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MONICIÓN DE ENTRADA
23.
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Hermanos y amigos, sean todos bienvenidos a esta celebración. Les deseamos la gracia y la paz
en nombre de Dios Padre y de Jesucristo, el Señor.
En este Domingo Veintidós del Tiempo Ordinario, la Liturgia de la Palabra nos habla de la
VERDADERA RELIGIÓN. A Dios le disgusta una religión sin amor. La religión que agrada a Dios es
aquella que nace del corazón y se refleja en nuestras acciones: es la práctica de la misericordia, la
práctica del amor al prójimo necesitado. Ojalá esta semana podamos examinar con sinceridad si
nuestras obras están fallas de amor, y ponerles remedio.
Este texto del Deuteronomio subraya que la verdadera religión es aquella que pone en práctica
los mandamientos de un Dios muy cercano a su pueblo, un Dios cuyos preceptos son sabios y
justos. Escuchemos…
-Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo les mando cumplir. Así vivirán y entrarán a
tomar posesión de la tierra que el Señor Dios de sus padres les va a dar.
Estos mandatos son su sabiduría y su inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan
noticia de todos ellos, dirán:
Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor
Dios de nosotros siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y
decretos sean tan justos como toda esta ley que hoy les doy?
Palabra de Dios
ni difama al vecino,
Para Santiago, la verdadera religión es aquella que reconoce en Dios la fuente de toda bondad,
acepta su palabra como un regalo y pone en práctica las obras de misericordia. Escuchemos…
Queridos hermanos:
Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los Astros, en el cual no hay
fases ni períodos de sombra.
Por propia iniciativa, con la Palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia
de sus criaturas.
Acepten dócilmente la Palabra que ha sido plantada y es capaz de salvarlos. Llévenla a la práctica
y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos.
La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus
tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.
Palabra de Dios
Para Jesús, la verdadera relación con Dios nace del corazón y no de las leyes. Pero debe haber una
síntesis entre corazón y práctica, entre la fe y la vida. La una sin la otra es hipocresía, mera
apariencia. Abramos el oído, la mente y el corazón, y pongámonos de pie para acoger el Santo
Evangelio.