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Portada :: Economía
03-04-2011
El fantasma de la escalada global en los precios de los alimentos vuelve a asomar y con
ello los temores de que se repitan los estallidos y protestas sociales masivas en contra
de los aumentos, como sucedió en 2008.
En un primer capítulo, en el 2008, y a causa del aumento de los precios del petróleo,
hubo una escalada mundial del precio de los alimentos que incrementó el proceso de
hambruna que padecen habitualmente las poblaciones más desprotegidas de Asia,
África y América Latina.
Un tercer capítulo comienza a desarrollarse de la mano del aumento del precio del
petróleo, a raíz de los acontecimientos en Africa y Medio Oriente, como consecuencia
de los procesos de movilización callejera y de represión militar que se están
desarrollado.(las llamadas "revueltas árabes")
Además, y según el Foro Humanitario Global con sede en Ginebra, el cambio climático
afecta seriamente a 325 millones de personas al año, y el sistema de la alimentación
está en el centro.
Por otra parte, los valores reales de los productos lácteos subirán entre 16 y 45% y el
de lo aceites vegetales en 40%, según la investigación.
Los valores de los alimentos alcanzaron su nivel más alto en dos años, según la
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus
siglas en inglés).
Sólo en agosto, la ONU dijo que el incremento de los precios llegó al 5%, debido
principalmente al alza del trigo tras la prohibición de la exportación del grano por parte
de Rusia.
La plaga del hambre, de la exclusión social y del desempleo que ya se extienden como
una epidemia por las áreas empobrecidas del planeta están generando las condiciones
para un "Apocalipsis social".
Según la FAO, cada seis segundos muere un niño de hambre en el mundo y cada día
17.000 niños pierden la vida por no tener nada que comer.
Según la ONU, en el mundo ya hay más de 1.000 millones de personas que padecen
hambre, la cifra más alta de la historia, y en todo el planeta hay 3.000 millones de
desnutridos, lo que representa casi la mitad de la población mundial, de 6.500 millones.
Según la ONU, con "menos del 1%" de los fondos económicos que han utilizado los
gobiernos capitalistas centrales para salvar al sistema financiero global (bancos y
empresas que han desatado la crisis económica), se podría resolver la calamidad y el
sufrimiento de miles de millones de personas (casi la mitad de la población mundial)
que son víctimas de la hambruna a escala mundial.
¿Y porqué no se hace? Por una razón de fondo: Los pobres, los desamparados, la
"población sobrante", no son un "producto rentable" para el sistema capitalista.
Pat Mooney dijo que en este tipo de reuniones de la FAO siempre están presentes
firmas como la Dupont y Monsanto, con patentes monopólicas de producción y expresó
que por encima de los representantes de los gobiernos, son ellas las que dicen la última
palabra.
Por lo tanto, no hay "crisis alimentaria" (como sostienen la FAO, la ONU, el Banco
Mundial, y las organizaciones del capitalismo como el G-8) sino un incremento de la
hambruna mundial por la especulación financiera y la búsqueda de rentabilidad
capitalista con el precio del petróleo y los alimentos.
recursos) para resolver los problemas de la hambruna que aqueja a sus pueblos.
Y por más apelaciones que hagan las instituciones "asistencialistas" del sistema
capitalista como la ONU y la FAO (que suceden a la caridad religiosa) las corporaciones
transnacionales establecen su dinámica productiva a partir de la relación costo-
beneficio.
Esto es, y atendiendo a la lógica esencial que guía el desarrollo histórico del
capitalismo, sólo producen atendiendo a la ley de la rentabilidad, a la ley del beneficio
privado, y no atendiendo a la lógica del beneficio social.
Por otra parte, los fondos que destinan la ONU, el Banco Mundial y demás
organizaciones del capitalismo trasnacional, son mendrugos comparados con la
ganancias multimillonarias de los pulpos petroleros y de la alimentación y el
crecimiento de las fortunas personales de sus directivos y accionistas.
Según analistas especializados de Wall Street, un 60% del precio del petróleo crudo y
de las materias primas alimentarias tiene como causal a la especulación en futuros no
regulada, de fondos precisamente autodenominados "especulativos", bancos y grupos
financieros que utilizan las bolsas de futuros ICE de Londres y NYMEX de Nueva York y
el comercio inter-bancos.
En este escenario, los precios no se fijan sólo por la demanda del consumo, sino
básicamente por las necesidades comerciales y la demanda especulativa en los
mercados financieros agro-energéticos.
De esta manera, a los pulpos petroleros y alimentarios no les interesa producir más,
sino ganar más produciendo lo mismo con baja de costos de personal e infraestructura.