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Por tanto, cuanto mejor comprendas cómo toma la decisión de compra tu cliente, más
impacto tendrás en su comportamiento.
Así, algunas decisiones de compra son más complejas y requieren un mayor esfuerzo
del consumidor. Otras decisiones de compra son rutinarias y requieren poco esfuerzo.
Una de las claves del crecimiento de cualquier negocio es saber qué es lo que
vende.
Esto se entiende muy bien con la famosa frase: “nadie quiere un taladro… lo que la
gente quiere es un agujero en la pared”.
¿Nunca te has preguntado las razones por las que la gente compra tus productos?
¿Qué hace comprar al consumidor?
Vamos a ver los distintos aspectos del comportamiento de compra del consumidor, el
proceso de decisión de compra, los tipos de comportamiento, los factores que influyen
en el comportamiento del consumidor y las etapas del proceso de compra.
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Nueva compra menor. Estas compras representan algo nuevo para el consumidor pero
no suponen una compra importante para él, en términos de necesidad, dinero u otra
razón.
Nueva compra importante. Son compras más difíciles porque el producto o servicio es
importante para el comprador que al tener poca experiencia puede requerir un proceso
más complejo para decidir.
De hecho, es posible que te enfrentes a ambas situaciones porque no todos los clientes
son iguales y lo que para unos es rutinario para otros puede ser nuevo.
Por tanto, es muy importante que trates cada situación de forma diferente,
entendiendo que los esfuerzos de marketing deben ser distintos, ya que las
motivaciones del comprador también lo son y pueden verse influidas por factores como
la emoción, el impulso o la lógica.
Evidentemente, estas fases en la decisión de compra, serán más largas y más complejas
dependiendo del tipo de compra al que se enfrenta.
Por ejemplo, para compras menores el consumidor puede ser bastante fiel a la misma
marca y comprar siempre lo mismo, lo que requiere poco esfuerzo para tomar la
decisión, omitiendo varios pasos del proceso.
Sin embargo, para decisiones más complejas, como nuevas compras importantes, el
proceso puede alargarse durante días, semanas o meses.
Por tanto, siempre debemos tener en cuenta que, dependiendo de las circunstancias
que rodean la compra, la importancia de cada paso puede variar.
Los factores externos también pueden desencadenar las necesidades del consumidor,
aquí entra en juego la publicidad, la presentación del producto en la tienda o el
marketing sensorial.
Como ves, en este momento podemos influir en el consumidor, tanto desde el punto de
venta como desde otras plataformas, para que comience el proceso de compra.
Búsqueda de información.
Cuando los consumidores están motivados para satisfacer sus necesidades continúan
con el proceso emprendiendo una búsqueda de información sobre posibles
soluciones.
Comienza el siguiente paso que es recopilar información relevante sobre lo que necesita
para resolver el problema.
Las fuentes que utiliza pueden ser tan simples como recordar experiencias pasadas, pero
también puede suponer una búsqueda activa, tanto en persona como en línea o consultar
a su entorno.
Para atraer a los consumidores que se encuentran en esta etapa es necesario que
hayamos hecho nuestro trabajo, mostrando información sobre nuestra solución en los
resultados de Internet, en las redes sociales y a través de las experiencias de nuestros
clientes.
Como ves, es un momento propicio para entrar a formar parte de las opciones de ese
cliente potencial que nos está buscando.
Evaluación de opciones.
Una vez que sabe cuáles son sus opciones comienza a evaluarlas en función de sus
necesidades, deseos, preferencias y los recursos económicos disponibles para la
compra.
Por ejemplo, si necesita cambiar de televisor puede barajar distintas opciones como
plasma, LCD, LED, etc. y dentro de cada solución las distintas marcas para elegir.
Compra.
En esta etapa el consumidor toma una decisión de compra que puede basarse en
factores como el precio o la disponibilidad.
En muchos casos, la solución elegida puede ser la que haya obtenido la evaluación más
alta, sin embargo, la compra prevista puede modificarse en el momento de la
compra por diversas razones: su disponibilidad, un incentivo u oferta de otro
producto similar o una mala crítica de su círculo de influencia.
Se trata de un momento crítico donde todo debe funcionar bien, por ejemplo, las tiendas
online se esfuerzan para que el comprador no abandone el carrito de compra en el
último momento, agilizando el proceso de pago.
Aquí las expectativas del consumidor son muy importantes, si el producto o servicio
está por debajo de sus expectativas el consumidor puede replantearse su decisión,
llegando incluso a la devolución del producto.
Por eso, es muy importante en esta etapa seguir acompañando al cliente y ayudarle
a aliviar sus preocupaciones, ser receptivo e incluso alentar al consumidor a seguir en
contacto y hacer un seguimiento para abordar las inquietudes de los compradores y
también para incentivar a los que han quedado satisfechos a que compartan su
experiencia.
Las compras más costosas probablemente necesiten más deliberación del comprador e
impliquen a más participantes.
Tal vez tengamos el estómago vacío pero también puede influir que hayamos tenido un
encuentro desafortunado que queramos olvidar o que al pasar por ese pasillo sintamos el
impulso irrefrenable de adquirir ese producto.
En todo caso, comprender las motivaciones de compra del consumidor y saber por
qué compra la gente, es una poderosa herramienta para vender.
Los deseos suelen ser ilimitados pero los recursos para satisfacerlos no lo son, de
manera que los consumidores tienen que elegir qué comprar.
Para llegar con éxito a tu mercado objetivo y mejorar las interacciones con el cliente es
importante comprender cuánto esfuerzo y tiempo dedican los consumidores a la toma de
decisiones.
Muchas veces el secreto del marketing reside en comprender exactamente lo que quiere
el cliente y cómo podemos influir en su decisión de compra.
Las decisiones de compra pueden tomarse por motivos personales como recibir un
masaje para sentirnos mejor.
También pueden tener una influencia social, como comprar la misma marca de
vaqueros que compran nuestros amigos.
Del mismo modo podemos tomar decisiones de compra basándonos en varios de estos
factores, como pedir una ensalada para comer porque queremos empezar a cuidarnos,
nuestros compañeros están a dieta y es un plato económico.
Según la implicación.
Algunas decisiones de compra son espontáneas e implican poca reflexión, sin embargo,
otras requieren investigación y el comprador está muy involucrado en la decisión.
Las compras de alta participación son las que conforman, en gran medida, el estilo de
vida del consumidor y, por lo general, son productos y servicios de los que el
consumidor va a tener mayor conocimiento y opiniones más sólidas.
Las compras de baja implicación suelen ser de bajo costo y suponen poco riesgo. Por el
contrario, las decisiones de alta implicación suelen ser más costosas e importantes, por
tanto, si tu producto o servicio pertenece a esta categoría, tendrás que trabajar más en
informar al cliente potencial de por qué debe comprarte a ti.
La línea entre la baja y la alta implicación no siempre está clara y en muchos casos,
como la moda, podemos estar en algún lugar entre ambas.
Sin embargo, es menos probable que un novato en informática tenga una relación tan
estrecha con un producto y, en este caso, es más probable que esté preparado para
escuchar al vendedor.
Esto supone que la participación no siempre equivale a precio, un fumador, por ejemplo,
está involucrado con su marca de cigarrillos y no son un bien caro.
Complejo.
Por ejemplo, el comprador de una sillita de bebé para el coche está muy involucrado en
la decisión y buscará todo el conocimiento posible sobre las diferentes marcas,
características y especificaciones de producto, así como las distintas ofertas comerciales
de cada establecimiento.
En esta categoría se sitúan los productos y servicios de mayor coste y compra poco
frecuente, donde tiene lugar una toma de decisiones ampliada.
Las compras importantes conllevan un riesgo para el cliente y por eso le pedirá
consejo a amigos y familiares, averiguará todo lo posible sobre las distintas opciones y
dedicará tiempo a consultar reseñas y testimonios.
También puede ocurrir que el comportamiento del consumidor siga un proceso de toma
de decisiones limitada.
En este caso la decisión se vuelve complicada sin llegar a hacer una investigación
profunda.
Suele tratarse de productos de coste medio, compras semi frecuentes o marcas algo
familiares que requieren poca participación y un poco de búsqueda.
Los clientes dedican un poco de tiempo a reflexionar sobre su compra pero no necesitan
una investigación exhaustiva.
Búsqueda de variedad.
Por ejemplo, un cliente habitual decide hacer un cambio por un tiempo limitado, no se
trata de falta de lealtad sino que pueden intervenir muchos factores como la novedad de
una tienda abierta recientemente o la sensación de aburrimiento del hábito existente.
Después, habrá que adaptar las actividades promocionales y los atributos del
establecimiento para que sea menos probable que los clientes elijan otra cosa.
También puede darse esta situación cuando el consumidor quiere probar distintos
productos.
El consumidor puede partir de algunas creencias previas pero elige un producto sin
mucha reflexión y lo evalúa durante el consumo.
Por tanto, el comprador buscará lo que está disponible y comprará con rapidez,
respondiendo principalmente a un buen precio o una compra de conveniencia.
Primero actúa, luego adquiere nuevas creencias y termina con un conjunto de actitudes.
Se trata de una respuesta de rutina que incluye las compras frecuentes, de una marca o
producto familiar que requieren pocos esfuerzos de búsqueda, si sigue usando la
misma marca es más por hábito que por lealtad.
Si llevas usando el mismo detergente 10 años, es poco probable que dediques tiempo a
buscar otra marca, a no ser que notes un problema, lo mismo ocurre con tu panadería,
frutería o pescadería habitual.
Para este tipo de productos resulta efectivo realizar promociones de precio para
estimular la prueba del producto.
En el mejor de los casos estas estrategias aumentarán la implicación del consumidor, sin
llegar a tener un comportamiento altamente involucrado.
Compra Impulsiva.
La mayoría de las compras por impulso ocurren con artículos de bajo precio e implican
una decisión instantánea que requiere muy poca reflexión o planificación.
Un ejemplo sería la compra impulsiva en la caja del supermercado de una revista o una
chocolatina.
Esos riesgos tienen más peso en las decisiones más visibles o de mayor costo.
Al mismo tiempo hay que tener en cuenta que todos somos diferentes.
Es importante tener muy presente que este tipo de comportamientos no son universales,
un celíaco puede pasar mucho tiempo hasta decidir qué barra de pan comprar, por tanto,
lo que para unos puede ser una compra de rutina para otros puede ser una compra
extensiva.
Por otro lado, comprarse un automóvil puede ser una compra impulsiva para un
millonario, mientras que para el consumidor medio es una decisión importante.
Las circunstancias también son muy importantes, no es lo mismo tener un coche que
funciona y decidir cambiarlo por cualquier otra razón, lo cual supondría una decisión de
compra bien informada, que quedarnos sin coche de repente y necesitar comprar uno
con urgencia.
En todo caso, necesitas comprender lo que sucede en la mente del consumidor para
garantizar un aumento de las ventas.
Para tener éxito en ventas es fundamental comprender las razones por las que las
personas actúan.
Estos son los dos motivadores básicos de una persona para hacer cualquier cosa en la
vida.
Los anuncios de refrescos prometen buenos momentos, mientras que los de coches
promueven la envidia aspiracional.
Motivación y necesidades.
Convencer a los consumidores de que un producto o servicio satisfará una o más de sus
necesidades, los convencerá de comprarlo, es algo que vemos mucho en la publicidad
que tiene el propósito de vincular un producto con el cumplimiento de esas necesidades.
Es decir, del uso básico de un producto, por el que el consumidor no estará dispuesto a
pagar demasiado, podemos pasar a un producto bonito, para seguir con un producto de
marca cuyos valores coinciden con los del consumidor, subiendo hacia un producto de
lujo, hasta llegar a la marca exclusiva.
El vendedor tiene que adaptar sus argumentos de venta a las motivaciones del
comprador. Un buen ejemplo es Coca-Cola, cuyo mensaje no se dirige a quitar la sed
sino a la necesidad de pertenencia a un grupo, de amistad.
Para que un mensaje de marketing tenga éxito, primero es necesario que llame la
atención del público, sorprendiéndolo, haciéndolo reír o de cualquier otra forma que
capte su atención.
Aprendizaje y condicionamiento.
Creencias y actitudes.
Muchas veces las decisiones de compra se ven afectadas por las creencias del
consumidor sobre el producto, el servicio, la marca o el vendedor.
Compartir valores con el cliente siempre va a percibirse como algo más atractivo que no
hacerlo y, al mismo tiempo, es importante hacer que el mensaje se asocie a rasgos
positivos y contrarreste cualquier creencia que pueda influir negativamente en el
consumidor.
¿Qué hace que la gente compre? 42 disparadores de
compra.
Cuando las empresas se conectan con los motivadores emocionales profundos de
sus clientes, la recompensa es enorme.
Necesidades básicas.
Compramos cosas para satisfacer nuestras necesidades más básicas como comida o
refugio.
Conveniencia.
Cuando necesitamos algo ahora, tomamos el camino más fácil o rápido, imagínate tener
sed, o quedarte sin gasolina.
Reemplazo.
Escasez o urgencia.
Cuando tenemos la sensación de que algo puede agotarse, tener una disponibilidad
limitada o subir de precio en el futuro. El miedo a la pérdida es muy poderoso, también
se dispara esta sensación cuando algo es accesible a pocas personas en exclusiva.
Por hábito.
Cuando nos sentimos bien, nos premiamos porque nos lo merecemos y cuando nos
sentimos mal, consumimos para sentirnos mejor.
Algo que se compra por una razón relacionada con la autoestima o enriquecimiento
personal, para sentirse importante, los artículos de lujo son un gran ejemplo.
Ganar dinero.
A veces gastamos dinero para ganar dinero, compramos cursos o libros de marketing,
por ejemplo, para conocer los principios ocultos de disciplinas que nos harán ganar
dinero y mejorar nuestra forma de vida.
Ahorrar dinero.
También podemos gastar dinero para ahorrar dinero, herramientas que nos ayudan a
reducir gastos, automóviles con un menor consumo de combustible, marcas genéricas.
Ahorrar tiempo.
Ganar dinero, ahorrar dinero y ahorrar tiempo, son 3 grandes motivadores de compra y
también lo que impulsa muchas de nuestras decisiones vitales. Compramos aplicaciones
o herramientas que nos ayudan a administrar mejor nuestro trabajo, aspiradoras que
aspiran solas, comida rápida, teléfonos inteligentes, ollas milagrosas.
Vacío emocional.
A veces compramos para tratar de reemplazar cosas que no tenemos, ni podemos tener y
escapar de la realidad.
Precios bajos.
Algo que usamos habitualmente o que hemos identificado como un deseo, ahora tiene
una oferta irresistible.
Gran valor.
Reconocimiento de la marca.
Cuando compramos categorías con las que no estamos familiarizados, la marca juega un
papel importante. Cuando se confía en una marca se confía en el producto o servicio.
Moda o innovación.
Compra obligada.
Acariciar el ego.
A menudo se hacen compras para impresionar a los demás, para parecer un experto o
para cumplir con un estatus social e incluso para dar envidia.
Nicho de identidad.
Algo que te ayuda a pertenecer a una determinada comunidad. Mantener los lazos
sociales supone un gran motivador.
Presión de grupo.
Ser apreciados.
¿Por qué compramos regalos? En ocasiones, por reciprocidad, pero otras lo hacemos
para demostrar nuestro desinterés y amor por alguien o incluso pedir perdón y ser
apreciados.
Las personas se sienten mejor consigo mismas cuando sienten que están dando algo a
los demás. En este caso se compra algo que no necesitas o que de otro modo nunca
comprarías porque ayudas a otros o piensas en hacer un mundo mejor.
Reciprocidad o culpa.
Empatía.
A veces la gente compra a quienes los escuchan o les hacen sentir bien, aunque tengan
mejores alternativas, aquellos en los que confiamos o que nos caen bien.
Adicción.
Este tipo de compra también existe y representa más ventas de las que podemos
imaginar.
Miedo o seguridad.
En realidad, todo se relaciona con nuestro miedo al futuro y la incertidumbre, por lo que
un producto que pueda disminuir esta ansiedad es una buena apuesta, puede incluso
suponer la reducción del riesgo o de la preocupación.
Capricho.
En ocasiones, también buscamos una experiencia significativa que nos deje una huella
profunda. Incluso buscamos contar historias como yo hice la maratón de tal o cual.
También queremos estar sanos, compramos comida orgánica, libros de cocina, seguros
de salud o suplementos alimenticios, con el fin de vivir vidas más largas y satisfactorias.
Éxito o propósito.
Crecimiento y educación.
La gente paga por ser más inteligente y sobresalir. También por ganar conocimiento y
aprender algo nuevo, estar al día, mejorar sus habilidades o acercarse a sus objetivos.
Nostalgia.
Pero también puede ser a la inversa, cuando nos hemos imaginado muchas veces
utilizando un producto o servicio que deseamos desde niños y nunca pudimos tener.
Curiosidad.
Tener razón.
Nadie quiere estar equivocado, de modo que es posible comprar algo para demostrar a
alguien que estamos en lo cierto.
No podemos dejar una colección incompleta pero, a veces, llegamos más allá y
acaparamos más de lo que podemos utilizar o consumir, simplemente porque podemos
comprarlo.
Facilitar el trabajo.
Asistentes virtuales, sillas ergonómicas, robots de cocina, cualquier cosa que nos ayude
a hacer nuestro trabajo menos duro, es un buen motivador.
Comodidad.
Reputación.
Por eso, las reseñas son muy importantes, cuando los comentarios son buenos, lo
recomienda alguien con autoridad o un amigo o familiar en quien confiamos, esa
confianza se traslada al producto.
Ser diferente.
Aburrimiento.
Muchas veces se compra como entretenimiento, cuando no tenemos nada mejor que
hacer.
Ser feliz.
Muchas veces pensamos que seremos más felices después de comprarnos un coche
nuevo, comer un helado o darnos un masaje. En términos motivacionales no importa si
estos son los resultados reales, es el impulso de ser más feliz lo que nos mueve a actuar.
Ten presente también que, la gente compra cuando es fácil comprar, utiliza procesos
simples y fáciles de entender. Al mismo tiempo, la gente prefiere las cosas ahora, que
mañana.
Una vez que entiendes cómo funciona el comportamiento del consumidor, sabrás cómo
vender y no solo eso, sino que podrás optimizar tu publicidad, tu sitio web, el diseño de
la tienda y maximizar las posibilidades de venta.
Roles.
Dentro de un grupo, un individuo puede desempeñar unas funciones que le son asignadas. Es
entonces cuando decimos que adopta un papel o rol dentro del grupo. El rol influirá en su
comportamiento de compra y en el de sus compañeros. Por ejemplo, un líder en un grupo de
amigos tendrá el papel o rol de proponer qué hacer, dónde ir, qué comprar, etc.
Estatus.
Es el respeto o aprecio que se le tiene a aquella persona que goza de un prestigio entre los
miembros del grupo. Esta persona puede dar recomendaciones que los demás tendrán en
cuenta. Por ejemplo, un joven recién licenciado que ha estudiado becado en el extranjero,
regresa con sus estudios acabados y es contratado por una empresa multinacional; este joven
es una persona respetada y admirada por sus amigos.
C. Factores personales
• Edad y fase del ciclo de vida. Una persona a lo largo de su vida pasa por la compra de
diferentes bienes. Sus gustos y hábitos cambian.
Por ejemplo, en la juventud preferimos los deportes de riesgo y aventura, mientras que en la
madurez son más habituales juegos más tranquilos como las cartas, el ajedrez y otros juegos
de mesa.
• Ocupación. El tipo de trabajo al que se dedica el individuo ejerce una gran influencia en su
comportamiento a la hora de consumir.
Por ejemplo, muchos directores de empresa, cuando viajan en avión, prefieren hacerlo en
primera clase.
Estilo de vida. Es todo aquello que tiene que ver con la forma de vivir de una persona. Sus
intereses, opiniones y actividades influyen en el comportamiento a la hora de consumir. Por
ejemplo, si una persona realiza actividades deportivas tenderá a comprar productos que tengan
que ver con su deporte favorito.
• Circunstancias económicas. Cuando hay crecimiento económico y se dan facilidades de
crédito, se producen mayores niveles de empleo y renta, lo cual implica que los individuos
puedan satisfacer necesidades más complejas que las de simple supervivencia. En épocas de
crisis sucede lo contrario.
Por ejemplo, un trabajador estará dispuesto a comprarse un coche nuevo si sabe que su sueldo
va a incrementarse; o los supermercados venden más productos de linea blanca en tiempos de
crisis.
• Personalidad. Cada individuo tiene una personalidad diferente. Unos tienen más autonomía,
seguridad, dominio o sociabilidad. Estas formas de encarar la vida influyen en su
comportamiento a la hora de consumir. Por ejemplo, hay perfumes dirigidos al consumidor
deportista, joven, masculino o femenino, etc., que reflejan el carácter de quien lo lleva.
D. Factores psicológicos
• Motivación. Generalmente, compramos para satisfacer necesidades de distinta índole y
porque tenemos un motivo. Los motivos por los que compramos son: la obtención de
beneficios, por ejemplo, cuando compramos acciones de empresas; la utilidad, por ejemplo, un
ordenador para trabajar; el orgullo, por ejemplo, un coche deportivo; la emulación, por ejemplo,
cuando compramos el mismo teléfono móvil que un amigo; el miedo, por ejemplo, un sistema
de alarma para la casa; el amor, por ejemplo, un regalo a alguien que queremos.
• Aprendizaje. El comportamiento y los intereses de consumo de las personas se modifican a
medida que aprenden porque adquieren experiencia.
Por ejemplo, Pedro compra un ordenador en una tienda de informática. A los pocos días tiene
una avería. Acude donde lo compró, pero no consiguen arreglar la avería ni le devuelven el
dinero. Al final Pedro no volverá a comprar en esa tienda por su mala experiencia.
• Percepción. Dos individuos diferentes perciben la misma realidad de forma distinta. El
consumidor prestará atención a lo que le interesa y no tendrá en cuenta el resto. Por ejemplo,
una persona que esté en proceso de adquirir un electrodoméstico, prestará más atención a ese
tipo de anuncios que a cualquier otro.
• Convicciones y actitudes. Con el aprendizaje los individuos adoptan nuevas creencias y
comportamientos respecto al hecho de comprar. Por ejemplo, alguien puede creer que una
marca de coches es muy buena. Esa convicción pesará en su decisión cuando se compre un
automóvil.
TEMA 6.: DECISION DE COMPRA DEL CONSUMIDOR
Toda decisión de compra requiere un proceso que puede ser más o menos
consciente, pero no es necesario que ese proceso se efectúe en el mismo lugar o el
mismo día.
1. Fases del proceso de decisión de compra Según Philip Kotler,
El proceso en la decisión de compra se desarrolla en cinco etapas, que vemos a
continuación:
Reconocimiento de la necesidad.
El individuo reconoce la necesidad y esto le plantea un problema. Identifica su estado
actual de insatisfacción y lo compara con el que desea conseguir. En el caso de las
necesidades naturales (hambre o sed), la necesidad se estimula de forma interna o
natural; en los otros casos, de forma externa: un anuncio publicitario, un escaparate,
etc., despiertan el deseo.
Búsqueda de información.
El consumidor tiende a buscar información. Puede hacerlo de dos maneras: de forma
prácticamente pasiva, limitándose a estar receptivo cuando escucha o ve un anuncio
publicitario; o bien de forma activa intentando encontrar información o consultando a
amigos, profesionales o familiares.
Con esta búsqueda, el consumidor conoce el producto, las diferentes marcas que lo
comercializan, las características, los precios, etc.
Evaluación de alternativas.
A partir de la información obtenida, el consumidor hace un balance de los beneficios
que obtendrá de cada marca, valorando las características que más le interesen.
Decisión de compra.
Según la valoración de las alternativas, en esta fase el consumidor lleva a cabo la
compra, decidiendo la marca, la cantidad, y dónde, cuándo y cómo efectúa el pago.
Pero antes de decidirse a comprar podrían pasar dos cosas:
a) que otras personas le influyan con argumentos que no había tenido en cuenta. Si
estos argumentos son absolutamente negativos, cambiará de opinión.
b) que el comprador desee complacer a otra persona, en cuyo caso tratará de ponerse
en su lugar.
Comportamiento poscompra.
Dependerá de la satisfacción o insatisfacción que le produzca el producto una vez
comprado y usado; es decir, de si realmente tiene lo que esperaba. Si el producto está
al nivel de sus expectativas, volverá a comprar casi con seguridad; si no lo está, no
comprará e incluso puede que al hablar con otras personas no lo recomiende.
No siempre el consumidor pasa necesariamente por todas las etapas del proceso; por
ejemplo, en la compra impulsiva se pasa directamente a la cuarta etapa.
B. Factores externos
Los grupos de referencia, la familia, la clase social, la cultura, las subculturas, los roles
y estatus, las circunstancias económicas y la ocupación son elementos externos que
influyen en el proceso de compra. No obstante, en una sociedad tan compleja como la
nuestra, hay que hacer una matización y varias aportaciones:
Cuando los seres humanos nos movemos para obtener un producto es porque vemos en él el
objeto que nos satisfará. El estudio de cómo surgen las necesidades, de cómo nos movemos
para saciar nuestros deseos, sirve a los profesionales de la venta para enfocar mejor la oferta
de sus productos.
1. La necesidad
En cierto sentido, podemos decir que cuando necesitamos algo nos enfrentamos a un problema
que hemos de resolver. La sensación de privación, en mayor o menor grado, es desagradable y
a medida que manifestamos la voluntad de satisfacerla surge el deseo.
Por ejemplo, si tenemos hambre, percibimos un vacío en el estómago y buscamos saciarlo; si
queremos desplazarnos a otro lugar, percibimos la falta de medio de transporte y pedimos un
taxi o nos vamos a la parada de autobús; si queremos dormir, percibimos la falta de descanso y
nos acostamos; etc.
Ejemplo
El hecho de beber puede responder a dos necesidades muy diferentes: la necesidad psíquica
de socializar con nuestros amigos mientras tomamos un refresco, por ejemplo, o la necesidad
física de ingerir líquido porque estamos en un desierto.
La pirámide de Maslow jerarquiza las necesidades. Las primeras necesidades o necesidades básicas
están en la base; una vez satisfechas las primeras, surgen las necesidades de seguridad, sociales, de
estima, hasta llegar a las más altas, de autorrealización.