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ANALISIS EXEGETICO DE LOS VERSICULOS 9 AL 17

DEL CAPITULO 7 DE APOCALIPSIS1


Por: David Johann Ibáñez Martínez

Resumen
El presente ensayo es el resultado de las pesquisas
adelantadas en el estudio de la escatología bíblica con los
diferentes autores vistos, resaltando la importancia de la
exegesis del texto bíblico como lineamiento de
interpretación y exposición del mensaje apocalíptico,
siguiendo las pautas trazadas por la orientación docente pero
exponiendo nuestro particular punto de vista circunscrito al
mero pasaje y al contenido semántico del mismo, en el
ánimo de aventurarnos a interpretarlo desde nuestro propio
aparato crítico.

El pasaje en mención (7: 9-17) es titulado en la versión Reina Valera 60 (RV60) como la
multitud vestida de ropas blancas, en la Biblia de estudio de Scofield se lee la visión
tocante a los gentiles que serán salvos durante la gran tribulación, lo que parece ser muy
sugestivo como título porque da respuesta a la pregunta inaugural que nos haría el
sentido común ¿Quiénes son esos? Pero la Biblia no vino originalmente con esas ayudas
didácticas por lo que la tarea apenas comienza. Lo primero que se hará es el de
contextualizar la lectura del pasaje objeto de estudio, luego establecer el texto original 2
con el objeto de proceder al examen exegético del mismo, con el cual se procederá de
manera simultánea y progresiva en el análisis sintáctico y semántico de las estructuras
oracionales significantes abisagrados con los comentarios que se redactaran en ocasión de
las líneas temática propuestas.

No sobra advertir que el texto posee la peculiaridad de pertenecer al género literario


bíblico de la apocalíptica. Este tipo de literatura es una herencia judía que se desarrolla en
el periodo intertestamentario caracterizado por estar plagado de lenguaje figurado,
metáforas, símbolos e imágenes tomados en su mayoría de los fenómenos naturales, los
números, etc.

1
Trabajo final presentado en el marco del Diplomado en Escatología realizado por la Facultad de Ciencias
Humanas de la Universidad del Atlántico.
2
El texto griego será tomado de la versión Wescott/Hort con diacríticos.

1
Las imágenes, símbolos y lenguaje figurado eran extrapolados del mismo contexto cultural
y religioso de los destinatarios, con el objeto de ser una información, dada la persecución
atroz de la época de escritura, manejada con cautela, el objetivo primordial era ofrecer
una interpretación de la realidad histórica como eslabón de una estratégica cadena de
acontecimientos que prevé un desenlace final esperanzador sobre el futuro y en el que la
soberanía de Dios queda demostrada inexorablemente, cuando el bien triunfa sobre el
mal. Este libro es espiritual y culmina lo ya iniciado en el Génesis, no por menos es el
último libro de la Biblia. La idea era enseñarles a todos que la manera en como decidamos
vivir nuestro presente será la forma como viviremos nuestro futuro. Se destaca la obra
redentora de Cristo, pero asomando la completud de su labor salvífica, narrando
visionariamente los hechos constitutivos del derrotero que nos llevaría a la redención
corpórea. Este mensaje puede sacarse desde las fuentes que integran la totalidad de la
obra, pues aunque encontramos diversas partes descriptivas se mantiene una unidad
semántica. Lo que le da coherencia al libro completo a pesar de su complejidad, cada
perícopa debe ser entendida como parte integral de la obra total

Aunque el material propiamente apocalíptico empieza ya en el capítulo cuarto del libro


con la visión del trono en el cielo y del Cordero. El Cordero es hallado digno de abrir el
libro con los siete sellos escritos por el anverso y el reverso que está en la mano del que
está sentado en el trono (Capítulo 5). Poco a poco el Cordero va desatando los sellos y
empiezan a sobrevenirse acontecimientos sobre la tierra (Capítulo 6).

Ahora bien, la imagen de ese libro sellado evoca el misterio de la historia y la revelación
de Dios. Abrir los sellos y leer el libro significa tener acceso al misterio de la historia. Esta
forma de presentación concuerda con la mentalidad apocalíptica que concibe la historia
como predeterminada por Dios, aunque a nuestro juicio no es que sea predestinada por
Dios sino más bien preconocida por Dios. En ese preconocimiento la historia avanza
irremediablemente hacia el cumplimiento de la Palabra de Dios, a su promesa a la
culminación de voluntad perfecta.

Luego de la apertura del sexto sello (6: 12) no le sucedió de manera inmediata el séptimo
y último sello, se abre un interludio. La irrupción es anunciada con la expresión después
de esto (7: 1) que será objeto de nuestro análisis porque vuelve aparecer en el inicio de
nuestro pasaje objeto de estudio.

2
ΑΠΟΚΑΛΥΨΙΣ ΙΩΑΝΝΟΥ 7:9-17
Apocalipsis de Juan 7: 9

Μετὰ ταῦτα εἶδον, καὶ ἰδοὺ ὄχλος πολύς, ὃν ἀριθμῆσαι αὐτὸν οὐδεὶς ἐδύνατο
ἐκ παντὸς ἔθνους καὶ φυλῶν καὶ λαῶν καὶ γλωσσῶν ἑστῶτες ἐνώπιον τοῦ
θρόνου καὶ ἐνώπιον τοῦ ἀρνίου περιβεβλημένους στολὰς λευκὰς καὶ φοίνικες
ἐν ταῖς χερσὶν αὐτῶν

9a. Después de esto mire, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas
naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del
Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; 

La expresión “Μετὰ” aparece 295 veces en el Nuevo Testamento. Es una preposición,


que se traduce usualmente con las castellanas con, entre y después de. Estas acepciones
dependerán del caso en que se encuentre, genitivo, dativo o acusativo. En este caso se
encuentra en acusativo, con lo que se refiere a tiempo, espacio u orden su traducción
correcta es después de (después de muerto Patroclo;
después de estoEl acusativo es el caso más ampliamente
usado entre todos, tiene una gran variedad de usos, pero se asocia más al verbo como el
genitivo al sustantivo. Trata principalmente de acción, e indica la dirección, la extensión o
el fin de la acción. El acusativo significa que el objeto al que se hace referencia es
considerado como el punto hacia el cual algo está procediendo: que es el fin de la acción o
moción descrita, o el espacio atravesado en tal moción o dirección. La acción que se viene
ejecutando es la de observar, mirar, ver. Se observa que la frase marca un corte mayor,
igual al del primer versículo, que no se registra desde el capítulo 4: 1, lo que permite
introducir una pieza intermedia, suspende la descripción de la visión de los siete sellos
para señalar esto nuevo. Es por eso que se usa el acusativo en su modalidad ingresiva,
dado que cuenta algo pasado desde su comienzo. No se debe olvidar que el autor percibió
la visión y luego la escribió.

9b.…miré,…
La acción del verbo se encuentra en el aoristo indicativo activo de la primera persona del
singular. El aoristo es un tiempo histórico que posee todos los modos y las tres diátesis:
activa, media y pasiva. Es un tiempo de acción puntual o momentánea en el pasado que
puede asumir valor ingresivo, es decir, aludir al principio de la acción misma,
especialmente cuando se encuentra en el modo indicativo, como en este caso. Como
dijimos el verbo se encuentra en el aoristo indicativo activo de la primera persona del
singular, denota una nueva acción que comienza posterior a la del versículo 1, aunque

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sigue siendo la misma acción de observar, ya no se está mirando lo mismo. La escena es
nueva, diferente, sucede como continuación de la otra pero no lineal sino como algo
abrupto que indica un nuevo giro en la narración de la visión apocalíptica, lo que coincide
con el acusativo. El verbo que se utiliza es muy frecuente en todo el Apocalipsis, también
en los Evangelios Sinópticos y los Hechos, menos común en el evangelio de Juan.

…y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y
pueblos y lenguas,...

Esta segunda visión muestra que los dos grupos (los 144 mil y la gran multitud) son
distintos y se hallan en espacios diferentes. El primero son los sellados de las doce tribus
de Israel. Estos están en la tierra y su ministerio tiene que ver con el anuncio del evangelio
durante los años finales de la gran tribulación. El segundo grupo lo constituye una
multitud cuyo número sólo es conocido por Dios. Estos proceden de entre los grupos
étnicos de la tierra, pero ya están en el cielo, alabando a Dios porque han recibido
salvación por la fe en la persona y en la obra de Cristo.

…que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas,
y con palmas en las manos; 

El texto dice que estaban de pie delante del trono y en la presencia del Cordero. El cuadro
descrito se asemeja al que aparece en los capítulos 4 y 5 del Apocalipsis. Dicha escena es
incuestionablemente, celestial. Los componentes de la gran multitud están “vestidos de
ropas blancas” (περιβεβλημένους στολὰς λευκὰς). El vocablo “vestidos”
(περιβεβλημένους) es el participio perfecto, voz pasiva de περιβαλλω que significa
“vestir”. El tiempo perfecto sugiere una acción completada y la voz pasiva indica que el
sujeto recibe la acción. Los componentes de la multitud fueron vestidos con ropaje
relacionado “tanto con victoria como con la justicia obtenida a través de la muerte de
Cristo”. De igual manera llevaban “palmas en las manos”, una señal de gozo y festividad.

7: 10.
καὶ κράζουσιν φωνῇ μεγάλῃ λέγοντες, Ἡ σωτηρία τῷ θεῷ ἡμῶν τῷ καθημένῳ
ἐπὶ τῷ θρόνῳ καὶ τῷ ἀρνίῳ

…y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado
en el trono, y al Cordero.

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A semejanza de una gran coral, proclamaban como si se escuchase una sola voz, diciendo:
“La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono y el Cordero”. La gran
multitud da testimonio del hecho de que la salvación o la liberación de que disfrutan es
totalmente la obra de Dios. El ser humano no contribuye absolutamente nada a la obra de
la salvación. La salvación es un regalo producto de la gracia de Dios, basado sobre los
méritos de Cristo y solo se recibe mediante la fe en la persona del Salvador. “la nota
principal de la alabanza es Ἡ σωτηρία ( la salvación)… quienes la proclaman han
experimentado la gran liberación (v. 14) que le atribuyen a Dios y al Cordero:… El grito Ἡ
σωτηρία τῷ θεῷ ἡμῶν τῷ καθημένῳ ἐπὶ τῷ θρόνῳ καὶ τῷ ἀρνίῳ (la salvación a
Dios y al Cordero) es equivalente a atribuir a ambos el título de Salvador, tan libremente
dado por la ciudades leales y fanáticas de Asia a los Emperadores, pero que a los ojos de
los cristianos pertenece solamente a Dios y a su Cristo.

7: 11-12.
καὶ πάντες οἱ ἄγγελοι εἱστήκεισαν κύκλῳ τοῦ θρόνου καὶ τῶν πρεσβυτέρων
καὶ τῶν τεσσάρων ζῴων καὶ ἔπεσαν ἐνώπιον τοῦ θρόνου ἐπὶ τὰ πρόσωπα
αὐτῶν καὶ προσεκύνησαν τῷ θεῷ

έγοντες, Ἀμήν, ἡ εὐλογία καὶ ἡ δόξα καὶ ἡ σοφία καὶ ἡ εὐχαριστία καὶ ἡ τιμὴ
καὶ ἡ δύναμις καὶ ἡ ἰσχὺς τῷ θεῷ ἡμῶν εἰς τοὺς αἰῶνας τῶν αἰώνων · [ἀμήν]

“Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro
seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraran a Dios,
diciendo: Amen. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el
poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.”

El cuadro es majestuoso y estupendo a la vez. Hay una santa convocación delante del
trono. Allí están “todos los ángeles” (πάντες οἱ ἄγγελοι), formando un gran círculo
(κύκλῳ) alrededor del trono y “gozándose en la salvación de los hombres” como en Lucas
15:7,10. El trono está en el mismo centro del cuadro. Cerca del trono están los cuatro
seres vivientes. Luego, formando un círculo concéntrico, están los veinticuatro ancianos.
Luego, en un círculo exterior, más alejados del trono y de pie, se encuentran los ángeles.
Seguidamente, rodeando al trono de igual manera, se halla la gran multitud.

Los ángeles “se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo:
Amen…” Es decir, reconocen la majestad, la soberanía y la santidad de Dios. Los ángeles
reconocen su pequeñez delante de Dios y lo demuestran cayendo sobre sus rostros y

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adorando al Soberano Creador de todo. A continuación, los ángeles adscriben a Dios
alabanza. A Él y sólo a Él pertenecen de manera perfecta “la bendición y la gloria y la
sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza por lo siglos de los
siglos. Amén”. Esta escena contrasta con la rebeldía de los habitantes de la tierra. Esa
rebeldía terminará cuando la voluntad de Dios sea hecha en la tierra como en el cielo y
coincidirá con la manifestación gloriosa de Jesucristo, el Rey de reyes y Señor de señores.

7:13-15
Καὶ ἀπεκρίθη εἷς ἐκ τῶν πρεσβυτέρων λέγων μοι, Οὗτοι οἱ περιβεβλημένοι τὰς
στολὰς τὰς λευκὰς τίνες εἰσὶν καὶ πόθεν ἦλθον;

καὶ εἰρήκα αὐτῷ, Κύριε μου, σὺ οἶδας. καὶ εἶπεν μοι, Οὗτοι εἰσιν οἱ ἐρχόμενοι ἐκ
τῆς θλίψεως τῆς μεγάλης καὶ ἔπλυναν τὰς στολὰς αὐτῶν καὶ ἐλεύκαναν αὐτὰς
ἐν τῷ αἵματι τοῦ ἀρνίου.

διὰ τοῦτο εἰσιν ἐνώπιον τοῦ θρόνου τοῦ θεοῦ καὶ λατρεύουσιν αὐτῷ ἡμέρας καὶ
νυκτὸς ἐν τῷ ναῷ αὐτοῦ, καὶ ὁ καθήμενος ἐπὶ τοῦ θρόνου σκηνώσει ἐπ’ αὐτούς.

“Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas
blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido ¿ Yo le dije : Señor, tu lo sabes. Y él me dijo:
estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han
emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le
sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su
tabernáculo sobre ellos”.

El verbo “habló” (ἀπεκρίθη) literalmente significa “contestó”. Dicha forma es el aoristo


pasivo (deponente) de apokrínomai. Aunque esta es la única vez que se usa en el
Apocalipsis, es de uso común en los evangelios. Casi siempre seguido de légo (decir). Uno
de los ancianos formula una pregunta concerniente a la identidad y la procedencia de la
multitud innumerable vestida de blanco que rodea que rodea el trono. La presencia de tan
grande multitud ataviada con ropas blancas y con palmas en las manos, dando alabanzas y
pronunciando gloria y honra a Dios y al Cordero debió de haber causado una tremenda
impresión en el apóstol Juan.

El apóstol responde a la pregunta del anciano con la expresión: “Señor, tú lo sabes…”


(kyrié su oídas). Dicha afirmación equivale a decir: “Señor mío, no sé la respuesta”. La

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respuesta de Juan es, a su vez, “una confesión de ignorancia y una apelación por
información”.

El ser celestial de inmediato dala información procurada por Juan: “Y él me dijo: Estos son
los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido
en la sangre del Cordero.” La respuesta del anciano explica el porqué Juan no reconocía ni
la identidad ni el origen de la multitud. “Pudo haber sido el período del tiempo del cual los
participantes fueron extraídos, la tribulación futura. Quienes aparecen en la visión aún no
han vivido en la tierra para permitir que Juan los hubiera conocido.”

Una observación importante es el hecho de que la expresión “los que han salido” (hoy
erchómenoi) es el participio presente, nominativo, plural de érchomai. Algunos
expositores toman el participio hoy erchómenoi en su función sustantiva y hacen que
dicho participio adquiera un uso atemporal en cuyo caso la traducción seria: “Los que
están vestidos de ropas blancas son tales personas como las que salen de la gran
tribulación.” Más probable, sin embargo, parece ser el énfasis verbal del participio en el
que se destaca la acción continua del mismo.”

La fuerza normal del tiempo presente es mostrar acción continua. El estilo semítico de la
construcción de la declaración favorece permitir ese sentido aquí. El cambio a los verbos
finitos éplynan (“lavado han”) y eleukanan (“han emblanquecido”) hace recordar el uso
frecuente de un participio hebreo o un infinitivo seguido de verbos finitos (por ejemplo
Jer. 23:32; Am. 5:7). El mismo semitismo se ha señalado anteriormente en el Apocalipsis
(1:5, 6; 2:20). El paralelismo del participio con los verbos finitos sirve para enfatizar la
fuerza durativa de su tiempo presente: “Esos que están en el proceso de salir.” Debido a
que es sencillamente parte de la pregunta del anciano estimular la curiosidad de Juan, el
aoristo eithon (han venido) de 7:13 no implica necesariamente que su número está
completo y niega la idea de que aún están llegando.

La “gran tribulación” (τῆς θλίψεως τῆς μεγάλης) mencionada en este pasaje es la


tribulación escatológica que precederá a la venida en gloria de nuestro Señor Jesucristo. El
texto es enfático puesto que dice literalmente “la tribulación la grande”. Será un período
de siete años equivalente a la septuagésima semana de la que Mateo 24:21, cuando dijo
“Porque habrá entonces gran tribulación, cual no ha habido desde el principio del mundo
hasta ahora, ni la habrá.” Dicho período es también equivalente a lo que en Apocalipsis
3:10 llama: “. La hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a
los que moran sobre la tierra…” San pablo se refiere a la misma cuestión uy la compara
con “los dolores a la mujer encinta” ( 1 Tés 5:3).

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Jose Grau pierde de vista el contexto del pasaje cuando escribe: Viene de la tribulación.
La vida es tribulación para la iglesia que permanece fiel. “han salido” no significa que han
escapado de ella, sino que vienen de ella, después de haberla sufrido. De la gran
tribulación surge el pueblo de Dios.

Lo cierto es que el pasaje no está hablando de las tribulaciones generales que el pueblo de
Dios ha sufrido a través de la historia. Como reconoce el comentarista Robert H Mouce:

El uso del artículo determinado en la grase “la gran tribulación” indica que el ángel se
refiere primordialmente a esa serie final de juicios que ocurrirán inmediatamente antes
del fin. Es la hora de la prueba que han de venir sobre el mundo entero (3:10).

Tampoco es correcto identificar a la multitud innumerable vestida de ropas blancas con la


Iglesia cristiana. Si fuera la Iglesia, de cierto Juan habría reconocido a muchos de ellos,
cosa que no es capaz de hacer. Lo más normal, en consecuencia con el texto, es entender
que los componentes de aquella gran multitud son personas que han conocido el
evangelio después que la Iglesia ha sido removida de la tierra, principalmente a través del
testimonio de los 144.000 sellados. Aunque la gran tribulación será un período de intensos
y severos juicios, Dios, en su gracia, permite que muchos sean salvos tal con la evidencia la
gran multitud de Apocalipsis 7:9-17. La mayoría de esos que serán salvos durante la
tribulación sufrirán las persecuciones organizadas y ordenadas por los enemigos de Dios.
Los tres años y medio finales del período de siete años serán extremadamente críticos
para los habitantes de la tierra. Esos serán los santos de la tribulación serán más intensas.
Juan contempla la salida de aquella multitud del gran conflicto justamente antes que el
maltrato de los santos se vuelva peor bajo el liderazgo de la bestia que sale del mar (Véase
Ap 13:7). Los ve saliendo “de” (ek) la gran tribulación. Ya han sufrido en cierta medida,
pero serán librados de los peores tiempos de angustia que sufrirán los que sobreviven la
primera mitad de la semana.
La fe en la persona y la obra de Cristo es lo que ha hecho posible que la gran multitud
esté en la presencia de Dios. Una vez más se cumple las palabras de Cristo: “…nadie viene
el Padre, sino por mí”(Jn 14:6). Todos los componentes de la gran multitud “han lavado
sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Ap 7:14).

El texto de la Reina-Valera 1960 dice que los santos “han lavado” (eplynan) sus ropas y las
“han emblanquecido” (eleukanan) “en la sangre del Cordero”. El trasfondo bíblico de
lavar los vestidos como señal de purificación aparece en Éxodo 19:10,.14. también en el
Nuevo ¡Testamento en pasajes tales como 1 Juan 1:9; Hebreos 9:14,22. Tal vez una
observación adicional ayude a comprender más concretamente el significado del pasaje

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bajo estudio: Las ropas de los santos fueron lavadas y emblanquecidas “por” (en) la sangre
del Cordero más que “en” la sangre del Cordero. Como observa Mounce:

La idea de emblanquecer los vestidos mediante el lavarlos en sangre es una sorprendente


paradoja. Es el sacrificio del Cordero en la cruz lo que provee vestidos blancos para los
santos. El acto de ellos de lavar sus vestidos no es una obra meritoria, sino una manera de
describir la fe.

El apóstol Juan vio a los que “estaban saliendo” de “la tribulación, es decir, la grande” y
hacían su entrada en la presencia de Dios y del Cordero. Antes de abandonar la tierra cada
uno de ellos había puesto su fe en el Mesías y, como resultado, “lavaron sus ropas y las
emblanquecieron por la sangre del Cordero”. La figura de “lavar” y “emblanquecer las
ropas” tiene que ver con la salvación espiritual de aquellos individuos. Debe observarse el
hecho de que el fundamento de la salvación es siempre el mismo, es decir, el sacrificio del
Cordero de Dios, Cristo Jesús. También el medio a través del cual la salvación se recibe es
invariable, o sea, la fe personal en Jesucristo. La Biblia no enseña ni reconoce otro medio
para la salvación del pecador.

7:15-17
“Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que
está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. Ya no tendrán hambre
ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno: porque el Cordero que está en
medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará
toda lágrima de los ojos de ellos.” La expresión “por esto” (dia touto) señala la razón por
la cual los componentes de la gran multitud “están delante del trono de dios”. Pablo dice
en Romanos 3:24, 25: “Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la
redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe
en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su
paciencia, los pecados pasados.” Sobre la base de la fe en la persona de Cristo, cada uno
de ellos recibió la limpieza espiritual: “sus vestidos fueron lavados y emblanquecidos”, es
decir, fueron declarados justos y santificados por la fe en el sacrificio del Mesías-Salvador.
Los componentes de la gran multitud no están ociosos delante del trono, sino que
realizan una actividad de “servicios” continuo (latreùousin) a Dios en alabanza y
adoración. Jhon F. Walvoord hace la siguiente observación:

Se les describe como que están delante del trono de Dios, es decir, en el lugar de
preeminencia y honor. Su privilegio especial es adicionalmente definido como sirviendo el
Señor día y noche en su templo. Esa expresión es altamente significativa, porque indica

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que el cielo no es sólo un lugar de descanso de los trabajos terrenales sino también un
lugar de servicio privilegiado. Quienes han servido bien en la tierra tendrán un ministerio
en el cielo.

La continuidad del servicio de adoración a Dios es sugerida tanto por el tiempo presente
del verbo “sirven” (latreúousin) como por la expresión “día y noche”. Además debe
observarse que el lugar de la adoración es el “templo” (naoi), lo cual sugiere un acto de
servicio sacerdotal de adoración espiritual.

Es importante destacar en esta coyuntura que no existe contradicción entre este versículo
(7:15) y Apocalipsis 21:22, donde dice: “y no vi en ella templo; porque el Señor Dios
Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.” En la Jerusalén celestial no habrá un
edificio designado como templo (náos) tal como existía en la Jerusalén terrenal. El
santuario o templo (naos) será la inconmensurable totalidad del cielo. La presencia de
Dios Todopoderoso en su plenitud (Padre, Hijo y Espíritu Santo) lo llenará todo de manera
que no habrá necesidad de que exista en el cielo un lugar determinado designado como
templo.
Este pasaje termina con una lista de bendiciones que serán derramadas sobre los
componentes de la gran multitud. Todos los verbos mencionados con relación a esas
bendiciones están en el modo indicativo y, por lo tanto, destacan la realidad del
acontecimiento:

1. “El que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos”,
literalmente: “El que está sentado sobre el trono “tabernaculará” sobre ellos.”
La idea de dicha expresión tiene que ver con la presencia de Dios tanto en
protección como en comunión sobre los suyos (Véase Lv. 26:11,12).

2. “No tendrán hambre ni sed.” Quizá en vista al hecho de quienes allí están han
tenido que sufrir las limitaciones y persecuciones producidas contra ellos por
los enemigos de Dios. Mientras estuvieron en la tierra, fueron sometidos al
acoso de hombres inicuos. Ahora, en la presencia de Dios, tienen la garantía de
que no sufrirán “hambre ni sed”.

3. “El sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno.” Esta frase presenta un
ambiente de desierto. El calor abrasador del desierto llamado siroco era una
experiencia común a los habitantes del medio oriente. Probablemente un
número considerable de la gran multitud sufrirá las persecuciones descritas en

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Mateo 24: 15-21. Muchos de ellos tendrán que huir al desierto del Señor, todos
ellos serán librados para siempre de esos daños físicos.

El versículo 17 proporciona la explicación del porqué de las bendiciones mencionadas


anteriormente. El vocablo “porque” (hóti) introduce la explicación:

1. “Cordero El que está en medio del trono los pastoreará.” Todas las
bendiciones que los redimidos de Dios reciben tienen que pasar a través del
Cordero. En este caso, el Cordero está delante del trono ocupando el lugar de
mediador en la presencia del Padre y ejerciendo la función pastoral (véanse
Sal 23; Jn 10:11, 14; He. 13:20; 1 P. 5:2-4). Obsérvese que la función pastoral
del Cordero hacia su pueblo expresa cuidado y ternura.

2. “Los guiará a fuentes de agua viva.” Generalmente el cordero es un animal


que necesita ser guiado a las fuentes de agua. Aquí, sin embargo, el cuadro es
totalmente distinto. El Cordero es el Mesías, el Salvador de su pueblo. Como
Cordero-Pastor. Él guía a su pueblo con ternura y mansedumbre. La expresión
“fuentes de agua viva”, sugiere bendición. A la mujer samaritana, Cristo le
prometió “agua viva” (Jn. 4:10). También ofreció a los que creen en Él “ríos de
agua cica” (Jn. 7:38). Quienes creen en Cristo no tendrán sed jamás (Jn. 6:35).
Esas promesas del Señor tendrán un cumplimiento literal y final en su
presencia.
3. “Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.” Literalmente “Dios
enjugará cada lágrima...”. Es decir, no habrá más tristeza, ni luto, ni lamento,
ni endecha. Los componentes de la gran multitud han pasado por la
experiencia de la tribulación, que seguramente ha significado sufrir muchas
pruebas a manos de los aborrecedores de Dios. Ahora, en la presencia de
Dios, el llanto se transforma en risa, alegría y gozo perpetuo.

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