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Caviroro I INTRODUCCION A LAS TEORIAS DE SARTRE SOBRE GRUPOS En este capitulo deseo realizar una breve intro- duccién a las teorias de J. P. Sartre, que permiten comprender desde un nuevo enfoque el origen y Ja dinémica de los grupos. Para ello desarrollo sus ideas con respecto a lo que es un grupo, a la dindmice grupal sobre la ase de dos tendencias opuestas y a las diversas modalidades de relacién en un grupo. ‘A veces intercalo, entre las ideas de Sartre, al- ‘gunos aportes personales. El concepto de grupo segiin Sartre Yo desearia impactar al lector desde el comien- zo (como me ocurrié a mt) afirmando que, segéin Sartre, “el grupo no es”, Es decir;no es una estruc- tuFa que se arma por completo y de la cual poda- ‘mos decir: éste es un grupo en su plenitud logra-_ j da, ET grupo no es jamis nada mas que un acto, Es un proceso en marcha, en una marcha que, e0- mo luego lo veremos, es’ dialéctica. Es decir que 20 DAVID ROSENFELD J Jo_que se intenta describir es al_ grupo como un devenir y no como una cosa. En la teoria de Sartre, ocurre con el concepto de grupo algo similar a lo que sucede con el con- cepto de libertad. La bertad no es una bropiedad que se tiene y que, una vez poseida, permite al fueto deci: “oy libre” Para Sartre ol que doe: “va soy libre”, esté muerto. La libertad es una Tu- cha constante, no una cosa, y lo mismo ocurre con un grupo. Griticando a los autores que pretenden explicat Ja vida del grupo sobre la base de fuerzas (0 sea una cosa fisica), Sartre sefiala que terminan sien- do ceosistas y cosificando a Ios seres humanos que forman el grupo. En la Critica de la razén dialéctica podemos eer que un grupo se constituye como un intento de luchar contra Ia alienacién y Ia setialidad (ya yeremos lo que esto quiere decir), unidos Tos miembros ante un peligro comin *, En su desarro- Mo, el grupo se alimenta de las situaciones que tie- ne que. superar, ‘También Sartre suministra otro enfoque del gru- po, el del vinculo de cada miombro con el grupo y los otros en una relacién dinléctica ternaria; es decir nunca el vinculo es simplemente binario sino terciario. En esta relacién dialéctica, hombre y grupo son xeciproca y simultineamente significantes signi ficados el uno para el otro. El grapo modifica a y es modificado por sus integrantes. * Critique de la Raison Dialectique. Gallimard, Pars, pig, 385. SARTRE Y LA PSICOTERAPIA DE LOS GRUPOS 21 Estos conceptos apuntan a desarrollos mis es- pecificos del tema. Al introducirlos desde el co- mienzo, he procurado crear un contraste con otros conceptos, mis o menos conocides, sobre los fe~ némenos grupales. Luego veremos, en el capitulo UT, Io que tienen en comin estos conceptos con Jos que estamos mis habituados a manejar corrien- temente, ‘en especial en el esquema desarrollado por E. Pichon Riviére. He dicho que los conceptos de Sartre recién ex- Puestos apuntan a desarrollos mis especificos del tema. En efecto, aluden, por un lado, a las polari- dads entre las que oscila la lucha del grupo para constituirse o dispersarse. Por otro lado, se refie- ren a la relacién de los integrantes del grupo entre siy con los otros, de caricter La praxis grupal Habfamos dicho que para Sartre el grupo esti en Tucha constante contra la serialidad y la. alie~ pacién. Para ello comenzaré por explicar lo que Sartre entiende por serialidad y por alienacion. La serialidad es el tipo de relaciin humana en eleual ‘cada miembro aparece \ccmo sustituible Por otro, o sea, como indiferenciado (un mimero cardinal intercambiable). Este tipo de relacién tiene las caracteristicas de “lo idéntico”, en el sen. tido de que cualquiera es visto como equivalente a otro, Bsto-significa conceder al individio tun ea. rheter de cosa, y expresa la alienacién del hombre en Ta serialidad, La serialidad es el tipo de relacién que se esta- Blece entre Tos individuos que componen una se- 22 DAVID ROSENFELD rie, Por ejemplo, un conjunto de personas que se paran ante un poste esperando un autobis, consti- tuyen una serie, Cada uno se siente frente al otro fen. soledad, como si no tuviera nada en comin con él (pigs. 308-9, Critique) De este modo, la soledad es vivida como “la ne- facién provisoria por cada uno, de las relaciones Tecfprocas con los otros”. Cada uno no esti aisla- do del otro por su cuerpo sino, en tanto no cuenta con el otro, le da la espalda. Se trata de una plu- ralidad de soledades (pag. 308). Tal pluralidad de separaciones expresa la contraparte negativa de la integracién de individuos. En tal caso (soledades eciprocas), cada uno vive “como reciprocidad en el seno de lo social la negacién exteriorizada de toda interioridad”. Esto constituye Ia reciprocidad negativa, relacién que caracteriza a los ciudadanos de una gran cindad (pig. 308, Critique). Para explicar un poco més el concepto de se- rialidad, volvamos al ejemplo, utilizado por el mis- mo Sartre, el de los usuarios agrupados de un autobiis. Son personas de sexo, edad y medios di- ferentes que realizan, en la banalidad cotidiana, la relacién de soledad, de reciprocidad y de uni. ficacién por el exterior. Se trata de una serie, no de un grupo. Lo colectivo, un émnibus, un cine, s6lo vineula miembros en ta serie donde cada Juno es un nimero cualquiera de un conjunto, de, or ejemplo, cien, Cada uno puede ser reemplaza- ble por otzo, Todavia cada uno no tiene ni orden ni lugar propio. En la serialidad hay condiciones que hacen posible el pasaje al grupo, el cual Iucha contra la serie para no dispersarse. | SARTRE Y LA PSICOTERAPIA DE LOS GRUPOS 23, En la teoria sartreana, la alienacién aparece co- ‘mo algo inscripto en el proceso, como una parte de Ja praxis humana. Desde que nace el hombre esta en situacién de alienado y tiene que luchar contra ello, ya que desde el comienzo tiene que interiorizar Ja materialidad *. El hombre es “me- diado” * ° por las cosas en la medida misma en que las cosas son “mediadas” por el hombre (pig. 165) (véase también pig. 154). Sartre destaca que Ta alienacién primigenia, que s2 expresa a través de otras formas, reside en que la propia praxis humana puede volverse contra los hombres, convir. tiéndose en antipraxis. La materia, en tanto tra- bajada, expresa al hombre, lo objetiva, pero tam- ign aliena el trabajo voleado en ella, Las dos formas primarias de alienacién son, pues, Ia alte- racién y la objetivacién (pig. 280). Ahora bien, el grupo se constituye en una lucha contra_Ie-serintidad-y-te-atienseién por Ta supera-— Gi6n de Tas mismas. Con Ta superacion de Ia seria: lidad, se-ogra una unificacién de las libertades, y con ella, Ia relacién de reciprocidad. Para expli- ear este concepto de reciprocidad podemos recu- rir al mismo modelo utilizado anteriormente. En el autobis, cada uno es un ximero cualquiera dentro de, por ejemplo, un conjunto de cien. Una ‘vez superada la serialidad, cada uno ya no es un niimero intercambiable, sino que posee una ubi- —eacién y un orden propios. La reciprocidad es Ia relacién en la cual cada uuno es para el otro como él-mismo. Ya no es lo * En Ia teoria psicoanalitica, esto fue tratado por J. Bleger (5). Lego aclararemos este concepts 24 DAVID ROSENFELD idéntico, como cosa, sino lo mismo que él, en un sentido humano. Ocurre una interiorizacién. del otro como vinculo humano. Para Sartre, las relaciones reciprocas y ternarias (‘véase el capitulo III de este libro) constituyen el fundamento de todas las relaciones entre los hom- bres, cualquiera sea la forma que ulteriormente adopten (pag. 191). La reciprocidad consiste en que cada cual sea medio en el proyecto del otro, De tal modo, Ia reciprocidad implica (pig, 192): 1) que el otro sea medio en la exacta medida en que yo mismo soy medio, es decir, que sea medio de un fin trascendente y no mi medio; 2) que yo Teconozea al otro como praxis, 0 sea como total zacién en curso, a la vez que yo Io integro como ‘objeto de mi propio proyecto totalizador; 3) que yo reconozca su movimiento hacia sus propios fines en el movimiento mismo por el que yo me Proyecto hacia los mfos, 4) que yo me descubra como objeto y como instrumento de sus fines por el acto mismo que constituye al otro para mis fi. nes como instrumento objetivo (pig. 192) Sartre distingue esta forma de reciprovidad de tipo positivo, de otra, de carficter negativo, que ya hhemos visto. El movimiento que se instituye en la lucha con- tra la serialidad y la alienacién es lo que Sartre denomina praxis del grupo. Sartre la define como un actuar con conciencia de la alienacién, como un intento de transformaeién activa. La praxis, pues (pig. 178), es el proceso median- te el cual constantemente el hombre busca desa- licnarse (0 sea realizarse como hombre) modifi cdndose y modificando al medio. Porque modifi. car al medio es a la vez modificarse a si mismo, SARTRE Y LA PSICOTERAPIA DE LOS cRUPOS 25, Es un “hacer” y un “comprender” al unisono. Tanto el hacer como el comprender son distintos ‘momentos de la praxis. Para Sartre, la praxis es Ja relacién fundamental del hombre con el medio, que estructura el cam- Po prictico como unidad de recursos y medios pa- 1a satisfacer necesidades. La praxis supone un agente material (el indivi- duo orginico) y la organizacién material de una tarea sobre la materia (pég. 158). Nunca encontra- mos hombres que no sean mediados por lo material al mismo tiempo que ellos median, a través de Jas relaciones humanas, Ios sectores materiales en- tre si, Esto nos leva a explicar qué entiende Sar- tre por mediacién, En Ia mediacién, los hombres se relacionan en- tte si exteriorizindose por Ia materia obrada (un itil, por ejemplo), y a su vez se interioriza Ia ma- teil’ comm igo humano. Hy dei ae ont sentido humano. La praxis implica una doble me- diacién: 1) la materia como mediacién entre los hombres, 2) los hombres como mediacién entre la ‘materia. En la praxis, el hombre busca constante- mente desalienarse. Pero el grupo no es sélo un intento de superar a serialidad. La lucha contra la serialidad es un detonante del proceso dialéetico, que es una acti vidad totalizadora, cuya regla iinica es la totali zacién en curso, Sin embargo, esta totalizacién del grupo siempre es buscada y nunca lograda de ‘manera definitiva (totalidad perfecta 0 acabada), Ocurre con Ia totalizacién lo mismo que con la libertad; se trata de una praxis, de un proceso constante, nunca finiquitado. Es un proceso en constante desarrollo por lograr una totalidad per- 26 DAVID ROSENFELD fecta. a la cual nunca alcanza el grupo, Por eso deciamos que se trata de un intento de totalizactin; Jo que aqui se intenta deseribir es un devenir y Es imposible calcular cuindo una serie se habré de transformar en grupo. No se pueden realizar céleulos previos, porque esto supondria considerar que el proceso es fisico, no dialéctico, humano, y terminariamos por cosificarlo. Por otro Iado, no es posible prefijar la naturaleza humana, Una vez constituido, el grupo elige el tipo de relaciones entre sus miembros. En esta eleceién, Jas estructuras grupales son constituidas por el gru- Po mismo, el cual es simultineamente sujeto y padece esas estructuras a las que a la vez modifica, Sartre afirma que estas formas de relacién que lige un grupo son posibilidades del grupo para subsistir como tal. Mas adelante, en el capitulo TT, habré de desarrollar algunas ideas personales al respecto como un aporte a Ia comprensién del pro- ces0 de los pequefios grupos. ‘Tipos posibles de relacién en un grupo Existen distintas posibilidades de relacién en mn grupo, que constituyen momentos o etapas. Se hallan significativamente ligadas entre sf. Cada una implica la posibilidad siguiente. jpSutie muestra diversas modalidades de rela- cién, de Icha para subsistir como grupo; 0 sea Gistintas modalidades en la mediactOn: fasi6n, ju ramento, organizacién, fraternidad-terror e institu cionalizacién, que estudiaré en el capitulo TI. (AA i NIM Ra RI ae SARTRE ¥ LA PSIOOTERAPIA DE 10s Grupos 27 Cada posibilidad no constituye un momento que se da necesariamente, por «ina ley fisica que igiera desde afuera el funcionamiento de todo grupo, sino que surge por una decisién de los se- es humanos que lo componen. Las etapas se dan, se desarrollan y Ilegan a la siguiente silo si cada integrante y el grupo se asumen y deciden elegir- las. Por lo tanto, las etapas pueden no darse, Anteriormente sefialé que paca Sartre, sin em- argo, cada etapa condiciona a la siguiente. Asi, si luna persona toma conciencia de su alienacién y'su soledad alienada, existe en ella el germen para la fusidn; si clige la fusién, esté condicionando la aparicién del juramento y con ello, de la organiza- ceidn; si acepta la organizacién esti condicionando Ta aparicién de Ia fraternidad-terror, y si asume éta, se esboza ya el surgimiento del proceso de instituefonalizacién. Cada una de estas ctapas son momentos mis © menos estables de cierto tipo de relaciones, que marean hitos y dan un sentido de creacién en un grupo. Reiteraré, porque me parece importante, que no se trata de una relacién causal directa ni de una simple implicacién formal. Se trata, pues, de un orden necesario impuesto por la misma pra- xis humana, pero no causal, puesto que si el grupo no sigue luchando por crearse a sf mismo, Ia etapa siguiente puede no darse. Luego, en un aporte personal, mostraré e6mo en el nivel de la psicote- Tapia de los grupos, varias personas en un consul- torio psicoanalitico’ pueden estar juntas durante afios sin constituir un grupo. La fusién constituye un momento fundamental en Ia vida de un grupo. Es el primer momento de salida de la serialidad, con ella se supera la inercia CO ee es 28 DAVID ROSENFELD petrificante, Si bien més adelante trataré de desa- rrollar Jas ideas de Sartre en una linea personal, aplicéndolas a la prictica clinica con grupos, aqui sefialaré que la fusién se desarrolla en un espacio, fn un campo espacial propio unificado por los patticipantes (al respecto, Sartre da el ejemplo del barrio que rodea la Bastilla; 6ste forma un cat ‘po espacial propio, creado por los hombres en lu- cha, que posibilita el grupo). Para que surja la fusién se necesitan ciertas condiciones. Por un lado, se requiere cierta ten- sign de necesidad: por ejemplo, frio, hambre, et- cétera, en la Revolucién Francesa. En esta ocasién cada individuo aislado (serialidad) es un sufridor pasivo. Por otro lado, es necesario también el de- seo de rechazar esa situacién, 0 sea, hacer aparecer como amenazas a los causantes del frio, el hambre, la opresién. Estos causantes, convertidos en ame. nazas, Te dan a dichas amenazas una fisonomia humana. Sartre destaca, en este sentido, que mien- tras en Ia clisica versién de a historia, rigida y estereotipada, se considera que el hambre mueve a los grupos humanos a una revolucién, por ejem- plo, que aparece entonces como una reaccién ante el hambre, en su propia teorfa ya no se trataria de una conducta para Ienarse el estémago y Inego quuedar satisfecho, sino de una condueta surgida de Ja aparicién del otro como existencia amenazante a nivel de significado humano. Es decir, la nece- sidad sola no basta; en el ejemplo, no basta que . ademés, tiene que haber al que la necesita, on el pasaje de la serialidad a Ia fusién cada hombre reacciona de una manera nueva: ya no como un individuo aislado sino como encamacién SARFRE Y LA PSICOTERAPIA DE LOS GRUPOS 29 de la persona comin o grupo. Esta nueva reaccién no tiene en si nada de migico: expresa simple- mente la reinteriorizacion de una reciprocidad (pigs. 386 y 391). La serie se cisuelve en el grupo en fusion. Este grupo atin no estructurado es lo contrario de la soledad y alienacién, Sartre utiliza ejemplos histéricos| para mostrar su teoria sobre la evolucién de los grupos. Muchos de ellos pertenecen a Ia Revolucién Francesa ‘Tomando el ejemplo que da Sartre podemos ver e6mo la unidad esté siempre presente en el grupo en fusién, En 1789, en cada lugar de Paris, en cada momento, la partida se juega entera, y el movi- miento de Ja ciudad encuentra su finalidad y su significacién. Pasi Ya ocho Paris fuo umn cinded oueva. ‘TE ros de cafién a intervalos advertian a la poblacién para que estuviese en guardia, Se le unian las eampanas en dar la alarma. Las sesenta iglesias donde se reunian los habitartes, rebosaban de gente. Ahi cada uno era orador’ * En este caso, el grupo en fusién es la ciudad. Cada uno era orador ante los otros y ante si mis- mo, y esto es la reinteriorizacién de la recipt dad en un grupo, dentro de un ambito geografico. En cada momento, en cada lugar de la ciudad, en cada movimiento, se realiza en cada hombre la unidad sintética de Paris como grupo en fusién. ‘Algunos socislogos clisicos afirman que en todo grupo existe una reciprocidad intersubjetiva de dos. Se trataria, dentro de estas ideas, de una re- Tacién binaria yo-ti. Sartre se opone a estas ideas afirmando que en todo. grupo kay reciprocidad, si, © Al rospecto, ver Critique, pigs. 391-395 y sigs, 30 DAVID ROSENFELD pero mediada. Siempre un grupo supone la reci- Procidad mediada por un tercero. Se tratarfa, pues, ya no de una relacién binaria sino ternaria. Comprenderemos mejor esto si tomamos en cuen- ta que para Sartre los momentos de la mediacién son los microprocesos de integracién, por un lado, del grupo como tercero, y, por otro, de cada uno do los integrantes como ei tercero del grupo con respecto a los otros miembros (luego, en el capi- tulo IIT, me explayaré mis ampliamente sobre los dos momentos de la mediacién). La mediacién, pues, no es lineal ni rigida. Es una praxis dialéo. tica plural, donde el tercero esté incluido. La rela- cién yo-ti esti mediada por el grupo; en Ia rela- cién yo-grupo hay otro que hace de tercero. El grupo no es un continente como cosa, sino que cada grupo debe Inchar para crearlo. Por ese proceso cada miembro se integra a un grupo que é1 mismo hace: es a la vez continente y con- tenido *. El grupo crea su propio continente. Para Sartre, Jos miembros del grupo son terceros, en cuanto cada uno totaliza las reciprocidades del otro. La relacién de tercero a tercero no es ya la alteridad sino la reciprocidad mediada. Tal medi cién es doble, en cuanto es mediacién del grupo entre Tos terceros y mediacién de cada tercero entre el grupo y Ios otros terceros (pig, 404), * En psicoanilisis, Bion desarrollé el eoncepto de eon: tinente-contenido (2) (3) (4). Podvfamos integrar Tas ieas de Sartre en el campo psicoanalition diciendo ane I ere iin del continente 0 ef encuadre en el tratamiento anal tico implica una lucha constante en cada sesibn Cariroro I LAS ETAPAS SARTREANAS Y LA CLINICA DE LA PSICOTERAPIA GRUPAL En este capftulo procuro Hlevar a un nivel de la psicoterapia grupal las hipdtesis sartreanas. No he encontrado bibliografia previa Organizacién > Fraterni- dad-terror + Institucionalizacién. Asi como son significativas las elapas descriptas en psicoandlisis: Oral — anal + falica + genital. No son etapas sélo genéticas, biolégicas, sino que una etapa surgiré con cierto marco y eondiciona a la siguiente. Fusién y nacimiento del grupo Al referirse al nacimiento de un grupo, Sartre se pregunta en qué momento de la Revoluci del I de julio de 1789, Pars deja de ser un serie se transforma en un grupo. Esta pregunta tam- bign es vilida para la psicoterapia de grupos y el training group. En la psicoterapia grupal, el pun- to de fusién es la clave para que el grupo funcione como tal. En el training group, como lo veremos luego, la primera experiencia grupal es Ia lucha contra la serialidad de los participantes que se ven por primera vez. La serialidad esti en el origen de todo grupo, y éste se constituye, en un primer momento, contra Ja serialidad. Al constituirse el grupo, existe una fusién de las distintas serialidades de cada uno de sus integrantes, En el interior mismo del grupo exis- te desde entonces una tensién permanente entre tuna prictica totalizante (cuando el grupo “se SARTRE Y LA PSICOTERAPIA DE Los GRUPOS 33 trabaja”) y el riesgo constante de una destotaliza- cién 0 dispersién por la inercia y el retorno a la serialidad. Se puede decir que sto constituye el motor de la dialéctica del grupe. La inercia pro- yocaria Ia dispersiin y la explosion del grupo. El primer esfuerzo que se propone un grupo es disol- ‘ver en ellos la serialidad, En un grupo de psicoterapia, la primera sesién refleja la lucha entre la serie (Ia soledad, el nar- cisismo), y el planteo de las antinomias entre las series y el grupo. En la primera sesién de un gru- po, los integrantes son series, entes individuales, que més que dialogar suelen monologar (segiin Pichon Rivigre, es el mondlogo inicial). Es impor- tante, pues, descubrir el punto de fusién. Y lo mismo ocurre en el training group. Por ejemplo, en el training group que describo luego, la salida de la serialidad grupal ocurre Iue- go de Ia sesién del martes, con la toma del mensa- je sobre el dinero y las propinas y la charla noc- tuma, ‘Tras esta sesién, el grupo fue mucho més suelto y comunicativo que lo habitual. Se sale de la serie cuando al dia siguiente, miér- coles, durante el desayuno, el grupo espera senta- do en el comedor a que uno de los integrantes, que habfa Megado tarde, terminara su desayuno y luego nos levantamos de la mesa todos unidos como un grupo. ! La dialéetica sartreana acerca de los grupos se refiere a un perpetuo movimiento con un intento nunca acabado de totalizacién. La fusién puede surgir en diversos momentos de la espiral evolutiva de un grupo, pero, en su marco evolutivo (en una semana del training group, o tres afios de uno psi coterapéutico, o cien afios’ en Ia Historia), denota ot DAVID ROSENFELD ser exacto como punto de partida para deseribir un movimiento (Sartre, pags. 438, 420). El momento de la fusién aparece en un grupo como Ta toma de conciencia de una tarea comin donde cada uno depende de los otros. El grupo pide una cierta estabilidad en los lugares en que se sientan, en los papeles, incluso a veces en Ios temas comunes. Segsin Sartre, es una prictica re= flexiva para la supervivencia y no una disolucién del grupo; las relaciones de los miembros de éste se establecen en una comunidad que esti actuando sobre si Sartre dice que ese momento del grupo en fu- sin, “en que cada uno es 61 mismo”, representa Ja libre constitucién de Ta praxis individual en praxis comtin, Una caracterfstica en un grupo en fusién es que suele ocurrir una biisqueda de la re- surreceién de Ia libertad. Al aplicar este enfoque del movimiento grupal a la prictica psicoterapéntica, yo utilizo el concep- to de punto de fusién y el de los otros momentos que sefiala Sartre como tna gufa que me permite marear en qué etapa esti cl grupo. Algunos indi- cejos que en diversos grupos permiten detectar el punto de fusién son: A) El nso del “nosotros” en su real valor. B) En términos de campo analitico-psicolégico {Kurt Lewin (13); W. Baranger (1)} cuan- do la vivencia contratransferencial del cam- poes de totalidad grupo-terapeuta, donde nadie queda afuera. C) Cuando uno de Tos integrantes puede expre~ sar una fantasia, un deseo 0 una actitud co- min del grupo, 0 sea cuando se plantea el SANIRE Y LA PSICOTERAPIA Dr 10S GRUPOS 35 nosotros. (Eni otro tipo de grupo, un grupo de estudios en Seminario de Ia Asociacién Psicoanalitica Argentina, se percibié tam- bién este momento cuando uno de los inte- grantes, con muchas cualidades de unir y eparar, se hizo el portavoz y, a través de tuna nota escrita firmada por todos, pidié a las autoridades permiso para modificar ci tos aspectos del aula.) D) La aparicién de suefios que representan al grupo con sus fantasias, deseos. a) La fantasia 0 vivencia de que se rom- pié Ia barrera del sonido, como en los ayiones de chorro, es tipica como indi- cio de fusién grupal. Si se pusiera atencién, muchos observarin este he- cho con frecuencia Esto apareci, por ejemplo, en una paciente que sof6 con la explosion de tun avién al pasar la barrera del so- niido, en el pasaje a esta etapa del gru- po. Otra paciente, 1 otro grupo, sofié ismo de acuerdo a su persona- lidad histérico-fobica: soié que habia ‘un grupo de personas en un avién de chorro y que al pasar la barrera del sonido, con la explosién se despedaza- ba. Este suefio ocurrié en los tres primeros meses del grupo, y la pacien- te asocié la gente del avidn con el gra- po. Luego la interpretacién gird en torno al miedo a meterse a una veloci- dad desconocida con estos pasajeros y fl temor 2 lo que vendria si se larga- 36 DAVID ROSENFELD bo, vivido en el sueffo de la mismo ma- nefa que vivia su fobia al contacto se- xual: algo que podia hacer explosién, dafiar, asi como temia el descontrol del orgasmo-entrega. En el nivel gru- pal, simbolizaba fantasfas persecuto- Fas de que la unién que se buseaba con la fusién o ruptura de la barrera podia significar una vuelta a la seria- lidad_(explosién). b) Un paciente sofié con que sacaban las paredes de una casa y todo se hacia un tnico y gran ambiente, donde la gente que estaba en eada habitacién Se reunia. Vemos que no es excluyen- te —por lo menos ast Io interpreté— el deseo de unir al grupo, fusionarlo sin barreras-paredes, con el deseo de unit y recuperar los aspectos de su. propia Personalidad dispersos en diyersos cuartos disociados. ¢) Otro indicio es la aparicién de suefios que tratan sobre varios hermanitos mamando 0 comiendo. Pueden ser tam- bién animales: perros, gatitos; en un suefio eran chanchitos, todos maman- do de Ia madre. E) Cuando un grupo puede tener una conducta comin, por ejemplo, se refine en Ia puerta del consultorio para entrar todos juntos. Es- te es otro ejemplo clinico do fusién. El bebé al mamar y Ja madre forman una fusién gue se repite a otro nivel —adulto~ en el punto de fusién de un grupo, que se convierte en bebé fren- SARTRE Y LA PSIOOTERAPIA DE LOs GRUPOS 37. te al analista. Supongo, pues, que la fusin es el equivalente grupal de la primera simbiosis mamd- bebé. Giestos pacientes con caracteristicas de indiferen- ciacién, confusién, simbiosis, con madres internas que Ios asfixian 'y confunden, pueden —y sue- Jen— entrar en pinico en este momento y abando- nar el grupo. En general lo hacen abruptamente. Si la interpretacién no es exacta, es dificil que ese aciente vuelva, ya que no puede dejar de confun- dir la fusién grupal con la que teme realizar con la madre absorbente y asfixiante, con un hermano me- Iizo, una fusiin sexual, eteétera, Estas fantasias psicdticas y terrorificas infantiles de Io que es la unién o fusién pueden hacer eclo- sign en un grupo provocando “patologias de la fu- sin”. A nivel de la psicoterapia grupal, se observa, por ejemplo, en un grupo que asume los aspectos fle un der psiedpata que escupe al pecho-analista ¥ no recibe por el odio que tiene °. El grupo Io asume por sus propios aspectos oarciales de odio ¥, sobre todo, por sus miedos al nuevo alimento analttico, a Ia dependencia total y a Ia fusién que desindividualiza ° *, A nivel de la historia, Sartre da un ejemplo de Jos ataques al Hider para lograr una seudounién: es el de Ia fusién por el temor externo. Sartre di cribe el miedo, el terror y Ia reaccién defens posterior que ocurrieron en las jornadas de ofen: popular del 14 de julio, del 20 de junio, del 10 de * En este caso interviene el proceso. descripto Froud (10), es deck, la transferendia del Ideal del Yo al lider *° D, Maldavsky, ademis de colaborar en la revision de ‘estilo de los originales, me hizo pensar en esto.

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