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El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de
reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma
como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el
prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos
ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más
de Dios.
Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante
toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que
se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y
apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para
alcanzar la gloria de la resurrección.
De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, Ia vivencia de
Ia caridad ocupa un lugar especial. Así nos lo recuerda San León Magno: "Estos días
cuaresmales nos invitan de manera apremiante al ejercicio de Ia caridad; si deseamos
Ilegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialisimo
en la adquisición de esta virtud, que contiene en si a las demás y cubre multitud de
pecados".
Esta vivencia de la caridad debemos vivirla de manera especial con aquél a quien
tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que nos movemos. Así, vamos
construyendo en el otro "el bien más precioso y efectivo, que es el de Ia coherencia
con la propia vocación cristiana" (Juan Pablo II).
Analiza tu conducta para conocer en qué estás fallando. Hazte propósitos para cumplir
día con día y revisa en la noche si lo lograste. Recuerda no ponerte demasiados porque
te va a ser muy difícil cumplirlos todos. Hay que subir las escaleras de un escalón en un
escalón, no se puede subir toda de un brinco. Conoce cuál es tu defecto dominante y
haz un plan para luchar contra éste. Tu plan debe ser realista, práctico y concreto para
poderlo cumplir.
3. Haciendo sacrificios.
La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa "hacer sagrado".
Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios por
amor. Hacer sacrificio es ofrecer a Dios, porque lo amas, cosas que te cuestan trabajo.
Por ejemplo, ser amable con el vecino que no te simpatiza o ayudar a otro en su
trabajo. A cada uno de nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacer en la vida de
todos los días. Si esto se lo ofrecemos a Dios por amor, estamos haciendo sacrificio.
4. Haciendo oración.
Aprovecha estos días para orar, para platicar con Dios, para decirle que lo quieres y
que quieres estar con Él. Te puedes ayudar de un buen libro de meditación para
Cuaresma. Puedes leer en la Biblia pasajes relacionados con la Cuaresma.
Ayuno y Abstinencia
El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día. La abstinencia consiste en no
comer carne. Son días de abstinencia y ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes
Santo.
La abstinencia obliga a partir de los catorce años y el ayuno de los dieciocho hasta los
cincuenta y nueve años de edad.
Con estos sacrificios, se trata de que todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo)
participe en un acto donde reconozca la necesidad de hacer obras con las que
reparemos el daño ocasionado con nuestros pecados y para el bien de la Iglesia.
Es necesario dar una respuesta profunda a esta pregunta, para que quede clara la
relación entre el ayuno y la conversión, esto es, la transformación espiritual que acerca
del hombre a Dios.
Esta civilización de consumo suministra los bienes materiales no sólo para que sirvan al
hombre en orden a desarrollar las actividades creativas y útiles, sino cada vez más para
satisfacer los sentidos, Ia excitación que se deriva de ellos, el placer, una multiplicación
de sensaciones cada vez mayor.
A esta práctica podría aludir la Traditio Apostolica, documento de comienzos del siglo
III, cuando exige que los candidatos al bautismo ayunen el viernes y transcurran la
noche del sábado en vela. Por otra parte, en el siglo III, la Iglesia de Alejandría, de
hondas y mutuas relaciones con la sede romana, vivía una semana de ayuno previo a
las fiestas pascuales.
De todos modos, como en otros ámbitos de la vida de la Iglesia, habrá que esperar
hasta el siglo IV para encontrar los primeros atisbos de una estructura orgánica de este
tiempo litúrgico. Sin embargo, mientras en esta época aparece ya consolidada en casi
todas las Iglesias la institución de la cuaresma de cuarenta días, el período de
preparación pascual se circunscribía en Roma a tres semanas de ayuno diario, excepto
sábados y domingos. Este ayuno pre-pascual de tres semanas se mantuvo poco tiempo
en vigor, pues a finales del siglo IV, la Urbe conocía ya la estructura cuaresmal de
cuarenta días.
Pero a finales del siglo VI las reuniones del lunes, miércoles y viernes celebraban ya la
eucaristía. Más tarde, se añadieron nuevas asambleas eucarísticas los martes y
sábados. Por último, el proceso se cerró bajo el pontificado de Gregorio II (715-731),
con la asignación de un formulario eucarístico para los jueves de cuaresma.
En efecto, cuando el ayuno se limitaba a dos días —o una semana a lo sumo—, esta
praxis litúrgica podía justificarse simplemente por la tristeza de la Iglesia ante la
ausencia del Esposo, o por el clima de ansiosa espera; mientras que el ayuno
cuaresmal supone desde el principio unas connotaciones propias, impuestas por el
significado simbólico del número cuarenta.
En primer lugar, no debe pasarse por alto que toda la tradición occidental inicia la
Cuaresma con la lectura del evangelio de las tentaciones de Jesús en el desierto: el
período cuaresmal constituye, pues, una experiencia de desierto, que al igual que en el
caso del Señor, se prolonga durante cuarenta días.
El período cuaresmal concluye la mañana del Jueves Santo con la Misa crismal —Missa
Chrismalis— que el obispo concelebra con sus presbíteros. Esta Misa manifiesta la
comunión del obispo y sus presbíteros en el único e idéntico sacerdocio y ministerio de
Cristo. Durante la celebración se bendicen, además, los santos óleos y se consagra el
crisma.
Explicación de la cuaresma
CUARENTA DÍAS DE TRABAJO
2. Jesús se retiró durante 40 días. Moisés aguardó 40 días antes de subir al Sinaí. Elías
caminó durante 40 días hacia el Horeb. Y la marcha de los judíos por el desierto duró
40 años.
4. "Hombre viejo" es el que vive a espaldas de Cristo y del Evangelio. "Hombre nuevo"
es el que sigue a Jesús y vive según el Evangelio.
6. Algunos cristianos creen que la conversión es sólo para los paganos y herejes.. Y,
claro, no necesitan la Cuaresma.
7. Otros piensan que con no comer carne los viernes o dejar de fumar ya han
cumplido... ¡No! Si no hay cambio, no hay Cuaresma.
2. Ayunar por ayunar no tiene sentido y no hace a la gente mejor... Sobre todo en un
mundo en que muchos ayunan, no porque es Cuaresma, sino porque no tienen qué
comer.
3. Abstenerse de comer carne es un signo que tiene su importancia por lo que significa.
3. Si los creyentes de este país cambian, todo el país hará el cambio. La Cuaresma
ayuda a cambiar la sociedad.
6. Jesús decía: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la
boca de mi Padre".
7. La lectura del Evangelio en familia, las convivencias, los Ejercicios Espirituales, los
cultos de las Hermandades... son momentos privilegiados para escuchar la Palabra de
Dios. No cierres tus oídos a la Palabra.
2. El hombre de hoy piensa que la Cuaresma es para los "carrozas" y los "carcas": "ya
no se estila".
3. Dicen que el hombre de hoy ha perdido la conciencia de pecado. ¿Será verdad que
ya no hay pecados?
4. ¿0 será que el hombre de hoy necesita más que ningún otro convertirse?