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06 DE ENERO 2020, ATEMAJAC DE BRIZUELA, JAL.

MINISTERIO PUBLICO
PRESENTE

Por medio del presente documento y con el debido respeto que usted merece, me permito
exponerle los siguientes acontecimientos:

El C. José Roberto Rea Covarrubias y su servidora Dra. Alma Edith Andrade Olmedo
mantuvimos una relación en unión libre por 5 años, en domicilio de Compositores #287,
int 32, Col Miravalle, Gdl, Jal.
Relación buena en sus inicios. Al cabo de 1 año de convivencia concebimos a nuestro
hijo; durante mi embarazo suscitaron situaciones que desencadenaron una relación turbia,
con un ambiente de violencia intrafamiliar, con carencias económicas severas; agresiones
físicas durante el embarazo y restricción de atención medica; violencia psicológica
provocando en mi persona baja autoestima y miedo.
Durante mi embarazo presenté mínimo aumento de peso debido a malos hábitos
alimenticios en calidad y cantidad; mi ex pareja se empeñaba en trabajar cantando en
autobuses urbanos, donde el ingreso económico era mínimo y/o nulo, insuficiente para
satisfacer las necesidades básicas del hogar, llegando a ofrecer un solo alimento al día;
además de presentar una actitud negativa y machista hacia los médicos del seguro
popular, ocasionando una restricción total de la atención medica en cuanto al control
prenatal y parto; afortunadamente yo contaba con afiliación al seguro social como
estudiante de la Universidad de Guadalajara, por lo que la atención del parto se llevo a
cabo en la Clínica #46 del IMSS, el día 12 de marzo del 2015, mismo día que me tuve que
transportar en autobús urbano a pesar de las molestias propias del trabajo de parto,
debido a la escasez económica en la que estábamos. Al ser dada de alta mis padres me
dejaron apoyo económico para comer y el transporte de regreso a casa.
Posteriormente y con el nacimiento de nuestro menor hijo, la situación familiar empeoró,
debido al estrés y cansancio. Yo retomé mis estudios en la carrera de medicina, mientras
que él se encargaba del niño en mis horarios escolares; mis padres me aportaban una
suma de $3,000 pesos mensuales para solventar mis gastos académicos, yo recibía una
beca de 1,000 pesos quincenales como médico interno de pregrado y eran los ingresos
básicos con los que solventábamos la alimentación del niño; posteriormente Roberto inició
en trabajos de fin de semana en banda sinaloense como vocalista, sin embargo, los
ingresos no eran suficientes, debido a que constantemente consumía bebidas alcohólicas
donde se consumían sus ingresos. Además de sufrir “asaltos” en estado de ebriedad en
repetidas ocasiones.
En febrero de 2018 dio inicio mi servicio social como médico pasante, plaza asignada y
distribuida en 3 temporadas en el Hospital Comunitario de Sayula, Cd. Guzmán y
Zacoalco de Torres; por lo que le propuse a Roberto mudarnos a mi municipio natal
Atemajac de Brizuela, sin embargo, su respuesta fue negativa; por motivos de distancia
me mude a casa de mis padres en Atemajac donde me favorecía la cercanía a los
hospitales asignados; durante esta temporada mis padres corrieron con mis gastos
académicos y de transporte necesarios para terminar mi carrera; además de alimentación,
calzado y vestido, vivienda y gastos médicos de mi menor hijo y míos, también eran
quienes se hacían cargo del niño mientras yo cubría mis horarios; dado que desde
entonces no recibí apoyo económico de Roberto, sin importarle si su hijo y yo comíamos o
vestíamos; acudiendo a visitas espontaneas de manera irregular y sin aportar nada
monetariamente. Durante el 2018 recibí amenazas por parte de Roberto, donde
mencionaba que si yo rehacía mi vida con alguien más él me mataría, conversaciones en
whats app que yo le envíe a su abogada hermana Soe Rea.
En 2019 al termino de mi servicio social conseguí empleo como medico de urgencias en
el Centro de salud Urbano de Zacoalco de Torres, donde logre una mejor estabilidad
económica con ingresos propios para mi y mi hijo. Además, mis padres me
acondicionaron mi consultorio médico y farmacia, me proporcionaron las instalaciones y la
inversión inicial para arrancar mi negocio.
El 12 de marzo de 2019 Jefferson y yo nos trasladamos a Gdl para festejar su
cumpleaños, viaje planeado al acuario de Gdl, sin embargo, por discusiones con Roberto
iniciaron las agresiones físicas hacia mi persona en su domicilio, llegando al punto de
someterme a estrangulación, afortunadamente las vecinas de los departamentos de
enfrente y al lado ingresaron a la casa en mi auxilio, se llevaron al niño para evitar que
siguiera presenciando las agresiones.
En una ocasión Roberto acudió a Atemajac de Brizuela y a las afueras de mi farmacia
intentó llevarse a la fuerza al niño a Gdl, sin mi consentimiento, por lo que llamé a los
policías municipales quienes evitaron que se lo llevara; sin embargo, posteriormente
acudió con un grupo de supuestos abogados quienes presentaron un “convenio” por
escrito para la convivencia con el niño, mismo que no autorice.
Subsecuentemente se presento el Lic. Ramón Rangel supuesto abogado en pro de los
derechos de los niños quien me pidió de manera verbal que autorizara las visitas con el
niño, lo cual acepté con la finalidad de brindarle un desarrollo psico-social sano al niño.

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