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DirecciónNelson Rivera
II
Su último libro, El Jinete de la Brisa, podría ser-
vir de justificación para esta entrevista. Es un
libro pleno, maduro y resonante que refleja un
proceso de integración vital. Y como la propia
autora, prendido en el aliento más cierto de la
poesía. Pero la verdad es que para entrevistar
a Ida Gramcko no hacen falta excusas o justi-
ficaciones. Su obra, su vida, su quehacer inte-
lectual –o su obra que es su vida y su queha-
cer– afirman un incuestionable y permanente
derecho a esta expresión periodística.
Esta entrevista no tiene, por eso, motivación
especial. Ha surgido casi espontáneamente. O
hasta podría decirse: necesariamente. Aunque
sin propósito previo. Y su justificación habrá
de encontrarse en el discurso de la íntima ma-
nifestación personal; es decir, en el eco de un es- IDA GRAMCKO / FRANCISCO EDMUNDO PÉREZ©
píritu penetrado por la más severa y auténtica
vocación de poeta. Porque eso es –y nada más–, ¿Qué es el lenguaje, la palabra, el verso, en el poema. Desde luego que hay escribidores
por encima de todos los riesgos, Ida Gramcko. en tu poesía? de versos que jamás han vivido la poesía y que
Eso ha sido, en el fervor más alto de su entre- Son expresión de lo que siento: una amoro- el verdadero poeta es quien vive la poesía aun-
ga a través de los años. Años de mirar hacia sa claridad de alturas. Para mí, el vocablo no es que no la exprese. Lo ideal es que la poesía se
el mundo y asombrarse, de sentir y querer el asunto autónomo que pueda tratarse jamás ais- viva y se escriba. Pero yo –he de decirlo– no ne-
hondo misterio de la realidad, donde reposa el ladamente de lo que se piensa o se siente. Aún en cesito ese proceso que consiste en recibir una
prodigio de la revelación. Porque a fin de cuen-
tas, en eso consiste la poesía: en la capacidad
el caso de que un artista se propusiera trabajar
la forma como forma, tomando para sí la teoría
Años de mirar hacia el bella experiencia para luego expresarla. Ocurre
en mí una suerte de simultaneidad. Lo que me
de asombro frente a la realidad y en el poder del arte por el arte, con ello no lograría una for- mundo y asombrarse, plena, puedo expresarlo de inmediato. No hay
taumaturgo de revelarse y revelar el tránsito ma sin contenido. Todo ser contiene algo. Creo pausas. Si se trata de vivir o de compartir algo
que va de la conciencia hacia el encuentro de que el formalismo, la supuesta libertad del voca- de sentir y querer el alto o profundo, yo desconozco los silencios.
la instancia foránea. blo que quiere huir de todo sentimiento expreso,
creo que todo este problema se debe a otra razón.
hondo misterio de la Puesta en la disyuntiva, ¿cómo definirías
tú a Ida Gramcko?
III
Cuando sonó la hora del encuentro, ya todo es-
Los poetas atraídos por lo formal, excesivamente realidad” No como a un adorno. No como a una inquie-
elaborados, laberínticos, solo son criaturas con tud. Yo no acicalo ni me encuentro inquieta. Por
taba dado para el diálogo sin sombras, para la un mundo interior en afán, en caos, en desor- lo tanto, no soy fruición ni voluptuosidad y tam-
sinceridad abierta. Por allí, entonces, comenzó den emotivo. Y es eso lo que dan en sus estro- nuestras hijas, nunca nuestro claustro materno. poco me hallo sedienta. Diciéndolo en términos
a fluir la palabra amiga, desenvuelta y mágica. fas. Cuando el poeta es recio, el caótico idioma Las palabras no nos protegen. Somos nosotros, poéticos, yo sería como una fluidez. Una tutela,
Esto es: el lenguaje de la poesía. duele en su clima abrupto, en su región erizada los poetas, los que podemos proteger. Y ello re- una protección, una dádiva, una entrega. Si hay
El diálogo fue preciso, revelador, incisivo. Días y dramática. Pero si el poeta no es muy fuerte, sultará difícil mientras no maduremos y veamos dificultad para entenderme, quizás ello se deba
después llegaron unas cuartillas que completa- existe este peligro: el hermetismo se convierte que el lenguaje está a nuestra disposición y no a que mi agua fluida pertenece a una fuente re-
ban la confesión. Así quedó integrado este testi- en refugio. La desbandada de palabras se vuel- a la inversa. Lo formal no es profundo. Profun- cóndita. Mi sentir no es fácil. Creo que es hon-
monio sincero y veraz que transcribimos ahora. ve un consolador rescoldo para el artista débil. do es lo formal cuando trae una carga de amor, do. Pero mana de mí como rocío, como relente.
Las palabras llegan a convertirse en un imán: de infinitud, de ensueño. Una palabra sola no es No sé cerrar la mano, mejor dicho, no sé cerrar
IV corretean, saltan, y al tornarse en imán, al ser profunda. Profundo son los sentimientos o pen- la voz aunque lo que ella diga sea arduo pues
¿Qué ha sido tu vida literaria? tomadas en cuenta de tal modo, son, al fin y al sares y, a veces, tan profundos que no llegan. La deviene de cima o de reconditeces. No es una
Mi vida literaria, mi vida, ha sido una bús- cabo, el único calorcillo que el autor encuentra. dificultad no estriba entonces en la palabra sino pretensión de mi parte. Siento lo elevado o pro-
queda afanosa, angustiada, un clamor y una Y el poeta ya no maneja el idioma sino que el en el sentir o pensamiento. fundo y lo ofrezco en poemas. Soy como una ofi-
petición de verdad. Ahora, después de muchos idioma lo maneja a él. Es un poseído, no es un ¿Qué es lo más importante en la vida del ciante de un mar denso y azul y de un estrellado
años de vigilia y atormentada espera, puedo de- dueño. Se aferra a las palabras –por razón de su poeta? universo. Y lo doy. Nunca se hallan mis dedos,
cir que he hallado la inmensa plenitud. Pero so- problemática– como a un vientre. Hay que libe- Eso depende del poeta. Hay poetas de lo sen- mejor dicho, mis cantos vacíos de una espuma o
bre esta, que es interior, podría preguntárseme: rarse de estas adhesiones inmaduras. El creador sorial, de lo inmediato, de lo agreste. En cuanto una estrella. Hay una playa para mí. Lo sé. Hay
¿es una plenitud literaria? Sí. Porque lo colma- hace modular sus palabras, las orienta, las diri- a mí, lo más importante es el amor, pero no el un espacio para mí. Lo sé. Le estoy agradecida
do, lo pleno de la voz responde a un alcance ín- ge, las encamina: las palabras no deben envol- fugitivo: la pasión, sino aquel que es espíritu en a ese horizonte y a esa arena.
timo. Mi creación no ha estado nunca desligada verlo como un amparo o una invasión fetal y os- impulso pleno y permanente. Al decir impulso
de mi desvelo o de mi logro interno. cura. En términos metafóricos, las palabras son quiero decir obra, acto, realización de la poesía (Continúa en la página 2)
Esta edición PDF del Papel Literario se produce con el apoyo de Banesco
2 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 28 DE FEBRERO DE 2021
“Ningún fatalismo
permitirá que, pese
a todo, vivamos
como poetas”
(viene de la página 1)
L
a muerte como estética literaria ya va
HOMENAJE >> ISBELIA SEQUERA TAMAYO (1928-2020) Todo nombra más allá del objeto que se nom-
bra. ¿Qué quiero decir con esto? Que en su poe-
L
a tarde se empieza a despedir. Estoy lle- Figura lejana Cultura de la UCV y directora de la Asociación
de un yo ante la inmensidad de la naturaleza
gando a una casa erguida en claro diá- que espera Cultural Humboldt, hubo una profunda timi-
y ante las grandes obras de una cultura mile-
logo con el trópico, abierta a esa luz hú- en la medida del tiempo dez, me atrevo a usar este término, en publicar
naria, desconocida, asombro ante los famosos
meda que encandila. Mientras camino que no retorna, su escritura más íntima. Mujer volcada a una
guerreros de terracota y la gran muralla. La
desde la puerta de la entrada percibo el verde del tiempo de donde no se regresa, vida pública y muy activa con reconocimientos
viajera, porque Sequera Tamayo jamás podrá
de las plantas y la presencia de la madera. Bajo en la pérdida del ocaso. importantes, guardaba estos textos bajo llave y
ser una turista que pasea entre monumentos
unos pocos escalones y, en vez de mirar al fren- con pudor —esa palabra necesaria que hoy está
y museos, observa en soledad o entre la multi-
te, volteo a ver un pequeño jardín interior y un La presencia de este árbol en un paisaje he- tan en desuso.
tud, dialoga y se deja transformar para regre-
muro de ladrillos. Luego sabría que ese muro lado y nevado, la introdujo a un tiempo mítico, Una novela, Pezones negros, seis libros de
sar enriquecida al mundo hogareño y familiar.
había sido la pared de un rancho y que se usó la permitió vincularse con un tiempo ajeno al poesía y un séptimo que responde a la idea
Sin embargo, su poesía no se funda en una poé-
para separar dos ambientes de la construcción. lineal, ese tiempo que marca el reloj. Porque lo del texto transgenérico, en el aire suspendida,
tica de lo doméstico y del pequeño mundo, su
La casa, diseñada por el arquitecto y escritor resaltante de la poesía de Sequera Tamayo y lo más los textos inéditos es un aval considera-
poesía se afianza en la monumentalidad que la
costarricense Álvaro Dobles, cuyo apellido po- que me interesa, es cómo las vivencias que le ble. Alguien podría pensar que la poesía que
naturaleza le ofrece. Y ante esos mundos leja-
co frecuente en esta tierra, lleva a recordar a proporcionó todo su trabajo vinculado a la geo- ha publicado Sequera Tamayo se afilia con
nos, emerge su mirada de niña. Uno de los me-
Isa Dobles (ellos fueron un matrimonio alguna grafía y las fronteras, dotaron a su mundo inte- corrientes anteriores. Pero ella no sigue nin-
jores poemas de Mediodía del lenguaje se titula
vez), es el mundo donde Isbelia Sequera Tama- rior de un paisaje ligado a los más elementales gún movimiento literario y en esto está muy
así, precisamente:
yo sigue tejiendo en el pensamiento y la pala- símbolos de nuestra cultura. El árbol, el mar, vinculada al aire de esta época. Su discurso
bra, las huellas que la memoria y los sentidos las arenas, la sal, la muralla. “Soy casa y río.”: poético se asimila a la tendencia de la palabra
Niña
han acumulado en su historia. lo inmóvil y lo dinámico. Mujer de profundida- depurada, al lenguaje depurado, muy acorde
Ahora estoy sentada en una pequeña sala, de des, de cimas y simas. Siempre mirando a lo le- con los temas que trata. Ya Enrique Alcalá se-
Nunca había estado tan cerca del cielo.
espaldas al muro que contemplé, mientras la jano, a los mundos que están más allá. ñala en el prólogo de su primer libro, diseña-
Nunca me había devuelto a la infancia
joven que la acompaña va a avisarle de mi lle- Cuando Isbelia me invitó a pasar al lugar don- do por Carlos E. Rodríguez al igual que su se-
mirando las estrellas,
gada. Nacida el 24 de noviembre de 1928 en Bar- de escribe, a su biblioteca, me encontré en un gundo libro, tres características básicas de su
los fantasmas y los duendes,
quisimeto, Isbelia baja las escaleras con gracia lugar despojado y con una iluminación natural escritura: el lenguaje directo, la presencia de
perdida en una soledad
y naturalidad. maravillosa. Hay fotos familiares en la bibliote- la naturaleza como tema y la pasión. Y, cier-
con lejanas campanas
Nos vemos y su mirada habla de su fuerte co- ca, ella de cinco años con un hermano mayor, tamente, son tres características indiscutibles
bajo la mirada
nexión con la vida y de su voluntad. Un café nos la familia, los que la precedieron y sus descen- en su obra.
de un gran lagarto blanco.
acompaña y la conversación avanza. Me cuenta
sobre sus primeras lecturas, menciona a José Nunca.
Rafael Pocaterra. ¿Cuentos grotescos? Memorias
de un venezolano de la decadencia, me responde. La vida
A los doce años escribió un decálogo para tratar la propia vida
a una adolescente, lo que muestra de un talante entierra sus muertos.
decidido, quizás demasiado para su época, y es-
to ya era un indicio poderoso de todo el camino Junto a este eje primordial de su poesía, se
que esta mujer trazaría en distintos ámbitos, en manifiestan otros dos temas: lo erótico amoro-
distintos mundos. so y la relación con la palabra. Y es tan impor-
La geografía siempre impone el deseo de des- tante esta relación con la palabra que el primer
cubrir, el reto de ir más allá del horizonte que se poema de su primer libro publicado se titula,
divisa, ir hasta los confines. Gracias a ese deseo así, “Palabra”:
y al llamado del viaje, se hizo más universal su Falta una palabra. La que cierra el círculo.
mirada, más abarcante su saber y mucho más La que remonta la montaña hasta alcanzar la
rica su contribución al desarrollo de su nación. región del aire enrarecido donde el sonido rom-
¿Cuál es ese llamado secreto que te vincula a un pe el silencio. La palabra que mueve mi sangre,
tema en particular? ¿Qué llevó a Isbelia Seque- que me hace volver. La palabra que se extiende
ra Tamayo a detenerse en el polémico tema de al infinito, que se enrosca en mi cuerpo, que me
las fronteras? Porque los temas los escogen a ata y tortura. La palabra que me hace soñar.
una, al contrario de lo que se piensa. Falta esa palabra.
Toda frontera es un límite. Cruzar ese lími- El erotismo recorre su obra, la intensidad
te implica que se ha recibido un permiso para del deseo del yo hacia el tú. Quiero destacar
hacerlo o revela un acto de desobediencia: por la perspectiva erótica que ofrece en su primer
voluntad propia se cruza al otro lado. La exis- poemario: el eros se desborda en la naturaleza,
tencia de toda frontera está vinculada al poder impregna los elementos del paisaje. La fusión
y a la prohibición. erótica, el erotismo activo, deseante, que busca,
Jean-Pierre Vernant, en ese lúcido libro que también es encontrado:
tituló La muerte en los ojos, señala que las fron-
teras son el lugar “donde se establecen contac- Llegas alcanzando
to con el Otro, donde se codean lo salvaje y lo uno a uno
cultivado: por cierto, que, para oponerse, pero mis latidos,
a la vez para inter penetrarse.” La psique, el al- mezclándolos con aceite,
ma, la emoción y la consciencia de Isbelia han mieles y azahares.
buscado en sus estudios, trabajos y propuestas
sobre las fronteras, detenerse en ese borde o lí- Tales son los mundos lejanos que nos ofrece
mite, en osada maniobra que busca un saber Isbelia Sequera Tamayo a través de su palabra,
más allá de lo racional. Es el deseo de conocer mundos conquistados, revelaciones, momentos
lo desconocido. Su poesía revela un diálogo ínti- de realización y de curación, camino abierto pa-
mo con el cosmos, con el mundo, con lo otro que ra nuevos descubrimientos:
se manifiesta más allá de las fronteras. Para
cruzar estas fronteras, en muchas oportunida- Hoy ya sé leer
des, ha tenido que ser una mujer desobediente. el misterio del amor y del espejo,
Desobediente a las normas sociales de su época, la magia del sueño y del olvido.
a la imposición de ser la esposa perfecta que no
cruza los límites del hogar. Tuvo que romper __________
con la idea de que el hogar era su único templo *El anterior es una versión del texto leído el 4 de
para hacer del mundo su residencia: “Mujera- diciembre de 2019, durante el homenaje a Isbelia
nimal Mujercosa Mujerserhumano Es la MARÍA ANTONIETA FLORES Y ISBELIA SEQUERA / TWITTER @EPIFITAS Sequera Tamayo, organizado por La Poeteca.
EL NACIONAL DOMINGO 28 DE FEBRERO DE 2021
Papel Literario 5
JESÚS MONTOYA
L
a hilandería es antigua: cobija en amal-
gamas de colores los cuerpos. Muchas
historias, desde su oficio humilde y si-
lencioso, fueron contadas en diferen-
tes culturas a través de los tejidos. Abrigo o
relato, las hebras hilvanan los distintos trán-
sitos del texto como noción barthesiana. El
hilo atroz, la obra más reciente de la poeta
venezolana Beverly Pérez Rego, comprende
un espacio de reflexión sobre construcciones
coautoreales, en un sentido apropiativo, cuya
desfiguración o reivindicación de tradiciones
literarias sucumben como referencias encrip-
tadas, unas más explícitas que otras.
Estas van trazando una modulación en ten-
sión, por la cual pasan procedimientos de la
poesía de la gran tradición hispanoamericana
y anglosajona, enfocando la escrita por muje-
res en español –especialmente la producida
en el modernismo de América Latina– y en
inglés –de donde provienen traducciones de
Virginia Wolf y Jane Kenyon, como también
ciertas formas del modernismo anglosajón,
entre otras–, creando rincones donde los pro-
ductos verbales rompen parámetros por me-
dio de ambas lenguas: la peculiaridad de la
rotura deviene de unir estas como hilachas.
Un hilo verbal. Un hilo genésico al Uno, he-
terogéneo; un cordón umbilical que constitu-
ye paradigmas a ser expresados innovadores
dentro de la poesía contemporánea venezola-
na, donde esta marca de referencia en tanto
exploración intertextual desarrolla los espa-
cios de un extrañamiento; una especie de per-
tenencia desdoblada, una mecánica de recla-
mación y renuncia con la tradición: tributo y
ludismo, homenaje y sátira juvenalia.
El funcionamiento del texto recae en mate-
riales escritos que confirman cierto inaca-
BEVERLY PÉREZ-REGO / ARCHIVO
bamiento; la arquitectura de una ruina, las
calles de un espacio en caos. Ese caos, no espacio donde el tejido pasa a ser innombra- La intertextualidad, la referencialidad y la verso y, en ocasiones, otros más cortos– la ma-
obstante, se presenta desde la genealogía de ble, componiendo una función de mixtura y apropiación fomentan el hilo mismo, son su nifestación de una lengua elidida, incómoda de
una tradición plural, la cual viaja hacia un ensamblaje, completamente reflexiva a la poé- marca ontológica. Los precursores, cuyos tex- un entre-lugar, proporcional a una borradura:
idioma fraccionado, lo que convierte el hilo tica de la obra de Pérez Rego. tos son diseccionados, intervenidos, remarca- en ella apenas es un bosquejo lo dicho. Murmu-
conductor del libro en una perenne extran- Ahora bien, lo referencial también atañe un dos, contienen un papel que va desde la tra- lla así el lenguaje de las tejedoras –las ciegas,
jería: “¿Qué confuso laberinto es este,/ don- elemento arqueológico como símbolo: en el ducción como invención, hasta el traslado del las sastras–, las cuales van dejando de lado, in-
de no puede hallar/ la razón el hilo?”. Existe poema “SEÑORA XOC”, concerniente al din- monólogo shakesperiano en su mecánica. El cluso, a quien las teje a ellas como materialidad
una conjetura entre lo que es ilegible, lo bo- tel 24, se alegoriza el poder político ejercido camuflaje de la escritura es ser otras escritu- indómita: “Resido en un reino de fragmentos
cal/vocal y lo audible en el tejido como des- por la mujer en la civilización maya, el cual ras, tejer con todos esos hilos ajenos. A su vez, que se inclinan, se doblan, platean mediatintas
memoria, puesto que el tejido viene fruncido dispone, en este caso, un ritualismo a la torce- como dije al principio, existe la figuración de y astillas; me encuentro en lugares que niegan
en retazos. Sin embargo, este llega a embar- dura del tejido. Los poemas aparecen muchas un destiempo, una memoria imperceptible, sus propios cimientos sumergidos, que cifran
gar un tratamiento con la propia máquina y veces en metro, con leves rimas que los hacen donde hilo y poema –propio o ajeno– poseen extravíos al material del que fueron construi-
el taller de costura, valga decir, con su fabri- expandir su resonancia, a través de ellas y de la misma carga enunciativa: “Mi obra se lla- dos”. Son las tejedoras mismas la genealogía
cación inicial. constantes repeticiones se genera un canto ma incesto de hilachas, mi obra se dice a sí de las fibras verbales de una lengua en la que
En el poema “Capítulo XIII. (título ilegible)”, iniciático: “Y el hilo atraviesa mi lengua,/ Y misma ágrafa, mi obra malhorada”; “Hay al- sopesa una condición de venezolana y en la que,
Pérez Rego apunta: “El taller es el templo, el ensarta en la tuya su obsidiana,/ Y tus ojos se go que me reconforta en el sonido de la des- además, el exilio abre surcos: “No distingo si
taller es el tiempo”. Así, es posible evidenciar cierran como libros,/ Y tus manos se abren memoria, en la vajilla estrellándose, que me esto es página o trapo. Mi condición de desme-
en ese hilar una condición pasajera donde la como lirios,/ Y ruedan tus cuchillos por las lo- hala; la bárbara locución del hilo de baba. El moriada me impide honrar al plagiario de mi
escritura misma es la tejedora: desfigura el sas”. Por otro lado, las referencias adquieren sonido que forjo. La mujer que no tiene una recuerdo. Mi condición de inadvertida me im-
silencio transformado en tiempo, a la vez que un potencial socio-político, su orden deviene puerta en su boca. Alguien dice eso ahora y pide atribuir la nimiedad de quien me recuer-
este oficio, llevado en el pasado en su mayo- a modelo de centón. Estas exploran una barba- sigue diciendo y sigue diciendo”. Las referen- da. Mi deplorable condición de venezolana me
ría por mujeres, se vulnera: la acción de hilar rie desatada que alegoriza el presente actual cias, por otra parte, comienzan a tornarse impide incurrir en el ditirambo, mas burlando
comprende un intercambio de lo patriarcal a venezolano. Las fuentes, como en el caso del imágenes, a establecerse dentro de la narra- la censura le digo al lector”. De tal manera que
lo matriarcal: “Las místicas arañas enhebran poema “Informe”, pasan a jugar un papel cen- tiva: “Y pregunto a las tejedoras, mis herma- la identidad, sabiéndose en un peregrinaje, en
la herencia: hilvanan la matria, descosen la tral, a través de ellas es manifestado al lector nas, ¿qué horas son, Irenea? ¿Qué horas son, una desmemoria (“Hay algo que me reconfor-
patria”. Y esta herencia, de hecho, va estable- que la escritura no ampara una idea de origi- Luz? ¿Qué horas son, Ana Enriqueta? No po- ta en el sonido de la desmemoria, en la vaji-
ciéndose como una tradición que suele verse nalidad, sino todo lo contrario. De esta forma, demos distinguir lo que vivimos de lo que so- lla estrellándose, que me hala”), en un silencio
opacada por la masculinidad del canon; pro- van apareciendo frases que conjeturan un co- ñamos, no puedo recordar si las viví o las so- forzado, quiere quebrarse entre la reescritura
vocando, a su vez, fluctuaciones, inadecuacio- llage de unoriginal genius (Marjorie Perloff). ñé”. Este poema, titulado “Capítulo X. Un ave, de una tradición, embebida de distintos inter-
nes, no solo con ese espacio masculino, sino Tales frases en gran medida entrelazan una un yunque, un garfio” –el cual es reescrito textos. La unicidad del libro es amparada en la
también con el mismo femenino, sobre todo selección que alegoriza la misma concatena- continuamente en la obra–, contiene un epí- variación de una voz que, aunque modifique
cuando se trata de una rememoración de la ción que el libro propone; allí pueden leerse grafe de Borges que nos lleva hasta “Funes continuamente su camuflaje, expone su fuerza
poesía escrita por mujeres en Venezuela: se los nombres de los autores y los títulos prove- el memorioso” como subversión –habría que a partir de un hilar que mantenido a lo largo de
ven los nombres y las referencias a Ana En- nientes de estos en tanto orígenes, los cuales remontarse a ese cambio, incluso, genérico de los poemas. Es decir, la resonancia como prin-
riqueta Terán, a Luz Machado, a Enriqueta son autorreferenciales para el entendimien- Ireneo-personaje como cita– de una escritura cipal recurso parte de un ensamblaje de las
Arvelo Larriva, pero también un (des)encuen- to del reciclaje al que están siendo expuestos: y de una tradición que se va desdoblando, por distintas citas o referencias, bien sean, como
tro respecto a estas. Habría que apuntar, en “Ibarbourou, Juana: La promesa”; “Lope de ejemplo, en las tres versiones del poema titu- apunté, implícitas o no; estas fundamentan la
este sentido, que el (des)encuentro de Pérez Vega, Que los libros sin dueño son tienda y no lado “Santa Erzsébet”. armonía de los registros variables a los que el
Rego con sus precursoras y la transposición estudio”; “Quevedo, Francisco, Las tres mu- El lector consigue, pese a la mutación de re- lector va siendo expuesto.
del título del libro, es sugerente a la obra El sas últimas castellanas”; “Mistral, Gabriela, gistros –poemas en prosa, poemas extensos en Cuando el texto se fracciona en este hilo, la
hilo de la voz. Antología crítica de escritoras Mientras baja la nieve”… Se trata de trece re- lengua se enrarece de haber regresado, de ha-
venezolanas del siglo XX (2003), compilación ferencias y fuentes numeradas como notas al berse ido, de no estar, en apariencia, en nin-
hecha por Yolanda Pantin y Ana Teresa To- pie; las cuales reposan bajo un texto –infor- guna parte. No obstante, esa estadía mutable
rres. No obstante, esa moldura de poetas se me– de tono blanquecino sobre su escritura, tiene nombre: Caracas; y ese regreso es, de
extiende y traspasa, como comenté, a un es- lo que exige cierto esfuerzo para entenderlo, alguna manera, inminente: “¿Cuál es el pro-
pacio latinoamericano: allí son evidenciadas como si las palabras quisieran hundirse en la pósito de su estadía? / The unmeasurable li-
caricaturas y desfiguraciones, por ejemplo, a página con las víctimas que retratan a manera ght behind the eyes. / ¿Cómo se llama? / I ha-
Neruda; en tanto que aparecen, por otro lado, de documento: “He prometido seguir denun- ve two moons and I am deserted”. El retorno
como ludismo y reconocimiento, los nombres
de Alejandra Pizarnik, Olga Orozco, Juana de
ciando sus preocupaciones a las autoridades
pertinentes y a abogar por la justicia y la re-
Un hilo verbal. Un siempre parece ser de manera forzada a una
Caracas tachada: esto puede verse en los poe-
Ibarbourou o Lucila Godoy –nombre de pila paración para las víctimas, independiente- hilo genésico al Uno, mas “Llegar” y “Puerta”. La imagen del re-
de Gabriela Mistral–, entre otros. Estos llegan mente de quiénes sean los autores. Sé que hay torno es una senda en ruinas, como la desme-
a ser, hasta cierto punto, intercambiables, es- muchas más víctimas y familias que no pude heterogéneo; un cordón moria del hilar que Pérez Rego –de manera
te efecto aviva la existencia de híbridos nomi-
nales como Juana Orozco: lo que apunta a un
conocer, pero permítanme decir esto: Su lucha
por la justicia es importante”.
umbilical” magistral– en tanto mecánica textual propone
a los lectores.
6 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 28 DE FEBRERO DE 2021
Desciendan a la nube del destierro, aves mías. Calen cuando el agua fluya, inmunda, de mis grifos. Es saber que todo el tiempo que me queda
no vale lo que un instante gris en la ventana
En Caracas, donde las aves nocturnas vuelan ciegas, turbia de hace años. Es la vigilia descaminada
mis tres pequeñas urracas— de los que mueren de sueño
En Caracas, donde las ciegas tejen canastos para portar el caos, y no pueden dormir.
mis tres pequeñas cachilapas—
Preferí la muerte, ese común denominador.
Mi poeta venezolana fue enterrada anoche Quise esta muerte descastada, esta averiada muerte.
Mi poeta venezolana estaba casi muerta Quise morir. He dicho. Quise.
Mi poeta venezolana fue aguja de otro costado Eso es suficiente a veces: querer algo.
Mi poeta venezolana casi hincaba el pico Quise morir y dejé el nombre de mis niños
en la sala de estar, camine de espaldas
y cerré la puerta. Quise vaciar mi deuda con la vida,
En Caracas, todas arriesgamos y medimos piedras intragables. desvestirme de la sangre, ese vestido rojo
que me abriga por dentro. Quise romper el límite
entre el cuerpo y su sombra.
$4.00
Quise morir. No pude. Qué fracaso.
Tengo cuatro dólares. Debo ir a gastarlos. Señor, dígame si compro un elemento, dígame si agua, dígame
si fuego. Me hacen falta. Dígame si compro una aguja, dígame si voy y me inyecto esta ciudad y me infec- Y me estorba la voz con la que he vuelto.
to con ella, en ella, y por ella. Debo en ella gastarme. Debo inocularme. Me hace falta. Dígame si compro Mi voz, este lugar absuelto.
una mecha, dígame si la extiendo, la ato a mi tobillo, y camino hasta el fosforero, un campo minado, y allí Voz encanecida con su registro de naves incendiadas,
la enciendo para que estalle un bono y cobre y cobre y cobre—. Tengo cuatro dólares. Debo redimirlos. voz digital, trasplantada voz de raíz roja.
Señor, dígame si compro una pistola de juguete, diminuta y de plata, con balas del tamaño de semillas de Me cansa mi voz
orquídeas epífitas, de las selvas tropicales, de 85 micrómetros, invisibles al ojo humano y al Ojo divino, siniestra de palomas
dígame si compro para ella una funda, o mejor la llevo a casa y la guardo dentro de un dedal. Dígame si que aletean su ruido en las iglesias,
la entierro, dígame si en aire o en tierra. Señor, tengo en mi bolsillo la cantidad de cuatro dólares, cua- voz que es algo porque no enmarca nada
tro de los duros, cuatro de los verdes, ya me están doliendo, dígame si compro una cucharada de algún más que un vacío de cúpulas y atrios.
ungüento, dígame una migaja, una sobra o un despojo, un recorte o un fragmento, dígame si compro la A falta de Él hablo hasta por los codos.
punta de un iceberg, Señor, me hacen falta, dígame si compro una coma, o mejor un punto, o aún mejor Porque fui al otro lado y Dios estaba muerto.
un punto cardinal, dígame si norte o sur o este o me compro aquí mismo. Señor, son cuatro, son dólares Todos los dioses: muertos o cansados,
contantes y sonantes, ya los he contado, ya los he escuchado, dígame si compro una cédula de identidad descalabrados dioses de estatuillas.
vencida en 1999, dígame si como, dígame si bebo. Señor, lléveme ahora mismo a la tasa del mercado negro, Solo tengo mi voz que me acompaña,
del mercado blanco, la ruta de la seda y la senda de los justos que es como la luz de la aurora, porque el su ablación malherida y oraciones
camino de los impíos es el camino de las tinieblas que arropan al desdichado que no tiene cuatro dólares, desprovistas de nadie.
yo sí tengo, yo sí como, dígame si compro una cáscara de huevo, o una piedra que la parta, y que mejor
me alcance, un pico y una pala, una pala y un pico, una pizca de comino, o mejor un perro callejero, o *Elisa Díaz Castelo nació en México (1986). Ha ganado premios como como poeta y traductora.
mejor una planilla de un banco. Señor, tengo fe. Me hace falta. Los poemas aquí ofrecidos pertenecen a su libro El reino de lo no lineal (coedición del Instituto
de Bellas Artes y Literatura, Instituto Cultural de Aguascalientes y Fondo de Cultura Económica,
*Los poemas aquí publicados pertenecen a su libro El hilo atroz, publicado por El Taller Blanco (Colombia, 2020). 2020), ganador del Premio Bellas Artes de Poesía de Aguascalientes 2020.
EL NACIONAL DOMINGO 28 DE FEBRERO DE 2021
Papel Literario 7
POESÍA >> PERTENECEN A SU LIBRO OTRO FUTURO O NADA POESÍA >> LIBRO FORMAS DE LA ARIDEZ
I
¿Resolana,
RUBÉN DARÍO CARRERO / JEILIN ESPINEL© con qué claridad pudimos llamarte
noche?
Poemas
de Kelvin Herrera
XVII
Intensa fugacidad
La corriente entra por mis venas
sobreexcita mis nervios
irrumpe en el danzar armónico de mis moléculas
La presión es intensa, voy a estallar
Todo es negro
He pasado del éxtasis al estatismo más definitivo
Milésimas de segundo en paroxismo total
Es el rock de la convulsión
Sinfonía del desenfreno
Ahora: el silencio
V
Recuerdos al mar
Si te vas, no te pierdo
Si te vas, nunca te tuve
Quiero verte caminar y desaparecer a lo lejos
Necesito que te vayas
No me importa. ¡Vete!
LOREDANA VOLPE / CORTESÍA
Yo iré donde se esconden los amantes de aquellos tiempos
Me refugiaré en el olvido
Me uniré al silencio
Me perderé en la muerte
Me aferraré a la tormenta
Un poema
EDMUNDO RAMOS FONSECA / ARCHIVO POETECA Me dejaré arrastrar por olas de vino y fuego
Soñaré con un dios que haga de mí de Loredana Volpe
La brisa que acaricia las solitarias costas
Un poema de Edmundo Ya tus caricias no me hacen daño
Tus recuerdos al mar se fueron
Un ejercicio de aniquilación
PUBLICACIÓN >> PERTENECEN A EL SOL DE LA CEGUERA POEMAS >> PERTENECIENTES A SU LIBRO MIEL NEGRA
Islas inamovibles
para triunfo invisible del retorno La tenaza jala la laringe
del largo viaje de mis destierros hacia el pecho
*Los poemas aquí publicados pertenecen a su libro El sol de la ceguera, publicado por Oscar Todtmann Editores.
Caracas, 2019. FRANKLIN HURTADO / GABRIEL OSORIO©