La profesión del Abogado se encuentra regida por una serie de principios o valores que de manera muy acertada el ilustre Eduardo J. Couture resumió en diez, creando así lo que hoy por hoy se conoce como los diez mandamientos del abogado o el decálogo del abogado. Es un mandamiento de conducta y ética que la doctrina y los reglamentos profesionales o corporaciones imponen a los abogados en el ejercicio de su profesión. Los mandamientos del abogado nos ayudan a reflexionar acerca de la vida práctica que un abogado debe ejercer dentro de su campo laboral, para que en una larga trayectoria profesional, la problemática social que enfrente en su camino, no deje consecuencias que marquen la vida emocional del representante legal, resolviendo con satisfacción y con los elementos de moral y conciencia, buscando ante todo la justicia y la razón antes que el derecho consagrado en una norma jurídica emitida por cuerpo legislativo carente de un estudio de campo y de sensibilidad humana. Los mandamientos buscan proteger y salvaguardar la moral y la integridad física de un abogado, imponiendo con ello un conjunto de valores que consagran la ética profesional del individuo. Consiguiendo con ello que la aplicación de los derechos humanos sobre pasen la rigidez de las leyes en la actualidad, ya que todo derecho es una ley, pero no toda la ley consagra un derecho.