La superficie de agua sobre el planeta supera abundantemente a la continental y
más del 70% corresponde a mares y océanos, pero esta abundancia es relativa. El 97,5% del total existente en el planeta es agua salada, mientras que solo el 2,5% restante es agua dulce. Del porcentaje total de agua dulce casi el 79% se encuentra en forma de hielo permanente en los hielos polares y glaciares. Del agua dulce en estado líquido, el 20% se encuentra en acuíferos de difícil acceso por el nivel de profundidad en el que se hallan (algunos casos superan los 2.000 metros bajo el nivel del mar). Sólo el 1% restante es agua dulce superficial de fácil acceso. Esto representa el 0,025% del agua del planeta. Chile es un país montañoso, donde el 70% de la población se abastece de recursos hídricos provenientes de la Cordillera de los Andes, debido a su altura, posee gran cantidad de glaciares, fuentes de agua congelada que, gracias a su proceso estacional de acumulación y derretimiento, permiten la regulación hídrica de las cuencas y el abastecimiento de los ecosistemas, la población y las actividades productivas en gran parte del país. Un estudio, realizado por el Departamento de Geografía de la Universidad de Chile, el Instituto de la Patagonia y el Centro de Estudios Científicos de Valdivia sobre el avance y retroceso de los glaciares a nivel nacional concluyó, en base a una muestra de 100 glaciares ubicados entre la III y la XII Región, que solo 6% de ellos presentaba avances, y 7% de ellos se encontraban estables; mientras que el 87% de ellos presentaba evidentes retroceso.
Frente a esta situación tenemos la obligación de proteger las fuentes naturales y las reservas de agua dulce, para asegurar la estabilidad en el abastecimiento futuro de los ecosistemas, de las actividades económicas y las necesidades humanas básicas. En este contexto, el rol del Estado es garantizar, bajo una lógica territorial, una gestión democrática, racional, equitativa y eficiente del agua. Como gobierno es nuestro deber recuperar constitucionalmente el agua como Patrimonio de todos los chilenos y bajo dominio público; garantizar el derecho humano al agua y saneamiento establecido por Naciones Unidas en 2010. Nos Comprometemos a: 1.- El agua es un bien común, y un derecho humano básico, y debe ser consagrado como tal en nuestra Constitución. 2.- Recuperar las aguas como bienes nacionales de uso público. 3.- Garantizar el derecho humano al agua, saneamiento y prioridades de uso. 4- Promulgar una ley de protección y preservación a los glaciares, las cabeceras de cuenca y las fuentes de agua dulce. 5.- Establecer en cada cuenca caudales ecológicos y normas de calidad de las aguas 6.- Derogar los instrumentos de privatización. 7.- Anular tratado Binacional Minero que entrega la propiedad del agua como derecho propio a las empresas con fines de lucro, contra la vida y la sustentabilidad de las comunidades y los ecosistemas.