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Gabriel Lombardi
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“The great question that has never been answered, and which I have not yet been
able to answer, despite my thirty years of research into the feminine soul, is "What does a
woman want?"” - Sigmund Freud: Life and Work (Hogarth Press, 1953) by Ernest Jones,
Vol. 2, Pt. 3, Ch. 16. En nota a pie de página, Jones escribe la frase original en alemán:
"Was will das Weib?"
La pregunta perversa sobre el goce femenino se apoya entonces en respuestas en
cortocircuito, que remplazan al goce-Otro por un valor de goce. Es en este marco que el
hablante varón alcanza el ser, incluso el ser-macho [mâlêtre]: por estar afectado de una
función castración que nos conduce [noumène] a ser la pura metonimia del verbo que hace
función de cópula en la gramática.
3. La vía mística. En su seminario Aún, Lacan señala en primer lugar que gozar del cuerpo
participa de la ambigüedad significante que es inherente al mismo, en tanto sustancia cuya
corporeidad está fundada en el significante. En efecto, el sintagma “gozar del cuerpo”, que
puede ser leído como un genitivo objetivo en una lectura sadiana (gozar del cuerpo como
un objeto), puede al contrario despertar una nota extática, de genitivo subjetivo, donde sería
el cuerpo-Otro aquel que goce. En el primer caso se trata de un goce gramaticalmente
restringido a un valor de goce (gozar de...); en el otro se trata de un goce que se separa del
objeto, es el goce de un cuerpo que goza intransitivamente. Ese gozar extático, en verdad
no es subjetivo sino por atribución lingüística.
El goce femenino tiene ese elemento en común con el goce místico, etimológica y
prácticamente cerrado al reconocimiento del sujeto: se lo puede experimentar sin admitirlo.
Sobre este punto podemos incluso leer en el seminario algunos párrafos memorables: “Hay
un goce de ella, de esa ella que no existe y nada significa. Hay un goce suyo del cual quizá
nada sabe ella misma, pero que lo siente: eso sí lo sabe. Lo sabe, desde luego, cuando
ocurre. No les ocurre a todas.”2
“El Señor sea loado, porque me ha librado de mí misma”, escribe Teresa de Ávila. Ese
desdoblamiento entre goce místico y mí-mismo, no tiene nada que ver con el tratamiento de
la división subjetiva en el pasaje al acto perverso, que resuelve esa división transfiriéndola
al partenaire (a $) .
4. La cuarta vía es el abordaje lógico. Quisiera aquí solamente indicar que la lectura lógica
de Lacan permite una referencia no idealizada de la sexualidad femenina, no reducida a un
valor, es decir que no pretende captarla como objeto de un conocimiento del que ella se
sustraería fácilmente, por acomodación clásica a la fantasía del varón o del teórico. El estilo
de la apertura del seminario Aún es coherente con esto y no está desprovisto de método.
“Pienso en ustedes, dice Lacan, lo que no quiere decir que los piense”. Invitación a los
analistas a deshacerse de las anteojeras del objeto a: para que su deseo esté advertido de
que una mujer, en el enigma del goce y del deseo que ella plantea, no puede captarse desde
el punto de vista del discurso del inconsciente en tanto que variante actual del discurso del
amo –lazo social que induce y determina la castración-.
Me parece decisivo entonces, en tanto que analista, saber respetar la heteridad en juego en
el goce femenino, que difiere radicalmente de lo que se maquina en la polimorfia aparente
de los valores perversos de goce, que esconden y mantinen siempre sus límites estrictos y
su fijeza monolítica. El lado freudiano, no castrable de las mujeres, les permite otra libertad
respecto del goce. Es lo que justifica que la satisfacción de apariencia mística, cerrada, de la
que una mujer puede gozar, sea elaborada por Lacan a partir de una intersección de
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Lacan, J. El seminario, Libro 20, Aún. Paidós, Buenos Aires, varias ediciones,
primera página del curso.
conjuntos abiertos. Esta lógica no es menos válida por las posibilidades epistémicas de una
mujer, que en tanto que tal es “Otra para sí misma”. Es el caso donde más radicalmente que
en cualquier otro, la diferencia en juego en el análisis no es relativa, sino absoluta.