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Dice Robert Frost: Lo que está claro es que el sentido condenadamente arriesgado.

iesgado. Igual que esos tipos que surcan el


de sacrificio y del riesgo es uno de los mayores estímulos del cielo rompiendo la barrera del sonido, exactamente igual (…) La
mundo, y si prescindes de ellos, de tal manera que ser poeta poesía ha sido siempre una mendiga. Los académicos también
ya no entrañe riesgo alguno, estoy seguro de que se perderán son unos mendigos, pero delegan su mendicidad al decano de la
grandes talentos que están ahí precisamente porque es facultad para que la lleve a cabo en sus nombres.

DOMINGO 28 DE FEBRERO DE 2021

DirecciónNelson Rivera

ARCHIVO >> ENTREVISTA A IDA GRAMCKO (1924-1994)

“Ningún fatalismo permitirá que,


pese a todo, vivamos como poetas”
JOSÉ RAMÓN MEDINA
Hizo estudios de filosofía y ejerció la docencia universitaria. Fue poeta, ensayista,
I
Al conocimiento de Ida Gramcko se llega, natu-
dramaturga, narradora y periodista. Trabajó en El Nacional como reportera. En 1977 fue
ralmente, a través de la poesía. Hay otras vías, reconocida con el Premio Nacional de Literatura. En 1982, recibió el Premio Henrique Otero
como varia y fecunda es su orgánica labor inte-
lectual. Pero la poesía es la puerta más segura Vizcarrondo, al mejor artículo de opinión publicado por este diario. La entrevista que sigue
y más directa para acertar la despierta calidad
de su esfuerzo. Dos o tres libros iniciales descu- fue publicada en el Papel Literario, edición del 18 de febrero de 1968
brieron la limpia seguridad de su voz. Y luego,
la confirmación de su poder excepcional como
poeta vino en aquel extraordinario libro, Poe-
mas. Ese libro denso, sabio, arrastrado por una
honda plenitud de lenguaje, que nos deslumbró
a todos. Por ese libro sostuve una batalla que no
coronó el éxito. Pero quedó el testimonio. Y la ad-
miración ferviente. Admiración que se mantiene
y acrecienta en el tiempo hasta su “Canto Roda-
do”, fábula y verso en el más puro homenaje del
poeta por la magia deslumbrante de su propia
búsqueda. Varias cosas atraen en la poesía de
Ida: su fuerza insustituible, su madurez, su sen-
tido profundo del ritmo y la palabra, su clamor
y su celo en el padecer lírico y, sobre todo, la au-
tenticidad del verso. Y el poeta mismo –artista
de variadas facetas– nos da, en la cercanía de la
amistad, un perfil de entrega denodada a la poe-
sía, que es pasión y fe en su propio destino.

II
Su último libro, El Jinete de la Brisa, podría ser-
vir de justificación para esta entrevista. Es un
libro pleno, maduro y resonante que refleja un
proceso de integración vital. Y como la propia
autora, prendido en el aliento más cierto de la
poesía. Pero la verdad es que para entrevistar
a Ida Gramcko no hacen falta excusas o justi-
ficaciones. Su obra, su vida, su quehacer inte-
lectual –o su obra que es su vida y su queha-
cer– afirman un incuestionable y permanente
derecho a esta expresión periodística.
Esta entrevista no tiene, por eso, motivación
especial. Ha surgido casi espontáneamente. O
hasta podría decirse: necesariamente. Aunque
sin propósito previo. Y su justificación habrá
de encontrarse en el discurso de la íntima ma-
nifestación personal; es decir, en el eco de un es- IDA GRAMCKO / FRANCISCO EDMUNDO PÉREZ©
píritu penetrado por la más severa y auténtica
vocación de poeta. Porque eso es –y nada más–, ¿Qué es el lenguaje, la palabra, el verso, en el poema. Desde luego que hay escribidores
por encima de todos los riesgos, Ida Gramcko. en tu poesía? de versos que jamás han vivido la poesía y que
Eso ha sido, en el fervor más alto de su entre- Son expresión de lo que siento: una amoro- el verdadero poeta es quien vive la poesía aun-
ga a través de los años. Años de mirar hacia sa claridad de alturas. Para mí, el vocablo no es que no la exprese. Lo ideal es que la poesía se
el mundo y asombrarse, de sentir y querer el asunto autónomo que pueda tratarse jamás ais- viva y se escriba. Pero yo –he de decirlo– no ne-
hondo misterio de la realidad, donde reposa el ladamente de lo que se piensa o se siente. Aún en cesito ese proceso que consiste en recibir una
prodigio de la revelación. Porque a fin de cuen-
tas, en eso consiste la poesía: en la capacidad
el caso de que un artista se propusiera trabajar
la forma como forma, tomando para sí la teoría
Años de mirar hacia el bella experiencia para luego expresarla. Ocurre
en mí una suerte de simultaneidad. Lo que me
de asombro frente a la realidad y en el poder del arte por el arte, con ello no lograría una for- mundo y asombrarse, plena, puedo expresarlo de inmediato. No hay
taumaturgo de revelarse y revelar el tránsito ma sin contenido. Todo ser contiene algo. Creo pausas. Si se trata de vivir o de compartir algo
que va de la conciencia hacia el encuentro de que el formalismo, la supuesta libertad del voca- de sentir y querer el alto o profundo, yo desconozco los silencios.
la instancia foránea. blo que quiere huir de todo sentimiento expreso,
creo que todo este problema se debe a otra razón.
hondo misterio de la Puesta en la disyuntiva, ¿cómo definirías
tú a Ida Gramcko?
III
Cuando sonó la hora del encuentro, ya todo es-
Los poetas atraídos por lo formal, excesivamente realidad” No como a un adorno. No como a una inquie-
elaborados, laberínticos, solo son criaturas con tud. Yo no acicalo ni me encuentro inquieta. Por
taba dado para el diálogo sin sombras, para la un mundo interior en afán, en caos, en desor- lo tanto, no soy fruición ni voluptuosidad y tam-
sinceridad abierta. Por allí, entonces, comenzó den emotivo. Y es eso lo que dan en sus estro- nuestras hijas, nunca nuestro claustro materno. poco me hallo sedienta. Diciéndolo en términos
a fluir la palabra amiga, desenvuelta y mágica. fas. Cuando el poeta es recio, el caótico idioma Las palabras no nos protegen. Somos nosotros, poéticos, yo sería como una fluidez. Una tutela,
Esto es: el lenguaje de la poesía. duele en su clima abrupto, en su región erizada los poetas, los que podemos proteger. Y ello re- una protección, una dádiva, una entrega. Si hay
El diálogo fue preciso, revelador, incisivo. Días y dramática. Pero si el poeta no es muy fuerte, sultará difícil mientras no maduremos y veamos dificultad para entenderme, quizás ello se deba
después llegaron unas cuartillas que completa- existe este peligro: el hermetismo se convierte que el lenguaje está a nuestra disposición y no a que mi agua fluida pertenece a una fuente re-
ban la confesión. Así quedó integrado este testi- en refugio. La desbandada de palabras se vuel- a la inversa. Lo formal no es profundo. Profun- cóndita. Mi sentir no es fácil. Creo que es hon-
monio sincero y veraz que transcribimos ahora. ve un consolador rescoldo para el artista débil. do es lo formal cuando trae una carga de amor, do. Pero mana de mí como rocío, como relente.
Las palabras llegan a convertirse en un imán: de infinitud, de ensueño. Una palabra sola no es No sé cerrar la mano, mejor dicho, no sé cerrar
IV corretean, saltan, y al tornarse en imán, al ser profunda. Profundo son los sentimientos o pen- la voz aunque lo que ella diga sea arduo pues
¿Qué ha sido tu vida literaria? tomadas en cuenta de tal modo, son, al fin y al sares y, a veces, tan profundos que no llegan. La deviene de cima o de reconditeces. No es una
Mi vida literaria, mi vida, ha sido una bús- cabo, el único calorcillo que el autor encuentra. dificultad no estriba entonces en la palabra sino pretensión de mi parte. Siento lo elevado o pro-
queda afanosa, angustiada, un clamor y una Y el poeta ya no maneja el idioma sino que el en el sentir o pensamiento. fundo y lo ofrezco en poemas. Soy como una ofi-
petición de verdad. Ahora, después de muchos idioma lo maneja a él. Es un poseído, no es un ¿Qué es lo más importante en la vida del ciante de un mar denso y azul y de un estrellado
años de vigilia y atormentada espera, puedo de- dueño. Se aferra a las palabras –por razón de su poeta? universo. Y lo doy. Nunca se hallan mis dedos,
cir que he hallado la inmensa plenitud. Pero so- problemática– como a un vientre. Hay que libe- Eso depende del poeta. Hay poetas de lo sen- mejor dicho, mis cantos vacíos de una espuma o
bre esta, que es interior, podría preguntárseme: rarse de estas adhesiones inmaduras. El creador sorial, de lo inmediato, de lo agreste. En cuanto una estrella. Hay una playa para mí. Lo sé. Hay
¿es una plenitud literaria? Sí. Porque lo colma- hace modular sus palabras, las orienta, las diri- a mí, lo más importante es el amor, pero no el un espacio para mí. Lo sé. Le estoy agradecida
do, lo pleno de la voz responde a un alcance ín- ge, las encamina: las palabras no deben envol- fugitivo: la pasión, sino aquel que es espíritu en a ese horizonte y a esa arena.
timo. Mi creación no ha estado nunca desligada verlo como un amparo o una invasión fetal y os- impulso pleno y permanente. Al decir impulso
de mi desvelo o de mi logro interno. cura. En términos metafóricos, las palabras son quiero decir obra, acto, realización de la poesía (Continúa en la página 2)

Esta edición PDF del Papel Literario se produce con el apoyo de Banesco
2 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 28 DE FEBRERO DE 2021

“Ningún fatalismo
permitirá que, pese
a todo, vivamos
como poetas”
(viene de la página 1)

La poesía ¿es un compromiso o simple-


mente una forma de vida? ¿Te ciñes a una
estética determinada?
La poesía es una forma de vida. Para mí –no
quiero generalizar; cada quien posee su propio
mundo– significa una fidelidad a lo perenne,
una trascendencia, una especie de ojiva inago-
table, un salto más allá de la tierra. Entonces
¿es una eliminación del mundo sensorial, de
los sentidos? Yo no lo elimino. Yo comprendo.
Observo la limitación de los sentidos y cariño-
samente les deparo un sitio en el terruño y en
el tiempo. Pero esta forma de vida a la vez me
señala que estas manos, que estas mejillas, con
todo su color y movimiento, son polvo conteni-
do, y no puedo absolutizar lo que no es absolu-
to. Por ello comprendo también que lo que me
llama y me destina es lo permanente o lo per-
petuo. También es un compromiso en el sentido
de que ya me he hecho responsable de su queri-
do y claro peso. No es una carga, no. Es un mo-
do consciente de vivir. Es una reciedumbre, una
entereza. No es compromiso si por él se entien-
de algo forzado, obligatorio, impuesto. Es un
compromiso emotivo, pensante pero sentidor
que, una vez contraído, no ha de soslayarse no
solo porque nos llama a cada paso sino porque
IDA GRAMCKO / FRANCISCO EDMUNDO PÉREZ©
en nuestra respuesta a su llamado nos capta-
mos continuos y límpidos, sin dislocaduras, sin
equívocos, unitarios, fervorosos, consecuentes. No es una sensación. Es un sentimiento. cia-ficción, etc., o si son, por el contrario,
Nuestra respuesta es como el cauce a ese ma- Que estoy entregando mi sentir esencial a lo formas de la creación de las que te vales
nantial que nos requiere. Si le damos la espal- que más admiro, que estoy desbordando un para tu creación esencial: la poesía? ¿Qué
da, allá nosotros. Somos nosotros quienes nos resplandor que vive dentro, en una donación ventajas y resultados has obtenido de esa
labramos nuestra vida. Ningún fatalismo per- fluida, espontánea. Mi desbordamiento no es experiencia?
mitirá que, pese a todo, vivamos como poetas. un chubasco impetuoso. Es un desborde quie- Mi teatro es un teatro poético y siempre en
Uno elige. Y aquí entra de lleno nuestro libre
albedrío. Y si este escoge la respuesta al lírico y
to. Como si fuese un torrente total de ternura.
Se trata de una fuerza irradiadora que, siendo
No me ciño a una él, aunque dibuje con todo cuidado y cariño los
personajes más cotidianos y terrenales, man-
limpio llamamiento, una obediencia altiva, ella fuerza lírica, no posee el poder, el presunto po- escuela determinada, tengo el nudo o el hilo del asunto asido a la fi-
nos hará percibir grande y grave alegría. Hay der instintivo. Creo que la verdadera fuerza del gura centralizadora que es siempre una voz de
un júbilo, no sensual, sino grácil, en ser fieles. amor es también suave. El amor es, para mí, no me rijo por ninguna ensueño e idealismo. La satisfacción es la mis-
No me ciño a una escuela determinada, no me
rijo por ninguna academia. Soy un poeta libre,
lo espiritual en grado máximo. Y aún cabría
añadir que esta espiritualidad no es meramen-
academia” ma que en la poesía. En cuanto a la ciencia-fic-
ción, he tratado también de dar en prosa las
con todo un mundo propio interior por decir, te un grado, un último escalón al que se llega distinciones entre tiempo y eternidad, entre lo
lleno de un contenido que acarrea su propia vi- después de haber hollado otros peldaños ante- pasajero y lo que perdura, y siempre la madeja
sión de la belleza. riores. Cuando lo espiritual es en su extremo, exhibir los vocablos sino darlos en su plenitud. del asunto queda iluminada por la silueta en
Desde el punto de vista personal –no críti- en su colmo, forma ya región propia, diferencia- Las excesivas fruiciones idiomáticas me pare- la que se realiza lo segundo. Siempre lo etéreo,
co sino testimonial–, ¿qué intentas revelar da, única, aparte. El reino espiritual irrumpe cen alarde innecesario. Lo que se percibe hondo lo inefable gana. Pero en ningún momento he
en tu poesía?, ¿qué es lo que buscas al ex- solo, como un maravilloso castillo sin posible o elevado ha de decirse, a mi manera de ver, sin desdeñado las propiedades de la prosa. No es
presarte poéticamente? contacto cotidiano. Tal dimensión no es un des- pensar en el turismo. La hermosura que vive un pretexto para la poesía. Se da en sus límites
Luz. ¿La velocidad de la luz? Podría interrogar dén por los valores y virtudes humanos. No es en un poema ha de brindarse sin ostentación, coloreados y aromados. Mi prosa no es instru-
un astrónomo. ¿La electricidad? Indagaría un que el poeta se deshumanice; no; yo diría que el sin virtuosismo, sin carteles untuosos, sin fo- mento para mi poesía. Me considero prosista
experto en cortocircuitos. Incapaz soy de negar poeta, en estas condiciones, se sobrehumaniza fa propaganda. Lo que hago siempre –ya es un también. Mis ensayos quieren ser análisis psi-
las ventajas de una buena bombilla y la eficacia y desde tal situación está más apto para com- modo de ser, no un hábito– es una compenetra- cológicos de seres que deseo interpretar y com-
de los observatorios. Pero sucede, sin embargo, prender el gusto fugitivo de la piel y el fuego ción constante con lo que siento, una precisión prender. Pero en el ensayo siempre hay un tono
que con la poesía no rezan telescopios ni enchu- fugaz de la manzana. Todo, desde esta perspec- pertinaz de lo que venero y lo que amo. ¿Es ello crítico y por ello el propio pensamiento, la pro-
fes, los cuales se hallan colocados en su noble tiva, se va situando. Se me dirá que estoy ha- una disciplina? Quizás, pero entendiendo por pia visión del mundo irrumpe en comprensión
más limitado puesto. El poeta, para mí, va más blando desde una posición religiosa. Diré más: disciplina una continua disposición, receptivi- pero también en réplica, en tono fraternal pero
allá del mundo natural. Va al trasfondo, no a la desde una actitud mística que yo me arrogo en- dad o fidelidad para con lo inefable. Soy muy también señalador. Por ello, me resulta tan sa-
superficie. Y la luz, de la que hablo, es la que ha teramente, sin temor a ningún agresivo o des- rigurosa, muy clara para con lo que pienso y tisfactorio escribirlos. Las ventajas y resulta-
traspasado los confines. Es lo ilimitado, lo eter- deñoso comentario. No se trata de que compar- lo que quiero. No me gustan las confusiones. Y dos que he obtenido al saber que escribo pro-
no. ¿Soy difusa? Entonces ¿cómo puedo demos- tan conmigo lo que vivo sino simplemente de por ello me sorprendió una nota sobre un libro sa y poesía acaso consistan en que me percibo
trarle a los ciegos de la luz esencial que esta es apreciarnos los unos a los otros. Yo aprecio toda mío en la que se decía que este último señala- abarcante.
bondad, amor, alegría suprema? ¿Busco algo al poesía, me sea fraternal o distante. Ante la vida, ba un ejercicio de paciencia. Además de sor- ¿Sientes que te has logrado plenamente en
expresarme poéticamente? Yo no estoy buscan- en todas sus manifestaciones, tengo mi propio prenderme, me causó mucha gracia. Pues yo tu trabajo literario?
do nada. No estoy en la pista o pesquisa de algo. temple más también he aprendido tolerancia. no busco la rima minuciosamente, como una Sí.
Durante mucho tiempo, yo busqué. Diciéndolo Y aún diré más. Tengo claras las motivaciones escolar muy aplicada. La rima, en mí, siempre ¿Cuál de tus libros ha tenido o tiene ma-
con humor, fue un pleno dolor detectivesco. Pe- de las frases burlonas aunque estas, desde lue- ha sido natural. Pero hay que comprender que yor importancia en tu obra literaria?
ro ya yo encontré. Esa luz sin astronomía y sin go, el sueño no me lo arrebatan. Esto es, pues, en el mundo de hoy se confunden a menudo la Si mis últimos libros señalan un alcance, los
cables grisáceos. Entonces ¿por qué voy a andar lo que aflora de mí porque es lo que en mí vive armonía, el equilibrio –¡carecen tantos de am- otros señalan una búsqueda tan desmedida que
buscando lo que no se me ha perdido, lo que sé plenamente. Y aflore como una expresión ne- bas cosas! –con una tarea prolija de estudiante. no podría darles menor cabida en mí. Diciéndo-
que ya nunca podrá ser una pérdida? cesaria pero también como una ofrenda, como ¿Cómo te definirías desde el punto de vis- lo poéticamente, si el palacio ahora me colma,
En tu poesía en general, se observa un un bien, como un estímulo para que la verdad ta intelectual? no puedo dejar de agradecer sus cimientos o
cierto tono sentencioso, de profundidad en otros cante. Ese punto de vista está, para mí, ligado al búsquedas que fueron tan leales en su jadeo sin
vital, ¿podrías decirnos a qué se debe esta ¿Cuál es tu método creador? emotivo. Desde él, creo que soy un poeta que tregua, en su indagación trémula, incesante.
característica? Sé que hay escritores que se imponen escribir percibe un romanticismo y un medievo futuros. ¿Te consideras integrada a una determi-
¿Un tono sentencioso? Es muy posible. Las tantas horas diarias para beneficio de la exac- (¡Qué barbaridad!, dirán los historicistas.) Más nada generación literaria?
sentencias, sus aseveraciones o negaciones, titud y de la pulcritud del lenguaje. Pulcritud y yo no digo que la historia se repita. Solo digo Me han dicho que pertenezco a la generación
provienen de experiencias vividas, padecidas; exactitud no indican, en este caso, que lo que se que hay valores perdidos a los que el hombre del 42. Pero ¿es ello importante? Lo importante
son pensamientos aflorados de tensos, tremen- exprese no sea umbrío o dramático. Me refiero volverá la mirada. es el poeta, no su generación. Y yo me siento
dos o tiernísimos días. Solo puedo decir que a plasticidad y flexibilidad idiomáticas. Hay los Yo pienso que sobre todas las cosas, tú sola, sin pertenecer a ningún grupo.
busqué densa y dolientemente y que luego vi- que lo hacen porque son perezosos y quieren eres poeta. Entonces, ¿qué es para ti la ¿A qué maestro te crees deudora? Y si es
ví y ahora vivo la alegría total que solo se me superarse. Todo ello me parece positivo. Pero a prosa? pertinente, ¿qué piensas de las influencias
niega cuando no puedo compartirla o cuando la vez sé de escritores que piensan que el méto- La prosa está ligada al tiempo, aunque hoy literarias?
veo que no puedo proyectarme a los otros y do es una búsqueda de novedosas técnicas, de en día este haya sido tratado en ella con una No me siento deudora a ningún poeta. Acaso
comprendo cuán grande es la soledad, no del verbalismos intrincados. Con esto, a mi modo elasticidad innegable. Recordemos la figura de he encontrado maestros en el aprendizaje de la
ser sensible e intranquilo, sino del ser sensiti- de ver, no se logra jamás una obra de arte. El “Orlando”, de Virginia Woolf, quien salta, en un vida y eso me colma. Ahora, sin embargo, soy yo
vo y sereno. La serenidad es algo que asusta a arte es una entrega amorosa; el arte no es una solo instante, varios siglos, convirtiéndose de la que quiero ayudar, dar. El verdadero poeta no
muchas gentes. Uno dice que está en paz y solo curiosidad. Puede ser raro, por lo hondo, más hombre a mujer, sintetizando así muchos años es deudor sino para consigo mismo. De la fuerza
por cortesía no lo insultan. Hoy en día, se teme no es una rareza, un exotismo. El arte provie- de vida de una familia inglesa. Ese tiempo elás- dramática, dolorosa, de su pasado, dependerá su
más a la esperanza que a la agitación; hoy en ne de un sentimiento o de una idea, pero no de tico también podría ser estudiado en Kafka, en presente sereno o su esperanzado porvenir. En
día, más atemoriza el amor que la agresividad un deseo de epatar. Y lo digo pues he podido Faulkner y en el teatro contemporáneo. Pero, cuanto a las influencias, me resultan un asunto
o el desenfreno. En este caso, y ya que se me en- observar que hay artistas en quienes el anhe- de todas formas, en la prosa siempre intervie- inmaduro. En palabras corrientes y molientes, y
cuentra un tono sentencioso, yo sentenciaría: lo de “ser nuevos” conduce a una retórica con- nen el personaje y el objeto, por más sutiles que muy venezolanas, un poeta tiene que “comerse”
el hombre ya no busca a su prójimo sino a su temporánea. Una palabra, larga y tediosamente sean. Se les puede matizar, tamizar, pero no eli- a todos los poetas, no en el sentido de negarlos
enemigo. El hombre tiene sed y en vez de pedir trabajada, es una palabra enrarecida pero no minar. La prosa tiene un mundo sensorial, ju- sino de ser independiente de todo influjo fuerte
agua, repudia el sorbo y el sosiego. El hombre, es nunca una palabra nueva, inesperada, extra- goso, que le es ineludible. La empleo precisa- que debilite la individualidad de su ser. Por su-
que tiene tanta sed, no solo rechaza un breve ña, pues no deviene de un pensamiento y de un mente cuando quiero referirme a lo temporal, puesto que soy incapaz de negar las auténticas
oasis sino que enfatiza su desierto. El hombre, sentir inéditos y audaces. Se está, por un hecho en su gracejo pero también en su fugacidad. En afinidades. Pero en este caso ya no se trata de
entonces, es un poco culpable de no encontrar interior, en lo nuevo, en el hallazgo, lo que es mi libro Este canto rodado quise dar el tiempo dominio sino de encuentro claro.
alivio y un hilo de arroyuelo. muy diferente y opuesto a buscar, formalmente, en la prosa y en la poesía la eternidad.
¿Qué sensación experimentas al escribir, una voz de vanguardia. Por ello, cuando escri- ¿Encuentras igual satisfacción cuan- *Entrevista publicada en el Papel Literario, edición del
sobre todo al escribir poesía? bo nunca utilizo el regodeo verbal. No me gusta do escribes poesía, teatro, ensayo, cien- 18 de febrero de 1968
EL NACIONAL DOMINGO 28 DE FEBRERO DE 2021
Papel Literario 3
FRANCIA COROMOTO ANDRADE
HOMENAJE >> MIEMBRO FUNDADOR DEL GRUPO VIERNES

L
a muerte como estética literaria ya va

Luis Fernando Álvarez,


por las tres centurias, aproximadamen-
te, desde que en los Siglos XVIII y XIX,
los poetas malditos como Novalis (1772-
1801) y Baudelaire (1821-1867) hicieron de ella

el canto infinito de la cigarra


un tema fetiche, no solo por el misterio que en-
vuelve a este concepto, sino por los hábitos de
vida que adoptaron. Novalis, por ejemplo, hacía
visitas nocturnas a la tumba de su amada y se
inspiró en ese lugar para escribir los Himnos de
la Noche, la obra que luego, lo inmortalizó. Este
poeta romántico decía que: “…es en la muer- Cuentista y poeta, Luis Fernando Álvarez (1901-1952) fue también periodista,
te donde el amor es más dulce; para el hombre
que ama, la muerte es una noche nupcial, un diplomático y uno de los fundadores del Grupo Viernes
secreto de suaves misterios”.Así, la muerte en
el romanticismo, en realidad no se perfila como
el fin de la vida, más bien, se muestra irónica-
mente, como una forma de vida. Bowra señala
que: “El romántico ama el amor por el amor
mismo, y este le precipita a la muerte y se la
hace desear, descubriendo en ella un principio
de vida, y la posibilidad de convertir la muerte
en vida: la muerte de amor es vida, y la vida sin
amor, es muerte” (1972).
El tema de la muerte, entonces, unido al amor,
constituyó la esencia de las obras románticas.
La trascendencia en el tiempo, así como el sen-
timiento y el deseo tuvieron una valoración su-
prema, pero lo glorioso, en esta corriente, es el
diálogo pasional que se establece entre la obra
y el lector, y la angustia de seguir leyendo.
Pero los símbolos alusivos al misterio, la
muerte, y la oscuridad, no solo fueron recrea-
dos por el romanticismo, también los encontra-
mos reproducidos en otras corrientes literarias
y formatos artísticos. Productos culturales co-
mo la música, el cine y la publicidad, igualmen-
te, han apelado al sello fúnebre como estética.
Desde el Castillo de Otranto (Horace Walpo-
le, 1764) considerada la primera novela gótica,
y pasando por Pedro Páramo (Juan Rulfo, 1955),
encontramos a la muerte como protagonista, es-
condida entre la niebla y la noche, murmullos,
tormentas, ruidos inexplicables. Imágenes, que
han tenido en el texto audiovisual su mejor pla-
taforma: Drácula Nosferatu (cine mudo, 1922) La
caída de la casa Usher (1928) entre otras obras li-
terarias que fueron llevadas al cine en los prime- GRUPO VIERNES. DE PIE ATRÁS, DE IZQUIERDA A DERECHA: OSCAR ROJAS GIMÉNEZ, PABLO ROJAS GUARDIA, RAFAEL OLIVARES FIGUEROA Y OTTO DE SOLA. SENTADOS
ros años del siglo XX, así como producciones re- DE IZQUIERDA A DERECHA. PASCUAL VANEGAS FILARDO, LUIS FERNANDO ÁLVAREZ, JOSÉ RAMÓN HEREDIA, VICENTE GERBASI Y FERNANDO CABRICES / ARCHIVO
cientes: Dark (Netflix, 2019), inspirada en obras
de ciencia ficción y en la ciencia misma, donde contramos espíritus deseantes de la vida huma- Ahora el silencio reside en los libros: Va y Ven (1936), Portafolio del na-
el tema mortuorio se mezcla con el viaje en el na, por eso, al acercamos a los versos de este poe- En el mecanismo de tu garganta vío desmantelado (1937) Vísperas de la muerte
tiempo y la eternidad. En este sentido, el enigma ta, nos sumergimos de pronto en ese submundo, Detrás de las paredes de la vida (1937), Soledad contigo (1938) y Recital (1939).
de la muerte, ha sido editado desde diferentes del desafío al tiempo y a los espacios. Estás cantando sola ante la muerte Diplomático, empresario y editor fueron, en-
ángulos y con distintos registros, apelando a los Una muestra de cómo se mueven los cuerpos tre otras, las ocupaciones de este poeta viernis-
imaginarios de siempre, que van desde lo necró- y espectros en los textos de Álvarez, lo encon- El discurso en este trabajo entonces, se re- ta, quien supo descubrir en las profundidades
tico, hasta lo meramente espiritual. tramos en estos fragmentos de “Tránsito en la suelve en un universo semántico que remite a del lenguaje, una forma de recrear el misterio
Con esta estética y en medio de dos guerras muerte” (Va y Ven, 1936): la vida, aún cuando menciona a la muerte. Los de la muerte, un tema doloroso para algunos y
mundiales, aparece Luis Fernando Álvarez significados son ambivalentes, pero en todo ca- escalofriante para otros.
(1901-1952), en la escena literaria de Venezuela, Oh, los muertos de rostros fatigados so, la idea de la vida eterna siempre está presen- Luis Fernando, dejó este mundo para unirse
uno de los escritores de mayor fuerza imagina- Navegando de espaldas, entre inmóviles aguas te, y se describe como una espiral de música al canto de la cigarra, en octubre de 1952, en su
tiva y recreadora de la muerte, es por decirlo Con las manos exhaustas como durmiendo que “navega y vuela”. “Ceremonias a la muerte natal Caracas. Escuchémoslo en “Ceremonias
así, un poeta que se pasea por el infierno con Muertos, cuyas uñas moradas y barbas tristes, de la cigarra”, es un verdadero canto a la in- a la muerte de la cigarra”:
diferentes vestidos: romántico, surrealista, gó- Crecen, -oh, todavía- entre hormigas y tinieblas mortalidad, construido con el imaginario de la
tico, y una extraordinaria firmeza escrituraria reencarnación. Este es quizás, el trabajo cum- Antes de tú nacer ya eras bosque
y conocimiento sobre la transmigración del Ellos van entre sombras y astronomías oscuras, bre, de toda su producción poética. Ya estabas en el pensamiento de las cortezas
espíritu. Con miradas gastadas y rostros verdes, Luis Fernando Álvarez, también fue ensa- Ya tu oído aprendía en la vibración de las hojas
Álvarez, desde una mirada vital, es herede- Sin números ni nombres: cohibidos y yista, y al respecto, hay que recordar nueva- La música del viento
ro de la tradición romántica que aún permane- [anónimos… mente, que su vida estuvo marcada por los Por las raíces de los árboles iban las fuentes a
cía en la Venezuela rural de Juan Vicente Gó- dos grandes conflictos bélicos del siglo XX, la [nutrirse con tus cantos
mez, sin embargo, como asiduo lector, (y por la Algunos quieren regresar golpeando en las Guerra Civil Española, y, además, la dictadu-
tendencia de la época) estuvo influenciado por [sombras ra de Juan Vicente Gómez. En esta dirección, Dos láminas de éter
el surrealismo, lo cual, se evidencia en la es- Las paredes de la noche arrastrando muebles encontramos textos como: América ante la Adelgazó la brisa para tus vuelos
tructura de sus versos, y principalmente, por Y formando ruido con vajillas, imaginando guerra, publicado en 1939, un ensayo donde A las cinco de la tarde, tu sirena
el manejo de las imágenes con las que recrea hacer vida plantea su rechazo a la II Guerra Mundial que Anunciaba a las aves el paro de los rumbos,
esa atmósfera fantasmagórica de referentes fu- humana. ya se iniciaba y las implicaciones de esta para Con ese tono grave del atardecer
nerarios que caracteriza gran parte de su uni- A cierta hora en que crujen las maderas Latinoamérica, de igual manera, no se aparta Cuando veía los nidos abandonados a la noche.
verso poético. Vienen hasta nosotros de su visión mítica y religiosa cuando al co-
Un fragmento de “Al sur de los espacios” (Va En las velas que se apagan solas mienzo del texto, dibuja la imagen del arcán- Decías los oficios panteístas
y Ven, 1936) lo señala: En las puertas que se abren o cierran solas gel Miguel al lado de bestias y dragones. Las Elevando tu ronca espiral de música
En los cuadros que sin tocarse se desprenden primeras líneas dicen lo siguiente: “De nuevo Hacia el trasmundo de su propia génesis
Tienes verde el rostro por la humedad de los astros Y en el aullido nocturno de los perros. insurge la bestia contra el ángel ¿Podrá repe-
Tu mirada está en paz con la armonía del cosmos tirse, vívida y trascendente, la escena de San Pausa del silencio en el bosque
Ya tu sed de horizontes se da cuenta Pero no todos los trabajos de Álvarez presen- Miguel y el Dragón?”. Sin duda, el sentimien-
De que el mundo es solo un diminuto carrusel de tan la muerte de forma patética o fantasmal, to apocalíptico y fatalista, nunca abandonó a Oyéndote,
[navíos. como en el fragmento anterior. Este autor tam- este poeta. Temblaban las otras hojas presintiendo
Veo -cómo sin contener la respiración- bién toca el tema espiritual y ello se puede ob- Álvarez fue fundador del Grupo viernes (1936) Que acaso irían a ser como tú.
Te zambulles en olas de tinieblas y reapareces del servar en su célebre poema: “Ceremonias a la un grupo literario identificado como: “la rosa Y se preguntaba el árbol,
[subocéano muerte de la cigarra” (1936) donde la muerte de los vientos: todas las direcciones, todos los Cómo pudo salir de su costado
Cargado de las cabelleras verdes de mujeres deja de ser necrótica o triste, para convertirse vuelos, todas las formas”. De allí surgió la re- Ese chorro de resina musical
[amantes en una posibilidad de vida plena, tal y como lo vista del mismo nombre (1939), vitrina de los Y se preguntaban las fuentes
Que se fueron, dejándote sus pulidos esqueletos, señala en uno de sus versos: (la cigarra) “está grandes de la poesía venezolana de la primera Qué tendrían que hacer para dar vuelo a su canto
Como recuerdos de graves amores de trasmundo cantando sola, ante la muerte” para ofrecer su mitad del Siglo XX: Vicente Gerbasi, José An- Y subirlo, así, a los árboles
música a los espíritus “allá en sus afueras del tonio Ramos Sucre, Ángel Miguel Queremel, Para mostrarlo al sol
En estos versos, así como en casi toda su obra, mundo”. entre otros.
se puede observar una hábil construcción de En las líneas de este poema, la naturaleza es Viernes fue más que un grupo literario, era Pudiste haber sido mástil
imágenes con el juego de los planos tempora- clave: el árbol, las hojas, la resina, se funden una tertulia de amigos que se reunían en un cuando estabas en el vientre del árbol
les y los espacios distópicos, de manera que, el con el canto eterno de la cigarra y actúan co- pequeño bar de la esquina de La bolsa, frente Algunos marineros escuchan tu canto inaudito
lector de pronto puede sentirse protagonista del mo un puente entre la vida y la muerte. Asi- al Capitolio, en el centro de la Caracas provin- Residuo de bosque que navega y vuela
texto, o inmerso en un caos mental. Esta dispo- mismo, la voz se coloca desde la mirada de una cial. Allí se leía a los románticos, a los clásicos En la garganta de la madera de los barcos
sición discursiva, despliega un hilo que desli- conciencia espiritual humana, engrandecida y se discutía sobre las nuevas tendencias es- Ahora el silencio reside
za el devenir psicológico entre la conciencia y con la conciencia universal. Se describen así, téticas venidas de Europa. Podría decirse que En el mecanismo de tu cuerda.
la inconciencia, por otro lado, el necrotismo se procesos de reexistencia, lo cual nos recuerda Viernes significó la vanguardia literaria en Detrás de las paredes de la vida
transforma: los cadáveres sienten y deambulan que este poeta fue un estudioso de temas filo- Venezuela, una “salida del atolladero”, como Estás cantando, sola, ante la muerte
por diferentes mundos, algunos subterráneos, sóficos y religiosos, y esto, se constata cuando lo refiere el Liminar (1939) con el que se inau- Llevando la nostalgia de la tierra
otros siderales. de entrada advierte: guró el primer número de la revista. Un atolla- Hasta esos espíritus que te escuchan
Asimismo, en la poética de Álvarez, lo físico se dero no solo literario sino, político, tomando Allá en sus afueras del mundo
transporta hacia lugares impensados, los objetos Antes de tú nacer, ya eras bosque en cuenta que el surgimiento de este grupo,
pierden su tercera dimensión, las figuras disi- Ya estabas en el pensamiento de las cortezas. coincidió con el momento de transición entre Debería enterrarte en el aire
pan su naturaleza, los cuerpos pueden ser acuá- Ya tu oído aprendía en la vibración de las hojas la salida de la dictadura gomecista y la aper- En la hendidura de algún árbol…
ticos, aéreos, intangibles, incandescentes, opacos La música del viento… tura a la democracia.
o suspendidos en el caos y la nada, también en- Más adelante dice: La obra poética de Álvarez, la encontramos O… en alguna rendija del cielo.
4 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 28 DE FEBRERO DE 2021

HOMENAJE >> ISBELIA SEQUERA TAMAYO (1928-2020) Todo nombra más allá del objeto que se nom-
bra. ¿Qué quiero decir con esto? Que en su poe-

Los lejanos mundos:


sía, el sentido de una palabra se extiende y se
prolonga en el tiempo. Cuando Isbelia mira un
árbol, mira todos los árboles. Cuando contem-
pla el mar, ve todos los mares y, además, se en-
cuentra en él por un proceso de identificación
tal como ocurre en su poemario Mar desolado.

una mujer universal


En este libro, la desolación del yo encuentra su
espejo en el mar. Si en Allá a lo lejos, muy le-
jos nos presenta el diálogo del yo con el afuera
extranjero y misterioso, en Mar desolado es el
diálogo del yo consigo mismo. Es un libro inte-
rior, en el cual el paisaje es la organizada cons-
trucción de su mundo interior. Su yo poético es
un navegante solitario, un náufrago. Las pode-
rosas imágenes que se generan a partir del mar
Poeta, geógrafa y gran elección de la vida Yo elegí ser humano”.
Gracias a esta elección y al acto de desobedien-
dientes. Cerca de su escritorio, de un lugar de
su biblioteca, ella sacó una carpeta con papeles.
están manifiestas en este poemario.
La identificación que logra con los elemen-
economista, Isbelia cia que implica, abrió camino a mujeres naci-
das en años posteriores y no dudo que la pasión
Eran los textos que su madre, Carmen Lucía
Tamayo Yepes, hermana de Francisco Tamayo,
tos de la naturaleza no es similar a la que los
románticos establecían. Sequera Tamayo no
Sequera Tamayo fue y el deseo de ir más allá, de arribar a los confi- había escrito y que ella atesora. Viendo esos pa-
impregna de sus sentimientos al paisaje que
nes y conquistar nuevos mundos, haya determi- peles pensé en cuántas carpetas o baúles esta-
profesora titular de la nado este movimiento de abrir nuevas rutas. rán llenos de papeles con escritos que nunca
observa. Más bien, hay un proceso de identifi-
cación y personificación. Ella es río, casa, árbol,
UCV, así como Individuo Veo en Sequera Tamayo a una humanista, a al-
guien que sigue la tradición del humanismo re-
conoceremos porque no cruzaron la barrera
de lo privado, o en cuántos archivos de Word
mar. Se fusiona con lo observado, se pierde para
encontrarse y reconocerse parte de la naturale-
de Número de la Academia nacentista. Así me he aproximado a su poesía y
he encontrado ese mundo cuyo centro es el ser
se perderán irremediablemente. Igual destino
hubieran tenido los escritos de Isbelia si ella no
za y del cosmos. En su discurso poético, junto a
características como el ritmo, la repetición, la
de Ciencias Sociales, humano y que es simbolizado a través del ár- hubiera entregado una carpeta con ellos a En-
condensación y la transformación por vía me-
bol. En su más reciente publicación, que data de rique Alcalá.
reconocida con el Premio 2018, en el aire suspendida, está su poema “hom- Una de las primeras cosas que le pregunté era
tafórica, predomina el despojamiento verbal co-
mo ya lo comenté. Su poesía se vincula con la
Nacional de Ciencias, entre breárbol”, identificación entre ambas natura-
lezas: “El árbol crecía dentro de él C uando el
por qué había publicado tan tarde y ante mi in-
sistencia, ella me respondió: “porque me descu-
tradición de la poesía hispana que presiden An-
tonio Machado y Juan Ramón Jiménez. No hay
muchos otros hombre cortó una parte del árbol murieron los
dos y ninguno de ellos lo supo”. Y este símbolo
brieron”. A pesar de que funda junto a Salvador
Garmendia, Alberto Anzola, Elio Mujica y su
búsqueda intencional es un lenguaje natural no
impostado. Lo segundo a resaltar es la vincula-
me conduce a su primer libro publicado en 1986, madre, la revista Tiempo Literario en Barqui-
ción que su obra posee con los libros de viajes.
al poema “Árbol de la vida”: simeto, en la década de los cuarenta, y ejerció
MARÍA ANTONIETA FLORES Es evidente en Allá a lo lejos, muy lejos, quizás
cargos de gerencia cultural como directora de
su mejor libro. En él recoge la emoción poética

L
a tarde se empieza a despedir. Estoy lle- Figura lejana Cultura de la UCV y directora de la Asociación
de un yo ante la inmensidad de la naturaleza
gando a una casa erguida en claro diá- que espera Cultural Humboldt, hubo una profunda timi-
y ante las grandes obras de una cultura mile-
logo con el trópico, abierta a esa luz hú- en la medida del tiempo dez, me atrevo a usar este término, en publicar
naria, desconocida, asombro ante los famosos
meda que encandila. Mientras camino que no retorna, su escritura más íntima. Mujer volcada a una
guerreros de terracota y la gran muralla. La
desde la puerta de la entrada percibo el verde del tiempo de donde no se regresa, vida pública y muy activa con reconocimientos
viajera, porque Sequera Tamayo jamás podrá
de las plantas y la presencia de la madera. Bajo en la pérdida del ocaso. importantes, guardaba estos textos bajo llave y
ser una turista que pasea entre monumentos
unos pocos escalones y, en vez de mirar al fren- con pudor —esa palabra necesaria que hoy está
y museos, observa en soledad o entre la multi-
te, volteo a ver un pequeño jardín interior y un La presencia de este árbol en un paisaje he- tan en desuso.
tud, dialoga y se deja transformar para regre-
muro de ladrillos. Luego sabría que ese muro lado y nevado, la introdujo a un tiempo mítico, Una novela, Pezones negros, seis libros de
sar enriquecida al mundo hogareño y familiar.
había sido la pared de un rancho y que se usó la permitió vincularse con un tiempo ajeno al poesía y un séptimo que responde a la idea
Sin embargo, su poesía no se funda en una poé-
para separar dos ambientes de la construcción. lineal, ese tiempo que marca el reloj. Porque lo del texto transgenérico, en el aire suspendida,
tica de lo doméstico y del pequeño mundo, su
La casa, diseñada por el arquitecto y escritor resaltante de la poesía de Sequera Tamayo y lo más los textos inéditos es un aval considera-
poesía se afianza en la monumentalidad que la
costarricense Álvaro Dobles, cuyo apellido po- que me interesa, es cómo las vivencias que le ble. Alguien podría pensar que la poesía que
naturaleza le ofrece. Y ante esos mundos leja-
co frecuente en esta tierra, lleva a recordar a proporcionó todo su trabajo vinculado a la geo- ha publicado Sequera Tamayo se afilia con
nos, emerge su mirada de niña. Uno de los me-
Isa Dobles (ellos fueron un matrimonio alguna grafía y las fronteras, dotaron a su mundo inte- corrientes anteriores. Pero ella no sigue nin-
jores poemas de Mediodía del lenguaje se titula
vez), es el mundo donde Isbelia Sequera Tama- rior de un paisaje ligado a los más elementales gún movimiento literario y en esto está muy
así, precisamente:
yo sigue tejiendo en el pensamiento y la pala- símbolos de nuestra cultura. El árbol, el mar, vinculada al aire de esta época. Su discurso
bra, las huellas que la memoria y los sentidos las arenas, la sal, la muralla. “Soy casa y río.”: poético se asimila a la tendencia de la palabra
Niña
han acumulado en su historia. lo inmóvil y lo dinámico. Mujer de profundida- depurada, al lenguaje depurado, muy acorde
Ahora estoy sentada en una pequeña sala, de des, de cimas y simas. Siempre mirando a lo le- con los temas que trata. Ya Enrique Alcalá se-
Nunca había estado tan cerca del cielo.
espaldas al muro que contemplé, mientras la jano, a los mundos que están más allá. ñala en el prólogo de su primer libro, diseña-
Nunca me había devuelto a la infancia
joven que la acompaña va a avisarle de mi lle- Cuando Isbelia me invitó a pasar al lugar don- do por Carlos E. Rodríguez al igual que su se-
mirando las estrellas,
gada. Nacida el 24 de noviembre de 1928 en Bar- de escribe, a su biblioteca, me encontré en un gundo libro, tres características básicas de su
los fantasmas y los duendes,
quisimeto, Isbelia baja las escaleras con gracia lugar despojado y con una iluminación natural escritura: el lenguaje directo, la presencia de
perdida en una soledad
y naturalidad. maravillosa. Hay fotos familiares en la bibliote- la naturaleza como tema y la pasión. Y, cier-
con lejanas campanas
Nos vemos y su mirada habla de su fuerte co- ca, ella de cinco años con un hermano mayor, tamente, son tres características indiscutibles
bajo la mirada
nexión con la vida y de su voluntad. Un café nos la familia, los que la precedieron y sus descen- en su obra.
de un gran lagarto blanco.
acompaña y la conversación avanza. Me cuenta
sobre sus primeras lecturas, menciona a José Nunca.
Rafael Pocaterra. ¿Cuentos grotescos? Memorias
de un venezolano de la decadencia, me responde. La vida
A los doce años escribió un decálogo para tratar la propia vida
a una adolescente, lo que muestra de un talante entierra sus muertos.
decidido, quizás demasiado para su época, y es-
to ya era un indicio poderoso de todo el camino Junto a este eje primordial de su poesía, se
que esta mujer trazaría en distintos ámbitos, en manifiestan otros dos temas: lo erótico amoro-
distintos mundos. so y la relación con la palabra. Y es tan impor-
La geografía siempre impone el deseo de des- tante esta relación con la palabra que el primer
cubrir, el reto de ir más allá del horizonte que se poema de su primer libro publicado se titula,
divisa, ir hasta los confines. Gracias a ese deseo así, “Palabra”:
y al llamado del viaje, se hizo más universal su Falta una palabra. La que cierra el círculo.
mirada, más abarcante su saber y mucho más La que remonta la montaña hasta alcanzar la
rica su contribución al desarrollo de su nación. región del aire enrarecido donde el sonido rom-
¿Cuál es ese llamado secreto que te vincula a un pe el silencio. La palabra que mueve mi sangre,
tema en particular? ¿Qué llevó a Isbelia Seque- que me hace volver. La palabra que se extiende
ra Tamayo a detenerse en el polémico tema de al infinito, que se enrosca en mi cuerpo, que me
las fronteras? Porque los temas los escogen a ata y tortura. La palabra que me hace soñar.
una, al contrario de lo que se piensa. Falta esa palabra.
Toda frontera es un límite. Cruzar ese lími- El erotismo recorre su obra, la intensidad
te implica que se ha recibido un permiso para del deseo del yo hacia el tú. Quiero destacar
hacerlo o revela un acto de desobediencia: por la perspectiva erótica que ofrece en su primer
voluntad propia se cruza al otro lado. La exis- poemario: el eros se desborda en la naturaleza,
tencia de toda frontera está vinculada al poder impregna los elementos del paisaje. La fusión
y a la prohibición. erótica, el erotismo activo, deseante, que busca,
Jean-Pierre Vernant, en ese lúcido libro que también es encontrado:
tituló La muerte en los ojos, señala que las fron-
teras son el lugar “donde se establecen contac- Llegas alcanzando
to con el Otro, donde se codean lo salvaje y lo uno a uno
cultivado: por cierto, que, para oponerse, pero mis latidos,
a la vez para inter penetrarse.” La psique, el al- mezclándolos con aceite,
ma, la emoción y la consciencia de Isbelia han mieles y azahares.
buscado en sus estudios, trabajos y propuestas
sobre las fronteras, detenerse en ese borde o lí- Tales son los mundos lejanos que nos ofrece
mite, en osada maniobra que busca un saber Isbelia Sequera Tamayo a través de su palabra,
más allá de lo racional. Es el deseo de conocer mundos conquistados, revelaciones, momentos
lo desconocido. Su poesía revela un diálogo ínti- de realización y de curación, camino abierto pa-
mo con el cosmos, con el mundo, con lo otro que ra nuevos descubrimientos:
se manifiesta más allá de las fronteras. Para
cruzar estas fronteras, en muchas oportunida- Hoy ya sé leer
des, ha tenido que ser una mujer desobediente. el misterio del amor y del espejo,
Desobediente a las normas sociales de su época, la magia del sueño y del olvido.
a la imposición de ser la esposa perfecta que no
cruza los límites del hogar. Tuvo que romper __________
con la idea de que el hogar era su único templo *El anterior es una versión del texto leído el 4 de
para hacer del mundo su residencia: “Mujera- diciembre de 2019, durante el homenaje a Isbelia
nimal Mujercosa Mujerserhumano Es la MARÍA ANTONIETA FLORES Y ISBELIA SEQUERA / TWITTER @EPIFITAS Sequera Tamayo, organizado por La Poeteca.
EL NACIONAL DOMINGO 28 DE FEBRERO DE 2021
Papel Literario 5

ENSAYO >> SOBRE EL MÁS RECIENTE POEMARIO DE BEVERLY PÉREZ REGO

Genealogías del hilo


Beverly Pérez Rego
es poeta y traductora.
Varios de sus libros han
sido premiados. Su más
reciente título, El hilo atroz,
fue publicado por El Taller
Blanco Ediciones (2020)

JESÚS MONTOYA

L
a hilandería es antigua: cobija en amal-
gamas de colores los cuerpos. Muchas
historias, desde su oficio humilde y si-
lencioso, fueron contadas en diferen-
tes culturas a través de los tejidos. Abrigo o
relato, las hebras hilvanan los distintos trán-
sitos del texto como noción barthesiana. El
hilo atroz, la obra más reciente de la poeta
venezolana Beverly Pérez Rego, comprende
un espacio de reflexión sobre construcciones
coautoreales, en un sentido apropiativo, cuya
desfiguración o reivindicación de tradiciones
literarias sucumben como referencias encrip-
tadas, unas más explícitas que otras.
Estas van trazando una modulación en ten-
sión, por la cual pasan procedimientos de la
poesía de la gran tradición hispanoamericana
y anglosajona, enfocando la escrita por muje-
res en español –especialmente la producida
en el modernismo de América Latina– y en
inglés –de donde provienen traducciones de
Virginia Wolf y Jane Kenyon, como también
ciertas formas del modernismo anglosajón,
entre otras–, creando rincones donde los pro-
ductos verbales rompen parámetros por me-
dio de ambas lenguas: la peculiaridad de la
rotura deviene de unir estas como hilachas.
Un hilo verbal. Un hilo genésico al Uno, he-
terogéneo; un cordón umbilical que constitu-
ye paradigmas a ser expresados innovadores
dentro de la poesía contemporánea venezola-
na, donde esta marca de referencia en tanto
exploración intertextual desarrolla los espa-
cios de un extrañamiento; una especie de per-
tenencia desdoblada, una mecánica de recla-
mación y renuncia con la tradición: tributo y
ludismo, homenaje y sátira juvenalia.
El funcionamiento del texto recae en mate-
riales escritos que confirman cierto inaca-
BEVERLY PÉREZ-REGO / ARCHIVO
bamiento; la arquitectura de una ruina, las
calles de un espacio en caos. Ese caos, no espacio donde el tejido pasa a ser innombra- La intertextualidad, la referencialidad y la verso y, en ocasiones, otros más cortos– la ma-
obstante, se presenta desde la genealogía de ble, componiendo una función de mixtura y apropiación fomentan el hilo mismo, son su nifestación de una lengua elidida, incómoda de
una tradición plural, la cual viaja hacia un ensamblaje, completamente reflexiva a la poé- marca ontológica. Los precursores, cuyos tex- un entre-lugar, proporcional a una borradura:
idioma fraccionado, lo que convierte el hilo tica de la obra de Pérez Rego. tos son diseccionados, intervenidos, remarca- en ella apenas es un bosquejo lo dicho. Murmu-
conductor del libro en una perenne extran- Ahora bien, lo referencial también atañe un dos, contienen un papel que va desde la tra- lla así el lenguaje de las tejedoras –las ciegas,
jería: “¿Qué confuso laberinto es este,/ don- elemento arqueológico como símbolo: en el ducción como invención, hasta el traslado del las sastras–, las cuales van dejando de lado, in-
de no puede hallar/ la razón el hilo?”. Existe poema “SEÑORA XOC”, concerniente al din- monólogo shakesperiano en su mecánica. El cluso, a quien las teje a ellas como materialidad
una conjetura entre lo que es ilegible, lo bo- tel 24, se alegoriza el poder político ejercido camuflaje de la escritura es ser otras escritu- indómita: “Resido en un reino de fragmentos
cal/vocal y lo audible en el tejido como des- por la mujer en la civilización maya, el cual ras, tejer con todos esos hilos ajenos. A su vez, que se inclinan, se doblan, platean mediatintas
memoria, puesto que el tejido viene fruncido dispone, en este caso, un ritualismo a la torce- como dije al principio, existe la figuración de y astillas; me encuentro en lugares que niegan
en retazos. Sin embargo, este llega a embar- dura del tejido. Los poemas aparecen muchas un destiempo, una memoria imperceptible, sus propios cimientos sumergidos, que cifran
gar un tratamiento con la propia máquina y veces en metro, con leves rimas que los hacen donde hilo y poema –propio o ajeno– poseen extravíos al material del que fueron construi-
el taller de costura, valga decir, con su fabri- expandir su resonancia, a través de ellas y de la misma carga enunciativa: “Mi obra se lla- dos”. Son las tejedoras mismas la genealogía
cación inicial. constantes repeticiones se genera un canto ma incesto de hilachas, mi obra se dice a sí de las fibras verbales de una lengua en la que
En el poema “Capítulo XIII. (título ilegible)”, iniciático: “Y el hilo atraviesa mi lengua,/ Y misma ágrafa, mi obra malhorada”; “Hay al- sopesa una condición de venezolana y en la que,
Pérez Rego apunta: “El taller es el templo, el ensarta en la tuya su obsidiana,/ Y tus ojos se go que me reconforta en el sonido de la des- además, el exilio abre surcos: “No distingo si
taller es el tiempo”. Así, es posible evidenciar cierran como libros,/ Y tus manos se abren memoria, en la vajilla estrellándose, que me esto es página o trapo. Mi condición de desme-
en ese hilar una condición pasajera donde la como lirios,/ Y ruedan tus cuchillos por las lo- hala; la bárbara locución del hilo de baba. El moriada me impide honrar al plagiario de mi
escritura misma es la tejedora: desfigura el sas”. Por otro lado, las referencias adquieren sonido que forjo. La mujer que no tiene una recuerdo. Mi condición de inadvertida me im-
silencio transformado en tiempo, a la vez que un potencial socio-político, su orden deviene puerta en su boca. Alguien dice eso ahora y pide atribuir la nimiedad de quien me recuer-
este oficio, llevado en el pasado en su mayo- a modelo de centón. Estas exploran una barba- sigue diciendo y sigue diciendo”. Las referen- da. Mi deplorable condición de venezolana me
ría por mujeres, se vulnera: la acción de hilar rie desatada que alegoriza el presente actual cias, por otra parte, comienzan a tornarse impide incurrir en el ditirambo, mas burlando
comprende un intercambio de lo patriarcal a venezolano. Las fuentes, como en el caso del imágenes, a establecerse dentro de la narra- la censura le digo al lector”. De tal manera que
lo matriarcal: “Las místicas arañas enhebran poema “Informe”, pasan a jugar un papel cen- tiva: “Y pregunto a las tejedoras, mis herma- la identidad, sabiéndose en un peregrinaje, en
la herencia: hilvanan la matria, descosen la tral, a través de ellas es manifestado al lector nas, ¿qué horas son, Irenea? ¿Qué horas son, una desmemoria (“Hay algo que me reconfor-
patria”. Y esta herencia, de hecho, va estable- que la escritura no ampara una idea de origi- Luz? ¿Qué horas son, Ana Enriqueta? No po- ta en el sonido de la desmemoria, en la vaji-
ciéndose como una tradición que suele verse nalidad, sino todo lo contrario. De esta forma, demos distinguir lo que vivimos de lo que so- lla estrellándose, que me hala”), en un silencio
opacada por la masculinidad del canon; pro- van apareciendo frases que conjeturan un co- ñamos, no puedo recordar si las viví o las so- forzado, quiere quebrarse entre la reescritura
vocando, a su vez, fluctuaciones, inadecuacio- llage de unoriginal genius (Marjorie Perloff). ñé”. Este poema, titulado “Capítulo X. Un ave, de una tradición, embebida de distintos inter-
nes, no solo con ese espacio masculino, sino Tales frases en gran medida entrelazan una un yunque, un garfio” –el cual es reescrito textos. La unicidad del libro es amparada en la
también con el mismo femenino, sobre todo selección que alegoriza la misma concatena- continuamente en la obra–, contiene un epí- variación de una voz que, aunque modifique
cuando se trata de una rememoración de la ción que el libro propone; allí pueden leerse grafe de Borges que nos lleva hasta “Funes continuamente su camuflaje, expone su fuerza
poesía escrita por mujeres en Venezuela: se los nombres de los autores y los títulos prove- el memorioso” como subversión –habría que a partir de un hilar que mantenido a lo largo de
ven los nombres y las referencias a Ana En- nientes de estos en tanto orígenes, los cuales remontarse a ese cambio, incluso, genérico de los poemas. Es decir, la resonancia como prin-
riqueta Terán, a Luz Machado, a Enriqueta son autorreferenciales para el entendimien- Ireneo-personaje como cita– de una escritura cipal recurso parte de un ensamblaje de las
Arvelo Larriva, pero también un (des)encuen- to del reciclaje al que están siendo expuestos: y de una tradición que se va desdoblando, por distintas citas o referencias, bien sean, como
tro respecto a estas. Habría que apuntar, en “Ibarbourou, Juana: La promesa”; “Lope de ejemplo, en las tres versiones del poema titu- apunté, implícitas o no; estas fundamentan la
este sentido, que el (des)encuentro de Pérez Vega, Que los libros sin dueño son tienda y no lado “Santa Erzsébet”. armonía de los registros variables a los que el
Rego con sus precursoras y la transposición estudio”; “Quevedo, Francisco, Las tres mu- El lector consigue, pese a la mutación de re- lector va siendo expuesto.
del título del libro, es sugerente a la obra El sas últimas castellanas”; “Mistral, Gabriela, gistros –poemas en prosa, poemas extensos en Cuando el texto se fracciona en este hilo, la
hilo de la voz. Antología crítica de escritoras Mientras baja la nieve”… Se trata de trece re- lengua se enrarece de haber regresado, de ha-
venezolanas del siglo XX (2003), compilación ferencias y fuentes numeradas como notas al berse ido, de no estar, en apariencia, en nin-
hecha por Yolanda Pantin y Ana Teresa To- pie; las cuales reposan bajo un texto –infor- guna parte. No obstante, esa estadía mutable
rres. No obstante, esa moldura de poetas se me– de tono blanquecino sobre su escritura, tiene nombre: Caracas; y ese regreso es, de
extiende y traspasa, como comenté, a un es- lo que exige cierto esfuerzo para entenderlo, alguna manera, inminente: “¿Cuál es el pro-
pacio latinoamericano: allí son evidenciadas como si las palabras quisieran hundirse en la pósito de su estadía? / The unmeasurable li-
caricaturas y desfiguraciones, por ejemplo, a página con las víctimas que retratan a manera ght behind the eyes. / ¿Cómo se llama? / I ha-
Neruda; en tanto que aparecen, por otro lado, de documento: “He prometido seguir denun- ve two moons and I am deserted”. El retorno
como ludismo y reconocimiento, los nombres
de Alejandra Pizarnik, Olga Orozco, Juana de
ciando sus preocupaciones a las autoridades
pertinentes y a abogar por la justicia y la re-
Un hilo verbal. Un siempre parece ser de manera forzada a una
Caracas tachada: esto puede verse en los poe-
Ibarbourou o Lucila Godoy –nombre de pila paración para las víctimas, independiente- hilo genésico al Uno, mas “Llegar” y “Puerta”. La imagen del re-
de Gabriela Mistral–, entre otros. Estos llegan mente de quiénes sean los autores. Sé que hay torno es una senda en ruinas, como la desme-
a ser, hasta cierto punto, intercambiables, es- muchas más víctimas y familias que no pude heterogéneo; un cordón moria del hilar que Pérez Rego –de manera
te efecto aviva la existencia de híbridos nomi-
nales como Juana Orozco: lo que apunta a un
conocer, pero permítanme decir esto: Su lucha
por la justicia es importante”.
umbilical” magistral– en tanto mecánica textual propone
a los lectores.
6 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 28 DE FEBRERO DE 2021

Un poema de Elisa Díaz Castelo

BEVERLY PEREZ REGO / LAURA MUSTIO©

Dos poemas de Beverly Pérez-Rego


ELISA DÍAZ CASTELO / ARCHIVO YUCATAN CULTURA
Hablapiedra
Ciudad con perros agudos meando el aire Ayer por fin dejé de suicidarme.
y trágicas pertenencias Heiner Müller
A.E.T.
Quise morir. Es cierto. Estaba exhausta
Hay que alimentar a la Señora de las Horas, tiene tiempo sin tragar— de tanto despertar a contracuerpo y en mi piel
Ella sigue otras costumbres, otras direcciones. Blasfema en el siempre la mitad de la noche.
día, por la noche decreta la gracia. Cuando irrumpo en su aposento, en modesta congregación, gusto la No había lugar en mi vida
lengua de Zazárida. Me extranjerizo. para nada que no fuera la muerte.
Pero hay que alimentar a la Señora de las Horas, ya no tiene tiempo— Todo era demasiado y me dolía
el más mínimo acorde, el color rojo.
Me arrodillo con ofrendas en la cueva de la maestra. Quise morir, aunque mi cuerpo
no quisiera, quise, a pesar de la sangre
Cuando me obliga la otra lengua, digo: de pocilga en pocilga todas nos volvemos cerdas. que insiste en recorrerme, a pesar
Pero mido las consecuencias de esta casa diabla. del crecimiento de mis uñas
y considerando, incluso, que el cuerpo
Yo hago tus oficios: Plancho tu línea blanca. Cierro tus puertas. Apaciguo tus iguanas. Me respira por sí solo cada noche,
entrometo con agujas para hilarte un silicio.
Mi nombre hacía agua, sabía a tierra.
Así es:
Mi poeta venezolana asume riesgo y medida de una piedra inapeable Y hay en la vida ese qué será de mampostería
Mi poeta venezolana es un desastre humanístico y mamparas, de escenario vacío
Mi poeta venezolana es intolerablemente política que culmina en su ausencia.
Mi poeta venezolana nunca podrá volver a casa aunque el poema la expulse
Mi poeta venezolana asume riesgo y medida del linaje de la piedra sísmica. Me dolía la saliva de mis niños,
sus noches de cuatro horas,
su proscenio. Su llanto que rompe anaranjado
Hablapiedra de mi madre fantasmal. Asumo el riesgo y mido. Asumo en ella lo impedido. como soles que sangran y coagulan.

Son las veinticuatro horas abiertas,


Mi poeta venezolana deletrea una masacre espiritual: sus corredores encendidos,
Las cuatro perras del buen y mal tiempo. Las cuatro perras de los elementos. La poetisa ofrece sus es la moneda inestable del afecto,
águilas con toda intención. Las cuatro perras del buen y mal tiempo. Las cuatro perras de los elementos. el reciclaje de la ternura.
Del buen y mal tiempo. Del buen y mal tiempo. Es saber que estamos regresando
hacia ningún lugar y no volvemos
Me arrodillo con ofrendas. La cueva. La maestra. a encontramos con los que ya se han ido.

Desciendan a la nube del destierro, aves mías. Calen cuando el agua fluya, inmunda, de mis grifos. Es saber que todo el tiempo que me queda
no vale lo que un instante gris en la ventana
En Caracas, donde las aves nocturnas vuelan ciegas, turbia de hace años. Es la vigilia descaminada
mis tres pequeñas urracas— de los que mueren de sueño
En Caracas, donde las ciegas tejen canastos para portar el caos, y no pueden dormir.
mis tres pequeñas cachilapas—
Preferí la muerte, ese común denominador.
Mi poeta venezolana fue enterrada anoche Quise esta muerte descastada, esta averiada muerte.
Mi poeta venezolana estaba casi muerta Quise morir. He dicho. Quise.
Mi poeta venezolana fue aguja de otro costado Eso es suficiente a veces: querer algo.
Mi poeta venezolana casi hincaba el pico Quise morir y dejé el nombre de mis niños
en la sala de estar, camine de espaldas
y cerré la puerta. Quise vaciar mi deuda con la vida,
En Caracas, todas arriesgamos y medimos piedras intragables. desvestirme de la sangre, ese vestido rojo
que me abriga por dentro. Quise romper el límite
entre el cuerpo y su sombra.
$4.00
Quise morir. No pude. Qué fracaso.
Tengo cuatro dólares. Debo ir a gastarlos. Señor, dígame si compro un elemento, dígame si agua, dígame
si fuego. Me hacen falta. Dígame si compro una aguja, dígame si voy y me inyecto esta ciudad y me infec- Y me estorba la voz con la que he vuelto.
to con ella, en ella, y por ella. Debo en ella gastarme. Debo inocularme. Me hace falta. Dígame si compro Mi voz, este lugar absuelto.
una mecha, dígame si la extiendo, la ato a mi tobillo, y camino hasta el fosforero, un campo minado, y allí Voz encanecida con su registro de naves incendiadas,
la enciendo para que estalle un bono y cobre y cobre y cobre—. Tengo cuatro dólares. Debo redimirlos. voz digital, trasplantada voz de raíz roja.
Señor, dígame si compro una pistola de juguete, diminuta y de plata, con balas del tamaño de semillas de Me cansa mi voz
orquídeas epífitas, de las selvas tropicales, de 85 micrómetros, invisibles al ojo humano y al Ojo divino, siniestra de palomas
dígame si compro para ella una funda, o mejor la llevo a casa y la guardo dentro de un dedal. Dígame si que aletean su ruido en las iglesias,
la entierro, dígame si en aire o en tierra. Señor, tengo en mi bolsillo la cantidad de cuatro dólares, cua- voz que es algo porque no enmarca nada
tro de los duros, cuatro de los verdes, ya me están doliendo, dígame si compro una cucharada de algún más que un vacío de cúpulas y atrios.
ungüento, dígame una migaja, una sobra o un despojo, un recorte o un fragmento, dígame si compro la A falta de Él hablo hasta por los codos.
punta de un iceberg, Señor, me hacen falta, dígame si compro una coma, o mejor un punto, o aún mejor Porque fui al otro lado y Dios estaba muerto.
un punto cardinal, dígame si norte o sur o este o me compro aquí mismo. Señor, son cuatro, son dólares Todos los dioses: muertos o cansados,
contantes y sonantes, ya los he contado, ya los he escuchado, dígame si compro una cédula de identidad descalabrados dioses de estatuillas.
vencida en 1999, dígame si como, dígame si bebo. Señor, lléveme ahora mismo a la tasa del mercado negro, Solo tengo mi voz que me acompaña,
del mercado blanco, la ruta de la seda y la senda de los justos que es como la luz de la aurora, porque el su ablación malherida y oraciones
camino de los impíos es el camino de las tinieblas que arropan al desdichado que no tiene cuatro dólares, desprovistas de nadie.
yo sí tengo, yo sí como, dígame si compro una cáscara de huevo, o una piedra que la parta, y que mejor
me alcance, un pico y una pala, una pala y un pico, una pizca de comino, o mejor un perro callejero, o *Elisa Díaz Castelo nació en México (1986). Ha ganado premios como como poeta y traductora.
mejor una planilla de un banco. Señor, tengo fe. Me hace falta. Los poemas aquí ofrecidos pertenecen a su libro El reino de lo no lineal (coedición del Instituto
de Bellas Artes y Literatura, Instituto Cultural de Aguascalientes y Fondo de Cultura Económica,
*Los poemas aquí publicados pertenecen a su libro El hilo atroz, publicado por El Taller Blanco (Colombia, 2020). 2020), ganador del Premio Bellas Artes de Poesía de Aguascalientes 2020.
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Papel Literario 7

POESÍA >> PERTENECEN A SU LIBRO OTRO FUTURO O NADA POESÍA >> LIBRO FORMAS DE LA ARIDEZ

Poemas de Carlos Katán (1992)

CARLOS KATÁN / ARCHIVO POETECA

I
¿Resolana,
RUBÉN DARÍO CARRERO / JEILIN ESPINEL© con qué claridad pudimos llamarte
noche?

Poemas de Rubén Darío Carrero Ciegos


de tanto ver la casa
en sueños
Los saltos del tiempo
Corrimos las ventanas,
I perseguimos rastros,
La locura son gestos razonables que cualquiera puede imitar. jugamos al encanto
Estoy sentado frente a estas personas (los pacientes de los días jueves), y la mudez
dialogando con el presente (el pasado en mi mente) y siempre
es lo mismo: Un día
El futuro sin habitaciones, el silencio y sus opiniones, solo se fue la luz,
el instante o eso que el enemigo ciego llama “coincidencias”, luego
a tientas, a secas. ya no pudimos
reconocernos
Escucho el sonido secreto de lo innombrable, su monotonía,
las trivialidades
y las pausas del tiempo mitad enero, mitad febrero. II
La desmesura
El neurólogo aprieta sus labios y llama a mis pensamientos se prolonga
saltos del tiempo. gris
¿Dónde va este recuerdo si todo lo que dice la voz sigilosa es cierto?
Mis seres amados dicen que los pensamientos son coincidencias Allí
eternas. donde la pelota
rebotó corta, VI
II diez pasos Vivir entre las cuerdas,
En el Rincón de los Toros, el edificio azul de ladrillos donde eran suficientes renunciar al tumulto
se conocieron mis padres, para el juego
el tiempo es llano hasta el quinto piso rodeado de puertas Cruzar los hilos
entreabiertas. Hoy la memoria es quedarse en casa
Allí voy a curarme de esta perversa paciencia azuzada ensancha la intimidad
por los recuerdos. del pasillo Se anuncia
La gente va y viene por los pasillos incólumes y tranquilos mirando de mi infancia una diáspora
al piso, de aquellas
la puerta eléctrica funciona si el que entra o sale cuenta una historia Todo recuerdo a las que solo
y los pastores de instantes en los ascensores es bruma sobrevive la memoria
van y vienen buscando la bisagra de los alrededores.
Pisar tierra es quebrarse
El consultorio abre sus puertas al mediodía cuando llega III
la recepcionista Fuimos la sed,
con su vestido de flores ceñido al cuerpo interrumpiendo el hastío, VII
con vehemencia un aire que supo llamarse noche Con octubre llega la muerte,
la incesante imperfección de la espera. pájaro nocturno
No soy yo de liviano alcornoque
Mientras esperas se puede ver el silencio donde te encuentro,
agitado por los espejismos de la mirada fija. ni la tarde en que nombramos En mi casa
Todavía trato de corregir nuestra ausencia se muere de pie,
las consecuencias de mis fantasías. se tienden las sábanas para no ser
Soy estas manos vacías, descorteses,
III soy el ansia, se apaga la luz,
El discurso desaforado de la memoria describe los hechos y un calor a las tres de la tarde el último cierra la puerta
sin los adioses al siglo XX. que llamamos ternura
¿Qué será
“Los hechos”, así llamas al miedo cuando le hablas al espejo. de mi partida?
Es un hecho que estoy aquí viendo mis manos IV
en este espejo veloz que es la realidad Pero el sol
y mi cuerpo espera su turno como un aplauso. se derrama VIII
de esta vieja Pensamos que
Estos son los saltos del tiempo en mis pensamientos. casa al llegar
Todo permanece igual en la sala de espera traeríamos noticias
y en la boda de la sombra y la persiana. Como si fuesen mías de un nuevo continente
todas
IV las horas Pero al entrar
El niño autista reparte turnos imaginarios entre los pacientes solo encontramos
y como islas o bocinas en el océano de la mano V la casa
aparecen, flotando, pedacitos de papel, esbozos de un mapa del tesoro, De aquella casa vacía
pentagramas, segundos, el ritmo y la rima de esta historia, conservamos
inicios, garabatos, vocales, dibujos maravillosos, notas musicales, los signos,
rayas, peces, estrellas, altares. el estupor de madrugada,
y un sabor a ceniza
El niño autista me mira sonriendo y habla con mis pensamientos: impregnado en la boca
“Tus gestos tiemblan como conejos”.
A manera de cuento, verso o cierto tipo de terapia, Las paredes
yo cambio la frase del niño para escribir (exactamente lo mismo, aún mantienen
con otro sonido): la humedad
“Todos somos un conejo como el color de la máquina del tiempo”. de lo que fuimos

La blancura indecible y tibia es un instante


incesante
y me digo *Los poemas aquí seleccionados pertenecen a la sección titulada “La desmesura”, del libro Formas
todos esperan su turno como una metáfora. de aridez (Alliteratïon Publishing, 2020), que resultó ganador de la III Edición del Concurso Anual
de Poesía Lugar Común-Embajada de Italia en Venezuela. La edición es bilingüe: español e italiano.
*Los poemas aquí publicados pertenecen al libro Otro futuro o nada. Rubén Darío Carrero. El Taller Blanco Edi- La traducción de los poemas al italiano fue realizada por Silvio Mignano, quien también es autor
ciones. Colombia, 2020. del prólogo.
8 Papel Literario EL NACIONAL DOMINGO 28 DE FEBRERO DE 2021

Poemas
de Kelvin Herrera
XVII
Intensa fugacidad
La corriente entra por mis venas
sobreexcita mis nervios
irrumpe en el danzar armónico de mis moléculas
La presión es intensa, voy a estallar
Todo es negro
He pasado del éxtasis al estatismo más definitivo
Milésimas de segundo en paroxismo total
Es el rock de la convulsión
Sinfonía del desenfreno
Ahora: el silencio

V
Recuerdos al mar
Si te vas, no te pierdo
Si te vas, nunca te tuve
Quiero verte caminar y desaparecer a lo lejos
Necesito que te vayas
No me importa. ¡Vete!
LOREDANA VOLPE / CORTESÍA
Yo iré donde se esconden los amantes de aquellos tiempos
Me refugiaré en el olvido
Me uniré al silencio
Me perderé en la muerte
Me aferraré a la tormenta
Un poema
EDMUNDO RAMOS FONSECA / ARCHIVO POETECA Me dejaré arrastrar por olas de vino y fuego
Soñaré con un dios que haga de mí de Loredana Volpe
La brisa que acaricia las solitarias costas
Un poema de Edmundo Ya tus caricias no me hacen daño
Tus recuerdos al mar se fueron
Un ejercicio de aniquilación

Ramos Fonseca XIV


una bolsa en las arterias
una bolsa entre los huesos
Carmela, la rama herida una bolsa que rebana
¿Cosa de héroes? Si la Carmela fuese río a partes iguales
Nada de eso Si la Carmela fuese rama hígado y corazón.
esta ciudad y su nostalgia acaban con todo camino de retorno Si la Carmela fuese selva traicionera
Oh ciudad mía un trabajo estable y un televisor y marea embravecida
oh ciudad mía de edificios y casas grandes Carmela, ánima enloquecida en noche oscura
oh ciudad mía cerro arriba quebrada cerro abajo andrajos de mucha cosa vivida
el filo despiadado de otros ojos,
Si la Carmela bailara
Salí a mi modo otra lengua que habla con tus palabras,
como bailan las corrientes del profundo Orinoco
Perdí memoria y arraigo otra lengua, tu lengua,
Si la Carmela volara cual ave deltaica
perdí el sexo en el cuarto te manda de vuelta a casa.
o rabiara como ola atlántica
perdí también las flemas las alergias la gripe y el asco La Carmela, marea misteriosa
arrastrando en noches de silencio
La verdad es que solo vine a besarte ramales moribundos
ciudad boquineta a compás de pesares y letanías ¿dónde la casa?
a besarte y tentar el roce Carmela, la rama herida el espacio esperando por ser habitado.
una caricia a tus senos Rama herida y atormentada por la vida dónde los cimientos.
a tus pobres senos llenos de calles Enjambre de ramales enloquecidos y sátiros una tierra, un mundo cerrado que abre los brazos.
y carros y gente y papagayos y zapatos en los cables ¡Ay, si la Carmela…!
Si la Carmela se enredara en las orillas,
Prometo no meterte las manos se dejara arrastrar por las corrientes
me iré como los parques y las plazas y los tormentos de las profundidades con la fuerza de un asteroide
a veces nuevos La Carmela te ves
a veces rotos la Carmela propulsado al paraíso,
me iré como un río que pronto se hace mar es eso y mucho más un paraíso perdido, ya perdido,
ya lo dije
creado por algún
nada de héroes A la Maestra Carmela Greco, quien encontró fatídico dios espectral o aritmético.
me iré arrastrando mi saco de tesoros en el Arte del movimiento su lenguaje vital y en unas viejas
sin nombre castañuelas rotas la fortaleza y refugio para las oscuras
sin nombres noches de tempestad.
por fin sin firma sin huella sin dientes sin yo
la boca grasienta negra
Lo de cruzar de noche las autopistas no se me dio como un bien *Los poemas aquí publicados pertenecen a Lo que arrastran mis ríos, habla.
fui aplastado por seis o nueve carros poemas de Kelvin Herrera, ilustraciones de Kira Argounova. Editado no ves más
lanzado río abajo como la bala de un cañón por Libros.com, España, 2020. que la masa ennegrecida
cabezas de muñecas **En la sección Papel Literario de www.el-nacional.com está dispo- derramándose
el aspa de un ventilador nible “Lo que arrastran mis ríos o los deltas del mundo”, ensayo del por las cuencas profundas
medias sobre medias para el frío y las piedras poeta y ensayista Celso Medina, dedicado al libro de Kelvin Herrera. de quien no tiene espacio para verte
una lata de manteca como un ser válido.
un rollo de nylon
muchos ganchos
tres bujías dos correas tres franelas una camisa y el paltó
llegué al mar dando vueltas con todos los juguetes el aceite oscuro
Ay ciudad abrasa
me gustará extrañarte querida las certezas catedrales sumergidas.
Aprovecho el tirón de tu mar para decirte al oído — “execrable” —
que a la madera de los barcos no le queda aceite ¿dónde la autoridad del condenado?
Vine a decirte con el pecho en tus costas dónde la casa.
que hace rato que nos fuimos bailando a fondo — “aversión” —
que hace rato gula y escoria la casa de las flores del olvido.
dejé de cuidar la dentadura el único espacio al que seré
la casa felizmente expedida.
a mis hermanas
A los seis o nueve carros que me dieron no les guardo rencor
Esos pobres hombrecillos de quince y último
de fantasía prestada
Pequeños hombres y mujeres de aguas de colonia soy el ser amasijo.
de ríos y mares de colonia
Personas que crecen cerrando las ventanas a los insectos

Oh mi querida señora dónde la casa.


tributo cándido de noche y madrugada ¿debajo de las raíces?
No creas que me perdí más abajo,
oh mi ciudad mía en las aguas,
encontré en la indigencia algo más que latas y patadas el centro del mundo estéril:
la fuerza viva de un íntimo silencio que no conoces allá donde una civilización
nada de bancos, escenarios, diezmos o impuestos se socava.
así vencimos al poder y la fe
vine a besarte
a besarte antes de irme oh ciudad desdentada
Nada más. *Loredana Volpe publica su primer poemario A pesar de tu santa
cólera, en España, bajo el sello de Navona Editorial. Máster de
*Edmundo Ramos Fonseca (1971) es poeta, guionista y editor. Ha publi- Estudios Teatrales por la Universidad Autónoma de Barcelona.
cado los poemarios Poemas in festus (2004), Tijera de barbas (2007) y Licenciada en Letras y Profesora de Movimientos Artísticos de la
Madrealiento (2014). Parte de su trabajo se encuentra en las antologías UCAB. Premio Born de Residencia Teatral 2020 del Cercle Artístic
Amanecieron de bala: panorama actual de la joven poesía venezolana de Ciutadella. Directora de la compañía teatral La Salamandra, con
(2007) y En-obra (2008). la cual trabaja actualmente en Barcelona, España.
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Papel Literario 9

PUBLICACIÓN >> PERTENECEN A EL SOL DE LA CEGUERA POEMAS >> PERTENECIENTES A SU LIBRO MIEL NEGRA

Poemas de Franklin Hurtado


1 la parodia
habla de una vez de un deseo de infancia
no guardes juramento
ni diente roto cuando de regreso a casa
bajo el sol de paria
no esperes raspar el fósforo creí extraer de mis muelas
de la entrelínea
la quietud del agua
ya los antiguos comprendían su silencio blanco
la imprudencia de los papiros el fracaso del mar

no esquives la ventura que antes 4


llamabas envanecimiento no habrá otras costas
tras el marasmo
y deja que el viento pase ni un mar aventando
en férreas vocales
la épica del deshielo
2
un día vuelve la certeza no caerá luz tranquila
sobre la nuca
en cuanto callo reconozco ni cubrirá la nieve
la fe que yo debía la maleza del jardín
en un gesto amable
cuando las cinco llamaba inhumano
el patio de naranjos
me quería testigo no traerán su tregua
del peso de su oscuro las noches blancas

recuerdo que barajaba esta es la brisa que inmóvil


oraciones al azaro esta es la canícula
según la sombra sus olas que nos cubren
guardaba la siesta cuando la sed
un tordo maicero
satisfecho de jobos acaso nos alcance
y guayabas el pasmo de una carcajada
cuyo filo nos repliega
de vez en cuando una voz sin importar qué somos
llegaba con el viento
anunciando un reino qué boca nos detiene
aún sin nombres
5
como si sonara otra infancia nadie vendrá
KIRA KARIAKIN / ARCHIVO FESTIVAL DE POESÍA DE MARACAIBO detrás del almendrón de oído y gozo
y un arco que me apunta

Poemas de Kira Kariakin


en algún cuándo no han escuchado
esta botella
3 de anís bajo el brazo
en lo más lejos distingo enturbiar el aire
En casa hay mi abuela tenía todas sus llaves en un un invierno que ansioso con un canto que ni sé
una alfombra de Nepal manojo el ojo tácito devora
un baúl de Burma dentro de una vieja caja de tabacos así prepare un anzuelo
marionetas de sombra de Indonesia guardada entre sus prendas tierra adentro un cuento frío
cestas, máscaras y tallas de Botsuana y el Congo cuando el sol no cae sobre la mujer
el escritorio del abuelo de mi esposo la caja está vacía arde esa noche tan extraña de un pescador
y de él su telescopio su ropa no está ya al padre de uno y un anillo de oro
de mamá el antiguo comedor el manojo tiene tiempo extraviado al borde de los charcos en el buche de un bagre
de mi abuela rusa íconos y no lo encontraré
y huevos de Pascua de madera antes no contaba nadie vendrá
una Virgen del Valle de mi suegra las tardes que anduve
viejos libros de papá El espejo de mi abuela callado ese campo la palabra que forma
está roto en una esquina y aprendí el fuego el círculo y atrae
esta casa es habitada por afectos y paisajes rayado como su rostro para resguardar cada vez hacia nadie
fetiches de recuerdos que ensalman mis pies la cosecha del granizo acá vuelve nudo
para la vuelta al planeta de este encierro durante años
donde respiro el tiempo de la muerte flores de siempreviva quizá este paraje un don que se estanca
hasta la tarde en que nací adornaron su reflejo me sea apenas y el rencor estremece
una suerte de osadía
un cordel precario
Llevo islas dentro tenaz
antiguas y nuevas lo sujetaba a la pared *Los poemas pertenecen al libro Miel negra, publicado por El Taller Blanco, Colombia, 2020.
en remanso
atendiendo fragores no tenía resguardo
y desencuentros
atesoro el espejo de mi abuela
Unas remotas desde siempre lo he enmarcado en madera parda
de donde parten búsquedas engalanado con flores secas
y se celebran hallazgos
tener un espejo así
Otras eximidas
del terciopelo rojo de los auspicios algo rayado
lechos para el fracaso agotado la esquina rota
y el abrazo incorrecto una siempreviva en la herida

Islas inamovibles
para triunfo invisible del retorno La tenaza jala la laringe
del largo viaje de mis destierros hacia el pecho

el nudo entreverado en el corazón


Mi abuela tenía las llaves de todas sus casas con la voz y el entendimiento
la llave de su casa en San Petersburgo
la llave de su casa en Constantinopla somos nuestra propia cárcel
la llave de su casa en Hamburgo
la llave de su casa en Varsovia
la llave de su casa en Salzburgo La voluntad
la llave de su casa en Coro no nos salva de la muerte
la llave de su casa en Valera ni de la vida
la llave de su casa en Caracas
vivir tiene sus propios desafueros
la primera de ellas era enjoyada y exquisita ante los que ella se rinde
las otras de hierro forjado
diseños curvilíneos al final es solo un deseo
las tres últimas modernas que a veces
sencillas y familiares se nos cumple

*Los poemas aquí publicados pertenecen a su libro El sol de la ceguera, publicado por Oscar Todtmann Editores.
Caracas, 2019. FRANKLIN HURTADO / GABRIEL OSORIO©

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