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UNA HISTORIA CON INDICADORES DE FELICIDAD

Lucía siempre se ha preocupado por un objetivo totalmente único: la felicidad. Verán,


muchas veces progresar por una misión tan ambiciosa requiere de un juego por estrategia;
cosa que, sin duda, ella sabía. Su madre siempre le enseño un emblema que lo renombro
como: DOFA (Determina Oportunidades y Fortalece tu Actitud), porque no hay nada mejor
que resaltar competencias en medio del comportamiento con un equipo de trabajo. En su
trabajo, siempre se ha determinado un indicador de lo que es cada trabajador y Lucía era la
luz del lugar, tanto así, que su visión del mundo le permitió alcanzar metas imposibles ante
sus compañeros y eso sin duda fue un índice de inspiración para todos. Según sus amigos,
ella deslumbra de grandes cualidades y unos firmes valores que la hacen luchar por la
justicia como el bienestar de todos, aportando un granito de arena a la gran cultura
organizacional del lugar. Una curiosidad de “Lu” (como la llamaban sus jefes) es generar
un canal de información muy peculiar, este era los felices días, donde deja notas alusivas
sobre las tareas del día y con ello, direcciona estratégicamente a todos los colaboradores
de la empresa, porque, esa es su gran labor es tener un informe de los resultados positivos
de sus compañeros. No obstante, su felicidad no se evaluaba sólo en hacer felices a otros,
sino que, ese desempeño sin igual era gracias a una gran lucha: el cáncer. De manera que,
su entidad siempre determina competencias laborales que permitieran integrar personal tan
valioso como ella en medio de un sistema de evaluación tan arduo y cansador,
convirtiéndolo en una metodología que evalúa con alegría y cooperación; es ahí cuando los
planes de mejoramiento de la empresa, se convierten en sonrisas y buena actitud como
Lucía escalaba a cada compañero evaluado. Porque ese era su propósito, para eso nació y,
por ende, marcaba esa huella en su corta historia.

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