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Epidemiología
Anatomía y Biomecánica
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Figura 1
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de los ligamentos en relación a la carga; estos estudios han confirmado
que los ligamentos AC suponen el principal freno para el desplazamiento
clavicular posterior y para la rotación axial posterior. El ligamento
conoides seria el principal freno para el desplazamiento y la rotación
superior y anterior, y el ligamento trapezoide frenaría la compresión
axial.
Mecanismo lesional
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Figura 2
Clasificación
Rockwood clasificó y agrupo las lesiones en seis categorías diferentes
basadas en características biomecánicas, clínicas, y radiológicas(3,4).
(Figura 3)
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Figura 3
- Las lesiones tipo I corresponden a un esguince de los ligamentos
AC. La articulación AC perrmanece estable y las radiografías son
normales.
- Lesiones tipo II son el resultado de la ruptura de los ligamentos
AC, mientras los ligamentos CC permanecen intactos. La
articulación AC puede estar inestable en el plano horizontal y hay
menos de 25% de dislocación de la articulación en el plano
anteroposterior (AP) de las radiografías.
- Las lesiones tipo III representan ruptura completa de los
ligamentos AC y ligamentos CC. La articulación AC será
groseramente inestable y la articulación se separa de un 25% a
100% en las radiografías AP.
- Las lesiones tipo IV son lesiones raras y se ven más claramente en
las radiografías axilares, corresponden a una luxación posterior de
la clavícula distal.
- Las lesiones Tipo V son una continuación más severa de las
lesiones tipo III, con rotura de la fascia deltotrapezial. La
articulación AC se separa de un 100% a 300% en las radiografías
AP.
- Finalmente las lesiones tipo VI son un tipo sumamente raro en que
la clavícula distal se luxa inferiormente y se sitúa en una posición
subcoracoidea.
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Evaluación Radiológica
Figura 4
Algunos autores han defendido las proyecciones de stress o con carga,
pero la mayoría de los estudios no han demostrado algún valor clínico
real de éstas por lo que no son recomendadas de rutina. Su principal uso
es en la distinción entre las lesiones acromioclaviculares tipo II y III, sin
embargo solo infrecuentemente esta distinción es clínicamente
relevante. En una encuesta reciente a 112 miembros de la American
Elbow and Shoulders Surgeons en USA y Canadá no se encontró valor en
realizar este tipo de proyecciones(6). Por otro lado Bosart et al(7) revisaron
las radiografías de esfuerzo de 82 pacientes que no mostraban una
lesión tipo III evidente. En su estudio descubrió solo 5 casos con
lesiones tipo III. Para este porcentaje (6%) tan reducido y dado la
tendencia de los actuales tratamientos no se considera que estas
proyecciones sean justificadas.
Otra proyección importante es la proyección axilar útil para evaluar la
luxación en el plano horizontal observando el desplazamiento posterior
de la clavícula y pequeñas fracturas que hayan pasado inadvertidas en
la proyección AP, además de evaluar la indemnidad de la coracoides en
un eventual tratamiento quirúrgico.
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Tratamiento
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diversas opciones terapéuticas descritas aún no hay un consenso
general en la forma ideal de tratar estas lesiones. Dias et al(8) reportaron
en 53 pacientes tratados ortopédicamente, basados en evaluaciones
subjetivas y objetivas, buenos resultados en la mayoría de los pacientes.
Wojtys y Nelson(9) encontraron que aunque sus pacientes tratados no
quirúrgicamente tenían fuerza en el hombro lesionado similar al no
lesionado experimentaban aumento del disconfort a medida que
aumentaban sus niveles de actividad. Galpin et al(10) compararon
tratamiento conservador con manejo quirúrgico y encontraron que la
fuerza y los rangos de movimiento eran similares en ambos grupos. En
la literatura actual, ningún estudio prospectivo, randomizado ha sido
capaz de mostrar beneficios significativos a favor de la reducción
quirúrgica(11,12). Por otra parte los intentos de inmovilizar con arnés tipo
Kenny Howard o con taping han mostrado resultados menos que
satisfactorios. Éstos tienen problemas significativos con el confort del
paciente y con complicaciones de piel. Además, pocos pacientes pueden
tolerar la inmovilización constante requerida para mantener la reducción
de la articulación. La mayoría de los estudios han mostrado un retorno
más rápido al trabajo con menos complicaciones a largo plazo al usar un
cabestrillo simple asociado con ejercicios precoces de rango de
movimiento(11,12). Recientemente, estudios de la historia natural de la
lesión han mostrado que, con el tratamiento conservador,
aproximadamente el 80% de los pacientes se recupera totalmente sin
dolor a largo plazo, debilidad, o inaceptable deformidad cosmética(13). Un
metanálisis reveló que el 88% de los pacientes tratados quirúrgicamente
y el 87% de los tratados en forma conservadora tenían resultados
satisfactorios. Dolor, retorno a la actividad, rango de movimiento y
fuerza fueron todos similares entre los dos grupos, aunque el tiempo en
el retorno laboral fue significativamente mayor en los tratados
quirúrgicamente. Las variaciones ocurrieron en la frecuencia de
complicaciones. Las complicaciones de la piel o herida fueron alrededor
del 6% en los tratados quirúrgicamente versus un 1% de los manejados
en forma conservadora. La deformidad ocurrió en solo un 3% de los
pacientes tratados en forma quirúrgica encontrándose esta complicación
en alrededor de un 37% de los pacientes que fueron manejados
ortopédicamente(15). Schlegel(25) en el 2001 en un estudio prospectivo
que evaluó los resultados del tratamiento conservador en este tipo de
lesiones demostró resultados satisfactorios en el 80% de los pacientes
con una tasa de un 20% de resultados no satisfactorios, lo que sería
inaceptable si se tratara de un procedimiento quirúrgico; la importancia
de este trabajo es que demuestra que el tratamiento no quirúrgico es
mas exitoso en aquello pacientes con baja demanda y con actividades
bajo el nivel del hombro.
En suma en la actualidad se sugiere el manejo conservador de estas
lesiones; la cirugía estará reservada para trabajadores jóvenes con alta
demanda, en cuya actividad son frecuentes los movimientos del brazo
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sobre la cabeza, atletas y aquellos con pobres resultados a un
tratamiento conservador inicial (6-10 semanas).
Por último las lesiones tipo VI son extremadamente raras, los pocos
casos publicados se han tratado en forma quirúrgica para remover la
clavícula distal de detrás del tendón conjunto.
Reconstrucción quirúrgica
Se han descrito numerosos procedimientos quirúrgicos para reconstruir
la anatomía normal de la articulación AC. Ellos entran en tres categorías
principales:
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Figura 5
Rockwood modificó esta técnica incluyendo la reparación primaria de
los ligamentos CC. El tornillo descarga la reparación durante la curación,
pero requiere ser removido entre las 6 a 8 semanas del postoperatorio(4).
Weaber y Dunn introdujeron la transferencia del ligamento
coracoacromial (CA) del acromion a la clavícula distal como una
reconstrucción anatómica de los ligamentos C.C(17). Ellos también
realizaron una escisión de clavícula distal. Esto elimina la oportunidad
para la artrosis tardía de la articulación AC y hace el procedimiento útil
para las lesiones agudas y crónicas. Mientras éste se ha vuelto un
procedimiento muy popular, se ha mostrado que el ligamento CA
transferido por si solo no asemeja la fuerza de los ligamentos
coracoclaviculares intactos por lo que se ha recomendado un tornillo
coracoclavicular o una aumentación adicional(18). (Figura 6)
Figura 6
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Se han usado varios materiales no-absorbibles para realizar el “loop”
coracoclavicular y así atar la coracoides a la clavícula (19) permitiendo la
aumentación. Estos materiales responden bien en los estudios
biomecánicos pero han presentados algunos problemas como la
corrosión de la clavícula distal e infección. Para evitar este problema, se
recomienda ahora suturas reabsorbibles como las sutura PDS triple
trenzada.(20) El uso de tendón del semitendinoso también se ha descrito
con buenos resultados(21) .
Complicaciones
Pueden ocurrir crisis posteriores de dolor y cambios degenerativos de la
articulación AC los que son mas frecuentes en lesiones más severas.
Osteolísis de la clavícula distal también ha sido reportada. Esta
complicación habitualmente se trata sintomáticamente pero si es
necesario debe realizarse la escisión de la clavícula distal (Munford). Las
agujas transarticulares han sido asociada con una alta tasa de migración
a sitios como la medula espinal y pulmón (22,23). La osificación
coracoclavicular ha sido reportada en el 85% de los pacientes sometidos
a cirugía24. Sin embargo no hay asociación entre la osificación de los
ligamentos CC y pobres resultados clínicos. Los rangos de movimientos
no están limitados por la presencia de estas osificaciones.
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Referencias
7. Bossart PJ, Joyce SM, Manaster BJ, Packer SM. Lack of efficacy of
"weighted" radiographs in diagnosing acute acromioclavicular
separation. Ann Emerg Med. 1988;17:20-24.
12. Banister GC, Wallace WA, Stableforth PG, Hutson MA. The
management of acute acromioclavicular dislocation: A randomized
prospective controlled trial. J Bone Joint Surg Br. 1989;71:848-850.
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13. Rawes ML, Dias JJ. Long-term results of conservative treatment for
acromioclavicular dislocation. J Bone Joint Surg Br. 1996;78:410-412.
16. Ferris BD, Bharma M, Paton DF. Coracoid process transfer for
acromioclavicular dislocations. Clin Orthop. 1989;242:184-194.
18. Harris RI, Wallace AL, Harper GD, Goldberg JA, Sonnabend DH,
Walsh WR. Structural properties of the intact and the reconstructed
coracoclavicular ligament complex. Am J Sports Med. 2000;28(1):103-
108.
19. Goldberg JA, Viglione W, Cumming WJ, Waddell FS, Ruz PA. Review
of coracoclavicular ligament reconstruction using Dacron graft material.
Aust N Z J Surg. 1987;57:441–445.
23. Mazet RJ. Migration of a Kirschner wire from the shoulder region
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25. Schlegel TF; Burks RT. A prospective evaluation of untreated acute grade
III acromioclavicular separations. Am J Sport Med 2001; 29: 699-703
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