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Universidad de Carabobo

Facultad Experimental de Ciencias y Tecnología


Ciencias, Tecnología y Sociedad
Escuela Yenifer C.I. 29.524.765

CTS: definición e importancia en el avance tecnológico y el desarrollo de la sociedad

Hoy en día, lo que se conoce como CTS puede tratar sobre los conceptos de ciencia,
tecnología y sociedad; sin embargo, esta puede considerarse como algo más que la
suma de esos tres términos. Implica una nueva perspectiva sobre esos conceptos, lo
que le otorga relevancia a las complejas relaciones que se dan en la actualidad entre
la ciencia, la tecnología y la sociedad.

El mundo actual es muy distinto al de hace cien o quinientos años, debido al avance
de la ciencia y la tecnología (tecnociencia), lo que ha permitido el uso de nuevos
artefactos y tratamientos médicos con el objetivo de proporcionar una mejor calidad
de vida a las personas. Si bien hay quienes auguran un mundo feliz gracias al avance
de la tecnociencia, al mismo tiempo, hay quienes aseguran de manera pesimista
futuras catástrofes como producto de la actividad tecnológica descontrolada. A pesar
de estas imágenes radicalizadas de la tecnología y la ciencia, la perspectiva de CTS
tiene como objetivo favorecer una percepción más ajustada de los temas de ciencia y
tecnología, así como sus relaciones con la sociedad; además, de promover la
participación pública de los ciudadanos en las decisiones que dan paso al desarrollo
de la ciencia y la tecnología con el fin de democratizar y acercar a la sociedad las
responsabilidades sobre su futuro.

En la ciencia es comúnmente aceptado las relaciones que se dan entre la tecnología y


la sociedad, debido a que el desarrollo tecnocientífico se considera como un proceso
social como cualquier otro, lo que le da mayor relevancia a los aspectos sociales
implícitos en la actividad de la ciencia y la tecnología. Teniendo en cuenta que el
cambio tecnocientífico afecta de forma significativa en la vida social y en la
naturaleza; se hace referencia a los temas derivados de los movimientos sociales, que
han reivindicado en los últimos años una mayor participación pública y
democratización de las decisiones de los temas tecnocientíficos, deduciendo así, que
se comparte un compromiso democrático básico, asumiendo el diálogo como forma
de relación social.

Bajo la perspectiva de CTS, se considera que para entender adecuadamente la


actividad tecnocientífica se debe tener en cuenta los factores sociales, es decir, los
intereses, opiniones y valores, que aparentemente no pertenecen al quehacer
científico cotidiano, presentándose habitualmente como externos a él. Bajo esta
premisa, los estudios de CTS han demostrado que la actividad científica es social,
debido a que los científicos luchan entre sí en campos de batalla no muy distintos a
aquellos en los que se desarrollan las luchas políticas; lo que concibe que la ciencia es
tan social como la propia actividad política, ya que la mayor parte de la ciencia actual
se realiza en equipo; por ello, tanto los científicos como los ciudadanos, están
condicionados por lo prejuicios del grupo en el que se encuentran. Finalmente la
actividad científica es social, porque el trabajo de los científicos no está dirigido
principalmente a la naturaleza, sino, a los argumentos y operaciones de otros
científicos con los que trabajan frente a los que compiten. Asimismo estos estudios
han demostrado que la actividad científica está sometida a la flexibilidad
interpretativa, es decir, los descubrimientos científicos y los resultados
experimentales pueden ser interpretados de más de una forma.

Como se ha planteado, la tecnología no solo hace referencia a los artefactos


materiales, sino también a los sistemas de relaciones que preceden al individuo y en
los cuales éste tiene que sumergirse para que su vida sea socialmente admitida, es
por esto que el público debería tener un papel más activo en la gestión de las políticas
científicotecnológicas.

Es obvio que, en un mundo de ciudadanos libres y racionales debería ser habitual el


análisis y la discusión de la política tecnológica que condiciona todas las parcelas de
la existencia humana, si bien, esto es tan obvio, puede resultar extraño hablar de
participación pública en las decisiones tecnocientíficas debido a que existen una serie
de ideas preconcebidas sobre esta cuestión, comunes a la mayoría de la gente que, sin
embargo, son falsas. Se puede pensar en la tecnociencia desde un punto de vista
determinista, o sea que, la tecnología es como es y esto no se puede evitar ni dirigir;
como por ejemplo, la primera ley elaborada en España para la regulación de la
reproducción asistida fue encargada a una comisión de expertos entre los cuales sólo
había una mujer. Esto se puede interpretar como un instrumento neutro para
resolver los problemas de las parejas estériles, tal y como pensaría cualquier persona,
o puede ser un mecanismo de reproducción del dominio patriarcal sobre el cuerpo
femenino, como piensan las feministas más radicales. Pero lo cierto es que la
discusión pública sobre este asunto se centra en estas dos cuestiones: la existencia de
riesgos para la vida, y el éxito de la tecnología.

La perspectiva de los estudios de CTS permite ampliar el conocimiento científico


únicamente limitado a los avances tecnológicos, lo que le concede mayor importancia
a la relación directa del desarrollo de la tecnología con la sociedad. De igual manera,
las aportaciones de los estudios CTS prestan una mayor atención a la práctica
efectiva de los científicos, revelando así la función desempeñada por las instituciones
científicas en la promoción de las nueva teorías y descubrimientos, lo que evidencia
los modos en que las comunidades científicas reciben los nuevos hechos y teorías
científicas al poner en manifiesto el carácter de las polémicas y los debates entre los
científicos e instituciones que defendían propuestas o teorías alternativas. Suponen
una redefinición de las interrelaciones entre ciencia y tecnología, y por último,
analizan la incidencia de la política científica, tanto pública como privada, sobre la
propia actividad científica.

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