una marca de nicho o no, debes tener la capacidad de
entender todas esas mentes para comprender el sub- consciente colectivo: es allí donde se encuentra la gran oportunidad. Si manejas una empresa pequeña que se ve obligada a venderle a los nichos, debes ser sumamente rápido, sensible y conocedor para conquistarlos.
Conquistar un nicho te debería llevar a conquistar otro,
y simultáneamente te va a llevar a transformarte en una promesa más rica y multisegmentos que logrará llegarle a varios nichos con una sola promesa. Por ejemplo, Dickies fue una marca de ropa que le vendía al nicho de traba- jadores industriales y luego le empezó a vender a los jóvenes urbanos hip-hop, luego a raperos y hoy le vende a gente común. Es fascinante conocer a las tribus urbanas porque no solo son mercados muy interesantes para las marcas, sino que en muchas de ellas nacen las grandes tendencias de uso de electrónica, ropa, alimentación, música, etcétera.
Hoy existen cientos de tribus urbanas, solo por mencionar
algunas tenemos: los escatos, los technos, los emos, los rockers, los junckies, los hipster... Hay muchas y diferen- tes subculturas que forman una sola cultura colectiva, por eso es tan importante poder captar todo el conocimiento de cada una de estas colectividades. Por ejemplo, no entender el movimiento hipster sería un error costosísimo para varias empresas. Así lo vimos con el género musical hip-hop, el único movimiento igual de poderoso, o más poderoso que el pop y el rock. ¿Cuántos carros, ropa y alimentos se volvieron exitosos y aumen- taron sus ventas por simplemente codificarse y acercarse un poco a ellos?
88 ESTAM OS C IEGOS
Los norteamericanos hemos fallecido en
la mediocridad y el conformismo de solo adaptarnos a los mercados locales, y nos sentamos en la arrogancia de la no adaptabilidad a otras culturas. Cuántas veces escuchamos decir a los poderosos de este país:
“Si les gusta nuestro producto,
bienvenidos, y si no, pues no lo compren porque no pienso cambiarlo”.
Y miren lo que pasó ahora que el mercado
norteamericano está en recesión.
¡Ah, qué retos!
Ayer nuestro consumidor fuerte era de una cultura similar
a la nuestra. Hoy nuestro mercado más atractivo está a miles de kilómetros, y de repente nos damos cuenta de que la economía norteamericana ya no es tan poderosa para comprar todo lo que teníamos proyectado vender. Hoy el mercado está a solo doce horas de distancia en avión, pero a años luz de diferencia cultural. Hoy si no sabes cómo comen, cómo viven, con qué sue- ñan los consumidores, no podrás adaptarte y vender tus productos. A veces algunos mercadólogos piensan que con un par de viajes que hagan pueden aprender, ¡pero no! Esas culturas son tu consumidor potencial y tú eres tan lejano a sus necesidades que no puedes ignorarlas.
89 J Ü R G EN K LA R IC
IKEA, una marca sueca, vende los mismos muebles o
estilos de vida a los rusos, suecos, norteamericanos y chinos. Hay que tener mucho poder y grandeza para transformar la forma de vivir de una parte de los habitan- tes de un país.
Sin embargo, hasta marcas tan gloriosas como Apple aún
no han podido llegar a impactar como predijeron en cul- turas como la japonesa o la colombiana, especialmente con su teléfono iPhone. O el caso de la marca Diesel, que tiene tan poco éxito con sus tiendas en un país tan grande y poblado como Brasil.
Claro que también existen ejemplos positivos como los
coreanos y japoneses, que han demostrado ser tan hábiles para cruzar fronteras y culturas, que le han vendido a Esta- dos Unidos millones de carros, refrigeradores y televisores con un liderazgo absoluto.
Tenemos un consumidor inteligente que corre cada vez
más rápido, que es más brillante, que sabe más, y nosotros seguimos estudiándolo y cazándolo con armas antiguas
“Hoy la fiera es más veloz e inteligente,
pero seguimos cazando con lanzas antiguas e ineficaces”.
Esta es la inspiración para haber creado una metodología
que tenga la capacidad de correr e interpretar todas las culturas.
Es decir, entender a alguien que no solamente es dife-
rente a nosotros, sino que está buscando algo totalmente diferente que nosotros. 90