Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El acuerdo del gobierno de Colombia con las FARC es imperfecto, sí, pero voy a votar
SÍ en el plebiscito el 2 de octubre. Veamos dos temas que percibo como los dos más
controversiales y luego explico por qué a pesar de ellos voy a votar SÍ.
Primero, sobre si el acuerdo genera impunidad. El acuerdo dice que los delitos menos
graves (como por ejemplo el delito de rebelión o de porte ilegal de armas) serán
amnistiados, mientras que los más graves (delitos de lesa humanidad, desaparición
forzada, etc.) sí serán investigados, juzgados y sancionados. Pero hay tres tipos de
sanciones: aquellos que no colaboren con el sistema de justicia, y que después sean
encontrados culpables deberán pagar una pena de cárcel de 10 a 20 años; aquellos que sí
colaboren, pero lo hagan tarde, pagarán una pena de cárcel de 5 a 8 años; y quienes
colaboren plena y oportunamente pagarán otro tipo de penas: una “restricción efectiva
de la libertad” (por ejemplo, no poder salir de una vereda) y además un conjunto de
medidas de reparación a las víctimas (como desminado de territorios o construcción de
infraestructura para las víctimas).
Sí es cierto entonces que algunas personas no irán a la cárcel y que recibirán sanciones
más suaves. Pero es falso que vaya a haber impunidad, pues todos los delitos sí serán
investigados, juzgados y sancionados.
Entre otras cosas, me habría gustado que el acuerdo incluyera sanciones más fuertes
para quienes cometieron delitos graves y que el número de curules garantizadas fuera
menor. También es cierto que la implementación será difícil, que seguramente no todos
se desmovilizarán, que el narcotráfico no se acabará, que habrá desacuerdos en la
interpretación de los acuerdos, en fin. Pero a pesar de eso, de la imperfección del
acuerdo, de que no resolverá todos los problemas y de la dificultad de su
implementación, votaré SÍ.
Primero, porque evitaremos víctimas. La violencia no terminará del todo, pues muy
probablemente algunos integrantes seguirán en la criminalidad, pero las FARC como
organización armada desaparecerá y el conflicto con ellas cesará. Lo esperanzador es
que, aún durante la negociación, ya hemos podido tener una muestra de lo que esto
significa. Según datos de CERAC, mientras que en 2013 hubo 452 muertos por el
conflicto armado, en 2016 llevamos cuatro. Pensemos entonces en todas las víctimas —
de asesinatos, secuestros, desapariciones, etc.— que gracias al acuerdo nunca lo serán.
Tercero, porque si bien yo hubiera preferido sanciones más fuertes para quienes
colaboren plena y oportunamente, el acuerdo adopta un enfoque que es novedoso. Antes
de preguntarse qué se necesita para sancionar a los responsables, se pregunta qué es lo
que necesitan las víctimas y trata de encontrar un balance entre esas diferentes
necesidades. Por esa razón, incluye no solo un mecanismo judicial, la Jurisdicción
Especial para la Paz, sino además otros mecanismos para satisfacer derechos de las
víctimas: la Comisión de la Verdad, una Unidad para Búsqueda de Personas
Desaparecidas y medidas de reparación integral como por ejemplo los actos de
reconocimiento de la responsabilidad colectiva. Estos componentes, además, están
integrados: solo quienes reconozcan la verdad y la responsabilidad podrán ser
beneficiarios de las penas alternativas.
Cuarto, lo más probable es que una renegociación de los acuerdos sea imposible. Si no
se aprueba el plebiscito, tanto las FARC como el gobierno de Santos quedarán mal
parados frente a la contraparte y frente a sus propias bases. Aunque las FARC hayan
dicho que no se levantarán de la mesa, lo más probable es que se rompa el cese, pues la
guerrilla buscará aumentar su fuerza en la mesa de negociación. Se necesitará otro
gobierno, más tiempo y muy probablemente más guerra para poder volver a cerrar una
negociación.
Y quinto, porque este voto tiene una dimensión empática. Las personas privilegiadas
que no hemos vivido el conflicto desde las trincheras tenemos una gran responsabilidad
y debemos ser empáticos y ponernos en el lugar de las personas que han tenido que vivir
con esta violencia cotidianamente. Durante 52 años, quienes han estado en el poder han
entregado a las siguientes generaciones, a los jóvenes, un país en guerra. Esta vez los
mismos jóvenes tenemos la oportunidad de votar para evitar que esa herencia cruel
continúe.
Votar SÍ ayudaría a romper esa violencia cotidiana y permitiría que esa realidad se
transforme.
https://cnnespanol.cnn.com/2016/09/15/imperfecto-si-pero-voy-a-votar-si/