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Y II PARA MÉDICOS
aplicación en el quehacer del médico general
Las técnicas de anestesia y de sedo-analgesia, hoy en día son soporte de muchos de esos
procedimientos que en su mayoría se realizan en centros de cirugía ambulatoria,
consultorios y áreas hospitalarias por fuera del quirófano. Se considera que la sedación es
una práctica en expansión que tiene sus inicios en los años 40, pero con un crecimiento
exponencial desde principios de los años 90; desde ese entonces existe una condición
común y a la vez relevante y es que su ejecución se realiza por no anestesiólogos hasta en
un 41%, incluso llegando a realizarse en condiciones de abuso, conllevando un riesgo
importante para los pacientes. Es por esta razón que varias sociedades científicas lideradas
por el comité de seguridad de la Sociedad Colombiana de Anestesiología (S.C.A.R.E.) y
apoyados por el Ministerio de la Salud y Protección Social, disponen un consenso nacional
con recomendaciones para la sedación y la analgesia por médicos no anestesiólogos y
odontólogos de pacientes mayores de 12 años.
El presente artículo busca revisar los aspectos mas relevantes con relación a los puntos de
mayor cuidado y controversia con relación a la sedación de I y II grado, cuando se realiza
por médicos no anestesiólogos y adicionalmente situar al médico general en su entorno
diario y brindarle elementos que puedan ser de gran ayuda al momento de realizar un
procedimiento bajo sedación.
DEFINCIÓN
Ese nivel de profundidad puede ir desde la ansiolisis, hasta la anestesia general 1,2 y en este
espectro según la capacidad de respuesta del paciente, la función cognitiva y el compromiso
de la función respiratoria y cardiovascular, nos podemos encontrar cuatro estados o niveles
de sedación (Tabla 1) 3. Es claro que el paso de un grado a otro puede ocurrir fácilmente en
intervalos muy cortos de tiempo, por lo que conocer las características clínicas de cada
nivel, propuestos por la Sociedad Americana de Anestesiología y adoptadas por la S.C.A.R.E.,
permite el mejor monitoreo del procedimiento, aunque desde el punto de vista clínico
puede ser difícil su diferenciación y hacer un poco complejas las estrategias de manejo que
deben ser implementadas para la recuperación del paciente, condición que puede ser
directamente la causa de la morbilidad asociada a estos procedimientos. Adicionalmente
las condiciones asociadas al alto flujo de pacientes en los diferentes servicios y la falta de
del recurso humano ideal con experiencia en el manejo farmacológico, fisiológico y clínico
del paciente sedado, ha exigido al personal médico y paramédico la competencia de su
desempeño para la aplicación cuidadosa de sedo-analgesia en sus lugares de trabajo 2,3. A
pesar de tomarse este tipo de medidas en entrenamientos específicos, existen en la
literatura una alta tasa de complicaciones cercanas al 20% e indicios de subregistro, que
dificultan la difusión de las técnicas sugeridas por diferentes grupos académicos del
mundo2.
NIVELES DE SEDACIÓN
Según la norma vigente, los médicos no anestesiólogos pueden realizar sedaciones grado I
y II, con el uso de un solo medicamento.
COMPLICACIONES
Son numerosos los eventos adversos que pudieran suceder durante la sedación. Se dice que
cerca del 50% de las complicaciones son prevenibles.
Otra condición no inusual, es la pérdida de los reflejos protectores de la vía aérea, que
pueden generar mayor riesgo de regurgitación y aspiración de contenido gástrico.
Para finalizar y como tal es una condición menos frecuente, están las reacciones
anafilácticas a los medicamentos; posiblemente en este grupo sea el propofol el
medicamento con el que más cuidado se debe tener en los pacientes alérgicos al huevo.
TIPOS DE PROCEDIMIENTOS
De acuerdo a la naturaleza del procedimiento los podemos dividir en tres grandes grupos y
de acuerdo a esto se podría plantear un tipo de sedación.
Como toda norma tiene sus excepciones y a pesar de tener definidos los procedimientos, la
sedación de nivel I o II debe ser realizada por anestesiólogos en pacientes no colaboradores,
con edades extremas, con enfermedades cardiacas severas, enfermedades pulmonares,
hepáticas, renales o del sistema nervioso central, con obesidad mórbida, con apnea del
sueño, embarazadas, o quienes abusan del alcohol o de sustancias psicoactivas, pacientes
con antecedente de sedación fallida o con antecedentes de efectos adversos a
medicamentos usados en procedimientos anteriores.
La sedación debe ser realizada por un médico, un odontólogo, una enfermera o un auxiliar
de enfermería diferente del operador, pero siempre bajo la supervisión de este y con las
competencias necesarias que se exponen a continuación5:
Debe vigilar los signos vitales del paciente: Frecuencia cardiaca, presión arterial y
saturación.
Debe tener vigente el certificado de soporte vital básico en caso de realizar sedación
grado I o II.
Debe contar con la certificación en sedación avalada por la sociedad
correspondiente de manera conjunta con la SCARE, dicha certificación debe incluir
manejo de crisis y complicaciones.
Debe conocer la farmacología de los medicamentos utilizados, sus efectos
colaterales y sus posibles complicaciones.
Debe tener conocimiento del manejo de la vía aérea.
La certificación tendrá una validez de 4 años.
Para el personal que administra sedación grado III debe certificar adicionalmente:
Se debe contar con un acceso vascular permeable durante el procedimiento y sólo debe ser
retirado cuando el riesgo de depresión cardiorrespiratoria haya desaparecido. Esto debe
realizarse en el área de recuperación donde el paciente debe permanecer hasta recuperar
su estado basal, monitorizado con oximetría de pulso.
De igual manera el sitio dispuesto para realizar los procedimientos debe cumplir con las
siguientes exigencias:
Adrenalina
Atropina
Amiodarona o Lidocaína sin epinefrina.
Líquidos intravenosos.
Flumazenil (se omite si no se usan benzodiacepinas)
Naloxona (se omite si no se usan opioides)
Bala portátil de oxígeno o suministro portátil de oxígeno
Inhalador broncodilatador tipo salbutamol, ipratropio
Hidrocortisona
Tensiómetro manual o automático.
Cánulas orofaríngeas y nasofaríngeas; son altamente deseables máscaras laríngeas
(ideal) o laringoscopio y tubos endotraqueales.
Desfibrilador (no se requiere en sedaciones con óxido nitroso).
Debe disponerse de una estrategia explícita para solicitar asistencia adicional de
emergencia.
Debe cumplirse con las regulaciones vigentes de habilitación.
Sin embargo, la norma referenciada en la Resolución 2003 de 2014 es un poco más exigente
en cuanto a los cumplimientos para la sedación grado I y II. Ella exige la existencia de
protocolos de sedación, protocolos para el manejo de emergencias, protocolos que definan
la atención por el anestesiólogo y la existencia de transporte asistencial cuando se realizan
procedimientos bajo sedación grado I o II, por fuera de salas de cirugía.
Con relación a los medicamentos para la sedación una propuesta es colocarlos de forma
titulada hasta alcanzar el efecto deseado, evitando la generación de efectos adversos. Es
importante ser muy cauteloso en los tiempos de inicio de los medicamentos, con el fin de
evitar efectos sumatorios que llevarían a la inestabilidad del paciente. Adicionalmente debe
tenerse cuidado con el uso de medicamentos por vías de administración diferentes a la
intravenosa, ya que la absorción puede ser impredecible y en este mismo sentido no se
recomienda el uso de dosis repetidas de medicación oral 8.
Se han utilizado múltiples medicamentos para lograr niveles de sedación apropiados para
la realización de procedimientos, entre ellos el propofol, el midazolam, el methohexital y la
ketamina, son los que mejor se han ajustado a las necesidades del medio, sin desconocer
los riesgos potenciales de su uso, razón por la cual quien los usa, debe conocerlos a
profundidad.
PROPOFOL: Tiene un rápido inicio y corta duración lo que permite una rápida recuperación
de la función cognitiva. Tiene efecto antiemético y puede producir euforia. Cuando se ha
comparado en sedación vs. benzodiacepinas-opioide, ha mostrado ser más satisfactorio
para los pacientes 4.
Produce hipotensión, depresión respiratoria y obstrucción de la vía aérea. Adicionalmente
no tiene efecto analgésico, por lo que se propone combinarlo con opioides en
procedimientos dolorosos.
Debemos recordar que el oxígeno debe ser empleado en todos los procedimientos bajo
cualquier nivel de sedación y debe ser considerado un estándar de seguridad debido a que
impacta el desarrollo de hipoxemia 9.
CONCLUSION
Podemos decir que la sedación se convierte cada vez en un procedimiento más frecuente
dadas las condiciones de prestación de servicios en los diferentes sistemas de salud.
Aunque la mortalidad no es clara, la morbilidad con gran compromiso funcional genera los
peores desenlaces para los pacientes y para la sociedad, generando un enorme impacto
económico, por esta razón las diferentes sociedades científicas del país unidas en pro del
mejoramiento de la prestación del servicio, decidieron reglamentar las actividades y los
estándares de cuidado que se consideran óptimos para los grados de sedación I y II, por
médicos no anestesiólogos.