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EL MONSTRUO DE LA OSCURIDAD

1 Antes de que el monstruo fuera mío

Vive en la oscuridad, bajo mi cama. De día se hace pequeño: pero por la noche, en cuanto mamá
apaga la luz, se hincha. Sólo sabe hincharse en la oscuridad. Con la luz encoge.

Cuando aún no éramos amigos, le tenía mucho miedo. Incluso antes de que mamá viniera a
besarme y a darme las buenas noches, cuando todavía la luz de la habitación estaba encendida, ya
tenía miedo y jamás me sentaba en la cama con las piernas colgando. Debía tener cuidado
especialmente después del baño, cuando iba descalzo. Entonces, saltaba de un solo brinco hasta
la cama, desde lejos, y me arrebujaba rápidamente.

En realidad también ahora me da un poco de miedo, pero no mucho. Tengo un conjuro contra él,
por si acaso. Cada noche sale de su caja, aunque yo la cierre muy fuerte, la envuelva en un papel,
la meta en una bolsa de plástico y la ate con un cordel. Pero no le hace falta abrirla cuando quiere
salir. Creo que sale por los espacios que hay entre los átomos. Papá me lo explicó. Toda la materia
está formada por pequeñísimos fragmentos adheridos entre sí. Cantidad de átomos. Solamente se
ven a través del microscopio. Los pequeños átomos no están pegados como las piedras en una
muralla. Sino como si fueran personas, separadas unas de otras pero con las manos fuertemente
enlazadas. De forma que se puede pasar entre ellas. Y esto es lo que hace el monstruo de la
oscuridad cuando quiere salir a través del metal de la caja, del papel y del plástico. Lástima que yo
no pueda hacerlo. Si fuera como él, podría atravesar la pared o el cristal.

El monstruo que habita bajo mi cama en la oscuridad no siempre ha sido mío ni siempre se ha
ocultado de día dentro de una caja. Al principio no lo conocía. Recuerdo que mamá.

(326) QUINTO

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