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Crim y Seg Pirvada
Crim y Seg Pirvada
Ámbito policial
Ámbito penitenciario
Ámbito victimológico
Ámbito judicial
1. Esta Ley tiene por objeto regular la prestación por personas, físicas o jurídicas privadas, de servicios de
vigilancia y seguridad de personas o bienes, que tendrán la consideración de actividades complementarias y
subordinadas respecto a las de seguridad pública.
2. A los efectos de esta Ley, únicamente pueden realizar actividades de seguridad privada y prestar servicios
de esta naturaleza las empresas de seguridad y el personal de seguridad privada, que estará integrado por los
vigilantes de seguridad, los vigilantes de explosivos, los jefes de seguridad, los directores de seguridad, los escoltas
privados, los guardas particulares del campo, los guardas de caza, los guardapescas marítimos y los detectives
privados.
3. Las actividades y servicios de seguridad privada se prestarán con absoluto respeto a la CE y con sujeción a
lo dispuesto en esta Ley y en el resto del ordenamiento jurídico. El personal de seguridad privada se atendrá en sus
actuaciones a los principios de integridad y dignidad; protección y trato correcto a las personas, evitando abusos,
arbitrariedades y violencias y actuando con congruencia y proporcionalidad en la utilización de sus facultades y de
los medios disponibles.
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4. Las empresas y el personal de seguridad privada tendrán obligación especial de auxiliar a las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en el ejercicio de sus funciones, de prestarles su colaboración y de seguir sus
instrucciones en relación con las personas, los bienes, establecimientos o vehículos de cuya protección, vigilancia o
custodia estuvieren encargados.
1. El personal de seguridad privada tendrá obligación especial de auxiliar a las Fuerzas y Cuerpos
de Seguridad en el ejercicio de sus funciones, de prestarles su colaboración y de seguir sus instrucciones en relación
con las personas, los bienes, establecimientos o vehículos de cuya protección, vigilancia o custodia estuvieren
encargados (artículo 1.4 de la Ley de Seguridad Privada).
Vemos que las actividades a realizar por este sector se asemejan a las atribuidas a
las fuerzas y cuerpos de Seguridad. “vigilancia y seguridad de personas o bienes… ““…prestarles su
colaboración y de seguir sus instrucciones en relación con las personas, los bienes, establecimientos o vehículos de
cuya protección, vigilancia o custodia estuvieren encargados…”
Por una parte vigilar y asegurar personas y bienes, eso sí, dentro de su ámbito de
actuación, es decir en su servicio. Pero ¿qué ocurre cuando son testigos de un delito
cometido en la acera de enfrente donde no tienen competencias? ¿Deben actuar para
evitar el delito? ¿Deben dar media vuelta y no inmiscuirse, “para eso esta la policía”?
a.Ejercer la vigilancia y protección de bienes muebles e inmuebles, así como la protección de las
personas que puedan encontrarse en los mismos.
b. Efectuar controles de identidad en el acceso o en el interior de inmuebles determinados,
sin que en ningún caso puedan retener la documentación personal.
c. Evitar la comisión de actos delictivos o infracciones en relación
con el objeto de su protección.
d. Poner inmediatamente a disposición de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad a los delincuentes en relación con el objeto de su protección, así como los instrumentos, efectos
y pruebas de los delitos, no pudiendo proceder al interrogatorio de aquéllos.
Cabe entender a la luz del apartado c que no se debe perseguir delitos fuera del
objeto de protección; el artículo 79 nos aclara algo más el asunto al autorizar una
posible actuación fuera del inmueble en el caso del delincuente sorprendido infraganti,
pero de nuevo en relación a las personas o bienes objeto de protección, no se dice nada
sobre un delito del que el vigilante sea testigo fuera de ese catálogo legislativo.
1. Los vigilantes sólo podrán desempeñar sus funciones en el Interior de los edificios o de los inmuebles de
cuya vigilancia y seguridad estuvieran encargados, salvo en los siguientes casos:
d) Los supuestos de persecución a delincuentes sorprendidos en flagrante delito, como consecuencia del
cumplimiento de sus funciones en relación con las personas o bienes objeto de su vigilancia y protección.
e) Las situaciones en que ello viniera exigido por razones humanitarias relacionadas con dichas personas o
bienes.
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El apartado “e” podría ser una salida a esta circunstancia, pero su redacción
vuelve a recabar la necesidad de que esas personas o bienes estén relacionadas con su
objeto de protección.
La negativa a prestar auxilio o colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, cuando sea procedente,
en la investigación y persecución de actos delictivos, en el descubrimiento y detención de los delincuentes o en la
realización de las funciones inspectoras o de control que les correspondan.
Primero que hay una obligación especial de auxiliar; en estos casos dicha
obligación radica en el lugar de trabajo, en el ejercicio de sus funciones, y siempre
relacionado con los bienes y personas objeto de protección. Por ejemplo, si el peligro o
riesgo procede del exterior y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad requieren a los
vigilantes de seguridad para ejercer funciones en el exterior de los inmuebles, deben
seguir sus instrucciones.
Segundo, hay un deber genérico para todos los ciudadanos este auxilio, el cual
adquiere especial relevancia para el personal de seguridad privada, de tal forma que
existe, no sólo en el lugar de prestación de los servicios y en el ejercicio de sus
funciones, sino también fuera de ellas, aunque debe entenderse que el incumplimiento
de tal deber sólo sería sancionable en situaciones derivadas o relacionadas con el
ejercicio de sus funciones.
El artículo 195 sobre la omisión del deber de socorro nos arroja luz definitiva al
caso
1. El que no socorriere a una persona que se halle desamparada y en peligro manifiesto y grave, cuando
pudiere hacerlo sin riesgo propio ni de terceros, será castigado con la pena de multa de tres a doce meses.
2. En las mismas penas incurrirá el que, impedido de prestar socorro, no demande con urgencia auxilio ajeno.
El tipo no requiere que la persona que omite el deber tenga ninguna característica
concreta, pero:
- o tiene que haber sido requerido explícitamente para prestar ayuda, siempre que se
pueda entender que por su profesión u oficio tiene cualidades específicas que le
permitan prestar esa ayuda.
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