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La Hidra, o Anteo, tenía nueve

cabezas. Cada Cabeza representa uno

de los problemas que asaltan a quien

desea el dominio de uno mismo. Tres

de ellas representan, simbólicamente,

los apetitos asociados al sexo,

la comodidad y el dinero. Otras tres

simbolizan las pasiones, el odio y el

ansia de poder. Las tres últimas representan

los vicios de la mente no iluminada:

orgullo, individualismo y crueldad.

Se puede deducir la existencia del combate contra los aspectos inferiores de los

tres cuerpos que componen la naturaleza humana, Físico, Astral y Mental, a través del

Mental Superior, de la Intuición.

El candidato, como hizo Hércules, debe aprender a transmutar y redireccionar

las energías de su personalidad para asociarlas a las de su Alma. Las cualidades que

deben ser expresadas, la humildad, el coraje y el discernimiento, son la nueva representación

e estas energías.

Humildad para ver sus objetivos claramente - “nosotros no nos levantamos, nos

arrodillamos”.

Coraje para atacar a la fiera que yace enroscada en su propio interior – “Conquistamos,

rindiéndonos”

Discernimiento para encontrar el mejor camino para vencer su enemigo interior

– “Ganamos dando (o sirviendo)”

Por lo tanto, este trabajo refleja la lucha del iniciado contra su yo material y su

personalidad emocional, alojados en la oscuridad y el barro de los recesos oscuros de

su mente; en el fondo, en las regiones subterráneas o cavernosas del subconsciente

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