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El carbón y el petróleo son dos combustibles fósiles que se producen debido a unos procesos
que tardan millones de años en desarrollarse.
El carbón.
· La diagénesis: Comprende las fases que van desde la acumulación de los restos vegetales
bajo el agua (formándose la turba debido a la descomposición por bacterias aeróbicas y
posteriormente, anaeróbicas), hasta el enterramiento bajo las capas de sedimentos (dando
lugar al lignito).
El carbón es el combustible fósil más abundante en todo el mundo, no solo por sus grandes
reservas, sino porque estas se encuentran en numerosos países.
Carbón.
El petróleo.
El petróleo es un líquido viscoso formado por una mezcla de hidrocarburos con diversos
pesos moleculares. Este líquido presenta una apariencia que depende mucho de su
composición, y a pesar de que generalmente posee un color negro o marrón oscuro, también
se pueden encontrar muestras de color verde y amarillo.
Una vez formado, el petróleo queda en movimiento entre las rocas porosas, hasta que alcanza
alguna estructura geológica de rocas impermeables, en la cual queda atrapado. Estos lugares
son los denominados “bolsas de petróleo”, que constituyen los yacimientos del mismo.
La invención de la electricidad ha cambiado nuestra forma de vivir, desde la posibilidad de
salvar vidas gracias a los desfibriladores, hasta la de estar todos interconectados a pesar de la
distancia que nos separe. Sin embargo, es necesario producir esta energía, y para ello existen
diversos métodos; como la quema de combustibles fósiles. Esto genera una cantidad de calor
que sirve para calentar agua, produciendo vapor que hace girar una turbina cuyo movimiento
de rotación se transmite a un alternador encargado de producir electricidad. Como podemos
observar, lo que se está produciendo es una transformación de energía: de energía calorífica,
pasamos a energía mecánica y finalmente a eléctrica. Pero, ¿de dónde proceden los
combustibles fósiles?
Los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) son una gran reserva de
energía solar, puesto que su formación se debe gracias a miles de años de formación vegetal y
actividad fotosintética.
➔ Carbón. Para la formación del carbón, primero necesitamos una turbera (Áreas bajas
encharcadas con escaso movimiento del agua en las que se produce la acumulación de
restos vegetales. En estas existe un mayor porcentaje de preservación de materia
orgánica que de destrucción. Los restos descompuestos gracias a la actividad de
microorganismos se denominan turba.) Para ello es importante que se den unas
condiciones óptimas para una mayor formación: un clima tropical o subtropical con
abundante flora y, una determinada humedad y acidez harán que la formación de
carbón se favorezca.
El conjunto de procesos que transforman estos restos en este combustible fósil recibe
el nombre de carbonificación. Cuanta mayor transformaciones se produzcan, mayor
será el grado de carbonificación o rango del mismo.
● Carbonificación bioquímica. Son las transformaciones que se dan gracias a la
acción de la acción de hongos y bacterias aerobias (necesitan oxígeno para
sobrevivir) en una primera etapa y de bacterias anaerobias (no necesitan de
oxígeno para sobrevivir) en una segunda etapa. Con todo este proceso, la turba
se convierte en lignito.
● Carbonificación geoquímica. En esta parte, los principales agentes geológicos
que producen la transformación son la presión, la temperatura y el tiempo que
permanecen enterrados. Cuanto más actúa cada uno de ellos, el resultado es un
carbón con más capacidad calorífica, más dureza, compactación,... Con esto
conseguimos los distintos tipos de carbón (ordenados de mayor calidad a
menos): lignito, sub-bituminoso, bituminoso, hulla, y antracita.
➔ Gas natural. Su origen es el mismo que el del petróleo, por lo que es muy frecuente
que en un mismo yacimiento se encuentren tanto el uno como el otro. Este es el más
limpio de los combustibles fósiles, tanto en su uso como en las fases de extracción,
transformación y transporte.