Está en la página 1de 5

Asignatura:

Resolución de conflictos

Actividad:

Actividad 2. Artículo de opinión.

Presenta:

Martha Isabel Reyes Piñeros

624604

Docente:

Vyela Margarita Manjarrez Jimenez

NRC 16386

Barranquilla – colombia 15 de Agosto de 2020


ÉXTASIS DE MALDAD,
¿NACEMOS, NOS CONVERTIMOS O NOS OBLIGAN A SER MALOS?

Escrito por: Martha Isabel Reyes Piñeros


Estudiante
Administración de empresas

Desde la antigüedad hemos notado como los seres humanos traemos impregnada la
esencia de la maldad en nuestra mente; desde esa percepción comprendemos que el bien y
el mal son dos conceptos que a pesar de ser tan diferentes siempre van de la mano, y por
consiguiente son cualidades que le han pertenecido desde el principio al hombre y que han
confirmado que cada persona tiene dentro de sí misma un lado oscuro adormecido, un
deseo de maldad que no saciamos, que no hemos sido capaces de controlar y que fácilmente
puede llevarnos a cometer faltas y errores que serán traducidos en conductas atroces que ni
nosotros mismos imaginamos. Como dijo Osho “El infierno está dentro de ti, así como el
paraíso, es decir, que al ser creados por un ser tan maravilloso, tan perfecto y bondadoso
como Dios, llevamos en nuestra sangre la virtud de hacer el bien, pero que así mismo
tenemos parte de maldad en nuestras vidas, sobre todo cuando nos enfrentamos a las
diversas circunstancias del destino, esas que nos despiertan sentimientos malvados como la
envidia, el odio, la codicia, la venganza, los celos, la frustración, la indignación, la
impaciencia y muchos otros que hacen que nuestro cerebro reaccione y actúe de manera
contraria a lo que comúnmente es llamado Normal, de allí la afirmación de John Milton,
“La mente es su propia morada y por sí sola puede hacer del cielo un infierno y del
infierno un cielo”. Esta es una de las crueles realidades que enfrentamos las personas, ya
que muchas veces somos vulnerables, nos convertimos en las marionetas de unos cuantos
que hacen lo que quieran con nosotros; de hecho, estamos tan errados que pensamos que
solo el tener una clasificación entre los que son buenos y los que no lo son, ya nos exime de
responsabilidad y empieza a surgir la famosa frase de que el mundo es así y muy poco es lo
que tenemos y podemos hacer para cambiarlo. Para mí en lo personal es una de las frases
más egoístas, porque intentan escudar su falta de liderazgo y solidaridad en sus pocas o
nulas acciones, y lo peor es que ni se dan cuenta que el simple hecho de no hacer nada,
también los convierte en cómplices directos de eso que tanto critican, ya que de alguna
manera están favoreciendo la existencia de violaciones, robos, torturas, terror y violencia, y
lo peor de todo que existan niños que a pocos meses de vida sufran por ser abusados y
ultrajados; es decir que cada vez estamos sumergidos en países menos apropiados para
vivir. “Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada”.
Edmund Burke.

En este aspecto según Philip Zimbardo en su libro el efecto Lucifer, nos representa
como algunas situaciones de conflicto, comportamiento y reacción se consolidan porque
existen una cantidad de elementos externos que pueden hacer que el individuo no actúe
como debería hacerlo, es decir, existen personas con pensamientos alienables y aún peor
quienes se aprovechan de ello, aquellas personas de los altos mandos también llamados
lideres negativos que pretender dominar y reducir los derechos de sus sumisos, con el fin de
generar conflictos entre las partes que ellos ya designaron. En pocas palabras, este sistema
funciona haciendo que la persona malvada solo planee y sus seguidores hagan el trabajo
sucio, es decir, juegan con sus pensamientos haciendo ver a los demás como enemigos, sólo
para conseguir beneficios para estas grandes élites. Aunque es importante resaltar que todos
estamos en condiciones de hacer el mal, como lo estamos de hacer el bien, solo es cuestión
de manipulación, de deseo, de engaños culturales, para que se dé nuestra éxtasis de maldad.
Tanto es así que nos tienen viviendo en sociedades que representan el sentido
individualista, donde nos enseñan de manera detallada a examinarnos a nosotros mismos y
pensar que yo soy el bueno y que los malos son los demás, que son ellos quienes tienen
defectos, hasta nos educan para odiarlos, bien sea por tener costumbres, pensamientos,
religiones o hasta por el tipo de color de piel diferentes a las nuestras, y esto aún se sigue
viendo; por ejemplo el caso de George Floyd, un hombre de 46 años, que murió a manos
de dos policías estadounidenses por el simple hecho de ser negro, siendo noticia a nivel
mundial con el siguiente título: Ser negro en EE.UU. no debería ser una sentencia de
muerte. Esta es una prueba contundente de que los conflictos, los abusos, las injusticias y
las muertes, son realidades que vivimos a diario, y que si queremos un mundo mejor
debemos revindicar nuestras acciones y nuestro protagonismo como ciudadanos de
cualquier país.
Si retomamos el punto de cuál es la importancia de los conflictos en la vida de las
personas tendríamos que empezar por decir que en nuestra sociedad los conflictos se han
convertido en algo cotidiano y muy común, ya que los individuos bien sea por creencias,
situaciones ambientales, ideologías y demás factores influyentes, les cuesta mucho entender
a las demás personas, es decir sigue reinando un mundo egocéntrico e individual. Aunque
también es importante reconocer que en algunas circunstancias se les saca provecho a este
tipo de situaciones conflictivas, porque le generan a los implicados experiencia y
conocimiento no se debe olvidar que puede traer consecuencias negativas, como problemas
de conducta o desequilibrios psicológicos. En este sentido depende de las personas tomar lo
mejor de cada aspecto negativo, ya que como se dijo anteriormente los conflictos como
todos aquellos acontecimientos sociales, están clasificados como el lado oscuro de nuestro
interior, es decir, se convierten en esos pensamientos infernales que invaden nuestra mente
y obligan a nuestro cuerpo a recibir sus órdenes, lo que genera en nosotros ambientes
interpersonales muy negativos que pueden llegar a atormentar tanto las relaciones sociales
como las personales y las de familia. Aunque sea difícil de creer, la mayoría de personas
vivimos en constantes conflictos pero nos hace falta aplicar mayor empatía y/o
herramientas de comunicación para que se interfiera de manera positiva en las relaciones de
las personas.

Los espacios de conflictos solo conllevan a una sociedad a la ceguedad y la promoción


de guerras sin sentido.

En conclusión defino que cada persona es un mundo diferente y que a pesar de que se ha
intentado generar una caracterización de los buenos y malos, comparto el pensamiento de
que todos llevamos un lado oscuro que yace dormido como un volcán en calma, pero que
cuando llegue el momento en el que los factores externos sean más fuertes que nuestra
voluntad, actuaremos sin pensar y como está demostrado, seremos capaces de hacer hasta
lo que no imaginamos, porque lamentablemente es así; somos demonios atrapados en
envestiduras de ángeles que tarde o temprano saldrán a flote.

¿Es usted un demonio? Soy un hombre. Y por lo tanto tengo dentro de mí todos los
demonios. Gilbert Keith Chesterton
Bibliografía

Bibliografía

Guedán, M. y Ramírez, R. D. (2005). Resolución de conflictos en el S. XXI. Madrid:


TRama editorial.

GRANE, J. (13 de Junio de 2004). Los conflictos en la vida cotidiana. Obtenido de


https://elpais.com/diario/2004/06/14/catalunya/1087175242_850215.html

PERARA, M. Á. (19 de Marzo de 2014). Conflicto y vida cotidiana. Obtenido de


http://www.saludvida.sld.cu/articulo/2014/03/19/conflicto-y-vida-cotidiana

Zimbardo. P. (2008). El Efecto Lucifer. Barcelona, España: Paidos Ibérica.

También podría gustarte