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FIESTA DE SANTA MARÍA BERNARDA

Ambientación:
Querida familia colmauxista, y comunidad en general que nos acompaña en esta noche,
reciban un cordial saludo de Paz y Bien. Hoy nuestra Congregación está de fiesta, porque
hacemos memoria de Santa María Bernarda, una mujer osada que dejándolo todo decide
asumir el evangelio como única regla de vida, en la vivencia plena de las obras de
misericordia.

Madre Bernarda durante su vida, encontró apoyo y consuelo solamente en Dios. Cuando
abandonó su patria, a donde no habría de regresar jamás, y durante su incansable actividad
apostólica, siempre estuvo sostenida por una sólida espiritualidad, una oración incesante,
una caridad heroica hacia Dios y hacia el prójimo, una fe fuerte como la roca, una
confianza ilimitada en la Providencia de Dios, una fuerza y humildad evangélica y una
fidelidad radical a los compromisos de su vida consagrada. En medio de todo este momento
de dolor, incertidumbre y angustias que vivimos como sociedad, ella nos mueve a confiar
en Dios y esperar en su infinita Misericordia.

De la contemplación del misterio de la Santísima Trinidad, de la Eucaristía y de la Pasión


del Señor, obtuvo el don de aquella misericordia que practicó con todos y que dejó como
particular carisma a su congregación. Devotísima de la Virgen Madre del Señor, quiso que
su congregación tuviese a la Auxiliadora como madre, protectora y modelo de vida en el
seguimiento de Cristo y en su actividad misionera. Como franciscana, cultivó la misma
veneración que san Francisco de Asís alimentó por la «Santa Madre Iglesia», por sus
pastores y sacerdotes, que ella llamaba «los ungidos del Señor».

Santa María Bernarda, sigue viva y presente en medio de nosotros. Ella ha dejado a la
Iglesia un testimonio maravilloso de entrega a la causa del Evangelio, enseñando a todos,
sobre todo hoy, que sí es posible unir la contemplación a la acción, vida con Dios y servicio
a los hermanos, llevando a Dios a los hombres y a los hombres a Dios.

Ofrendas:

Pan y Vino: Señor te ofrecemos el Pan y Vino, signo de entrega y comunión fraterna. Que
sean para nosotros, y para el prójimo en general, Pan de vida y Vino de salvación.

Mapamundi: Señor, te ofrecemos nuestro planeta tierra, tan adolorido por la guerra y la
injusticia. Ayúdanos a todos a ser Operarios del Reino, que desde las pequeñas acciones
podamos sembrar semillas de Paz y Bien.

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