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TEMPORAL DEL SUROESTE DEL 10 Y 11

DE ABRIL DE 1977.
INUNDACIONES DE LA LAGUNA Y
ALUVIÓN DE BAJAMAR (TENERIFE)

Los temporales del suroeste están ocasionados al descender de


latitud las borrascas atlánticas del frente polar. Los flujos entran
en Canarias por el sector suroeste (de ahí su nombre) y
ocasionan fuertes lluvias, siendo estas precipitaciones, en
algunos casos, de tipo torrencial. Es el sinóptico que más daño
provoca al medio agrario y que, de forma general, deja
importantes precipitaciones en las islas.
La severidad del episodio severo que nos ocupa, entre los
aficionados y profesionales de la meteorología, tiene la condición
de “mítico” y representativo. Ocurrió en los últimos días de la
Semana Santa de 1977, mientras las islas aún estaban bajo la
conmoción causada por el trágico accidente de aviación de Los
Rodeos, acaecido dos semanas antes, y a lo que había que sumar
la convulsión política reinante, ya que día 9 de abril, se legaliza el
PCE, un episodio clave de inflexión de la Transición Política
Española, conocido como el Sábado Rojo. En esta coyuntura
apasionante se sitúa la efeméride que tratamos.

Foto de Floren de Cossío

Los vecinos de San Cristóbal de La Laguna, llevaban una semana


sin agua por culpa de una avería importante. Mientras, una
depresión en capas altas se acercaba lentamente por el
Atlántico, al oeste del Archipiélago a 10.000 metros de altitud.
Pero en la superficie nada hacía presagiar su virulencia. El aire
que soplaba era suave y cálido que, acompañado por un sistema
de bajas presiones, condensó gran cantidad del agua de mar,
cargando la atmósfera de humedad.
INUNDACIONES DE SAN CRISTOBAL DE LA LAGUNA

A las seis de la tarde del domingo 10 de abril de 1977 comenzó a


llover en la vega lagunera. En el Aeropuerto de Los Rodeos se
registraron 260 litros por metros cuadrado durante las primeras
25 horas del temporal. Sin embargo, la orografía de La Laguna
hizo que la zona de la Vega, y en especial el casco, se
convirtieran en un embudo donde desembocaban las aguas
caídas en las montañas de los alrededores.
Las zonas más afectadas fueron Bajamar, Guamasa, y en la Vega
Lagunera el nivel del agua ascendió considerablemente en
algunas calles, superando un metro en algunos puntos del centro
histórico. Una zódiac de la Cruz Roja navegando por la plaza del
Cristo fue una imagen para la historia. Aquel día, la ciudad de
Aguere hizo honor a su nombre actual.
A consecuencia de la lluvia quedó interrumpidos los accesos al
Aeropuerto de Los Rodeos y diversas carreteras mientras que
dos casas quedan destruidas por la fuerza del agua. Catorce
coches se hallaron sepultados entre el lodo y familias enteras
tuvieron que ser evacuadas en distintas zonas de la ciudad de
San Cristóbal de La Laguna. Asimismo, todas las aulas de la
Universidad de La Laguna quedaron inundadas y se organizó un
servicio de asistencia a evacuados. Para facilitar los trabajos de
rescate, se utilizaron balsas con motor, cuatro de ellas facilitadas
por las autoridades militares y tres por la Cruz Roja.

Foto de Miguel Bravo

ALUVIÓN DE BAJAMAR
A las dos y media de la tarde del lunes 11 de abril, la localidad de
Bajamar, muy popular en el turismo local por aquel entonces, fue
asolada por un aluvión de barro que el agua desprendió de las
laderas del macizo de Anaga vía el Barranco de San Juan. El lodo
también anegó la carretera dejando a Punta del Hidalgo,
incomunicada. En total, fueron arrastrados por el agua 40.000
metros cúbicos de escombros, barro y troncos. Multitud de
coches, comercios y viviendas resultaron dañados a causa de la
tormenta y las inundaciones, aunque por fortuna, no hubo que
lamentar ninguna víctima.
OTROS PUNTOS
En Gran Canaria los barrancos que van desde Temisas hasta
Telde, pasando por Agüimes (Guayadeque), Ingenio
Y una amplia zona de Telde, donde se midieron en 12 horas, 90.8
litros por metro cuadrado, corrieron abundantemente. En el caso
de la isla redonda el temporal se ceba con la fachada este de la
isla. Las vertientes del sur, oeste y noroeste quedaron al margen
del episodio de intensas lluvias. Como consecuencia de las lluvias
en Las Palmas de Gran Canaria, en solo dos horas se produjeron
atascos, así como corrimientos de tierras, que eran arrastradas
por las aguas desde la parte alta de la ciudad. Hubo algunos
rescates y la ciudad quedó sumergida en el caos. Las
precipitaciones en Fuerteventura y Lanzarote fueron escasas. En
Candelaria, una mujer falleció al destruir la fuerza del agua su
vivienda. El Puerto de Los Cristianos quedó seriamente dañado.
Debido a las fuertes lluvias registradas en toda la isla de La
Palma, el caudal de agua que llevó el Barranco de Las Angustias
fue de los más importantes de los últimos años.

DATOS

Cantidades muy parecidas se midieron en otros puntos de las


islas; sin embargo, debido a la constitución orográfica de La
Vega lagunera, que la hace ser una auténtica copa donde se
recogen aguas caídas de las montañas de alrededores, con
pocas posibilidades de vaciar eficazmente la lluvia acumulada
en la zona, que en promedio resultó ser de unos 350 litros por
metro cuadrado en dos días. Esta lluvia equivale a que en cada
metro cuadrado del suelo han caído 350 litros, o lo que es lo
mismo, la altura del agua es de unos 350 mm. (35 centímetros).
Como la salida natural del agua caída en las montañas a uno y
otro lado del Camino Largo (de Las Canteras), es a través de la
ciudad, el nivel del agua en las partes bajas subió
considerablemente, alcanzándose en algunas zonas algo más de
un metro de agua. (Es decir, un metro cubico por cada metro
cuadrado de superficie). La Laguna volvió a inundarse como en
noviembre de 1950 y supera el máximo histórico de lluvia en 24
horas de 162,2 mm. en el mes de mayo de 1967, casi la mitad de
los 255 que se midieron en la mañana del lunes 11.
La estadística del Aeropuerto de Los Rodeos, que data del año
1951, arroja un máximo de lluvia de 24 horas de 162,2 mm. que
databa del mes de mayo de 1967, casi la mitad de los 255 que se
midieron la mañana de aquel lunes de Pascua.
En cuanto a Santa Cruz de Tenerife en el mismo período de 24
horas se midieron 65 litros por metro cuadrado, cantidad
superada en diciembre de 1968 con 103, y posteriormente con
las avenidas de febrero del 2010 y el triste episodio del 31-M.
Tampoco Izaña batió ninguna marca, pese a los 105,5 medidos
también en la mañana del lunes. Vemos, pues, que el episodio
que retratamos es uno de los temporales más importantes de los
que se conservan datos en Canarias

Para hacernos una idea de las precipitaciones aquellos dos días,


véase el siguiente cuadro de precipitaciones en 24 horas.
ANÁLISIS

Ya desde los primeros días de la semana anterior, aparecía por el


Atlántico, muy al oeste de Canarias, pero en latitudes muy bajas,
una borrasca que fue perdiendo fuerza a medida que se acercaba
a nuestro archipiélago.
Poco a poco, la situación en las capas altas y medias de la
atmósfera fue inestabilizándose, a medida que se formaba una
bolsa de aire frío al Noroeste de las islas, algo al sur de Azores.
Los vientos a 10.000 msnm empezaron a soplar cada vez más
fuertes, alcanzándose en ocasiones los 290 km/h . En las capas
bajas y al nivel del mar, debido a que la borrasca se iba
debilitando, los vientos no presentaron intensidades
extremadamente elevadas, con valores máximos en la
generalidad de los observatorios del orden de los 30 a 40 km/h .
Gracias a que el viento no era fuerte, el temporal no revistió
caracteres catastróficos.
También destacamos la localización de una baja presión relativa,
centrada sobre el archipiélago canario. El flujo que llegaba a las
islas procedía de latitudes bajas subtropicales, es decir, era cálido
y húmedo, lo que favoreció el que se condesara gran cantidad de
agua de la superficie del mar, que debido al régimen de bajas
presiones, era enviada hacia las capas medias de la atmósfera
siguiendo una especie de torbellino hacia el centro de la borrasca
y niveles superiores.
Las bajas presiones transportaban aire de las capas altas hacia
arriba y por el centro. Este vacío que dejan, es rellenado por
flujos de los alrededores de la de baja presión. Se establece así
esa especie de remolino ascendente que manda aire húmedo
hacia las alturas. Si este aire que sube encuentra condiciones
favorables de inestabilidad, da lugar a nubes de gran desarrollo
vertical y fuertemente convectivas. Cualquier tipo de obstáculo
orográfico, como puede ser una isla, inestabiliza aún más el
sistema, favoreciendo esas corrientes de aire ascendente,
dando lugar a que descargue parte del agua que contiene en
forma de chubascos intensos.
Como las nubes llegaban a las islas por el sur y suroeste, dichas
vertientes, en general, han sido las zonas más afectadas Así en
Vilaflor, en el suroeste de la isla de Tenerife, se midieron 395
litros por metros cuadrado en dos días.
A partir de este episodio se optó por desarrollar en la ciudad el
proyecto de evacuación y drenaje de aguas pluviales que en los
años ochenta afrontó el Ministerio de Obras Públicas. Fue una
obra importantísima durante el mandato del alcalde Pedro
González, que parece que acabó con inundaciones como la que
hemos analizado, la de noviembre de 1950 o noviembre de 1922.
La información que hemos tratado se basa en crónicas de
prensa de hemerotecas tratadas de forma convencional,
boletines de la entonces INM, calendarios meteorológicos,
libros de historia y anuarios de prensa. El trabajo ha sido
realizado obviando la red de internet debido a la escasa
información que nos ofrecía.

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