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JOHANN SEBASTIAN BACH

Johann Sebastian Bach nació el 21 de marzo de 1685 en Eisenach


(Turingia). Su familia era depositaria de una vasta tradición musical y a
lo largo de las generaciones se dio un buen plantel de compositores e
intérpretes, por lo que se crio en un mundo lleno de música.

Cuál fue la infancia de Johann Sebastian Bach

Johann Sebastian Bach nació el 31 de marzo de 1685 en Eisenach, la


capital del ducado de Sajonia-Eisenach (Alemania). Su padre, Johann
Ambrosius Bach, fue el trompetista de la corte del duque de Eisenach
y director de los músicos de la ciudad. Su madre, Maria Elisabeth
Lämmerhirt, era hija de un peletero.

Sebastián, el menor de los ocho hijos de sus padres, creció en un


ambiente musical. Todos sus tíos paternos, así como cuatro de sus
propios hermanos, eran músicos de renombre. Mientras su padre le
enseñaba el violín y el clavicordio, su tío, Johann Christoph Bach, le
daba clases de órgano.

infancia de Johann Sebastian Bach

A la edad de ocho años, el joven Sebastián comenzó a ir a la escuela


de gramática latina, donde, además de leer y escribir, también estudió
escrituras en latín y alemán. Más tarde, cuando los alumnos formaron
el coro de St. Georgenkirche, fue seleccionado.
La madre de Sebastian murió el 1 de mayo de 1694. Su padre también
falleció el 2 de marzo de 1695. Johann quedó huérfano poco antes de
cumplir los diez años.

Para entonces, su hermano mayor, llamado Johann Christoph Bach,


se había establecido como organista en St. Michaeliskirche, Ohrdruf.
Ahora se hizo cargo de sus dos hermanos más pequeños, Johann
Sebastian Bach de diez años y Johann Jacob Bach de trece años.

Así, en 1695, a la edad de diez años, Sebastian comenzó a vivir en la


casa de su hermano en Ohrdruf.

Infancia y formación. Johann Sebastian Bach descendía de una familia


turingia de antigua tradición musical que había producido ya figuras
notables como Johann Christoph y Johann Michael, primos de su padre
Ambrosius. Último de los ocho hijos de éste y de Elisabeth Lämmerhirt,
Bach recibió las primeras enseñanzas musicales de su progenitor, músico
municipal de Eisenach. A los diez años quedó huérfano de padre y madre, y
fue confiado a los cuidados de su hermano mayor Johann Christoph,
organista de Ohrdruf, quien no parece haber realmente comprendido su
precoz talento. Por lo demás, Bach no contó con verdaderos profesores; fue
formándose él mismo en el estudio de los compositores principales y
secundarios y de las tradiciones musicales más importantes de toda
Europa, y a través del conocimiento directo de insignes intérpretes, sobre
todo organistas, a cuyos recitales asistía. Siguió cursos de estudios
generales en el liceo de Ohrdruf y en Lüneburg, y conoció también la
lengua latina, como se desprende de muchas de sus cartas, escritas en una
curiosa mezcolanza de latín y alemán. Sin embargo, más que los estudios
literarios, parecen haber dejado notable huella en su espíritu los de
teología, que, como buen luterano ortodoxo, no abandonó jamás. En la
imagen, un retrato de Bach a los 30 años. Atribuido a Johann E. Rentsch el
viejo, su autenticidad ha sido cuestionada.

Reconocido intérprete. La pericia muy pronto alcanzada en las distintas


ramas de la interpretación musical (clavicémbalo, órgano, violín, dirección
coral) no tardó en procurarle colocaciones adecuadas. Tras el período de
Lüneburg, Bach estuvo durante algunos meses de 1703 en Weimar como
violinista y, en el verano de este mismo año, pasó a Arnstadt en calidad de
organista de la "Nueva Iglesia", cargo que desempeñó hasta 1707. Ese año
aceptó el puesto de organista de la iglesia de San Blas, en Mühlhausen,
donde se ocupó también de música vocal; allí cuidó, además, de la
restauración del órgano, reformó el coro y la orquesta e inició la actividad
docente. En la imagen, Bach tocando el órgano.

La familia Bach. En Mühlhausen formó su nido familiar: en octubre de 1707


se casó con su prima en tercer grado Maria Barbara, hija del músico Johann
Michael Bach, a la que había conocido en Arnstadt. De ella tendría siete
hijos, de los cuales fueron apreciados compositores los dos primeros:
Wilhelm Friedemann (1710-84) y, singularmente, Carl Philipp Emmanuel
(1714-88), quien contribuyó de manera notable al desarrollo de la sonata.
En junio de 1708 se estableció en Weimar como organista y músico de
cámara de la capilla palatina del duque regente Wilhelm Ernst; hasta 1717
desempeñó tales cargos, a los que en 1714 se añadió el de Konzertmeister, o
sea violín solista de la orquesta y vicemaestro de capilla del conjunto
orquestal de palacio. En 1717 dejó la corte de Weimar y se dirigió a la del
príncipe Leopoldo de Anhalt-Köthen, donde recibió el cargo de Kapellmeister.

En 1720, al regresar de un viaje realizado a Karlsbad con el príncipe, halló


muerta a su mujer; la pérdida provocó en Bach un dolor muy profundo,
cuya sinceridad no debe ponerse en duda aun cuando sólo dos años
después, inquieto por la suerte de los cuatro hijos que le quedaban de los
siete habidos, se uniera en segundas nupcias con Anna Magdalena Wilcken.
La nueva esposa, bien dotada musicalmente (sobre todo para el canto), le
resultó no solamente inmejorable compañera, sino también colaboradora
artística (conservamos de su mano la copia de varias composiciones del
marido). De ella tendría trece hijos más, el último de los cuales, Johann
Christian (1735-82), denominado el Bach milanés o londinense por razón
de los lugares en los que desarrolló su principal actividad, compuso obras
muy apreciadas en un estilo algo italianizante que no dejó de influir en
Mozart, y disfrutó de una fama superior a la de su padre. En la imagen,
estampa familiar de Bach con tres de sus hijos, posiblemente Gottfried
Heinrich, habido en su segundo matrimonio con Anna Magdalena, y Carl
Philipp Enmanuel y Wilhelm Friedemann, de su primer matrimonio con
Maria Barbara.
Plenitud en Leipzig. Desde 1723 hasta su muerte el genio ocupó en
Leipzig el cargo anteriormente desempeñado por Johann Kuhnau: el
de Kantor (o sea, poco más o menos, maestro de capilla) de la
Thomasschule, escuela aneja a la Iglesia de Santo Tomás. Tal misión
implicaba diversas actividades: la composición y dirección de la música
para el templo, la instrucción del coro formado por los mismos alumnos del
colegio y el puesto de director musical de la Universidad. En conjunto, este
período fue el más fecundo de la existencia de Bach. Aun cuando no le
faltaron al gran músico disgustos ni amarguras, su inspiración fluyó más
abundante que nunca, sobre todo en el campo de la música sacra, al cual
pertenecen las obras más ilustres de la etapa: la Pasión según San Juan,
empezada en Köthen; la sublime Pasión según San Mateo, el Oratorio de
Navidad, la Misa en si menor y la mayoría de las Cantatas. Entre las
composiciones instrumentales del período figuran Fantasía cromática y
fuga, las Partitas y la segunda parte El clave bien temperado, todas ellas
para clavicémbalo; para órgano: numerosos Corales y Preludios y fugas; y,
además, los Conciertos para clavicémbalo y orquesta de cuerda. Todo ello
indica el notable aumento de su fama, no siempre proporcionada a la
magnitud del genio, por cuanto solían apreciarse mucho más sus cualidades
de organista, clavicembalista e improvisador que sus merecimientos como
autor musical. En la imagen, la Iglesia de Santo Tomás en Leipzig.

Una obra incomparable. En 1747 realizó la famosa visita a Federico II de Prusia en su palacio
de Potsdam, donde se encontraba su hijo Carl Philipp Emmanuel; en tal ocasión compuso el
repertorio Ofrenda musical y pudo ensayar los modelos de piano de macillos construidos por
Silbermann. Bach tenía entonces sesenta y dos años, y el comentario de Federico II ilustra
sobre su situación vital y musical: «Señores: el viejo Bach acaba de llegar a Berlín». Un
comentario que implica respeto, pero también un cambio de sensibilidad en los tiempos, que
iban a ir arrinconando la figura del «viejo» compositor, eclipsado por la fama de los músicos
jóvenes, entre los que incluían algunos de sus propios hijos, y en especial Carl Philipp
Emmanuel. Para colmo de males, en 1749 su debilitada vista sucumbió ante unas cataratas, y el
tratamiento de los médicos empeoró su estado. En 1750 el cirujano inglés John Taylor le dejó
ciego, y los médicos de la corte le postraron para siempre en cama con reiteradas sangrías, en
aquel tiempo reputadas como la panacea universal de la ciencia médica. Pocos días antes de su
muerte, sin embargo, recuperó la vista. Anna Magdalena le acercó una rosa roja. Luego Bach
quiso que sus hijos le cantasen «una hermosa canción sobre la muerte». Murió a los pocos días,
el 28 de julio de 1750. La obra incomparable de Bach pasó a la posteridad gracias al interés que
a ella dedicaron sus hijos y un limitado grupo de discípulos. Casi ignorada por espacio de
muchos años, habría de ser revelada a principios del siglo XIX por la biografía de Forkel y,
particularmente, la labor de Mendelssohn, quien dirigió la primera interpretación completa
de La pasión según San Mateo en 1829, cien años después de su composición. En la imagen,
partitura autógrafa de la Sonata para violín nº 1 en sol menor (BWV 1001).

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