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Geoffrey Sampson Sistemas de escritura cotEcSlo eo0 ObESC lon, Cee EA Metallic ed Dirigida por Emilia Ferreiro La eseritura, como tal, no es el objeta de ninguna diseiplina especifica. Sin embargo, en aios recientes se ha praducido un incremento notable de producciones que toman la escritura como ebjeto, analizéindola desde la historia, la antropologia, la psicalingtifstica, la paleogeafia, la lingiiistica... objetive de la coleccién LEA es difundie una visién multidisciplinaria sobre una variedad de temas: los cambios histéricos en la definicién del lector y las précticas de lectura; las complejas relaciones entre aralidad y escritura; los distintos sistemas graficos de representacién y de notacién; las priicticas pedagégicas de alfabetizacién en su contexto histérico; la construccién de la textualidad: los usas sociales de ta lengua escrita; los procesas de aprapiacisn individual de ese objeto social: las bibliotecas y las nuevas tecnolos Los libros de esta caleceiGn permitiran agrupar una literatura actualmente dispersa y de dificil acceso, permitiendo asi una reflexién mas profunda sobre este objeto “ineludible” LEA algo diferente sobre Lenguaje - Escritura - Alfabetizacién. GrorFREY SAMPSON —Sisfemas de escritura. Introduccion lingiiistica Jean Borréro yorros Cultura, pensamiento, escritura Davin R. O1son ¥Y Cultura escrita y oralidad Nancy Torrance (COMPS.) GiorGio Raimonpo CarpoNna = Antropologia de la escritura Anne-Marie Cuartier y Discursos sobre la lectura Jean Hemrarn (1880-1980) Sistemas de escritura por Geoffrey Sampson gedisa editorial Titulo del original en inglés: Writing Systems © Geofirey Sampson 1985 Century Hutchinson Limited Traduccién: Patricia Willson Disefio de cubierta; Mare Valls Primera edicién, abril de 1997, Barcelona Derechos para todas las ediciones en castellano © by Editorial Gedisa, Muntaner, 460, entlo., Tel. 201 60 00 08006 - Barcelona, Espaiia ISBN: 84-7432-530-7 Depésite legal: B-1.524/1997 Impreso en Limpergrat Ci del Rio, 17 - Ripollet Impreso en Espafia Printed in Spain Queda prohibida la reproduccién total o parcial por cualquier medio de im- presién, en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano 0 cual- quier otro idioma Indice PREFACIO 1 Introduccion... 2. Consideraciones teéricas ....... 3. La primera escritura .... 4, Un sistema sildbico: el lineal B ., 5. La escritura consonantica... 6. El alfabeto grecorromano. 7. Un sistema rasgal: el han’gul coreano.... 8. Un sistema logografico: la escritura china 9. Un sistema mixto: la escritura japonesa... 10. La ortografia inglesa . BIBLIOGRAFIA .... INDICE TEMATICO...... Prefacio Mientras eseribia este libro, me vi obligado a consultar a especialistas en Areas en las que no soy experto. Varios inves- tigadores me han alentado y aconsejado, lo cual, en muchos casos, signifieé una gran inversién de tiempo de su parte. Quisiera expresar mi mas profundo agradecimiento a Andrew Ellis, Departamento de Psicologia, Universidad de Lancaster; Soo-nai Ham, Departamento de Lingitistica y Lengua Inglesa Moderna, Universidad de Lancaster; James Hartley, Departa- mento de Psicologia, Universidad de Keele; William Labov, Laboratorio de Lingiiistica, Universidad de Pensilvania; W. G. Lambert, Departamento de Historia Antigua y Arqueologia, Universidad de Birmingham; Ki-moon Lee, Departamento de Lengua y Literatura Coreanas, Universidad Nacional de Seul; J.D. McCawley, Departamento de Lingiiistica, Universidad de Chicago; Anna Morpurgo Davies, Somerville College, Oxford; E, G. Pulleyblank, Departamento de Estudios Asidticos, Uni- versidad de la Columbia Britanica; Michael Pye, Departamen- to de Teologia y Estudios Religiosos, Universidad de Leeds; John Randall, Departamento de Lenguas Clasicas y Arqueolo- gia, Universidad de Lancaster; mi esposa, Vera van Rijn; J. F. A. Sawyer, Departamento de Estudios Religiosos, Universidad de Newcastle upon Tyne; D. G. Seragg, Departamento de Lengua y Literatura Inglesas, Universidad de Manchester; W. E. Skillend, Departamento del Lejano Oriente, Escuela de Estudios Orientales y Africanos, Universidad de Londres; Michael Twyman, Departamento de Tipografia y Comunica- cién Grifica, Universidad de Reading; Valerie Yule, Departa- mento de Psicologia, Universidad de Aberdeen. 11 Me he esforzado por no distorsionar sus consejos de exper- tos a un lego como yo, pero estoy seguro de que en algunas par- tes he fallado en el intento. En ese caso, el error es mio, y no de ellos. Agradezco ala Ford Motor Company Ltd, y ala Unidad de Investigacion sobre el Lenguaje de la Universidad Nacional de Seul, por permitir la reproduccién de material registrado. Ingleton, Yorks, Julio de 1983 12 TD eQd@T El libro de Sofia Esta dedicatoria, que se lee gadub""nam-igi-gdl, literalmen- te “coleccién de tabletas de la Senorita Sabiduria”, esta escrita en el sumerio arcaico de hace 5000 afios, la mas antigua forma deescritura conocida y, segtin algunos investigadores, el ancestra de todos los demas sistemas de escritura utilizados en nuestro planeta. 1 Introduccion Presento este libro con la conviecién de que la lengua escrita es una forma de lenguaje. Como tal, merece ser tratada con los métodos cientificos de la lingitistica moderna, que han contribuido a nuestra comprensién de la forma escrita del lenguaje durante décadas. Decir que la escritura tiene tanto derecho como el habla a ser tratada como un lenguaje puede parecer al lector una afirmacién obvia. Pero el hecho es que, a pesar de que las tendencias estan cambiando, la mayor parte de la lingiifstica del siglo 20 ha ignorado casi por completo la escritura. No es necesario aceptar todas las teorias del critico francés Jacques Derrida para coincidir con él cuando describe la eseritura como “el desecho errante de la lingiiistica” (1967, p. 44).* Derrida esta deseribiendo principalmente la tradicién lingiiistica europea, fundada por Ferdinand de Saussure, pero la situacién en Nor- teamérica no era diferente. F. W. Householder (1969, p. 886) da una lista de ocho proposiciones aceptadas como axiomas por los seguidores del lingitista estadounidense Leonard Bloomfield; la primera es: “El lenguaje es basicamente habla, y la escritura carece de interés tedrico”; segiin Harvey Minkoff (1975, p. 194), “Los sistemas de escritura como tales son virtualmente ignora- dos por los lingiiistas estadounidenses modernos”. Hasta hace poco tiempo, el tinico grupo de lingitistas que tomaba en serio la escritura habia sido la Escuela de Praga (por ejemplo, Vachek © Los datos bibliograficos completos aparecen en a seccién Bibliografia, p. 311 ss. 13 1973), pero sus ideas casi no se analizaron fuera de la Europa continental. Desde comienzos del siglo 20, ha habido entre los lingitis- tas un principio cardinal segtin el cual todas las lenguas estin en un pie de igualdad respecto de su adecuacién al estudio, Esto no significa, desde luego, que un libro de lingiiistica deba mencionar cada una de las miles de lenguas que existen, sino que debemos evitar la tentadora falacia que consiste en asignar un estatuto especial a los principios estructurales desarrolla- dos por nuestra propia lengua (0 por cualquier otra lengua), y en convertir esa lengua en la medida de todas las demas, de modo que éstas se transformen en distorsiones perversas de la lengua “normal”. Nuestras lenguas maternas son a tal punto parte de nosotros que esta actitud etnocéntrica frente a las diferencias linguisticas es natural, pero los cientificos del len- guaje deben poder superarla. Por otra parte, un segundo principio de los lingtiistas es que Jas lenguas son estructuras de simbolos definides por sus in- terrelaciones. No son las propiedades fisicas superficiales las que otorgan a cualquier elemento de una lengua su funcién en Ja lengua, sino mas bien las relaciones en las que participa con los demas elementos de esa lengua. El hecho de que la palabra francesa il, por ejemplo, se pronuncie tal cual, es un asunto relativamente trivial: el francés seguiria siendo la misma len- gua si el pronombre masculino se pronunciara de alguna otra manera, Pero el hecho de que, en francés, el elemento il contras- te unicamente con el elemento eile en lugar de pertenecer al sistema de tres componentes del inglés, he, she, it, 0 el hecho de que i! tenga una relacién especial con la forma /ui, que carece de equivalente en inglés, son una parte esencial de una lengua, como todo aquello que procede de las relaciones entre elementos. La escritura es un aspecto del lenguaje que ha necesitado mais tiempo que otros para verse afectado por estas revolucio- nes de las hipotesis intelectuales; el citado fragmentode Harvey Minkoff sigue diciendo: “la mayoria de los estudios sobre la escritura ignora la teoria y la metodologia de la lingiiistica”. Los libros sobre escritura suelen concentrarse mds en la apa- riencia fisica que en el analisis de las relaciones formales entre los elementos graficos; y son etnocéntricos, pues sittian nuestro 14 sistema de escritura y los sistemas relacionados en el foco de su visidn, dispensando a los sistemas relativamente “extranos” un tratamiento que, en el mejor de los casos, es sumarioy, en otros, esta plagado de errores facticos. La primera cuestién que merece nuestra consideraci6n es, pues, por qué la lengua escrita ha sido ampliamente ignorada por los lingiiistas. Varios factores vuelven comprensible la duradera y exclusiva preocupacién por la lengua hablada, aunque, desde luego, comprender un prejuicio no significa excusarlo. Una de las razones por las cuales los lingitistas del siglo 20 han puesto el énfasis en Ja lengua hablada, excluyendo la es- crita, es la simple reaccién contra una tradicién mas antigua en el estudio del lenguaje, que era igualmente parcial y se situaba en las antipodas. Antes del siglo 20 —y, en especial, antes del 19— los estudiosos de los problemas del lenguaje solian enfocar el tema con Animo evaluativo; estaban preocupados por identi- ficar el uso “bueno”, aprobado, y por eliminar lo que considera- ban los errores lingiiisticos populares. Todo aquel que piense la lengua en estos términos se concentrara principalmente en la lengua eserita, pues es en ella donde més nos esmeramos, sopesando y corrigiendo nuestras expresiones para elaborar un pulido producto final. Por otra parte, antes de que el interés se centrara en el andlisis lingiiistico sincrénico, cambio que se produjo en los primeros afios de este siglo, los investigadores estudiaban formas lingitisticas contemporaneas teniendo en cuenta principalmente su etimologia histérica; también esto tiende a desviar la atencién hacia la escritura como opuesta al habla, ya que en numerosas lenguas la forma escrita es relati- vamente conservadora cuando se la compara con la oral. Por cierto, hasta fines del siglo pasado, los lingiiistas carecfan de un vocabulario que permitiera efectuar afirmaciones precisas s0- bre los sonidos de la lengua; la ciencia de la fonética atin no existia, y los filélogos estaban forzados a analizar el desarrollo historico de las palabras en términos de cambios de “letras”, incluso con respecto a las etapas mds tempranas, cuando la lengua en cuestién no contaba con formas escritas. La nueva ciencia de la lingiiistica sincronica que se desa- rrollé en este siglo tuvo que librar una prolongada y a veces 15 ardua batalla para establecer su validez como disciplina que estudiaba el lenguaje “descriptivamente mas que prescriptiva- mente”, centrada en el uso que la gente hacia del lenguaje, sin tener en cuenta si ese uso coincidia con las reglas de los puristas que dictaminan como la gente debe usar la lengua, Para muchos lingiiistas, en especial a mediados de siglo en Norteamérica, fue una cuestién de celo misional insistir una y otra vez en que, si un grupo determinado de angléfonos pronuncia cominmente la palabra ain't, por ejemplo, entonces el lingitista debe incorpo- rar esa forma en su descripcién de la lengua, e ignorar la horrorizada objecién de los legos de que hacerlo es santificar un uso socialmente condenado. Es légico, pues, que los estudiosos que insisticron en que su tarea consistia en investigar las formas proscriptas de la lengua se vieran obligados a limitarse al habla y no a lo escrito: incluso el hablante que pronuncia inconscientemente ain’ en el habla tratard siempre de respetar los preceptos de los puristas cuando escriba. Segtin Ruth Weir (1967, p. 170), “Liberarnos de mirar el lenguaje unicamente a través de su representacién escrita fue una tarea bastante dificil... La victoria de aceptar la primaeia de la lengua hablada se logré tan arduamente que cualquier concesién a la eseritura parecia una claudicacién”. Si bien es comprensible, este paso de un extremo a su opuesto no puede aceptarse de modo permanente como la posicién apropiada para la lingUistica. Si abordamos la lengua de manera descriptiva, debemos describir todos sus aspectos, " incluyendo la escritura. De todos modos, siempre fue una actitud un poco romantica por parte de los lingitistas pensar la lengua hablada, o al menos el habla informal y r4pida, como la lengua “natural”, libre de toda regla prescriptiva artificial; en la actualidad, se sabe que todo tipo de lengua esta influida de varias maneras por las presiones sociales; después de todo, la modificacién de la propia lengua con fines de prestigio social es un tipo de comportamiento lingiiistico y, como tal, un tema apropiado para el estudio lingiiistico. Pero la lengua hablada ha sido percibida como “natural” en contraste con la lengua escrita, también en un sentido mas profundo. La razén principal por la cual el estudio de la lingiiistica ha resultado atractivo para tantos es que la lengua 16 parece ser el rasgo par excellence que distingue alos hombres de los animales; parece ser la mas distintivamente humana de las caracteristicas humanas. Desde este punto de vista bioldgico, es cierto que el habla es central y la escritura, periférica. La lengua hablada es primaria, tanto filogenética como ontogené- ticamente: hubo lenguas habladas mucho antes de que existie- ran lenguas escritas (y algunas comunidades humanas ain no tienen sistema de escritura, mientras que todas tienen lengua hablada), y cada nifio educado en una comunidad con escritura aprende a hablar y comprender la lengua oral antes de apren- der a leer y escribir (y algunos individuos son analfabetos, mientras que siempre se domina el habla, excepto en el caso de niiios con problemas fisiolégicos especiales de sordera y/omudez). Existen incluso pruebas de que la anatomia de la boca y la garganta humanas, y tal vez también de nuestro sistema auditivo, puedan haber evolucionado biolégicamente para vol- ver mas eficiente la produccién y percepcién de los sonidos del habla respecto de las especies evolutivamente mas cercanas a nosotros. (Nadie, en cambio, ha sugerido que nuestras manos u ojos hayan sufrido desarrollos biolégicos especiales para adap- tarse a las tareas de escritura y lectura, y esa es una idea muy poco plausible, dado que el tiempo transcurrido desde la apari- cién de la eseritura es demasiado corto.) Durante los afos sesenta y setenta, muchos lingiiistas se vieron influidos por el punto de vista de acuerdo con el cual la adaptacién biolégica al lenguaje era mucho mas que la posibilidad de emitir y ofr una gama relativamente amplia de sonidos; los tedricos sostenfan que nuestra capacidad para aprender y usar las complejas y abstractas reglas sintacticas, semanticas y fonoldgicas que constituyen una lengua, depende en gran parte de estructuras cerebrales biolégicamente heredadas, que fijan la mayoria de los aspectos de las reglas lingiiisticas de antemano, dejando al nifio sélo una pequeiia cantidad para aprender por la experien- cia del lenguaje de sus mayores. ‘También en este caso seria incorrecto extender esta nocion al medio escrito; los estudiosos aislaron la escritura de otros aspectos del lenguaje por ser un fenémeno exclusivamente cultural mas que biolégico, y la consideraron, por ende, irrele- vante. En cambio, se sintieron atraidos por la idea de que la iv escritura ofrecia una ventana hacia la maquinaria biolégica del intelecto humano. (Algunos investigadores se arriesgaron a afirmar que la escritura contaminaba los datos lingiiisticos, de modo que aun una lengua estindar como el francés debia estudiarse exclusivamente a través de la atipica minoria de adultos hablantes analfabetos; véase Love 1980, pp. 205-7.) Si esta visién “innatista” de la lengua fuera correcta, podria postularse una discontinuidad entre el estudio de la escritura y el estudio de otros aspectos del lenguaje, y no deberia esperarse una “transferencia” de principios y técnicas analiticas desde estos aspectos hacia la escritura. Aun asi, esto no podria constituir una razén para obviar por completo el estudio de la escritura. La investigacién de la maquinaria neuroldgica biolégicamente heredada es sélo una de las razones para interesarse por el lenguaje, aunque haya sido un motivo de moda en el pasado reciente. Los fenémenos culturales también son interesantes, y si los lingiiistas no estudian el fenédmeno cultural llamado escritura, no resulta claro qué otros especia- listas tendrian la competencia para hacerlo. De tedos modos, la visidn innatista del lenguaje parece ahora bastante menos plausible que antes. En otro trabajo (Sampson 1980b) sostuve que, como lo demuestran las pruebas, las complejasestructuras de la lengua oral son productos tan “culturales” como cualquier otro, y no estan determinadas biolégicamente (aun cuando la emergencia de las lenguas orales es sin duda anterior, y puede haber sido un requisito para la emergencia de la mayoria de los demas fenémenos culturales). Este punto de vista general parece menos conflictivo ahora que hace unos pocos afios. Si se lo acepta, el descuido de la escritura por parte de los lingilistas se vuelve irracional; {por qué deberiamos pasar por alto un determinado fenémeno cultu- ral sélo porque es relativamente nuevo(es decir, de apenas unos pocos miles de afios)? Aun en las sociedades occidentales con- tempordneas, el medio escrito desempefia un papel subsidiario en el sentido de que es inaccesible a una minoria de miembros de la sociedad, y la mayoria alfabetizada indudablemente intercambia muchas mds palabras a través del medio oral que del medio escrito. Por otro lado, los mensajes para los cuales se utiliza la escritura suelen ser importantes. Con frecuenciase ha 18 reivindicado el papel crucial de la escritura en la actividad intelectual individual y en la vida de sociedades complejas. J. H. Breasted sostuvo que la invencién de la escritura “tuvo mayor influencia en Ia superacién de la raza humana que cualquier otro logro intelectual... Fue mas importante que todas las batallas jams libradas y que todas la constituciones jamas concebidas” (1926, pp. 53-4). Véase un andlisis especifico de esa influencia en Goody y Watt (1963); Havelock (1978); Stratton (1980). Tal vez las consecuencias intelectuales y sociales de la escritura hayan sido exageradas en ciertos aspectos. Elizabeth Eisenstein (1979) afirmé que muchos de los fenémenos eomuin- mente asociados a la invencion de la escritura s6lo aparecieron en realidad con la invencién mucho més reciente de la impren- ta, Sylvia Scribner y Michael Cole (1981) sospecharon que los habitos intelectuales que suelen atribuirse a la escritura mas bien proceden de Infedeain Los autores pusieron a prueba esta hipdtesis investigando el uso de una escritura (la de los vai de la frontera entre Liberia y Sierra Leona), que se aprende exclusivamente de manera informal, no escolarizada, y conclu- yeron que las consecuencias intelectuales de la escritura como tal eran bastante limitadas. Las razones por las cuales los Estados se esfuerzan por aumentar el alfabetismo estan menos relacionadas con los beneficios que la capacidad de leer y escribir procura al individuo, que con el hecho de que Ia al- fabetizacién permite a las personas cumplir con sus deberes como ciudadanos (cf. Stubbs 1980, p. 14). Sea como fuere, la escritura es mucho mas que un ornamento en el margen del comportamiento lingiiistico. Este parece ser el momento ade- cuado, pues, para que la lingiifstica reconozea que la lengua escrita se encuentra cabalmente dentro de su alcance. De aqui en mas daré por sentado que el estudio lingiiistico de la escritura es una empresa que vale la pena. Consideremos ahora la cuestién de cudles son las ramas en las que tal estudio podria dividirse. {Qué aspectos principales del tema podrian distinguirse? Sin duda, podrian ofrecerse distintas respuestas a esta pregunta, pero propongo tres categorias que cubren la mayor parte del problema, y que lamaremos tipologia, histo- ria y psicologia. 19 1 Bajo el titulo de “tipologia” nos preguntamos: {qué tipos diferentes de sistemas de escritura existen? Presumiblemente sélo puede haber un mimero limitado de principios alternativos disponibles para la reduccién de la lengua oral a una forma visible: gcudles son? Una vez que tenemos el espectro de principios teéricamente posibles, éstos serviran como esquema de clasificacién para las centenas de escrituras individuales que son o han sido utilizadas realmente. Pero podemos esperar que los sistemas reales difieran en la medida en que son representantes “puros” de un principio determinado de escritu- ra, y muchos sistemas tendrdn que caracterizarse como mez- clas de diferentes principios. Una cuestién particularmente interesante, dentro del ti- tulo “tipologia”, es saber si determinados tipos de eseritura tienden a asociarse con tipos determinados de lengua oral. (Algunas clases de lengua hablada son intrinsecamente mas compatibles con uno que con los demas métodos alternativos para reducir el habla a mareas visibles, 0 la eleccién del siste- ma de escritura por parte de la comunidad lingitistica depende enteramente de factores historicos externos? Evidentemente, los factores externos a la estructura de la lengua desempefian el rol principal en la adopeidn de determi- nada escritura por parte de diferentes comunidades. Se ha sefialado que, en muchos casos, “la escritura sigue ala religion”: las religiones suelen basarse en libros sagrados, y la propaga- cién de la escritura suele ser una funcién de las autoridades religiosas; los limites territoriales entre diferentes escrituras coinciden con frecuencia con, y se explican gracias a, los limites entre religiones. Un caso patente es el uso de los alfabetos romano y cirilico por parte de hablantes de diferentes lenguas de Europa Oriental: rusos, bulgaros y serbios usan el cirilico, mientras que polacos, checos y croatas usan el romano, y la divisién coincide con la de la iglesia ortodoxa al este y la catoli- ca al oeste. No tiene nada que ver con las diferencias entre las lJenguas; las naciones citadas hablan todas lenguas eslavas estrechamente relacionadas entre si y, por cierto, los serbios y Jos croatas hablan la misma lengua, aunque la escriban con diferentes letras. Sin embargo, la importancia de estas correlaciones entre 20 escritura y factores externos como la religién no descartan la posibilidad de que haya también correlaciones entre caracteris- ticas estructurales internas de las lenguas orales y los tipos de escritura usados para escribirlas. A medida que avancemos en este libro, notaremos que parecen existir influencias de la lengua hablada sobre el tipo de escritura, y seria extrafio que no existieran. Bajo el titulo de “historia”, obviamente, examinaremos la evolucion que sufrieron diversas escrituras a través del tiempo. Asi como la lingitistica tradicional estudia los distintos cambios por los cuales, por ejemplo, el anglosajén (oral) evolucioné gradualmente hacia el inglés (oral) moderno, o el latin (oral) se convirtié en espaiiol, francés y las demas lenguas romances contempordneas, también investigaremos los procesos por los cuales un sistema de escritura se transforma en otro a lo largo de los afios y los siglos. Wale la pena sefialar que hay una diferencia importante entre la lingiifstiea historica de la lengua oral y la de la escri- tura, lo que convierte a esta tiltima en una rama mas gratifi- cante del estudio general de la escritura que la primera en el campo de la lingiifstica de la lengua oral. La lengua hablada es un fenémeno que tuvo su comienzo, Debe haber habido un tiempo en el que el hombre primitivo, 0 las especies de las cuales evolucioné el hombre, carecian de todo patron de conducta que pudiéramos asimilar al lenguaje tal como lo conocemos hoy. En algun punto, sélo una vez, 0 tal vez varias veces independientes en comunidades separadas, el lenguaje aparecié, A menos que las lenguas completas del tipo de las que conocemos hayan emergido subitamente, de la noche a la mafiana, mediante una masiva mutacién biolégica —no- cidn que, sin duda, no es plausible (aunque pueda ser congénita para algunos de los espiritus mas osados que han trabajado en el campo de la lingiiistica tedrica en el pasado reciente}, las Jenguas habladas primitivas deben haber sido de muy distinta indole, mas simples y toseas que sus descendientes contempo- raneos. (Suele sostenerse que el lenguaje puede haberse desa- rrollado gradualmente, por un proceso de evolucién cultural desde sistemas de senas muy toscos usados por otras especies, de modo tal que no habria un tinico estadio en el que podria 21 haber ocurrido una transicién desde un no-lenguaje al lengua- je.) Sin embargo, cuando investigamos la historia de determi- nadas lenguas habladas, el periodo para el cual podemos obtener informacién detallada —unos pocos milenios, en el mejor de los casos— es muy corto cuando se lo compara con la probable extensién del tiempo durante el cual esas lenguas se han desarrollado; la menor de las estimaciones confiables al respecto es de 30.000 afios, pero puede haber sido de un millén de afios, 0 més. Aunque gran parte del impetu de la ciencia lingitistica a principios del siglo 19 provino de la esperanza de que el examen de la historia de las lenguas revelara las leyes por las cuales habian evelucionado los sofisticados sistemas modernos de comunicacién a partir de antecesores mas primi- tivos, en la actualidad parece mds plausible pensar que aun las Jenguas mds antiguas de las que se disponen datos representan esencialmente el mismo alto grado de desarrollo que nuestras lenguas contemporaneas. Hemos perdido para siempre, pues, los estadios significativamente menos evolucionados (a menos que los actuales pidgins y creoles nos ofrezcan un andlogo contemporaneo de los origenes primitivos de nuestras propias lenguas). En el caso de la evolucién de los sistemas de escritura, la situacién es muy diferente. La historia total de la escritura, como ya se ha mencionado, es mucho mas breve que la de la lengua hablada; lo esencial de la escritura es su permanencia, en contraste con las emisiones orales, que se disipan en cuanto son producidas. Es por ello que tenemos acceso a una gran parte de la historia de los diversos sistemas de escritura, cuando se la compara con la historia total. Por cierto, podemos remontar- nos al nacimiento de algunos sistemas, incluido quizds el mas antiguo de todos. Es evidente que el estudio de la tipologfa de la escritura y el estudio de la historia no serdn empresas separadas. Una pregunta obvia que surge en la lingiiistica histérica de las lenguas escritas es si existen regularidades en Ja sucesion de los tipos: {las escrituras de tipo A evolucionan regular 0 comun- mente hacia las del tipo B, o un tipo muta para transformarse en otro de una manera impredecible, y esencialmente aleato- ria? Dentro del marco de este libro, no sera posible presentar 22 pruebas suficientes para justificar una respuesta definitiva a esta pregunta, pero se encontrardn indicios de que existen regularidades en la evolucién de la lengua escrita. El tereer titulo general propuesto para el estudio de los sistemas de escritura fue “psicologia”. Me refiero a las pregun- tas sobre cémo varios tipos de escritura funcionan en la practica para quienes los aprenden y utilizan. ,Cudles son los procesos mentales por los que un lector diestro, enfrentado a una pagina de inglés escrito, extrae los mensajes que el autor y_el editor han puestoen él? gEsos procesos difieren significativamente en usuarios de escrituras de distinto tipo, por ejemplo, el chino? Otro subgrupo de preguntas de especial interés incluidas en “psicologia” son las relacionadas con las bondades o la eficiencia de diferentes tipos de escritura, y de escrituras determinadas dentro de una misma categoria tipolégiea. Aque- Ilo que hace que un sistema sea “bueno” 0 “malo” es, sin duda, un problema respecto del cual pueden hacerse diversas consi- deraciones relevantes, pero que pueden resumirse en dos cues- tiones: jcuadn eficiente es el sistema para quienes ya lo han dominado? y cudin facil es su aprendizaje? Veremos que, en cierta medida, ambas estan en conflicto entre si Estas preguntas de tipo evaluativo no suelen surgir en la lingiistica del habla. Ya hemos visto que el lingiiista evita juzgar como “mejores” o “peores” formas alternativas dentro de una lengua determinada, y aun menos analiza qué lenguas son “mejores” que otras, Por el contrario, se supone que esas cuestiones serfan inutiles, porque todas las lenguas son igual- mente “buenas”, igualmente sutiles en cuanto a la estructura, igualmente eficientes.!* Este axioma de la calidad igual de las lenguas habladas es sostenido en parte por razones ideolégicas. La lengua materna de una persona es en tal medida una parte de su personalidad que, en esta era igualitaria, los estudiosos han querido reprimir toda idea de que puede haber lenguas “mejores” o “peores”. Pero hay también justificaciones mas respetables para tal axioma. El largo periodo de desarrollo histérico, al que ya nos hemos referido, a partir del cual todas las lenguas habladas ® Los nuimeros remiten a las notas, al final de cada eapitulo. 23 normales (excluyendo los pidgins y creoles) parecen descender, puede sugerir que la evolucién cultural ha tenido mucho tiempo para eliminar los rasgos ineficientes y crear todos aquellos que las lenguas necesitan (al menos con respecto a la estructura fonolégica y gramatical, cuando no en cuanto al yocabulario, en el que el cambio tecnolégico o ambiental puede superar la habilidad de la lengua para acufar términos utiles), Asimismo, el concepto de “eficiencia” en cualquier campo implica que la tarea a efectuar puede medirse independientemente de la herramienta cuya eficiencia se esta evaluando, pero, en cierto sentido, la lengua hablada se autodefine: suele decirse que su funcién es expresar ideas 0 pensamientos, aunque éstos apenas —pueden identificarse si no es a través de la lengua que los expresa. Si las lenguas habladas son “herramientas”, no lo son en el sentido de haber sido conscientemente modeladas con el fin de llevar a cabo determinado trabajo. Tanto la antigiiedad de las lenguas habladas como el “estatuto de autoempleo” que ~ poseen pueden hacer suponer que és inttil tratar de ordenarlas en escalas evaluativas. Ninguna de estas consideraciones se aplica a los sistemas de escritura. Es evidente que éstos son herramientas forjadas para llevar a cabo una tarea, y pueden hacerlo mejor o peor. En el caso de los primeros sistemas de escritura, la tarea estaba mas circunseripta que en el caso de la eseritura en una comu- nidad occidental moderna. En general, se considera la escritura como uno de los aspectos de la tecnologia, algo que las personas usan, mds que una parte de la personalidad, de lo que esas personas son. Si un extranjero me dice que la ortografia inglesa es ineficiente, puedo poner reparos baséndome en hechos y argumentar (como lo haré mas adelante en este libro) que nuestra ortografia tiene virtudes ocultas que, en cierto modo, compensan sus obvios vicios; pero no es probable que reaccione con igual vehemencia que si me dijeran, por ejemplo, que el sistema de tiempos del inglés, o nuestros sonidos vocalicos, son engorrosos e indeseables. Por otra parte, hemos visto que la escritura tiene una historia relativamente breve, gran parte de la cual esta abierta a la indagacién; seria absurdo negar que muchos de los avances observados en los registros historicos corresponden a casos de evolucién desde sistemas inferiores a 24 sistemas superiores. (Esto no signifiea suponer que todos los cambios en los sistemas de escritura han sido mejoras; muchos de ellos han tenido causas externas, y otros pueden haber entrafiado una pérdida y no una ganancia de eficiencia.) Por todo ello, es muy féeil incluir en la lingiiistica de la lengua escrita una dimensién evaluativa que apenas existe en la lingiiistica tradicional del habla. Este libro apelara a la estrategia de usar el primero de los tres titulos propuestos para el estudio de la escritura —la tipologia— como principio organizador. El préximo capitulo esbozara una clasificacién de las clases de escritura posibles desde el punto de vista légico, y se ilustrard el andlisis teérico con referencias a ejemplos extraidos de materiales mas 0 menos familiares para el lector angléfono. En capitulos posteriores, se analizaran los diversos tipos de escritura identificados en el capitulo 2, mediante un examen detallado de un sistema elegi- do en tanto representante relativamente puro de cada uno de los tipos. No se intenta incluir sistemas sélo porque son impor- tantes internacionalmente; por ejemplo, el alfabeto cirilico se pasa por alto porque, en el nivel de detalle con el que queremos trabajar, no difiere significativamente del alfabeto griego, que si es analizado. En varios casos, los sistemas descriptos, y las lenguas habladas que estos registran, no seran en absoluto familiares para la mayoria de los leetores; espero que uno de los beneficios secundarios de este libro para el estudiante de lingitistica sea el de presentarle datos de lenguas habladas mas exoticas (y, por ende, mas educativas) que las que ha encontra- do en otros textos. Se introduciran consideraciones relaciona- das con otras ramas del tema, historia y psicologia, cuando sean relevantes para el andlisis de determinados sistemas; estos t6picos no tienen asignados capitules especificos. Sin embargo, no se sigue este esquema con absoluto rigor. E] andlisis de la escritura sumeria en el capitulo 3 esta justifi- cado en términos de su especial relevancia en el aspecto histé- rico del tema, mas que en el tipologico; y en el capitulo 6 aprovecho el andlisis que alli se efectiia del alfabeto griego para incluir un informe detallado de la derivacién del alfabeto romano moderno a partir del griego; ese pasaje esta motivado mas por el deseo de satisfacer la curiosidad del lector respecto 25 de los simbolos de nuestra propia escritura que por el de introducir nuevos principios tedricos. En el ultimo capitulo se trata en detalle la version inglesa de la ortografia alfabética. Quisiera concluir este capitulo intreductorio con algunas consideraciones relacionadas con las convenciones terminol6- gicas y notacionales que se utilizardn en el resto del libro. Usaré los términos de escritura, sistema de escritura_u ortografia para referirme a un determinado conjunto de mareas escritas junto con un particular conjunto de convenciones para su uso. El inglés y el aleman se escriben mds 0 menos con el mismo conjunto de simbolos (digo mas o menos, porque el aleman, a diferencia del inglés, utiliza y a veces ; es sorprendentemente dificil encontrar pares de lenguas europeas escritas precisamente con las mismas letras); pero la “escritura inglesa”, o el “sistema inglés de escritura”, o la “ortografia inglesa” es un poco distinta de la “escritura/sistema de escritu- ra/ortografia alemana”, porque las convenciones para el uso de los simbolos es diferente. (Las convenciones difieren tanto con respecto a cuestiones especificas, como por ejemplo que represente /t// en el sistema inglés, y /x/ y /¢/ en el ateman, y a cuestiones generales, tales como que cada simbolo individual o digrafo corresponda a un sonido realmente pronunciado en el sistema aleman, mientras que la escritura inglesa esta llenade “letras mudas”, como la de lake “lago” 0 la de doubt “duda”.) Del mismo modo, el latin impreso segun las convencio- nes modernas ejemplifica una escritura distinta del latin clasi- sin distincién entre las letras de caja baja y de caja alta: ambas escrituras se identifican de manera imprecisa como “alfabeto romano”, pues uno descendié directamente del otro, pero la versién moderna es en realidad una escritura diferente, con el doble de simbolos (mas del doble, en verdad) que su ancestro y, por ende, con nuevas convenciones para el uso de los simbolos, referidas a las maytsculas en las letras iniciales de oraciones 0 nombres propios. En el habla cotidiana, el término “escritura” se asocia comtunmente a las propiedades superficiales de apariencia visual. Asi, la tipografia alemana tradicional ejemplificada en la linea 26 Hevnft Bu das Land, twa bie Zitronen bliiben? se describe cominmente en inglés como “escritura gética” (el término usual en alemdn es Fraktur). Como lingiistas, sin embargo, estamos interesados en la estructura de los sistemas més que en su apariencia fisica; desde el punto de vista estruc- tural, nada justifica que analicemos la escritura alemana en Fraktur como ejemplo de escritura distinta del aleman escrito en letras romanas: Kennst Du das Land, wo die Zitronen blithen? Existe una simple correspondencia uno-a-uno entre la mayoria de los simbolos usados en estas dos tipografias. La tniea diferencia entre los dos sistemas es que la Fraktur distingue dos simbolos que corresponden al signo romano (compdrense la primera y la tercera palabras en los dos ejemplos), y que la Fraktur usa un unico simbolo <3> que corresponde a dos simbolos romanos distintos, . En general, “sistema de escritura”, “escritura” y “ortogra- fia” se utilizaran de manera indistinta, aunque tenderé a usar “sistema de escritura” cuando una eseritura se cite para ejemplificar un determinado fipo de eseritura, y “ortografia” en relacién con las convenciones alternativas para el uso de un determinado conjunto de mareas escritas. No estoy sugiriendo que haya una respuesta precisa a la pregunta de si dos ejemplos de sistemas representan o no la misma escritura, Por ejemplo, idebe considerarse el sistema de escritura vigente en los Esta- dos Unidos como una escritura diferente de la que se utiliza en Jas Islas Britanicas, sobre la base de que, aunque ambas usan el mismo conjunto de simbolos, el sistema norteamericano emplea convenciones ligeramente distintas (como se evidencia en la ortografia de )? {O se trata apenas de variantes de una sola escritura? Las convenciones de la ortogra- fia germadnica difieren mucho mas de la ortografia inglesa (britaniea 0 norteamericana) de lo que difieren entre si las convenciones alternativas del inglés, pero aun cuando las convenciones del inglés y el aleman estén estrechamente vineu- Jadas, podria imaginarse una ortografia hipotética en la que las 2T convenciones para el uso del alfabeto romano sean mucho mas exéticas (para los estandares ingleses) de lo que lo son las con- venciones vigentes del aleman. ,Deberia considerarse, pues, a los hablantes del aleman y del inglés, como usuarios de varie- dades de una Unica escritura? En ultima instancia, tales pre- guntas son tan incontestables como lo son las preguntas sobre si dos variedades relacionadas de lengua hablada son “lenguas diferentes” o “dialectos de una lengua”: nosostros mismos debemos elegir dénde fijar los limites entre lenguas relaciona- das, o entre escrituras relacionadas, pues no existe lo “eorrecto” o “ineorrecto” en este campo. ‘Una de las dificultades al hablar de escrituras es que las individuales suelen estar asociadas a lenguas determinadas, y en lenguaje corriente, un solo nombre sirve para designar la escritura y la lengua hablada que ésta representa. Por ejemplo, la escritura hebrea esta fuertemente asociada a la lengua hebrea, y muchos laicos suponen que ambas van juntas. De hecho, no es asi, La eseritura hebrea (el mismo alfabeto de simbolos, grosso modo con las mismas convenciones de uso) es también usada comunmente para escribir el yiddish, lengua por completo distinta del hebreo, aunque usada por los miem- bros del mismo grupo religioso; el yiddish es un dialecto del alemian. Inversamente, la lengua hebrea puedey suele escribir- se en otras escrituras, ademas de la hebrea. Coloquialmente, podemos referirnos a la escritura y a la lengua hebreas como “hebreo”, invitando a nuestro interlocutor a olvidar que existen diferencias. Para nuestros fines, esto resulta contraproducen- te, pues es crucial en el estudio de los sistemas de escritura mantener siempre presente la idea de que wna escritura es sdlo un dispositive para hacer visibles los ejemplos de una lengua, la escritura en si misma no es la lengua. Una lengua puede escribirse en diferentes escrituras, y la misma escritura pue- de utilizarse para escribir diferentes lenguas. Es necesario insistir en este punto, pues los principiantes tienen a menudo dificultades para aprehenderlo. Con frecuen- cia, escuchamos a los alumnos hacer observaciones del tipo “originariamente, el hebreo no tenia vocales, pero las incorporé en la Edad Media”. Desde luego, la lengua hebrea, como todas las demas, siempre ha tenido vocales. Lo que se produjo en la 28 alta Edad Media (probablemente) fue la invencién de una version extendida de la escritura usada para escribir el hebreo; la nueva escritura proporcionaba por primera vez una completa indicacién de las vocales, asi como de las consonantes de la lengua hebrea (pero la lengua en si no cambis). Para mantener separadas lenguas y escrituras, sera im- portante recordar que el nombre de una lengua, como “hebreo”, “inglés”, “coreano”, cuando se usan como sustantivos, siempre se refieren a lenguas, mas que a escrituras. Para referirse a éstas, deben usarse expresiones como “escritura hebrea”, 0 “sistema de escritura inglesa”. Algunas escrituras tienen sus | propios nombres, que no son sélo nombres de lenguas: el coreano se escribe en una escritura llamada “han’gul”, y no | existe ninguna lengua que se llame de ese modo; la tnica lengua escrita en esta escritura es el “coreano”. Es posible, pues, | utilizar “han’gul” como sustantivo, para no recurrir a perifrasis como “escritura han’giil”, pero el lector debe recordar qué nombres propios designan escrituras y cudles, lenguas. Otro tema que requeria una decisién terminoldgica es el de los elementos usados en los sistemas de escritura. En este caso, el uso corriente en inglés no es de gran ayuda. Las unidades de nuestra escritura se Ilaman “letras”, pero este término no es apropiado como nombre general para los elementos de distintos sistemas, y esto por dos razones principales. En primer lugar, lo que queremos es un término que signifique simplemente “simbolo escrito distintivo”, e incluso respecto de nuestra propia escritura, el término “letra” significa mucho mas que eso, Asi, los signos de puntuacion y (para algunas lenguas escritas con el alfabeto romano) los signos diacriticos, o “acentos”, no se llaman “letras”, aunque forman parte del sistema de escritura al mismo titulo que las letras mismas. Ademas, dos simbolos como y son considera- dos “la misma letra”, aunque la distincién entre ambos es muy significativa en nuestra escritura: es incorrecto comenzar una oracién o un nombre propio con minusculas, por ejemplo. En segundo lugar, el término “letra” se usa coloquialmen- te de un modo que lo vincula con las escrituras tipolégicamente similares a la nuestra. Un inglés estard encantado de hablar de “las letras rusas” (o “letras cirilicas”), por ejemplo, y estara 29 dispuesto a referirse a las “letras drabes” (aunque el hecho de que las palabras drabes se impriman de manera continua torna esta frase menos cémoda); casi con seguridad, rechazaria la expresion “letras chinas”, al menos si conoce algo acerca de como se escribe la lengua china. En inglés coloquial, una unidad dela escritura china recibe el nombre de “earacter”, término tradi nalmente referido a cualquier escritura o sus elementos, pero que se ha especializado recientemente en relacién con la escri- tura china. La palabra “cardcter” es, seguramente, demasiado engorrosa y fea para imponerse como nombre general para “unidad de escritura” (aun cuando este uso persiste en un cam- po especializado, el de la tecnologia computarizada); por cierto, no esta claro el modo en que esta palabra se utiliza en el inglés coloquial moderno. (Por ejemplo, el japonés, como veremos, se escribe en una sistema mixto, que incluye elementos idénticos a los de la escritura china junto con otros que difieren de ellos tanto en apariencia como en funcién; jun angléfono Llamaria a todas las unidades de la eseritura japonesa “caracteres”, o sélo a las del primer tipo? Presumiblemente, en la practica, la ignorancia sobre la escritura japonesa les evita a la mayoria de los angléfonos tener que tomar una decisién al respecto.) La eleccién obvia (y habitual) es usar la palabra! grafo’ como término general para cada unidad de cualquier escritura. Comunmente, la cita de un grafo o secuencia de grafos se incluye entre angulos. Podemos, pues, eseribir que la “escritu- raalemana usa para representar la vocal/y/” (las transcrip- ciones fonémicas se incluyen entre barras), 0 que “/mein/ ‘mi’ se escribe en holandés y en africaans”. Cuando analizamos escrituras que no usan el alfabeto romano, los simbolos que aparecen entre dangulos serdn a menudo no los simbolos exdticos realmente usados en las escrituras en cuestion, sino las letras romanas que transcriben esos simbolos. Asi, al referirnos a la escritura hebrea, podemos escribir que “la forma representa la palabra /hawwa/, ‘Eva’”, lo que significa que la secuencia de tres grafos hebreos convencionalmente transcripta: hwh y que en realidad es: 30 mn se usa para escribir el nombre propio hebreo que se pronuncia /hawwal, y para el cual el equivalente inglés es “Eve”. La eleccidn de un sistema de transcripcién para represen- tar las formas de una lengua exética con nuestro alfabeto es, en si misma, un problema complieado. Para algunas lenguas escritas en escrituras no romanas existe mas de un —a veces, varios— sistema alternative de romanizacion e, incluso para las lenguas en las que un solo sistema es ampliamente acepta- do, las convenciones usadas en conexién con una lengua suelen tener poco en comtin con las usadas en conexién con otra len- gua. Cuando las palabras de esas lenguas se usan como parte del texto, por ejemplo, como nombres propios de instituciones 0 personas que son relevantes para el andlisis, los escribo en el esquema de romanizacién mds difundido para las lenguas en cuestién. Cuando las palabras se citan como ejemplos, sin embargo, los detalles pequefos de transliteracién suelen ser importantes, y es necesario un enfoque mas cientifico del problema. Entonces adopto una practica que puede ofender a muchos lectores versados en las tradiciones eruditas de algu- nas de las lenguas analizadas, pero que tiene la ventaja de simplificar las cosas en la medida de lo posible para lectores que no estén familiarizados con esas lenguas. Al transcribir ejemplos, ignoro todas las convenciones estandar de transcrip- cién para una lengua determinada, en favor de los sistemas basados en el alfabeto de la Asociacién Fonética Internacional (IPA). Dado que muchas de las lenguas en cuestién tienen pronunciaciones distintas en diferentes areas dialectales o en diferentes periodos histéricos, a menudo tenemos que hacer una eleccién arbitraria de una pronunciacién determinada en la que basar la transcripcién (a veces, esta eleccién implicara conjeturas, cuando la pronunciacién de una lengua muerta no se conoce completamente). Pero de este modo, el lector s6lo ne- cesita familiarizarse con el alfabeto IPA para poder adjudicar una pronunciacién razonable y aproximada a todas las formas citadas de una amplia gama de lenguas en este libro. (Natural- mente, mis transcripciones sélo seran “estrictas” en la medida en que asi lo requiera la estructura fonolégica de las lenguas 31 respectivas, lo que significa que la transcripcién a menudo ignorara los detalles de pronunciacién, aun cuando éstos sean eonocidos con certeza y sean invariantes en diferentes varieda- des de la lengua en cuestién.) Habra casos en los que es conveniente usar el simbolo propuesto por el alfabeto IPA, 0 en los que la pronunciacién de un fonema desaparecido es totalmente conjetural; en esos casos, si el simbolo tradicionalmente utilizado por quienes estudian esa lengua es conveniente, lo usaré. Pero el hecho de que una transcripcién pueda entrar en conflicto con la practica normal de una tradicién filologica determinada nunca sera considerado un obstaculo para usarla, si el uso en el ambito de la lingiiistica general la torna apropiada. (Del mismo modo, he sido inexorable al descartar terminologia u otras convenciones eruditas estandar en campos de especializacién determinados, siempre que consideré que el desvio de tales convenciones podia clarificar las cosas para el lector no especializado, sin distorsio- nar los hechos.} Desgraciadamente, el alfabeto IPA tiene serios defectos, y me apartaré de él en los siguientes casos. Este alfabeto usa dos puntos para marcar las vocales largas y no tiene signo especial para las breves; esto suele ser inoportuno, sobre todo en las lenguas en que las voeales breves son la variedad “marcada”; de modo que indicaré largas y breves mediante maeron y breve: [é &]. El alfabeto IPA carece de simbolos adecuados para las consonantes africadas, aunque éstas funcionan estructural- mente como fonemas simples; cuando sea necesario, pues, definiré los simbolos que representan las africadas de manera ad hoc. El uso de la manuscrita [a] y de la impresa [a] como simbolos contrastantes da lugar a confusion en la practica, de modo que escribiré las vocales abiertas posteriores y anteriores como [a ee], respectivamente, usando el primer simbolo en muchos casos en los que no se produce contraste. (Es un etnocentrismo de la IPA utilizar un simbolo especial para la vocal de la palabra inglesa bat “bate” s6lo porque, como muchos. fonemas vocdlicos en otras lenguas, no ests en una posicién “cardinal”.) Uso las variantes [1] de los signos para las vocales cerradas laxas. En otros aspectos, mis transcripciones del inglés se ajustan a las convenciones de Wells y Colson (1971). 32 En algunos casos, por ejemplo en el andlisis de las escritu- ras no basadas en unidades fonoldgieas, sera necesario citar los grafos no romanos directamente, en lugar de transliterarlos. Seria innecesariamente pedante encerrar esas citas entre an- gulos. Cuando escribi este libro choqué con una dificultad que deben haber padecido otros autores de obras que abarquen varios milenios: la inadecuacién de las expresiones “d.C.” y “a.C.” Una frase como “el siglo v d.C.” no tiene sentido, ¥ es extrano llamar a los mil afios que precedieron el nacimiento de Cristo el “primer milenio antes de Cristo” cuando fue el ultimo milenio de ese tipo. Ademas, la constante referencia de aconte- cimientos al nacimiento de Cristo suele ser provinciana, por ejemplo, en el contexto de la antigua China, y puede ser ofensi- va para la sensibilidad de algunos lectores religiosos cuando se analiza el hebreo. Quienes aceptamos a Jestis como el Salva- dor tenemos modos mas sustanciales de demostrar nuestra fidelidad. Seguiré, pues, el ejemplo de Joseph Needham y usaré signos menos y mas segun el modo matematico, omitiendo el signo mas cuando no haya confusién posible: la civilizacién sumeria surgié en el -5° milenio y duré hasta principios del -2" milenio; las Olimpiadas comenzaron en -776 y fueron suprimi- das en +393. También escribo, por ejemplo, “s. -6”, “s. 17” por “siglo -v1” y “siglo +xvu". Habiendo introducido el término téenico de “grafo”, cerra- | ré este capitulo amando la atencién sobre un paralelismo con | Ja lingiiistica de la lengua oral. El analogo en el habla de “grafo”, o unidad elemental de la Jengua escrita, es un “fono” o unidad de sonido. Uno de los principios basicos de la lingitistica es la nocién de que, dentro de cualquier lengua hablada, no todas las diferencias entre fonos son significantes o “distintivas”; en algunos easos, dos 0 mas fonos distintos fisicamente se agrupan en familias llama- das “fonemas”, en cuyo caso los miembros de un fonema se llaman sus “aléfonos”. Asi, en inglés, aunque la lateral velarizada "| de la palabra Aill es fisicamente diferente de la lateral simple [I] de hilly, los dos fonos no son significativamente distintos; en inglés, la diferencia entre ellos nunca se utiliza para diferenciar enunciados (aunque en otras lenguas, el ruso 33 por ejemplo, una distincién similar se utiliza para hacerlo). En. inglés, la eleccién entre []" | y [1] siempre esta determinada por el contexto: antes de una vocal solo ocurre la variante [1], y en otras posiciones, sélo [}*]. Los dos fonos, [1" ] y [1] son aléfonos de un solo fonema, /l/. (Convencionalmente, las barras se usan para los fonemas, los corchetes para la transcripcién fonética mas estricta.) Un fenémeno anélogo se produce en la escritura, y es conveniente usar los términos de grafema y alégrafo en conse- cuencia. Un ejemplo muy similar a los de los sonidos laterales del inglés oral aparece en las versiones alternativas de caja ba- ja s que se encontraban en el alfabeto romano hasta el s. xIx (como vimos en la pagina 26, una alternancia paralela se producia en el Fraktur aleman hasta su reciente obsolecencia, y la sigma griega tiene esa alternancia hasta el presente).? Los dos grafos eran alografos de un Gnico grafema. No representan distintos sonidos; la eleccién entre ellos estaba determinada por la posicién en la palabra. Al final de palabra (grafica y no fonéticamente hablando), se usaba ; en otras posiciones, < f >. Asi, pues: fea [hell meafure mift kifs cireus lofe news Generalmente, las apariencias diferentes de letras en diferentes tipos de letras, o en letras manuscritas a diferencia de las impresas, pueden considerarse alograficas. Esas diferen- cias son andlogas a las pronunciaciones apenas diferentes que pueden darle a un mismo fonema distintos hablantes de una lengua tinica, o incluso un solo hablante en distintas ocasiones. Ast, los grafos serdn todos alégrafos de un solo grafema, . Por otro lado, y no pertenecerén a un solo grafema; como ya sefialamos, en nuestra escritura, la distincion caja alta / caja baja es significativa® No llegaremos al extremo de adoptar diferentes corchetes para las transcripciones grafémicas y alograficas, paralelas a la distincién barras/corchetes usadas en la lingitistica de len- gua oral, Los dngulos se usardn para grafemas y alégrafos, ya que es improbable que surjan confusiones en la practica. Al analizar las eserituras no romanas, ignoraremos las diferencias 34 menores, comparables a las diferencias entre tipos de letras impresas, e ilustraremos esas escrituras mediante variedades unicas y estandarizadas. Cuando sean importantes, las dife- rencias alograficas comparables a la distincién se sefia- lardn de manera explicita. Notas 1. Dell Hymes (1961)y John Honey (1983) son de los pocos autores que consideran que esta suposicién es diseutible. _ 2, Segiin Updike (1922, vol. 2, pp. 229, n. 1),1as larga fue eliminada por primera vez del tipo romano por John Bell hacia 1775. Seria dificil establecer eudndo desaparecié de la escritura a mano, aunque la novela de Winifred Holtby, South Riding (1936), ofrece una pista al respecto; en ella, uno de los personajes mas ancianos es descripto como el tiltimo hombre que hace esa distincién, 3. Véanse en Bazell (1956) y Minkoff (1975, pp. inherentes a los conceptos de “grafema” y “aldgrafo”. 5-6) los problemas 35 2 Consideraciones teéricas ¢Qué es la escritura? En una primera aproximacién, “es- cribir” puede definirse como: comunicar ideas relativamente especificas por medio de marcas permanentes y visibles. . El término “permanente” se incluye en esta definicion porque no tomaremos en cuenta el lenguaje de sefias de los sordomudos como ejemplo de “eseritura”. Mas problematico es el término “especificas”. Esta palabra se incluye para eliminar casos en que las ideas son transmitidas con un medio durable y visible que nadie querria llamar escritura: obviamente, la pin- tura o el dibujo artisticos. “Guernica” de Picasso, por ejemplo, logra comunicar ideas de horror, masacre, erueldad, sin ser un caso de escritura. La definicién de “escritura” que dimos excluye “Guernica” atendiendo al hecho de que las ideas que comunica, aunque potentes, son vagas y no explicitas. Por ejemplo, una “traduccion” del mensaje de “Guernica” en inglés estaria abierta alacorreccién en el mismo sentido en que lo esta una traduccion. al inglés de un fragmento de espafiol o alemdn. ‘Lo que torna un medio de comunicacion visible lo bastante explicito para ser descripto como escritura es, por cierto, muy dificil de decir. Tal vez sea un error incluir esto en nuestro primer intento de definicién de escritura; podria conjeturarse que la propiedad caracteristica de la escritura no es que comu- nica ideas especificas sino que comunica ideas de una manera convencional, Claramente, una escritura puede ser entendida por sus lectores solo porque éstos han aprendido las convencio- nes para interpretarla, y podria considerarse que el arte grafi- co, por el contrario, es independiente de la convencién: uno lo 37

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