nuestra discusión sobre las motivaciones, porque el carácter
virtuoso se expresa en forma de buenas motivaciones. Las Escrituras presentan varias listas
de lo que podríamos llamar virtudes, pero quizá la más familiar sea la lista de Pablo sobre el
fruto del Espíritu.
En Gálatas capítulo 5 versículos 22 y 23, Pablo describe así el fruto del Espíritu:
El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza. (Gálatas 5:22-23)
Esta lista no es exhaustiva, pero es un buen resumen de las cualidades morales que Dios
quiere que su pueblo tenga. Cada una de estas virtudes debería ser una disposición interior
que nos mueve a acciones éticas. Y en este sentido, las virtudes son motivaciones.
Por ejemplo, la virtud del amor cristiano debería motivarnos a actuar amando en distintas
formas. Del mismo modo, la gente que tiene el gozo del Espíritu estará motivada por su gozo.
La gente pacífica estará motivada por la paz que hay en su interior. La gente paciente estará
motivada por su paciencia.
Tal como lo enseñó Jesús en Mateo capítulo 12 versículo 35:
El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas. (Mateo 12:35)
En el resto de esta lección nos concentraremos en las virtudes del amor y la fe, porque las
Escrituras dicen que ellas son imprescindibles para las buenas obras. En preparación para
ello, revisemos brevemente la idea de que a menos que poseamos las virtudes del amor y de
la fe, y que esas virtudes motiven nuestro comportamiento, no podremos hacer nada que se
considere bueno. Pensemos primero en la forma en que Pablo habló acerca del amor a la
iglesia en Corinto.
En 1 de Corintios capítulo 13 versículos 1 al 3, él escribió estas palabras:
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que
resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda
ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor,
nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi
cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. (1 Corintios 13:1-3)
Este pasaje indica claramente que nuestras acciones deben fluir desde el amor de nuestros
corazones. Es decir, si nuestras acciones no fluyen desde el amor de nuestros corazones,
Dios no las considera buenas.
Del mismo modo, Hebreos capítulo 11 versículo 6, nos enseña que la virtud de la fe debe
funcionar como una motivación. Escuchemos sus palabras:
Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea
que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. (Hebreos 11:6)
Según este pasaje, la virtud de la fe debe movernos a actuar en forma fiel. Sólo entonces Dios
se agradará de nuestro comportamiento.
Las Escrituras enfatizan la virtud cristiana, porque las motivaciones son muy importantes en la
vida ética. Y cada virtud enseñada en las Escrituras funciona como una motivación dentro de
nosotros. De modo que cada vez que las Escrituras enfatizan la importancia de las virtudes
cristianas, están enfatizando también la importancia de las motivaciones buenas y virtuosas.
Ahora que hemos visto la importancia de tener las motivaciones correctas cuando tomamos
decisiones éticas, estamos listos para analizar con mayor detalle la motivación de la fe. ¿Por
qué es tan crítico para nosotros el estar motivados por la fe? Y ¿cómo nos motiva la fe?

MOTIVACIÓN DE LA FE
Cualquiera que conoce la Biblia, se da cuenta de que la fe es una preocupación central tanto
del Antiguo como del Nuevo Testamento, así como también ha sido un tema central en la
teología cristiana tradicional. En esta lección nos ocuparemos particularmente de observar la
fe como un motivo central de la ética. Queremos explorar cómo la fe nos motiva a obedecer a
la Palabra de Dios.
Las Escrituras dicen tanto acerca de la fe, que nos sería imposible mencionar todas las formas
en que la fe sirve como motivación. Entonces, limitaremos nuestra discusión a alguna de las
formas más comunes y fundamentales en que la motivación de la fe funciona en nuestro
proceso de toma de decisiones. Primero, hablaremos de las formas en que la fe salvadora
sirve como motivación. Segundo, discutiremos la motivación del arrepentimiento como una
expresión primaria de la fe. Y tercero, hablaremos de la esperanza como la fe que apunta al
futuro. Comencemos con la motivación de la fe salvadora, es decir, el tipo de fe que trae
salvación eterna.

Fe Salvadora
De acuerdo a nuestros propósitos, en esta lección resumiremos la fe salvadora como un
asentimiento a la verdad del evangelio, y la confianza en que Cristo nos libra de nuestro
pecado. Desde luego que hay mucho más que podría decirse sobre la fe salvadora. Pero esta
definición nos ayudará a ver cómo la fe funciona como una motivación para las buenas obras.
Las Escrituras hablan de la fe salvadora en dos maneras. Por una parte, hablan de la fe como
el medio para la salvación inicial. Por otra parte, hablan de esta misma fe salvadora como un
compromiso constante a través de nuestra vida cristiana. Veamos primero la fe salvadora
como el medio para la salvación inicial.
Medio para la Salvación Inicial
Cuando decimos que la fe salvadora es el medio para la salvación inicial, queremos decir que
es la herramienta que Dios usa para aplicar la salvación en nosotros. Podríamos comparar la
fe con una brocha usada por un pintor para pintar una casa. La brocha no hace que la casa
merezca ser pintada, tal como la fe no hace que merezcamos ser salvos. La brocha sólo es la
herramienta que el pintor usa para sacar pintura del recipiente y aplicarla a la pared de la
casa. Del mismo modo, la fe es una herramienta que Dios usa para aplicar la salvación a
individuos pecaminosos. No hay nada en nuestra fe que merezca o gane la salvación. Al
contrario, la vida y la muerte de Cristo nos dan la salvación gratis a través de la fe.
Escuchen las palabras de Pablo en Romanos capítulo 5 versículos 1 y 2:
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos
firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. (Romanos 5:1-2)
La justificación de la que Pablo habla aquí, en que Dios perdona el pecado y nos declara
justos, ocurrió para Pablo y sus lectores cuando vinieron por primera vez a la fe salvadora.
Este tipo de justificación sucede en el estado inicial de nuestra salvación. Es el acto de Dios
por gracia con que él perdona nuestro pecado y acredita los méritos de Cristo en nuestra
cuenta, cambiando nuestro status para siempre. Antes de ser justificados, éramos pecadores
y enemigos de Dios. Pero en cuanto él nos salva, nos transformamos en sus santos amados.
Y la herramienta que Dios usa es la fe salvadora.
En el contexto de nuestra salvación inicial, la fe salvadora nos motiva para que nos
arrepintamos de nuestro pecado y confiemos en Cristo para nuestra salvación. Estas buenas
obras son las primeras evidencias de nuestra salvación, dado que sólo pueden ser motivadas
por la verdadera fe salvadora.
Además de la fe salvadora como el medio para nuestra salvación inicial, la Biblia habla
también de la fe salvadora como nuestro compromiso constante con Cristo.
Compromiso Constante
Como compromiso constante, la fe salvadora consiste en continuar asintiendo a la verdad del
evangelio, y continuar confiando en que Cristo nos salva de nuestro pecado. Es una
mantención constante de la misma fe que fue el medio inicial para nuestra salvación inicial. Y
este tipo de asentimiento y confianza necesariamente influyen sobre todo lo que creemos.
Afecta a lo que pensamos de nosotros mismos, de nuestras familias, de nuestros trabajos, de
nuestra sociedad, y de todo lo demás en nuestra vida. En este sentido, la fe salvadora es una
cosmovisión total que permanece relativamente estable en nuestros corazones y que influyen
todas nuestras decisiones. Es una fe activa que subyace y motiva nuestras buenas obras.
Ahora, debemos ser cuidadosos y no pensar que la fe es un mero acto mental. No es un
simple reconocimiento que Jesús es Señor, y que somos salvos a través de su evangelio. Tal
como lo indica Santiago capítulo 2 versículo 19, incluso los demonios reconocen mentalmente
las verdades acerca de Dios, pero esto no los salva.
En vez de eso, la fe salvadora involucra además nuestros corazones. Es una disposición
interna que nos hace pensar, hablar y actuar en una forma que agrada a Dios. De modo que,
la fe salvadora sí implica actos mentales. Pero, cuando nuestra fe es genuina, esos actos
mentales fluyen desde nuestros corazones. De este modo, la fe salvadora funciona como una
motivación en la vida de cada creyente, capacitándolo e impulsándolo a hacer buenas obras.
Escuchen, por ejemplo, la forma en que Génesis capítulo 15 versículo 6, habla de la fe de
Abraham:
Creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. (Génesis 15:6)
Este versículo describe la fe de Abraham en el tiempo en que Dios por primera vez hizo un
pacto con él, y tradicionalmente se usa para proveer la definición de la fe salvadora o
justificadora. Para entender la razón, es útil saber que la palabra hebrea para creer viene de la
misma raíz que el sustantivo hebreo para fe. También ayuda el recordar que ser justificado es
ser declarado justo. De modo que este versículo enseña que Abraham fue salvo o justificado
por medio de su fe.
Por eso el apóstol Pablo apeló a Génesis capítulo 15 versículo 6, para probar la doctrina de la
justificación por fe. Lo hizo en Romanos capítulo 4, y en Gálatas capítulo 3. En ambos casos
expuso extensos argumentos basados en el ejemplo de Abraham, explicando que la salvación
de Abraham por medio de la fe es el modelo para todo creyente en Cristo. Y siguiendo la
dirección de Pablo, los teólogos protestantes a menudo han apelado a Abraham para probar
que sólo la fe es un medio suficiente para la justificación. Este argumento es perfectamente
verdadero y preciso, y podemos ir aún más lejos con él.
El hecho es que Abraham tuvo una fe salvadora mucho antes de que Dios hiciera un pacto
con él en Génesis capítulo 15. Según Hebreos capítulo 11 versículo 8 y Génesis capítulo 12
versículo 4, Abraham actuó en fe cuando dejó Harán para viajara a la tierra prometida - mucho
antes que la justificación se registrara en Génesis capítulo 15.
La ceremonia del pacto registrada en Génesis capítulo 15 ocurrió después de que Abraham
llegó a la Tierra Prometida, muchos años después de que él vino por primera vez a la fe.
Ciertamente, la fe de Abraham en ese momento fue salvadora y justificadora. Pero no fue una
fe nueva. Era la misma fe que había caracterizado a Abraham a través de toda su vida como
creyente. Entonces, cuando Pablo usó este suceso para proveer un modelo para nosotros, no
sólo se estaba refiriendo al hecho de que nuestra salvación inicial ocurre por medio de la fe.
También estaba diciendo que todo creyente debe mantener su fe salvadora como un
compromiso constante, tal como lo hizo Abraham.
Tal como lo escribió Pablo en Gálatas capítulo 2 versículo 20:
Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a
sí mismo por mí. (Gálatas 2:20)
Escuchen también Hebreos capítulo 10 versículos 38 y 39, en que el autor cita el Antiguo
Testamento y lo relaciona con la iglesia primitiva:
El justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los
que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma. (Hebreos
10:38-39)
Aquellos que creen y son salvos — es decir, aquellos que tienen fe salvadora — no
retroceden y no son destruidos. Ellos permanecen en el camino de la fe.
La verdadera fe salvadora nos caracteriza a través de toda nuestra vida. De modo que si
nuestra fe no permanece en nosotros, entonces nunca fue realmente una fe salvadora.
Más aun, la verdadera fe salvadora nos motiva a hacer buenas obras. De manera que si no
estamos motivados a hacer buenas obras, nuestra fe es falsa; es una fe falsa que no nos
puede salvar.
Tal como lo escribió Santiago en Santiago capítulo 2 versículos 17 y 18:
La fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma…Yo te mostraré mi fe por mis obras. (Santiago
2:17-18)
La fe salvadora siempre se manifiesta en buenas obras a través de nuestra vida cristiana.
Consideremos Hebreos capítulo 11, llamado a veces la "galería de la fe." Este capítulo resume
la fe salvadora constante de muchos creyentes del Antiguo Testamento, y los menciona como
ejemplos para nuestra propia fe. El capítulo once de Hebreos enfatiza que toda esta gente
vivió toda su vida por fe — es decir, no sólo cuando llegaron por primera vez a la fe, sino a
través de toda su vida. Más aun, sus muchas buenas obras estuvieron motivadas por su fe
constante.
Por ejemplo, en Hebreos capítulo 11 versículo 4, aprendemos que la fe salvadora de Abel lo
motivó a ofrecer sacrificios agradables a Dios. Abel asintió a la verdad que Dios tenía el
derecho de exigir cualquier sacrificio que quisiese, y Abel confió en que Dios lo bendeciría, si
obedecía su voluntad. A causa de esta fe, Abel quiso sacrificar cosas extremadamente
valiosas para él.
En Hebreos capítulo 11 versículo 7, se nos cuenta que la fe salvadora de Noé lo motivó a
construir el arca, y a predicar en contra del pecado que vio en el mundo. Noé asintió a la
verdad que Dios usaría el arca para salvarlo a él y a su familia del diluvio, y él confió en que
Dios lo libraría de ese modo. Esta fe motivó a Noé a enfrentar la enorme tarea de construir el
arca, y además predicar a quienes le rodeaban. Soportó el ridículo frente a sus vecinos
porque confiaba en que Dios había dicho la verdad, y que Dios salvaría a sus vecinos, si éstos
sólo se volvían al Señor en su fe.
En Hebreos, capítulo 11 versículos 17 – 19, aprendemos que la fe salvadora de Abraham lo
motivó a obedecer la orden de Dios de sacrificar a su hijo Isaac. Abraham asintió al derecho
de Dios de exigir la muerte de Isaac, y confió en que Dios lo bendeciría a él y a Isaac a través
de este acto. Su fe fue tan fuerte que él creyó que Dios levantaría a Isaac de entre los
muertos. Y en su misericordia, Dios en última instancia aceptó la fe de Abraham sin exigir la
muerte de Isaac.
En Hebreos capítulo 11 versículo 25, se nos cuenta que la fe de Moisés lo motivó a
identificarse con los esclavos israelitas, aunque él pudo quedarse disfrutando de los favores
como miembro de la familia de Faraón. Moisés dejó una vida de lujo y poder porque asintió a
la verdad que las verdaderas bendiciones vienen de Dios. Entonces se unió voluntariamente a
la nación esclava de Israel, porque confió en que Dios lo redimiría de su esclavitud.
Más allá de esto, en los versículos 33 al 38, leemos que la fe de los santos del Antiguo
Testamento los motivó a conquistar reinos, administrar justicia, sobrevivir amenazas a sus
vidas, triunfar en la batalla, soportar la tortura, enfrentar con valentía la ejecución y soportar
muchas otras clases de persecuciones y maltratos. Fueron capaces de perseverar y triunfar
porque confiaron en la bondad de Dios para con ellos, y confiaron en él como su Salvador.
Esta aceptación y confianza los fortaleció en desear y buscar el agradar a Dios por sobre
todas las cosas en su vida.
Lo mismo es cierto para nosotros hoy. Tenemos que permanecer firmes en nuestra fe durante
nuestra vida. Debemos aceptar constantemente las verdades que Dios proclama en su
Palabra, y tenemos que confiar seriamente en sus bendiciones y su salvación.
Tal como lo vimos en las lecciones anteriores, quienes carecen de la fe salvadora — es decir,
los no creyentes del mundo — rechazan la verdad de Dios y se rehúsan a confiar en él. Dado
que están esclavizados por el pecado, niegan la bondad y la soberanía de Dios, desprecian la
salvación que les ofrece y sólo están motivados a pecar.
Pero si realmente creemos que Dios es quien dice ser, y confiamos en él en todo sentido,
entonces tenemos que reconocer que la felicidad y la plenitud sólo provienen de él. Tenemos
que ver que la obediencia a su voluntad es el camino a estas bendiciones. Y de este modo,
nuestra fe también nos podrá motivar a las buenas obras.
Con esta comprensión de la fe salvadora en mente, estamos listos para analizar el
arrepentimiento como una segunda forma en que la motivación de la fe funciona en la vida del
cristiano.

Arrepentimiento
En la Biblia, el arrepentimiento es un sincero aspecto de la fe, mediante el cual rechazamos
genuinamente y nos alejamos de nuestro pecado. Es más que admitir y creer que somos
pecadores, y mucho más que sentirnos mal por nuestros pecados. Por supuesto que el
arrepentimiento conlleva estas cosas. Pero, a menos que realmente nos alejemos de nuestros
pecados y nos volvamos a la bondad, no nos habremos arrepentido de verdad.
En las Escrituras, el arrepentimiento y la fe a menudo son las dos caras de una misma
moneda. La fe es volverse a Cristo, y el arrepentimiento es alejarse del pecado. Ambos giros
corresponden al mismo movimiento. La principal diferencia entre ambos es que a la fe se le
describe desde la perspectiva de lo que estamos empezando a abrazar, y al arrepentimiento
se le describe desde la perspectiva de lo que estamos dejando atrás. En este proceso,
nuestros actos de arrepentimiento están motivados por nuestros sentimientos de
arrepentimiento. Es decir, nuestra penitencia y nuestra contrición. Y estos sentimientos son
expresiones de la fe. Por fe aceptamos el arrepentimiento como una parte integral del
evangelio, y por fe confiamos en que Dios nos perdonará cuando nos arrepintamos.
Consideren, por ejemplo, la conversión del Cornelio el gentil, registrada en Hechos capítulo
10. En ese hecho, Pedro fue enviado a predicar el evangelio a Cornelio y a su familia. Y
mientras aún estaba hablando, el Espíritu Santo cayó sobre la familia, probando que ellos
habían venido a la fe salvadora. Más tarde, en Hechos capítulo 11, Pedro dio cuenta de este
suceso a la iglesia en Jerusalén, y la respuesta de la iglesia equiparó fuertemente el
arrepentimiento con la fe.
Escuchen la respuesta de la iglesia en Hechos capítulo 11 versículo 18:
Glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios
arrepentimiento para vida! (Hechos 11:18)
La conversión de Cornelio estuvo motivada por sentimientos genuinos de arrepentimiento. De
hecho, la conexión entre la fe salvadora y el arrepentimiento era tan fuerte que en la mente de
la iglesia, la conversión podía resumirse con precisión en términos del arrepentimiento.
Del mismo modo, Juan el Bautista equiparó la motivación del arrepentimiento con la
motivación de la fe. Cuando los fariseos y los saduceos vinieron a él para ser bautizados,
Juan les exhortó a hacer buenas obras, perseverando en el arrepentimiento.
En Mateo capítulo 3 versículo 8, Juan los instruyó con estas palabras:
Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento. (Mateo 3:8)
El bautismo de Juan de arrepentimiento apuntaba a causar repercusiones a largo plazo. Era
para hacer que la gente dejara sus pecados y, desde ese momento en adelante, el verdadero
arrepentimiento motivara las buenas obras.
El apóstol Pablo enseñó el mismo principio. Cuando estaba frente al Rey Agripa, explicando
por qué había sido arrestado, Pablo resumió el evangelio en términos de arrepentimiento y de
buenas obras.
Escuchen sus palabras en Hechos capítulo 26 versículo 20
Anuncié… que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de
arrepentimiento. (Hechos 26:20)
Nuevamente, el arrepentimiento y el volverse a Dios son mencionados como los dos lados de
la misma moneda. Cuando nuestros corazones están verdaderamente arrepentidos, nuestro
arrepentimiento nos motiva a alejarnos de nuestro pecado y vivir como Dios lo aprueba.
Hay muchos ejemplos memorables de arrepentimiento en las Escrituras. Lucas capítulo 9
versículo 8, registra el arrepentimiento de Zaqueo, el cobrador de impuestos. Cuando vino a la
fe en Cristo, dejó de engañar a la gente, dio la mitad de sus bienes a los pobres, y devolvió
cuatro veces lo que había robado a la gente. Él se alejó de su pecado de robar, y se volvió a
una vida constante de fe y buenas obras.
Y Hechos capítulo 9 registra que, cuando el apóstol Pablo se convirtió, se arrepintió de sus
pecados contra la iglesia, y se transformó en un poderoso evangelista, arriesgando su vida
para predicar el evangelio, y buscando con humildad la comunión con quienes antes había
perseguido. Él se alejó de su pecado de perseguir a la iglesia, y se volvió a una vida de
servicio fiel a Cristo.
Y en 2 de Samuel capítulo 12, leemos sobre el arrepentimiento de David, después de ser
confrontado por el profeta Natán. David había cometido adulterio con Betsabé, y había
arreglado la muerte de su esposo Urías para tapar su pecado. Pero David se alejó de su
pecado, confesándolo y demostrando gran contrición. Y se volvió a la fe, comenzando a vivir
de acuerdo a la voluntad de Dios, especialmente alabando a Dios por el perdón que recibió, y
enseñando a otros a arrepentirse también. Incluso inmortalizó su arrepentimiento en el que
quizá sea el salmo más grande de arrepentimiento de la Biblia: el Salmo 51.
Escuchen lo que David escribió en el Salmo 51 versículos 12 al 14:
Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los
transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti. Líbrame de homicidios, oh
Dios, Dios de mi salvación; cantará mi lengua tu justicia. (Salmo 51:12-14)
En la vida de David, el arrepentimiento lo motivó a regocijarse, a obedecer a Dios
voluntariamente, a enseñar la Palabra de Dios a otros, y a cantar alabanzas al Señor.
El ejemplo de arrepentimiento de David es particularmente importante para los cristianos,
porque David fue un gran creyente y un modelo de fe antes de pecar. Antes de su pecado, él
había demostrado su fe en Dios, vez tras vez durante toda su vida. Y Dios había bendecido la
fe de David, ensalzándolo de humilde pastor a poderoso guerrero, hasta ser el rey sobre la
nación de Israel. Pero, según parece, en lo más alto del fervor de Dios para con David,
después de que su fe había sido probada una y otra vez, David cayó en un horrible pecado.
Se transformó en un adúltero y en un asesino. Los creyentes modernos también caen en
pecados igualmente atroces.
La pregunta 82 del Catecismo Menor de Westminster y su respuesta resumen muy bien esta
enseñanza bíblica. En respuesta a la pregunta:
¿Hay alguna persona que pueda guardar perfectamente los mandamientos de Dios?
El Catecismo responde:
Desde la caída, ni una sola persona puede, en esta vida, guardar perfectamente los
mandamientos de Dios, sino que los quebranta diariamente, en pensamiento, en palabra y en
hecho.
Todos los días caemos en pecado. Esto significa que todos los días tenemos la obligación y la
oportunidad de arrepentirnos.
Ustedes deben saber que en 1517, el teólogo alemán Martín Lutero sin querer dio comienzo a
la Reforma Protestante, al clavar sus famosas 95 Tesis en la puerta de la catedral de
Wittenberg. Pero, ¿saben cuál fue la primera de sus tesis?
Fue simplemente esta:
Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo, "Arrepiéntanse," estaba ordenando que toda
la vida de los creyentes sea de arrepentimiento.
Dado que la vida cristiana es una vida de fe, también debe ser una vida de arrepentimiento. A
medida que continuamos nuestro viaje, confiando en las promesas de Dios, de vez en cuando
miramos hacia atrás. Y cuando vemos cómo hemos ofendido a Dios y a los demás, el
arrepentimiento nos motiva a pedir su perdón, y a actuar en forma diferente en el futuro.
Siendo prácticos, a veces es incómodo para nosotros admitir y confesar nuestros pecados
específicos. Pero cuando confiamos en el perdón y la salvación de Dios, y cuando queremos
agradarle, eso debería motivarnos a humillarnos, a alejarnos de nuestro pecado, y a buscar la
justicia que caracteriza al reino de Dios.
Después de considerar la fe salvadora y el arrepentimiento, estamos listos para referirnos a la
esperanza como el tercer aspecto de la motivación de la fe.

Esperanza
La Biblia habla en diferentes maneras sobre la esperanza. Pero para nuestros propósitos, será
útil pensar en aquellas veces en que describe la esperanza como fe orientada a los aspectos
futuros de nuestra salvación en Cristo.
Las Escrituras enseñan que la salvación no se completa en esta vida. Hemos sido justificados,
y hemos recibido el Espíritu Santo. Pero aún no hemos sido hechos perfectos. Todavía
luchamos con el pecado. Todavía sufrimos por muerte y enfermedad. Y todavía luchamos con
muchos problemas y la corrupción del mundo. Cuando muramos y vayamos al cielo, seremos
librados de esos problemas, pero aún entonces nuestra salvación no estará completa.
Todavía estaremos esperando que Jesús vuelva a la tierra para hacer todas las cosas justas y
buenas. Todavía estaremos esperando nuestros cuerpos resucitados y glorificados, y los
nuevos cielos y la nueva tierra.
En el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios era constantemente exhortado a esperar la futura
salvación de Dios. Y, siguiendo este ejemplo, el Nuevo Testamento comúnmente se refiere a
nuestra confianza en los aspectos futuros de la salvación como la gran esperanza de la
cristiandad.
Por ejemplo, en Romanos capítulo 8 versículos 23 y 24, Pablo habla sobre nuestra esperanza
de la futura resurrección con estas palabras:
Nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro
de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en
esperanza fuimos salvos. (Romanos 8:23-24)
La esperanza es la creencia confiada en que, así como Jesús nos dio su Santo Espíritu, él
regresará para renovar el mundo y otorgarnos nuestra herencia en él. Y al igual que la fe
salvadora, esta clase de esperanza es firme y segura.
Hebreos capítulo 6 habla de esta esperanza, relacionándola con la fe de Abraham en las
promesas del pacto de Dios. Y dice que nuestra salvación futura está basada en las promesas
hechas a Abraham.
Escuchen Hebreos capítulo 6 versículos 17 al 19:
Queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad
de su consejo, interpuso juramento; para que…tengamos un fortísimo consuelo los que hemos
acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como
segura y firme ancla del alma. (Hebreos 6:17-19)
Nuestra esperanza no es un deseo iluso o tentativo. Es firme y segura porque Dios ha jurado
completar nuestra salvación.
Esta clase de esperanza motiva a las buenas obras de diversas maneras. Según 1 de
Tesalonicenses capítulo 5 versículos 6 al 10, el yelmo de la esperanza motiva a estar atentos
y motiva al dominio propio. Y al comparar estos versículos con otros que hablan acerca de la
armadura de Dios, está claro que una de las formas en que el yelmo de la esperanza nos
ayuda a controlarnos es protegiéndonos de los ataques demoníacos y de las tentaciones. De
modo que la esperanza nos sirve como una motivación para las buenas obras, al darnos una
razón para resistir el pecado.
A medida que aguardamos las bendiciones que nos esperan, sabemos que seremos
muchísimo más bendecidos si obedecemos al Señor que si pecamos. También sabemos que
los placeres temporales del pecado no son comparables con las bendiciones eternas que Dios
nos tiene reservadas.
En Colosenses capítulo 1 versículo 5 aprendemos también que la esperanza en nuestra futura
salvación nos motiva a amar con mayor fuerza y tener una fe más sólida. Y desde luego que
el amor y la fe no sólo son buenas obras, sino también motivaciones para las buenas obras.
Así entonces, al motivar a la fe y al amor, la esperanza es la fuente de inmensurables buenas
obras.
Del mismo modo, 1 de Tesalonicenses capítulo 1 versículo 3 enseña que la esperanza
incrementa nuestra constancia, y nos ayuda a permanecer firmes en nuestra fe y a realizar
obras que agradan a Dios.
Pero quizá la síntesis más clara sobre la esperanza como motivación la hallamos en 1 de
Pedro capítulo 1 versículos 13 al 15. Escuchen lo que Pedro escribió ahí:
Ceñid los lomos de vuestro entendimiento…esperad por completo en la gracia que se os
traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los
deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es
santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir. (1 Pedro 1:13-15)
La esperanza nos prepara para obedecer y para ser santos en todos los aspectos de nuestra
vida. Nos prepara para resistir en la adversidad, tal como Jesús lo hizo.
Tal como leímos en Hebreos capítulo 12 versículos 2 y 3:
Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante
de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que
vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. (Hebreos 12:2-3)
Muchos de nosotros hemos experimentado perder la esperanza en un punto o en el otro.
Quizá sentimos que Dios nos abandonó, o no estábamos seguros de que nuestra fe era
genuina. Pero cualquiera que fuere la causa, la desesperanza a menudo causa que nos
sintamos desvalidos, sintiendo que no podemos hacer nada y que no podemos cambiar nada.
Nos priva de un propósito y de un sentido para la vida. Y puede hacer que hasta el trabajo
más simple parezca demasiado difícil de realizar.
Cuando los cristianos perdemos la esperanza, a menudo cejamos en el intento de resistir el
pecado. Perdemos nuestro propósito de resistir en las luchas que enfrentamos en la vida.
Incluso podemos desesperanzarnos de la vida misma.
Pero cuando nuestra esperanza es fuerte, podemos motivarnos para resistir los desafíos más
grandes de la vida, sobrepasar todos los obstáculos, porque tenemos nuestros ojos puestos
en Dios, quien promete preservarnos.
Ahora que ya hemos visto la importancia de las motivaciones y hemos analizado la motivación
de la fe, estamos listos para referirnos a nuestro tercer tema principal: la motivación del amor.
MOTIVACION DEL AMOR
El amor es uno de los conceptos más reconocidos pero menos comprendidos en la fe
cristiana. Podemos ver que el amor es central en las enseñanzas de la Biblia. Se nos exhorta
a amar al Señor, amarnos unos a otros, e incluso amar a nuestros enemigos. Al mismo
tiempo, la mayoría de la gente tiene muy poca idea de cómo obedecer los mandamientos del
amor.
¿Recuerdan cómo resumió Jesús las enseñanzas del Antiguo Testamento? Dijo que el más
grande mandamiento de la ley es Deuteronomio capítulo 6 versículo 5, que dice que debemos
amar a Dios. Y el segundo más grande mandamiento es Levítico capítulo 19 versículo 18, que
exige que amemos a nuestro prójimo. Luego dijo que estas dos leyes resumen todo el Antiguo
Testamento.
Escuchemos sus palabras en Mateo capítulo 22 versículos 37 al 40.
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es
el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. (Mateo 22:37-40)
Jesús no quiso decir que los cientos de otras leyes del Antiguo Testamento fuesen menos
importantes que estas dos. Al contrario, estos son los dos mandamientos más grandes,
porque los otros dependen de ellos. Ambos expresan los principios generales que todas las
demás leyes explican y aplican.
Este es el mismo principio que Pablo enseñó en Romanos capítulo 13 versículo 9 y Gálatas
capítulo 5 versículo 14. De hecho, el amor es tan fundamental para todas las buenas obras,
que si no está entre nuestras motivaciones, nuestras obras nunca pueden ser consideradas
buenas.
Sabemos entonces que es crítico para nosotros amar a Dios y a nuestro prójimo. Pero ¿cómo
es este tipo de amor? Y ¿cómo debería motivarnos? Bueno, según Jesús, la forma de amar a
Dios y a nuestro prójimo es vivir de acuerdo a las enseñanzas de la ley y de los Profetas,
interpretándolas y aplicándolas correctamente a nuestras circunstancias. Desde luego que no
nos es posible analizar todas las formas en que la ley y los profetas nos ayudan a entender lo
que es el amor. Así es que presentamos una definición que resume las enseñanzas de la
Biblia sobre el amor en base a tres elementos generales.
Resumiremos el amor como algo que consiste en: lealtad, acción y afecto. Estos tres
elementos cubren la mayoría de las enseñanzas de la Biblia sobre el amor, y se traslapan en
muchas formas. Al considerar el amor desde la perspectiva de cada elemento, podremos
aprender mucho sobre las formas en que el amor nos puede motivar a las buenas obras.
En línea con nuestra definición del amor, analizaremos la motivación del amor, hablando
primero de la lealtad; segundo, de la acción; y tercero, del afecto. Comencemos con el amor
como la lealtad que nos motiva a hacer buenas obras para Dios y para nuestro prójimo.

Lealtad
Nuestra discusión sobre la lealtad se dividirá en tres partes. Primero, hablaremos de la
fidelidad que le debemos a Dios y a los demás. Segundo, nos referiremos a la orientación de
nuestra vida. Y tercero, mencionaremos la importancia de descubrir nuestra responsabilidad.
Estas son algunas de las principales formas en que la Biblia habla acerca de la lealtad y las
motivaciones, y que nos proveerán de un buen fundamento para entender la lealtad como un
todo. Comencemos con la fidelidad como un aspecto crítico de la lealtad.
Fidelidad
De muchas maneras, la fidelidad es la piedra angular del amor. Tal como lo vimos en la
lección anterior, el Antiguo Testamento retrata consistentemente a Dios como el rey del pacto
para su pueblo. Él es el soberano o el supremo emperador, y su pueblo es su reino vasallo o
sirviente. Y como en cualquier reino, la responsabilidad más básica del pueblo es su fidelidad
al rey. Pero ¿cómo se relaciona esto con el amor?
Bueno, en el antiguo Medio Oriente - es decir en el mundo del Antiguo Testamento - era
común que la relación de pacto entre un soberano y su estado vasallo se describiera en
términos del amor. El amor del soberano se expresaba en gran manera en la forma de un
pacto de fidelidad con su pueblo. Él les otorgaba protección, les preservaba la justicia, y
satisfacía sus necesidades terrenales. Este era su amor para con ellos. Y en respuesta, al
pueblo vasallo se le exigía ser fiel a él. Tenían que obedecer sus leyes, sostenerlo con
impuestos y servicios, y honrarlo como su rey. Este era su amor hacia él. Del mismo modo, los
ciudadanos tenían que amarse unos a otros, tratando a sus vecinos como compatriotas,
cuidándolos y respetándolos.
A la par con este concepto del amor, los reinos de pacto del antiguo Medio Oriente usaban
muchas metáforas para describir la relación entre el soberano y sus vasallos. Con frecuencia,
el soberano era descrito como un padre, mientras que los vasallos eran descritos como sus
hijos, tal como en Isaías capítulo 64 versículo 8. También vemos que esta relación es descrita
con base en un esposo y su esposa, tal como en Jeremías capítulo 31 versículo 32. Al pensar
en su relación con el rey en estos términos, la gente podía comprender sus sentimientos por
él, y sus obligaciones para con él. Y dado que todos los ciudadanos eran parte de una misma
familia, habían de verse y tratarse unos a otros como hermanos y hermanas. El pensar en
estas relaciones políticas con base en la familia ayudaba a la gente a ver que esta fidelidad y
lealtad de amor tenían que ser sinceras. Tenía que ser una disposición interna favorable la
que motivaba al pueblo a honrar, respetar y obedecer al rey, y tratar a sus vecinos con
preocupación y compasión genuinas.
Un buen pasaje para observar esta idea en acción es Deuteronomio capítulo 6, en que Moisés
usó el concepto del amor para explicar la fidelidad y la obediencia que los israelitas tenían que
rendir a Dios. A pesar de de que sería útil citar todo el capítulo, el tiempo sólo nos permitirá
resaltar algunas de sus afirmaciones.
Escuchen estas palabras de Deuteronomio capítulo 6 versículos 1 y 5:
Éstos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que
os enseñase, para que los pongáis por obra…Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y
de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. (Deuteronomio 6:1-5)
En este capítulo el amor a Dios se resume en términos de la obediencia a los mandamientos,
decretos y leyes de Dios. Y este resumen es seguido entonces por varias formas específicas
en que Israel tenía que demostrar su amor por Dios.
Por ejemplo, Deuteronomio capítulo 6 versículos 13 al 17, resalta la fidelidad y la obediencia.
Escuchemos lo que Moisés escribió ahí:
A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás, y por su nombre jurarás. No andaréis en pos de
dioses ajenos, de los dioses de los pueblos que están en vuestros contornos; porque el Dios
celoso, Jehová tu Dios, en medio de ti está; para que no se inflame el furor de Jehová tu Dios
contra ti, y te destruya de sobre la tierra…Guardad cuidadosamente los mandamientos de
Jehová vuestro Dios, y sus testimonios y sus estatutos que te ha mandado. (Deuteronomio
6:13-17)
Ahora, si el amor de Dios por nosotros sólo fuera como el amor de un padre común y corriente
por sus hijos, nunca esperaríamos escuchar sobre su decisión de destruirnos si fallamos en
seguirle. Pero el hecho es que el amor paternal de Dios es el amor de un rey por su pueblo.
La metáfora de la paternidad es útil porque resalta las formas en que Dios nos protege, provee
para nosotros y cuida de nosotros. Pero la paternidad sigue siendo sólo una metáfora. Detrás
de esta metáfora está el hecho de que Dios es nuestro rey. El realmente gobierna sobre
nosotros. Es realmente soberano, y nosotros estamos sometidos bajo un pacto con él. Por lo
tanto, la forma más básica e importante en que podemos demostrar nuestro amor por él es a
través de nuestra seria fidelidad para con él y su pacto.
El Nuevo Testamento confirma de muchas formas esta idea. Por ejemplo, Jesús es nuestro
Señor y Rey, y nosotros tenemos que rendirle amor a través de una obediencia fiel y a través
de nuestra fidelidad para con su iglesia. No podemos alejarnos de él o rechazarlo. No
podemos priorizar otras lealtades por sobre nuestra lealtad a él. No podemos rechazar las
obligaciones que él pone sobre nosotros. Y no podemos maltratar o abandonar al pueblo que
él ama. Mostrar tal infidelidad sería odiarlo, e invocar su juicio. Pero si permanecemos firmes
en nuestro amor por él, nos recompensará en su reino.
Consideren Apocalipsis capítulo 1 versículos 4 al 6, donde Juan presenta su libro de este
modo:
Gracia y paz a vosotros …de Jesucristo …el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos
amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios,
su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. (Apocalipsis 1:4-6)
Y tal como lo afirmó Jesús en Juan capítulo 14 versículo 15:
Si me amáis, guardad mis mandamientos. (Juan 14:15)
En la relación de pacto de Dios con nosotros, la fidelidad es una virtud positiva, que nos
motiva a servir a nuestro Rey y Señor, y a honrar y cuidar de quienes viven bajo su gobierno.
Y, por el contrario, es también una exigencia negativa que prohíbe en nuestra vida alianzas
rivales con otros dioses e ídolos.
Luego de entender y teniendo en mente lo que es la fidelidad, estamos listos para hablar de la
forma en que nuestro amor por Dios nos exige adoptar una nueva orientación de vida.
Orientación
La lealtad que le debemos a Dios afecta a cada área de nuestra vida. No hay aspecto que
funcione fuera de su reino, o más allá de su gobierno soberano. Por esta razón, nuestras
vidas deben estar comprensiblemente orientadas en torno a él. Dios y su reino deben ser
nuestra más alta prioridad, el centro de nuestros anhelos, y el centro de nuestra cosmovisión.
Tenemos que estar dispuestos interiormente a trabajar en beneficio de Dios y su pueblo en
todo lo que pensamos, decimos y hacemos.
Tal como lo vimos, Deuteronomio capítulo 6 versículo 5, el primer gran mandamiento, resume
a la persona humana en términos de corazón, alma y fuerza. Con estos términos no se
pretende representar las diferentes partes de nuestro ser, como si pudiéramos dividirnos en
tres o cuatro partes distintas. Cada término más bien representa a la persona como un todo.
En el vocabulario hebreo, nuestro corazón no representa sólo nuestras emociones, sino el
centro de todo nuestro ser, incluyendo nuestra mente, nuestra conciencia y todos los demás
aspectos de nuestro carácter. Así también, nuestra alma es todo nuestro ser, incluyendo
nuestra mente consciente y nuestros anhelos inconscientes. Y la palabra para "fuerza" en
Deuteronomio no se refiere tanto a nuestros cuerpos o acciones como a la intensidad de
nuestro amor por Dios, y a nuestra determinación de usar todas nuestras habilidades para
lograr ese amor. De modo que, con cada uno de estos términos, las Escrituras nos exhortan a
estar completamente comprometidos con Dios con todo nuestro ser.
Desde luego que el máximo ejemplo de una vida bien orientada fue Jesús. El orientó toda su
vida en torno a Dios, y en torno a la gente que vino a salvar. Esta orientación lo motivó a
obedecer a Dios en forma perfecta y en todas las cosas, y a sacrificarse voluntariamente por
la gente que amó. Así también, nuestra lealtad a Dios y a nuestro prójimo tiene que llevarnos
a la misma orientación en nuestras vidas. Incluso debería motivarnos a realizar el mismo tipo
de sacrificios que Jesús realizó.
Tal como leemos en 1 de Juan capítulo 3 versículo 16:
En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros
debemos poner nuestras vidas por los hermanos. (1 Juan 3:16)
Cuando ponemos a Dios como el centro de nuestras vidas, esto afecta nuestras decisiones —
desde nuestra manera de pensar, a la forma en que tratamos a la gente, hasta la persona que
elegimos para casarnos. Cuando fallamos en orientar nuestras vidas en torno a Dios,
acabamos centrando nuestras vidas en torno a otras prioridades como el dinero, el poder, las
influencias, la recreación o los individuos con carisma. Y estas orientaciones influencian
también nuestra conducta — y lo hacen en una forma que promueve una agenda distinta a la
que Dios ha prescrito en su Palabra. Pero cuando orientamos nuestras vidas en torno a Dios y
a su pueblo, nos ceñimos a la agenda de su reino, y somos motivados a vivir en la forma que
le agrada.
Ya nos hemos referido a los temas de la lealtad y orientación, estamos listos para considerar
la forma en que nuestro amor por Dios y por nuestro prójimo debe motivarnos a descubrir
nuestra responsabilidad ante Dios en todas las áreas de nuestra vida.
Responsabilidad
El amor es una orientación de obediencia y servicio a Dios. De modo que debería disponernos
a guardar todos los mandamientos de Dios. Pero ¿cómo podemos hacer esto exactamente?
¿Sólo hay que contar todos los estatutos y exigencias de la ley, y luego hacer lo que
enumeran en forma explícita? O ¿tenemos que servir al Señor en formas que van más allá
que los ejemplos mencionados específicamente en las Escrituras? Bueno, la respuesta es que
nuestra lealtad de amor hacia Dios debe motivarnos a encontrar nuevas formas de ser
responsables para con él.
Para explicar lo que queremos decir, echemos una mirada a los
Diez Mandamientos enumerados en Éxodo capítulo 20 versículos 3 al 17. Los diez
mandamientos son:

 No tendrás dioses ajenos delante de mí.


 No te harás ídolos.
 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano.
 Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
 Honra a tu padre y a tu madre.
 No matarás.
 No cometerás adulterio.
 No hurtarás.
 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
 No codiciarás.
Ocho de estos mandamientos prohíben específicamente ciertas conductas, y no mencionan
explícitamente lo que debemos hacer activamente. Si pensáramos que todas nuestras
responsabilidades han sido mencionadas explícitamente en las Escrituras, concluiríamos que
hay sólo dos cosas que debemos hacer: guardar el sábado y honra a los padres. Del mismo
modo, concluiríamos que el mandamiento contra el asesinato prohíbe matar, pero no cosas
como la ira injusta. Y estaríamos equivocados. El hecho es que la Biblia aplica estos
mandamientos regularmente a todas las áreas de nuestra vida.
Sólo un ejemplo. Consideren Mateo capítulo 5 versículos 21 y 22, donde Jesús presentó la
siguiente enseñanza:
Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de
juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio.
(Mateo 5: 21-22)
Aquí Jesús se refirió a lo que se le dijo a la gente, es decir, a lo que enseñaron algunos
intérpretes judíos de las Escrituras.
Si no buscamos apropiadamente nuestras responsabilidades ante Dios, será muy fácil
desarrollar el concepto de que la Palabra de Dios sólo afecta a una pequeña parte de nuestra
vida, y que la lealtad que le debemos es muy limitada. Podemos cometer el error de pensar
que, dado que nuestras circunstancias son distintas a las de las Escrituras, las exigencias de
Dios no se aplican a nosotros. Esto nos deja como ignorantes de nuestras responsabilidades,
e indefensos frente al pecado.
Pero cuando buscamos apropiadamente nuestras responsabilidades ante Dios, entendiendo
que estamos obligados para con él en todas las áreas de nuestra vida, estaremos en una
mejor posición para tomar decisiones aprobadas por él. Nuestro amor a Dios debería dejarnos
insatisfechos con un conocimiento limitado de sus exigencias y las necesidades de nuestro
prójimo. Debería motivarnos a descubrir todas nuestras responsabilidades para con nuestro
gran Rey y su pueblo, de modo que podamos cumplir con nuestro deber de la mejor manera.
Luego de hablar de la lealtad, debemos ir al tema de la acción, el cual describe cómo
debemos comportarnos con Dios y con los demás.

Acción
Nuestro análisis sobre la acción se dividirá en dos partes. Hablaremos, específicamente,
sobre las formas en que las acciones de Dios nos sirven como modelo para nuestro propio
comportamiento. Por una parte, observaremos sus acciones de gracia expiatoria. Y por otra
parte veremos sus acciones de gracia común Comencemos con la forma en que la gracia
expiatoria de Dios sirve como un modelo para nuestras acciones.
Gracia Expiatoria
Tal como lo hemos dicho a través de todas esta serie, el carácter de Dios es nuestro estándar
ético absoluto. Y dado que Dios siempre actúa de acuerdo a su carácter, todas sus acciones
son expresiones perfectas de su carácter.
Es por eso que las Escrituras siempre nos exhortan a ajustar nuestro carácter y nuestras
acciones al carácter y las acciones de Dios, específicamente con respecto a su rescate y
redención de quienes ama. Por ejemplo, en Deuteronomio capítulo 5 versículos 13 al 15, el
Señor exigió que todo Israel guardara el Sabath. Amos, esclavos temporales e incluso
animales tuvieron que tomar este día libre, imitando el descanso después del trabajo que Dios
impuso en toda la nación cuando los redimió de la esclavitud en Egipto.
Del mismo modo, en Mateo capítulo 18 versículos 23 al 35, Jesús enseñó que tenemos que
imitar el perdón de Dios. Tenemos que perdonar a quienes pecan contra nosotros, porque
Dios nos ha perdonado por pecar contra él. Y tal como el perdón de Dios para nosotros,
nuestro perdón por los demás debe ser genuino y de corazón, motivado por una compasión
genuina por ellos.
Con mayor frecuencia, las Escrituras enseñan que debemos amarnos unos a otros imitando el
amor que Dios ha mostrado por nosotros, siendo Cristo, por supuesto, el ejemplo más grande,
el que murió por nuestros pecados.
Escuchemos la enseñanza de Juan en 1 de Juan capítulo 4 versículos 9 al 11:
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al
mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos
amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por
nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos
unos a otros. (1 Juan 4:9-11)
Como pecadores, nosotros éramos ofensivos para Dios. Lo odiábamos. Estábamos en contra
de él como sus enemigos. Merecíamos el castigo, y no misericordia. Aun así, Dios quiso
sacrificar a su Hijo, a quien amaba por sobre todo, para salvarnos. Y siguiendo su ejemplo,
debemos estar dispuestos a sufrir en lugar de los demás.
Sin duda, nunca podremos hacer un sacrificio expiatorio por alguien — y las Escrituras no nos
piden eso. Pero sí nos piden que mostremos el mismo tipo de amor por los demás que Dios
mostró por nosotros en la expiación. Nosotros haríamos voluntariamente estos sacrificios por
nuestros hijos, porque valoramos sus vidas más que la nuestra. Y Dios nos pide que imitemos
su gracia, asignando el mismo valor a sus hijos.
Tal como Juan escribió en 1 de Juan capítulo 3 versículos 16 al 18:
En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros
debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve
a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en
él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. (1 Juan 3:16-
18)
Cuando fallamos en imitar la gracia expiatoria de Dios, es fácil que nuestro así llamado "amor"
sólo consista en un servicio de labios. Por ejemplo, es fácil para nosotros pensar que los
pobres merecen su pobreza, o que es responsabilidad de otros cuidar de ellos. Es fácil para
nosotros poner nuestros propios intereses por sobre los intereses de los otros, y preferir la
comodidad y lo fácil en vez del trabajo duro de ayudar a los demás.
Pero el ejemplo de gracia de Dios nos obliga a renunciar a nuestro dinero y nuestras
posesiones, incluso a nuestras vidas, para proteger y cuidar de nuestros hermanos y
hermanas en Cristo. Nos enseña a amarlos de todo corazón, al punto de estar motivados para
sacrificarnos, sufrir, e incluso morir por ellos.
Con esta comprensión de la gracia expiatoria de Dios en mente, estamos listos para hablar de
la forma en que su gracia común nos provee de un ejemplo para seguir.
Gracia Común
La gracia común es un término técnico en teología que se refiere a la gentileza de Dios para
quienes nunca serán salvos. Para quienes finalmente recibiremos la salvación, la gracia de
Dios siempre obra para nuestra redención. Pero Dios también extiende una gentileza no
redentora, o "gracia común", a quienes nunca recibirán la salvación.
En el Sermón del Monte, Jesús se refirió a la gracia común de Dios como una expresión de su
amor por toda la humanidad. Sin duda, el amor general de Dios por la humanidad no es para
nada tan grande como su amor por los creyentes. Sin embargo, es verdadero y genuino, y nos
presenta un modelo a imitar.
En Mateo capítulo 5 versículos 44 al 48, Jesús impartió la siguiente enseñanza sobre la gracia
común:
Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen; para que seáis hijos de vuestro
Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover
sobre justos e injustos…Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los
cielos es perfecto. (Mateo 5:44-48)
Tal como lo enseñó Jesús, la perfección de Dios incluye su amor por la gente mala, incluso
por aquellos que nunca vendrán a la fe en Cristo. Y Dios expresa este amor en muchas
formas, tales como la luz del sol y la lluvia. Dios es bueno con toda la gente, proveyendo
estabilidad y productividad para ellos en la naturaleza, y permitiéndoles prosperar en esta
vida. No estamos diciendo que Dios siempre es amable, porque no lo es. Algunas veces envía
su juicio sobre los malos. Pero generalmente, muestra paciencia y generosidad, incluso para
con sus enemigos.
Y dado que amamos a Dios, nosotros también tenemos que amar a la gente que él ama.
Siguiendo el ejemplo de Dios, nuestro amor debe motivarnos a ser buenos y amables con
toda la gente, aun cuando nos odien y nos persigan.
Por ejemplo, en Éxodo capítulo 23 versículos 4 y 5, la ley de Dios nos exige proteger los
bienes de nuestros enemigos. Escuchemos lo que dice:
Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo. Si vieres el
asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le
ayudarás a levantarlo. (Éxodo 23:4- 5)
Estas instrucciones aparecen en un contexto que habla de la justicia. La idea es que tenemos
que preservar la justicia para todas las personas, incluso si nos odian.
Pero Jesús no sólo nos enseñó a preservar la justicia para nuestros enemigos; él nos enseñó
a amarlos. Debemos preservar la justicia para ellos porque de verdad queremos que reciban
los beneficios y la protección de la justicia, y porque amamos al Dios que es el standard de
justicia.
Es fácil no tener este tipo de amor por nuestros enemigos. En el mejor de los casos,
generalmente preferimos ignorar sus necesidades; y en el peor de los casos, estamos
motivados a tomar venganza contra ellos, y alegrarnos cuando sufren injusticias. Pero estas
no son las actitudes que caracterizan a Dios; y no son las motivaciones que él ha modelado
para nosotros. Cuando hacemos estas cosas, estamos pensando en forma egoísta, buscando
agradarnos a nosotros mismos. Estamos siguiendo el ejemplo del mundo pecaminoso y del
diablo, no del Señor de rectitud y misericordia.
Piensa en una discusión que hayas tenido con alguien que amas. Quizás uno de tus padres, o
un hijo, o tu cónyuge, o un amigo íntimo. A veces, estas discusiones producen enojo y
sentimientos muy fuertes. Pero la mayoría de las veces, seguimos comprometidos con ellos.
Aún los amamos, no queremos que los traten en forma injusta.
Bueno, en muchos aspectos, esta es la forma en que Dios quiere que nos sintamos respecto
de nuestros enemigos. Debemos sentir una preocupación genuina por su bienestar. Y esta
preocupación genuina debe manifestarse en acciones. Debe motivarnos a ser amables con
ellos, a orar por ellos, a protegerlos y a proveer para ellos cuando estén en necesidad.
Ahora, necesitamos expresar por lo menos una reserva en la forma que imitamos la gracia
común de Dios. En términos específicos, necesitamos mencionar que este tipo de amor no
excluye un deseo de justicia. Dios a veces retiene su gentileza para ejecutar su juicio contra
los malos. Los juicios de Dios son siempre justos y buenos. Más aun, las Escrituras enseñan
que la justicia es un importante aspecto del amor.
Como leemos en Salmo 33 versículo 5:
El ama justicia y juicio; De la misericordia de Jehová está llena la tierra. (Salmo 33:5)
Un deseo de justicia en contra de quienes nos han hecho daño no es incompatible con el
amor. De hecho, idealmente, cuando imitamos verdaderamente la gracia común de Dios,
nuestro anhelo de justicia, nuestro amor por Dios, nuestro amor por nuestro prójimo, y nuestro
amor por nuestros enemigos son notablemente similares. Y la razón para esto es que: Dios,
que es justicia, a menudo usa sus juicios como un correctivo para guiar a los pecadores al
arrepentimiento y la salvación.
Por ejemplo, en Zacarías capítulo 14 versículo 16, el juicio de Dios contra las naciones lleva al
arrepentimiento:
Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año
en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos. (Zacarías 14:16)
Aun cuando anhelemos la justicia de Dios, nuestra motivación última debe ser el amor.
Debemos esperar ver cómo la justicia de Dios traerá el arrepentimiento que lleva a la fe.
El amor de Dios es complejo. Si lo sobre simplificamos, puede que concluyamos
erróneamente que no podemos amar a nuestro prójimo al mismo tiempo que odiamos el mal
que vemos en el mundo. Sin embargo, las Escrituras nos enseñan que el amor de Dios
incluye tanto el anhelo de justicia como el odio al mal. De modo que la solución para nosotros
como cristianos es asegurarnos de que nuestros anhelos de justicia y nuestro odio al mal sean
parte de nuestro amor por la humanidad. Estos sentimientos son pecaminosos cuando están
divorciados del amor. Pero son justos cuando son expresiones del amor y nos motivan a
pensar, a hablar y a actuar en formas que Dios aprueba.
Después de hablar sobre la lealtad y la acción, estamos listos para referirnos al afecto, es
decir, el aspecto emocional más explícito del amor.

Afecto
Los maestros cristianos hablan a veces sobre el amor bíblico como si éste sólo consistiera de
acciones y pensamientos. Por ejemplo, algunos argumentan que la Biblia nos exhorta a amar
de modo activo, y que no importa cómo nos sintamos emocionalmente. Dicen que el amor a
Dios consiste en una obediencia externa a sus mandamientos, en hacer cosas como ir a la
iglesia, orar, leer la Biblia y tener nuestro tiempo devocional. Y que el amor por el prójimo
consiste en reprimir nuestro enojo, ser educado, refrenarse de presumir y cosas así. Sin
embargo, la Biblia nos da una perspectiva muy distinta sobre el tema.
Recuerden las palabras de 1 de Corintios capítulo 13 versículos 1 al 3:
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que
resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda
ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor,
nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi
cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. (1 Corintios 13:1-3)
Las buenas obras que Pablo describió aquí son moralmente buenas cuando están motivadas
por un afecto de corazón. Pero cuando no es así, no valen nada. Sin amor, el don espiritual de
las lenguas se transforma en un címbalo que retiñe. El que tiene profecía, conocimiento y fe
no es nada. Y el que entrega todas sus posesiones e incluso su vida, no gana nada. El amor
es una dimensión emocional fundamental de cada acción que realizamos. Sin él, nada de lo
que hagamos se considera bueno.
Consideren también Mateo capítulo 15 versículos 7 al 9, donde Jesús hizo esta ácida crítica:
Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra;
mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran. (Mateo 15:7-9)
El punto de Jesús era simple: honrar y adorar a Dios sin afecto es hipocresía. Sea que
nuestras acciones apunten a otra gente o a Dios, tienen que estar motivadas por sentimiento
de afecto genuino.
Hay muchos y diferentes afectos y emociones que podríamos considerar como aspectos del
amor que motiva las buenas obras, pero el tiempo sólo nos permitirá mencionar dos. Primero,
hablaremos de la gratitud a Dios; y segundo, consideraremos el temor de Dios. Comencemos
con la forma en que la gratitud nos motiva a agradar al Señor y a cuidar de nuestro prójimo.
Gratitud
En las Escrituras, la gratitud debe ser nuestra respuesta normal a la gracia y benevolencia de
Dios, y nos debe motivar a obedecerle. Por ejemplo, los Diez Mandamientos son presentados
con una afirmación sobre la benevolencia de Dios. Se supone que esta benevolencia debe
producir nuestra gratitud, de modo que vamos a querer guardar los mandamientos que siguen.
Escuchen cómo Éxodo capítulo 20 versículo 2, presenta los Diez Mandamientos:
Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. (Éxodo
20:2)
El tiempo en que Dios le dio los Diez Mandamientos a Israel, es decir su Éxodo desde Egipto,
había sido el suceso redentor más grande que jamás había ocurrido. Fue el equivalente en el
Antiguo Testamento al sacrificio de Cristo en el Nuevo Testamento — el suceso que los
escritores bíblicos mencionaban constantemente para inspirar la gratitud de sus lectores.
Inmediatamente después de esta introducción a los Diez Mandamientos en Éxodo capítulo 20,
hallamos los Diez Mandamientos mismos. Tal como lo han hecho notar muchos teólogos a
través de los siglos, estos mandamientos se presentan en dos grupos: primero, las leyes que
resumen lo que significa amar a Dios; y segundo, las leyes que resumen lo que significa amar
a nuestro prójimo.
Así entonces, en los Diez Mandamientos, hallamos que la gratitud sincera para con Dios debe
ser la motivación que nos inspire a la lealtad, a la acción y más aun al afecto hacia Dios como
nuestro rey, y hacia nuestros congéneres humanos como sus amados hijos y criaturas.
El Nuevo Testamento enseña el mismo principio. Tal como lo dijimos, éste generalmente
tiende a apelar al sacrificio de Cristo como la base de nuestra gratitud. Pero el concepto es el
mismo: la benevolencia de Dios merece nuestro amor y obediencia.
Tal como lo afirma Juan en 1 de Juan capítulo 4 versículo 19:
Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. (1 Juan 4:19)
Y como Pablo lo escribió en Colosenses capítulo 3 versículo 17:
Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús,
dando gracias a Dios Padre por medio de él. (Colosenses 3:17)
Nuestra gratitud por el regalo de su Hijo debe motivarnos a amar a nuestro Señor, y a
expresar este amor a través de buenas obras. Obras, hechas en su nombre y para su gloria.
No es difícil entender cómo la gratitud funciona como una motivación. La mayoría de nosotros
tiene muchas razones para estar agradecidos. Podemos estar agradecidos de nuestros
padres por la forma en que nos cuidaron, o de algunos maestros en particular por cómo nos
educaron. Estamos agradecidos cuando la gente nos rescata del peligro o de un desastre. Y
en todos estos casos, nuestra respuesta a menudo es agradecer a las personas que nos
ayudaron, e incluso al devolver el favor de algún modo, si fuera posible.
Por otra parte, debe ser fácil recordar a la gente que en nuestra vida ha sido desagradecida,
gente que no ha apreciado las cosas buenas que otros han hecho por ellos. Cuando somos
desagradecidos, sucede que no queremos agradar a quienes nos ayudan. Al contrario, más
bien recibimos su ayuda como si fuera nuestra justa recompensa, y nos sentimos si no lo
hacen cómo queremos. Lejos de motivarnos a amarlos, la ingratitud hace que despreciemos a
los demás.
Ciertamente, nuestra gratitud para con Dios debe motivarnos a obedecerle, y a ayudar a
quienes él ama. Nunca podremos devolver el favor que Dios nos hizo mediante el regalo de
Cristo, de modo que nuestras buenas obras no son una forma de compensarle a él.
Simplemente son las respuestas amorosas de quienes aprecian lo que Dios ha hecho.
Aquellos que están sinceramente agradecidos por lo que Dios ha hecho, nunca podrán
expresar esa gratitud inclinándose frente a falsos dioses, o tomando su nombre en vano, o
haciendo alguna otra cosa que le desagrade. Hemos recibido el regalo más grande jamás
imaginado. ¿Cómo no vamos a entregarnos sinceramente a nuestro Señor del pacto?
Luego de haber visto cómo la gratitud debe motivarnos a las buenas obras, ahora podemos
referirnos al temor de Dios que es parte de nuestro amor por él, y que nos motiva a las buenas
obras.
Temor
En la iglesia actual, los cristianos normalmente no hablan acerca de temer a Dios. Quizá la
razón es que el concepto está muy malentendido. Cuando los cristianos modernos pensamos
en el temor, generalmente lo asociamos con el terror y el miedo. Tememos a las cosas que
nos pueden hacer daño, cosas que tratan de obrar el mal sobre nosotros. Y sin duda la Biblia
a menudo usa la palabra "miedo" en este sentido. Pero este tipo de temor de Dios no tiene
lugar en la vida de un creyente.
Tal como lo escribió el apóstol Juan en 1 de Juan capítulo 4 versículos 17 y 18:
En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del
juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino
que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que
teme, no ha sido perfeccionado en el amor. (1 Juan 4:17-18)
El amor está perfeccionado en los cristianos, y este amor perfecto echa fuera el temor porque
Dios nunca nos hará daño. Por lo tanto, este no es el tipo de temor al que las Escrituras se
refieren cuando hablan del temor de Dios en forma positiva.
Moisés describió el tipo de temor que tenemos en mente en Deuteronomio capítulo 10
versículos 12 y 13. Escuchen lo que escribió ahí.
Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que
andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y
con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te
prescribo hoy, para que tengas prosperidad? (Deuteronomio 10:12-13)
Aun cuando hay diferencias sutiles entre las obligaciones enumeradas aquí por Moisés, todas
son esencialmente lo mismo. Temer, andar, amar, servir, guardar — todas se refieren a rendir
una obediencia sincera, leal y activa a Dios y a sus mandamientos.
En honor a la sencillez, podemos definir el temor de Dios como: Asombro, reverencia y honor
a Dios que produce adoración, amor y alabanza a Dios. En cierta medida, este tipo de temor
caracteriza a todo verdadero creyente en Cristo.
Por ejemplo, en Isaías capítulo 33 versículos 5 y 6, leemos esta exhortación:
Jehová…llenó a Sion de juicio y de justicia. Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia,
y abundancia de salvación; el temor de Jehová será su tesoro. (Isaías 33:5-6)
Nótese que lejos de ser una expresión de terror, el temor reverencial está asociado con la
confianza en Dios como nuestro seguro fundamento y nuestra salvación.
En Isaías capítulo 11versículos 2 y 3, hallamos que este temor caracteriza también al Mesías.
Escuchen las palabras del profeta:
Reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de
consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y le hará entender
diligente en el temor de Jehová. (Isaías 11:2-3)
El temor reverencial no es una respuesta cobarde o miedosa a Dios. Por el contrario, es una
delicia.
Más aun, tal como leemos en Hechos capítulo 9 versículo 31, el mismo temor era
característico de la iglesia primitiva. Escuchen su relato:
Entonces las iglesias tenían paz…y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se
acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo. (Hechos 9:31)
Una vez más, el temor está asociado con sentimientos como paz, edificación y fortalecimiento,
y no con terror o alarma.
El temor reverencial de Dios es el sentido de vivir constantemente en su presencia. Es la
comprensión de quién y qué es Dios, y de lo que exige de nosotros. Y como tal, es tanto un
aspecto del amor como una motivación a realizar buenas obras. Es un aspecto del amor,
porque es una respuesta reafirmante y apreciativa de la grandeza y la bondad de Dios; es un
fuerte sentimiento de afecto y admiración por su carácter. Y nos motiva a hacer buenas obras
por nuestro anhelo de honrar y glorificar al que nos ama.
Es fácil volvernos apáticos y flojos en cuanto a la ética cristiana, cuando carecemos de esta
perspectiva. Es fácil pensar que Dios está muy lejos, y que no necesitamos preocuparnos
demasiado sobre las obligaciones que él pone en nuestras vidas. En vez de buscar el reino de
Dios, sólo nos concentramos en el mundo terrenal. Y como resultado, no nos sentimos
conminados a regular nuestras vidas de acuerdo a la voluntad revelada de Dios.
Pero cuando tenemos un apropiado temor reverencial de Dios, éste nos motiva a agradarle en
muchas formas. Las Escrituras mencionan en muchos pasajes los resultados de esta
motivación. Pero encontramos la mayor concentración de ellos en la literatura sapiencial del
Antiguo Testamento. Por ejemplo, el libro de Proverbios nos enseña que el temor del Señor es
el principio del conocimiento en el capítulo 1versículo 7), el principio de la sabiduría en el
capítulo 9 versículo 10), y un manantial de vida en el capítulo 14 versículo 27). Agrega largura
de días como dice el capítulo 10 versículo 27). Nos ayuda a evitar el mal como señala el
capítulo 16 versículo 6). Y trae riquezas, honra y vida como afirma el capítulo 22 versículo 4).
Todos estos y muchos otros resultados fluyen del temor del Señor. Escuchen cómo
Eclesiastés capítulo 12 versículo 13, resume la verdadera ética y la verdadera sabiduría:
Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. (Eclesiastés
12:13)
El temor de Dios debe motivarnos, y nos motiva, a pensar, hablar y actuar en formas que
agradan a nuestro Dios y Rey. Debería motivarnos a guardar sus mandamientos, y a hacer el
bien a las criaturas que él ama.
Así entonces, vemos que el amor funciona como una motivación para distintos tipos de
buenas obras. En la lealtad, nos motiva a cumplir nuestro deber para con Dios y nuestro
prójimo. En la acción, nos motiva a hacer lo que glorifica a Dios y beneficia a nuestro prójimo.
Y en el afecto, nos motiva a agradar a nuestro amado Señor, sirviéndole y cuidando de
nuestro prójimo.

CONCLUSIÓN
En esta lección de tratando de hacer el bien, hemos centrado nuestra discusión sobre la
perspectiva existencial en el concepto de las motivaciones. Comenzamos observando la
importancia de las motivaciones, y el rol que juegan las motivaciones en el proceso de tomar
decisiones bíblicas. Luego, nos enfocamos en dos motivaciones muy importantes que son
parte de toda buena decisión: la motivación de la fe, tanto al comienzo de nuestra salvación
como en el caminar de nuestra vida cristiana; y la motivación del amor, que incluye la lealtad,
la acción y el afecto.
Cada día, los cristianos enfrentamos muchísimas decisiones éticas. En muchos casos, es muy
difícil determinar nuestro deber, identificar los hechos y, mucho más aun, reconocer lo que hay
en nuestro interior como personas. Aun así, si queremos que nuestras decisiones sean
bíblicas, tendremos que hacer el esfuerzo de analizar nuestras intenciones. Tendremos que
asegurarnos de que todo lo que hagamos esté realmente motivado por nuestra fe en Dios, y
por nuestro amor a Dios y a nuestro prójimo. Si mantenemos nuestras intenciones claramente
a la vista, estaremos mejor preparados para tomar decisiones que honren y glorifiquen a
nuestro Dios.
Equipo de Combate: La Armadura de Dios
Guerra Espiritual: Uniéndose a Jesús para Vencer al Mal
Por David Feddes
 
Derechos de Autor (c) 2013
Publicado por Christian Leaders Press
 
Tercera Parte
 
Equipo de Combate:
La Armadura de Dios
 
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo
acabado todo, estar firmes. (Efesios 6:13).
 
Las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de
fortalezas. (2 Corintios 10:4)
 
Somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. (Romanos 8:37).
 
Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono. (Apocalipsis 3:21).
 
 
Capítulo Diez
 
El Cinturón de la Verdad
 
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad. (Efesios 6:14).
 
Nada, al parecer, podría matar a George Washington. Cuando era joven, Washington contrajo
viruela, pero sobrevivió a la temida enfermedad y se mantuvo tan fuerte y atlético como
siempre. Como oficial subalterno, Washington fue parte de una unidad que fue capturada en
una emboscada. Su comandante general y la mayoría de sus compañeros soldados fueron
derribados. Washington tenía debajo de él a dos caballos a los que les habían disparado y
cuatro agujeros de bala en su abrigo, pero ni una bala tocó su cuerpo. Más tarde, como
general durante la guerra de independencia de los Estados Unidos, Washington cabalgaría en
su caballo donde la lucha era más feroz, con balas y cañonazos silbando a su alrededor, pero
no recibió ningún golpe. Acampó con sus tropas en terribles condiciones, con muchos
hombres muriendo de enfermedades, pero Washington sobrevivió a todo.
Nada podría matar a George Washington--excepto sus médicos. Después de que Washington
se retiró de la presidencia, un día cabalgaba en su caballo bajo la lluvia y sintió un resfriado y
dolor de garganta. Su garganta estaba dolorida e hinchada, por lo que sus médicos intentaron
ayudarlo. Los doctores compartían la opinión médica común del momento de que una buena
manera de deshacerse de una enfermedad era desangrarla. Se creía que cuando se le extraía
sangre a alguien, el cuerpo la reemplazaría con sangre fresca y saludable en poco tiempo. Así
que fue tomada una pinta de sangre de Washington. Un poco más tarde, se consumió otra
pinta, y poco después, una pinta más. Cuando Washington no mejoró, los doctores decidieron
que debían sangrarlo nuevamente, y esta vez tomaron un litro completo de sangre en lugar de
solo una pinta. Los doctores también usaron otros métodos para drenar la enfermedad. Le
dieron a Washington laxantes para drenar sus intestinos. Le dieron medicamentos que
inducen el vómito para drenar su estómago. Les ampollaron las manos y los pies para liberar
la enfermedad a través de la piel. Hicieron todo esto además de drenar cinco pintas de su
sangre. Finalmente, los doctores agotaron toda su vida y George Washington murió.
Los tratamientos que recibió no estaban basados en la verdad. La verdad es vital en la
medicina, y la verdad es vital en toda la vida. El error en el ámbito médico mató a George
Washington, y el error en el reino espiritual destruye las almas. Las buenas intenciones no son
suficientes; debe existir verdad. La falsedad destruye; la verdad protege y fortalece.
Tal vez te guste pensar que cada religión es tan útil como cualquier otra, pero es como decir
que cada tratamiento médico es tan útil como cualquier otro. ¿Drenar cinco pintas de sangre
de una persona infectada es tan útil como darle antibióticos? No, el tratamiento debe basarse
en la verdad, o hace más daño que bien. Del mismo modo, la religión debe estar basada en la
verdad, o hace más daño que bien. Los errores doctrinales son incluso más mortales que los
errores de los médicos. La religión falsa puede desanimarte por la eternidad.
Tal vez prefieras no distinguir la verdad del error. Puedes pensar que no importa lo que creas,
siempre y cuando seas sincero al respecto. Bueno, los doctores de George Washington fueron
muy sinceros. Ellos se preocuparon sinceramente por Washington y pensaron sinceramente
que estaban tomando el mejor enfoque para curarlo. Washington confió sinceramente en sus
médicos y dio su consentimiento en cada paso del tratamiento. Pero sin importar cuán
sinceros fueran, su enfoque se basaba en el error, no en la verdad. El error mató a
Washington, y el error puede destruirte. Necesitas la verdad para conectarte con Dios y para
disfrutar de la vida eterna.
Cuando la Biblia describe la armadura de Dios que protege a las personas de Satanás y del
infierno, el primer elemento mencionado es "el cinturón de la verdad". Efesios 6:14 dice:
"Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad." Un cinturón puede parecer sin
importancia en comparación con cosas como el peto, el casco, el escudo o la espada. Pero en
el momento en que se escribió este pasaje de la Biblia, un soldado se abrocharía el cinturón
firmemente en su lugar antes de ponerse cualquier otra armadura o armamentos. Era la
primera pieza de armadura que el soldado se colocaría. El cinturón era una faja ancha y
resistente que ayudaba a proteger las partes más blandas de la parte inferior del cuerpo. Era
importante debido a su propia capacidad de protección, y también era necesario para
mantener otros equipos en su lugar. La pechera estaba unida al cinturón, y la espada también
estaba unida al cinturón. El soldado necesitaba su cinturón antes de poder ponerse otro
equipo. En la armadura de Dios, la verdad es el cinturón. Lo que un cinturón hacía por los
soldados de hace mucho tiempo, la verdad lo hace por los soldados de Cristo. Protege
nuestras partes vulnerables y mantiene en su lugar otros equipos dados por Dios.
 
Protegiendo las Partes Vulnerables
¿Cómo nos protege la verdad? El cinturón de la verdad ayuda a proteger las partes de
nosotros que son más blandas y más vulnerables de las heridas de Satanás. No deberíamos
ejercer demasiada presión sobre los detalles de una descripción gráfica, pero puede valer la
pena observar la ubicación del cinturón/faja de un soldado: cerca del estómago y de las partes
privadas. Pocos apetitos son tan fuertes como los deseos de la comida y del sexo. Si alguna
parte de nosotros necesita ser atada y protegida por la verdad, se encuentra aquí. Sin la
protección de la verdad, nuestro estómago es vulnerable a la gula o al sentido de que
las cosas materiales son lo único que importa. El cinturón de la verdad
bíblica nos protege al prevenir que nuestro estómago sea nuestro Dios (Filipenses 3:19) y al
decirnos lo que Jesús le dijo a Satanás: "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios" (Mateo 4:4). Sin el cinturón de la verdad, nuestra sexualidad es
vulnerable a los deseos promiscuos y pervertidos. Pero el cinturón de la verdad bíblica
advierte contra el adulterio, la fornicación, la homosexualidad y
otras distorsiones pecaminosas, y el cinturón de la verdad bíblica también nos muestra el
hermoso diseño de Dios para la unión del marido y la mujer.
Pero no limitemos el cinturón de la verdad bíblica al área de un cinturón físico, como el
estómago y la sexualidad. La verdad es vital en cada área. La verdad nos dice que tenemos
un futuro eterno, y esto nos protege de la mentira mortal de que esta vida es todo lo que hay.
La verdad nos dice quién es realmente Dios y cómo es él realmente, protegiéndonos de los
ídolos y dioses falsos. La verdad nos dice que somos como criaturas hechas a imagen de
Dios y caídos en pecado, protegiéndonos de tener una opinión demasiado baja de nuestro
valor y una opinión demasiado elevada de nuestra virtud. La verdad nos muestra la realidad
suprema en Jesús, protegiéndonos de poner cualquier otra cosa en el trono de nuestros
corazones. La verdad es vital en cada área, y el error es mortal. De hecho, la diferencia entre
la verdad y la mentira es la diferencia entre Dios y Satanás. Las Escrituras hablan del Señor
como "el Dios de verdad" (Isaías 65:16) y de Satanás como "el padre de mentira" (Juan
8:44). Satanás usa el error para atacarnos; Dios usa la verdad para protegernos.
De todos los pecados y errores que pueden dañarnos, ninguno es peor que los errores sobre
aquello que se necesita para salvarnos. Varias religiones ofrecen diferentes formas de
salvación, pero solo la sangre de Jesús puede traer perdón por nuestra culpa, y solo la vida
divina de Jesús puede darnos vida eterna. Esa es la verdad. Las religiones que ignoran o que
niegan esta verdad pueden ofrecer otras curas, pero estas curas matan. Ningún pecado es tan
mortal como una falsa forma de salvación. Algunas curas son peores que la enfermedad que
se supone deben curar. El dolor de garganta de George Washington pudo haber sido grave,
pero los intentos de su médico por ayudarlo fueron aún peores. Del mismo modo, el pecado
es serio, pero las religiones falsas y las formas de salvación falsas son más mortales que
cualquier pecado en particular. La verdad es un cinturón de protección contra las formas de
salvación falsas y contra todas las mentiras de Satanás. La forma de abrochar la verdad en su
lugar es creer con todo nuestro corazón las verdades vitales que Dios revela en la Biblia.
 
Manteniendo las Cosas en su Lugar
El cinturón de un soldado era la primera pieza de armadura que se ponía. Éste era importante
para ayudarlo a proteger la parte inferior del torso, y también era importante para sujetar
otro equipamiento en su lugar, como la coraza y la espada. En la armadura de Dios, el
cinturón de la verdad mantiene otras cosas en su lugar. La coraza de justicia puede
mantenerse en su lugar solo cuando está conectada al cinturón de la verdad. La espada del
Espíritu, la Palabra de Dios, estará disponible como un arma solo cuando el cinturón de la
verdad la mantenga cerca de nuestro lado.
En cuanto a la coraza de justicia: la justicia es tener una posición correcta delante de Dios al
medirnos en referencia al carácter perfecto de Dios. El único humano que llega perfectamente
a la medida es el Dios-hombre, Jesucristo. La única manera en que puedo contar con la
justicia de Dios es al contar con la perfección de Jesús atribuida a mí como un
regalo. No puedo hacer mi propia coraza de rectitud. Jesús hace una coraza de su justicia y
me la da. La forma en que la uso es por fe, confiando en que la perfección de Jesús cuenta
como la mía. Esta coraza protege mi corazón de las acusaciones de Satanás de que soy
injusto e inaceptable para Dios. Esta coraza repele cada puñalada de culpa y desesperación.
¿Qué tiene que ver la coraza de justicia con el cinturón de la verdad? Bien, así como un
soldado no podía ponerse la coraza sin antes ponerse el cinturón y conectar a éste la coraza,
entonces no puedo recibir la justicia dada por Dios a menos que primero crea en la verdad
revelada por Dios. Debo creer que Dios habla la verdad y que cumple sus promesas antes de
que pueda recibir su regalo de justicia prometido en Cristo. Las Escrituras dicen que Cristo es
justicia de Dios para aquellos que creen. ¿Es cierto, o no? Si no tengo confianza en la Palabra
de Dios y no creo que ésta sea verdad, no puedo recibir esa justicia por mí mismo. Pero si
primero me abrocho la verdad de Dios y le tomo la palabra, su rectitud se conecta con su
verdad y me cubre. Nadie recibió la justicia en Cristo sin creer la verdad acerca de Cristo.
El cinturón de la verdad proporciona una conexión para ayudar a mantener la coraza de la
justicia en su lugar, y el cinturón de la verdad también mantiene la espada del Espíritu al
alcance de la mano para su uso inmediato. La espada del Espíritu es la Palabra de Dios. La
Palabra de Dios, dada a nosotros en la Biblia, es el arma principal para librar batallas
espirituales. Pero una espada es de poco valor para nosotros si no está a nuestro lado cuando
más la necesitamos, y la Biblia tiene poco valor para nosotros sí solo está en algún lado, pero
no está atada a nuestro lado a través de nuestro amor y confianza a la verdad. Si nos ceñimos
a la verdad de Dios creyendo las Escrituras, estudiando la revelación de Dios y
almacenándola en nuestras mentes, entonces también tenemos la Palabra de Dios a la mano
como un arma cuando tenemos que luchar.
No debemos estirar demasiado la descripción gráfica. En cierto sentido, podríamos decir que
el cinturón de la verdad y la espada del Espíritu son la misma cosa: la Palabra de Dios, la
Biblia. El punto principal es depender de las Escrituras. Sin embargo, antes de poder utilizar la
Biblia en la vida diaria y para ganar a otros para Cristo, primero debemos conocerla y tener
una verdad bíblica abrochada alrededor de nuestro ser.
 
Usando el Cinturón
¿Estás usando el cinturón de la verdad? ¿Estás convencido de que la Biblia es la verdad de
Dios? ¿Crees que las Escrituras son el mensaje del Señor quien no puede mentir? ¿Con qué
frecuencia lees la Biblia? ¿Qué tan bien la conoces? ¿Cuánto de ella memorizas? ¿Cuán
ansiosamente escuchas la predicación bíblica? ¿Con qué frecuencia estudias la Biblia con
otros? ¿Recibes conocimiento de la verdad con quien sea que vayas y en cualquier cosa que
hagas? ¿Estás envuelto firmemente en el cinturón de la verdad? ¿Cuentas con la verdad de
Dios en Cristo para mantener otras cosas en su lugar?
La verdad es vital, y muchas otras cosas dependen de ella. ¡Abróchatela! ¡Póntela! Si un
cinturón se dejara colgado en un gancho o fuera de sitio en una esquina, no ayudaría mucho a
un soldado, y otras piezas de la armadura tampoco serán de mucha utilidad, ya que el
cinturón ayudaba a mantener las cosas en su lugar. Del mismo modo, una Biblia que acumula
polvo en un estante es de poca utilidad para combatir a Satanás. Necesitas la verdad de Dios
por sí misma, y necesitas la verdad para que las otras bendiciones de Dios puedan estar en
su lugar. ¡Necesitas la verdad!
La verdad es la base del éxito duradero. Si deseas tener éxito como mecánico de automóviles,
debes conocer la verdad sobre los automóviles. Si deseas tener éxito como arquitecto, debes
conocer la verdad sobre el diseño de la construcción. Si quieres tener éxito como profesor de
historia, debes aprender la verdad sobre la historia. Si quieres tener éxito como cirujano,
debes aprender la verdad sobre la anatomía. Si quieres tener éxito como piloto, debes
aprender la verdad sobre el funcionamiento de un avión. En un área de la vida tras otra, el
éxito depende de saber la verdad. Esto es supremamente cierto al relacionarnos con Dios y al
tener éxito como parte de los ejércitos de Cristo.
No me gustaría vivir en una casa diseñada por un arquitecto que no conociera ningún principio
de construcción segura. No me gustaría ser operado por un cirujano que no supiera nada
sobre el funcionamiento interno del cuerpo. No me gustaría subirme a un avión con un piloto
que no supiera cómo volar. Y no quisiera que mi vida eterna dependiera de alguien que no
conociera a Dios o el camino hacia Dios. Para la vida eterna, dependo del mismo Jesús como
el camino, la verdad y la vida. Al vivir por fe en Jesús y al enseñar a otros, quiero basar todo
en la enseñanza de Jesús y tener la mayor cantidad de la mente de Cristo que
pueda. No puedo permitirme descuidar la verdad, y tú tampoco. La verdad es crucial para tu
futuro eterno y para el futuro de aquellos a quienes influencias: niños, amigos, vecinos,
compañeros de trabajo. No puedes ser salvo sin la verdad, y no puedes ayudar a que otros
sean salvos sin la verdad.
Pertenecer a un grupo religioso no es un sustituto de conocer personalmente la verdad y de
abrocharse firmemente el cinturón de la verdad. Si no conoces la verdad personalmente,
nunca te darás cuenta si el grupo religioso al que perteneces no tiene una verdad real. Si no
tienes un amor profundo por la verdad, si no buscas constantemente obtener más verdad y
entenderla mejor, puedes perder la poca verdad que tienes y ni siquiera saberlo.
William Gurnall, un Cristiano de hace siglos, escribió un clásico titulado El Cristiano en
Completa Armadura, el cual ha sido útil para mi propia vida y útil para escribir sobre la guerra
espiritual. Gurnall dijo,
Si no deseamos conocer la verdad, ya la hemos rechazado... La verdad y el error son todos
iguales para el hombre ignorante, por lo que él llama verdad a todo. ¿Has oído hablar del
hombre codicioso que constantemente abrazaba sus bolsas de oro? Nunca las abría ni usaba
el tesoro, y así cuando un ladrón robó el oro y dejó sus bolsas llenas de guijarros en su
habitación, estaba tan feliz como cuando todavía tenía el oro.
Eso es lo que puede suceder si perteneces a un grupo religioso, pero nunca te molestas en
verificar si realmente se está enseñando la verdad. Cuando las personas dejan de estudiar las
Escrituras y dejan de buscar la verdad de Dios, apenas saben la diferencia si los falsos
maestros les roban la verdad de su iglesia. Mientras el espectáculo continúe de alguna forma,
nunca se dan cuenta de que las joyas de la verdad han sido quitadas y reemplazadas por
rocas de error inútiles, y que no tendrán ningún tesoro en el cielo. Pertenecer a un grupo
religioso no es un sustituto de buscar la verdad personalmente. Debes conocer la verdad
bíblica por ti mismo.
 
 
Comunidad de Verdad
¿Significa esto que la búsqueda de la verdad es completamente personal y privada, y que
debes ignorar a la comunidad de fe? No, solo porque un soldado es responsable de ponerse
el cinturón de la verdad no significa que sea un ejército por sí solo y pueda ignorar a los
demás. Puede ser heroico para un soldado armarse bien y hacer su parte valientemente, pero
sería tonto que un soldado siempre permaneciera separado de sus compañeros
soldados. Cristo llama a sus soldados a no permanecer solos, sino a mantenerse juntos en la
verdad. El amor a la verdad debe ser personal, pero no meramente privado. Aquellos que
aman la verdad están ansiosos por aprender de otros buscadores de la verdad y unirse a
ellos.
Hay grupos religiosos falsos y equivocados, incluidos algunos que dicen ser iglesias del
Señor. Debes conocer la verdad bíblica lo suficiente como para reconocer cuándo una iglesia
ha caído en un error mortal, y debes mantenerte alejado de ese grupo. Pero no uses el error
de algunos como una excusa para evitar a todas las iglesias. Hay
muchas congregaciones que verdaderamente exaltan a Jesús y enseñan la verdad de la
Biblia. Tales congregaciones son parte de la gran iglesia que se extiende a través de toda la
historia y en cada continente, lo que la Biblia llama "la iglesia del Dios viviente, columna y
baluarte de la verdad" (1 Timoteo 3:15). La iglesia es una fortaleza poderosa de la verdad, y
las fuerzas de Satanás nunca la conquistarán. Jesús promete: "Edificaré mi iglesia; y las
puertas del Hades no prevalecerán contra ella" (Mateo 16:18). No caigas en la mentira de que
todas las congregaciones son demasiado corruptas para unirte a ellas. La verdadera iglesia
sigue en pie, las puertas del infierno no prevalecerán contra ella, y cada soldado de
Cristo debería estar conectado a una congregación si es posible.
En varias ocasiones en la historia, Satanás ha difundido la mentira de que no queda ninguna
iglesia verdadera, y vende la misma mentira que todavía hoy. Satanás cree en el reciclaje. Las
mentiras que engañan a las personas en una era de la historia, las recicla Satanás de una
forma ligeramente distinta para otra época. La mentira anti iglesia es la favorita en la
operación de reciclaje de Satanás.
Un locutor de radio religioso llamado Harold Camping hizo las noticias al predecir
erróneamente la fecha del regreso de Jesús. Pero ese no fue el mayor error de Camping.
También declaró que la época de la iglesia había terminado y que los Cristianos debían
mantenerse alejados de cualquier cosa que se llamara a sí misma una iglesia. Camping dijo
que Dios no tenía más utilidad para la iglesia y que Dios trabajaba solo a través de formas no
eclesiásticas, como la red de radio de Camping. Harold Camping citaba mucho la Biblia, pero
al decir que no valía la pena unirse a ninguna iglesia, estaba reciclando una mentira muy
antigua de Satanás. Camping fue muy sincero, tan sincero como los médicos de George
Washington que lo desangraron hasta la muerte en un esfuerzo por curarlo. Muchas personas
ya están demasiado aisladas, demasiado dependientes de su propia sabiduría limitada,
demasiado alejadas de la sabiduría compartida y del estímulo de las personas que conocen la
Biblia y que aman al Señor. Decirles a las personas que se vuelvan Cristianas, pero evitar las
iglesias es como decirles que se unan al ejército, pero que se mantengan alejados de otros
soldados.
No todas las iglesias enseñan exactamente lo mismo en cada punto. Tal vez tengas la
tentación de pensar que si ellas no pueden ponerse de acuerdo en cada punto, no te unirás a
ninguna de ellas. Pero no des demasiada importancia a las diferencias menores entre los
Cristianos que creen en la Biblia quienes están de acuerdo en las verdades básicas de cómo
es Dios, de la naturaleza humana, de la salvación por la gracia de Dios en Cristo, y de los
principios morales Cristianos. Si realmente amas la verdad, no permitas que los desacuerdos
sobre las verdades más pequeñas se interpongan en el hecho de que muchas iglesias están
de acuerdo con las verdades realmente grandes.
Si te niegas a unirte a cualquier iglesia porque las iglesias no son exactamente iguales y no
coinciden totalmente en cada punto exacto, dice William Gurnall, eres "tan tonto como el
hombre que se negó a comer su comida del mediodía hasta que todos los relojes de la ciudad
dieran las doce exactamente al mismo tiempo" Piensa en ello: llega la hora del mediodía y
varios relojes comienzan a repicar, pero hay unos pocos segundos de diferencia el uno del
otro. No repican en perfecta armonía ¿es una buena razón para negar que es mediodía o para
negarte a comer tu comida del mediodía? Si los relojes están unos pocos segundos o incluso
unos pocos minutos diferentes entre sí, todavía pueden estar diciéndole básicamente el
momento adecuado, y estarías loco al rechazar la comida a la hora de comer hasta que todos
los relojes estén perfectamente sincronizados. De la misma manera, muchas iglesias buenas
pueden no estar de acuerdo exactamente en todos los puntos, pero si son correctas en las
verdades básicas, te beneficiarás de cualquier iglesia basada en la Biblia y que honre a Cristo
a la que te unas, y serías tonto al decir que ibas a esperar a que todas las iglesias sean
perfectamente lo mismo. Al ponerte el cinturón de la verdad, asegúrate de unirte a la
comunidad de la verdad, a las fuerzas de la verdad unidas bajo el liderazgo de Jesús.
Déjame preguntar de nuevo: ¿te has abrochado el cinturón de la verdad? ¿te lo abrochas
nuevamente cada nuevo día? Inicias todos los días leyendo parte de la Palabra de Dios
personalmente. Si tienes cónyuge e hijos, concéntrense en la verdad de Dios como una
familia. Luego únanse a una iglesia. Anímense unos a otros en la verdad y unan sus fuerzas
en la difusión de la verdad a los demás. No vayas a ningún lado sin el cinturón de la
verdad. No puedes pelear contra Satanás de manera efectiva si no estás seguro o confundido
o si simplemente estás equivocado. Estudia la verdad. Pídale a Dios que incremente tu
conocimiento y te ayude a creer de una manera más clara y firme que nunca antes. "Estad,
pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad".
 
 
Capítulo Once
 
La Coraza de Justicia
 
...vestidos con la coraza de justicia... (Efesios 6:14).
 
Si estuvieras peleando una batalla, ¿qué te gustaría usar? Con la artillería y la metralla
disparando, ¿preferirías llevar una gorra de béisbol o un casco resistente? Si un enemigo
estuviera usando gas venenoso contra ti, ¿usarías gafas de sol de diseñador o una máscara
de gas? Si un francotirador estuviera apuntando balas hacia tu corazón, ¿preferirías estar
usando una camiseta o una armadura? Si estuvieras avanzando contra una posición enemiga,
¿preferirías viajar en un carrito de golf o en un tanque blindado? Si estuvieras en guerra,
querrías la mejor protección que pudieras obtener.
El equipo de protección no siempre es colorido o cómodo. Un casco de combate no es tan
suave y agradable como una gorra de béisbol. Una máscara de gas es más torpe y fea que
las gafas de sol de diseñador. La armadura es más pesada y más calurosa que una
camiseta. Un tanque es más ruidoso que un carrito de golf, y un tanque no atrapa la brisa
fresca ni ofrece una vista agradable, como lo hace un carrito de golf. Pero en la batalla, nada
de eso importa. Te importa más la protección sólida que el estilo o la comodidad a corto
plazo. Te importa más mantenerte vivo a largo plazo que cómo te sientes o te ves para el
momento.
Ese es el sentido común de cualquier soldado en una batalla, y también tiene sentido para el
conflicto definitivo en contra de Satanás. Necesitas una protección fuerte, ya sea que te
parezca agradable o no. Es más importante vivir para siempre y evitar el horror del infierno
que hacer lo que parezca más fácil en este momento. Para sobrevivir a los ataques de
Satanás y tener vida eterna, necesitas la armadura de Dios, incluso si crees que otra prenda
sería más cómoda.
Entre las diversas piezas de la armadura de Dios se encuentra "la coraza de justicia". En el
momento en que se escribió la Biblia, los soldados usaban diferentes artes que las tropas
modernas, pero el principio básico de protección era el mismo. Cada pieza de armadura era
importante. y la coraza no tenía rival. La coraza se extendía desde la base del cuello hasta el
abdomen. Ésta cubría el torso, el tronco del cuerpo. La coraza protegía el corazón, los
pulmones, el hígado, y otras partes vitales. La coraza era menos cómoda que una camisa o
túnica ordinaria, pero proporcionaba una mejor protección contra espadas, lanzas y flechas.
En la armadura que Dios proporciona para la guerra espiritual, la justicia es la coraza que
protege el corazón, el mismo núcleo de nuestro ser, el manantial de la vida.
La rectitud puede no sonar muy atractiva. La misma palabra casi puede causar una reacción
alérgica. Para algunos de nosotros, "justicia" suena como un estándar imposible, algo para
hacernos sentir como fracasos podridos. Para otros, la palabra "rectitud" está asociada con
ser un perfeccionista rígido, pomposo, más santo que tú. Solo mencionar la rectitud nos hace
sentir incómodos. Pero no dejes que esa incomodidad te desvíe de la rectitud antes de
descubrir qué es realmente y cuánto lo necesitas. La rectitud puede parecer desagradable,
pero también lo es el rugido de un tanque fuertemente blindado. La rectitud puede parecer
difícil y sin estilo, pero también lo es un casco de combate. La rectitud puede parecerte fea,
pero una máscara de gas no es exactamente bonita. La rectitud puede parecer demasiado
pesada, pero una pechera o un chaleco antibalas es más pesado que una camiseta
endeble. Entonces, si hablar de rectitud te hace sentir incómodo, espera ahí. El objetivo es
estar vivo a largo plazo--por la eternidad--no solo ir con lo que sea que te guste en este
momento. Deberías querer la rectitud sin importar lo poco que te atraiga, simplemente porque
no puedes sobrevivir sin ella.
Permítaseme añadir, sin embargo, que si realmente examinas esta coraza y te la
pones, descubrirás que no es tan desagradable después de todo. La rectitud no es tan dura,
pesada y torpe como uno pensaría que sería una armadura. La coraza de justicia es muy
fuerte y resistente a los ataques del mal--más fuerte que el equipamiento de cualquier
ejército--pero también resulta bella, cómoda, agradable y preciosa más allá del precio.
 
Justicia Alienígena
¿Qué es la justicia? Es cumplir con el estándar de Dios y estar bien con él. La rectitud es
medir el carácter perfecto de Dios y ser capaz de relacionarse con él y tener acceso a él. Sin
rectitud, no tienes ninguna relación con Dios, y pereces en el infierno sin él.
¿Dónde puedes obtener esta justicia? Muchas religiones del mundo ven la importancia de
tener algún tipo de justicia. Ellos ven que la moralidad importa. Para esa medida estas
religiones son correctas. Donde salen mal es que ofrecen la justicia de hágalo usted mismo.
Te dicen cómo ganar tu propia justicia y cómo hacerte medir hasta el nivel que Dios requiere.
Este es un error fatal. Puedes hacer todo lo posible para hacer cosas buenas, pero no puedes
estar a la altura de la justicia de Dios. Puedes someterte a sacrificios dolorosos para
compensar los pecados, pero esa penitencia no puede expiar los errores que has cometido.
Puedes probar cada peregrinación, cada ritual, cada reliquia, cada método de meditación,
pero tales cosas nunca pueden darte acceso a la sala del trono de Dios.
Si sigues una religión que te indica cómo obtener tu propia justicia, te enredas en al menos
dos mentiras. Primero, te mientes acerca del estándar de Dios e imaginas que la justicia de
Dios es más baja de lo que realmente es. En segundo lugar, te mientes acerca de tu carácter
y conducta, y te imaginas a ti mismo más alto de lo que realmente eres. Toda religión que
enseña la justificación por tu propio esfuerzo conduce a pensar sobre Dios en un nivel
demasiado bajo y sobre ti mismo en un nivel demasiado alto. ¿De qué otra manera podrías
llevarte al nivel de justicia de Dios? No puedes darte el lujo de ver cuán alto es Dios o cuán
bajo realmente es el pecado. De lo contrario, tendrías que admitir que la justicia de Dios es
imposible para ti.
La justicia es absolutamente necesaria, sin embargo, totalmente imposible de lograr para
cualquiera de nosotros. La religión hecha por el hombre puede enseñar la justicia hecha por el
hombre, pero esto no puede salvar a ningún cuerpo. La justicia significa medirse hasta el
estándar de Dios, y eso es algo que ni tú, ni yo no podemos hacer. No podemos construir
nuestra propia coraza de justicia, entonces, ¿dónde podemos obtenerla? La respuesta es que
debemos tener justicia alienígena.
La palabra alienígena puede traer a la mente extrañas criaturas de otras galaxias volando en
naves espaciales. Pero la justicia alienígena no tiene nada que ver con los ovnis o con la
ciencia ficción. Alíen significa "otro, alguien más, alguien muy diferente". Tener justicia
alienígena significa que de alguna manera obtengo la rectitud de alguien más, alguien muy
diferente a mí. Significa que alguien ajeno a mí, alguien que no es pecaminoso como yo,
alguien que cumple con los estándares de Dios y está al nivel de Dios, de alguna manera
transfiere su justicia hacia mí. Tal rectitud es ajena a mi carácter pecaminoso y caído, pero
esta justicia alienígena de alguna manera debe contar como mía, aunque provenga
de alguien más. y no de mí. La única justicia que puede hacer efectiva a una coraza es la
justicia de Dios en Cristo Jesús transferida a mí.
La justicia alienígena es todo lo contrario de la justicia propia. La justicia propia no es parte de
la armadura de Dios; es una de las armas favoritas de Satanás para destruirnos. Confiar en tu
propia justicia es como ponerte una coraza con puntas largas y afiladas en el costado que va
al lado de tu cuerpo. Cuanto más apretada esté la coraza, más profundamente te presionarán
las púas. Satanás está feliz de ayudarte a ponértelo. Él no necesita ninguna otra arma en tu
contra si puede amarrarte con tanta fuerza en tu propia justicia que ésta atraviese tu corazón y
te destruya.
A Satanás le encanta usar la religión para destruir a las personas, para convertirlas en
enemigos de Dios y, a veces, en asesinos de otras personas. Esto les ha sucedido a
demasiadas personas religiosas. Confiando en su propia justicia, piensan que están a la altura
del estándar de Dios. Si se quedan un poco cortos, piensan que pueden compensarlo y
elevarse al nivel de Dios matando a los enemigos de Dios en guerras santas o dando sus
vidas en la batalla contra los infieles. Esto ha sucedido en varias ocasiones en la historia, y
aún persigue a nuestro mundo de hoy. Pero infligir dolor a otros o absorber dolor nosotros
mismos no puede expiar el pecado y hacernos justos. Los asesinos homicidas y los mártires
suicidas no pueden usar la sangre para escapar de la culpa y elevarse al nivel de Dios. Solo la
sangre de Cristo puede pagar el precio, eliminar la culpa y abrir el camino hacia el cielo.
El apóstol Pablo sabía por experiencia personal cuán mortal podía ser la auto justificación.
Pablo había crecido en un hogar religioso, y como un hombre joven trató de medirse a la
altura de los estándares de Dios con todas sus fuerzas. Estaba orgulloso de su rectitud y se
oponía a aquellos que creía que no estaban en sintonía con Dios. ¿Cuál fue el
resultado? Pablo persiguió a los Cristianos, los encarceló y los mató, todo en nombre de hacer
la voluntad de Dios.
Pero luego este justiciero y asesino que odiaba a los Cristianos tuvo un encuentro directo con
el Señor Jesús resucitado. Pablo ya no estaba orgulloso de su propia justicia--quería
quitársela y tirarla como basura. Pablo ya no creía que se había ganado la aprobación de
Dios; sabía que no merecía nada más que la ira de Dios. Pablo vio que su vieja justicia hecha
por sí mismo lo había hecho "blasfemo, perseguidor e injuriador", y se llamó a sí mismo el
primero de los pecadores (1 Timoteo 1:13, 15). Hablando de su trasfondo religioso, de su celo
y de sus esfuerzos por la justicia, Pablo dijo: "Lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser
hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de
Cristo, la justicia que es de Dios por la fe" (Filipenses 3:8-9).
Fue este mismo Pablo quien escribió sobre la armadura de Dios y nos dijo "vestidos con la
coraza de justicia." Es evidente que esta coraza no debe ser nuestra propia justicia, sino
justicia alienígena, justicia desde más allá de nosotros, la justicia de Dios en Jesucristo.
 
Justicia Imputada
¿Qué significa vestirse con la coraza de justicia? Necesitamos la justicia completa de Jesús
que nos es imputada, acreditada y considerada como nuestra aparte de todo lo que hacemos,
como base de nuestra relación con Dios. Y una vez que recibamos la justicia imputada por la
fe en el regalo de Dios, también necesitamos justicia impartida, el carácter de Jesús formando
nuestro carácter.
Tal vez estás tentado a decir: "Deja de hablarme con palabras extrañas. ¡Imputada!
¡Impartida! La justicia no es un tema favorito con el cual empezar, y estas palabras lo hacen
aún más complicado y desagradable." Pero recuerda lo que dije antes. Es más fácil entrar en
una camiseta que amarrarse una armadura, pero no es seguro si te diriges a la batalla.
Entonces, ¿por qué ser descuidado e inseguro acerca de tu alma? ¿por qué estar dispuesto a
estudiar años y años para prepararte para un puesto de trabajo en una profesión, pero no
queremos pasar unos minutos preparando nuestras mentes para asuntos de importancia
eterna? ¿por qué piensas que las fuerzas militares necesitan una formación de primera
categoría en la tecnología militar y en la estrategia, pero parece que en la guerra
espiritual está bien ser perezoso y de mente de papilla? En tu caminar con Dios y en tu batalla
contra Satanás, es necesario comprender la distinción entre justicia imputada e impartida.
Esto no es sólo teoría para teólogos. Es protección para las personas ordinarias ante los
ataques de Satanás.
La justicia imputada es un método contable que Dios usa, en el cual la perfección de
Jesús es atribuida a tu registro. El Hijo de Dios siempre tuvo una relación y unión perfectas
con su Padre, antes de que llegara a la tierra y tomara una naturaleza humana. Cuando se
convirtió en humano, Jesús hizo lo que ningún ser humano ni antes ni después ha hecho
jamás: El guardó la ley de Dios perfectamente. Todo lo que Jesús hacía, todo lo que decía,
todo lo que pensaba, estaba perfectamente alineado con la ley de Dios. Jesús honraba a su
Padre celestial con todo su ser. Hizo la voluntad de su Padre sin pecar ni una sola vez.
Obedeció a su Padre hasta el final para sacrificar su vida en la cruz. Jesús fue y es totalmente
justo.
Si esta obediencia activa, esta justicia de Jesús, te es imputada, es acreditada como tuya.
Dios transfiere el registro de Jesús para ti. Es posible que tengas un registro vergonzoso de
pecado, pero si pones tu fe en Jesús, Dios te ve como ve a Jesús: no culpable, plenamente
aceptado en amor. Pero ¿qué pasa con tu propio registro de pecado y desobediencia? Éste
logra ponerse sobre el registro de Jesús y es pagado en su totalidad por la sangre que
derramó cuando murió en la cruz. Tu pecado es contado como el suyo, y tu justicia es contada
como la suya. Cuando pones tu fe en Cristo, Dios no sólo quita tus pecados, sino que también
te acredita la perfecta obediencia de Cristo. No solo te deshaces de la culpa; obtienes la
misma posición recta que Jesús.
¿Cómo la justicia imputada sirve como una coraza contra los ataques de Satanás? Ésta
protege de dos de las armas principales de Satanás: el orgullo y la desesperación. A veces
Satanás te tienta a ser orgulloso, a pensar que te has abierto camino al nivel de la justicia de
Dios y a despreciar a los demás. Pero si confías totalmente en la justicia de Jesús y
consideras tu propia justicia como trapos y basura, estás protegido del orgullo. ¿Cómo puedes
estar orgulloso de ti mismo cuando toda tu situación depende de otra persona, de Jesús? La
coraza de justicia imputada protege de orgullo.
Si Satanás no puede perforar tu corazón con el orgullo, puede cambiar de arma y atacar con
la duda y con la desesperación. Cuando haces algo mal o cuando recuerdas un pecado del
pasado, Satanás dice: "¿De verdad crees que Dios aceptaría a alguien que hizo algo así?
Dios es santo, y tú eres malo. Dios es puro, y tú estás podrido. ¡Mira el tipo de persona que
eres! ¡Mira las cosas que has hecho! También deberías olvidarte de la vida eterna." Pero con
la coraza de justicia en su lugar, le dices a Satanás: "yo sé todo lo que estás diciendo. Soy
pecador, y Dios es santo. Pero miro hacia Jesús, no hacia mí mismo. No cuento con mi propia
capacidad de estar a la altura. Cuento con Cristo, y Dios me imputa la justicia perfecta de
Jesús. Satanás, antes de que me puedas perforar con la desesperación, tendrás que
encontrar algo injusto en Jesús, porque su justicia es mi coraza." Satanás no puede manejar
eso. Satanás puede disparar todo tipo de agujeros en tu rectitud, pero no puede encontrar ni
siquiera una pequeña debilidad en la justicia de Jesús.
Si intentas resistir a la desesperación mediante el desarrollo de ciertos sentimientos o en
función de las experiencias especiales, tu corazón no sobrevivirá. Pero tu corazón está seguro
si se encuentra protegido por la justicia imputada de Jesús. Esto es lo que la Biblia llama
"justificado por la fe.” La palabra justificado simplemente significa "contado justo por Dios", y
cuando se es contado justo por la fe en Jesús--justificado por la fe--tu corazón está protegido
de los ataques de Satanás.
 
Justicia Impartida
La justicia imputada es la base de toda tu relación con Dios, aparte de todo lo que haces. Una
vez que tengas una nueva relación con Dios, tienes que ser hecho una nueva persona. Una
vez que la posición justa de Jesús ante Dios te ha sido totalmente imputada--es decir,
acreditada a tu cuenta--su carácter justo entonces te es impartido gradualmente, el cual es
vertido en ti, hecho una parte de tu ser, de modo que empiezas a pensar, hablar y actuar más
como Jesús lo haría.
Esto no sucede de una sola vez. La justicia impartida no viene en un momento; viene en una
medida cada vez mayor a lo largo de toda la vida. A diferencia de la justicia imputada, la cual
es completada en el momento en que Dios atribuye la obra terminada de Jesús para ti, la
justicia impartida no está completa hasta que Dios ha transformado tu carácter real y tu
conducta exactamente como la de Jesús. La justicia imputada es la obra completa de Cristo
que te atribuye de una vez por todas cuando pones tu fe en Jesús. La justicia impartida es tu
semejanza parcial desarrollada en Jesús, que nunca es completada en esta vida. Sólo cuando
vas al cielo serás perfecto y sin pecado como Jesús.
La justicia impartida no es la base para tu aceptación por Dios. Más bien, lo contrario es cierto:
tu aceptación por Dios es la base de la justicia impartida. La justicia completa de Jesús debe
serte acreditada antes de que puedas ser aceptado por Dios y comiences a desarrollarte en
una persona a la imagen de Jesús. Dios te acepta sólo sobre la base de la justicia imputada
completa y perfecta que no es por ti mismo, y una vez que él te acepta, su Espíritu Santo
comienza el proceso de hacerte más y más como Jesús. Este proceso continuo de impartir
más y más justicia a tu carácter real y conducta es lo que la Biblia llama "ser santificado” o
"hecho santo".
Para protegerte de los ataques de Satanás en tu corazón, debes conocer la diferencia entre la
justicia imputada y la justicia impartida, entre la justificación y la santificación. En el momento
que empieces a pensar que tu aceptación con Dios depende de tu progreso en la semejanza a
Cristo, te hincharás de orgullo por sobreestimar tu progreso, o te desalentarás de la
desesperación por el poco progreso que has hecho. Para estar seguro, debes depender
absolutamente de la justificación por la fe en la obra terminada de Cristo imputada a ti. Una
vez que te das cuenta de que Satanás no puede destruir tu relación con Dios, eres liberado
para vivir en el mismo tipo de obediencia alegre y amorosa que Jesús le dio a su Padre
celestial.
La justicia imputada es tu protección principal contra la justicia propia, el orgullo y la
desesperación, pero eso no significa que la justicia impartida no tenga lugar en la coraza de
justicia. Satanás no puede herir fatalmente y llevar al infierno a nadie a quien Dios le ha
acreditado la perfección de Jesús, pero Satanás todavía puede infligir una gran cantidad de
heridas que no son fatales para el alma, pero que son todavía muy dolorosas y
perjudiciales. Cuanto más justos nos volvemos en carácter, más difícil es que Satanás nos
tiente exitosamente y hiera nuestro ánimo. Necesitamos más y más de la vida y del poder del
Espíritu Santo, más y más de Jesús, más y más patrones saludables y menos esclavización a
los viejos hábitos, para ser guerreros vigorosos y eficaces para Cristo. Además, la justicia
impartida puede fortalecer nuestra seguridad de salvación. Si no hay ni siquiera una pizca de
justicia impartida creciendo en nosotros, podríamos estar equivocados al pensar que la justicia
plena de Cristo ya nos ha sido imputada. Aquellos que Dios acepta plena y libremente en
Cristo, también comienzan a transformarse.
La justicia impartida puede servir como un fruto de la vida espiritual que fomenta la confianza
de que Dios nos ha aceptado por causa de Jesús, y cuanto más se convierte la justicia en
parte de nuestro ser, más difícil es que Satanás nos tiente con éxito y más fácil será para
nosotros avanzar en contra de Satanás y atraer a otros hacia la belleza del Salvador.
 
El Mithril de Cristo
Anteriormente vimos que en un conflicto militar, nos preocupamos más por la protección sólida
que por el estilo o la comodidad a corto plazo, y que debemos buscar la coraza de justicia,
aunque pueda parecer incómoda y fea, simplemente porque nuestra supervivencia depende
de ello. Pero una vez que entiendes la justicia y te la pones como una coraza, una vez que
conoces la maravilla de Dios justificándote en el nombre de Jesús y santificándote para llegar
a ser más como él, te das cuenta que la justicia no es desagradable y fea después de
todo. Es más como la cota de malla de mithril que lleva Frodo el hobbit en El Señor de los
Anillos de J. R. R. Tolkien.
En los cuentos de Tolkien, la cota de malla de mithril de Frodo le proporciona una protección
poderosa. Más de una vez, salva a Frodo de ser apuñalado hasta la muerte. Aun así, a pesar
de que proporciona protección para salvar vidas, el mithril es ligero y hermoso. La cota de
malla de mithril de Frodo es tan preciosa que vale más que la riqueza de toda la Comarca, el
barrio donde creció Frodo. Frodo nunca podría haber hecho esta cota de malla de mithril por
sí mismo, y nunca podría haber llegado con la riqueza suficiente como para comprar algo tan
precioso. Alguien más lo hizo. ¿Cómo la consiguió Frodo? La recibió como un regalo de
alguien más.
El mithril no es sólo una leyenda de Tolkien; la coraza de justicia es el mithril. La coraza de
justicia no es la pesada y fea justicia propia, sino la justicia de Jesucristo ligera y preciosa.
Esta coraza está hecha de la obediencia amorosa de Jesús hacia su Padre celestial, quien
aprecia a su Hijo eterno más que a todo el tesoro del universo. Esta coraza, dada a nosotros
gratuitamente como un regalo, está pagada por la sangre de Jesús, de la cual una gota es
más preciosa que todo el esplendor de los hombres y de los ángeles. Nunca podríamos hacer
una protección tan poderosa por nosotros mismos. Nunca pudimos obtener un adorno tan
precioso. Pero esto puede ser nuestro, simplemente al aceptar el regalo de Dios y
ponérnoslo. Esta coraza de mithril de justicia de Cristo es lo suficientemente fuerte como para
desviar cada ataque de Satanás en nuestro corazón, y es lo suficientemente bonita como para
que los ángeles se maravillen de nuestro esplendor en Cristo. Acepta el regalo de
Dios. Soporta en contra Satanás por medio de la defensa de la coraza de mithril de justicia en
su lugar, y también podrás estar delante de Dios para que esa misma coraza te adorne y te
haga lo suficientemente hermoso para pertenecer al cielo.
 
 
Capítulo Doce
 
El Calzado de un Soldado
 
...calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. (Efesios 6:15).
 
Aquiles tenía un pequeñísimo problema con su pie. El héroe de la mitología Griega tenía un
cuerpo que no podía ser lastimado, a excepción de un pequeño punto sobre sus talones.
Antes, cuando Aquiles era un bebé, su madre, Tetis, trató de hacerlo inmortal al sumergirlo en
el río Styx. El agua mágica le daba una protección total a todo lo que tocaba. Pero Tetis
sostuvo a su bebé por el talón y esa parte de los pies de Aquiles no fue tocada por el agua
protectora.
Aquiles creció para ser el guerrero más poderoso entre los Griegos. Se unió a las fuerzas
Griegas en la campaña en contra del reino de Troya y derrotó a todos los enemigos que
enfrentó. Conquistó varios pueblos y mató a los guerreros más feroces de Troya, incluyendo al
poderoso príncipe Héctor. Ningún arma podría dañar a Aquiles. Ningún guerrero podría vencer
Aquiles. Pero entonces príncipe Paris de Troya disparó una flecha envenenada que resultó
afectar a Aquiles en su único punto débil, aquel pequeñísimo lugar de su pie. El veneno mortal
hizo su trabajo, y ese fue el final de Aquiles. Él murió.
Shaquille O'Neal tuvo un pequeñísimo problema con el pie. Tal pequeño problema en un
hombre tan grande no parecía importar. En 2002, la estrella gigante del baloncesto acababa
de llevar a los Lakers de Los Ángeles a un tercer campeonato directo, y de cara a la nueva
temporada, un cuarto campeonato parecía casi seguro. Pero los Lakers comenzaron la
temporada como perdedores, con Shaq en el banquillo. Él sólo tenía un pequeño problema:
un dedo mal. El dedo del pie había requerido cirugía y Shaq estuvo fuera de los primeros doce
partidos de la nueva temporada. Shaq todavía se paraba sobre más de siete pies de altura y
pesaba más de 320 libras musculares, pero esto no lo ayudaba, mientras su dedo necesitara
recuperarse. Ningún jugador contrario podía detener a Shaq, pero el dedo del pie lo detuvo.
Los campeones del mundo de repente parecían tan malos como cualquier otro equipo de la
liga. Jugando sin Shaq, perdieron nueve de sus primeros doce juegos. Incluso después de su
regreso a la cancha, los Lakers perdieron 19 de sus primeros treinta juegos. Finalmente, el
dedo del pie se recuperó, y Shaquille O'Neal y los Lakers de nuevo se convirtieron en una
fuerza a tener en cuenta. La diferencia entre ser campeones y perdedores era un dedo del pie.
Pequeñas debilidades pueden causar grandes problemas. Eso es cierto no sólo en la
mitología Griega o en el baloncesto profesional, sino también en la guerra espiritual. Satanás
siempre está buscando una debilidad que explotar. Él busca la manera de convertir pequeños
pecados en grandes problemas que destruyen a las personas para siempre. Algo comienza
como un pequeño error doctrinal, y Satanás encuentra una manera de convertirlo en una gran
herejía. Algo comienza como una decisión sin cuidado, y Satanás encuentra una manera de
convertirla en una adicción mortal. Algo comienza como una pequeña pelea entre marido y
mujer, y Satanás lo convierte en resentimiento y divorcio. Algo comienza como un desacuerdo
menor entre las naciones, y Satanás lo convierte en una guerra. Algo comienza como un
pequeño paso lejos de Dios, y Satanás lo convierte en el camino hacia el infierno. Satanás es
un experto en esto. Él te observa en busca de un punto débil. Podría parecer pequeño y sin
importancia, pero Satanás puede utilizar esto para derribarte.
Con un enemigo así, una protección parcial no es suficiente. Es necesaria una protección
total. Cuando la Biblia habla de la guerra espiritual y de la armadura de Dios, no sólo dice que
te pongas un par de partes de la armadura para proteger lo que crees que es más
importante. Dice que te pongas toda la armadura de Dios. Dice que uses cada pieza del
equipamiento, cubriendo incluso las partes del cuerpo que pueden parecer menos
importantes--tales como los pies. Efesios 6:15 dice "calzados los pies con el apresto del
evangelio de la paz".
 
El Calzado Adecuado
Para un soldado en tiempos bíblicos, era peligroso tener los pies sin protección. El principal
peligro no era una flecha envenenada en el talón, como en la leyenda de Aquiles--
que no sucedía muy a menudo. Pero había otros peligros para un soldado con los pies sin
protección. Si estuvieras en una pelea y te resbalaras y cayeras a causa de un mal calzado, tu
oponente podría causarte la muerte antes de que pudieras levantarte. Si marchabas descalzo
sobre un área con espinas y piedras afiladas, tus pies podrían desgarrase tanto que incluso no
llegarías al frente de batalla. Si fueras encomendado a una posición enemiga que fue
fortificada con estacas cortas y afiladas en el suelo, tus pies sin protección serían perforados,
caerías al suelo del dolor, y tu enemigo fácilmente te aniquilaría. Si marcharas en un área que
tuviera escorpiones o serpientes venenosas y no tuvieras una protección adecuada, una
mordedura o una picadura podría hacerte pasar a mejor vida. Si tuvieras que marchar en el
barro o en el clima frío sin un calzado adecuado, el frío y la humedad podrían hacer que te
enfermaras. Las fiebres y otras enfermedades destruyeron a muchos soldados.
Muchos ejércitos fuertes entendían la importancia de los pies de un soldado. La parte inferior
de su calzado tenía una suela gruesa, lo que les permitía caminar en zonas peligrosas sin
lastimarse. A menudo, este calzado también tenía picos en la parte inferior para facilitar una
base firme, evitar resbalones, y ayudar al soldado mantenerse firme. Aquello que un soldado
llevaba en sus pies puede parecer menos importante que la forma en la que protege su
cabeza y su pecho, pero los generales y los soldados sabios sabían que un problema en el pie
podía ser tan malo como cualquier problema. Esto podría conducirlos a la muerte, e incluso si
un soldado no moría, los pies lesionados o las enfermedades podrían hacer de él alguien
totalmente inútil para el combate, más un obstáculo que una ayuda para la causa a la que
estaba sirviendo. Los pies de un soldado necesitaban una protección adecuada para ayudarlo
a sobrevivir y darle la movilidad para ir a donde su comandante le dijera.
Cuando la Biblia habla de guerra espiritual en contra del pecado y de Satanás, nos impulsa a
ponernos toda la armadura de Dios, incluyendo el calzado correcto. Puede haber áreas de la
vida que no parezcan muy importantes, pero si somos descuidados en pequeñas cosas,
Satanás puede usarlas para destruirnos o para hacernos menos efectivos para servir a Cristo.
Para mantenerte en pie en medio de los ataques de Satanás, para mantenerte firme en contra
del diablo, para marchar a donde Cristo te llama, y para triunfar en el Señor, necesitas un
calzado adecuado. Es necesario tener "calzados los pies con el apresto del evangelio de la
paz".
Un soldado necesita un calzado adecuado no sólo por razones defensivas, sino también para
pasar a la ofensiva. El objetivo de la guerra no es sólo no ceder terreno, sino marchar hacia
adelante, no sólo la supervivencia, sino la victoria. Algunas de las grandes campañas militares
de la historia dependían de la capacidad de los ejércitos para moverse más rápido y más lejos
de lo que sus enemigos lo creían posible--y la posibilidad de marchar era ayudada por el
equipamiento de los soldados con un calzado excelente. Los ejércitos de Alejandro Magno y
de Julio César tenían un liderazgo brillante y armas excelentes; también tenían un buen
cuidado de sus pies. Esto les permitía moverse con rapidez y seguridad, superar oponentes y
ganar victorias sorprendentes.
Del mismo modo, en la guerra espiritual, el objetivo no es sólo la supervivencia sino la victoria.
El objetivo no es sólo evitar la derrota, sino hacer retroceder al maligno y arrebatarle territorio.
Para decirlo de otra manera, el objetivo no es sólo resistir a Satanás y evitar el infierno
personalmente, sino también difundir el mensaje de la vida eterna a los demás, ganarlos a la
fe en Jesús, y traer más áreas de la vida bajo el gobierno de Jesús que da vida. "El apresto
del evangelio de la paz" es vital para la defensa y para la ofensa: te permite mantenerte firme
y defenderte a ti mismo cuando Satanás ataca, y te permite ir a la ofensiva y marchar al frente
hacia la victoria bajo la dirección de Jesús.
Cuando Efesios 6:15 dice "calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz", ¿qué
significa? Para un soldado de Cristo, el apresto significa que estás listo para mantenerte firme
y luchar en contra de Satanás, y quiere decir que estás listo para pasar por territorio ocupado
por el enemigo, ganar victorias para Jesús, y llevar a cabo la misión que se te da. ¿de dónde
viene tal apresto? El evangelio de la paz. La palabra evangelio significa "buenas nuevas" o
"buena nueva". En Isaías 52:7, la Biblia dice: "¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies
del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que
publica salvación, del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!" El Evangelio es una buena nueva, ya
que es el mensaje alegre de la paz: la paz con Dios, la paz en tu corazón, la difusión de la paz
hacia los demás.
 
La Paz con Dios
En la guerra espiritual, un soldado de Cristo debe llevar botas de combate de paz. ¿No es eso
una contradicción? ¿Cómo puede la guerra traer la paz? ¿Cómo puede el calzado de la paz
servir como botas de combate? Bueno, a veces la mejor manera de disfrutar de una paz
duradera es ganar primero una guerra que se deshace de una amenaza constante para la
paz. Y a veces la mejor forma de ganar una guerra en contra de un enemigo fuerte es hacer la
paz con un enemigo diferente que es aún más fuerte y que luego se convierte en tu aliado en
la guerra que necesitas ganar.
Supongamos que eres una nación débil siendo atacada por una nación cruel y agresiva que
no dejará a sus vecinos solos. La única forma de tener paz es la guerra. La única esperanza
de paz es derrotar a esa nación y liberarse de su agresión. Pero ¿y si no eres lo
suficientemente fuerte como para ganar esta guerra? Bueno, supongamos que hay una
tercera nación que es la más fuerte de todas. Es una nación buena, pacífica, libre, y tiene el
poder para defenderte y derrotar a tu atacante. Si esa nación fuera tu aliada, ganarías a
ciencia cierta.
Sólo hay un problema: no estás en paz con la nación buena. Esa nación nunca te ha dañado,
pero todavía estás resentido con esa nación; has ido en contra de sus intereses muchas
veces, y has hecho varias cosas para hacerte su enemigo. Esta nación no te desea mal. No
está deseosa por destruirte, y ciertamente no está del lado de tu enemigo malvado, pero ¿por
qué debería ayudarle si permaneces en desacuerdo con ella? Si quisiera castigarte, no
necesitaría incluso atacarte directamente. Simplemente te podría abandonar ante la crueldad
de tu enemigo depravado. Para ganar una guerra en contra del enemigo desagradable, tu
única esperanza es lograr términos amistosos y pacíficos con tu enemigo bueno. La paz con
el enemigo bueno es la clave para ganar la guerra en contra del enemigo malo.
Satanás es un enemigo agresivo. La guerra en contra de Satanás es el único medio para una
paz duradera, y hacer la paz con Dios es la clave para ganar la guerra en contra de
Satanás. Satanás es más fuerte que nosotros, pero Dios es más fuerte que Satanás. El Señor
derrotará a Satanás por nosotros, pero sólo si estamos en paz con Dios.
Pero ¿cómo puedes tener un tratado de paz con Dios si eres su enemigo? Las personas que
pecan y van en contra de la voluntad de Dios--estos somos todos nosotros--son por
naturaleza "enemigos de Dios” (Romanos 5:10) Una vez que nos hemos hecho enemigos de
Dios, estamos condenados, a menos que Dios trate con nuestros delitos, perdone nuestros
pecados, y nos haga sus amigos de nuevo.
Esto es exactamente lo que Dios ha hecho a través del sufrimiento y de la muerte de
Jesucristo. Jesús pagó el precio por nuestros delitos, "haciendo la paz mediante la sangre de
su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra
mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de
la muerte" (Colosenses 1:21-22).
Incluso después de que hemos ido en contra de Dios y hemos hecho todo tipo de daños, el
Señor elige pagar por el daño, en lugar de obligarnos a pagar. Él elige ofrecernos un tratado
de paz en vez de aniquilar o dejar que Satanás nos extermine. Este tratado de paz, este
nuevo pacto, es la forma en la que podemos dejar de ser enemigos de Dios y en su lugar ser
sus amigos. En esta amistad, esta alianza, ya no nos enfrentamos a Satanás por nuestra
cuenta. Cuando estamos en paz con Dios, el señor pelea a nuestro favor. La paz con Dios es
la clave para ganar la guerra en contra de Satanás, y una vez que esa guerra sea ganada,
tendremos paz y alegría eterna sin más tristeza o dolor.
¿Tienes paz con Dios? ¿Ha aceptado su tratado de paz a través de la fe en la sangre de
Jesús? La paz con Dios y una alianza con él es totalmente la obra de Jesús. Acepta su tratado
al confiar en Jesús. Es una ofensa terrible contra el Señor despreciar y rechazar el tratado de
paz después de que él ha pagado por ello con su propia sangre. Si rechazas a Jesús, no
tienes protección en contra de Satanás, y no tienes defensa contra la ira de Dios. Así que
confía en el tratado de Dios. Acepta por fe lo que Jesús ha hecho, y Dios será tu aliado y
defensor. Las Escrituras dicen: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por
medio de nuestro Señor Jesucristo" (Romanos 5:1). Dios ya no es un enemigo, sino nuestro
mejor amigo "Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?" (Romanos 8:31). Incluso ni el
mismo Satanás puede permanecer de pie en contra de nosotros.
La buena nueva de la paz con Dios equipa nuestros pies con el apresto. Este apresto es como
llevar calzado con picos. Excavar y mantenerse firme en contra de Satanás. No resbalar y no
deslizarse. Asegúrate del Evangelio. No cambies de opinión; sigue creyendo en
Jesús. No cambies tu estado de ánimo; mantente regocijándote en la paz con Dios. El calzado
resistente del apresto te permite clavar tus picos y mantenerte firme.
Este calzado también te permite marchar en contra de Satanás en todos los tipos de
territorio. Proseguir el ataque en contra del maligno. Rescatar a otros de sus garras. Alistarlos
en el ejército de Dios. La Escritura dice, "estad siempre preparados para presentar defensa
con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay
en vosotros" (1 Pedro 3:15) ¡Siempre preparado! ¡Siempre listo! Mantén tus pies equipados
con apresto para compartir el evangelio de la paz con los demás. Anuncia cómo pueden
escapar de los ataques de Satanás y derrotarlo al aceptar la paz con Dios por medio de la fe
en Jesús.
 
La Paz Interior
La paz con Dios es una realidad objetiva basada en la obra de Cristo y en el nuevo pacto de
alianza establecida por Dios. Esta realidad objetiva también produce la experiencia
subjetiva de la paz interior. Cuando sabes que Dios es tu amigo, cuentas con la paz interior
que está más allá de aquello que las palabras pueden explicar. La Biblia dice: "La paz de Dios,
que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en
Cristo Jesús" (Filipenses 4:7).
La sensación de paz interior depende de la realidad externa de la paz con Dios. Algunas
personas tratan de hacerte sentir mejor sin hacer realmente nada mejor. A ellos les gusta
decir, "Paz” cuando no hay paz (Ezequiel 13:10). Nada realmente puede poner tu corazón en
paz, excepto saber que estás bien con Dios. La obra clásica, El Cristiano en Armadura
Completa de William Gurnall dice:
No le ayudaría a un condenado que va de camino a la ejecución si le pusieras una fragante
rosa en la mano y le aconsejaras que oliera la flor y se sintiera mejor con respecto a todo. Él
todavía vería la horca justo por delante. Si un mensajero del príncipe presionara un indulto en
su mano, sin embargo, él sería rebasado por la alegría. Pero esto es lo único que podría
cambiar el corazón del hombre. Cualquier cosa por debajo de la misericordia y del perdón es
tan insignificante para una conciencia perturbada como lo sería esa flor en las manos de un
hombre moribundo.
La paz con Dios es la clave para la paz interior. Si no estás bien con Dios y si eres su
enemigo, no puedes estar verdaderamente calmado. "Te dará Jehová corazón temeroso, y
desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma; y tendrás tu vida como algo que pende delante de
ti, y estarás temeroso de noche y de día, y no tendrás seguridad de tu vida" (Deuteronomio
28:65-66). El torbellino interior a menudo es un síntoma de estar en desacuerdo con Dios. "No
hay paz para los malos, dijo Jehová" (Isaías 48:22).
La paz con Dios es crucial para la paz interior. Si estás rasgado internamente por sentimientos
de culpa, el perdón de Dios puede traerte paz. Si estás lleno de ansiedad y de desesperación
por el futuro, la fortaleza de Dios te puede dar paz. La falta de paz con Dios a veces te puede
mover a hacer cosas que son auto destructivas o dañinas para otros. Algo dentro de nosotros
nos dice que si algo está mal, alguien tiene que pagar por ello--por lo que o bien nos ponemos
en medio de un sufrimiento innecesario o hacemos sufrir a otras personas al ser crueles con
ellos. Pero si sabemos que Jesús ha sufrido por nosotros y pagado el precio para darnos paz
con Dios, tenemos paz interior. Esta paz interior reemplaza la culpa con la seguridad, la ira
con la compasión, el temor con la valentía, la desesperación con la confianza.
Cuando Dios hace un tratado de paz contigo y sientes su paz en tu corazón, te conviertes en
un guerrero sin temor para Dios. Satanás pierde su capacidad de intimidarte. Satanás atacará
tu corazón, pero si tus pies están equipados con el apresto que viene del Evangelio de la paz,
la paz interior te mantendrá fuerte. Ni las espinas, las estacas afiladas o las serpientes crueles
pueden perforar aquellos pies que están protegidos por la paz. Jesús dice: "He aquí os doy
potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os
dañará" (Lucas 10:19).
 
Difundiendo la Paz
A medida que recibamos la paz con Dios y la experiencia de paz interior, debemos difundir
esta paz a los demás. ¡Usa las botas de combate de la paz! Mantente fuerte en contra
Satanás, marcha hacia adelante contra él, y llévales a otras personas las buenas nuevas del
tratado de paz de Dios.
Al difundir la paz, comienza en casa. Asegúrate de que estás en paz con Dios y que tu
corazón está gobernado por la paz, no por la inquietud y por la combatividad. Asegúrate de
que estás en paz con la familia y los compañeros Cristianos. Puedes dañarte a ti mismo y a
otros si prosigues en la marcha durante campañas para diversas causas sin el calzado de la
paz. Tu único resultado puede ser molestar a los demás y molestarte a ti mismo.
Cuando estás verdaderamente en paz, es posible que todavía puedas molestar a las
personas, pero no tan a menudo, y sólo por los motivos correctos. La Biblia dice: "Seguid la
paz con todos" (Hebreos 12:14). "Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz
con todos los hombres" (Romanos 12:18). Jesús dice: "Bienaventurados los pacificadores,
porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mateo 5:9).
En una guerra, es especialmente importante que estés en paz con otras personas que están
de tu lado. Luchen contra el enemigo; no luchen entre sí. Si los miembros de una unidad
militar les están lanzando granadas a los demás y disparándoles a sus compañeros de tropa,
¿cómo pueden derrotar al enemigo? Se están derrotando a sí mismos. La Biblia les dice a los
congregantes que traen juicios en contra de otros, "es ya una falta en vosotros que tengáis
pleitos entre vosotros mismos" (1 Corintios 6:7). William Gurnall dice que los congregantes
que discuten entre sí son como compañeros de la marina que discutían entre sí, mientras que
un enemigo taladra un agujero en la parte inferior del barco. Satanás ama provocar conflictos
entre Cristianos.
Las discusiones con hermanos en la fe no siempre pueden parecer tan graves--un poco de
chisme aquí, un poco de rencor allí, una pequeña disputa sobre la música de vez en
cuando. Pero recuerda el talón de Aquiles y el dedo de Shaquille O'Neal. Un pequeñito
problema en el pie puede convertir a un atleta campeón en un perdedor y a un héroe militar en
un hombre muerto. Una pequeñita falta de paz en la conciencia, una pequeña falta de paz con
los demás Cristianos, puede hacer a nuestros pies vulnerables a las lesiones y desactivar
nuestra efectividad en contra de Satanás. El pueblo de Dios debe estar en paz dentro de sus
propios corazones y en paz unos con otros para hacer frente a los ataques de Satanás y
marchar en contra de él.
Cristianos, unámonos entre sí y anunciemos el Evangelio de la paz de Dios al mundo. ¿Tus
pies están calzados con el apresto para recuperar territorio dominado por Satanás y para
ganar gente para Cristo? No seas frenado por aquellos que dicen que no deberías llamar a las
personas de otras culturas y de otros países para Cristo. Jesús dice: "Id y haced discípulos a
todas las naciones" (Mateo 28:19). No seas frenado por aquellos que dicen que todas las
religiones son igualmente útiles y por aquellos dicen que debes dejar a todos en su propia
religión y no tratar de conducirlos a la fe en Jesús, Jesús no dice que toda religión funciona
igual de bien. Jesús dice: "nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14: 6). No todo el mundo
está de acuerdo con eso, pero eso es lo que Jesús dice, y no tengo la intención de contradecir
al Hijo de Dios.
La religión no concede la paz con Dios; sólo Jesús lo hace. La religión no da paz interior
duradera; sólo Jesús la da. La religión no tiene poder para derrotar a Satanás; sólo Jesús lo
tiene. La religión no da la vida eterna; sólo Jesús la da. La religión no tiene el poder de traer la
paz mundial; sólo Jesús lo tiene. La paz mundial sólo se producirá después de que Satanás
haya sido derrotado, sus mentiras hayan sido desacreditadas, y Jesús venga de nuevo para
llevar al mundo entero bajo su reino de paz. La paz verdadera sólo viene a través del
evangelio de la paz.
Cree en ese Evangelio, y luego ve a la marcha para extenderlo por todas partes. Jesús está
en una misión, y él te llama a unirse a su misión. La Biblia dice: "Porque él es nuestra paz ...
vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban
cerca" (Efesios 2:14, 17). La Biblia les promete a todos cuyos pies están calzados con el
apresto del evangelio de la paz: "el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros
pies” (Romanos 16:20). "Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera" (2
Tesalonicenses 3:16).
 
 
Capítulo Trece
 
Protegido de los Dardos
 
Tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. (Ef.
6:16).
 
El sábado por la noche tiende a ser mi noche más difícil de la semana. Si algo va mal,
no sucede cualquier noche. Suele ocurrir el sábado por la noche. Si nuestro ordenador se
bloquea, esto ocurre en la noche del sábado. Si nuestro sistema de alarma contra
incendios se avería y se desactiva, sucede el sábado por la noche, despertando a toda la
familia y arruinando nuestro sueño. Si nuestros hijos están enfermos, el sábado por la noche
parece ser el momento favorito para la enfermedad, manteniendo despiertos a los niños y a
sus padres casi toda la noche. Si hay una tormenta feroz y perdemos la electricidad, sucede la
noche del sábado. Si hay una lluvia torrencial y el sótano está en peligro de inundarse, sucede
el sábado por la noche, y me quedo despierto casi toda la noche con la esperanza de prevenir
problemas.
¿Por qué la noche del sábado parece ser mi peor día de la semana? Yo no creo que sea una
coincidencia. Creo que sucede, porque soy un predicador del Evangelio, y Satanás me quiere
debilitar. Los Domingos por la mañana tengo que hablar con personas que necesitan la
Palabra de Dios. Eso es difícil de hacer si estoy corto de descanso y si tengo demasiadas
molestias en mi mente. A veces he tenido que predicar con menos de dos horas de descanso
la noche anterior a causa de todas las cosas que salieron mal. A satanás le gusta disparar
salvas para debilitarme y evitar que lleve la Palabra de Dios en su poder total y salvador.        
Los sábados por la noche a menudo son difíciles, y también lo son las mañanas del
domingo. Es más difícil de lo habitual para nuestra familia llevarse bien los domingos por la
mañana, y eso es cierto para otras personas que también se congregan. Mis amigos me dicen
que sus hijos parecen estar en su peor momento el domingo por la mañana. Los niños
discuten y se fastidian entre sí más de lo habitual. En el desayuno del domingo derraman más
de lo habitual. Los padres son más gruñones de lo habitual. Los miembros de la familia a
veces se gritan durante el desayuno, al vestirse, e incluso en el coche de camino a la iglesia.
Cuando llegan a la iglesia, se pueden sentir tan molestos o tan culpables que sienten que ni
siquiera deberían estar allí.
¿Aquellos miserables domingos por la mañana son una coincidencia? Yo no lo creo. El culto
del domingo es de vital importancia para los Cristianos, por lo que Satanás dispara descarga
tras descarga tras descarga, tratando de destruirnos e impedirnos ser edificados y fortalecidos
en la iglesia. Sé que algunos problemas surgen del cansancio ordinario y del mal humor, y no
soy el tipo de persona que culpa a un demonio por cada pequeño problema. Pero tomo la
Biblia en serio cuando dice que nuestra lucha no es sólo contra sangre y carne, sino contra las
fuerzas espirituales del mal. Creo en la Escritura cuando habla de "los dardos de fuego del
maligno".
 
Dardos de Fuego
Satanás elige determinados momentos para disparar sus descargas de dardos. Elige las
noches de los sábados y los domingos por la mañana para herir a los fieles antes de que se
reúnan en el nombre de Dios, y eso está lejos de su único momento de disparar sus
descargas. Muchos de los peores ataques de Satanás están sincronizados para atacar a las
personas cuando están a punto de comenzar un nuevo capítulo en su vida.
Si has ignorado a Dios por años, pero luego comienzas a interesarte en la Biblia y en
Jesús, es probable que una gran cantidad de dardos de Satanás vuelen hacia ti. Él disparará
distracciones y todo tipo de cosas al grado en el que te harán sentir demasiado ocupado para
tomar en serio a Dios. Si alguien ha estado hablando contigo acerca del Señor, es posible que
te encuentres repentinamente tan ocupado con un montón de cosas que sientas que no tienes
tiempo para hablar con tu amigo Cristiano. Si comienzas a visitar una iglesia, Satanás tratará
de llenar tus domingos por la mañana con otras cosas que hacer, o te ayudará a concentrarte
en cosas que no te gustan sobre la música de la iglesia, sus miembros o incluso su pintura, su
alfombra o un bache en el estacionamiento. Aún mejor, en el punto de vista de Satanás, es
una grosería de un miembro de la iglesia o un disparate del pastor--cualquier cosa que te
distraiga de Jesús y de tu necesidad de él. La Biblia dice que la mejor defensa en contra de
los dardos de fuego de Satanás es el escudo de la fe, y si Satanás piensa que te
estás acercando a la fe, quiere golpearte antes de que llegues a ese escudo.
Pero Satanás no es el único obrando. Dios también está activo, y él te puede dar fe a pesar de
todos los ataques de Satanás. Cuando eso sucede, Satanás puede tratar de destruirte antes
de que aprendas a utilizar bien su escudo. Los Cristianos nuevos a menudo se enfrentan a
problemas peores y a tentaciones más fuertes que nunca antes. Incluso si hay un cambio
saludable y positivo en ti, a tus amigos y familiares puede no gustarles. Cuando te volviste
Cristiano, es posible que hayas esperado que tu vida familiar mejorara, pero a veces empeora.
Pierdes algunos amigos, y hay más conflictos que nunca con los miembros de la familia. Si
eso ocurre, el problema puede ser algo más que seres humanos no llevándose bien. Pueden
ser los dardos de fuego de Satanás. También puedes tener más dificultades con tu trabajo y
con tus finanzas. Una voz en tu mente dice: "Se supone que el Cristianismo debe hacer la vida
mejor, pero ésta cada vez es peor. La vida era mejor antes de que me volviera Cristiano". Esa
pequeña voz no es sólo tu propio pensamiento, es la sugerencia de Satanás "Serás más feliz
si sólo te olvidas de estas cosas de la religión y regresas a cómo eran las cosas".
Satanás sincroniza sus ataques para tener un mayor efecto. Un estudiante de una familia
Cristiana que sale de casa por primera vez y se va a una universidad es un objetivo prioritario
para los dardos de la duda y de la tentación. Conoces a personas inteligentes que se burlan
de la Biblia, y algo en tu mente dice una y otra vez, "¿La Biblia es realmente cierta? ¿Existe
realmente Dios? ¿Jesús es realmente el único Salvador? ¿Cómo lo sabes? Las personas de
esta universidad son mucho más inteligentes que las personas de tu familia y de tu iglesia.
¿Qué saben realmente estas personas de mi vecindario?" La voz que susurra estas dudas no
es sólo tu propia mente obrando; es la voz de Satanás.
Cuando vas a la universidad, es posible que no te encuentres con ningún hecho nuevo o con
un fuerte razonamiento en contra de la Biblia y sin embargo, de alguna manera sientes que no
es intelectualmente respetable confiar en las Escrituras y tomarse de Dios en su palabra. Si
realmente supieras la verdad acerca de tus profesores y de tus compañeros de estudio
incrédulos, te darías cuenta de que su sabiduría no es tan grande, de que su mente está
confusa y de que sus vidas son un desastre, pero Satanás no te muestra el desorden. Él hace
que un incrédulo parezca inteligente y sofisticado.
Conforme Satanás dispara dardos de duda a tu mente, también dispara dardos de tentación a
tu voluntad y a tu conciencia. Satanás puede disparar sus dardos de tentación en cualquier
momento, pero a menudo dispara sus descargas más fuertes ante aquellos que están
entrando en una nueva fase de la vida, tal como salir de casa para ir a la universidad o a
la escuela militar. Él hace que la embriaguez, las drogas y el sexo aparezcan a la altura de la
felicidad. Al estar fuera de casa por primera vez, ¡ al fin eres libre, libre de reglas e
inhibiciones, libre para divertirte, libre para disfrutar! Los dardos de Satanás inflaman tus
deseos y ponen una nube de humo sobre tu pensamiento. Pueden surgir enfermedades,
adicciones, corazones rotos, y el fuego del infierno de tal comportamiento, pero la cortina de
humo de Satanás evita que veas esto.
Satanás es hábil en sus tiempos. Él está disparando varios dardos todo el tiempo, pero se
reserva sus principales descargas ya sea para momentos en los que somos más vulnerables y
estamos más desprotegidos o bien para los momentos en los que estamos a punto de
acercarnos a Dios o de intentar algo importante para el Señor. Cuando estás a punto de abrir
tu Biblia, mil pensamientos diferentes vuelan en tu mente. Incluso si por lo general eres muy
bueno para enfocar su mente, incluso si generalmente eres capaz de considerar muy bien un
proyecto empresarial complejo o de concentrarte en una teoría científica difícil, de repente te
das cuenta que es difícil concentrarte cuando abres una Biblia. Puedes ser capaz de mantener
largas conversaciones con las personas, pero cuando intentas orar y tener una conversación
con Dios, tu mente repentinamente se pone en blanco o es interrumpida por todo tipo de
cosas. Esto logra un desaliento. Puedes preguntarte, "¿Por qué me es tan difícil leer la Biblia?
¿Por qué mi mente está en tantas otras cosas? ¿Por qué mis oraciones son interrumpidas por
todas estas distracciones?" Podrías pensar que simplemente se trata de falta de
concentración, pero puede ser una ronda de misiles de Satanás. Tan pronto sepas que
estás bajo ataque, pronto podrás ocuparte de él.
Otra ocasión en la que es más probable que ataque Satanás es cuando estás a punto de
hacer algo por Dios que lo amenaza. Los misioneros a menudo son blanco de persecución
feroz o de terribles ataques de desaliento. Una iglesia que experimenta avivamiento espiritual
a menudo está bajo ataque demoníaco. En las naciones que eran en su mayoría no
Cristianas, cualquier crecimiento en el número de Cristianos a menudo se encuentra con una
resistencia feroz. Satanás se apresura a atacar a cualquier persona que comience una obra
nueva para Dios.
Quizás el año más difícil de mi vida fue mi primer año como pastor. Mi esposa estuvo en el
hospital durante siete semanas. Nuestro hijo estuvo en el hospital casi seis meses y luego
murió. Luché contra la duda, contra un sentimiento de estar abrumado. Creo que Satanás
quería aplastar mi espíritu antes de que pudiera empezar a predicar el Evangelio. Dios es más
fuerte que Satanás, por supuesto, y el Señor nos llevó a mi esposa y a mí a través de ese
terrible momento. Todavía hoy sigo predicando el Evangelio. Pero Satanás y sus demonios no
lo hacen fácil.
Si trabajas para ganar personas para Jesús, Satanás te atacará. Cuanto más eficaz seas, más
dardos disparará contra ti. Satanás no es estúpido--no ignora a aquellos que son una
amenaza para su causa. Si estás difundiendo el evangelio, ayudando a otras personas, y
trabajando para hacer tu comunidad y tu país mejores, no esperes que Satanás se quede de
brazos cruzados. El tratará de destruirte, y si no te puede destruir, tratará de paralizarte y de
limitar tu efectividad.
Satanás se molesta especialmente cuando sus propias tácticas son expuestas y la armadura
de Dios es presentada para la protección de las personas. Cuando C.S. Lewis escribió acerca
de los métodos de los demonios en Cartas del Diablo a su Sobrino, dijo, "Casi me asfixio
antes de terminar." En cuanto a mí, escribir sobre la guerra espiritual ha sido difícil. A menudo
me he sentido agobiado o distraído o gravemente tentado. Cuando me acerco a las líneas del
frente de batalla, Satanás viene detrás de mí. Si te acercas a las líneas del frente, él vendrá
detrás de ti. Si te pones serio sobre la lucha en contra del pecado y guías a otros ante Dios,
bien podrías esperar que una gran cantidad de dardos de fuego vuelen en tu dirección.
 
Un Escudo Fuerte
Hay que estar alerta a los dardos de fuego de Satanás, y debemos tener un escudo en contra
de los proyectiles para protegernos, un escudo que haga que los dardos reboten, un escudo
que incluso extinga su fuego. ¿Qué escudo puede hacer esto? El escudo de la fe. En Efesios
6, la Biblia habla de "el día malo” cuando los ataques de Satanás son especialmente feroces,
y nos insta a ponernos la armadura de Dios. "Sobre todo," dice Efesios 6:16, "tomad el escudo
de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno".
En el momento en el que estas palabras fueron escritas, el escudo era una parte vital del
equipo de un soldado. El escudo era por lo general bastante grande: unos cuatro pies de alto
y alrededor de dos pies y medio de ancho. Si sostenías el escudo por delante durante el
combate cuerpo a cuerpo, éste proporcionaba mucha protección, y el escudo era aún más
importante cuando alguien estaba disparando hacia ti desde la distancia.
En ocasiones las Fuerzas militares modernas lanzan ataques aéreos antes de los ataques
terrestres. Los misiles y bombas preparan el camino y destruyen gran parte de la fuerza de
oposición antes de que las fuerzas terrestres se muevan. La tecnología era diferente en
épocas anteriores, pero el principio era el mismo: disparar desde cierta distancia antes de
acercarte al combate mano a mano. Los generales les ordenarían a los arqueros que
dispararan descargas de flechas al enemigo desde una distancia. Si las flechas hacían
suficiente daño, los atacantes podrían acercarse y aniquilar a sus oponentes. Los arqueros
atacantes disparaban flechas afiladas que podían perforar el cuerpo, y algunos disparaban
flechas de fuego. Ellos pondrían algo inflamable en el dardo, le prenderían fuego y dispararían
al enemigo. Si enfrentabas una descarga de estas flechas de fuego y no querías ser
traspasado o quemado, necesitabas un escudo que fuera demasiado fuerte para que las
flechas no penetraran, y necesitabas un escudo que fuera resistente al fuego.
Cuando Satanás dispara sus dardos de fuego, necesitas un escudo fuerte, un escudo que no
pueda ser penetrado, que no pueda ser quemado, que incluso pueda apagar incendios. La fe
es el escudo que puede hacer esto. Dios promete que el escudo de la fe puede "apagar todos
los dardos de fuego del maligno." Dios no dice que la fe podría ser capaz de hacer esto, él
dice que puede. Esto no sólo una posibilidad, es una certeza. La fe no solo repele los dardos
de Satanás y hace que reboten, sino que los apaga, extingue el fuego infernal. La fe puede
apagar no sólo algunos de los dardos de Satanás, sino todos ellos, hasta el último. La fe no
protege sólo de problemas pequeños, sino de los peores ataques. La fe tiene poder para
hacer frente no sólo a la oposición humana o a los ataques de los demonios menores, sino
también a los ataques más feroces del maligno, Satanás mismo. Ni el dardo más mortal del
arsenal de Satanás, ni la descarga más feroz que pueda disparar, es demasiado para que la
fe le haga frente. El escudo puede hacer frente a los peores ataques del mismo príncipe de la
oscuridad, por lo que sin duda también puede hacerle frente a cualquier ataque menor.
¿Por qué este escudo es tan fuerte? Debido a que Dios es tan fuerte. Cuando la fe es tu
escudo, Dios es tu escudo. Dios le dijo a Abraham, el padre de los creyentes, "yo soy tu
escudo” (Génesis 15:1). Moisés le dijo al pueblo de Dios, "¿Quién como tú, Pueblo salvo por
Jehová, Escudo de tu socorro?" (Deuteronomio 33:29). El rey David dijo: "Jehová es mi
fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado" (Salmos 28:7). El libro de
Proverbios declara: "Toda palabra de Dios es limpia; Él es escudo a los que en él esperan"
(Proverbios 30:5). Hay tantos pasajes de la Biblia que hablan de Dios como un escudo que no
puedo citarlos todos aquí, pero confío en que comprendas el punto. El poder de la fe no
proviene de aquel que cree, sino de aquel en quien creemos. El escudo de la fe no es la fe en
ti mismo o la fe en el pensamiento positivo o la fe en la fe; la única fe que puede protegerte de
los ataques de Satanás es la fe en Dios como la máxima protección. La fe es la confianza en
Dios, la creencia de su verdad, la garantía de sus promesas. La fe es el medio de Dios para
aplicar su poder y su protección en nosotros personalmente.
 
Tomando el Escudo
Cuando Efesios 6:16 dice "tomad el escudo de la fe," nos llama a aplicar nuestra confianza en
Dios a nuestra situación particular y ante cualquier ataque al que nos enfrentemos. Un escudo
no es meramente algo para poseer sino algo para tomar y utilizar. Cuando los discípulos de
Jesús a veces eran vencidos por la duda o atrapados por el pecado, Jesús les preguntaba:
"¿Dónde está vuestra fe?” (Lucas 8:25) ellos ya eran creyentes, pero a veces se olvidaban su
fe, casi como si la hubieran extraviado. Jesús quería que encontraran su fe nuevamente y que
hicieran uso de ella. ¿Qué hay de tu fe? Si no tienes ninguna fe en absoluto, es necesario
nacer de nuevo y confiar en Jesús para vida eterna. E incluso si tienes fe, recuerda que la fe
no es sólo algo para tener, sino algo para usar. El Dr. Martyn Lloyd-Jones, escribiendo sobre
el escudo de la fe, dice: "La fe aquí significa la capacidad de aplicar rápidamente lo que
creemos con el fin de repeler todo lo que el diablo nos hace o intenta hacernos".
Cuando Satanás prenda dardos de fuego de duda, toma el escudo de la fe y apaga estos
dardos. No trates de vencer la duda a través del razonamiento inteligente o de la recopilación
de pruebas. Satanás "tiene un razonamiento más nítido que tú," dice William Gurnall. "Hay
más diferencia entre tú y Satanás que entre el idiota más débil y el más grande teólogo del
mundo." Satanás es mucho más inteligente que tú, y él es un maestro mentiroso. Es experto
en torcer los argumentos, las pruebas, y las estadísticas para apoyar sus mentiras. Puede
plantearte una pregunta difícil tras otra, hasta que tu mente de vueltas. No trates de ganarle la
partida al diablo. No trates de discutir con él. No trates de responder a todas las preguntas que
él traiga a tu mente. ¡Toma el escudo de la fe! ¡Extingue aquellos dardos de fuego!
Un amigo mío una vez le preguntó a su piadosa madre, "¿Cómo sabemos que la Biblia es
verdad?" Ella respondió: "¡Eso viene del diablo!" Eso hizo un profundo impacto en el joven. A
partir de entonces él simplemente creyó en la Biblia, sin cuestionar cada pasaje. El
cuestionamiento no siempre es malo. Pero la duda de la Palabra de Dios no es una pregunta
inocente; se trata de un dardo de fuego del diablo. Si tratamos de bloquear la duda con un
escudo de nuestras propias habilidades de pensamiento, estamos usando un escudo de papel
en contra de un dardo de fuego. Sólo el escudo de la fe puede detener el dardo de la duda y
apagar su fuego mortal.
Si crees en las Escrituras sólo cuando éstas se ajustan a tus estándares de evidencias y de
razonamiento, entonces calificas el pensamiento humano como algo mayor que la Palabra de
Dios. La Biblia dice: "Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia
prudencia" (Proverbios 3:5). Esto no quiere decir que Dios quiera que apagues tu cerebro o
que el razonamiento sea malo. Gurnall dice,
Ciertamente el don de la razón de Dios puede confirmar Su don de la verdad. Pero la fe no
debe depender de la razón, sino la razón de la fe. No creo lo que dice la Palabra simplemente
porque está de acuerdo con la razón; sino que debo creerle a mi razón porque se alinea con la
Palabra.
Cuando Satanás encienda dardos de fuego de tentación, toma el escudo de la fe para apagar
esos dardos. No dependas del escudo de tu propia fuerza de voluntad, o las tentaciones te
abrumarán. Pon tu fe en la bondad de Dios, en sus ricas bendiciones y en su promesa de
satisfacer tus más profundos deseos, esta es la mejor protección en contra de la tentación. La
fe, no la fuerza de voluntad, es tu escudo.
Cuando los dardos de persecución vengan hacia ti, cuando Satanás vuelva a las personas en
tu contra porque perteneces a Jesús, toma el escudo de la fe. Puedes enfrentar la burla y la
discriminación en el trabajo. En algunos lugares incluso puedes enfrentar la tortura y la muerte
por causa de Jesús. Sin embargo, toma el escudo de la fe, y Dios estará allí para ti sin
importar qué. La fe le dice a Dios: "Mejor es tu misericordia que la vida" (Salmo 63:3). "Las
aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha
de manifestarse" (Romanos 8:18).
Estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;
perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos... teniendo el mismo
espíritu de fe... sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos
resucitará con Jesús" (2 Corintios 4:8-14).
Ese tipo de fe apaga los dardos de fuego de Satanás, por lo que ninguna cantidad de
persecución puede separarte de Dios o destruir la vida eterna que es tuya en Cristo.
Satanás puede disparar una descarga de dardos más pequeños, de irritaciones y de
problemas que pueden no parecer del todo peligrosos. Cuando he tenido un pésimo sábado
por la noche antes de tener que predicar el domingo por la mañana, tomo el escudo de la fe.
Yo no dependo de si estoy bien descansado o en un estado de ánimo placentero sino del
poder de Dios. Satanás puede haber minado mi energía, pero cuando yo estoy bajo de
energía, Dios tiene tanta energía como siempre. Cuando me levanto para predicar su Palabra,
pongo mi fe en su Espíritu Santo para obtener resultados, y luego el estado cansado de mi
propio espíritu ya no importa. Puedo dejar de lado los dardos de Satanás y extinguirlos por
medio del escudo de la fe.
Algunos de los peores ataques de Satanás son sus dardos encendidos de acusación. De
hecho, el propio nombre Satanás significa "adversario" o "acusador." A él le gusta acusar y
hacer que te sientas culpable por cosas que no has hecho en realidad. Por supuesto, si has
hecho mal, él se amontona sobre la culpa y te dice que estás más allá de la esperanza.
¿Alguna vez ha tenido un horrible pensamiento que viene a tu mente? Satanás puede enviar
cosas a tu mente para que tengas un pensamiento que no se originó realmente en ti. Es
posible que odies ese pensamiento en el momento que venga a ti y que no cedas a este en
absoluto. Pero Satanás todavía puede tratar de hacer que te sientas culpable por haber tenido
tal pensamiento. Él puede enviar tentaciones en tu dirección y luego hacerte sentir podrido por
ser tentado, cuando de hecho deberías estarte regocijando de que a pesar de la fuerza de la
tentación, Dios te guardó de caer. No es pecado ser tentado; incluso Jesús fue tentado.
Si no cedes, el pecado es de Satanás, no tuyo. El tentador es quien está mal, no aquel que se
resistió a la tentación.
Pero ¿qué pasa con los momentos en los que pecas? Cuando sabes que eres culpable,
Satanás te tienta para que hagas excuses sin arrepentimiento, o de lo contrario te dice que tu
pecado es demasiado malo para que Dios te perdone. Cuando estos dardos
de acusación vuelen hacia ti, toma el escudo de la fe. Tú no puedes ganarte el perdón de
Dios, pero no tienes que hacerlo. El perdón viene por la fe en la sangre de Jesús. Ese es tu
único escudo en contra del acusador. Dile a Satanás, "Mi pecado es enorme, pero el valor de
la sangre de Jesús es infinitamente más grande. Satanás, si dices que mi culpabilidad es
demasiado grande para Dios, estás mintiendo Cuando abunda el pecado, la gracia
sobreabunda más aún (Romanos 5:20) El Señor te reprenda, Satanás. El Señor te reprenda
(Zacarías 3:2). Tú dices que Dios no puede perdonarme, pero Dios dice que lo hará. Eres un
mentiroso, Satanás, y Dios nunca miente, así que voy a creerle a Dios, no a ti. La misericordia
de Dios se traga mis pecados más grandes como el mar se traga una piedra que lanzada en
el (Miqueas 7:19). Dios dice que cuando se hace una búsqueda de culpabilidad, nada será
hallado, porque el perdón de Dios la hará desaparecer por completo (Jeremías 50:20). Estoy
justificado por la fe, entonces Satanás, aléjate con tus acusaciones".
Amigo, ten cuidado con los dardos de fuego de Satanás, pero confía en Dios. Cuando las
descargas de fuego vengan, se fuerte y valiente. "Tomad el escudo de la fe, con que podáis
apagar todos los dardos de fuego del maligno".

La Caída del Acusador


La Caída del Acusador
Por David Feddes
Apocalipsis 12:7 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban
contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 8 pero no prevalecieron, ni se halló ya
lugar para ellos en el cielo. 9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se
llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles
fueron arrojados con él.
Apocalipsis 12:10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la
salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido
lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios
día y noche.  11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del
testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.

El Conflicto en la Sala de Tribunal


• Acusado: Cristiano
• Juez: El Dios Todopoderoso
• Defensor: Jesús el Mesías
• Fiscal: Satanás el acusador
• Oficial: Miguel el arcángel

Tribunales terrenal y celestial


Terrenal: Los tribunales Romanos mataron a los seguidores de Jesús basándose en
acusaciones de:
• Rebelión y Traición
• Ateísmo
• Canibalismo
• Incesto
• Incendio
Celestial: "ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos." (Apocalipsis 12:10).

Seis títulos para el ángel maligno principal


• "el gran dragón": asesino de masas
• "aquella serpiente antigua": intérprete astuto del papel de dios
• "el diablo": diábolos = calumniador
• "Satanás": adversario, acusador
• "el engañador del mundo entero"
• "el acusador de nuestros hermanos"

Acusador/Calumniador
• Satanás dijo que Dios mintió y que no quería aquello que era mejor para la humanidad. (Gen
3)
• Satanás dijo que Job adoraba a Dios sólo para obtener salud y riqueza. (Job 1-2)
• Satanás reclamó el cuerpo de Moisés. (Judas 1:9).
• Satanás quiso que Dios condenara a Josué, el sumo sacerdote, en ropas sucias. (Zacarías
3) 
• Satanás demandó a Pedro. (Lucas 22:31)

Acusando a los inocentes


• Jezabel contrató calumniadores para hacer condenar y asesinar a Nabot. (1 Reyes 21:13)
• Judas acusó a María de malgastar dinero en Jesús. (Juan 12:1-8)
• Los falsos testigos amañados del tribunal acusaron a Jesús de pecado. (Mat 26:60)
• Los enemigos de Esteban contrataron y colocaron falsos testigos (Hechos 6:11-14)
Pecadores condenados salvos
"Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es
éste un tizón arrebatado del incendio? Y Josué estaba vestido de vestiduras viles... Y a él le
dijo: Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala." (Zacarías 3:2-
3)

Cancelando el acta

Y a vosotros, estando muertos en pecados... os dio vida juntamente con él, perdonándoos
todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era
contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a
las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. (Colosenses 2:14-
15).

Tristeza mundana vs. tristeza piadosa


Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay
que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. (2 Corintios 7:10).
• La convicción del Espíritu te mueve a renunciar a ti mismo, a buscar salvación en Jesús, y
a vivir por el Espíritu.
• La acusación de Satanás te mueve a renunciar a la misericordia y al amor de Dios.

Conquistando al acusador
Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo;
porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante
de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la
palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. (Ap. 12:10-11)

Perdedor amargado
12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y
del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco
tiempo".

No seas un acusador.
• No andarás chismeando entre tu pueblo. (Levítico 19:16)
• Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es
medicina. (Proverbios 12:18).
• Y la lengua es un fuego... inflamada por el infierno. (Santiago 3:6).
• No juzguéis, para que no seáis juzgados. (Mateo 7:1).

No te desesperes cuando seas acusado.


Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús... Si Dios es por
nosotros, ¿quién contra nosotros?... ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que
justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también
resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
(Romanos 8:1, 31-34)
 
La Perspectiva Existencial: Escogiendo el Bien (Articulo)
INTRODUCCIÓN
¿Alguna vez ha pensado en todas las excusas que tiene la gente para no hacer lo correcto?
Cuando los niños no hacen su tarea, cuando los empleados no hacen su trabajo o los amigos
no mantienen sus promesas, ¿qué dicen? Quizá no tenían la suficiente información que
necesitaban, y su excusa es, "yo no sabía". O quizá ellos no entendieron la información que
tenían, y dicen, "yo no sabía que tenía que hacerlo". O quizá simplemente prefirieron hacer las
cosas mal, así que ellos admiten, "no quise hacerlo". Bien, el hecho es que para hacer lo
correcto al final, normalmente tenemos que hacer muchas otras cosas en el camino. Tenemos
que conseguir la información correcta, evaluarla correctamente y tenemos que aplicarla de
manera correcta.
Ésta es la décima lección en nuestra serie Cómo tomar decisiones bíblicas. Y hemos titulado
esta lección la perspectiva existencial: Escogiendo el bien. En esta lección, analizaremos
cómo los cristianos realmente tomamos decisiones éticas, cómo hacemos para escoger el
bien. Y pondremos particular atención a la manera en que nuestras habilidades personales y
capacidades contribuyen a estas elecciones.
En estas lecciones, hemos estado enseñando que el juicio ético implica la aplicación de la
Palabra de Dios a una situación por una persona. Y hemos estado resaltando tres elementos
de este modelo: la Palabra de Dios, la situación y la persona misma.
Cuando nos acercamos a la ética con un enfoque en la Palabra de Dios, estamos usando la
perspectiva normativa. Y cuando prestamos atención a las circunstancias, como los hechos,
metas y medios, estamos empleando la perspectiva circunstancial o también llamada
situacional. Finalmente, cuando nos concentramos en las personas involucradas en la toma
de decisiones éticas, estamos viendo asuntos de la perspectiva existencial. Cada una de
estas perspectivas contribuye a las elecciones éticas dándonos información sobre Dios, sobre
nuestra situación y sobre nosotros. Y todas ellas están íntimamente interrelacionadas. En esta
lección, veremos la perspectiva existencial una vez más, esta vez enfocándonos en la manera
que usamos nuestras facultades personales en el proceso de escoger hacer el bien.
Los seres humanos usamos una variedad de capacidades y habilidades para tomar
decisiones éticas. En esta lección, nos referiremos a estas habilidades como nuestras
facultades existenciales. Hay muchas maneras de describir estas facultades, pero nosotros las
resumiremos en siete capacidades y habilidades: experiencia, imaginación, razón, conciencia,
emociones, corazón y voluntad. Ahora, existe una gran armonía entre cada una de estas
facultades existenciales. Todas están profundamente interrelacionadas y son
interdependientes. Aun así, cada una funciona en su propia manera, por lo que es útil ver los
papeles principales que cada facultad juega en la ética.
En esta lección, agruparemos nuestras facultades existenciales conforme a las principales
maneras en las que normalmente nos ayudan a tomar juicios éticos. Estas agrupaciones son
de alguna manera artificiales, porque todas nuestras habilidades y capacidades están
trabajando en cada paso que damos por el camino. Pero también es verdad que nosotros
confiamos en ciertas facultades principalmente para realizar ciertas tareas, así que estas
divisiones pueden ser útiles cuando pensamos en el proceso de tomar opciones éticas.
Conforme analicemos el concepto de escoger el bien, nos enfocaremos en la manera en que
nuestras facultades existenciales funcionan en tres fases principales del proceso de la toma
de decisiones. Primero, veremos las principales facultades que usamos cuando adquirimos
conocimiento de nuestra situación, de nosotros mismos y de la Palabra de Dios. Segundo,
consideraremos las capacidades y habilidades que normalmente usamos al evaluar o valorar
este conocimiento. Y tercero, nos enfocaremos en las que usamos cuando aplicamos nuestro
conocimiento para hacer las elecciones éticas. Empecemos con las principales facultades que
empleamos cuando adquirimos conocimiento.

ADQUIRIR CONOCIMIENTO
Consideraremos dos de las facultades más básicas que son críticas para adquirir
conocimiento: primero, consideraremos cómo confiamos en la experiencia. Y segundo,
veremos la manera en que nuestra imaginación contribuye a nuestro conocimiento.
Empecemos con la manera en que la experiencia nos ayuda a adquirir el conocimiento que
debemos tener al tomar decisiones éticas.

Experiencia
Por obvio que parezca, es muy importante recordar en el estudio de la ética que los seres
humanos obtienen el conocimiento a través de muchos tipos diferentes de experiencias.
Conocemos a las personas porque tenemos la experiencia de verlas, hablar con ellas, etc.
Sabemos lo que son las emociones porque hemos experimentado el miedo, el amor, el enojo
y el gusto. Sabemos sobre algunos acontecimientos directamente porque vivimos a través de
ellos, experimentándolos de primera mano. Sabemos sobre otros acontecimientos
indirectamente porque hemos tenido la experiencia de leer sobre ellos o de aprender sobre
ellos a través de algún otro medio. Al hablar de la experiencia en esta lección, tendremos
éstos y otros tipos de experiencias en mente.
Para ayudarnos a resumir todos estos diferentes tipos de experiencias, definiremos la
experiencia como el conocimiento de personas, objetos y acontecimientos. Cada experiencia
produce conocimiento de algún tipo, ya sea sobre Dios, el mundo alrededor de nosotros o
nosotros mismos. Y este conocimiento nos ayuda a discernir lo bueno de lo malo.
Al considerar la experiencia más detalladamente, veremos en dos direcciones. Primero, nos
enfocaremos en nuestro físico o interacciones sensoriales con el mundo alrededor de
nosotros. Y segundo, nos dirigiremos a nuestras experiencias mentales, es decir aquellas
experiencias que se encuentran en nuestra propia mente. Empecemos con nuestro físico, es
decir la interacción con el mundo alrededor de nosotros.
Físico
Nuestra interacción física con el mundo se desarrolla por medio de nuestra percepción
sensorial - nuestra vista, oído, olfato, gusto y tacto. Estos cinco sentidos representan las
principales maneras en las que obtenemos información sobre Dios, las personas, objetos,
nuestro ambiente y todos los acontecimientos que ocurren. Por ejemplo, sabemos de otras
personas porque las vemos, hablamos con ellas y las tocamos. Aprendemos sobre los
acontecimientos cuando los presenciamos, leemos sobre ellos y oímos información de ellos.
Aprendemos sobre la gloria de Dios leyendo su Palabra, escuchando a otros hablar sobre Él y
observando la grandeza de su creación. Claro, la Escritura a veces menciona las limitaciones
de nuestros sentidos.
Por ejemplo, en 2 de Corintios capítulo 5 versículo 7, Pablo escribió:
Porque por fe andamos, no por vista. (2 Corintios 5:7)

Como lo indicó Pablo aquí, nuestros sentidos están limitados en su habilidad de darnos
conocimiento sobre el futuro de nuestra salvación. Sí, nosotros usamos nuestra vista para leer
la Palabra de Dios, pero se necesita algo más que la percepción sensorial para que lleguemos
a estar convencidos de que la Palabra de Dios es verdadera – se necesita fe, es decir, la
creencia en las cosas que están más allá de la experiencia sensorial directa.
Pero además de estas limitaciones, Dios nos ha dado nuestros sentidos como herramientas
importantes para obtener conocimiento. Como resultado, nuestros sentidos tienden a ser
confiables, nos enseñan cosas verdaderas sobre Dios, la creación alrededor de nosotros y
nosotros mismos. Ahora, necesitamos estar conscientes de que la caída de la humanidad en
pecado ha afectado nuestras percepciones sensoriales. No sólo las enfermedades y otras
anormalidades limitan nuestras habilidades físicas, a veces también encontramos ilusiones. A
veces creemos que oímos, vemos o sentimos algo que realmente no está allí. Pero en
general, nuestros sentidos son confiables. Considere las palabras de Juan en 1 de Juan
capítulo 1 versículos 1 al 3:
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que
hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue
manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba
con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que
también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con
el Padre, y con su Hijo Jesucristo. (1 Juan 1:1-3)

Juan habló de la vista, el oído y el tacto como sentidos confiables que le dieron a él y a otros
el verdadero conocimiento sobre Jesús. De la misma manera, aquéllos que leen las palabras
de Juan usan sus sentidos para percibir las palabras de Juan, oír y leer su testimonio, de
manera que ellos también puedan tener conocimiento de la verdad. De manera similar, el
Salmo 34 versículo 8, nos anima con estas palabras:
Gustad, y ved que es bueno Jehová. (Salmo 34:8)

Como David enseñó aquí, el hecho de que tenemos comida para comer es una prueba de que
Dios es bueno; nos enseña que Él nos ama y nos provee. Y aunque no podemos ver
físicamente a Dios, nuestro conocimiento de su bondad puede describirse metafóricamente
como la vista, ya que nos da conocimiento sobre él. Así que tanto nuestro sentido del gusto
como nuestra experiencia de comer nos da un verdadero conocimiento sobre Dios.
También es por medio de nuestros sentidos que aprendemos sobre las normas de Dios al
revelarlas a través de la revelación especial y general. Es por medio de nuestros sentidos
físicos que aprendemos sobre los muchos hechos, metas y medios de nuestras situaciones. Y
es por medio de nuestros sentidos que aprendemos mucho sobre nosotros mismos. Sí,
debemos tener cuidado de usar nuestros sentidos correctamente, usando las Escrituras y
nuestras otras facultades para confirmar el conocimiento que obtenemos a través de nuestros
sentidos. Pero también debemos reconocer que nuestros sentidos generalmente son
confiables, como herramientas dadas por Dios, y que el conocimiento que obtenemos a través
de ellos es crítico para la ética cristiana.
Una vez que hemos considerado la interacción física con el mundo como una parte importante
de nuestra experiencia, estamos listos hablar de nuestras experiencias mentales, es decir, de
aquellas experiencias que se encuentran en nuestras mentes.
Mentales
Nuestros sentidos nos proporcionan la información, pero mientras esa información no entre en
nuestro proceso del pensamiento interior, nuestras experiencias no producen ningún
conocimiento. Ahora, desde el comienzo debemos reconocer que a lo largo de la historia la
relación entre las percepciones del sentido y los conceptos mentales se ha entendido de
muchas maneras diferentes. Pero para nuestros propósitos, ilustraremos la conexión de una
manera muy simple.
Considere la experiencia de ver una vaca. Cuando veo la vaca, mi ojo envía una imagen de
ésta a mi cerebro. Ésta es la experiencia sensorial física de la vista. Pero la experiencia de
saber que el animal es una vaca es mental. Mis ojos no le dicen a mi mente que la imagen es
una vaca. Al contrario, es mi mente la que interpreta la imagen como una vaca. Sólo cuando
mi mente ha experimentado la imagen de la vaca, entonces mi vista produce conocimiento.
De una manera similar, todas nuestras experiencias mentales son vitales para obtener
conocimiento. El auto-análisis, la reflexión, las emociones, los recuerdos, las imágenes, los
planes para la lucha futura con los problemas, el conocimiento de Dios, la convicción del
pecado – todas estas son actividades interiores que experimentamos.
Ahora, así como nuestra experiencia física, nuestra experiencia mental es afectada por el
pecado. A veces cometemos errores en nuestro pensamiento o creemos que hemos
experimentado cosas que realmente no han pasado. Así que, necesitamos tener el cuidado de
confirmar nuestras experiencias con las Escrituras y nuestras otras facultades. Pero también
debemos reconocer que el Espíritu Santo usa nuestras experiencias mentales para
enseñarnos verdadero conocimiento.
Cuando pensamos en nuestras experiencias mentales de esta manera, es fácil ver que todo el
proceso de obtener conocimiento puede evaluarse desde la perspectiva de nuestra
experiencia mental. Si nuestro conocimiento viene de leer libros o de observar
acontecimientos, este reside finalmente en nuestra mente. Y por esta razón, la experiencia
mental es crítica para obtener y procesar el conocimiento.
Con esta comprensión de la experiencia en mente, estamos listos para pasar a la segunda
facultad existencial que usamos para adquirir conocimiento, esto es, la imaginación. A veces
se piensa que la imaginación es una manera ilegítima de alcanzar el conocimiento, como si
necesariamente trajera en sí falsedad o incluso engaño. Pero como veremos, la Biblia tiene
muchos usos positivos para la imaginación.

Imaginación
En esta lección, usaremos el término imaginación simplemente para referirnos a nuestra
habilidad de formar imágenes mentales de cosas que están más allá de nuestra experiencia.
A primera vista, puede parecer extraño pensar en la imaginación como una manera de adquirir
conocimiento ético. Pero como veremos, nuestras habilidades imaginativas son vitales para
aprender y pensar sobre Dios, el mundo y nosotros mismos.
Analizaremos el concepto de imaginación de tres maneras: primero, hablaremos de la
imaginación como una forma de creatividad; segundo, consideraremos la manera en la que la
imaginación nos permite pensar sobre asuntos que existen en diferentes periodos de tiempo; y
tercero, veremos cómo la imaginación nos permite pensar sobre cosas que están separadas
de nosotros por una distancia física. Empezaremos con la idea de que la imaginación es una
forma de creatividad.
Creatividad
Una manera típica de pensar en la imaginación como creatividad es considerando los pasos
que toman los artistas al dibujar los cuadros. Ellos empiezan a menudo conceptualizando los
dibujos, formando imágenes mentales de cómo se verán los dibujos una vez terminados.
Cuando empiezan a dibujar, imaginan los resultados de cada trazo antes de efectuarlo. Si el
trazo refleja lo que tenían en la mente, a menudo estarán contentos. Pero si no coincide con la
imagen de su mente, tal vez alteren lo que han dibujado. Este proceso de imaginar y pintar
continúa hasta completar el trabajo.
De una manera similar, la imaginación está envuelta en todo lo que hacemos o creamos.
Usamos nuestra imaginación todos los días para simples actos de creatividad, como decidir
qué tipo de comida cocinaremos o incluso qué decir en una conversación. Y también usamos
nuestra imaginación de muchas otras maneras creativas. Los científicos usan su imaginación
para proponer sus teorías y para probar sus teorías. Los inventores usan su imaginación para
crear nuevas tecnologías y dispositivos. Los arquitectos usan su imaginación para diseñar
edificios y puentes. Y los maestros y predicadores usan su imaginación cuando escriben
lecciones y sermones. Escuche el relato de este evento en 2 de Samuel capítulo 12 versículos
1 al 7:
Natán le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. El rico tenía
numerosas ovejas y vacas; pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había
comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su
bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija. Y vino uno
de camino al hombre rico; y éste no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar
para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la
preparó para aquel que había venido a él. Entonces se encendió el furor de David en gran
manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de
muerte…Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. (2 Samuel 12:1-7)

Bajo la inspiración del Espíritu Santo, Natán creó una situación ética imaginaria, un caso legal
imaginario. Y le pidió a David que sacara una conclusión moral de esta situación imaginaria. El
éxito de la confrontación de Natán se basó en su habilidad y la de David de imaginar
creativamente.
Como lo ilustra este ejemplo bíblico, la imaginación nos permite formar y reconocer modelos
morales y analogías. Por ejemplo, cuando vemos las Escrituras, encontramos muchos
ejemplos específicos de cosas que Dios ha bendecido y maldecido, y también encontramos
muchos principios generales que explican cómo Dios determina qué bendecir y qué maldecir.
Y entender cómo estos principios generales se relacionan con estos ejemplos específicos es
hasta cierto punto una cuestión de imaginación creativa. Creamos conexiones entre los
principios y los ejemplos, luego probamos estas conexiones imaginando contra-ejemplos. Y
después imaginamos maneras consistentes de aplicar los mismos principios a nuestras
propias vidas.
Claro, una vez más debemos recordar que la corrupción del pecado puede hacer que
imaginemos toda clase de errores, así que tenemos que usar nuestras otras facultades para
asegurarnos de que las conclusiones de nuestra imaginación están de acuerdo con la Palabra
de Dios. Aun así, podemos seguir teniendo bastante confianza en nuestra imaginación,
cuando la usamos cuidadosa y correctamente, porque el Espíritu Santo nos dio esta facultad
como una herramienta confiable para evaluar el conocimiento ético.
Además de usar la imaginación para la creatividad, también podemos usarla para ayudarnos a
pensar sobre las cosas que están separadas de nosotros por el tiempo, cosas que no existen
en el momento en que estamos pensando en ellas.
Tiempo
Considere a Jesús. Él ya no está en la tierra enseñándoles a sus doce discípulos. Ya no está
muriendo en la cruz, ni levantándose de entre los muertos, ni ascendiendo al cielo. Así que,
para entender y aplicar el ministerio de Jesús a nuestras decisiones éticas, tenemos que usar
nuestra habilidad de imaginar el pasado.
Por ejemplo, la Biblia nos exige que sigamos las metas buenas, sobre todo la glorificación de
Dios a través del triunfo de su reino. Pero esta meta está en el futuro. Tenemos que
imaginarlo para poder seguirlo. Y también tenemos que usar nuestra imaginación para
encontrar los mejores medios que podemos usar para alcanzar esta meta. En resumen, sin
nuestra habilidad de imaginar el futuro, no podríamos aplicar la Palabra de Dios a nuestras
vidas.
Una vez que hemos visto la imaginación en lo que se refiere a la creatividad y el tiempo,
debemos pasar a la manera en que la imaginación nos ayuda a pensar sobre cosas que están
separadas de nosotros por la distancia. Así como las cosas pueden estar separadas de
nosotros por el tiempo, también pueden estar separadas de nosotros por la distancia física.
Distancia
Por ejemplo, muy pocos de nosotros hemos visitado la isla de Malta donde el apóstol Pablo
naufragó en su viaje a Roma. Pero el hecho de que nunca hayamos visto la isla en persona,
no significa que no podamos imaginarla. De hecho, hasta cierto punto cuando leemos la
historia bíblica del tiempo de Pablo en Malta en el libro de Hechos, no podemos evitar
imaginarla.
Vea usted, cuando las personas y las cosas están tan distantes de nosotros que están más
allá del alcance de nuestros sentidos, en ese momento no son parte de nuestra experiencia. Y
como no son en ese momento parte de nuestra experiencia, tenemos que usar nuestra
imaginación para pensar en ellas. Claro, la información que recibimos sobre estas cosas
distantes no es exacta, y por lo tanto nuestros pensamientos tampoco lo son. Por
consiguiente, necesitamos confiar fuertemente en el Espíritu Santo para ayudarnos a evaluar
nuestra imaginación según la Palabra de Dios y para armonizarla con nuestras otras
habilidades y capacidades. Cuando se usa debidamente, nuestra imaginación es sumamente
útil para pensar sobre cosas que están distantes de nosotros.
Considere el caso del apóstol Pablo durante uno de sus periodos de encarcelamiento. Según
Filipenses capítulo 2 versículo 25, y capítulo 4 versículo 18, cuando la iglesia filipense oyó que
Pablo estaba en prisión y en necesidad, enviaron una ofrenda económica para apoyarlo y a
una persona para cuidar de él. Ésta fue una buena elección ética. Primero vieron cuales eran
los hechos, se fijaron una meta piadosa, y entonces planearon los medios para alcanzar esa
meta.
Pero note usted la gran confianza que tuvo este proceso en la imaginación para acortar la
distancia entre Pablo y los filipenses. Pablo no estaba presente en la experiencia de los
filipenses, así que ellos usaron su imaginación para entender los hechos de la situación de
Pablo. Después usaron su imaginación para fijarse la meta de las circunstancias cambiantes
de Pablo en su prisión distante. Finalmente, imaginaron los medios que les permitirían unir
con un puente la distancia entre ellos y Pablo para alcanzar su meta. En cada paso de este
proceso, la imaginación le permitió a los filipenses pensar sobre cosas que existían a una
distancia más allá de su experiencia física.
Hasta aquí ya debe estar claro que el proceso de adquirir conocimiento depende en gran
manera de las experiencias y la imaginación. Ya sea que estemos investigando las
dimensiones éticas de la Palabra de Dios, de nuestra situación o incluso de nosotros mismos,
normalmente obtenemos nuestro conocimiento a través de estas facultades existenciales.
Ahora que hemos considerado adquirir el conocimiento, como un paso en el proceso de
escoger el bien, estamos listos para pasar a evaluar el conocimiento, es decir, el paso en que
evaluamos la información que hemos recibido.

EVALUAR CONOCIMIENTO
Hablaremos sobre algunas de las maneras en las que tres facultades existenciales específicas
nos ayudan en nuestra tarea de evaluar el conocimiento. Primero, mencionaremos la razón o
intelecto que es nuestra facultad más lógica. Segundo, nos dirigiremos a nuestra conciencia,
nuestra habilidad de reconocer lo bueno y lo malo. Y tercero, nos enfocaremos en nuestras
emociones como los indicadores intuitivos de lo correcto y lo incorrecto. Empecemos con la
razón, es decir, la facultad por la que ordenamos nuestros pensamientos de una manera
lógica.

Razón
Desgraciadamente, los cristianos a menudo se van al extremo cuando piensan en el papel de
la razón en la ética. Por un lado, algunas tradiciones teológicas le prestan más atención a la
razón que a cualquiera de nuestras otras facultades existenciales. Estos teólogos a veces
hablan de la "primacía del intelecto," como si tuviéramos que confiar más en nuestra razón
que en cualquiera de las otras habilidades y capacidades. Pero siempre debemos recordar
que para usar la razón correctamente, debemos emplearla en armonía con nuestras otras
facultades. Por otro lado, algunas tradiciones se van al otro extremo, a veces incluso viendo la
razón como un enemigo, como si usar el intelecto humano fuera ignorar la guía personal del
Espíritu Santo. Pero la verdad es que nuestro intelecto viene de Dios, y que el Espíritu Santo
nos ayuda a usarlo correctamente. Por consiguiente, juega un papel importante en nuestro
proceso de toma de decisiones.
Para nuestros propósitos, la razón puede definirse como la capacidad de hacer conclusiones
lógicas y juzgar la consistencia lógica. En un contexto cristiano, el razonamiento correcto es la
habilidad de pensar de manera coherente y ordenada, y de hacer juicios que concuerden con
los modelos bíblicos del pensamiento.
La razón entra en juego en muchas áreas del estudio de la ética cristiana. Pero a estas alturas
en nuestra lección, estamos más interesados en cómo nos permite darle sentido a nuestra
situación, tanto ayudándonos a entender los hechos, como permitiéndonos comparar estos
hechos con las normas reveladas en la Palabra de Dios.
Como ya hemos visto, en un nivel básico, incluso el conocimiento que adquirimos a través de
nuestra experiencia sensorial requiere una porción de razonamiento. Cada vez que
procesamos mentalmente datos sensoriales, estamos ejerciendo la razón en alguna medida.
Piense una vez más en la manera en que nuestros ojos envían la imagen de la vaca a nuestro
cerebro. Nuestro cerebro graba la imagen, pero es nuestra razón la que reconoce la imagen
como una vaca. Evaluamos la calidad visible de la imagen, comparamos la imagen con
nuestro conocimiento existente y determinamos que la imagen es una vaca. Una parte de este
nivel básico de conocimiento es la razón.
Y en un nivel más complejo, la razón nos permite comparar diferentes hechos entre sí más
extensivamente para determinar su relación lógica. Por ejemplo, consideremos una ilustración
muy simple sobre el razonamiento de dos hechos. Por un lado, tenemos la declaración; David
está enfermo. Y por otro lado, tenemos la declaración; Dios puede sanar al enfermo. La
primera declaración expresa el hecho de la salud delicada de David y la segunda declaración
expresa el hecho de la habilidad de Dios.
La razón nos dice que la enfermedad de David es un caso específico de la categoría más
general de enfermedad. Quizás él tiene gripe, un resfriado, o pulmonía. Cualquier cosa que
sea, está incluida en la más extensa categoría de enfermedades que Dios puede sanar. Esto
nos permite bosquejar una conclusión que está implícita pero no declarada en el hecho inicial:
Dios puede sanar a David.
Cuando tenemos el desafío de tomar decisiones bíblicas, debemos aplicar un razonamiento
similar a los hechos de nuestra situación, determinando cómo se relacionan entre sí.
La razón también nos ayuda a relacionar las declaraciones de hecho con las declaraciones de
deber. En este proceso comparamos los hechos de nuestra situación con los requisitos de las
normas de Dios. Considere las declaraciones; David está enfermo y Debemos orar por los
enfermos. David está enfermo, aun es una declaración de hecho, pero Debemos orar por los
enfermos, es una declaración de deber. Nos dice lo que Dios requiere de nosotros. Cuando
usamos el razonamiento moral para evaluar estas declaraciones, podemos derivar una
conclusión ética específica: Debemos orar por David.
Por supuesto, hay muchas otras maneras que debemos razonar en la ética. Usamos la razón
cuando argumentamos desde aquello de menor importancia hasta aquello de mayor
importancia, como lo hizo Jesús cuando enseñó que así como Dios alimenta a los pájaros que
tienen poco valor, también alimentaría a su pueblo que tiene mayor valor. También usamos la
razón cuando hablamos de acontecimientos que son condicionales, como cuando Dios inundó
la tierra en los días de Noé porque las acciones pecadoras de la humanidad alcanzaron las
condiciones necesarias para su destrucción.
Tristemente, los cristianos a veces creen que la Biblia nos enseña a no usar la razón en la
ética. Piensan que de algún modo debemos desconectar nuestra capacidad lógica cuando
obedecemos a Dios. Pero nada podría estar más lejos de la verdad. La Escritura usa la razón
todo el tiempo y regularmente nos llama a hacer lo mismo. Constantemente presenta
argumentos morales lógicos. Y como la Biblia es infalible, su lógica es un modelo perfecto
para nuestro propio razonamiento ético.
Claro, siempre debemos recordar que la influencia corruptora del pecado ha alcanzado incluso
nuestra habilidad de razonar. Como resultado, la razón humana caída nunca puede ser tan
perfecta como el razonamiento que encontramos en la Escritura. Así que, para estar más
seguros, debemos confirmar nuestras conclusiones con nuestras otras facultades, con otras
personas y sobre todo con la Palabra de Dios. Es más, como dijimos al principio de esta
sección, debemos confiar en el poder y la presencia del Espíritu Santo que mora en nosotros
para lograr esto de una manera que agrade a Dios. Cuando usamos la razón de esta manera,
esta es una herramienta muy útil para evaluar el conocimiento que hemos adquirido.
Con esta comprensión de la razón en mente, estamos listos para hablar de la manera en que
nuestra conciencia nos permite evaluar nuestro conocimiento ético. ¿Cómo nos ayuda la
conciencia humana a evaluar la información que adquirimos?

Conciencia
Para nuestros propósitos, en esta lección definiremos conciencia como nuestra habilidad dada
por Dios para discernir lo bueno y lo malo. El sentido de convicción hace que nuestros
pensamientos, palabras y hechos, sean agradables u ofensivos a Dios.
Escuche la manera en la que 2 de Corintios capítulo 1 versículo 12, revela la confianza de
Pablo en su conciencia:
Nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de
Dios, no con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el
mundo, y mucho más con vosotros. (2 Corintios 1:12)

Pablo y Timoteo estaban convencidos de que su comportamiento era aprobado por Dios. Su
conciencia aprobaba sus acciones. En este caso, su conciencia les dio verdadera afirmación
de que su conducta estaba agradando a Dios.
En otros casos, cuando hemos pecado, nuestra conciencia puede condenarnos justamente
como culpables y exhortarnos al arrepentimiento. Por ejemplo, cuando el Rey David, de una
manera pecaminosa realizó el censo de sus hombres guerreros, su conciencia condenó sus
acciones y lo llevó al arrepentimiento. Escuche el registro de esto en 2 de Samuel capítulo 24
versículo 10:
Entonces le remordió a David la conciencia por haber realizado este censo militar, y le dijo al
Señor: He cometido un pecado muy grande. He actuado como un necio. Yo te ruego, Señor,
que perdones la maldad de tu siervo. (2 Samuel 24:10 [NVI])

Aquí la palabra traducida conciencia es lev, que literalmente significa "corazón". Pero en este
caso la palabra "corazón" se refiere al concepto de conciencia, la habilidad de David de
distinguir lo bueno de lo malo.
En este sentido, la conciencia nos permite evaluar el conocimiento que hemos adquirido y
juzgarla conforme a las normas de la Palabra de Dios. Nos aprueba cuando creemos que
estamos actuando de acuerdo a la Palabra de Dios, y nos condena cuando creemos que
estamos violando la Palabra de Dios.
Como todas nuestras otras capacidades y habilidades existenciales, nuestra conciencia ha
sido corrompida por el pecado. Por consiguiente, está sujeta a cometer errores de vez en
cuando. Comete el error de [aprobar] algo que realmente es pecado, o condena algo que
realmente es bueno. En cualquier caso, el resultado es que entendemos mal lo que Dios dice
que hagamos. Por ejemplo, escuche las enseñanzas de Pablo en 1 de Corintios capítulo 8
versículos 8 al 11:
Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos
más, ni porque no comamos, seremos menos. Pero mirad que esta libertad vuestra no venga
a ser tropezadero para los débiles. Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento,
sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será
estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos? Y por el conocimiento tuyo, se perderá el
hermano débil por quien Cristo murió. (1 Corintios 8:8-11)

Pablo enseñó que era aceptable para los creyentes de conciencia fuerte y bien-informada,
comer comida que había sido sacrificada a los ídolos. Pero si ellos fueran débiles de
conciencia y equivocadamente creyeran que sería incorrecto comer la comida del ídolo,
entonces sería pecado para ellos comerla
Y lo contrario también es cierto. Es pecado hacer cosas que Dios prohíbe aun cuando nuestra
conciencia nos dice que estas cosas son buenas. Considere las palabras de Pablo en 1 de
Corintios capítulo 4 versículo 4:
Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me
juzga es el Señor. (1 Corintios 4:4)

La conciencia de Pablo estaba limpia porque él creía que había hecho lo correcto. Pero él
sabía que el tener una conciencia limpia o buena no era suficiente, porque nuestra conciencia
puede cometer errores.
Obviamente, la solución contra la influencia corruptora del pecado es confiar en el poder del
Espíritu Santo que trabaja dentro de nosotros mientras nos esforzamos por ajustar nuestra
conciencia a la Palabra de Dios. Cuando él nos ayuda a armonizar nuestras facultades
existenciales, podemos corregir nuestra conciencia cuando esta cae en el error, y podemos
ratificarla cuando juzga correctamente.
Ahora que hemos hablado sobre la razón y la conciencia, estamos listos para enfocarnos en la
manera en que usamos nuestras emociones para evaluar el conocimiento. Desgraciadamente,
muchos cristianos creen que las emociones no deben tener nada que ver con tomar
decisiones bíblicas, pero como veremos, las Escrituras recalcan que las emociones juegan un
papel muy importante.

Emociones
Las emociones son sentimientos internos; que son los aspectos afectivos de nuestra
sensibilidad ética. La Biblia no tiende a hablar sobre las emociones abstractamente o como un
grupo. Sin embargo habla bastante sobre las emociones individuales, como el amor, el odio, el
enojo, el miedo, la alegría, el dolor, la ansiedad, el contentamiento y el gusto. Así que, para
ver la manera en la que usamos las emociones para evaluar el conocimiento, veremos cómo
varias emociones específicas pueden ayudarnos a interpretar el mundo que nos rodea.
Las emociones son habilidades humanas dadas por Dios que nos permiten evaluar nuestro
conocimiento de muchas maneras diferentes. Por ejemplo, a menudo tenemos respuestas
emocionales a las situaciones incluso antes de entrar en cualquier reflexión consciente,
racional. En estos casos, nuestras emociones nos proporcionan nuestra orientación inicial
hacia los hechos. Son evaluaciones inmediatas de nuestras circunstancias.
Por ejemplo, si voy cruzando la calle y oigo la bocina del automóvil muy fuerte detrás de mí, mi
primera reacción probablemente será emocional, como miedo o sorpresa. Y sólo después de
una reflexión consciente podré explicar que tuve miedo porque sentí que podría estar en
peligro.
En casos como este, es posible decir que las emociones están basadas en alguna forma
subconsciente del razonamiento. Yo sé que las bocinas del automóvil normalmente me alertan
del peligro. Así que, cuando oigo una bocina de automóvil, puedo reaccionar reflexivamente,
con la emoción de miedo. Pero sería difícil identificar un proceso de pensamiento, racional en
este reflejo. Cualquier persona estará de acuerdo que sucede tan rápido que no tendría
tiempo de entrar en un razonamiento activo, consciente.
En cambio, parece que mi emoción es mi primera reacción a la experiencia y que mi reflexión
en el pensamiento de lo sucedido viene después. Y sucede lo mismo en muchas otras
situaciones éticas. Nuestras emociones son a menudo nuestra interpretación inicial de los
hechos. Escuche el registro del encuentro de Daniel con un ángel en Daniel capítulo 10
versículos 8 al 17:
Nadie se quedó conmigo cuando tuve esta gran visión. Las fuerzas me abandonaron,
palideció mi rostro, y me sentí totalmente desvalido…Y le dije a quien había estado hablando
conmigo: "Señor, por causa de esta visión me siento muy angustiado y sin fuerzas. ¿Cómo es
posible que yo, que soy tu siervo, hable contigo? ¡Las fuerzas me han abandonado, y apenas
puedo respirar!" (Daniel 10: 8-17 [NVI])

El susto, terror y angustia de ver a este ser celestial paralizó a Daniel con miedo. Sintió sus
emociones intensamente antes de que él pudiera pensar racionalmente sobre la visión. Y su
experiencia emocional poderosa influyó en su respuesta a la visión, motivándolo a someterse
al mensaje del ángel de Dios.
O piense una vez más en la manera en que el Rey David respondió al profeta Natán en 2 de
Samuel capítulo 12. David había cometido adulterio con Betsabé y había mandado matar a su
marido Urías para cubrir el adulterio. Pero él no se había sentido apenado ni culpable de su
pecado, por lo que nunca se había arrepentido. La falta de este tipo de emociones le impidió
pensar correctamente sobre su pecado, cegándolo en su dureza e impidiendo su
arrepentimiento.
En respuesta a la dureza de corazón de David, Dios envió a Natán a que le dijera a David una
parábola sobre un hombre rico que le había robado la oveja que tenía de mascota a un
hombre pobre y la dio a sus invitados. David por supuesto, había sido pastor él mismo, y esta
historia conmovió sus emociones. Sus emociones le permitieron ver la injusticia en esta
situación, y él se indignó por la falta de piedad del hombre rico. Entonces Natán le reveló la
verdad: la parábola era una metáfora de las propias acciones de David. David era el hombre
rico que le había robado a Betsabé al pobre Urías. David conocía los hechos de sus acciones
desde mucho tiempo atrás. Pero fue hasta que usó sus emociones que él pudo ver su pecado
claramente para medir estos hechos conforme a las normas de Dios.
Nuestras emociones pueden ser una herramienta muy útil para determinar cómo aplicar la
Palabra de Dios a nuestra vida moderna. Los sentimientos de compasión pueden ayudarnos a
ver la importancia de ayudar a quienes tienen necesidad. El sentimiento de enojo puede
persuadirnos del valor de seguir la justicia. Las experiencias de alegría pueden permitirnos ver
y afirmar la bondad de Dios incluso en medio de tiempos difíciles. El miedo puede llevarnos a
buscar maneras de evitar el pecado. Los sentimientos de culpa pueden alertarnos cuando
hemos caído en pecado. Los sentimientos de amor pueden enseñarnos cómo dar, proteger,
amonestar y mostrar misericordia.
Por supuesto, al igual que el resto de nuestras facultades existenciales, nuestras emociones
están corrompidas por el pecado y por consiguiente sujetas al error. Es por esto que debemos
aconsejar a las personas a no seguir sus emociones ciegamente, sin la reflexión. No todos los
sentimientos que tenemos son rectos, o incluso correctos. Nuestras emociones revelan el nivel
de alcance de nuestros corazones, incluyendo nuestros pecados y errores. Así que, siempre
debemos tener cuidado de someterlos al consejo del Espíritu Santo y a la guía de la Palabra
de Dios, y armonizarlos con nuestras otras habilidades y capacidades dadas por Dios.
En resumen, siempre que pensemos cómo se relacionan los hechos entre sí o cómo se
relacionan con nuestro deber ante Dios, estamos evaluando el conocimiento que hemos
adquirido. Y en estas evaluaciones, la razón, la conciencia y las emociones son todas
herramientas valiosas que pueden ayudarnos a sacar conclusiones que agradan a Dios. Hasta
ahora en nuestra investigación de escoger el bien, hemos visto algunas de las facultades
existenciales en las que más confiamos cuando adquirimos conocimiento sobre nuestra
situación, así como las principales facultades en las que más confiamos cuando evaluamos
este conocimiento. Ahora pasaremos al tercer paso en el proceso de escoger el bien, es decir
aplicar el conocimiento. En esta sección de nuestra lección, nos enfocaremos más
directamente en las habilidades y capacidades relacionadas con el acto de decidir.

APLICAR CONOCIMIENTO
Una vez que nos entendemos correctamente a nosotros mismos, nuestra situación y la
Palabra de Dios, estamos finalmente en posición de tomar una decisión ética. No es suficiente
con sólo tratar de deducir lo que debemos hacer. De hecho tendremos que decidir hacerlo.
Tenemos que tomar una elección consciente para hacer lo correcto, y tenemos que llevar a
cabo esa elección. Y eso es lo que tenemos en mente aquí cuando hablamos de aplicar el
conocimiento: Estamos hablando de decisiones que producen acción.
Nuestro estudio de aplicar el conocimiento se enfocará en dos facultades. Primero,
hablaremos de la facultad más general del corazón. Segundo, hablaremos de la facultad más
específica de la voluntad. Comencemos con el corazón como la más general de estas dos.

Corazón
Como hemos visto en una lección anterior, nuestro corazón es el centro de todo nuestro ser.
Es el fondo de nuestra persona interna y el centro de nuestros motivos, es decir la suma de
todas nuestras disposiciones interiores. En el vocabulario de la Biblia, existe una gran armonía
entre las palabras "corazón," "mente," "pensamientos," "espíritu" y "alma." Sin embargo, para
nuestros propósitos, en esta lección queremos enfocarnos en la función de nuestro corazón
en el proceso de toma de decisiones. Así que, definiremos el corazón como el centro del
conocimiento moral y la voluntad moral. Es toda nuestra persona interna, considerada desde
la perspectiva de lo que sabemos y lo que hacemos con nuestro conocimiento.
Veremos dos aspectos del corazón para ver cómo funciona cuando tomamos decisiones
éticas. Primero, investigaremos nuestros compromisos sinceros, nuestras lealtades básicas. Y
segundo, analizaremos los deseos de nuestro corazón, es decir aquellas cosas que queremos
cuando tomamos una decisión. Empezaremos con los compromisos de nuestro corazón.
Compromisos
Tenemos muchos compromisos en la vida. Somos fieles a varias personas, como nuestras
familias, amigos, compañeros de trabajo y compañeros cristianos. Nos comprometemos con
organizaciones como las iglesias, escuelas, compañías, gobierno e incluso equipos de
deportes. Nos comprometemos a los principios como la bondad, la honestidad, la verdad, la
belleza y la sabiduría. Somos fieles a ciertos estilos de vida, ciertos modelos de conducta y
preferencias para todo tipo de cosas. Y por extraño que nos parezca, debido a que somos
seres humanos caídos, existe un sentido en el que incluso tenemos compromisos para pecar.
Ahora, por supuesto que no estamos comprometidos con todas estas cosas en el mismo
grado. Y para los cristianos, hay un compromiso que debe estar por encima de todos los
demás: nuestro compromiso con Dios. Este compromiso debe gobernar la dirección
fundamental de toda nuestra vida, y todos nuestros otros compromisos deben servir a este
compromiso que es el más básico. Como lo declaró Salomón en 1 de Reyes capítulo 8
versículo 61:
Sea, pues, perfecto vuestro corazón para con Jehová nuestro Dios, andando en sus estatutos
y guardando sus mandamientos. (1 Reyes 8:61)

Y como lo enseñó el profeta Jananí en 2 de Crónicas capítulo 16 versículos 9:


Los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen
corazón perfecto para con él. (2 Corintios 16:9)

Los compromisos son importantes en la ética porque de alguna manera gobiernan todas
nuestras elecciones. Para ser más específicos, nosotros elegimos según los compromisos que
sentimos que son mayores al momento de escoger. Cuando nuestros compromisos correctos
son los más fuertes, actuamos según nuestra sincera lealtad a Dios, y él juzga nuestra
conducta como buena. Pero cuando cedemos ante nuestros compromisos pecadores, Dios
juzga nuestra conducta como mala. Como dijo Jesús en Lucas capítulo 6 versículo 45:
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal
tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. (Lucas
6:45)

Aquí, Jesús se refirió a nuestros compromisos como las cosas que están atesoradas en
nuestros corazones. Y nuestros compromisos siempre se hacen explícitos en nuestras obras.
Así que, expresamos nuestro compromiso con Dios en las buenas obras, y expresamos
nuestro compromiso con el pecado en las malas obras.
Debido a que el pecado aun mora en nosotros, todos los cristianos tenemos compromisos
mixtos. Algunos de nuestros compromisos son buenos, siendo parte de nuestro compromiso
más grande con Dios. Pero algunos de nuestros compromisos son malos, siendo el resultado
del pecado en nuestros corazones. Así que, si queremos tomar decisiones bíblicas, tenemos
que ser muy conscientes de nuestros compromisos. Nos sometemos al Espíritu Santo
mientras trabaja en nosotros para ajustar todos nuestros compromisos al carácter de Dios,
tanto a través de nuestra comprensión de su Palabra, como a través del uso de nuestras otras
facultades. Y debemos rechazar e intentar cambiar aquellos compromisos que fluyen del
pecado.
Con esta comprensión de nuestros compromisos y lealtades en mente, estamos listos para
pensar sobre nuestros deseos. ¿Cómo impactan nuestras necesidades y anhelos, nuestras
elecciones morales?
Deseos
La Escritura indica que así como los cristianos hemos mezclado los compromisos, también
tenemos deseos buenos y malos en nuestro corazón. Cuando ponemos nuestro corazón en
cosas que Dios aprueba, nuestros deseos son buenos. Pero cuando ponemos nuestro
corazón en las cosas que Dios condena, nuestros deseos son malos. Por ejemplo, en 2
Timoteo capítulo 2 versículos 20 al 22, Pablo dio esta instrucción:
Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de
madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles. Así que, si alguno
se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto
para toda buena obra. Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el
amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. (2 Timoteo 2:20-22)

Pablo enseñó que debemos purificar nuestro corazón deshaciéndonos de nuestros deseos
malos, de los anhelos que están motivados por el pecado que mora en nosotros. Conforme
purguemos los deseos malos de nuestro corazón, sólo nos quedarán aquéllos deseos que
agradan al Señor.
Purificar nuestro corazón no es fácil; el pecado nos pone en una lucha fuerte. De hecho, esta
batalla es tan difícil que nunca podríamos ganarla por nuestra propia fuerza. Sólo confiando
en el poder del Espíritu Santo podemos esperar ganar esta batalla. Pero como somos
personas imperfectas, ciertamente fallamos incluso al no confiar en el Espíritu como
deberíamos. Escuche las palabras de Pablo en Gálatas capítulo 5 versículo 17:
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos
se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. (Gálatas 5:17)

Y en Romanos capítulo 7 versículos 15 – 18, él escribió esto:


No hago lo que quiero, sino lo que aborrezco…ya no soy yo quien lo lleva a cabo sino el
pecado que habita en mí…Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. (Romanos
7:15-18 [NVI])

En estos versículos, Pablo contrastó nuestros deseos buenos con nuestros deseos malos. Por
un lado tenemos deseos espirituales, deseos que nos da el Espíritu Santo y que agradan a
Dios. Por otro lado, tenemos deseos pecaminosos que vienen de nuestra naturaleza caída,
pecaminosa. Y estos dos deseos pelean por el dominio cada vez que tomamos una decisión.
Cuando cedemos ante nuestros deseos pecaminosos, nuestras elecciones son malas. Pero
cuando nos resistimos a esos deseos pecaminosos y actuamos con nuestros deseos
espirituales, nuestras elecciones son buenas. Y no hay ninguna otra opción; sólo hay dos tipos
de decisiones: buenas o malas. Cada decisión buena está tomada conforme a los deseos del
Espíritu Santo, y cada decisión mala está tomada conforme a los deseos pecaminosos.
En la vida cristiana, nuestro mayor deseo debe ser siempre agradar a Dios y hacer su
voluntad. Odiamos el hecho de que deseamos el pecado. Considerándolo desde una
perspectiva de nuestra vida en general, nuestras elecciones pecaminosas contradicen
nuestros deseos. Elegimos pecar aun cuando no deseamos pecar.
Pero considerándolo desde el momento de nuestra decisión, nuestras elecciones nunca
contradicen nuestros deseos. Desde esta perspectiva, escogemos siempre lo que más
deseamos en el momento que decidimos. En otras palabras, escogemos pecar porque
deseamos pecar. Como leemos en Santiago capítulo 1 versículos 14 y 15:
Cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando
el deseo ha concebido, engendra el pecado. (Santiago 1:14 y 15 [NVI])

Cuando pensamos en nuestro corazón, en lo que se refiere a nuestros compromisos y


deseos, es fácil ver que el corazón es esencial para tomar decisiones éticas. A veces
seguimos nuestros compromisos y buenos deseos para tomar decisiones que aplican
correctamente a la Palabra de Dios en nuestras vidas. Otras veces, seguimos nuestros
compromisos y malos deseos, negándonos a vivir conforme a la Palabra de Dios. En todo
caso, estas elecciones surgen de nuestro corazón.
Una vez que hemos hablado de nuestro corazón como la facultad más general que usamos
cuando aplicamos el conocimiento, estamos listos para ver la voluntad como algo más
estrecho, como una facultad existencial más específica para tomar elecciones morales.

Voluntad
Nuestra voluntad es nuestra capacidad para tomar decisiones. Es nuestra predisposición,
nuestra habilidad para hacer elecciones. Así que, cada vez que hacemos una elección o una
decisión, estamos usando nuestra voluntad.
Como todas nuestras facultades existenciales, nuestra voluntad es una perspectiva de toda
nuestra persona. Así que, no debemos cometer el error de pensar que depende de nuestras
otras capacidades y habilidades. Más bien, hablar de nuestra voluntad es ver nuestro proceso
completo de toma de decisiones desde la perspectiva de las elecciones que hacemos, y sobre
todo desde la perspectiva del resultado final.
Claro, tomar la decisión correcta es a menudo difícil porque nuestra voluntad es afectada por
nuestra naturaleza caída. Para el cristiano, esto significa que mientras el Espíritu Santo nos
permite que tomemos decisiones que agradan a Dios, siempre existe la posibilidad de que el
pecado que mora en nosotros nos tiente a tomar decisiones pecadoras.
Ahora, es importante reconocer que nuestra voluntad puede ser [Activa] o [Pasiva]. Es decir, a
veces tomamos decisiones de manera pasiva e inconsciente, como por la fuerza del hábito.
Pero en otros momentos, las preguntas éticas que enfrentamos requieren de una reflexión
activa y de decisiones conscientes.
Considere, por ejemplo, la manera activa en la que podría usar mi voluntad cuando se me
presenta la oportunidad de robar una valiosa pieza de joyería. Cuando veo la joya, tengo que
tomar a una opción activa, consciente, ya sea de robarla o no robarla. De hecho, podríamos ir
tan lejos como decir que cada asunto ético que reconocemos como un problema o dilema
requiere que usemos nuestra voluntad de una manera activa, simplemente en virtud del hecho
que lo reconocemos como un problema.
Pero hay muchos otros asuntos éticos que manejamos de una manera pasiva e inconsciente,
como aquéllos con los que habitualmente tratamos o a los que respondemos como un reflejo.
Por ejemplo, nuestra voluntad puede ser bastante pasiva cuando nos enfrentamos con las
elecciones que tomamos en situaciones normales, como cuando disciplinamos a nuestros
hijos. Ahora, en algún momento, la mayoría de los padres han usado su voluntad activamente
para determinar qué tipo de castigo usarán para sus hijos, como darles con la vara, quitarles
privilegios o asignarles tareas extras. Pero cuando realmente es tiempo de ejercer la
disciplina, no siempre pensamos en la moralidad de nuestras diferentes opciones. A menudo,
simplemente caemos en nuestro modelo habitual.
Nuestra voluntad también funciona de manera pasiva, inconsciente cuando respondemos por
reflejo. Estoy pensando en aquellas decisiones que parecen llegar por sí solas o incluso se
nos imponen. Por ejemplo, cuando veo un pájaro, yo creo que fue creado por Dios. No es algo
que tengo que pensar conscientemente ni tampoco es que tenga un hábito en pensar este tipo
de cosas. Más bien, es una creencia que me llega instantáneamente porque reconozco la
mano de Dios en su creación. No obstante, es un acto de voluntad porque involucra una
decisión. En este caso, la decisión es reconocer a Dios como el creador del pájaro.
Así que, de una u otra manera, activa o pasivamente, nuestra voluntad está envuelta en todas
y cada una de las cosas que elegimos pensar, decir o hacer. Es la facultad que usamos para
tomar cada decisión en nuestra vida. Así que, si nuestras decisiones son agradar a nuestro
Señor, debemos someter nuestra voluntad a Él a cada paso. Debemos desear lo que la
Palabra de Dios nos ordena y debemos permitir al Espíritu Santo trabajar dentro de nosotros
para influir en nuestra voluntad de manera positiva. Como lo escribió Pablo en Filipenses
capítulo 2 versículo 13:
Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena
voluntad. (Filipenses 2:13 [NVI])

A lo largo de esta lección hemos visto que Dios nos ha dado muchas facultades existenciales
que juegan papeles importantes cuando se trata de escoger lo bueno. Si pasamos por alto
cualquiera de ellas, corremos el riesgo de no poder tomar decisiones verdaderamente
morales. Pero para asegurarnos de que entendemos la manera en que cada una de estas
habilidades y capacidades funcionan en armonía con las otras, consideremos una ocasión
cuando Jesús ejerció todas estas capacidades y habilidades existenciales para tomar una
decisión ética. En Mateo capítulo 12 versículos 9 al 13, leemos esta historia:
Jesús vino a la sinagoga de ellos. Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y
preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? El les dijo:
¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de
reposo, no le eche mano, y la levante? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por
consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. Entonces dijo a aquel hombre:
Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra. (Mateo 12:9-13)
Veamos este asunto en lo que se refiere a nuestra lección. Primero, Jesús adquirió
conocimiento. Utilizó su experiencia para ver y reconocer que el hombre que estaba ante él
tenía una mano paralizada. Jesús también usó su imaginación para fijarse la meta de sanar la
mano del hombre y para considerar las diferentes maneras en las que podría contestar la
pregunta que le plantearon los Fariseos.
Segundo, Jesús evaluó su conocimiento. Su razón presentó una analogía entre la práctica
legítima de rescatar una oveja en el día sábado, y la acción que él estaba considerando,
específicamente, sanar a un hombre en el día sábado. Y su conciencia concluyó que sanar a
este hombre sería algo bueno. Sus emociones lo llevaron a tener piedad de aquel hombre.
Tercero, Jesús aplicó su conocimiento. Comenzó la aplicación determinando en su corazón
hacer lo bueno. Su compromiso más fuerte era con Dios y su mayor deseo era actuar de una
manera que honrara y glorificara a Dios, especialmente sanando al hombre. Finalmente,
Jesús usó su voluntad para llevar a cabo su decisión de sanar al hombre.
Así que, vemos que aplicar el conocimiento es el paso final en cada una de nuestras
decisiones éticas. Es donde nuestro corazón determina permanecer comprometido a nuestro
Dios, deseando glorificarlo. Y es donde nuestra voluntad elige pensar, hablar y hacer lo que su
Palabra nos pide.

CONCLUSIÓN
En esta lección sobre escoger el bien, hemos visto nuestras distintas facultades existenciales,
es decir, nuestras habilidades y capacidades, en lo que se refiere a los tres pasos de nuestro
proceso de toma de decisiones: el paso de adquirir el conocimiento, es decir dónde
obtenemos la información; el paso de evaluar el conocimiento, es decir dónde evaluamos la
información que hemos adquirido; y el paso de aplicar el conocimiento, en otras palabras
dónde de hecho tomamos nuestras elecciones éticas y actuamos sobre ellas.
Escoger el bien debe ser la meta de todo cristiano. Estudiamos la ética porque queremos
tomar las opciones correctas. Examinamos la Palabra de Dios, nuestras situaciones actuales y
a nosotros mismos para saber cómo tomar decisiones que agradan al Señor. A lo largo de
esta serie hemos visto la importancia atender a todos estos y otros factores. Pero finalmente,
después de todo nuestro estudio, cada problema ético termina en una decisión existencial:
¿Elegirá usted lo que es bueno? Su respuesta a esta pregunta determinará si usted ha
tomado una verdadera decisión bíblica.
Equipamiento de Combate: La Armadura de Dios (últimos capítulos)
Guerra Espiritual:
Uniéndose a Jesús para Vencer al mal
Por David Feddes
 
Copyright (c) 2013
Publicado por Christian Leaders Press
 
Tercera Parte (continuación)
 
Equipo de Combate:
La Armadura de Dios
 
 
Capítulo Catorce
 
El Yelmo de la Salvación
 
Tomad el yelmo de la salvación. (Efesios 6:17)
 
El hombre estaba aterrorizado. Él me dijo que tenía miedo de los espíritus
sobrenaturales. Había crecido en un ambiente secular y científico, pero sentía curiosidad por
los poderes sobrenaturales. Se involucró con personas que hablaban de "magia blanca". Ellos
tenían una visión alegre y atractiva acerca de la brujería y de la veneración a la naturaleza. El
contacto con los espíritus era emocionante, y la adoración a la naturaleza parecía respetar al
medio ambiente. Al principio lo disfrutaba, pero poco a poco los espíritus se volvían más
oscuros y más malvados. En unos pocos años, se sintió atrapado por poderes que nunca se
había atrevido a imaginar. Para cuando me habló, él deseaba desesperadamente ser libre,
pero le costaba trabajo serlo. ¿Cómo podía escapar de estos terribles poderes? ¿Cómo
podría recuperarse del daño a su alma? Este hombre había elegido involucrarse con poderes
invisibles, y ahora temía que estuviera más allá de toda esperanza.
Otras personas no toman la decisión de involucrarse con los espíritus; ellos nacen en ello. Si
tus padres, parientes y cultura están envueltos en el espiritismo, creces tratando de complacer
a varios espíritus--quizás el espíritu de una casa o de un río en particular, el espíritu de un
árbol o de un animal, o el espíritu que rige toda una región. Crees que tu salud y tu éxito
dependen de los espíritus. Si las cosas te salen bien, imaginas que los espíritus te están
favoreciendo. Si algo sale mal, piensas que un espíritu está en tu contra. Esto puede ser
aterrador. Le temes a los espíritus y le temes a otras personas que puedan influir en los
espíritus. Si alguien te odia, te somete a una maldición y vuelve un espíritu en tu contra,
podrías temer que nada pueda romper el hechizo. Nada puede salvarte.
Si creces con el espiritismo, es difícil dejarlo por completo, incluso si escuchas el evangelio de
Jesús y comienzas a llamarte Cristiano. Es posible que seas bautizado y creas algo acerca de
Jesús. Incluso se te puede enseñar la verdad de que Jesús es más poderoso que cualquier
espíritu. Pero cuando te golpea una crisis, puedes tomar más en serio a los espíritus que a
Jesús. La vieja religión tradicional parece más real que el Cristianismo. Si tienes problemas,
puede que no estés satisfecho al orar a Dios por ellos; puedes buscar ayuda de los viejos
espíritus. Si te enfermas, un sanador tribal que sabe cómo tratar con los espíritus puede
parecerte más valioso que un pastor. Puedes pensar que tu enfermedad proviene de un
espíritu que está en tu contra, y que la única forma de curarte es realizar algún ritual o hacer
algo que persuada al espíritu para que deje de afligirte.
Algunas personas pueden tratar de convencerte de que el mundo espiritual no es real, que
todo es superstición. Podrían intentar volverte más científico y sensato. Pero eso no siempre
ayuda. Algunos miedos y creencias en espíritus son solo superstición, pero a veces involucran
poderes demoníacos reales. Una vez que has sentido el control de un cruel poder
sobrenatural, no funciona negar lo sobrenatural. Sabes que el poder es real. La única forma
en la que puedes ser libre es contar con la ayuda de alguien con un poder sobrenatural aún
mayor que el de los espíritus que te están perjudicando. Solo el Señor Jesucristo es lo
suficientemente fuerte como para salvarte de todos los espíritus malignos.
La Biblia habla de espíritus que afectan nuestras vidas, y la experiencia de muchas personas
confirma que estos espíritus son reales. No funcionará decir que no son reales. Pero incluso si
son reales, incluso si la gente te maldice, incluso si el espíritu maligno te ataca, no te
asustes. No trates de hacer tratos con los espíritus. No uses rituales tradicionales para
atraerlos. No trates de complacer a los espíritus para hacerte la vida más fácil. Si haces eso,
caes en la trampa de los espíritus. Estás jugando según sus reglas, y nunca ganarás de esa
manera. Si los espíritus hostiles te han lastimado en el pasado y todavía quieren lastimarte, no
trates de complacerlos. Lucha contra ellos y derrótalos.
Muchas personas tienen demasiado miedo para luchar. Están seguros de que los espíritus
controlan el futuro y no se atreven a ir en contra de ellos. Ellos no creen que puedan ganar. Si
te sientes así, entonces tu temor se hará realidad--no puedes ganar si no esperas la victoria,
si no tienes esperanza de salvación, no tienes certeza de que tu futuro está en manos del
Señor Jesús. Pero si perteneces a Jesús y tienes la esperanza segura de la salvación, puedes
vencer el miedo, vencer a los demonios y marchar hacia la victoria. La Biblia habla de llevar
"la esperanza de salvación como yelmo" (1 Tesalonicenses 5:8).
 
La Meta de Satanás
Cuando los espíritus malignos atacan, necesitas un yelmo fuerte. El gobernante de los
espíritus malignos es Satanás, y se especializa en la desesperación. Él sabe que si no tienes
esperanza, también estás indefenso en contra de él. Satanás quiere que pienses que no
tienes futuro y que el mundo no tiene futuro.
Para lograr este objetivo, Satanás y sus espíritus malignos usan diferentes tácticas con
diferentes personas y diferentes culturas. En algunas culturas, los espíritus hacen obvio su
poder en un esfuerzo por esclavizar a las personas. En otras culturas, los espíritus mantienen
un bajo perfil y buscan socavar la creencia en cualquier cosa sobrenatural, incluyendo a
Dios. Satanás convence a algunas personas y culturas de que los espíritus de su religión
tradicional controlan el futuro. Satanás convence a otras personas y culturas de que el mundo
sobrenatural ni siquiera existe, que no hay espíritus ni Dios, que las leyes mecánicas de la
naturaleza son la única realidad, que no hay vida después de la muerte para ningún individuo
y que el universo mismo se dirige hacia un futuro de muerte total. Los métodos de Satanás
difieren, pero su objetivo es el mismo: la desesperanza.
Las personas que se enorgullecen de una mentalidad científica pueden no sentirse atadas por
espíritus enemigos, pero pueden ser igual de sombrías sobre el futuro. Por ejemplo, el
columnista George Will escribió un artículo que hace eco a la creencia de muchas personas
educadas de que el sol eventualmente se consumirá y toda la vida se extinguirá. "La Tierra se
dirige hacia la frígida falta de vida". George Will acepta la teoría de la biología de que nuestro
pasado está enraizado en ancestros animales, y acepta la teoría de la geología de que la
tierra, la cual le proporciona a los humanos un ambiente habitable por el momento, algún día
cambiará y hará imposible la vida. "Aunque el planeta es hospitalario por el momento, éste es
indiferente--al final será letalmente indiferente--con sus pasajeros humanos". La mentalidad
secular y científica se encuentra tan desconsolada como una mentalidad aterrorizada de
espíritus hostiles. Un universo sin esperanza ni significado--eso es lo que Satanás quiere que
creas.
Si vas a escuelas que enseñan sobre un universo mecánico, si crees que la humanidad se
dirige hacia la extinción, necesitas la esperanza de la salvación como tu yelmo. La idea de que
el mundo pre enviado llegará a su fin y que las personas se dirigen hacia la muerte no es
exactamente una noticia, por supuesto. La Biblia dice lo mismo. En Isaías 51:8 Dios dice:
"Porque como a vestidura los comerá polilla, como a lana los comerá gusano; pero mi justicia
permanecerá perpetuamente, y mi salvación por siglos de siglos". Incluso después de que
mueras, incluso después de que el mundo termine, existe una vida nueva y una creación
nueva. Cuando crees eso, tienes un fuerte yelmo de esperanza.
La Biblia es asombrosa. Toma el mundo de los espíritus tan seriamente como cualquier
religión tribal tradicional, sin embargo, pone a estos espíritus en su lugar al declarar la
autoridad suprema de Jesús y su victoria sobre los espíritus malignos. La Biblia toma la
muerte de los humanos y el fin del mundo tan en serio como el materialista científico más
sombrío, sin embargo, Dios declara la esperanza viva de la resurrección y de una tierra
nueva. ¡Qué diferencia contar con el yelmo de la salvación! ¡Qué diferencia saber que el
máximo poder no son los espíritus de las religiones tradicionales o las fuerzas de la materia y
de la energía, sino el poder omnipotente del Señor resucitado Jesucristo!
 
La Esperanza Bienaventurada
Efesios 6:17 dice: "Tomad el yelmo de la salvación". Una declaración similar en 1
Tesalonicenses 5:8 habla de vestirse "con la esperanza de salvación como yelmo". A veces,
cuando la Biblia habla de salvación, se refiere al perdón de nuestros pecados, a ser hechos
rectos con Dios y a ser rescatados del control de Satanás. En este contexto, sin embargo, la
Biblia está hablando de la salvación final. La esperanza de la salvación es la confianza en la
segunda venida de Jesús, la derrota final de Satanás y de las fuerzas del mal, la resurrección
de los muertos y la vida en el cielo nuevo y en la tierra nueva.
Esta gran esperanza para el futuro es una fuerte protección en contra de Satanás en el
presente. Para resistir las tentaciones de Satanás y obedecer a Dios, debes estar seguro de
que incluso si el mal parece traer éxito por el momento, la santidad triunfa al final. Esta
poderosa esperanza te permite seguir diciéndole "No" a Satanás y "Sí" a Dios.
Debido a que la gracia de Dios que trae salvación ha surgido para todos los hombres. Ésta
nos enseña a decirle "No" a la impiedad y a las pasiones mundanas, y a vivir una vida
ecuánime, recta y piadosa en esta era presente, mientras esperamos la esperanza
bienaventurada: la gloriosa aparición de nuestro gran Dios. y Salvador, Jesucristo (Tito 2:11-
13).
Cuando la Biblia dice que debemos tomar el yelmo de la salvación o tomar la esperanza de la
salvación como un yelmo, esto es lo que significa: "aguardando la esperanza bienaventurada
y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo".
No te dejes atrapar por el miedo a los espíritus o a los hechizos. Incluso si tales cosas te han
dominado a ti y a las personas que te rodean, Jesús abre un futuro fantástico. Si solo piensas
en el corto plazo y no en el futuro eterno, podrías pedirles ayuda a varios espíritus, e incluso
eso podría funcionar durante un tiempo. Si solo te importa sobrellevar una enfermedad o
mejorar tus ingresos, y si estás dispuesto a vender tu alma buscando la ayuda de los espíritus,
ellos pueden ayudarte a conseguir lo que quieres, pero serás su esclavo. No dejes que eso
suceda. Confía en Jesús. Jesús es más poderoso que todos los espíritus combinados, y él
puede liberarte de sus garras. Ahora mismo él puede ayudarte a vivir en la libertad espiritual, y
en su segunda venida, alegrará a todos los que confían en su salvación.
Sin embargo, a corto plazo es posible que Jesús no te dé todo el éxito o la salud que estabas
esperando. ¿Eso significa que debes renunciar a Jesús, volver a los espíritus y tratar de
obtener favores de ellos? No, incluso si Jesús no te da lo que quieres de inmediato, sigue
confiando en él de todos modos. Él sabe lo que es mejor para ti, y si confías en él, al final te
alegrarás.
En algunas religiones tradicionales, los espíritus ofrecen maneras de ponerse de tu lado, o al
menos de evitar que te hagan miserable. Pero estos espíritus son demonios, y es mortal lidiar
con demonios. ¿Harías negocios con alguien en quien no puedes confiar, alguien que miente
constantemente? Si no, ¿por qué tratar de hacer tratos con Satanás? Él miente todo el
tiempo. A veces amenaza a las personas que ya pertenecen a Jesús e intenta hacerles creer
que no pueden liberarse de sus espíritus, pero el hecho es que un espíritu no puede tomar la
vida de alguien que pertenece a Jesús. Si las amenazas no le funcionan a Satanás, él y sus
espíritus pueden prometer que te harán más feliz, e incluso podrían darte algunos resultados a
corto plazo, pero su objetivo a largo plazo es alejarte de Cristo y hacer que sufras en el
infierno por la eternidad. No hagas tratos con espíritus engañadores. Incluso si por un tiempo
obtienes lo que quieres, no lo olvides: Satanás con mucho gusto te deja tener menos
problemas si puede llevarte al infierno por la eternidad.
Piensa en Satanás como un general que quiere destruir un país, pero que primero necesita
poner a algunas personas de su lado antes de poder eliminarlas. Él ofrece sobornos y hace
amenazas para poner a las personas de su lado, pero todavía odia a los que lo
acompañan. Después de que los haya utilizado, los atormentará y los arruinará.
O piensa en Satanás como un criminal asesino que incita a las personas a hacer lo que él
quiere o que les paga para cometer actos delictivos. Eventualmente las asesina después de
que ya no las usa más. A las personas de un sindicato de crimen les puede gustar el dinero
extra y los beneficios que les da su jefe, pero ¿de qué sirven esos favores después de que los
asesina? E incluso si te deja vivir más tiempo, ¿de qué sirven sus favores cuando el jefe del
crimen es arrestado por las autoridades y castigado? Cuando él es castigado, también tú eres
castigado por acompañarlo y por hacer su trabajo. Satanás es un jefe criminal que se dirige a
la prisión del infierno. Aquellos que hacen tratos con él y con sus espíritus también serán
encarcelados en el infierno por la eternidad, a menos que se alejen de Satanás y se acerquen
a Dios.
Aun así, puede ser muy tentador aceptar a Satanás, así como puede ser tentador aceptar
sobornos por ayudar a un general en jefe o a un jefe criminal. Si te ofrecen suficiente dinero o
te amenazan con dureza, puedes pensar que tu prosperidad y tu propia supervivencia
dependen de los espíritus. Pero lidiar con los espíritus te destruye al final. Es por eso que Dios
te advierte que no busques ayuda de otros espíritus o realices rituales para
complacerlos. Dios sabe que esos espíritus solo quieren usarte y arruinarte. Dios quiere que
tengas su alegría y vida eterna con él. Dios te dice que le ores a él, y solo a él. No cometas
traición en contra de Dios yendo con espíritus que son enemigos de Dios.
Si estos espíritus te amenazan, no hagas tratos con ellos, y no te rindas a la
desesperación. ¡Toma el yelmo de salvación! Pon tu fe en Jesús. Ponte bajo su protección
ahora mismo y sigue esperando que Jesús regrese. Prepárate para conocerlo. Jesús ya ganó
la batalla decisiva sobre Satanás, y cuando vuelva, la victoria estará completa. Así que cuenta
con su victoria sobre el espíritu malvado, no dejes que los demonios te engañen. No dejes que
te sobornen y te corrompan con sus promesas de favores y poderes especiales. No dejes que
te desanimen o te aplasten con miedo. Deja que la esperanza de la salvación sea tu yelmo.
Cuando te pones el casco de la salvación, tú y el Señor tienen cascos iguales. La Biblia
visualiza al Señor poniéndose el "yelmo de salvación en su cabeza " y promete que, "vendrá el
Redentor" (Isaías 59:17,20). Cuando tu yelmo de salvación coincide con el yelmo de Jesús,
estás seguro de ganar.
 
Cuenta Con Su Venida.
¿Cómo te pones el yelmo de la salvación? Al contar con la segunda venida de Jesús y al
desear que llegue. La venida de Jesús no es una parte menor y opcional del Cristianismo. Se
encuentra en el corazón de la fe, junto con el perdón a través de la muerte de Jesús. La Biblia
dice: "Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y
después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados
de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le
esperan" (Hebreos 9:27-28). Si naces de nuevo, tienes un enfoque futuro. La Biblia dice que
Dios " nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los
muertos... sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que
está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero... os alegráis con gozo inefable y
glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas" (1 Pedro 1:3-
9).
Esta alegre anticipación de la venida de Jesús es un yelmo de defensa que protege en contra
del enredo de los espíritus y de la religión falsa. También protege en contra del secularismo
sin futuro. El secularismo niega lo sobrenatural, enseña que la muerte es nuestro fin, y que el
mundo seguirá funcionando según las leyes mecánicas de la naturaleza hasta que termine en
la ruina. Esa perspectiva sin esperanza destruye la moralidad y el significado y se convierte en
una excusa para perseguir el placer. La Biblia dice que si este punto de vista fuera cierto, la
respuesta lógica sería: "Comamos y bebamos, porque mañana moriremos" (1 Corintios
15:32). Diviértete mientras puedas. ¿Por qué no hacer lo que te plazca? no importa cuán
equivocado estés, no importa quién resulte herido. Si no hay Dios ni futuro eterno--no hay
recompensas por el sacrificio doloroso y no hay castigo por el pecado egoísta, entonces
perseguir el placer es el único punto de la existencia. No es un accidente que en las
sociedades locas por el placer del secularismo moderno, nuestros educadores enseñen
teorías que niegan lo sobrenatural y niegan un futuro eterno. Satanás ataca a muchas mentes
con tal pensamiento. Cuando tu cabeza está bajo ataque, necesitas un yelmo: la esperanza
de la salvación.
Vimos anteriormente que las personas que se vuelven Cristianas después de crecer en una
cultura de espiritismo pueden sentirse tentadas a volver a los espíritus antiguos cuando los
tiempos se ponen difíciles y la Cristiandad no parece obtener resultados. Pero, ¿y si eres un
Cristiano en una cultura no de espiritismo sino de laicismo? Bueno, allí también, Satanás
tratará de desanimarte en los tiempos difíciles y hará que te preguntes si el Cristianismo es
verdadero y si vale la pena. Él te tienta a renunciar a todo.
Satanás no siempre trata de persuadirte con argumentos ingeniosos. A veces trata de
abrumar tu fe con desilusión y desaliento. Si las oraciones no obtienen la respuesta que
deseas, si año tras año pasa sin que Jesús regrese, te sientes decepcionado, y Satanás te
hace preguntarte si el Señor es real en absoluto. Si has estado luchando para ser una mejor
persona y para hacer del mundo un lugar mejor, pero no ves mucha mejoría, te sientes
desanimado y te preguntas si la lucha vale la pena. ¿Por qué seguir luchando? Si luchas en tu
vida personal, si ves que la iglesia pierde terreno, si ves que la sociedad va en la dirección
equivocada, puedes sentir el deseo de renunciar a Cristo. Te sientes agotado y Satanás
susurra: "¿De qué sirve? Jesús nunca volverá. El futuro eterno es solo un sueño. El mundo es
como siempre ha sido y siempre será. Se realista. Ríndete. Solo intenta disfrutar durante unos
años antes de morir".
En tales momentos, toma el yelmo de la salvación. Recuérdate a ti mismo que el tiempo de
Dios puede ser diferente al tuyo, pero que Jesús seguramente vendrá para traer la salvación a
aquellos que lo están esperando y que trabajan para él. La Biblia dice,
Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os
escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón
en la noche... Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os
sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día... Por tanto, no
durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios... habiéndonos vestido con la
coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos ha
puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo" (1
Tesalonicenses 5:1-9).
Cuando Satanás te tienta a renunciar a Jesús, no lo hagas. Ponte tu yelmo y di: "Dios me ha
designado para recibir la salvación. No sé cuándo llegará el día final, pero lo estoy esperando.
Mientras tanto, no voy a dejar que Satanás me desaliente o me desanime. No voy a escuchar
a los que se burlan de la segunda venida de Jesús y dicen que no sucederá. Voy a orar para
que lleguen a creer en Jesús y se unan a su causa antes de que sea demasiado tarde.
Mientras tanto, hasta que venga Jesús, tomaré esta esperanza de salvación como mi yelmo y
seguiré luchando en contra de Satanás." Sigue recordándote a ti mismo, "ahora está más
cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos" (Romanos 13:11).
Jesús dice que habrá tiempos difíciles antes de que él venga, y que algunos que se llaman a
sí mismos Cristianos se darán por vencidos. "Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de
muchos se enfriará", dice Jesús, "Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo" (Mateo
24:12-13). El yelmo de salvación te protege del miedo y del desánimo para que puedas
mantenerte firme hasta el final. No tienes que estar aterrorizado por los eventos que
aterrorizan a otras personas, especialmente si estos eventos son señales de que estamos
llegando al fin. De hecho, cuando las cosas están en su peor momento, Jesús puede estar
justo en la puerta. Jesús dice: "Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad
vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca" (Lucas 21:28).
Satanás está en el negocio de la desesperación, de negar un futuro feliz. Ya sea que use el
secularismo o el espiritismo o algún otro método, él no quiere que las personas vean que el
futuro es Jesús. Satanás quiere que los no Cristianos sigan ignorando el hecho de que Jesús
viene. Satanás quiere que los Cristianos se cansen de esperar y que renuncien a la venida de
Jesús. Pero Jesús proporciona el yelmo de la salvación, la esperanza de su venida.
Si usas ese yelmo y vives con la esperanza del regreso de Jesús, tu esperanza será
recompensada. Jesús promete: "Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré
autoridad sobre las naciones... como yo también la he recibido de mi Padre... Al que venciere,
le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi
Padre en su trono" (Apocalipsis 2:26-27, 3:21). Usa tu yelmo ahora, sabiendo que algún día
Jesús reemplazará tu yelmo con una corona.
 
 
Capítulo Quince
 
La Espada del Espíritu
 
Tomad… la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. (Efesios 6:17)
 
En las películas de La Guerra de las Galaxias, ¿cuál es el arma más poderosa? El sable de
luz. Los mejores guerreros son los caballeros Jedi, y su arma principal es el sable de
luz. Cuando pasamos del mundo imaginario de las películas al mundo real de la guerra
espiritual, el arma más poderosa es también un sable de luz. Para luchar en contra de
Satanás, de sus demonios y de las fuerzas del mal, necesitas algo que sea tanto una espada
como una luz, en otras palabras, un sable de luz.
 "Tomad… la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios " (Efesios 6:17). "La palabra de
Dios es… más cortante que toda espada de dos filos" (Hebreos 4:12). La Palabra de Dios es
una espada, y al mismo tiempo, es una luz. Los escritores bíblicos declaran: "Lámpara es a
mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino... La exposición de tus palabras alumbra" (Salmos
119:105, 130). "Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz" (Proverbios
6:23). "Estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro" (2 Pedro 1:19). La
Biblia es el sable de luz que necesitamos para luchar en contra del emperador oscuro,
Satanás, y de su imperio malvado.
De alguna manera, la espada del Espíritu es como algunas espadas especiales en la fantasía
épica de J.R.R. Tolkien, El Señor de los Anillos. Frodo el hobbit tenía una espada especial
llamada Sting. Cuando los orcos malvados estaban cerca, Sting sentía su presencia y
resplandecía con una luz azulada, advirtiéndole a Frodo que se avecinaba un ataque. De
manera similar, cuando tienes al Espíritu Santo y tu pensamiento está en sintonía con la
Biblia, la espada del Espíritu detecta el mal. Alguien presenta una enseñanza no bíblica, y te
suena mal: tu espada está brillando. Alguien sugiere un curso de acción tentador, y lo sientes
mal--tu espada está brillando. Puedes sentir cuando el mal está cerca, incluso si no puedes
explicar exactamente qué está mal. Un escritor bíblico dice: "Los mandamientos de Jehová
son rectos... Tu siervo es además amonestado con ellos" (Salmos 19:8, 11). Si alguien está
tratando de desviarte, la presencia del Espíritu Santo y la verdad de su Palabra impresa en tu
corazón evitan que te engañen fácilmente. "La unción que vosotros recibisteis de él
permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe... la unción misma os
enseña todas las cosas" (1 Juan 2:26-27). Frodo sabía que los orcos vendrían cuando su
espada resplandecía, y tú puedes saber que el mal está atacando cuando la espada del
Espíritu resplandece.
La espada del Espíritu no solo te alerta del mal; también derrota al mal. Piensa en otra espada
brillante del Señor de los Anillos, Anduril, la espada del futuro rey, Aragorn. En palabras de
Tolkien, "La espada brillante de Anduril brillaba como una llama repentina." Hace mucho
tiempo, esta misma espada había cortado el anillo del poder de la mano del señor oscuro,
Sauron. Cuando la espada estaba activa de nuevo en la mano de Aragorn, significaba que el
señor oscuro pronto encontraría su derrota final. Al igual que la espada Anduril tenía una
historia, la espada del Espíritu tiene una historia. La espada del cuento de Tolkien había
derrotado al ficticio Sauron, pero la espada que Dios nos dio ha vencido a Satanás mismo,
quien es real y más terrible que cualquier señor oscuro de ficción. La Palabra de Dios derrotó
a Satanás antes--y lo hará de nuevo. Es el arma que más teme Satanás.
No sé cuánto de esto tenía en mente Tolkien cuando escribió El Señor de los Anillos. Como
un autor Cristiano, ciertamente creía en el gran conflicto entre el bien y el mal, pero su trilogía
épica no es una alegoría. Tolkien no quería decir que cada detalle tuviera un paralelo
bíblico. Aun así, la capacidad de la espada Sting para detectar atacantes enemigos, y la
historia de la espada Anduril en la derrota del señor oscuro, pueden darnos indicios de lo que
la espada del Espíritu puede hacer en la batalla en contra de Satanás.
               
El Maestro Espadachín
¿Conoces el poder de la espada que Dios nos ha dado? ¿Sabes qué victorias poderosas ya
ganó? ¿Sabes quién usó esa espada antes de pasártela? La espada que Dios nos da es la
misma espada que usó Jesús. Para conocer el valor total de esta espada y aprender a usarla,
debemos ver cómo la ha utilizado el maestro espadachín.
Justo antes de que Jesús comenzara su ministerio público, enfrentó a Satanás
directamente. Antes de que sanara a otros, los liberara de los demonios y de que trajera el
reinado amoroso de Dios a sus vidas, Jesús primero tuvo su propio enfrentamiento contra el
maligno. Antes de ayudar a alguien más, Jesús primero probó que él mismo podía resistir las
tentaciones de Satanás y desautorizarlo. ¿Cómo tuvo éxito? ¡Usando la espada del
Espíritu! Con el Espíritu Santo en su corazón y la Palabra de Dios en sus labios, Jesús derrotó
a Satanás.
Jesús, lleno del Espíritu Santo... fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era
tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre.
Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí a esta piedra que se convierta en pan.
Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre.
Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y
le dijo el diablo: a ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido
entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.
Respondiendo Jesús, le dijo: vete de mí, Satanás, porque escrito está: al Señor tu Dios
adorarás, y a él solo servirás.
Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios,
échate de aquí abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te
guarden; y, en las manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra.
Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios.
Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo. (Lucas 4:1-13)
Satanás se tambaleó, derrotado por la espada del Espíritu.
Jesús cortó las tres tentaciones de Satanás citando la Biblia. Cuando Satanás tentó a Jesús
para usar mal los poderes milagrosos con propósitos egoístas y poner los deseos corporales
sobre su relación con su Padre celestial, Jesús respondió: "¡escrito está!" Cuando Satanás le
ofreció a Jesús un camino sin dolor hacia el poder, diciéndole que podría eludir el camino de
Dios de sufrimiento para reclamar el mundo y que podría dominar el mundo simplemente
honrando a Satanás en lugar de al Padre celestial, Jesús respondió: "¡escrito está!"
Finalmente, Satanás trató de usar la Biblia misma en contra de Jesús, tentándolo a dar un
salto suicida y ver si las promesas bíblicas de protección angelical eran realmente
ciertas. Pero la Biblia no es la espada de Satanás; es la espada del Espíritu. Jesús, lleno del
Espíritu Santo, supo de inmediato que Satanás estaba usando mal las Escrituras, y Jesús
contraatacó citando la verdad bíblica que se ajustaba realmente a la situación: "No tentarás al
Señor tu Dios". Todas las tres citas de Jesús provenían del libro de la Biblia de Deuteronomio.
Algunos de nosotros casi no conocemos esa parte de la Biblia, pero Jesús las sabía porque
conocía su Biblia tan bien y porque la usaba en la sabiduría y en la fortaleza del Espíritu
Santo, él podía reconocer lo que estaba mal con las tentaciones de Satanás y podía cortar en
pedazos esas tentaciones.
Cuando la Biblia dice que el Espíritu Santo condujo a Jesús al desierto para ser tentado por el
diablo, a veces me he preguntado por qué el Espíritu Santo pondría a Jesús en esa
posición. Pero he llegado a comprender que el Espíritu lo hizo para no poner en peligro a
Jesús, sino para asestarle un golpe a Satanás y hacer que Jesús fuera más efectivo en traer
el reino de Dios a otros al ganar primero su batalla personal en contra de Satanás. Si eres un
seguidor de Jesús lleno del Espíritu, a veces el Espíritu hará algo similar contigo: te llevará a
un desierto de dificultades y de tentaciones, no para poner tu alma en riesgo, sino para
asestarle un golpe a Satanás, y para hacer que seas más efectivo en traer el reino de Dios a
otros al ganar primero tu propia batalla personal en contra de Satanás. Puedes derrotar a
Satanás y hacerlo huir. Lo intentará de nuevo en otro momento, así como siguió buscando
otras oportunidades para tentar a Jesús. Pero si tomas la armadura de Dios como tu
protección y la espada del Espíritu como tu máxima arma, puedes seguir haciendo que
Satanás retroceda.
Jesús, el maestro espadachín, ha vencido a Satanás y nos ha mostrado cómo se hace. Ahora
él pone la espada en nuestra mano y nos dirige a usarla en la fuerza del Espíritu
Santo. Durante el tiempo de Jesús en la tierra, predicó el evangelio del reino de Dios, sanó a
los enfermos y expulsó a los demonios, y no fue el único en hacer esas cosas. Jesús envió a
sus seguidores a hacer lo mismo. Él comenzó con su núcleo interno, los doce apóstoles.
Les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a
predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos... Y saliendo, pasaban por todas las aldeas,
anunciando el evangelio y sanando por todas partes (Lucas 9:1-6).
Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en
dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. Y les decía, "...sanad a los
enfermos... y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios... El que a vosotros oye, a
mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí,
desecha al que me envió".
Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu
nombre.
Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar
serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. Pero no os
regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están
escritos en los cielos" (Lucas 9:1-16, 10:1-20).
En todo esto, Jesús "se regocijó en el Espíritu" (Lucas 10:21). Los nombres de sus amigos
estaban registrados en el libro de la vida de Dios, y la espada que él había puesto en sus
manos estaba derrotando al enemigo y abriendo el camino para que otros entraran al reino de
Dios.
Estas no son solo cosas que sucedieron hace mucho tiempo. Éstas pueden seguir sucediendo
ahora mismo. Si sigues a Jesús y pones tu confianza en él, el mismo Espíritu Santo que
facultó a Jesús y a sus primeros misioneros te facultará a ti. La misma espada del Espíritu, la
Palabra de Dios escrita en la Biblia y que habla en tu testimonio, es la espada que puedes
utilizar para luchar en contra de la tentación, hacer caer a Satanás con estrépito, y ganar a
más personas y más territorio. Jesús, el maestro espadachín, te ofrece la misma espada que
usó con éxito en contra de Satanás. Conviértete en aprendiz de Jesús. Aprende del Maestro
cómo usar esta espada con mayor eficacia.
 
 
Una Arma Descuidada
Si echamos una mirada honesta hoy a las personas que poseen una Biblia y que dicen creer
en Jesús, puede que no parezca que tienen el arma definitiva en contra del mal. Muchas
personas que poseen la Biblia no están luchando en contra de Satanás o derrotándolo; en
cambio, Satanás los está venciendo. ¿Eso es porque la Biblia no es un arma lo
suficientemente fuerte? No, es porque las personas no la están utilizando. La Biblia no es un
arma débil; es un arma descuidada. Si posees una Biblia, pero la colocas sobre un estante y
no la usas, y luego entras en un mundo dominado por el pecado y sin la Palabra de Dios como
tu arma, es como entrar en el campo enemigo y bajar tu arma. El ejército del Señor tiene la
máxima arma, la espada del Espíritu, y no podemos darnos el lujo de bajar el arma. Pero eso
es lo que muchas personas están haciendo.
En ninguna parte del mundo las personas tienen más Biblias que en América del Norte. Pero
en la mayoría de los hogares, la Biblia permanece en la repisa, con el resultado de que
Satanás está venciendo a muchos Estadounidenses y Canadienses. El nivel de divorcio, de
desesperanza, de pornografía, de egoísmo, de avaricia, de adicción, de error y de violencia es
alta en estos países donde tantos cuentan con Biblias y se dicen a sí mismos Cristianos. Las
encuestas encuentran que la mayoría de los Canadienses y de los Estadounidenses creen en
Dios y en Jesús como el Hijo de Dios. Dios puede estar bien en las encuestas, pero las
encuestas no son la gran cosa en la guerra espiritual. Responder a una encuesta es una cosa;
derrotar a Satanás es otra muy distinta. Muchos Canadienses y Estadounidenses creen en
Jesús y poseen Biblias, pero muy pocos triunfan sobre Satanás, superan la tentación,
discipulan a otros, y hacen su cultura más parecida a la imagen de Cristo. Una gran parte de
la razón de este fallo es que la mayoría no están usando la espada del Espíritu. Poseen
Biblias, pero no las leen. Ellos se consideran parte de una iglesia, pero rara vez asisten o
escuchan la predicación bíblica.
De la gran cantidad de adolescentes estadounidenses que dicen que ser Cristianos, dos de
cada tres creen que Satanás no es un ser real, sino sólo un símbolo del mal. Más de la mitad
dijeron que Jesús cometió pecados mientras estaba en la tierra. ¡Qué confusión! ¿Cómo
puede ser Jesús divino y cometer pecados? ¿Cómo puede alguien afirmar que toma en serio
la Biblia y sin embargo decir que Satanás es sólo un símbolo? Tales ideas le sonarían
ridículas a cualquier persona que realmente conoce la Biblia, pero muchos que afirman el
Cristianismo casi no tienen idea de lo que realmente dice la Biblia. La mayoría de las personas
poseen Biblias, pero ¿cuántos realmente leen la Biblia, la creen y la ven como la máxima
arma en una guerra en contra de un enemigo mortal, demoníaco? Tenemos la espada del
Espíritu, pero no tenemos idea de cómo usarla en contra de Satanás porque no conocemos
las Escrituras, y no reconocemos al enemigo.
El problema no es la escasez de Biblias, sino la falta de lectura de la Biblia y la vida bíblica. A
medida que menos personas leen la Biblia en casa, y conforme un menor número de iglesias
sostienen la verdad bíblica, se vuelven más débiles espiritualmente. Sus matrimonios se
vuelven menos estables, sus hijos se vuelven más propensos a los problemas y se interesan
menos en la iglesia, y varios otros problemas se hacen más frecuentes. Si más personas
vivieran por la Palabra de Dios y la llevaran ante los demás, el resultado sería más bendición
divina y menos víctimas de los ataques de Satanás.
Las iglesias y las denominaciones que hacen caso omiso de las doctrinas bíblicas y de la
moral en su mayoría se han ido reduciendo, mientras que aquellas que enseñan la verdad
bíblica y un alto nivel de santidad están atrayendo a las personas. Aquellos que descuidan la
espada del Espíritu están perdiendo, mientras que aquellos que usan la espada están
avanzando en la lucha en contra del pecado y en contra de Satanás. Esto es cierto no sólo en
América del Norte, sino en África y en cualquier otra parte del mundo. Innumerables personas
dicen ser Cristianas, pero sólo aquellos que leen fielmente la Biblia y viven por el Espíritu
pueden vencer a Satanás y vivir de manera diferente del mundo que les rodea.
 
 
 
Lucha con Confianza
Cuando menciono el descuido generalizado de la Escritura, no sólo estoy diciendo, "¡Malo,
malo! ¡Qué vergüenza que no leas la Biblia más a menudo!", Leer la Biblia no es una cuestión
de hacer tu tarea para obtener una estrella dorada de tu profesor. Es una cuestión de usar tu
sable de luz para luchar en contra del enemigo y hacer que se retire. Mi principal
preocupación es que muchas personas están perdiendo en contra de Satanás cuando podrían
estar ganando. La retirada y la derrota podrían convertirse en victoria si tan sólo comenzaran
a usar la espada del Espíritu.
Olvidemos los sondeos y las encuestas y hablemos sobre ti. ¿Con qué frecuencia lees la
biblia? ¿Qué tan bien la conoces? ¿Conoces verdades específicas que rechacen el error y
luchen contra la tentación? Si el mismo Hijo de Dios dependía de las Escrituras para luchar en
contra de Satanás, ¿cómo es posible luchar en contra de Satanás sin ellas? Toma la espada.
Domina tu sable de luz. Lee la Biblia con fidelidad--no sólo semanalmente, sino todos los días.
Escucha la Biblia predicada fielmente en la iglesia. Cuanto mejor domines la espada del
Espíritu, más podrás derrotar a Satanás. Los cónyuges que leen la Biblia y que oran juntos
todos los días casi nunca se divorcian. Los niños que se entrenan cada día en la Palabra de
Dios están mucho menos propensos a caer en las garras de Satanás. El pecado no es sólo un
asunto de malicia y de culpa. El pecado hiere y arruina tu vida. Y la palabra de Dios es el arma
definitiva en contra del pecado. Como un escritor bíblico dice, "En mi corazón he guardado tus
dichos, para no pecar contra ti" (Salmo 119:11). Así que ármense tú, tu familia y tus amigos
con la máxima arma. ¡Si tienes una Biblia, úsala!
Al luchar en contra de Satanás, utiliza la misma espada que Jesús usó. Lucha en el poder del
mismo Espíritu que facultó a Jesús. La Biblia es la espada del Espíritu, porque el Espíritu
Santo la produjo, el Espíritu Santo te guía en cómo usarla, y el Espíritu Santo le da vida y la
hace efectiva. La Biblia "nunca… fue traída por voluntad humana, sino que los santos
hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2 Pedro 1:21). El Espíritu
Santo hizo esta espada, y el Espíritu Santo te enseña a utilizarla. Sin el Espíritu de Dios, no
puedes entender las cosas de Dios, y no puedes darle un buen uso a su arma, pero el Espíritu
te da "la mente de Cristo" (2 Corintios 2:11-16). El Espíritu le da vida a las palabras de la
Biblia, lo que te permite pensar como Jesús, entender la verdad espiritual como Jesús, y
derrotar a Satanás como lo hizo Jesús. Y cuando Satanás ataca, el gran poder sin límites del
Espíritu entra en tu espada, derrotando a Satanás y destruyendo sus fortalezas. "Las armas
de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y
llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Corintios 10:4-5). El evangelio
es el poder de Dios para vencer a Satanás y para traer salvación a todos los que creen
(Romanos 1:18).
Cuando utilizas la espada del Espíritu, el Espíritu Santo puede llevarte a algunas situaciones
difíciles, al igual que él llevó a Jesús al desierto para ser tentado por Satanás. El Espíritu
puede hacer esto para ayudar a probar tu fuerza y para hacerte crecer hacia la madurez.
Leí acerca de un pueblo en el que un niño era considerado un hombre cuando cumplía trece
años. En la noche de su cumpleaños número trece, algunos aldeanos le vendaban los ojos al
niño y lo llevaban lejos al bosque. Cuando se retirara la venda de los ojos, el niño se
encontraría solo en la oscuridad total. Allí pasaría la noche. Sin poder ver nada él podría oír el
aullido de un lobo, el gruñido de un oso, el rugido de un león de montaña. Podía oír ramitas
quebrarse y ramas romperse cerca y no saber qué clase de enemigo o depredador podría
estar acercándose. Entonces, mientras se acercaba el alba y aumentaba la luz, empezaría a
ver el verde de las hojas y el color de las flores. Y entonces vería algo más: un hombre fuerte,
un guerrero fuertemente armado, haciendo guardia a corta distancia. Era su padre. El padre
había estado allí todo el tiempo, listo para defender a su hijo de los peligros que acechaban en
la oscuridad. El niño se convertía en un hombre al pasar por el peligro, pero aun así como un
hombre, no estaba solo. Tenía un guardia y un defensor.
Podrías pasar por algo similar. Podrías sentirte solo, rodeado por los poderes de la
oscuridad. Eso puede dar miedo, pero también puede ser una oportunidad para una mayor
madurez. Como dice la Biblia, "Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean
valientes y fuertes" (1 Corintios 16:13 NVI). Pero incluso a medida que te haces más fuerte,
más maduro, más experto en el uso de su espada, el Espíritu Santo está ahí, a tu lado y
dentro de ti. Esa es una razón más para vivir con confianza y para luchar con confianza. El
Espíritu no sólo te da la máxima arma; él mismo es el máximo amigo y defensor.
 
 
Capítulo Dieciséis
 
La Oración del Guerrero
 
Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda
perseverancia y súplica por todos los santos. (Efesios 6:18).
 
Napoleón dijo una vez: "Un ejército marcha sobre su estómago." Él no quiso decir que los
soldados siempre se arrastran sobre sus vientres. Se refería a que las tropas necesitan
buenas comidas en sus estómagos para marchar hacia la victoria. No importa lo brillante de
los generales, no importa lo valiente de los soldados, ellos no pueden ganar batallas si están
hambrientos o congelándose. Las tropas necesitan alimentos y otros suministros.
Napoleón sabía esto, pero la escasez de suministros todavía resultó ser su caída. En 1812,
invadió Rusia con un ejército enorme, más grande de lo que nadie había visto jamás.
Conforme Napoleón avanzaba, los Rusos hicieron poco para detenerlo. En lugar de luchar
una batalla de frente, los rusos se retiraron. A medida que se retiraban, no dejaban nada para
que el ejército invasor lo usara como suministro. Cuanto más lejos avanzaba Napoleón hacia
Rusia, las líneas de suministro se hacían más largas. Pequeños grupos de Rusos siguieron
atacando las líneas de suministro en varios puntos.
Con el tiempo las líneas de suministro eran tan largas y tan poco confiables que el ejército de
Napoleón se enfrentó a la escasez devastadora. Había una escasez de alimentos, y muchos
soldados sufrieron por falta de alimento. Había una escasez de suministros médicos y de
vendas, y muchos perecieron por la falta de un tratamiento adecuado. Había una escasez de
ropa y de combustible para las fogatas y para la calefacción, y cuando golpeó el terrible
invierno Ruso, muchos de los hombres de Napoleón se estremecieron y murieron de
hipotermia y de enfermedades relacionadas con el frío. Por cada hombre que moría en la
batalla, cinco morían de otras causas, sobre todo debido a la escasez de suministros.
Napoleón tuvo que salir de Rusia con su ejército por los suelos.
En 1941, otro dictador decidió invadir Rusia. Adolfo Hitler había conquistado fácilmente la
mayor parte de Europa, y su ejército parecía invencible. Hitler invadió Rusia con un ejército
aún mayor que el de Napoleón--más de tres millones de soldados, con miles de tanques,
artillería y aviones. Las fuerzas de Hitler avanzaron rápidamente, y los Rusos se retiraron,
dejando poco que los alemanes pudieran utilizar como comida y suministros. Cuanto más
lejos se trasladaba el ejército alemán hacia Rusia, las líneas de suministro se hacían más
largas. Llegó el invierno. Los francotiradores Rusos siguieron atacando las líneas Alemanas
de suministro y de comunicación. Las tropas de Hitler carecían de alimentos, de combustible y
de ropa de invierno. Finalmente, después de las terribles pérdidas en ambos lados, las fuerzas
Rusas derrotaron a las debilitadas tropas Alemanas y las hicieron retroceder.
"Un ejército marcha sobre su estómago." Las campañas militares dependen de los
suministros. Eso también es cierto en la guerra espiritual: necesitas un flujo constante de
suministros. Cuando estás luchando en contra de Satanás, tienes que ser fuerte, valiente y
estar bien equipado con la armadura y las armas de Dios, pero también necesitas
alimentación para conservar tu energía. Necesitas buenas líneas de suministro.
 
Línea de Suministro
¿Cuál es tu línea de suministro espiritual? ¿Qué te conecta con el cuartel general? La
oración. La oración es la línea entre Dios y tú. Es a través de la oración que Dios suple tus
necesidades diarias. Es a través de la oración que eres refrescado y re energizado para servir
a Jesús y para luchar en contra de Satanás.
En Efesios 6, la Biblia llama al pueblo de Dios a combatir y presenta varias piezas de
armadura y arsenal espiritual. Pero no se detiene allí. Efesios 6:18 continúa diciendo, "orando
en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda
perseverancia y súplica por todos los santos." La oración es la manera de obtener suministros
frescos, alimentación interna, y todo lo necesario para que un soldado de Jesús se mantenga
sano y fuerte en el espíritu.
Cuando oramos, estamos recibiendo suministros del cuartel general. Dios no tiene escasez de
recursos de los cuales extraer. Anteriormente, en Efesios, el apóstol Pablo dice que Dios "es
poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o
entendemos" (Efesios 3:20). No hay necesidad demasiado grande para que Dios supla,
ninguna oración es demasiado grande para que Dios responda. Dios nunca se queda sin
recursos. La Biblia dice: "Poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a
fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena
obra" (2 Corintios 9:8). Si sufro una escasez espiritual, el problema no es que el cuartel
general no tenga más suministros que enviarme. El problema es que las líneas de suministro
son interrumpidas por el fracaso de la oración.
Satanás hará todo lo posible para obstaculizar tus oraciones. Él no tiene que derrotarte en
combate directo si es capaz de arreglárselas para hacer morir de hambre tu alma, cortando
cualquier conexión de oración con Dios. Satanás puede usar un método similar al que usaron
los Rusos en contra de Napoleón. Los combatientes Rusos a menudo estaban más ocupados
por interrumpir las líneas de suministro que por tratar de enfrentar al ejército principal. Del
mismo modo, a Satanás le puede resultar más eficaz no confrontarte directamente con una
enorme tentación o con una terrible tragedia. Simplemente puede atacar tu línea de suministro
y evitar que ores. Si tiene éxito al hacer eso, tu derrota será sólo cuestión de tiempo.
Tal vez no tienes interés en la oración. En ese caso, no tienes ninguna relación con Dios, y no
estás en su ejército en absoluto. No eres un soldado de Cristo; estás en el reino controlado
por Satanás. El diablo ya te tiene donde él quiere, y si nunca empiezas a orar, seguirás
estando lejos de Dios y bajo el dominio de Satanás. Uno de los primeros signos de la
salvación, una de las primeras marcas de la vida espiritual, es la oración, la comunicación real
con Dios. El apóstol Pablo una vez fue un asesino y un enemigo de Jesús. Cuando Jesús
transformó a Pablo, el Señor envió a otro Cristiano para ayudarlo. ¿Qué le dijo Jesús a esta
persona para indicar que Pablo era una persona nueva, ya no esclavizada por Satanás?
Jesús dijo: "he aquí, él ora" (Hechos 9:11).
La vida espiritual comienza en la oración, y se sostiene a través de la oración. Ser Cristiano es
tener la vida de Dios en el hombre interior. Cuanto más te llene de vida y de energía el
Espíritu Santo, más energía tienes para defenderte en contra de Satanás, para marchar hacia
adelante en contra de él, y para rescatar a otros de su reinado malvado. La oración nutre y
fortalece la vida del espíritu dentro de ti. Esta alimentación interior, esta llenura del Espíritu
Santo, no es automática. Se presenta en respuesta a la oración. Dios es un Padre, dispuesto
y capaz de seguir llenando tu ser interior con más y más de su de su vida, pero esto no
sucederá sin oración. Para aquellos que están sufriendo escasez espiritual, la Biblia dice: "no
tenéis lo que deseáis, porque no pedís" (Santiago 4:2). Jesús dice: "vuestro Padre celestial
dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan" (Lucas 11:13). La oración es la línea de
suministro. Es la manera de recibir los suministros de Dios. No puedes enfrentar a Satanás si
tu ser interior está vacío y hambriento. Dondequiera que vayas, hagas lo que hagas, conserva
las líneas de suministro. "orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu"
(Efesios 6:18). "Orad sin cesar" (1 Tesalonicenses 5:17).
La oración es la manera en la que los guerreros espirituales reciben suministros del cuartel
general. Aventurarse a nuevas situaciones sin oración es como lanzar una invasión militar sin
ningún tipo de línea de suministro. Puedes probar muchas de cosas, verter tu esfuerzo y
energía en ellas, y llegar a sentirte débil y vacío por dentro. Esto es cierto para cualquier
guerrero que deja de orar, y es especialmente cierto para los líderes. Si eres un pastor, un
anciano, o un maestro, puedes ser muy hábil y tener algunas ideas excelentes. Puedes ser
como un soldado de élite con una formación excelente, con la mejor protección, con lo último
en armamento, y con la estrategia más brillante. Pero, ¿cuántas victorias puedes ganar si te
estás muriendo de hambre?
Sin la oración, el hombre interior se vuelve más vacío, más débil y hambriento, y termina en la
derrota. Algunos líderes de la iglesia caen en escándalos. Otros no hacen nada horrible;
simplemente dejan el ministerio en medio de desánimo y de desesperación. ¿Cuándo es que
los líderes se vuelven más vulnerables a la conducta escandalosa? A menudo esto sucede
después de que han vertido su energía en todo tipo de personas y proyectos sin tomarse el
tiempo para renovar sus propias almas por medio de la oración y de la comunión con Dios.
¿Qué hace que algunos líderes que se agoten, desistan, y renuncien a su vocación? A
menudo no se trata de una falta de talento, de formación o de logro sino debido a que
descuidan su propio espíritu por mucho tiempo y no mantienen su línea de suministro en el
Espíritu Santo de Dios. Mucho antes de que Satanás ataque con una tentación escandalosa
en particular o con una sensación más abrumadora de desesperación, él puede estar ocupado
atacando primero las líneas de suministro, impidiéndote la conexión con Dios mediante la
oración.
Mantén abierta la línea de suministro. "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el
Espíritu." Mantente en contacto con Dios. Que su Espíritu nutra tu espíritu. En seguida, serás
capaz de resistir la tentación y el desánimo, y podrás ayudar a aquellos que te rodean. Como
dice la Biblia, "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece... Así que mi Dios les proveerá de
todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús" (Filipenses
4:19 NVI). Cuando tienes ese tipo de línea de suministro, puedes darte un festín con la
bondad de Dios y regocijarte en él. Este es el alimento que necesitas para mantenerte firme
en contra de Satanás.
 
Línea de Comunicación
La oración es nuestra línea de suministro. Es también nuestra línea de comunicación. La
comunicación es vital para cualquier relación, y especialmente para nuestra relación con
Dios. En la oración conversamos con Dios como nuestro Padre y amigo, pero aquí quiero
hacer hincapié en la oración guerrera: la comunicación con el Señor como nuestro
comandante supremo.
Una fuerza militar necesita una excelente comunicación y coordinación con el fin de ganar
batallas. Los soldados deben saber lo que quieren sus comandantes. Los generales deben
saber de dónde están viniendo los ataques, dónde se necesitan refuerzos, y cómo está
progresando cada unidad. En la guerra espiritual, la oración es la forma por medio de la cual
se está en contacto con el cuartel general y se coordinan nuestros propios esfuerzos con el
plan de batalla del Señor.
Si eres un soldado de Jesús, él no te quiere corriendo para todos lados, luchando aquí y allá,
sin conocer tus órdenes. Necesitas la dirección de tu jefe para que sirvas a su estrategia. En
otras palabras, necesitas su sabiduría. ¿Cómo puedes obtenerla? La Biblia dice: "Si alguno de
vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin
reproche, y le será dada” (Santiago 1:5). Para obtener la sabiduría y la guía de Dios, ¡sólo
pídela! ¡Ora! Tu comandante no te recriminará por pedir. Él te guiará y te dirigirá al lugar
donde él quiere que estés. Él te brinda una formación básica y una orientación general a
través de la Biblia, y cuando necesitas una guía especial para una situación particular, su
espíritu le inculca a tu espíritu el curso de acción más sabio. Pero esto no es automático.
Debes pedir. Debes estar "orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu."
Entre más te comuniques con Dios, más se comunicará él contigo y te hará saber lo que él
quiere que hagas.
Puedes comunicarte con el cuartel general para averiguar lo que Dios quiere, y también
puedes orar para decirle a Dios lo que necesitas. Esto te da una gran ventaja en la guerra
espiritual. A veces puedes sentirte abrumado por las fuerzas de Satanás. Sentirte rodeado y
sin salida. Pero todavía puedes orar. Puedes llamar al cuartel general para que lleve a cabo
un ataque aéreo. Los soldados que están respaldados por el poder superior aéreo no son
necesariamente derrotados sólo porque su unidad es sobrepasada en armamento y le es
ganada la partida en el suelo. Pueden usar la radio para pedir ayuda adicional, y en pocos
minutos, aviones de combate o helicópteros de ataque serán lanzados para hacer frente al
enemigo. Incluso si eres un humilde soldado de infantería del ejército de Dios, el apoyo aéreo
se trata sólo de una oración a distancia. Dios puede enviar ángeles adicionales para tu
defensa, y puede dirigir su propia gran poder en contra de las fuerzas del mal que te tienen
identificado.
En Éxodo 17, la Biblia describe una batalla entre el pueblo de Dios, los hijos de Israel, y sus
enemigos mortales, los Amalecitas. Los soldados israelitas bajo el mando de Josué
marcharon contra el enemigo, mientras Moisés subió a la cima de una colina para
orar. "Cuando alzaba Moisés su mano [en oración], Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su
mano, prevalecía Amalec" (Éxodo 17:12). Los soldados sobre el terreno podrían ganar
únicamente con el apoyo aéreo del cielo. Moisés se cansaba demasiado para mantener sus
manos al aire y otros dos hombres lo apoyaban "Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de
un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol".
(17:13). Eso le permitió al pueblo de Dios derrotar a sus enemigos.
La victoria depende de la oración. ¿Por qué? Porque la victoria depende de Dios. Jesús nos
dice: "Sin mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). El apóstol Pablo, quien escribió Efesios 6 y que
conocía mucho sobre la guerra espiritual, sabía que por su cuenta, él no tenía lo que se
necesitaba para llevar a cabo su misión. Pablo dijo: "Nuestra competencia proviene de Dios"
(2 Corintios 3:5).
Un hombre una vez les pidió a los discípulos de Jesús que se hicieran cargo de un demonio
de su hijo. Los discípulos ya habían tenido éxito expulsando algunos otros demonios, pero no
eran capaces de hacer salir a éste. Entonces Jesús vino a la escena, y él tuvo éxito en hacer
que el demonio se marchara. Más tarde, sus discípulos le preguntaron en privado: "¿Por qué
nosotros no pudimos echarle fuera? Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con
oración" (Marcos 9:28-29).
Eso es cierto para muchos enemigos que enfrentamos y para muchos problemas que
tenemos: estos géneros pueden ser manejados solamente mediante la oración. Puede haber
algunas cosas a las que podemos hacer frente simplemente mediante el uso de la fuerza que
Dios ya nos ha dado, pero algunos enemigos son tan fuertes que necesitamos más energía de
la que hemos recibido hasta ahora. La manera de obtener ese poder es la oración. Cuando el
enemigo es demasiado para ti, utiliza tu línea de comunicación para llamar al cuartel general
de manera que te envíen más apoyo aéreo.
 
Orando por Todos los Santos
La oración es la línea de suministro y de comunicación para cada soldado individual de Cristo,
y recuerda: tú no eres el único soldado en la lucha. Si eres Cristiano, eres parte de un ejército.
No sólo debes cuidar de ti mismo, sino de tus compañeros de armas en la lucha en contra de
Satanás. Lo que le ocurra a cualquier parte de la iglesia afecta a toda la iglesia (1 Corintios
12:26). Si tienes éxito en contra de Satanás, esto ayuda a tus compañeros de armas; si ellos
tienen éxito, eso te ayuda. Si fallas, eso daña su posición; si ellos fallan, eso te daña. El
apóstol Pablo dice: "¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no
me indigno?" (2 Corintios 11:29). En el ejército del Señor, son todos para uno, y uno para
todos. Por eso, cuando ores, no sólo ora por ti mismo. Ora por todos aquellos que están
luchando por el Señor junto contigo. "Velando en ello [en oración] con toda perseverancia y
súplica por todos los santos." (Efesios 6:18) No te limites a orar por tu propia congregación o
denominación. Ora por la iglesia de Jesús en todo el mundo.
A veces, cuando alguien está pasando por un momento de terrible estrés o sufrimiento, le
resulta difícil orar. Su mente está girando, su espíritu se agota, y ya ha orado tanto se siente
que ya no tienen más oraciones. Pero incluso si ellos están tan abrumados que apenas
pueden orar, tú puedes orar por ellos. Un gran número de Cristianos que han pasado por
tiempos difíciles me han contado acerca del consuelo que era saber que incluso cuando ellos
no podían orar, otros estaban orando por ellos, y Dios estaba escuchando esas oraciones.
Parte de la guerra espiritual es estar alerta no sólo ante los ataques de Satanás hacia ti, sino
ante sus ataques hacia los demás, y orar no sólo por ti mismo, sino por aquellos que se
enfrentan a los ataques más feroces.
Cuando oras por otros, esto es bueno para ellos, y es bueno para ti. Uno de los problemas
más graves para muchos de nosotros hoy en día es simplemente el egocentrismo. Es posible
estar tan concentrado en mi salud, en mi éxito, en mi aspecto, en mi reputación, en mi
posición espiritual que me enfermo en el espíritu. Si todo en lo que pienso es en mí, y si todo
lo que pido es sobre mí, eso me pone espiritualmente enfermo. Muchos individuos e iglesias
podrían pasar de los pequeños problemas si sólo reconocieran la gran amenaza de Satanás,
confiaran en el poder de Dios, y oraran los unos por los otros, por todos los santos y por el
avance del reino de Dios, en lugar de centrarse en sí mismos.
Ora por todos los santos. Ora por los jóvenes Cristianos que están rodeados por más
tentaciones que cualquier generación de la juventud en la historia. Ora por los padres
Cristianos que no están seguros de estar listos para el reto de criar hijos. Ora por los
Cristianos individuales que luchan contra la soledad. Ora por los Cristianos de mediana edad
que se preguntan si su vida cuenta mucho. Ora por los Cristianos de edad avanzada que se
encuentran en un estado de salud delicado y que pueden estar enfrentando los crueles
ataques demoníacos de la duda y del miedo a medida que la muerte se acerca.
Ora por todos los santos. Ora por los maestros Cristianos que son mentores de los niños. Ora
por los Cristianos en los negocios que batallan por ser honestos. Ora por los agricultores
Cristianos y por los obreros, abogados cristianos, médicos, y por otros profesionistas, que
luchan para aplicar su fe en su profesión. Ora por todos los Cristianos de todas partes que
deben ser luz para Cristo mientras luchan en contra de los ataques de Satanás.
Ora por todos los santos, especialmente por aquellos que son perseguidos o que están
encarcelados. La Biblia dice: "Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente
con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo"
(Hebreos 13:3). Muchos Cristianos perseguidos dicen que esto es lo que más desean: ser
recordados, que oren por ellos, saber que no han sido abandonados por Dios u olvidados por
los hermanos en la fe.
 
Orando por los Líderes de la Iglesia
Por favor, ora también por los pastores y por los misioneros. Cuando Pablo les dijo a los
Efesios que oraran por todos los santos, agregó, "[Oren] por mí, a fin de que al abrir mi boca
me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, por el cual
soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar" (6:19-20). Si
este poderoso hombre de Dios pedía oraciones por él, entonces seguramente tu pastor
necesita tus oraciones. Otros líderes Cristianos necesitan tus oraciones. La efectividad de un
predicador no depende sólo de su talento o incluso de sus propias oraciones, sino de las
oraciones de su pueblo. Una vez alguien le preguntó al predicador inglés Charles Spurgeon el
secreto de su éxito para ganar a tantos miles para Cristo. Spurgeon respondió: "Mi gente ora
por mí".
¿Por qué cosa debes orar? ¿Qué debes pedirle a Dios que haga por los predicadores y los
líderes? Ora para que Dios les dé un mensaje y el denuedo de hablar claramente ese
mensaje. Eso es lo que Pablo quería. Él estaba en la cárcel, pero no le pidió a los Efesios que
oraran por su libertad. Se encontraba en mal estado de salud, pero que no les pidió que
oraran para que prosperara y tuviera éxito. Pablo les pidió que oraran para que él fuera capaz
de anunciar a Cristo sin miedo.
Siempre me siento motivado cuando alguien dice, "Oro por ti." Al igual que Pablo, aprecio
especialmente las oraciones para que Dios me dé palabra y me haga valiente. ¿Sabes lo
difícil que puede ser para un predicador preparar un mensaje y hablar las palabras
adecuadas? ¿Sabes lo difícil que es tener denuedo? Soy tímido por naturaleza. El denuedo no
es algo natural para mí. me gusta llevarme bien con las personas. No me gusta ofender a
nadie. Y sin embargo, si hablo el mensaje de Dios, algunos se ofenderán. Necesito oraciones
acerca de que estaré libre de preocupaciones sobre la opinión humana y simplemente hablaré
el mensaje de Dios sin temor alguno, cualquiera que pudiera ser la reacción.
Para algunos pastores, tener denuedo es más peligroso de lo que lo es para mí. Algunos
pueden poner en peligro su libertad y su vida si los funcionarios del gobierno se oponen a su
mensaje. Otros pueden poner en peligro sus ingresos y su posición si un miembro rico de su
congregación es ofendido, quiere al pastor fuera y retiene el dinero. Otros pastores pueden
sólo desgastarse tanto en el espíritu que se quedan sin palabras de entusiasmo y no tienen
energía para tener denuedo. Cuando se levantan y predican, es porque tienen que decir algo,
no porque tengan algo que decir. Necesitan las palabras de Dios y el denuedo de Dios. Su
propia vida de oración puede volverse peligrosamente débil, pero si los creyentes están con
ellos y oran por ellos, el Señor puede hacerlos fuertes y con denuedo nuevamente.
La iglesia necesita desesperadamente pastores y líderes que prediquen claramente la Palabra
de Dios y que envían su señal de batalla fuerte y clara. "Si la trompeta diere sonido incierto,
¿quién se preparará para la batalla?" (1 Corintios 14:8). Así que ora por los predicadores. ¡Ora
para que tengan el denuedo para hacer sonar la trompeta de Dios! Ora para digan la verdad
como deben hacerlo: sin miedo, con verdad, con amor y con eficacia.
Estamos en una guerra. Satanás y sus fuerzas del mal están tratando de destruirnos. Así que
se fuerte en el Señor y en el poder de su fuerza. Ponte toda la armadura de Dios. Utiliza la
máxima arma en contra de Satanás, la espada del Espíritu, la Palabra de Dios. Y no
descuides tus líneas de suministro y de comunicación. Ora en el Espíritu en todo momento.
 
 
Epílogo
 
Un Espíritu Ganador
 
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
(2 Timoteo 1:7).
 
En la guerra espiritual, necesitas el corazón de un águila, no el corazón de una gallina. Las
águilas son audaces y fuertes, y se elevan en los cielos. "Gallina" es el apodo que te ganas si
eres tímido y cobarde. Las gallinas no vuelan. Su peso es demasiado. La preocupación y el
miedo las hacen demasiado pesados para volar. Pero si eres un águila audaz, tu espíritu es
más ligero y tus alas son más fuertes. Si deseas elevarte a nuevos niveles, se un águila, no
una gallina. Una gallina tiene un espíritu perdedor; un águila tiene un espíritu ganador ¿Qué
es lo que tiene un espíritu ganador que le hace falta a un espíritu perdedor? Por lo menos tres
cosas: poder, amor y dominio propio.
En primer lugar, un espíritu ganador tiene poder, mientras que un espíritu perdedor no. Un
espíritu perdedor se siente como una víctima. Todo parece estar en su contra, y no tiene la
fuerza para tratar con ello. Un espíritu perdedor espera fallar. Sin embargo, un espíritu
ganador espera tener éxito. Un espíritu ganador puede hacer frente a grandes desafíos, pero
se basa en una fuente de fuerza interior más poderosa que cualquier cosa que está en su
contra. Es un espíritu de poder.
En segundo lugar, un espíritu ganador tiene amor; un espíritu perdedor carece de ello. Un
espíritu perdedor se siente abandonado, solo, maltratado, no amado. Al sentirse tan poco
amado, un espíritu perdedor no puede dar amor de una manera sana o construir relaciones
sólidas. Un espíritu ganador, por el contrario, se siente apreciado, aceptado, bendecido,
amado. Un espíritu ganador--seguro de ser amado con un amor enorme y sin fin--está
dispuesto a ampliar el círculo del amor y construye relaciones prosperas y amorosas con los
demás. Es un espíritu de amor.
En tercer lugar, un espíritu ganador tiene autocontrol; un espíritu perdedor se siente fuera de
control. Un espíritu perdedor se siente dominado por situaciones que no puede cambiar y por
impulsos incontrolables, entrando en pánico, actuando tontamente por impulso o
comportándose imprudentemente. Un espíritu ganador puede enfrentar cualquier desafío con
una sensación de calma y de propósito. Mantiene la cabeza fría y toma decisiones con base a
lo que es mejor, no al pánico o al impulso. Es un espíritu de autocontrol.
¿Eres un águila con un espíritu ganador de poder, de amor y de dominio propio? ¿O eres una
gallina con un espíritu perdedor? No es divertido tener esa sensación de gallina, y no es la
forma en la que estás destinado a vivir. Tal vez te sientes atrapado con un espíritu perdedor.
¿Cómo puedes deshacerte de ello? ¿Cómo puedes tener un espíritu ganador en su lugar?
Bueno, no sólo trates de pensar positivo. No solo te limites a trabajar para ser un poco más
valiente o para tener una perspectiva más brillante. Tratar de darte a ti mismo un espíritu
ganador no funcionará. Si eres una gallina, no te ayudará mucho decidir que de ahora en
adelante volarás alto en el cielo. Las gallinas pueden batir sus alas e incluso elevarse del
suelo por unos momentos, pero siempre vuelven a bajar con un golpe seco. Si eres una
gallina, puedes tratar de volar, puedes tratar de cambiar tu actitud y convertirte por ti mismo en
la persona que deseas ser, pero hacer esfuerzos por ti mismo para hacer que un espíritu
perdedor actúe como un espíritu ganador termina en un golpe seco.
Si quieres un espíritu ganador, no dependas de tu propio espíritu débil. Todos somos gallinas
en el corazón. Cuanto antes lo admitamos, mejor. Carecemos de poder. Nos falta amor. Nos
falta autocontrol. Para volar como un águila, tenemos que renunciar a nuestro propio espíritu
tímido y buscar un espíritu superior al nuestro, el Espíritu Santo del Señor Jesucristo. La Biblia
dice que en nuestro propio poder, incluso el más fuerte de nosotros, finalmente tropieza y se
queda sin energía, "pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas
como las águilas" (Isaías 40:31).
Necesitas tener el Espíritu Santo de Dios en ti, y necesitas tener en cuenta el efecto
transformador que él tiene en tu espíritu. "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía,
sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 Timoteo 1:7).
 
Espíritu de Poder
Con el fin de tener un espíritu ganador como de águila, necesitas poder: el poder para hacer
frente a los retos, el poder para superar el desánimo, el poder para resistir la tentación, el
poder para manejar cualquier situación que la vida te depare. Necesitas poder no sólo para
sobrevivir sino para prosperar, no sólo para defenderte, sino para pasar a la ofensiva y para
avanzar. Para ganar en la guerra espiritual, necesitas el tipo de poder del cual habló el apóstol
Pablo cuando dijo: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13).
Un espíritu ganador de águila exclama, "¡Puedo hacer todas las cosas!” Pero un espíritu
perdedor de una gallina se queja, "no puedo hacer nada". Es horrible tener una mentalidad de
víctima. La mentalidad de víctima viene de muchas formas. Fuiste abusado de niño, por lo que
eres inútil y nunca llegaras a nada. O te has sumergió en el alcohol y en las drogas, y nada
puede romper tu adicción. O tu vida matrimonial y familiar es un desastre, y no hay manera de
que jamás puedas disfrutar de relaciones alegres y positivas. O has perdido tu trabajo, y no
tienes lo que se requiere para tener éxito en el mundo de hoy. O has hecho algo tan horrible
que Dios posiblemente no puede perdonarte o amarte. Estás sucio. Eres impotente. Estás
desesperado. ¿Cuál es la razón para tratar de seguir adelante? De todos modos vas a
fracasar. Tú simplemente eres una gallina que se dirige hacia el matadero.
Oigo a varias personas que hablan de esa manera. Escucho fracaso en sus voces. Veo
desesperación en sus ojos. A medida que hablan de sus problemas y de cuan sombrío se ve
el futuro, me pone triste, y me enoja. Me da pena que se sienten tan desesperados, y me da
coraje que Satanás les ha estado mintiendo.
Satanás quiere que pensemos que no hay manera de superar las fuerzas que están en contra
de nosotros. Satanás quiere que creamos que el pecado, la tristeza, el fracaso y la muerte son
todo lo que nos depara el futuro. ¡Pero Satanás es un mentiroso! Él quiere que te sientas
indefenso y que pienses que no hay manera en la que puedas ganar. Pero eso es una
mentira.
La verdad es esta. Satanás no tiene oportunidad en contra del poder de Dios. Satanás es más
fuerte que nosotros por nuestra cuenta, pero Satanás y todos sus demonios combinados no
tienen ninguna posibilidad en contra de una sola persona que tiene el poder del Espíritu Santo
de Dios. La única forma en la que Satanás puede derribarte es al alimentarte de mentiras.
Satanás puede empezar diciéndonos la mentira de que te puede ir muy bien por tu cuenta sin
Dios. Te sientes inteligente, fuerte y seguro de tener éxito. ¿Quién necesita a Dios? Pero en
algún momento, esa mentira por lo general es expuesta. Tu vida empieza a derrumbarse. Se
hace evidente que no puedes hacerlo por tu cuenta. En ese momento, Satanás cambia a una
nueva mentira. Dice que eres un perdedor, que siempre serás un perdedor, que no tienes
ninguna posibilidad de ser nadie ni de hacer nada. Solo aceptas que eres una gallina
condenada a ser devorada.
Satanás trata de enterrarte en tales mentiras para que no puedas centrarte en el hecho de que
Dios es mucho más poderoso que Satanás y que de esa manera nunca te conectes con el
poder de Dios mediante la fe. En el momento en el que empieces a creer en el poder de Dios
y percibas su poder que actúa en ti, Satanás no tiene ninguna posibilidad. Satanás tratando de
vencer a Dios es como un mosquito que intenta vencer a un tigre. Mediante la fe en el poder
de Dios, puedes aplastar bajo tus pies a Satanás (Romanos 16:20), y él lo sabe. Nada asusta
más al diablo que la fe. El diablo tiembla cada vez que una persona rechaza sus mentiras, que
cree en la fuerza omnipotente del Dios vivo, y que está en contra de Satanás por medio del
poder del Espíritu Santo.
Si pones tu fe en Jesús y tienes al Espíritu Santo viviendo en ti, entonces tienes un poder
dentro de ti mayor que cualquier poder en todo el mundo, mayor que el poder de Satanás
mismo. La Biblia les dice a los Cristianos: "Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido;
porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo" (1 Juan 4:4). ¿Cómo
puedes poner en acción el poder de Dios en tu lucha en contra de Satanás? Por medio de la
fe. Por medio de la fe rechazas las mentiras de Satanás. Por medio de la fe crees la verdad de
Dios en Cristo. "Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que
vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?" (1 Juan 5:4, 5).
La fe es la manera de recibir el perdón de los pecados y la vida eterna, y la fe es también la
forma de derrotar a Satanás y sus esquemas.
La fe en Jesús es la tubería a través de la cual fluye el poder del Espíritu Santo. El poder del
Espíritu Santo es el mismo poder por el cual Jesús hizo sus milagros. Jesús predicó el
evangelio en el poder del Espíritu Santo. Jesús echaba fuera demonios en el poder del
Espíritu Santo. Jesús daba vista a los ciegos y oído a los sordos por medio del poder del
Espíritu Santo. Jesús hizo que los cojos caminaran y que las personas paralizadas bailaran
por medio del poder del Espíritu Santo. Jesús incluso levantó a los muertos a la vida por
medio del poder del Espíritu Santo. De hecho, fue el poder del Espíritu Santo el que levantó a
Jesús de la tumba y le dio la victoria decisiva sobre la muerte, sobre el pecado y sobre
Satanás.
Todos estos milagros fueron sorprendentes, pero igual de sorprendente es el milagro que
Cristo hace cada vez que toma un alma muerta en pecado y la lleva a la vida por medio de su
Espíritu. Todavía hoy el Espíritu Santo echa fuera demonios y libera a las personas de
Satanás. Todavía hoy el Espíritu Santo rompe barreras y trae sanidad e integridad. Todavía
hoy el Espíritu Santo llena a los individuos y transforma a las familias. Todavía hoy el Espíritu
transforma a las gallinas terrestres en águilas voladoras. Todavía hoy el Espíritu Santo trae el
poder de la resurrección de Cristo a la vida de la gente común.
Jesucristo es omnipotente, y ese mismo poder está en nuestros corazones si tenemos a su
Espíritu Santo viviendo en nosotros. Algunas religiones son en su mayoría rituales y palabras
sin vida o sin poder, pero la verdadera fe en el Señor Jesús vivo es mucho más que eso. "El
reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder" (1 Corintios 4:20).
Este poder es una gran protección. Si confías en el Cristo resucitado y tienes a su Espíritu
habitando en ti, entonces "sois guardados por el poder de Dios mediante la fe" (1 Pedro 1:5)
Este escudo no es sólo algo que debes tener, sino algo que debes utilizar. "Tomad el escudo
de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno" (Efesios 6:16).
No estás solo en contra de las cosas desagradables o de las fuerzas vagas. Estás en contra
de espíritus de maldad personales y de odio, dirigidos por el mismo Satanás. Satanás va a
seguir disparándote dardos de fuego, pero no tengas miedo. La fe es a prueba de fuego. Con
cada nuevo ataque de Satanás, ocúpate de renovar tu fe. Serás guardado por el poder de
Dios de aquello que Satanás haga. El diablo quiere que pienses que él no puede ser vencido,
pero el Espíritu Santo dentro de ti es mayor que el diablo fuera de ti. La fe te dará la victoria,
incluso si Satanás y el mundo entero están en tu contra.
Todos necesitamos este estímulo, incluso los líderes Cristianos--¡especialmente los líderes
Cristianos! Nadie se enfrenta a ataques más feroces por parte de Satanás que aquellos de
nosotros que tenemos un llamado especial para guiar a otros en la fe. Podemos desanimarnos
por nuestros propios pecados y capacidades limitadas. Podemos decepcionarnos por una
iglesia que parece estar anclada en un bache o por una comunidad que no parece responder
al Evangelio. Podemos desalentarnos por los resultados que no están a la altura de nuestras
esperanzas. Podemos quedar desorientados y engañados por las mentiras astutas que
Satanás dice a través de los estudiosos que niegan o que distorsionan la Biblia. Podemos
llegar a estar dudosos, tímidos y cansados. Podemos preguntarnos por qué estamos en el
ministerio. Podemos preguntarnos si hay algún punto para seguir a Jesús.
Sin embargo, compañero líder, ¡no te rindas! ¡no tengas miedo! "Dios no nos ha dado un
espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 Timoteo 1:7 NVI). Estas
palabras de Dios fueron dadas primero para animar a un pastor. El joven pastor Timoteo
tendía a ser tímido, por lo que el apóstol Pablo lo animaba. Nosotros los líderes necesitamos
animar a los demás y recordarles qué tipo de espíritu nos ha dado Dios--no es un espíritu
tímido, sino el espíritu Santo poderoso de Cristo mismo.
Si eres un Cristiano y tienes el Espíritu Santo viviendo en ti, entonces ¡sé audaz! ¡sé
fuerte! ¡Se valiente! ¡alégrate ferozmente! No dejes que los ataques de Satanás te
derrumben. Cada nuevo ataque que enfrentas es una oportunidad para ganar otra
victoria. Cuando Satanás te ataque, contratácalo. No dejes que sus ataques te asusten. Deja
que te alegren. Si Satanás está lanzándote descarga tras descarga de dardos de fuego,
significa que está preocupado por ti. Eres una amenaza para él. Alégrate por eso.
"Resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Santiago 4:7). Lucha en el poder del Espíritu, y
ganarás. Satanás quiere asustarte con la mentira de que él está ganando, pero la verdad es
que él ya ha perdido. Cristo está en el trono, y él les da a los creyentes el Espíritu de poder.
 
Espíritu de Amor
Junto con el poder, otra bendición del Espíritu Santo que cambia nuestra vida es el
amor. Nada en todo el mundo importa tanto como saber que eres amado y que eres capaz de
amar a otros. La Biblia dice que aquellos que confían en Cristo son capaces de regocijarse
incluso en medio de los problemas y que tienen una gran esperanza para el futuro, "porque el
amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue
dado" (Romanos 5:5).
Dios mostró su gran amor al enviar a su Hijo, Jesús, para morir por nosotros cuando todavía
éramos pecadores impíos y enemigos del Señor (Romanos 5:8). La muerte de Jesús en la
cruz fue una vez y para siempre el pago más que suficiente para cubrir los pecados del
mundo. Si Dios nos amó tanto, cuando éramos enemigos que luchaban contra él, ¿qué puede
hacer que deje de amarnos una vez que hemos sido hechos sus amigos? Una de las
principales obras del Espíritu Santo es simplemente sellar el amor de Dios en nuestros
corazones.
Siempre me sorprendo cada vez que veo el cambio que ocurre en las personas que realmente
empiezan a conocer en su corazón que Dios las ama. Su exterior duro y rebelde se ablanda y
se derrite. Su percepción de estar podridos y de ser indignos de ser amados da paso a la
alegría y a la calidez de ser apreciados por Dios. Las adicciones auto destructivas y los
pensamientos suicidas comienzan a encogerse y una nueva voluntad por vivir se hace cargo.
En algunos casos, el cambio es repentino y sorprendente. En otros casos se produce durante
un período de tiempo, con muchos altibajos. Pero el cambio es inconfundible. El amor de Dios
puede derramarse de prisa, o puede gotear lentamente y en secreto, pero el resultado es el
mismo: un corazón lleno del amor de Dios.
Una vez que el amor de Dios fluye hacia ti, el amor de Dios también comienza a fluir desde tu
interior hacia los demás. He visto que mujeres que alguna vez fueron perversas se
convirtieron en algunas de las esposas más fieles y madres más tiernas que conozco, gracias
al amor de Dios. He visto que hombres que eran duros y egoístas se vuelven esposos
cuidadosos y padres cariñosos y sabios, gracias al amor de Dios. He visto parejas al borde del
divorcio renovados en el amor el uno al otro después de que el amor de Dios entró en su vida,
gracias al amor de Dios. He visto que aquellos que son esclavos de las drogas y del alcohol
son liberados y hechos activos en llevarles libertad a los demás, gracias al amor de Dios. He
visto que los adictos al trabajo codiciosos y duros de corazón se vuelven amables y
generosos, gracias al amor de Dios. He visto que los adolescentes suicidas y odiosos se
vuelven esperanzadores y serviciales, gracias al amor de Dios. He visto que los criminales que
crecieron en hogares sin amor y que cometieron terribles hechos se vuelven ansiosos por
rescatar a otros del odio y de las mentiras de Satanás, gracias al amor de Dios. Nada es más
letal que ser un aborrecedor que se siente odiado, y no hay nada que cambie más nuestra
vida que ser un amante que se siente amado.
Sin embargo, incluso los seguidores de Jesús a veces se olvidan de lo mucho que son
amados y pueden dejar de amar a los demás. Ellos se vuelven temerosos en sus propios
corazones y ásperos en sus actitudes hacia los demás. La Biblia habla de un tiempo cuando
un pueblo no acogió a Jesús y a sus discípulos a causa de los prejuicios raciales y políticos.
Eso puso furiosos a los seguidores de Jesús. "Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan,
dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los
consuma? Entonces volviéndose él, los reprendió… Y se fueron a otra aldea" (Lucas 9:54,
56).
Algunos manuscritos bíblicos antiguos dicen que cuando Jesús los reprendió, dijo, "Vosotros
no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas
de los hombres, sino para salvarlas." Si quieres que Dios arruine a tus enemigos al instante,
no está en armonía con el Espíritu Santo de Cristo. Él no es un espíritu de odio y de venganza
constante; es un Espíritu de amor, de paciencia, y de otra oportunidad.
Si esa no es nuestra actitud hacia los demás, si tenemos una actitud dura y vengativa hacia
ellos, puede significar que nosotros mismos aún no nos sentimos seguros en el amor de
Dios. La "ira justa" puede ser una máscara de angustia interior. Una actitud fría y cruel hacia
los demás puede fluir de una falta de fe en el amor de Dios por nosotros. Incluso si le
pertenecemos, todavía podemos carecer de la seguridad plena y de la experiencia de su
amor, y esto puede envenenar nuestro comportamiento hacia los demás y robarnos la alegría
que Dios quiere que tengamos. la Biblia dice en repetidas ocasiones que el Espíritu Santo
reemplaza el miedo con amor. "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera
el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado
en el amor" (1 Juan 4:18). "Los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de
Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que
habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo
da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios" (Romanos 8:14-16).
¿Sabes en tu espíritu que eres un hijo amado de Dios a través de Jesucristo? ¿El Espíritu
Santo ha inundado tu corazón con mucho del amor de Dios que el miedo ha sido expulsado?
Te sentirás como una gallina y un perdedor, siempre y cuando temas que nadie te ama
realmente--al menos nadie que sepa cómo eres realmente. Pero si sabes que Dios te ama
totalmente y para siempre, a pesar de que él conoce todas las cosas malas que has hecho y
el mal que aún se esconde en tu corazón, entonces el amor de Dios te da un espíritu ganador,
un espíritu que se eleva sobre alas de águila.
 
Espíritu de Dominio Propio
Una tercera bendición del Espíritu Santo, junto con el poder y el amor, es el autocontrol. De
hecho, el poder y el amor son la clave para el autocontrol.
El poder del Espíritu construye el autocontrol que te impide entrar en pánico y perder el control
al enfrentar las cosas que suceden a tu alrededor. El hecho de saber que tienes poder interior
para ganar, te mantiene en calma y te hace disfrutar de la paz que sobrepasa todo
entendimiento. Tú dominas la situación; la situación no te domina. El poder de Dios te permite
controlarte.
El amor del Espíritu construye el autocontrol que te da una mente sana, un realismo sano y
una personalidad estable. Las personas que están fuera de control a menudo son impulsadas
por el odio o por un ansia desesperada de amor que nunca ha sido satisfecha. La grave falta
de autocontrol aparece de diversas formas--alcoholismo, adicción a las drogas, problemas de
alimentación, compulsiones sexuales, obsesión por el trabajo, incapacidad para controlar la
ira--pero sea cual sea la forma, estos problemas suelen surgir en un espíritu hambriento de
amor. Una vez que el deseo es satisfecho mediante el Espíritu Santo derramando el amor de
Dios en tu corazón, los viejos impulsos ya no te dominan. El amor de Dios te pone en tu sano
juicio y te da autocontrol.
¿Tienes un espíritu ganador? ¿Tienes el poder, el amor y el autocontrol que te permiten volar
como un águila? Sólo el Espíritu Santo puede hacer que esto sea una realidad para ti. Sólo el
Espíritu puede elevarte del suelo, y sólo el Espíritu puede mantenerte en las alturas. Como
dice la Biblia, "la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros" (2 Corintios 4:7). El
Espíritu que Dios nos dio no nos hace tímidos, sino que nos da poder, amor y dominio propio.
Sólo a través de la fuerza del Espíritu puedes seguir a Jesús a la victoria sobre el diablo,
sobre el mundo y sobre la carne. ¡Así que sé fuerte en el Señor y en el poder de su fuerza!
 
Agradecimientos
En mi propia guerra espiritual y al escribir este libro, he encontrado mucha ayuda en los
escritos de los guerreros Cristianos de los primeros siglos: William Gurnall, El Cristiano en
Armadura Completa; John Bunyan, El progreso del Peregrino y La Guerra Santa; Martyn
Lloyd-Jones, La Guerra Cristiana y el Soldado Cristiano; y C.S. Lewis, Cartas del Diablo a su
Sobrino. Incluso cuando no cito estas fuentes, les debo una gran deuda en casi todas las
páginas.
 Como pastor de las iglesias de Strathroy, Ontario, y Monee, Illinois, he aprendido y enseñado
mucho de lo que digo en este libro. En Ministerios de Regreso a Dios, he compartido estas
cosas con una audiencia internacional, y he aprendido mucho de aquellos que
respondieron. Como Rector del Instituto de Líderes Cristianos, interactúo con estudiantes de
muchos países y me hago una idea de las batallas que enfrentan. Me regocijo en su ahínco
para llevar a cabo la misión que Jesús les ha dado, y admiro su coraje dado por el Espíritu
para permanecer de pie en contra del mal.
Aquellos que me conocen mejor y me aman más--mi familia y, sobre todo, el Señor de los
ejércitos--permanecen fieles a mí a pesar de mis defectos y derrotas. La gracia me hace
seguir adelante. "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13).
 
Instituto de Líderes Cristianos
 
El Instituto de Líderes Cristianos ofrece una formación gratuita en línea para todo el
mundo. Todas las personas llamadas por Dios, a pesar de sus ingresos, pueden convertirse
en líderes bien entrenados sin costo alguno para ellos. Mentores locales y pastores de
muchos países colaboran con la facultad de ILC en la tarea de equipar a miles de nuevos
líderes.
 
David Feddes sirve como Rector del Instituto de Líderes Cristianos. Está a cargo del plan de
estudios y trabaja con otros profesores para asegurarse de que cada curso proporcione una
formación ministerial de alta calidad. Muchas clases presentan videos y escritos del Dr.
Feddes. El objetivo del ILC es levantar líderes de avivamiento con corazones llenos del fuego
del Espíritu Santo y con mentes formadas por la verdad bíblica.
 
Si estás buscando una formación para el ministerio sin costo y de alta calidad o si deseas
apoyar financieramente al ILC para que más líderes pueden estar equipados para la misión de
Dios, por favor visita el sitio web del ILC: www.christianleadersinstitute.org

El Ministerio de la Liberación
El Ministerio de la Liberación
 Una declaración de Consenso de Evangélicos Pentecostales, Carismáticos e Históricos
Redactado por Gerry Breshears, Ph.D.
Presentado por David Feddes, Ph. D.

Los siguientes párrafos representan un sexto borrador de una declaración de principios


desarrollada por un 
grupo diverso de pastores y profesores que representan diversas tradiciones
evangélicas. Yo soy el 
principal autor de este documento, pero se ha desarrollado con una amplia interacción
del 
grupo. El grupo ha tomado el nombre de Rogue Fellowship. Bajo la iniciación de Doug 
Shearer, pastor principal de New Hope Christian Fellowship de Sacramento, CA,
estamos 
representando extraoficialmente a una amplia sección de tradiciones evangélicas para
abordar diversas prácticas 
y creencias en las iglesias. Nuestra carga común es abordar aquellas cuestiones de la
iglesia contemporánea 
como la liberación demoníaca, la participación política, la sanidad interna, la profecía
moderna , 
los estilos de adoración, etc. Un objetivo es hacer declaraciones en las que todos
estemos de acuerdo en cuanto a lo correcto y lo incorrecto de estas áreas. Tenemos la
intención de abordar cuestiones y prácticas en lugar de grupos específicos. 
Estamos asombrados de ver cuánto acuerdo podemos lograr en temas como la atadura
de demonios, un
área donde existen grandes diferencias dentro del grupo. 
El nombre "Rogue Fellowship" puede provenir del carácter de los participantes, del
carácter 
de las heterodoxias y de las heteropraxis que esperamos definir, o del hecho de que
nos conocimos en casa de Ray Stedman con vista al río Rogue de Grants Pass,
Oregon. 
Los miembros de la Comunidad incluyen a Zenas Bicket, presidente de Berean College 
(Asambleas de Dios); Glen Cole, pastor de Capitol Christian Fellowship en Sacramento

presbítero ejecutivo de las Asambleas de Dios; Richard Paradise y Douglas Shearer,
pastores 
de New Hope Christian Fellowship de Sacramento; Bob Bonner, pastor de la Iglesia
Calvary Crossroads 
de Grants Pass; Garry Friesen, decano de la facultad de la Escuela de la Biblia
Multnomah; Ray 
Stedman, pastor emérito de Peninsula Bible Church; y yo mismo. Ninguno de
nosotros viene con
apoyo oficial de cualquier organización, ni nuestra participación implica
necesariamente que las organizaciones mencionadas están de acuerdo con nuestra
declaración de principios. 
Los principios enumerados a continuación representan áreas en las que tenemos
consenso entre nosotros. 
El silencio en cualquier área no significa ni apoyo ni falta de apoyo para una creencia
particular o
práctica. En algunos casos no decimos nada porque nuestro trabajo aún no está
completo. En otros no decimos nada porque no estamos de acuerdo con nosotros
mismos.

1
Dios reina supremamente sobre todo el universo, y lo gobierna para Su gloria suprema
(Ps. Dios reina supremamente
Dios reina supremamente por encima de todo el universo y lo gobierna para su gloria suprema
(Salmos 33: 10-11, 103: 19, Isaías 14: 24-27, Efesios 1:11). Él derrotó decisivamente los
poderes de las tinieblas, desarmándolos y triunfando sobre ellos en la cruz (Col. 1:16, 2:13-
15; 1 Pe. 3:22). Dios está finalmente a cargo de todos los asuntos de Su universo y no
debemos temer a una victoria satánica (Rom. 8:38-39; Ef. 1:20-22).

Los demonios son reales


Satanás y los demonios son aterradoramente reales. Son espíritus personales, malignos y
sobrenaturales. Estos ángeles caídos están en constante guerra contra la causa de Cristo y su
iglesia. Son sutiles, astutos, maliciosos e implacables en sus ataques. No podemos reducir lo
demoníaco en las Escrituras a las explicaciones primitivas de la psicosis.

Contrarrestando el poder demoníaco


Como príncipe de este mundo (Juan 12:31; 14:30; 16:11; Efesios 2:2), Satanás ejerce su
poder en contra de los creyentes y de los incrédulos. Jesucristo avanza su reino contra aquel
de Satanás a través de una combinación de oración, evangelismo y edificación. Los creyentes
comparten Su victoria y autoridad sobre los demonios (Col. 2: 9-15). En el caso de las
personas demonizadas, el exorcismo es un medio para lograr el propósito de este reino (Mat.
12:28; Lucas 10:1-11).

La guerra espiritual
En la guerra espiritual los creyentes buscan
• redimir a las personas que no son salvas del reino de Satanás por medio de la proclamación
del evangelio (Hechos 26:16-18; 2 Cor. 4:4-6).
• resistir a las agresiones demoníacas contra ellos mismos y contra la iglesia sometiéndose a
Dios, manteniéndose firmes en la fe y poniéndose la armadura de Dios, es decir, practicando
en oración las disciplinas esenciales del crecimiento espiritual dentro de un cuerpo local de
creyentes (Ef. 6:13-18; Santiago 5:19-20). 4:7-10; 1 Pe. 5:6-9).

Los demonios no pueden poseer a los creyentes


En la conversión, Dios redime a las personas, transfiriéndolas del reino de Satanás, el dominio
de las tinieblas, al reino de Cristo, el reino del amado Hijo de Dios (Hechos 26:18; Col.
1:13). En el momento de la conversión, se convierten en hijos de Dios, plenamente
justificados, totalmente perdonados, compartiendo la herencia de Cristo... Por lo tanto, los
creyentes en Jesucristo nunca son poseídos por demonios, es decir, nunca son propiedad de
Satanás y de sus secuaces, nunca son totalmente controlados por un espíritu maligno.

Los demonios pueden atacar a los creyentes


Algunos dicen que los creyentes son inmunes al ataque demoníaco. Los ejemplos de Jesús y
Pablo, así como declaraciones tan específicas como 1 Pe. 5:8 prueban que esto es una
mentira fatalmente peligrosa.

Alerta, no obsesionado
Los creyentes debemos conocer a Satanás y sus planes para que podamos enfrentarnos a
ellos. Sin embargo, debemos ser precavidos de no darle a Satanás la atención indebida por
medio de un estudio excesivo sobre él o sobre sus planes (2 Corintios 2:11). Esto puede
llevarnos a una fascinación, temor, sobreestimación de su poder o incluso a una forma
de adoración satánica.

Consciente de Satanás, pero centrado en Cristo


Reconocemos la existencia de Satanás, estudiamos, pensamos y hablamos de él, pero solo
como algo pastoralmente necesario, y siempre para renunciar y resistir en lugar de
respetarlo. El enfoque de los creyentes debe estar en el poder y en la provisión de Cristo para
resistir las fuerzas del mal, dándole toda la gloria solo a Dios.

Los creyentes profundamente involucrados pueden necesitar ayuda especial


Los creyentes pueden ser tentados, engañados, acusados por Satanás y pueden ceder ante
estos ataques (aunque no necesariamente). Si ellos no se resisten a Satanás (Santiago 4:7, 1
Pedro 5:8-9), pueden involucrarse en el comportamiento tan profundamente que no pueden
escapar sin la ayuda especial de otros creyentes (1 Cor. 5:1-5; Heb. 12:1-13).

La dominación demoníaca de un creyente


Una persona, creyente o no creyente, podría ser dominada por un demonio de una manera
similar a una esposa dominada por un marido abusivo. Esto podría ocurrir hasta el punto de la
alteración de su personalidad y la pérdida de un sentido de control personal. Sin embargo, tal
persona [si es un creyente] nunca será abandonada por el Espíritu Santo ni será dejada a
recursos meramente humanos como en el caso de un incrédulo (Sal. 27; 90; Isaías 41:10-16).

No juegues con fuego


A los creyentes se les ordena evitar toda forma de contacto con prácticas demoníacas,
incluyendo la astrología, la adivinación, la meditación y los mantras de la nueva era, las
películas y los libros demoníacos, la música satánica, la magia, las sesiones de espiritismo, la
búsqueda de espíritus de los muertos, las tablas de ouija, etc. (Levítico 19:26,31; 20: 6,27;
Deut.18: 9-13; Jer. 27:9-10)

Jesús, no la magia "Cristiana"


Los demonios son expulsadoscorrectamente solo por el poder de Dios basado en el triunfo de
Jesucristo a través de la potencia del Espíritu Santo. Ninguna magia, adivinación, negociación
o ritual, sin importar qué tan efectivo parezca ser, puede reemplazar la dependencia del
nombre de Jesucristo y el poder de su obra en el Calvario (Col. 2:10-15). El uso de objetos
sagrados, de agua bendita o de crucifijos corre el riesgo de ser considerado como magia
Cristiana.

Direcciones de oración
Dios, no demonios
Algunos dicen que un creyente no puede ser liberado de un pecado u obsesión específica de
una fuente demoníaca excepto a través de una oración de liberación que reprenda al
demonio. Tal oración de guerra dirigida a Satanás y a los demonios no tiene precedente en las
Escrituras y es contrario a la naturaleza de la oración como una comunión familiar con Dios.

Direcciones de oración
Dios, no demonios
Las reprensiones son dirigidas a Satanás y a los demonios como parte de la liberación (Mateo
16:22; 17:18; Marcos 1:25; Lucas 4:41), pero no son oraciones. La oración a Dios por el poder
para resistir la tentación, por la sabiduría y por la fortaleza para mantenerse firme frente a los
ataques de Satanás es una parte vital de la guerra contra el mundo, contra la carne y contra el
diablo.

Asumiendo la responsabilidad por el pecado


En ningún lado la Biblia ordena o describe el exorcismo o la expulsión de un demonio como
una solución para tales pecados de la carne como la ira, la amargura, la envidia o la lujuria. La
liberación no es un atajo hacia la madurez espiritual o personal. Si bien los demonios pueden
tentar a un creyente a cometer tales pecados, como lo hizo Satanás con Jesús, Dios no
permitirá que seamos tentados por encima de lo que podamos soportar y vencer (1 Cor.
10:13).

Asumiendo la responsabilidad por el pecado


El fracaso moral es, en última instancia, la elección y la responsabilidad de los humanos en
lugar de Satanás (Santiago 1:12). Darle crédito a un demonio por causar un pecado puede
llevar a una sensación errónea de impotencia o de derrota. Ningún creyente puede decir
correctamente: "El diablo me obligó a hacerlo".

¿Reposesión por demonios o repetición del pecado?


La posesión demoníaca repetida puede ser posible, pero muchas de las llamadas
reposesiones son realmente la repetición de un pecado de la carne.

Métodos de liberación anti bíblicos


Los procedimientos de liberación contemporáneos generalmente implican encontrar el nombre
del demonio, el pecado que le permitió invadir, las jerarquías demoníacas involucradas y
reprenderlo antes de expulsarlo. Dichos procedimientos contienen muchos elementos que no
están descritos en los exorcismos de las Escrituras. Cualquier práctica o técnica de guerra
espiritual que no tenga una garantía escritural siempre es sospechosa. Otros elementos
aparecen solo una vez en las Escrituras. No están establecidos como prácticas normales
durante el exorcismo.

La demonización es obvia
En la Biblia, la demonización involucraba fenómenos fácilmente reconocibles que eran
sobrenaturales y malvados tanto en origen como en apariencia. No había necesidad de
procedimientos de descubrimiento prolongados o misteriosos para desenmascarar demonios
ocultos. Los métodos contemporáneos de liberación, que dependen en gran medida de tales
técnicas, difieren significativamente de los patrones bíblicos.

La liberación es total
Los exorcismos bíblicos liberaban a los incrédulos por completo de los demonios que los
habían poseído. Su antigua habitación y dominio eran abiertos a la poderosa residencia del
Espíritu Santo a través de la fe del nuevo converso en Jesucristo (Mat. 12:43; Lucas 8:35;
9:42-43).

La enfermedad rara vez es consecuencia directa de un ataque demoníaco


Si bien los demonios son una posible causa de enfermedad, como lo indica el libro de Job,
generalmente ésta no es causada por un ataque demoníaco. Jesús distinguía claramente
entre la sanidad de la enfermedad y la expulsión de los demonios. Cuando la enfermedad es
causada por un pecado deliberado o por causas naturales, intentar expulsar demonios no
traerá una cura.

Oración: sin fórmulas mágicas


La oración de guerra puede degenerarse en una fórmula mágica donde frases específicas
como "atar a Satanás" o "colocar un seto de espinas" o "por la sangre de Jesús" se
consideran necesarias o adquieren una eficacia mediante el uso de las palabras mismas. El
poder de la oración está en la verdad del concepto más que en las frases habladas. Es un
error creer que, además de las oraciones expresamente redactadas para obligar a Satanás a
que tiente, ataque a las personas o incluso a que ingrese a una habitación, los creyentes
están desprotegidos e indefensos.
Oración: sin fórmulas mágicas
Una oración que obligue a Satanás no es más efectiva o necesaria que orar a Dios por su
poder y protección. Otro error es suponer que los creyentes se vuelven virtualmente divinos,
peleando en batallas espirituales por el poder que la oración genera con poca necesidad de la
participación de Dios. El poder de la oración proviene de la relación fortalecida con Dios y de
la limpieza y la sensibilidad a la piedad que ésta trae.

Nunca invites a un demonio a entrar


No es ni bíblico ni sabio para los ministros de liberación invitar a un demonio a que entre en sí
mismos para sacarlo de una persona demonizada. La razón de esta práctica es que el trauma
del exorcismo se mitigará porque transferir un demonio a otro cuerpo es menos difícil que
expulsarlo a una existencia sin cuerpo. En ninguna parte hay una garantía en las Escrituras
para invitar deliberadamente a los demonios a entrar en una persona. El hecho de que Jesús
haya permitido que los demonios del endemoniado Gadareno entraran a los cerdos de
ninguna manera valida la práctica de transferir demonios a las personas.

Los demonios son espíritus, no escupas


No hay ningún mandamiento escritural para toser, estrangular o escupir demonios como un
patrón para el exorcismo, aunque puede haber alguna reacción física a la liberación (Marcos
9:20, 26).

Información acerca de los demonios


Las Escrituras son la única fuente confiable de información sobre los demonios. Las
demonologías contemporáneas, que incluyen asuntos tales como jerarquías demoníacas,
motivos y métodos de los demonios, se componen en gran parte de la información recopilada
de los propios demonios. Satanás y sus demonios son mentirosos por naturaleza (Juan
8:44). En el mejor de los casos, la información acerca de ellos estará manchada por un motivo
falso y maligno o por medias verdades de una manera engañosa. Creer informes de demonios
a menudo traerá un gran daño a la causa de Cristo. Por lo tanto, la información obtenida de
los demonios no debe usarse para ningún propósito.

No converses con demonios


Bajo ninguna circunstancia los Cristianos deben mantener conversaciones o discusiones con
demonios. Tal contacto está prohibido en las Escrituras (Levítico 19:26, 31, 20:6, 27,
Deuteronomio 18:9-13, Jeremías 27:9-10) y es evidentemente imprudente, ya que aumenta la
oportunidad para que los demonios contraataquen. La única atención que los demonios deben
recibir es la de rechazarlos, desecharlos o resistirlos. El breve intercambio de Marcos 5 es
bastante diferente a las prácticas contemporáneas que involucran una amplia indagación de
los hechos.

Mantente alejado de la guerra cósmica


Hay una guerra espiritual a nivel cósmico entre los ángeles santos y los espíritus demoníacos
(Daniel 10, Judas 9). Sin embargo, la Biblia no describe ni ordena la participación de los
creyentes en dicha batalla. Discernir los nombres, las asignaciones, las jerarquías de estos
espíritus y orar en contra de ellos no tiene ninguna garantía escritural. Se nos ordena que
tratemos con lo demoníaco a nivel personal.

Los demonios no son heredados


Los demonios a menudo trabajan eficazmente dentro de familias impías que tienen una
influencia perversa en sus descendientes, pero no existe una garantía escritural para
el llamado "vínculo ancestral" o "generacional", es decir, heredar demonios personales de
antepasados, además de la participación personal del niño. Pasajes como Éxodo 20:4-5
hablan de las consecuencias de la visita del pecado a la tercera y cuarta generación, pero
nunca de heredar demonios.

Los demonios no son heredados


Las consecuencias del pecado pueden ser el resultado natural de un estilo de vida
pecaminoso, como los bebés nacidos con SIDA. Pueden ser el juicio de Dios cayendo sobre
personas relativamente inocentes, como los bebés que murieron de hambre en el asedio de
Jerusalén. Los niños criados en un ambiente ocultista normalmente entran en contacto con lo
demoníaco y pueden verse influenciados por la participación demoníaca personal como
resultado de su entorno.

Los demonios no son heredados


Sin embargo, el creyente es liberado de toda autoridad demoníaca a través del triunfo de
Cristo. El trabajo de protección y de empoderamiento del Espíritu es suficiente para todos los
creyentes sin importar su origen familiar.

¿Quién obtiene el crédito por la liberación?


La guerra espiritual siempre debe glorificar a Dios en lugar de al ministro humano.
 

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