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Enciclopedia Literaria 1003 Teorla y Critica @ 1967 - Centro Editor de América Latina S.A. Avda, de Mayo 1865- Buenos Aires Hecho el depésito de ley i Impreso en Ja Argentina ~ Printed in Argentina 1, Situacién histéricorliteratia 2, Defiiciin del existencalisme 3. El mundo absurdo 4, La rebelién. Basqueda de Ja libertad 3. Eleceién y compromiso i 6. El eseritor y su relaci6n con el mundo 7. Expresién literaria. de las ideas existencia- Tistas 8, Bibliografia B en..la_ producciém iteraria , francesa, pero . suptis6 : PuLEEe Giles a guerra de 1914 supuso una détenclén cast total tores. Por otra parté, tosia del hombre, significa, que muchos: aspectos ‘anteriores de Ia vidal (alfanzas:militares, formas po- 'yor.Jo mismo otros; aspectos habrén de empezar E ‘i(recordemios Ja Revolucién Rusa-de 1917, por ejem- ‘plo). Dicho de otra; manera, si todo termina, todo Hi jitendr& que volver a, empezar. Esto, expresado ent ‘muy pocas palabras; es en buena°medida Ia erisis de Ta conciencia moderna.’ ieee {Con este afén de ‘comenzar, Ia posguérra desen- ‘cadena unos impulsos literarios a veces confusos, 0 l.veces violentos, incluso excesivos, facilmente com- [parables a otros inténtos de surgimiento tras’ otras Lexisis habidas a To largo del siglo mx o en este mis- {imo siglo xx. Apatecen glorias efimeras; sé multi plican los intentos creativos, que no siempre tienen éxito, pero de una u otra manera hoy ‘nos, veinos eneficiados pot el resultado de tantos ensayos. Sin embargo, en este confuso perfodo, Jas co. frléntes dé preguerra se prolongan pesé’4 todo; hhunca las tendenefag Literarias quedan sibiti y de- finitivamente troncadas. Mucho habrenios de deber fy iliticas de principio de siglo, ete. ),concluyen, ¥ que a il, Vida, El’ moviriento-dadaista, on su actitud ne} iductdndose, cas paradéjicdmente, na: sintsieom- gotiva, acaba dé romper las ilusiones que pudieran | tej, rica, variada, Las nuevas, generaciones ‘pue- ‘riantenerse. La necesidad de revisién Hega hasta‘! lflden mostrar toda su fuerza creadora, Otros grandes Priombres, ‘Duhamel, Colette, Martin du Gard, Ju- 16S IMamados reseivistas (Proust, Claudel, Valéry, 1} Gide). Es und de ellos, Valéry, quien con Ja luci les Romajns, o Mauriac, Bernanes, Lacretelle —po- dex ave los earacteria, habrd de exclamar: “Nos! \idrfamos citar muchos miés— nos hablan fas cles ottos, civilizaciones, sabémos que somos mottales.'lf,€e los continundores dé la. generacién precedente, Vemes ahora que el abismo de Is historia es bab ff¥ junto, ellos os més jovenes, Jos renovadorés del tate grande paia todo el mundo, Sentimos que }{éadafsmo, que forman, el movimiente surealista: ona eivilisaciOn tiene la misma fragilidad que una [f'Breton, Soupoult, Péref, Aragon, Elvard: El pano- ida". Y afiade: “Tenemos Ia ilusién’perdida de‘ftema, a pesar de las goneraciones perdidas en Jas ‘una cultira elxopea'y Ia demostracién de la impo- ftrincheras, es, pues, impresionante. tec del concemiento para. salvar To que se; te @Podia tanta variedad producir una nueva ilustén? hemos a la ciencia mortabnente tocada en sus am- :En''todo caso Duhamel, en su “Ensayo. sobre Ja “biciories morales y’como deshonrada por Ja cruel dad de sus aplicaciones; tenemos al idealismo dif cilmente véncedor, profundamente debilitado...". Parecen palabras actuales. EI hombre del siglo xx, tras el choque violento de la guerra, ya no puede engafiarse con palabras vanas. La experiencia ha sido demasiado dura. En j los siglos anteriores se érefa eri el Progreso ilimita do, en la Humanidad, o en lo absoluto dé Ins Pasto- nes. Ahora las creencias se tambalean, se necesitan nuevos valores para fundar un orden plenamente humano. Tal es'el esfuerzo casi trégico de nueitro tiempo. ¥ como el eseritor'no puede estar separado de su’ tiemnpo, Ja literatura responde a éste estado | spiritual, a las incertidumbres materiales, sociales, intelectuales que en 61 se reflejan. ; ‘Ahora bien, ya hemos visto oSmo, a pesar del desastre, cierta continuidad se mantiene, El pre-} sente.también est& compuesto de pasado, y hasta} de.cierto proyecto de futuro, A ese pasado reciente | se suman las nuevas y tremendas experiencias, pro- novela” (1925), llega a decir:, “Basta con conside- rat estas tendencias hoy cumplidas para admitir fF que el siglo xx est& llamado a hacer Ie sintesis del IY siglo precedente... No estaria lejos de creer que If una literatura que, rica de experiencias y librada H de ciertos erores, se proponge tales intenclones, estd en marcha hacia ‘un nuevo. clasicismo, hacia un gian periodo de realizacién artistica”, Pero hacia 1930 algo nuevo ocurre. Las ideas que exponen 16 autores son otras. La nueva gene- I racién parece mAs reflexiva, més enfrentada a los i problemas. inmediatos. Los escritores se vuelcan més al ensayo como forma de expresién y parece gultivarse menos la poesta, Incluso encontramos las # novelas cargadas de ideas. politicas, de. intenciones Geciales. Dirlase que estamos en busca dé un nuevo humanismo. Pero, epor qué-la tensién, por qué Ie yfavedad de la situacién reflejada por los escrito- Hes? Recordemos que en 1929 habla sido elegido [presidente de los Estados Unidos Herbert Hoover. Despuds de Ia guerra, gu pais habla gozade de una 8 I Ll I aie’ prosperdad, pero.pronto pudo verse qe a rayor. pas industrial del mucdo no podla aislats vgagmicaments. “El 24 de octubre de 1929 se pro Gujo. el hundimiento de Ia Bolse, entrafiando: wit : tl aguda disminucién de, las exportaciones 'y del ca pital norteaméricario; Esta crisis tuvo una profua!! Ja xepercusién en la economia de muchos patsedl Por otra ‘parte, Alemania estaba ya sumida ene rendos problemas propios: a la humillacién de ial “errota habia seguido el hundimiento monetario y> ME una grave esis econbmica, La situacién de inse:} I furidad. fue aprovechada por Adolfo Hitler paral - aglutinar en su partido politico a Jos elementos des-t} contentos. Prometié a sus seguidores, entre otras; cosas, Ja abolicién del ‘Tratado de Versalles que! | habia'sido firmado al terminar la gueira, y la crea: I cién de un ejéxcito poderoso. La fuerza politica! | paai erecié gradualmente, basta que el 30 de enero I ‘ge 1933 Hitler fue nombrado canciller de Alemania, Si. la ascensi6n del nazismo al poder en Alemani 2" ggregamos los problemas de mercado derivados de fa crisis del 30, no habré de extrafiar que Ja situa. cién del mundo sea de una intensa conmociéa. Es I Jo que bace pensar a Malraux que su obra no ¢5 ya literatura de posguerta, sino de preguerra, Los scritores presienten el drama tremendo que $ AD evecina. 12 potticn de Hitler «5 cada ver mis agrer: siva, La guerra parece inevitable, Varios esert Jp ei mealies destacados se entregan decididames te ala accién politica, La guerra de Espatia (19865) 1939) ‘es la piedra de'toque. Los escritores pasar ‘ada accién, Malraux, Saint-Exupéry,’ hacen sentir Jo-trigico de la condic{n humana. Su ascesis sérhy BE] is aventura, tanto personal como literals: : Pero‘tros autores, fuertemente influidos por Ifetioméndldgos alemianes, 14 rate exe “muride sats ede Heel: La accién indilidual, herole b jporel reconocimiento profuiidd e Ie'r¢ | Gar llegando ast a” enfrentarse xi 41 Heenkimaiento fhgicd dé Ia vida, Saientando” sipétarlo: Ba'1939 t c aparege, con esta “altencién, Ta ‘primera ‘novela del escritor existencialis{a "Jean-Paul ‘Saitie, La Nauséé. rae f ¢ i. Definicién del existencialismo i | ee El enisiencialisms, ‘por otra pate, ‘sabemos que i no es una novedad en filosofia, que © tan viejo = no a filosofia misma, y que, en poees palabres || est basado en considera a la cise ciaantes que| jf la esencia, 0, en ste caso, que 12 exstenc® hv | 4 mana ep_onterior a ia posbilidad de’ abstraccin | ‘ge Ta esencia del hombre,’ Los conceptos absolutes, han sido un tanto ‘destruidos a lo largo del sig! |: El hombre no es uno'® inmuteble. El hombre, cath | Goo de los hombres, tiene que ix-haciéndose ons” 1 tantemente, tiené que ir existiends para que lo po- | amos’ defini, como el sefior feudal tenia doe is § [Je tenovando sus ‘hazsiias para que él brillo'de su nom- t bie no se empadase, "La vida es bacet-cosasy'«s | “lucha, El existencialsme es, pues una filosofia do +! éfoca ‘ett Erisis, de grandés trastoinos, donde asta al coucepto de hoknbto Guede ei entredicho: F< 1 précisamente la sitedtra una &p0ca en que asta Jo "nds’ profundo del'hombre, 12 yeligibn: 6 1a metal | i q i fh sisd; parece tanibalearsé." En’ Francia" en Ja'Te Hi vista “Les Texnpd Modernes”,' findadd por jen Paul Sartre en 1946, han colaborads los ms ono” I et i \ a 1 a t | ; ‘iddg autores’ eiistenciatistas, como Simone de Bes voir, Maurice Merleau-Ponty, en un tiempo codi- rector de la revista, y varios otros. Algunos criticos han’ relacionade también a Salacrou y a Anouilh con el existencialisme modemo, considerando sus aspectos pesimistas, e inclusive a los poctas Michaux y Char, en cuya angustia han visto una analogia de climas. Y no digamos a Camus, « quien pric- ticamente es imposible estudiar sin considerar su relacién con Sartre,,a pesar de Jas protestas que : en alguna ocasién haya podido formular: Y esta relacién podrfa encontrarse con otros escritores, Después de todo, su vida transcurre en una misma época y muchas de sus experiencias vitales Ie son comunes. Es de extraiiar que al expresarse nos digan cosas en las que hayamos de encontrar pun- tos de contacto? A nuestro parecer, lo extraiio se- ria justamente lo contrario. Pero “lo que complica atin mas las cosas dice, Sartrermismo en L’Existentialisme cst un Huma-, nisme= es que hay dos especies de cxistencialistas;, Jos primeros, que son cristianos, y cntre los que se encuentran Jaspers y Gabriel Marcel, de confesién., catéliea, y, por otra parte, los existencialistas ateos; entre los que estamos Heidegger, los existencialistas, franceses y yo mismo”, Asi, pues, en una u otra corrfente, vemos a los existencialistas franceses di- \ rectamente emparentados con los existencialistas alemanes, que por su parte tienen el punto de par- tida ‘en Ia fenomenologia de Husserl-: Pero los an- teécedentes pueden ir més lejos, pues tampoco po- demos desconocer ‘la. relacién de estos’ filésofos f contempordneos con el danés Séren Kierkegaard, 0 podrlamos remontarnos por los siglos y seguir la linea por Pascal, San Agustin, los estoicos, Sécra: cs, yp como dectanios jantes, encontrar. Jag pritne- fag rafces del existencialismo en los drlgenes inisinos de Ja filosofta, °°} | Entonces, Jo que si podenios preguntarrios es por qué un sisteina filos6fico tan antiguo sé. presenta de pronto ante nosotios eon vn fmpetu realmente : 5 revolucionario, ! fj: podemos observar,cémo, en Francia, Ja pala~ [i bra existencialismo en lun momento dado, ademas [de un sistema filoséfice, que en rigor pocos cono- clan, y de una corriente literarid-en verdad mis E observada que seguida, se habia convertido en una moda, en un pretexto de escindalo, como en otros ‘ momentos habla podido acontecer, con mayor 0 / menor relacién de causa, con el surrcalismo, el decadentismo 0 el romanticismo, por ejemplo. Es fi decir, que habla sido utilizado como un pretexto [ seudoliterario para justificar las més variadas ex i’ centricidades 0 para nombrar cuanto de raro apa- teciese y no se supiesé qué nombre dacle. De cualquier modo, el existencialismo, por un lado, ha sido motivo de preocugacién de hombres como Jean Wabl, profesor de la Sorbona, 0 Emma- nul Mounier, director de ‘a revista “Esprit” y If orientador del personalismo cristiano, y por otro, trascendia a la calle y se convertia, de doctrina filos6fica, en una forma de expresién —distorsio- nada o no~ que alcarizaba a Jos més variados veles de la poblacién.| '¥ es que -ocurre que el vxistencialismo, en su ‘contenido, nos plantea' una serie de problemas, not ‘thace vislumbrar unas respuestas y, sobre: todo, nos da una escala de valores que es, en esta époct =. I de incredulidad, de desorientacién y precisamen- ite de ruptura de valores,, algo. que,’ sin duda, se, ww Ehabla hecho’ necesario. .No 1 de Luis XIV, donde, a pesar de las igorrientes contenidas, no euanto a Ia estrixctura Pa vacronalista y burgués de finales del siglo ax donde se erefa ‘en H certgn de Ta sociedad, pero siempre deutro de tnt, Fgerie de principios universalmente respetados. “ES. decir, eran éstos unos mundos familiares y fijos onde el hombre por lo menos sabfa a qué atencr’ s\ se. Ahora, por el contrario, bvivir en este-mundo, y-lo ‘plantea como cuestion |; v ebay como 365} fae Camus, 10 deje tyode todas fobm ‘ese estar-eh~ anid “sin 4 clscuinitaiied © ‘es nuestro mundo: coma) istintls habla dudas mayores. é0 de la sociedad, ni lo es cotab Ia necesidad de' cierta' modili- \ i ante el choque de Tas cncjalismo es un emergente que responde 2 una exigencia contemporinea. ‘Camus empieza por preguntarse si vale la pena fyudameatil. “S6lo hay ua problems filosélico vor’ t Gaderamente serio —dice en Le Mythe de Sisyphi 1 cuieidio.” La decisién, pues, ene que ser in- SSeS Vivir o no vivir no admite dilaciones. iistenciaismo justamente propose una visién del twundo, tina’visién del hombre, y su relacién; mcs da.la oportunidad de que tomemos conciencia’de nuestra situaciéa. Al reconocemés y reconocer al’ mundo que’itos ha sido dado, al enfrentarnes oP iy aceptar que es abi donde-tenemos nuestro {guebacer incluso el quehscer que podsfa suponer, | Frmamenio ‘del suicidio—, es muy posible que en contremos ya raz6n suficiente para seguir vivien- do, es-decir, para ir haciendo. cosas, para ir cons ejemplo, 0 fo jo. huedtta' ‘pria dicho Ortege ‘ye nos hace pensar ea -bign ante cada nu lo verem ué actitud podré, pus, e autor dramatico, @. A Ja maner i z ‘ ods, 1 ,:dactrinas opuestas“exsentes Y Ja confusién en que ||| obra? Lo primero Cleaned ‘ente béstil nes'encontramos sumidos, no es de Sreanar sue per | | oe aain de vivir. Hemos 80 Se se | jeibamos al mundo como hhostil; no es de extrafar al mundo actual. Los persosies Ort gediun “| Que necesitemos un nuevo sistema en qué apoyar-:}; cialista se enfrentarin con este ne to ata 522 gos; una serie de verdades a nuestra medida, de |}. ‘ciaran despiadadiment®, Y th ae gr Coa jombre ei las que podamos partir. En una alabra, el exis-‘|!: compasidn DOs mjostrarén # : yo eecartesiana, habrir que dese todas Jas aparienel hombre, para encontra gotitudes del fd panorama, decir esto, om con obras donde !: donde se nos este Ia literatura, Und estas ‘obras embargo, jandro Dumas mostrar en $US relaciones conyUl ral; y euague 18 del bijo at tesié era Hevada cialistas no eserll Jos conceptos Jag razon' trai el temor de que de ser i ai, Jo! gue tar circunstancia cainbiante: “ houbre cambiante tan le presente. eva situacion que se (os mis adelante. fener el novelista, POF al desarroller sv fends’ que eotontrar do, todas lag false x, desbrozad ves de vivir/ Claro que," nos ecieouten pretex! fas del mun a literatura sea sold US dando, eavuelta en ol manke demostracién de otro orden: 7 gales o a injusta situaciés! $0, ‘bid $6 résintlése pasta su fin.” ben bros’ d fnétafisieos, que velesco & teatial:- ovelesco O° “"Gmo_una variante de la novela puri, Es decir, lot 1. autores existencialistas rio demuestran: muestranu | AY unuestran este, mundo, nos muestran: a nosotros, Dens, : ~ ‘3. El mundo absutdo | Nosotros quisiérames que nuestra vida fuera algo. necesario, qué el mundo en que nuestra vida se desarrolla estuviera dentro de nuestra concepcién |, Tacional; los autores existencialistas nos muestran j que el mundo y nosotros somos “asi” simplemente, es decir, como somos, sin ‘que esa armonia deseada se haga evidente. Ante ese mundo tenemos quo ‘enfrentarnos; estamos inmersos en él y nos seria fatal negarlo. Lo que necesitamos, pues, es una elevada dosis de lucidez, no cerrar los ojos, cono- cerlo. Si cerramos los ojos, si no queremos dartios cuenta de la fealdad que nos rodea, eaemos en una actitud falsa, estamos actuando de mala fe como dice Sartre-, el.mundo seguiri sicndo igual de horrible y nada habremos hecho por modificarlo. ‘Al reconocer Ja fealdad del mundo, la consecuen- cia primera seré: nuestra sensacién de néusea. ante, i; surgiré entonces, por un instante, nuestro re-, “chazo de las actitudes prehechas, del fariseismo; de. fa,comedia humana; hasta tanto no hayamos ‘sono- ‘cido-toda“la fealdad, no habremos. podide desha- I IP intentar reconstruitlo, pero ya con otro sentido. .Ca- " cernos de. ella; después, y sblo después, podremos, : 4 llega a wid wotclustbn: suiejante a Hl} iruundo absurdo, Pero también’ ve’ comé' actitad! fo \Goufble intentar de todas formas salvab exe equedé: fnundo al que estébainos acostumbiados, teniendo. Ja esperanza de que ‘alguna’ vee se argle. Pero fa, este. caso nuestro} apetito de tatba queda ‘sin ‘objeto y, como dice !Camus, Ja conciencid vuelve.” a aceptar Ia vida colidiana, es decir,’ moralment ge une con el suicidio.’ ‘Gabriel Marcel da la im- presién de acepter la espersnza, pero la ve ya como Eis oameunmia dz la fci6a de. los, hombres ce si: “Ia esperania siempre est& tnida. a’tna Comunién,.por muy interior que pueda sex’; y tan cierto que podemos preguntaros sien el fondo le desdsperacién y la.saledad no son rigurosamente idénticas’; esto es, como hubiera | podido decir Camus,:se unen a su yez con Ia ani quilacién, con la nada. Son Jo contratio de Ja vida. ¥ también los personajes de Simone de Beauvoir tienen que luchar coitra cierto pesimismo que pé: dria parecer fundamental, tienen que luchar eéntra la impresi6n de que'nada tiene-importancia’ (que | seria la aceptacién del mundo absurdo) y de que Ia, indiferencia total es le nica manera de pasar po: esta vida sin.suftir mas de Ja cuenta, La primera! tentacién de estos personajes es sentir toda acciért efimera; por lo tanto imitil, absurda. {Qué puede hacerse en la vida de un hombre frente a toda Ja, “inmensidad que es el mundo? Y para. mejor pine tarlo crea un persohaje inmostal; como el Judlo “Sante, y entonces|Ia inutilidad de la accion. se * encuentra también en el correr de loé siglog.. O un ‘personaje intelectual, cuya sccién es el resultado ‘Wl de su: pensamiento, ‘Peso, gpara qué peniat, si ro : lisabemos dénde esté Ja verdad? Esto.es, gpara qué, 1 if i i | z | tebelo, luego! somos” Si Ie soledad se manticne ‘36lonos encontramos con otra forma’ de suicidi olo, pares ser Ja°mista eobeli al obsérvar & los ‘personajes! del én particular de’ Beckett, gue‘ell amort:“Necesitamos a otro para que nuestra exis tenia’ esté fundada y sea necesaria.”: Entoncés 3¢ podrd'emerger a Ia existencia. ! vir, habremos de modificarlo. La solucién estats’ dada, ‘primero, por la rebelibn, pero una rebelié gue sea ~segin Camus~ “un confrontamiento’ per- én “edntra este mundo inaceptable’ Su- , en cualquiera de los autores existen- n es ensién que haga romper tuacién primera itiniiento a Jo habitual; ‘después babré ie iacér que ese esfuerzo solitario ‘(el porqué es personal) trascienda y se convierta dé solitario en solidario. En i‘Homme révolté, Ca- imi nos die? “EY'ésclavo so pone de pie por todas Jastexistencias al mismo tiempo; hay ea a algo es’un lugar‘ comin donde’ todos los liom-* -autéra proponé'el auxilio de la accién porque elif hombre no est golo en este mundo, y por ia acci habremos de buscar Ja libertad y de_obtener elit ET mundo es, pues, inaceptable. Si queremas vic! : i ee coins vcd Gabriel: Marcel, Habremos: Bi inos :habremos, sus sma “noch Mids. « La- comunicacién * edi “163 otvos“ hombtes; | f ‘Wivit’.. Juato™ edn {Busqueda de Ia libertad ; | ae : Pero igué suxponé a xebelién? Evidéatemente, | ila baisqueda de Ta Ubertad. Ya Saztce daeéte hom- Me & su Conjunto nOvETERO, eit el ie nid¥ encos- {amos con -el tremendo mundo dé Ia ‘inrhediata (! preguerra y de Ja guerra, que iio podla tefminar, "“aparentemente, sino con una fueva forma’ de vide i por descubrir. Claro que el’ tltimo tomo de Les Ghemins de la liberté [Los cdininds dé la libertad] acabé por no aparecer. Cuando Saitre lo ‘eéseribfa, la bisqueda tedrica de Ia libertad del hombre se habfa transformado’ en necesidades coneretas. Los caminos de la libertad tal vez sean infinitos, peio, a estas alturas de Ja narracién, Sartre hubiera de- {¥ bido tener las soluciones en la mano’ y, entre los / > infinitos caminos, tno encontrads,'I6 que hubiera Gitado ‘en evidente cotitradiccién éon el” resto ‘de oH Lgl obra, ¥ es lo'lgué ocurié “cod los persoria}es. ‘a | Aiguno de ellos mbcstia tinaapredtable inteligen ji cia y, adems, valehtie: Perovata ast queda supe: } | rados por los acatilesimientas Li libertad que en dl H i © ste maico histérieo hubierisi podidd etcontrar: no habria sido via liberacién shio, comé’ dice Gaéian ; | Picon, vipa libertdd beroicd. ‘A fio’ seh,'lo" gué! es i absolutaniente improbable, qué haya que, Buscar el “is r i { a Geahsiia hace’ conocer et Val del lass Paes to vida real Laie sth formiada par line ie de instantes presentes que se, nos dan én ada sucesién, El hombre estd en la vida. ‘Todo -', mbia pero uno sigue.| Yo sigo. También sé, que al final esté In muerte, y que s6lo‘entonces pod, “la libettad en Jos campos de edneentia- ' eiéaalemanés. Ea tel éaso, podemos preguntarndi, dera'verdaderamente necesaria la prolongacién del cielo noveleseo?: De todas formas, ereemos que cl + titulo de la sefie’de novelas de Sartze no sélo es un iffulo, sino un titulo bien puesto. El momento his- ' Wérico en que se desarrolla Ia novela nos muestra ui mundo que se estaba acabando. Otro habla gue constrair que lo sucediera. ¥ hneer el trdnsito, Sartre sufrié la experiencia del cautiverio por Jos alemanes. Después, como Camus, integré los ctia- dros del movimiento clandestino francés, La resis- tencia francesa no s6lo fue un glorioso hecKo rreto, sino que ademés creé un estado \. El resistente podfa perteneter “aun partido ‘2 otro 0 podia no pértenecer a ninguno. Todos ellos se entregaban a una accién comin, que era luchar contra el enemigo, Y asi fue cémo, en el campo literario, los escritores se organizaron clan- destinamente formando un Comité Nacional de Es- critores integrado por hombres de tendencias tan diversas como Jean Paulhan, Aragon y Frangois Mauriac. Los intelectuales resistentes, por el mero hecho de serlo, estaban empefiados en la bisqueda de Ja libertad, En La.Peste, el relato de Camusy basado en Ja experiencia de la guerra, vemos tam- bién alos hombres de buena voluntad trabajando en comin en su lucha contra la invasién. Todos ellos: se enfrentan.con ese terrible mundo que se Jes impone, Uno tras otro toman conciencia de vina situacién que se Jes hace insoportable, - Hasta eri: tonces el hombre vivia en el porvenir..La vida en bueba medida ,estaba basada en los proyectos; todo segula una rutina y se podia imaginar céuio, hablan de ser los: afos de vide siguientes, La Fuestra vida es construit Ia muerte”, como dice Sin” one de Beauvoir, citando a Montaigne, en Pour {une morale de Lambigilité. Es decir que, de nuevo, ilas definiciones aprioristicas no sirven. ‘No es posi F ble tener un modelo de vida prehecho. La vida instante tras ins- 47 Simone de Beauvoir ‘nos describe en Les Man- I idarins [Los Mandarines] el mundo de los intelec- fftuales franceses al final de Ja guerra, La novela “empieza con Ia liberacién de Paris. La acciéa co- ‘min ha terminado. Ya tienen en las manos a solu- ‘cif, Ia primera fase de la busqueda de la libertad. .”- ‘Hasta entonces Ja batalla era contra algo que en | cierta forma parecfa dominarles a todos, y esealgo - = lo que les habla hecho unitse.. Ahora cada ‘uno se encuentra con él enorme’ poder que es Ja libertad, y el problema que se les presenta ~para- Widéjicamente~ es e6mo tutilizarla, Cuando no tene- , imos libectad, actuiime® por reaccién. Cuando te-, | remos Ubertad, debenies disponer de lla. ,Séloy, (ff sosotros somos. respéniebles de nuesttés acciones.- En nada podemos descansar. La-verdad es fugaz, shisteriosa, siempre est&, por conquistarse. La aber bed os peligmse, tan dra de vivir como_exalanre jos dice ce en el Discours.de Sudde. Por.ct0., sio-la ibertad no puede, en forma alguna, ity | Hag} todo serla'indiferente: (Pata qué; entondes, bestia? ‘Bn’ définitiva, siguiendo wa extratio etre iabriainos ‘vuelto 'a ‘caer en el imindo’ abstr ¢@ al clial Hos hablamos rebelado. Es'déeir, ie Ja’ libertad ckige, por de pronto, su comprensiOh @Es?una libértad que no puede oxistir sin coitipios Be EUs ‘Por Barté’de quien la ejerce. a EL hotmbré’est4 instalado on und situacién’ dada ‘eni"el instdiité presente. Como se termina ese pre) 4g sente'Mes det, la situacién de ser hombre, tient 5 que actuar pata que Ia serie de instantes que cont | ‘ponen’ la vida'rio se interrumpa, Ycomo al actuat, lige entre las" perspectivas que se Je ofrecen, auto- Fndticemente adquiere un compromiso, porque pot su voluntad pasa a la'sibvacidn que ha elegido: E: decir, que'Ja libertad supone el compromisé, no Ff To ekcluye. ‘En el didlogo de Les Mouches [Las Moscas], de Sartre, entre Orestes y Jiipiter, encontramos el tema dele libertad del hombre opuesto al orden apa rente del mundo. Orestes se ditige @ JUpiter: eres el rey de los dioses, Jipiter —le dice. el rey de'las piedras y de las estrellas, el rey de las olas del mar. Pero no eres el rey de los hombres.” Ja- piter se enfada: larval gQuién, pues, te ha creado?” ¥ Orestes Ie fi libre.” “Te he dado la libertad para servirme”, le dice ‘éntonces Jipiter. “Es posible “le replica Oret: | “tes, ‘pero se ha vuelto contra ti y no podemos #f , rémiediarlo ni ti ni yo. No soy ni el amo ni el 6s” = clavo, Jupiter.” jSoy mi libertad! jEn ‘cuanto me’ has’ ctéado he’ dejads do pertenecerte!” | ‘De 'manerd que si no hay un fundamento este: riot para el Hombre (un orden racioual, un dogma, 7g 4 a2 ie “frase “la vida empieza del otid lado dé:la.des- lesperacién’, que tan Bf icho de In gente forh a a Bf Hlicodemos xeacclonarl y construir de*nuevo,” Es lo Hee); to tiene. By slerior. que le dé i S6i0' haciendo cosds lo mostrark or st propio| fuerzo, partiendo dela angus fies, un significadg'a su, vid t },Es en Les Mouches también “donde enéontraiios facilmente habe’ récordar él iarizada con ld terapia psicd- nalitica: “sin deprésiOn no hay: cwa”, :Sélo' des- ‘ues de haber legido a la experiencia’ vivescial, profunds de cvanto hay de desagradable en la vida we Je hace exclamar a Cainus, al final de L’Hor- ‘me révolté: “Todos; sobre las ruinas, més allé del nihilismo, preparamos un renacimieato.. Pero -po- cos Io saben.” t aor . La angustia, la néusea, no serf, pues, algo que paraligea Quien ‘li! &xpérimenta, Por el contrario, como supondré el encuentro con “las ruinad que queramos alejarnos de ella, que @ ser posible no’ la volvamos a encontrar. Esa situacién: de an- stia_no es més que el resultado del encuentro cou fe realidad. A. partir de la angustia‘construi- mos. Como dice Mathieu Delarue en Les Chemins de li Liberté, suponé “tomar' la: existencia por cuenta propia”. + 5, Eleccién y compromiso .., \ 7 Es decir, que-eada personaje que vive Ja expe: | Hencia de su libertad, en ciertaforima $¢ airanca,/ si mismo, debe. tender a’ tin "imoviiilehto cons-

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