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EL MOVIMIENTO, LA IPSEIDAD EN
SITUACIÓN Y LA SENSIBILIDAD
EN LA FENOMENOLOGÍA DE
MICHEL HENRY*
MOTION, IPSEITY AND SENSITIVITY
IN MICHAEL HENRY’S PHENOMENOLOGY
Resumen
En el presente artículo se hace una descripción de las variables fenomenológicas del
movimiento, la ipseidad y la sensibilidad que propone la filosofía de Michel Henry. A
partir de esta lectura se profundiza en el papel epistémico que ejerce la corporeidad, como
horizonte de sentido para una ‘fenomenología de la vida material’.
Palabras clave
Fenomenología, movimiento, ipseidad, sensibilidad, subjetividad.
Abstract
This article makes a description of the movement, ipscity and sensitivity proposed by the
philosophy of Michel Henry. From this reading we delve into the epistemic role exercised
by corporeity as meaning for a phenomenology of material life.
* El presente texto hace parte de la investigación “La fenomenología de Michel Henry: hacia el encuentro de
una filosofía de la subjetividad ‘a flor de piel’”, y que dirigió el maestro Guillermo Hoyos Vásquez. Docente
del Departamento de Humanidades de la Universidad Santo Tomás, Bogotá. Miembro ordinario del Círculo
Latinoamericano de Fenomenología (CLAFEN).
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Keywords
Phenomenology, movement, ipseity, sensitivity, subjectivity.
Pues la espiritualidad humana está basada en la physis humana, toda vida psíquica individual-
humana está fundada en la corporeidad, por consiguiente también toda comunidad, en los
cuerpos de los hombres individuales que son miembros de esta comunidad.
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Hyppolite, quien junto a Jean Wahl, serán los rechazo a una explicación puramente racional
directores de su opera prima La esencia de la de la beatitud, es una constante en su fenome-
manifestación (1960), y, la cual, se sustentará nología de la religión, y se hará más evidente
formalmente hasta febrero de 1963, bajo la en obras posteriores como Encarnación. Una
mirada atenta de los jurados Paul Ricoeur, filosofía de la carne y Yo soy la verdad. Para
Ferdinand Alquié y Henry Gouhier. En el an- una filosofía del cristianismo.
fiteatro –relata Anne Henry– se encontraban
varios filósofos de la época: Derrida, Lévinas, En 1949 entrega su tesis secundaria, la cual,
Deleuze, entre otros. será editada hasta el año 65. Se trata de la obra
que lleva por título Filosofía y fenomenología
Gracias a un auxilio que le proporciona una del cuerpo. Este trabajo, en especial, es una
beca de estudios en el invierno de 1942- lectura de la filosofía de Maine de Biran, que
1943, se licencia con una investigación que le permitirá al filósofo sentar las bases de
lleva por título La felicidad en Spinoza. Sin las tesis antropológicas que serán determi-
embargo, la continuidad en los estudios nantes en su fenomenología futura, como la
tuvo que esperar dado el advenimiento de la crítica al dualismo cartesiano entre mente y
guerra que llega a Francia. Henry, siguiendo cuerpo, la teoría del ‘cuerpo subjetivo’ (que
los pasos de su hermano, entra a hacer parte más adelante se conocerá bajo el concepto
de la resistencia. Su código de identificación judeo-cristiano de ‘carne’), y, en general, la
en la milicia era Kant, y se debía a que en su radicalización de una filosofía de la inmanen-
mochila llevaba un ejemplar de la Crítica de cia concreta, que se aparta definitivamente del
la razón pura. Al final de la guerra, retoma puro análisis trascendental.
sus investigaciones personales, que bajo con-
cursos y becas logra consolidar hasta 1960. En el año de 1965 emprende su investigación
En este mismo año se instala en Montpellier, sobre Marx con la lectura de La ideología
en donde continuará sus investigaciones hasta alemana. A quien considera un pensador
su jubilación en 1982. original, que paulatinamente fue degradado
por los intereses políticos de sus discípulos.
Entre los estudios que han hecho de Michel Confirma esta tesis, sus viajes por los países
Henry un intérprete reconocido de la historia comunistas como Checoslovaquia, Hungría
de la filosofía moderna, por asumir un diálogo y Alemania del Este. En estos lugares, donde,
abierto con la tradición, que paralelamente va al tiempo, que programáticamente se pone en
cimentando las bases de su propia propuesta marcha el proyecto comunista, se produce
filosófica, conviene señalar la primera inves- una catástrofe social y política: a saber, la fun-
tigación escrita entre los años 42 y 43; nos dación de una sociedad autoritaria, que sobre
referimos A la felicidad en Espinoza. Según las bases racionales aplasta al individuo, a la
la biografía preparada A. Henry y J. Leclercq, persona humana. Bajo las figuras políticas
en esta obra el filósofo francés descubre que de Lenin, Stalin, Mao o Castro, el marxismo
la ética de Spinoza ‘es una caricatura de la se convierte en una práctica de objetivación
religión’ (2009: 10). La importancia de esta social, que se autoproclama heredero de un
obra radica en una temprana crítica del filó- pensamiento, que, en principio, se caracteriza
sofo francés al racionalismo, que despoja a fundamentalmente por pensar el movimiento
Dios y al alma de los contenidos sensibles, y el primado de la vida del hombre, puesto
para ser entendidos como ideas explicables a en juego por las dinámicas de la economía
partir del método geométrico (2009: 11). Este política. En 1971, el estudio de la obra de
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2007: 95). Dada la desconexión que produce tural de una parte del cuerpo, que finalmente
la duda metódica entre res cogitans y res permitía la obtención de un objeto: se trata,
extensa, en Descartes el cuerpo no puede justamente, de una concepción que asume
ser pensado a la manera de una correlación que el cuerpo es un instrumento del conoci-
entre el ser ontológico y el ser subjetivo. La miento, un objeto a la mano. Henry sostiene
gran intuición de Maine de Biran, consiste que el movimiento de la mano no se explica
en repensar el cuerpo en la correlación entre a partir del conocimiento instrumental sino
el ser inmanente y el ser de la subjetividad. de la “(…) experiencia interna trascendental
Establecer el vínculo entre el yo-cuerpo y el que coincide con el ser mismo de este movi-
yo-puedo es la apuesta teórica de la antro- miento” (Henry, 2007: 96).
pología de Mine de Biran. Por esta razón, el
movimiento de lo corporal no queda relegado El movimiento del cuerpo no obedece a
a una secuencialidad de partes agregadas la lógica instrumental. Sino, más bien, al
(mecanicismo), sino a un desplazamiento de despliegue de la correlación entre lo externo
ida y vuelta, donde la actividad de todas las (corporal) y lo interno (anímico-espiritual).
partes del cuerpo confirma la experiencia in- Desde la experiencia interna de la subjetivi-
terna de la subjetividad (Henry, 2007: 95). En dad, el movimiento del cuerpo no se lleva a
esta medida resulta válida la tesis que sostiene cabo de manera objetiva e independiente a
que el conocimiento del cuerpo se convierte la determinación anímica del yo-puedo, y
en la experiencia originaria o primitiva que que ha de acompañar al desplazamiento que
tiene el ego de sí mismo: produce el yo-cuerpo. El poder que ejerce
el movimiento del cuerpo, por ejemplo, el
La pertenencia del cuerpo originario que realiza la mano para tomar un pincel y
a la esfera de inmanencia absoluta hacer una línea sobre un lienzo, involucra a
de la subjetividad trascendental la totalidad psicofísica del hombre. No es, en-
significa que los fenómenos relativos tonces, el movimiento de la mano para tomar
al cuerpo, o mejor dicho, que los el pincel y hacer el trazo, una respuesta au-
fenómenos del cuerpo pertenecen tomática, que instrumentalmente realiza una
a un orden de hechos ‘en relación parte específica del cuerpo, sino la conciencia
de conocimiento inmediato consigo inmanente de que el yo-cuerpo, ha de tomar
mismo’ (Henry, 2007: 93). los objetos y hacer algo con ellos, darles un
sentido. Lo anterior, nos conduce a la tercera
De las tesis biranianas se desprenden tres idea fuerte según la cual “(…) el movimiento
ideas. La primera sostiene que el conoci- no es un intermediario entre el ego y el mun-
miento del movimiento no se da a través do, no es un instrumento” (Henry, 2007: 97).
del elemento exterior (res extensa), ni del Las metáforas que definen el cuerpo como el
trascendente o ideal (res cogitans). El conoci- ‘instrumento del alma’, ‘la extensión material
miento del movimiento compete enteramente del yo’ o el ‘vehículo a través del cual el in-
a l’ipséité, o al sentimiento de mismidad que dividuo se empodera del mundo’, son formas
acaece en el ser mismo del sujeto. La segunda de hacer del cuerpo un instrumento que se usa
es la inscripción del movimiento a la moda- como un objeto. De manera contraria, para
lidad subjetiva del yo-puedo, lugar desde el Henry “(…) nuestras acciones se realizan sin
cual el hombre ejerce un cierto poder sobre que tengamos que recurrir a nuestro cuerpo
el mundo. Ya Condillac se cuestionaba si el como medio” (Henry, 2007: 97). Son la natu-
movimiento de la mano obedecía a un acto ralidad y la espontaneidad –según Maine de
consciente o simplemente era la respuesta na- Biran– los catalizadores de los movimientos
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del cuerpo, y que particularizan la naturaleza explique la parálisis del cuerpo de un hombre;
volente de ego que “(…) actúa directamente inclusive cuando su fuerza de voluntad pro-
sobre el mundo” (Henry, 2007: 98). La rea- cure por todos los medios ejercer algún tipo
lidad fenoménica del cuerpo, no es la de ser de movimiento. La cuestión es que siempre el
un ‘instrumento’ o ‘medio para’, sino la de cuerpo se negará materialmente a los deseos
proyectarse hacia un mundo trascendente. del hombre. Para Hume, el movimiento del
Y esto no implica desplazar la realidad in- cuerpo no puede ser en verdad conocido por
manente, que es propia al movimiento del alguien. La experiencia “(…) sólo nos enseña
cuerpo, sino, fundamentar, justamente, su cómo un evento sigue constantemente a otro,
carácter proyectivo, es decir, asumir que el sin instruirnos en la secreta conexión que
cuerpo no es una realidad constituida en sí los rige entre sí y que los hace inseparables”
misma (sustancializada, instrumentalizada), (Hume, 1959: 134).
sino constituyente:
La crítica de Biran a Hume, remueve las
Únicamente con esta condición bases filosóficas desde las cuales se está
podrá el cuerpo actuar sobre el uni- construyendo la teoría empirista del cuerpo,
verso, con la condición de no ser y que hace imposible su reconocimiento
una masa trascendente –de nervios desde la inmanencia del movimiento. Para
y músculos, por ejemplo– que en Maine Biran, el conocimiento que adquiere
absoluto vemos cómo podría la la subjetividad de sí misma, a partir de la
subjetividad poner en marcha a fin identidad entre el cuerpo y su movimiento,
de producir un desplazamiento o una sólo es posible de entender, desde una mirada
modificación cualquiera en el mundo ontológica del conocer y del existir humano.
(Henry, 2007: 99). Una descripción empírica de la vida interior,
no permite comprender el sentimiento de sí
La concepción instrumental del cuerpo, im- mismo que conquista el sujeto, quien se em-
pide la identificación del sujeto con aquello peña en el esfuerzo por ejercer el movimiento
que hace. La identidad entre conciencia, del propio cuerpo. Basta mirar en un ejemplo
cuerpo y movimiento define no solamente el quiebre entre Hume y Biran: si bien el
la experiencia del sujeto consigo mismo, hombre paralizado no puede ejercer cierto
sino el conocimiento que va adquiriendo de poder consciente sobre el todo de su propio
sí, en la medida en que va ejerciendo algún cuerpo, es suficiente, para Biran, comprender
tipo de movimiento con su cuerpo (Henry, que el sentimiento de poder de sí (l´ípséité),
2007: 99). Sin embargo, esta tesis biraniana independientemente de que los medios no res-
debe sortear con los postulados empiristas. pondan, se logra cuando este mismo hombre
Hume (Principalmente en el séptimo ensayo se esfuerza y hace patente el deseo de mover,
de Investigaciones sobre el entendimiento aunque sea, una de sus extremidades:
humano), afirma la imposibilidad de que la
conciencia pueda tener un conocimiento de sí La primera condición que debe sa-
misma a través del cuerpo, dada la inconexión tisfacer una teoría del movimiento
entre una causa no material (en este caso del del cuerpo propio, es la de poder dar
alma o la conciencia) y un efecto material (el cuenta del sentimiento de aquel mo-
cuerpo). Hume cuestiona la conexión entre el vimiento que yo realice, de aquel po-
cuerpo y el alma, pues ¿cómo explicar la in- der en ejercicio que sea precisamente
fluencia de la conciencia sobre el corazón o el el mío. Esta condición sólo puede ser
hígado? No hay un poder de la conciencia que satisfecha si el movimiento es origi-
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mismo ego cogito: en otras palabras, el yo Henry plantea que la sensibilidad, la afecti-
pienso tiene que poder acompañar todas mis vidad y en general las vivencias inmediatas
representaciones (B132/15). A la unidad de que se enmarcan en el conjunto de las expe-
la representación también se la conoce bajo riencias subjetivas, pertenecen al mundo del
el nombre de ‘apercepción originaria’. Esta sentido interno. Sin embargo, el mundo de
‘unidad trascendental’ es de dos clases: la las querencias subjetivas y de los estados de
objetiva, que reúne la multiplicidad en una ánimo no hace referencia a la equivocidad,
intuición y la subjetiva, que es propiamente esto es, al capricho de las inclinaciones o a las
“(…) una determinación del sentido interno contingencias del mudo. La afectividad no es
a través de la cual se da empíricamente eso una experiencia que se encuentre más abajo
múltiple de la intuición con miras a tal enla- de la pretensión científica que busca el ego
ce” (B140/15). Mientras que el primer tipo cogito, figura epistémica a partir de la cual se
de representación es de naturaleza objetiva, erige la idea de someter el mundo a prueba
ya que la afirmación del ego depende de (observación, experimentación, etc.). Para
las condiciones de la sensibilidad, que se la fenomenología el hombre se comprende a
comprenden en el enlace entre la intuición partir de una totalidad-viviente donde no se
del espacio-tiempo y el concepto del en- producen las distinciones entre objetividad
tendimiento, la segunda es accidental, y da y subjetividad. El ego se encuentra arrojado
noticia del estado del ánimo del sujeto. A esta al mundo de la vida. Y a partir del horizonte
segunda forma de la apercepción, nuestro del mundo de la vida, las relaciones entre el
filósofo la denomina como sentido interno. sentir y la vida se hacen más complejas. En
El origen del juicio objetivo tiene que ver la fenomenología de Henry no hay puntos
efectivamente con el enlace que se da entre polares que confirmen el dominio que ejerce
la multiplicidad sensible y la unidad del el sujeto sobre el objeto, y viceversa, sino
concepto del entendimiento. Abreviando, el diálogo de experiencias subjetivas que se
mundo del sentido interno queda recluido en manifiestan en la inmanencia radical de una
el ámbito de los estados de ánimo subjetivos, vida sujeta a las inercias del ánimo y de las
a las impresiones y en general a la sensación patologías.
de gusto. Para el primer caso, resulta válida
la afirmación de que un cuerpo sólido ejerce Efectivamente la afectividad es uno de los
presión a través de un análisis de los materia- capítulos que hacen parte del estudio de la
les que lo componen y en general de las leyes corporeidad. Desde la fenomenología se en-
físicas que explican la inercia de los cuerpos tiende que el mundo humano no se define de
hacia un centro, más no resulta objetivamente manera unívoca a partir de las leyes objetivas
valioso reconocer el carácter epistémico de que predominan en las ciencias naturales,
la sensación de gusto o de disgusto que se sino de apertura a nuevas proyecciones del
experimenta al tomarlo con las manos. Ante sentido donde se manifiesta la relación entre
la disyuntiva kantiana, cabe la pregunta de la subjetividad y el mundo de la vida. Como
¿cómo es posible validar epistémicamente lo señala nuestro filósofo en su fenomeno-
las impresiones subjetivas del mundo, al no logía de la vida, en la filosofía kantiana el
estar clasificadas dentro de los fenómenos de sentido interno no es una noción que permita
la naturaleza, que reclaman ser estudiados fundamentar al sujeto trascendental, justa-
desde la objetividad de la ciencia natural, y mente por su carácter ciego ante el devenir
cuyo fundamento antropológico es el sujeto del concepto. En otras palabras, la región sub-
que acompaña todas las representaciones? jetiva del ego (que es ipseidad o sentimiento
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que deviene contrario al verdadero ser que nos habla de las ‘intencionalidades motri-
es el de la conciencia (Henry, 2003: 31). Ya ces’. Estas modalidades no son una toma de
Maine de Biran se pronunciaba en contra de posición del cuerpo sobre el mundo. Por lo
la separación entre lo interior y lo exterior que mismo, no son experiencias ajenas al mo-
supuso en el racionalismo el cogito que duda. vimiento. La cuestión sobre la posibilidad
El racionalismo, al sostener que la conciencia de que la intencionalidad motriz puede ser
es superior a lo corporal, termino por consoli- experimentada como una sensación del ser
dar la tiranía de lo racional sobre lo sensual, del ego, es desechada por Henry. La postura
llegando a definir el mundo de lo corporal del francés se mantiene en una radicalización
como una fuerza “extraña y absoluta” (Henry, de la experiencia originaria de la egoidad.
2003: 31). Tal planteamiento hace del cuerpo Experiencia que se traduce a la sensación que
un mero instrumento, recluyendo, finalmente, vivencia el cuerpo a través del movimiento:
al ser del ego a la región de la pura interiori-
dad que se realiza en la conciencia teórica. El Así el movimiento no es conocido
retorno de Henry a la ontología existencial de por otra cosa que por él mismo, él
la subjetividad en Maine de Biran, explica la no es aprehendido por un poder de
necesidad de recuperar la subjetividad desde sentir en el que luego será el conte-
la inmanencia de la corporeidad. nido de una intencionalidad. […] la
relación de mi cuerpo y yo mismo,
Ahora bien ¿cómo logra el sujeto conquistar es mi misma corporalidad […]. La
un conocimiento de sí mismo desde la in- corporalidad es una interioridad
manencia del propio cuerpo? Esta pregunta radical (Henry, 2003: 34).
encierra una paradoja, pues como bien se ha
dicho, el lugar de nacimiento de la concien-
La relación entre el ego y el cuerpo es resuelta
cia del propio cuerpo no se encuentra en la
a través de la ipseidad. La identidad personal
trascendencia, pero, de otro lado, tampoco
es el resultado de una experiencia fenoménica
responde a una simple sensación empírica
entre el ego y el movimiento del cuerpo. La
que pueda dar cuenta de lo que es uno mismo.
relación original entre la subjetividad y el
Para ilustrar esta paradoja, Henry emplea
propio cuerpo no es otra diferente que la
el ejemplo del movimiento de la mano. La
relación que logra el cuerpo consigo mismo.
psicología clásica, lo define como una sensa-
Las diferentes potencias que constituyen el
ción kinestésica del propio cuerpo. Maine de
movimiento del cuerpo se reúnen en la au-
Biran en el s. XVIII ya decía que no es una
toafección, que es la pasividad inicial. Esta
simple sensación del movimiento muscular
afección de sí, que genera el movimiento y el
de la mano, sino que involucra el todo que
despliegue de los sentidos, comprende la mis-
compromete la sensación interior del propio
ma ipseidad. Esto es tanto como sostener, que
esfuerzo. Esto es posible observarlo en el
la acción de observar del ojo no se desarrolla
deporte, por ejemplo, en el boxeo, donde el
ni se comprende sino es en la misma acción
movimiento de la mano, no se da a la manera
de la observación, la intuición no funciona
de un desplazamiento aislado de una parte del
en razón de que trae a la conciencia teórica
brazo, sino que viene motivado por la fuerza
un dato del mundo de la experiencia, sino
total que imprime el cuerpo para dar un golpe
es en el intuir mismo. Del mismo modo, el
de gancho derecho. Ante la cuestión de cómo
ser del ego no es comprendido sino es en el
mostrar el conocimiento que de sí mismo se
movimiento del propio cuerpo que se siente
logra en la sensación que experimentamos
a sí mismo en el moverse:
en el movimiento de nuestro cuerpo, Henry
Hay pues para el poder, para la patente la imposibilidad que tiene este yo
actividad, para el sentir, para el co- para renunciar al espacio. Irremediablemente
nocimiento también, una afección el mismo yo de este cuerpo que soy ha de
original en el que el contenido es la habérselas con las cosas en el mundo de la
misma actividad en tanto que activi- vida. La situación es un hecho espacial en el
dad, el mismo sentimiento en tanto que el yo se halla en el mundo, sin posibilidad
que sentimiento, el mismo conoci- de evasión o siquiera de salir fuera de sí.
miento en tanto que conocimiento.
En una afección similar no hay nin- Ahora bien, en la literatura kafkiana identifi-
gún contenido muerto, intencional, camos la recreación de la absoluta pasividad
separado, sino que todo está vivo. como un estado de autoafección. El drama
Y es por esto que nosotros somos que atraviesa el personaje Gregor Samsa
seres vivientes, que hay un lugar en La Metamorfosis, y, particularmente, la
en el que nosotros y todo se realiza experiencia corporal de encarnar un ser otro,
sobre el modo de participar en el extraño y ajeno al cuerpo genuinamente hu-
presente, donde nada se propone mano, se presenta como un escenario ideal
como extraño, porque la estructura para pensar la experiencia subjetiva de la
de la ipseidad es la estructura misma ipseidad y su contexto específico, la situación.
de la vida (Henry, 2003: 35). Efectivamente, la situación radical en la cual
se encuentra el protagonista de la novela, es
El yo de la ipseidad no es una entidad la de verse a sí mismo no como un insecto,
abstracta que piensa (Descartes) ni una re- como si se tratara de un producto de la ima-
presentación especulativa de la pura razón ginación, sino que es el mismo ser-insecto la
(Kant), sino nota distintiva del ego del personaje. Gregor,
inicialmente, impedido para levantarse, cam-
[…] justamente esta pasividad ra- biarse y desayunar como era habitual, pensa-
dical con respecto a sí mismo, sin ba que se trataba de un juego de la fantasía
superase, sin un retroceso posible, que muy pronto pasaría; pero reconoce que su
el ser que es su propio contenido situación actual, en este caso salir de la cama
viviente, su propia vida, que inexo- dado que llegará tarde al trabajo, exige el
rablemente no puede ser otra cosa esfuerzo de dominar el propio cuerpo, el cual,
diferente, que no podrá escaparse se hace mediante un desplazamiento lento y
de sí, ni la asumirá, ni la rechazará, difícil, y en el que incluso llega a experimen-
ni la aceptará en sí misma (Henry, tar el dolor. La imaginación del ser del ego
2003: 37). de Gregor, su intencionalidad trascendental
para llevar a cabo una acción, se torna ahora
en una vivencia de frustración, donde el pro-
Una de las características fundamentales de pio cuerpo no se puede dominar. El reducto
la ipseidad sensible y corporal es la situación vivencial de esta ausencia de movimiento es
(Henry, 2003: 37). La situación no es explica- la experiencia del dolor. Curiosamente esta
da a partir de la trascendencia. Se trata, según situación radical da lugar al conocimiento del
Henry, de un existenciario similar al Dasein propio cuerpo, hasta ahora desconocido. Es
heideggeriano, en el que se radicaliza el lu- decir, que no es la representación imaginada
gar que ocupa el cuerpo desde la condición del yo lo que describe la experiencia somática
ontológica que determina el ser del ego en del personaje, sino la vivencia un este ser
su relación con el mundo. La situación hace
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La pasividad inicial consiste, en este caso, 3 Como lo plantea Walter Falk en su famoso
en recibir en la mismidad del yo el flujo estudio dedicado a la metamorfosis de Kafka,
de las vivencias que se desatan en la co- la transformación de Gregor hace patente la
experiencia del extrañamiento que se manifiesta
rrelación entre el yo-cuerpo y la situación. de manera dramática en la incomunicación
Las diversas maneras de darse la ipseidad familiar, donde la no pertenencia del individuo
en la subjetividad se experimentan en los a una comunidad de relaciones vinculantes
estados que atraviesa el personaje mientras de parentesco y de afecto por la proximidad,
se acopla a su nueva condición existencial. genera los sentimientos de la soledad y de la
culpa. Efectivamente, en el estado de pasividad
Una de estas maneras tiene que ver con la que experimenta Gregor, se muestra una nueva
incomprensión del lenguaje que emite este relación entre los individuos, y es la distancia
otro cuerpo extraño. El narrador nos cuenta y el desprecio que produce entre los miembros
que la familia, desde fuera del cuarto escucha de la familia, la ausencia de movimiento del
un […] doloroso e incontenible piar, que en hijo, quien ya no reportará ningún beneficio
económico. Esta situación se materializa en la
el primer momento dejaba salir las palabras mirada de los otros hacia Gregor; que es una
con claridad para, al prolongarse el sonido, mirada de incomprensión, incluso de despre-
destrozarlas de tal forma que no se sabía ni cio frente al estado de pasividad radical que
se había oído bien (Kafka, 1998: 136). El vivencia el miembro de la familia que antes
solipsismo que experimenta la experiencia de desempeñaba el rol de la responsabilidad y
del cumplimiento de las obligaciones socia-
la ipseidad en el personaje, impide el acceso les. El advenimiento del sentimiento de culpa
al otro; a su vez, el no reconocimiento de convierte al humano responsable en el objeto
este otro-ser-insecto, radicaliza la impresión de los reproches y del mal que ahora padece
de soledad que Kafka describe en la novela, la familia Samsa; una muestra de ello es la
recreando indirectamente la experiencia del hermana de Gregor, quien, mostrando asco y
rechazo, le hace saber que su futuro musical se
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sensible no es suficiente. Y ello se origina en occidental partiendo desde los griegos. Este
razón de que el otro que aparece delante de catalizador ontológico, le confiere al mundo
los sentidos, no solamente es un objeto inerte de las ideas cierta exclusividad y pureza,
y pasivo, sino que también tiene la particula- relegando a la mera percepción natural del
ridad de expresarse, moverse, juzgar, pensar, mundo real, al ámbito equívoco de la sensa-
establecer relaciones, comunicarse, etc. En la ción. En la modernidad, Descartes radicaliza
comprensión de este mundo que cobra sentido la supremacía del mundo de la conciencia,
para otros sujetos-yo que también lo habitan, bajo el presupuesto fundamental de que no
la sensibilidad ya no se reduce a la sensa- existe un sólo tipo de ser o de fenomenología
ción empírica, sino que comienza a adquirir auténtica, sino es bajo la determinación de lo
significado, pues en este mundo compartido sensible a la esencia supra-sensible, que los
ya no estamos tratando con objetos sino con antiguos denominaban la forma o la idea: que
otros hombres. La sensibilidad en este caso es el mismo eidos griego o la esencia ideal.
es una actividad cuyo sentido no se reduce La esencia del ser, no procede desde un ‘sí
al que le otorgó la gnoseología tradicional, mismo’ de lo sensible, sino, todo lo contrario,
en el que era entendida como la facultad que debe remontarse a un segundo mundo y hacer
registraba el mundo empírico-sensible de las presente el ser de las cosas, que tiene lugar
cosas. La sensibilidad define la totalidad de en su representación. La intelección que se
las dimensiones morales, axiológicas, esté- adquiere con la representación obedece a
ticas y de conocimiento que establecemos las estructuras rigurosas que comprimen la
intersubjetivamente con otros cuerpo-yo que originalidad del devenir de las cosas a un
se caracterizan por su otredad, su diferencia. sentido-uno, que pertenece al mundo inte-
ligible. El espacio fenomenológico donde
Efectivamente, la reducción que lleva a cualquier cosa se me aparece deviene objeto
cabo la gnoseología clásica del ser sensible por el sujeto que yo soy. Ninguna cosa tiene
al ser sensorial, convierte el contenido de la acceso al logos si no es a partir de la distan-
experiencia sensible en objeto. Por obra de cia que la separa de mí, la proyecta delante
la reducción del mundo a lo empíricamente de mí y en oposición de mí. Ninguna cosa
percibido por los sentidos, se lleva a cabo una accede al ser verdadero, más que en la sub-
disolución del ser sensible, a la región de la ordinación a la exterioridad y en dirección
equivocidad de los objetos en el mundo. Esta hacia la trascendencia, que constituye a todo
reducción produce el desprecio tanto del ser conocimiento objetivo. Paralelamente, el
sensible como del ser sensorial. Ahora bien, pensar occidental ha determinado que todo
la pregunta inmediata indaga por las razones lo que es esencialmente una realidad, ha de
que en la historia de la filosofía explican esta ser visible. Los ojos que observan los cuerpos
desvalorización de la sensibilidad y su des- son los mismos ojos que demuestran que los
plazamiento hacia la región del ser sensorial. cuerpos son. Paradójicamente, esta reducción
del mundo a lo esencialmente visible, según
Una lectura de esta cuestión la ofrece la el modelo ideal, los convierte en una repre-
fenomenología de la vida y del cuerpo que sentación objetiva. Proceso, que a los ojos
propone el filósofo francés Michel Henry. La de Henry, se presenta como una pérdida de
categoría que emplea nuestro autor para refe- la sensibilidad.
rirse al desplazamiento que ha ocurrido con la
sensibilidad al terreno de lo sensible es el de ‘El monismo ontológico’ es una categoría de
‘monismo ontológico’. Esta noción designa análisis que denuncia a la filosofía tradicional
el motor que ha motivado al pensamiento de occidente, el objetivismo ontológico en el
que ha sido reducida la facultad de sentir, de y la experiencia estética del cuerpo. A partir
manera exclusiva, hacia la facultad del co- de estos tres horizontes, en donde se conso-
nocimiento. El proyecto fenomenológico de lida un proceso de reconocimiento del ego
Henry se propone reconducir la sensibilidad desde la inmanencia radical, concluimos lo
de manera radical dentro de una filosofía de siguiente:
la subjetividad. Esta radicalización de la sen-
sibilidad, llevada al terreno de la subjetividad, 1) El movimiento del cuerpo, no es en
tiene como interlocutor válido, no la razón sentido estricto conocimiento teórico,
teórica ni a la razón práctica, sino la razón sino la vivencia primitiva del ser del
estética. El lugar donde aflora la sensibilidad ego. Henry es más enfático al afirmar
a “flor de piel” es en el sujeto, propiamente que la intencionalidad genuina, que
hablando, en el sujeto que juega, que juzga, se encuentra previa a toda conciencia
que se siente así mismo en la obra de arte. trascendental y que corresponde al ser
La presente indagación fenomenológica se del ego-cuerpo, es propiamente la que
propone averiguar en qué consiste esta emo- se origina en el movimiento del cuerpo.
ción justamente cuando estamos delante de El movimiento es la condición de posi-
una obra de arte. El arte es el lugar en donde bilidad para el surgimiento de una nueva
se desenvuelve libremente la sensibilidad. intencionalidad. El ser del ego, que es
el movimiento, pertenece de manera
Una estética fundada exclusivamente en la exclusiva a la “(…) esfera de inmanencia
sensibilidad es la gran propuesta de M. Henry. absoluta de la subjetividad”.
Por primera vez en la historia, una filosofía de
la sensibilidad ve en el juego y en el mismo 2) La ipseidad, es una categoría que
cuerpo una auténtica filosofía del arte. En M. identifica al ser originario que habita
Henry, la estética nace en la sensibilidad y no en el yo-cuerpo de la subjetividad. La
en lo sensible. La sensibilidad es propiamente mismidad del yo está presente cuando
la experiencia subjetiva, en donde los senti- me muevo y cuando siento. El cuerpo
dos se proyectan, realizan algo. En cambio, lo se presenta como la puerta de entrada
sensible se presenta como la mera recepción hacia la interioridad. Lo que nosotros
de los fenómenos delante de los sentidos. somos se muestra en el cuerpo. La lec-
tura sobre el sentido que tiene el alma
Conclusión. El movimiento, la para la fenomenología contemporánea, y
ipseidad y la sensibilidad en la especialmente para la de Michel Henry,
constitución ontológica de la enfatiza en su mostración fenoménica
subjetividad a ‘flor de piel’ desde la experiencia sensible del cuerpo.
El mundo de la interioridad, que en un
A partir de estos tres modos de mostración principio era gobernado por la concien-
del fenómeno de la subjetividad, la fenome- cia, pues proporcionaba la síntesis de una
nología de Michel Henry hace una recons- representación conceptual que resumía la
trucción de la subjetividad encarnada, que variedad contingente percibida por los
se constituye, en términos generales, en la sentidos, es entendido por Henry a partir
descripción fenomenológica fundamental de de la experiencia vital que conquista el
una subjetividad a ‘flor de piel’. Subjetividad, cuerpo en su acción, que es el movi-
que hace patente la relación entre el cuerpo y miento. En un sentido fenomenológico,
el movimiento, entre la ipseidad y su mundo la interioridad se manifiesta como el
situado, y, finalmente, entre la sensibilidad sentimiento de sí (ipseidad) que se hace
Cuadernos de Filosofía Latinoamericana / ISSN 0120-8462 / Vol. 32 / No. 105 / 2011 / pp. 55-78
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