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fundamentos en humanidades

Fundamentos en Humanidades
Universidad Nacional de San Luis – Argentina
Año X – Número II (20/2009) pp. 13/24

Relato de la tragedia en la
Universidad Nacional de Río Cuarto
(Argentina), signo del deterioro de
las universidades públicas(1)
Report on the tragedy at Universidad Nacional de Rio Cuarto
(Argentina), symbol of public universities decay

Silvina Baigorria(2)
Universidad Nacional de Río Cuarto
sbaigorria@hum.unrc.edu.ar

Sandra Ortiz
Universidad Nacional de Río Cuarto
sortiz@hum.unrc.edu.ar

Claudio Acosta
Universidad Nacional de Río Cuarto
caitoacosta@yahoo.com.ar

(Recibido: 19/08/09 – Aceptado: 28/11/09)

Resumen
Si bien el tema trabajo es un concepto ampliamente estudiado por
las ciencias sociales, el trabajo en la universidad tiene escaso desarrollo
teórico. Se trata, de un tema casi “invisible”, que cae fuera de las preocu-
paciones centrales de las líneas de investigación actuales.
Este trabajo, en su etapa inicial, es parte de un proyecto que intenta
trazar desde perspectivas socio-política-educativas la relación entre tra-
bajo docente universitario y participación política. Las explosiones del 5
de diciembre en una planta piloto de la UNRC nos llevaron abruptamente

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a focalizar la temática del riesgo y las condiciones de trabajo en las uni-


versidades públicas.
Pudimos identificar algunas temáticas emergentes de diferente orden
de complejidad en relación al trabajo universitario: la dificultad que tenemos
los docentes universitarios de visualizarnos como trabajadores, la conflictiva
construcción de la identidad, las relaciones –no siempre conocidas– entre
capital económico y universidad pública, la fuerte desregulación del trabajo
universitario como favorecedor de condiciones de riesgo, la desconfianza
en la participación para el reclamo. Se puso así en evidencia el proceso de
deterioro material y simbólico del conjunto de las universidades públicas
del país como producto de la implementación del proyecto neoliberal en
el espacio educativo.

Abstract
Although the notion of “work” is widely studied in the field of Social
Sciences, work at university has little theoretical development. It is “an
almost invisible” question falling out of the major concerns of current lines
of investigation.
The present report corresponds to the initial stage of a research project
that tries to draw up from a social, political, educational perspective the
relationship between university teaching work and political participation.
The explosion of December 5th (2007) of a plant in U.N. Rio Cuarto, pre-
cipitously pushed us on to focusing the question of working conditions in
public universities and the existing risks.
Some diverse complex matters came to light in relation to academic
work, namely, the troubles of university teachers to perceive ourselves as
workers, the consequent conflicting construction of our identity, the scar-
cely known relationship between economic capital and public university,
the strong de-regulation process of university work leading to risks, the
skepticism for participating in protest demonstrations. Thus, the process
of material and symbolic decay of Argentine public universities as a whole
has become apparent, as a result of the implementation of the Neoliberal
project on the educational field.

Palabras clave
universidad - trabajo docente - condiciones de trabajo - riesgo - política

Keywords
university - teacher’s work - working conditions - risk - politics

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Introducción

Este trabajo forma parte del proyecto de investigación “Docentes uni-


versitarios: relación entre política y trabajo”. En este caso presentaremos
algunas de las transformaciones que sufrió el mundo del trabajo y sus
incidencias en el ámbito universitario.
La innegable despolitización que envuelve a la universidad, el gran
desconcierto de nuestras propias condiciones de trabajo y de las propias
percepciones acerca del trabajo, están en gran parte producidas por la
profunda transformación de los esquemas productivos y reproductivos
que están generándose en la economía del mundo capitalista. A su vez
las transformaciones en la misma condición ciudadana y los ataques al
concepto de lo público, parecen marcar una dinámica que encierra a la
universidad en un callejón sin salida y la empuja hacia una huida por los
caminos de la privatización encubierta.

El trabajo como temática


“¿Por qué tanto dolor para que la historia dé cuenta que dentro de la
escuela también había un trabajador? ¿Por qué el cuerpo y la locura
fueron los vehículos para visibilizarlo? ¿Por qué está tan velada la
materialidad de la escuela? ¿Tienen que ocurrir accidentes y enfer-
marse seriamente sus protagonistas para que se preste atención
a la realidad del trabajo? ¿Por qué la desidia, la falta de deseo...?”
Deolidia Martínez

Las preguntas realizadas hace unos pocos años por Deolidia Martínez
nos obligan irremediablemente a reemplazar la palabra escuela por univer-
sidad y de esta manera, la cita cobra para nosotros: docentes universitarios
de Río Cuarto una particular y relevante importancia.
Cuando recorremos justamente las páginas del texto al que pertenece
ese párrafo, nos encontramos con una reconstrucción sobre los estudios
de los últimos 30 años acerca del concepto de trabajo que nos ayuda a
situarnos en la complejidad socio-histórica de la temática. Según la autora
el trabajo como categoría de análisis ha perdido centralidad luego del último
cuarto de siglo. Sin embargo para algunas ramas del trabajo –postergadas
como objeto de investigación– esa categoría no ha perdido interés sino
todo lo contrario, está cobrando centralidad a través de muchos interro-
gantes actuales, como por ejemplo en el campo de estudio del trabajo
docente (Martínez, 2001).

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Diferentes denominaciones han obtenido los cambios del contexto


actual: sociedad post-industrial, sociedad del conocimiento, capitalismo
tardío, sociedad sin trabajo. Contexto en el cual es el trabajo quizás uno
de los aspectos que más transformaciones ha sufrido desde la segunda
parte del siglo XX. Creemos que el concepto de capitalismo tardío permite
dar cuenta y referir a esa doble lógica vigente: por un lado la lógica que
venía rigiendo el funcionamiento capitalista y por otro, las nuevas formas
a partir de la implementación de cambios acaecidos y que dieron forma
a la aparición de realidades que representan ciertas rupturas con las
relaciones sociales existentes.
Existe un importante debate teórico-político acerca de la crisis del trabajo,
a la que algunos denominan el “fin del trabajo”. A esta tesis se alzan otras
que desmienten el “fin del trabajo”, argumentando que en realidad ese fin
traduce procesos entre los cuales ha crecido el desempleo y el empleo
encubierto de manera dramática en países como los de América Latina. Se
postula, desde esta perspectiva entonces una reformulación teórica para
plantear una nueva conceptualización sobre el trabajo en la actualidad,
más que diagnosticar su desaparición (De la Garza Toledo y Neffa, 2001).
Pareciera que en estos últimos años encontramos dos tendencias en
los estudios sobre el trabajo, aunque parezcan contradictorias, evidencian
los diferentes posicionamientos que emergen en relación a esta temática.
Por un lado, su producción teórica justamente en un contexto de fuerte
crisis en el cual muchos preconizan el “fin” del trabajo, podría ser entendida
como la de la tendiente desaparición del tema, en tanto problema a dilu-
cidar y a intervenir. Expresión de esta situación sería sostener la posible
desaparición de la clase trabajadora en tanto sujeto histórico relevante
en el imaginario social pero también académico y político; cuyas conse-
cuencias conllevan a negar las posibilidades de constitución de prácticas
colectivas socialmente significativas para la incidencia en los procesos
de negociación y establecimiento de nuevas formas de regulación del
trabajo en ese contexto.
Por otro lado, la otra tendencia se manifiesta en la movilización ex-
presada en una fuerte tendencia a visibilizar lo que corre el riesgo de ser
oscurecido.

La reestructuración del trabajo y los nuevos sujetos del trabajo

La década de los ´70 (en el siglo XX) implicó, a nivel mundial y en


América Latina en particular, un replanteamiento de la relación salarial,
expresado en términos de desregulación y flexibilización laboral.

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Este nuevo proceso mundial de transformación social, política, eco-


nómica y cultural, implicó cambios en esta “relación salarial”, generando
nuevas condiciones laborales –despojadas de toda protección jurídica,
legal y de mediación estatal. La implementación entonces de políticas de
flexibilización laboral favoreció la configuración de un trabajador despro-
tegido, vulnerable a las condiciones y fluctuaciones propias del mercado.
Esta reestructuración a escala mundial implicó también en forma con-
creta, masiva desocupación, precariedad de las condiciones laborales y
repercutió en incertidumbre e inestabilidad para quienes estaban insertos
en el mundo laboral. Las desregulaciones llevadas a cabo por políticas
de corte neoliberal en el mercado de trabajo, posibilitó al capital hacer
uso y abuso de la fuerte oferta de mano de obra, absorbiendo aquella
que pudiera adaptarse y transformarse en la medida que las condiciones
económicas así lo requirieran.
El nuevo panorama de la vida social y económica repercutió en vastos
sectores que fueron expulsados de la vida productiva, a los que R. Castel
(2004) llamó “nuevas figuras de inútiles en el mundo”, en tanto que del otro
lado, aquellos que han tenido la suerte de ser retenidos por el mercado,
se constituirán de ahora en más: en sujetos polivalentes, con múltiples
capacidades individuales, competitivos, adaptables a los cambios que se
susciten en el mundo de la economía. De esta manera, el trabajador dejó
de ser un sujeto colectivo (con relaciones construidas colectivamente),
para constituirse en un individuo aislado, que se relaciona en forma indi-
vidual con los otros y con el Capital, a través de las diferentes formas de
contrato individual, “personalizado”.
En este nuevo marco de mutación mundial, nuestro país no constituyó
la excepción. Fue a partir de golpe de Estado suscitado en 1976 que se
fue implementando reformas estructurales de corte neoliberal, que no
desentonaban con los procesos macroeconómicos. Así, la puesta en
marcha de estas políticas, despojaron al Estado del papel de mediador y
regulador de las relaciones entre Capital-Trabajo, ese papel que posibili-
taba fijar un marco jurídico legal de las relaciones de explotación, garante
de la negociación colectiva entre los actores en conflicto y facilitador de
los mecanismos de distribución de beneficios.
De esta manera el Estado se convierte en garante –jurídico– de los
intereses particulares del capital, aunque ausente de intervención ante
la profundización de las relaciones de explotación, es decir, espectador
de las leyes del libre juego de la oferta y la demanda. Así, los cambios
repercutirán, en los salarios, que quedarán supeditados a los parámetros
de productividad, por lo que se descartará su movilidad en relación a los

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índices inflacionarios; por consiguiente, la distribución de las ganancias


significará la concentración de las riquezas en pocas manos, con procesos
de pauperización, degradación y de polarización social profunda.
Ante un contexto de continuas transformaciones, de presiones cada
vez más fuertes por parte del capital, de nuevas lógicas de competencias y
acumulación, de cambios en las condiciones laborales de los trabajadores,
de reducción de leyes de protección y seguridad del empleo y cobertura
social, de un Estado “desguazado” y mínimo; se produce la emergencia y
constitución de sujeto trabajador con características angustiantes; sujeto
vulnerable, sumergido en la incertidumbre del fenómeno de flexibilización,
fenómeno que toma cuerpo y vida en las fábricas flexibles-adaptables, en
procesos productivos cambiantes, y porqué no en instituciones educativas
más cercanas a la lógica empresarial. Es así que emergen estos traba-
jadores flexibles, polivalentes, poli-funcionales, amoldados y dócilmente
maleables a las exigencias que el mercado competitivo requiere.
Así, los cambios acaecidos a escala planetaria –a ritmos diferentes y en
tiempos diferentes– que repercuten en forma directa en el trabajador, llevan
a éste y al trabajo a la escala de deshumanización y de indignidad social.

“...la flexibilidad de los procesos y mercados laborales inducida por


la empresa red, y permitida por las tecnologías de la información,
afecta profundamente a las relaciones sociales de producción
heredadas del industrialismo, introduciendo un nuevo modelo de
trabajo flexible y un nuevo tipo de trabajador: el de tiempo flexible”
(Castells, 2001: 294).

En un contexto donde los sujetos quedan despojados de sus antiguas


protecciones y seguridades, y librados a la vorágine de las leyes del mer-
cado, repercutiendo en precariedad, vulnerabilidad e incertidumbre en el
mundo laboral, nos preguntamos qué posibilidad de acción transformadora
de sus condiciones cotidianas de trabajo tendrá este nuevo sujeto.
En este sentido para Bourdieu, pensar en un proyecto futuro de cambio,
es necesario e imprescindible tener el “control sobre el presente”, pero lo
problemático en este contexto es que los sujetos han quedado despojados
de las estrategias, instrumentos, espacios, etc., que les permitían tener
control, capacidad de decisión, en última instancia del poder de ejercer
presión y transformación sobre lo estatuido. En este momento de hege-
monización de las leyes del mercado –con su propia lógica y dinámica– no
sólo escapan al control del hombre, sino que estas mismas lo modifican,

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lo sujetan, lo alienan, hasta convertirse en un sujeto espectador de su


propia tragedia (Bauman, 2001).
La flexibilidad y des-regulación laboral –consolidadas por nuevas nor-
mas jurídicas– han llevado a nuevas regulaciones –al decir de Foucault–
hombres esclavos de los discursos, desaparición del sujeto colectivo
trabajador, o como más se quiera: desaparición del sujeto. Podríamos
preguntarnos... ¿por dónde circulan las nuevas regulaciones del mundo
actual? ¿Dónde quedan las márgenes de libertad... cuando de manera
aparente... se tiene libertad para todo? ¿Cómo se visualiza en soledad,
al poder –al capital– cuando el sujeto es el único artífice de su “destino”
laboral? ¿Cómo pensar en un horizonte diferente con estas reformadas ata-
duras que provienen de las “nuevas” formas de la relación capital-trabajo?
Foucault (2007) nos brinda un panorama difícil, escéptico aunque al
posibilitarnos de una lectura del poder y sus mecanismos de sometimiento
“escondidos tras los discursos y las nuevas estrategias” nos invita a re-
pensar, las actuales condiciones en pos de la apropiación del control del
presente para transformarlo (Bauman, 2001).

El trabajo en la Universidad

El tema trabajo en la universidad tiene escaso desarrollo teórico. Se


trata, al interior de las unidades académicas casi de un tema invisible,
que cae fuera de las preocupaciones centrales que hoy las líneas de
producción teórica en relación a la universidad están desarrollando.
Señalan Llomovate y Wischnevsky (1998) que el trabajo académico,
desarrollado en un contexto de autonomía, y libertad relativa hubieran
otorgado condiciones ideales para su desarrollo. El co-gobierno, la or-
ganización académica parecían brindar ciertas condiciones alejadas de
“la explotación y alineación” que se sufría en otros mundos del trabajo.
Aún cuando esta afirmación es cuestionable, pues las universidades en
Argentina han estado durante largos períodos intervenidas y son pocos
los momentos en que la vida universitaria gozó de esta posibilidad, los
cambios en los 90 implicaron una severa y profunda transformación del
trabajo universitario acorde con las tendencias sufridas por el mundo del
trabajo en general.
Como señala Rodrigo Hobert (s/a) “la crisis” ha dejado de ser un estado
excepcional para la vida universitaria, ese estado crítico con el correr del
tiempo se ha ido naturalizando. La intensidad de lo excepcional, señala
el autor, ha perdido fuerza por la permanencia del deterioro y el conflicto.

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Las políticas universitarias, algunas de ellas respuestas a las exigencias


del nuevo paradigma tecno-productivo que exigió la racionalización de
los sistemas y la descentralización financiero-administrativa, se apoyaron
fuertemente en las nociones de eficiencia, productividad, y rendimiento
del trabajo docente. Si bien éstas no son nociones totalmente nuevas, lo
novedoso aquí es cómo se las vincula directamente con el salario. Para
ello se han implementado –y se proyecta todavía implementar– una serie
de mecanismos y programas de evaluación, estratificación y diferenciación
interna que se concretan en premios y castigos al trabajo académico –son
ejemplos los proyectos por ejemplo de salario diferenciado según titulación
académica, que entre otras cuestiones promueven la fragmentación del
sector docente universitario.
Estos mecanismos han ido ganando terreno a los tradicionales modos
de evaluación que las propias universidades habían construido, tales como
los concursos y la carrera docente y se convirtieron en procesos legiti-
mados y validados en la práctica cotidiana. Un ejemplo de ello es que el
aumento de la productividad del trabajo docente que debe materializarse
en una cantidad de productos (sobretodo en el ámbito de la investigación:
posters, trabajos a congresos, artículos publicados en revistas indizadas,
etc.).
Los criterios impuestos durante todos estos años han constituido un
importante disciplinamiento a los trabajadores docentes, promoviendo la
conformación de un ethos docente vinculado más a la lógica del mercado
que al de la docencia en la universidad pública. Es así que la lógica de
la competitividad, la racionalidad/ productividad que deviene del campo
de las empresas penetró en la cotidianeidad universitaria, en un primer
momento por los mecanismos de evaluación impuestos, luego por una
asimilación permanente de muchos de sus actores (Feldfeber y Andrade
Oliveira, 2001). Si bien no todos –resalta la autora–, frecuentemente son
los mismos colegas los que controlan a sus compañeros para exponerlos
a la nueva lógica organizacional y a estos criterios de productividad.
En este modelo de universidad eficientista y fragmentada es en donde
se expresan las más variadas caras de la precarización del trabajo.

La tragedia en la UNRC, como signo de deterioro de las


universidades públicas

La restricción presupuestaria a la universidad (situación compartida


con todo el sistema educativo) conllevó a un agudo des-financiamiento,
deterioro, degradación en las condiciones de vida del mundo universita-

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rio. A su vez, la búsqueda de recursos alternativos para contrarrestar la


insuficiencia presupuestaria, ha generado modalidades y procesos de
trabajo cada vez más des-regulados.
Este deterioro que se viene denunciando en las universidades públi-
cas tiene manifestaciones concretas que derivaron en tragedia. Nuestra
preocupación se centra en advertir entonces aquello que la naturalización
de lo cotidiano volvió común, corriente, habitual.
La explosión en Planta Piloto tiene dos importantes antecedentes, la
explosión en el comedor y la explosión en el horno incinerador de la Fa-
cultad de Agronomía y Veterinaria. Estos hechos no tuvieron la dimensión
de gravedad del tercero pero fueron señales que no se advirtieron. El 5 de
diciembre de 2007 en Planta Piloto de la Facultad de Ingeniería, realizando
una investigación en la que se manipulaba hexano, una pérdida provocó
un incendio y que derivó en explosiones en cadena. Se encontraban
almacenados en el lugar 13 tambores de 200 litros de ese combustible.
La Planta que había sido diseñada para realizar investigaciones se había
convertido en los últimos años en aulas y oficinas de alumnos y profe-
sores. Las consecuencias fueron: 9 personas hospitalizadas con graves
quemaduras, 6 de ellas víctimas fatales y una veintena de heridos.
La tragedia que se nos presentó de manera brutal el 5 de diciembre
pulverizó a la comunidad universitaria, hizo estallar los sentidos del trabajo,
nos obligó a mirarnos en tanto trabajadores como conjunto, exigió enfocar
el problema del trabajo en lo cotidiano.
Quizás, la primacía de una representación histórico-social de docen-
cia universitaria, más ligada al profesionalismo y el academicismo que
a su vez se entrelazan con cosmovisiones propias de la clase social de
pertenencia; subsume y dificulta la visualización del trabajo universitario.
Consideramos que hay una progresiva pérdida de control de los pro-
cesos de trabajo que aliena al trabajador, con este agravante: el propio
docente universitario está lejos de considerarse un trabajador; situación
que lo ubica en condiciones de riesgo aún más preocupantes.
El no poder pensar en los procesos de trabajo como aspecto inherente a
la actividad de producción de conocimientos (por ejemplo, la investigación)
evidencia quizá esa tan conocida dicotomía entre “concepción-ejecución”,
ya estudiada en los principios del capitalismo. Pareciera que las condicio-
nes en las que se da la “concepción” –trabajo intelectual, momento de la
reflexión– invisibilizan a las condiciones que acontece la “ejecución” –tra-
bajo físico, manual–, manteniendo una dicotomía alarmante y riesgosa.
Braverman (1983) ya había advertido cómo el capitalismo se adueña
del control de los procesos de trabajo, que favorece a la acumulación del

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capital. Se invisibiliza también la “compra de la fuerza de trabajo” que en el


caso de la Universidad coexisten producción y ejecución, el capital (llámese
las empresas que realizan convenios con las universidades) compran la
totalidad del proceso de trabajo pero al interior de la universidad se oculta
esta relación. Para el autor, esta pérdida de control supone la alienación
progresiva del trabajador al proceso de producción, en donde la fuerza
de trabajo es una mercancía, en este caso inadvertida porque el trabajo,
parece transcurrir subsumido al proceso de concepción y producción del
conocimiento donde aparentemente no hay riesgos, ni peligros ni acon-
tecer material.
La dimensión analítica que tiene el tiempo en los procesos de trabajo,
también aquí es central. La carrera por la competitividad, la exigencia por
maximizar el rendimiento científico, los plazos impuestos por organismos
externos y por lógicas de mercado quizás no tan ajenas al mundo uni-
versitario hacen que los docentes deban cumplir en tiempos pautados
externamente con los “productos” a presentar.
La legitimación vía investigación por ejemplo, en donde cada uno
“produce” y recibe recompensas según la relación resultante entre esfuer-
zo y tiempo, y productos, la intensificación del trabajo en relación a las
cargas y responsabilidades no reconocidas (al menos desde lo salarial)
encuentran explicaciones a las diversas situaciones que asume el trabajo
en la universidad.
Entendemos que la explosión no fue un accidente producido por un
“grupo eficientista que no midió consecuencias”, sino, un símbolo de un
proceso de deterioro históricamente orquestado y profundizado en los
últimos años en las universidades públicas y en donde el capital, la pro-
ducción de conocimientos y los intereses de pequeños grupos regulan el
trabajo docente para el aumento de la productividad económica y científica,
cuyas líneas divisorias se vuelven cada vez más difusas.
A lo largo del proceso asambleario que se inició inmediatamente des-
pués de la explosión y que significó un espacio de contención socio-afectiva
pero también una experiencia de democracia universitaria, se pudo advertir
cómo el riesgo se había hecho visible y se descubría así ese camino de
naturalización que vuelve habitual nuestras prácticas en el trabajo.
De esta manera, al perder contingencia histórica, lo natural encubre
los posibles riesgos cotidianos generando mayor riesgo aún. Corremos
el riesgo de situar la tragedia en un contexto individual (minimizando lo
colectivo) reducir todo conflicto al ámbito de lo personal y generando su
despolitización.

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Por el contrario, proponemos una lectura de naturaleza política. La


tragedia, fue un signo de explosión de todo un orden institucional que
facilita, en complicidad con los intereses privados la consolidación de una
lógica y de prácticas que priorizan la productividad por sobre la vida misma.
La trágica explosión, podría enmarcarse en el ámbito individual, en
concebirlo como accidente y en transformar los victimas en victimarios,
los heridos y muertos en culpables….
Nuestra postura está en el esfuerzo intelectual y político que tiene
como objetivo justamente, visibilizar lo que corre el riesgo de ser oscu-
recido y rescatar las posibilidades que están siendo negadas. Visibilizar,
en primer lugar, las múltiples y heterogéneas realidades del trabajo que
se redefinen en el contexto de la reestructuración productiva. Rescatar
las posibilidades de constitución de sujetos colectivos y prácticas sociales
relevantes, en especial aquellas referidas a las posibilidades de consti-
tución de formas negociadas de regulación de las realidades del trabajo
en este actual contexto.

Río Cuarto (Argentina), 9 de agosto de 2008.

Notas
(1) Este artículo tiene como base el relato presentado por la autora, Lic. Silvina Baigorria,
durante el desarrollo del Curso de Posgrado: Regulaciones del Trabajo Docente Universi-
tario, en abril de 2008, organizado por Proyecto de Investigación “Trabajo Docente en la
UNSL: Un análisis desde las Prácticas”, Facultad de Ciencias Humanas, Resol. Rec. N°
120/08. U.N. San Luis.
(2) Lic. Silvina Baigorria y Lic. Sandra Ortiz, docentes de Sociología de la Educación,
Departamento de Ciencias de la Educación. Facultad de Ciencias Humanas, Universidad
Nacional de Río Cuarto.
Prof. Claudio Acosta, docente colaborador equipo de investigación. Facultad de Ciencias
Humanas, Universidad Nacional de Río Cuarto.
Miembros del Equipo de Investigación del Proyecto: “Docentes Universitarios: la relación
entre práctica política y trabajo”. Universidad Nacional de Río Cuarto. Director: Lic. Luis
Garcés. Asesora: Lic. Deolidia Martínez.

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fundamentos en humanidades

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