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Hugo Por lo general Hugo tiene muy buen humor, y qué bue- NO, porque cuando se enoja se vuelve transparente. Si una suma no le sale se vuelve transparente; si amane- ce de malas, amanece transparente, tan transparente como cuando falla un gol. Y cuidado si no logra acor- darse de un suefio, porque entonces se torna por com- pleto y sin remedio, transparente. Hasta la fecha nadie conoce el motivo de esta pe- culiaridad. Por mas que sus padres han querido llevar @ Hugo con el doctor, no lo consiguen, porque cuando él se entera, hace un coraje tan grande que se trans. parenta todito, y asi, ya no hay modo de €ncontrarlo por ningtin lado. Contrario a lo que se pensaria, Hugo siempre hq vivido muy tranquilo en medio de sus desaparicio. nes eventuales. Sdlo hay algo en el mundo que lo des. quicia como nada: su hermana Magdalena. Ella es seis afios mayor que él y es odiosa. Los ojos que tiene son tan grandes como los de un camaleén, su cuerpo tan flaco que recuerda a un signo de exclamacién, y sus piernas son chuecas como unos paréntesis. Pero lo que mds odia Hugo de Magdalena, es su coleccién de palabras esdrujulas. —Ya tengo tres palabras mas: vdlvula, pétalo y platica. Cada vez que escucha a su hermana presumir sus nuevas palabras, Hugo mejor se encierra en su cuar- to para evitar desaparecer. Y es mejor asi, porque si no, pasa lo que pasé apenas hace unos afios... El problema comenzé cuando se acercaban los quince afios de Magdalena. Ese dia, Hugo estaba de lo mas tranquilo en su cuarto, terminando de chupar unos huesos de durazno, cuando escuché unas voces que se colaron hasta su recamara. —Vamos juntos a comprar el vestido de Magdalena —dijo el papa en voz alta—. Acabo de leer en el perio- dico que hoy es el dia de la familia. —iY Hugo? {Andara desaparecido? —pregunté la mama. Los ojos de Hugo se abrieron de golpe. Sus Papas querian ir a comprar el vestido de quince afios de Mag- dalena y encima querian llevarlo a él. Hugo intent6 eqolUTSe DERG estaba demasiado contento por los du- raznos. {Qué culpa tenia él de que alguien hubi decidido que justo aquel dia, era el dia de la iiss Intento psconderse pero sus papas le vieron los zipa- tos bajo la ae Ugo les advirtio que no queria ir pues conocia muy bien las indecisiones de su herma- na, pero sus padres no le hicieron caso y sin tomarlo en cuenta, se lo llevaron al mercado por delante, dejando los huesos de durazno todos regados en el piso. —tste es muy bonito —exclam6 Magdalena del pri- mer vestido que se probd, un modelo rosado todo cu- bierto con mofios de seda japonesa y adornado con un cisne bordado en el pecho. —Pues ése, y vamonos —concluyé Hugo. —wNo sé, como que tiene algo que no sé, quisiera ver otros —respondié Magdalena, mientras giraba frente al espejo parpadeando sus enormes ojos. Desde luego, Hugo se transparenté al instante, cues- tién que no importo en absoluto a sus padres que esta- ban completamente embobados viendo modelar a su hija patas chuecas. Al final, aquello resulté tal como Hugo lo esperaba: Magdalena no se decidia por nada. En una tienda se prob6 més de quince vestidos y ninguno le gusto, fue- ton a otra, y a otra, y a otra mas pero nada le agrada- ba, Hugo se transparenté varias veces. Muy enojado, se metia en los probadores para ver cémo los espejos no lo reflejaban y entonces refa un poco, sdlo de ese modo volvia a aparecer. La tarde pasé entre ti dos. Hugo estaba exhausto. se probé el tiltimo vestido en \ endas, vestidos y mas vesti- Ya de noche, Magdalena a ultima tienda. —jQué tal éste? —pregunto ie mama emociong, ie _tsta lindo... jpero ya sé cual quiero! El rosado qe Jos monos, el que tiene el cisne en el pecho. _j] primero que vimos? —grit6 Hugo, tan fuerte, que despert6 ala empleada que se habia quedado dor. mida. Hugo hizo tan tremendo coraje que la transparen. cia ya no se le quité; ahora si se quedo invisible. Inclu. so rompid su marca de seis horas. De hecho, pasaron dos meses y seguia transparente. Tal vez fue la combi- nacidn de corajes, vestidos, duraznos y el dia de la fa- milia, quién sabe. Pasé el tiempo y Hugo seguia transparente, e in- cluso cuando se celebro la fiesta de quince afios de Magdalena, seguia invisible. Por eso cuando su her- mana, como correspondia, bailé el vals con él, parecia _ que ella bailaba sola. Los invitados que no conocian a la familia, ni a Hugo, pensaron que era una idea moderna de la nifia o que de plano estaba chiflada; cuarto. A la mafhana Siguient pedirle una disculpa, sélo puso es que Como no vefiana Hugo, de tomar en cuenta. Fueron dias muy duros Para él; a olvidarlo. A nadie parecia importarle lo que pensa- ba o sentia. Sus padres recordaron su cumpleafios de 7 pura suerte, y eso porque cafa en S de mayo, cuando _ se celebra la batalla de Puebla Contra los franceses, Tan triste estaba Hugo que no queria festejar y se asaba todo el dia encerrado. Sus padres, tras insis- mucho, finalmente lo convencieron de hacer una ta y le ofrecieron realizar todos sus deseos. Hicieron @ sus mejores amigos, hubo juegos, pifiatas, ge- nas y un pastel de siete pisos. Lo unico que Hugo dio fue que hubiera un mago: tenia la esperanza de pudiera aparecerlo de nuevo. hor mago, quiero aparecer. €, la mama, en vez de tres platos en Iq mesa, y P°CO a poco lo dejaron todos comenzaban ie en esa casa hubiera fantasmas (no era la re magpo, al oir la voz provenir de la nada, Hugo casa a golpear la pifiata. Todos los invit que se trataba del ultimo truco de} mag como si un palo de madera flotara Co: Varias senoras se desmayaron al ver es dieron, mientras un viejito enoj6n co; habia sido mago de joven y que “ era mucho mas complicado”, Casi al final de la fiesta las luces se ; Qpagaron y : alguien encendié las velas del Pastel. Nadie sabja ¢j ‘ados Pensaron i }O pues. Parecig n vida propia. ' ‘0, Otros play. mentaba que él el truco de Iq Hlanta : Hugo seguia ahi. Pasé el tic ™MPpo, las velas casi esta- ban derretidas, los padres cantaban las Mafianitas por cuarta ocasion. Entonces Hugo s »pld; lo hizo fannie te y tan rapido, que la oscuridad tomé Por sorpresa la casa. Una vez que se encendieron las luces todos des cubrieron que ahi estaba Hugo otra vez. jAl fin! jEra de nuevo visible! Durante el tiempo que pasé transparente, Hugo cambio: le habian salido pecas nuevas, su cabello habia crecido y un fleco le tapaba la frente. Ademés, ahor era chimuelo pues se le habian caido dos dientes, Kr gunos amigos no lo reconocian. El viejito enojon dijo que ese truco era muy malo, que él habia sido mago de joven y que “no era comparable a la llanta de tractor saliendo del sombrero”. Pero Hugo no sdlo cambi6 fisicamente. Tanto tiem. po invisible y solo, lo hizo ver las cosas de otra manera, Observar a las personas sin ser visto le hizo compren- der que al final le gustaba la gente y que sus corajes a veces lo alejaban del mundo. Pensaba reducir un poco tanto mal humor. Ahora disfrutaba las miradas que se clavaban sobre él y lo hacian reir de alegria. Tan cambiado estaba que hasta le dio un regalo a Mag- dalena: una lista con veinte palabras esdrujulas, nin- guna de las cuales tenia en su coleccién. Asi la normalidad volvi6 para la familia. Lo unico que cambio fue el peinado de Hugo, y es que le habia tomado tanto carifio a su fleco que no queria cortar selo. Sus padres accedieron a dejarle largo el cabelloy pensaron que era mejor asf, pues ¢qué tal que lo Hleva- ban al peluquero y se enfurecia otra vez? Y si se & jaba mucho y desaparecia, tal vez no volverian a su hijo en muchos ajios. Tal vez hasta que Yo un sefior. Un hombre respetable de cuarenta barba, bigote, corbata, esposa, dos hijos, let “mento, una mascota y dos coches, uno de _ uno medio nuevo, — ‘ Por eso mejor le dejaron el fleco, al fir} selepasariaelcapricho.

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