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APELA.

S.J. DE FAMILIA.

PATRICIO ANDRÉS MEDEL CONTRERAS, abogado de la Corporación de


Asistencia Judicial de Rancagua, por la parte demandante en autos sobre cuidado
personal de la menor “Parra Garrido Yasmeri”, causa RIT C-1184-2005, a Us con
respeto digo:

Que encontrándome dentro del plazo que establece la ley, vengo en interponer
recurso de apelación en contra de la resolución dictada en estos autos con fecha 15 de
enero de 2007, en la que el tribunal revoca la medida precautoria que ordena la entrega
provisoria de la menor de autos a mi representada, y en su lugar ordena mantener el
cuidado personal a cargo de la demandada; por las razones que paso a exponer.
En estos autos, como S.S. Iltma. podrá apreciar de su sola revisión, con fecha 9
de agosto de 2006, este tribunal de familia resolvió acceder a la medida cautelar de
cuidado personal provisorio a favor de mi representada y abuela materna de la
menor Yasmeri Parra Garrido, por las razones y fundamentos señalados en dicha
resolución; ésta fue oportunamente objeto de un recurso de reposición y de un recurso
de apelación por la parte demandada, que se oponía a la medida cautelar decretada en
primera instancia; vistos los autos ante la Iltma. Corte de Apelaciones de Rancagua, ésta
decidió, con fecha 23 de Noviembre de 2006, en rol ingreso de Corte nº 296-2006,
RECHAZAR LA APELACIÓN DEDUCIDA Y CONFIRMAR LA RESOLUCIÓN
QUE CONFIABA EL CUIDADO PERSONAL A MI REPRESENTADA.
Así las cosas, con fecha 11 de Diciembre de 2006, el tribunal de primera
instancia, en conformidad a la ley, dictó el respectivo “cúmplase” respecto de la
resolución discutida. Se fijó, entonces, como fecha de entrega de la menor el día 27 de
Diciembre de 2006, en la respectiva audiencia preparatoria que estaba decretada en
autos; llegado el día y la hora de dar cumplimiento a lo ordenado y confirmado por la
Iltma Corte, esta entrega en definitiva no se cumplió por contumacia y resistencia
injustificada de la demandada a cumplir la orden judicial, a pesar de haberse presentado
a la audiencia en que debía obedecer la orden del tribunal, e incluso haber comparecido
asesorada por letrado. Ante este incumplimiento, se le dio una segunda oportunidad para
dar cumplimiento a lo resuelto en doble instancia, y en la misma audiencia donde debió
hacerse su entrega, se fijó un nuevo día y hora, que era el día 2 de enero de 2007,a las
15 horas; y como ha sido una constante, la parte demandada, llegado el día y la hora
fijados por el tribunal, nuevamente no dio cumplimiento a lo ordenado por el
tribunal, entregando explicaciones irrisorias y poco serias, demostrando el total y
absoluto desprecio por la administración de justicia y en particular a lo ordenado y
resuelto por el Iltmo. Tribunal superior de nuestra región.
Pues bien, y siguiendo el comportamiento que ha movido a esta parte a lo largo
del proceso, esto es apego irrestricto a las normas legales y respeto absoluto a las
resoluciones judiciales, interpusimos la respectiva solicitud de cumplimiento forzado,
instancia que lamentamos pero que era estrictamente necesaria ante la indolencia de la
demandada; ante esto, nos encontramos con la resolución que el tribunal ordenó la
celebración de una audiencia con el objeto de revisar la conveniencia de la medida
cautelar, la misma que fue decretada en primera instancia, y la misma que fue
confirmada por la Iltma. Corte, la misma que la contraparte simplemente jamás
cumplió, la misma que el tribunal de primera instancia se sigue negando a hacer
cumplir.

Como se puede apreciar, dicha resolución argumenta que en utilización del art.
80 de la ley 19.968, se procederá a revisar “la conveniencia de modificar la presente
medida cautelar”; esta aseveración, en base a la cual el tribunal revocó la medida
cautelar, merece ciertas observaciones:

En primer orden, lo que el juez de la instancia está haciendo es lisa y


llanamente poner en tela de juicio nuevamente aquello que ya se encuentra resuelto, EN
PRIMERA Y SEGUNDA INSTANCIA; no se debe olvidar que la medida cautelar fue
revisada por el tribunal superior jerárquico respectivo, que es la Corte de Apelaciones
de Rancagua, a cuyo conocimiento se elevaron los autos en apelación, y previa vista de
la causa, CONFIRMÓ LA SENTENCIA RECURRIDA, por lo que ordenó, en
definitiva, que se llevara a cabo la medida cautelar decretada. Aún así, con la orden del
tribunal superior, este tribunal de primera instancia se resiste a cumplir lo resuelto por
su superior, prejuiciando su resolución, pues estima que lo resuelto por la Iltma Corte
podría resultar inconveniente para la menor; y ordena realizar un nuevo análisis de los
antecedentes. Vale decir, derechamente resta valor y se niega a ejecutar la orden de la
Iltma. Corte. Bueno pues, cabe preguntarse ¿en que sistema de derecho nos
encontramos?, si apegándonos irrestrictamente al procedimiento y a las normas
sustantivas, y obteniendo sentencias favorables a nuestras pretensiones, NO
TENEMOS LA CERTEZA DE QUE LOS MISMOS TRIBUNALES QUE NOS
LAS CONCEDIERON NOS GARANTICEN SU CUMPLIMIENTO. La seguridad
jurídica ha sido lesionada, pues no obstante tener sentencia favorable de primera y
segunda instancia, las normas del procedimiento han sido obviadas, por lo que
ignoramos a que atenernos en lo sucesivo en situaciones similares.

En segundo orden, esta parte no compartió la apreciación del Tribunal en


cuanto a revisar la conveniencia de hacer cumplir lo resuelto, en cuanto a que, de la
esencia de la revisión de una medida cautelar, es que esta haya tenido existencia, haya
sido cumplida, haya sido aplicada; y solo así se puede revisar. Vale decir, no se puede
revisar aquello que aún no se cumple, por lo que en definitiva no se puede saber, a
priori, si es conveniente o no, pues aún no se puede apreciar su funcionamiento. La
única forma de estimar que algo no es conveniente sin aplicarlo previamente y ver sus
resultados, es prejuiciandose respecto de la eventualidad de lo efectos de su
ejecución. O sea, el tribunal, al resolver como lo ha hecho, emite un prejuicio respecto
de mi parte, pues antes de que se ejecute lo resuelto a su respecto, pretende ver si es
conveniente o no, A PESAR QUE UN JUEZ DE FAMILIA Y UNA SALA DE LA
CORTE DE APELACIONES LE HAN SEÑALADO QUE ES CONVENIENTE.

Así las cosas, fuerza concluir que no cabía otra cosa que hacer cumplir lo
resuelto en las dos instancias señaladas, y evitar, además, que la parte que ha
demostrado contumacia, indiferencia y desprecio por las normas procesales, sustantivas
y judiciales consiga con su reprochable actuación, que el tribunal deje sin cumplir lo
que el propio sistema judicial, en el cual hemos puesto nuestra fe y nuestro respeto, ha
decidido que se cumpla.
De esta forma, el tribunal he decidido en base a una diligencia improcedente,
contraria a los principios básicos del proceso, lesionando la seguridad jurídica y
poniendo a mi parte en situación de no garantizarle el amparo que el sistema judicial
asegura a todos los ciudadanos, cual es que la justicia garantizará el respeto a las propias
resoluciones judiciales; así también, ha resuelto revocar esta medida cautelar en base a
antecedentes parcializados y de escasa calidad técnica, que no fueron sometidos al
debido examen de calidad e imparcialidad de la información, y que en definitiva no
tienen el mérito para desautorizar aquello que la misma Iltma. Corte había resuelto
previa vista legal de la causa, y como producto de un procedimiento que, hasta ese
momento, era legalmente tramitado.
Por tanto, conforme a lo recién expuesto, y conforme a lo dispuest en el art. 67
de la ley 19.968 y demás normas pertinentes;
Ruego a Us tener por interpuesto recurso de apelación respecto de la resolución
pronunciada por S.S. con fecha 15 de enero de 2007; y conforme a derecho, dejarla sin
efecto y ordenar, en definitiva, que se mantiene lo resuelto con fecha 9 de agosto y
confirmado por la Iltma Corte con fecha 23 de Noviembre de 2006, y entregar el
cuidado personal de la menor Yasmeri Parra Garrido a su abuela materna, mi
representada, doña María Angélica Olivos Bustamante.

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